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A qué se le llama y con qué fin se estudia la Historia Universal

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Taboada Ordaz Ian Israel - 1301
¿A qué se le llama y con qué fin se estudia la Historia Universal? – Friedrich Schiller
Nacido en el año 1759, en Wurtemberg, Alemania. Fue un intelectual que como todo ilustrado se interesó en conocimientos enciclopédicos. Entre sus oficios destacan los estudios que hizo sobre teología y filosofía, así como entrar al conocimiento histórico. También destacó como dramaturgo y poeta.
En su educación leyó a Kant y a Goethe, autores que lo influenciaron de manera notable, de igual manera leyó a Voltaire y a Rousseau. Y mantuvo una amistad con Humboldt.
En lo que respecta a sus aportaciones a la disciplina histórica, destacan sus obras: Historia de la guerra de los treinta años y La revuelta de los Países Bajos confederados contra el gobierno español. Y no menos importante, su conferencia sobre Filosofía de la Historia como profesor de la Universidad de Jena, puesto conseguido en 1789; dicha conferencia quedó registrada al ser dictada.
Murió en 1805, al parecer producto de una tuberculosis que no se curaría por completo. Su figura representa una transición entre el iluminismo y el romanticismo.
La Historia Universal, según Schiller en su conferencia, es un muestrario de fragmentos de acontecimientos históricos que se conservan hasta los días de su contemporaneidad, cuya reconstrucción ayuda a resolver incógnitas respecto a qué caminos ha escogido el hombre para llegar hasta donde ha llegado. Al ser solo una serie de fragmentos, la Historia Universal no puede considerarse ciencia; por lo que su reconstrucción sólo se lograría satisfactoriamente con el apoyo del espíritu filosófico que haga conjeturas sobre los eslabones entre cada fragmento que de forma lógica creen una conexión con el presente, que nos permita entender nuestro contexto. Cabe decir, que esta seguidilla de eventos históricos deben ser vistos teleológicamente, es decir, como una concatenación de fines y medios. Sin mencionar el evidente motor idealista que vemos en esta historia, que guía todo el acontecer del humano hacia tiempos donde predomine la razón y la civilización cosmopolita regida por las leyes.
El objetivo de la conferencia, aparte de la evidente intención expresada en el título de la conferencia, me parece que es fomentar entre los alumnos la visión de completar sus estudios, y por consiguiente ejercer su oficio, con un llamado espíritu filosófico, que consiste en conectar todo el conocimiento adquirido entre sí, a su vez que se adquiere y perfecciona más conocimiento, debido a que todo el mundo está entrecruzado en sí. Esta reflexión constante implica ejercer constante crítica hacia su propia disciplina a modo de que esta evolucione para resolver cualquier vacío que quede evidenciado; en este ejercicio excepcional de los procesos mentales en donde a su vez el intelectual encontrará la verdadera satisfacción.
Todo esto, es importante para Schiller porque sólo desde esta visión se puede hacer un correcto estudio de la Historia Universal, así que ya establecido puede adentrarse en lo que refiere el título. Definir la Historia Universal en sí, el fin con el que se estudia y por lo tanto su innegable importancia; así como explicar la manera en la que debe estudiarse y a través de qué vestigios debe hacerse.
Los temas tocados en la conferencia son las diferencias entre un intelectual erudito que él llama gana-pan y un intelectual con espíritu filosófico. De igual manera para ilustrar la definición de la Historia Universal hace un recorrido histórico que desembocan en algunos hechos de su contemporaneidad alemana y cristiana, y un contraste entre pueblos bárbaros y civilizados; ejemplos que nos dejan ver la corriente idealista que muestra que los designios de la historia disponen de las acciones humanas para guiarlo a un contexto donde la razón domine de manera absoluta. Igualmente habla del método que debe seguir el historiador para su oficio, tomando en cuenta sólo fuentes escritas, juzgadas debidamente mientras se rellenen lógicamente los vacíos faltantes, para conseguir una conexión coherente con el presente; pero partiendo precisamente de este presente, y entendiendo el acontecer histórico con un principio teleológico.

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