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Una nueva moda literaria: los talleres 
de escritura narrativa en castellano
Pedro CARRERO ERAS
Universidad de Alcalá
pedro.carrero@uah.es
1. Un hecho sociológico
En las últimas décadas se viene produciendo un fenómeno cultural que trasciende el ám-
bito estrictamente académico universitario. Me refiero a los talleres de escritura creativa.
Aunque hablo desde la experiencia de mi país, por lo que al idioma español se refiere, mu-
chas de las reflexiones y conclusiones pueden hacerse extensivas al ámbito hispanoameri-
cano. Además han proliferado mucho los llamados talleres de autor, que son los que, de for-
ma breve o intensiva, realizan escritores consagrados que reflexionan sobre su obra. Esa otra
dimensión merece un estudio aparte en el que por ahora no voy a entrar, centrándome en
mi labor y experiencia como profesor de talleres de escritura.
En esta comunicación me voy a referir a la escritura narrativa, que es aquel plano de la
escritura creativa al que me he dedicado últimamente, dentro de las actividades académicas
tanto regladas como de extensión universitaria de mi Universidad, la Universidad de Alca-
lá, donde existe, además, una Escuela de Escritura. Cuando hablo de actividad reglada me
refiero a aquellas asignaturas que pertenecen a los Planes de Estudios actuales de las distin-
tas carreras universitarias, tanto a los que aún se encuentran vigentes, aunque en extinción,
como a los nuevos Estudios adaptados a las líneas de homologación establecidas en el Pro-
tocolo de Bolonia. En cambio, cuando hablo de actividades académicas de extensión uni-
versitaria me refiero a todas aquellas que no pertenecen a los citados Planes, como talleres
intensivos, talleres de autor, cursos de verano, cursos para mayores u otros ciclos cuyos des-
tinatarios ya no son exclusivamente los alumnos matriculados en las distintas carreras (aun-
que estos también pueden hacerlos), sino otro tipo de alumnos, por lo general de edad más
avanzada que la de los jóvenes universitarios, y que están interesados en matricularse en es-
te tipo de talleres y actividades: trabajadores de distintas profesiones, con mucha frecuencia
relacionadas con la administración, así como personas jubiladas, amas de casa y otros sec-
tores que no pertenecen al ámbito universitario y que, por lo general, no han cursado una
carrera universitaria.
Paralelamente a las actividades de los talleres de escritura narrativa existen también otros
talleres destinados a enseñar a escribir correctamente, que se sitúan en el plano de la ense-
ñanza-aprendizaje de la expresión escrita, pero que no pertenecen al plano creativo, por lo
que no son objeto de esta comunicación. Pero he de señalar que esta necesidad, la de ex-
presarse correctamente por escrito, afecta también, inevitablemente, a los alumnos que se
matriculan en los talleres de escritura creativa y es un problema que surge a lo largo de las
clases y que requiere la intervención del profesor, pues a veces el alumno tiene dudas o ter-
mina cometiendo errores de expresión escrita que el profesor del taller de escritura narra-
tiva se ve obligado a abordar y resolver, aunque esto se salga de los objetivos primordiales
de la materia en cuestión.
2. Rastreando el fenómeno en Internet
A sabiendas de que Internet está todavía, en lo que a precisión y autenticidad se refie-
re, en su prehistoria, y que los datos que aparecen en la Red merecen ser estimados con
precaución, o, mejor dicho, con suma cautela, quizá no sea desacertado tomar como re-
ferencia lo que figura en los buscadores sobre los talleres de escritura. Así, para hacerse una
idea sobre la proliferación de los talleres de escritura basta teclear –y siempre entre comi-
llas– en el buscador de Google sintagmas como «taller de escritura», en general, o «taller
de escritura creativa» en particular o, más en concreto todavía «taller de escritura narrati-
va», que es el área que nos interesa. También buscaremos «taller de escritura poética», así
como «taller literario». Como ya sabemos que el número de entradas de una palabra o de
un sintagma es relativo, pues hay muchas entradas que se repiten (aunque el propio bus-
cador ya establece en sus mecanismos la eliminación de un buen número de las que son
reiterativas), los datos pueden servir de orientación. Y así, en la semana anterior a la pre-
sentación de la esta comunicación (mediados de julio de 2010) la búsqueda en Google de
los sintagmas anteriormente citados (e indicados previamente entre comillas), arroja, de
mayor a menor presencia, el siguiente resultado:
Taller literario 398.000 entradas
Taller de escritura 237.000 entradas
Taller de escritura creativa 48.100 entradas
Taller de escritura narrativa 46.100 entradas
Taller de escritura poética 23.000 entradas
Pero nuestra búsqueda no puede limitarse únicamente a estos sintagmas o grupos de
palabras. En la selva de posibles combinaciones surgen otros grupos, por ejemplo los que
incluyen la palabra creación, como los que enumero seguidamente:
Taller de creación literaria 1.310.000 entradas
Taller de creación poética 92.700 entradas
Taller de creación narrativa 2.890 entradas
De donde se deduce, en una primera instancia, que, cuando se trata de creación na-
rrativa es más frecuente el sintagma «taller de escritura narrativa», con 46.100 entradas, que
el de «taller de creación narrativa», que sólo arroja 2.890 entradas. Con la poesía es al re-
vés, pues «taller de escritura poética» arroja sólo 23.000 entradas frente a las 92.700 de «ta-
ller de creación poética». Quizá se pueda deducir de este dato que, cuando se piensa en
la poesía, se prefiere más el sustantivo «creación» que el sustantivo «escritura». Y no falta-
ría razón para ello si pensamos que la poesía, entendiendo como tal la que se expresa a
través de la versificación, es una de las formas más elaboradas de la creación literaria.
Otras combinaciones o grupos de palabras pueden utilizarse para rastrear el mundo de
los talleres de escritura, como «aprender a escribir», que arroja 102.000 resultados (pero
ahí se incluye también a aprender a escribir con corrección), o «aprender a escribir una
novela» (que posee 39.500 entradas), o «aprender a escribir un cuento», con 19.500. Tam-
bién se pueden buscar estos sintagmas eliminando el verbo aprender, o sustituyendo cuento
o novela por relato. Así, si tecleamos «escribir una novela» nos encontramos con una can-
tidad muy significativa: 491.000 resultados, mientras que «escribir un cuento» posee
139.000 entradas. El sintagma, más técnico, de «escribir un relato» arroja ya una cifra me-
nor: 59.700 resultados, pero nada desdeñable.
También podemos sustituir la palabra taller por la palabra curso, e indagar tanto en «cur-
so de creación» como en «curso de escritura», sintagmas a los que se les puede añadir los
correspondientes adjetivos de los géneros narrativo y poético, pero los resultados no son tan
numerosos ni llamativos, salvo en el grupo de palabras «curso de creación literaria», que
arroja la cantidad de 250.000 entradas. El que, por ejemplo, «curso de creación narrativa»
arroje sólo 452 resultados o «curso de escritura narrativa» tenga la también modesta cifra de
4.400 puede ser indicativo de que para este tipo de actividad creativa se prefiere más la pa-
 Pedro CARRERO ERAS
Una nueva moda literaria: los talleres de escritura narrativa en castellano 
labra taller que la palabra curso. También podemos buscar por seminario, pero en este caso, si
lo unimos a la creación o escritura poética o narrativa los resultados son muy bajos. En con-
secuencia, y como el objeto de esta comunicación es hablar, en concreto, de los talleres de
escritura narrativa, no voy a seguir mostrando otras posibles combinaciones. 
Volviendo a todas las ya indicadas y sus entradas en Google, conviene tener presente que
es muy variopinta, como sabemos, la condición de cada una de las entradas, pues lo mismo
hace referencia a la denominación de un centro o escuela (pública o privada) dedicados a la
enseñanza de la escritura narrativa,que al título de un curso o taller en concreto, que al tí-
tulo de un libro o un estudio relacionado con esa materia, o, simplemente, a la cita frag-
mentaria de un texto, por ejemplo, un libro digitalizado, en que aparecen citadas esas com-
binaciones o grupos de palabras, por no hablar de otros casos. También hay que considerar
que entre todos los grupos y combinaciones que hemos expuesto hay un gran contingen-
te de entradas comunes, pues curso puede ser automáticamente traducido como taller o a la
inversa. En definitiva, los talleres de escritura narrativa tienen su propia red de subdivisio-
nes y ramificaciones, que tienen que ver con los distintos subgéneros literarios, contingen-
te de sintagmas en el que un gran número de adjetivos entran en funcionamiento, como
«taller de cuento infantil» o «taller de cuento fantástico» o «taller de novela de terror», etc.
3. La irrupción del término “taller” en el ámbito universitario
No quiero seguir adelante sin hacer una breve referencia al término taller. Sin duda por
la orientación práctica, equivalente al de seminario. En este sentido, la creación artística tie-
ne mucho de investigación previa, por lo que creo que creación e investigación se dan la
mano cuando hablamos de talleres de escritura. 
A lo largo de los años he visto, no sin cierta sorpresa, cómo poco a poco iba intro-
duciéndose el término taller en las actividades docentes universitarias, tanto regladas, co-
mo en las de extensión universitaria, y no solamente referido al tema de la escritura, si-
no abarcando muchas disciplinas y actividades de distintas áreas. Muy probablemente en
ello han tenido los pedagogos su protagonismo. Si atendemos a la polisemia de la pala-
bra, y seguimos lo indicado en el Diccionario del español actual, de Manuel Seco, la acep-
ción más genérica habla de «lugar destinado a la realización de un trabajo manual», mien-
tras que la segunda acepción nos habla ya de «lugar destinado a la enseñanza de deter-
minadas actividades artísticas, especialmente teatro o literatura»1, acepción que se ilustra
con una cita de la revista Primer Acto de diciembre de 1969, que hace referencia a un gru-
po de teatro denominado “Taller cero”2. Sin embargo, fijémonos bien que habla de «lu-
gar» y no hay testimonios de la acepción «curso», lo que es indicativo de lo moderno que
es tanto el grupo de palabras «taller de escritura» como el significado más extendido
equivalente a «curso».
Es bastante significativo que, si buscamos en el Banco de Datos de la página web de la
Real Academia Española, en el CORDE (Corpus diacrónico del español) no figuran refe-
rencias a «taller de escritura». Como es sabido, este es el corpus histórico, que abarca des-
de los primeros testimonios de los inicios del español hasta 1975. En cambio, en el CREA
(Corpus de referencia del español actual) aparecen 9 testimonios de esta concordancia sintag-
mática. Por orden cronológico, hay dos testimonios de la prensa española del año 1986,
otro de prensa española de 1990, otro de prensa española de 1995, dos casos de prensa de
Chile de 1998, uno de prensa de Uruguay de 2001, otro de 2002 de prensa española, y
1 Manuel SECO, Olimpia ANDRÉS y Gabino RAMOS, Diccionario del español actual, Madrid, Aguilar, 1999, sub voce «taller». 
2 Primer Acto, 115 (diciembre de 1969): p. 65. 
otro de 2003 de prensa de Venezuela3. Por otro lado, no existen casos registrados en este
banco de datos para «taller de escritura narrativa», que hubieran aparecido también sim-
plemente con teclear «taller de escritura». Aunque sólo se trata de una muestra, los ejem-
plos son indicativos de que el sintagma «taller de escritura» es de creación y uso reciente,
es decir, de estas últimas décadas, desde finales del siglo pasado hasta nuestros días. 
Indudablemente, del término de actividad manual, y, por consiguiente, técnica y prác-
tica que tenía en su origen taller, se ha pasado después a utilizarlo para otras actividades que
requieren también mucha práctica, pero no necesariamente manualidad. Ya existía taller pa-
ra el de un artista, por ejemplo, el de un pintor, acepción que también está registrada en el
citado Diccionario de Manuel Seco. Precisamente, la acepción para las Humanidades, y, en
concreto, para la actividad literaria, se va configurando a través de otras actividades artísti-
cas, como el teatro o la danza4.
4. Una cuestión esencial: el método
Centrémonos ya en la escritura narrativa. En primer lugar nos asalta la siguiente pre-
gunta: ¿es posible enseñar a escribir obras de ficción? Es una pregunta retórica, que solo
puede tener una respuesta afirmativa, al margen de todos los problemas que esa labor con-
lleva. Sería muy original por mi parte decir: «es prácticamente imposible enseñar a escri-
bir relatos», pero sería un contrasentido, porque además de estar impartiendo talleres de
escritura narrativa soy autor de un extenso manual de más de cuatrocientas páginas que se
titula El arte de narrar. Taller de escritura narrativa, publicado a fines de 20095.
La inmensa mayoría de los escritores no han pasado antes por un taller de escritura. Al
máximo, han recibido clases de literatura, y se les ha recomendado u obligado a leer de-
terminadas obras. Otros, ni siquiera han recibido esa formación, pues cursaron otros estu-
dios, y muchos ni llegaron a tener o culminar estudios universitarios. Sabemos, además, que
la lectura es la mejor preparación para quien quiere dedicarse al oficio de escribir. De ahí,
del mundo de la ficción, se conocen asuntos, argumentos y temas que afectan al plano del
significado, y se aprenden recursos y procedimientos narrativos (como el punto de vista,
por ejemplo) que afectan al plano del significante. Después, la propia experiencia vital del
escritor en ciernes le conduce hacia el tratamiento de determinados asuntos. No hay me-
jor escuela para el escritor de narraciones que aquella en la que se conjugan vida y litera-
tura. Y dejo a un lado lo de las cualidades innatas de cada uno, que tanto suele ponerse en
relación con eso que se llama un tanto misteriosamente la inspiración, pues ahí entramos
en un terreno difícilmente mesurable y resbaladizo. La inspiración en estado puro no exis-
te si no va acompañada de ese previo bagaje de lecturas, reflexiones, y experiencias. La ins-
piración se trabaja también y llega con la práctica.
Pero si bien es verdad que un escritor se hace a sí mismo, es un hecho de nuestro tiem-
 Pedro CARRERO ERAS
3 Real Academia Española, Banco de datos (CREA), Corpus de referencia del español actual, [en línea], http://www.rae.es
(fecha de consulta: 23-IV-2010).
4 A título de anécdota diré que la obsesión por los talleres ha tenido tal impacto en la sociedad que hasta el bar de un
pueblo de una provincia cercana a Madrid, sigue ostentando, aunque está cerrado, el siguiente letrero en su escaparate:
«Taller de copas».
5 Pedro CARRERO ERAS, El arte de narrar. Taller de escritura narrativa, Valencia, Tirant lo Blanch, 2009. De la bibliogra-
fía consultada señalo estas obras fundamentales: María Dolores DE ASÍS GARROTE, Formas de comunicación en la narrativa,
Madrid, Fundamentos, 1988; Fernando GÓMEZ REDONDO, Curso de iniciación a la escritura narrativa, Alcalá de Henares,
Universidad de Alcalá de Henares, 2008; Fernando LÁZARO CARRETER, Diccionario de términos filológicos, Madrid, Gredos,
1974, 3ª ed.; Angelo MARCHESE y Joaquín FORRADELLAS, Diccionario de retórica, crítica y terminología literaria, Barcelona, Ariel,
1994, 4ª ed.; Carlos REIS y Ana Cristina LOPES, Diccionario de narratología, Salamanca, Colegio de España, 1995.
Una nueva moda literaria: los talleres de escritura narrativa en castellano
po la proliferación de las Escuelas de Escritura, así como los talleres de escritura creativa.
Alguna efectividad deben tener. Si es posible enseñar literatura, también lo es enseñar a es-
cribir relatos, aunque resulte más complicado. Hay algo en común entre la enseñanza de la
literatura y el taller de escritura narrativa: la utilización de un texto literario,sin el cual la
enseñanza tanto en una como en otra dimensión carece de sentido. Pero si en la enseñan-
za de la literatura el objeto de la atención es el texto ajeno, por lo general el de un autor
consagrado, en el taller de escritura narrativa el análisis debe centrarse en el texto creado
por el alumno y, en ocasiones, en el del propio profesor, que reflexiona sobre el acto de
creación desde sus propios textos.
Para conseguir que el alumno escriba un texto, la orientación del taller de escritura
debe ser intensamente teórico-práctica. 
Sucede así que en el momento de dedicarse a la impartición de talleres de escritura
narrativa, una transformación esencial se debe producir en aquellos profesores que, co-
mo el que suscribe esta comunicación, proceden del área de conocimiento denominada
«Literatura española», y lo mismo afecta a los de «Teoría de la Literatura». Esa transfor-
mación consiste en que si hasta el momento una obra narrativa –llámese microrrelato o
cuento muy breve, cuento propiamente dicho, novela corta y novela– era enfocada me-
diante una exposición, un análisis y una reflexión, el taller de escritura narrativa debe
orientarse como un semillero de ideas válidas que, partiendo de esos análisis, sirvan para
la creación de un relato de ficción como los que acabo de mencionar. Se trata de traba-
jar tanto en el plano del significado como del significante, es decir, tanto en el plano del
asunto o argumento como en el que tiene que ver con las formas y recursos expresivos.
El salto, por consiguiente, es considerable, y de ahí la necesidad de que la combinación
de teoría y práctica sea muy intensa. Esta actividad implica la explicación teórica de for-
mas y procedimientos de la creación literaria, su análisis y reflexión, con la utilización de
textos de escritores (e incluso, como he señalado antes, con textos de creación del pro-
pio profesor), pero el objetivo final, sin el cual el taller de escritura carece de sentido, es
conseguir que el alumno escriba, es decir, que se convierta en creador.
Por lo general, en la escasa bibliografía existente sobre los talleres de escritura narra-
tiva se echa de menos un método que permita conseguir los objetivos antes expuestos.
Existen publicaciones con demasiadas formulaciones teóricas y escaso desarrollo de ejer-
cicios prácticos, que aproximan más esos textos a planteamientos y descripciones propias
de la teoría de la literatura. Además, un lenguaje y un planteamiento excesivamente téc-
nicos, más que conseguir la aceptación y la comprensión del alumno de taller de escri-
tura narrativa puede causar su incomprensión y su rechazo. A mi entender, para que el
taller de escritura narrativa tenga unos efectos positivos (y el último de esos efectos es que
el alumno adquiera conciencia y hábitos de escritor), el profesor debe armonizar el con-
tingente de tecnicismos que nos ofrece la teoría y crítica literarias con unas grandes do-
sis de capacidad de explicación y divulgación. Divulgar no es, en modo alguno, triviali-
zar o solapar los conocimientos, sino hacerlos más accesibles, y eso se consigue con un
método que presente con claridad y transparencia asuntos y procedimientos, de forma
que cualquier término técnico, voz poco usada o palabra con significado especial no se
utilicen sin ofrecer el profesor, al mismo tiempo, una explicación. De la misma manera
que enseñar a escribir correctamente no supone en modo alguno minusvalorar la Gra-
mática o la Ortografía, sino todo lo contrario, enseñar a escribir relatos tampoco signifi-
ca olvidar o desvirtuar la teoría y crítica literarias, pero sí hacerlas más próximas, sin dar
ningún término por sabido. Y esto, que es de rigor para el desarrollo de las clases, debe
reflejarse también en los manuales sobre talleres de escritura narrativa.

El saber académico debe salir al exterior y adaptarse, pues el alumno de los talleres de
escritura, como ya señalé al principio, procede de diferentes niveles de cultura, prepara-
ción y formación. Es, en definitiva, un público muy variopinto, no siempre procedente
del ámbito de la Filología Hispánica o de los nuevos Estudios Hispánicos.
A continuación enumero algunos de los contenidos teóricos de un taller de escritura
narrativa que pueden exponerse y estudiarse a lo largo de las clases y que siempre deben
ir acompañados de ejercicios prácticos: la selección y la combinación en el proceso de la
creación literaria; la narración: concepto y características generales; diversas formas na-
rrativas por la extensión: el microrrelato, el cuento, la novela corta y la novela; la distin-
ción entre argumento y tema; la cuestión de los títulos y los prólogos; concepto de es-
tructura y aspectos generales de la estructura del relato; la acción y el tiempo; la visión
retrospectiva, flash-back o analepsis; la prolepsis o anticipación; la elipsis u omisión de he-
chos; la pausa; la perspectiva narrativa; la distinción entre el estilo directo, indirecto e in-
directo-libre; la distinción entre autor y narrador; la distinción entre lector y narratario;
consideraciones sobre el recurso del manuscrito hallado; el uso de las personas gramati-
cales en la perspectiva narrativa; el uso de la tercera persona como punto de vista; la om-
nisciencia; el narrador autoral; el uso de la primera persona como punto de vista; el uso
de la segunda persona como destinataria; el monológo interior y el flujo de conciencia;
la plurivocidad o perspectiva de varios narradores; el uso de los tiempos y modos verba-
les en la narración; las perspectivas en pasado, presente y futuro; las actitudes del narra-
dor; la intrusión del narrador; las digresiones en el relato; los juicios de valor del narra-
dor sobre asuntos y personajes; la cuestión del suspense, lo inesperado y la intriga; el re-
curso de lo autobiográfico; la distinción entre autobiografismo y experiencia; el arte de
los detalles; las descripciones; la documentación sobre ambientes, hechos y personajes; el
culturalismo en la narración; la creación de personajes; diferentes personajes según su im-
portancia o incidencia en el relato; procedimientos para construir un personaje; el retra-
to; el concepto de función y el concepto de actante…
Al objeto de que todos estos conocimientos –que, como ya he señalado, deben ser ex-
puestos con la máxima claridad– tengan un resultado positivo para el alumno, y dentro de
esa necesaria y constante combinación de teoría y práctica, las exposiciones de los temas
citados deben ir ilustradas con ejemplos de autores (y no sólo de la literatura hispánica) y
con otros ejemplos que ha construido el propio profesor. Además, se plantearán ejercicios,
es decir, argumentos para escribir relatos cortos de una extensión variable. En esta labor
también el profesor de taller de escritura narrativa se verá implicando, ofreciendo algún de
tipo de desarrollo del ejercicio de creación que se ha propuesto, pero simplemente como
orientación, no como un dogma, pretensión que, evidentemente, resultaría absurda. Si ya
lo dogmático, en cualquier otro tipo de actividad intelectual, resulta discutible, lo es mu-
cho más en el terreno de la enseñanza de la escritura creativa. El profesor debe abordar
con suma cautela el análisis y la crítica de los ejercicios de sus alumnos, e incluso practi-
car la sana costumbre de la autocrítica sobre sus propios ejercicios. 
5. Los talleres de escritura narrativa: ¿una especie de terapia? El autobiografismo
Parto de la base de que toda actividad creativa, ya sea manual o intelectual (o las dos
cosas a la vez) posee una función benéfica y liberadora para quien la practica. De hecho,
alguno de los talleres de escritura hallado entre las citas del CREA se orienta en este sen-
tido6. Además, la creación artística, incluida la literaria, es uno de los mayores actos de
 Pedro CARRERO ERAS
6 La relación de un taller de escritura con el mundo de la psicología e incluso con el de la terapia la vemos reflejada
en el citado ejemplo, extraído de una entrevista que se le hace al director de cine italianoAlessandro D’Alatri, cuando
Una nueva moda literaria: los talleres de escritura narrativa en castellano
libertad posibles: este concepto no lo considero baladí, sino una base fundamental que
debe presidir el desarrollo de un taller de escritura narrativa.
Si me planteo estas cuestiones es porque en los talleres de escritura narrativa que he im-
partido observo que, con frecuencia, la clase se convierte en una especie de espontánea psi-
coterapia de grupo. Por supuesto, se trata de un efecto colateral, no de algo buscado ni me-
todológicamente desarrollado, pues no es el caso. Con ello me estoy refiriendo tanto a la
lectura en voz alta como al análisis y comentarios de los ejercicios de los alumnos, proceso
que incluye los comentarios que los propios alumnos hacen sobre los textos escritos por sus
compañeros.
Todos estos mecanismos inherentes al desarrollo metodológico, eminentemente prácti-
co, de los talleres de escritura, están muy relacionados con la frecuente propensión al auto-
biografismo del escritor en ciernes. El autobiografismo es un buen comienzo, aunque es
evidente que el escritor avezado –en este caso, el creador de relatos– es el que consigue cre-
ar personajes y hechos independientes, exentos, dotados de vida propia, con independen-
cia de que reflejen o no aspectos de la experiencia vital del autor.
El alumno de taller de escritura narrativa nos cuenta su propia historia, manifestándose
esa tendencia autobiográfica. Si planteo ejercicios, como, por ejemplo, el relato de una ci-
ta se supone que amorosa o preamorosa con otra persona, encuentro que se anuncia com-
plicado, puesto que el protagonista del relato sufre un feroz catarro, y sea cual sea la pers-
pectiva narrativa que se haya indicado –la tercera, la primera o el tú narratario que es el
propio narrador– lo cierto es que el alumno deja traslucir en su ejercicio datos biográficos.
Tanto es así que, a veces, aunque el relato esté estructurado en tercera persona, al alumno
puede llegar a escapársele, sin percibirlo él mismo –es decir, sin que se trate de una varian-
te de estilo– el uso de la primera persona como perspectiva narrativa.
6. El profesor del taller de escritura narrativa como autor: un ejemplo
Considero fundamental, para un buen resultado de los objetivos previstos, la implica-
ción del profesor de taller de escritura narrativa como creador, y la presentación de sus pro-
pios textos ante los alumnos como campo de análisis y reflexión (en lo que no debe faltar,
como ya he indicado, la autocrítica). En el campo de la creación no se funciona como en
una clase de literatura, en la que, a la hora de analizar la figura, la obra y las características
de un determinado autor, sin olvidar el momento histórico y las tendencias artísticas en las
que se inscribe, se opera con elementos más o menos objetivos que el profesor debe ofre-
cer con extrema claridad. En cambio, es evidente que lo creado por el profesor sobre un
ejercicio propuesto en la clase de taller de escritura no tiene que interpretarse en términos
de exactitud. La creación del profesor en una clase de taller de escritura no es una «res-
puesta» –por ejemplo, como cuando decimos que tal escritor es naturalista o modernista–,
sino un ejercicio más que, como los de sus alumnos, debe ser considerado con cautela. Es,
en definitiva, otra forma de enseñanza, donde el dogma no existe y donde, en todo caso,
solo pueden figurar las recomendaciones. 

habla de su segunda película, titulada Sin piel. Naturalmente, sin llegar a los extremos de enfermedades mentales, el taller
de escritura puede tener un efecto benéfico para alumnos normales: «Al igual que la cineasta italiana Francesca Archibu-
gi traía el año pasado a nuestras pantallas La gran calabaza, acerca de personas “diferentes” y el tratamiento humanista de
personas afectadas de alteraciones nerviosas, D’Alatri aborda en [su película] Sin piel un tema semejante […] tras haber
realizado trabajos de voluntariado en una comunidad terapéutica para psicóticos. Sobre esta experiencia cuenta: “Cuan-
do comencé a acercarme a este tema, decidiendo trabajar como voluntario en el taller de escritura de una comunidad te-
rapéutica de psicóticos muy jóvenes, dispuse de dos “guías” que me dirigieron por un mundo en el que no se puede ca-
minar en solitario”» (“Alessandro D’Alatri habla de su segunda película, Sin piel”, en El Mundo, 17-VI-1995).
 Pedro CARRERO ERAS
Veamos un ejemplo, escrito por mí para orientación del alumno, y en el que también
cabe rastrear –lo confieso– lo autobiográfico. En la parte dedicada a la creación de per-
sonajes propongo al alumno el siguiente argumento: «Trazar el retrato del líder de un
grupo de amigos. Utilizar la primera persona y el tiempo en pasado». Y una vez que los
alumnos lo han desarrollado, lo han entregado y llega el momento de su lectura y análi-
sis, este es el que yo ofrezco como posible comienzo del citado argumento:
Fernando era el cabecilla del grupo, de la pandilla de Gijón. Tenía un inconfundible aire de inte-
lectual, con su barba y sus gafas de montura moderna. Él decidía cuándo y dónde había que reu-
nirse. Ejercía sobre las chicas de la pandilla una especie de ascendencia intelectual y afectiva que le
permitía tener con ellas ciertas familiaridades, como achucharlas amistosamente o acariciarles una
rodilla. Mientras las estrujaba con su abrazo, hablaba con una entonación suave y melosa, y nos
miraba a los demás en corro, con un brillo de satisfacción casi beatífica en los ojos. Ellas lo enten-
dían como un juego sin malicia alguna, y le dejaban hacer. Era muy inteligente, jugaba a ser afec-
tuoso y sencillo, sabía serlo y todos le queríamos. Sin embargo, al cabo del tiempo, y contem-
plando ahora las cosas con una cierta distancia, pienso que un ego insaciable le llevaba a controlar
los más mínimos movimientos de los integrantes del grupo, y que nadie, en realidad, se atrevía a
contradecirle. Su vanidad se alimentaba también de su aparente modestia, y esa disposición le per-
mitía actuar conforme a sus objetivos y caprichos. Él era quien llevaba las cosas de tal forma que,
si nos sentábamos en un restaurante, decidía qué era lo que había que pedir y qué era lo que no
había que pedir… De alguna forma, yo le envidiaba, sobre todo por esa soltura que se gastaba con
las chicas del grupo, destreza que yo, al ser más atormentado y sombrío, no conseguía alcanzar…
A mí se me notaba más la tensión, y seguro que las chicas jamás me hubieran permitido esas efu-
siones que Fernando derrochaba con total naturalidad
Este comienzo de ejercicio sirve al profesor para reflexionar ‘desde dentro’ de la cre-
ación literaria. Su lectura, análisis y comentario crítico deben seguir a la lectura, análisis
y comentario de los trabajos de los alumnos. Es una forma de completar el desarrollo te-
órico-práctico. Así, no sólo se hablará de la perspectiva en primera persona y de los efec-
tos que este uso tiene en la caracterización del personaje que habla, sino también del em-
pleo de determinada adjetivación para caracterizar al personaje del que se habla. Tam-
bién se pondrá énfasis en el procedimiento del retrato, pues en este fragmento existe un
retrato tanto del personaje aludido, el líder del grupo, como del personaje-narrador, que
«vacía» su interior y se compromete en las descripciones que ofrece. Pero la autocrítica
tampoco estará ausente de los comentarios que surgen al hilo del análisis de este ejerci-
cio: por ejemplo, el hecho de que, desde el punto de vista estilístico, no es muy reco-
mendable haber repetido la palabra «intelectual» en dos oraciones contiguas. 
Resumen: La presente comunicación aborda una nueva moda literaria en el ámbito de la cultura hispánica: la prolifera-
ción de los talleres de escritura narrativa. En este trabajo se analizan y estudian los siguientes aspectos: el rastreo cronoló-
gico y el valor semántico de sintagmas como ‘taller de escritura’ y ‘taller de escritura narrativa’ a través de los buscadores
de internet y de otras fuentes; lacuestión del método para un desarrollo eficaz de las clases de taller de escritura narrati-
va; la importancia del método teórico-práctico, que incluye también trabajos del profesor; el abandono de lo dogmático,
pero sin excluir algunas recomendaciones.
Palabras clave: moda literaria, taller de escritura narrativa, método.
Abstract: This communication enters a new literary trend in the field of Hispanic culture: the proliferation of narrative
writing workshops. In this paper we analyze and study the following aspects: chronological development and semantic
value of phrases like ‘writing workshop’ and ‘narrative writing workshop’ through Internet search engines and other
sources, the question of method for the effective development of narrative writing workshop lessons, the importance of
theoretical and practical methodology which also includes some teacher’s works, and the rejection of dogmatism though
not excluding certain recommendations. 
Keywords: literary trend, narrative writing workshop, method.

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