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1" X-M /é1é rZ ÍÚ ffiOF '/{Z/Éé f.alrd z ta¡a '&#á fr/p¡,e fi/ts*rz2a¡) á/x F&@a & *fu¿*a PROT'UNDIDAD Y CLArtIDAD FILOSOFICAS 145 íntimas, pcro distintas. Ya Io dijo Bergson:.,IIav que pensar co- co hombre-" tlc acció, y obrar conro ho,rbres rle pensarrriento". Y vcnga a crrcnto lln¿l ocllrr.eucia criolla. rlnr\. oportuna para re- calcar la esencia rlc fantas [antasí¿rs ,,itlcológicasr,. Un gaucho, sin duda c lrijcr de la vcjez rle Vizcacha. rle cuya oolVoltansclra.nrtng,, era prosélito^ sin saherJo, se negó a vencrar la imagen de un san- to tallado cn nradera. AIegó que a él no se Ie engañaba, porqne a ese santo lo hallía conocido cuando aún era naranjo... La ima- gen hagiográfica lc resultaba, pues, puro epifenórneno... La ma_ Iicia del incrédr¡lo ostentaba gracia. y no nrenos rapidez tre in- cornprensión, exactanrcnte como ocurre con cualquier doctor in- rlocto o politico cazador de "ideologias". verdarr iu" oo res faitavigor ¡rar.a peusar a rnetlias, pues, como sienr¡rre, sólo en lo sr¡- perior colu*hra, lo inferior. Explicar rrestle abajo, es una forma de positivislno. Algurros rle sns representantes, pequeños hombres tlc accirírr, c¿rc. [r¿r,cal,cntc e' rr, Pr:ag,ratisr¡ro nattrra]ista. ¿ca-be nrejor prueLa tlc nrisología. nrárinrc eu ¡raíses nuevos? * t * TEXTO N9 2 LA FILOSOFIA DE LA CATARSIS' CORIOLANO ,4LBERINI Un enrinente r:línieo argentino, rico tlc crrltura general, y también filosófica, solía decirme que junto a rrn enfermo debe es- tar rrn ,rédico y .n filósofo, y tanto es vcrdad si se considera que el homLre es un compuesto rle cuerpo y alma, Debe advertir." q,r" han de estar junto al enferrno movidos con un criterio científieo. El objeto de esta teorla reslde en dar forma elevada a le pslquls huma-na, pues sólo asl se ¡:uede tener un criterio normal rpara deternrinar elanormal. con un criterio determinista absoluto no cabe habrar de uncrlterlo normal ya que todo es determirüsmo. 746 DT. COR,IOI,ANO ALBEF,INI Esta vcrrlad sube de punto si se eonsi¿era rlue la enfermedad afec- ta órganos fundarnentales. Me refiero sobre todo a las dolencias del tipo psicológico, donde no sólo existe la influencia de lo físico so- bre lo moral sino rle lo moral sohre Io físico. Basta recordar que se ha considerado ciertas enticlades nosológicas como puramente psicológicas. Véase sino Ia idea de ¡rsicosis, a Ia rnanera de Janet o de Freud. Como es natural, este tipo de rnédico debe tener una cultura en extrerno {ina, como corres¡ronde a quien maneja una rea]idad en extremo imponderable. Nada más justo, pues, que crear un Srupo de disciplinas llajo el rubro de higiene mental. Pero se debe comprenrler quc esta disci¡rlila fatalmentc impone un serio capital de cultura filosófica v humanista. Buen ejemplo de eIIo ofi:ecen la formación mental de lrnrnbres como los Babios rnencionatlos. Ciertamente que no es posihle ser enciclopédieo. Se ha rliclro oue Ia cultura general está fnnrlarla. sobre iunoraneias par- ticulares. Por eierto es toda una tragedia de Ia cr¡Itura el que url hombre de esturlio se vea obligado a Iimitar su saber. El que sabe bien una cosa puede Iograr fama de maestro, siernrrre que se man' tenga tlentro de una exacta división de trabaio. Sin ernbargo, el problerna de la uniilail de la ciencia es eada día más inferior. Pa- ra resolver de alguna manera esta difieultad, dividiremos eI saber en tres regiones: cultura especial, eultura general, y cultura fun- damental. Dc la primera nada diremos por ahora. Ya sabemos en qué consiste, De la segunda, diremos en forma sumaria, que para ella se hizo una expresión ingeniosa: debe ser formativa más que informativa. Lo importante no está en saber demasiado, sino tener un criterio que Ie interese, con espíritu crítico y saber como debe hacer el estudioso para eaber lo que ignora. Es Ia única manera de eludir la estreehez de espíritu, y tener muy presente que Ia cul- tura, eomo función del espíritu, es una e indivisible, sin que ello implique tener de inmediato todas las fotmas del saber. Esta eul- tura general ha perecido, ya colinda con lo que se llatraó docta ignorancía. Por otra parte, no puede negarse que una cultura es- pecial, si se profundiza así misma quiera que no exige el auxilio tle otras disciplinas, cuando no filosóficas, cuya hase comporta la unidad de la ciencia. Permítaseme entonceg señalar la tercera for- ma de la cultura o sea la fundamental, Merced a ella nos vemos obligailos a tener el eentido de los problemas cardinales que pue- I,A FILoSOFIA DE LA CAI'ARSIS 1,t.7 rla. excitar cl r,urdo del interés h.r.a,o. Este tipo <rc.rrrtr¡ra es inevitable. Tanto cs asi q,e pascal dijo: "rc,egar tre Ia firosofía cs una rnanera rle har:erla". No hcmos tle ¡rrofu,rlizar cste terlra. si queremos .,a conscicncia técnica dcl coneepto tle culr,ra filosrífi- ca. El nrlgo profesa siern¡rre lrna concel)eirín general rlcl rnrrntlo y de Ia vida. corno diríar.os en tórr,inos técnicos. er ]ror,rrre ticrre consciencia y se ve obligado a plantearse pr:ollcnras acerca dcl fundalnento rle su contlucta o sea que junto con eI problerna on- tológico el prolrlenra de lo rleontológico. l\ilás ari,: los prohler.,rr. filosóficos carrlinales son tres: g,oseorógico. metafísico y axiortí- gico' El prirne.o^ sc r:efiere al valor rler eonocilniento: cr seerrrrrro-, a ]a realidnrl tiltima; y el tcrcero, aI ¡rr.oLlenra rlc los valores hr- nlanos, o sea los idcales. Estos tres proLlenra-. se los puctle ir¡ragi- nar colno una pirálnitle tle trcs lados, formarrtlo lrrra rr¡rrla qrre es la filosofía' Las cic.cias positivas v rnatcmáticas esrán ínri.rar,e,- te vinculadas con I¿r ciencia filosófica, especialrnente v so]rre lodo con las rlisciplinas filosóficas. Así se constitrrye el orsa.isnro rlc Ia c.llr¡r'a' A¡rlicanrlo r,r sinril, irnaginarlo ¡ror el gr.ar fisitiroro espa- ñol Lelarlrcrlrli. caJre rlecir qrre ,,lro ]ray urás r¡rre uu sólo ór.garro, eI cucr¡ro; y una sola función: Ia vidarr. Nada nrás claro que este norlo tle crrltrrra,,ráxi,re a las cic¡rcias de la hunralrirlad. v rlentro de ellas a las ciencias n.ródicas de caráetcr psicológico. Cabe tlc pa- so nrentar un proyecto soLre doctorarl6 ,1* la Univcrsirlad, r¡ue yrrc_ sentó hacc años, rro se consitleró. La idea csenr:ial tlc cste pro\.ccto era la tle que el 'odoctorado" debía otorgarse por Ia lJ,ivcrsirlad, no por la Facultarl. Así un ingeniero, nn aboga«lo, rrn nrérJico. etc.^ obtcnrlrían cl tít'lo rle doctor siernpre r¡,e a¡rrorrara,,,a serie de rraterias rle cspíritu filosófico y hrrrnanista, claro estír q'e vin- culadas a Ias rlisciplinas de su Facrrltad, y alg.ra dc carácrer ge- rreral corro ser fntrodrrcción a Ia Filosofía, ete. Por ello, surge aqtrí eI carácter de llumanista rle la cultura en srrs fornras strperiores. Mucho se ha discutirlo soLrc cl concepto rlel l.r,ra,isrro, sc trata rle ,na idca en cxtrerno compreja. IJá-qtc,os, Para nr¡cslro fin citar el que resulta nlás claro. Scría cste: ¿icrráles son los caractercs que distingucn al hornbre?. Fr.e,te a Ia aninra- lidarl rro busq,emos determinar la ¡rarte nrorfológica si,o Ia cs¡ri- ritual' El hom]rre cs un ser relativamente lir¡re, Es libre rlcntro 748 DT. CORIO'JANO ALBER,INT tlel espacio y del tiernpo tle manera que su conducta r:stá viucula- rla al ruundo iuorgánico, al urundo orgánico. al murtlo social, al mu'do irrco,scie,te, etc. Pero ello no Lasta. IIay que buscar ,n carácter qrre sea privativo del hombre, l, este rasgo no es sino Ia liber:tad, así sea una libertad limitada. f)e otro modo, el ]rombre vive surnergido en Ia animalirlarl. o sea en un deternlinisrno. El horrrl.rrc crr carrrlrio, es corrlrar:ablc a u. scr (l.c cst¿,lrlo strrncrgitlo tlerrtro rlel urar, de cuando en euanrlo, c¡rlcrge su cabeza afuera y logra conternplar la belleza del ciclo, y esa enrergencia es Io t¡ue se llama ¡rcrsonalitlad humana, que está hecha dc personalirlatl y valorcs. No rncnos se ha discutitlo sol¡re cl concepto dc ¡rersonalirlarl, pre- sctttánrlola, como carácter', tempcrarncnto, yrsic¡rri-s, etc. Natla rnás ah- surtlo, La personalidades la parte de la psiquis hurr¿rna que cstá hecha de acción libre y práctica de los valores. Totlo lo tlemás no es sino autorrratismo. Sin duda el autolnatisrno tiene un valor in- nlen-co soLre torlo cuando toma folrna norrral. IIe aquí ¡ror r¡rré rles- prrés de este ligero análisis sostenemos que humanirlades es pala- bra que simboliza los ideales de Ia cultrrra funtlados en Ia idea tle personalidad. Natla, pucs que el enfermo es rlna persona. no ya una cosa. Determinada la posición de la filosofía curnple tratar en for. ma específica cual parte incumbe a las funciones que tiene ella en la axiología de las ciencias filosóficas o ciencia de los valores, y la de ésta en las ciencias rnédicas. Los valor:es fundaruentales son cua- tro: el bien,. la verdad, la belleza y la utilidad. Cualquiera de estas formas de la eonducta humana cabe en alguna de ellas, cuando no es en varias, ya que el valor bien por ejemplo puede eaber junto a Ja estética, rnoral, lógica, etc. Para las ciencias rnédicai el valor esencial es el valor llamado salud. Colno es Iógico la fijación del valor salud o sea la dcfinición de Ia normalidad nos llevaría a de- fiuiciones en extremo complejas y enredadas. Hasta se llegaría a conceptos de{initorios de Ia más pura paradójica humorística. ¿No se dijo por ejemplor eue la vida es una enfermedad mortal? Hay que admitir que en térrninos generales la vejez, cl nral y la rnuer- te son normales, Por consiguiente nada rnás natural que esas mo- dalidades del ¡nuurlo biológico. La difieultad sube de punto si te- lrellos cn cuonta tlrrc cl llomllre rro sólo vive sino que sabe que vive, 1" esa es ¡rrecis¿rnrcnte Ia r:ausa tlcl carácter rclativo de la rror- uralidatl. -El horubro l.cha ¡ror la vida con.sci,.n.te.. Rccrrórtlcse que las teor'ías r,ísticas rle Ia crcerrcia c, la inmortalidad, va scan terre- ,al o dc rrlrratu,rLa, s,pone, precisarne.te la realitlatl rle la cone- ciencia. nrás aún dc la autoconscicncia. A cste l.esl)ecto nada nlás oI)orttrno qtre cital: t¡na anécr,lota referida ¡ror fhranrtrrro. Ocurrió quc cl a[a,rado cscritor es¡raíror anrante r]c los. tc,ras rnísticos, an- duvo de pasco por la campiíra tle los alretlerlores de Salanranca y e,tal.¡ló corr'ers¿rció, co' un viejo mentligo al cual preg,ntó si él crcía cn l)ios, Ptr.s, si -qeíror le respo,clió, -y fl,arn.no e.to,ces le contestó: dinrc ¿ tri crecs e' l:r i,ruortalidatl ? _-prrcs si seíror, y tlnar¡uno le hizo esta pregunta final: ¿y si lrubiera I)ios y no in_ mortalidatl?. ¿A ti quc te parecc?. Entonces, tlijo el viejo para qué l)ios' Ya sc vc r¡ue la co,testació, del humilde lab.iego tenía, y r,ur:ha. r,ig-a. Narra.rirs cvitlc.te pucs: ar h,rrLre lc intercsa ra innrortalidatl, ¡- Dios cortro garantía tle ella. No discutamos las consecuencias que Unarnuno obtuvo de se- r,cjants a,écrlota. IJa-"ra con recorocer en cár,bio ra afirmación de que Ia vida es virla consciente, y por tarrto, debemos admitir que es tamLién dolor, pues sería absurdo creer que puetle haber tlolor o ¡rlaccr i,co,scic,tes. schope,rrauer llevó su tesis llasta hi- pérbok:, sostcnientlo c¡ue el ser en todas sus forr,as tarnbién es co,scic,te' Para él la vida es esenciarrnerrte co.scie.tc y por tanto tloloroJu' Ii, esc,cia cs csf*e.zo y éste ¡ror ta,to tloror. EI ¡rraccr es rctlrrctiblt: ¿rl ,o rlolor. cor¡ro se vc crea,, exceso dc especrr- lación, ¡rero desde cl punto de vista relativo no tleja de ser una teoría ruás o nrc,os aceptabre. Er hcdonismo absor,to es i,acepta- LIc, cal-re ad,ritir', elnpcro, que quizás Ia rlosis tlc dolor e, totlas Ias foruras, desde cl más leve hasta eI más ag,do, pueden ser corn- batidos co, los re{rur.sos tlc las cie.cias ruérlicas o psicológica. Bajo ningún co,cepto podrá eliminarse Ia sensibilitlatl hedó,ica, po".,o que el dolor y cl placer guarda, relació¡r *utua. co.sitlérese por eje,r¡rlo la felicidad de la convarecerrcia, doncle eI prof.,,,lo placcr que se cxpcrintcnta se ex¡rlica en gran parte por el dolor sufrido. ll{ás no inraginernos que existe una sola fonrra dc dolor. Si bien se rnira existe un dolor que determina la evolución progresista rlel scr vivicntc, s.lrre totlo tlcl houlbrc, El tloror c,r,ú, pode,os llir- ITA FIIJOSO¡1IA DE I]A CATAR,SIS 149 150 Dr. CORIOLANO ALBEETNI rnarlo dolor utilitario, pues está vi¡rculado a la lucha por la vida. Ill otro dolor es, muclrt¡ menos evirlente, pero real y depeude de Ia evolución, Estamos en pleno descontento universal. Es lógico pues que sea fácil probar, de urodo teórico por lo meno§, y contemplan- do Ia vida en ronjunto, que la vida es esencialmente evolutiva, y no mediante el dolor pragmático. Podemos pues combatir con el do- lor utilitario. La auestesia oportuna hará prodigios, en camrrio es discutij¡le que cl otro dolor, estiurulo de ]a evolución de Ia vida, se p'eda atenuar o suprimir. Bstos dolores puetlen recil¡ir los nom- bres de dolor pragmático para el primero, eI más consciente, y pa- ra cl scgundo dolor elónico. Debo advertir que esta palabra fran- cesa fue tomada por Bergson de una expresión de Fouillié, harrlan- do de un Elán, d.e euolución,. Por otra parte tenemos un término castellano que posee la misura raíz de Ia palabra francesa, cual es la de elación cierto es que la palabra francesa tiene u, matiz dis- ti,to al de la palabra castellana; pero es, perfectame,te Iícito itlen- tificarlas en los dos idiomas. Bergson contrib*yó en forma extraordi- naria, en dar prestigio a la palabra elán.. pero por nuestra parte hernos dado a esa palabra un significado hedónico, o ,r.¡o. ,li. cho heróico, difuso a través de Ia evolución o sea, de henchimiento vital. como se comprende esta forma de sensibilidad pasa inadverti. da, siendo así que la sensibilidad hedónica es de utilitlatl inmedia- ta en la lucha por la couservación de la vida. Na<Ia urás evidente que el carácter unilateral rlel pesimismo y del optimisr,o, si encararuos ra vida desde el punto de vista de -la consciencia hedóuica. No es así sin ernbargo sr tenemos un cou- cepto hegeliano. El filósofo alemán Hegel eucaró el pesinismo y eI optiruismo desde el punto de vista dialéctico, lo cual hoy halla- rnos, más o menos, la misma tesis en B. croce. Dialéctico significa, no ya cual o tal teoría lógica, clásica, sino los conceptos que Be oponen y se entreyeran. El mal y el bien por ejeurplo, se mezclan en for¡¡a activa, lográndose que el bien triunfe siempre sobre el mal, pero no eliminantlo el mal, lo que uo es posible, sino eiem. pre de acuerdo y en forma solidaria. Científicamente son fo¡mae psíquicas cardinales y como eB natural tienen modalitladea patológicas. El placer y el dolor echan sus raíces en las profundidadeg del organismo; pero emergen con LA ,FILo§oFIA DE LA CAaAFTSIS lSl frecucncia en Ia consciencia. Ambos modos se cntreveran y crean urr sin {in de fenónrcno.c, entre otros los rle carácter rlórbido. Con todo es iruportatrte demostrar que, aun Ias forntas normales, guar- tla¡r rclación con las ura,ifestaciones de la consciencia, constitnye,- do Ias itlcas fijas o 'ror:malcs, y por nredio rlc la coalcscc,.ia de ar,- bas fornras hcdónica.", es ¡rosible distinguir como dijc la sensibi- lidad inurediata utilitaria y la elánica. Es sabido qtre la psiquis cs rntrcho nrás aurplia t¡uc Ia conscieucia. Más aún: tlebc crtentlerse por consciencia la relativa manifestación de la psiquis. La co¡rs- ciencia puede o no existir y en muy diversos grados. Sin embargo, cabe rcconocer qtre la consciencia es <Ie extraordinaria irlportan- cia. Casi constituye toda rruestra vida psíquica y vegetativa. Bas- taría menciorrar toda la enor¡¡re red de reflejos que for,ra nuestro cuerpo, y no mcnos los actos reflejos cerebrales, La trascendencia de los actos rcflejos ¡rsíquicos y el automatismo psicológico en ge- ,eral courponen buena parte de nuestra vida anímica. Ocurre, sin embargo, que a veces se producen rlesiutegraciones de los bajos fondos psíquicos y cjerccn una acción morbosa en el bajo nivel de Ia ¡rsiquis. Existiria una espccie de, como se lo ha llamarlo, ,.cuer- pos extraíros", alterándosepor ende, la unidad de Ia personali_ dad, cuya caractcrística esencial reside precisaluente en su ,.i_ ficación. El psicoanáIisis, que no consideraré, ha creaclo un método pa_ ra arrancar de cuajo esos trauma§. Nada más legítimo desde el pun- to de vista cientifico y filosófico, Precisamente con ero se ha pro- Ilado que la persoua normal tiende a ser una, y digo tiende, por. que la personalidad es un pr.oceso y no una cosa. por ello el psi- coanálisis de Freud supone precisamente la realidarl de una psiquis normal de carácte¡ espiritualista, pues, hay que admitir que Ia itlea de "censura" es cumplida por la personalidad como la inteligen- cia y voluntad. Y no debe sorprendernos. El famoso psicólogo era un hombre de cultura literaria y un tanto filosófiea, lograda en forma intlirecta, Recuérdese si no el amplio uso del courplejo de Edipo, de oatarsis, etc. Verdad es que tenía, en medio de su genia- lidad temeraria una ideación maniática y espectacular. Su cultura literaria le permitió dar a sus conceptos, duramente sostenidos, urr cierto brillo estético. Así, por ejemplos inspirado en Aristóteles se t52 DI. CORIOIIANO ALBEn,INI LA IIII.OSOFIA DE tA CATAR.SIS 153 permitió suscitar una palabra que Iogró no poca fortuna popular o por lo menos en la clase intelectual semiculta, Sabemos que eI gran filósofo griego eoncibió la itlea tJe catursiso exprresta en su Poética, para aplicarla al fin del arte, imaginada como medio para librarse de las pasiones merced a la forma expresada. La cons_ ciencia estétiea tendría, pues, una función purgativa. Freud tlióle a esa idea un papel preponderante, trasladando la noción de vi- vencias, primero a Io psíquico y Iuego a lo social e histórico. La noción de vivencia, o estado anímico, puede ser mórbitla. En cual_ quiera de estos casos pueden ser sometidos a la catarsis. Iil métotlt¡ curativo' mediante la asociación de irleas tlirigidas y ra interpreta- ción simbólica, permite lograr que la consciencia catártica alcance plena claridad de lo que no se eonseguía eu el estado de vivencias, Nietzschc aplicó esas itleas por Io menos en parte afines, sobre todo cuando se figuró que Ia moral cristiana se había formarlo, os- curamente en la religión elemental de Ia psiquis o sea de una mo-ral de esclavos. Como se comprende ". or, "or""pto harto absur-do err Nietzsche' Para admitir semejante ética es menester dar más claridad a su noción del superhoml:re. poclríamos decir que tan- to Freud con sus ideas, por Io demás inspiradas en el sensualismo filosó{ico y Nietzsche con sus grandes vaguedades, que ambos pen- sadores pecan por exeesiva pobreza metafísi"u, sin perjuicio dJ te-ner una, ya que es imposible en última instancia, carecer rie ideaafiloeóficas últimas' conviene además dejar bien craro que amrros autores hacen amplio uso de lo que ,o rran prorratro s,ficientemente, Son ideas vividas y aplicada,s en Io secun{ario, ¡-rcro no pensadas con profundidatl de rigor técnico. Todo erlo claro está, perlnite sin embargo, reconocer que son figuras filoséficas singularmente cons- picuas. No menos corresponde considerar las hipérboles tle Marx. Es sal¡ido que subordinó la eco,omía a ra ideorogía. vio en ésta sóro un miraje del interés económico de ,na clase determinada. En sus. tancia todo se reducia a un montaje pragmático que tenía una Iun. ción histórica, más no una ve¡datl en sí. pragmatismo, pues, y no principios- serrrejantes doctrinas simplifica, «Ienrasiado las cosag. Se diría que se complacen en explicar lo superior por lo inferior, y por cierto que a veces tienen tazón, pero no en todos los casos, esto es frente a la importancia del pensarniento objetivo y de la personalidad huurana. nle trae a ]a urclnoria una anécdota, inspi rada c, cI cspiritu dcl criollo, uruy des¡rectiva ¡ror lo tlernás, es dccir, sicr,¡rrc terrdie,rlo a explicar Io s,perior ¡ror lo inferior, EI paisano sus¡ricaz, cuantlo rniró un Cristo tallarlo en nararrjo excla_ mó: ¡A nrí no ¡ue errrbrornarr: lo conocií uaranjo!,r. ya aa r" q,r" sólo veía lo srr¡rcrior por lo inferior. , No cal¡e rftlda que ciertas teorías so, perfectamente jrrstifica- das' Irasta tliría,ros q.c ,o hay natra ruás legítiruo que Ia chismo- grafía rrás o rrerros verídica; pero no co,f,,dar,os la parte con eI todo, o sea la rnari¡rosa con el gusano. No explic¡ucmos el Cristo por rucdio del naranjo. La creencia, de fondo rlogrnática y despro- vista tlel rllenor fu,rlarrre,to, cs nna vivc,cia, Natla .rás legítir.ro t¡tre el conccpto dc catarsis. sielupre que se anr¡rlíc y se eleve. Em_ pcro, p*edc ascg,rarsc q,e la psiquis cs csc,ciall,e,te dogrnática, sirn¡rlcmente porquc la vida sin ella cs tlogmática. pero la cone- cie.cia crítica cn rrruchos casos puerle crcvar ra catarsis a Ia altura rlc .la libcrt.¿rrl cspiritrral. La vivcncia, inconsr:iente o consciente es vivida conlo tlije, nrás ,o ¡rensada. Si, ernrrargo, un espíritu rnás o lnenos culto ¡ruede transfigurar Ia vivencia e,'itrea, vare decir err convicción rlando, por ende, interve,ción a ra co,sciencia eríti- ca o sea a la razó, y a Ia liber:tatr, De arrí Por qué poderrios afirnrar que el conccl)to rlc catarsis ¡rucde ga,ar en dignidad filosóIica. sc- ría algo asi cotro cl vcstíbulo tle Ia razón. Sin tlcjar dc recorroccr la irn¡rortancia que 6l ¡rsicoanálisis ha co.fcritlo a la idea tle catarsis, y sor,ctitra a críticas, ]a verdad es q¡.re Ireud ha llanrado la ate,ció, sor¡re los fenórrre,os incons- cientes y cruancipatlos de la psitluis total, o sea que lla restaurado la ,,idad dcl espírit,. Estas vivencias so, de carácter a¡rorrnar, Sin embargo, podríamog sosterrcr que hay vivencias que no son patológicas. Por ejcruplo: el caráctcr excesivo aunqrre no total de las ideas fijas, el no rDenos per.rnanentc ,Ie las pasiones, que rles- truye la lilertad dcl es¡rír:ittr. Iirr cste casoT corllo e, r,,chos, Ia vida r,cnta] tie,e u, carácter ,ranifiestamcnte auto¡nático. Fuera de durlas (Iuc se trata rle vivcacias, pcruranentcs o transitorias, cier- to es qrre las vivc,cias norr¡rares presta[ a r,crrrtro ,n servicio esen- cial en ]a vida tlcl alma, pues scría ab..urdo crcer que toda viven_ cia es ¡ratológica o norrual porque cl hecrro rle ser a*tol,átiea f.era 154 Dr. COhlotANo ALÉü,tñf injusti{icable. Volvamos sobre doe ejemplos anteriormente menta- dos' Recordemos esa forma de dolor vago que hernos llamatlo doror elánico. Como sabemos, difiere fundamentalmente, de Ia sensibi. lidad hedónica. Desempeira un paper utilitario e, función de la vida inmediata. Generalmente, está vincurado a ros desórdenes vi- tales. La otra sensibilidad, o sea ra eránic% puede existir con ra pre- na salud, pues, en rigor, sóIo se manifiesta como inquietud, y en el fondo es el oscuro afán de evolución, Estas vivencias son eardi- nalee en la vida de las vivencias, aunque repito que por Io común pasan inadvertidas. En un espíritu culto tantos renó,renos de me_ ras vivencias se truecan en conscientes, más aún: pasan por la catarsis, aunque ésta no tiene carácter patológico, ,""rp"rr,Io .o espiritu norrnal. Bien puede afirmarse entonces que existe un gra. do más profundo de Ia catareis o sea rle la purificación de Iu. pu- siones, y ese escalón es Ia Iilrertad espiritual. Sin d,da o.r" pr.i'óo existe como vivenciao y aún ampliamente curtivatla por eI artista, no siempre necesita elevarse hasta la libertad, y, q.r" eualqrrier estado de ánimo asi sea el más elaborado, está sometido a la vida espontánea tlel espíritu. Las vivencias son filtradas por ra conscien- cia critica. En el filósofo ee criría qre el caror vital se trasforma en luz. UI NOTAS Y COMBNTARIOS __) ARTICULOS Y ESTUDIOS ]IIONOGRAFICOS Angel Castr.llan: lJnn erítir.a a los idcales pedagógicos det B0:el ¡to¡sqn¡il,ttto clo Jrnn Ag;,r;:i;; ;;:;:; ,.r, Ijdrrarrlo I)r.ñn[or.t , El ,rnui,_,r^,,,] 'rl,'r"l .) Angcl virasoro . . . .1. Pn"t"'¡t'iento lilosófico del Dr. Migrcl 1gX#* : ::"yi: r"*, t " ",,'n,, ¡'o',,,;. ; ; ;;; ;;,'.; ";, ;,.:,María Be¿trt, a"","""t r" ó"."rr, n ¡'"'r'r¿r Arj* , ", i;;r:;estudiantil en la, lunilaciónde ¡" U)r¡ririíAad, rle Cu.yo INDICE I II TEXTOS Coriolano Alherini : pro!undi.d.utl. y Clarirlad Filosóficas. pre_§entación de D. F. pró Coriolano Alberini: Irilosotía tle la C.atarsis III NOTAS Y COMENTARIOS IV FICHA BIBI,IOGRAFICA Susana Git¡nta tlc Arrigoni : Artu.ro Artdrés Roi,g V HOMENAJES Luis Noussan-Lettry: Maesrros, illilicia y Taxonontía ..,,.., 9]"]: a .latif dc Be.t.ano,: Testintottios de pensanúentt¡ Ar-gerttirto: D. F, pró PAG. 9 33 71 87 l3l 145 I57 163 t77 I)ra. Celia Or.riz Arigr,isrle l\torrto¡a: lDir.go F. pró)Lrris Fctipc García j" o,,.,,¡¡o. l;,;;;:;ró) .....Rodolfo Mario Agogria. (c. n, y nrgJrio pr""io."Ili) 21t 2t6 2t9
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