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Aiden bates _ Austin Bates - El bebe del capitan

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Título Original: The Captain's Baby 
Traducción y Corrección: Kamil 
Portada y Formato: Rub 
Epub: Mara 
© 2018 Publicado por LLLE 
Libro de distribución gratuita, sin fines comerciales y/o lucro. 
 
 
 
 
RESUMEN 
 
 Un capitán solitario y su intrépido omega son arrojados juntos en 
una tormenta mortal... El capitán Logan Harris aprendió temprano: una 
familia feliz significaba tener algo que perder. Después de años en el mar 
evitando a todos los demás cambiaformas , el alfa solitario cree que ha 
logrado escapar de su destino. 
 Pero cuando Logan responde a una señal de socorro de un bote de 
investigación cercano, los sobrevivientes incluyen un lobo que solo Logan 
identifica como su omega. Y cuando el capitán William Blanchard es llevado a 
bordo por el detestable capitán de pesca, reconoce a su lobo alfa al instante. 
 A medida que los dos hombres se acercan, Will se da cuenta de que 
Logan tiene un miedo silencioso y penetrante al compromiso que podría 
separar su incipiente relación. 
 ¿Pueden estos dos polos opuestos, un pescador de cangrejos que 
busca la emoción y un ecologista educado y reservado, lograr que funcione 
mientras intentan formar una familia? 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO 1 
 
Will se sentó, envuelto en su enorme parka, en el pequeño barco de 
observación, temblando mientras observaba tanto el agua como los 
monitores. Había estado destinado en las Islas Aleutianas, cerca de 
Alaska, durante dos meses, desde finales de agosto. El año pasado, una 
manada de ballenas orcas habían renunciado a su habitual migración 
invernal y se habían quedado allí, en las frías aguas. A Will le otorgaron 
una beca para averiguar el por qué. 
A medida que su barco se balanceaba en el mar casi en calma, observó 
más hielo flotando, pero no había orcas. Comenzó a preguntarse por 
qué no pudo haber elegido estudiar animales de un clima más cálido. 
Claro, él era un cambiaformas y podía soportar el frío mejor que otros, 
pero eso no quería decir que le gustara. 
 Los cuatro componentes de su pequeño equipo tampoco 
parecían muy felices con eso. Tracy y Grey jugaban al ajedrez mientras 
Roger dormía, pero incluso en su sueño, éste daba vueltas y vueltas, 
congelándose lentamente mientras aguardaban en el gélido océano. 
 En ese momento, un grito de ballena apareció en su monitor. 
Will intentó no pegar un bote. 
 Sacó los auriculares del ordenador y se los llevó a los oídos, 
escuchando con intensa concentración. Definitivamente era una Orca, 
en lugar de cualquier otro tipo de ballena, pero ¿era una de las suyas? 
AIDEN BATES & AUSTIN BATES 
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 No estaban allí para estudiar a todas las orcas, sólo esta 
manada en concreto. Sin embargo, hacía el suficiente frío como para 
que cualquier orca que todavía estuviera en estas aguas fuera registrada 
como parte de sus anotaciones. La ciencia moderna aún no tenía claro 
dónde, exactamente, estaban la mayoría de las orcas durante los meses 
de invierno. Hubo muchas hipótesis, pero pocos datos concretos, y esa 
fue la razón por la cual Will y su equipo querían asegurarse de que 
estaban por delante de la trayectoria. 
 No pretendían probar ninguna teoría en particular. Will era un 
biólogo de investigación. Quería información útil y precisa sobre los 
majestuosos animales. 
 Tracy ya estaba sobre otra pantalla, revisando sus rastreadores. 
Tenían marcados tres de los cinco miembros de la manada, y su 
satélite, con suerte, recogería la ubicación de éste. 
 —Es uno de los nuestros —dijo Will, y Tracy lo confirmó 
minutos después. 
 —Es Venus —dijo, refiriéndose a una orca madre que había sido 
etiquetada hacía más de un año. 
 Eso despertó el interés de Grey y el maduro hombre levantó la 
vista del tablero de ajedrez, luego se levantó y miró hacia el agua. 
Despertó a Roger según pasaba al lado de la cama. El trabajo que 
realizaban, implicaba mucha espera y unos pocos e intensos estallidos 
de emoción. Todos querían estar despiertos por aquellos. 
 —¿Está el ballenato con ella? —Preguntó Grey, tratando de ver 
a las orcas en el agua. 
EL BEBÉ DEL CAPITÁN 
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 Tracy consultó las coordenadas de Venus, grabándolas a la vez, 
y Will continuó escuchando, concentrado. 
 Hubo unos intensos momentos de silencio, y luego Will sonrió 
ampliamente. 
 —¡Oye! ¡Cupido! 
 La cría de orca emergió en el agua en una lúdica exhibición para 
todos ellos, y soltaron un grito de emoción. Grey tomó fotos y Roger 
agarró a Will, abrazándolo con fuerza. 
 —¡Los encontramos, amigo! ¡Va a ser un buen invierno! 
 Will sonrió a su mejor amigo. 
 —¡Feliz Navidad, Roger! 
 Cupido había nacido a principios de la primavera y ya no era 
realmente un ballenato, pero era el más joven de la manada y el recién 
llegado ese año. Roger fue quien le puso el nombre, enamorado y 
desconsolado por estar lejos de su novia toda la primavera. 
 —¡Incluso en el día de San Valentín! —Había exclamado. 
 Cuando encontraron a la preciosa madre orca y a su ballenato, 
fue un día jubiloso. Cualquier nacimiento de orca lo era para un 
conservacionista. Al mismo tiempo, con cualquier nacimiento salvaje, 
había una silenciosa esperanza de que la joven ballena pudiera lograrlo. 
 Esa noche, la tripulación celebró el regreso del hijo pródigo. Un 
ballenato que sobrevivía al verano significaba buenas cosas para el 
grupo y nuevas oportunidades de investigación para el equipo. Habían 
encontrado sus terrenos de otoño, y podrían ver qué nuevas técnicas de 
caza había aprendido el ballenato durante el verano. 
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 Había tres tipos distintos de orcas en el Océano Pacífico Norte. 
Las orcas transitorias, del tipo que Will estaba estudiando, eran hábiles 
cazadoras que vagaban en grupos de dos a siete, y se las veía 
regularmente para abatir focas, marsopas e incluso ballenas barbadas. 
Recientemente, los estudios habían demostrado que estas orcas 
almacenaban sus alimentos, arrastrando grandes cadáveres de 
ballenatos a través de millas de océano para devorar más tarde la 
congelada carne. 
 Will encontró fascinante su comportamiento, particularmente 
en las heladas islas Aleutianas. 
 Los tres tipos de orcas no sólo habían mostrado diferencias 
conductuales y culturales, sino también diferencias genéticas, y no 
parecían interreproducirse en absoluto. La hipótesis de trabajo era que 
en realidad estaban en camino de evolucionar en subespecies 
separadas. Will quería saber si el ballenato había aprendido el genuino 
método de caza y almacenamiento de su madre, o si este 
comportamiento de caza era de alguna manera genético. No estaba 
seguro de que alguna vez lo supiera a ciencia cierta, pero cualquier 
información que pudieran obtener, él la aprovecharía. 
 ¡POP! La botella de champán se abrió de golpe y vertieron 
dorado espumoso en las tazas de camping. Sus tazas chocaron juntas 
en un brindis. 
 —¡Por la ciencia! —dijo Tracy con una sonrisa. 
 —¡Por la naturaleza! —agregó Will. 
 Grey sonrió. 
 —¡Por las madres! — dijo. 
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 —¡Por Cupido! –vociferó Roger directamente, y todos rieron y 
bebieron. 
 Un suave pitido comenzó en uno de sus monitores, y Tracy se 
acercó para mirar. 
 —¡Huh! —dijo en voz baja—. Solo una advertencia 
meteorológica. Llega la tormenta. ¿Quieres intentar encontrar un 
puerto, Will? 
 Will se acercó a mirar y negó con la cabeza. 
 —Nunca lo haríamos a tiempo, de todos modos. Y perderemos a 
nuestras ballenas. Sólo tendremos que aguantar esto. 
 Habían atravesadotormentas en su barco antes; el mar de 
Bering era famoso por las tormentas y el clima helado en esta época del 
año. No parecía nada fuera de lo común. Lo lograrían. 
 A solo unas millas al oeste, el Capitán Logan Harris ordenó a su 
tripulación que se amarrara. Podía oler la tormenta que se avecinaba, y 
sabía que sería una desagradable. El capitán dirigía un buque pesquero 
de cangrejos reales. El peligroso trabajo de temporada traía riqueza y 
emoción al alfa, y le dejaba mucho tiempo durante el resto del año para 
que viajara y disfrutara de sus ganancias. Pero cuando llegaba una 
tormenta como esa, Logan era todo un profesional. 
 La mayor parte de la tripulación hizo lo que se suponía que 
debían de hacer. Pero se dio cuenta, mientras observaba a su 
tripulación desde la cabina de mando, que su novato se paró, mirando 
a la tormenta entrante; la peor que hasta ahora hubieran visto. 
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 Su jefe de cubierta estaba ocupado y estaban anclados, por lo 
que dejó la timonera y bajó allí. El agua helada roció su rostro en el 
momento en el que pisó la cubierta. 
 Logan le dio una fuerte palmada al chico en el hombro y lo miró 
a los ojos. 
 —¿Qué pasa, hijo? —Le preguntó gravemente a Oliver, con un 
marcado acento de Nueva Zelanda. 
 El chico temblaba en sus botas, pero Logan dejaba claro a todos 
los novatos que si no podían sobrellevar el mar, con entereza y corazón 
valiente, no serían llamados para volver. 
 —Nada, Capitán, señor — dijo Oliver, enderezando su postura. 
 Logan se alegró al verlo recuperarse por sus propios medios, 
pero sabía que el miedo aún permanecía en su interior y no quería que 
eso se extendiera al resto de su tripulación. 
 —¡Aegis! Estás a cargo de Oliver. Mira que se pone a trabajar 
hasta que termine esta tormenta. 
 —Sí, Capitán —respondió Aegis, un marinero experimentado. 
 A pesar de que estaba a punto de amarrar sus nasas de 
cangrejos, Logan sabía que la respuesta del hombre era suficiente. 
 —Haz lo que te digan y lo superarás —le prometió Logan a 
Oliver. 
 El chico asintió. 
 —Sí, Capitán —estuvo de acuerdo, y Aegis lo llamó. 
 Muchos hombres habían perdid0 la vida por la pesca del 
cangrejo real. Era más peligroso de lo que la mayoría podía entender, a 
menos que hubieran estado en un barco en el mar de Bering durante el 
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invierno. Logan sólo había perdido a un miembro de la tripulación, 
pero descubrió que lo más cercano que estaba de matar a sus hombres 
—más que el frío, el mar, el pesado equipo de acero, o incluso la 
privación del sueño— era el miedo. 
 El miedo podía hacer que un hombre se congelara antes de que 
le llegara a golpear el frío. El miedo podría robar el aliento de un fuerte 
y saludable miembro de la tripulación y convertirlos en una cáscara 
vacía. El trabajo de Logan era motivar el corazón de sus hombres 
cuando no podía caldear sus cuerpos. Tenía que mantenerlos un poco 
atolondrados. Necesitaba a sus hombres audaces y listos para cualquier 
cosa. 
 Era la única forma de sobrevivir. 
 La tormenta golpeó con fuerza, primero llovió, acribillando el 
pequeño barco de Will con virulentas púas de helada humedad. 
Entonces el viento se aceleró, arrojando enormes olas sobre su barco, 
aventando restos marinos en la cubierta. Los truenos retumbaban y los 
relámpagos brillaban en el cielo, no lejos de su tambaleante balsa 
salvavidas, que era en lo que se había convertido el barco. 
 Will comenzó a dudar de que pudieran atravesar la tormenta 
sin zozobrar. Ya había habido algunos avisos concluyentes con enormes 
olas que inundaban la cubierta, y las temperaturas bajo cero 
comenzaban a afectar a su equipo. 
 También vió la duda en los ojos del resto de su tripulación, 
mientras se agrupaban para abrigarse. 
 Otra ola, más grande que la anterior, sacudió todo el barco y 
Will se dirigió a la radio. Necesitaban ayuda. 
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 Logan regresó a la timonera, y vió que había una señal de 
socorro parpadeando en su tablero. Con expresión grave escuchó la 
radio. 
 El hecho era que dirigía un buque comercial, no un equipo de 
rescate. Sólo estaban mínimamente equipados y no tenían mucho 
espacio a bordo para nada más que cangrejos. Pero ellos eran los más 
próximos en cientos de millas. Sólo había otras embarcaciones de 
cangrejos, y ciertamente no acudirían al rescate de este pequeño barco. 
En este clima, incluso la Guardia Costera probablemente no llegaría a 
tiempo. 
 Si ellos no fueran, podrían estar sentenciando a estas personas 
a la muerte. 
 No podían hacer cien nudos con este clima, pero podrían llegar 
allí. Tiró del ancla y le dijo a la tripulación que buscaran un lugar donde 
aferrarse. 
 Todo sucedió muy rápido. Primero, una ventana explotó 
cuando los restos marinos volaron directamente atravesándola y el 
agua entró por el ojo de buey. Luego, cuando el barco comenzó a 
llenarse y hundirse, una enorme ola arrasó el barco y lo giró en el agua. 
Estaban boca abajo, en el negro y helado mar de Bering, atrapados en 
el pequeño barco. 
 El frío helado golpeó el cuerpo de Will como un cuchillo. Era un 
shifter, y el frío no lo mataría con facilidad, pero aún tenía la misma 
reacción que todos los mamíferos cuando se enfrentaban a 
temperaturas tan gélidas como esas: conmoción. 
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 Luchando por contener la respiración cuando su cuerpo quería 
desesperadamente hiperventilar, Will intentó mover sus doloridos 
músculos a través del agua helada para encontrar una salida antes de 
que todos se ahogaran. 
 Cuando halló aire, se dió cuenta de que en el ímpetu de la 
conmoción y la adrenalina había cambiado a su forma lupina. Su 
grueso pelaje lo mantenía caliente y nadaba mejor de esa manera, por 
lo que no intentó volver a cambiar. Miró su entorno, chapoteando 
frenéticamente, tratando de ver si el resto de su tripulación había 
sobrevivido. 
 Fue entonces cuando vió a Tracy. Aferrándose a un chaleco 
salvavidas que no estaba realmente en su cuerpo, ella jadeó y tembló 
mientras la helada agua consumía su frágil cuerpo humano. 
 Will nadó y Tracy estaba tan aterrada que no le importó que él 
fuera un lobo. Ella se aferró a él, subiéndose a su espalda, y él pataleó, 
tratando de mantenerla a flote sobre el agua, para mantenerlos a 
ambos a flote mientras continuaba la tormenta. 
 El agua seguía siendo muy escabrosa, y los cubrió, congelando 
aún más a Tracy. Ella no hablaba, apenas se movía, sólo se aferraba a 
su pelaje. Will sólo esperaba que alguien hubiera recibido su señal de 
socorro. 
 Pensó en lo que sabía sobre el cuerpo humano. Tracy no era 
una mujer delgada, y eso era bueno; su propio calor sobrenatural y su 
natural grasa corporal la mantendrían más cálida que nunca. Pero 
estaban en el mar de Bering, en octubre. No podrían tener 
posiblemente más de quince minutos. 
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 Su aliento era cálido en su oreja por lo que se centró en eso. El 
mayor peligro en el agua fría era ahogarse, lo sabía por su 
entrenamiento, y ella no se estaba ahogando. 
 Roger. Grey. 
 Casi dejó de respirar cuando pensó en ellos. Debieron haber 
quedado atrapados en el barco, o envueltos en el agua, o... 
 No podía. Ahora no. Quería llorar y gritar como jamás lo había 
hecho antes, pero tenía un ser humano en su espalda, un ser humano 
que mantener con vida. 
 Will intentó tener en cuenta cuántotiempo estuvieron allí, 
tiritando, congelándose, chapoteando en la tormenta. Perdió la 
perspectiva, sus ojos comenzaron a cerrarse, su respiración se 
ralentizó. Él no moriría, pero su cuerpo intentó desconectarse para 
mantener más fácilmente el calor en él. 
 Hasta un momento antes no visualizó el barco. 
 Una estruendosa bocina y brillantes focos hicieron que Will 
levantara la cabeza y alzara la vista hacia el gran buque comercial, con 
amplios y aterrorizados ojos, un empapado perro con una congelada 
chica sobre su espalda. Aulló de alivio. 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO 2 
 
 Logan fue el único que reconoció a Will por lo que era. 
 —¿Un perro? —Preguntaron los demás, murmurando entre 
ellos mientras atraían al par y los sacaban del agua. 
 —¡Traedme mi botiquín! —Gritó Logan, corriendo por la helada 
cubierta. Separó suavemente a la mujer del lobo y la envolvió en una 
cálida manta. 
 Como capitán del barco, Logan actuó como su médico. 
Comprobó los signos vitales de la mujer, y luego hizo que sus hombres 
la llevaran a la cubierta inferior para calentarla y vigilarla. 
 Logan bajó su mirada a los ojos del lobo que estaban aturdidos 
pero alerta y llenos de ánimo cuando se encontraron con los suyos. De 
repente el corazón de Logan palpitó, todo su cuerpo dolía con un 
propósito. Se sintió conectado con el empapado lobo de un modo como 
jamás se había sentido antes, y supo con todo su ser que éste era su 
compañero, el omega de su alfa. 
 —¡Joder! —susurró. ¿Qué tan lejos tenía que ir un lobo en el 
Mar de Bering para evitar su destino? Aparentemente, no había corrido 
lo suficiente. 
 Recogió a su omega, quien inteligentemente no se transformó 
en humano, en sus brazos y llevó al lobo abajo. El resto de su 
tripulación lo miró confundido. 
 —¿Capitán? —Preguntó uno de ellos—. No llevaremos a un 
maldito perro a bordo, ¿verdad? 
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 Logan gruñó, su acento kiwi (acento neozelandés) emergió en 
medio de su ira. 
 —Este perro salvó la vida de esa mujer y está vivo. ¡Volved al 
trabajo, todos ustedes! 
 Llevó a su compañero a su propio camarote y suavemente lo acostó 
sobre la cama. 
 —Está bien, estás a salvo aquí —le aseguró, y entonces, el 
hombre se transformó. 
 El omega era un moreno esbelto, con oscuros rizos empapados 
en la cabeza y grandes ojos marrones. Su cuerpo era tenso y tonificado, 
pero no particularmente musculoso. Aún así, Logan pensó que nunca 
había visto a nadie tan hermoso en toda su vida. 
 El pobre joven tiritaba con tanta fuerza que le rechinaban los 
dientes. Logan tomó varias gruesas toallas para envolverlo, luego 
comenzó a secar su cabello. Se detuvo, su mano sobre la cabeza del 
hombre y miró sus ojos que brillaban con inteligencia bajo toda su 
tristeza. 
 Algo terrible le había sucedido a su omega y Logan no quería 
nada más que abrazarlo y consolarlo. Ya estaba prácticamente envuelto 
en torno a él mientras trataba de secarlo y darle calor al mismo tiempo. 
 —Soy el Capitán Logan Harris. Estás a bordo del buque 
cangrejero Seawolf, captamos tu señal de socorro, afortunadamente 
estábamos a solo unas millas de distancia. Tu amiga está viva, bastante 
helada, pero viva. La Guardia Costera aún está a una hora de camino, 
pero estarán aquí pronto para darle su adecuada atención médica. 
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 Logan habló bruscamente. Así era como él era. Se había 
endurecido contra las relaciones después de una propia trágica pérdida, 
una de la que jamás habló y en la que raramente pensaba. No era un 
hombre cálido de ninguna manera, pero cuando le hablaba a Will, su 
corazón se ablandaba. El alfa de su interior anhelaba conectar con su 
omega. 
 —Soy Will — finalmente el joven logró hablar y se veía sin 
aliento mientras alzaba su mirada hasta los ojos de color avellana de 
Logan—. Doctor William Blanchard. Tu acento... 
 Logan se rió suavemente. 
 —Nueva Zelanda. No es australiano. 
 Eso extrajo una media sonrisa a Will. 
 —Lo tengo –murmuró—. No es australiano. Capitán Harris, no 
puedo agradecerle lo suficiente... 
 Todavía estaba desorientado, pero el joven claramente había 
sido criado con buenos modales. 
 —Puedes agradecérmelo más tarde —le aseguró el alfa—. Y 
puedes llamarme Logan. Tu compañera de tripulación, ¿cómo se 
llama? 
 —Tracy. Giddens. Puede que tenga su identificación sobre ella, 
si el agua no... —Will se quedó rígido en mitad de la frase. Se envolvió a 
sí mismo—. ¿Hubo otros supervivientes? 
 Logan negó con la cabeza, frunciendo el ceño. 
 —¿Cuántos estaban a bordo? Ni siquiera vimos tu barco. 
 —Había otros dos —dijo Will más bien con temblorosa tristeza 
en vez de frío. 
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 Logan abrazó al omega incapaz de resistirse a tocarlo. 
 —Grey, ese es el doctor Peter Greyson y Roger, Roger T—
Tipton. 
 Will se ahogó cuando trató de decir el nombre del hombre. Sin 
necesidad de tener que preguntar Logan supo que Roger debía haber 
significado mucho para Will. No tenía palabras de consuelo que 
ofrecerle al joven. Su tripulación no había visto a nadie más en las 
oscuras y tormentosas aguas y, por propia experiencia, sabía que el 
destino más probable para un hombre que caía por la borda en estas 
aguas, boqueaba jadeante en un mar letal. 
 —¿Puedo ver a Tracy? —Preguntó finalmente Will, después de 
un largo y triste silencio. 
 —Por supuesto —dijo Logan, y entonces se percató de que no 
podía cumplir con esa promesa e hizo una mueca—. Espera, lo siento. 
No. No puedes. Mi equipo te vió como un lobo. Si vas por ahí así, habrá 
preguntas, y... 
 Will suspiró. 
 —No puedes permitirte el lujo de interrogantes. 
 Logan negó con la cabeza. 
 —Tendrás que permanecer aquí hasta que encuentre una manera 
segura de sacarte de la nave. 
 Will se quedó pensativo. 
 —¿Qué pasa si salgo como un lobo? Solo quiero verla, ver que 
ella está bien. 
 El capitán lo consideró. Nadie de su tripulación sabía que era 
un shifter y quería que siguiera así. No quería que nadie lo descubriera 
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jamás, pero ahí estaba Will, listo para arruinar todo eso. Sin embargo, 
Logan no carecía de compasión, y el alfa en él quería hacer todo lo que 
pudiera para consolar a su omega. 
 —Bien —estuvo de acuerdo—. Pero te quedas como un lobo 
todo el tiempo, o me ayudas así... 
 Will le dió una pequeña sonrisa. 
 —¿Qué? ¿Me arrojarás por la borda? 
 El alfa gruñó en advertencia, y Will levantó sus manos en señal 
de rendición. 
 —¡Estaba bromeando! Permaneceré como lobo, lo juro. 
Realmente tampoco deseo que nadie sepa sobre mí. 
 Logan asintió. 
 —De acuerdo. Puedes venir conmigo cuando vaya a ver cómo 
está —decidió. 
 —Gracias —dijo Will separándose y, estaba a punto de cambiar 
cuando Logan lo detuvo. 
 —Espera. Una cosa más. 
 —¿Sí? —Dijo Will mirando a los ojos de Logan, y éste fue 
golpeado con otra ola de deseo y atracción hacia el hermoso joven. 
 Logan respiró profundamente escrutando esos grandes ojos 
marrones. 
 —¿Lo sabes, no? 
 —¿Te refieres a qué eres un alfa? Sí, lo sé —dijo Will, sin 
aliento—. Créeme, lo sé... 
 —No —dijo Logan—. No sólo eso. 
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 Escrutó fijamente los ojos de Will, pero no queríaser el primero 
en decirlo. 
 —Lo sé –admitió significativamente Will, manteniendo el 
intenso contacto visual—. Sé quién eres. Simplemente no puedo... No 
puedo lidiar con esto en este momento —dijo. 
 El omega se giró y cambió a su forma de lobo sacudiendo las 
últimas gotitas de agua de su oscuro pelaje. 
 Logan lo miró en silencio, luchando consigo mismo. ¿Debería 
forzar la situación? Will era su omega. Su compañero ¿Qué iban a 
hacer? 
 Tenía un buque en medio de una incruenta tormenta marina, 
una mujer en su enfermería, dos científicos muertos en el agua y la 
Guardia Costera en camino. Daba la casualidad de que él mismo 
tampoco podía enfrentarlo. Silencioso, abrió la puerta de su cabina con 
un gran lobo pegado a sus talones. 
 Cuando entraron en la enfermería, Tracy ya estaba vestida con 
ropa seca y abrigada, envuelta en mantas con botellas de agua caliente 
en las ingles y axilas. Tumbada en una pequeña cama, temblando 
violentamente pero despierta, consciente y respondiendo a las 
preguntas, aunque brevemente. 
 Will vió como el capitán se acercaba a ella y, por el bien de la 
posteridad, le hizo las mismas preguntas que le había hecho a Will. 
Mucho tiempo atrás, los padres de Will le habían contado acerca de los 
alfas y los omegas, y de que un día encontraría al lobo destinado a ser 
su compañero. Nunca esperó que sucediera así. Cuando imaginó 
encontrándose con su alfa, no se había imaginado exactamente un 
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amanecer con cantos corales, pero sí algo parecido. Logan y su buque 
de acero bamboleándose violentamente en el mar de Bering, estaban 
muy lejos de la escena que siempre había representado en su cabeza. Se 
había imaginado a alguien de aspecto pulcro, respetable, quizás un 
médico o un abogado, y puede que se encontraran en una cafetería o 
una biblioteca. Enfrentarse con la realidad de su destino hizo que Will 
se sintiera mareado, y el omega se sentó sobre sus patas traseras para 
observar al hombre que era su pareja. 
 Tracy miró al lobo, obviamente confundida cuando habló del 
doctor Blanchard, pero no mencionó la conexión entre los dos. Ni 
siquiera estaba segura de si el lobo que había llegado justo a tiempo 
para salvarla era Will, pero ella lo sospechaba claramente. Will sólo 
esperaba que ella mantuviera su secreto y la miró con suplicantes ojos 
dorados. 
 Logan fue prudente y alejó la conversación del tema de su 
desaparecida tripulación y del milagroso rescate del lobo. En cambio, la 
tranquilizó. 
 —La Guardia Costera está en camino, te llevarán a un hospital 
adecuado y buscarán a tus compañeros de equipo perdidos. Lo siento 
mucho, Sra. Giddens. 
 Tracy asintió, traumatizada y agotada, y dejó que sus ojos se 
cerraran para descansar. 
 —Gracias, Capitán. 
 Con eso, el Capitán se fue y Will lo siguió. Para su sorpresa, el 
alfa no lo llevó directamente de vuelta a su camarote. En su lugar, 
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caminó por el resto de la nave comprobando a todo el mundo, con Will 
aún siguiéndole. 
 Will obtuvo un recorrido del barco y pudo ver la actitud de 
Logan con los miembros de su tripulación, la forma en que lidió con 
una crisis. 
 Era un buen alfa. Increíblemente guapo, también, con corto 
cabello castaño y una incipiente barba en la mandíbula. Tenía tupidas 
cejas y carnosos y expresivos labios. Serios y penetrantes ojos avellana. 
¡Aquellos ojos! lloriqueó Will, para sí mismo. ¿Cómo podría resistir, 
alguna vez, la intensa mirada de su alfa? 
 Él tenía una intensa curiosidad. Era un defecto que le había 
sido de gran ayuda en su carrera, pero al mismo tiempo le causaba 
problemas. Por ejemplo, en este momento, no podía deshacerse de su 
propia fascinación por este extraño hombre. Nunca jamás había 
conocido a nadie como Logan. Hasta ahora, su vida no lo había llevado 
a relacionarse con hombres que eran tan rudos y salvajes. ¿Logan 
realmente sería el amor de su vida? 
 La voz de Logan era profunda y segura mientras hablaba con su 
tripulación, con un suave gruñido en todas las órdenes. Ese acento kiwi 
volvía loco a Will, listo para saltar sobre el capitán en el momento en 
que estuvieran solos, pero tenía la impresión de que, a pesar de su 
mutua atracción, no sería bienvenido. 
 La culpa se precipitó sobre él. El mejor amigo de Will y su más 
insigne mentor habían desaparecido en una noche. Él no debería 
siquiera de pensar en el sexo o en cualquier otra cosa. Lo más extraño 
era que sería realmente miserable, pero la comodidad de los fuertes y 
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musculosos brazos de su alfa parecían, repentinamente, como el único 
antídoto contra su dolor. 
 No. Tenía que contenerse a sí mismo. El dolor no era mejor 
razón para caer en la cama de este extraño que la lujuria. Era un 
científico ¡maldita sea! ¿Dónde se había ido su capacidad de pensar? 
Sintió que se había agotado desde el momento en que cayó en la fría 
agua. O tal vez, en el momento en que fue rescatado por su atractiva 
pareja. 
 Fue Aegis quien primero se dió cuenta. 
 — Capitán, sabes que eso no es un perro. 
 Will miró a Logan presa del pánico, pero el capitán mantuvo la 
calma. 
 —¿Qué quieres decir? A mí me parece un perro. 
 —No, eso no es ningún perro. Eso es un lobo —dijo. 
 —Oh —dijo Logan, mirando a Will con una pequeña sonrisa—. 
Bueno, a mí me parece bastante dócil. Tal vez uno de esos perros lobo 
Inuit, ¿sabes? Creo que debe de haber pertenecido a alguno de los 
investigadores. Un valiente animal, diría yo, salvando a esa chica. 
 Aegis asintió, mirando pensativamente al lobo. 
 —¿La joven dijo su nombre? 
 Logan negó con la cabeza. 
 —No, no le pregunté. Pero no es de ella. Creo que lo conservaré. 
 Will luchó por gruñir, pero se volvió para irse. 
 —¡Hey! —Logan silbó. Le silbó. Will lo fulminó con la mirada y 
se fue. Le habían presentado a toda la tripulación. Iría y se quedaría 
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con Tracy hasta que llegara la Guardia Costera, estaba cansado de ser 
paseado por ahí como una nueva mascota. 
 
 Aegis se rió entre dientes cuando se fue. 
 —Parece que no está demasiado interesado con ese plan. 
 Logan se erizó de orgullo herido y abandonó el tema. 
 —¿Cuándo llegará la Guardia Costera? —Preguntó, sin sonreír. 
 El otro hombre también se puso serio. 
 —En cualquier momento, Capitán. 
 Asintiendo, Logan se giró y siguió a Will bajo la cubierta. Llegó 
a la enfermería y vió a Will acostado con Tracy, tratando de calentarla. 
 —Tracy, la Guardia Costera te llevará a un hospital, en algún 
lugar mucho más cálido que aquí —prometió Logan. 
 Will sabiamente se bajó de la cama, y luego desapareció de la 
vista. Logan estaba contento de no tener que decirle que desapareciera. 
La Guardia Costera tendría preguntas sobre un lobo, preguntas que su 
tripulación no pensaría en hacer. 
 El capitán se arrodilló para hablarle, a Tracy, en voz baja. 
 —Por favor, no menciones cómo fuiste rescatada —murmuró en 
su oído. 
 Era su única esperanza de encubrir a Will. 
 Oliver lo ayudó a llevar a Tracy en una camilla y se encontraron 
con la Guardia Costera sobre la cubierta. Logan respondió a sus 
preguntas lo mejor que pudo con la furiosa tormenta, y lo abreviaron, 
asegurando a Tracy apresuradamente. La Guardia Costera les pidió que 
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alejaran su buque de la escena para que se llevara a cabo una búsquedaadecuada y Logan prometió hacerlo. 
 Después de que se fueron y Logan había dado órdenes al resto 
de su tripulación, se encontró fuera de la puerta de su cabina, 
respirando lentamente, con la cabeza apoyada contra la puerta de 
madera. 
 El estrés de la noche se apoderó de él, recorriéndolo, 
desvaneciéndose al instante en el agotamiento, derritiendo su 
endurecido exterior y dejándolo cansado, temeroso y solo. Sabía que su 
compañero estaba en el otro lado de la puerta, pero ¿cómo podía 
consolarse con un extraño, sabiendo que este extraño era su pareja? Si 
se atreviera a hacerlo, Will se convertiría en mucho más que un 
extraño. Will se convertiría en su familia. Así era como funcionaban los 
alfas y los omegas. 
 No podía perder a otra familia. Eso quería decir que no podría 
tener otra familia. 
 Logan tendría que lidiar con ésto solo. Podía ser fuerte para 
Will hasta que éste pudiera encontrar la seguridad, pero no podía 
apoyarse en su omega, no podía dejarse seducir por su conexión, ni por 
la belleza del joven, ni por su admirable capacidad de recuperación. 
 El capitán estaba acostumbrado a cargar las cosas sobre sus 
hombros. Tomó nuevamente otra profunda y temblorosa respiración, 
contemplando si debía o no entrar en la habitación y tratar de consolar 
a su omega. No estaba listo, decidió. No sería lo suficientemente fuerte 
como para apoyarlo o resistirse a él. 
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 Haciendo una mueca, luchando contra sí mismo, finalmente dió 
un suave gruñido y giró sobre sus talones. Volvió a subir las escaleras 
de metal hacia la timonera. 
 —Estás relevado —le dijo a su jefe de cubierta que lo miró 
confundido. 
 —Aún no es el cambio de guardia, Capitán 
 —Estás relevado. Tomo la guardia nocturna. Disfrútalo —dijo el 
capitán, y no se discutió nada más. 
 Logan se echó hacia atrás, levantando sus pies y observando la 
furia de la tormenta. Su enorme buque podría afrontarlo y, aunque 
habría urgencia por tirar las nasas en unos pocos días, por ahora el 
condenado temporal representaba algo de peligro para ellos. Mientras, 
no lejos de ellos los truenos retumbaban, aunque lo suficientemente 
lejos como para indicar que la tormenta se alejaba, a Logan no le 
reconfortaba lo suficientemente. El destino del barco más pequeño de 
Will y sus amigos, se convirtió en un terrible recordatorio de no 
subestimar a los letales mares que había hecho su hogar. 
 Había encontrado a su compañero. La mayoría de los alfas 
serían felices. Una parte de él lo era... —feliz de una forma que aún no 
se sentía cómodo admitiendo. Él también estaba extremadamente 
preocupado. ¿Cómo podía tener un hijo con el hombre y, de alguna 
manera criar a ese niño, mientras continuaba en el mar? No podría, no 
realmente. Algunos de sus hombres tenían familias, pero comprobó lo 
difícil que era para ellos. Siempre pensó que el trabajo era para los 
jóvenes y solteros. Ya no era joven, pero durante mucho tiempo había 
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estado felizmente desinteresado, huyendo rápidamente de cualquier 
cosa que amenazara con importarle. 
 Durante años y años, la mayor parte de su vida, lo único que le 
había importado era el Seawolf. Si tuviese un bebé, tendría que 
abandonarlo. 
 Will, este hombre que apenas conocía, se suponía que era su 
marido, su pareja y compañero en todo, pero Logan estaba casado con 
el mar. ¿Cómo podría un hombre tolerar eso? ¿Cómo podía esperar que 
lo hiciera? 
 Logan se sentó en el puente durante horas, su furiosa agitación 
interna unida con la tormenta externa. Justo como la tormenta, que 
poco a poco se desvanecía y disminuía a una lluvia torrencial y mares 
agitados, pero nada más. Lo resolvería todo, en algún momento, pero 
por ahora intentaría mantenerse despierto. 
 Cuando amaneció y fue relevado, caminó agradecido hasta su 
camarote y se sentó en el borde de la cama, quitándose las botas. Las 
cosas habían vuelto, en su mayoría, a la normalidad y su tripulación 
podría sobrevivir unas pocas horas sin él. 
 Sin siquiera quitarse la mojada ropa, se desplomó en el borde 
de la cama sin apenas tener tiempo de tenderse y acurrucarse antes de 
dormirse. 
 Junto a él, Will se desplazó en la cama, pasando de ser un lobo 
a un joven sin despertarse del todo. Actuando sólo por instinto, 
envolvió sus delgados brazos entorno a su compañero y lo sostuvo 
mientras dormían. 
 
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CAPÍTULO 3 
 
 
 Will se despertó por los gruñidos de su estómago. Gimió y se 
sentó, echando un vistazo a la habitación, que era pequeña pero 
privada. Su pareja era un capitán. Eso tenía que venir con beneficios, 
¿verdad? Pasó los dedos por sus suaves rizos oscuros y entonces, en un 
horrible y deprimente momento, recordó todo. 
 Roger estaba muerto. Gray estaba muerto. Tracy estaba al tanto 
de lo que era, y estaba... ¿dónde estaba Tracy? 
 A su lado, Logan habló con voz gruñona y medio despierta. 
 —Tu amiga fue llevada al hospital, ella va a estar bien. No 
hicieron demasiadas preguntas. No creo que ella lo diga. —Se incorporó 
un poco y le echó una soñolienta mirada castaña—. Vuelve a dormir. 
 Will frunció el ceño considerando eso. ¿Hablaría Tracy? 
Esperaba que no. Le había salvado la vida, incluso aunque no hubiera 
sido capaz de salvarlos a todos, aunque ella tal vez lo culpara. 
Ciertamente él se culpaba a sí mismo. 
 Su estómago gruñó otra vez, y oyó reír suavemente a Logan 
desde su sitio. ¡Buenos oídos! 
 —De acuerdo, está bien, cachorro, te alimentaré —bromeó. 
 El capitán se giró para encarar a Will, pero éste ya se había 
separado, cubriendo su desnudo cuerpo con una sábana. 
 —¡No me llames así! —gruñó el omega—. ¡No te atrevas! 
 Logan levantó sus manos mostrando sus palmas. 
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 —Bien, bien. Pero quieres comer, ¿no? Quiero decir, eres una especie 
de polizón... como un refugiado... te he adoptado. ¡Mejor que te 
alimente! 
 Will lo fulminó con la mirada, el dolor inundó sus ojos incluso más 
que la ira. 
 —Si eso es todo lo que soy para ti, sólo un caso de piedad, 
entonces puedes llamar a la Guardia Costera para que vuelvan y me 
recojan. 
 Para su crédito, Logan trató de razonar con la emoción en esa 
declaración, no la lógica. 
 —Mira, lo siento. Tienes razón. No es por eso que quiero que te quedes 
a bordo. 
 Will se encogió de hombros, todavía herido. Logan no parecía 
haberse preocupado por nadie en mucho tiempo, y ese no era 
realmente un rasgo atractivo para el padre de sus futuros hijos. ¿Por 
qué Logan lo quería aquí, de todos modos? ¿Como una especie de 
mascota, algún pequeño y sucio secreto? 
 Justo cuando estaba a punto de salir, Logan se inclinó y lo besó, 
lenta, tiernamente, como si todo el cuerpo de Will se lo hubiera estado 
rogando desde el principio. 
 —Por eso, —murmuró suavemente mientras se retiraba y Will 
miró esos perfectos ojos color avellana, con los labios abiertos por la 
sorpresa. 
 —¡Oh! –susurró Will. 
 Sí. Por eso. Recordó cómo la noche anterior se había negado a 
hablar con Logan sobre su destino, sobre ser su omega. Era cierto que 
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ambos lo sabían y esa era la razón por la cual Will no podía abandonar 
el barco. En realidad no quería hacerlo. Él quería estar con su alfa. 
 Logan se llenó de terror en el momento en que se dio cuenta de 
lo que había hecho. Mirando la cara sorprendida de Will, se percató. 
¡Joder! Lo había besado.Realmente lo había hecho. Se suponía que no 
debía de hacerlo. Había acordado consigo mismo no apegarse, no amar 
a este hombre, pero Will lo había pillado cuando estaba dormido y..., y 
Will era su omega. No podía huir de eso. 
 —La temporada es corta. Tan pronto como alcancemos nuestra 
cuota de cangrejo, recogemos nuestro cheque de pago y vamos a casa –
le aseguró a Will—. No tendrás que estar en el Seawolf por mucho 
tiempo. 
 Will negó con la cabeza. 
 —¿Y entonces qué? 
 Logan se encogió de hombros. 
 —YO… 
 Esto no era parte de su plan. Estaba actuando por instinto, 
escuchando lo que su corazón deseaba. ¡Dios, iba a salir herido! 
 —No lo sé. Veremos si todavía quieres estar cerca de mí. 
 —Creo que lo haré —admitió Will con una sonrisa que hizo latir 
el corazón de Logan. 
 ¿Cómo había tenido tanta suerte de terminar con un omega tan 
hermoso? ¿Por qué era ésta la primera vez que se daba cuenta de eso? 
 —Eso espero –dijo Logan honestamente. 
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 ¡Maldita sea todo al infierno! ¡Tenía un plan! ¡Un plan perfecto! 
Evitar caer por su omega. ¡Mira ahora lo bien que está yendo, Capitán!, 
pensó para sí mismo. 
 Y, sin embargo, mientras miraba a su joven omega, 
absolutamente impresionante, increíblemente inteligente, apasionado 
y confiado, no se arrepentía ni un solo instante de responder a esa 
llamada de socorro. ¿Cómo podría? Will era todo lo que siempre había 
deseado si sólo se hubiera permitido desear algo. 
 Will pareció sentir su honestidad porque se acercó más abierto. 
 —Bueno... si vamos a estar tan cerca el uno del otro, supongo 
que deberíamos llegar a conocernos. –sugirió y, si Will no pareciera 
estar tan triste en su interior, tan lleno de dolor, Logan podría haber 
pensado que el omega, en realidad, estaba flirteando. 
 Sus ojos ciertamente brillaban tentadoramente. 
 —Tienes razón –dijo Logan, y arrastró al desnudo hombre a su 
regazo. 
 Todavía estaba completamente vestido, y de alguna manera le 
gustaba el poder que eso le daba. 
 —¿Cuál es tu comida favorita? —Preguntó Logan. 
 Will sonrió un poco. 
 —Bueno, yo soy vegetariano, pero me gusta el queso. 
 —¿Un lobo vegetariano? 
 Logan intentó realmente no reírse. Nunca había oído hablar de 
tal cosa. 
 Will asintió. 
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 —Es una cuestión de ética —admitió, y la mirada en sus ojos le 
dijo a Logan que no era una broma. Odiaba cuando sus bromas hacían 
desaparecer la sonrisa de Will, por lo que se aclaró la garganta y pensó 
más seriamente acerca de ello. 
 —Hmm... Está bien. Bueno, ¿qué tal un queso a la plancha? 
¿Sopa de tomate está bien? Tenemos una gran cantidad de sopa. 
 Una sonrisa se coló de nuevo en los labios de Will, por lo que 
Logan pensó que estaba en el camino correcto. 
 —¡Eso suena increíble! –admitió—. Yo... gracias. ¿No te lo 
agradecí anoche? 
 Logan asintió con la cabeza, enderezando sus hombros con 
orgullo. 
 —Lo hiciste, pero puedes agradecérmelo una vez más, no me 
importa. 
 Will le echó otra ojeada, pero esta vez, Logan pensó ver, tal vez, 
un toque de diversión. 
 —No tientes tu suerte, Capitán –dijo Will. 
 —¡Oh! —Sonrió Logan— Definitivamente lo haré. 
 
 ERA EXTRAÑO ESTAR ATRAPADO BAJO LA CUBIERTA. 
Will tenía un ojo de buey para mirar fuera pero que no podía salir de la 
habitación a menos que estuviera listo para actuar como un perro. Tan 
cruel como el océano había sido para él, quería olerlo. Respirar la sal. 
Tranquilizarse con su constancia, tanto como pudiera estarlo. 
Simplemente no estaba de humor para ser acariciado en la cabeza. 
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 Refunfuñando, buscó algunas prendas de vestir en los cajones 
de Logan para ponerse. Primero encontró su ropa interior y cuando 
cogió un par de boxeadores, queriendo saber si eso era demasiado raro, 
reparó en una fotografía debajo de ellos. 
 Era una familia. Un hombre que se parecía a Logan pero más 
joven, aspecto pulcro, y una mujer de la misma edad. Tres niños 
pequeños los acompañaban. Sorprendido y confundido, Will se quedó 
mirando la foto, pero cuando trató de acercarla más para observarla, 
Logan entró y Will cerró con rapidez el cajón, de pie y todavía desnudo, 
pero con los boxers de Logan en sus manos y una mirada culpable en su 
rostro. 
 Logan miró a Will, con dos jarras en su mano y en el borde de 
cada una, balanceándose, un sándwich de queso a la plancha. 
 —Hmm... Si quieres algo para ponerte tengo sudaderas en el 
cajón inferior. Puede ser más agradable. 
 —¡No tenía intención de verla! –Espetó Will. Era un terrible 
mentiroso. Sentía sofoco en sus oídos al sonrojarse. 
 —¿Ver qué? —Preguntó Logan confundido—. ¿Mis boxers? 
¡Ojalá veas más que eso en algún momento...! 
 —La… la foto, no quise… —Will estaba hundiéndose cada vez 
más y lo sabía. Si no hubiera intentado explicarse, Logan nunca lo 
hubiera sabido. 
 —¡Oh! –dijo Logan e inclinó la cabeza con una triste sonrisa—. 
¿Adivinaste quién soy yo? 
 Will sacudió su cabeza. 
 —¡Espera! ¿No serás… no serán esos tus hijos? 
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 Eso hizo reír a Logan y Will sonrió, sintiéndose tonto. 
 —¡Nah! ¡Ese es mi padre! Nos parecemos mucho, ¿verdad? —
dejó la sopa a un lado y sacó la fotografía, señalando—. Mira, ahí estoy 
yo. El más pequeño. 
 Will suspiro aliviado. 
 —¡Oh! –dijo—. Pensé… 
 —¿Pensaste que tenía tres chicos? —Preguntó Logan incrédulo 
pero divertido—. ¡Nah! ¡Nunca he estado casado con nadie más que con 
el mar. —aseguró. 
 Will sonrió, admirando la foto. 
 —Eras lindo. —señaló. 
 Logan asintió, guardando nuevamente la foto. 
 —Lo era. ¡Buenos genes! —dijo, y guiñó un ojo. 
 El omega se sonrojó y fue a sentarse en la cama aceptando su 
taza de sopa y el sándwich caliente. 
 —Gracias —dijo nuevamente—. Siento como que siempre estoy 
diciendo eso. 
 Logan negó con la cabeza. 
 —No puedo esperar que tengas a mis hijos si ni siquiera te doy de 
comer. –señaló sin dejar de bromear. 
 Will podría estar agradecido por eso algún día, estaba seguro, 
pero se preguntó si sería un mecanismo de defensa. 
 —¿Lo haces? —preguntó, mirando a Logan con sobriedad—. 
¿Esperas que tenga a tus hijos? Apenas te conozco, Logan. 
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 Logan parecía perturbado porque había sido nuevamente 
malinterpretado y Will se preguntó si tal vez sólo estaba siendo 
demasiado susceptible. 
 —No, no es eso.... Sólo... me gusta la idea, eso es todo. Pero sin 
precipitarse, créeme. Antes de que aparecieras, traté de no pensar 
siquiera en los niños. 
 Will pegó un mordisco a su sándwich y bebió su sopa. 
 —Bueno, eres un cocinero decente —dijo, cediendo un poco al 
constante intento de Logan de aligerar el ambiente—. No es un mal 
rasgo para un padre. 
 —¡Ya lo creo! —sonrió Logan. 
 Will le dedicó otra pequeña sonrisa y se inclinó para besar su 
mejilla sin afeitar. Cuando lo hizo, obtuvo una buena bocanada de su 
aroma y gimió suavemente. No era correcto desear a Logan tan mal 
cuando Roger y Grey yacían en el fondo del mar debido a Will. 
Habiendo sucedido una cosa tan terrible, ¿cómo podía desear tener 
relaciones sexuales? Dejó la taza a un ladosintiéndose culpable. Y de 
repente enojado. ¡Logan debería haber llegado allí antes! Grey y Roger 
habían sido entrenados; deberían haber sido capaces de salir de la 
embarcación. Tendría que haber vuelto por ellos. Tracy debería haberlo 
ayudado. Realmente, ninguno de los pensamientos ayudaban o 
sonaban como reales, pero todos le llegaron la vez mientras su mente 
buscaba desesperadamente algo a lo que culpar por la pérdida sin 
sentido. 
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 Justo cuando realmente comenzaba a entrar en espiral y las 
lágrimas inundaban sus ojos los brazos fuertes, cálidos y musculosos de 
Logan, se envolvieron en torno de su desnudo cuerpo y lo abrazaron. 
 —¿Hay algo que pueda hacer? —Preguntó Logan suavemente y 
Will lo miró, sorprendido una vez más. Bajo los gruñidos y las bromas, 
su alfa tenía compasión, tenía empatía, podía cuidar y amar. No le 
molestaba que fuera tan guapo también. 
 —No puedo dejar de pensar en lo diferente que podría haber 
sido. Cómo podrían haber salido con vida de ello. ¡Ojalá hubiera 
muerto en su lugar! ¡Sólo quiero que vuelvan! Ni siquiera... ni siquiera 
he aceptado que se han ido. 
 Logan besó su frente y Will cerró sus ojos, dejando que el calor 
de su alfa fluyera de esos carnosos labios, por su cráneo y su cara, por 
sus hombros y en su pecho, relajando su cuerpo. 
 —No puedes traerlos de vuelta y nada podría haber sido 
diferente de cómo ciertamente ha sido. Es una horrible verdad, pero 
para cuando lo aceptes, no será tan horrible como las cosas que estás 
diciéndote a ti mismo. 
 Will abrió los ojos y miró el rostro curtido por el mar de Logan 
y sus ojos color avellana que eran extremadamente sabios y 
conocedores en ese momento. Sintió que Logan realmente lo entendía. 
Como si supiera de lo que estaba hablando. No le preguntó por qué, 
pero supo que Logan también había sufrido una gran pérdida. Ahora 
tenían esa experiencia en común. 
 —¿Estás seguro? —Le preguntó buscando la comodidad de su 
alfa y, finalmente, permitiéndose a sí mismo tomarla. 
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 —Estoy seguro —susurró Logan—. Y estoy seguro de que no vas 
a hacer justicia a su memoria al negarte a vivir tu vida por tanto tiempo 
como el destino te permita disponer de ella. 
 Las palabras sonaron tan ciertas que Will finalmente se vio 
obligado a enfrentarse a su propia tristeza. Enterró su cabeza en el 
fuerte pecho de Logan y se abandonó al llanto, dejando que todo 
fluyera al exterior. 
 En el momento en que terminó de llorar, estaba agotado. 
Comenzó a quedarse dormido en el pecho de Logan pero se despertó 
con la sensación de Logan retirándose de debajo de él y remetiéndole 
dentro. 
 —Espera —murmuró, abriendo los ojos. Agarró a Logan por su 
camisa y tiró de él dándole su propio beso, un beso de verdad, con la 
vida y la pasión que había considerado negarse a sí mismo. 
 Logan gruñó suavemente, muy interesado, y colocó sus manos 
en la cama a cada lado de Will, inclinándose más cerca. Will rodó sobre 
sus rodillas para mejorar el ángulo, empujando su lengua en la boca de 
Logan, sintiendo su corta barba contra su rostro y sus cálidos labios 
sobre los suyos. 
 Colocando una rodilla sobre la cama, Logan deslizó sus grandes 
y fuertes manos por la espalda de Will, cálidas mientras acariciaban su 
cabello y lo sostenían. El beso pareció durar una eternidad y Will pensó 
que podría llegar a más, cuando alguien llamó a la puerta. 
 Logan gruñó en voz baja y se apartó. 
 —Continuaremos esto más tarde —murmuró íntimamente, 
dándole a Will una ardiente mirada y acariciando su mejilla. Will se 
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volvió y besó esa mano, sosteniendo su muñeca cerca solo un segundo 
más antes de que su alfa se separara completamente de la cama, 
dejando allí a Will, excitado y desnudo pero incapaz de privarle de sus 
deberes como capitán. 
 —¡Más nos vale! —dijo dándole a Logan una pequeña sonrisa 
tentadora. 
 El alfa lanzó otro suave gruñido y dio un pico en la mejilla de 
Will antes de que saliera por la puerta. 
 —Vuelvo enseguida. ¡Sé bueno! ¡Come! —Le ordenó y Will 
sonrió, tomando su taza de tibia sopa de tomate. 
 Tal vez Logan tenía razón. Roger y Grey querrían que viviera. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO 4 
 
 
 Logan no solía tener prisa por volver a su camarote. Amaba su 
trabajo, amaba el barco y el mar, y la mayoría de las veces su 
tripulación tenía que luchar para conseguir que tan sólo se tomara una 
siesta cada pocos días. Ese día, sin embargo, Logan tan sólo hizo lo que 
se necesitaba y le pareció que su turno no tenía fin. La pesca de 
cangrejos era un trabajo agotador y con una tripulación relativamente 
pequeña, Logan no se excluía de nada a sí mismo. 
 Apenas tuvo tiempo de escabullirse y llevarse comida para Will 
para todo el día, y entonces fue incapaz de pillar algo más que un beso 
en la mejilla de su pareja. Ese beso aún permanecía en su piel, 
haciéndole sonreír para sí mientras trabajaba. 
 Les estaba azotando otra tormenta, una más pequeña, pero el 
trueno retumbó en la distancia. Logan se aseguró de que la tripulación 
estuviera pendiente de ella y, finalmente se despidió, excusándose para 
intentar tener una buena noche de sueño —pero no era dormir lo que él 
quería en absoluto. 
 No se detuvo delante de su puerta esa noche. Se precipitó 
dentro, y en el momento en que vió a Will, se abalanzó sobre el 
hermoso joven, besándolo apasionadamente, fijándolo en la cama. 
 Will había estado leyendo uno de los libros de Logan y cuando 
fue abordado gritó de alegría, retorciéndose juguetonamente debajo de 
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Logan, apretando fuertemente sus caderas unidas. Llevaba un par de 
sudaderas de Logan, pero eso era todo, y obviamente estaba duro bajo 
Logan cuando el alfa se frotó contra él, moliéndose sobre él. 
 —¡Maldita sea! —susurró Logan, inclinándose para besar la 
esbelta garganta de Will, inhalando profundamente. Se detuvo y dejó 
escapar un gruñido—. ¿Estás en celo? 
 Se quejó, frotándose de nuevo contra él desesperadamente. 
 —Tal vez —admitió, pero Logan sabía la verdad. 
 Podía olerlo. Will estaba entrando en celo para él. 
 Logan agarró esas sudaderas y las arrancó del perfecto cuerpo 
de su pareja observando con deseo cómo su dolorida y orgullosa polla 
se deslizaba libremente sobre su vientre. Gruñendo, Logan acarició el 
pecho de Will y recorrió su estómago, inhalando su aroma. Tenía una 
adorable hendidura donde se flexionaban los huesos de sus caderas y 
Logan la besó con dulzura, saboreando su salada piel. Sabía que él 
mismo olía como el mar y, probablemente, igual que el cangrejo y a 
sudor, pero a Will no pareció importarle. Logan observó como el labio 
inferior de su omega temblaba y su cuerpo se arqueaba con 
desesperación. 
 —Puedo olerlo, Will, me necesitas —dijo en voz baja y áspera en 
su garganta. 
 —Logan, Alpha, sí —dijo Will con entusiasmo, sonriéndole, sus 
grandes ojos marrones rodados con deleite—. ¡Por favor, Alpha! 
 Con un gruñido animal, Logan sujetó las esbeltas caderas de 
Will en la cama, sus grandes y ásperas manos reteniendo al hombre 
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más pequeño abajo para poder acariciar la goteante polla 
ininterrumpidamente. 
 —Deberíamos de aclarar una cosa —gruñó Logan contra su 
base. 
 —¿Mmmnn? —gimió el omega, sus muslos temblando. 
 Logan se rió entre dientes, abriendo sus carnosos labios para 
chupar suavemente sobreel costado de su pene, dejando que su 
húmeda lengua acariciara lentamente sobre la dura longitud. Por 
último, contestó la pregunta de Will. 
 —¡Me encanta cuando suplicas! —ronroneó y luego envolvió sus 
cálidos labios alrededor de la resbaladiza cabeza de Will y comenzó a 
succionarla, deslizando la ansiosa longitud de su omega todo el camino 
hasta la parte posterior de su garganta. 
 Logan lo mantuvo inmovilizado, su fuerza superior le permitía 
controlar fácilmente a Will mientras, al mismo tiempo, su cuerpo 
intentaba sacudirse y alejarse del intenso placer. Cuando sintió que 
finalmente Will se sometía y dejaba de intentar moverse, gimiendo, en 
cambio, impotente de placer, fue como una droga en su torrente 
sanguíneo; lo hacía sentirse poderoso, vivo. Entonces supo que su 
omega realmente le pertenecía. 
 —Logan –gimió suavemente, logrando pronunciar las 
palabras—. Nunca he... 
 Logan levantó la cabeza, lamiendo el pre—semen de sus 
carnosos labios, y sonrió a Will. 
 —Bueno —dijo bruscamente—. Entonces soy tu primero. 
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 La nave se balanceaba y los truenos, ahora, restallaban más 
cerca. Logan sintió al hombre más joven paralizarse debajo de él. 
 —¿Hay otra tormenta? —preguntó, su voz temblando de 
excitación y, ahora, por el miedo. 
 —Sí. No es tan grande, no se preocupes, —le aseguró Logan. 
Sintiéndose de repente, abominable con su compañero. ¿Era realmente 
un barco el mejor lugar para él, especialmente en esta época del año, y 
en esta parte del océano? Había una gran cantidad de tormentas, una 
gran cantidad de mal tiempo. 
 Logan lo besó tiernamente abrazándolo con fuerza. Los 
relámpagos centelleaban por el ojo de buey y de nuevo el barco se 
balanceó pesadamente. Will cerró sus ojos, su respiración superficial en 
el oído de Logan. 
 —Es un buque grande, amor. Podemos dominarla. 
 Will asintió con cautela. 
 —Lo sé —admitió y Logan le oyó tomar una profunda y lenta 
respiración—. ¡Atúrdeme! —dijo. 
 Eso, pensó Logan, podría manejarlo. Se separó, finalmente, 
dejando libre a Will y éste se sentó a observarlo mientras se desnudaba. 
Logan se quitó todo, primero sus botas y luego toda su ropa empapada 
de la sal marina, dejando que Will realmente lo contemplara. Sabía que 
tenía un buen cuerpo, ancho y musculoso de todo su trabajo en el 
barco, pero la mirada en los ojos de Will estaba más llena de deseo de 
lo que hubiera esperado. 
 —¿Qué pasa? —preguntó con una sonrisa volviendo a la cama 
con su pareja. 
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 Will sonrió. 
 —No es nada —murmuró pero Logan siguió presionando. 
 —Dime —alentó. 
 El esbelto omega envolvió sus brazos alrededor de su cuello y lo 
besó antes de responder, obviamente avergonzado y ruborizándose 
intensamente. 
 —Eres enorme —susurró. 
 Logan le devolvió la sonrisa. 
 —¡Oh! —comprendió y bromeó con los labios de Will con los suyos, 
sondeando sus ojos. 
 —No te preocupes. Te he entendido... —gimió suavemente, 
extendiendo las piernas de Will y frotando su goteante polla contra su 
hermoso culo—. Parejas... —Con un último beso, empujó la cabeza de 
su polla deslizándose dentro de Will con sorprendente facilidad—. 
Encajamos perfectamente –gimió—. ¡Oh, Dios, Will! 
 Will aulló mientras era invadido, aferrándose a él y Logan 
empujó profundamente en su interior, llenándolo por completo. 
 —¡Logan! —su omega gimió en su oído y Logan supo que estaba 
en el camino correcto. 
 Empezó a empujar lentamente dentro de él, mirándolo 
maravillado. La ruborizada cara de Will estaba llena de placer, el placer 
que le estaba dando, y Logan nunca se había sentido tan afortunado en 
toda su vida. Sabía que Will estaba de luto, que nada de esto había sido 
planeado por ninguno de ellos. Pero a medida que comenzó a presionar 
con más fuerza, más profundo, preñando a su preciosa pareja, se sintió 
perfecto. 
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 Los dedos de Will rozaron su mejilla y Logan gimió 
suavemente, mirándolo intensamente mientras se movía en su interior, 
los sonidos de la torrencial lluvia en el ojo de buey y su aliento cálido y 
jadeante llenando el camarote. 
 —¿Estás bien? —Preguntó Logan en un susurro, y Will asintió 
con entusiasmo. 
 —Sí, no pares... en realidad. —gimió, empujando su pecho—. 
Déjame en la parte superior. 
 Logan no se lo esperaba. Sonrió agarrando las caderas de Will y 
rodando sobre su espalda para permitir que su magnífico omega 
tuviera el control. 
 Will lo montó con desesperación, follándose salvajemente en la 
gruesa polla de Logan, su espalda se arqueó de placer, todo su cuerpo 
enrojecido y brillante de sudor. Logan no sabía cuánto tiempo podría 
durar frente a una vista tan increíble. Deslizó su mano sobre el pecho 
de Will hasta su polla, y acarició su longitud frotando su hinchada la 
cabeza. 
 —¡Alfa! —lloriqueó Will, y Logan gruñó en respuesta. Los 
truenos restallaban y eso sólo derivó en que Will lo exprimiera más 
fuerte. 
 —Eso es, buen chico, vente para mí —persuadió, su voz era una 
mezcla de violento deseo y afectuosa ternura. 
 Justamente en ese momento, sintió como Will convulsionaba a 
su alrededor, notando la cálida liberación cubriendo su mano y Logan 
soltó un fuerte grito bombeando sus caderas mientras llenaba a su 
hermoso omega. 
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 La cabeza de Logan cayó hacia atrás contra la cama, y él miró a 
Will, con el corazón lleno de algo que no se había permitido sentir en 
mucho tiempo. 
 La tormenta continuaba meciendo su nave y lanzando viento y 
lluvia contra su casco, pero Logan se sentía seguro en el Seawolf y 
quería que Will se sintiera seguro también. Will cayó en sus brazos, 
todavía sobre él, y Logan disfrutó de su peso. Envolvió sus fuertes 
brazos en torno del esbelto joven y lo abrazó, con la esperanza de darle 
consuelo. 
 
 
 WILL YACÍA ENTRE LOS FUERTES BRAZOS DE LOGAN, 
resplandeciente. Los sonidos de la tormenta en el exterior se habían 
vuelto casi relajantes, aunque tuvo cuidado de no permitirse pensar 
demasiado en ello. En su lugar, se centró en las maravillosas 
sensaciones de su alfa contra él. Estaba tan repleto de la pegajosa 
corrida de Logan que se preguntó si ya estaba embarazado. No le había 
mentido a Logan, pero estaba más seguro de lo que había admitido de 
por sí, él estaba en celo. Le había golpeado a mitad del día, mientras 
Logan todavía estaba en la cubierta de trabajando, y casi había subido, 
volado hacia la cubierta y exigido a Logan que lo follara duro. 
 Estaba contento de haber esperado. Logan lo había hecho 
maravilloso, una primera vez tan perfecta, a pesar de todas las cosas, de 
todas las circunstancias que rodeaban su amor. Fue amor, ¿verdad? 
Ciertamente sentía esos sentimientos florecer rápidamente en su 
interior y cuando Logan lo miraba, él podría jurar, científicamente, que 
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no había otra explicación para la expresión de sus ojos que el de puro 
amor, sin adulterar. 
 Por supuesto, sería inapropiado decirlo así. Sabía que ambos 
estaban luchando con sentimientos encontrados acerca de la forma en 
que el destino los había unido. Aunque, cada vez más, pensaba que 
Logan podría ser perfecto para él. 
 Por otra parte, apenas conocía al hombre. Él estaba en celo. 
¿Había cometido un error? 
 No se sentía como un error. Se sentía maravilloso. 
 Los fuertes brazos de Logan alcanzaron las mantas y arroparona Will, allí mismo, justo encima de él. 
 —Mmm.… —gimió suavemente— ¿Puedo dormir así? 
 Logan asintió, acariciando su hombro. 
 —¡Por supuesto! —Murmuró con diversión en su somnolienta 
voz—. ¿Soy una buena almohada? 
 Will suspiró de felicidad. 
 —Sí —admitió ensoñadoramente, mientras el viento aullaba y la 
lluvia golpeaba el Seawolf. 
 Logan guardó silencio durante unos momentos y Will pensó 
que podría haberse quedado dormido. Cuando finalmente habló, estaba 
murmurando y medio dormido, distinto. 
 —Te amo. 
 La cabeza de Will se disparó alzándose. Se quedó mirando la 
desaliñada cara de Logan, como exigiendo una explicación, pero Logan 
no dió ninguna. En su lugar, comenzó a roncar suavemente, 
profundamente dormido. 
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 —¿Logan? —susurró, pero el otro hombre ni siquiera respondió. 
Estaba honestamente dormido. 
 Volvió a apoyar su cabeza sobre el pecho de Logan, mirando el 
oscuro cuarto en estado de shock, su corazón palpitando. 
 —Yo también te amo. —Susurró, silenciosamente como para ser 
escuchado por encima del aullido de la tormenta. 
 
 
 
 
CAPÍTULO 5 
 
 
 Como Capitán, Logan se sentaba, algunos días, en el puente de 
mando por hasta veinte horas seguidas. Resultaba que su nuevo 
amante no estaba tan impresionado con eso como su tripulación. 
Luchó por volver con él, pero no podía hacer sospechar a los demás, lo 
que ya hizo al tener un lobo a bordo. 
 A pesar de la fuerza del mar y la temporada llena de 
acontecimientos, estaban en buen camino de lograr sus cuotas. Había 
prisa por hacerlo y llegar a casa lo más rápidamente posible antes de 
que empeorara el tiempo, era una carrera contra el clima. 
 Will salió del celo y ambos estaban seguros de que estaba 
embarazado. Cualquiera que fuera la magia que el joven lobo hubiera 
encontrado de la vida en el mar había desaparecido y Logan aún no 
había oído el final de ello. El impacto ambiental de la pesca del 
cangrejo, el peligro que conllevaba, las malas condiciones de trabajo: 
Will le dió una conferencia como si él no hubiera estado haciendo este 
trabajo toda su maldita vida. 
 Finalmente parecía que Will se había dado cuenta de que estaba 
en un buque de pesca, y resultó que el nuevo compañero de Logan en 
realidad no aprobaba la pesca en absoluto. La mayoría de las veces 
Logan no podía ver a Will, y el resto del tiempo, era como si Will no 
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pudiera hacer nada más que quejarse de su estilo de vida o juzgarlo por 
sus prácticas. 
 Logan estaba bebiendo más y empezando a estar un pelín 
desquiciado. ¡Todo estaba ocurriendo tan rápidamente! Había evitado 
a su pareja el tiempo suficiente como para haber creído sinceramente 
que nunca la encontraría. De repente, no sólo tenía un omega sino que 
Will estaba embarazado. 
 Toda la idea del bebé lo aterrorizaba. ¡Oh! él estaba 
emocionado; en algún nivel, el alfa en su interior, siempre querría un 
hijo, siempre anhelaría una familia. Pero había estado huyendo de la 
familia y del compromiso durante décadas. Estaba bastante contento 
de beber hasta una muerte prematura, solo en el puente de mando del 
Seawolf, por el resto de su vida. 
 Will tenía otros planes, y se los contó en gran medida. Cómo 
tendrían que encontrar un lugar donde el bebé estuviera seguro, en 
algún lugar donde los shifters fueran aceptados. Siguió sugiriendo otras 
profesiones para Logan, como si el hombre pudiera, simplemente coger 
y empezar a hacer otra cosa. El omega estaba sin duda listo para que 
este bebé cambiara su vida, pero Logan estaba menos seguro de que 
fuera capaz de decir adiós a los mares tan fácilmente. Por otra parte, 
¿cómo podría un padre desaparecer durante meses al mismo tiempo? 
Su padre había muerto en aquella terrible noche con el resto de su 
familia, pero antes de eso él había sido uno bueno. Un padre atento, 
que escuchaba, amaba y estaba presente. 
 ¿Podría Logan ser eso para su hijo? ¿Significaría renunciar a su 
amor por su barco, su amor por el mar? 
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 Se quedó mirando fijamente las olas, bebiendo whisky, 
mientras contemplaba eso. Sólo percibió cuando entró Will y se sentó 
junto a él en su forma de lobo por su aroma. ¡Su pareja! Bajó la mirada 
hacia el lobo, y le dió una pequeña sonrisa. 
 —Oye. ¿Vas a ayudarme a dirigir el buque? 
 Will también dió la impresión de sonreír, y apoyó la cabeza en 
el muslo de Logan. Éste suspiró. ¡Por supuesto que lo dejaría todo! ¡Por 
supuesto que haría cualquier cosa por Will y por su hijo! ¡Sólo desearía 
no tener que hacerlo! 
 —De acuerdo, aquí estamos, vamos a movernos —llamó a su 
tripulación por el intercomunicador, y observó cómo subían una nasa. 
 Tenía un gran agujero en el costado y estaba casi vacía, con 
menos de treinta cangrejos en total y la mayoría de ellos no iban a ser 
del tamaño adecuado, lo sabía. 
 —¡Joder! ¡Arreglad esa nasa! —ordenó, y luego observó 
mientras tiraban de nuevo. 
 Los cangrejos entraron, más en las otras nasas que en la 
dañada, pero se quedaban cortos y esto se alargaba. Suspiró y tomó 
otro sorbo de su botella y sus ásperos dedos se movieron 
perezosamente en el corto pelaje de Will. 
 —Al menos no puedes sermonearme cuando estás así —
murmuró, y Will le gruñó suavemente. 
 —Sí, tienes razón –dijo Logan divertido—. No debería de 
aprovecharme. 
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 Pero era agradable pasar tiempo con su pareja simplemente sentado 
junto a él, estando tranquilo y pacífico. Parecía que nada, cada vez más, 
era tranquilo o pacífico. 
 Se dio cuenta de que un bebé no arreglaría eso. Un bebé podría 
empeorar las cosas. Dormirían menos, él estaría más gruñón, habría 
menos tranquilidad, bebería más... 
 ¡Dios, sería un padre horrible! Tomó otro trago. 
 —Will, no estoy seguro de esto –le dijo honestamente, mientras 
el lobo se vio obligado a escuchar en lugar de hablar—. No estoy seguro 
de que hayas escogido una buena pareja. 
 Will lo miró y Logan supo lo que significaba. 
 —¡Lo sé! ¡Lo sé! no me elegiste. El destino nos escogió el uno 
para el otro. Pero Will. Bebé. Soy un capitán de pesca. No soy un papá. 
No sé nada sobre... Es decir, que apenas te puedo mantener 
alimentado. 
 El lobo dio la impresión de encogerse de hombros y se dispuso 
a escuchar. 
 Logan permaneció callado y pensativo por un momento. Se 
sentía bien ser escuchado, pero ¿debería seguir hablando? ¿Podría 
decirle la verdad a Will o simplemente se hundiría a sí mismo, cada vez 
más, en un agujero del que no podría salir? 
 —No quiero renunciar al cangrejo –admitió—. No quiero 
renunciar al Seawolf. Sé que el trabajo es peligroso. Sé que muchos 
hombres han muerto aquí, sé que el pesado acero, la helada cubierta y 
las enormes olas no son lo tuyo, pero Will, son lo mío. Han sido lo 
único para mí durante mucho tiempo. Tal vez tenga que renunciar a 
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todo por nuestro bebé, pero no es lo que quiero. No quiero tener que 
hacerlo. 
 Bajó la mirada hacia el silencioso lobo. Will parecía triste, pero 
sin embargo, no se había ido. 
 —Sé que tampoco es justo dejarte una temporada del año. Sé 
que el trabajo es demasiado peligroso para un padre, que no debería 
arriesgar mi vida cuando tengo una pareja y un niño que dependen de 
mí, pero ¿qué seré yo, si no arriesgo nunca más mi vida? ¿Si no salgo a 
la mar? ¿Quién voy a ser, bebé, si no soy un capitán?Will estaba callado y aún más. Se acercó a él, y con un suave 
gemido canino, acarició con su hocico en su regazo, mostrando algo de 
aceptación. No tenían una solución, pero al menos Logan habían sido 
honesto. Al menos sabía que podía serlo, que podía compartir sus 
alegrías y sus penas con su compañero. Ya estaba acostumbrado a 
cuidar de Will, siendo su apoyo especialmente con todo lo que Will 
había pasado. Pero en ese momento, mientras que envolvía sus brazos 
alrededor del cuello de ese peludo lobo y se abrazó fuerte a su omega, 
supo porqué necesitaba un omega. Sabía por qué Will era suyo. Que ese 
amor, apoyo y aceptación significaba todo. 
 —¡Cuarenta y cinco, Capitán! –llegó por el intercomunicador, y 
Logan sacudió la cabeza, secándose la cara mientras se separó del 
abrazo. 
 —Deberías de descansar un poco —le dijo a Will, pero éste se 
sentó allí en el pequeño piso del puente de mando y se acostó con él. 
Logan sonrió aliviado. No insistió en estar solo, y de hecho, estaba 
contento de no estarlo. 
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 Mientras yacía allí con su pareja en el puente de mando, 
observando el trabajo del capitán, Will se alegró de estar atrapado en 
forma de lobo y no poder hablar. No sabría qué decir. Logan había sido 
honesto, abierto y vulnerable con él. Incluso pensó que era una buena 
señal que su alfa quisiera serlo. Eso no significa que tuviera ningún 
tipo de solución. Este hombre era mucho mayor que él. Se conocía así 
mismo aún más que Will se conocía a sí mismo. Si su pareja decía que 
no podía abandonar su peligroso y poco ético trabajo ya que perdería 
su sentido de identidad, ¿Qué podía decir? Will no podía decirle que 
estaba equivocado. Probablemente no lo estaba. 
 Todo lo que Will podía hacer, por ahora, era estar a su lado. Su 
bebé era su principal preocupación, pero el bebé apenas comenzaba a 
crecer y estaría bien hasta que terminara la temporada. Su relación 
podría no continuar si seguía presionando a Logan y sabía que lo había 
estado presionando. 
 Estaba tan preocupado y con instintos paternales que lo 
hicieron reaccionar en ese hecho, enfocándolo en su unión familiar y 
excluyendo todo lo demás. Tenía que preguntarse cómo ellos podrían 
tener una saludable familia si Logan se sentía miserable. 
 Se sintió culpable por haber cedido a su lado omega dejando 
que Logan lo tuviera tan rápidamente. Sobre todo tan pronto después 
de haber perdido a Roger y Grey. Logan había tratado de consolarlo, de 
recordarle que era por el celo y de que el dolor no quería decir que 
nunca podría sentir de nuevo. Pero si Will hubiera logrado resistir, 
habrían tenido más tiempo. No sería un omega preñado en un barco 
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pesquero de peligroso acero; en cambio, tendría algo de espacio para 
tomar decisiones antes de que fuera demasiado tarde. 
 Era demasiado tarde. Estaba embarazado y todavía de duelo, 
pero que tenía que seguir adelante por la vida que crecía en su interior. 
Tenía una nueva responsabilidad. Al mismo tiempo, estaba luchando 
con su propia pérdida de identidad. Los datos que su equipo había 
reunido se habían perdido en el mar con Roger y Grey y no había visto 
ni una sola orca en su tiempo en el Seawolf. Pensó que probablemente 
se mantuvieron alejadas de los gigantes de metal con sus jaulas con 
cadenas. 
 Will era un ecologista, un científico, un conservacionista, un 
vegetariano. Viendo a Logan y a su tripulación jalar las jaulas llenas de 
animales vivos, sólo para arrojar la mayor parte de ellos de vuelta, era 
perturbador. No entendía cómo este imprudente pescador, el hombre 
que vio en el mar quien estaba hambriento de dinero y poco más, 
podría ser su marido, su compañero en tierra. Si Logan tampoco lo 
hacía ¿donde los dejaba eso? 
 Todo lo que sabía con certeza era que de una manera u otra, 
Logan era su compañero. Lo quería e iban a tener un hijo. Tendrían 
que encontrar un modo. 
 
 CUANDO FINALMENTE LLEGÓ LA HORA de entregar el 
barco a su segundo al mando durante un tiempo, Logan besó la cabeza 
de Will, despertando al lobo que dormitaba. 
 —¡Vamos! ¡Vamos a la cama! —murmuró, y se lo llevó de vuelta 
a su camarote. Will cambió de nuevo en un desnudo ser humano y 
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tropezó con la cama, aún medio dormido, mientras Logan se despojaba 
de toda su ropa. 
 Estaba un poco borracho cuando envolvió sus brazos alrededor 
de su Omega y hociqueó contra su cuello. 
 —Mmm. ¡Todavía hueles tan bien! 
 Will resopló suavemente. 
 —Me gustaría poder decir lo mismo de ti. Necesitas una ducha, 
Capitán. 
 Logan sonrió. 
 —Sí, supongo que debería recibirla —admitió. 
 Will se volvió y lo besó de todos modos y así fue como Logan 
supo que el joven, realmente se preocupaba por él. Empujó su lengua 
en la boca de su omega, deslizando grandes, ásperas manos hacia abajo 
para agarrar su apretado culito. 
 —No puedo creer que vayas a tener a mi bebé —admitió Logan, 
y Will se rió suavemente. 
 —Bueno, será mejor que lo creas. Nunca he estado mareado 
antes de ahora. Y sabes, hoy tengo el antojo más extraño. 
 —¡Ah! ¿Sí? —Preguntó Logan. Siempre estaba buscando 
oportunidades para cuidar de Will; sentía que no estaba haciendo un 
gran trabajo al respecto. 
 —Sí –admitió Will, y en realidad parecía avergonzado—. Quería 
una hamburguesa con queso. 
 Logan parpadeó. 
 —¿Una hamburguesa de queso? ¿Como una vegetal? 
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 —No —dijo Will con firmeza—. Con carne. Un montón de carne 
—dijo, un poco disgustado consigo mismo. Siempre había conseguido 
ser vegetariano a pesar de su ansia de carne en su forma de lobo pero 
ahora... bueno, el bebé no parecía contento de tomar la misma elección. 
 —Entonces, deberías comer carne –dijo Logan seriamente, 
mirando a los ojos de Will— Lo digo en serio. El bebé probablemente 
necesita el hierro o algo así, ambos podrían enfermarse. 
 Will puso los ojos en blanco. 
 —¿Sabes? la gente en realidad no pasa hambre y muere sin carne. 
Estaré bien. 
 Logan sacudió la cabeza. 
 —No. Will. Al menos hasta que puedas conseguir un médico para 
confirmar que no estás... no sé, deficiente. Deberías comer algo. 
Tenemos hamburguesas en el congelador, voy a hacerte una. 
 Saltó de la cama haciendo caso omiso de la mirada que Will le 
dio. De la falta de nuevas protestas podía decir que Will 
verdaderamente lo estaba deseando, que estaba realmente hambriento. 
 Logan trajo una voluminosa, caliente y grasienta doble hamburguesa 
con queso para Will, y él podría jurar que su pareja estaba salivando 
solo por el olor. 
 —No quiero comer carne —trató de explicar, incluso cuando 
alcanzó el plato. Logan se lo entregó y vio como su compañero agarró la 
hamburguesa, aparentemente incapaz de detenerse, y tomó la mordida 
más grande que Logan había visto que un hombre tomara. Sonrió, 
satisfecho de sí mismo. Estaba alimentando a Will y no sólo a Will, sino 
a su bebé que parecía imponerse al estilo del alfa. 
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 En ese momento, alguien llamó en la puerta del camarote. 
 —¿Capitán? —Dijo una voz y la puerta comenzó a abrirse—. 
¿Estás haciendo una deliciosa comida ahí, solo para ti? ¡Huele bien! 
 Presa del pánico, Will se convirtió en un lobo pero aún quedaba 
un trozo de hamburguesa con queso en su boca y el plato cayó sobre la 
cama. 
 Aegis los miró a los dos y sonrió. 
 —Capitán, ¿está alimentando a tu perro con una gigantesca 
hamburguesa con queso? —Preguntó,

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