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Abordaje diagnóstico por síntomas específi cos TOS El refl ejo tusígeno se considera uno de los sistemas de depuración bronquial o del árbol bronquial y puede ser un síntoma esencial en la valoración clínica de una enfermedad, o bien puede presentarse como un sín- toma aislado. Es el principal motivo de consulta gene- ral o de especialidad; en el caso de la tos aguda por infección viral de vías respiratorias superiores, puede ocurrir 2 a 5 veces al año en los adultos y 7 a 10 en niños. Se ha calculado que 48 millones de casos por año se presentan en el Reino Unido, lo cual sugiere que la tos es el síntoma más frecuente en la población, si bien muchos de estos casos no requieren atención médica. En invierno, 20% de los casos atendidos me- dicamente es debido a tos y los casos de tos crónica corresponden a 11 a 17% de los individuos atendidos en consulta. En una proporción de 7% de los pacientes, la tos interfi ere con las actividades cotidianas. La iden- tifi cación del factor etiológico es la piedra angular para iniciar un tratamiento efi caz y resolverla, cuando este útil mecanismo de limpieza se convierte en una moles- tia constante para el paciente, dado que la tos crónica puede ser incapacitante. La tos se ha defi nido como una maniobra forzada de expulsión contra una glotis cerrada que se abre de manera súbita y produce un sonido característico. Se reconocen varias fases. La primera es inspiratoria y ter- mina antes del cierre de la glotis; la segunda es com- presiva y se caracteriza por una contracción de los músculos que contribuyen a la espiración; y la tercera es espiratoria e incluye una rápida expulsión del aire al abrirse la glotis. La efi cacia de la tos como mecanismo de depuración depende de la velocidad que alcanza el aire exhalado. Con base en experimentos animales, se considera que las aferencias vagales provenientes de estructuras nasales, laríngeas y torácicas (son menos evidentes las esofágicas y óticas) son las que activan el refl ejo tu- sígeno. Las raíces nerviosas se dividen en nodulares o yugulares, de acuerdo con su origen inferior o superior, respectivamente. Las fi bras aferentes son amielínicas tipo C de forma predominante; su velocidad de conducción es <2 m/seg y pueden responder a estímulos irritantes de estrecha- miento. La información se convierte en estímulo ner- vioso mediante la liberación de bradicinina, sustancia P y activación de conductos iónicos TRPV1 (transient re- ceptor potential vanilloid 1) y TRPA1 (transient receptor potential ankyrin 1), de manera comprobada hasta aho- ra, a través de capsaicina, protones, ozono y arilisocia- natos, entre otros. Los receptores de la vía respiratoria se han dividi- do al menos en siete tipos diferentes: receptores de adaptación lenta y rápida; receptores pulmonares y bronquiales de fi bras C; receptores Aδ de alto umbral; cuerpos neuroepiteliales y receptores de tos. Además, se han descrito mecanismos centrales reguladores del refl ejo de la tos, como se ha compro- bado al observar que la hipoxemia parece atenuar el refl ejo tusígeno, si bien los mecanismos exactos no se han dilucidado todavía. La médula ventrolateral, puente y núcleo del rafe parecen ser los centros más importantes relacionados con la tos y regulan todas sus fases. Más aún, puede demostrarse una participa- http://booksmedicos.org Abordaje diagnóstico por síntomas específi cos ción cortical o subcortical, ya que puede emitirse una tos voluntaria o inhibirse también de modo voluntario. La caracterización de la tos, con su nomenclatura específi ca, representa una diferenciación de escasa uti- lidad en la mayor parte de los casos. En algunos libros se registran términos como “tos irritativa”, defi nida como tos seca y pertinaz, y puede deberse a refl ujo gastroesofágico o enfermedad pleural. Puede argüirse que la tos descrita como “irritativa” no tiene utilidad alguna para identifi car el factor etiológico. De igual modo, es equívoco designarla como irritativa en térmi- nos de su mecanismo porque en todos los casos la tos es efecto de algo irritante. La clasifi cación actual divide la tos en aguda, suba- guda y crónica. Se considera aguda cuando su dura- ción no supera las tres semanas, subaguda si perdura 3 a 8 semanas y crónica cuando es mayor de ocho sema- nas. Algunos autores clasifi can la tos sólo como aguda y crónica, y emplean los mismos intervalos de tiempo. En esta clasifi cación, aunque útil, el tiempo se defi ne de forma arbitraria. En el consenso del American College of Chest Physi- cians sobre el tratamiento de la tos se considera que el término de síndrome de descarga posterior debe aban- donarse y sustituirse por tos relacionada con enferme- dad de vías respiratorias superiores, dado que la tos puede ser resultado de afección sinusal, por ejemplo, sin que ello implique descarga posterior sino tos como re- fl ejo de irritación de receptores de vías altas. Esta co- rrección se ha aceptado bien después de su formulación. La exploración física puede reconocer algunos sig- nos indicativos de la posible causa, sobre todo en fosas nasales, mucosa infl amada, secreciones, pólipos nasa- les o marco nasal, que consiste en un pliegue horizon- tal en el dorso de la nariz secundario a una excesiva manipulación por prurito nasal, a su vez debido a rinitis alérgica. En la exploración de tórax pueden encontrarse si- bilancias en los casos de tos crónica. Cuando se trata de una enfermedad de vías respiratorias no hay síndro- mes pleuropulmonares relacionados habitualmente con la tos crónica, dado que en caso de haber otros síntomas producirían un cuadro más manifi esto, de causa más evidente, pese a que pueden estar presen- tes en los casos de tos aguda. Se puede solicitar al pa- ciente que realice una exhalación forzada con la fi nalidad de reconocer sibilancias, que algunas veces no son audibles con la respiración corriente. Se han conducido estudios tomográfi cos de senos paranasa- les y de alta resolución en casos de resfriado común, sin evidencia diagnóstica notable. La exploración cardiaca es de utilidad puesto que de modo ocasional un problema cardiaco que provoca hipertensión venocapilar puede ser causa de tos, en cuyo caso pueden estar presentes un tercer ruido, taquicardia o soplos mitrales o ingurgitación mitral. Algunas veces, la insufi ciencia mitral da origen a hiper- tensión venocapilar crónica y, para un médico no car- diólogo, los hallazgos de la exploración pueden ser irrelevantes. La norma de oro en el diagnóstico de la tos es la respuesta satisfactoria con el tratamiento específi co, razón por la cual es importante identifi car la causa. Para facilitar lo anterior se han sugerido algunas guías basadas en las etiologías más frecuentes, con base en la cronicidad de la tos; para ello se ha descrito la si- guiente clasifi cación. TOS AGUDA Es la tos que se presenta con una duración menor de tres semanas. En esta forma de la tos lo más im- portante es confi rmar que no se trata de un cuadro incompatible con la vida; entre las posibles causas de- ben considerarse cuadros neumónicos, tuberculosis, tromboembolia pulmonar, inhalación de cuerpo extra- ño o insufi ciencia cardiaca. Además, son posibles otras enfermedades que, si bien no son peligrosas para la vida en un ámbito agudo, representan afecciones gra- ves, como el inicio de síntomas de una neoplasia o un trastorno pulmonar intersticial. Una detallada historia clínica puede orientar acerca de estas posibles causas. No se dispone de datos concretos sobre los por- centajes que representan los diferentes factores etio- lógicos en los casos de tos aguda, pese a lo cual es claro que la causa más frecuente es el catarro común (fi gura 1-1). En ausencia de una causa grave de tos, el siguiente paso debe consistir en establecer la diferencia entre posibles orígenes: infecciosos, no infecciosos o al- teraciones preexistentes que experimentan exacer- baciones, como bronquiectasias,EPOC o asma leve intermitente no diagnosticada. En caso de descubrir una causa curable, el trata- miento debe enfocarse en el factor específi co. En las causas infecciosas está indicado el tratamiento anti- biótico, aunque es posible establecer también un diag- nóstico de origen bacteriano o un síndrome de tos relacionado con vías respiratorias altas (el denominado con anterioridad síndrome de descarga posterior) se- cundario a sinusitis; otros factores más pueden ser bronquitis infecciosa por alguna bacteria, infl uenza A y, si bien menos frecuente, tos por Clamidia o Bordetella pertussis. http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 1)4 En la tos secundaria a un catarro común sólo está indicada la prescripción de antihistamínicos de primera generación y antiinfl amatorios no esteroideos. Catarro común. Es el origen más frecuente de tos aguda y por lo regular debe tratarse con antihistamíni- cos de primera generación, como bromfeniramina. Al- gunas investigaciones sugieren que los nuevos antihistamínicos no sedantes carecen de efi cacia en este tipo de tos. Es posible que intervenga la sinusitis y en consecuencia puede requerirse el uso de antibióti- cos, aunque éstos no pueden considerarse durante la primera semana. Para confi rmar sinusitis se solicitan estudios adicionales. TOS SUBAGUDA Esta forma tiene un tiempo de duración de 3 a 8 se- manas. Con frecuencia, la tos subaguda comienza con un cuadro infeccioso de vías altas y por tanto es im- portante descartar esta posibilidad. De no ser así, se sugiere tratarla como tos crónica. El siguiente paso, al igual que en la tos aguda, con- siste en evaluar la posibilidad de que la tos sea efecto de un trastorno preexistente exacerbado. En este con- texto, una posibilidad a considerar es también la tos relacionada con síndromes de vías respiratorias supe- riores. Tos posinfecciosa. Cuando un paciente muestra tos después de un cuadro de vías respiratorias altas por al menos tres semanas, pero no más de ocho, el diagnóstico a considerar es el de tos posinfecciosa. TOS CRÓNICA En esta modalidad, la tos se prolonga por más de ocho semanas y muchas veces es consecuencia de causas diversas. La enfermedad por refl ujo, cuando se identi- fi ca, sólo es contribuyente de la tos. Antes de ingresar a un paciente a un protocolo de tos crónica deben obtenerse radiografía o tomografía de tórax normales o casi normales, ya que una imagen sospechosa obliga a reconocer el origen de la opaci- dad delineada en los estudios de imagen (fi gura 1-2). En la actualidad, las guías europeas de valoración de la tos consideran esenciales una radiografía de tó- rax y la espirometría antes de iniciar el estudio de un paciente con tos crónica. Una historia clínica es esencial al inicio del estu- dio, pero es necesario destacar los datos indicativos de una causa inmediata. Dos aspectos indispensables Tos aguda con duración < 3 semanas Descartar causas que ponen en peligro la vida Neumonía Neumotórax Derrame pleural, otros Confirmar que no se trata de una exacerbación de una enfermedad previa Puede iniciarse tratamiento empírico (véase texto) En presencia de tos con paroxismo, vómito y estridor, estudiar como posibilidad Bordetella pertussis, reacción en cadena de la polimerasa Si los síntomas infecciosos duran > 1 sem estudiar sobreinfección bacteriana en vías respiratorias altas Figura 1―1. Flujograma de valoración de tos aguda o subaguda. http://booksmedicos.org Abordaje diagnóstico por síntomas específi cos 5 que deben reconocerse son el consumo de inhibido- res de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), que son tusígenos, y el tabaquismo que es causa di- recta de tos. El cambio de un IECA por otro (p. ej., captopril por lisinopril) no es de utilidad, a diferencia de lo que sucede con el cambio a fármacos como losar- tán, los denominados antagonistas de los receptores de la angiotensina II. En los casos de tos relacionada con tabaquismo, dejar de fumar se acompaña de mejoría sustancial de la tos, por lo cual es una medida funda- mental en estos casos. Hasta 70% de las personas con enfi sema en la población no está aún diagnosticado; por lo tanto, si el paciente con hábito tabáquico tiene un índice paquetes/año ≥ 15 es necesario solicitar una espirometría. En caso de tratamientos médicos crónicos, el uso de β-bloqueadores es de interés en una historia clínica de un paciente con tos crónica, ya que puede ocasio- nar broncoespasmo en la población hiperreactiva, como los pacientes asmáticos. Las causas más frecuentes de tos crónica son las siguientes: ● Síndrome de tos relacionado con enfermedad de vías respiratorias altas. ● Asma. Historia clínica IECA Tabaquismo Riesgo a la exposición Radiografía de tórax Evitar el riesgo Si la historia clínica sugiere enfermedad de vías respiratorias altas solicitar TAC de senos paranasales; o bien, está indicado iniciar tratamiento empírico según los síntomas Normal Anormal Espirometría con broncodilatación y, en caso de ser negativa, puede realizarse una prueba de broncoinducción inespecífica con metacolina o histamina Estudios específicos: Baciloscopia Broncoscopia Biopsias guiadas, otros Si es positivo pueden iniciarse β-agonistas y esteroides inhalados Esteroides sistémicos en caso de no responder Estudios para enfermedad por reflujo Puede realizarse endoscopia y luego medición de pH En caso de sospecha de enfermedad de grandes bronquios o tráquea, puede aprovecharse el procedimiento endoscópico de tubo digestivo para realizar broncoscopia Eosinófilos en expectoración o lavado bronquioalveolar indican bronquitis eosinofílica no asmática Figura 1―2. Algoritmo sugerido para el estudio de la tos crónica (tipos de algoritmos similares han descrito una tasa de éxito diagnóstico de 85%). IECA: inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina. TAC: tomografía axial computarizada. http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 1)6 ● Enfermedad por refl ujo. ● Bronquitis eosinofílica no asmática. Síndrome de tos relacionado con enfermedad de vías respiratorias altas. Es la principal causa de tos crónica. El mecanismo tusígeno es la estimulación de los receptores de la vía respiratoria que transmiten estímulos por las aferencias del nervio vago. Se con- sidera el síndrome de descarga posterior al derrame de secreción mucosa proveniente de senos parana- sales o nariz hacia la faringe, donde abundan los receptores de la tos y se estimulan terminaciones nerviosas del nervio vago que promueven el refl ejo de la tos. La tos relacionada con afección de vías respiratorias altas puede tener como mecanismo fi siopatológico el ya mencionado, además de la es- timulación de terminaciones nerviosas de la tos, en ausencia de descarga posterior dado que la iner- vación del vago es muy amplia, incluido el tracto aereodigestivo; pero, no todos los casos de tos rela- cionados con este síndrome son efecto exclusivo de estos mecanismos. Se ha descrito la llamada tos la- ríngea crónica como causa esencial de la alteración de las vías respiratorias altas sobre la laringe, en vir- tud de que en esta zona son más abundantes los receptores de la tos que transmiten impulsos a tra- vés del nervio vago. Las posibles afecciones que pueden ocasionar este síndrome son las siguientes: ● Rinitis alérgica. ● Rinitis vasomotora. ● Rinitis posinfecciosa. ● Rinitis perenne no alérgica. ● Sinusitis bacteriana. ● Sinusitis alérgica micótica. ● Rinitis relacionada con alteraciones anatómicas. ● Rinitis relacionada con agentes químicos o físicos. ● Rinitis del embarazo. ● Rinitis ocupacional. ● Rinitis farmacológica. En estos trastornos, la tos se acompaña de otros sín- tomas como aclaramiento (también conocido como carraspeo), disfonía, irritación faríngea u odinofagia. Por mucho, las causas más frecuentes son alérgicas, infecciosas y vasomotoras. En estos casos es posible eltratamiento empírico, con descongestionantes o antihistamínicos de pri- mera generación, y puede evaluarse la respuesta en 1 o 2 días; si se observa una mejoría, el tratamiento debe continuarse, aun cuando la resolución puede tomar semanas. Si la resolución es parcial, pueden añadirse agentes locales como esteroides o antihis- tamínicos en aerosol nasal. Si no se resuelve, pero persisten los síntomas nasales, debe obtenerse una TAC de senos paranasales. En ésta pueden identifi - carse orígenes específi cos, como sinusitis o pólipos nasales, que pueden ser causa de la falta de resolu- ción del cuadro. En seguida se revisan algunos de los ya mencionados en la lista: 1. Rinitis alérgica. Es muy frecuente y está presente en 20% de la población. Se puede clasifi car en leve o moderada, según sea la medida en que interfi era con las actividades del paciente, y pue- de ser perenne o estacional. Los síntomas son obstrucción y prurito nasal; asimismo, en oca- siones puede percibirse en la faringe rinorrea, estornudos seriados y obstrucción. Las pruebas cutáneas para alergia pueden ser de utilidad en personas con síntomas perennes en quienes se sospecha un alergeno específi co como causante. 2. Rinitis perenne no alérgica. Puede ser vasomo- tora o bien puede tratarse de una forma eosi- nofílica no alérgica. En caso de rinitis vasomotora, puede reconocerse por rinorrea acuosa, obs- trucción relacionada con olores o consumo de alimentos. Esto se explica por un desequilibrio autonómico, con aumento del tono colinérgico, lo cual se sugiere por la efi cacia del bromuro de ipatropio para controlar los síntomas. 3. Rinitis eosinofílica no alérgica. Muestra síntomas similares a los de la rinitis alérgica, con presencia de eosinófi los en el moco, aunque las pruebas cutáneas de antígenos son negativas. 4. Rinitis posinfecciosa. En la historia clínica puede identifi car un cuadro de catarro común, posterior al cual se presenta tos y ésta no tiene por lo ge- neral una duración mayor de tres semanas y el control con antihistamínicos y descongestionan- tes es sufi ciente. 5. Sinusitis bacteriana. Puede producir tos crónica, pero con expectoración de características infec- ciosas. Los síntomas pueden ser variables, desde cefalea, sensación dolorosa sobre la región malar o frontal y descarga posterior, además de tos crónica productiva. El análisis con tomografía puede evidenciar grados aéreos o engrosamien- tos de la mucosa; este último signo se analiza cuando deben considerarse datos de infección; en algunos estudios se sugiere que sólo es infec- cioso en el 30% de los casos. Un cuadro de sinusitis con secreción purulenta, resistente a antibiótico en un paciente atópico, puede ser sugestivo de este diagnóstico. El aná- lisis de la secreción nasal con elementos micóti- http://booksmedicos.org Abordaje diagnóstico por síntomas específi cos 7 cos y eosinofílicos revela la causa, la cual es similar a la enfermedad alérgica broncopulmo- nar relacionada con Aspergillium. 6. Alteraciones anatómicas. Las afecciones anató- micas de las fosas nasales pueden ser causa de sobreinfecciones por alteraciones del fl ujo aéreo, con la consiguiente disminución de los sistemas de drenaje natural. Factores etiológicos de esto pueden ser la desviación del tabique, pólipos na- sales o disfunción de válvula nasal. 7. Rinitis ocupacional. Puede tener origen alérgico o no alérgico. Es indispensable la historia clínica con signos de aparición de los síntomas junto con la exposición laboral. Una ocupación fre- cuente que provoca rinitis alérgica es la cercanía o manipulación de animales. Entre las causas no alérgicas fi guran la exposición a endotoxinas, en- zimas, detergentes y otros productos industriales mencionados en el cuadro 1-1. 8. Rinitis farmacológica. El uso de algunas sustan- cias puede producir síntomas nasales sufi cientes para desencadenar tos; a continuación se refi e- ren los más frecuentes: ● α-agonistas. ● Cocaína. ● β-bloqueadores. Los primeros son los más frecuentes, ya que se emplean como descongestionantes y su abuso puede perpetuar los síntomas. Estas alteraciones pueden precipitar cuadros de hiperreactividad. La hiperreactividad de las vías respiratorias bajas, conocida como hiperreactividad bronquial, es un signo característico pero no exclusi- vo de asma. Por el contrario, la hiperreactividad de la vía respiratoria alta corresponde al espasmo larín- geo. Este último es un episodio súbito, patente y an- gustiante de disnea, precedido en la mayor parte de los casos por una crisis de tos pertinaz que se resuel- ve en pocos segundos o minutos y se confunde con síntomas asmáticos. Se diferencia del asma porque el síntoma predominante no son las sibilancias sino el estridor; en el primer caso, el ruido es espiratorio, a diferencia del segundo que es inspiratorio. Parece haber confusión en los términos de la designación de estos pacientes que padecen hiperreactividad de vías respiratorias altas; en los diferentes textos se describen como disfunción de cuerdas vocales, movimiento paradójico de cuerdas vocales o larin- goespasmo y, al parecer, interviene en su origen una neuropatía sensorial de la laringe demostrada por electromiografía de los músculos cricoideos. La cau- sa no es clara y se ha considerado una infección viral previa, enfermedad por refl ujo o afecciones crónicas de vías altas, como las ya mencionadas. Se han idea- do cuestionarios como el de Newcastle para identifi - car con facilidad casos con disfunción laríngea. Asma. En la valoración de asma es de utilidad la realiza- ción de una espirometría con broncodilatación. Esta última es recomendable aun cuando no se encuentre en la espirometría inicial evidencia de obstrucción o disminución del volumen espiratorio forzado en un segundo (VEF1), ya que puede tener peso el porcenta- je de la reversibilidad. Una prueba de broncoinducción con metacolina o histamina es de utilidad en los casos en los que la espirometría inicial es negativa. La valoración de óxi- do nítrico exhalado con cifras >20 o 30 partes por millón (ppm) sugiere infl amación eosinofílica de la vía respiratoria, pero no diferencia entre asma y bronqui- tis eosinofílica no asmática, si bien los valores meno- res no excluyen el diagnóstico de asma, porque se han notifi cado casos de asma no eosinofílica. Una última opción es la institución de tratamiento empírico y valoración de la respuesta a las dos semanas. Si la prueba es positiva, el inicio con β-adrenérgicos inhalados y esteroides es de ayuda y puede esperar- se mejoría en una semana y en ocasiones desapari- ción completa en ocho semanas. A falta de respuesta a pesar del tratamiento, puede estar indicado un ci- clo corto de esteroides sistémicos. Mayores detalles pueden consultarse en el capítulo correspondiente. Enfermedad por refl ujo. Hasta 75% de los pacientes con tos crónica en la que se demuestra trastorno por refl ujo no presenta síntomas de enfermedad por re- fl ujo o pirosis; la norma de oro es la pHmetría, aun- que hay confusión relacionada con la interpretación del estudio; puede realizarse una endoscopia previa, ya que algunas veces el refl ujo puede ser muy eviden- te como en el esófago de Barret, un trastorno en el cual tiene mayor utilidad la biopsia (fi gura 1-3). En este caso, la pHmetría debe llevarse a cabo en otro momento para evitar el efecto de la anestesia admi- nistrada en la endoscopia. El estudio conjunto de pH metría y manometría esofágica parece ser un méto- do más objetivo para predecir la relación entre tos y Cuadro 1―1. Agentes en el medio ambiente del trabajo que causan con rinitis ocupacional Diisocianatos Látex Alérgenos en panaderías Compuestos de acrílico Ácidos anhídridos Caucho natural http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 1)8 refl ujo. Una situación que también justifi ca el nexo de pH metría y manometría esofágica es que no es in- frecuente encontrar casos de refl ujo gastroesofágico no ácido.La dismotilidad esofágica ha revelado una vinculación con casos de tos crónica al margen de que el refl ujo sea ácido o no. En este contexto, las guías internacionales también recomiendan el inicio de tratamiento empírico. Las medidas empíricas sugeridas son los inhibidores de la bomba de protones y puede añadirse un prociné- tico como la metoclopramida. En estudios realizados con pHmetría se ha descrito que sólo en 28% de los casos mejora la tos cuando se prescriben medidas terapéuticas, lo cual desalienta el uso de tratamiento empírico en caso de tos crónica con sospecha de re- lación con refl ujo. La respuesta al tratamiento puede tardar hasta seis semanas. Algunas medidas dietéti- cas son ingerir tres comidas al día, no comer colacio- nes, elevar la cama algunos grados en la cabecera, consumir una dieta rica en proteínas (45 g/día) y baja en grasas. También deben evitarse alimentos que re- lajan el esfínter esofágico inferior, como menta, cho- colate y grasas. Si se sospecha afección de vía respiratoria puede optimizarse el procedimiento endoscópico al reali- zar una broncoscopia en el mismo tiempo de la anestesia. La intervención se reserva para pacientes con tos persistente y refl ujo a pesar del tratamiento óptimo. Esta indicación es independiente de las me- didas quirúrgicas gastroenterológicas, como en el caso del esófago de Barret. En otorrinolaringología se ha descrito con claridad el diagnóstico de refl ujo laringofaríngeo, que se rela- ciona con enfermedad por refl ujo; los síntomas son aclaramiento laríngeo frecuente o carraspeo, voz ronca y sensación de globo laríngeo, y se diagnosti- ca con laringoscopia que revela eritema, edema y engrosamiento de las estructuras de la laringe. La creación de un cuestionario, conocido como GerdQ, parece ser una herramienta útil de identifi cación de la enfermedad, en comparación con la pHmetría, pero ambos son útiles en casos de refl ujo ácido, no así en el refl ujo alcalino. Bronquitis eosinofílica no asmática. En 1989 se des- cribió por primera vez este cuadro caracterizado por eosinófi los presentes en la expectoración, o lavado bronquial con estudio endoscópico, en pacientes con tos crónica sin evidencia de hiperreactividad bronquial, según lo muestra la falta de un patrón obstructivo en la espirometría, ausencia de reversibi- lidad en la espirometría con broncodilatador o una prueba negativa de inducción bronquial con meta- colina. Por lo regular es un cuadro de más de ocho meses de evolución, con radiografía normal y sin evidencia de enfermedad pulmonar crónica. Esto, junto con una adecuada respuesta terapéutica con esteroides inhalados, confi rma el diagnóstico. Es im- portante dilucidar de manera intencionada las expo- siciones laborales, domésticas o comunitarias, dado que la evitación de un posible alérgeno puede ser la piedra angular del tratamiento. En caso de fracaso con la administración de esteroides inhalados pue- A B Figura 1―3. A) Fotografía por endoscopia de un paciente con esófago de Barret. Se reconoce la apariencia del trastorno, lo cual explica la causa de tos crónica en un paciente con enfermedad por refl ujo. B) Fotografía de laringe durante una panendoscopia de un individuo con síndrome de Barret con laringitis por refl ujo como causa de tos crónica. Obsérvese la hiperemia de los aritenoides. (Cortesía del Dr. Eugenio Miranda, Hospital San José Qro., México). http://booksmedicos.org Abordaje diagnóstico por síntomas específi cos 9 den indicarse esteroides sistémicos, lo cual ha de- mostrado benefi cio sustancial. En un estudio en el que se evaluaron las diferencias entre la infl amación del asma y la bronquitis eosi- nofílica, con marcadores biológicos durante la exha- lación como óxido nítrico, lavado bronquioloalveolar y biopsia bronquial, se encontró eosinofi lia en ambos: el óxido nítrico estaba elevado 8.5 y 12 ppb, respec- tivamente, comparado con los controles (2 ppb), además de que las poblaciones de macrófagos, mastocitos y linfocitos T fueron comparables en am- bas afecciones. Por esta razón se considera que la inmunopatología de ambas enfermedades es muy similar y sólo se reconocen diferencias en la función y estructura del músculo liso en el caso del asma. En estudios con tomografía de alta resolución se han evaluado las diferencias entre bronquitis eosinofíli- ca y asma; se observó así que en esta última se identifican engrosamiento de la pared bronquial, atrapamiento aéreo y nódulos centrolobulillares, a diferencia de la bronquitis eosinofílica no asmática, lo cual puede representar hiperractividad porque es el único rasgo distintivo. Los tipos de enfermedades crónicas preexistentes que pueden exacerbarse y provocar tos son las si- guientes: ● Tuberculosis. ● Bronquiectasias. ● Enfermedad pulmonar obstructiva crónica. ● Antecedentes de cáncer. ● Sida. Causas poco frecuentes de tos crónica Después de descartar las posibles causas más frecuen- tes de tos crónica ya referidas es posible sospechar al- gunos orígenes raros de tos. Para reconocer factores poco comunes de tos se requieren a menudo TAC de tórax y estudio broncoscópico. Algunas causas ocasionales de tos crónica pueden delinearse en una tomografía cuando no se advirtieron con anterioridad en una telerradiografía de tórax, como histiocitosis X, microlitiasis o linfangioleiomio- matosis; no obstante, algunas enfermedades de la vía respiratoria pueden carecer de evidencia tan clara por métodos de imagen. Es el caso de las que se mencio- nan en seguida: 1. Traqueomalacia y bronquiomalacia. Consisten en reblandecimiento de estas estructuras, según lo evidencian las sibilancias durante la exhalación; en estudios broncoscópicos puede verse una re- ducción del 50% de la luz durante la tos. Esta afección se relaciona con enfermedades del tejido conectivo, como los síndromes de Ehlers-Danlos o Marfan. 2. Estenosis de la vía respiratoria. Se reconocen es- tenosis de la vía respiratoria por causas malignas y benignas y los tipos de obstrucción pueden ser tres distintos: intraluminales, extrínsecos o simul- táneos, lo cual tiene implicaciones en la terapéu- tica con broncoscopia intervencionista. 3. Traqueobroncopatía osteocondroplásica. Es la formación de nodulaciones sésiles en la tráquea y grandes bronquios. Se puede manifestar en la forma de tos crónica, sibilancias, disnea, hemop- tisis y esputo de características infecciosas. La biopsia de las nodulaciones revela formación de hueso heterotópico. 4. Traqueobroncomegalia (síndrome de Mounier- Kühn). Es una enfermedad rara de origen desco- nocido, pero se ha vinculado con trastornos del tejido conectivo. La anomalía se caracteriza por dilatación traqueal y grandes bronquios con sín- tomas relacionados con bronquitis e infecciones recurrentes. 5. Amiloidosis. Este padecimiento puede tener una manifestación localizada y en tal caso puede pre- sentarse como una tumoración sésil o pedicula- da en tráquea o grandes bronquios como único hallazgo en un caso de tos crónica. El diagnósti- co es histopatológico con tinción de rojo Congo. Tos crónica de origen indeterminado En los casos de tos crónica, después de una valoración diagnóstica racional como la ejemplifi cada en la fi gura 1-1, puede tener un origen indeterminado; el porcen- taje de estos casos varía de manera amplia en diferen- tes autores, desde 14% hasta 42% y estos casos son materia de investigación hoy en día. Los casos de tos crónica de origen indeterminado deben valorarse de modo objetivo para lo cual se han ideado diferentes instrumentos de medición. Los primeros fueron cues- tionarios de calidad de vida, ya que este tipo de tos tiene efectos en la vida diaria del paciente; en el cuadro 1-2 se enumeran algunos de estos cuestionarios. Para- lelo a los cuestionarios se han aplicado escalas análo- gas visuales similares a las de la disnea. Esta evaluación se considera poco satisfactoria porque la valoración del paciente puede ser subjetiva y no permite evaluar losnuevos tratamientos en desarrollo; para ello se han incluido dispositivos que determinan la frecuencia de la tos. Al fi nal, dado que los casos de tos son efecto de un mecanismo molecular que produce hipersen- http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 1)10 sibilidad, la obligación de evaluar la hipersensibilidad ha dado origen a pruebas de inducción con capsaici- na. Un estudio publicado sugiere que los casos de tos crónica, sobre todo los de origen indeterminado, sean referidos a centros especializados de atención. Tos crónica relacionada con cáncer En general, la tos puede presentarse en los pacientes con cáncer en 23 a 37% de los casos y en los enfermos con cáncer de pulmón en 47 a 86%. En algunos indivi- duos es un síntoma agobiante y el médico puede ins- tituir medidas paliativas. Si el cáncer está confi rmado como origen de la tos, no es fútil buscar otras posibles causas adjuntas, como las descritas con anterioridad en este capítulo; por el contrario, no hacerlo implica perder una gran oportunidad de identifi car causas re- versibles de la tos, sobre todo si las neoplasias no son resecables, si no se proyecta una intención terapéutica y si la causa de la tos no tendría una alteración curable. Aun en pacientes con una tumoración deben inves- tigarse causas relacionadas susceptibles de reversión, como broncoespasmo secundario a daño estructural por la malformación. Otra posibilidad es la tos que acompaña a la enfermedad intersticial inducida por fár- macos o consecutiva a fármacos antineoplásicos, como gefi tinib, trastuzumab, metotrexato, bleomicina o bu- sulfán. Cuando se reconoce compresión por efecto de masa de alguna parte del pulmón, se ha demostrado en algunos casos mejoría con la administración de ciclos cortos de prednisona (30 o 40 mg). Por último, en el tratamiento de la tos inducida por cáncer se han suministrado de manera específi ca deri- vados de la morfi na por su efecto inhibidor central de la tos. Se han investigado las diferentes formulaciones de estos fármacos y no parece haber diferencia en la efi cacia de la supresión de la tos entre morfi na, codeí- na, hidrocodona e hidromorfona. Tos psicógena Este tipo de tos se ha descrito y estudiado y se consi- dera en presencia de tos crónica seca, repetitiva, ex- plosiva o vociferante; desaparece durante las horas de sueño. Es más frecuente en niños y las edades descritas más comunes están comprendidas entre los seis y 16 años; asimismo, en los estudios que han analizado la posible presencia de este tipo de tos, el 96% corres- ponde a niños y adolescentes. Algunos de los sinó- nimos empleados para describir esta tos son “tos de hábito”, “tos de tic” o “psicógena”. No debe considerar- se esta variante tusígena antes de realizar un protocolo organizado para estudio de las causas de la alteración. En un protocolo conducido entre 1996 y 2007, en el cual se reunió la experiencia de 18 estudios de tos psicógena, no se identifi có ninguna investigación con- trolada y no se utilizaron ninguna herramienta bien validada de evaluación de la tos ni criterios diagnósti- cos defi nidos. De igual modo, el 62% de la población presentó trastornos psiquiátricos, incluidos casos de síndrome de Tourette, pero con más frecuencia con- versión, ansiedad y depresión. En los resultados de este metaanálisis, las medidas farmacológicas no pre- sentaron benefi cios, aunque en las intervenciones no farmacológicas parecen tener alguna ventaja la hipno- sis y la terapia de sugestión. Todo ello ha desalentado al clínico para considerar este diagnóstico, en particu- lar en adultos y pacientes sin trastornos psiquiátricos. TRATAMIENTO En la mayoría de los casos, el tratamiento se basa en factores etiológicos. De forma inicial se administran antihistamínicos, seudoefedrina y antiinfl amatorios no esteroideos en caso de tos aguda, sobre todo si es posin- fecciosa. Está indicado el tratamiento empírico en presencia de sospecha clínica de enfermedad por refl ujo, como alternativa de la pHmetría, aun cuando en algunos ca- sos la mejoría puede tomar hasta seis semanas y el porcentaje de pacientes que obtienen un control es apenas de 28%, por lo que se recomienda buscar otras causas adjuntas. Es posible también el tratamiento empírico para la tos por afección de la vía respiratoria superior si hay evidencia de alguna de las alteraciones mencionadas con anterioridad, ya sea con esteroides o antihista- mínicos tópicos si no se consigue respuesta con los antihistamínicos iniciales. Para la prescripción de anti- biótico se requiere evidencia de infección y no está in- dicada de manera sistemática. El uso de mucocinéticos, también llamados mu- colíticos, para control de la tos no es aconsejable. Es aplicable a los pacientes con enfermedad pulmonar crónica con la intención de mejorar la calidad de vida y Cuadro 1―2. Cuestionarios usados para evaluar el efecto de la tos en la calidad de vida Cough-specifi c Quality of Life Questionnaire (CQLQ) Leicester Cough Questionnaire (LCQ) Chronic Cough Impact Questionnaire (CCIQ) http://booksmedicos.org Abordaje diagnóstico por síntomas específi cos 11 mitigar la intensidad de la tos, aun cuando ésta no desa- parezca; no deben administrarse en los casos de exa- cerbación de EPOC. No es clara la utilidad de los supresores del refl ejo de la tos, como codeína o dextrometorfán, pero pue- den administrarse en padecimientos crónicos para me- jorar los síntomas sólo por periodos cortos. Los casos de tos crónica de origen indeterminado, luego de someterlos a valoración formal por un proto- colo de tos, carecen de tratamiento defi nido. El uso de morfi na está indicado, pero los efectos secundarios no hacen posible su administración regular. En un metaa- nálisis sobre fármacos que mejoran la tos crónica de causa imprecisa se reunieron 49 estudios que incluye- ron a un total de 3 067 pacientes; en estos protocolos se llevó a cabo una comparación de mejoría de la tos entre moguisteine, mucolíticos, dextrometorfán y opioi- des y se reconoció una relativa mejoría con el uso de opioides y dextrometorfán y el peor perfi l con los mu- colíticos; los autores consideran que los resultados no son defi nitivos y se requieren estudios adicionales. Se han investigado fármacos que reducen la hiper- sensibilidad de las terminaciones nerviosas periféricas, también usados en el dolor neuropático, como gaba- pentina o antidepresivos tricíclicos (p. ej., amitriptilina) con resultados poco claros, aunque se han sugerido como tratamiento formal en los casos de neuropatía laríngea. En la actualidad se encuentran en investiga- ción algunos fármacos que tienen como objetivo regu- lar la hipersensibilidad de las terminaciones nerviosas periféricas que participan en la tos y se mencionan en el cuadro 1-3. Algunos de ellos se basan en mecanis- mos como la activación de conductos iónicos TRPM8 (transient receptor potential M8), es decir, el modo a través del cual algunos remedios caseros con mentol y eucalipto pueden producir cierto alivio. Algunos artículos publicados de modo aislado re- velan una mejoría de la tos en pacientes con fi brosis pulmonar idiopática con la administración de talidomi- da. La Food and Drug Administration (FDA) investiga hoy en día fármacos para la tos que deben proscribirse para ciertos tipos de tos, en particular en caso de ca- tarro común y alergias. En tales contextos no está in- dicado el uso de morfi na y en el catarro común son preferibles los antihistamínicos de primera generación; se halla en investigación la utilidad de la combinación de antihistamínicos sedantes como la bromfeniramina con descongestionantes como la seudoefedrina. Caso clínico. Paciente masculino de 39 años de edad con enfermedad poliquística renal; cursa con in- sufi ciencia renal crónica en tratamiento de sustitución con hemodiálisis y en protocolo de trasplante renal. Se envía a la consulta de neumología por presentar tosdesde los 14 años y se solicita evaluación complemen- taria antes del trasplante. El interrogatorio revela datos de estornudos en se- rie de predominio matutino acompañados de rinorrea, obstrucción nasal y prurito, moco amarillo o verdoso intermitente y sensación de descarga posterior. No es fumador, no consume antihipertensivos (IECA) y carece de síntomas de enfermedad acidopéptica. La radiogra- fía de tórax es normal; la espirometría también es nor- mal con reversibilidad de 16% de fl ujos intermedios. Se inicia tratamiento empírico para rinitis alérgica con me- joría leve y se prueba tratamiento con esteroides inha- lados sin mejoría de los síntomas. Se realiza TAC de senos paranasales sin evidencia de deformidades ana- tómicas, pólipos o niveles hídricos, pero con engrosa- miento de la mucosa de senos malares de unos 3 mm. Se programa endoscopia digestiva junto con broncos- copio y con posterioridad colocación de catéter para pHmetría. Durante la broncoscopia no se encuentran alteraciones en tráquea y grandes bronquios ni seg- mentarios. Se reconocen infl amación y eritema de ari- tenoides. En la panendoscopia se identifi ca esofagitis grave, se obtiene biopsia y se diagnostica esófago de Barret. Se inicia tratamiento médico y se programa in- tervención quirúrgica; se continúa el tratamiento para rinitis alérgica que mejora de forma paulatina y se pro- grama para trasplante renal. DISNEA En 1999, el consenso de la American Thoracic Society defi nió la disnea como “una sensación subjetiva de in- comodidad al respirar”. Cuando se valora algún sínto- ma, como el dolor, se conoce con precisión cada uno de los sustratos anatómicos que intervienen en su per- cepción. En el caso del dolor, las terminaciones nervio- sas libres se activan con la deformidad de los tejidos; asimismo, se conoce bien la participación de la bradi- cinina en su activación y la sensación se transmite por Cuadro 1―3. Fármacos en investigación como opciones terapéuticas para casos de tos crónica de origen indeterminado Fármacos en investigación Antagonistas de los conductos iónicos TRPV-1 Agonista canabinoide (CB2) Abridores de conductos maxi–K Antagonistas P2X3 Inhibidores de la MAP cinasa (mitogen activated protein) http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 1)12 raíces nerviosas de tipo C, que son de conducción len- ta y terminan en las astas dorsales de la médula espi- nal para incorporarse en la vía espinotalámica, también conocida como columna dorsal y lemnisco medio. Di- chas raíces desembocan al fi nal en el tálamo en el que tienen una representación corporal, según sea el lugar del cuerpo donde inició el estímulo doloroso, para ter- minar en la representación sensorial posrolándica que reconoce de manera consciente el sitio en el que se activa el estímulo doloroso. ¿Cuándo se presenta la disnea?, ¿cuáles son las ter- minaciones sensoriales a través de las cuales se transmi- te?, ¿qué citocina la activa?, ¿en qué parte del cerebro tiene su representación sensorial?, ¿existe un arco refl ejo? La percepción de la disnea es distinta respecto del dolor; se puede representar en términos racionales como la sensación de incomodidad por exceso de tra- bajo de las partes osteomusculares del tórax que inter- vienen en la ventilación, es decir, costillas, diafragma, músculos intercostales, músculos accesorios. El au- mento del trabajo respiratorio depende de un estímulo motor aumentado proveniente del centro respiratorio (tallo cerebral). ¿Por qué se incrementa? La causa de- pende de la enfermedad específi ca. La retención de CO2 o la disminución de oxígeno actúan como estimu- lantes químicos para retroalimentar al centro respira- torio y transmitir la información de que el parénquima pulmonar o el fuelle torácico son insufi cientes para mejorar la oxemia o depurar el CO2 de la sangre. Otras posibilidades son un pH muy bajo o contenido arterial de oxígeno bajo en sangre por anemia. Puesto que es- tos sustratos retroalimentan de manera positiva el estí- mulo de “respirar” en el tallo cerebral, la demanda de trabajo continúa y también la incomodidad. La percep- ción de la disnea está por tanto mediada por mecano- rreceptores torácicos; esta idea tuvo aceptación en el decenio de 1980 pero en fecha reciente se ha conside- rado que no es absoluta y que también participan de forma conjunta receptores pulmonares y algunos cen- tros cerebrales. Los receptores sensoriales que transmiten la mo- lestia son mecanorreceptores, por ejemplo los husos musculares que traducen la sensación de desplaza- miento y el órgano tendinoso de Golgi que mide la tensión en los tendones. En los pulmones consisten en receptores de irritación y de estrechamiento en las vías aéreas grandes que están inervadas por fi bras vagales mielinizadas y desmielinizadas tipo C, que se conside- ran aferencias viscerales. Los receptores de la vía respi- ratoria se han dividido al menos en siete diferentes tipos: receptores de adaptación lenta (SAR, por sus si- glas en inglés), receptores de adaptación rápida (RAR, por sus siglas en inglés), receptores pulmonares y bronquiales de fi bras C; receptores Aδ de alto umbral; cuerpos neuroepiteliales y receptores de tos (NEBs, por sus siglas en inglés). En estudios con voluntarios sanos se alteró el pa- trón respiratorio con aumento de la frecuencia (pero con volúmenes por minuto iguales o modifi cados), bajo las mismas condiciones de hipercarbia (CO2 a 50 mm Hg). La percepción de la disnea cambió: resultó dependiente del patrón respiratorio antes que del gra- do de CO2; en consecuencia, a menor ventilación ma- yor disnea al margen del CO2 y a mayor frecuencia menor disnea, ambas independientes de la cifra de CO2 que se mantuvo siempre elevada. De lo anterior puede inferirse que el patrón respiratorio tiene notables efec- tos en la sensación de disnea, además de que es posi- ble que cambios voluntarios en el patrón ventilatorio compensen la sensación de disnea provocada por un aumento del estímulo químico respiratorio. También se han conducido estudios que explican la disnea independiente del estímulo químico a través de cargas de 25 cm H2O que se oponen a la inspiración y la espiración, a libre demanda, a volúmenes y frecuencias idénticas durante dos minutos y al doble del patrón es- pontáneo; los análisis han encontrado que las cargas se relacionan positivamente con la percepción de disnea. Se ha desarrollado investigación derivada de reso- nancia magnética nuclear funcional y tomografía por emisión de positrones sobre las zonas cerebrales que procesan la sensación de la disnea. Un protocolo que analizó con tomografía por emisión de positrones los centros activados durante una respiración con sobre- carga en voluntarios sanos mostró la activación de una región cerebral por aumento del fl ujo regional de una zona durante el estímulo productor de la disnea. Las tres regiones distintas activadas fueron: ● Región anterior derecha de la ínsula. ● Estructuras corticolímbicas. ● Vermis cerebeloso. ● Región medial del puente. Las distintas áreas del diencéfalo ya mencionadas pueden activarse de formas diversas por estímulos originados en las enfermedades, como hipercarbia, hi- poxemia, cargas de trabajo respiratorio, sensación de urgencia de respirar, tórax presionado como en el caso del asma, entre otras. El estudio del síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS) ha abierto caminos en la comprensión del control de la respiración, ya que varios estudios do- cumentan que la oclusión de la vía respiratoria en los roncadores con apnea se debe a inestabilidad en el control químico del estímulo respiratorio, no sólo a la http://booksmedicos.org Abordaje diagnóstico por síntomas específi cos 13 simple oclusión de estructuras anatómicas en hipofa- ringe; no obstante, estudios que han intentado locali- zar alteraciones anatómicas cerebrales causantes de esto no han mostrado cambios incluso en sujetos con SAOSgrave, antes y después del uso correctivo de ventilación mecánica no invasiva. FATIGA Los músculos de la respiración, puesto que son estria- dos, tienen tres tipos de fi bras musculares: a) I o lentas; poseen metabolismo oxidativo con escasa tendencia a la fatiga y corresponden al 50% de las fi bras que parti- cipan en la respiración corriente, motivo por el que la respiración normal no causa fatiga; b) IIa o rápidas; tie- nen metabolismo oxidativo y representan el 25% de las fi bras que trabajan en estado estable; y c) IIb o de meta- bolismo glucolítico, rápidas pero fácilmente fatigables; incluyen el restante 25% y trabajan en estado estable. Los estímulos eléctricos en la respiración corriente a través del nervio frénico tienen una frecuencia de 15 hertz (Hz), de tal modo que se diferencian de la corriente durante un proceso respiratorio intenso, como un estor- nudo. Los estímulos de 50 Hz precipitan contracciones máximas. Durante la respiración con sobrecarga o la res- piración secundaria a hipercarbia o hipoxemia, el estímu- lo discurre a través del nervio frénico y la activación de los diferentes tipos de fi bras cambia. La relación longi- tud-tensión juega también un papel importante en la fatiga, ya que la fuerza de la contracción es menor cuan- do un músculo se acorta y el acortamiento es depen- diente de volúmenes pulmonares; por lo tanto, en caso de enfermedad obstructiva, los músculos inspiratorios están acortados por el atrapamiento aéreo, lo cual gene- ra poca fuerza, a diferencia de los músculos espiratorios que se alargan y pueden desarrollar mayor fuerza. En condiciones normales, los músculos espiratorios son más potentes que los inspiratorios y alcanzan presiones de 250 cm H2O contra 150, respectivamente. Para la reali- zación de este trabajo, el diafragma y los músculos res- piratorios requieren aporte de ATP, y por tanto buena perfusión sanguínea; la regulación del fl ujo sigue las re- glas fi siológicas del control regional de fl ujo, al igual que otros tejidos y son máximas en la inspiración con cargas agregadas (210 a 265 mL/min). Al igual que en el miocar- dio, cada vez que el diafragma se contrae disminuye la perfusión, razón por la cual la percusión del diafragma es dependiente de la tensión de las fi bras; en consecuencia, las contracciones mayoras de 40% de la tensión diafrag- mática máxima entorpecen el fl ujo sanguíneo en el dia- fragma y por ello los incrementos progresivos de la tensión durante la inspiración en proporción al tiempo de todo el ciclo respiratorio (Ti/T tot) producen fatiga. Todo esto explica que la fatiga del diafragma se relacione con las características del uso de las fi bras musculares, la potencia muscular y la irrigación disminuida del diafrag- ma. Esto puede calcularse mediante el índice tensión/ tiempo (TTI) con la siguiente fórmula: TTI = Pdi/Pdi max x Ti/T tot en la cual Pdi es la presión diafragmática medida, casi siempre con un catéter intraesofágico, y Pdi max la presión máxima capaz de desarrollarse. Todo este análisis de la mecánica de la fatiga pue- de delinear también los mecanismos que estimulan la sensación de incomodidad que se transmite por las fi - bras nerviosas relacionadas con la percepción de dis- nea ya mencionada. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL Disnea La disnea es un síntoma subjetivo y puede variar de acuerdo con el estado emotivo. Diferentes investiga- dores de Canadá, EUA y Reino Unido han notifi cado formas distintas en que los pacientes perciben la dis- nea (falta de aire, respiración rápida, acortamiento de la respiración, entre otras). En la disnea es necesario co- nocer su origen y establecer un diagnóstico, lo cual no siempre es fácil. En estudios con voluntarios sanos se ha demostrado que puede describirse el tipo de disnea según sea el mecanismo experimental a través del cual se produce, como las cargas en contra de la inspiración, espiración, hipoxemia, hipercarbia, cambios en el pa- trón respiratorio o ejercicio. La descripción de las sen- saciones molestas de la disnea se ha estudiado como una manera posible de conocer el proceso fi siopato- lógico subyacente, al grado de llamarlo “lenguaje de la disnea”. Sin embargo, de nueva cuenta, dado que es un síntoma subjetivo, es posible un sesgo porque puede depender del idioma del paciente, cultura y otros facto- res relacionados. Algunos rasgos pueden considerarse característicos, por ejemplo la sensación de opresión torácica en los sujetos con broncoespasmo; disnea des- crita como aumento del trabajo; fatiga muscular; falta de alivio al inspirar, que indica un sistema ventilatorio que no compensa el estímulo central respiratorio re- troalimentado de forma excesiva; en suma, “sed de aire” o “respiración rápida”. Pese a ello, es desaconsejable el uso de estos signos como parte de una historia clínica http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 1)14 que intenta reconocer una etiología; los estudios que lo han intentado no son concluyentes. La semiología de la disnea es importante de modo exclusivo en el tipo de disnea de inicio súbito porque está presente en determinadas entidades patológicas, con más frecuencia en el neumotórax espontáneo, trom- boembolia pulmonar, edema agudo pulmonar, insufi - ciencia ventricular izquierda (isquemia silente, arritmias, enfermedad cardiaca previa descompensada por fi brila- ción auricular de inicio reciente, entre otros). Por lo regu- lar requiere atención médica inmediata y son de utilidad los síntomas relacionados con la disnea de inicio súbito, como síncope, cianosis e hipotensión, dolor torácico de tipo precordial o sibilancias. Los signos que acompañan a la disnea pueden servir para orientar el diagnóstico; los más frecuentes son los siguientes: ● Sibilancias. ● Estridor. ● Dolor torácico (precordial, pleurítico u otro) que cause restricción a la respiración. ● Debilidad generalizada o síntomas neurológicos. Las sibilancias pueden relacionarse con asma, EPOC o alguna enfermedad de la vía respiratoria, aunque en pacientes con insufi ciencia cardiaca el edema pulmonar en fase intersticial puede también provocar sibilancias por edema peribronquial, tanto como en individuos hi- poventiladores obesos con corazón pulmonar descom- pensado. El estridor es un síntoma que debe alertar al médico puesto que es un cuadro que requiere casi siempre atención de urgencias y puede originarse en laringe, es- pacio subglótico o tráquea extratorácica; los diagnósti- cos probables son estenosis no neoplásica, neoplasias o bien cuerpo extraño. La valoración del tipo específi co de dolor torácico puede orientar el diagnóstico (fi gura 1-4); algunas ve- ces, un dolor torácico sin relación con el corazón o Pleurítico Precordial Otro Radiografía de tórax Electrocardiograma Datos de isquemia Sin datos de isquemia Alteraciones radiográficas Sin alteraciones radiográficas Radiografía de tórax Enfermedad esofágica osteocondral Estudios específicos de acuerdo con el patrón radiográfico Enfermedad de la vía respiratoria o tromboembolia pulmonar Pruebas de función pulmonar Gammagrama Angiografía TAC Dímero D Afección pleural Estudios específicos para obtener muestras de la lesión Otros hallazgos radiográficos Sin afección pleural Radiografía normal Enzimas cardiacas Figura 1―4. Tipos de dolor relacionados con disnea: fl ujograma para el diagnóstico basado en los síntomas. http://booksmedicos.org Abordaje diagnóstico por síntomas específi cos 15 aparato respiratorio puede ocasionar la sufi ciente res- tricción ventilatoria por el dolor mismo para precipitar disnea, como en la osteocondritis (síndrome de Tietze). Los sistemas que están afectados casi siempre en un paciente con disnea son cardiovascular, pulmonar y hematológico; en el estudio de la disnea deben valo- rarse con frecuencia los tres. Además, el estado ácido- base alterado por un componente metabólico puede también estimular la ventilacióncomo mecanismo compensador y producir aumento del trabajo respira- torio y disnea. En el caso del sistema hematológico, la disnea de esfuerzo puede ser un síntoma más del sín- drome anémico. Los siguientes son datos que deben identifi carse en la exploración física: ● Palidez de tegumentos en caso de síndrome anémico. ● El tercer ruido cardiaco sugiere insufi ciencia car- diaca; algunos estudios han sugerido que su identifi cación carece de sensibilidad en médicos no entrenados; las crepitaciones basales bilatera- les y la ingurgitación yugular son también datos de insufi ciencia cardiaca. ● Síndrome de rarefacción en caso de neumotórax espontáneo; es posible que se relacione con in- gurgitación yugular, cianosis, hipotensión y neu- motórax a tensión. ● La falta de síntomas en la exploración del tórax en un paciente con disnea súbita es notoria en pacientes con tromboembolia pulmonar; los sín- tomas relacionados con más frecuencia son ta- quicardia y taquipnea, típicamente inespecífi cos. Los síntomas relacionados con trombosis venosa profunda pueden ser evidentes e indicativos, ya que aparecen en el 90% de los casos. La historia clínica y los signos de enfermedad cardio- vascular o pulmonar previa pueden revelar una enfer- medad crónica y la disnea representa un síntoma de exacerbación; en este caso, el factor etiológico de la exacerbación es el trabajo de investigación y el cono- cimiento de la enfermedad subyacente establece una lista menor de posibles causas de disnea. La valoración inicial del paciente con disnea exige estudios de imagen, en particular radiografía de tórax. El estudio radiográfi co anormal requiere estudios confi rmatorios del hallazgo radiográfi co, según sea el patrón radiográfi co de éste (de consolidación, masa, nódulos múltiples, cardiomegalia con intersticio de predominio basal, patrones con aumento de la radiolu- cidez, como neumotórax o alteraciones de la circulación pulmonar, entre otros). Es posible obtener una radio- grafía normal a pesar de una enfermedad pulmonar, como en la tromboembolia pulmonar, 25% de las neumopatías intersticiales o enfermedades de la vía respiratoria como el asma (lo habitual es una radiogra- fía normal). El electrocardiograma es un estudio sistemático, aunque no siempre útil, y puede revelar arritmias, so- brecarga, dilatación de cavidades o isquemia. Con fre- cuencia, los hallazgos son alteraciones inespecífi cas, como taquicardia sinusal, alteraciones inespecífi cas de la onda T o segmento ST, que requieren otros estudios confi rmatorios o correlación clínica. El análisis ecocardiográfi co tiene más sensibilidad para conocer la disnea de origen cardiaco; no obstan- te, como lo demuestran algunos estudios, la fracción de expulsión normal, como único dato para descartar insufi ciencia cardiaca, no es sufi ciente, sobre todo en pacientes ancianos y sujetos con comorbilidades pre- vias adjuntas, como cardiomegalia y EPOC. Estos indi- viduos buscan atención por aumento de la disnea y en tal caso el ecocardiograma puede estar alterado pero no es seguro que se trate tan sólo de una disnea car- diogénica (en este contexto pueden ser de utilidad los valores del péptido cerebral natriurético). El estudio de la fracción de expulsión y el péptido cerebral natriuré- tico como valoración de la disnea en insufi ciencia car- diaca posee una sensibilidad de 89% y especifi cidad de 73% para valores de 100 pg/mL para péptido cerebral natriurético contra una sensibilidad de 70% y especifi - cidad de 77% para una fracción de expulsión ≤ 50%. La correcta clasifi cación de los pacientes con insufi ciencia cardiaca con péptido cerebral natriurético sólo fue de 67%, con ecocardiograma de 55% y con ambos de 82% (si se correlaciona con clínica y ecocardiograma se in- crementa hasta 97.3%). En las pruebas de función pulmonar se incluyen gases arteriales, que pueden evidenciar hipoxemia secundaria a diferentes mecanismos; la elevación de CO2 revela hipoventilación pero puede ser también un signo de fatiga de la musculatura ventilatoria y de alguna enfermedad con hipoventilación de origen extrapulmonar. La evaluación del estado ácido-base puede evidenciar acidosis metabólica, lo cual ocasio- na disnea como intento compensador del aparato respiratorio. En la espirometría se puede determinar un patrón obstructivo y en tal caso es importante realizar bron- codilatación para precisar el grado de reversibilidad. Un patrón obstructivo que regresa a la normalidad es indicativo de asma; el patrón obstructivo que no se revierte señala enfermedad obstructiva crónica; por su parte, los antecedentes de consumo de 10 paquetes/ año de cigarrillos o más revela EPOC (en caso contra- http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 1)16 rio deben considerarse otras enfermedades obstructi- vas). Estudios adicionales de función pulmonar que pueden ser complementarios son la pletismografía para revelar volúmenes estáticos y difusión de gases. La sospecha de una afección neuromuscular en fases tempranas puede indicar hipoventilación durante el sueño MOR en una polisomnografía, o bien la valora- ción de la presión inspiratoria máxima puede eviden- ciar debilidad muscular. Muchas veces las pruebas de esfuerzo pueden mostrar disnea y desaturación de oxihemoglobina no evidentes en reposo durante la entrevista en el consul- torio o el servicio de urgencias. Las pruebas de esfuer- zo que mejor sensibilidad muestran para identifi car desaturación es la caminata de 6 min más que otras porque la hiperventilación del ejercicio puede com- pensar la desaturación. Para reconocer de manera integral el origen de una disnea durante el ejercicio es necesaria una prue- ba de esfuerzo metabólica cardiorrespiratoria inte- grada, que se describe en otra sección. Una caída del pulso de oxígeno (relación consumo de oxígeno/fre- cuencia cardiaca o VO2/FC) sugiere un trastorno car- diovascular. Para confi rmar alteración de la circulación pulmonar son necesarias gasometrías cada dos minu- tos durante el ejercicio aumentativo para determinar la difusión de gases durante el ejercicio o bien con- sultar la relación del volumen corriente y el espacio muerto (VC/EM), que tiene valores aproximados de 0.35 en condiciones normales y en el ejercicio máxi- mo (VO2máx) desciende hasta 0.21; si no se registra esta disminución, el hallazgo sugiere enfermedad vascular pulmonar. En los trastornos obstructivos y restrictivos se co- noce si la limitación es ventilatoria cuando se observa baja reserva ventilatoria con respecto a la ventilación voluntaria máxima (VVM), que se cuantifi ca antes de iniciar la prueba o se calcula tras multiplicar VEF1 x 40. Además, se identifi ca cuando se reconoce la relación del volumen corriente durante el ejercicio y su propor- ción con la capacidad vital medida antes del inicio de la prueba. Por último, en algunos centros de tercer ni- vel puede usarse como recurso para determinar la dis- nea; no obstante, para comprender la intolerancia al ejercicio se utilizan las más de las veces pruebas invasi- vas con catéter de fl otación y exposiciones hídricas o con ejercicio. Disnea crónica Según sea la enfermedad torácica, los mecanismos fi - siopatológicos que producen la disnea cambian, como lo hace también la percepción de la disnea. Se mencio- nan a continuación dos casos de esto, uno con patrón restrictivo y otro con patrón obstructivo. 1. En los protocolos que han valorado la disnea en pacientes con enfermedades fi brosantes, inclui- das fi brosis pulmonar idiopática, fi brosis secunda- ria a síndrome de insufi ciencia respiratoria aguda, enfermedades ocupacionales y otras, la percep- ción de la disnea se describió de manera primor- dial como difi cultad inspiratoria. Puesto que se trata de personas con parénquima pulmonar rígi- do y escasa distensibilidad, las presiones pleurales medidas con un catéter intraesofágico y su rela- ción con la presión inspiratoria máxima (presióncorriente/Pimáx) están aumentadas, en compa- ración con sujetos sanos durante el ejercicio, aunque el índice tensión/tiempo no revela dife- rencias entre las poblaciones sana y con fi brosis pulmonar. La correlación de las mediciones fun- cionales que representan el esfuerzo inspiratorio con la percepción de disnea valorada en la escala de Borg está perdida en individuos con fi brosis pulmonar, lo cual no sucede en sujetos sanos. 2. La disminución de los fl ujos exhalatorios es la esencia de la disnea y la intolerancia al ejercicio en la EPOC. En consecuencia, es previsible que durante el ejercicio, en el cual la frecuencia respi- ratoria aumenta, el atrapamiento del aire se in- crementa porque el periodo de exhalación se acorta y da origen a un fenómeno denominado hiperinsufl ación dinámica. La evidencia de este fenómeno puede comprobarse con la medición del volumen pulmonar al fi nal de la espiración corresponde al volumen de equilibrio elástico o capacidad funcional residual (CRF), el cual se in- crementa en grado positivo en los pacientes con enfi sema por el mismo fenómeno de hiperinsu- fl ación dinámica. Este atrapamiento aéreo pro- gresivo representa un fenómeno restrictivo para el volumen corriente, respiración tras respiración, lo cual limita el ejercicio; por lo tanto, se en- tiende que los parámetros medidos en los estu- dios que analizan la tolerancia al ejercicio de los pacientes con EPOC son VC/CI y CRF/CPT, dado que la capacidad inspiratoria (CI) que por lo ge- neral aumenta o permanece normal durante el ejercicio en sujetos sanos disminuye entre 18 y 19% de la esperada durante el ejercicio en el 80% de los pacientes con EPOC; esto se debe a que se desplaza por el volumen residual (VR). Los pacientes con un perfi l más enfi sematoso (califi - cados como aquéllos con una prueba de difusión más disminuida) tienen una hiperinsufl ación di- http://booksmedicos.org Abordaje diagnóstico por síntomas específi cos 17 námica más rápida, mayor disnea y un consumo de oxígeno máximo menor (VO2). Este fenómeno de hiperinsufl ación dinámica varía de un paciente a otro y se transmite por vías centrales y periféri- cas para producir la sensación de disnea que limi- ta al fi nal el ejercicio. Bajo estas circunstancias, los músculos inspiratorios tienen mayor trabajo por dos razones principales: a) intentan hacer ingresar, respiración tras respiración, un volumen corriente a un pulmón hiperinsufl ado; b) ini- cian la contracción desde un punto poco útil, ya que el diafragma -que es el principal músculo respiratorio- se encuentra abatido en estas circunstancias, la relación longitud-tensión no es favorable y, dado que es un músculo estriado, se rige por la ley de Frank-Starling. Esto crea la sensación de una inspiración insatisfactoria. Puede agregarse además que los pacientes con EPOC tienen en los músculos esqueléticos menos fi - bras oxidativas y más glucolíticas, y por tanto a los tres minutos de iniciado el ejercicio, cuando se agota la re- serva de glucosa, no tienen sufi cientes mitocondrias para usar oxígeno y realizar contracciones con ATP generado de forma microsómica, lo cual genera pro- ducción temprana de lactato; esta acidez contribuye a acentuar el estímulo ventilatorio proveniente del centro respiratorio al que no pueden reaccionar los músculos del tórax y se produce disnea. Es importante la medición de la disnea en las en- fermedades pulmonares crónicas, dado que buena parte del tratamiento se enfoca en mejorar la calidad de vida y esto implica la disminución de la disnea. Muchos estudios de investigación que determinan la efi cacia de algunas intervenciones médicas en enfer- medades pulmonares crónicas usan diferentes pará- metros para su medición. Cuando es necesario valorar la disnea por medios clínicos en enfermedades pulmo- nares crónicas como EPOC se dispone de tres métodos para hacerlo: 1. Medición de la disnea con actividades diarias mediante grados de disnea, como lo hace el Me- dical Research Council, el índice de disnea basal y el diagrama de costo de oxígeno. 2. Medición de la disnea durante el ejercicio con la escala de Borg. 3. Efecto de la disnea en la calidad de vida, con cuestionarios como SF 36, San George, o cues- tionario de enfermedad respiratoria crónica. Aunque en algunos estudios se ha reconocido una gran correlación entre los resultados de todas estas mediciones, no siempre se relacionan con las pruebas de función pulmonar. Analizar de forma integral todos los aspectos, incluida la disnea, proporciona una mejor perspectiva de la enfermedad respiratoria crónica. El caso del asma, a pesar de ser una enfermedad obstructiva, es diferente, dado que la percepción de la disnea se relaciona con el grado de hiperreactivdad y más aún que la EPOC con el VEF1. En los protocolos que estudian la disnea en pacientes con asma median- te inducción de broncoconstricción o con cargas, los patrones son distintos. Se ha demostrado con la escala análoga visual de Borg y P0.01 (presión de una válvula colocada en la boca 0.01 seg antes de cerrarse, lo cual representa la percepción sensorial de la disnea) que la percepción de la disnea es peor en pacientes con cua- dros de asma casi letal o sujetos muy hiperreactivos (“muy” hiperreactivos son los individuos que en una prueba de exposición a metacolina experimentan una caída de 20% del VEF1 [PC20] con diluciones muy bajas de metacolina [0.03 mg/mL, 0.06 mg/mL]). Para expli- car este efecto, los autores de estos trabajos señalan que este tipo de pacientes, dado que muestran sínto- mas frecuentes, tienden a habituarse a la sensación de disnea; en consecuencia, cuando perciben la disnea el grado de obstrucción es considerable. TRATAMIENTO El tratamiento de la disnea debe ser etiológico. Cada entidad patológica causante de disnea tiene una tera- péutica específi ca para su cuidado; cuando el paciente tiene datos clínicos, radiográfi cos o de laboratorio de insufi ciencia respiratoria aguda, debe iniciarse la ven- tilación mecánica y la sedación del paciente produce la resolución de la incomodidad disneica. En algunos casos, en los que la causa de la disnea se relaciona con hipoxemia, alguno de los dispositivos de liberación de oxígeno tiene el objetivo de mantener 90% de satu- ración para mejorar la disnea. En presencia de disnea crónica, como en el cáncer, los opioides pueden ser de ayuda, si bien los efectos secundarios son una li- mitación. Se ha valorado la administración de morfi na inhalada para reducir los efectos secundarios, pero la efi cacia es variable y su indicación como medida palia- tiva no es del todo clara. Se ha documentado que la nebulización de furo- semida tiene efectos en el control de la disnea, aunque el mecanismo no se conoce. Algunas intervenciones relacionadas con rehabilitación pulmonar con progra- mas de ejercicio y correcciones del patrón respiratorio pueden ser de utilidad en el control de la disnea de esfuerzo en personas con enfermedad crónica. Puede http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 1)18 revisarse este tema en el capítulo correspondiente; de igual modo, puede consultarse el capítulo de cuidados paliativos para el paciente terminal con disnea. VALORACIÓN DE LA DISNEA CRÓNICA En algunas enfermedades pulmonares crónicas no es posible corregir la enfermedad subyacente, de tal ma- nera que no es posible resolver la disnea al tratar sus causas. Es el caso de la enfermedad pulmonar obstruc- tiva crónica, en la cual el tratamiento se enfoca en me- jorar la calidad de vida y controlar la disnea y la fatiga muscular durante el ejercicio. Sólo la abstinencia del tabaco y el uso de oxígeno en los casos que lo requie- ren han demostrado evitar la progresión de la enfer- medad; por esa razón es importante la valoración de la disnea con escalas que intentan objetivar la respuesta a los fármacos empleados y los programas de ejercicio instituidos en la rehabilitación. La escala más usadaes la escala análoga visual. Una variante de la escala original es la escala de Borg en la cual el paciente puede expresar el grado de disnea durante un esfuerzo físico al seleccionar un número del 0 al 10, según sea el grado de disnea percibido. Junto a la numeración de 0 a 10 hay algunas frases que pueden ayudar a seleccionar un número (0, disnea nula; 10, muy muy grave o máxima). De manera sorpresiva es un mé- todo reproducible y menos subjetivo de lo que parece y se ha realizado ya su traducción al español y se ha comprobado su reproducibilidad con frases en esa len- gua; a cada número corresponden las siguientes frases: 0, nada o nula; 0.5, muy muy leve o casi imperceptible; 1, muy leve; 2, leve; 3, moderada; 4, moderadamente grave o algo grave; 5, grave; 7, algo grave; 9, muy muy grave; y 10, máximo. Como puede advertirse, hay algu- nos números que no corresponden a una frase. Otra escala usada con frecuencia en los artículos que evalúan la disnea del paciente con enfermedad pulmonar crónica es la escala de la British Medical Re- search Council, que tiende a hacer comparaciones con algunas actividades y ello perfi la un grado mejor de incapacidad. Se divide en los grados 1 a 5. Cada grado tiene una descripción del tipo de esfuerzo; el grado 1 corresponde a una disnea esperable por las caracterís- ticas de la actividad (esfuerzo externo); el grado 2 re- fi ere una incapacidad de mantener el paso de otras personas cuando suben escaleras o pendientes ligeras; el grado 3 incluye una incapacidad de mantener el paso, por terreno plano, con otras personas de la mis- ma edad y complexión física; el grado 4 representa la disnea durante la realización de actividades como su- bir un piso o caminar 100 m llanos; el grado 5 corres- ponde a disnea de reposo o durante la realización de actividades de la vida cotidiana o doméstica. El índice de costo de oxígeno es una escala que puede medirse en una hoja o lámina, con una línea de 10 cm en la cual se colocan de arriba abajo actividades de mayor carga de trabajo a menor carga de trabajo en forma de frases, de tal manera que es una combina- ción de las anteriores. De mayor a menor, las frases usadas son: 1, caminar rápido cuesta arriba; 2, caminar rápido en llano; 3, llevar bolsa del mandado cuesta arriba; 4, caminar cuesta arriba a paso normal; 5, cami- nar en llano a paso normal; 6, caminar despacio cuesta arriba; 7, llevar bolsa de la compra ligera; 8, tender la cama; 9, caminar en plano despacio; 10, bañarse sin ayuda; 11, permanecer de pie; 12, estar sentado; y 13, dormir. De todos los instrumentos de medición el más completo y detallado es el índice basal de disnea, que se completa con un índice transicional según sea que la intervención mejore o no la disnea. Esta escala toma muchos aspectos relacionados con la disnea y su efec- to en el enfermo; es por ello que hoy día es la más utilizada y tiene una gran correlación con las pruebas de calidad de vida, como SF 36, San George y otras más que determinan no sólo la tolerancia al ejercicio sino el efecto de la enfermedad causante de la disnea en la vida del individuo. El índice de disnea basal de Mahler califi ca tres áreas: magnitud de la tarea, incapacidad funcional y magnitud del esfuerzo. La magnitud de la tarea se ca- lifi ca con grados del 0 al 4 y cada grado tiene una descripción: ● El grado 0 corresponde a disnea de reposo, sen- tado o acostado. ● El grado 1 incluye la disnea de pequeños esfuer- zos, al pasear, bañarse o estar de pie. ● El grado 2 se refi ere a la disnea con actividades como pendientes ligeras, menos de tres tramos de escalera o carga leve. ● El grado 3 corresponde a disnea con actividades mayores, como pendientes pronunciadas, más de tres tramos de escaleras o carga moderada sobre plano. ● El grado 4 representa la disnea sólo con activi- dad extraordinaria como carga pesada o carga ligera en pendiente y ausencia de disnea con ta- reas ordinarias. En la incapacidad funcional se califi can también cuatro grados: http://booksmedicos.org Abordaje diagnóstico por síntomas específi cos 19 ● El grado 0 corresponde a una incapacidad muy grave que provoca abandono de todas las activi- dades habituales a causa de la intensidad de la disnea. ● El grado 1 se refi ere a una incapacidad grave que ha orillado al abandono de la mayor parte de las actividades habituales por la intensidad de la disnea. ● El grado 2 representa una incapacidad moderada que ha llevado a abandonar alguna de sus activi- dades habituales a causa de la disnea. ● El grado 3 corresponde a una incapacidad leve que ha producido reducción, aunque no aban- dono, de alguna de las actividades regulares. ● El grado 4 corresponde a un sujeto no incapaci- tado que puede realizar todas sus actividades sin disnea. Por último, la califi cación de magnitud del esfuerzo: ● El grado 0 se refi ere a la disnea de reposo senta- do o acostado. ● El grado 1 representa la disnea de pequeños es- fuerzos que permite llevar a cabo tareas realiza- das con descansos frecuentes. ● El grado 2 incluye la disnea con esfuerzos mode- rados que permite hacer tareas con descansos ocasionales. ● El grado 3 corresponde a la disnea con esfuerzos algo superiores a lo ordinario y permite efectuar tareas sin descanso. ● El grado 4 señala que sólo los grandes esfuerzos producen disnea y durante un esfuerzo ordinario no se experimenta disnea. Una vez que se ha seleccionado la califi cación para la tarea física, incapacidad funcional y esfuerzo físico puede determinarse el índice transicional de disnea después de la intervención terapéutica para precisar si mejoró, empeoró o no mostró cambios; esto se califi ca con 0 si no hay cambio, +3 para máxima mejoría y -3 para máximo deterioro. Estas escalas se usan de manera amplia en indivi- duos con EPOC y también en otras afecciones pulmo- nares crónicas. HEMOPTISIS Es la salida de material hemático del árbol respiratorio, aunque existen varios tipos de clasifi caciones; algunas la defi nen como la salida de expectoración mezclada con sangre y otras incluyen la hemoptisis mayor en la cual se cuantifi ca una pérdida hemática de 200 a 600 mL en 24 h; ninguna defi nición tiene consenso unánime. VALORACIÓN DIAGNÓSTICA El primer paso de la valoración diagnóstica de la he- moptisis consiste en determinar si el caso es una ur- gencia que requiere estabilizar la vía respiratoria, es decir, hemoptisis que pone en peligro la vida. En caso de no requerir atención urgente de la vía respiratoria, puede iniciarse tratamiento de mantenimiento e insti- tuir un protocolo de estudio de las posibles causas, ya que de ello depende el tratamiento dirigido y la reso- lución satisfactoria (fi gura 1-5). Ejemplo de decisiones terapéuticas en la hemoptisis Hemoptisis que pone en peligro la vida Hemoptisis Iniciar estudios diagnósticosManejo de la vía respiratoria: • Intubación bronquial con sondas de doble luz o selectiva • Broncoscopio con oclusión de bronquio ¿Se encontró la causa? ¿No se encontró la causa? Tratamiento específico Tratamiento conservador Sin respuesta satisfactoria al tratamiento o que pone en peligro la vida Considerar cateterismo con embolización de arterias bronquiales o cirugía Figura 1―5. Decisiones terapéuticas para la hemoptisis. http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 1)20 El interrogatorio inicial y la exploración general pueden identifi car dos premisas importantes en la va- loración diagnóstica. ● Presencia de una enfermedad previa que produ- ce hemoptisis, como discrasias sanguíneas, EPOC, fi brosis quística, fi ebre y contacto reciente con pacientes tuberculosos, entre otras. ● Si la hemorragia procede del árbol bronquial, algunos pacientes tienen difi cultad para defi nir el sitio del sangrado y pueden confundir la he- moptisis con la epistaxis o hemorragia del tubo digestivo. Un dato que sugiere hemoptisis es la expulsión de la sangre precedida de tos,
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