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LA POLÍTICA COMO PROFESIÓN 1 43 los partidos por líderes plebiscitarios determina el «vacia miento espiritual» de sus seguidores, su proletarización intelectual, se podría decir. Para ser un aparato útil para el líder, esos seguidores tendrían que obedecer ciegamen te, tendrían que ser un aparato en sentido americano, no perturbado por la vanidad de los notables ni por las pre tensiones de sus propias opiniones. La elección de Lincoln sólo fue posible gracias a este carácter de la organización del partido, y con Gladstone ocurrió lo mismo en el Cau- cus, como ya se ha dicho. Es éste precisamente el precio que hay que pagar porque la dirección la tenga un líder. Pero sólo hay esta alternativa: o democracia de líder con «aparato» o democracia sin líder, es decir, la dominación de los «políticos profesionales» sin vocación, sin las cua lidades íntimas y carismáticas que hacen al líder. Y esto significa la dominación de las «camarillas», como la deno minan usualmente todos los partidos de oposición. Por el momento, es esto último lo que tenemos en Alemania; y en el futuro seguirá existiendo, en el Reich al menos, favorecido por el hecho de que el B undesrat resucitará y limitará forzosamente el poder del Reichstag, limitando, por consiguiente, su significación como lugar para la se lección de los líderes. La dominación de las «camarillas» se verá favorecida, además, por el sistema electoral pro porcional, tal como está ahora. Es éste un fenómeno típico de la democracia sin líderes, no sólo porque favorece el chalaneo de los notables para colocarse, sino también porque en el futuro dará a las asociaciones de interesados la posibilidad de obligar a incluir en las listas a sus propios funcionarios, creando así un Parlamento no político en el que no habrá sitio para auténticos líderes. La única válvu la de escape posible para esta necesidad de líderes podía ser el presidente del Reich, si es elegido plebiscitariamente y no por el Parlamento. Podrían surgir y seleccionarse líderes sobre la base de acreditar un trabajo realizado si apareciesen dictadores municipales elegidos democrática mente en los grandes municipios, como ocurrió en Esta dos Unidos allí donde se quiso luchar seriamente contra 1 4 4 MAX WEBER la corrupción, teniendo esos dictadores municipales el derecho a organizar con independencia su administración. Esto determinaría una organización de los partidos ade cuada para ese tipo de elecciones. Pero la hostilidad ente ramente pequeño-burguesa que tienen hacia los líderes todos los partidos, con inclusión de la socialdemocracia, hace que no quede clara todavía la organización de los partidos en el futuro y, consiguientemente, la organiza ción de todas estas posibilidades. Por este motivo no se puede ver hoy todavía cómo se va a organizar externamente la actividad política como «profesión», y menos aún se puede ver por qué camino se les va a abrir a las personas con dotes políticas la posibi lidad de situarse ante una tarea política satisfactoria. Para aquellos que, por su situación patrimonial, se vean obliga dos a vivir «de» la política, siempre se podrán considerar como caminos directos típicos los puestos del periodismo y de funcionario de partido, o algún puesto en alguna organización de representación de intereses -e n un sindi cato, en una cámara de comercio, en una cámara agraria, en una cámara de artesanos o de trabajo, o en una asocia ción patronal, etc — o algún puesto apropiado en alguna administración municipal. Sobre la cara exterior de los funcionarios de partido y de los periodistas no se puede decir nada más que lo siguiente: que ambos comparten el odio del «estar desclasados». Siempre va a resonar en nuestros oídos, desgraciadamente, aunque no se diga, lo de «escritor a sueldo» para el funcionario y «orador a sueldo» para el periodista. Quien se encuentre interior mente indefenso y no pueda darse a sí mismo la respuesta correcta, que se mantenga alejado de esta carrera, que es, en todo caso, un camino que puede traer, junto a fuertes tentaciones, continuas decepciones. ¿Qué alegrías íntimas puede ofrecer esa carrera y qué condiciones personales presupone en quien a ella se de dique? Proporciona, en primer lugar, un sentimiento de poder. Incluso en puestos modestos desde el punto de vista for
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