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Manual de urgencias prehospitalarias

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Manual de urgencias
prehospitalarias
Manual de urgencias prehospitalarias
Mutua de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social nº 151
Autores: Dr. Javier Gutiérrez Guisado, Medicina Interna, Hospital Asepeyo Coslada
Carlos Pérez Garri, DUE 
Beatriz López Martín, Supervisora de Enfermería Quirófano, Hospital Asepeyo Coslada
Silvia Arilla García, DUE Servicio URPO, Hospital Asepeyo Coslada�
Edición: Julio 2010
Maquetación: Dirección de Comunicación
www.asepeyo.es
Índice
1. Introducción........................................................................................................................ 5
2. Síndrome febril................................................................................................................... 7
3. Disnea aguda ..................................................................................................................... 10
4. Crisis hipertensiva.............................................................................................................. 17
5. Alteraciones neurológicas .................................................................................................. 2 1
5.1. Crisis convulsiva...........................................................................................
5.2. Paciente inconsciente ..................................................................................
5.3. Accidente cerebrovascular (ACV) ................................................................
6. Amputaciones .................................................................................................................... 37
7. Fracturas ............................................................................................................................ 40
8. Quemaduras ...................................................................................................................... 46
9. Shock hipovolémico ........................................................................................................... 52
10. Shock anafiláctico .............................................................................................................. 55
11. Crisis de ansiedad ............................................................................................................. 58
12. Dolor torácico ..................................................................................................................... 61
13. Bibliografía ......................................................................................................................... 66
14. Anexos ............................................................................................................................. 67
I- Fármacos más utilizados en la crisis hipertensiva........................................... 67
II- Etiología de las convulsiones.......................................................................... 69
III- Colocación de cánula orofaríngea (guedel) ................................................... 70
IV- Exploración neurológica................................................................................. 71
V- Escala de Glasgow ......................................................................................... 72
VI- Clasificación de las quemaduras según prof................................................. 73
VII- Características de las quemaduras .............................................................. 74
VIII- Reglas de Wallace y Lund Browder ............................................................ 75
IX- Pérdida sanguínea según fx.......................................................................... 76
X- Clasificación del shock ................................................................................... 76
XI- Aproximación a la TA mediante la toma de pulsos........................................ 76
Manual de urgencias prehospitalarias
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1. Introducción
La alteración del estado de salud de cualquier persona es considerada como una urgencia
médica que debe resolverse en el acto. Sin embargo, la definición de urgencia o
emergencia no depende de la sensación subjetiva del paciente sino del grado de lesión o
compromiso de la vida que pueda suponer para el mismo.
Por ello podemos definir urgencia como aquella demanda de asistencia sanitaria que
objetivamente puede ser demorada hasta 6 horas después de la aparición de la misma.
Esto conlleva que el paciente puede estar aguardando la asistencia durante este tiempo
sin que por ello suponga un empeoramiento de su estado o compromiso de vida. En
muchas situaciones esta espera puede ser mal recibida por el paciente, quien
subjetivamente demanda esa asistencia de forma rápida. 
Por otra parte, emergencia sería aquella situación en la que se requiere una actuación
inmediata para evitar la aparición de secuelas graves o incluso el compromiso de la vida
del paciente. En estas situaciones la asistencia debe ser en ese momento para garantizar
el mantenimiento del estado de salud, teniendo en cuenta que la presentación de la
emergencia es imprevisible. Por tanto, se requieren actuaciones inmediatas con material
y personal entrenado en este tipo de situaciones. 
En ambos casos los servicios sanitarios deben presentar una serie de características:
Accesibilidad: el servicio debe llegar a toda la población definida.
Rapidez: necesario para conseguir una asistencia competente.
Efectividad: se deben dar respuestas adecuadas con los recursos disponibles.
Eficiencia: para conseguir una asistencia de calidad. Ésta debe ser oportuna y con
bajo coste o coste adecuado a la utilidad o servicio prestado, optimizando el gasto
sanitario.
Los objetivos que debe conseguir un servicio sanitario donde se atiendan estas
situaciones son:
Disminuir la mortalidad por urgencias vitales.
Disminuir la morbilidad por procesos urgentes.
Disminuir los costes económicos.
Unificar la actuación de los servicios implicados.
Aumentar el grado de satisfacción y seguridad del usuario. 
Para conseguir estos objetivos es necesario contar con un grupo multidisciplinar adecuado
y entrenado en este tipo de situaciones ya que, al ser actividades que se deben realizar
en poco tiempo, éstas deben conocerse perfectamente para actuar de manera
protocolizada y adecuada. Del mismo modo, debe conocerse el material y medicación
específico para cada situación, así como los sistemas de comunicación, medios de
transporte y centros de evacuación, para garantizar, en caso necesario, el traslado del
paciente a un centro especializado en el menor tiempo posible con seguridad y
garantizando una comunicación eficaz que evite la pérdida de información. 
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Los pasos principales a llevar a cabo con un paciente que llega a un centro asistencial en
una situación de urgencia o emergencia serían los siguientes:
1. Evaluación primaria: donde se pretende conocer el riesgo vital del paciente y
resolver las situaciones que pueden provocar la muerte del paciente en poco
tiempo (ABC: comprobación de la vía aérea, ventilación adecuada, circulación).
2. Soporte vital: realización de técnicas y tratamientos necesarios para preservar la
vida del paciente. 
3. Evaluación secundaria: realización de una exploración más concienzuda y
completa de cabeza a pies y de delante a atrás. Con ésta se determinará la
gravedad de las lesiones y el tratamiento y cuidados necesarios. 
4. Estabilización: en este punto se deben utilizar todas las técnicas y cuidados
suficientes para mantener la vida, se realizarán las inmovilizaciones oportunas,
preparando todo lo necesario para proceder al traslado del paciente.
5. Transporte: cuando el paciente está estable se debe trasladar a un centro
hospitalario.
6. Transferencia: parte fundamental en la que se dará toda la información a un
profesional sanitario sobre el estado y actividad desarrollada con el paciente. La
información debe darse de forma ordenada y porescrito, independientemente de
que se quiera realizar de forma verbal.
Con lo expuesto anteriormente, el objetivo del presente trabajo es entrenar al personal
sanitario de los centros asistenciales ante determinadas situaciones de urgencias o
emergencias que se les pueden presentar en su trabajo diario, hasta que el paciente sea
trasladado a un centro hospitalario de mayor complejidad.
Existen distintas situaciones de alteración de la salud que pueden ser precursoras de
situaciones más complejas y comprometidas para la vida del paciente que, actuando de
una manera precoz, se pueden prevenir o permitir la realización de técnicas o tratamientos
inmediatos que eviten su aparición.
Se tratará de dar a conocer algunas de estas situaciones, recordando pautas para
reconocerlas, así como técnicas y tratamientos que se deben aplicar y los NIC
(intervenciones de enfermería) más usuales de cada una de ellas. 
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2. Síndrome febril
En los Servicios de Urgencias la fiebre es el motivo de consulta más frecuente, sobre todo
en la edad infantil. La causa más común de la fiebre son las infecciones virales agudas,
principalmente de vías respiratorias superiores.
Aunque la mayoría de los cuadros febriles tienen origen en un proceso infeccioso, hay que
recordar otros cuadros que también la producen: enfermedades inflamatorias crónicas,
tumores, origen central, temperatura ambiente, ejercicios, medicamentos, etc.
Para la población general el concepto fiebre abarca toda temperatura superior a 37ºC. En
términos clínicos:
Fiebre es la temperatura superior o igual a 38ºC tomada en la axila.
Febrícula es la que oscila entre 37 y 38ºC. 
Las temperaturas rectales son 0,5ºC más altas y las axilares 1-0,5ºC más bajas que las
orales. 
Clasificación
Según el tiempo de evolución, el síndrome febril se clasifica en: 
a.-De breve duración: < 48 horas. 
b.-De corta duración: 48 horas-7 días. 
c.-De moderada duración: 7-14 días. 
d.-De larga duración: > 14 días. 
Valoración
Cuando acude al centro sanitario un paciente que refiere fiebre o es detectada en el
centro, el personal sanitario que lo atiende debe realizar una anamnesis completa,
exploración física y pruebas complementarias que permitan determinar la causa de la
fiebre.
1. Anamnesis:
a. Antecedentes familiares: infecciones en otros miembros de la familia. 
b. Antecedentes personales: éstos deben estar referidos a la clínica o
sintomatología principal. Enfermedades previas, accidentes o intervenciones
quirúrgicas, actividades laborales, contacto con animales o alimentos no
higienizados, lugar de residencia, administración de fármacos, drogas o
vacunaciones, alergias medicamentosas, actividad sexual y viajes. 
c. Características de la fiebre: inicio, evolución y tipo. 
d. Anamnesis por aparatos: síntomas acompañantes o signos de focalidad.
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Genitourinarios
Respiratorios y cardíacos
Otorrinolaringológicos 
Abdominales
Locomotor musculoesquelético
Neurológicos
Dermatológicos
2. Exploración física:
Toma de constantes: TA, FC, T ª, FR. 
Estado general y nivel de conciencia. 
Piel y mucosas: coloración e hidratación. 
Exploración por órganos y aparatos.
3. Exploraciones complementarias: 
Si se sospecha infección del tracto urinario, se utilizará una tira reactiva de
orina que permita determinar anomalías. Si es positivo se le instaurará el
tratamiento establecido por protocolo. En pacientes diabéticos es
recomendable la realización de una glucemia capilar.
Valorar otras pruebas según los hallazgos de la exploración física.
Actitud terapéutica
1. Medidas físicas: 
Retirar la ropa de abrigo.
Mantener un ambiente fresco (21-22ºC).
Aplicación de paños fríos en axilas e ingles. 
Proporcionar una hidratación adecuada.
2. Tratamiento sintomático: 
Paracetamol: tratamiento de primera elección. Antipirético y analgésico.
Inhibe la síntesis de prostaglandinas a nivel cerebral, no es efectivo a
nivel periférico. Su acción antiinflamatoria es casi nula, pero presenta
menos efectos adversos que el ácido acetilsalicílico (AAS).
Dosis: 650-1000 mg/4-6 horas, hasta una dosis máxima de 4 gr/día.
AAS: antipirético, analgésico y antiinflamatorio. Inhibe la síntesis de
prostaglandinas. 
Dosis: 500-1000 mg/ 4-6 horas.
Otros AINES: inhiben la síntesis de prostaglandinas. Destaca el
Ibuprofeno con acción antipirética, analgésica y antiinflamatoria. Hay que
tener precaución con su efecto gastroerosivo.
Dosis: 400-600 mg/ 6-8 horas.
Si la fiebre no cede: valorar la administración de Metamizol 2 gr/IM en
dosis única.
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3. Tratamiento específico: según sospecha etiológica.
Criterios de derivación
1. Al hospital: 
A. Criterios clínicos de gravedad
-Alteración del nivel de conciencia o desorientación temporo-espacial. 
-Presencia de crisis convulsiva. 
-Hipertermia rebelde a medicación antipirética correcta. 
-Sospecha de infección bacteriana sin respuesta adecuada al tratamiento. 
-Taquipnea, hipotensión arterial y/o signos de hipoperfusión periférica.
-Factores de riesgo: inmunodeprimidos, insuficiencia cardíaca, hepática o renal.
B. Sospecha de enfermedad que precise diagnóstico y/o tratamiento
hospitalario.
C. Síndrome febril de larga duración sin foco evidente.
2. Al médico de cabecera: todos los casos no derivados al hospital.
Signos y síntomas de gravedad:
Alteraciones del nivel de conciencia. 
Hipotensión y shock.
Insuficiencia respiratoria, cardíaca o hepática. 
Convulsiones. Acidosis metabólica. 
Deterioro del estado general. 
Abdomen agudo. 
Criterios analíticos de gravedad:
Si se cuenta con una analítica de sangre o posibilidad de realizarla:
-Granulopenias < de 1000/mm. 3 
Registros de enfermería
2313. Administración intramuscular.
2304. Administración oral.
3740. Tratamiento de la fiebre.
6680. Monitorización de los signos vitales (si se cuenta con monitor).
10005. Toma de TA sistólica (si no se cuenta con monitor).
10006. Toma de TA diastólica (si no se cuenta con monitor).
10001. Realización de pruebas diagnósticas varias. Tira reactiva de orina.
10001. Realización de pruebas diagnósticas varias. Glucemia capilar (en
diabéticos).
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0960. Transporte.
4190. Punción intravenosa.
1320. Aplicación de frío/calor. Aplicación de frío en axilas e ingles.
Hoja de valoración de enfermería.
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Algoritmo de actuación
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1
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Síndrome febril 
Fase I 
Valoración 
Antecedentes familiares y 
personales 
Características de la fiebre 
Anamnesis por aparatos 
 
Exploración 
Toma de constantes 
Estado general y nivel 
de consciencia 
Piel y mucosas 
Exploración por órganos 
y aparatos 
Tira reactiva de orina 
Glucemia capilar 
(diabéticos) 
 
Fase 2 
Diagnóstico diferencial Proceso infeccioso 
Tumores 
Proceso Inflamatorio 
Origen central 
Fase 3 
Actitud terapéutica 
Retirar ropa 
Ambiente fresco 
Hidratación 
Tratamiento especifico 
Tratamiento sintomático 
 
Fase 4 
Derivación 
Llamar urgencias 
Preparar traslado 
Imprimir hoja valoración 
enfermería 
1ª elección 
Paracetamol 
650-1000mg 
c/ 4-6 horas 
Alternativa 
AAS 500 mg 
c/ 4-6 horas 
Ibuprofeno 
400-600 mg 
c/6-8 h 
Si no cede la 
fiebre 
Metamizol IM 
Dosis única 
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3. Disnea aguda 
La disnea es un síntoma que consiste en la sensación subjetiva de “falta de aire”, y que puede
expresar una respiración anormal e incómoda (laboriosa, superficial o acelerada), cuyas
características pueden variar según la causa que la produzca. No debemos olvidar que 2/3 de los
pacientes que presentan disnea, tienen causa pulmonar o cardíaca. 
Como la disnea llega a producirse en individuos normales tras ejercicio intenso o sólo moderado,
en el caso de individuos no entrenados, únicamente debe considerarse anormal cuando ocurre en
reposo o conun grado de actividad física que no deba producirla, siendo su intensidad muy variable
según la sensibilidad del paciente. 
Existen otros términos que pueden confundirse con disnea, pero que tienen significados claramente
diferentes como:
Hiperventilación: respiración por encima de las necesidades del cuerpo, excesiva y que puede
producirse por respirar demasiado, respirar superficialmente, tomar grandes bocanadas de aire…
Es un ritmo de ventilación pulmonar más rápido de lo que se necesita metabólicamente para el
intercambio de gases, produciendo un exceso de la captación de oxígeno y de la expulsión de
dióxido de carbono.
Taquipnea: aumento de la frecuencia respiratoria por encima de los valores normales (adultos:
15-20 ventilaciones por minuto, niños alrededor de 40).
Hiperpnea: respiración rápida, profunda o trabajosa que aparece normalmente durante el
ejercicio, pero también puede acompañar al dolor, fiebre, histeria y cualquier trastorno en el que
el aporte de oxígeno sea insuficiente, como ocurre en las enfermedades respiratorias,
circulatorias, ante una sepsis…
Clasificación
Disnea de esfuerzo: que aparece al realizar un esfuerzo físico. Es el tipo más frecuente.
Disnea por causa pulmonar: debida a defectos restrictivos u obstructivos.
Ortopnea: ahogo que sufren las personas con alteración en el ritmo cardíaco cuando están
acostados y les obliga a sentarse.
Disnea paroxística nocturna: ataque de ahogo repentino que aparece durante el sueño.
Llegada al centro asistencial
Todo paciente que acuda al centro asistencial con disnea de instauración aguda o con incremento
rápido de su disnea basal, necesita un diagnóstico y tratamiento urgente.
Valoración
La valoración inicial debe ir encaminada en un primer momento, a determinar si nos encontramos
ante un paciente con fallo respiratorio agudo por la presencia de criterios de gravedad. En estos
casos es imprescindible asegurar la permeabilidad de la vía aérea y garantizar una adecuada
oxigenación.
Si la disnea debuta sin criterios de gravedad, es necesario realizar una historia clínica más detallada
y estableceremos un diagnóstico diferencial que condicionará la actitud terapéutica definitiva. 
A. Anamnesis
1. Antecedentes personales
Es importante detectar la presencia de patología respiratoria o cardíaca previa, así como el
tratamiento que recibe. 
2. Edad
La edad del paciente nos puede orientar al diagnóstico de presunción, atendiendo a la mayor
frecuencia de presentación de las diferentes causas según la edad. 
a.- Lactante: cuerpo extraño, bronquioliotis, epiglotitis, laringitis.
b.- Escolar: asma, epiglotitis, crup y neumonía.
c.- Adulto joven: asma, infecciones y traumatismos.
d.- Adulto-anciano: insuficiencia cardiaca, edema agudo de pulmón (EAP), 
enfermedades crónicas, tumores.
3. Síntomas guía
Existen una serie de síntomas que pueden orientarnos hacia la posible etiología del cuadro
disneico: 
a.- Intensidad de la disnea: inespecífico.
b.- Ortopnea y disnea paroxística nocturna: cardiopatía. 
c.- Bradipnea: alteraciones del sistema nervioso central.
d.- Dolor torácico: cardiopatía isquémica, pericarditis, tromboembolismo pulmonar
(TEP), neumotórax, derrame pleural, neumonía y traumatismos. 
e.- Fiebre: infecciones. 
f.- Tos: síntoma engañoso y muy inespecífico. 
g.- Expectoración:
Purulenta (proceso infeccioso). 
Sonrosada (insuficiencia cardiaca).
Perlada (asma).
Hemática (TEP, tumores y TBC).
h.- Trastornos neuropsíquicos: cefalea, ansiedad, disminución del nivel de conciencia
indican gravedad del cuadro. 
i.- Oliguria y edemas: insuficiencia cardíaca izquierda, EPOC, cor pulmonale. 
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B. Exploración física.
1.-Constantes vitales: TA, FC, FR, Tª.
2.-Estado general:
- Nivel de conciencia.
- Signos cutáneos: palidez, cianosis central y periférica, frialdad, sudoración,
tiempo de relleno capilar. 
- Frecuencia respiratoria: bradipnea/ taquipnea. 
3.-Cabeza y cuello:
Buscar la presencia de: masas, ingurgitación yugular, enfisema subcutáneo, estridor inspiratorio /
espiratorio.
4.-Tórax:
a) Inspección:
- Uso de musculatura accesoria: Tiraje supraesternoclavicular. Tiraje intercostal.
Aumento de participación de la musculatura abdominal.
- Descoordinación tóraco-abdominal.
- Espiración larga y ruidosa.
- Deformaciones y/o inestabilidad torácica: Alteraciones de la movilidad. Heridas
penetrantes. Deformaciones postraumáticas. 
b) Palpación
- Puntos dolorosos.
- Zonas de crepitación subcutánea.
c) Auscultación:
- Pulmonar. Comparando siempre ambos hemitórax: disminución o abolición del
murmullo vesicular. Sibilancias de predominio inspiratorio/espiratorio. Estertores
crepitantes.
- Cardíaca:
Ritmo: rítmico/arrítmico.
Frecuencia cardíaca: bradicardia/taquicardia.
Otros ruidos: soplos, roces y extratonos. 
5.-Abdomen: Buscar la presencia de puntos dolorosos, defensa o distensión abdominal. 
6.-Extremidades: Valorar la presencia de pulsos periféricos. Acropaquias (engrosamiento de las
extremidades, por ejemplo los dedos en palillo de tambor).
C. Exploraciones complementarias
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Centro asistencial:
Valorar la realización de: 
a.- Pulsioximetría (si se cuenta con aparato apropiado).
b.- Electrocardiograma de 12 derivaciones.
c.- Glucemia mediante tira reactiva. 
d.- Rx de tórax 2 proyecciones (posteroanterior y lateral).
Centro hospitalario:
Además de lo anterior se realizará:
a.- Gasometría arterial. 
b.- Radiografías de tórax (PA y lateral).
c.- Hematimetría, fórmula y recuento leucocitario.
d.- Bioquímica: glucosa, urea, creatinina, Na y CPK-MB en sospecha de infarto agudo de miocardio
(IAM)/ ángor inestable. 
e.- Valorar la realización de pruebas complementarias dependiendo de la sospecha clínica:
ecocardiografía, angiografía, gammagrafía, TAC, broncoscopia. 
Criterios de gravedad y derivación hospitalaria
Presencia de al menos uno de los siguientes criterios.
Obnubilación.
Agitación psicomotriz. 
Cianosis. 
Signos de mala perfusión tisular. 
Imposibilidad de toser o hablar. 
Tiraje intercostal. Participación de musculatura accesoria. 
Incoordinación tóraco-abdominal. 
Frecuencia respiratoria > 30 r.p.m.; FC >125 l.p.m. 
Silencio auscultatorio. 
Sat O2 < 90% con oxigenoterapia. 
PO2 < 60 mmHg en Insuficiencia Respiratoria Aguda (IRA) y PO2 < 50 mmHg en
Insuficiencia Respiratoria Crónica (IRC) agudizada. 
pH < 7,25.
Todos los pacientes con criterios de gravedad, deberán ser derivados y valorados en el
servicio de urgencias del hospital, con un tratamiento que garantice el soporte vital
avanzado, filiar el origen de dicha disnea e instaurar el tratamiento definitivo en función de
la etiología. No debemos olvidar que disnea no es igual a hipoxia (hay pacientes disneicos
no hipóxicos y viceversa). 
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Actitud terapéutica
El tratamiento de este tipo de alteración dependerá de la etiología del cuadro.
Las causas más frecuentes de disnea son: 
Obstrucción de vía aérea: cuerpo extraño, angioedema, estenosis traqueal.
Patología pulmonar o pleural: EPOC, asma (crisis aguda, estatus asmático), infección de
vías respiratorias altas y bajas, neumotórax, derrame pleural, atelectasias, deformidad de
la caja torácica, traumatismo torácico: neumo-hemotórax, tórax inestable, taponamiento
cardíaco 
Patología cardiovascular: insuficiencia cardíaca secundaria a cardiopatía isquémica,
valvulopatía, cardiopatía hipertensiva, miocardiopatía alcohólica. Arritmias cardíacas.
Pericarditis y taponamiento cardíaco. Enfermedad tromboembólica. 
Otras causas: neurosis de ansiedad, alteraciones metabólicas, shock, intoxicación por
CO, anemia.
Pero independientemente de la causa existen una serie de medidas generales para todas los tipos
de disnea:
a.- Incorporar al paciente 45º.
b.- Canalización de una vía venosa periférica y/o central con suero glucosado al 5% a
ritmo de 7 gotas/minuto.
c.- Oxigenoterapia: debe de ponerse inmediatamente y no se debe demorar por la
gasometría.Como norma, poner mascarilla de efecto venturi al 24-28% en
insuficiencia respiratoria crónica (IRC) agudizada y al 50% en IRA.
d.- Intubación endotraqueal en caso de presentar alguno de los siguientes criterios:
-Apnea.
-Escala de Glasgow < 8. 
-Agotamiento físico. Trabajo respiratorio excesivo. 
-FR > 35-40 /min.
-Respiración caótica o irregular. 
-PO2< 50-60 mm Hg. Con oxigenoterapia al 50% y/o PCO2 > 50 mm Hg y pH < 7,2
en IRA. SatO2 < 90% con oxigenoterapia al 50% en IRA. 
Registros de enfermería
7680. Ayuda a la exploración.
3320. Oxigenoterapia. 
10000. Realización de ECG.
6680. Monitorización de los signos vitales (con ayuda de un monitor en caso de contar con
el o de forma manual).
10001. Realización de pruebas diagnósticas varias. Glucemia.
0960. Transporte.
4190. Punción intravenosa.
0580. Sondaje vesical
Hoja de valoración de enfermería.
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Algoritmo de actuación
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Disnea aguda 
Fase I 
Valoración 
Vías aéreas 
Anamnesis paciente o 
acompañante 
Exploración 
Signos vitales 
Estado general 
Cabeza-cuello 
Tórax 
Abdomen 
Extremidades 
Pulsioximetria, EKG, 
Glucemia 
 
 
Fase 2 
Diagnóstico diferencial 
Obstrucción vía aérea 
Patología pulmonar 
Patología cardiovascular 
 
Fase 3 
Actitud terapéutica 
Incorporar 45º 
Canalizar vía periférica 
Glucosado 5% 
Oxigenoterapia 
Entubación 
 
Fase 4 
Derivación 
Llamar a urgencias 
Preparar traslado 
Imprimir hoja valoración 
enfermería 
4. Crisis hipertensiva
La hipertensión arterial se considera una elevación anormal de la presión dentro de las arterias.
Definiéndose como tal una presión sistólica en reposo superior o igual a 140 mm. de Hg.; una
presión diastólica superior o igual a 90 mm de Hg. o la combinación de ambas.
La hipertensión arterial puede presentar ocasionalmente complicaciones agudas. Un
reconocimiento y tratamiento adecuados pueden preservar la vida del paciente.
Clasificación
Las crisis hipertensivas pueden ser ocasionadas por distintas etiologías. Es importante conocer la
etiología y saber como actuar en cada una, así:
Causa desconocida: hipertensión esencial o primaria.
Causa conocida: hipertensión secundaria. La causa puede ser una afección renal,
trastornos hormonales, uso de medicamentos como anticonceptivos orales, estrés...
Llegada al centro asistencial
Paciente que acude al centro asistencial por presentar o haber presentado momentos antes signos
y síntomas de hipertensión arterial.
Valoración
- Anamnesis:
Se realizará una anamnesis exhaustiva al paciente. Entre otros datos se le interroga sobre:
Edad.
Sexo.
Profesión y hábitos (consumo de alcohol y tabaco, ambiente familiar y laboral,
actividades recreativas...)
Factores de riesgo cardiovascular (obesidad, hábitos de vida sedentario, estrés
y el consumo excesivo de alcohol y sal).
Embarazo.
Antecedentes familiares.
Exposición a productos químicos y/o tóxicos.
Uso de medicamentos.
Presencia de enfermedades infecciosas.
- Sintomatología:
Los síntomas más normales en caso de hipertensión arterial grave (ya que la hipertensión
suele ser asintomática), son:
Cefalea, náuseas y vómitos.
Fatiga.
Disnea.
Sudoración.
Palpitaciones.
Enrojecimiento facial.
Hemorragia nasal.
Alteraciones visuales.
Crisis convulsiva.
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Exploración física:
Toma de tensión arterial en decúbito o sentado y de pie.
Auscultación pulmonar y cardiaca.
Pulsos centrales y periféricos (existencia y simetría).
Exploración abdominal por encima de los riñones en busca de zonas dolorosas.
También se realiza auscultación abdominal en busca de un ruido anormal
(señala un estrechamiento de la arteria renal).
Pruebas complementarias:
En el centro asistencial las pruebas complementarias a realizar serían un EKG (electrocardiograma)
y una tira reactiva de orina (la presencia de sangre o albúmina).
Actitud terapéutica
Cuando acude un paciente al centro asistencial con una urgencia hipertensiva T.A. diastólica > 120
mm Hg sin daño orgánico, el tratamiento debe iniciarse lo antes posible. 
Tratamiento farmacológico en centros asistenciales:
Si el paciente no está tomando ningún tratamiento para la hipertensión o es hipertenso pero no
sigue un tratamiento habitual, puede ser un tratamiento de elección preferentemente la
administración de 25 mg de Captopril por vía oral o sublingual (de acción rápida); aunque
también habría que señalar que, aunque el Nifedipino se consideraba un agente de primera línea
para el tratamiento de las crisis hipertensivas por su eficacia y su rápido efecto, a partir de 1995
diversos estudios han descrito efectos secundarios a nivel coronario, hipotensión sintomática,
arritmias, ACV e incluso muerte, por lo que se sugiere utilizar los antagonistas del calcio con
gran precaución, sobre todo a dosis altas. 
Si el paciente es hipertenso con tratamiento y ha tenido una crisis hay que tener mucho cuidado
con no producir hipotensiones bruscas que pueden cursar con taquicardias compensatorias. Se
podría aconsejar administrar 10/15 mg de Urapidilo por vía oral o bien se podría administrar 25
mg en bolo, pudiendo repetir la dosis en 5 minutos (la presentación son ampollas de 10 ml con
25 ó 50 mg). Si bien es una dosis baja, podría evitar una subida mayor de la tensión arterial al
paciente, procediendo a su traslado inmediato a un centro hospitalario.
Dentro de los fármacos más utilizados en una crisis hipertensiva se destaca (Anexo I):
Labetalol
Nitroprusiato
Nitroglicerina
Hidralacina
Sulfato de Magnesio
Tratamiento de elección para la emergencia hipertensiva:
Encefalopatía y otras alteraciones del sistema nervioso central: Labetalol o
Nitroprusiato.
Edema agudo de pulmón: Nitroglicerina o Nitroprusiato. Se debe asociar Cloruro
Mórfico.
Isquemia miocárdica: Nitroglicerina.
Feocromocitoma: Labetalol.
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HTA inducida por el embarazo: Sulfato de Magnesio más Hidralacina.
Aneurisma aórtico: Labetalol.
Criterios de derivación hospitalaria
Cuando el paciente acude con una emergencia hipertensiva que cursa con daño agudo de alguno
de los órganos diana: corazón, sistema nervioso central y riñón, se debe evacuar a un centro
hospitalario en el menor tiempo posible. Entre las alteraciones se engloban:
Encefalopatía hipertensiva
HTA maligna
Afectación del sistema nervioso central: infarto cerebral, hemorragia cerebral, y
subaracnoidea
Isquemia miocárdica: ángor o infarto
Edema agudo de pulmón (EAP)
Aneurisma disecante de aorta
Enfermedad hipertensiva del embarazo
Insuficiencia renal aguda
Registros de enfermería
2300. Administración medicación. Sublingual.
2313. Administración intramuscular.
2314. Administración Intravenosa.
3320. Oxigenoterapia.
7680. Ayuda a la exploración.
10000. Realización de ECG.
6680. Monitorización de los signos vitales.
10001. Realización de pruebas diagnósticas varias. Tira de orina
0960. Transporte.
4190. Punción intravenosa.
Hoja de valoración de enfermería.
Manual de urgencias prehospitalarias
20
Algoritmo de actuación
Manual de urgencias prehospitalarias
21
 
 
 
2
6 
 
 
 
 Administración intramuscular. 
• 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CRISIS HIPERTENSIVA
FASE IV
DERIVACIÓN
FASE 3
ACTITUD
TERAPÉUTICA
FASE 2
DIAGNÓSTICO
DIFERENCIAL
EXPLORACIÓN
FASE 1
VALORACIÓN
LLAMAR URGENCIAS
Preparar el traslado
Realizar e imprimir
Hoja de valoración Enfermería.
DURANTE LA CRISIS
Administrar O2
Canalización de via periferica
Preparar medicación
Signos vitales, sobre todo T.A.
Auscultación, busqueda de pulsos.
Tira reactiva de Orina
EKG
Anamnesis
Paciente
Acompañante
INTERVENCIÓN
ENFERMERÍA
5. Alteraciones neurológicas
Los problemas que afectan al sistema nervioso pueden provocar resultados que, en muchas
ocasiones, afectan directamente a todos los sistemas corporalesdando lugar a cambios de tipo
crónico y debilitante. Los problemas que se presentan si se detectan y tratan precozmente pueden
dar lugar a consecuencias menos lesivas.
Muchas enfermedades del sistema nervioso son de etiología desconocida y de difícil prevención.
Sin embargo, existen complicaciones que se pueden evitar o paliar si se realiza una prevención
eficaz, sobre todo evitando determinadas situaciones de riesgo.
Recordaremos conceptos para poder cuidar a pacientes que se presenten en nuestro centro con
diferentes alteraciones neurológicas.
5.1. Crisis convulsiva
Las crisis convulsivas son contracciones musculares que se suceden como consecuencia de
descargas eléctricas anormales en las neuronas cerebrales, ”no toda convulsión es epilepsia, ni
toda epilepsia se manifiesta por convulsiones”.
La etiología de las crisis convulsivas es muy variada, siendo la epilepsia la más frecuente (Anexo II). 
Las crisis representan el 1-2% de las urgencias médicas. El 44% de las atendidas en un servicio de
Urgencias son la primera crisis que aparece en un sujeto previamente sano. 
Clasificación
Atendiendo al origen anatómico y a las manifestaciones clínicas, las crisis se pueden clasificar en: 
A. Parciales o focales:
1. Simples: cursan sin alteración del nivel de conciencia. 
2. Complejas: cursan con alteraciones del nivel de conciencia. 
3. Parciales secundariamente generalizadas.
B. Generalizadas:
La alteración del nivel de conciencia suele ser el síntoma inicial y la afectación es bilateral desde el
comienzo.
La distinción entre crisis focales y generalizadas es fundamental puesto que de las primeras, un
porcentaje importante de casos, son secundarias a una enfermedad cerebral orgánica, mientras
que las segundas habitualmente son idiopáticas y/o metabólicas. 
Llegada al centro asistencial
Paciente que acude al centro asistencial por presentar o haber presentado momentos antes una
convulsión. 
Manual de urgencias prehospitalarias
22
Valoración
- Anamnesis:
Epilepsia conocida previa, factores desencadenantes (drogas, abandono del tratamiento,
alcohol, estrés, estímulos lumínicos, procesos infecciosos).
Antecedentes familiares. 
Enfermedades previas que expliquen la convulsión: cáncer, hipertensión arterial, diabetes,
insuficiencia respiratoria, hepáticas, etc. 
Traumatismos craneales previos. 
- Exposición a tóxicos: monóxido de carbono, DTT, lindano. 
- Hábitos tóxicos: alcohol, drogas. 
- Ingesta de fármacos: anticolinérgicos, antidepresivos, etc. 
- Sintomatología:
Forma de instauración, presencia de aura. 
Forma de inicio y progresión de la convulsión. 
Estado postcrítico.
- Exploración:
Constantes: F.C., T.A., Tª. y F.R. 
Piel: estigmas de venopunción, manchas café con leche. 
Cuello: rigidez de nuca, cicatrices en región anterior. 
Abdomen: hepatopatías. 
Exploración neurológica: nivel de conciencia y signos de focalidad. 
Estigmas de enfermedades sistémicas.
- Pruebas complementarias:
Glucemia capilar. 
ECG si se sospecha origen cardíaco.
Diagnóstico diferencial
Síncope. 
Trastorno disociativo (de conversión). 
Discinesias agudas. 
Síndrome extrapiramidal.
Las características que nos orientan hacia un episodio convulsivo son:
a.-Comienzo y término brusco.
b.-Duración breve (90-120 segundos).
Manual de urgencias prehospitalarias
23
c.-Alteraciones del nivel de conciencia.
d.-Movimientos sin finalidad.
e.-Falta de provocación.
f.-Estado postcrítico.
Actitud terapéutica
Las convulsiones focales requieren una actuación inmediata aunque no comprometen la
vida del paciente, ya que son de evolución espontánea y normalmente autolimitadas. 
En las convulsiones generalizadas: 
A. Durante las crisis: 
Administración de O 2 al 100% con mascarilla. 
Evitar que pueda golpearse. 
Si es posible, permeabilización y mantenimiento de las vías aéreas (insertar tubo 
de guedel si es necesario). (Ver Anexo III)
B. En estado postcrítico: 
Aplicaremos las medidas anteriores. 
Colocar al paciente en posición lateral de seguridad. 
Canalizar vía venosa con suero fisiológico. (no deben utilizarse soluciones 
glucosadas por su efecto nocivo en cerebros con sufrimiento y porque en ellas 
precipitan la difenilhidantoina y el diacepam). 
Si la crisis no se autolimita en 1-2 minutos se debe iniciar el tratamiento farmacológico.
C. Posible tratamiento farmacológico en el centro:
Las benzodiacepinas son el fármaco de elección en el tratamiento de las crisis. 
Se utilizará diacepam o midazolam.
Vías de administración por orden de factibilidad:
Vía rectal: deben diluirse 20 mg en solución salina y colocarse a unos 4-6 cm del 
ano, alcanzándose picos plasmáticos a los 10-15 minutos.
Vía IM: es una alternativa a tener en cuenta porque su absorción es de hasta el
82%, aunque la dosis debe ser de 0,2 mg/Kg.
Diacepam : IV, se diluye 1 ampolla (2 cc con 10 mg) en 8 cc de suero fisiológico y se administra a
una dosis inicial de hasta 10 mg a una velocidad máxima de 2 cc/minuto. Se puede repetir la dosis
hasta un máximo de 40 mg. 
Midazolam: IV, se administra a dosis de 0,1 mg/Kg (7 mg para un paciente de 70 Kg.). Las ampollas
son de 3 cc con 15 mg y ampollas de 5 cc con 5 mg. Preparación: la ampolla de 3 cc se diluye con
12 cc de suero fisiológico y la ampolla de 5 cc sin diluir, con lo que en ambos casos se obtiene una
dilución de 1 mg/cc y se facilita la dosificación. 
Manual de urgencias prehospitalarias
24
Otra medicación en caso de etilismo:
Tiamina: 1 ampolla (100 mg) IM. Obligada en pacientes con etilismo crónico o
desnutrición para evitar la aparición de encefalopatía de Wernicke.
Valorar la administración simultánea de Sulfato de Magnesio: (ampollas de 10 cc con 1,5
gr.) a dosis de 2 gr. IV, seguidos de 5 gr. en las siguientes 8 horas y otros 5 gr. en las
siguientes 16 horas. Las dosis deben diluirse al 50%.
Criterios de derivación hospitalaria
Todo paciente que presente una primera crisis convulsiva. 
Factor desencadenante no aclarado o que precise hospitalización por sí mismo. 
Paciente epiléptico conocido.
Crisis atípica, con características distintas a las habituales. 
Crisis repetidas. 
Lesiones traumáticas graves en el curso de la crisis. 
Circunstancias asociadas que lo justifiquen (embarazo, dificultad respiratoria)
Estatus convulsivo.
El traslado se realizará siempre con personal sanitario y preferiblemente en ambulancia
medicalizada.
Registros de enfermería 
2680 Manejo de las convulsiones
2313 Administración intramuscular.
7680. Ayuda a la exploración.
10000. Realización de ECG.
6680. Monitorización de los signos vitales.
10001. Realización de pruebas diagnósticas varias. Glucemia.
0960. Transporte.
4190. Punción intravenosa.
Hoja de valoración de enfermería.
Manual de urgencias prehospitalarias
25
Algoritmo de actuación
Manual de urgencias prehospitalarias
26
 
 
 
3
3 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CRISIS CONVULSIVA
FASE IV
DERIVACIÓN
SI CRISIS
DURA
MAS DE
1 o 2 Minutos
FASE 3
ACTITUD
TERAPÉUTICA
FASE 2
DIAGNÓSTICO
DIFERENCIAL
EXPLORACIÓN
FASE 1
VALORACIÓN
LLAMAR URGENCIAS
Preparar el traslado
Realizar e imprimir
Hoja de valoración Enfermería.
Preparar medicación
Rectal-IM-IV-
Diacepam
Midazolam
DURANTE LA CRISIS
Administrar O2
Mantener vía aérea (guedet)
Proteger autogolpes
POSTCRISIS
Colocar en posicion lateral
Canalizar vía endovenosa
C/Sol. Fisiológica.
Signos vitales
Pruebas complementarias
Glucemia capilar
ECG
Anamnesis
Paciente
Acompañante
INTERVENCIÓN
ENFERMERÍA
5.2. Paciente inconsciente
El estado de inconsciencia se define como aquella situación clínica que lleva al paciente a una
disminución del estado de alerta normal, pudiendo oscilar desde una tendencia al sueño hasta una
ausencia total de respuesta frente a estímulos externos, persistiendo únicamente una actividad
refleja residual. 
Las alteraciones del nivel de conciencia son causa frecuente de demanda de asistencia urgente,
tanto en el medio extrahospitalario como a nivel hospitalario.Este hecho junto con la gran cantidad
de procesos, muchos de ellos tratables y que pueden desembocar en este complejo sintomático,
hacen de éste un tema de gran interés. 
Del estado de alerta físico y mental que supone un nivel de conciencia normal hasta la supresión
total de dicha actividad que define el estado de coma existen multitud de estadios.
Clasificación
Según el grado de alteración del nivel de conciencia lo clasificamos en:
a).- Somnolencia: tendencia al sueño con respuesta adecuada a órdenes verbales simples y
complejas así como a estímulos dolorosos.
b).- Obnubilación: es un grado más marcado caracterizado por respuesta a órdenes verbales
simples y a estímulos dolorosos. No existe respuesta adecuada a órdenes verbales complejas.
c).- Estupor: existe una falta de respuesta a todo tipo de órdenes verbales pero una adecuada
reacción a estímulos dolorosos. 
d).- Coma profundo: ausencia de respuesta a órdenes verbales y a estímulos dolorosos, al menos
de forma correcta. 
Llegada al centro asistencial
Paciente que llega al centro asistencial con alguna alteración del estado de alerta.
Valoración
La valoración de un paciente en coma debe ir encaminada fundamentalmente a determinar el
origen estructural o metabólico del coma y a detectar aquellas situaciones que requieran un
tratamiento inmediato. En la práctica, la imposibilidad de determinar el nivel de la lesión sugiere una
causa metabólica.
Existen cinco parámetros físicos para determinar el nivel anatómico de la lesión (la escala de
Glasgow, al ser factor pronóstico, debe de utilizarse exclusivamente en el coma por traumatismo
craneoencefálico): 
A. Nivel de conciencia: es el parámetro definitorio del coma. Las afecciones hemisféricas difusas
y las alteraciones diencefálicas originan cambios en el nivel de conciencia que van desde la
somnolencia al estupor, mientras que las lesiones de tronco suelen originar coma profundo.
Manual de urgencias prehospitalarias
27
B. Respuesta pupilar: es fundamental para realizar la valoración inicial y seguir la evolución
posterior. Previamente a la valoración debemos asegurarnos que el paciente no haya recibido
colirios. Podemos encontrarnos ante:
- Pupilas isocóricas, mióticas y normorreactivas: indican encefalopatía metabólica,
intoxicación por opiáceos, intoxicación por insecticidas organo-fosforados y lesiones
diencefálicas.
- Pupila miótica unilateral: constituye un signo de alerta de herniación transtentorial y
generalmente se acompaña de ptosis palpebral, enoftalmos y anhidrosis facial homolateral
(síndrome de Claude Bernard Horner). Sugiere lesión a nivel de hipotálamo, de la cadena
simpática cervical o afección bulbomedular.
- Pupilas isocóricas en posición media (4-6 mm) y arreactivas: indican lesión
mesencefálica, protuberancial, encefalopatía anóxica o intoxicación por glutetimida o
escopolamina.
- Pupilas isocóricas, midriáticas y arreactivas: indican lesión bulbar. 
- Midriasis arreactiva unilateral: sugiere herniación del uncus temporal con afección del
tercer par. Acompañada muchas veces de ptosis palpebral.
- Reflejo cilio-espinal: consiste en la provocación de midriasis al aplicar estímulo doloroso al
paciente. Indica indemnidad del tronco del encéfalo.
C. Posición en reposo, movimientos oculares y reflejos oculocefálicos y corneal
1. Posición en reposo y movimientos oculares:
-Mirada desconjugada.
a) Lesión III par craneal con desviación de la mirada hacia fuera y abajo.
b) Lesión VI par craneal con desviación de la mirada hacia dentro.
-Mirada conjugada horizontal.
a) Desviación hacia lado contrario a la hemiparesia. La lesión se localiza en el hemisferio hacia el
que miran los ojos a excepción de algunos procesos talámicos que se comportan de forma
similar a como lo hacen los procesos protuberanciales descritos a continuación. 
b) Desviación hacia el lado de la hemiparesia. La lesión se localiza en la protuberancia en el lado
contrario al que se dirige la mirada.
-Movimientos erráticos oculares: son los llamados “ojos en Ping Pong”. Indican indemnidad del
tronco cerebral. 
-Mirada conjugada vertical: la desviación conjugada de los ojos en ese plano con imposibilidad
de dirigir la mirada hacia arriba indica lesión mesencefálica.
-Mirada fija hacia delante: indica lesión mesencefálica.
-Nistagmos convergentes y de retracción: sugieren lesión mesencefálica.
-Movimientos conjugados bruscos hacia abajo con regreso lento a la posición inicial
(bobbing ocular): sugieren lesión protuberancial.
Manual de urgencias prehospitalarias
28
2. Reflejos oculocefálicos: consisten en realizar un movimiento de rotación brusco de la cabeza
del paciente obteniéndose como respuesta normal una desviación conjugada de los ojos hacia
el lado contrario. La alteración de este reflejo indica lesión de tronco cerebral. Recordamos que
para explorar este reflejo es imprescindible que el paciente esté en coma profundo, de lo
contrario desviaría la mirada de forma voluntaria. Así mismo, debemos cerciorarnos de la
ausencia de lesión cervical traumática antes de realizar esta maniobra.
3. Reflejo corneal: consiste en la oclusión palpebral al estimular la córnea. Su presencia indica
indemnidad troncoencefálica.
D. Patrón respiratorio
- Respiración de Cheyne-Stokes: sugiere lesión diencefálica o hemisférica bilateral de origen
estructural o metabólico.
- Hiperventilación neurógena central: indica lesión mesencefálica o protuberancial alta en
ausencia de hipoxemia o acidosis severa.
- Respiración apneústica: sugiere lesión protuberancial baja. 
- Respiración de Biot o atáxica: indica lesión bulbar.
E. Respuesta motora
- Decorticación: indica lesión hemisférica difusa y/o lesión diencefálica y se caracteriza por
extensión de miembros inferiores y aducción de miembros superiores con flexión codos.
- Descerebración: indica lesión mesencefálica o protuberancial y se caracteriza por extensión
de miembros inferiores y aducción, extensión y pronación de los superiores. 
Exploraciones complementarias:
A) En los centros asistenciales se realizará a todos los pacientes:
a) Glucemia mediante tira reactiva.
b) Electrocardiograma (EKG) y monitorización (en caso de contar con aparatos de
monitorización ,aunque se puede llevar cabo utilizando el desfibrilador en la opción de
monitorización).
c) Medición de la saturación periférica de 02 mediante pulsioximetría (en caso de contar con
aparatos de oximetría).
B) En los Servicios de Urgencias Hospitalarios se realizará: 
a) Glucemia mediante tira reactiva.
b) Electrocardiograma.
c) Gasometría arterial.
d) Hematimetría con fórmula y recuento leucocitario. 
e) Bioquímica sanguínea incluyendo urea, creatinina, sodio, potasio, calcio, glucemia, AST, ALT,
CPK, amilasa y proteínas totales. 
f) Orina completa con sedimento. 
g) Radiografía de tórax.
h) TAC craneal.
Manual de urgencias prehospitalarias
29
Otras pruebas complementarias indicadas sólo en casos muy concretos son: 
a) Ecografía abdominal y/o cardíaca.
b) TAC craneal y/o toraco-abdominal.
c) Punción lumbar. 
d) Muestra de sangre y orina para estudio toxicológico.
Diagnóstico diferencial
Es necesario realizar un rápido diagnóstico diferencial con aquellos procesos que se manifiestan
con una pérdida transitoria del conocimiento bien real o ficticia, de ahí que nos basemos
fundamentalmente en datos clínicos. Entre estos procesos destacamos:
a) Los estados histéricos y el coma psicógeno. Los pacientes que los padecen suelen tener
antecedentes de episodios similares y de trastornos psiquiátricos.
b) Los simuladores. Estos pacientes generalmente simulan una pérdida de consciencia para
llamar la atención, por lo que el episodio suele acontecer generalmente en presencia de
público. En la exploración física es significativa una resistencia activa a la apertura pasiva de
los ojos.
c) Los estados postcríticos. El paciente suele presentar signos de haber sufrido una crisis
convulsiva, como mordedura lateral de la lengua e incontinencia de esfínteres. El nivel de
conciencia lorecupera espontáneamente de manera paulatina.
d) Los cuadros sincopales. En ellos la recuperación de conciencia tiene lugar de manera
rápida cuando el paciente se coloca en posición de decúbito.
Actitud terapéutica
A. Medidas generales:
1.- En ausencia de pulso y respiración espontánea monitorizar con palas e iniciar protocolo de
RCP.
2.- Permeabilización adecuada de la vía aérea.
- Para ello se aspirarán secreciones bronquiales y se asegurará una ventilación apropiada
administrando oxígeno mediante mascarilla de efecto venturi al 24%.
- De no existir respiración espontánea, se ventilará con ambú-mascarilla conectada a una
fuente de oxígeno a un flujo de 15 l/min y a un ritmo de 12-15 ventilaciones por minuto.
3.- Canalizar vía venosa periférica y/o central perfundiendo suero glucosado al 5% a un ritmo de 7
gotas/minuto.
4.- Monitorización electrocardiográfica. 
5.- Medición de la tensión arterial y frecuencia cardíaca. 
6.- Sondaje vesical y medición de diuresis. 
7.- Sondaje nasogástrico para evacuar contenido gástrico, previa intubación endotraqueal para
aislar la vía aérea.
Manual de urgencias prehospitalarias
30
B. Tratamiento farmacológico específico:
1. Si no se conoce ni se sospecha la etiología del coma se administrarán: 
a) Naloxona por vía I.V. en bolo a dosis de 0,01 mg/Kg que, para un paciente de 70 Kg equivale
a 1,5 amp. del preparado comercial.
b) Tiamina por vía I.M. a dosis de 100 mg que equivale a 1 amp. del preparado comercial de
esta sustancia. 
c) Glucosa hipertónica I.V. a dosis de 1 amp. del preparado comercial, ante hipoglucemia
comprobada.
d) Flumazenil a dosis de 0,3 mg I.V. en bolo que equivale a 3 ml de la presentación en el
mercado de este fármaco. 
De conseguir una respuesta apropiada continuaremos con bolos de 3 ml hasta un máximo de 7
dosis y posteriormente se administrará una perfusión de 25 ml de Flumazenil en 250 ml de suero
glucosado al 5% a una velocidad de infusión de 6 gotas por minuto.
2. Si se conoce la causa del coma se iniciará tratamiento específico según la patología
desencadenante. 
Registros de enfermería
2313. Administración intramuscular.
2314. Administración intravenosa.
7680. Ayuda a la exploración.
10000. Realización de ECG.
6680. Monitorización de los signos vitales.
10005. Toma de tensión arterial sistólica.
10006. Toma de tensión arterial diastólica.
10001. Realización de pruebas diagnósticas varias. Glucemia tira reactiva.
4190. Punción intravenosa.
3320. Oxigenoterapia
0580. Sondaje vesical.
1080. Sondaje nasogastrico.
3160. Aspiración de las vías aéreas.
3390. Ayuda a la ventilación.
0960. Transporte.
Hoja de valoración de enfermería.
Manual de urgencias prehospitalarias
31
Algoritmo de actuación
Manual de urgencias prehospitalarias
32 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Intervención 
sanitaria 
Fase I 
Valoración 
Nivel de consciencia 
Respuesta pupilar 
Posición. Movimientos 
oculares. Reflejos. 
 
Exploración 
Signos vitales 
Patrón respiratorio 
Respuesta motora 
EKG; Glucemia 
Pulsioximetría 
 
Fase 2 
Diagnóstico 
diferencial 
Estados histéricos 
Coma psicógeno 
Simuladores 
Estados postcríticos 
Cuados sincópales 
 
Fase 3 
Actitud 
terapéutica 
Vía 
periférica 
S.V. 
 
Fase 4 
Derivación 
Llamar a urgencias 
061/112 
Preparar traslado 
Imprimir hoja valoración de 
enfermería 
RCP 
Vías 
aéreas 
Tratamiento 
Farmacológico 
Conoce causa 
Tratamiento 
específico 
No conoce causa 
Naloxona, Tiamina 
Flumazenil 
Glucosa hipertónica 
 
5.3. Accidente cerebrovascular (ACV)
El ictus o accidente cerebrovascular se caracteriza por la muerte del tejido del cerebro (infarto
cerebral ) como consecuencia de una insuficiencia circulatoria y el consiguiente déficit de oxígeno
al cerebro .
El accidente cerebro vascular (ACV) es una patología frecuente en el área de urgencias. Supone la
tercera causa de muerte después de la enfermedad cardiovascular y el cáncer. 
Su incidencia anual es de 150 por 100.000 habitantes, siendo mayor en el varón y teniendo una
relación lineal con la edad. Su mortalidad se estima en un 9%.
La causa más frecuente del ACV es la isquemia cerebral por aterotrombosis en personas de mayor
edad, y la embolia de origen cardíaco en personas jóvenes (menos de 40 años). Otras causas
menos frecuentes son la arterioesclerosis, toma de anticonceptivos orales, el consumo de
afentaminas o cocaína, arteritis, alteraciones de la coagulación, jaquecas complicadas, el descenso
de la presión arterial a causa de una pérdida sanguínea prolongada. Del mismo modo la
hipertensión arterial (HTA) es un importante antecedente en el ACV. 
Clasificación clínico- temporal
Según el perfil clínico-temporal, los ACV se clasifican en: 
Ataque isquémico transitorio (AIT): son episodios de disminución-alteración
neurológica focal de breve duración con recuperación total del paciente en menos de 24
horas, no existiendo necrosis del parénquima cerebral. 
Déficit neurológico isquémico reversible (DNIR): cuando el déficit neurológico
desaparece en menos de cuatro semanas. 
Ictus establecido: el déficit neurológico focal es relativamente estable o evoluciona de
manera gradual hacia la mejoría, y lleva más de 24-48 horas de evolución.
Ictus progresivo o en evolución: es el que se sigue de un empeoramiento de los
síntomas focales durante las horas siguientes a su instauración.
Ante toda sospecha de ACV es imprescindible la determinación de la glucemia mediante tira
reactiva. 
Llegada al centro asistencial
Paciente que acude al centro asistencial por presentar o haber presentado signos o síntomas de
trastorno cerebral. 
Valoración inicial
El primer paso en la atención del ACV es objetivar y tratar la posible repercusión vital del mismo;
para ello valoraremos: 
1º El ABC. Es decir, vía aérea, respiración y circulación. Priorizaremos nuestra actuación
hacia la consecución de una vía aérea permeable, asegurar la ventilación y la corrección de los
trastornos circulatorios, por este orden.
Manual de urgencias prehospitalarias
33
2º Una vez asegurado el ABC, se procederá a una exploración neurológica rápida inicial
del nivel de conciencia, pupilas y movilidad. La única urgencia desde el punto de vista
neurológico a tratar de forma inmediata es la presencia de signos de herniación cerebral
(disminución de la conciencia con anisocoria pupilar (pupilas desiguales) y movimientos
anormales de decorticación (flexión de los brazos, las muñecas y los dedos con abducción de
las extremidades superiores. Extensión, rotación interna y flexión plantar de las extremidades
inferiores) o descerebración (Extensión rígida de las cuatro extremidades con hiperpronación
de los antebrazos y extensión plantar de los pies). 
3º Si no existen o se han resuelto los problemas en el ABC y no existen signos de herniación
cerebral se procederá a una evaluación del paciente más detallada y minuciosa.
Actitud diagnóstica
Historia clínica detallada:
Antecedentes: HTA, cardiopatías diversas, arritmias, ACV previos, medicación previa
(anticoagulantes, anticonceptivos orales), drogas, diabetes, claudicación intermitente,
traumatismo previo (craneoencefálico o cervical), etc.
Forma de instauración y/o de progresión. Puede orientar hacia la etiología del cuadro.
Súbita sugiere embolia, la instauración en minutos orienta hacia hemorragia y en horas
habla a favor de trombosis.”Es muy importante conocer cual es el primer síntoma o signo
que apareció en el cuadro para orientar la localización del ACV”. 
Síntomas y signos asociados: fiebre, cefaleas, palpitaciones, déficit sensorial,
capacidad visual (visión borrosa, diplopía); capacidad para pensar claramente, cambios
en el nivel de conciencia, pérdida de fuerza, estado respiratorio, afasia (dificultad para
hablar).
Exploración física general:
Toma de constantes: TA, FC, FR y Tª.
Auscultación cardiaca y carotídea.
Auscultación pulmonar . 
Exploración neurológica detallada (Anexo IV): El objetivo de estaactitud diagnóstica
es tratar de dar una aproximación etiológica y de localización del ACV. 
Pruebas complementarias:
En el centro asistencial: EKG, glucemia (con tira reactiva).
Hospitalarias: además de las anteriores, hemograma, bioquímica, estudio de la
coagulación, punción lumbar y radiografía de tórax. Valorar la realización de TAC, RNM o
gammagrafía. 
Manejo del enfermo con ACV
En general en este apartado debemos contemplar:
1. Una primera valoración por el médico del centro asistencial. 
Manual de urgencias prehospitalarias
34
2. Valoración hospitalaria. 
Sospechar ACV ante déficit focal agudo 
Valorar: ABC y nivel de conciencia (Anexo V). 
Descartar hipoglucemia, sobredosis de narcóticos u otras drogas o problemas
hidroelectrolíticos.
Tratamiento inmediato. 
Historia clínica: factores de riesgo (HTA, diabetes, tabaco, etc.) 
Exploración detallada: descartar síncope y crisis comicial.
Pruebas Complementarias: EKG; glucemia. En el hospital hemograma, bioquímica,
coagulación, Rx. de tórax ,craneal y de columna cervical. TAC craneal.
Consideraciones terapéuticas
Administración de oxígeno.
Canalización de una vía periférica y sueroterapia; si fuera preciso se administrará Manitol
IV, que actúa como agente osmótico y ayuda a reducir el edema cerebral agudo y el daño
tisular. La dosis sería: 500 cc-1000 cc de manitol 10%/ día ó 250-500 cc Manitol 20%/día.
Registros de enfermería
2313. Administración intramuscular.
2314. Administración intravenosa.
7680. Ayuda a la exploración.
10000. Realización de EKG.
3320. Oxigenoterapia.
6680. Monitorización de los signos vitales.
10005. Toma de tensión arterial sistólica.
10006 Toma de tensión arterial diastólica.
10001. Realización de pruebas diagnósticas varias. Glucemia.
0960. Transporte.
4190. Punción intravenosa.
Hoja de valoración de enfermería.
Manual de urgencias prehospitalarias
35
Algoritmo de actuación
Manual de urgencias prehospitalarias
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Intervención 
Sanitaria 
Fase I 
Valoración 
ABC 
Anamnesis paciente o 
acompañante 
 
Exploración 
 
Signos vitales 
Auscultación cardíaca 
Auscultación pulmonar 
Exploración neurológica 
EKG; Glucemia 
 
 
Fase 2 
Diagnóstico diferencial 
Hipoglucemia 
Sobredosis drogas 
P. Hidroelectrolíticos 
 
Fase 3 
Actitud 
terapéutica 
Administrar oxígeno 
Canalizar vía periférica 
Instaurar sueroterapia y 
administrar Manitol si 
precisa 
 
Fase 4 
Derivación 
Llamar a urgencias 
061/112 
Preparar traslado 
Imprimir Hoja Valoración 
Enfermería 
6. Amputaciones
La amputación es la separación aguda traumática de una parte del cuerpo, normalmente de un
miembro.
Es importante establecer el mecanismo lesional, ya que se relaciona directamente con la viabilidad
del miembro y la realización de un reimplante. Así, es más favorable un tipo de traumatismo de corte
limpio donde el mecanismo de arrancamiento está muy disminuido, no produciéndose elongaciones
de los vasos ni de los troncos nerviosos. Por este mismo motivo, el traumatismo más desfavorable
sería la amputación producida por arrancamiento.
Por último, debemos tener en cuenta que las amputaciones son lesiones que pueden conllevar una
gran pérdida de sangre y desencadenar un estado de shock.
Clasificación
Las amputaciones pueden ser: 
Completas, cuando la separación entre las dos partes es total.
Incompletas, cuando la parte seccionada no se llega a separar de la parte proximal del
miembro, permaneciendo unida por alguna estructura que por sí misma no garantiza la
viabilidad del miembro.
Llegada al centro asistencial
Paciente que es traído al centro asistencial tras sufrir traumatismo en un miembro que ha provocado
la amputación completa o incompleta del mismo. En el caso de las amputaciones completas, lo
ideal sería que llegara también la parte amputada.
Valoración
Si bien es muy importante mantener la parte amputada en las mejores condiciones, no podemos
olvidarnos de la valoración inicial del paciente, con especial atención al estado hemodinámico,
teniendo preferencia la atención sobre el paciente que sobre el miembro amputado, lógicamente.
Es muy importante conocer el mecanismo lesional y la hora en la que se produjo la lesión.
La valoración secuenciada se resume en:
¿paciente consciente o inconsciente?
¿paciente respira?
¿paciente en estado de shock?
Valoración completa buscando lesiones asociadas.
Tratamiento
Estabilización del paciente, asegurando vía aérea, respiración, y circulación (en caso de
shock iniciar tratamiento).
Lavado del muñón con suero fisiológico a chorro.
Hemostasia del muñón, valorar vendaje compresivo o clampaje de las estructuras
Manual de urgencias prehospitalarias
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vasculares sangrantes. Evitar lo máximo posible la realización de torniquetes y, si es
imprescindible, realizarlo con una banda ancha, del estilo del manguito de la tensión.
Canalizar vía venosa de grueso calibre.
Perfusión de fluidos en función del estado hemodinámico.
Reevaluación constante.
De elección prefundir cristaloides (suero fisiológico), utilizar coloides en casos de shock
hipovolémico grado III – IV.
Monitorización de constantes de forma continua o reiterativa.
Analgesia: en los centros asistenciales se pueden administrar 2 ampollas de tramadol
(adolonta) en 100 cc de suero fisiológico en perfusión lenta para evitar la complicación de
la aparición de náuseas.
Una vez estabilizado el paciente, y manteniendo la vigilancia sobre el mismo, podemos
centrarnos en preparar el miembro amputado.
Lavado con suero fisiológico a chorro del miembro amputado.
Se envuelve en compresas estériles y se introduce en una bolsa de plástico.
Posteriormente, introducir todo en otro recipiente con agua y hielo (preferiblemente
picado). Es imprescindible evitar el contacto directo entre el miembro amputado y el hielo.
La temperatura ideal a alcanzar en la bolsa que contiene el miembro es de 4ºC. En esas
condiciones el miembro tiene una viabilidad para el reimplante superior a las 10 horas.
En el caso de que se trate de una amputación incompleta:
También se realizará lavado con suero fisiológico de la zona semiamputada.
Vendaje compresivo moderado.
Alineación e inmovilización del miembro mediante una férula para evitar torsiones o
rotaciones de un segmento sobre el otro.
En cualquier caso evacuar lo más precozmente posible al centro especializado, ya que el tiempo es
un factor determinante para que la reimplantación tenga éxito.
Registros de enfermería
6680 Monitorización de signos vitales (si se cuenta con monitor. Si no se cuenta
monitorizar de forma manual: 10015 Tensión arterial, 10007 Frecuencia cardíaca).
4260 Prevención del shock.
4160 Control de hemorragias.
3680 Irrigación de heridas.
4190 Punción intravenosa (IV).
2314 Administración de medicación: intravenosa (IV).
3660 Cuidados de las heridas.
6590 Precauciones con los torniquetes neumáticos (en caso de que se coloque un
torniquete).
Hoja de valoración de enfermería.
Manual de urgencias prehospitalarias
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Algoritmo de actuación
Manual de urgencias prehospitalarias
39
 
 
 
 
 
 
 
¡Error! 
 Llegada del paciente al centro 
asistencial 
 
 
 
 ¿Consciente? 
 
NO 
¿Respira? 
 SÍ 
¿Signos de shock? 
(Frialdad, palidez, sudoración, 
relleno capilar> 2 seg., etc.) 
 
 
NO 
Abrir la vía aérea. 
¿Respira? 
 
SÍ 
 
 NO 
Lavado del muñón con SF 
SÍ 
Iniciar tratamiento shock 
hipovolémico 
NO 
INICIAR RCP 
SÍ 
Asegurar vía 
aérea 
 
 Hemostasia del muñón. 
 Vendaje compresivo/clampaje 
vascular 
 
 
 
 
Una vez estabilizado el paciente, o si 
disponen de ayuda, podemos ir 
preparando el miembro amputado 
para el traslado 
 Canalizar vía venosa periférica 
de gran calibre 
 
 
Lavar con SF el miembro amputado Perfundir líquidos dependiendo 
del estado hemodinámico. De 
elección cristaloides. Si shock 
instaurado, coloides 
 
 
Envolver con gasas estériles e 
introducir en una bolsaAnalgesia.2 amp 
tramadol 
(adolonta) en 
100 cc SF lento 
Monitorización de 
constantes contínua 
 
Introducir en recipiente con agua y 
hielo (preferible picado), ideal 4ºC de 
temperatura 
 
 
 Contactar con 112 para 
traslado a hospital de 
referencia 
 
 
 H.V.E. Traslado 
7. Fracturas
Ante la presencia de un traumatismo se tiende a buscar inmediatamente una lesión en las
estructuras óseas, pudiendo estar afectados también los músculos que circundan al hueso
lesionado y, lo que sería más comprometedor, los vasos sanguíneos y los nervios que se
encuentran en la vecindad de la fractura. Esto último sería lo que más influiría en la propia
priorización de la lesión y en su pronóstico.
Por definición, una fractura es una solución de continuidad de una cortical ósea que se ha producido
como consecuencia de una fuerza cuya intensidad ha superado la elasticidad del hueso, existiendo
múltiples tipos de fracturas.
Un capítulo aparte requeriría la atención al politraumatizado, ya que en este caso, la atención que
se administre al paciente durante la primera hora va a ser básica en sus opciones de supervivencia.
Es lo que se conoce como “la hora dorada del politrauma”. Las causas de mortalidad reversibles en
la hora de oro van a ser:
Obstrucción de la vía aérea (A)
Alteraciones de la ventilación (B)
Shock (C)
Siempre tendríamos que tener en cuenta que toda persona que haya sufrido un traumatismo severo
por encima de las clavículas tiene una posible lesión cervical hasta que no se demuestre lo
contrario. Asimismo, y como norma general, no hemos de provocar más daño del que ya exista.
Hemos de solucionar los problemas conforme los vayamos encontrando, (importante la valoración
secundaria completa), y así la secuencia lógica sería la de salvar la vida, el órgano, la función y
salvar la estética como última prioridad. Por otra parte, hemos de valorar cualquier trauma como un
proceso dinámico.
Clasificación
Existen varios tipos de fractura, que se pueden clasificar atendiendo a los siguientes factores: 
Estado de la piel.
Localización de la fractura en el propio hueso.
Trazo de la fractura.
Tipo de desviación de los fragmentos.
Mecanismo de acción del agente traumático.
Según el estado de la piel:
Fracturas cerradas: Son aquellas en las que la fractura no comunica con el exterior, ya que la piel
no ha sido dañada.
Fracturas abiertas: Son aquellas en las que se puede observar el hueso fracturado a simple vista,
es decir, existe una herida que deja los fragmentos óseos al descubierto. Unas veces, el propio
traumatismo lesiona la piel y los tejidos subyacentes antes de llegar al hueso. Otras, el hueso
fracturado actúa desde dentro, desgarrando los tejidos y la piel de modo que la fractura queda en
contacto con el exterior.
Manual de urgencias prehospitalarias
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Según su localización:
Los huesos largos se pueden dividir anatómicamente en tres partes principales: la diáfisis, las
epífisis y las metáfisis.
La diáfisis es la parte más extensa del hueso, que corresponde a su zona media.
Las epífisis son los dos extremos, más gruesos, en los que se encuentran las superficies articulares
del hueso. En ellas se insertan gran cantidad de ligamentos y tendones, que refuerzan la
articulación.
Las metáfisis son unas pequeñas zonas rectangulares comprendidas entre las epífisis y la diáfisis.
Sobre ellas se encuentra el cartílago de crecimiento de los niños.
Así, las fracturas pueden ser, según su localización:
Epifisarias (localizadas en las epífisis). Si afectan a la superficie articular, se denominan
fracturas articulares y, si aquélla no se ve afectada por el trazo de fractura, se denominan
extraarticulares.
Cuando la fractura epifisaria se produce en un niño e involucra al cartílago de crecimiento,
recibe el nombre de epifisiólisis.
Diafisarias (localizadas en la diáfisis). Pueden afectar a los tercios superior, medio o inferior. 
Metafisarias (localizadas en la metáfisis). Pueden afectar a las metáfisis superior o inferior del
hueso.
Según el trazo de la fractura:
Transversales: la línea de fractura es perpendicular al eje longitudinal del hueso. 
Oblicuas: la línea de fractura forma un ángulo mayor o menor de 90 grados con el eje
longitudinal del hueso. 
Longitudinales: la línea de fractura sigue el eje longitudinal del hueso. 
En «ala de mariposa»: existen dos líneas de fractura oblicuas, que forman ángulo entre sí y
delimitan un fragmento de forma triangular. 
Conminutas: hay múltiples líneas de fractura, con formación de numerosos fragmentos óseos.
En los niños, debido a la gran elasticidad de sus huesos, se producen dos tipos especiales de
fractura:
Incurvación diafisaria: no se evidencia ninguna fractura lineal, ya que lo que se ha producido
es un aplastamiento de las pequeñas trabéculas óseas que conforman el hueso, dando como
resultado una incurvación de la diáfisis del mismo.
En «tallo verde»: el hueso está incurvado y en su parte convexa se observa una línea de
fractura que no llega a afectar todo el espesor del hueso.
Según la desviación de los fragmentos:
Anguladas: los dos fragmentos en que ha quedado dividido el hueso a causa de la fractura
forman un ángulo.
Manual de urgencias prehospitalarias
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Con desplazamiento lateral: las dos superficies correspondientes a la línea de fractura no
quedan confrontadas entre sí, por haberse desplazado lateralmente uno o los dos fragmentos.
Acabalgadas: uno de los fragmentos queda situado sobre el otro, con lo cual se produce un
acortamiento del hueso afectado. 
Enclavadas: uno de los fragmentos ha quedado empotrado en el otro.
Según el mecanismo de producción:
Traumatismo directo: La fractura se produce en el punto sobre el cual ha actuado el agente
traumático. Por ejemplo: fractura de cúbito por un golpe fuerte en el brazo. 
Traumatismo indirecto: La fractura se produce a distancia del lugar donde ha actuado el
agente traumático. Por ejemplo: fractura del codo por una caída sobre las palmas de las manos.
Contracción muscular brusca: En deportistas y personas con un gran desarrollo muscular, se
pueden producir fracturas por arrancamiento óseo al contraerse brusca y fuertemente un
músculo determinado. Antiguamente era habitual observar fracturas de este tipo en pacientes
sometidos a electroshock
Llegada al centro asistencial
Paciente que es traído o acude por su propio pie al centro asistencial tras sufrir traumatismo que le
provoca impotencia funcional y dolor, pudiendo presentar deformidad evidente, edema o
hemorragia de mayor o menor importancia en caso de fracturas abiertas.
Valoración
Para la valoración de la importancia de las fracturas que presenta un paciente, podemos utilizar un
método de triaje basado en tres prioridades, que serían:
Prioridad 1 o lesiones vitales: incluiría aquellos traumatismos que pueden poner en peligro la vida
del paciente debido a lesiones asociadas o a la hemorragia que conllevan. En fracturas cerradas,
en función del hueso afecto, se puede realizar un cálculo aproximado del volumen sanguíneo
perdido (Anexo IX), mientras que en las fracturas abiertas el cálculo de la pérdida es mucho más
difícil e inexacto. En este grupo se incluirían:
Fracturas masivas abiertas, anfructuosas y contaminadas, que se complican con una
hemorragia abundante y con riesgo de infección.
Fracturas femorales bilaterales abiertas o cerradas que pueden comportar riesgo de
shock hipovolémico.
Fracturas pélvicas mayores.
Fracturas asociadas a lesiones vasculares, sobre todo en rodilla y codo.
Amputaciones traumáticas de extremidades, que producen una importante pérdida de
sangre en el mismo lugar del accidente.
Manual de urgencias prehospitalarias
42
Prioridad 2 o lesiones funcionales: incluyen aquellos traumatismos que no representan riesgo
vital, pero sí pueden suponer la pérdida funcional o anatómica del miembro. En las lesiones de
extremidades se aplica el axioma de que la función prevalece sobre la anatomía, tendríamos:
Fracturas abiertas.
Fracturas que ocasionen compromisovascular.
Fracturas articulares.
Prioridad 3 o lesiones simples: son el resto de fracturas, que no ocasionan ni riesgo vital ni de la
función.
Tratamiento
Aunque muchas veces los pacientes con otro tipo de patologías no van a acudir al centro
asistencial, en el caso de fracturas, nos podemos encontrar con cualquier tipo de ellas, ya que para
una gran parte de la población los centros de Asepeyo aún siguen relacionándose con expertos en
tratar este tipo de patología.
Así pues, podemos encontrarnos que se nos solicite asistencia tanto por casos de patología laboral
como por casos en que la causa no es laboral.
Por frecuencia de asistencia, lo que más se valorarán son fracturas por traumatismo sobre el
miembro superior.
La primera valoración la haremos sobre el estado hemodinámico del paciente. Un aspecto muy
importante es el alivio del dolor asociado a la fractura; así mismo hemos de valorar que no siempre
la fractura más grave va a ir acompañada de la sintomatología más llamativa.
Una vez hemos valorado el paciente, si presenta una herida, procederemos a realizar una asepsia
con un antiséptico y oclusión con gasas. Una vez tenemos “tapada” la herida, podemos pasarlo a
radiología para confirmar el diagnóstico.
Ante fracturas más graves, normalmente mal transportadas hasta el centro (vehículos particulares,
en brazos, no inmovilizados, etc.), primero tendremos que hacer una valoración exhaustiva del
paciente, comprobando que no esté en un estado de shock. Si lo está, hemos de tratar primero el
shock, y luego la fractura.
Haremos una valoración de:
los pulsos distales y el relleno capilar distal a la fractura para asegurarnos de que no haya
afectación de los vasos sanguíneos; 
la sensibilidad distal a la fractura para descartar lesiones nerviosas; aplicaremos
crioterapia (sin afectar a zonas que presenten heridas), e inmovilizaremos la zona para
evitar que posibles fragmentos óseos provoquen lesiones que hasta el momento no
existían.
Una vez valorada la fractura, el médico decidirá la conveniencia de trasladar al paciente, o tratarlo
en el propio centro, el tipo de inmovilización necesario y si es precisa la reducción de la fractura.
Manual de urgencias prehospitalarias
43
Sobre todo es muy importante recordar que ante cualquier manipulación de una fractura, hay que
recomprobar los pulsos distales, ya que puede ocurrir que al reducir una fractura éstos
desaparezcan, lo que indicaría una lesión vascular.
Registros de enfermería
4260 Prevención del shock.
4160 Control de hemorragias.
10015 Tensión Arterial.
10007 Frecuencia cardíaca.
2210Administración de analgésicos.
3660 Cuidados de las heridas.
0910 Inmovilización.
0960 Transporte.
Hoja de valoración de enfermería.
Manual de urgencias prehospitalarias
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Algoritmo de actuación
Manual de urgencias prehospitalarias
45
 
 
 
g 
 
 Llegada a centro asistencial 
 
 
 
 
 Valoración primaria 
A, B, C 
Vía aérea, 
Respiración, 
Circulación 
 
 
 
 
 ¿SHOCK? 
 
 
 
 
SÍ: 
Tratar el shock 
 
 NO: 
¿pulsos distales 
presentes y relleno 
capilar <2 
¿Shock resuelto? SÍ: 
 
 
 
 
 
 
NO: 
Asegurar vía aérea 
Aporte O2 
Vía venosa 
periférica del 
máximo calibre 
posible e 
instauración de 
sueroterapia. 
¿Shock resuelto? 
 
 
SÍ: 
¿sensibilidad distal 
conservada? 
 
 
 
NO: 
Valorar traslado a 
centro hospitalario 
tras contacto 
telefónico. 
H.V.E. 
 
 NO: 
RX. 
Alineación y tracción 
si fuera preciso. 
¿resuelto? 
 
 
 
 SÍ: 
¿Herida abierta? 
 
 
 
SÏ: 
Limpieza y desinfección 
Valorar oclusión temporal para realización de pruebas diagnósticas o 
cierre definitivo de la herida 
 
 
 
NO: 
¿deformidad 
evidente? 
 
 
 
 
 
SÍ: 
RX. 
Reducción. 
Recomprobación de pulsos y sensibilidad distales. 
¿Todo correcto? 
 
NO: 
RX. 
Inmovilización 
Valoración signos 
alarma. 
vendajes. 
H.V.E. 
 
 SÍ 
NO SÍ 
NO 
8. Quemaduras
Las quemaduras son aquellas lesiones tisulares producidas por la acción del calor, fuego,
sustancias corrosivas, electricidad, radiación o fricción en sus amplias manifestaciones y que tienen
como denominador común las alteraciones histológicas de la piel y tejidos subyacentes.
La importancia de las quemaduras viene determinada porque según estadísticas, se producen entre
500 y 900 muertos al año en España, habiendo una estimación global de 1.000 intoxicados por
inhalación de humo por año, de los cuales el 48% fallecen por intoxicación pura y el 52% restante
por intoxicación más quemaduras graves.
Imaginemos que nos llega al centro asistencial un paciente con una quemadura superficial que le
afecta a las dos piernas. ¿Será una quemadura leve o grave?
Bien, la quemadura será grave, pues, así se clasifica a las quemaduras de 1º o 2º que afectan a
más del 25% de la superficie corporal. En este caso las dos piernas sumarían el 36%.
Clasificación
1. Quemaduras de 1º grado: son quemaduras que afectan a la epidermis. Clínicamente
observamos una piel eritematosa, caliente, dolorosa, blanquea a la presión, no existen
ampollas (ejemplo: eritema solar). Suelen curarse en 3- 6 días sin cicatriz.
2. Quemaduras de 2º grado: se trata de quemaduras que afectan a la dermis. 
Superficiales: Afectan a la dermis superficial. Aparecen flictenas o ampollas, son dolorosas. La
etiología está relacionada con escaldadura, o situaciones en las que la piel ha entrado en
contacto con un objeto o líquido caliente en un espacio de tiempo breve. Suelen curar en 7-20
días. 
Profundas: Afectan a dermis papilar y reticular. Apariencia roja con áreas blanquecinas, no
existen flictenas, no duelen aunque sí tienen sensibilidad a la presión. La etiología suele estar
en relación con llama, gasolina, agentes químicos. El tiempo de curación es superior a 3
semanas con cicatriz, en la mayor parte de los casos precisarán tratamiento quirúrgico. Pueden
profundizar a quemaduras de tercer grado. 
3. Quemaduras de 3º grado: son quemaduras subdérmicas. Producidas por exposición
prolongada a cualquier agente eléctrico, químico, sólidos o líquidos a elevada temperatura. De
aspecto blanco, carbonizado, duras, no depresibles. No duelen. No curan espontáneamente,
precisando siempre tratamiento quirúrgico. 
4. Quemaduras de 4º grado: algunos autores reservan este término para las quemaduras que
sobrepasan el estrato dermoepidérmico dañando estructuras subyacentes como tendón,
músculo, cartílago, hueso. (Anexo VI)
La extensión de la quemadura se evalúa respecto a la superficie corporal total siguiendo dos reglas
principalmente:
Regla de Wallace o regla del 9%
Regla de la palma de la mano o del 1%
Las reglas más utilizadas son: la de Wallace en la que se otorga un porcentaje a cada región
anatómica, así tendríamos que el cráneo es el 9%, la espalda el 18%, el tórax y abdomen otro 18%,
cada miembro superior sería el 9%, cada miembro inferior el 18% y la zona del periné el 1%; una
variante útil para valorar bebés es la regla de Lund Browder, en la que el cráneo representa el 18%,
la espalda otro 18%, tórax y abdomen otro 18%, cada miembro superior representa el 9%, cada
miembro inferior representa el 13% y la zona perineal es el 1%. (Anexo VIII)
Manual de urgencias prehospitalarias
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Con estos datos, podemos definir una clasificación de gravedad de las quemaduras, atendiendo a
la profundidad y extensión de superficie corporal afectada:
Quemado leve:
Presenta quemaduras de primer y segundo grado menores del 15% en adultos y del 10% en niños
de la superficie corporal total.
Quemado moderado:
Presenta quemaduras de primer y segundo grado entre el 15% y el 25% en adultos y entre el 10%
y el 20% en niños de la superficie corporal.
O bien presenta quemaduras de tercer grado que abarcan entre el 3% y el 10% de la superficie
corporal, tanto en adultos como en niños.
Quemado grave:
Es todo aquel paciente que presente:
Quemaduras de primer y segundo grado en más del 25% de la superficie corporal.
Quemaduras

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