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Título Original: The Captain's Baby Traducción y Corrección: Kamil Portada y Formato: Rub Epub: Mara © 2018 Publicado por LLLE Libro de distribución gratuita, sin fines comerciales y/o lucro. RESUMEN Un capitán solitario y su intrépido omega son arrojados juntos en una tormenta mortal... El capitán Logan Harris aprendió temprano: una familia feliz significaba tener algo que perder. Después de años en el mar evitando a todos los demás cambiaformas , el alfa solitario cree que ha logrado escapar de su destino. Pero cuando Logan responde a una señal de socorro de un bote de investigación cercano, los sobrevivientes incluyen un lobo que solo Logan identifica como su omega. Y cuando el capitán William Blanchard es llevado a bordo por el detestable capitán de pesca, reconoce a su lobo alfa al instante. A medida que los dos hombres se acercan, Will se da cuenta de que Logan tiene un miedo silencioso y penetrante al compromiso que podría separar su incipiente relación. ¿Pueden estos dos polos opuestos, un pescador de cangrejos que busca la emoción y un ecologista educado y reservado, lograr que funcione mientras intentan formar una familia? CAPÍTULO 1 Will se sentó, envuelto en su enorme parka, en el pequeño barco de observación, temblando mientras observaba tanto el agua como los monitores. Había estado destinado en las Islas Aleutianas, cerca de Alaska, durante dos meses, desde finales de agosto. El año pasado, una manada de ballenas orcas habían renunciado a su habitual migración invernal y se habían quedado allí, en las frías aguas. A Will le otorgaron una beca para averiguar el por qué. A medida que su barco se balanceaba en el mar casi en calma, observó más hielo flotando, pero no había orcas. Comenzó a preguntarse por qué no pudo haber elegido estudiar animales de un clima más cálido. Claro, él era un cambiaformas y podía soportar el frío mejor que otros, pero eso no quería decir que le gustara. Los cuatro componentes de su pequeño equipo tampoco parecían muy felices con eso. Tracy y Grey jugaban al ajedrez mientras Roger dormía, pero incluso en su sueño, éste daba vueltas y vueltas, congelándose lentamente mientras aguardaban en el gélido océano. En ese momento, un grito de ballena apareció en su monitor. Will intentó no pegar un bote. Sacó los auriculares del ordenador y se los llevó a los oídos, escuchando con intensa concentración. Definitivamente era una Orca, en lugar de cualquier otro tipo de ballena, pero ¿era una de las suyas? AIDEN BATES & AUSTIN BATES 6 No estaban allí para estudiar a todas las orcas, sólo esta manada en concreto. Sin embargo, hacía el suficiente frío como para que cualquier orca que todavía estuviera en estas aguas fuera registrada como parte de sus anotaciones. La ciencia moderna aún no tenía claro dónde, exactamente, estaban la mayoría de las orcas durante los meses de invierno. Hubo muchas hipótesis, pero pocos datos concretos, y esa fue la razón por la cual Will y su equipo querían asegurarse de que estaban por delante de la trayectoria. No pretendían probar ninguna teoría en particular. Will era un biólogo de investigación. Quería información útil y precisa sobre los majestuosos animales. Tracy ya estaba sobre otra pantalla, revisando sus rastreadores. Tenían marcados tres de los cinco miembros de la manada, y su satélite, con suerte, recogería la ubicación de éste. —Es uno de los nuestros —dijo Will, y Tracy lo confirmó minutos después. —Es Venus —dijo, refiriéndose a una orca madre que había sido etiquetada hacía más de un año. Eso despertó el interés de Grey y el maduro hombre levantó la vista del tablero de ajedrez, luego se levantó y miró hacia el agua. Despertó a Roger según pasaba al lado de la cama. El trabajo que realizaban, implicaba mucha espera y unos pocos e intensos estallidos de emoción. Todos querían estar despiertos por aquellos. —¿Está el ballenato con ella? —Preguntó Grey, tratando de ver a las orcas en el agua. EL BEBÉ DEL CAPITÁN 7 Tracy consultó las coordenadas de Venus, grabándolas a la vez, y Will continuó escuchando, concentrado. Hubo unos intensos momentos de silencio, y luego Will sonrió ampliamente. —¡Oye! ¡Cupido! La cría de orca emergió en el agua en una lúdica exhibición para todos ellos, y soltaron un grito de emoción. Grey tomó fotos y Roger agarró a Will, abrazándolo con fuerza. —¡Los encontramos, amigo! ¡Va a ser un buen invierno! Will sonrió a su mejor amigo. —¡Feliz Navidad, Roger! Cupido había nacido a principios de la primavera y ya no era realmente un ballenato, pero era el más joven de la manada y el recién llegado ese año. Roger fue quien le puso el nombre, enamorado y desconsolado por estar lejos de su novia toda la primavera. —¡Incluso en el día de San Valentín! —Había exclamado. Cuando encontraron a la preciosa madre orca y a su ballenato, fue un día jubiloso. Cualquier nacimiento de orca lo era para un conservacionista. Al mismo tiempo, con cualquier nacimiento salvaje, había una silenciosa esperanza de que la joven ballena pudiera lograrlo. Esa noche, la tripulación celebró el regreso del hijo pródigo. Un ballenato que sobrevivía al verano significaba buenas cosas para el grupo y nuevas oportunidades de investigación para el equipo. Habían encontrado sus terrenos de otoño, y podrían ver qué nuevas técnicas de caza había aprendido el ballenato durante el verano. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 8 Había tres tipos distintos de orcas en el Océano Pacífico Norte. Las orcas transitorias, del tipo que Will estaba estudiando, eran hábiles cazadoras que vagaban en grupos de dos a siete, y se las veía regularmente para abatir focas, marsopas e incluso ballenas barbadas. Recientemente, los estudios habían demostrado que estas orcas almacenaban sus alimentos, arrastrando grandes cadáveres de ballenatos a través de millas de océano para devorar más tarde la congelada carne. Will encontró fascinante su comportamiento, particularmente en las heladas islas Aleutianas. Los tres tipos de orcas no sólo habían mostrado diferencias conductuales y culturales, sino también diferencias genéticas, y no parecían interreproducirse en absoluto. La hipótesis de trabajo era que en realidad estaban en camino de evolucionar en subespecies separadas. Will quería saber si el ballenato había aprendido el genuino método de caza y almacenamiento de su madre, o si este comportamiento de caza era de alguna manera genético. No estaba seguro de que alguna vez lo supiera a ciencia cierta, pero cualquier información que pudieran obtener, él la aprovecharía. ¡POP! La botella de champán se abrió de golpe y vertieron dorado espumoso en las tazas de camping. Sus tazas chocaron juntas en un brindis. —¡Por la ciencia! —dijo Tracy con una sonrisa. —¡Por la naturaleza! —agregó Will. Grey sonrió. —¡Por las madres! — dijo. EL BEBÉ DEL CAPITÁN 9 —¡Por Cupido! –vociferó Roger directamente, y todos rieron y bebieron. Un suave pitido comenzó en uno de sus monitores, y Tracy se acercó para mirar. —¡Huh! —dijo en voz baja—. Solo una advertencia meteorológica. Llega la tormenta. ¿Quieres intentar encontrar un puerto, Will? Will se acercó a mirar y negó con la cabeza. —Nunca lo haríamos a tiempo, de todos modos. Y perderemos a nuestras ballenas. Sólo tendremos que aguantar esto. Habían atravesadotormentas en su barco antes; el mar de Bering era famoso por las tormentas y el clima helado en esta época del año. No parecía nada fuera de lo común. Lo lograrían. A solo unas millas al oeste, el Capitán Logan Harris ordenó a su tripulación que se amarrara. Podía oler la tormenta que se avecinaba, y sabía que sería una desagradable. El capitán dirigía un buque pesquero de cangrejos reales. El peligroso trabajo de temporada traía riqueza y emoción al alfa, y le dejaba mucho tiempo durante el resto del año para que viajara y disfrutara de sus ganancias. Pero cuando llegaba una tormenta como esa, Logan era todo un profesional. La mayor parte de la tripulación hizo lo que se suponía que debían de hacer. Pero se dio cuenta, mientras observaba a su tripulación desde la cabina de mando, que su novato se paró, mirando a la tormenta entrante; la peor que hasta ahora hubieran visto. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 10 Su jefe de cubierta estaba ocupado y estaban anclados, por lo que dejó la timonera y bajó allí. El agua helada roció su rostro en el momento en el que pisó la cubierta. Logan le dio una fuerte palmada al chico en el hombro y lo miró a los ojos. —¿Qué pasa, hijo? —Le preguntó gravemente a Oliver, con un marcado acento de Nueva Zelanda. El chico temblaba en sus botas, pero Logan dejaba claro a todos los novatos que si no podían sobrellevar el mar, con entereza y corazón valiente, no serían llamados para volver. —Nada, Capitán, señor — dijo Oliver, enderezando su postura. Logan se alegró al verlo recuperarse por sus propios medios, pero sabía que el miedo aún permanecía en su interior y no quería que eso se extendiera al resto de su tripulación. —¡Aegis! Estás a cargo de Oliver. Mira que se pone a trabajar hasta que termine esta tormenta. —Sí, Capitán —respondió Aegis, un marinero experimentado. A pesar de que estaba a punto de amarrar sus nasas de cangrejos, Logan sabía que la respuesta del hombre era suficiente. —Haz lo que te digan y lo superarás —le prometió Logan a Oliver. El chico asintió. —Sí, Capitán —estuvo de acuerdo, y Aegis lo llamó. Muchos hombres habían perdid0 la vida por la pesca del cangrejo real. Era más peligroso de lo que la mayoría podía entender, a menos que hubieran estado en un barco en el mar de Bering durante el EL BEBÉ DEL CAPITÁN 11 invierno. Logan sólo había perdido a un miembro de la tripulación, pero descubrió que lo más cercano que estaba de matar a sus hombres —más que el frío, el mar, el pesado equipo de acero, o incluso la privación del sueño— era el miedo. El miedo podía hacer que un hombre se congelara antes de que le llegara a golpear el frío. El miedo podría robar el aliento de un fuerte y saludable miembro de la tripulación y convertirlos en una cáscara vacía. El trabajo de Logan era motivar el corazón de sus hombres cuando no podía caldear sus cuerpos. Tenía que mantenerlos un poco atolondrados. Necesitaba a sus hombres audaces y listos para cualquier cosa. Era la única forma de sobrevivir. La tormenta golpeó con fuerza, primero llovió, acribillando el pequeño barco de Will con virulentas púas de helada humedad. Entonces el viento se aceleró, arrojando enormes olas sobre su barco, aventando restos marinos en la cubierta. Los truenos retumbaban y los relámpagos brillaban en el cielo, no lejos de su tambaleante balsa salvavidas, que era en lo que se había convertido el barco. Will comenzó a dudar de que pudieran atravesar la tormenta sin zozobrar. Ya había habido algunos avisos concluyentes con enormes olas que inundaban la cubierta, y las temperaturas bajo cero comenzaban a afectar a su equipo. También vió la duda en los ojos del resto de su tripulación, mientras se agrupaban para abrigarse. Otra ola, más grande que la anterior, sacudió todo el barco y Will se dirigió a la radio. Necesitaban ayuda. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 12 Logan regresó a la timonera, y vió que había una señal de socorro parpadeando en su tablero. Con expresión grave escuchó la radio. El hecho era que dirigía un buque comercial, no un equipo de rescate. Sólo estaban mínimamente equipados y no tenían mucho espacio a bordo para nada más que cangrejos. Pero ellos eran los más próximos en cientos de millas. Sólo había otras embarcaciones de cangrejos, y ciertamente no acudirían al rescate de este pequeño barco. En este clima, incluso la Guardia Costera probablemente no llegaría a tiempo. Si ellos no fueran, podrían estar sentenciando a estas personas a la muerte. No podían hacer cien nudos con este clima, pero podrían llegar allí. Tiró del ancla y le dijo a la tripulación que buscaran un lugar donde aferrarse. Todo sucedió muy rápido. Primero, una ventana explotó cuando los restos marinos volaron directamente atravesándola y el agua entró por el ojo de buey. Luego, cuando el barco comenzó a llenarse y hundirse, una enorme ola arrasó el barco y lo giró en el agua. Estaban boca abajo, en el negro y helado mar de Bering, atrapados en el pequeño barco. El frío helado golpeó el cuerpo de Will como un cuchillo. Era un shifter, y el frío no lo mataría con facilidad, pero aún tenía la misma reacción que todos los mamíferos cuando se enfrentaban a temperaturas tan gélidas como esas: conmoción. EL BEBÉ DEL CAPITÁN 13 Luchando por contener la respiración cuando su cuerpo quería desesperadamente hiperventilar, Will intentó mover sus doloridos músculos a través del agua helada para encontrar una salida antes de que todos se ahogaran. Cuando halló aire, se dió cuenta de que en el ímpetu de la conmoción y la adrenalina había cambiado a su forma lupina. Su grueso pelaje lo mantenía caliente y nadaba mejor de esa manera, por lo que no intentó volver a cambiar. Miró su entorno, chapoteando frenéticamente, tratando de ver si el resto de su tripulación había sobrevivido. Fue entonces cuando vió a Tracy. Aferrándose a un chaleco salvavidas que no estaba realmente en su cuerpo, ella jadeó y tembló mientras la helada agua consumía su frágil cuerpo humano. Will nadó y Tracy estaba tan aterrada que no le importó que él fuera un lobo. Ella se aferró a él, subiéndose a su espalda, y él pataleó, tratando de mantenerla a flote sobre el agua, para mantenerlos a ambos a flote mientras continuaba la tormenta. El agua seguía siendo muy escabrosa, y los cubrió, congelando aún más a Tracy. Ella no hablaba, apenas se movía, sólo se aferraba a su pelaje. Will sólo esperaba que alguien hubiera recibido su señal de socorro. Pensó en lo que sabía sobre el cuerpo humano. Tracy no era una mujer delgada, y eso era bueno; su propio calor sobrenatural y su natural grasa corporal la mantendrían más cálida que nunca. Pero estaban en el mar de Bering, en octubre. No podrían tener posiblemente más de quince minutos. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 14 Su aliento era cálido en su oreja por lo que se centró en eso. El mayor peligro en el agua fría era ahogarse, lo sabía por su entrenamiento, y ella no se estaba ahogando. Roger. Grey. Casi dejó de respirar cuando pensó en ellos. Debieron haber quedado atrapados en el barco, o envueltos en el agua, o... No podía. Ahora no. Quería llorar y gritar como jamás lo había hecho antes, pero tenía un ser humano en su espalda, un ser humano que mantener con vida. Will intentó tener en cuenta cuántotiempo estuvieron allí, tiritando, congelándose, chapoteando en la tormenta. Perdió la perspectiva, sus ojos comenzaron a cerrarse, su respiración se ralentizó. Él no moriría, pero su cuerpo intentó desconectarse para mantener más fácilmente el calor en él. Hasta un momento antes no visualizó el barco. Una estruendosa bocina y brillantes focos hicieron que Will levantara la cabeza y alzara la vista hacia el gran buque comercial, con amplios y aterrorizados ojos, un empapado perro con una congelada chica sobre su espalda. Aulló de alivio. CAPÍTULO 2 Logan fue el único que reconoció a Will por lo que era. —¿Un perro? —Preguntaron los demás, murmurando entre ellos mientras atraían al par y los sacaban del agua. —¡Traedme mi botiquín! —Gritó Logan, corriendo por la helada cubierta. Separó suavemente a la mujer del lobo y la envolvió en una cálida manta. Como capitán del barco, Logan actuó como su médico. Comprobó los signos vitales de la mujer, y luego hizo que sus hombres la llevaran a la cubierta inferior para calentarla y vigilarla. Logan bajó su mirada a los ojos del lobo que estaban aturdidos pero alerta y llenos de ánimo cuando se encontraron con los suyos. De repente el corazón de Logan palpitó, todo su cuerpo dolía con un propósito. Se sintió conectado con el empapado lobo de un modo como jamás se había sentido antes, y supo con todo su ser que éste era su compañero, el omega de su alfa. —¡Joder! —susurró. ¿Qué tan lejos tenía que ir un lobo en el Mar de Bering para evitar su destino? Aparentemente, no había corrido lo suficiente. Recogió a su omega, quien inteligentemente no se transformó en humano, en sus brazos y llevó al lobo abajo. El resto de su tripulación lo miró confundido. —¿Capitán? —Preguntó uno de ellos—. No llevaremos a un maldito perro a bordo, ¿verdad? AIDEN BATES & AUSTIN BATES 16 Logan gruñó, su acento kiwi (acento neozelandés) emergió en medio de su ira. —Este perro salvó la vida de esa mujer y está vivo. ¡Volved al trabajo, todos ustedes! Llevó a su compañero a su propio camarote y suavemente lo acostó sobre la cama. —Está bien, estás a salvo aquí —le aseguró, y entonces, el hombre se transformó. El omega era un moreno esbelto, con oscuros rizos empapados en la cabeza y grandes ojos marrones. Su cuerpo era tenso y tonificado, pero no particularmente musculoso. Aún así, Logan pensó que nunca había visto a nadie tan hermoso en toda su vida. El pobre joven tiritaba con tanta fuerza que le rechinaban los dientes. Logan tomó varias gruesas toallas para envolverlo, luego comenzó a secar su cabello. Se detuvo, su mano sobre la cabeza del hombre y miró sus ojos que brillaban con inteligencia bajo toda su tristeza. Algo terrible le había sucedido a su omega y Logan no quería nada más que abrazarlo y consolarlo. Ya estaba prácticamente envuelto en torno a él mientras trataba de secarlo y darle calor al mismo tiempo. —Soy el Capitán Logan Harris. Estás a bordo del buque cangrejero Seawolf, captamos tu señal de socorro, afortunadamente estábamos a solo unas millas de distancia. Tu amiga está viva, bastante helada, pero viva. La Guardia Costera aún está a una hora de camino, pero estarán aquí pronto para darle su adecuada atención médica. EL BEBÉ DEL CAPITÁN 17 Logan habló bruscamente. Así era como él era. Se había endurecido contra las relaciones después de una propia trágica pérdida, una de la que jamás habló y en la que raramente pensaba. No era un hombre cálido de ninguna manera, pero cuando le hablaba a Will, su corazón se ablandaba. El alfa de su interior anhelaba conectar con su omega. —Soy Will — finalmente el joven logró hablar y se veía sin aliento mientras alzaba su mirada hasta los ojos de color avellana de Logan—. Doctor William Blanchard. Tu acento... Logan se rió suavemente. —Nueva Zelanda. No es australiano. Eso extrajo una media sonrisa a Will. —Lo tengo –murmuró—. No es australiano. Capitán Harris, no puedo agradecerle lo suficiente... Todavía estaba desorientado, pero el joven claramente había sido criado con buenos modales. —Puedes agradecérmelo más tarde —le aseguró el alfa—. Y puedes llamarme Logan. Tu compañera de tripulación, ¿cómo se llama? —Tracy. Giddens. Puede que tenga su identificación sobre ella, si el agua no... —Will se quedó rígido en mitad de la frase. Se envolvió a sí mismo—. ¿Hubo otros supervivientes? Logan negó con la cabeza, frunciendo el ceño. —¿Cuántos estaban a bordo? Ni siquiera vimos tu barco. —Había otros dos —dijo Will más bien con temblorosa tristeza en vez de frío. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 18 Logan abrazó al omega incapaz de resistirse a tocarlo. —Grey, ese es el doctor Peter Greyson y Roger, Roger T— Tipton. Will se ahogó cuando trató de decir el nombre del hombre. Sin necesidad de tener que preguntar Logan supo que Roger debía haber significado mucho para Will. No tenía palabras de consuelo que ofrecerle al joven. Su tripulación no había visto a nadie más en las oscuras y tormentosas aguas y, por propia experiencia, sabía que el destino más probable para un hombre que caía por la borda en estas aguas, boqueaba jadeante en un mar letal. —¿Puedo ver a Tracy? —Preguntó finalmente Will, después de un largo y triste silencio. —Por supuesto —dijo Logan, y entonces se percató de que no podía cumplir con esa promesa e hizo una mueca—. Espera, lo siento. No. No puedes. Mi equipo te vió como un lobo. Si vas por ahí así, habrá preguntas, y... Will suspiró. —No puedes permitirte el lujo de interrogantes. Logan negó con la cabeza. —Tendrás que permanecer aquí hasta que encuentre una manera segura de sacarte de la nave. Will se quedó pensativo. —¿Qué pasa si salgo como un lobo? Solo quiero verla, ver que ella está bien. El capitán lo consideró. Nadie de su tripulación sabía que era un shifter y quería que siguiera así. No quería que nadie lo descubriera EL BEBÉ DEL CAPITÁN 19 jamás, pero ahí estaba Will, listo para arruinar todo eso. Sin embargo, Logan no carecía de compasión, y el alfa en él quería hacer todo lo que pudiera para consolar a su omega. —Bien —estuvo de acuerdo—. Pero te quedas como un lobo todo el tiempo, o me ayudas así... Will le dió una pequeña sonrisa. —¿Qué? ¿Me arrojarás por la borda? El alfa gruñó en advertencia, y Will levantó sus manos en señal de rendición. —¡Estaba bromeando! Permaneceré como lobo, lo juro. Realmente tampoco deseo que nadie sepa sobre mí. Logan asintió. —De acuerdo. Puedes venir conmigo cuando vaya a ver cómo está —decidió. —Gracias —dijo Will separándose y, estaba a punto de cambiar cuando Logan lo detuvo. —Espera. Una cosa más. —¿Sí? —Dijo Will mirando a los ojos de Logan, y éste fue golpeado con otra ola de deseo y atracción hacia el hermoso joven. Logan respiró profundamente escrutando esos grandes ojos marrones. —¿Lo sabes, no? —¿Te refieres a qué eres un alfa? Sí, lo sé —dijo Will, sin aliento—. Créeme, lo sé... —No —dijo Logan—. No sólo eso. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 20 Escrutó fijamente los ojos de Will, pero no queríaser el primero en decirlo. —Lo sé –admitió significativamente Will, manteniendo el intenso contacto visual—. Sé quién eres. Simplemente no puedo... No puedo lidiar con esto en este momento —dijo. El omega se giró y cambió a su forma de lobo sacudiendo las últimas gotitas de agua de su oscuro pelaje. Logan lo miró en silencio, luchando consigo mismo. ¿Debería forzar la situación? Will era su omega. Su compañero ¿Qué iban a hacer? Tenía un buque en medio de una incruenta tormenta marina, una mujer en su enfermería, dos científicos muertos en el agua y la Guardia Costera en camino. Daba la casualidad de que él mismo tampoco podía enfrentarlo. Silencioso, abrió la puerta de su cabina con un gran lobo pegado a sus talones. Cuando entraron en la enfermería, Tracy ya estaba vestida con ropa seca y abrigada, envuelta en mantas con botellas de agua caliente en las ingles y axilas. Tumbada en una pequeña cama, temblando violentamente pero despierta, consciente y respondiendo a las preguntas, aunque brevemente. Will vió como el capitán se acercaba a ella y, por el bien de la posteridad, le hizo las mismas preguntas que le había hecho a Will. Mucho tiempo atrás, los padres de Will le habían contado acerca de los alfas y los omegas, y de que un día encontraría al lobo destinado a ser su compañero. Nunca esperó que sucediera así. Cuando imaginó encontrándose con su alfa, no se había imaginado exactamente un EL BEBÉ DEL CAPITÁN 21 amanecer con cantos corales, pero sí algo parecido. Logan y su buque de acero bamboleándose violentamente en el mar de Bering, estaban muy lejos de la escena que siempre había representado en su cabeza. Se había imaginado a alguien de aspecto pulcro, respetable, quizás un médico o un abogado, y puede que se encontraran en una cafetería o una biblioteca. Enfrentarse con la realidad de su destino hizo que Will se sintiera mareado, y el omega se sentó sobre sus patas traseras para observar al hombre que era su pareja. Tracy miró al lobo, obviamente confundida cuando habló del doctor Blanchard, pero no mencionó la conexión entre los dos. Ni siquiera estaba segura de si el lobo que había llegado justo a tiempo para salvarla era Will, pero ella lo sospechaba claramente. Will sólo esperaba que ella mantuviera su secreto y la miró con suplicantes ojos dorados. Logan fue prudente y alejó la conversación del tema de su desaparecida tripulación y del milagroso rescate del lobo. En cambio, la tranquilizó. —La Guardia Costera está en camino, te llevarán a un hospital adecuado y buscarán a tus compañeros de equipo perdidos. Lo siento mucho, Sra. Giddens. Tracy asintió, traumatizada y agotada, y dejó que sus ojos se cerraran para descansar. —Gracias, Capitán. Con eso, el Capitán se fue y Will lo siguió. Para su sorpresa, el alfa no lo llevó directamente de vuelta a su camarote. En su lugar, AIDEN BATES & AUSTIN BATES 22 caminó por el resto de la nave comprobando a todo el mundo, con Will aún siguiéndole. Will obtuvo un recorrido del barco y pudo ver la actitud de Logan con los miembros de su tripulación, la forma en que lidió con una crisis. Era un buen alfa. Increíblemente guapo, también, con corto cabello castaño y una incipiente barba en la mandíbula. Tenía tupidas cejas y carnosos y expresivos labios. Serios y penetrantes ojos avellana. ¡Aquellos ojos! lloriqueó Will, para sí mismo. ¿Cómo podría resistir, alguna vez, la intensa mirada de su alfa? Él tenía una intensa curiosidad. Era un defecto que le había sido de gran ayuda en su carrera, pero al mismo tiempo le causaba problemas. Por ejemplo, en este momento, no podía deshacerse de su propia fascinación por este extraño hombre. Nunca jamás había conocido a nadie como Logan. Hasta ahora, su vida no lo había llevado a relacionarse con hombres que eran tan rudos y salvajes. ¿Logan realmente sería el amor de su vida? La voz de Logan era profunda y segura mientras hablaba con su tripulación, con un suave gruñido en todas las órdenes. Ese acento kiwi volvía loco a Will, listo para saltar sobre el capitán en el momento en que estuvieran solos, pero tenía la impresión de que, a pesar de su mutua atracción, no sería bienvenido. La culpa se precipitó sobre él. El mejor amigo de Will y su más insigne mentor habían desaparecido en una noche. Él no debería siquiera de pensar en el sexo o en cualquier otra cosa. Lo más extraño era que sería realmente miserable, pero la comodidad de los fuertes y EL BEBÉ DEL CAPITÁN 23 musculosos brazos de su alfa parecían, repentinamente, como el único antídoto contra su dolor. No. Tenía que contenerse a sí mismo. El dolor no era mejor razón para caer en la cama de este extraño que la lujuria. Era un científico ¡maldita sea! ¿Dónde se había ido su capacidad de pensar? Sintió que se había agotado desde el momento en que cayó en la fría agua. O tal vez, en el momento en que fue rescatado por su atractiva pareja. Fue Aegis quien primero se dió cuenta. — Capitán, sabes que eso no es un perro. Will miró a Logan presa del pánico, pero el capitán mantuvo la calma. —¿Qué quieres decir? A mí me parece un perro. —No, eso no es ningún perro. Eso es un lobo —dijo. —Oh —dijo Logan, mirando a Will con una pequeña sonrisa—. Bueno, a mí me parece bastante dócil. Tal vez uno de esos perros lobo Inuit, ¿sabes? Creo que debe de haber pertenecido a alguno de los investigadores. Un valiente animal, diría yo, salvando a esa chica. Aegis asintió, mirando pensativamente al lobo. —¿La joven dijo su nombre? Logan negó con la cabeza. —No, no le pregunté. Pero no es de ella. Creo que lo conservaré. Will luchó por gruñir, pero se volvió para irse. —¡Hey! —Logan silbó. Le silbó. Will lo fulminó con la mirada y se fue. Le habían presentado a toda la tripulación. Iría y se quedaría AIDEN BATES & AUSTIN BATES 24 con Tracy hasta que llegara la Guardia Costera, estaba cansado de ser paseado por ahí como una nueva mascota. Aegis se rió entre dientes cuando se fue. —Parece que no está demasiado interesado con ese plan. Logan se erizó de orgullo herido y abandonó el tema. —¿Cuándo llegará la Guardia Costera? —Preguntó, sin sonreír. El otro hombre también se puso serio. —En cualquier momento, Capitán. Asintiendo, Logan se giró y siguió a Will bajo la cubierta. Llegó a la enfermería y vió a Will acostado con Tracy, tratando de calentarla. —Tracy, la Guardia Costera te llevará a un hospital, en algún lugar mucho más cálido que aquí —prometió Logan. Will sabiamente se bajó de la cama, y luego desapareció de la vista. Logan estaba contento de no tener que decirle que desapareciera. La Guardia Costera tendría preguntas sobre un lobo, preguntas que su tripulación no pensaría en hacer. El capitán se arrodilló para hablarle, a Tracy, en voz baja. —Por favor, no menciones cómo fuiste rescatada —murmuró en su oído. Era su única esperanza de encubrir a Will. Oliver lo ayudó a llevar a Tracy en una camilla y se encontraron con la Guardia Costera sobre la cubierta. Logan respondió a sus preguntas lo mejor que pudo con la furiosa tormenta, y lo abreviaron, asegurando a Tracy apresuradamente. La Guardia Costera les pidió que EL BEBÉ DEL CAPITÁN 25 alejaran su buque de la escena para que se llevara a cabo una búsquedaadecuada y Logan prometió hacerlo. Después de que se fueron y Logan había dado órdenes al resto de su tripulación, se encontró fuera de la puerta de su cabina, respirando lentamente, con la cabeza apoyada contra la puerta de madera. El estrés de la noche se apoderó de él, recorriéndolo, desvaneciéndose al instante en el agotamiento, derritiendo su endurecido exterior y dejándolo cansado, temeroso y solo. Sabía que su compañero estaba en el otro lado de la puerta, pero ¿cómo podía consolarse con un extraño, sabiendo que este extraño era su pareja? Si se atreviera a hacerlo, Will se convertiría en mucho más que un extraño. Will se convertiría en su familia. Así era como funcionaban los alfas y los omegas. No podía perder a otra familia. Eso quería decir que no podría tener otra familia. Logan tendría que lidiar con ésto solo. Podía ser fuerte para Will hasta que éste pudiera encontrar la seguridad, pero no podía apoyarse en su omega, no podía dejarse seducir por su conexión, ni por la belleza del joven, ni por su admirable capacidad de recuperación. El capitán estaba acostumbrado a cargar las cosas sobre sus hombros. Tomó nuevamente otra profunda y temblorosa respiración, contemplando si debía o no entrar en la habitación y tratar de consolar a su omega. No estaba listo, decidió. No sería lo suficientemente fuerte como para apoyarlo o resistirse a él. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 26 Haciendo una mueca, luchando contra sí mismo, finalmente dió un suave gruñido y giró sobre sus talones. Volvió a subir las escaleras de metal hacia la timonera. —Estás relevado —le dijo a su jefe de cubierta que lo miró confundido. —Aún no es el cambio de guardia, Capitán —Estás relevado. Tomo la guardia nocturna. Disfrútalo —dijo el capitán, y no se discutió nada más. Logan se echó hacia atrás, levantando sus pies y observando la furia de la tormenta. Su enorme buque podría afrontarlo y, aunque habría urgencia por tirar las nasas en unos pocos días, por ahora el condenado temporal representaba algo de peligro para ellos. Mientras, no lejos de ellos los truenos retumbaban, aunque lo suficientemente lejos como para indicar que la tormenta se alejaba, a Logan no le reconfortaba lo suficientemente. El destino del barco más pequeño de Will y sus amigos, se convirtió en un terrible recordatorio de no subestimar a los letales mares que había hecho su hogar. Había encontrado a su compañero. La mayoría de los alfas serían felices. Una parte de él lo era... —feliz de una forma que aún no se sentía cómodo admitiendo. Él también estaba extremadamente preocupado. ¿Cómo podía tener un hijo con el hombre y, de alguna manera criar a ese niño, mientras continuaba en el mar? No podría, no realmente. Algunos de sus hombres tenían familias, pero comprobó lo difícil que era para ellos. Siempre pensó que el trabajo era para los jóvenes y solteros. Ya no era joven, pero durante mucho tiempo había EL BEBÉ DEL CAPITÁN 27 estado felizmente desinteresado, huyendo rápidamente de cualquier cosa que amenazara con importarle. Durante años y años, la mayor parte de su vida, lo único que le había importado era el Seawolf. Si tuviese un bebé, tendría que abandonarlo. Will, este hombre que apenas conocía, se suponía que era su marido, su pareja y compañero en todo, pero Logan estaba casado con el mar. ¿Cómo podría un hombre tolerar eso? ¿Cómo podía esperar que lo hiciera? Logan se sentó en el puente durante horas, su furiosa agitación interna unida con la tormenta externa. Justo como la tormenta, que poco a poco se desvanecía y disminuía a una lluvia torrencial y mares agitados, pero nada más. Lo resolvería todo, en algún momento, pero por ahora intentaría mantenerse despierto. Cuando amaneció y fue relevado, caminó agradecido hasta su camarote y se sentó en el borde de la cama, quitándose las botas. Las cosas habían vuelto, en su mayoría, a la normalidad y su tripulación podría sobrevivir unas pocas horas sin él. Sin siquiera quitarse la mojada ropa, se desplomó en el borde de la cama sin apenas tener tiempo de tenderse y acurrucarse antes de dormirse. Junto a él, Will se desplazó en la cama, pasando de ser un lobo a un joven sin despertarse del todo. Actuando sólo por instinto, envolvió sus delgados brazos entorno a su compañero y lo sostuvo mientras dormían. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 28 CAPÍTULO 3 Will se despertó por los gruñidos de su estómago. Gimió y se sentó, echando un vistazo a la habitación, que era pequeña pero privada. Su pareja era un capitán. Eso tenía que venir con beneficios, ¿verdad? Pasó los dedos por sus suaves rizos oscuros y entonces, en un horrible y deprimente momento, recordó todo. Roger estaba muerto. Gray estaba muerto. Tracy estaba al tanto de lo que era, y estaba... ¿dónde estaba Tracy? A su lado, Logan habló con voz gruñona y medio despierta. —Tu amiga fue llevada al hospital, ella va a estar bien. No hicieron demasiadas preguntas. No creo que ella lo diga. —Se incorporó un poco y le echó una soñolienta mirada castaña—. Vuelve a dormir. Will frunció el ceño considerando eso. ¿Hablaría Tracy? Esperaba que no. Le había salvado la vida, incluso aunque no hubiera sido capaz de salvarlos a todos, aunque ella tal vez lo culpara. Ciertamente él se culpaba a sí mismo. Su estómago gruñó otra vez, y oyó reír suavemente a Logan desde su sitio. ¡Buenos oídos! —De acuerdo, está bien, cachorro, te alimentaré —bromeó. El capitán se giró para encarar a Will, pero éste ya se había separado, cubriendo su desnudo cuerpo con una sábana. —¡No me llames así! —gruñó el omega—. ¡No te atrevas! Logan levantó sus manos mostrando sus palmas. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 30 —Bien, bien. Pero quieres comer, ¿no? Quiero decir, eres una especie de polizón... como un refugiado... te he adoptado. ¡Mejor que te alimente! Will lo fulminó con la mirada, el dolor inundó sus ojos incluso más que la ira. —Si eso es todo lo que soy para ti, sólo un caso de piedad, entonces puedes llamar a la Guardia Costera para que vuelvan y me recojan. Para su crédito, Logan trató de razonar con la emoción en esa declaración, no la lógica. —Mira, lo siento. Tienes razón. No es por eso que quiero que te quedes a bordo. Will se encogió de hombros, todavía herido. Logan no parecía haberse preocupado por nadie en mucho tiempo, y ese no era realmente un rasgo atractivo para el padre de sus futuros hijos. ¿Por qué Logan lo quería aquí, de todos modos? ¿Como una especie de mascota, algún pequeño y sucio secreto? Justo cuando estaba a punto de salir, Logan se inclinó y lo besó, lenta, tiernamente, como si todo el cuerpo de Will se lo hubiera estado rogando desde el principio. —Por eso, —murmuró suavemente mientras se retiraba y Will miró esos perfectos ojos color avellana, con los labios abiertos por la sorpresa. —¡Oh! –susurró Will. Sí. Por eso. Recordó cómo la noche anterior se había negado a hablar con Logan sobre su destino, sobre ser su omega. Era cierto que EL BEBÉ DEL CAPITÁN 31 ambos lo sabían y esa era la razón por la cual Will no podía abandonar el barco. En realidad no quería hacerlo. Él quería estar con su alfa. Logan se llenó de terror en el momento en que se dio cuenta de lo que había hecho. Mirando la cara sorprendida de Will, se percató. ¡Joder! Lo había besado.Realmente lo había hecho. Se suponía que no debía de hacerlo. Había acordado consigo mismo no apegarse, no amar a este hombre, pero Will lo había pillado cuando estaba dormido y..., y Will era su omega. No podía huir de eso. —La temporada es corta. Tan pronto como alcancemos nuestra cuota de cangrejo, recogemos nuestro cheque de pago y vamos a casa – le aseguró a Will—. No tendrás que estar en el Seawolf por mucho tiempo. Will negó con la cabeza. —¿Y entonces qué? Logan se encogió de hombros. —YO… Esto no era parte de su plan. Estaba actuando por instinto, escuchando lo que su corazón deseaba. ¡Dios, iba a salir herido! —No lo sé. Veremos si todavía quieres estar cerca de mí. —Creo que lo haré —admitió Will con una sonrisa que hizo latir el corazón de Logan. ¿Cómo había tenido tanta suerte de terminar con un omega tan hermoso? ¿Por qué era ésta la primera vez que se daba cuenta de eso? —Eso espero –dijo Logan honestamente. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 32 ¡Maldita sea todo al infierno! ¡Tenía un plan! ¡Un plan perfecto! Evitar caer por su omega. ¡Mira ahora lo bien que está yendo, Capitán!, pensó para sí mismo. Y, sin embargo, mientras miraba a su joven omega, absolutamente impresionante, increíblemente inteligente, apasionado y confiado, no se arrepentía ni un solo instante de responder a esa llamada de socorro. ¿Cómo podría? Will era todo lo que siempre había deseado si sólo se hubiera permitido desear algo. Will pareció sentir su honestidad porque se acercó más abierto. —Bueno... si vamos a estar tan cerca el uno del otro, supongo que deberíamos llegar a conocernos. –sugirió y, si Will no pareciera estar tan triste en su interior, tan lleno de dolor, Logan podría haber pensado que el omega, en realidad, estaba flirteando. Sus ojos ciertamente brillaban tentadoramente. —Tienes razón –dijo Logan, y arrastró al desnudo hombre a su regazo. Todavía estaba completamente vestido, y de alguna manera le gustaba el poder que eso le daba. —¿Cuál es tu comida favorita? —Preguntó Logan. Will sonrió un poco. —Bueno, yo soy vegetariano, pero me gusta el queso. —¿Un lobo vegetariano? Logan intentó realmente no reírse. Nunca había oído hablar de tal cosa. Will asintió. EL BEBÉ DEL CAPITÁN 33 —Es una cuestión de ética —admitió, y la mirada en sus ojos le dijo a Logan que no era una broma. Odiaba cuando sus bromas hacían desaparecer la sonrisa de Will, por lo que se aclaró la garganta y pensó más seriamente acerca de ello. —Hmm... Está bien. Bueno, ¿qué tal un queso a la plancha? ¿Sopa de tomate está bien? Tenemos una gran cantidad de sopa. Una sonrisa se coló de nuevo en los labios de Will, por lo que Logan pensó que estaba en el camino correcto. —¡Eso suena increíble! –admitió—. Yo... gracias. ¿No te lo agradecí anoche? Logan asintió con la cabeza, enderezando sus hombros con orgullo. —Lo hiciste, pero puedes agradecérmelo una vez más, no me importa. Will le echó otra ojeada, pero esta vez, Logan pensó ver, tal vez, un toque de diversión. —No tientes tu suerte, Capitán –dijo Will. —¡Oh! —Sonrió Logan— Definitivamente lo haré. ERA EXTRAÑO ESTAR ATRAPADO BAJO LA CUBIERTA. Will tenía un ojo de buey para mirar fuera pero que no podía salir de la habitación a menos que estuviera listo para actuar como un perro. Tan cruel como el océano había sido para él, quería olerlo. Respirar la sal. Tranquilizarse con su constancia, tanto como pudiera estarlo. Simplemente no estaba de humor para ser acariciado en la cabeza. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 34 Refunfuñando, buscó algunas prendas de vestir en los cajones de Logan para ponerse. Primero encontró su ropa interior y cuando cogió un par de boxeadores, queriendo saber si eso era demasiado raro, reparó en una fotografía debajo de ellos. Era una familia. Un hombre que se parecía a Logan pero más joven, aspecto pulcro, y una mujer de la misma edad. Tres niños pequeños los acompañaban. Sorprendido y confundido, Will se quedó mirando la foto, pero cuando trató de acercarla más para observarla, Logan entró y Will cerró con rapidez el cajón, de pie y todavía desnudo, pero con los boxers de Logan en sus manos y una mirada culpable en su rostro. Logan miró a Will, con dos jarras en su mano y en el borde de cada una, balanceándose, un sándwich de queso a la plancha. —Hmm... Si quieres algo para ponerte tengo sudaderas en el cajón inferior. Puede ser más agradable. —¡No tenía intención de verla! –Espetó Will. Era un terrible mentiroso. Sentía sofoco en sus oídos al sonrojarse. —¿Ver qué? —Preguntó Logan confundido—. ¿Mis boxers? ¡Ojalá veas más que eso en algún momento...! —La… la foto, no quise… —Will estaba hundiéndose cada vez más y lo sabía. Si no hubiera intentado explicarse, Logan nunca lo hubiera sabido. —¡Oh! –dijo Logan e inclinó la cabeza con una triste sonrisa—. ¿Adivinaste quién soy yo? Will sacudió su cabeza. —¡Espera! ¿No serás… no serán esos tus hijos? EL BEBÉ DEL CAPITÁN 35 Eso hizo reír a Logan y Will sonrió, sintiéndose tonto. —¡Nah! ¡Ese es mi padre! Nos parecemos mucho, ¿verdad? — dejó la sopa a un lado y sacó la fotografía, señalando—. Mira, ahí estoy yo. El más pequeño. Will suspiro aliviado. —¡Oh! –dijo—. Pensé… —¿Pensaste que tenía tres chicos? —Preguntó Logan incrédulo pero divertido—. ¡Nah! ¡Nunca he estado casado con nadie más que con el mar. —aseguró. Will sonrió, admirando la foto. —Eras lindo. —señaló. Logan asintió, guardando nuevamente la foto. —Lo era. ¡Buenos genes! —dijo, y guiñó un ojo. El omega se sonrojó y fue a sentarse en la cama aceptando su taza de sopa y el sándwich caliente. —Gracias —dijo nuevamente—. Siento como que siempre estoy diciendo eso. Logan negó con la cabeza. —No puedo esperar que tengas a mis hijos si ni siquiera te doy de comer. –señaló sin dejar de bromear. Will podría estar agradecido por eso algún día, estaba seguro, pero se preguntó si sería un mecanismo de defensa. —¿Lo haces? —preguntó, mirando a Logan con sobriedad—. ¿Esperas que tenga a tus hijos? Apenas te conozco, Logan. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 36 Logan parecía perturbado porque había sido nuevamente malinterpretado y Will se preguntó si tal vez sólo estaba siendo demasiado susceptible. —No, no es eso.... Sólo... me gusta la idea, eso es todo. Pero sin precipitarse, créeme. Antes de que aparecieras, traté de no pensar siquiera en los niños. Will pegó un mordisco a su sándwich y bebió su sopa. —Bueno, eres un cocinero decente —dijo, cediendo un poco al constante intento de Logan de aligerar el ambiente—. No es un mal rasgo para un padre. —¡Ya lo creo! —sonrió Logan. Will le dedicó otra pequeña sonrisa y se inclinó para besar su mejilla sin afeitar. Cuando lo hizo, obtuvo una buena bocanada de su aroma y gimió suavemente. No era correcto desear a Logan tan mal cuando Roger y Grey yacían en el fondo del mar debido a Will. Habiendo sucedido una cosa tan terrible, ¿cómo podía desear tener relaciones sexuales? Dejó la taza a un ladosintiéndose culpable. Y de repente enojado. ¡Logan debería haber llegado allí antes! Grey y Roger habían sido entrenados; deberían haber sido capaces de salir de la embarcación. Tendría que haber vuelto por ellos. Tracy debería haberlo ayudado. Realmente, ninguno de los pensamientos ayudaban o sonaban como reales, pero todos le llegaron la vez mientras su mente buscaba desesperadamente algo a lo que culpar por la pérdida sin sentido. EL BEBÉ DEL CAPITÁN 37 Justo cuando realmente comenzaba a entrar en espiral y las lágrimas inundaban sus ojos los brazos fuertes, cálidos y musculosos de Logan, se envolvieron en torno de su desnudo cuerpo y lo abrazaron. —¿Hay algo que pueda hacer? —Preguntó Logan suavemente y Will lo miró, sorprendido una vez más. Bajo los gruñidos y las bromas, su alfa tenía compasión, tenía empatía, podía cuidar y amar. No le molestaba que fuera tan guapo también. —No puedo dejar de pensar en lo diferente que podría haber sido. Cómo podrían haber salido con vida de ello. ¡Ojalá hubiera muerto en su lugar! ¡Sólo quiero que vuelvan! Ni siquiera... ni siquiera he aceptado que se han ido. Logan besó su frente y Will cerró sus ojos, dejando que el calor de su alfa fluyera de esos carnosos labios, por su cráneo y su cara, por sus hombros y en su pecho, relajando su cuerpo. —No puedes traerlos de vuelta y nada podría haber sido diferente de cómo ciertamente ha sido. Es una horrible verdad, pero para cuando lo aceptes, no será tan horrible como las cosas que estás diciéndote a ti mismo. Will abrió los ojos y miró el rostro curtido por el mar de Logan y sus ojos color avellana que eran extremadamente sabios y conocedores en ese momento. Sintió que Logan realmente lo entendía. Como si supiera de lo que estaba hablando. No le preguntó por qué, pero supo que Logan también había sufrido una gran pérdida. Ahora tenían esa experiencia en común. —¿Estás seguro? —Le preguntó buscando la comodidad de su alfa y, finalmente, permitiéndose a sí mismo tomarla. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 38 —Estoy seguro —susurró Logan—. Y estoy seguro de que no vas a hacer justicia a su memoria al negarte a vivir tu vida por tanto tiempo como el destino te permita disponer de ella. Las palabras sonaron tan ciertas que Will finalmente se vio obligado a enfrentarse a su propia tristeza. Enterró su cabeza en el fuerte pecho de Logan y se abandonó al llanto, dejando que todo fluyera al exterior. En el momento en que terminó de llorar, estaba agotado. Comenzó a quedarse dormido en el pecho de Logan pero se despertó con la sensación de Logan retirándose de debajo de él y remetiéndole dentro. —Espera —murmuró, abriendo los ojos. Agarró a Logan por su camisa y tiró de él dándole su propio beso, un beso de verdad, con la vida y la pasión que había considerado negarse a sí mismo. Logan gruñó suavemente, muy interesado, y colocó sus manos en la cama a cada lado de Will, inclinándose más cerca. Will rodó sobre sus rodillas para mejorar el ángulo, empujando su lengua en la boca de Logan, sintiendo su corta barba contra su rostro y sus cálidos labios sobre los suyos. Colocando una rodilla sobre la cama, Logan deslizó sus grandes y fuertes manos por la espalda de Will, cálidas mientras acariciaban su cabello y lo sostenían. El beso pareció durar una eternidad y Will pensó que podría llegar a más, cuando alguien llamó a la puerta. Logan gruñó en voz baja y se apartó. —Continuaremos esto más tarde —murmuró íntimamente, dándole a Will una ardiente mirada y acariciando su mejilla. Will se EL BEBÉ DEL CAPITÁN 39 volvió y besó esa mano, sosteniendo su muñeca cerca solo un segundo más antes de que su alfa se separara completamente de la cama, dejando allí a Will, excitado y desnudo pero incapaz de privarle de sus deberes como capitán. —¡Más nos vale! —dijo dándole a Logan una pequeña sonrisa tentadora. El alfa lanzó otro suave gruñido y dio un pico en la mejilla de Will antes de que saliera por la puerta. —Vuelvo enseguida. ¡Sé bueno! ¡Come! —Le ordenó y Will sonrió, tomando su taza de tibia sopa de tomate. Tal vez Logan tenía razón. Roger y Grey querrían que viviera. CAPÍTULO 4 Logan no solía tener prisa por volver a su camarote. Amaba su trabajo, amaba el barco y el mar, y la mayoría de las veces su tripulación tenía que luchar para conseguir que tan sólo se tomara una siesta cada pocos días. Ese día, sin embargo, Logan tan sólo hizo lo que se necesitaba y le pareció que su turno no tenía fin. La pesca de cangrejos era un trabajo agotador y con una tripulación relativamente pequeña, Logan no se excluía de nada a sí mismo. Apenas tuvo tiempo de escabullirse y llevarse comida para Will para todo el día, y entonces fue incapaz de pillar algo más que un beso en la mejilla de su pareja. Ese beso aún permanecía en su piel, haciéndole sonreír para sí mientras trabajaba. Les estaba azotando otra tormenta, una más pequeña, pero el trueno retumbó en la distancia. Logan se aseguró de que la tripulación estuviera pendiente de ella y, finalmente se despidió, excusándose para intentar tener una buena noche de sueño —pero no era dormir lo que él quería en absoluto. No se detuvo delante de su puerta esa noche. Se precipitó dentro, y en el momento en que vió a Will, se abalanzó sobre el hermoso joven, besándolo apasionadamente, fijándolo en la cama. Will había estado leyendo uno de los libros de Logan y cuando fue abordado gritó de alegría, retorciéndose juguetonamente debajo de EL BEBÉ DEL CAPITÁN 41 Logan, apretando fuertemente sus caderas unidas. Llevaba un par de sudaderas de Logan, pero eso era todo, y obviamente estaba duro bajo Logan cuando el alfa se frotó contra él, moliéndose sobre él. —¡Maldita sea! —susurró Logan, inclinándose para besar la esbelta garganta de Will, inhalando profundamente. Se detuvo y dejó escapar un gruñido—. ¿Estás en celo? Se quejó, frotándose de nuevo contra él desesperadamente. —Tal vez —admitió, pero Logan sabía la verdad. Podía olerlo. Will estaba entrando en celo para él. Logan agarró esas sudaderas y las arrancó del perfecto cuerpo de su pareja observando con deseo cómo su dolorida y orgullosa polla se deslizaba libremente sobre su vientre. Gruñendo, Logan acarició el pecho de Will y recorrió su estómago, inhalando su aroma. Tenía una adorable hendidura donde se flexionaban los huesos de sus caderas y Logan la besó con dulzura, saboreando su salada piel. Sabía que él mismo olía como el mar y, probablemente, igual que el cangrejo y a sudor, pero a Will no pareció importarle. Logan observó como el labio inferior de su omega temblaba y su cuerpo se arqueaba con desesperación. —Puedo olerlo, Will, me necesitas —dijo en voz baja y áspera en su garganta. —Logan, Alpha, sí —dijo Will con entusiasmo, sonriéndole, sus grandes ojos marrones rodados con deleite—. ¡Por favor, Alpha! Con un gruñido animal, Logan sujetó las esbeltas caderas de Will en la cama, sus grandes y ásperas manos reteniendo al hombre AIDEN BATES & AUSTIN BATES 42 más pequeño abajo para poder acariciar la goteante polla ininterrumpidamente. —Deberíamos de aclarar una cosa —gruñó Logan contra su base. —¿Mmmnn? —gimió el omega, sus muslos temblando. Logan se rió entre dientes, abriendo sus carnosos labios para chupar suavemente sobreel costado de su pene, dejando que su húmeda lengua acariciara lentamente sobre la dura longitud. Por último, contestó la pregunta de Will. —¡Me encanta cuando suplicas! —ronroneó y luego envolvió sus cálidos labios alrededor de la resbaladiza cabeza de Will y comenzó a succionarla, deslizando la ansiosa longitud de su omega todo el camino hasta la parte posterior de su garganta. Logan lo mantuvo inmovilizado, su fuerza superior le permitía controlar fácilmente a Will mientras, al mismo tiempo, su cuerpo intentaba sacudirse y alejarse del intenso placer. Cuando sintió que finalmente Will se sometía y dejaba de intentar moverse, gimiendo, en cambio, impotente de placer, fue como una droga en su torrente sanguíneo; lo hacía sentirse poderoso, vivo. Entonces supo que su omega realmente le pertenecía. —Logan –gimió suavemente, logrando pronunciar las palabras—. Nunca he... Logan levantó la cabeza, lamiendo el pre—semen de sus carnosos labios, y sonrió a Will. —Bueno —dijo bruscamente—. Entonces soy tu primero. EL BEBÉ DEL CAPITÁN 43 La nave se balanceaba y los truenos, ahora, restallaban más cerca. Logan sintió al hombre más joven paralizarse debajo de él. —¿Hay otra tormenta? —preguntó, su voz temblando de excitación y, ahora, por el miedo. —Sí. No es tan grande, no se preocupes, —le aseguró Logan. Sintiéndose de repente, abominable con su compañero. ¿Era realmente un barco el mejor lugar para él, especialmente en esta época del año, y en esta parte del océano? Había una gran cantidad de tormentas, una gran cantidad de mal tiempo. Logan lo besó tiernamente abrazándolo con fuerza. Los relámpagos centelleaban por el ojo de buey y de nuevo el barco se balanceó pesadamente. Will cerró sus ojos, su respiración superficial en el oído de Logan. —Es un buque grande, amor. Podemos dominarla. Will asintió con cautela. —Lo sé —admitió y Logan le oyó tomar una profunda y lenta respiración—. ¡Atúrdeme! —dijo. Eso, pensó Logan, podría manejarlo. Se separó, finalmente, dejando libre a Will y éste se sentó a observarlo mientras se desnudaba. Logan se quitó todo, primero sus botas y luego toda su ropa empapada de la sal marina, dejando que Will realmente lo contemplara. Sabía que tenía un buen cuerpo, ancho y musculoso de todo su trabajo en el barco, pero la mirada en los ojos de Will estaba más llena de deseo de lo que hubiera esperado. —¿Qué pasa? —preguntó con una sonrisa volviendo a la cama con su pareja. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 44 Will sonrió. —No es nada —murmuró pero Logan siguió presionando. —Dime —alentó. El esbelto omega envolvió sus brazos alrededor de su cuello y lo besó antes de responder, obviamente avergonzado y ruborizándose intensamente. —Eres enorme —susurró. Logan le devolvió la sonrisa. —¡Oh! —comprendió y bromeó con los labios de Will con los suyos, sondeando sus ojos. —No te preocupes. Te he entendido... —gimió suavemente, extendiendo las piernas de Will y frotando su goteante polla contra su hermoso culo—. Parejas... —Con un último beso, empujó la cabeza de su polla deslizándose dentro de Will con sorprendente facilidad—. Encajamos perfectamente –gimió—. ¡Oh, Dios, Will! Will aulló mientras era invadido, aferrándose a él y Logan empujó profundamente en su interior, llenándolo por completo. —¡Logan! —su omega gimió en su oído y Logan supo que estaba en el camino correcto. Empezó a empujar lentamente dentro de él, mirándolo maravillado. La ruborizada cara de Will estaba llena de placer, el placer que le estaba dando, y Logan nunca se había sentido tan afortunado en toda su vida. Sabía que Will estaba de luto, que nada de esto había sido planeado por ninguno de ellos. Pero a medida que comenzó a presionar con más fuerza, más profundo, preñando a su preciosa pareja, se sintió perfecto. EL BEBÉ DEL CAPITÁN 45 Los dedos de Will rozaron su mejilla y Logan gimió suavemente, mirándolo intensamente mientras se movía en su interior, los sonidos de la torrencial lluvia en el ojo de buey y su aliento cálido y jadeante llenando el camarote. —¿Estás bien? —Preguntó Logan en un susurro, y Will asintió con entusiasmo. —Sí, no pares... en realidad. —gimió, empujando su pecho—. Déjame en la parte superior. Logan no se lo esperaba. Sonrió agarrando las caderas de Will y rodando sobre su espalda para permitir que su magnífico omega tuviera el control. Will lo montó con desesperación, follándose salvajemente en la gruesa polla de Logan, su espalda se arqueó de placer, todo su cuerpo enrojecido y brillante de sudor. Logan no sabía cuánto tiempo podría durar frente a una vista tan increíble. Deslizó su mano sobre el pecho de Will hasta su polla, y acarició su longitud frotando su hinchada la cabeza. —¡Alfa! —lloriqueó Will, y Logan gruñó en respuesta. Los truenos restallaban y eso sólo derivó en que Will lo exprimiera más fuerte. —Eso es, buen chico, vente para mí —persuadió, su voz era una mezcla de violento deseo y afectuosa ternura. Justamente en ese momento, sintió como Will convulsionaba a su alrededor, notando la cálida liberación cubriendo su mano y Logan soltó un fuerte grito bombeando sus caderas mientras llenaba a su hermoso omega. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 46 La cabeza de Logan cayó hacia atrás contra la cama, y él miró a Will, con el corazón lleno de algo que no se había permitido sentir en mucho tiempo. La tormenta continuaba meciendo su nave y lanzando viento y lluvia contra su casco, pero Logan se sentía seguro en el Seawolf y quería que Will se sintiera seguro también. Will cayó en sus brazos, todavía sobre él, y Logan disfrutó de su peso. Envolvió sus fuertes brazos en torno del esbelto joven y lo abrazó, con la esperanza de darle consuelo. WILL YACÍA ENTRE LOS FUERTES BRAZOS DE LOGAN, resplandeciente. Los sonidos de la tormenta en el exterior se habían vuelto casi relajantes, aunque tuvo cuidado de no permitirse pensar demasiado en ello. En su lugar, se centró en las maravillosas sensaciones de su alfa contra él. Estaba tan repleto de la pegajosa corrida de Logan que se preguntó si ya estaba embarazado. No le había mentido a Logan, pero estaba más seguro de lo que había admitido de por sí, él estaba en celo. Le había golpeado a mitad del día, mientras Logan todavía estaba en la cubierta de trabajando, y casi había subido, volado hacia la cubierta y exigido a Logan que lo follara duro. Estaba contento de haber esperado. Logan lo había hecho maravilloso, una primera vez tan perfecta, a pesar de todas las cosas, de todas las circunstancias que rodeaban su amor. Fue amor, ¿verdad? Ciertamente sentía esos sentimientos florecer rápidamente en su interior y cuando Logan lo miraba, él podría jurar, científicamente, que EL BEBÉ DEL CAPITÁN 47 no había otra explicación para la expresión de sus ojos que el de puro amor, sin adulterar. Por supuesto, sería inapropiado decirlo así. Sabía que ambos estaban luchando con sentimientos encontrados acerca de la forma en que el destino los había unido. Aunque, cada vez más, pensaba que Logan podría ser perfecto para él. Por otra parte, apenas conocía al hombre. Él estaba en celo. ¿Había cometido un error? No se sentía como un error. Se sentía maravilloso. Los fuertes brazos de Logan alcanzaron las mantas y arroparona Will, allí mismo, justo encima de él. —Mmm.… —gimió suavemente— ¿Puedo dormir así? Logan asintió, acariciando su hombro. —¡Por supuesto! —Murmuró con diversión en su somnolienta voz—. ¿Soy una buena almohada? Will suspiró de felicidad. —Sí —admitió ensoñadoramente, mientras el viento aullaba y la lluvia golpeaba el Seawolf. Logan guardó silencio durante unos momentos y Will pensó que podría haberse quedado dormido. Cuando finalmente habló, estaba murmurando y medio dormido, distinto. —Te amo. La cabeza de Will se disparó alzándose. Se quedó mirando la desaliñada cara de Logan, como exigiendo una explicación, pero Logan no dió ninguna. En su lugar, comenzó a roncar suavemente, profundamente dormido. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 48 —¿Logan? —susurró, pero el otro hombre ni siquiera respondió. Estaba honestamente dormido. Volvió a apoyar su cabeza sobre el pecho de Logan, mirando el oscuro cuarto en estado de shock, su corazón palpitando. —Yo también te amo. —Susurró, silenciosamente como para ser escuchado por encima del aullido de la tormenta. CAPÍTULO 5 Como Capitán, Logan se sentaba, algunos días, en el puente de mando por hasta veinte horas seguidas. Resultaba que su nuevo amante no estaba tan impresionado con eso como su tripulación. Luchó por volver con él, pero no podía hacer sospechar a los demás, lo que ya hizo al tener un lobo a bordo. A pesar de la fuerza del mar y la temporada llena de acontecimientos, estaban en buen camino de lograr sus cuotas. Había prisa por hacerlo y llegar a casa lo más rápidamente posible antes de que empeorara el tiempo, era una carrera contra el clima. Will salió del celo y ambos estaban seguros de que estaba embarazado. Cualquiera que fuera la magia que el joven lobo hubiera encontrado de la vida en el mar había desaparecido y Logan aún no había oído el final de ello. El impacto ambiental de la pesca del cangrejo, el peligro que conllevaba, las malas condiciones de trabajo: Will le dió una conferencia como si él no hubiera estado haciendo este trabajo toda su maldita vida. Finalmente parecía que Will se había dado cuenta de que estaba en un buque de pesca, y resultó que el nuevo compañero de Logan en realidad no aprobaba la pesca en absoluto. La mayoría de las veces Logan no podía ver a Will, y el resto del tiempo, era como si Will no AIDEN BATES & AUSTIN BATES 50 pudiera hacer nada más que quejarse de su estilo de vida o juzgarlo por sus prácticas. Logan estaba bebiendo más y empezando a estar un pelín desquiciado. ¡Todo estaba ocurriendo tan rápidamente! Había evitado a su pareja el tiempo suficiente como para haber creído sinceramente que nunca la encontraría. De repente, no sólo tenía un omega sino que Will estaba embarazado. Toda la idea del bebé lo aterrorizaba. ¡Oh! él estaba emocionado; en algún nivel, el alfa en su interior, siempre querría un hijo, siempre anhelaría una familia. Pero había estado huyendo de la familia y del compromiso durante décadas. Estaba bastante contento de beber hasta una muerte prematura, solo en el puente de mando del Seawolf, por el resto de su vida. Will tenía otros planes, y se los contó en gran medida. Cómo tendrían que encontrar un lugar donde el bebé estuviera seguro, en algún lugar donde los shifters fueran aceptados. Siguió sugiriendo otras profesiones para Logan, como si el hombre pudiera, simplemente coger y empezar a hacer otra cosa. El omega estaba sin duda listo para que este bebé cambiara su vida, pero Logan estaba menos seguro de que fuera capaz de decir adiós a los mares tan fácilmente. Por otra parte, ¿cómo podría un padre desaparecer durante meses al mismo tiempo? Su padre había muerto en aquella terrible noche con el resto de su familia, pero antes de eso él había sido uno bueno. Un padre atento, que escuchaba, amaba y estaba presente. ¿Podría Logan ser eso para su hijo? ¿Significaría renunciar a su amor por su barco, su amor por el mar? EL BEBÉ DEL CAPITÁN 51 Se quedó mirando fijamente las olas, bebiendo whisky, mientras contemplaba eso. Sólo percibió cuando entró Will y se sentó junto a él en su forma de lobo por su aroma. ¡Su pareja! Bajó la mirada hacia el lobo, y le dió una pequeña sonrisa. —Oye. ¿Vas a ayudarme a dirigir el buque? Will también dió la impresión de sonreír, y apoyó la cabeza en el muslo de Logan. Éste suspiró. ¡Por supuesto que lo dejaría todo! ¡Por supuesto que haría cualquier cosa por Will y por su hijo! ¡Sólo desearía no tener que hacerlo! —De acuerdo, aquí estamos, vamos a movernos —llamó a su tripulación por el intercomunicador, y observó cómo subían una nasa. Tenía un gran agujero en el costado y estaba casi vacía, con menos de treinta cangrejos en total y la mayoría de ellos no iban a ser del tamaño adecuado, lo sabía. —¡Joder! ¡Arreglad esa nasa! —ordenó, y luego observó mientras tiraban de nuevo. Los cangrejos entraron, más en las otras nasas que en la dañada, pero se quedaban cortos y esto se alargaba. Suspiró y tomó otro sorbo de su botella y sus ásperos dedos se movieron perezosamente en el corto pelaje de Will. —Al menos no puedes sermonearme cuando estás así — murmuró, y Will le gruñó suavemente. —Sí, tienes razón –dijo Logan divertido—. No debería de aprovecharme. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 52 Pero era agradable pasar tiempo con su pareja simplemente sentado junto a él, estando tranquilo y pacífico. Parecía que nada, cada vez más, era tranquilo o pacífico. Se dio cuenta de que un bebé no arreglaría eso. Un bebé podría empeorar las cosas. Dormirían menos, él estaría más gruñón, habría menos tranquilidad, bebería más... ¡Dios, sería un padre horrible! Tomó otro trago. —Will, no estoy seguro de esto –le dijo honestamente, mientras el lobo se vio obligado a escuchar en lugar de hablar—. No estoy seguro de que hayas escogido una buena pareja. Will lo miró y Logan supo lo que significaba. —¡Lo sé! ¡Lo sé! no me elegiste. El destino nos escogió el uno para el otro. Pero Will. Bebé. Soy un capitán de pesca. No soy un papá. No sé nada sobre... Es decir, que apenas te puedo mantener alimentado. El lobo dio la impresión de encogerse de hombros y se dispuso a escuchar. Logan permaneció callado y pensativo por un momento. Se sentía bien ser escuchado, pero ¿debería seguir hablando? ¿Podría decirle la verdad a Will o simplemente se hundiría a sí mismo, cada vez más, en un agujero del que no podría salir? —No quiero renunciar al cangrejo –admitió—. No quiero renunciar al Seawolf. Sé que el trabajo es peligroso. Sé que muchos hombres han muerto aquí, sé que el pesado acero, la helada cubierta y las enormes olas no son lo tuyo, pero Will, son lo mío. Han sido lo único para mí durante mucho tiempo. Tal vez tenga que renunciar a EL BEBÉ DEL CAPITÁN 53 todo por nuestro bebé, pero no es lo que quiero. No quiero tener que hacerlo. Bajó la mirada hacia el silencioso lobo. Will parecía triste, pero sin embargo, no se había ido. —Sé que tampoco es justo dejarte una temporada del año. Sé que el trabajo es demasiado peligroso para un padre, que no debería arriesgar mi vida cuando tengo una pareja y un niño que dependen de mí, pero ¿qué seré yo, si no arriesgo nunca más mi vida? ¿Si no salgo a la mar? ¿Quién voy a ser, bebé, si no soy un capitán?Will estaba callado y aún más. Se acercó a él, y con un suave gemido canino, acarició con su hocico en su regazo, mostrando algo de aceptación. No tenían una solución, pero al menos Logan habían sido honesto. Al menos sabía que podía serlo, que podía compartir sus alegrías y sus penas con su compañero. Ya estaba acostumbrado a cuidar de Will, siendo su apoyo especialmente con todo lo que Will había pasado. Pero en ese momento, mientras que envolvía sus brazos alrededor del cuello de ese peludo lobo y se abrazó fuerte a su omega, supo porqué necesitaba un omega. Sabía por qué Will era suyo. Que ese amor, apoyo y aceptación significaba todo. —¡Cuarenta y cinco, Capitán! –llegó por el intercomunicador, y Logan sacudió la cabeza, secándose la cara mientras se separó del abrazo. —Deberías de descansar un poco —le dijo a Will, pero éste se sentó allí en el pequeño piso del puente de mando y se acostó con él. Logan sonrió aliviado. No insistió en estar solo, y de hecho, estaba contento de no estarlo. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 54 Mientras yacía allí con su pareja en el puente de mando, observando el trabajo del capitán, Will se alegró de estar atrapado en forma de lobo y no poder hablar. No sabría qué decir. Logan había sido honesto, abierto y vulnerable con él. Incluso pensó que era una buena señal que su alfa quisiera serlo. Eso no significa que tuviera ningún tipo de solución. Este hombre era mucho mayor que él. Se conocía así mismo aún más que Will se conocía a sí mismo. Si su pareja decía que no podía abandonar su peligroso y poco ético trabajo ya que perdería su sentido de identidad, ¿Qué podía decir? Will no podía decirle que estaba equivocado. Probablemente no lo estaba. Todo lo que Will podía hacer, por ahora, era estar a su lado. Su bebé era su principal preocupación, pero el bebé apenas comenzaba a crecer y estaría bien hasta que terminara la temporada. Su relación podría no continuar si seguía presionando a Logan y sabía que lo había estado presionando. Estaba tan preocupado y con instintos paternales que lo hicieron reaccionar en ese hecho, enfocándolo en su unión familiar y excluyendo todo lo demás. Tenía que preguntarse cómo ellos podrían tener una saludable familia si Logan se sentía miserable. Se sintió culpable por haber cedido a su lado omega dejando que Logan lo tuviera tan rápidamente. Sobre todo tan pronto después de haber perdido a Roger y Grey. Logan había tratado de consolarlo, de recordarle que era por el celo y de que el dolor no quería decir que nunca podría sentir de nuevo. Pero si Will hubiera logrado resistir, habrían tenido más tiempo. No sería un omega preñado en un barco EL BEBÉ DEL CAPITÁN 55 pesquero de peligroso acero; en cambio, tendría algo de espacio para tomar decisiones antes de que fuera demasiado tarde. Era demasiado tarde. Estaba embarazado y todavía de duelo, pero que tenía que seguir adelante por la vida que crecía en su interior. Tenía una nueva responsabilidad. Al mismo tiempo, estaba luchando con su propia pérdida de identidad. Los datos que su equipo había reunido se habían perdido en el mar con Roger y Grey y no había visto ni una sola orca en su tiempo en el Seawolf. Pensó que probablemente se mantuvieron alejadas de los gigantes de metal con sus jaulas con cadenas. Will era un ecologista, un científico, un conservacionista, un vegetariano. Viendo a Logan y a su tripulación jalar las jaulas llenas de animales vivos, sólo para arrojar la mayor parte de ellos de vuelta, era perturbador. No entendía cómo este imprudente pescador, el hombre que vio en el mar quien estaba hambriento de dinero y poco más, podría ser su marido, su compañero en tierra. Si Logan tampoco lo hacía ¿donde los dejaba eso? Todo lo que sabía con certeza era que de una manera u otra, Logan era su compañero. Lo quería e iban a tener un hijo. Tendrían que encontrar un modo. CUANDO FINALMENTE LLEGÓ LA HORA de entregar el barco a su segundo al mando durante un tiempo, Logan besó la cabeza de Will, despertando al lobo que dormitaba. —¡Vamos! ¡Vamos a la cama! —murmuró, y se lo llevó de vuelta a su camarote. Will cambió de nuevo en un desnudo ser humano y AIDEN BATES & AUSTIN BATES 56 tropezó con la cama, aún medio dormido, mientras Logan se despojaba de toda su ropa. Estaba un poco borracho cuando envolvió sus brazos alrededor de su Omega y hociqueó contra su cuello. —Mmm. ¡Todavía hueles tan bien! Will resopló suavemente. —Me gustaría poder decir lo mismo de ti. Necesitas una ducha, Capitán. Logan sonrió. —Sí, supongo que debería recibirla —admitió. Will se volvió y lo besó de todos modos y así fue como Logan supo que el joven, realmente se preocupaba por él. Empujó su lengua en la boca de su omega, deslizando grandes, ásperas manos hacia abajo para agarrar su apretado culito. —No puedo creer que vayas a tener a mi bebé —admitió Logan, y Will se rió suavemente. —Bueno, será mejor que lo creas. Nunca he estado mareado antes de ahora. Y sabes, hoy tengo el antojo más extraño. —¡Ah! ¿Sí? —Preguntó Logan. Siempre estaba buscando oportunidades para cuidar de Will; sentía que no estaba haciendo un gran trabajo al respecto. —Sí –admitió Will, y en realidad parecía avergonzado—. Quería una hamburguesa con queso. Logan parpadeó. —¿Una hamburguesa de queso? ¿Como una vegetal? EL BEBÉ DEL CAPITÁN 57 —No —dijo Will con firmeza—. Con carne. Un montón de carne —dijo, un poco disgustado consigo mismo. Siempre había conseguido ser vegetariano a pesar de su ansia de carne en su forma de lobo pero ahora... bueno, el bebé no parecía contento de tomar la misma elección. —Entonces, deberías comer carne –dijo Logan seriamente, mirando a los ojos de Will— Lo digo en serio. El bebé probablemente necesita el hierro o algo así, ambos podrían enfermarse. Will puso los ojos en blanco. —¿Sabes? la gente en realidad no pasa hambre y muere sin carne. Estaré bien. Logan sacudió la cabeza. —No. Will. Al menos hasta que puedas conseguir un médico para confirmar que no estás... no sé, deficiente. Deberías comer algo. Tenemos hamburguesas en el congelador, voy a hacerte una. Saltó de la cama haciendo caso omiso de la mirada que Will le dio. De la falta de nuevas protestas podía decir que Will verdaderamente lo estaba deseando, que estaba realmente hambriento. Logan trajo una voluminosa, caliente y grasienta doble hamburguesa con queso para Will, y él podría jurar que su pareja estaba salivando solo por el olor. —No quiero comer carne —trató de explicar, incluso cuando alcanzó el plato. Logan se lo entregó y vio como su compañero agarró la hamburguesa, aparentemente incapaz de detenerse, y tomó la mordida más grande que Logan había visto que un hombre tomara. Sonrió, satisfecho de sí mismo. Estaba alimentando a Will y no sólo a Will, sino a su bebé que parecía imponerse al estilo del alfa. AIDEN BATES & AUSTIN BATES 58 En ese momento, alguien llamó en la puerta del camarote. —¿Capitán? —Dijo una voz y la puerta comenzó a abrirse—. ¿Estás haciendo una deliciosa comida ahí, solo para ti? ¡Huele bien! Presa del pánico, Will se convirtió en un lobo pero aún quedaba un trozo de hamburguesa con queso en su boca y el plato cayó sobre la cama. Aegis los miró a los dos y sonrió. —Capitán, ¿está alimentando a tu perro con una gigantesca hamburguesa con queso? —Preguntó,
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