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ACTITUDES AMBIENTALISTAS

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ACTITUDES AMBIENTALES 
 Las actitudes ambientales, son las predisposiciones a responder con 
reacciones favorables o desfavorables hacia la conservación ambiental. Al igual 
que las actitudes, no son innatas, sino que se forman a lo largo de la vida. 
Pero, para entender a las actitudes ambientales, primero, es necesario 
entender ¿Qué es una actitud? ¿En qué consisten? ¿Cuál es su estructura? 
¿Es posible evaluarlas? ¿Cómo? Éstas no son directamente observables, así 
que han de ser inferidas a partir de la conducta verbal o no verbal del sujeto. 
 Revisando la literatura, se evidencia que existen muchas definiciones de 
actitudes pero son pocas las diferencias entre unas y otras. Se pueden definir 
como “las tendencias relativamente durables de emociones, creencias y 
comportamientos orientados hacia las personas, agrupaciones, ideas, temas o 
elementos determinados” (Amorós, 2007). Entre los rasgos comunes a todas 
las definiciones se encuentran: la organización duradera de creencias, la carga 
afectiva, la predisposición a la acción y dirección a un objeto actitudinal 
 Las actitudes existen en relación a una situación u objeto determinado. Para 
que esto sea posible se requiere de la existencia de una representación 
cognoscitiva de dicha situación u objeto. La información disponible, el 
conocimiento de los objetos, las experiencias previas que se almacenan en la 
memoria, son algunos de los componentes cognoscitivos que constituyen una 
actitud. Las actitudes son los mediadores entre un estímulo y un 
comportamiento o respuesta. Son consideradas también como un proceso 
cognitivo ya que necesariamente forman parte de un proceso que incluye la 
selección, codificación e interpretación de la información proveniente del 
estímulo. 
 En las actitudes se pueden distinguir tres componentes (Rodríguez, 1991): 
 1. Componente Cognitivo: Es el conjunto de datos e información que el 
sujeto sabe acerca del objeto del cual toma su actitud. Un conocimiento 
detallado del objeto favorece la asociación al objeto. Para que exista una 
actitud, es necesario que exista también una representación cognoscitiva del 
objeto. Está formada por las percepciones y creencias hacia un objeto, así 
como por la información que tenemos sobre un objeto. Los objetos no 
conocidos o sobre los que no se posee información no pueden generar 
actitudes. 
 2. Componente Afectivo: Son las sensaciones y sentimientos que dicho 
objeto produce en el sujeto, es el sentimiento en favor o en contra de un objeto 
social. Es el componente más característico de las actitudes. El sujeto puede 
experimentar distintas experiencias con el objeto, estos pueden ser positivos o 
negativos. 
 3. Componente Conductual: Son las intenciones, disposiciones o tendencias 
hacia un objeto, es cuando surge una verdadera asociación entre objeto y 
sujeto. Es la tendencia a reaccionar hacia los objetos de una determinada 
manera. Es el componente activo de las actitudes. 
 La representación cognoscitiva puede ser vaga o errónea, en el primer caso 
el afecto relacionado con el objeto tenderá a ser poco intenso; cuando sea 
errónea no afectará para nada a la intensidad del afecto. 
Actitudes Ambientales 
 Para Febles (2001), las actitudes ambientales deben definirse como una 
"predisposición del pensamiento humano a actuar a favor o en contra del 
entorno social, con base a sus vivencias, conocimientos y valores; estas no 
solo se proyectan en una dirección determinada, también poseen un nivel de 
intensidad (fuerte o débil)". 
 Holahan (1991), las define como “aquellos sentimientos favorables o 
desfavorables que se tienen hacia alguna característica del ambiente físico o 
hacia un problema relacionado con él” (p.115). Para este autor, ellas cumplen 
una importante función psicológica al ayudar al individuo a elegir una conducta 
dentro de una amplia variedad de opciones. Por ejemplo, desde decidir dónde 
vivir en función al grado de satisfacción o insatisfacción que siente hacia el 
lugar donde habita, hasta dirigir sus acciones a favor o en contra del cuidado 
del ambiente. 
 Se sabe que el comportamiento humano es determinado por múltiples 
factores, entre los cuales las actitudes se encuentran estrechamente 
relacionadas a las conductas, además de otras variables, como los valores, el 
contexto y la personalidad (Barr, 2007). Así por ejemplo, encontramos actitudes 
que son manifestación de valores que posee la persona y con los cuales se 
identifica, como la actitud hacia los derechos humanos o hacia la conservación 
ambiental. 
 Las actitudes cumplen un papel importante en la socialización y reflejan el 
marco social y cultural dentro del cual se desenvuelve la persona. Por esta 
razón, ante un determinado objeto actitudinal, existen actitudes totalmente 
opuestas. Hay actitudes que merecen ser cambiadas para favorecer la 
formación de una buena personalidad o para contribuir al desarrollo social en 
general. Así, por ejemplo entonces, se pueden cambiar las actitudes hacia la 
protección del ambiente, el trabajo, los estudios e incluso hacia sí mismo 
(Beltrán, 2002). 
 El estudio de las actitudes resulta muy relevante para la comprensión de la 
conducta social humana por diversas razones (Briñol, Falces y Becerra, s.f.), 
algunas de las cuales se mencionan a continuación: 
 1. Las actitudes son relevantes a la hora de adquirir nuevos conocimientos 
ya que las personas asimilan y relacionan la información que reciben del 
mundo en torno a dimensiones evaluativas. 
 2. Desempeñan una serie de funciones imprescindibles a la hora de buscar, 
procesar y responder, no sólo a la información sobre el entorno, sino también a 
la relacionada con uno mismo. 
 3. Guardan una estrecha relación con nuestra conducta y, por tanto, el 
mayor y mejor conocimiento de las actitudes permitirá realizar predicciones 
más exactas sobre la conducta social humana y sobre sus cambios. Es decir, 
las actitudes influyen sobre la forma en que piensan y actúan las personas. 
 4. Permiten conectar el contexto social en el que vivimos con la conducta 
individual o, dicho de otro modo, nuestras actitudes reflejan la interiorización de 
los valores, normas y preferencias que rigen en los grupos y organizaciones a 
los que pertenecemos. De hecho, distintos grupos sociales pueden ser 
distinguidos entre sí por las actitudes diferenciales que hacia determinadas 
cuestiones o asuntos comparten los individuos que los forman. 
 5. Los cambios en las actitudes de las personas pueden cambiar el contexto. 
Si las actitudes de un gran número de personas cambian, posiblemente las 
normas sociales puedan cambiar también. Por ello, el estudio de cómo se 
adquieren y modifican las actitudes resulta esencial para comprender las bases 
de posibles cambios más amplios. 
Actitudes Hacia la Conservación del Ambiente 
 Fundamentalmente, la ciencia ha centrado su atención en dos cuestiones 
esenciales: la influencia del ambiente y las modificaciones que ha sufrido éste 
sobre las personas, sus conductas y actitudes; y la influencia de éstas sobre el 
medio, las sociedades, las grandes potencialidades de impacto del factor 
humano sobre el entorno, las conductas degradantes, las concepciones y 
modos de vida en general. Los dos enfoques investigativos tienen un 
denominador común: la relación ser humano-ambiente. 
 En los últimos 20 años, el estudio de las actitudes ambientales se ha 
convertido en un tema popular de investigación en disciplinas como la 
psicología y la sociología, por nombrar algunas. La psicología ambiental las 
reconoce como una variable determinada por múltiples factores situacionales y 
psicológicos, tales como las creencias, valores y motivaciones, entre otros 
(Barr, 2007). 
 Según como cada persona perciba la realidad, puede conducir a un nuevo 
estilo de vida, a un cambioasumido de comportamientos, tanto individuales 
como colectivas, que conduzcan a la búsqueda y aporte de soluciones, aunque 
sea a pequeña escala, a los actuales problemas ambientales. Así, la 
complejidad del ambiente y la estrecha vinculación que existe entre los 
elementos que lo conforman y la comprensión de los significados que tienen los 
lugares para las personas, permitirá tener un mayor conocimiento de esas 
relaciones a través de las actitudes que manifiestan hacia esos elementos, 
desde el punto de vista cognitivo, afectivo y conductual. Un conocimiento 
detallado favorecerá la asociación con su entorno, lo cual supone el uso 
sustentable de los recursos para la preservación de los mismos.

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