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PSICOLOGÍA PARA GERENTES PSICOLOGÍA PARA GERENTES FERNANDO NEVES DE ALMEIDA Traductor LIC. MARÍA EUGENIA HANO ROA McGRAW-HILL MÉXICO • BUENOS AIRES • CARACAS • GUATEMALA • LISBOA • MADRID NUEVA YORK • SAN JUAN • SANTAFÉ DE BOGOTÁ . SANTIAGO • SAO PAULO AUCKLAND • LONDRES . MILÁN • MONTREAL • NUEVA DELHI • SAN FRANCISCO SINGAPUR • ST. LOUIS • SYDNEY . TORONTO Gerente de producto: Carmen Paniagua Gómez Supervisor de producción: Juan José García Guzmán Supervisor de diseño de portada: Alfredo Guillen Neves de Almeida PSICOLOGÍA PARA GERENTES Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio, sin autorización escrita del editor. DERECHOS RESERVADOS © 1999, respecto a la primera edición en español por, McGRAW-HILL INTERAMERICANA EDITORES, S.A. de C.V. Una división de The McGraw-Hill Companies, Inc. Cedro No. 512, Col. Atlampa, Delegación Cuauhtémoc, 06450, México, D.F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, Reg. Núm. 736 ISBN 970-10-2361-7 Traducido de la Primera Edición en Portugués de PSICOLOGÍA PARA GESTORES, por F. Neves de Almeida Copyright © 1995, de McGraw-Hill de Portugal, L.da Todos los derechos reservados ISBN 972-8298-01-3 1234567890 P.E.-99 0876543219 Impreso en México Printed in México Esta obra se terminó de imprimir en Abril de 1999 en Programas Educativos S.A. de C.V. Calz. Chabacano No. 65-A Col. Asturias Delg. Cuauhtémoc C.P. 06850 México, D.F. Empresa certificada por el Instituto Mexicano de Normalización y Certificación A.C. bajo la Norma ISO-9002 1994/NMX-CC-004 1995 con El núm. de registro RSC-048 Se tiraron 4000 ejemplares CONTENIDO Introducción ix Primer cuestionario (Ia parte) 1 CAPÍTULO 1. DETERMINANTES DEL COMPORTAMIENTO 5 Valores 6 Creencias 7 Actitudes 11 Cómo nos resistimos a cambiar nuestras creencias 16 Sus creencias con relación al ser humano promedio 18 El efecto Pigmalión 19 Emociones 20 Habilidades 21 Resumen 22 Sugerencias 23 Primer cuestionario (2a parte) 25 CAPÍTULO 2. NOSOTROS Y LOS DEMÁS, LA DIFERENCIA 31 ¿Dónde está la justificación? 31 Las inversiones 35 Posiciones existenciales 35 Resumen 37 CAPÍTULO 3. LA RELACIÓN ALFA. Relación del hombre con el trabajo 39 Estilo de liderazgo y desempeño 43 Las variables intervinientes 45 Liderazgo situacional 50 Resumen 54 Sugerencias 55 vi CONTENIDO CAPÍTULO 4. RELACIÓN BETA. Relación del hombre con la motivación 57 ¿Qué es la motivación? 57 ¿Qué hace que las personas trabajen más o menos? 69 Algunos principios generales sobre motivación 79 Resumen 83 Sugerencias 86 CAPÍTULO 5. LA RELACIÓN GAMA. Relación del hombre con los logros 87 El proceso de realización 101 Resumen 105 Sugerencias 106 CAPÍTULO 6. LA RELACIÓN DELTA. Relación de los sentimientos con el desempeño 107 ¿Qué son los sentimientos? 107 La importancia de la justicia 113 Desarrollo de una cultura organizacional 119 Acerca de las cuestiones 121 Resumen 122 Sugerencias 123 CAPÍTULO 7. LA RELACIÓN OMEGA. Relación de flexibilidad del hombre 125 Organización dinámica de la personalidad 126 Diferenciación en la forma de adaptación al medio 136 Sobre las preguntas 136 Resumen 140 Sugerencias 141 CAPÍTULO 8. LOS CONFLICTOS 143 La esfera individual 144 Análisis de la situación conflictiva 148 Naturaleza del conflicto 149 Factores subyacentes 152 La evolución de la situación conflictiva 156 Resumen 161 Sugerencias 163 CONTENIDO v¡¡ CAPITULO 9. SITUACIONES SUSCEPTIBLES DE CREAR CONFLICTOS 167 Interdependencia de funciones 167 Indefinición de las "reglas del juego" 168 Interdependencia de recursos 169 Sistemas de recompensa competitivos 170 Cambio 171 Tipos de implementación del cambio 175 Resumen 183 CAPÍTULO 10. TIPOS DE RESULTADOS DE LAS SITUACIONES CONFLICTIVAS 185 Los resultados de los conflictos para las organizaciones 185 Los resultados de los conflictos para las partes involucradas 186 Resumen 194 Sugerencias 195 CAPÍTULO 11. ESTRATEGIAS PARA LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS 197 El camino del rechazo 197 El camino del conflicto declarado 200 El camino de la manipulación 205 El camino del comportamiento adecuado 206 Resumen 210 Sugerencias 213 Segundo cuestionario 215 Tabla de corrección del segundo cuestionario 220 CAPÍTULO 12. CÓMO UN GERENTE PUEDE RESOLVER CONFLICTOS 221 Represión 221 Dilución 223 Confrontación 224 Expansión del "pastel" 233 Compensaciones no específicas 234 Jerarquizaciones 234 Integración 235 Soluciones estructurales 235 Resumen 237 vii CONTENIDO CAPÍTULO 13. NEGOCIACIÓN 239 Lo que es una negociación 239 Factores psicológicos que influyen en las negociaciones 240 La preparación para la negociación 251 Tácticas competitivas 253 Tácticas cooperativas 255 Resumen 257 CAPÍTULO 14. COMUNICACIÓN 259 Funciones de la comunicación 259 Cómo mejorar la comunicación 268 Comunicación entre superior y subordinado: un caso especial de comunicación 270 Resumen 274 Tercer cuestionario 277 Tabla de corrección del tercer cuestionario 285 CAPÍTULO 15. ACTITUDES DE COMUNICACIÓN 287 Actitudes de comunicación y su efecto sobre los interlocutores 287 Algunas sugerencias para volverse un comunicador más eficaz 299 Resumen 301 Introducción El libro le fascinaba, o más exactamente, le daba una nue- va tranquilidad. De cierto modo, no le decía nada nuevo, pero eso formaba parte de su atractivo. Decía lo que él diría si le fuera posible poner en orden sus pensamientos. George Orwel, Ediciones Antígona, Lisboa, 1984. Si existe algo que es común a la actividad de cualquier gerente, sea cual fuere su ramo de actividad o su nivel en la organización, es tratar con personas. Administrar es coordinar recursos, de los cuales, los humanos son, tal vez, los que producen los resultados más imprevisibles. Para lograr el éxito como equipo de organización o empresario es necesario algo más que visión estratégica... Es preciso saber sacar prove- cho de los recursos humanos. Son las personas las que producen excelencia. Querámoslo o no, to- das las grandes (y pequeñas) obras, ideas y productos, nacen de personas que, en su actividad de crear, hacen posible la constante transformación del mundo. Imagine a la empresa (o a su departamento o dirección) como un sistema en el que influyen dos tipos de variables: las variables controla- bles (vc) y las variables no controlables (vnc). Esta es una manera de defi- nir el comportamiento de ese sistema y hacerlo en función de esos dos grupos de variables, o sea: Comportamiento = f (vnc, vc) ¡Conocer bien esta función es la clave del éxito de cualquier gerente! ¿Cómo lograr esto? Son numerosos los cursos de administración (especializados o gene- rales) que enseñan técnicas o métodos para prever, anticipar, analizar o controlar los acontecimientos. Existen también empresas que cuentan x PSICOLOGÍA PARA GERENTES con sistemas de información que darían envidia a muchos países. Todo esto con el objeto de poder proporcionar a quien decide, la información necesaria para reducir el peso de las variables no controlables en fun- ción del comportamiento. Pero, algunas veces, en esas variables no controlables están incluidos comportamientos de personas que hacen que lo que podría ser una bue- na decisión se transforme en un fracaso. Cuando la industria automotriz comenzó a interesarse por la automatización de los procesos, ¿quién hubiera dicho que el hecho de poner personas a trabajar lado a lado como robots, podría producir malos resultados? El comportamiento humano sigue siendo para muchos gerentes, algo que cae en el ámbito de lo incontrolable. Pero, curiosamente, en muchos casos, bajo esa "ignorancia" está oculta la certeza de que basta ser perso- nas para saber tratar con los demás. Es el psicólogodel sentido común. Al contrario de estos "especialistas" del comportamiento humano, los verdaderos especialistas son aquellos que entre más van conociendo el comportamiento de las personas y de las empresas más sienten que existe todavía un manantial de conocimientos por adquirir. Con este libro no pretendo introducir nada nuevo en términos de conocimiento científico del dominio de la psicología aplicada a la admi- nistración. Más bien es mi objetivo, de una forma que espero sea clara y accesible a todos los que no son especialistas en la ciencia del comporta- miento, levantar un poco el velo sobre algunas de las determinantes del comportamiento de las personas, de manera que permita que una gran parte de lo que hasta ahora ha sido considerado como variable no con- trolada (o "hipotéticamente" controlable por tales "especialistas" que mencioné antes) pase a ser parte de su experiencia. La experiencia no es más que conocer bien la función de comporta- miento, antes mencionada, asociada al cargo que desempeña. ¿Conoce tan bien como cree a todos los que trabajan con usted? Me gustaría que contestara esta pregunta dos veces, ahora y después de leer el libro. Me dará gusto si logro que la respuesta final sea diferente a la inicial, aunque esa diferencia corresponda solamente a un pequeño INTRODUCCIÓN xi pormenor. ¿Quién sabe si no es ese pequeño pormenor el que le va a ayudar a tener más éxito? Este libro está destinado a ser una herramienta de trabajo y de cam- bio. Por eso no dude en subrayarlo siempre que le proporcione alguna idea o pensamiento que le parezca particularmente relevante. ¡No intente leerlo de corrido! No sólo no producirá los resultados que pretendo (darle inspiración, deseo e información para cambiar, para convertirse en un campeón de las relaciones interpersonales) sino que le provocará un comprensible "enfado". El libro fue diseñado para que el lector vaya leyendo capítulo por capítulo y que de preferencia lo relea antes de pasar al siguiente. También comprende una serie de cuestiona- rios que conviene ir contestando a medida que los vaya encontrando. No aplique ninguna de las sugerencias dadas al final de cada capí- tulo antes de haber leído todo el libro. Tampoco las vea como "panaceas" para todos los males. ¡No lo son! Escoja aquellas que mejor se adecúen a su situación de trabajo. Para terminar quiero citar aquí un comentario de Jack Zenger, presi- dente de Zenger Miller & Associates, Inc., citado en el libro Ser Líder Empresarial, de Art McNeil*: "Las personas son admitidas en las organizaciones por su competi- tividad técnica, despedidas por la incompetencia interpersonal y promo- vidas por su capacidad de liderazgo." ¡Estoy seguro de que este libro le ayudará a ser promovido...! Lisboa, 10 de mayo de 1995. FERNANDO NEVES DE ALMEIDA * Ser Líder Empresarial, Art McNeil, Ediciones CETOP - Centro de Enseñanza Técni- ca y Profesional a Distancia, Lda., 1990, p. 15. Primer cuestionario (1 ͣ parte) Enseguida de cada afirmación hay una escala con seis posibilidades de respuesta, donde escoger el número uno es estar totalmente de acuer- do con la afirmación y el número seis es estar en total desacuerdo. Como consecuencia de lo dicho, cuanto más próxima al uno sea su respuesta, mayor será su acuerdo con la frase presentada; cuanto más próxima al seis, mayor su desacuerdo. 1. El ser humano tiene una tendencia natural a evitar el trabajo. 2. "Patrón fuera, día santo en la tienda." 3. Las personas son esencialmente motivadas por incentivos econó- micos y hacen cualquier cosa que les garantice un aumento de sueldo. 4. El hecho de que los sentimientos de las personas intervengan, mu- chas veces, en el desempeño de su función, hace que la calidad de su trabajo disminuya. Esto se debe a que los sentimientos son, esencialmen- te, irracionales, lo que contradice el principio de racionalidad que debe orientar el comportamiento de las personas en las empresas. 5. Las reglas y procedimientos de las empresas deben, en la medida de lo posible, controlar el efecto de los sentimientos debido a sus resulta- dos imprevisibles. 2 PRIMER CUESTIONARIO (1a PARTE) 6. Si las personas sienten que el control disminuye tienden a descui- dar la realización de sus tareas. 7. A las personas sólo les gusta oír opiniones que concuerden con las suyas. 8. Debido a las características de irracionalidad de los sentimientos de las personas y a su bajo grado de madurez, existe una seria dificultad para practicar la autodisciplina y el autocontrol de la mayoría de las per- sonas. 9. La mayoría de las personas evita asumir nuevas responsabilidades debido a la carga adicional de trabajo que esto puede traer, a no ser que eso sea acompañado de un aumento salarial. 10. Un jefe es normalmente mal visto por los demás cuando, des- pués de haber defendido determinado punto de vista con vigor, cambia de idea debido a la insistencia de algún colaborador que llega a indicarle los errores de su posición. 11. Dar demasiada confianza a los subordinados produce, normal- mente, malos resultados, pues las personas tienden a abusar. 12. La mayoría de las personas en las empresas no tiene la capacidad para definir sus propios objetivos y escoger la forma de lograrlos. PRIMER CUESTIONARIO (1a PARTE) 3 13. Cuando un colaborador es desinteresado y descuidado, se debe casi siempre a sus características de personalidad. 14. Si hubiera un aumento significativo en los salarios de mi sección/ servicio/empresa, la productividad aumentaría proporcionalmente. 15. La mayoría de las personas necesita ser controlada de cerca para que la calidad de su trabajo no disminuya. 16. Los sistemas de sugerencias en las empresas fallan, en general, porque las personas no ganan en su economía nada con el hecho de dar sugerencias. 17. Debemos de tener cuidado de ocultar informaciones desagra- dables a las personas para que su desempeño no sea afectado negativa- mente. 18. Si pidiéramos a las personas que definieran sus objetivos, ellas tenderían a escoger los menos ambiciosos, para evitar así una carga adi- cional de trabajo. 19. La mayoría de las personas no es responsable. T 20. El ser humano común se preocupa poco por el bienestar de sus semejantes. Capítulo 1 DETERMINANTES DEL COMPORTAMIENTO Llevarse bien con los demás no es algo con lo que se nazca; es más bien una elección que se hace cada vez que se relaciona uno con alguien. En sus elecciones influyen numerosos factores. La primera gran influencia en estas elecciones proviene de los llamados aspectos sociales. Como se sabe, son factores como la cultura, la clase social a la que se pertenece, la fami- lia, los amigos, las instituciones, las experiencias personales y los conoci- mientos adquiridos. Del contacto con todos estos factores, aprendemos cómo se debe reaccionar en determinada circunstancia teniendo en con- sideración el fin deseado. A la influencia de todos estos factores se le designa normalmente socialización, lo que no es más que el aprendizaje de las reglas y principios de la vida social. Los factores que acabo de referir, determinan los que tienen influen- cia más directamente en el comportamiento, o sea los valores, las acti- tudes, los gustos, las preferencias, las emociones y las capacidades. Le hablaré de estos factores un poco más adelante. Para "ordenar" estas ideas, suponga que existen dos tipos de factores: los primeros macro (cultura, clase social, familia, amigos, insti- tuciones, experiencias y lectura) y los segundos, en los que influyen los primeros, micro (valores, creencias, actitudes, emociones, capacidades y motivaciones). Nuestra preocupación aquí, es analizar estos últimos, y queda a cargo de la sociología, la antropología y otras ciencias sociales, un análisis en forma más detallada de los primeros. Antes de pasara explicar, cada uno de los factores micro, me gustaría decir que la competitividad y las relaciones no deben ser consideradas 6 CAPITULO 1 como fatalismo: o se es o nunca se será. Por el contrario, es una relación que cada uno construye, volverse más o menos competente en este cam- po. Sin embargo, para cambiar algo, se tiene que estar consciente de los efectos negativos o menos positivos de cómo se es ahora, aprender las "habilidades sociales" necesarias, para realizar mejoras y practicarlas. Practicarlas mucho y cuidadosamente. VALORES Analicemos este primer factor. Los valores son principios relativos a cosas materiales o espirituales que son significativas para nosotros. Por ejemplo, el altruismo (ayudar a los demás desinteresadamente) puede ser un valor para una persona y no serlo para otra. O dar mucha importancia a los bienes materiales puede ser un valor para una persona y no serlo para otra. El lector, por cierto, recuerda los sacrificios que hizo. Piense en el último examen en la escuela o en la facultad. ¿Todavía se acuerda? De todas aquellas horas que perdió en estudiar en lugar de ir a pasear con los amigos y a divertirse. ¿También se acuerda? Pues bien, ahí está un caso en el que hizo un sacrificio pensando en un bienestar futuro. Ese "placer" (o perspectiva de placer) puede ser diferente de persona a persona. Por ejemplo, estoy seguro de que en su caso lo que lo motivó a que- darse a estudiar fue creer que las buenas calificaciones, y el saber más, eran importantes para su éxito futuro y que la búsqueda de conocimien- tos era un valor importante. Pero al mismo tiempo, su compañero de junto lo que quería era una buena calificación para evitar una reprimen- da de sus padres y lograr que por fin le dieran el automóvil que deseaba desde hacía tanto tiempo. En todas las situaciones el placer que pensamos que podíamos obte- ner de la situación era superior al sacrificio que hacíamos al estudiar. Si no hubiera sido así, nos hubiera pasado lo que a aquellos a los que llamá- bamos "flojos". O sea, "todo por la diversión, nada por el estudio". DETERMINANTES DEL COMPORTAMIENTO 7 A propósito, déjeme hacerle una pregunta ¿cómo cree que podría transformar al "flojo" en un "estudioso"? Déjeme adivinar... Su respuesta no podrá ser "¡a la fuerza!". Desde luego que no esperaba una respuesta tan simplista y, por otro lado, no creo que estuviera leyendo usted este libro si pensara así. Entonces supongo que responderá: "mostrándole que se obtiene más bienestar y placer al estudiar que al andar siempre en la 'buena vida'". ¿Adiviné? Creo que sí. Y ahora, déjeme adivinar otra cosa. ¿No es cierto que ahora está pensando que ésa es la mejor manera, pero sólo en teo- ría? ¿Que si en la práctica fuera fácil, él ya lo habría entendido, después de todos los esfuerzos que ya alguien ha de haber hecho para explicár- selo? Estoy de acuerdo con usted de que puede ser difícil. No estoy de acuerdo con que sea teórico. Si no, ¿cuál sería el papel de la publicidad?, ¿gastarían tantos millones los empresarios si no creyeran que van a lo- grar convencer a las personas de que al comprar sus productos van a satisfacer sus necesidades (en otras palabras van a tener placer y bienestar)? Haga un experimento. Cuando tenga algún colaborador que se mues- tre desinteresado por el trabajo, trate de saber qué es importante para él, qué cosas valora. Si lo logra, encuentre una forma de que vea que al trabajar con más interés, lograría de alguna manera obtener placer. Es difícil, lo sé. Sin embargo, ¡creo que vale la pena intentarlo! No olvide que una de las diferencias entre los que logran y no logran victorias es que los primeros, si desisten, tardan mucho más tiempo para hacerlo que los segundos. CREENCIAS Otra variable que tiene influencia determinante en nuestro comporta- miento son las creencias. Sus creencias son como unos anteojos para ana- lizar las situaciones y después, en función de este análisis, se selecciona el comportamiento adecuado. 8 CAPÍTULO 1 El lector va a una entrevista para un empleo que es muy importante para él. Lo más probable es que se ponga un traje que le dé la mejor apariencia posible (para causar la mejor impresión a su entrevistador) e imaginará, probablemente, respuestas posibles para varios tipos de pre- guntas (esto de acuerdo con lo que piensa que el entrevistador quiere oír dependiendo de la función o puesto al que aspire). Es decir, su compor- tamiento va a ser determinado, entre otras cosas, por la creencia que tiene de la situación, o sea de la persona que lo entrevista, el puesto al que aspira, la imagen que tiene de la empresa de la que es candidato, etcétera. SITUACIÓN CREENCIA COMPORTAMIENTO El lector entró a una nueva organización y, a medida que ha ido co- nociendo mejor a la gente y las "costumbres", se va dando cuenta de que uno de los factores determinantes para que algunos "hayan subido" en la empresa es la participación, es decir, quienes hacen sugerencias y se mues- tran interesados en cambios son los más reconocidos en la empresa. Este hecho (o conjunto de hechos) le hace creer (creencia) que entre mayor sea su participación, mayores serán las posibilidades de ser promovido. Si eso le interesa creo que su participación aumentará. SITUACIÓN CREENCIA COMPORTAMIENTO Un amigo suyo dice que le quiere presentar a alguien que ha oído hablar de usted y de su trabajo, y piensa que usted es una persona de mucho valor y que debe ser agradable entrevistarlo. La persona llega y su amigo se la presenta y se ponen a hablar. Imagínese ahora esa misma plática pero con la "pequeña" diferencia de que su amigo le haya dicho a usted anteriormente que esa persona ya ha oído hablar de usted y siente una gran antipatía. Lo imagina un arro- gante, presumido y sin valor profesional. Supongo que se podrá imaginar la diferencia de ese encuentro. ¿Se da cuenta de que quizá la otra persona nunca haya oído hablar de usted? ¿Que fue únicamente la idea que usted creyó que la persona tenía de usted de ser importante y que eso influyó en su comportamiento en rela- ción con ella? ¿De qué dependen entonces las creencias? ¿Cómo saber si son o no correctas? DETERMINANTES DEL COMPORTAMIENTO 9 Es un poco difícil responder a esa pregunta, en especial debido a lo que se puede entender por correcto. Pero se pueden hacer algunas con- sideraciones: Las creencias dependen de la información disponible. Si a las dos personas se les muestran diferentes aspectos (a una sólo lo positivo y a otra sólo lo negativo) de un determinado régimen político, sus creencias sobre ese régimen tenderán a ser diferentes (esto es usado algunas veces en la política para manipular la opinión pública). Seguramente ya se dio cuenta al oír a los políticos de que, cuando ha- blan de la situación del país, parecen estar hablando de un país diferente... Las creencias dependen, por lo tanto, de la información disponible respecto a: • un objeto; • un acontecimiento; • una persona (grupo); • un asunto. Esa información es adquirida a lo largo de nuestra vida y se limita a las situaciones a las que, a través de las experiencias o vivencias, tuvimos acceso. Si pasáramos la mayor parte de nuestra vida en donde las personas son "amigas de lo ajeno" es probable que, para nosotros, el concepto de ciudadano promedio sea alguien que entre otras cualidades y defectos sea también "amigo de lo ajeno". Si por otro lado siempre estuvimos alejados de esta realidad y las historias de robos que conocemos son muy pocas, entonces, para noso- tros, el concepto de ciudadano promedio no incluirá esa característica "amigo de lo ajeno" y la consideraremos anormal. La historia del señor Oliveira El señor Oliveira es el responsable de un restaurante bastante grande. Es una persona muy dedicada y preocupada por el éxito del negocio que dirige. 10 CAPÍTUL01 Creencia 1: El señor Oliveira creeque la mayoría de las personas no roba solamente si no puede. Comportamiento 1: El señor Oliveira pierde mucho tiempo en la implementación de controles "sin previo aviso", ya que está seguro de que sus empleados van a tratar de "desviar" cosas de la empresa. Creencia 2: El señor Oliveira piensa que la mayoría de las personas es honesta si es tratada con justicia. Comportamiento 2: El señor Oliveira dedica mucho de su tiempo a ideas prácticas de administración que favorezcan la igualdad. Saber si las creencias son o no correctas puede ser, a veces, muy difícil. En cuestiones estudiadas y comprobadas por varias ramas de la ciencia, el método científico es lo que garantiza la veracidad de nuestras creen- cias. En otros asuntos, como en la religión, la garantía es nuestra fe. En lo que respecta a la naturaleza humana, habrá puntos cuya explicación está muy lejos de ser encontrada y aceptada pacíficamente, aunque en mu- chos aspectos las creencias sociales se hayan encargado de darnos una respuesta. ¿Cuál será entonces la mejor "creencia" que se puede tener con res- pecto a las personas, las organizaciones o las instituciones? Ésta es una pregunta difícil de responder. Las mismas ciencias socia- les están muy lejos de dar una explicación total del comportamiento de las personas. Hay algo que por lo pronto puedo asegurar: Entre más información reunamos en torno al elemento humano y menos "prejuicios" o juicios rígidos hagamos, mayor será nuestro dis- cernimiento y capacidad de adaptación a varias situaciones que se nos presenten. Es precisamente eso lo que pretendo hacer a lo largo de este libro, darle más información, para que su creencia respecto a la naturaleza humana sea más objetiva y menos "prejuiciosa". DETERMINANTES DEL COMPORTAMIENTO 11 ACTITUDES Las creencias están relacionadas con un concepto al que llamamos ACTI- TUD. Son además su primer elemento. Llamaremos a este elemento, COGNITIVO. Otro elemento de la actitud es el AFECTIVO. Este elemento es responsable del resultado de la comparación de nuestras creencias o ideas de lo que llamamos bien o mal, justo o injusto o que nos provoca placer o dolor. De manera general hay un principio que se remonta a Aristóteles y que es hoy aceptado por un gran número de psicólogos: El HEDONIS- MO, esto es, la búsqueda del bienestar y del placer (y la correspondiente huida del dolor o malestar). Valoramos aquello que sentimos capaz de proporcionarnos placer y evitamos todo lo que potencialmente nos proporcione dolor. Pero cuida- do, no podemos ser simplistas en el análisis de este principio. El placer no tiene que ser físico ni tampoco inmediato. Cuando asociado a una creencia o a una idea existe un elemento afec- tivo, podemos decir que la actitud es negativa o sea, cuando las emocio- nes que esa creencia nos provoca son negativas, el objeto de la actitud nos provoca malestar, es positiva cuando nos provoca sentimientos de concordancia con nuestros valores. ¿Pero qué es de hecho una actitud? Las actitudes son disposiciones en relación a objetos, a personas o acontecimientos, o atributos de cualquiera de éstos. "A mí me gustan las naranjas" es una actitud; "me gusta escribir" es otra; "las fiestas de la familia son de lo mejor" es también otro ejemplo. Pero, por ejemplo, decir que Juan es bien intencionado, o que la marca X es más barata, puede no ser una actitud, dependiendo de lo que se entiende por ser bien intencionado o lo más barato, o sea, del alcance de los conceptos. Afirmaciones como éstas podrán ser simplemente comprobaciones de hechos acerca de una situación concreta. En este caso no son actitudes. 12 CAPÍTULO 1 Sólo serán actitudes si implican una opinión constante acerca de Juan o de la marca X y no meramente parcial o eventual. La historia del señor A El señor A cree que la mayoría de los operarios son mal intencionados y sólo están contentos cuando perjudican los intereses de los patrones, ya que tienen envidia de ellos. Éste es el elemento cognitivo de ACTITUD del señor A en relación con los trabajadores. La pereza o la envidia son dos comportamientos que para el señor A están en desacuerdo completamente con los valores en los que siempre creyó y fue educado. Por lo tanto le provocan una situación de adversión. Éste es el elemento afectivo de ACTITUD en relación con los em- pleados. Pero existe un tercer elemento de ACTITUD, que es el componente conductual, o sea, una predisposición para la acción. Si la actitud es positiva, la predisposición será hacia una acción que genere aproximación, confianza, solidaridad, simpatía y/o ayuda en rela- ción al objeto de ACTITUD (persona, grupo, idea, etc.). Si, por lo con- trario, es negativa, la predisposición será hacia un comportamiento que provoque alejamiento, desconfianza, ausencia de solidaridad y/o antipa- tía en relación a ese mismo objeto. En el caso de nuestro señor A, como puede imaginar, la ACTITUD era negativa, lo que hacía que sus contactos con los operarios estuvieran marcados por la desconfianza, aversión constante, autoritarismo, etc. Su relación con los empleados era pésima y hacía que la antipatía fuera mutua. Y es fácil comprender que fuera así. Es un hecho comprobado que un comportamiento induce a otro determinado comportamiento. Para comprender en qué medida es verdad esto imagine una situa- ción en que dos autos chocan. Si el primer conductor al salir del coche viera de manera agresiva insultando al otro, o culpándolo de manera exaltada, __________________ DETERMINANTES DEL COMPORTAMIENTO ______________ 13 lo más probable es que el asunto no se resolviera y sería necesaria la presencia de las autoridades. Si por el contrario, el primer conductor demostrara un comportamiento tranquilo, comprensivo y resolutivo, lo más probable es que llegarían a un acuerdo en menos tiempo. Pruebe decir algo amable a alguien y como respuesta obtendrá, probablemente, algo tan o más agradable de lo que dijo. Entonces no haga la experiencia al contrario... No eche a perder su día y el de los demás. Volviendo al señor A, es natural que los empleados también sin- tieran desconfianza de él y no les agradara. Probablemente hacían todo lo posible hasta por desobedecer sus órdenes, lo que aumentaba aún más la creencia del señor A de que los empleados eran perezosos y "abusivos". A medida que el señor A se sentía peor con los empleados más segu- ridad tenía de sus convicciones. Analicemos la actitud del señor A. ¿Qué era lo que pensaba que esta- ba mal? ¿Es parte de la creencia o parte del valor? Creo que estará de acuerdo conmigo en que el elemento afectivo es correcto. Por lo menos de acuerdo con los valores aceptados en nuestra cultura, la pereza y la envidia son vistas como defectos. ¿Entonces es cierta la creencia que el señor A tiene de los empleados? ¿Estará el elemento cognitivo también correcto? El primer contacto que el señor A tuvo con los operarios en situación de trabajo fue cuando asumió su primer cargo de jefe al salir de la facul- tad. Era un momento de gran disturbio político en una época posre- volucionaria, en que la conducta generalizada era de manifestaciones y reivindicaciones. Un periodo difícil en la vida del señor A, aun más, te- niendo en consideración su comportamiento políticamente moderado. Así, después de algunos meses de trabajo, se formó una idea sobre los empleados y sus sentimientos a ese respecto. 14 CAPÍTULO 1 Desde entonces el desempeño de los grupos que dirigía era franca- mente bajo, en comparación con el de alguno de sus demás colegas. Como se podrá imaginar, el señor A se transformó rápidamente en una persona angustiada, con poca confianza en sí mismo, aun nás, por- que muchos de sus colegas eran promovidos y él no. Curiosamente, cuando más desanimado se sentía, más certeza teníade la naturaleza humana. En el último año, el señor A fue "designado" como candidato para participar en acciones de formación tendientes al desarrollo de la capaci- tación de dirección. Una de las cuestiones abordadas era el estilo de dirección. Se decía entonces que los estilos democráticos de dirección produ- cían, en general, mejores resultados. El señor A estuvo de acuerdo (sólo porque quedaba mal decir que no, cuando los demás compañeros esta- ban de acuerdo) y llegó a "comprometerse" y a intentar modificar su estilo de dirección. No tenía gran interés, pero como un ejemplo "tenía que ser una persona accesible y que entendiera del asunto" el señor A decidió intentarlo. Cierto día, reunió a su equipo para deliberar sobre la introducción de un nuevo método de trabajo. La reunión duró cerca de una hora, de la cual cuarenta minutos fueron utilizados por él para la exposición del asunto y veinte ocupados con preguntas hechas por los colaboradores en relación al método que él acababa de proponer. No hubo ninguna suge- rencia. Una vez más la actitud del señor A se reafirmaba. Los colaboradores quieren el mínimo posible de desventaja en comodidades. Tanto que en la reunión que hizo, nadie dio opiniones "así es toda la gente, no tiene interés", fue lo que comentó el señor A en una plática posterior con su director, con quien tenía que realizar las acciones de formación a las que asistía. "Lo que el señor A presentó en la sesión es válido, pero lo es a otro nivel... Es necesario que las personas estén interesadas en trabajar y se preocupen por la empresa, lo que desgraciadamente no sucede con mis colaboradores." __________________ DETERMINANTES DEL COMPORTAMIENTO ___________________ 15 En conversaciones posteriores con algunos colaboradores del señor A, el director en cuestión había recogido ciertas afirmaciones curiosas como ésta: • "Lo que él quería era que dijéramos que sí a su planteamiento. Ha- bló todo el tiempo y fue al final cuando preguntó si alguien no estaba de acuerdo." • "¿Sugerirle algo? ¿Nosotros? El último que osó contrariarlo se me tió en un problema tal que ni lo contó." • "Yo desconfío. Él nunca nos pregunta nada... para que nos pregun- te es porque trae algo entre manos." • "La última vez que le di una sugerencia la adoptó como si fuera de él. Los logros fueron para él y, como le llamé la atención por el hecho, cuando me evaluó al final del año dijo que yo tenía un espíritu conflictivo y recomendó a otros colegas para recibir premios, lo que yo recibí fue una desilusión." Hasta aquí no hubo ningún cambio de actitud del señor A, única- mente un reforzamiento. La formación que supuestamente sería para provocar en él un cambio de actitud no lo consiguió. ¿Por qué? Cualquier intento de cambio de actitud encontrará resistencia en caso de que el cambio que se pretende operar contradiga de alguna forma el sistema más amplio de nuestras creencias. Imagine el conjunto de nuestras actitudes como un sistema abierto que tiende al equilibrio. Si trata de hacer un cambio en algún elemento pequeño de ese sistema, éste entrará en desequilibrio a no ser que provo- que alguna otra alteración para restituir un nuevo estado de equilibrio, lo más seguro es que el sistema tienda a volver al estado inicial. Fue lo que pasó con el señor A. Por un lado una "actitud" democrá- tica aplicada a aquellas personas contrariaba sus creencias de base. Así que le fue más fácil invalidar la nueva información acerca de los benefi- cios de este tipo de dirección que cambiar sus profundas convicciones acerca de la naturaleza humana. 16 CAPÍTULO 1 Este caso me hace recordar otro: Un alumno mío, finalista de la licenciatura en administración, me reclamó, después de una explicación sobre un aspecto relacionado con liderazgo y comprobación real correspondiente, que tenía yo que tener paciencia, para que él estuviera de acuerdo conmigo tenía que darle tiem- po, pues aquello era contrario a su opinión en relación al asunto. Así, después de reconsiderar todo lo que había implicado (para él) ese nuevo aspecto de la cuestión, sería que eventualmente podría estar de acuerdo. Y eso después de constatar una serie de evidencias. Este caso es curioso por dos motivos: Primero, por la percepción del alumno de sus propios procesos mentales. Segundo, por el hecho de llamar una vez más la atención en el aspecto del prejuicio que nuestras creencias pueden tener, o que nos impide, en parte, poner en duda ciertas "verdades" que de verdades sólo tienen el hecho de que creamos en ellas. CÓMO NOS RESISTIMOS A CAMBIAR NUESTRAS CREENCIAS ¿Pero cómo logra el señor A eliminar cualquier contradicción que nuevos hechos puedan traer en relación a sus convicciones (que además son las mismas que el lector podrá usar para refutar los argumentos que yo le pre- sente para invalidar algunas de sus creencias de la naturaleza humana)? 1. Poniendo en duda el hecho o la fuente del mensaje. El señor A podría decir que eso de la supervisión democrática da resultado sólo en los libros. Que nunca ha visto eso con sus propios ojos y, por lo tanto, no cree en esas "teorías", e inmediatamente de esa manera resolvía su contradicción. Sin embargo el señor A podría, simplemente, decir que el orientador no le inspiraba ninguna confianza; que lo que sabía provenía de los libros y que éstos no merecían su confianza. También porque, según el señor A __________________ DETERMINANTES DEL COMPORTAMIENTO ___________________ 17 esto de los psicólogos es muy peligroso —éstos le dan la vuelta a los asun- tos y nos convencen aun en contra de nuestra voluntad—. Ésta es otra forma de resolver la contradicción. 2. Interpretando la información de modo que reduzca la amenaza que representa. El señor A también puede aceptar eso de que la dirección democráti- ca dé buenos resultados pero no aplicada al caso de él. Puede decir que la naturaleza de la tarea no es adecuada o que todos sus subordinados son unos "flojos". Así, aun de acuerdo con el concepto, encontró una justificación para no aplicarlo. O hasta podrá aceptarla pero como excepción. Dice que cree que puede dar buen resultado pero solamente en empresas muy grandes o extranjeras. De nuevo estuvo de acuerdo con la idea pero se siente mal de aplicarla. Otra forma de reducir la amenaza de otros hechos, aun cuando son evidentes, es atribuirles un sentido que no contraría las creencias ya exis- tentes. Por ejemplo, el señor A puede interpretar todas las buenas sugeren- cias que sus colaboradores le den como "méritos" para que sean bien evaluados al final del año y no como un interés real de ellos para la me- joría del desempeño de la empresa. Podrá también encarar todas las pre- guntas que sus colaboradores le hagan en relación a lo que él sabe de las políticas de la empresa para "contar" todo a los sindicatos y lograr mejo- res salarios y condiciones de trabajo, en vez de reconocer en ellas un genuino interés por la empresa. Esto porque ese interés contraría sus creencias acerca de los "trabajadores". El señor A aceptó que a los trabajadores les gusta participar, pero encontró después una justificación con implicaciones negativas. "De acuerdo", diría "porque de ahí no puede salir nada bueno... ¿Ga- llina gorda por poco dinero?..." 3. Sólo le interesa lo que está de acuerdo con las creencias actuales. 18 CAPÍTULO 1 Cuando le pregunté al señor A ejemplos que demostraran creativi- dad e ingenio por parte de sus colaboradores, no le fue fácil encontrar acordarse de alguno. Curiosamente ejemplos de indolencia, desinterés, y aun sabotaje no le faltaban. Era natural, puesto que sería complicado para el señor A si aceptara muchas pruebas de hechos que contrariaban sus creencias. Lo harían sentirse mal consigo mismo, de ahí que hasta inconscientemente ignora- ba la información que no le interesaba. Dicho esto, creo que estará de acuerdo con que la creencia del señor A respecto a losoperarios estaba siendo un gran problema para él. El señor A es el ejemplo típico de la persona que obtiene una puntuación máxima en el cuestionario inicial. Es a lo que llamaríamos de actitud A. SUS CREENCIAS CON RELACIÓN AL SER HUMANO PROMEDIO Resuelva, ahora y antes de continuar leyendo, el primer cuestionario, primera parte. El cuestionario que realizó no es más que una sistematización de sus creencias acerca del ser humano promedio. O sea, la idea que tiene de los demás está expresada en sus respuestas. Esa creencia suya se ha venido formando a través de los años, por el contacto que ha tenido con las personas. NO ES UNA VERDAD ABSO- LUTA. Es la manera como ve usted a las personas, no necesariamente como son. Es curioso notar que las personas que trabajan en empresas donde se practican estilos de administración más participativos, donde se confía más en las personas y en sus potencialidades, tienden a tener creen- cias más optimistas sobre el ser humano promedio. Pero, estudios efectua- dos en Estados Unidos comprueban que jefes con creencias más optimistas sobre la naturaleza humana (teoría Y de Mcgregor) tienden a obtener mejores resultados de sus colaboradores. La pregunta que hago es, ¿por qué es así? __________________ DETERMINANTES DEL COMPORTAMIENTO ___________________19 ¿Podría ser porque en nuestras creencias influye más el tipo de perso- nas que trabajan con nosotros o, de otra manera, son nuestras creencias las que influyen en la calidad de su comportamiento? En otras palabras, ¿podría ser que el lector piense que las personas son poco responsables porque son iguales, o que ellas lo sean porque el lector, debido a su creencia las hace ser así? EL EFECTO PIGMALIÓN Pigmalión era un joven escultor que concibió una estatua que represen- taba todo lo que él consideraba bello en una mujer. Todas las líneas, curvas, sueños y deseos, estaban proyectados en aquello que pasó a ser su pasión. Tanto vio eso en su estatua, que un día con ayuda de Venus vio su sueño hecho realidad. Esta estatua se transformó en una mujer con todos los atributos que Pigmalión había soñado. Esta pequeña historia ilustra lo que es conocido como FACTOR DESENCADENADOR. Este efecto, objeto de estudio de investigadores como Rosenthal (1966), Rosenthal y Donald B. Rubin (1978) y Albert S. King (1979), pro- bó ser el responsable de muchos acontecimientos, cuya razón de ser no era más que una creencia por parte de los sujetos de que eso debía acontecer. Muchas de las quiebras de bancos en esa época de la gran depresión americana de los años treinta revelaron el poder de ese factor. Un banco que en la mañana estaba operando normalmente (aunque con poca li- quidez, lo que entonces era normal dadas las circunstancias) por la tarde, y debido a un rumor, podía ser convencido de cerrar sus puertas. Ese rumor no era otra cosa sino que el banco estaba en dificultades, a punto de quebrar, lo que hacía que todos los depositantes fueran corriendo a sacar su dinero, creando así una verdadera situación crítica. Lo que comenzó por ser un rumor, acabó por transformarse en una realidad. No es sólo en estas situaciones que este efecto se manifiesta. Auna profesora se le dijo que 20% de sus alumnos tenía un potencial superior. No se identificó a los alumnos, quedando por cuenta de la profe- 20 CAPÍTULO 1 sora el descubrir quiénes eran. Esos alumnos habían sido escogidos total- mente al azar, cuidadosamente de los otros que formaban el grupo de control. El hecho es que, en realidad, de 20% de los alumnos se revelaron verdaderas sorpresas. ¿Por qué? Efecto Pigmalión. El hecho de que la profesora estuviera convencida de la veracidad de lo dicho la llevó a identificar a unos cuantos alumnos como si fueran excepcionales. Después de esa identificación inconscientemente comen- zó a apoyarlos de forma diferente y a darles más atención, en fin, al creer más en sus potencialidades, lo que hacía su relación más motivadora. El hecho es que ellos correspondieron, aunque inicialmente no se hubieran diferenciado de los demás. En suma, las expectativas que una persona tiene acerca de otra puede condicionar lo que la otra acaba por hacer. No se trata de "poder de pensamiento positivo" y de ninguna fuerza misteriosa. Simplemente nuestras expectativas se reflejan en nuestro com- portamiento, en la forma en que nos relacionamos con los demás, en la forma como los estimulamos. Se trata de desarrollar una relación positi- va en relación a los demás. Por cierto, ya observó que una forma de lograr que alguien realice una tarea difícil es que por ningún motivo ponga en duda que la perso- na lo puede lograr; tenerle confianza. En general las personas harán todo para corresponder a nuestras expectativas. Por otra parte, si no confiamos o no nos agrada alguien, todo nues- tro comportamiento revelará este hecho. Nuestra forma de ver, nuestra postura, nuestro tono de voz, nuestra manera de hablar, la atención que le brindamos, etcétera. EMOCIONES La emoción es una fuerza poderosa que influye en el comportamiento humano. Es la base de los conflictos de toda especie y de las mejores acciones que se pueden realizar. La emoción es "la sal" de la vida; sin __________________DETERMINANTES DEL COMPORTAMIENTO __________________ 2j[ emociones la vida sería monótona. La alegría que sentimos en una fiesta o el placer al cumplir un objetivo o la diversión que logramos tener en algu- nas situaciones agradables, todo esto hace que la vida merezca ser vivida. Una emoción puede ser definida por un conjunto de tres elementos. En primer lugar es un estado de excitación del cuerpo marcado por cam- bios psicológicos. Es un estado del espíritu que parcialmente revela el estado de excitación que puede ser agradable o desagradable. Finalmen- te es la materialización de todo esto a través de alguna forma de expre- sión —la voz, la expresión facial, los gestos, etcétera—. Kreck organiza las emociones de la siguiente manera: • Emociones primarias: alegría, miedo, cólera y pesar. • Emociones referentes a la estimulación sensorial: dolor, náusea, aver sión, placer. • Emociones ligadas a la autoestima: vergüenza, orgullo y culpa. • Emociones referentes a otras personas: amor, odio y piedad. • Emociones "contemplativas": humor, belleza y admiración. • Disposiciones: tristeza, angustia y entusiasmo. La influencia de las emociones es decisiva en el comportamiento, como lo afirmé antes. El ser humano hace todo para obtener satisfacción, o sea, experimentar emociones positivas. Si a determinado tipo de con- ducta corresponde el experimentar placer emocional, se puede estar seguro de que la persona tenderá allá siempre que sea posible. HABILIDADES Las habilidades o competitividades son capacidades para realizar cosas. Es- tán en función de las aptitudes (disposiciones innatas) y de la formación. Ejemplos de aptitudes son: destreza manual, atención al detalle, ra- ciocinio numérico, habilidad verbal, etcétera. Lo ideal es que las habilidades sean adecuadas al trabajo que las per- sonas desempeñan. Y para intentar lograr este objetivo se desarrollará en este siglo un conjunto de "herramientas" de selección de personal. La meta es la persona adecuada para el lugar adecuado. 22 CAPÍTULO 1 Cuando alguien escoge el curso A o B, está escogiendo el desarrollo de determinado tipo de habilidades que le va a limitar el acceso a funcio- nes donde esas habilidades o competitividades no sean adecuadas. Es el proceso de formación, en acción. Otra habilidad importante, es la interpersonal. Este libro tiene como objetivo auxiliarlo a desarrollar esa capacidad. La generalidad de los gerentes en las organizaciones obtiene resultados a través de otras perso- nas. Cuanto mejor dirigidas estén esas personas mejores serán los resul- tados por ellas obtenidos. En este capítulo analizamos algunos de los factores que determinan el comportamiento delas personas en las organizaciones. Vimos que exis- tían factores macro (cultura, clase social, familia, amigos, instituciones, experiencias y lectura) y micro influenciados por los primeros (valores, creencias, actitudes, emociones, capacidades y motivaciones). Empezamos por definir los valores como grandes objetivos que diri- gen el comportamiento de las personas, que sirven como cuadro de refe- rencia para el análisis de la realidad. Enseguida abordamos las creencias, y dijimos que son constataciones, o principios, o acontecimientos que, independientemente de ser o no correctos, son considerados como ver- dad. Se trata de la construcción mental del mundo en que se vive. Después, vimos que las actitudes son sistemas de organización de experiencias, vivencias y conocimientos relacionados con determina- do objetivo (grupo, persona, objeto, clase de objetos, acontecimientos o ideas) que condicionan nuestro comportamiento en relación a ese mis- mo objetivo. Nos referimos a tres componentes básicos de actitud: • la creencia o la idea; • el elemento afectivo, determinado por las emociones; • la predisposición para la acción (aproximación o rechazo al objeto de actitud, conforme lo determina el elemento afectivo). DETERMINANTES DEL COMPORTAMIENTO 23 Nos referimos al importante papel que desempeña para nuestras creencias nuestro contacto con el mundo. Creencias inadecuadas o in- completas producen actitudes y comportamientos inadecuados. Señalamos los efectos que las creencias erradas pueden tener en nues- tros comportamientos para con los demás y, por consecuencia, su efecto sobre nuestro desempeño organizacional. Abordamos, también, los mecanismos por medio de los cuales las personas se resisten a la alteración de sus creencias: • poner en duda el hecho o la fuente del mensaje; • alterar el sentido del hecho como una forma de disimular su in- compatibilidad con nuestra creencia; • ver las cosas de tal manera que estén de acuerdo con nuestras creencias. Presentamos también el Efecto Pigmalión (o efecto desencadenador) que habla de la forma como nuestras expectativas pueden influir en los acontecimientos. Para finalizar definimos emociones y habilidades. Definimos las primeras como un conjunto de tres elementos. En pri- mer lugar, es un estado de excitación del cuerpo marcado por muchos cambios psicológicos. Es también un estado del espíritu, que parcialmente deriva del estado de excitación, que puede ser agradable o desagradable. Finalmente, la materialización de todo esto a través de alguna forma de expresión —la voz, la expresión facial, los gestos, etcétera—. Definimos las segundas como capacidades para realizar cosas. Están en función de aptitudes (disposiciones innatas) y de formación. 1. Escoja las respuestas del primer cuestionario y trate de recordar situa- ciones que coloquen al ser humano aún más distante de la actitud A que en la elección que hizo. 24 CAPITULO 1 Si se acuerda de pocas situaciones, guarde el libro y búsquelas en el lugar de trabajo. Cuando ya haya encontrado algunas tome de nuevo el libro. Ahora, vea si no tarda más de dos días. 2. ¿Qué hacen las personas que trabajan con usted? Clasifíquelas en tres clases: buenos, medianos y malos. Ahora piense, con sinceridad, si su forma de relacionarse con los bue- nos y los malos es igualmente motivadora para ellos. Verá que existen diferencias. ¿Quién sabe si las personas no obten- drían resultados sorprendentes si el lector alterara sus expectativas y su comportamiento hacia ellas? Experimente y después verá. 3. Enseguida, haga el cuestionario (primer cuestionario, segunda parte) que sigue antes de continuar la lectura. Primer cuestionario (2 ͣ parte) Enseguida de cada afirmación, hay una escala con seis posibilidades de respuesta, donde escoger el número uno es estar totalmente de acuerdo con la afirmación y el número seis es estar en total desacuerdo. Como consecuencia de lo dicho, cuanto más próxima al uno sea su respuesta, mayor será su acuerdo con la frase presentada; cuanto más próxima al seis, mayor su desacuerdo. 1. Tengo una tendencia natural a evitar el trabajo. 3. Me motivan esencialmente incentivos económicos y hago cualquier cosa que garantice que me aumenten el sueldo. 4. El hecho de que mis sentimientos intervengan, muchas veces en el desempeño de mi función, hace que la calidad de mi trabajo disminu- ya. Esto porque los sentimientos son esencialmente irracionales, lo que contradice el principio de la racionalidad que debe dirigir mi comporta- miento en la empresa. 5. Las reglas y los procedimientos de mi organización deben contro- lar los efectos de mis sentimientos, ya que son impredecibles. 2. Cuando mi jefe no está, trabajo lo menos posible. 26 PRIMER CUESTIONARIO (2a PARTE) 6. Si yo siento que el control disminuye tiendo a descuidar la ejecu- ción de mis tareas. 7. Solamente me gusta que me den opiniones cuando están de acuer- do con las mías. 8. Debido a las características de irracionalidad de mis sentimientos y al bajo grado de mi madurez, tengo una seria dificultad para practicar la autodisciplina y el autocontrol. 9. Yo evito asumir nuevas responsabilidades debido a la carga adicio- nal de trabajo que esto me puede traer, a no ser que eso sea acompañado de un aumento salarial. 10. Me queda una mala impresión de un jefe cuando cambia su idea inicial después de comprobar que existen mejores alternativas. 11. Cuando un superior jerárquico me da demasiada confianza eso produce, normalmente, malos resultados, pues tiendo a abusar. 12. No tengo capacidad para definir mis propios objetivos ni para escoger los medios para lograrlos. Tienen que decirme todo o casi todo. PRIMER CUESTIONARIO (2a PARTE) 27 13. Si soy o fui desinteresado y descuidado en mi trabajo, eso se debe a mis características de personalidad e implica que soy una "nulidad" en todo en mi vida. 14. Si mi salario aumentara significativamente, mi productividad au- mentaría proporcionalmente. Así que no trabajo como debería porque me considero mal pagado. 15. Es preciso controlar de cerca mi trabajo para que la calidad no disminuya. 16. Sólo doy sugerencias cuando pienso que voy a ganar dinero con ellas. 17. Es necesario tener cuidado de ocultarme información desagra- dable para que mi trabajo no sea afectado negativamente. 18. Si me pidieran que definiera mis objetivos, escogería los menos ambiciosos posibles, para así evitar una carga adicional de trabajo. 19. Soy un irresponsable. 7 20. Me preocupo poco por el bienestar de mis semejantes. No me importa que estén bien o mal. 28 PRIMER CUESTIONARIO (2ͣ PARTE) TABLA DE CORRECCIÓN DEL PRIMER CUESTIONARIO Transcriba a la tabla que sigue la selección que hizo en las dos partes del cuestionario (1, 2, 3, 4, 5 o 6). Fíjese que las afirmaciones no aparecen en la tabla en orden secuencial. PUNTUACIÓN: En las columnas de puntuación, ponga los valores constantes en la tabla de abajo de acuerdo con su selección. Selección Puntuación 1 -3 2 -2 3 -1 4 + 1 5 + 2 6 + 3 INVERSIONES: Se considera que hay una inversión si la puntuación de cualquier afirma- ción ha sido negativa en la primera parte de la prueba y positiva en la segunda. En el caso de que esto suceda, señale con una I en la columna respectiva. Tabla Relación ALFA —Relación del hombre con el trabajo Parte 1 Parte 2 Afirmaciones Selección Puntuación Selección Puntuación Inversiones 1 2 6 18 Totales _ PRIMER CUESTIONARIO (2a PARTE) 29 Relación BETA —Relación del hombre con la motivación Parte 1 Parte 2 Afirmaciones Selección Puntuación Selección Puntuación Inversiones 3 914 16 Totales Relación GAMA —Relación del hombre con los logros Parte 1 Parte 2 Afirmaciones Selección Puntuación Selección Puntuación Inversiones 11 12 15 19 Totales Relación DELTA —Relación de los sentimientos con el desempeño Parte 1 Parte 2 Afirmaciones Selección Puntuación Selección Puntuación Inversiones 4 5 8 17 Totales 30 _____________________ PRIMER CUESTIONARIO (2a PARTE) _________________________ Relación OMEGA —Relación de flexibilidad del hombre Parte 1 Parte 2 Afirmaciones Selección Puntuación Selección Puntuación Inversiones 7 10 13 20 Totales Sólo para los resultados de la primera parte Relación ALFA Puntuación BETA GAMA DELTA OMEGA Media Total :5 Capítulo 2 NOSOTROS Y LOS DEMÁS, LA DIFERENCIA El primer cuestionario A esta altura ya debe tener listos los resultados de su cuestionario. Muy bien... ¡Comencemos por las inversiones! Cuanto más elevado sea el número de inversiones, más probable es que usted se juzgue por encima de la media, superior a los demás, en fin, diferente... No dudo que sea diferente. Además, todos somos diferentes unos de otros. Sin embargo, muchos de los principios que se aplican a nosotros, se aplican, a la generalidad, a una gran mayoría de personas. Esto por- que, antes de ser diferentes, somos todos estructural y culturalmente idén- ticos. ¿DÓNDE ESTÁ LA JUSTIFICACIÓN? ¿Entonces, por qué estas diferencias? NOSOTROS: No somos dejados... ENTONCES: El trabajo es lo que es monótono. Los demás producen poco... ¡Qué perezosos! A tanta gente que le gustaría tener ese empleo y ellos todavía se quejan... NOSOTROS: No necesitamos que nos controlen... ENTONCES: ¡Somos suficientemente adultos para saber lo que tenemos que hacer! 32 CAPÍTULO 2 Los demás son, en su mayoría, unos irresponsables... Si no están en- cima de ellos, no hacen nada. ¡Sólo hago una pregunta! Si todas las personas que respondieron a este cuestionario se creen tan adultas, tan trabajadoras, tan maduras, ¿dónde están los demás a quienes ven con tan malos ojos? Acaso las personas en las que el lector está pensando, coinciden y hasta ya hicieron el cuestionario y se juzgan todas de la misma manera que usted se juzga a sí mismo. Es más, cuando clasificamos a los demás, no nos incluimos a NOSOTROS entre ellos, entre los PERE- ZOSOS. Una explicación posible es que cuando nosotros somos el sujeto de alguna situación en que nuestro comportamiento no corresponde al que consideramos el más adecuado, las razones para tal son siempre atribui- das a los demás o a la situación. YO COMPORTAMIENTO POCO ADECUADO RAZONAMIENTO LOS DEMÁS, LA SITUACIÓN... Si, por otro lado, son los demás los que hacen alguna cosa que no está bien, les atribuimos a ellos la culpa. ELLOS COMPORTAMIENTO POCO ADECUADO RAZONAMIENTO SU MANERA DE SER... Situación Al: El lector está practicando tiro al blanco y falla. Su pun- tería acostumbra ser buena. Conclusión Al: O la mira está mal regulada o el arco está desequili- brado. Situación A2: Otra persona está practicando tiro al blanco y falla. Conclusión A2: Qué falta de puntería tiene. Situación Bl: El lector pierde un juego de tenis con un contrincante que juega más o menos a su nivel. Conclusión Bl: Tuvo suerte, si no hubiera sido por aquel fallo... NOSOTROS Y LOS DEMÁS, LA DIFERENCIA 33 Situación B2: El lector gana el juego. Conclusión B2: Hoy estoy jugando muy bien... Situación Cl: El lector es autor de una campaña de marketing muy exitosa. Conclusión Cl: Realmente fue un gran éxito. Estoy hecho para esto. No cualquiera tiene estas ideas. Situación C2: La campaña fue un desastre. Conclusión C2: También mis ideas eran buenas... Si no hubiera sido por aquel imprevisto. Fue cosa de suerte. Nadie hubiera podido prevenir aquello. Situación DI: El lector obtiene una puntuación en el cuestionario que indica que se considera una persona madura, responsable, que no es el dinero lo que la hace sentirse mejor o hacer más, etcétera. Conclusión DI: Es obvio. Así soy yo... Situación D2: Los demás obtienen una puntuación en el cuestiona- rio idéntica a la suya. Conclusión D2: De buenas intenciones está el infierno lleno. Creo que les gusta ser así... Pero de gustar a hacer hay una gran distancia. Ellos son como yo los clasifiqué. Piense en esto: La generalidad de las personas que hicieron este cuestionario es- tuvo de acuerdo (entre una y tres) en que el ser humano tiene una ten- dencia a evitar el trabajo. Mientras que, cuando esas mismas personas reflexionaron sobre sí mismas, más de 90% estaba en desacuerdo (en- tre cuatro y seis) que eso se aplicara a ellas. En suma, aunque su comportamiento actual fuera "perezoso", era porque no les gustaba lo que estaban haciendo y no debido a su natu- raleza. En lo que respecta a los demás, esa pereza es vista como algo inhe- rente a su propia naturaleza, dicha situación y la naturaleza de la tarea son ajenas. 34 CAPÍTULO 2 Otra cuestión que puede reforzar lo que afirmé antes, es la pregunta 13. La mayoría de los que hacen el cuestionario estará de acuerdo (entre uno y tres) que, cuando las personas son desinteresadas y descuidadas, esto se debe a su manera de ser, en fin, a su personalidad. Cuando se les pide que se sitúen como sujetos, casi nunca se conside- ra que su descuido o desinterés formen parte de su personalidad, pero sí de la situación, más concretamente, la desadecuación entre sus intereses y la actividad que ejercen. O sea, son las condiciones lo que hace que sea perezoso o desinteresado. En resumen YO NO soy PEREZOSO el trabajo es lo que es aburrido, o estoy desmotivado, etc. ELLOS son PEREZOSOS no hay nada que hacer. Seamos realistas... ¿Si todas las personas se clasifican a sí mismas (en- tre cuatro y seis) dónde están las personas que tienen esa personalidad descuidada y desinteresada? Se da cuenta, sólo su misma creencia... Si las personas se desinteresan del trabajo es porque éste no les agrada y no porque sean desinteresadas por naturaleza. Conocí a un empleado bancario que era una persona considerada desinteresada y descuidada para la generalidad de las personas. Nunca sobresalía en el desempeño de sus funciones, o aun más, cuando sobresa- lía era por alguna característica negativa. Nadie daba nada por él. Co- menzó a dedicarse a la actividad sindical y (¿quién lo diría?) sobresalió bastante... Hizo un excelente trabajo. ¿Por qué? ¡Simple! ¡Hasta demasiado simple! Le gustaba el trabajo sindical. Encon- traba en ese tipo de trabajo una finalidad, un desafío. La manera como el lector se ve a sí, es como la generalidad de las personas se ven a sí mismas. El privilegio de ser así, no es sólo suyo. El problema es que ellos se vean a sí mismos como el lector los ve. Si el lector ve a los demás de una manera un poco... mmmm... "realista" (como algunos lectores dirían) ellos pueden no verse a sí mismos, lector, exacta- NOSOTROS Y LOS DEMÁS, LA DIFERENCIA 35 mente de la misma manera. Resultado: están todos representando pape- les errados. LAS INVERSIONES Si tuviera inversiones, eso puede revelar una cierta tendencia a la inade- cuación de acción en relación a los demás. Si medita un poco verá que en esa situación la máxima "no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti" funciona. Ya que con- sideramos a los demás diferentes de nosotros, se vuelve natural que eso, por sí solo, determine la existencia de ciertos comportamientos, justificados por el hecho de que los demás sean diferentes o "peores" que nosotros o sea, "a mí no me gustaría que me hicieran esto, porque yo no soy como ellos... Si fuera, coincidiría que hasta es necesario y com- prensible". En realidad, no somos tan diferentes a los demás. Tenemos nuestras particularidades, claro. A eso se le llama PERSONALIDADy es lo que nos hace diferentes de los demás. Sin embargo, el hecho de ser seres humanos criados en una misma cultura, hace que tengamos mucho en común unos con otros. En general, las preguntas que le presenté en el cuestionario no de- penden de la personalidad de los sujetos, sino más bien de la relación de su personalidad y el ambiente que les proporciona la libre expresión de sus necesidades como personas. Por eso, lector, considere más a los otros como parecidos a usted que como diferentes. Como personas que tienen deseos y aspiracio- nes que hasta pueden ser parecidas a las suyas. Si se juzga una persona trabajadora e interesada, verá, si les da la oportunidad en un trabajo interesante, que los otros también lo son. POSICIONES EXISTENCIALES El cuestionario que acaba de hacer también revela algo en relación con las posiciones existenciales. Este concepto se origina en una teoría de 36 CAPÍTULO 2 relación interpersonal designada por análisis transaccional, desarrollada por Eric Berne, y caracteriza las relaciones posibles entre el autoconcepto y el concepto que hacemos de la generalidad de las personas. De acuerdo con el autor, existen cuatro posiciones existenciales posibles: Yo estoy Bien Usted está Bien Yo estoy Bien Usted no está Bien Yo no estoy Bien Usted no está Bien Yo no estoy Bien Usted está Bien La primera, Yo estoy Bien/Usted está Bien es la posición más saluda- ble. Quien vive esta posición tiene una autoestima elevada así como un buen concepto de los demás y por naturaleza una posición vencedora. Las relaciones con los demás se basan en la confianza mutua y, cuando la persona en cuestión es un gerente, es muy probable que delegue bastante y tenga un estilo de liderazgo más persuasivo que autoritario. Usted está en esta posición si su puntuación del primer cuestionario estuviera por arriba del medio de la escala y si tuviera pocas inversiones (dos o tres). La segunda, Yo estoy Bien/Usted no está Bien, implica un estado de censura permanente a la incapacidad de los que nos rodean. Quien vive en este estado, se juzga superior a los demás, dejando, la generalidad de las veces, ver esa realidad. Si estuviéramos hablando de un gerente, es probable que sea alguien autoritario, que delega poco por falta de con- fianza en los demás. El lector está en esta posición si en la segunda parte del primer cuestionario tuviera una puntuación alta pero tuviera muchas inversiones. La tercera posición existencial, Yo no estoy Bien/Usted no está Bien, es típica del desilusionado de la vida que, además de considerar que nada vale, considera que todos los demás son iguales o peores. Llevada al extremo, esta posición existencial entra en el dominio de las perturba- ciones de la personalidad, dificultando la relación interpersonal. La per- tenencia a esta clase puede ser inferida de una baja puntuación en la segunda parte del primer cuestionario y de pocas inversiones. Finalmente, la cuarta posición existencial, Yo no estoy Bien/Usted está Bien, es típica del depresivo. Se trata de una persona que merece el poco éxito que ha tenido, se considera muy poca cosa, envidia a los de- más que considera que están bien. Es la persona que, cuando tiene "mala NOSOTROS Y LOS DEMÁS, LA DIFERENCIA 37 suerte" no culpa a los demás, se culpa antes a ella misma por su poca capacidad existencial, se revela por una baja puntuación en la segunda parte del primer cuestionario y por muchas inversiones. Las posiciones existenciales no son constantes, esto es, el lector pue- de tener una dominante, pero a lo largo de su día irá teniendo una u otra, de acuerdo con los acontecimientos. Imagine que hoy en la maña- na, cuando sale de su casa, tiene una discusión con su pareja, porque considera que es un despreocupado. Afortunadamente en ese momento el lector está en una posición Yo estoy Bien/Usted no está Bien. Cuando llega a la empresa va a tener una reunión con su jefe, que sabe que es una persona que lo admira, siendo ese sentimiento mutuo. En esta situación es probable que su posición existencial sea Yo estoy Bien/Usted está Bien. Podría continuar con ejemplos, mostrando más variaciones, pero pienso que es suficiente para ilustrar el concepto. La posición existencial no es más que una actitud permanente en la vida y con los demás. Sin embargo, aunque no es determinante de todos los comportamientos, influye decisivamente la generalidad de ellos. En este capítulo, pusimos la atención en la dualidad de criterios cuando las personas se analizan a ellas mismas o a los demás. Vimos que el ser humano tiene una tendencia para atribuir a sí mismo la causa de los éxitos o a la situación la causa de los fracasos. Nos referimos, después, a que tener muchas inversiones en el primer cuestionario, puede revelar una cierta inadecuación a la acción en rela- ción a los demás. Finalmente, presentamos las posiciones existenciales posibles: Yo estoy Bien Usted está Bien Yo estoy Bien Usted no está Bien Yo no estoy Bien Usted no está Bien Yo no estoy Bien Usted está Bien 38 CAPÍTULO 2 Dijimos que la primera es la más equilibrada y que, normalmente, corresponde a un bajo número de inversiones. La segunda implica un estado de censura permanente a la incapaci- dad de los que nos rodean. La tercera es la posición típica del desilusionado de la vida. No tiene amor propio ni estima por los demás. Finalmente, la cuarta posición existencial es la típica del depresivo. Capítulo 3 LA RELACIÓN ALFA Relación del hombre con el trabajo Las afirmaciones que miden su sensibilidad en esta situación son las si- guientes: 1. El ser humano tiene una tendencia natural a evitar el trabajo. 2. "Patrón fuera, día santo en la tienda." 6. Si las personas sienten que el control disminuye, tienden a descui- dar la realización de sus tareas. 18. Si pidiéramos a las personas que definieran sus objetivos, ellas tenderían a escoger los menos ambiciosos, para evitar así una carga adi- cional de trabajo. Piense en lo que decidiría si le ofrecieran el triple de su salario por no hacer NADA. Exactamente eso, NADA, absolutamente nada. Pasar el día en una silla mirando al espacio... Ni siquiera hay ventanas. Le aseguro que aceptaría si, por algún motivo, estuviese terriblemen- te necesitado de dinero y, también, no creo que soportase la situación por mucho tiempo. El ser humano necesita de actividad, de estimulación, para poder desarrollar plenamente sus capacidades. No sé si tiene hijos, sin embargo, a propósito observe a un niño en su mundo preferido: un espacio lleno de cosas para manipular. Puede ima- 40 CAPÍTULO 3 ginar lo que sucede. El niño no para un momento. Trata de moverse, conocer, dominar... Su preocupación es hacer cosas con los objetos. Abrir, cuando los objetos son adecuados para esa acción, rodarlos, si la forma se los sugiere, en fin, realizar objetivos. La actividad de un niño, mecerse sobre las cosas, alzar construccio- nes, etc., puede compararse a una actividad susceptible de ser remunera- da, o sea al TRABAJO. El objetivo es lo que puede ser diferente en cuan- to a que el niño escogerá hacer aquello que más placer le da, muchas personas son obligadas a trabajar en algo que no les gusta "solamente" para poder sobrevivir. Conforme se puede observar, los niños no se quedan quietos ni un "momentito" (desgraciadamente, en algunos casos, ¿no lo es?). Más bien, están siempre empeñados en hacer algo. Esa es nuestra naturaleza... No el evitar la actividad, más bien buscarla. Es curioso observar que, cuanto más grande es un niño, busca más el contenido y no meramente el objetivo de la actividad. A un infante de seis meses le da lo mismo alcanzar la piedra por sus propios medios o que se la entregue un adulto. Lo que quiere es la piedra para poder ju- gar. Si estuviéramos tratando con un niño de dos o tres años ya no sería lo mismo. Ahora, aél le gusta hacer las cosas: ponerse la camisa, subir las escaleras sin ayuda, armar sus juegos, etcétera. El niño que hasta podría querer ahorrar esfuerzo, ahora, lo busca. Por eso, una cosa es cierta, si un niño pretende realizar algo y tiene la conciencia de que existen varias formas de hacerlo, buscará la más simple. Creo que esta es una orientación general para el comportamiento humano. El escoger la manera más económica (en todos los sentidos, tiempo, costo, esfuerzo) es una constante que dirige la actividad de todos los investigadores e inventores que se dedican a estudiar aspectos tecno- lógicos de la actividad humana. Sin embargo, si la selección fuera entre objetivos distintos (o sea, escoger entre hacer cosas diferentes) el niño puede escoger la más difícil, si los obstáculos no le parecen insuperables. LA RELACIÓN ALFA 41 Si el lector lo piensa también, verá que los adultos no son tan diferen- tes, ¿o lo son? Es conveniente, sin embargo, no olvidar lo siguiente: la mejor forma para nosotros no tiene que serlo, probablemente, para otra persona. Por ejemplo, para el lector puede ser muy fácil conducir un automóvil y, si tuviera que hacer un desplazamiento, conducirá, quizá, como recurso en ese medio de transporte guiado por sí. Pero no todas las personas saben conducir... Muchas veces, en las empresas, los trabajos no presentan desafíos. Las partes de mayor aliciente son para los jefes, que delegan lo más abu- rrido para los colaboradores. No se admire, pues el gusto por hacer cosas aburridas no será mucho. A medida que surge en el individuo una capacidad para comprender el mundo, todo nuestro deseo se dirigirá a la participación en los acon- tecimientos, para la comprensión de sus procesos. ¡No basta saber que la campana suena! Queremos saber por qué, para qué y queremos ser noso- tros los que la toquemos... No se admire de que tantas personas no se identifiquen con la empre- sa donde están, ni con el trabajo que hacen. En general en las grandes empresas las personas no conocen la estructura de su organización, cómo son fabricados los productos, o prestados los servicios. No saben siquiera para qué sirve su trabajo en medio de tanta actividad. No conocen, muchas veces, las repercusiones, buenas o malas, de su con- ducta, para un performance (rendimiento) global de la empresa. ¿Será posible de esa manera sentir una finalidad en la acción? No lo creo. Por eso la buscará fuera, en sus pasatiempos o, quién sabe, en otro empleo mejor que nunca desiste de encontrar. La necesidad de realizar, comprender, participar, es parte de nuestra condición de ser humano. ¿Podrá ser que el lector, diariamente no se olvide de esto? Piense un poco... Las personas, además de disfrutar, tienen la necesidad de trabajar, no sólo para garantizar la existencia de los medios necesarios y su subsistencia, sino, esencialmente, para garantizar su estabilidad como personas... seres que piensan y sienten. 42 CAPÍTULO 3 La necesidad de hacer algo, de sentir que hace cualquier cosa produc- tiva, es una constante en la determinación de nuestro comportamiento. No creo que exista alguien que lea estas líneas que nunca se haya preo- cupado por obtener éxito en la vida, mejorar... o sea, responder más adecuadamente al ambiente. Esto desafía a las personas que harán todo para lograrlo, dentro de los límites de lo que consideran posible para satisfacer esas aspiraciones. Cuando nos juzgamos capaces de lograr nuestros objetivos, no sólo todos los esfuerzos dejan de ser sentidos como sufrimiento, sino que además los enfrentamos con determinación y abnegación. Pero si la persona siente que trabaja y no progresa, o no conoce sus progresos, entonces da todos los esfuerzos como mal empleados y penosos. ¡Algo que hay que evitar! ¿Cuántas son las personas en las empresas que se sienten completa- mente estancadas? ¿Cuántas son las que no tienen objetivos definidos, que no saben lo que se espera de ellas, que andan al capricho de los deseos de jefes que, dígase de paso, están, normalmente, convencidos de que sus colaboradores saben exactamente qué hacer y cómo hacerlo? Son perezosos, ¿no es cierto? Pienso que es un hecho, que cuando las personas detestan lo que hacen, cuando su actividad no satisface mínimamente sus necesidades, cuando no encuentran finalidad para su esfuerzo, sólo lo hacen si son obligadas a eso. El dicho, "patrón fuera, día de santo en la tienda", debe haber sido inventado por un conjunto de funcionarios frustrados. Me queda claro que si las personas no tuvieran una orientación inter- na para su trabajo, solamente a costa de controles como las amenazas implícitas y la sanción, desempeñaría bien sus funciones. Pues así es lector, podría parecer que estamos reflexionando sobre cómo hacer trabajar a prisioneros, pero no lo es. Es acerca de personas libres de quienes hablamos. Libres pero dependientes lo suficiente para adaptarse y aceptar los más absurdos tipos de jefatura, sin ninguna ima- LA RELACIÓN ALFA 43 ginación para volver el trabajo un desafío. Tienen la imaginación, pero la usan para implementar controles rigurosos. Si revisamos la bibliografía acerca de administración, son más las obras que se abocan a cómo controlar que a lograr desempeños elevados ¿Por qué? Buena pregunta. Tal vez sucede que es más fácil controlar... No pretendo, con esto, menospreciar el control como función de ge- rencia. Más bien intento transmitir que controlar no debe ser sinónimo de vigilar. Porque si así fuera, en lugar de permitir obtener mejores resul- tados, produciría, normalmente, peores. ESTILO DE LIDERAZGO Y DESEMPEÑO Una institución estadounidense, el Institute for Social Research, inició en 1947 un vasto programa de investigación en varias tareas de actividad económica, con el objeto de comprender cómo influye el estilo de liderazgo en el desempeño. Desde entonces, se ha hecho mucho más en ese sentido: saber cuál es la mejor manera de tratar con las personas, con la finalidad de obtener diariamente mejores resultados. Los criterios utilizados para medir la eficacia del liderazgo fueron varios: productividad hombre/hora, satisfacción con el empleo, tasa de rotación de personal, costos, desperdicios, etcétera. Como variable en el estudio, encontramos dos clases distintas de liderazgo que la generalidad de los investigadores designa como orien- tación a la tarea y orientación a los empleados. Por orientación a la tarea, se entienden estilos de liderazgos que re- flejan una preocupación elevada por los siguientes puntos: • Estudio de las tareas y preocupación por su desglose, como una forma de estudiar la manera más rápida de realizarlas; 44 CAPÍTULO 3 • Selección de las personas con aptitudes necesarias para la optimi- zación de cada una de estas tareas; • Utilización de procesos de control, como cronometraje, para ga- rantizar que las personas están desempeñando los trabajos al ritmo previsto; • Uso, siempre que sea posible, de incentivos financieros asociados a la tarea. En oposición, el liderazgo como orientación al empleado fomenta un tipo de relación en que existe una mayor autonomía en la selección de los métodos de trabajo y una mayor consideración de las necesidades de los empleados, en cuanto a personas y no máquinas de un engranaje. Los resultados son altamente esclarecedores. El segundo tipo, orien- tado hacia los empleados, produce, claramente, mejores resultados que el primero. Otros estudios demuestran que, cuando las personas son menos criti- cadas (sanción) por las cosas que hacen mal y más ayudadas a mejorar (orientación cooperativa), se vuelven más productivas (Likert, 1961). Es curioso que en mi actividad de formador, he convivido con cente- nas de personas que, al ser confrontadas con estos asuntos, no se admi- ren nada con los resultados que acabo de definir. Pero, están convencidos de que el estilo de gerencia más adecuado es el democrático. Sólo
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