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Metáforas contextúales en la literatura
hispanoamericana
Roxana Gardes de Fernández
Universidad Nacional de Misiones, Argentina
HACIA LA MEMORIA SIMBÓLICA
La literatura hispanoamericana representa un proceso configurativo de sucesivas
rescrituras sobre el trasfondo de la literatura española. Motivos de El Quijote1 instalan,
para el lector hispanoamericano, campos de imágenes peculiares.
La recepción —la comprensión y organización de mundos y campos semánticos—
por un lector situado en el contexto de la historiografía americana, le otorga dimensión
metafórica.
Intentaremos explicar cómo funcionan en la estructura de cierta narrativa de fuente
histórica, los injertos de la literatura del Siglo de Oro y cómo esos injertos potencian en
la recepción, el mecanismo analógico de la metáfora.
La narrativa de fuente histórica —estructurada por un proceso de transferencia de
núcleos semánticos de un sistema simbólico (disciplinar) a otro— potencia en la lectura
una organización doble: leer el qué a través del cómo de la historiografía, leer el qué a
través del cómo de la literatura. El acontecimiento del texto se produce por superposición
de hipótesis interpretativas orientadas desde una y otra matriz de relaciones de referentes,
en un movimiento doble.
En la literatura hispanoamericana la narrativa de fuente histórica ejemplifica un
proceso de conceptualización cambiante, una trayectoria que va desde la confianza y
aceptación de lo codificado por la historiografía, a la conjetura y relativización, en un
proceso configurativo que distancia progresivamente el esquema historiográfico. En ese
1 La proyección de El Quijote en la literatura hispanoamericana puede rastrearse desde Capítulos
que se le olvidaron a Cervantes de Juan Montalvo hasta las creaciones más recientes «Pierre Menard, autor
de El Quijote» de Jorge Luis Borges y «El nacimiento de Dulcinea» de Marco Denevi.
Studia Áurea. Actas del III Congreso de la A/50, I, Toulouse-Pamplona, 1996
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marco se explica la creación de Augusto Roa Bastos como expresión de un programa:
hacer de la literatura un punto de encuentro en el que los textos constituyan el estímulo a
un diálogo en la memoria simbólica2. Frente a la literatura testimonial paraguaya los
pasos de su creación ejemplifican aspectos de este programa: complementar, relativizar y
re-probar, metaforizar la historiografía. Oponer a la historia oficializada el trasfondo de la
intrahistoria (lo autóctono de la simbología indígena) en Hijo de hombre (1960).
Oponer a la historiografía sobre el dictador Gaspar Rodríguez de Francia la imagen
cambiante en el mito que lo ha sobrevivido. Representar la metáfora de «El Supremo»
en la inestabilidad, en el vacío conceptual del Yo. Yo el Supremo (1974) relativiza la
visión recortada y pretendidamente objetiva, en el giro circular de una conciencia que
suma, en un prisma interpretativo, la tradición cultural americana.
En la complejísima estructura que superpone líneas arguméntales, destinadores,
voces, formas discursivas, actualiza un dato histórico como una clave. El nombre
«Sancho» usado por el personaje histórico para su escriba y transferido al diálogo
alucinante de la ficción literaria, potencia en la memoria literaria del lector una
inferenciación en cadena. El mecanismo analógico del símbolo restituye la contraparte de
la figura Sancho-Patino. El trasfondo del imposible paralelo —El Supremo
Dictador/Quijote— implicando al lector en ese complejo perceptivo entre sombrío y
luminoso, entre mito y utopía, fábula e historia, entre el déspota ilustrado y el caballero
andante de lo absoluto. El lector americano actualiza el trasfondo de su ser dual desde su
saber en su memoria simbólica.
Si Yo el Supremo propone, desde la clave de la pluma recuerdo, el proceso de
representación descentrada que deconstruye en el esquema refractante de una conciencia
todas las líneas de la cultura de América (lenguaje, historia, literatura) en el giro
desestabilizador de la escritura y del recuerdo, Vigilia del Almirante (1992) vuelve del
revés la trama de la historiografía.
Roa Bastos se instala en el acto literario de las crónicas de Indias. En esa trasmisión
de inventarios desde el límite de la vieja cultura, sobrescribe reiteradamente los núcleos
informativos del diario de Colón: desde la literatura precedente (pagana y cristiana), desde
las crónicas posteriores, desde la literatura del Siglo de Oro (Cervantes, Calderón de la
Barca)3.
2 Consideramos notas del programa de Augusto Roa Bastos a través de su caracterización en: 1)
«Imagen y perspectiva de la narrativa latinoamericana», en Juan Loveluck, Novelistas hispano-americanos
de hoy, Madrid, Tauros, 1976; 2) «La narrativa paraguaya en el contexto de la narrativa hispanoamericana
actual», en Saúl Sosnowski y AA. W . , Augusto Roa Bastos y la producción cultural americana, Bs.As.,
Ediciones de la Flor, 1986, pp. 117 a 138; 3) «La poesía de Josefina Plá», Revista Hispánica Moderna,
XXXII, 20.
3 En nuestro programa teórico consideramos la creación de Augusto Roa Bastos teniendo en cuenta
su concepto de literatura como proceso de comunicación. Desde ese marco diferenciamos etapas sobre la
imagen del receptor posible y las marcas estructurales pertinentes. Desde el receptor local en el contexto
mítico paraguayo previsto para Hijo de hombre, al receptor lucidísimo de Yo el Supremo, al receptor
hispanista previsto para Vigilia del Almirante, hay todo un proceso de metaforización de la historia y
aceptación de la herencia cultural europeo-hispana. En ese marco, toda la tradición literaria se entreteje en
Vigilia del Almirante: la literatura clásica (motivos del Agamenón de Esquilo, motivos de La Eneida de
Virgilio), la literatura cristiana (motivos de los «Salmos» de la Biblia), las fabulaciones de las crónicas
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Hijo de hombre instala al lector americano en la memoria de una simbología
autóctona. En Yo el Supremo, el lector queda implicado en la dualidad simbólica
americano-hispánica, configura y reconfigura, re-prueba, vuelve a probar la historia de su
contexto cultural bifronte.
El acontecimiento textual de Vigilia del Almirante proyecta la tradición literaria
hispánica en la metáfora de la vigilia: descubrimiento/encubrimiento de América.
AMPLIANDO INDETERMINACIONES
El nuevo mundo se representa por la crónica indiana en la (con)fusión de la fábula y
profecía, mito y utopía, historiografía y leyenda4.
El nuevo mundo existe para Europa como un presentimiento, una percepción y una
designación. La premonición encubre la percepción. Para Colón, el nuevo mundo existió
en anticipaciones fabulosas, en su proyecto, en la escritura de su «Diario», «Relaciones»
y «Cartas» —entre profecía y fábula.
Roa Bastos refracta al extremo esta tensión analógica de las crónicas. Por un esquema
de estructuras superpuestas: escrituras sobre escrituras que se enciman indefinidamente.
Podríamos fijar un centro en los escritos de Colón. El «Diario de Viaje» o el «Libro
de las Profecías» (a su vez documentos testimoniales de un trasfondo que mezcla
documentos5 y fábulas) funcionan como la línea estructural de base6.
indianas, motivos de las «historias de caballería», etc. Cf. Augusto Roa Bastos, Vigilia del Almirante, Bs.As.,
Sudamericana, 1992.
4 Enrique Pupo Walker señala que es limitado el material teórico sobre la conceptualización de la
historia en la edad media. La narración histórica se caracteriza con un dilatado margen de ambigüedad. No
hay un deslinde efectivo de las categorías narrativas. No se diferencian qué sucesos puede transmitir la
historia y cómo pueden diferenciarse de los que transmite la ficción. Esa fusión conceptual dificulta el
deslinde. Por otra parte, desde una concepción integradora —que focaliza los hechos moralizantes— es
común la absorción de lomítico en la historia. La primera escritura sobre América responde a un anhelo de
revelación (revelar América a Europa), al mismo tiempo de instauración o acto inaugural de
europeización. Con respecto al primer objetivo, la focalización de América desde el saber de España dio
lugar a la expansión imaginaria de la escritura; el segundo objetivo inserta la realidad americana en el
mundo teológico de la tradición bíblica, y en las fabulaciones y el legado imaginario de la antigüedad
pagana. El proceso escritural de las crónicas, enmarcadas en la intencionalidad de revelar el
descubrimiento y hacer inteligible el nuevo mundo, establece un sistema de comparaciones que vincula las
figuras de los descubridores con héroes clásicos. Este proceso de ficcionalización de la historia traslada la
nueva realidad a los esquemas de pensamiento de la cultura europea. Cf. Enrique Pupo Walker, La
vocación literaria del pensamiento histórico en América, Madrid, Gredos, 1982.
5 Roa Bastos incluye en Vigilia del Almirante toda la información documentada que cita Colón en sus
«Relaciones» y «Cartas». Las referencias a las fuentes de información que orientaron su empresa se
constata también por la historiografía. Las influencias de Plinio, del Cardenal Pierre d'Ailly a través de
Imago mundi, de Silvio Eneas Piccolomini y de su Historia Rerum, de Marco Polo, de la carta geográfica de
Torricelli, las informaciones del piloto Alonso Sánchez de Huelva.
6 Si bien la línea argumental de base gira en torno a los viajes del descubrimiento sobre la
«Relación», el «Memorial» y las «Cartas» que documentan a los Reyes de España los hechos de la empresa
del descubrimiento, Roa Bastos completa esta línea argumental con los datos biográficos del Almirante, sus
antepasados (Guillaume de Casenove o Christophe Coullon), sus amores (Simonetta Lualdi, Felipa Moñiz,
Beatriz Enríquez de Arana, Beatriz Amores de Bobadilla), sus benefactores (Fray Juan Pérez, Fray
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El relato de la crónica, preescrito en las imágenes anticipatorias que circulaban sobre
América, se ramifica en voces, memorias, puntos de vista, en una dimensión hacia el
pasado —por la inclusión de la fábula en la fábula, acumulación del mundo cristiano y
del pagano7— y se proyecta y refracta hacia el futuro en sucesivas escrituras y
sobrescrituras. El «Diario de Viaje» sobreescrito por Fray Bartolomé de las Casas, por
Hernando Colón; sobrescrito en la información de los cronistas posteriores, y reescrito
en los metatextos de las historiografías actuales, aparece en un esquema de prisma
polifacético, cóncavo-convexo, que refracta y proyecta. Retrotrae hacia atrás y proyecta
hacia adelante la historia primera, en el sin tiempo del proceso siempre actual y circular
de la escritura.
En efecto, la estructura de Vigilia del Almirante homologa el esquema incierto de la
crónica (entre historiografía y fábula) y amplifica las incertidumbres de la historia.
Las referencias negadas y contradictorias sobre la biografía de Colón, su personalidad
bifronte, sus engaños, el propósito declarado y el real; la falacia de la empresa
(encubrimiento de un descubrimiento ya realizado); la percepción de Indias sobre la
realidad de América, un viaje sobre el viaje y los documentos de otro. En síntesis, los
aspectos inciertos de una empresa ya realizada.
El proceso de escritura refracta la incertidumbre. Las indeterminaciones se suceden y
amplifican, oponiendo a la seguridad expresiva de la historiografía un proceso de
relativización gradual hasta la dilución del ser y de los hechos.
La memoria-desmemoria se tensiona entre el mito y la utopía, sumando todos los
títulos y todos los honores en una sola acción : «Un viaje es todos los viajes». A la
línea de la crónica le agrega el laberinto interpretativo de los cronistas posteriores8. El
proceso de enunciación refracta el procedimiento de la crónica: discursos directos alternan
o se desplazan por discursos indirectos, la voz del narrador —su yo de escritura— se
desplaza en multiplicidad de destinadores —otras voces, otros conceptos desde el pasado
o el futuro (viajeros y cronistas posteriores a Colón).
Su «yo» es el «yo» del «otro», «los otros», «...finge escribir una historia para contar
otra...» (VdA,81), en un proceso incierto de reemplazos, Se anuncia un destinador y otro
asume la palabra —en la confusión de enunciaciones directas o indirectas. Las palabras
—signos de escrituras superpuestas— entretejen una telaraña, cada palabra es otra
Antonio de Marchena), es decir, las vivencias salientes de la biografía y la empresa por un sistema de
documentación que abarca fuentes primarias —C. Colón, Libro de las Profecías, Madrid, Testimonio
Compañía Editorial, 1984; Hernando Colón, Historia del Almirante Don Cristóbal Colón, Madrid, Testimonio
Compañía Editorial, 1984— y fuentes secundarias —Paolo Emilio Taviani, Los viajes de Colón, Instituto
Geográfico de Agostini, Barcelona, Teide, 1989.
7 Roa Bastos reescribe la sobrescritura del «Diario de a bordo». Estructura la línea argumental sobre
el compendio del «Diario» realizado por Fray Bartolomé de Las Casas, y sobrescribe las visiones del
Almirante relatadas desde los profetas bíblicos y los Padres de la Iglesia (San Isidro, Santo Tomás, San
Anselmo, Scoto, San Agustín). No faltan tampoco las autoridades de la ciencia: Aristóteles, Tolomeo, Plinio,
etc. Cf. Cristóbal Colón, Los cuatro viajes del Almirante y su Testamento —relación compendiada por Fray
Bartolomé de Las Casas— Bs.As., Austral, 1963.
8 Roa Bastos introduce informaciones sobre los hechos relatados por el Almirante en sus
«Relaciones», en el «Memorial» o en las «Cartas». Gonzalo Fernández de Oviedo, Francisco López de
Gomara, Bartolomé de Las Casas, Pedro Mártir de Anglería, el ermitaño Juan Ramón Pane, etc.
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palabra, es información de otra información. El Almirante rescribe a los profetas, a los
sabios; los cronistas posteriores reescriben al Almirante; el narrador rescribe a todos
desde la literatura posterior, desplazando las visiones (distancias de enfoque) en un
proceso circular de superposición y anulación en la memoria-desmemoria de las
referencias.
Este proceso de enunciación descentrada expresa, en el juego de un caleidoscopio, el
«encubrimiento de la historiografía».
En ese encubrimiento, Colón es el otro (el piloto que anticipó su empresa y los
sucesivos descubridores posteriores) y la empresa se diluye en pérdidas y equívocos. La
pérdida paulatina de todos los títulos y honores, el desconocimiento y el equívoco
(Colón desconoce su propia hazaña, la posteridad le niega el nombre del continente y el
mérito del descubrimiento)9.
Pero la paradoja de la configuración simbólica niega y confirma. Anula al ser en la
dispersión (una hazaña repetida mil veces) y lo confirma en esa misma experiencia, en la
trayectoria de la escritura, en las palabras que otros han dicho, en la sucesión de formas
discursivas y en la evolución del lenguaje (desde el del medioevo al actual).
El proceso de escrituras superpuestas de Vigilia del Almirante intercala las líneas.
Roa Bastos sobrescribe el diario y los documentos de Colón con expresiones de El
Quijote. Superpone las líneas arguméntales de la novela cervantina a las que describen
los momentos claves de la biografía de Colón.
La sobrescritura inserta fórmulas cervantinas, expresiones de El Quijote en el
discurso del narrador roabastiano y en el discurso —en estilo directo— del Almirante. Y
el injerto (insinuado en motivos mínimos) se amplía sucesiva y gradualmente. Interpola
planos de ficción, incluye —bajo la misma fórmula— a personaje y autor (Alonso
Quijano y Don Miguel).
La superposición de líneas arguméntales acercan figuras y distancian campos
semánticos. Hacen coincidir las expresiones por la repetición de un término y las
distancianpor la oposición de otros.
La configuración del injerto suma las notas de uno y otro personajes y desplaza el
final hasta la sustitución del testamento. Ese «...yo desmesurado y carismático [que]
aparece al trasluz...» (VdA,210) de la gran hazaña, abandona su imagen (el descubridor,
el Almirante), y descubre su ser, el sí mismo y el hecho, en el no deseo, en la renuncia
final de Quijote10.
La escritura del diario de Colón es el no lugar del ser, en la suma de todas las notas
que socavan la imagen.
En la recepción, la comprensión del texto como organización de mundos —universos
de sentido— acontece por un juego de determinaciones que sustentan la coherencia. El
9 La estructura de Vigilia del Almirante amplifica el registro de los documentos de Colón y de la
historiografía posterior sobre las sucesivas negaciones: «El pobre Almirante y su desaforada hazaña
náutica no fueron más que un instrumento ciego de los cambios profundos que se estaban produciendo en
los imperios de occidente». Cf. Vigilia del Almirante, Parte XXVI «Libro de las Memorias», p. 215.
10 La confrontación de Vigilia... con El Quijote revela un mecanismo peculiar de transferencias. Por
un lado se inscriben párrafos de El Quijote y expresiones del personaje en el marco semántico de la
crónica, y por otro se inscriben expresiones de la historiografía en el discurso cervantino transcripto.
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proceso de relativización gradual de la historiografía implica al lector en el proceso del
encubrimiento.
Un diagrama abstracto del proceso de lectura de Vigilia del Almirante permite
distinguir recorridos alternativos y superpuestos desde hipótesis interpretativas a los
marcos de referencias ubicables en uno u otro sistema disciplinar (la historiografía o la
literatura).
Las comprensiones alternativas diagraman un complejo proceso perceptivo que
estructura el texto I —desde el universo de la crónica y la historiografía— y el texto II
—desde el mundo literario.
Pero, en el proceso de comprensión, una vez instituido el percepto de las formas
historiográficas (I) y el de los motivos literarios (II), no desaparecen, se transforman en
instrumentos y marcos determinantes de la nueva percepción. Las marcas
—identificaciones— de un sistema se interpretan desde las marcas —señales
identificatorias— del otro.
El lector queda implicado desde una y otra expectativa en un juego analógico por el
cual crea un campo semántico y le opone la perspectiva del otro. Opaca su significación,
se distancia, se indetermina.
El texto se niega en ese complejo perceptivo. El acontecimiento es un espacio de
indeterminación que refracta la dilución del ser. El lector queda implicado en la
incertidumbre, en la indeterminación del «no texto».
CONTRADETERMIN ACIÓN Y METÁFORA
Intentamos focalizar el acontecimiento del texto en ese trayecto de la indeterminación
a la determinación, centrar nuestro asedio sobre ese pasaje a la contradeterminación
metafórica.
Un diagrama abstracto permite visualizar la lectura de la indeterminación como una
experiencia de comprensión por movimientos inferenciales que, en círculos concéntricos,
desplazan significantes, contagian referencias; ese diagrama permite también observar el
proceso desde la alternativa de una clave y cómo en Vigilia del Almirante los nombres
figurados en la literatura hispana funcionan como claves.
La clave vuelve del revés el proceso de indeterminación. El nombre de una figuración
literaria —Quijote, Sancho, el Ama, la Sobrina— es, para un lector competente11, una
suma de notas precisas. Instala en la memoria literaria el principio organizativo de un
campo de imágenes, orienta expectaciones de determinación, potencia significaciones.
Entonces, el texto organizado primero empieza a girar. Estallan las figuras
hipotéticas. Saltan o flotan en la superficie de un trasfondo que las rechaza, que las
contradetermina.
11 En nuestro programa teórico «lector competente» es aquel cuyo contexto de conocimiento está en
equilibrio cognoscitivo con la imagen del receptor actuante en el programa de creación. Con respecto a
Vigilia..., un lector es competente, está en equilibrio cognoscitivo, si conoce la historiografía de América,
las crónicas de Indias y la literatura hispánica.
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El proceso de lectura vuelve sobre sí mismo. La inferencia gira determinando, desde
el revés, la contraparte, el trasfondo referencial de cada figura.
Desde la tradición literaria cervantina un campo de imágenes quijotescas como
trasfondo de «caballero navegante»: el marco semántico de «en un lugar de [...] cuyo
nombre no quiere acordarse, [...] de complexión recia, [...] seco de carnes, cara alargada y
enjuta...» o el trasfondo semántico de «verdaderamente se muere y verdaderamente está
cuerdo el que fue loco caballero navegante ...» y el trasfondo de «...vamonos poco a
poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño, ni en mi cabeza vuelan
más los pájaros del Mar Tenebroso [...] Yo fui loco y muero cuerdo»12.
Entonces, desde una expectativa de determinación, desde ese horizonte de espera, la
comprensión de Vigilia del Almirante organiza gradual, abarcativamente, el campo
imaginario de El Quijote.
Un receptor competente instala el contexto de comprensión en su memoria literaria
hispánica.
Desde ese trasfondo configura, al leer, la trayectoria cultural de América en la historia
del Almirante. El sinsentido de sus viajes y la contraparte de sus búsquedas: la búsqueda
de oro y su renuncia (del mito del «vellocino de oro» al de la «edad de oro»), el engaño,
el encubrimiento, en el motivo del sueño calderoniano13, el deseo de gloria (vanagloria)
en el motivo del ubi sunt («...¿dónde está ese home? [...] ¿qué fue de esa empresa?...»
(VdA, 364); la imagen del paraíso («Carta del Almirante...») en el ideal quijotesco-
cervantino de la edad de oro14.
Ese desciframiento de la palabra en la palabra, de una forma en otra forma, de la
codificación de una época en la codificación de otra y en otra (la crónica en la
codificación medieval, la historia en la codificación cervantina, la configuración literaria
actual) dimensiona la experiencia de la metáfora.
La metáfora acontece en el movimiento que penetra la densidad del signo roabastiano
a través de formas, niveles y tiempos de escritura de su saber/ser américo-hispano.
La metáfora es una tensión, un punto de riesgo en la memoria simbólica. Acontece
en la distancia entre la comprensión efectuada y la interpretación de ese recorrido. Se da
en el camino de vuelta, en esa nueva síntesis que arriesga y expande la memoria
simbólica.
El lector americano de Vigilia del Almirante esboza, desde su contexto bifronte, la
metáfora del ser «descubierto/encubierto» americano. Recorre la plurivalencia de su
12 Consignemos algunos ejemplos del proceso de transferencia:
Vigilia del Almirante El Quijote
«En un lugar de la Liguria» (167) «En un lugar de la Mancha» (I, 1, 23)
«Verdaderamente se muere...» (380) «verdaderamente se muere y verdaderamente...» (II, 74)
«Vamonos poco a poco, pues «Vamonos poco a poco pues
ya en los nidos de antaño...» (381) ya en los nidos de antaño» (ibid, 294)
13 Consideremos este párrafo de Vigilia...: «...seres ficticios que creen que no lo son [...] Pero sólo su
sombra es lo que vemos retroceder [...] la menguada ilusión de una resurrección...», p. 19.
14 El cotejo de los tres textos: Los cuatro viajes del Almirante y su Testamento, El Quijote (I, XI, p. 56)
y Vigilia del Almirante (XLI, «Natura naturans», pp. 314-315) permite advertir similitudes entre las
características asignadas por Colón a los habitantes de América y las que Quijote asigna a la Edad de Oro.
En Vigilia... se transfieren esas notas.
AISO. Actas III (1993). Roxana GARDES DE FERNÁNDEZ. Metáforas contextuales en la...
1 8 2 R. GARDES DE FERNÁNDEZlenguaje y su cultura, los sucesivos sueños en un insomnio de quinientos años, y se
instala en la vigilia metafórica de su contexto —entre la vigilia de Colón y la lucidez de
Quijano en la utopía quijotesca. Desde ese horizonte de espera configura la imagen de un
nuevo mundo nuevo en el ideal quijotesco de Cervantes.
BIBLIOGRAFÍA
Canclini, A., Cristóbal Colón, Bs.As., Plus Ultra, 1992.
Cervantes, M. de, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha, Bs.As., Sopeña,
1949,1.1 y II.
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Gardes, R., La recepción de la narrativa. De los modelos lecturales a una tipología,
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Iser, W., El acto de leer, Madrid, Taurus, 1987.
Jauss, H. R., Experiencia estética y hermenéutica literaria, Madrid, Taurus, 1986.
Pupo Walker, E., La vocación literaria del pensamiento histórico en América, Madrid,
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, Yo el Supremo, Bs.As., Sudamericana, 1985.
, Vigilia del Almirante, Bs.As., Sudamericana, 1992.
Taviani, P. E., Cristoforo Colombo. Génesis del gran descubrimiento, Instituto
Geográfico de Agostini, Barcelona, Teide, 1989.
Weinrich, H., Lenguaje en textos, Madrid, Gredos, 1981.
AISO. Actas III (1993). Roxana GARDES DE FERNÁNDEZ. Metáforas contextuales en la...

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