Logo Studenta

Las_siglas_nuevos_elementos_del_lexico_e

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

LAS SIGLAS: NUEVOS ELEMENTOS DEL LÉXICO ESPAÑOL
Simona RUGGIANO
Università degli studi di Napoli L’Orientale
Resumen:
El escritor madrileño Pedro Salinas, refiriendóse al siglo XX, en 1948 habla de "El siglo de las siglas". El autor intuyó, sin duda, el desarrollo que las siglas podrían llegar a tener adivinando, de esta manera, la invasión que sufriríamos.Sin embargo, abreviar el significante de una palabra es un antiguo proceso de economía lingüística y las siglas pueden ser consideradas elementos léxicos que llevan a cabo la función de economizar el lenguaje a consecuencia de fenómenos de reducción. Para la formación de nuevas palabras la lengua posee una serie de procedimientos: propios y ajenos. Dentro de los propios encontramos procedimientos morfosintácticos, semánticos y léxicos. Mientras que dentro de los procedimientos ajenos se encuentran los extranjerismos. Las siglas se sitúan dentro de los procedimientos morfosintácticos, en particular dentro de los acortamientos. Vivimos en un mundo lleno de siglas y, por lo tanto, necesitamos herramientas que nos permitan leer, pronunciar y entender estas palabras que a veces utilizamos sin saber concretamente lo que en realidad significan. En el presente trabajo, desambiguamos, en primer lugar, la diferencia terminológica entre sigla y acrónimo analizando detalladamente la subdivisión de las siglas y los acrónimos según unos parámetros prosódicos, morfológicos y, en fin, ortográficos. Luego describimos los diferentes tipos de siglas. Por último, nos centramos en dos procedimientos de creación de nuevas palabras extraídos de un corpus en línea: la composición y la derivación siglares, procesos que representan la vasta capacitad creativa de los hablantes, siguiendo los parámetros arriba señalados.
1. Introducción
La lengua es un organismo vivo. Las palabras, tal y como los seres humanos, nacen, crecen, cambian y, en fin, mueren. Para que el léxico de una lengua se renove y, sobre todo, para cubrir los puestos quedados vacantes, la lengua posee una serie de procedimientos para la formación de nuevas palabras: procedimientos propios y ajenos. Por un lado, dentro de los propios encontramos procedimientos morfosintácticos (que afectan a la creación de nuevos significantes), semánticos (que afectan al significado) y léxicos. Por otro lado, dentro de los procedimientos ajenos se encuentran los extranjerismos. Las siglas se sitúan dentro de los procedimientos morfosintácticos, en particular dentro de los acortamientos. 								Abreviar el significante de una palabra es un antiguo proceso de economía lingüística y las siglas pueden ser consideradas elementos léxicos que llevan a cabo la función de economía del lenguaje a consecuencia de fenómenos de reducción. Dichos fenómenos consisten en la trasformación de una unidad sintagmática larga en una unidad léxica breve implicando así un ahorro de esfuerzo y tiempo en lo concerniente al lenguaje oral y de espacio en la escritura (Seco, 1977).	Es evidente que las siglas, hoy en día, constituyen un código secreto el cual, si no se conoce, no puede ser descodificado y, por lo tanto, entendido por el hablante de una determinada lengua. Vivimos en un mundo lleno de siglas y, por eso, necesitamos herramientas que nos permitan leer, pronunciar y entender estas palabras que a veces utilizamos sin saber concretamente lo que en realidad significan. Puede que hayan nacido con el objetivo de facilitar nuestra vida, pero hoy en día han contribuido a crear una red caótica de palabras encadenadas, que impiden eficazmente el avance a cualquier persona que intente descifrar las enigmáticas combinaciones de letras. 		Tal y como sugiere la estudiosa Adelaida Martín Bosque, «los medios de comunicación han contribuido a la proliferación y extensión de las siglas y acrónimos en nuestra vida cotidiana» (Martín Bosque, 2003:75) y, por lo tanto, han abreviado el espacio y el tiempo para componer un mensaje escrito u oral. Sin embargo, es en la prensa donde más abundan las siglas y, además, en la mayoría de los casos, para comprender un artículo periodístico, es necesario utilizar un diccionario para descodificar el significado escondido detrás de ellas ya que casi es imposible conocerlas todas.	El mundo de las redes sociales también ha permitido, cada vez más, el desarrollo de siglas ya que en ellas solo se puede utilizar un número fijo de caracteres. Por ejemplo, el hecho de que en Twitter solo se puedan emplear un máximo de 140 caracteres por cada tweet, implica la creación de nuevas siglas que puedan expresar, mediante un menor número de palabras, todo lo que el usuario quiere decir. Para poder sobrevivir en el mundo de las redes sociales, hay que aprender no solo a conocer sino también a utilizar las siglas propias de dichas redes: ¿Estamos seguros de que todos saben lo qué es un RT? ¿y un TT? Y, además ¿un FF? En consecuencia, podemos suponer que, en el futuro, estas siglas puedan convertir una conversación en una resolución de un jeroglífico. 		Seguidamente desambiguamos, en primer lugar, la diferencia terminológica entre sigla y acrónimo. Para ejemplificar dicha diferenciación, analizamos detalladamente la subdivisión de las siglas y los acrónimos según unos parámetros prosódicos, morfológicos y, en fin, ortográficos y, luego, describimos los diferentes tipos de siglas. 								Por último, nos centramos en dos procedimientos de creación de nuevas palabras extraídos de un corpus en línea: la composición y la derivación siglares, procesos que simbolizan la vasta capacitad creativa de los hablantes, siguiendo los parámetros arriba señalados.
2. Marco teórico
En este apartado desambiguamos la diferencia terminológica que hay entre sigla y acrónimo gracias también a las definiciones que se pueden encontrar en algunos diccionarios de español. Además, diferenciamos dichos fenómenos de abreviación según unos parametros prosódicos, morfológicos y ortográficos. Después de haber llegado a la conclusión de que estos dos elementos se pueden definir como una sucesión en la que uno es el estadio evolutivo del otro, clasificamos las siglas en autóctonas y tomadas de otras lenguas. 
2.1. Siglas vs acrónimos: desambiguación
Las siglas y los acrónimos constituyen un caso particular de abreviación que es uno de los principales procesos de formación de las palabras junto a la derivación y a la combinación. Los dos términos, sigla y acrónimo, suelen ser utilizados como sinónimos. Sin embargo, numerosos estudios demuestran que entre los dos se pueden encontrar bastantes diferencias que permiten tratar los dos fenómenos como dos entidades lingüísticas separadas. 						Se podría proponer, como hiperónimo de sigla y acrónimo, el término abreviatura. Sin embargo, dicha afermación puede conllevar diferentes problemas terminológicos ya que una abreviatura consiste tanto en un acortamiento de una palabra mediante la eliminación de una parte de ella al final o al comienzo, tal y como ocurre en cinema que en el lenguaje coloquial se convierte en cine, como en un corte de algunas letras dentro de la palabra, tal y como se puede observar en Dr. (Doctor), Ud. (Usted) o Sra. (Señora). Estas últimas son palabras acortadas en la escritura pero que se leen soltando el sintagma escondido. Un tipo de abreviatura puede ser representado, además, por los siguientes elementos léxicos: EE. UU (Estados Unidos), JJ. OO (Juegos Olímpicos), FF. AA (Fuerzas Armadas) y RR. HH (Recursos Humanos). 							Las siglas y los acrónimos también sirven para abreviar pero, a diferencia de las abreviaturas, se leen, en el oral, tal y como se presentan; es el caso, por ejemplo, de SIDA que se pronuncia [ 'si ða] o de OVNI ['ob ni]. 									Los diccionarios no difieren en lo que concierne a las definiciones de dichos términos. En el DRAE (22.ª edición), por ejemplo, el acrónimo es definido como un tipo de sigla mientras que la sigla es una «palabra formada por el conjunto de letras iniciales de una expresión completa». Por el contrario, el Diccionario Clave define el acrónimo comouna palabra formada a partir de una sigla, y la sigla como un «término formado con las iniciales de otras palabras que forman un expresión compleja». 												Además, las siglas y los acrónimos se pueden diferenciar según unos parámetros prosódicos, morfológicos y ortográficos:
· Las siglas que se leen así como se escriben, pueden ser consideradas acrónimos: ovni, sida,
uvi y uci son un ejemplo. Dichas siglas entran en el léxico de una lengua adquiriendo una notable autonomía también en los diccionarios. Sin embargo, hay siglas que a causa de su forma imposible de pronunciar, obligan a leerlas de manera alfabética, o sea letra por letra; es el caso de UGT [u xe 'te] (Unión General de Trabajadores). Las dos modalidades se pueden combinar permitiendo tanto una lectura letra por letra como una lectura silábica: es el caso de CD-ROM [θe ðe 'řon] donde CD se pronuncia alfabéticamente mientras que ROM se lee como una palabra entera.
· Según los parámetros morfológicos, las siglas y los acrónimos presentan un género y un
número. Las siglas adoptan el género de la pabra que constituye el núcleo del sintagma subyacente: el ovni ( “el Objeto Volador No Identificado”, en este caso el núcleo es objeto y, por lo tanto, adquiere el género masculino). Al contrario, los acrónimos no siempre adoptan el género del núcleo del sintagma subyacente ya que dicho género puede referirse también al objeto designado por el acrónimo mismo: es el caso de RENFE que, a pesar de su género femenino, también lleva el género masculino cuando se refiere al [tren] RENFE. También hay que tener en cuenta otros factores: si una sigla empieza por a tónica, aunque su núcleo sea una palabra de género femenino, es cierto que adquiere el género masculino: es el caso de APA (Asociación de Padres y Alumnos). En lo que concierne al número, podemos afirmar que se expresa mediante el plural del artículo que precede la sigla: las ONG. Sin embargo, puede ocurrir que en las siglas más lexicalizadas, se puede añadir también la s del plural, tal y como ocurre en los ovnis: «el plural es otra prueba más de la lexicalización de la sigla» (Martín Bosque, 2003:84).
· Si se consideran los parámetros ortográficos, las siglas suelen presentar en mayúsculo todas
las letras que las componen, mientras que los acrónimos se presentan en minúsculo.
Podemos, por lo tanto, considerar los dos fenómenos como elementos que se encuentran en una serie en la que uno es el estadio evolutivo del otro. En este caso el acrónimo sería una sigla que se ha evolucionado hasta entrar en el ámbito de la acronimia. De hecho, los acrónimos, después de una primera fase en la que aparecen en letras mayúsculas por su estado originario de siglas, acaban por entrar en el léxico común presentando, así, letras minúsculas. Dicha evolución de la sigla al acrónimo ocurre por medio de una lexicalización, es decir, de un paso de una fase de palabra morfológicamente simple a una fase de palabra morfológicamente compleja. El concepto de lexicalización puede ser descrito como un « procedimiento específico según el cual una secuencia de elementos léxicos que suelen encontrarse cerca en un texto [...], adquieren progresivamente la cualidad de unidad léxica con significado autónomo y, por lo tanto, de palabra» (Ježek, 2005: 19, traducido). La imágen que mostramos a continuación resume de manera clara y directa todo lo que hemos afirmado y descrito hasta ahora:
Una vez adquerida la condición de palabra, la sigla, en consecuencia, adquiere todas las informaciones contenidas en ella, o sea un significado, propiedades fonética y fonológicas, propiedades gráficas, una categoría léxica y propiedades morfológicas.
2.2. Los tipos de siglas
En el apartado anterior hemos aclarado algunos conceptos básicos en lo que concierne a las siglas y los acrónimos. Ahora bien, vamos a evidenciar los tipos de siglas con las que se pueden enfrentar los hablantes y que, por lo tanto, pueden causar problemas y dificultades en su descodificación. 											Hemos comprobado que la clasificación que se suele aplicar a los préstamos se puede emplear también para las siglas. Por consiguiente, podemos dividir las siglas en: siglas autóctonas (Martín Bosque, 2003: 75) y siglas tomadas de otras lenguas. 						Las autóctonas son aquellas siglas acuñadas por la lengua de referencia. Dichas siglas se refieren a referentes de la realidad de un determinado país extranjero y, por lo tanto, este tipo de siglas es difícilmente traducible ya que llevan un contenido cultural. Un ejemplo de sigla autóctona podría ser RENFE que designa, en España, la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles. Las siglas autóctonas se consideran así solo desde el punto de vista del país que las acuña ya que una vez que salen de las barreras nacionales y entran en otra lengua, se inscriben en la categoría de las siglas tomadas de otras lenguas. 											Las siglas tomadas de otras lenguas son siglas extranjeras que entran en el léxico de una lengua. Podemos encontrar dos tipos más: las adaptadas (o traducidas) y las no adaptadas (o no traducidas). Las adaptadas son siglas extranjeras que entran en una lengua después de una traducción del sintagma subyacente y, por lo tanto, eso conlleva un cambio del significante de la sigla. Un ejemplo de sigla tomada de otra lengua y adaptada es, en español, OTAN (Organización del Tratado Atlántico Norte) adaptada y traducida del inglés NATO (North Atlantic Treaty Organization). Al contrario, las no adaptadas son siglas extranjeras que entran en el léxico de una lengua sin ningún cambio. En este grupo encontramos las siglas de origen anglosajón que triunfan sin ninguna modificación a nivel formal. La sigla VIP (Very Important Person), tomada del inglés, no ha sido ni adaptada ni traducida y, por lo tanto, puede ser considerada un tipo de sigla tomada de otra lengua y no adaptada.
3. Metodología
Para la realización de este trabajo y entonces para el análisis de las siglas contenidas en él, se han utilizado diferentes herramientas en línea. Además, para describir la situación lingüistica actual en España en lo que se refiere a las siglas y a los acrónimos nos hemos apoyado en algunos estudios teóricos de investigadores y lingüistas pertenecientes al panorama académico español. 	En primer lugar, hay que revelar que la elección de todas las siglas que figuran en este trabajo ha sido arbitraria, es decir, antes de empezar nuestro análisis hemos examinado un listado de siglas y acrónimos que encontramos en un sitio web de reglas de ortografía y de allí hemos escogido unas siglas y unos acrónimos que analizamos a lo largo del trabajo. 				En lo concerniente a las herramientas en línea, para obtener ejemplos reales del uso de las siglas en su contexto de habla, hemos utilizado algunos periódicos que se encuentran fácilmente en internet tal y como ABC y El País. Para extraer dichos ejemplos, los buscadores de los periódicos antes mencionados, en los que hemos insertado las siglas para analizar, han sido un medio fundamental para conseguir los artículos de prensa en los que aparecían las siglas buscadas. También hemos analizado algunas muestras de siglas de revistas digitales informativas, especializadas y de ocio gracias al motor de búsqueda de Google. Otras herramientas muy útiles a efectos del presente estudio han sido los blogs ya que representan un ejemplo real de la lengua en su contexto de uso. Por último, el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA) de la RAE también nos ha permitido extraer bastantes concordancias interesantes para averiguar también la frecuencia de una determinadac sigla en el léxico del español. 						En segundo lugar, en lo que atañe a los estudios teóricos en los que hemos fundado nuestro artículo, hay que decir que las aportaciones de investigadores tal y como Adelaida Martín Bosque, Félix Rodríguez González y Manuel Seco han sentado las bases fundamentales para la realización de nuestro análisis. Dichos estudios también han puesto en marcha nuestro interés por los procedimientos lexicogenésicosde la composición y de la derivación siglares.
4. Análisis
Como ya hemos afirmado a lo largo de este trabajo, las siglas se están insertando siempre más en el sistema lingüístico del espanol. En este apartado vamos a analizar dos asuntos que tienen que ver con el proceso de formación de las palabras y, por lo tanto, con las siglas: la composición y la derivación. 													Las siglas y los acrónimos, una vez alcanzado el nivel de palabra, pueden dar lugar a compuestos y derivados que empiezan a entrar en el léxico para quedarse y ser utilizados por los hablantes, sobre todo en lo que concierne al ámbito de la política.
4.1. Los compuestos siglares
Tal y como afirma Félix Rodríguez González, «un compuesto es una unidad léxica formada por la unión de dos o más bases» (Rodríguez González, 1993:14). En este caso una de las dos bases es representada por una sigla. El orden de los elementos que forman el compuesto no es fijo; este puede ser progresivo o regresivo (Rodríguez González, 1993:14). En los compuestos que poseen un orden progresivo (determinado + determinante), las siglas son elementos determinados mientras que los elementos no siglados cumplen la función de nexos prepositivos. Ejemplos de dichos compuestos de siglas son los siguientes:
La lista de Ucedé- Madrid versión liberal, a principios de semana, era: [...][footnoteRef:1] [1: Ejemplo tomado del siguiente enlace:
http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1982/09/05/016.html ] 
UNICEF-España tiene varias décadas de fundado, instancia muy importante por su nivel de colaboración con América Latina [...][footnoteRef:2] [2: Ejemplo tomado del siguiente enlace: http://www.unicef.org/republicadominicana/support_20798.htm] 
Al contrario, los compuestos que poseen un orden regresivo (determinante + determinado), están formados por siglas de organizaciones y que hacen de determinante y, además, por unidades léxicas que tienen la función de determinados. Dichos compuestos se encuentran mucho en el lenguaje de la prensa aunque son compuestos efímeros o sea, duran muy poco tiempo en uso entre los hablantes. Algunos ejemplos de dichos compuestos son: ucedeministro, Ceeeurofestival y peceprofesor.	Ambos tipos de compuestos siglares tienen en común la presencia de una sigla junto a una palabra del léxico común y el hecho de que la sigla, en la mayoría de los casos, se encuentre al comienzo del compuesto mismo, tal y como se puede observar en los ejemplos anteriores. 	Otro tipo de composición siglar es aquella formada por un afijo y una sigla (Rodríguez González, 1993:15), tal y como se puede observar en los siguientes ejemplos:
¿Saben lo que es la ufología? Dudo que no lo sepan, pero, por si acaso, […][footnoteRef:3] [3: Ejemplo tomado del CREA. El término ufología también se puede encontrar en los diccionarios.] 
[...] Llámalo pesocracia, el grueso que pese más, gana. [...][footnoteRef:4] [4: Ejemplo tomado del siguiente enlace: http://www.elotrolado.net/hilo_canete-no-demuestra-superioridadintelectual-a-la-mujer-por-no-ser-machista_2007387_s80] 
El Brondby, cuyo defensa Olsen despeja el balón, es la relevación de la Eurouefa. [...][footnoteRef:5] [5: Ejemplo tomado del siguiente artículo del País:
http://elpais.com/diario/1990/11/29/deportes/659833216_850215.html] 
Los compuestos siglares descritos hasta ahora son creaciones nuevas del léxico español. Dichas creaciones, suelen ser formaciones humorísticas y transitorias, o sea, no siempre un compuesto siglar consigue “vivir” y permanecer en el léxico de un determinado idioma ya que, en la mayoría de los casos, se crean para atraer la atención y la curiosidad del lector en un determinado momento histórico-político. 												Sin embargo, las razones por las que se crean compuestos siglares pueden ser otras. Por ejemplo, un hablante de una determinada lengua empieza a crear y, por lo tanto, a utilizar un compuesto siglar para designar una nueva realidad que lo rodea y, tal y como afirma Félix Rodríguez González, «se acude a la sigla para su nominación por un principio de economía, de ahí su pronta lexicalización» (Rodríguez González, 1993:17). Además, el desarrollo de un compuesto siglar puede ser debido también a finalidades humorísticas y/o irónicas.
4.2. Los derivados siglares
El proceso de derivación se ha considerado, tal y como afirma Félix Rodríguez González, como «un importante medio generador de neologismos» (Rodríguez González, 1989:211). En efecto, en lo que concierne a las siglas, hoy en día, se pueden encontrar numerosos derivados siglares sobre todo en el lenguaje utilizado en la prensa y en la política. Dichos lenguajes crean nuevas palabras que, a medida que se utilizan, entran y forman parte del léxico de una lengua, en este caso del español. 	En su trabajo sobre los derivados de las siglas, Félix Rodríguez González afirma que, en su opinión, estos cambios responden a factores extralingüísticos, estilísticos y/o pragmáticos (Rodríguez González, 1989:212). Él no solo analiza detalladamente la situación de los derivados siglares en su tiempo sino también describe las razones por las que se emplean dichos derivados. 	Una de las razones por las que se puede desarrollar un derivado siglar, es la del paralelismo sintáctico (Rodríguez González, 1989:218), o sea, cuando se produce un nuevo elemento léxico por semejanza estructural a otro elemento ya existente, siguiendo así las reglas de analogía sintácticas y fonéticas. Es el caso, por ejemplo, de los siguientes derivados siglares:
	[...] hay algunos datos significativos que pueden ayudar a la localización de ese electorado ucedista de 1979 que hoy vota al PSOE. [...][footnoteRef:6] [6: Ejemplo tomado del siguiente artículo del País:
http://elpais.com/diario/1993/07/12/espana/742428014_850215.html] 
	[...] los pepecistas sueñan con una victoria electoral que los lleve a lo más alto de la política nacional. [...][footnoteRef:7] [7: Ejemplo tomado del siguiente enlace: http://www.revistavelaverde.pe/la-resurreccion-pepecista-2/] 
Tal y como se puede observar, tanto la estructura de ucedista (perteneciente a la UCD) como la de pepecista (perteneciente al PP), se parecen a la de comunista, fascista, socialista etc., y han sido creados para designar la pertenencia a un determinado partido político, añadiendo a la sigla, por analogía, el sufijo –ista. 											Los derivados siglares sirven, asimismo, para aportar una personalización estilística a un texto para que se evite la repetición de un mismo vocablo y que se utilicen como sinónimos de los términos ya existentes. Dicha función confirma la naturaleza de economía lingüística perteneciente a las siglas ya que, en un texto, en vez de utilizar siempre las mismas frases, se pone un derivado siglar para expresar un mismo concepto utilizando palabras diferentes. 				Otro aspecto importante, en lo que concierne a los derivados siglares, es su finalidad peyorativa y/o humorística. En efecto, a lo largo de la historia, se han creado numerosas palabras para designar aspectos negativos y/o divertidos de una determinada realidad cotidiana. También en el campo de los derivados siglares existen algunos que cumplen dichas funciones y que han entrado y se han establecido no solo en el léxico español sino también en los diccionarios:
	[...] En ese marco, debió soportar durante años que su padrastro le dijera "sidoso".[...][footnoteRef:8] [8: Ejemplo tomado del siguiente enlace: http://www.diariopopular.com.ar/notas/188729-le-atenuan-la-condenaporque- le-decian-sidoso] 
	[...] El votante pepero no castiga la corrupción, la premia, como demuestran todos los casos de alcaldes populares [...][footnoteRef:9] [9: Ejemplo tomado del siguiente enlace: http://www.nomasiva.com/nomasiva/en-la-mente-de-un-pepero/] 
En efecto, sidoso (que padece sida) y pepero (que es partidario del Partido Popular) se pueden encontrar registrados en el DRAE o en el Clave con la marca desp. (despectivo), para subrayar el matiz negativo que conllevan esos derivados siglares. Otros ejemplosde dichos derivados con carácter peyorativo son los que siguen: pecero (partidario del PCE), psuquero (partidario del PSUC), pesoero (partidario del PSOE) y, en fin, ugetero o ugetista (partidario del UGT). Sin embargo, estos últimos no están todavía registrados en los diccionarios consultados. 		Cabe especificar que todos los derivados analizados a lo largo de este trabajo siguen reglas precisas de formación de palabras tal y como las siguen las palabras del léxico general de una lengua. Dichas reglas afectan los niveles fonológicos, morfológicos y semánticos de la palabra y permiten una completa lexicalización del derivado siglar. 							Los años ’70 han sido años de numerosas creaciones de este tipo aunque hayan desaparecido muy pronto. Félix Rodríguez González afirma que «el periodista se libera de la monotonía y los cánones de sobriedad y austeridad vigentes en la prosa y cae presa de un estilo más desenfadado y festivo» (Rodríguez González, 1993:20); por lo tanto, el escritor, a la hora de crear neologismos derivados de siglas, busca lo que más pueda ser atractivo para el lector utilizando todas sus habilidades crativas del lenguaje.
5. Conclusión
El objetivo de este trabajo ha sido, desde el principio, analizar el tratamiento de dos fenómenos lingüísticos que suelen ser evitados por los estudiosos a causa de su carácter ambiguo y difícil de examinar. Después de un cuidadoso análisis sobre lo que es una sigla y lo qué es un acrónimo, hemos llegado a la conclusión de que los dos fenómenos representan dos estadios consecutivos del mismo proceso. En particular, el acrónimo es la fase de evolución de la sigla, la que precede al estadio final de palabra. Además, podemos decir que el acrónimo es una sigla lexicalizada. Sin embargo, la cuestión es muy discutida y la oscilación terminológica es evidente. 	Además, hemos analizado en el detalle dos procesos de formación siglares: la composición y la derivación. Hemos detectado que dichos procedimientos permiten el desarrollo de muchos neologismos utilizados sobre todo en el lenguaje de la prensa y en el lenguaje político. El periodista crea nuevos compuestos y derivados siglares para que su estilo sea diferente del de los demás y para impactar al lector. 												Este trabajo se dirige a todos los que quieran entrar en el inmenso y complicado mundo de las siglas en el que podemos perdernos fácilmente si no tenemos en cuenta las cuestiones más básicas: la sigla es una palabra, una palabra difícil de tratar, que esconde no solo un simple sintagma sino un mundo enigmático a descubrir.
Bibliografia
MARTÍN BOSQUE, Adelaida (2003): «Español/Italiano. El tratamiento de las siglas en la prensa	 escrita» [en línea] Abril 2003, en Mots Palabras Words. Disponible en	http://www.ledonline.it/mpw/allegati/mpw0403martinbosque.pdf 
RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, Félix (1989): “La derivación de las siglas”, en Boletín de la Real	Academia Española, 69, pp. 211-255.
RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, Félix (1993): “Las siglas como procedimiento lexicogenésico”, en	 E.L.U.A., 9, pp. 9-24.
SECO, Manuel (1977): «El léxico de hoy», en R. Lapesa Melgar, Comunicación y lenguaje,	Karpos. 
image1.png

Continuar navegando