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Administración U3 – Clase 29 Comprender la Estructura de un Sector Construir la Visión de su Empresa Las empresas que disfrutan del éxito duradero tienen un propósito esencial y unos valores esenciales que permanecen constantes mientras que sus estrategias y sus prácticas se adaptan incesantemente a un mundo cambiante. La dinámica de conservación de lo esencial, a la vez que estimula el progreso es el motivo de que grandes empresas se hayan convertido en instituciones de elite capaces de renovarse y de alcanzar unos resultados superiores a largo plazo. Las empresas verdaderamente superiores comprenden la diferencia que existe entre lo que no debe cambiar nunca y lo que pede ser susceptible al cambio. Esta capacidad de equilibrar la continuidad con el cambio está estrechamente relacionada con la capacidad de elaborar una visión. Tener una visión conlleva conocer qué elementos esenciales hay que conservar y sobre cuál es el futuro hacia el que se debe progresar. La estructura de la visión tiene dos partes principales: la ideología esencial y el futuro imaginado. La ideología esencial combina los valores esenciales y el propósito esencial de la organización. Ésta mantiene unida a la empresa a medida que se desarrolla y cambia. Los valores esenciales son los principios esenciales y duraderos de la organización, el propósito esencial es la razón fundamental que tiene la empresa para existir. El segundo componente del marco de la visión es el futuro imaginado. La empresa debe identificar objetivos ambiciosos no fáciles de lograr; después debe articular unas descripciones vívidas que expresen la forma en que se van a alcanzar esos objetivos. Es decir que para obtener el futuro imaginado la empresa requerirá de un cambio sustancial y un gran progreso. Ideología Esencial: La ideología esencial define el carácter duradero de una organización: una identidad coherente. La idología esencial facilita el aglutinante que mantiene unida a la organización a lo largo del tiempo. Los líderes mueren, los productos quedan anticuados, los mercados cambian, aparecen nuevas tecnologías y las modas de gestión van y vienen, pero la ideología esencial de una gran empresa permanece como fuente de orientación y de inspiración. Cualquier visión eficaz debe incorporar la ideología esencial de la organización, que está compuesta por dos elementos diferentes: los valores esenciales y el propósito esencial. Valores Esenciales: Los valores esenciales son los postulados primordiales y duraderos de una organización, un pequeño conjunto de principios inspiradores intemporales. Una gran empresa decide por sí sola qué valores va a considerar esenciales, y toma la decisión prescindiendo del entorno que vive en cada momento, de las exigencias del mercado o incluso de las modas de gestióm. Por lo tanto, no existe un conjunto universalmente apropiado de valores esenciales. La clave no radica en qué valores esenciales tiene una organización, sino en que tenga esa clase de valores. Las empresas sólo necesitan unos pocos valores, entre tres y cinco. Además, justamente como son esenciales, una empresa no pude tener muchos valores esenciales. De hecho, sólo unos pocos valores pueden ser verdaderamente esenciales, es decir tan fundamentales y hondamente arraigados que prácticamente no cambian nunca (los valores deben superar la prueba del tiempo). Una empresa no debe modificar sus valores esenciales en respuesta a los cambios del mercado; al contrario, debería cambiar de mercado, si ello fuese necesario, para mantenerse fiel a sus valores esenciales. Las personas que deberían participar en la articulación de los valores esenciales son determinadas por el Grupo de Marte. El Grupo de Marte es una forma de articular los valores esenciales de una empresa. Grupo de Marte: imagine que se le pide que recree o replique los mejores atributos de su organización en otro planeta, pero sólo cuenta con cinco o siete asientos en la nave espacial. Con toda probabilidad, elegirá a las personas que comprendan íntimamente cuáles son sus valores esenciales, a las que tengan el mayor nivel de credibilidad entre sus colegas y a las que cuenten con los mayores niveles de competencia. El secreto está en trabajar partiendo del plano individual para ir hasta el conjunto de la organización. Propósito Esencial: El propósito esencial es la razón de ser de la organización. Un propósito efectivo refleja las motivaciones idealistas de las personas para hacer el trabajo de la empresa. No sólo describe la producción de la organización o los clientes a los que se dirige, sino que refleja el alma de la organización. El propósito, que debería ser duradero, no debe confundirse con objetivos específicos o estrategias empresariales. El propósito es como una estrella: siempre se va detrás de ella, pero nunca se alcanza. No obstante, aunque el propósito en sí mismo no cambie, sí que inspira el cambio. El propio hecho de que el propósito nunca se pueda materializar plenamente significa que la organización puede dejar de estimular el cambio y el progreso. Un método muy útil para llegar al propósito es el de los cinco porqués. Los cinco porqués pueden ayudar a las empresas de cualquier sector a estructurar su trabajo de una manera significativa. Cinco Porqués: se debe comenzar con un enunciado descriptivo: hacemos los productos x o prestamos los servicios x, y después debe hacerse cinco veces la pregunta ¨¿Por qué esp es importante?¨ Después de unos cuantos porqués, descubrirá que está llegando al propósito fundamental de la organización. Debemos destacar que ninguno de los propósitos esenciales entra dentro de la categoría ¨maximizar el valor para los accionistas¨. Una de las funciones primordiales del propósito esencial es la de guiar e inspirar. Maximizar el valor para los accionistas no inspira a las personas de todos los niveles de la organización, y la oritentación que ofrece es extraordinariamente reducida. Una forma de llegar al propósito que se esconde detrás de la mera maximización de beneficios para el accionista consiste en jugar al ¨asesino empresarial en serie sin motivo aparente¨. Asesino Empresarial en Serie sin Motivo Aparente: se juega de esta forma: supongamos que puede vender la empresa a alguien que está dispuesto a pagar un precio que todo el mundo afirma que supera el precio justo. Supongamos, además, que este comprador garantizase el empleo estable para todos los empleados y dentro de la misma escala laboral para después de la compra, aunque no garantizase que esos puestos de trabajo correspondiesen al mismo sector. Por último, supongamos que el comprador piensa eliminar la empresa después de la compra: sus productos o servicios dejarían de existir, sus instalaciones se cerrarían, etc. ¿Aceptaría usted la oferta? ¿Por qué o por qué no? Este ejercicio es muy útil a la hora de conseguir que los ejecutivos reflexionen sobre los motivos profundos de la existencia de sus empresas. Las empresas necesitan tener un claro entendimiento de su propósito para conseguir que el trabajo tenga sentido y que, por lo tanto, atraiga, motive y retenga a personas sobresalientes.
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