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ACTITUD POSITIVA

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ACTITUD POSITIVA
La actitud positiva es una manera motivadora y saludable de enfrentar la vida y abordar cada situación de la realidad cotidiana con esperanza, confianza y optimismo. Es una realidad que es conveniente en todas las etapas: desde edad temprana para ir inculcándoles motivación y mentalidad positiva a los niños hasta en la vejez, siempre con la intención de vivir más y mejor.
Con buen ánimo, apertura mental y una mirada inspiradora se pueden sobrellevar mejor las adversidades, aprender de los errores y, así, el día a día se torna más agradable, provechoso y estimulante. Hay que tener en claro que cultivar una actitud positiva no libra a nadie de los problemas pero sí ayuda a vivir con alegría, entusiasmo, menos estrés y más bienestar.
Para conseguir paz interior y sentirse bien con uno mismo es conveniente rodearse de gente que transmita energía positiva, fortalecer la autoestima, hacer que prevalezca el buen humor, sonreír, trazarse metas y buscar siempre la felicidad.
Si tienes solo unos segundos, lee estos puntos claves:
· Desarrollar una actitud positiva involucra autoconocimiento, eliminar pensamientos negativos y concentrarse en aspectos positivos de situaciones y circunstancias.
· Practicar gratitud, mantenerse activo, cuidar la vida social y tener rutinas de meditación pueden contribuir a una vida saludable y larga.
· Vivir de manera ordenada y saludable, dar espacio al ocio, adoptar hábitos saludables y ocuparse de uno mismo tanto física como mentalmente, son prácticas clave para desarrollar una actitud positiva.
Claves para desarrollar una actitud positiva
Para desarrollar una actitud positiva hay que hacer un trabajo profundo de autoconocimiento, programar favorablemente a la mente para librarla de pensamientos negativos y enfocarse siempre en la parte linda, benigna y benévola de las cosas o circunstancias.
Orientarse en la búsqueda de soluciones, aprender a distinguir oportunidades aún en escenarios caóticos y multiplicar las acciones constructivas dejan al descubierto un espíritu activo, una personalidad curiosa y una fuerte disposición hacia la resiliencia.
Es enriquecedor actuar con la convicción de que si uno cambia para bien, todo a su alrededor también evidencia una transformación positiva. Reír, disfrutar, adoptar hábitos saludables y darle espacio al ocio con actividades y planes compartidos en familia o con amigos (como una tarde de paseo y juegos en un espacio verde, una salida cultural para deleitarse con una muestra de arte o un show artístico, etc) son otras fuentes de bienestar que conducen hacia un estado de plenitud y satisfacción.
De nada sirve esforzarse al máximo en el plano profesional para alcanzar una cierta estabilidad económica si no se está en armonía a nivel interno y no se logra un balance emocional, no se tiene tiempo libre ni gente cercana para disfrutar el dinero cosechado o hay desequilibrios, patologías o conflictos que desaniman, inquietan, causan malestar y provocan ansiedad. Por ello, siempre conviene tener presente que nada es más importante y valioso que la buena salud, el amor y el bienestar.
Beneficios
Desplegar una actitud positiva en todo momento y lugar tiene numerosos beneficios. Siendo positivos, demostrando buena voluntad y contagiando alegría se contribuye a un clima laboral ameno, se logra reforzar el sistema inmunológico, cada jornada se vuelve más llevadera, hay un crecimiento personal óptimo y se alcanzan vínculos positivos dentro y fuera del círculo íntimo.
El organismo también se favorece cuando se vive con optimismo y linda energía ya que se goza de tranquilidad mental, uno está más relajado, se experimenta una gran vitalidad, hay motivación para cumplir objetivos, se dominan mejor las emociones y se mejoran las relaciones interpersonales.
Buenas compañías
La familia y los amigos que acompañan, alientan y ayudan son caricias para el alma que motivan, inspiran y dan felicidad.
Costumbres que favorecen el desarrollo de una actitud positiva
Llevar una vida ordenada y saludable engloba costumbres que favorecen el desarrollo de una actitud positiva.
Asegurarse a diario un descanso profundo de buena calidad, hacer ejercicio físico, tener una dieta equilibrada, pasar tiempo al aire libre disfrutando la naturaleza y prestarle atención tanto a las necesidades del organismo como así también a la parte espiritual y a la salud mental son prácticas beneficiosas.
Involucrarse con grupos de motivación, conseguir redes de apoyo emocional y forjar lazos no tóxicos sirven mucho para compartir experiencias profundas y sentir que hay personas en las cuales uno se puede refugiar, encontrar consuelo y tener a disposición en malos momentos o crisis.
Ocuparse de sí mismos para que florezca el interior y el exterior de cada ser, no desperdiciar energía ni tiempo criticando a los demás o haciendo comentarios negativos, aprender a hallar la felicidad en gestos mínimos o en instantes cotidianos, desarrollar la empatía, avanzar por la vida con humildad y bondad y apostar por la mejora continua en materia de conducta o personalidad son otras acciones que alimentan al espíritu, hacen bien al ánimo y son fuentes de bienestar.

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