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LA DUALIDAD DE LEONOR DE CORTINAS,
MADRE DE MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA,
GENIO DE LA LITERATURA ESPAÑOLA
Krzysztof Sliwa
UNIVERSITY OF MEMPHIS
Hay cerca de 32 documentos sobre Leonor de Cortinas, madre de Miguel de
Cervantes Saavedra, entre los que no figura ninguno que ilustre su niñez, ju-
ventud, educación, ambiciones, bienes en Arganda, así como dónde aprendió a
escribir ya que firmaba cartas y poderes. Tampoco se conoce la partida de naci-
miento, bautismo, matrimonio ni el acta de defunción. No se ha escrito casi nada
sobre su vida privada y profesional, solamente algunas menciones de muy poca
monta. También, se ignoró la estirpe de la bisnieta de Gonzalo de Cortinas
(14267-1486?), de la nieta de Diego Sánchez de Cortinas (14607-1520), alcaide
de Maqueda, de la hija de Elvira de Cortinas (14957-1566) y de padre descono-
cido. En general, falta un estudio minucioso de su efigie.
Se conoce, eso sí, la ascendencia materna del manco de Lepanto, linaje de
los Cortinas de Arganda, que consume a Luis Astrana Marín más de 70 páginas,
remontándose hasta el siglo XV, en el reinado de Juan II, para hallar algunos fa-
miliares Cortinas (Juan de Cortinas, Gonzalo de Cortinas y Diego de Cortinas).
Con constancia, Astrana habla de documentos y hace una pueril historia de Ar-
ganda en base a la relación topográfica, de donde hace derivar Arganda del ára-
be Ar-Khanda, pero no encuentra ningún documento de mucha magnitud, vincu-
lado con la madre del combatiente de Lepanto.
Se cree que Leonor pudo venir al mundo entre 1520 y 1521 (Astrana, 2,
págs. 109 y 144), y que contrae matrimonio, en un lugar todavía no determinado
y probablemente en una época próxima a marzo de 15431 con Rodrigo de Cer-
vantes, de profesión médico-cirujano, sordo, «hombre inquieto y mal avenido
con la suerte en su profesión» (Fitzmaurice-Kelly, 40-41). Se asevera que Ro-
drigo de Cervantes «fue, como su padre, licenciado, pero no hay prueba de que
tuviese tal diploma y en dos documentos habla de sí como 'médico cirujano'»
(Fitzmaurice-Kelly, 35). Aparte, Juan Antonio Pellicer y Pilares revela sin do-
Hija de Elvira de Cortinas, ésta murió probablemente antes del 2 de diciembre de 1566, porque en
tal fecha su hija Leonor, firmó un poder en que habla de «Elvira de Cortinas, mi señora y ma-
dre que esté en gloria», ésta era dueña de un terreno en Arganda (Pérez Pastor, 2, pág. 2).
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cumentación que la madre del Regocijo de las Musas había contraído segundas
nupcias con N. de Sotomayor.
Leonor de Cortinas dio a luz siete hijos: Andrés de quien existe la partida de
nacimiento;2 Andrea, amante de Nicolás de Ovando, con quien tuvo una hija,
Constanza de Ovando y Figueroa;3 Luisa, monja y tres veces priora en el con-
vento de las Carmelitas Descalzas en Alcalá de Henares;4 Miguel, el autor del
Quijote;5 Rodrigo, alférez, combatiente de Lepanto y cautivo argelino que mu-
rió en Flandes;6 Magdalena que contingentemente nació entre 1550 y 15577 y
fue madre adoptiva de Isabel de Cervantes y Saavedra; y por fin, Juan que even-
tualmente nació antes del fallecimiento de su abuelo paterno, el licenciado Juan
de Cervantes (el 11 de marzo de 1556), y fue mencionado como heredero en el
testamento de su padre, Rodrigo de Cervantes.8
En la información de la limpieza de sangre del autor de La Galatea, Alonso
Getino de Guzmán, Pirro Boqui y Francisco Musaqui confirman que Leonor y
Rodrigo «no son llamados no castigados por el sancto oficio ni menos sus agüe-
los ansi de parte del dicho Rodrigo de Cerbantes como de la dicha Doña Leonor
Cortinas ni moros ni de casta de ellos ni tienen parte ninguna dello» (Pérez
Pastor, 2, págs. 11-23).
Según los documentos notariales referentes al marido de Leonor, merece
destacar que éste tuvo muchos problemas con la justicia. Pues, el 5 de noviem-
bre de 1551 firmó una obligación en presencia de su hermana María y de un tal
Pero García, calcetero, compromiéndose a devolver a Gregorio Romano 44.472
maravedís prestados. Desgraciadamente, no pudo cumplir su promesa y desde
principios de julio de 1552 hasta el 26 de enero de 1553 cae sobre Rodrigo el
peso de la ley estando preso en la cárcel pública de Valladolid. A esta sazón, to-
da la responsabilidad recae sobre Leonor, embarazada y con cuatro hijos, su cu-
ñada María de Cervantes, soltera y posiblemente sin oficio, y Leonor Fernández
de Torreblanca, su suegra, de edad avanzada. No hay duda que fue un golpe
muy fuerte contra la familia de Cervantes. Rodrigo de Cervantes estaba abando-
nado por su padre, el licenciado Juan de Cervantes, de mucha influencia en
aquella época, quien podría cambiar su sino. Uno puede imaginarse en qué con-
diciones vivió la madre del Príncipe de los ingenios españoles con su familia,
Recibió aguas bautismales el 12/12/1543 en la iglesia parroquial de Santa María la Mayor de Al-
calá (Astrana, 1, pág. 193).
3 Nació el 24/11/1544 (Astrana, 1, pág. 199).
En el Convento se llama Sor Luisa de Belén y Cervantes, nació el 25/08/1546 (Astrana, 1, pág.
205).
5 Nació el 09/10/1547 (Astrana, 1, pág. 217).
6 Nació el 23/06/1550 (Astrana, 1, pág. 255).
7 Falta la partida de nacimiento (Pérez Pastor, 1, págs. 21-24).
8 Falta la partida de nacimiento.
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que miseria y hambre pasaron, pues, según algunos datos tenían escasez de re-
cursos. Y sólo gracias a la carta de poder de Leonor de Torreblanca, y una peti-
ción en defensa de su hijo, se pudo recuperar los bienes confiscados por García
de Medina.
Sin embargo, pasó la triste época del encarcelamiento de siete meses, y el
esposo de Leonor retorna a casa. No obstante, se rumoreaba en aquel tiempo
que en la familia del autor de las Novelas ejemplares faltaba el dinero. Pero no
consta en los datos hasta ahora descubiertos dónde y cómo se ganaban la vida,
ya que algunas veces soñaban con días de prosperidad y abundancia, y otros ha-
cían préstamos. Por ejemplo, el 30 de octubre de 1553 Rodrigo se encuentra
suscribiendo un poder en Córdoba (Astrana, 1, págs. 286-87); el 10 de abril de
1565 se le obliga a pagar 560 reales a Pedro de Molina (Astrana, 1, págs. 460-
63); el 2 de diciembre de 1566 Leonor da un poder a su marido para cobrar los
bienes de Elvira de Cortinas, su madre (Pérez Pastor, 2, págs. 1-4); el 19 del
mismo mes y año Leonor vende una viña a Andrés Rendero por el precio de
7.500 maravedís en el término de Arganda (Pérez Pastor, 1, págs. 5-8); y el «16
de septiembre de 1573 piden prestada una suma a Hernando de las Barcenas,
ropero. El matrimonio pagó parte del préstamo pero en seguida se puso en
mora» (Pérez Pastor, 2, págs. 20-23). A pesar de ello, parece que Leonor era
una mujer de negocios, ya que en dos ocasiones, el 21 de agosto y el 15 de
septiembre de 1593 recibe en arrendamiento unas casas en la calle de Lega-
nitos de Diego de Medina, pellejero, por tiempo de un año.
Ahora bien, es probable que Leonor llevara a cabo otros negocios, pero
¿cuáles? y ¿cuántos de ellos fueron negocios lícitos o ilícitos? Esto es descono-
cido. Puesto que sus actividades alcanzaban empréstitos públicos, compras y
ventas de bienes, préstamos y contrataciones con mercaderes con pleno y cabal
derecho, indudablemente, era una mujer activa y con iniciativa. Por consiguien-
te, no debería sorprender a nadie, que a consecuencia de estas actitudes y cir-
cunstancias, el manco de Lepanto llegó a conocer diferentes tratos mercantiles y
económicos, los cuales aprovechó como comisario para la Armada Invencible
del Fundador de El Escorial, y más tarde durante su estancia en Valladolid, don-
de dedicó sus horas a «tratar negocios», según sostiene su hermana Andrea en el
proceso de la muerte de Gaspar de Ezpeleta.
No obstante, hay otra faceta en la vida de la querida madre de las madres.
Por los testimonios realizados entre 1575 y 1580, período del cautiverio de sus
hijos, Miguel y Rodrigo, resulta indiscutible que Leonor aparece 10 veces de-
lante de 6 diferentes escribanos, ignorando 6 veces a su esposo y 4 veces ha-
ciéndose pasar por viuda. Todoello contribuye a concluir que los padres de
Cervantes llegaron a un acuerdo, para así mover la piedad y las duras cabezas
del Consejo de la Cruzada y sacar el dinero ineludible para liberar a sus hijos. A
pesar de que la influencia de Leonor se genera a través de la relación con el
protagonista masculino, a veces da la impresión que ella no realizaba funciones
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subordinadas. Sin embargo, lo que falta es la interpretación; ¿a qué tipo de com-
promiso se han obligado los padres del poeta de Numancia ?
Parece, entonces, que Leonor de Cortinas mentía y exponía falsos testimo-
nios. Por ejemplo, el 5 de diciembre de 1576 se le concede cédula real de 60 es-
cudos de oro (equivalente a 24.000 maravedís), para la ayuda del rescate de Mi-
guel y Rodrigo. Ella misma declara que sus hijos sirvieron «en Italia, en Flandes
y en las galeras y que al uno dellos le cortaron una mano y al otro mancaron»
(Pérez Pastor, 2, págs. 33-35). Pero no se percata ningún documento que mani-
fieste que Rodrigo era manco. ¿Mentía la madre de Cervantes? o ¿se requiere
una investigación más precisa para indagar en sus declaraciones? La existencia
de dos caracteres por parte de Leonor era palpable porque buscaba el dinero por
todos los medios factibles para ayudar al rescate de sus hijos. También, las peti-
ciones angustiosas y andanzas mortificantes a la corte de Felipe II de la madre
de Cervantes no eran menos tormentosas. Así, el 28 de febrero de 1579 el Con-
sejo de Cruzada recabó de ella la devolución de 60 escudos (Pérez Pastor, 2,
págs. 47-48), condicionalmente cedidos el 5 de diciembre de 1576 (Pérez Pas-
tor, 2, págs. 33-35). El 19 de marzo de 1579 presentó un escrito, diciendo que
30 escudos habían servido para rescatar a Rodrigo, que tuvo lugar el 16 de mar-
zo de 1579 (Pérez Pastor, 2, pág. 72). En tanto, que los otros 30 habían sido
puestos bajo custodia de Villalobos con destino a formar parte del rescate de
Miguel; pidió una prórroga en razón de su pobreza y le concedieron ese mismo
día un término de tres a cuatro meses (Pérez Pastor, 2, págs. 49-50). El 24 de
marzo de 1579 pidió una prórroga ulterior de cuatro meses, diciendo que espe-
raba dentro de poco el rescate de su hijo, y parece que el Consejo de Cruzada
accedió a su petición (Pérez Pastor, 2, págs. 51-52). El 28 de marzo de 1579 so-
licitó Leonor que le fuera devuelta la cédula anterior, de forma que pudiese ha-
cer el traspaso de los 30 escudos, que estaban en poder de los mercedarios a los
trinitarios (Pérez Pastor, 2, págs. 53-54). Le debió ser otorgada su solicitud por-
que el 31 de julio de 1579 los trinitarios fray Juan Gil, procurador general de la
orden de la Santísima Trinidad de redención de cautivos y fray Antón de la Be-
lla, ministro de la Santísima Trinidad de la ciudad de Baeza alegaron que Leo-
nor, viuda y vecina de Alcalá de Henares, les otorgó 250 ducados (equivalente a
93.500 maravedís, 11 reales cada ducado) para el rescate de Miguel «de edad de
33 años, que está en las manos de Alí Mamí, manco de la mano izquierda, barbi-
rubio» (Pérez Pastor, 2, págs. 55-59 y 60-62). Eso fue todo lo que la familia de
Cervantes penosamente llegó juntar. Por fin, la rescatadora del Príncipe de los
ingenios españoles tuvo mucha suerte, pues, el 19 de septiembre de 1580 queda
en libertad Miguel de Cervantes, y el 9 de febrero de 1581 su madre presentó la
partida de rescate al Consejo de Cruzada y obtuvo el respectivo descargo (Lan-
zas, pág. 346). Sorprendentemente, no se excluye a la madre de Cervantes de los
ámbitos económicos y políticos, y se le asigna un papel de mayor relevancia del
que la legislación le otorgaba.
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En el testamento de su marido, de 8 de junio de 1585, figura que Leonor al
casarse con Rodrigo, trajo «ciertos bienes dótales suyos de los cuales su mari-
do no se acuerda ni de cantidad ni los que fueron» (Pérez Pastor, 1, pág. 84).
Entonces, puede deducirse que Leonor era de familia bien acomodada y de
cierto prestigio.
La madre del alcalaíno murió «el 19 de octubre de 1593 en la calle de Lega-
nitos», con la edad de 70 ó 73 años (Astrana, 5, págs. 91-93), y fue enterrada en
la «iglesia parroquial de San Martín» (Astrana, 5, pág. 93). Gracias a ella se
comprende que Miguel de Cervantes Saavedra tuviera «unas cartas del Sr. Don
Juan de Austria y certificación de sus seruicios que dezia tener del Duque de Se-
sa», y que se las tomasen en Argel al ser cautivo (Astrana 6, pág. 507, docu-
mento sin fecha).
En conclusión, su vida estuvo llena de dificultades, la desgracia de sus hijas,
el cautiverio de Rodrigo y Miguel, la prisión de su esposo, la penuria constante
del hogar, la peregrinación azarosa de un sitio a otro con el objeto de mejorar la
situación económica y fortuna que no logró nunca. Educó a sus hijos y hay que
reconocer que fue una madre que representó una abnegación sin límites. Quizás
fue ella la primera que enseñó a Miguel a leer y escribir en castellano.
Además de esto, hay numerosos datos que demuestran de un modo velado,
pues no se sabe de manera cierta y segura, que en aquellos años mediados entre
el cautiverio y el pago completo de la redención, la familia de Cervantes debió
pasar muchas penalidades, sinsabores y hasta humillaciones, para poder reunir
el dinero necesario para el rescate de Rodrigo y Miguel. Por eso, puede decirse
con mucho orgullo que la madre del combatiente naval de Lepanto era inteli-
gente, generosa, caritativa, valiente, responsable, respetuosa, llena de facultades
nada comunes y de gran espíritu. Se casó con un hombre sordo, el cual la llamó
«esposa ejemplar», y no tuvo vergüenza de vestir tocas de viuda y presentar de-
claraciones falsas para rescatar a sus queridos hijos de Argel. Tampoco la ancia-
na madre se avergonzaba de trabajar en sus labores para ahorrar y pagar, lo que
se debía del cautiverio. Se observa que su colaboración y participación activa se
hace imprescindible en todos los estamentos. A consecuencia de esto, la impor-
tancia de la elección de la mujer adecuada es esencial, pues, ella contribuye al
incremento de la honra del marido, del cargo del domus, de los aspectos econó-
micos y administrativos familiares. Leonor, sin duda, aseguró la descendencia a
Rodrigo, le proporcionó herederos legítimos que propagaron su linaje y garanti-
zó que las posesiones y honores permaneciesen en el clan familiar.
Finalmente, qué impacto pudo tener sobre la formación del autor del Quijote
Leonor de Cortinas símbolo de la mujer fuerte, un modelo de madre y de esposa
que sólo vivía para su familia. ¿Es posible que se haya transmitido su espíritu al
carácter de Miguel, genio de la literatura española? Lamentablemente, Leonor
tropezó con el mismo destino que la mayoría de las madres, murió en pobreza, y
se le ignoró, sin agredecerle el sacrificio de educar y rescatar a sus hijos, sobre
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todo, a Rodrigo y Miguel, patriotas de España y de Europa cristiana. Por último,
era la madre de un genio, de los tres o cuatro que ha tenido la Humanidad.
FUENTES UTILIZADAS:
Astrana Marín, «La madre de Cervantes», en «Diario de la marina», 21 de julio de 1946.
—, Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, Madrid: Reus, 1948-58.
Ferrer y Ruiz Delgado, Patricio, «Documentos relativos al rescate de Cervantes», en Revista
de archivos, bibliotecas y museos, 9 (1883), págs. 423-26.
Pellicer y Pilares, Juan Antonio, Vida de Miguel de Cervantes Saavedra, Madrid, 1792.
Pérez Pastor, Cristóbal, Documentos cervantinos hasta ahora inéditos, Madrid, 1897-1902.
Rodríguez Marín, Francisco, Nuevos documentos cervantinos, Madrid: Real Academia Espa-
ñola, 1914. Incluido en su Estudios cervantinos, Madrid: Atlas, 1947, págs. 175-350.
Velasco y Santos, Miguel, «Documento sobre el rescate de Cervantes», en Revista de archi-
vos, bibliotecas y museos, 2.5 (1872), págs. 1-8.

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