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ANALISIS DEL LIBRO DEL PROFETA MIQUEAS Miqueas Profeta Miqueas fue un profeta de origen campesino de finales del siglo VIII a. C., proveniente de Moreshet una pequeña aldea de la fértil llanura de Sefela a unos 30 kilómetros al suroccidente de Jerusalén. Wikipedia Fecha de nacimiento: 740 a.C. Fecha de la muerte: 670 a.C. También se ha buscado "Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad." Imaginense que el pequeño asno sobre el cual montaba la virgen María, hubiera tropezado y ella hubiera caído, Jesús probablemente hubiera nacido en algún lugar a lo largo del camino. Pero ese asno no podía haber tropezado, porque setecientos años atrás el profeta Miqueas había escrito que Jesús nacería en Belén El apóstol Pablo escribió en su epístola a los Gálatas, capítulo 4, versículo 4: "Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley". ¡Fue un nacimiento en el tiempo y en el momento más adecuado, en cumplimiento de una profecía que tenía más de 700 años de antigüedad! Análisis del Libro del Profeta Miqueas Autor: Miqueas, natural de Moreset, Judá. Fecha: Profetizó durante los reinados de Jotam, Acaz y Ezequías, fue contemporáneo de Isaías. Nombre: Su nombre significa "el que es como Jehová". Perteneció a Judá, pero habló tanto a Judá como a Israel. Pasajes Notables: La definición de la verdadera religión, 6:8 "Hombre, él te ha declarado lo que es bueno, lo que pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia y humillarte ante tu Dios." El anuncio del lugar de nacimiento de Cristo, 5:2 "Pero tú, Belén Efrata, tan pequeña entre las familias de Judá, de ti ha de salir el que será Señor en Israel; sus orígenes se remontan al inicio de los tiempos, a los días de la eternidad." Dios se olvida de los pecados del creyente, 7: 18 - 19 18 »¿Qué Dios hay como tú, que perdona la maldad y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en la misericordia. 19 Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades y echará a lo profundo del mar todos nuestros pecados. El profeta y su medio El encabezamiento del libro (1.1) dice que Miqueas, natural de Moreset (o Moreset-gat, cf. 1.14), lugar situado a unos 40 km. al sudoeste de Jerusalén, vivió «en los días de Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá». Fue, por tanto, uno de los profetas del siglo VIII a.C., contemporáneo de Isaías (Is 1.1), Oseas (Os 1.1) y Amós (Am 1.1). Miqueas, lo mismo que Isaías, ejerció su actividad en Judá; pero dirigió también sus proclamas a Israel, el reino del norte. Y su talante, lo mismo que el de Amós -«uno de los pastores de Tecoa» (Am 1.1)-, está marcado con el signo de la existencia campesina. En este profeta se descubre un interés inmediato por problemas característicos de la sociedad agrícola. En medio de ella, sin duda, se había desarrollado su personalidad, puesto que las labores del campo eran las propias de la Sefela, región a la que Moreset pertenecía, la zona de monte bajo que se extiende entre las montañas de Judá y las llanuras de la costa del mar Mediterráneo. Una tierra buena, de suaves y fértiles colinas, donde Miqueas vivió desde niño las amarguras del campesino humilde y sometido a la prepotencia de quienes «codician campos..., oprimen al hombre y a su familia, al hombre y a su heredad» (2.2). El libro y su mensaje El libro de Miqueas (=Miq) consta de tres partes. La primera está formada por los cap. 1–3, y en ella predominan los temas de índole social, con el mismo trasfondo crítico propio del profetismo de aquella época. En la voz de Miqueas se perciben tonos extremadamente duros cuando reprende a «Samaria y a Jerusalén», es decir, a Israel y a Judá. Porque en ambas se fomenta la maldad de los gobernantes y los poderosos (3.1–3), la injusticia de los jueces (3.9–10) y la corrupción de los sacerdotes y los profetas (3.5–7, 11); de modo que por causa de todos ellos, «Sión será un campo arado, Jerusalén se convertirá en montones de ruinas y el monte de la Casa se cubrirá de bosque» (3.12). Este terrible anuncio de la destrucción de Jerusalén y del Templo impresionó tan profundamente a los habitantes de la ciudad santa, que un siglo después lo recogió íntegramente Jeremías en su profecía (Jer 26.18). Los cap. 4–5 componen la segunda sección del libro. Todavía se escucha en ella el eco de las anteriores amenazas, pero en el pensamiento de Miqueas predomina ya la esperanza de un tiempo último (4.1) en el que Judá e Israel andarán «en el nombre de Jehová, nuestro Dios, eternamente y para siempre» (4.5). Entonces habrá salvación, Jerusalén será restaurada y acudirán a ella las naciones, diciendo: «Venid, subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob». Allí conocerán los caminos del Señor y recibirán la instrucción de su palabra (4.1–2). De Belén, el pequeño pueblo donde nació el rey David, saldrá otro rey, «que será Señor en Israel» y que también «será nuestra paz» (5.2, 5). Entonces se acabarán las guerras, y las armas se transformarán en instrumentos de paz y de trabajo; entonces «convertirán sus espadas en azadones y sus lanzas en hoces. Ninguna nación alzará la espada contra otra nación» (4.3). El texto de Miqueas, en su tercera sección (cap. 6–7), se dirige particularmente a Israel. Hay un intenso acento de amargura cuando el profeta reprocha la infidelidad con que el pueblo responde a la bondad de Dios: «Pueblo mío, ¿qué te he hecho o en qué te he molestado?» (6.3); porque en Israel triunfa la maldad (6.10–7.6), y es tanta la corrupción moral, que la amistad se desvanece, la justicia se compra y se vende, la desconfianza separa incluso a los cónyuges y la recíproca falta de respeto destruye la convivencia familiar (7.1–6). Pero, no obstante, en la profecía prevalece la esperanza sobre todos estos males, la seguridad de que todavía el Señor tendrá misericordia de los suyos, del pequeño «remanente de su heredad» que haya quedado limpio de pecados e infidelidades tras la prueba purificadora que el Señor traerá sobre Israel (7.18; cf. 2.12; 4.6–7; 5.7– 8). Miqueas, al fin del libro, expresa su confianza en que el Señor, el cual «se deleita en la misericordia» (7.18), cuidará a Israel también en el futuro, lo pastoreará como ya hizo «en el tiempo pasado», cuando lo sacó de Egipto y le mostró sus maravillas (7.14–20). Esquema del contenido: 1. El juicio de Dios sobre Israel y sobre Judá (1.1–3.12) 2. El reinado universal de Jehová (4.1–5.15) 3. La corrupción de Israel y la misericordia de Dios (6.1–7.20) El lenguaje de Miqueas es poético, rítmico y mesurado. Su estilo podría indicar un origen campesino, pues es vigoroso, sencillo y franco. El profeta se distingue por su empleo frecuente de figuras de lenguaje y de juegos de palabras Las profecías de Miqueas y de Isaías tienen mucho en común. Siendo que los dos profetas eran contemporáneos, y por lo tanto tenían que tratar con las mismas condiciones y asuntos, podemos entender con facilidad por qué sus palabras y mensajes son frecuentemente tan semejantes A Miqueas pertenecen solamente los caps. 1-3 y parte del 4-5. Los dos últimos serían de otro profeta posterior. y de un autor deutero-nomista los caps. 6-7. Los caps. 4-5 ofrecen mayor dificultad, aunque en ellos puede descubrirse el resello de la escuela sa-cerdotal Profecías cumplidas: -La destrucción de Samaria (reino del norte). Miqueas 1:6-7. Esta profecía se cumplió en el 722 a. C. cuando Israel fue derrotada y llevada cautiva por los asirios. -La destrucción de Jerusalén y el Templo, el cautiverio babilónico y el regreso de éste. (Miqueas 3:12,4:10 y 7:11). En el 586 a.C Nabucodonosor arrasó el reino de Judá, destruyendo Jerusalén y el Monte del Templo. En tiemposdel profeta Jeremías, 100 años después de que Miqueas dijera esta profecía, los más ancianos del pueblo la recordaron, cuando Jeremías anunciaba el pronto juicio de Dios contra el reino de Judá. (Jeremías 26:18). -El nacimiento del Mesías en la ciudad de Belén. (5:2): “Pero tú Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel. Y sus orígenes son desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad”. Esta profecía se cumplió en Yeshúa, en su venida como siervo sufriente, unos 4 años antes de la fecha normalmente aceptada para su nacimiento, ya que es la fecha en la que según los historiadores, se produjo el censo anunciado en los evangelios. Los escribas contemporáneos a Jesús conocían bien esta profecía, pues es hacia Belén donde encaminaron a los sabios de oriente que buscaban al Rey de los judíos. La frase “orígenes… desde los días de la eternidad”, muestran la deidad del Mesías. Profecía en cumplimiento: -El retorno de los israelitas desde los cuatro extremos de la tierra (4:6-8). Esta profecía se está cumpliendo, principalmente, desde la proclamación del nuevo estado de Israel, en 1948. Profecías por cumplirse: -Las últimas batallas (4:11-13). Al igual que ya comentamos analizando profecías de Ezequiel y Zacarías, Miqueas dice que Israel saldrá victorioso en su confrontación final con muchas naciones de la tierra. -El reinado victorioso y la paz mundial que establecerá el Mesías (cap. 4 y 5). En lo que para nosotros será su segunda venida, como Rey triunfante.
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