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Acción tutorial y orientación educativa 2 Acción tutorial orientación educativa Juan Antonio Mora Profesor Titular de Psicología Básica. Universidad de Málaga NARCEA, S. A. DE EDICIONES MADRID 3 1. 2. 3. ÍNDICE INTRODUCCIÓN PRÓLOGO A LA CUARTA EDICIÓN CONCEPTO Y CONDICIONANTES DE LA ORIENTACIÓN Orientación en sentido amplio y en sentido estricto Orientación en distintos niveles de población Relación orientación-adaptación Orientación vocacional y orientación profesional Condicionantes de la orientación Orientación y tutoría: relaciones e implicaciones mutuas Ambitos de actuación del profesor-tutor Preparación y actitudes para el desempeño de estas tareas Bibliografía Cuestiones para debate Caso práctico EL DIAGNÓSTICO PSICOLÓGICO Y LA ORIENTACIÓN Concepto de diagnóstico Finalidad del diagnóstico Concepto de orientación. Modalidades El proceso de orientación escolar Técnicas de orientación Personal y Organismos orientadores Bibliografía Cuestiones para debate Caso práctico TÉCNICAS DEL CONSEJO ORIENTADOR AL SERVICIO DE LA TUTORÍA La entrevista y su significado en las relaciones tutor-alumno Importancia de la observación para el conocimiento del alumno Los cuestionarios y los tests Principales problemas Bibliografía Cuestiones para debate 4 4. 5. 6. 7. Caso práctico DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LOS FRACASOS ESCOLARES. ORIENTACIÓN POR EL TUTOR DE LOS HÁBITOS DE TRABAJO Y ESTUDIO Diagnóstico y tratamiento de los fracasos escolares Orientación de los hábitos de trabajo y estudio Conclusión y síntesis Bibliografía Caso práctico TÉCNICAS DE TRABAJO INTELECTUAL PARA ALUMNOS DE ENSEÑANZA BÁSICA Y BACHILLERATO El estudio eficaz: factores cognoscitivos y socioafectivos Condiciones ambientales Planificación: trabajos y horarios La lectura eficaz como estrategia para el estudio Algunas técnicas de base Toma de apuntes en clase Redacción de un trabajo La memoria: proceso, almacenamiento y recuperación del material Bibliografía Cuestiones para debate Caso práctico EL GRUPO, LUGAR FUNDAMENTAL DE LA TUTORÍA Y ORIENTACIÓN, SOCIOGRAMAS El grupo-clase como campo de la tutoría Técnicas de conocimiento y orientación grupal Técnicas de orientación y trabajo grupal Bibliografía Cuestiones para debate Caso práctico: «Construcción del sociograma de la clase» EL TUTOR, ENCRUCIJADA ALUMNOS-PADRES-INSTITUCIÓN DOCENTE, EN UN MUNDO EN CAMBIO De un aprendizaje adaptativo a un aprendizaje creador Descripción del puesto de tutor La tutoría y su coordinación con la orientación en un centro docente 5 8. 9. La sesión de evaluación Bibliografía Cuestiones para debate Caso práctico ACCIÓN TUTORIAL EN LA LOGSE Materiales de orientación universitaria. Las cuatro opciones de COU POSIBILIDADES Y LIMITES DE LA ACCIÓN TUTORIAL Modificación de conducta en el aula Nuestra visión global sobre el tutor Referencias bibliográficas 6 INTRODUCCIÓN En el presente trabajo se recopila una amplia experiencia, como docente directo y como responsable de cursos de «acción tutorial», actualización de tutores, módulo de Orientación para los licenciados universitarios que acuden a los cursos del Certificado de Aptitud Pedagógica, etc. El enfoque del mismo es más práctico que erudito y se redacta esperando poder servir de ayuda a todos los tutores en los diversos niveles educativos. La problemática evolutiva de los alumnos es, naturalmente, distinta en función de la edad, pero el papel crucial del tutor en cada curso es algo que nos parece innegable e igual a todos ellos. En las páginas siguientes aparecerán los necesarios elementos psicopedagógicos para el desempeño de la función tutorial, que no precisan, para su utilización en el aula, de especialistas en psicología o pedagogía. Presuponemos, por tanto, que el papel del psicológo o pedagogo escolar es, justamente, el servir de soporte para la acción fundamental del tutor, sin cuya información directa, podrían efectuar diagnósticos defectuosos y sin cuya actuación lo aconsejado por ellos en el ámbito educativo queda sin aplicación real. La situación española, estimamos, precisa de esfuerzos prácticos en cuanto que, en muchas ocasiones, la Ley General de Educación de 1970, aunque perfectible como todo lo humano, ni siquiera se ha desarrollado. Por otra parte, sin la adopción del papel de educador-orientador, el docente queda relegado a un mero papel de «instructor» o «impartidor» de una materia determinada. Cada tema de los que aborda el libro consta de una exposición teórica, cuestiones para debate y un caso práctico. Con la primera actividad se pretende, caso de que estos materiales se utilicen en grupo, que la información no precise ser escrita por los asistentes. Con los debates se puede conseguir reforzar los puntos fundamentales de dicha explicación teórica. Los casos prácticos, que se adjuntan naturalmente a modo de ejemplo, permitirán aproximar la teoría a la praxis docente cotidiana. Con la esperanza de que estas líneas puedan servir para el mejoramiento de la docencia, esta actividad en la que los pueblos se juegan su evolución, estancamiento o retroceso, damos estas líneas a la imprenta. 7 8 PRÓLOGO A LA CUARTA EDICIÓN La buena acogida que experimentó nuestro trabajo «Acción Tutorial y Orientación Educativa» (Madrid, 1984) han hecho que en pocos años, nos encontremos preparando ya la cuarta. Esto puede ser tenido como indicador de aceptación tanto por los Tutores y el Profesorado en general como por los Jefes de Estudio y Directores de diversos tipos de centros escolares. Sin embargo, durante los últimos años han aparecido novedades en el panorama legislativo respecto a la educación que exigen adaptaciones del texto primitivo. Primero fue la Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación (LODE, 1985), aunque en ésta, la tutoría era la gran ausente y no significó, en nuestra opinión, grandes cambios respecto al panorama en el que se redactó la Ley General de Educación y Financiación de la Reforma Educativa (1970). La reciente promulgación de la LOGSE (Ley de Ordenación General del Sistema Educativo, 1990) presenta un nuevo marco de referencia: La tutorización y orientación, tanto individual como globalmente entendidas, aparecen como uno de los objetivos del centro escolar y no sólo del Tutor concreto de cada grupo de alumnos. La progresiva implantación de la LOGSE significa para los que venimos difundiendo las necesarias tareas tutoriales y orientadoras, la tremenda satisfacción de ver convertido en corpus legislativo el quehacer cuotidiano de los tutores, impregnando su esencia a toda la administración educativa y a todo el centro docente en su globalidad. Durante el último año, invitado por diversas instituciones, he impartido varios cursos con el título genérico de «Acción Tutorial en la LOGSE» en los que he encontrado una magnífica colaboración en Elena Maldonado Taillefer, Josefa Vázquez Murillo y José Emilio Sánchez Rojas, Psicólogos Escolares, de cuyo trabajo y experiencia proceden algunos de los materiales que incorporamos en esta edición como novedad. Del texto primitivo conservamos los capítulos y materiales que estimamos mantienen su vigencia y, al mismo tiempo, incorporamos aquellas novedades que nos parecen útiles para la labor diaria de los Tutores en diferentes niveles educativos. Esperamos que el mundo educativo responda a esta edición con la buena acogida que tuvieron las anteriores. Málaga, Diciembre de 1994 9 10 1. CONCEPTO Y CONDICIONANTES DE LA ORIENTACIÓN Orientación en sentido amplio y en sentido estricto Las necesidades socioeconómicas del mundo contemporáneo han dado un gran impulso a las técnicas psicoeducativas de orientación vocacional y profesional, que ya venían preocupando a la humanidad desde siempre. El movimiento científico aplicado a las Ciencias de la Educación favorece el enfoque de la orientación como actividad especializada del proceso educativo, en su organización, métodos y programas, y como fundamento esencial de la democratización de la cultura, «igualdad de oportunidades». La orientación,al ser sinónimo de toma de conciencia, un saber dónde se está, a dónde se va, y por qué caminos y medios, capacita al individuo para conocer sus rasgos personales, aptitudes e intereses, y por consiguiente es casi sinónimo de educación, ya que «toda educación comporta un sentido orientacional, sin el cual quedaría esencialmente truncada»1. La orientación puede realizarse desde dos planos diferentes: A. En su más amplio sentido –plano existencial– se refiere a la orientación de seres concretos, suministrándoles una serie de respuestas para problemas esenciales de la vida, que llevan a un modo de concebir el mundo y la existencia. Y se hace necesario ahondar este plano, pese a los interrogantes que plantea, porque educación y orientación pretenden llevar a las personas a un mejor conocimiento de sí mismas y de los fines personales que deben cumplir. En este plano, los problemas de la orientación se confunden con otros de alcance general, y sólo se puede intervenir en ellos considerando los progresos científicos, sociales y técnicos, organización de la cultura y de las ciencias humanas. La orientación así concebida contribuye a que evolucionen las Ciencias de la Educación, pero esta contribución es indirecta e incierta, y las aportaciones de los orientadores se convierten a su vez en interrogantes, cuando plantean problemas tan generales como el conocimiento del hombre y la sociedad. El problema de la orientación deja de ser puramente técnico y económico, para convertirse en moral y axiológico. 11 «Escoger un destino, optar por una vocación, es nada menos que escoger y optar por una vida en la cual el desarrollo de la personalidad alcanzará su plena expansión, y en la que el ser entero conseguirá una integración a la vez personal y comunitaria.» 2 B. En sentido más restringido –plano técnico– la orientación relega los grandes interrogantes del plano anterior, preocupándose por conseguir una actuación eficiente, y sus posibilidades en el plano educativo son tan grandes, que para algunos autores pasa a ser sinónimo de educación. Desde este plano se realizan las descripciones y clasificaciones operativas, inteligencia general, aptitudes y talentos específicos, intereses y valores, adaptación y exigencias requeridas para una profesión determinada, y selección de los mejores para determinadas tareas. Para ello se utilizan instrumentos técnicos de medida individual, y diseño, para grupos numerosos, y aunque en ellos no puede descartarse la posibilidad de error en usos concretos, objetivan las formas de examen y control de resultados. En este sentido la orientación se define como «la ayuda técnico-psicológica dada desde la actividad educativa institucionalizada para que los seres en desarrollo o sus representantes, comprendan sus posibilidades dentro de áreas de vida que aspiran a racionalizarse (escolar, cutural, económica), se integren eficientemente en ellas y superan su lucha por mantener el equilibrio, la unidad y los fines personales ante los problemas evolutivos o las fuertes contradicciones del ambiente.» 3 Orientación en distintos niveles de población Con el fin de llegar a una formalización del concepto de orientación, agrupando de un modo ordenado las variables que intervienen en ella, se distinguen tres niveles de población: A. Orientación al nivel del conjunto de población de un país determinado. Se da en función de una serie de variables demográficas, culturales y económicas, que tienen en cuenta la duración de los estudios, los contenidos de diferentes instituciones educativas, el origen social de los que ejercen determinada profesión, etc. Unos factores pueden expresarse de forma cuantitativa, como la duración de la educación básica y obligatoria y los criterios utilizados para la admisión a determinados estudios; otros, son más difíciles de cuantificar, como los culturales, sociales y políticos en cuanto que ofrecen posibilidades efectivas para determinadas categorías o profesiones, o el grado de movilidad social y el carácter más o menos rígido de la planificación económica. B. Orientación a nivel de determinadas categorías específicas del alumno. A este nivel se puede retrasar para las enseñanzas diferenciadas y prolongar la 12 duración de estudios comunes, organizar «concentraciones escolares» que permitan la asistencia a centros educativos, a niños que viven en lugares alejados y aumentar el número de becas que atenúen desigualdades económicas. C. Orientación a nivel individual. Debe ser información específica de las aptitudes e intereses de los alumnos concretos y debe procurar medidas institucionales generales para atenuar las desigualdades de origen sociocultural que se deriven de un sistema de valores en el que la igualdad de oportunidades se considere necesaria. El interés educativo de la orientación individual es distinto del interés «tecnocrático» o «sociológico» que se dirige más a la orientación a nivel de población. Al educador, estos niveles le parecen abstractos y lejanos y las soluciones no están al alcance de su mano; en cambio, se siente esencialmente motivado por la orientación individual de sus alumnos. Sin embargo las «interacciones» entre los distintos niveles a que puede plantearse este tema son manifiestas; así, la orientación de un niño dependerá de sus aptitudes específicas, pero también influirá el nivel sociocultural de su familia y las expectativas que presenten determinadas profesiones. Por ello, no se llega a una formalización de la orientación a nivel de población por la imposibilidad de previsiones a largo plazo sobre las necesidades de la economía y los avances científicos, y se tiende a realizar una educación de conocimientos generales, desarrollo de capacidades intelectuales, que permiten adquirir los conocimientos específicos en el momento adecuado. Y, a nivel individual, la forma de modelo que puede ser utilizada, tampoco es simple, porque si las capacidades intelectuales y el nivel sociocultural de un niño concreto determinan su orientación, en los medios favorecidos económicamente, son menos determinantes las capacidades intelectuales que en los medios modestos; y, a la vez, el nivel de una familia es menos determinante para capacidades intelectuales muy elevadas o muy inferiores, que para niveles medianos de capacidad. Relación orientación-adaptación Sin adaptación a las circunstancias presentes no puede haber orientación hacia el futuro. La principal cualidad de la adaptación humana es la «orientación», que implica relaciones complejas entre motivación, percepción y aprendizaje, y que determina la toma de decisiones por parte del sujeto, según las circunstancias y su sistema de valores. Hay tres modos de definir la adaptación: Como la satisfacción obtenida por el sujeto mediante una relación más o menos 13 placentera con el medio ambiente, «egocentrismo». Como proceso de ajuste de las tendencias individuales a los requisitos sociales, equilibrio entre estados psicológicos internos y conducta. Como un despliegue de las potencialidades del individuo mediante a maduración y la experiencia, «realización de sí mismo». En términos psicológicos, lo que un individuo sabe que otros esperan de él constituye un determinante fundamental de su conducta social. La recompensa fortalece la motivación que «orienta» hacia el futuro en términos de metas que desean alcanzar (Bandura y Walters, 1975). Cuando no se pueden satisfacer los motivos individuales, nos encontramos en un estado de «frustración», y la adaptación es una respuesta y una superación de la frustración. Dentro de las técnicas de la adaptación, la jerarquía más elevada consiste en superar el obstáculo mediante la «resolución del problema» que puede manifestarse mediante un proceso de pensamiento, actividad simbólica de nivel superior, que es el mayor potencial humano para ejercer dominio sobre el ambiente y las fuerzas circunstanciales. La orientación nos lleva a analizar los esquemas explicativos de la conducta humana: motivación, percepción y aprendizaje. La motivaciónes parte integrante de una necesidad humana de actividad exploratoria. Unos motivos son «primarios» de base fisiológica, imprescindibles para el mantenimiento de la vida, y otros «adquiridos», motivación netamente humana, que diferencia al hombre de las demás especies, porque requiere algo más que la satisfacción de sus necesidades de supervivencia para participar en una experiencia plenamente humana. Pero los motivos son más complejos que la simple consideración de impulsión hacia una meta, aunque el cobrar conciencia de ella ejerza una influencia decisiva en el sujeto. Las personas muchas veces hacen lo mismo por distintas razones, que no son observadas públicamente, sino que se infieren a partir de la conducta. Lewin estudia la idea de que los objetos, las personas y las actividades tienen para el individuo una valencia positiva si lo atraen, y negativa si lo repelen, y en esto influye grandemente la experiencia anterior del sujeto y su modo de percibir la realidad. La percepción comienza, según Allport y Bruner, como un acto de «categorización» definiendo la realidad en términos de categorías en las que se incluye la experiencia anterior del sujeto y la nueva experiencia. La percepción se apoya en ambas, obrando de modo selectivo según los motivos que actúen en nosotros y la meta que estemos persiguiendo. La disposición hace que tendamos a percibir la experiencia según se espera ser percibida, lo que origina el principio de «constancia perceptual» o tendencia a percibir las cosas del mismo modo que 14 se percibieron en el pasado. Entre percepción y motivación existe un recíproco intercambio, y puede ser que el hombre perciba los hechos en función de las metas anticipadas, o, por el contrario, que lo que acaba de percibir lo motive en un determinado sentido. Según Bruner y Goodman, los estados motivacionales modifican la percepción, patentizándose un efecto selectivo de la motivación sobre la percepción. El aprendizaje en términos de procesos motivacionales-perceptuales que pueden ser más o menos permanentes, lleva a la modificación real o potencial de la conducta. El aprendizaje puede ser «implícito» y «explícito», este último con propósito deliberado, lleva a un proceso orientacional que es parte integrante del proceso educativo. Estas consideraciones llevan a un concepto de «orientación como proceso» y a una «teoría de la decisión» entendida como suma de decisiones sucesivas adoptadas siempre por el sujeto en función de las circunstancias. Orientación vocacional y orientación profesional En nuestros días las necesidades de especialización y selección han convertido a la orientación profesional en una técnica muy extendida. Esta selección trata de medir la capacidad de cada sujeto, pero la inteligencia no está constituida por un solo factor; tratamos de medir sus componentes y siempre se escapa alguna porción de ella. Vernon atribuye la escisión de la inteligencia general en elementos más especializados, a la influencia de la educación; pero sea como sea, el avance de sus aspectos fundamentales suele ser desigual, más bien que un desarrollo general y determinado. El diagnóstico de aptitudes para predecir el éxito en una profesión, ha llevado en muchas ocasiones al fracaso, con lo que se ha constatado en la realidad que no basta poseer aptitudes suficientes para desempeñar satisfactoriamente una profesión, sino que se requiere además, y quizá de manera esencial, la «vocación» que se refiere a «los intereses relativamente permanentes de una persona»; un mismo estímulo produce diferentes sensaciones según el sujeto tenga o no interés en él, pudiendo incluso pasar desapercibido a quien no le interese. Vocación significa etimológicamente «llamamiento hacia una meta determinada», y representa un aspecto complejo de la dinámica de la personalidad. Es, según Marañón, una afición intensa y cordial hacia algo, impulso e interés hacia algo determinado, que no implica ni egoísmo, ni resignación; es una actuación de acuerdo a nuestras características personales, de forma que la persona se siente satisfecha y segura de sí misma. En líneas generales, se ha comprobado que las preferencias vocacionales forman parte de una constelación actitudinal relacionada con un sistema de valores 15 básicos. De aquí que los factores determinantes de la vocación sean las actitudes y los valores. Se ha planteado también si la inteligencia es un rasgo puramente cognitivo, o influyen aspectos motivacionales. Wechsler, ha mantenido siempre que es una manifestación de la personalidad como un todo, y que las características emocionales y motivacionales están entre los ingredientes que la constituyen. Y puesto que, si hay vocación, las aptitudes avanzan, y, si no hay vocación, disminuyen, el «consejo vocacional» ha de conocer las aptitudes, actitudes y valores del sujeto para facilitar, con base científica «la más completa y aséptica información acerca de sí mismo, de sus posibilidades y de la sociedad hacia la que se dirige vertiginosamente, especialmente referida a las ocupaciones posibles»4. La psicología general aplicada a la «orientación» debe ser una psicología de conductas globales observadas en un medio normal, para después separarse del punto de vista general hacia el diferencial (que estudia las diferencias humanas en aptitudes, actitudes y valores). Aptitudes Aptitud es, en sentido genérico, disposición natural para el desempeño de una función, o capacidad para realizar una tarea. En sentido específico, hace referencia a las disposiciones relativas a la receptividad cognoscitiva, capacidad de captación y elaboración mental de datos, que determina el que unos sujetos estén mejor dispuestos para la resolución de problemas teóricos o prácticos de distintos tipos. Guilford inicia un estudio completo de las aptitudes y las relaciona con un sistema tridimensional de contenidos, productos y operaciones, que determinan ciento veinte factores de la inteligencia. El análisis factorial descompone la inteligencia en sus partes integrantes, y los tests de aptitudes señalan la aptitud o aptitudes específicas del sujeto. La capacidad para realizar determinadas tareas o profesiones que pueden presentar diferente grado de dificultad, de las más sencillas a las más complicadas, es más difícil de poseer si se trata de una tarea complicada que de una sencilla. Así pues, la facilidad o dificultad de la tarea dependerá de las aptitudes del sujeto. Los principales factores medidos han sido: inteligencia general, aptitud verbal, numérica y espacial, aptitud perceptiva aplicada a figuras geométricas o materiales que no requieren una base de instrucción formal, aptitud perceptiva aplicada a palabras o números, aptitud de puntería (precisión de movimientos), tiempo o velocidad, destreza digital y manual, y lógica o razonamiento. 16 El diagnóstico de las aptitudes, y la consiguiente orientación a estudios especializados, queda situado por Piaget en el estadio del desarrollo en que la inteligencia llega a las operaciones formales, es decir, en que las operaciones intelectuales –que hasta entonces se basaban en nociones reales o representaciones inmediatas–, se basan en proposiciones, hipótesis y enunciados Serbales; se llega al «pensamiento abstracto». Este estadio no aparece en todos los niños al mismo tiempo, suele alcanzarse a los once años, pero puede variar grandemente de un niño a otro, por lo que tiende en casi todos los países, la orientación, a ampliar el período de educación básica y obligatoria, con el fin de poder dar una orientación acertada y no prematura, siguiendo primero el desarrollo intelectual que afecta a todos los aspectos, para comprobar más tarde, que ciertos aspectos de la inteligencia se desarrollan en unos niños más que en otros con marcada preferencia, lo que lleva a una diferenciación interindividual que ya no tiene carácter global. Ha habido dos tendencias respecto a la inteligencia y aptitudes profesionales; los que creen que las aptitudes son relativamente inmodificables, y acentúan laimportancia de la «selección», y los que subrayan la importancia del «aprendizaje», aunque acepten, que las aptitudes tienen un sustrato genético que la educación no puede crear. Una aptitud poseída que no se ha ejercitado durante los años de formación, se atrofia y el individuo pierde la virtualidad poseída. Hoy ya no se acepta que los tests midan solamente capacidades innatas y la investigación se orienta a estudiar las clases de aptitudes especiales que pueden producirse o crearse mediante procesos de formación y aprendizaje, por lo cual se tiende a conceder mayor énfasis en el proceso educativo al desarrollo de las aptitudes. Actitudes A las actitudes consideradas como representaciones psicológicas de la influencia de la sociedad y la cultura sobre el individuo, se les ha prestado gran atención, porque al ser parte integrante de la personalidad individual y no innatas, puede organizarse la modificación de actitudes colectivas en beneficio de determinado estamento económico o político, o por el contrario, preservar su pervivencia para asegurar la continuidad de la cultura. Katz define las actitudes como «inclinaciones afectivas de diferentes órdenes que, en gran número aparecen en todos los hombres». Allport las define como «estado mental y neural de disposición, organizado a través de la experiencia, que ejerce una influencia directa o dinámica en la 17 reacción del individuo ante los objetos y todas las situaciones con que se encuentra relacionado». Para Asch son «las disposiciones duraderas formadas por experiencias anteriores», y para Hollander: «Organización aprendida y relativamente duradera de creencias acerca de un objeto o de una situación que predispone a un individuo en favor de una respuesta preferida.»5 Katz señala los siguientes componentes de la actitud: cognitivo, creencia o descreimiento; afectivo, simpatía o antipatía; y componente de acción, que incluye la disposición a responder. Las actitudes pueden presentar mayor o menor consistencia, pero Rosenberg demostró que, cuando los componentes cognitivos y afectivos son consistentes entre sí, la actitud es estable. Sin embargo, las razones que mueven a las personas a sustentar determinadas actitudes, se encuentran en el plano de las motivaciones psicológicas y no en el de los hechos y circunstancias externas. Las actitudes se miden mediante escalas. Primeramente se utilizó la de Thurstone y Chave, que las miden sobre una base «afectiva». Hoy la más usada es la de Likert, que, más que juicios respecto a los items, indica el grado de acuerdo o desacuerdo, y la de Guttman, que sitúa a las personas en términos de disposición favorable o desfavorable hacia un objeto actitudinal. Los valores Los valores constituyen «el componente nuclear de una constelación actitudinal que orienta la conducta a largo plazo, hacia unas metas con preferencia a otras»6. La medición de valores se ha basado en un número limitado de éstos, que constituyen el núcleo de muchas actitudes. Allport, Vernon y Lindsey desarrollan una escala estandarizada para medir la importancia que los individuos atribuyen a seis valores: teórico, búsqueda de la verdad; práctico, referido a conceptos económicos y utilitaristas; estético, predominio de la forma, la armonía y la simetría; social, altruísmo y filantropía; poder, influencias personales, política; y religioso, búsqueda de experiencias trascendentes, comprensión del sentido de la vida. 18 El sistema de valores de un individuo se establece mediante un «perfil» derivado de la preferencia que manifiesta respecto de alternativas posibles en muchos ítems de las escalas citadas. Actitudes y valores se definen también como «estados motivacionales perceptuales que dirigen la acción», ambos determinan lo que se espera y desea. Pero los individuos tienen mayor número de actitudes que de valores, y la mayor estabilización de los valores se explica porque actúan como influencias orientadoras dentro de la cultura, aunque el ordenamiento de valores se determine generalmente a partir de una medida de las actitudes. La importancia para la educación y orientación de las actitudes y valores viene determinada por la comprobación experimental de los efectos directivos que producen sobre «la actividad del sujeto orientada hacia el futuro». Y si, según Klineberg, su adquisición depende menos de la experiencia individual que de la aceptación fácil de puntos de vista corrientes en la comunidad a la que se pertenece, la institución educativa contribuye decisivamente a la formación de las actitudes de sus alumnos. El consejo vocacional El consejo vocacional adquiere cada vez más relieve en el proceso educativo, para integrar con base científica una serie de datos que determinan el consejo orientador que se debe emitir respecto a cada alumno en particular, no sólo para orientarle, sino para hacerle capaz de orientarse a sí mismo, incrementando sus posibilidades. Debe estar integrado por el educador, como componente esencial del mismo, y por psicólogos, pedagogos y médicos especializados en orientación. Para dar el consejo orientador, se ha de conocer el historial del alumno, exámenes, tests, cuestionarios, información de sus padres, de los profesores, del médico y del propio alumno. El consejo vocacional ha de buscar la interacción compleja de todos esos elementos, teniendo en cuenta la perspectiva de su evolución, y entablando una relación personal orientador-alumno, para comprender y ser comprendido como persona única, porque ninguna técnica es suficiente para captar la unidad del ser humano en sus múltiples manifestaciones. Estos contactos personales se realizan en las «entrevistas», pero existen diferentes modos de concebirlas; dos son los principales: directivas y no directivas. Entrevistas directivas: Después de una serie de datos facilitados por el propio niño, y que se completan con los que ya se tienen, se proporciona información sobre las profesiones o estudios a que se puede acceder. Se caracteriza por el 19 cometido autoritario del orientador, y la pasividad del alumno. Entrevistas no directivas: Entendidas como medio para una toma de conciencia por parte del alumno, del problema que debe resolver; el orientador no da soluciones sino que hace sentir al alumno que se le considera maduro y responsable y se respeta su decisión. Las ideas no directivas de Rogers, que han llevado del directivismo absoluto a una actitud neutra para garantizar la total autonomía de la persona, no pueden ser aceptadas, sin más, porque parten de una representación subjetiva que el alumno se ha hecho de sí mismo y de la realidad exterior en detrimento de la objetividad. Los alumnos esperan del orientador, una información sobre ellos mismos y sobre el mundo del trabajo, por ello Nepven presentó un análisis de lo que se llama «proceso del consejo de orientación», que consta de las siguientes fases: de expresión: dando confianza al alumno para que se exteriorice, sin obligarle: actitud no directiva; de exploración: el orientador dirige la conversación, respetando los movimientos espontáneos, y resume, clarifica y suscita la «toma de conciencia»; de resolución y decisión: el orientador ofrece una información sobre sus posibilidades personales y sobre los estudios que le convienen, excluyendo en el diagnóstico todo juicio moral de aprobación o desaprobación. Condicionantes de la orientación No existe ninguna sociedad humana en la que no haya ciertas funciones más prestigiosas y codiciadas que otras, ni sociedad en la que todos sus miembros sean aptos para todas las funciones, es por tanto, una utopía la creencia de que puedes suprimirse una selección y orientación de las personas para las distintas funciones. De índole psicopedagógica Las aptitudes específicas requeridas para determinadas profesiones deben ser descritas por psicólogos y economistas, y objetivamente diagnosticadas, sin conceder atención a privilegios sociales ni económicos. La orientación, ha tropezado en este aspecto con serias dificultades en la práctica, porqueno ha tenido en cuenta las necesidades de planificación económica, sino las posibilidades del alumno. 20 La orientación en este sentido debe procurar al orientado «información» como parte integrante de los programas escolares, sobre la vida social y profesional, despertando en él la idea de su necesaria integración a un mundo complejo que debe comprender y en el que debe integrarse. De índole económica La relación educación-economía es característica de todos los países avanzados en economía, o que aspiran a avanzar tecnológicamente, y educadores y orientadores se plantean el problema de que «este hecho puede comprometer un humanismo que sólo podría ser salvaguardado mediante una cultura desinteresada». Si bien el desarrollo económico condiciona los estudios, recíprocamente éste, a su vez, está condicionado por la educación que le proporciona el personal capacitado que necesita. Por una parte, la economía ha permitido extender la educación a todos los niños y prolongar la duración de los estudios. Y por otra parte, bajo los efectos de la automatización y la cibernetización, se modifica el contenido de la «cualificación profesional» que se enlaza más estrechamente que antes con el sistema educativo. La frontera entre los trabajos manuales y no manuales tiende a decrecer, y el nivel de formación a partir del cual se puede tener acceso a la especialización, no puede adquirirse ya mediante la práctica; por consiguiente, la orientación hacia tareas específicas debe relegarse cada vez más a niveles superiores del sistema educativo. El consejo vocacional debe explicar a cada alumno concreto que las exigencias económicas y de población general, son solamente una propuesta. Nadie puede practicar una orientación autoritaria a escala individual fundada en necesidades de la economía a escala nacional. De índole sociológica Desigual actitud de las familias pertenecientes a distintos medios socioculturales, respecto a las distintas profesiones. En períodos de evolución lenta, la orientación e información de las familias era valiosa, pero hoy no tiene apenas valor, porque está dada en función de su profesión y nivel cultural y social, sin una visión amplia del mundo en que sus hijos van a vivir; este hecho justifica la existencia de la «orientación organizada del sistema educativo». Estadísticas realizadas en distintos países demuestran que la distribución de los alumnos al término de la enseñanza obligatoria, entre los que se orientan 21 hacia estudios largos y los que se dirigen a enseñanzas técnicas, está subordinado al origen social de las familias y no a las aptitudes individuales, y este handicap sociocultural tiende a agravarse en el transcurso de los estudios. Esto hace necesario un sistema de educación que tiende a disminuir estos handicaps, y que sancione cualquier criterio o selección precoz. La organización escolar y la orientación deben favorecer la igualdad social de los alumnos, tomando en consideración únicamente las diferencias individuales. Orientación y tutoría; relaciones e implicaciones mutuas Si la orientación se plantea como una ayuda, desde la actividad educativa, para que cada sujeto conozca sus posibilidades y sus limitaciones, sus logros y sus deficiencias, y a partir de ello realice un programa de desarrollo y de superación, es necesario concretar quién y cómo podrá llevarlo a cabo. Los buenos profesores siempre orientaron. Tenían un conocimiento fundamentalmente intuitivo el alumno y le ayudaban a superar las dificultades por las que iba pasando y a desarrollar aspectos de la personalidad no descubiertos hasta entonces. Todos tenemos alguna experiencia de esto. Hoy se pretende que sean unos servicios de orientación los que coordinen la tarea –el llamado Departamento de Orientación–, y en este sentido se ha legislado a lo largo de los últimos quince años sin que tales Decretos hayan tenido la suficiente repercusión en los centros. La figura del tutor La creación de la figura del tutor ha sido otro modo de institucionalizar una parte de la actividad orientadora, si se proporciona una cierta preparación específica al profesorado. Desde la tutoría, el profesor puede orientar o ayudar al alumno a partir de su situación y cualificación propia de profesor con una acción que realiza «además y en paralelo» a su propia acción como docente. Serafín Sánchez interpreta la tutoría como: «aquello que un profesor puede y debe hacer en el campo de la orientación con relación a los alumnos que le han sido encomendados»7. Ya por el hecho de ser enseñante el profesor es orientador, al menos del proceso de aprendizaje del alumno, y como ese proceso se da en un contexto concreto en el que hay muchas circunstancias que pueden potenciarlo o 22 dificultarlo, debe poner los medios para conocer las que se dan en cada caso y para utilizarlas de forma que contribuyan positivamente al mismo. El profesor-tutor asume, por tanto, dos roles: el de docente y el de tutor- orientador; roles que tienden a influirse y condicionarse por las implicaciones que ambos tienen en la imagen que en uno y otro caso el profesor ofrece a sus alumnos. Hay que preguntarse entonces: ¿se puede ser un buen tutor a la vez que mal docente? ¿Qué nivel de coherencia se exige entre la imagen que damos nosotros mismos a los alumnos y la percepción que ellos tienen de lo que somos? La respuesta, en cada caso, puede no ser única, pero quizás exista para muchos un principio de acuerdo que nos indica la dificultad de la tarea que se nos propone. Proceso de aprendizaje y tutoría Hay una serie de elementos comunes a la enseñanza y la tutoría que podemos sintetizar en la forma de comunicación que ambas suponen y que favorecen en el alumno actitudes que inciden en el mismo proceso de aprendizaje. La orientación de este aprendizaje, la orientación de las circunstancias del mismo y la orientación del proceso de desarrollo de la personalidad del alumno, son los tres ámbitos respecto a los que el profesor-tutor está llamado a desempeñar su actividad en el centro. Puede creerse que para realizar todo esto se necesita un tiempo del que no siempre se dispone en los centros; es verdad en muchas ocasiones, pero lo que la mayoría de los tutores podrían hacer es mejorar la calidad del trabajo que realizan en el tiempo de que disponen. Ambitos de actuación del profesor-tutor El rol a desempeñar por el profesor-tutor incluye los tres aspectos que aparecen en el esquema siguiente, aunque ahora, en este apartado, vamos a centrarnos exclusivamente en las funciones que está llamado a desempeñar en el centro docente. 23 El profesor-tutor comenzará por una planificación de los pasos a seguir en su tarea, poniendo en primer lugar el de recoger información sobre el grupo y sobre cada uno de los alumnos a fin de contar con unos conocimientos de base que le ayuden a captar la situación en que se encuentra y a elaborar un diagnóstico de la misma. La búsqueda de soluciones, en la cual ha de participar el alumno o el grupo, adecuadas a las personas y los problemas de que se trate, junto con el asesoramiento para llevarlas adelante, despertará en el tutor y en cuantos estén implicados, la motivación suficiente para salir adelante en los proyectos y decisiones tomadas. En cuanto a las funciones específicas, vemos su largo elenco, para realizar, bien con los alumnos considerados como grupo o individualmente, bien con los profesores y con los órganos de dirección del centro, bien con los padres de los alumnos. Aquí nos detendremos en algunas que pueden ser consideradas como prioritarias: Entrevista inicial con el alumno, preparando preguntas en torno a datos que nos convenga obtener (rendimiento, actitudes ante las tareas escolares, ante el centro, relaciones con los compañeros, amistad, familia, problemas y actitudes personales…). Autopresentación a la familia, personal o por carta, para informar de las actividades que piensa realizar como tutor de sus hijos y para pedirles ayuda y colaboración. Entrevista con las familias, para informarlesde los aspectos que creamos convenientes y para completar los datos obtenidos en la entrevista con los 24 alumnos. Atención a los alumnos «especiales», a los que se diferencian en mayor grado del resto del grupo. Coordinar las reuniones de Evaluación, informando y recibiendo información sobre la base del mayor respeto al alumno, evitando etiquetaciones y callando datos no necesarios. Actualización pedagógica de padres y profesores, con acciones tendentes a facilitar un medio educativo en el que la acción escolar y familiar no se contrapongan: conferencias, seminarios, estudio de temas, discusiones de casos… Organización de actividades extraescolares teniendo en cuenta los intereses de los alumnos. Preparación y actitudes para el desempeño de estas tareas Cualidades y capacitación El gráfico anterior nos señala algunas actitudes y aptitudes necesarias para desempeñar la función tutorial. Entre las primeras destaca la experiencia humano-social que debe poseer el tutor, la cual le facilitará una mayor cercanía y comprensión de las distintas situaciones en que se encuentran sus alumnos; y junto con esta experiencia la aptitud para la relación y la comunicación con los otros. Una formación científica que abarque aspectos de psicología evolutiva, técnicas de evaluación, de trabajo en grupo, de observación y entrevista, de trabajo intelectual y de recuperación, junto a un estudio de las distintas funciones que atañen, garantizará una acción más sistemática y eficaz. En cuanto a las actitudes y las cualidades personales, consideramos importantes: la sensibilidad para ponerse en contacto con el otro, la autenticidad en lo que ofrecemos de nosotros mismos, la aceptación y comprensión de las situaciones en las que el alumno se encuentre, la actitud de comunicación y apertura, el humor que distiende y hace más agradables nuestras relaciones. Actitudes que puede adoptar El modo de asumir y realizar las funciones de tutoría es diferente en unos y otros tutores. Las actitudes que puede adoptar son las siguientes: 25 – Una actitud directiva de solución. El tutor asume la responsabilidad del alumno y le propone el plan a seguir. Convierte al alumno en un mero ejecutor de las decisiones que se le imponen. Esta actitud provoca apatía, irresponsabilidad, descontento y fomenta la agresividad en el grupo. – Actitud de evaluación y de apoyo, paternalista. El tutor se limita a evaluar y a consolar al sujeto desde un plano superior, favoreciendo la dependencia. Es amable y deja opinar pero acaba imponiendo sus decisiones. Fomenta la inmadurez y la falta de responsabilidad. – Actitud de investigación, pasiva. El tutor actúa desde la «periferia» de la situación. No se compromete. No ejerce su autoridad. Está desengañado. Resulta incómodo para el grupo y provoca falta de productividad y comportamientos agresivos. – Actitud de comprensión o de espejo. El tutor es el eco o el espejo donde el alumno puede objetivar su situación y despojarla de emocionalidades y subjetivismo, llegando a asumir su propia realidad y comprometiéndose con ella. La actitud que cada tutor adopta puede depender no sólo de sus características personales, sino también de las circunstancias en que se encuentre y el tipo de alumno o de grupo en el que está. Bibliografía BOY, A. y PINE, G.: El consejero escolar, un nuevo concepto. Narcea, Madrid, 1976. HOLLANDER, E.: Principios y métodos de psicología social. Amorrortu, Buenos Aires, 1973. ITURBE, T. y DEL CARMEN, I.: El departamento de orientación en un centro escolar. Narcea, Madrid, 4.a ed., 1982. ITURBE, T. y DENARDO, A. R.: Orientación educativa del niño. Narcea, Madrid, 1982. KNAPP, R. H.: Orientación del escolar. Morata, Madrid, 1962. LAVARA GROS, E.: Psicología escolar aplicada. Compañía Bibliográfica Española, Madrid, 1968. MARZI, A. y CHIARI, S.: L’orientamento scolastico e professionale in Italia e nel mondo. Homo Faber, Roma, 1960. MILLER, F. W.: Principios y servicios de orientación escolar. Magisterio Español, Madrid, 1971. MUÑOZ, B .: La singularidad: dinamismo de creación personaI. Un enfoque nuevo de la orientación. Narcea, Madrid, 1979. NOVAES, M. H.: Psicología de la actividad escolar. Kapelusz, Buenos Aires, 1973. REUCHLIN, M.: La orientación escolar y profesional. ¿Qué sé?, Barcelona, 1972, núm. 81. SÁNCHEZ SÁNCHEZ, S.: La tutoría en los centros docentes. Escuela Española, Madrid, 1979. TYLER, L.: Psicología de las diferencias humanas. Marova, Madrid, 1972. — The work of the consultor. Prentice Hall, Nueva Jersey, 1969. Normativa legal: Ley General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa de 1970, arts. 22,40 y 152. Decretos 160/1975, de 23 de enero, y 707/1976, de 5 de marzo. 26 1. Orden Ministerial de 22 de marzo de 1975. Cuestiones para debate ¿Es «orientación» un concepto claro y distinto? Diferenciarlo de «manipulación». ¿Son realmente distintas las aptitudes y las actitudes? Caso de que lo sean, ¿guardan alguna relación? Como profesional de la docencia ¿qué es más problemático para ti, un problema de aptitudes o, por el contrario, tener que modificar la actitud de un alumno o grupo en clase? De los condicionantes (psicopedagógicos, económicos, sociológicos…), ¿sobre cuáles crees que puede incidir más directamente la función del tutor? De los tres tipos de orientación comentados (escolar, profesional y vocacional), ¿cuál sería tarea primordial del psicólogo o pedagogo? Y del tutor, ¿cuál de las tres sería la fundamental? Caso práctico El día de la rebelión colectiva «He llegado derrotado a la Sala de Profesores. Durante toda la hora de clase me ha sido imposible explicar nada de mi asignatura. Llegó un momento que ni me atrevía a pronunciar el nombre de ningún alumno pues se reían continuamente ante mis confusiones. Opté por ponerles una serie de problemas y erigirme en vigilante de estudio. Me encuentro derrotado ante ese grupo y no sé cómo enfocar mi clase siguiente con él. Mi marido se queja de que durante todas las comidas no cese de comentarle mis problemas con 2.°H. Siempre me dice que la única solución que tiene ese grupo es cuestión de mano dura.» Analiza el problema planteado. Causas que han podido motivar el que se plantee. Soluciones que aportarías al caso. 1 LAVARA GROS, E.: Psicología escolar aplicada. Compañía Bibliográfica Española, Madrid, 1968, vol. II, pág. 1. 2 Ibíd., pág. 7. 27 3 GARCÍA YAGUE, J. en Ibíd., pág. 18. 4 Ibid., pág. 482. 5 HOLLANDER, E.: Principios y métodos de psicología social. Amorrortu, Buenos Aires, 1973, pág. 125. 6 Ibíd. 7 SÁNCHEZ SÁNCHEZ, S.: La tutoría en los centros docentes. Escuela Española, Madrid, 1979, pág. 41. 28 2. EL DIAGNÓSTICO PSICOLÓGICO Y LA ORIENTACIÓN El diagnóstico psicológico se nos presenta como punto de partida para cualquier actuación. Forma parte del proceso de orientación, pero éste –realmente– no se desarrolla hasta que cuenta con los datos de aquél. Por otra parte, siendo la orientación un proceso más que un acto aislado, deberá recurrir, de continuo, a diagnosticar la «situación» en que, en cada momento evolutivo, se encuentre el sujeto de dicho proceso, el orientado. Concepto de diagnóstico Diagnóstico es un término originariamente médico. El diccionario de la Real Academia Española da tres acepciones: Perteneciente o relativo a la diagnosis. Diagnosis, conocimiento de los signos de una enfermedad. Conjunto de signos que sirven para fijar el carácter peculiar de una enfermedad. Calificación que da el médico a la enfermedad según los signos que advierte. Con su rápido progreso actual, la psicología utilizará el término en un sentido muy próximo al de «calificación» de una realidad a partir de los signos que evidencia. Dicha realidad no tiene necesariamente que entenderse como «enfermedad». Esta «calificación», habrá de fundarse en la correcta utilización de técnicas psicológicas y en una rigurosa interpretación de los signos (sentido a, de los dados por la Real Academia Española) que caractericen a la realidad objeto de estudio, que podrá tener –ono– el carácter de enfermedad (psicológica y conductualmente hablando). Discutir la valía del diagnóstico sería poner en tela de juicio todo el trabajo previo al momento de síntesis y abrir una interrogante al futuro educativo de la persona que hemos estudiado. El diagnóstico es el punto de llegada de un proceso complejo, y, al mismo 29 tiempo, el punto de arranque para la mejor educación o reeducación del caso analizado1. Podemos, pues, definir el diagnóstico en psicología como proceso general de identificación y valoración de las características de comportamiento, aptitudes y actitudes o atributos personales de un individuo en un contexto dado (todos los rasgos individuales y sociales que influyen de alguna manera en el desarrollo educativo de un individuo). Finalidad del diagnóstico En sujetos normales; en casos especiales En el caso de los sujetos normales, el objetivo principal del diagnóstico debe ser un mejor conocimiento de la integración y dinamismo que han logrado los distintos rasgos de la personalidad y factores de inteligencia en cada sujeto. En el caso especial, por razones de nivel mental o de conflicto en su comportamiento, la finalidad debe ser ayudar al sujeto, a fin de evitar la aparición de un proceso de inadaptación que desemboque en una conducta anormal. En cualquier caso, el fin psicopedagógico debe estar en función de la misión educativa y, por tanto, debe tener una aplicación inmediata de tipo «normativo»2. Funciones del diagnóstico Identificar los aspectos concretos. Etiología o determinación de las causas concurrentes en la faceta estudiada. Dinamicidad del proceso: determinar el proceso que se sigue desde que las causas empezaron a actuar hasta llegar a la situación actual. Pronóstico: o predicción contingente. Este es el modo normal de proceder en actividades como la medicina, estudios de mercado, encuestas de opinón, etc. En definitiva, todo diagnóstico viene a ser un proceso que nos permite establecer un pronóstico o predicción. Enumeración de factores y técnicas evaluadoras3 30 Factor evaluado Técnica de exploración Uso de la información Estado físico. Examen médico. Ficha médica. Constatar situación biológica, contradicciones para algunas actividades físicas o preocupaciones especiales que hay que tener en cuenta. Capacidad intelectual. Tests individuales o colectivos. Determinar qué rendimiento se puede esperar del alumno. Aptitudes mentales primarias. Tests individuales o colectivos. Diferencias individuales en la capacidad intelectual. Nivel, cociente de rendimiento. Tests de rendimiento: Pruebas objetivas. Control del rendimiento y comparación con la capacidad del estudiante. Técnicas de estudio. Tests. Observaciones del profesor. Trabajos escritos. Ayudar al estudiante a desarrollar técnicas de estudio eficaces. Pensamiento crítico. Tests. Observaciones del profesor. Trabajo escritos y orales. Desarrollo de la capacidad crítica. Originalidad. Capacidad creativa. Tests de creatividad y fantasía. Observaciones del profesor; trabajos escritos, orales y clásicos. Descubrir y estimular el talento creador. Emotividad y actitudes. Tests de emotividad. Escala de actitudes. Observación y conversación. Ayudar ai estudiante a desarrollar actitudes generalizadas positivas. Tropismo de la personalidad. Intereses personales. Tests o inventarios de intereses. Observaciones, lecturas. Descubrir y desarrollar intereses constructivos en los alumnos. Aptitudes básicas profesionales. Tests de aptitudes profesionales. Iniciación del proceso de orientación profesional del estudiante. Intereses profesionales. Tests o inventarios. Iniciación de la orientación profesional. 31 Adaptación de la personalidad. Tests. Cuestionarios. Observación. Ayudar al estudiante a integrarse en el colegio y a establecer relaciones eficaces con profesores y compañeros. Sociabilidad. Sociogramas. Tests y cuestionarios. Observación. Ayudar al estudiante a alcanzar una situación positiva en el grupo y a desempeñar un papel activo en la comunidad. Ambiente familiar y social. Cuestionarios y entrevistas. Promover una cooperación eficaz entre colegio, familia y comunidad. Utilización del diagnóstico Todos los aspectos que se mencionan en el cuadro anterior, en tanto que factores de la personalidad de un estudiante, se han de relacionar entre sí. Esta relación es, en algunos casos, más directa que en otros (por ejemplo, la técnica de estudio y el rendimiento escolar, los intereses profesionales y las aptitudes para el trabajo) y da pie al tutor para estudiar, en la utilización de los diferentes datos proporcionados para el diagnóstico, las coincidencias o discrepancias entre los datos aportados por las diferentes técnicas respecto de un mismo rasgo. Resulta necesario establecer cuatro tipos de comparaciones: Coincidencia o discrepancia entre los factores mentales primarios de contenido (verbal, numérico y espacial) y las áreas culturales predominantemente verbales, numéricas o espaciales. Coincidencias y discrepancias entre las aptitudes básicas profesionales, las aptitudes mentales primarias y el rendimiento en las áreas culturales que se puedan considerar semejantes. Coincidencias y discrepancias entre los intereses profesionales con las mencionadas aptitudes básicas profesionales. Coincidencias y discrepancias con los datos obtenidos para el mismo factor cuando se utilicen distintas técnicas de exploración. Por ejemplo, en el caso del rendimiento escolar cuando se utilizan pruebas objetivas y calificaciones del profesor. Fácilmente se entiende que la coincidencia entre factores semejantes o entre diferentes datos relativos a un factor facilita extraordinariamente la tarea de la orientación. Cuando hay discrepancia la orientación se hace más difícil y puede convenir tanto una exploración más detenida cuanto la aceptación de las 32 diferencias como una realidad. Antes de pasar a analizar el alcance y sentido de la orientación, sinteticemos lo dicho hasta aquí afirmando que el diagnóstico es meta de un proceso y base para su comienzo. Se nos presenta como punto de partida de todo el proceso orientador. Sin aquél, no puede estructurarse éste. Pero, el diagnóstico –por otra parte– no es algo que se formule por azar, sino que constituye un momento importante en dicho proceso; no es algo desligado de éste, constituye su punto inicial; pero cada vez es consecuencia de unas actividades previas que deben entenderse ya como insertas en él4. Concepto de orientación. Modalidades Definición Le Gall, define, de un modo general, la orientación como «el esfuerzo por saber de qué manera pueden desarrollarse hasta el máximo las fuerzas latentes de cada personalidad en formación». Ciertamente, el problema cardinal de la educación ha sido siempre un permanente intento de conocer las posibilidades de cada niño para desarrollarlas al máximo y conseguir encauzarle hacia los estudios y profesiones en que más puede rendir y para los que más aptitudes posea. En definitiva, lo que pretende es la felicidad personal del individuo, felicidad que depende, en gran parte, del grado de perfeccionamiento conseguido y de la actividad profesional elegida. No es de extrañar, por tanto, que, frecuentemente, se identifique la orientación con la misma educación, pues, en última instancia, el proceso educativo consiste en formar al alumno y orientarlo hacia aquellas actividades que más se ajusten a sus aptitudes e intereses. De una forma más restringida, Zeran entiende la orientación como «un proceso de ayuda al individuo para conocerse a sí mismo y a la sociedad en que vive a fin de que pueda lograr su máxima ordenación interna y la mejor contribución a la sociedad». Factores En la orientación, por tanto, debemos considerar los siguientes factores: 1. La orientación es un proceso dinámico y permanente. En consecuencia, una buena orientación no puede consistir en un mero consejo esporádico o en un simple examen psicotécnico, sino que debe entenderse como un proceso 33permanente, paralelo a la vida del sujeto, que, de una forma continuada, se preocupe de ofrecer, en cada momento, lo más adecuado a las posibilidades de cada individuo, teniendo en cuenta las circunstancias en que está enmarcado. 2. Un proceso de ayuda. No se trata de resolver los problemas del sujeto, de allanarle los posibles obstáculos; se trata de ayudarle, de prepararle para que por sí mismo y con entera libertad, sea capaz de adaptarse a la realidad y de resolver sus problemas «sin miedo ni pánico indebido», orientando su vida hacia aquellos cauces que más le convengan. En definitiva, cada individuo es dueño único de su vida y debe aprender a valerse por sí mismo, desarrollando su capacidad de decisión. La orientación, por tanto, no puede nunca asumir la responsabilidad de una conducta determinada, sino tan sólo ayudarle para que se conozca mejor a sí mismo y a la sociedad en que vive. 3. Dimensión individual. Uno de los fines más importantes de la orientación consiste en facilitar al sujeto un mejor conocimiento de sí mismo y, a partir de él, establecer una línea de actuación personal que procure la máxima felicidad interna y el máximo equilibrio personal. Se trata de posibilitar la formación de hombres responsables, dueños de sí, equilibrados, con un criterio propio y una sólida capacidad de decisión. El individuo debe conocer sus propias posibilidades para establecer niveles de aspiración adecuados y para encauzar su actividad hacia aquellos sectores que más convengan a sus aptitudes. 4. Dimensión social. Por otra parte, el hombre manifiesta su conducta en un ambiente social, enmarcado en una serie de circunstancias espacio-temporales, humanas y sociológicas. Es importante, por tanto, que conozca muy bien a esa sociedad en que va a actuar, pues de su integración a la misma depende, en gran parte, su propia felicidad personal. Superando la dimensión individualista del ser humano, a través de la orientación, se pretende que el sujeto contribuya con su esfuerzo al enriquecimiento de la sociedad en que vive. Modalidades de la orientación En un principio, se planteó como un problema específicamente profesional, hasta el punto de que el único fin que se perseguía era encajar a cada individuo en la actividad profesional más ajustada a sus posibilidades, con un doble objetivo: que el individuo se sintiera feliz y adaptado y que su rendimiento fuera, en consecuencia, óptimo. No obstante, como dice García Hoz, muy pronto se comprobó que aun en los problemas meramente profesionales, no se pueden dejar de considerar aspectos tan personales como la afectividad y el carácter. Las conclusiones fueron terminantes: la orientación, sea cuál fuere su finalidad, debe hacerse en la misma escuela, en estrecho contacto con la familia. 34 – – – – – – – – Aun refiriéndose a lo puramente profesional, «no puede realizarse sobre la base única de la exploración de las llamadas aptitudes profesionales, sino que se han de tener en cuenta los demás elementos de la personalidad». En rigor, por tanto, sólo hay un tipo de orientación, la llamada orientación personal, aunque, por razones metodológicas y matizando su finalidad específica, pueda hablarse también de una orientación escolar y de una orientación profesional. A. La orientación personal según García Hoz, «es el proceso de ayuda a un sujeto a fin de que llegue al suficiente conocimiento de sí mismo y del mundo que le rodea para que sea capaz de resolver los problemas de su vida». Evidentemente, la orientación personal comprende las otras dos modalidades: profesional y escolar, por cuanto se incardina profesionalmente en la vida del hombre, y en definitiva, la elección de unos estudios o una profesión, no dejan de ser problemas que atañen a la persona. No obstante, así como la orientación escolar y profesional hacen más bien referencia al ambiente externo en que se desenvuelve el sujeto (mundo laboral, escuela), la orientación personal se afinca en lo más hondo de la persona y alude a aspectos concretos tales como la relación con los amigos, las relaciones con personas del otro sexo, las aficiones, las diversiones, las posibilidades y dificultades de las relaciones sociales y, en general, a todo cuanto afecta a la conducta humana. De una forma restringida, se puede admitir que la orientación personal alude más directamente a los problemas que plantea la orientación moral y cívico-social, por estar ambos aspectos muy ligados a la personalidad del individuo. B. La orientación escolar, siguiendo a García Hoz, «es el proceso por el cual se sitúa y se encamina a un sujeto a la carrera y cursos de estudio que debe seguir». Robert H. Knapp señala las siguientes características: Debe servir a todos los niños, no sólo a aquellos que tengan serios problemas. Debe extenderse a todas las necesidades del niño. En un proceso continuo. Debe estar basada sobre las diferencias individuales. El principal encargado de la orientación debe ser el profesor de clase. Debe ser una tarea de cooperación llevada a cabo por todos los miembros de la escuela. Los padres y los profesores son los encargados de la orientación. Deben utilizarse los recursos de la comunidad y coordinarlos con la labor de 35 – – – la escuela y del hogar. La orientación escolar debe comenzar en el mismo momento en que el niño entra en la escuela y debe seguir, rigurosamente, todo el proceso educativo para que, al final del mismo, el alumno esté en condiciones de poder elegir aquellos estudios que más convengan a sus aptitudes, intereses y, en definitiva, a su personalidad. Observamos, pues, que la elección acertada de unos estudios es tan sólo el final de un proceso de orientación iniciado en un diagnóstico y seguido a lo largo de toda la escolaridad del alumno, ayudándole a resolver sus problemas escolares y formando su personalidad. Por ello, repetimos, en última instancia, toda educación es también orientación. C. La orientación profesional, según Germain, es una «actuación científica completa, actual y persistente, destinada a conseguir que cada sujeto se dedique con libertad, pero con conocimiento, al tipo de trabajo profesional para el cual está más dotado, y en el que con menos esfuerzo pueda conseguir mayor rendimiento y mayor provecho, así como mayor satisfacción para sí mismo, al tiempo que el máximo éxito en el ambiente social». En ese proceso de ayuda al individuo para que sepa elegir y prepararse a una profesión o trabajo determinado, debemos tener en cuenta: Las aptitudes e intereses del sujeto. Su personalidad. Las posibilidades profesionales existentes. La orientación profesional se distingue claramente de la selección profesional ya que mientras ésta pone el acento en la profesión (dada una profesión hallar el individuo que mejor pueda desempeñarla), aquella se centra en la persona (dada una persona, hallar la profesión que más le convenga). Sin duda, el sistema de selección profesional es el producto de una sociedad capitalista y deshumanizada, por cuanto contempla al hombre como un instrumento más o menos rentable. Tal vez si dispusiéramos de un sistema de orientación profesional, completo y eficaz, la selección no tendría razón de ser y, por tanto, los intereses económicos coincidirían con los humanos. Como se ve, existe una base común entre la orientación escolar y profesional ya que aquella termina indefectiblemente en la elección de una actividad profesional determinada o en la elección de unos estudios que van a preparar al individuo para, a su vez, desarrollar cierta profesión. 36 El proceso de orientación escolar Es totalmente necesario que los servicios de orientación se integren en el sistema escolar porque a la complejidad del proceso educativo y a las dificultades de los estudios actuales, se añade la complejidad del mundo laboral y los problemas personales propios del alumno en un estadio tan delicado de su vida como es la adolescencia. Si la orientación debe estar integrada en el proceso educativo, está claro que debe realizarse, de una forma continuay permanente, en las instituciones escolares donde el niño se forma, recabando la ayuda de la familia y, en algunos casos, de personal y organismos especializados. Objetivos de la orientación escolar Pueden ser los siguientes: 1. Adecuar la actividad educativa a las posibilidades de cada alumno: enseñanza individualizada. 2. Orientarle en los problemas escolares y personales que vayan surgiendo (dificultades en el aprendizaje, relaciones maestro-alumnos y los alumnos entre sí, dificultades afectivas, etc.). 3. Controlar su proceso educativo, recogiendo los datos necesarios, para conocer las posibilidades personales de cada alumno en los distintos aspectos (aptitudes específicas, inteligencia, voluntad, intereses, aficiones, afectividad, preferencias escolares y profesionales, hábitos sociales, etc.). 4. Orientar al alumno hacia profesiones de carácter generalista. 5. Orientar al alumno en los estudios a seguir. 6. Predicción del éxito. Debe quedar bien patente que la orientación escolar debe comprender a todos los alumnos y no sólo a aquéllos que presenten dificultades de cualquier tipo. Etapas de este proceso He aquí las etapas que pueden establecerse para realizar el proceso de orientación: – Al comienzo de la vida escolar. – Al comienzo del Bachillerato. – Al comienzo de los estudios universitarios. 37 – Antes de elegir carrera o profesión. 1. Comienzo de la vida escolar. La orientación escolar debe iniciarse en el momento en el que el niño entra en la escuela para comenzar una enseñanza sistematizada (Educación General Básica). Cronológicamente este período corresponde a los seis años. Si ha asistido anteriormente a la escuela de párvulos, debe recogerse en lo posible un informe que sintetice los aspectos más interesantes desarrollados en este período preescolar. En este momento evolutivo de la vida del niño, tan sugestivo e importante para su ulterior desarrollo, debe realizarse una minuciosa exploración psicológica (utilizando las técnicas de Binet, Gesell y García Yagüe) y abrir, con estos datos y los que se refieren a la familia y a su vida personal, un expediente acumulativo en donde se irán recogiendo toda clase de observaciones y notas interesantes a lo largo de su escolaridad. 2. Comienzo del Bachillerato. A los catorce años el chico termina sus estudios de Educación General Básica y encamina su actividad hacia los de Bachillerato o a la Formación Profesional de Primer Grado. Se trata de uno de los momentos cruciales de la Orientación puesto que se debe encauzar al alumno hacia una actividad determinada, según las aptitudes y demás factores personales que posea. En este momento, se impone una minuciosa exploración del estudiante (batería de tests, aptitudes específicas, intereses, personalidad, actitudes) que, junto a los datos recogidos en su expediente acumulativo (datos familiares, físicos, sociales, rendimiento escolar, etc.) permitan encauzarlo hacia los estudios de Bachillerato o profesionales, de acuerdo con sus propias posibilidades. 3. Al comienzo de los estudios universitarios. En rigor, el Curso de Orientación Universitaria, como puente entre el Bachillerato Unificado y Polivalente y la Universidad, debe estar enfocado hacia una eficiente orientación de los estudios, ofreciendo al alumno la oportuna orientación de los estudios, y la oportuna información, adiestrándole en las técnicas de estudio y descubriéndole sus propias posibilidades. 4. Antes de elegir carrera o profesión. Los alumnos a este nivel ya con una cierta madurez, que permite conocer más fácilmente y de una forma más concreta, su inteligencia, sus intereses, sus actitudes y, sobre todo, los rasgos de su personalidad. En este momento se impone: – una información profesional global y amplia, utilizando folletos informativos, libros, profesiogramas, conferencias, etc. Con ello se pretende que el sujeto 38 conozca perfectamente las posibilidades y características de los estudios y profesiones en la actualidad, las condiciones que exigen y los medios de acceso a las mismas; – aplicación de diversas técnicas de diagnóstico a fin de que el individuo conozca sus propias posibilidades y, en consecuencia, pueda elegir lo que más le convenga; – consejo orientador que ofrece al sujeto un grupo de profesiones afines para que, dentro de ellas, elija la que más le interese. En realidad, la orientación es un proceso continuo y, por tanto, debe ser longitudinal (a lo largo de toda la vida escolar); no obstante, y teniendo en cuenta las dificultades prácticas que esto comporta, se suele admitir una orientación transversal, realizada en los momentos más significativos de la vida del sujeto que hemos descrito anteriormente. En el caso de la orientación transversal, es necesario que colaboren con los educadores y la familia otras personas especializadas tales como psicólogos, sociólogos, médicos, empresarios, etc. Técnicas de orientación El proceso de orientación según García Hoz, se realiza en tres etapas: – La entrevista inicial. – El período de exploración. – La entrevista final. Las técnicas más utilizadas suelen ser: la entrevista, registro de conducta, observación sistemática, pruebas psicotécnicas, informes, etc. La entrevista Para Bordin, la entrevista constituye el núcleo central de la orientación, hasta el punto de que a través de ella el educador puede trazar un esquema real de la personalidad del individuo. A. La entrevista es, sencillamente, una conversación que, aunque convenientemente planificada en sus aspectos más generales, da pie al entrevistado a expresar de una forma espontánea sus intereses, sus ilusiones y sus esperanzas, y, en definitiva, la opinión subjetiva de sí mismo y de las cosas 39 – – – – que le rodean. En consecuencia, no se debe olvidar que la entrevista no es una exploración de las aptitudes ni un examen de la conducta; es esencialmente una oportunidad para contrastar debidamente una serie de datos objetivos (ya recogidos) con los datos subjetivos que, de una forma menos espontánea, aporta el sujeto. B. La entrevista, si se quiere que resulte positiva, debe reunir las siguientes condiciones: – Preparación previa: el entrevistados debe trazar un esquema sobre la serie de aspectos o puntos fundamentales esquivando los peligros de que se divague demasiado, sin obtener datos significativos. – Lugar adecuado: debe elegirse un lugar que sea tranquilo, agradable, que resulte familiar al sujeto y que, sin coacción alguna, le permita expresarse sin ningún temor. En el caso de la orientación escolar, lo mejor es elegir un lugar familiar al niño, dentro de la misma escuela. – Motivación inicial: debe empezarse dando confianza al entrevistado, intentando romper todo formalismo y venciendo su natural timidez. – Flexibilidad: el niño es el principal protagonista de la entrevista. Por tanto, se le debe dar confianza, no interrumpirle demasiado, aceptar lo que dice y dejar que exprese libremente todos sus puntos de vista. El esquema inicial, preparado por el entrevistador, ni debe ser rígido sino tan sólo indicador. Frecuentemente, la conversación aporta detalles imprevistos que son de gran interés y que, por tanto, deben recogerse. Por el contrario, se debe intervenir con tacto cuando la conversación degenere en detalles insulsos, procurando que se traten todo aquellos aspectos que se tenían previstos. – Síntesis final: una vez que ha terminado la entrevista, se deben ordenar los datos recogidos, subrayando los más significativos y procediendo a una labor comparativa de los datos objetivos con los subjetivos, expresados en ella. C. Generalmente, la entrevista suele versar sobre aspectos tales como: Materias y trabajos que más gustan al alumno. Puede informar sobre sus gustos y preferencias, así como supuestas incapacidades. Actitudes del niño en sus relaciones con la familia, con la escuela, con los amigos, etc. Sus deseos, sueños y ambiciones profesionales. Sus aficiones y sus actividades recreativas, etc. Período de exploración 40 En este período, el orientadordebe aplicar una serie de técnicas objetivas al sujeto que le faciliten un conocimiento riguroso de sus posibilidades y le permitan centrar objetivamente sus problemas. A. La exploración debe abarcar toda la personalidad del niño y no uno o varios aspectos fragmentarios. Por tanto, necesitamos todos aquellos instrumentos y técnicas de exploración que contribuyan al conocimiento completo de la personalidad del sujeto. Según Traxler, el orientador necesita información sobre los siguientes aspectos de la personalidad: Antecedentes familiares. Historial escolar e informes de trabajo de clase. Capacidad mental general. Rendimiento escolar. Aptitudes específicas (incluyendo sus posibles afirmaciones sobre el dibujo, la música, la destreza mecánica, etc.). Salud física y mental. Actividades extraescolares. Actitudes e intereses escolares y profesionales. Cualidades personales. Planes y fines escolares y profesionales. Dicha información aparece reflejada en las fichas E.R.P.A. de cada alumno, cuyo custodio oficial es el tutor del grupo. Como se ve la exploración deberá ser completa y amplia. Es conveniente por tanto, que el profesor se especialice en el manejo de aquellas técnicas de experimentación basadas en el ejercicio del lenguaje y del dibujo y las que se fundan en la observación sistemática del alumno, solicitando la ayuda del psicólogo en las técnicas más complejas (tests proyectivos, diagnóstico pluridimensional, etc.). B. Las técnicas más utilizadas en el período de exploración son: Tests de inteligencia general: Ballard, Terman-Merrill, Dominó de Anstey, A.M.P.E. de Secadas, etc. Tests de aptitudes especificas: Garda Yagüe utiliza un test de aptitudes diferenciales para analizar con él las funciones de: comprensión, memoria, imaginación creadora; todo ello en tres áreas: verbal, espacial y numérica. Inventarios de intereses profesionales: como el de Kuder. 41 Tests proyectivos o de personalidad: T.A.T. de Murray, Rorschach, Szondi, Rosenzweig, etc. Sociograma. Técnicas de observación sistemática. Registro de conducta, etc.5 La entrevista final Como dice García Hoz, tras el período de exploración el proceso orientador se cierra (si es que puede hablarse de fin en el proceso de orientación) con la recapitulación e interpretación de los datos que, desde la entrevista inicial y a través del período de exploración, hayan podido recogerse. Una vez que se han contrastado los datos subjetivos de la entrevista inicial con los objetivos del período de exploración, se está en condiciones de dar un consejo orientador. Siguiendo al profesor García Hoz, a través del consejo orientador, se estimula al sujeto; A evaluarse él mismo y sus posibilidades. A elegir una vía de acción accesible para él. A aceptar la responsabilidad por esta elección. A iniciar un plan de actividad de acuerdo con su elección. No sabemos hasta qué punto puede hablarse de entrevista final, puesto que la orientación es un proceso continuo y permanente que debe subsistir a lo largo de la vida del sujeto. En todo caso, es indudable que no termina con el consejo final puesto que hay que considerar todavía dos factores importantes: la eficacia y validez de ese consejo; las posibles variaciones de la personalidad del sujeto y las circunstancias ambientales. Personal y Organismos orientadores La familia Los padres, como responsables de la educación de los hijos, tienen el derecho y la obligación de la orientación. Sólo cuando no pueden cumplir esta tarea, 42 deben intervenir otras personas, bien entendido que la decisión final sólo los atañe a ellos y a los mismos orientados. En todo caso, es imprescindible que la familia intervenga en la orientación, ayudando al personal especializado, aportando datos que sólo los padres pueden conocer, aclarando posibles dudas y colaborando en la puesta en práctica del consejo final. El centro educativo Dado que la educación es, en última instancia, un proceso de orientación, es necesario, que ésta se integre por completo en los mismos programas escolares. Por otra parte, los profesores-tutores son las personas más adecuadas para realizar una verdadera orientación, por cuanto están en contacto con los niños, dirigen su aprendizaje, los conocen profundamente y disponen de medios y ocasiones para encauzarlos. Sin embargo, debemos aceptar que el proceso de orientación es cada vez más complejo y que las técnicas utilizadas requieren una preparación muy especial. En estas condiciones, tal vez el profesor-tutor no esté preparado para asumir él solo la tarea. La solución tal vez estuviera en admitir que, si bien se reconoce que la orientación debe ser una tarea en la que participen todos y cada uno de los profesores que están en contacto con los niños, se debería designar un profesor con una preparación específica, directamente encargado de la orientación escolar. Este profesor-orientador dedicaría toda su actividad a la orientación, asistido por los demás profesores y por los padres. En todo caso, nuestro criterio es que la orientación debe hacerse normalmente en la misma escuela, con la participación de todos los profesores y, si es necesario, asistida por personal especializado. El gabinete psicopedagógico Este gabinete permite, desde luego, una mayor precisión en la aplicación de las técnicas de diagnóstico pero, si no está integrado en el centro educativo, presenta la gran dificultad de no tener un contacto directo y permanente con los niños. Bock piensa que el gabinete psicopedagógico debe estar integrado por psicólogos, médicos, educadores y sociólogos, abarcando cuatro aspectos importantes: somático, psíquico, social y normativo. Lo ideal sería que cada centro completo de Educación General Básica, dispusiera de un psicólogo escolar que, integrado en el mismo centro, organizara y dirigiera la orientación escolar, asistido por los profesores en equipo. 43 En definitiva, conviene que queden bien patentes los siguientes principios en todo proceso de orientación: A ser posible, es conviente que la orientación escolar esté dirigida por los mismos profesores, asistidos por el psicólogo escolar. La orientación es una tarea que exige un trabajo coordinado y en equipo entre educadores, familias, psicólogos y médicos. La orientación es un proceso de ayuda permanente que, integrado en el mismo currículum escolar, debe acompañar al niño a lo largo de toda su escolaridad. Por último, consideramos importante definir las posibles actitudes que puede adoptar el orientador a lo largo del proceso: 1. Actitud directiva en la que, como dice García Hoz, «el orientador se sitúa en un plano de autoridad y se atribuye a él la facultad de decidir en última instancia lo que el orientado debe hacer». 2. Actitud no directiva o permisiva que consiste en dejar hacer al sujeto para que se exprese espontáneamente, en una atmósfera de confianza y comprensión. 3. Actitud auto-directiva en la que se estimula al orientado a asumir sus propias responsabilidades y la dirección de su propia vida. A lo largo del proceso de orientación escolar, el profesor-tutor deberá adoptar, según el momento y la madurez del alumno, diferentes actitudes. En todo caso, es interesante que, al final del proceso, se esté en condiciones de adoptar una actitud auto-directiva ya que, la orientación es en última instancia responsabilidad del propio sujeto. Los amigos A este respecto son sumamente interesantes las conclusiones a las que ha llegado un reciente estudio nuestro sobre Motivación y expectativas de los universitarios alumnos de primer curso. La mayor parte de los sujetos encuestados deciden qué van a estudiar en C.O.U. e indican que nadie les ha influido para elegir la carrera. Entre los que indican que alguien les ayudó a decidir, entre los chicos serían los amigos el elemento influyente, mientras que en las chicas lo serían los padres. Los profesores, psicólogos, etc., ocupamos un lugar casi irrelevante en la influencia respecto a la elección profesional de la muestra encuestada (todos los alumnos de 1.er curso
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