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Los kiwis

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Los kiwis
Los kiwis frecuentan hábitats que cuentan con una vegetación densa para así disponer de una protección natural (plantas, árboles, etc.) frente a los diferentes depredadores que les puedan acechar.
Gracias a sus largos picos se alimentan de insectos, lombrices de tierra y otros invertebrados que viven en el suelo, por lo que se decantarán por superficies blandas que les faciliten la obtención de comida.
Un curioso y cada vez menos desconocido animal que de puede encontrar en las exuberantes y frondosas selvas y praderas características de Nueva Zelanda.
Rasgos del kiwi
Existen hasta cinco especies de Kiwis, todas ellas localizadas en Nueva Zelanda, diferenciadas por tamaño y las tonalidades del plumaje (o pelaje). Se caracterizan por tener un tamaño pequeño de unos 25 a 45 centímetros de altura, lo que equivaldría más o menos a las medidas de una gallina.
Llegan a pesar entre 1 y 3 kilogramos, siendo las hembras más grandes y pesadas que los machos de esta especie.
Especies de kiwis
Kiwi café (Apteryx australis)
Rowi (Apteryx australis mantelli)
Kiwi moteado chico (Apteryx owenii)
Kiwi moteado grande (Apteryx haastii)
Tokoeka (Apteryx sancti-barbae)
Alas y patas del kiwi
Su incapacidad de volar se debe al reducido tamaño de sus alas y al esternón plano, rasgo común entre el grupo de aves Ratites (aves que no pueden volar como el avestruz, emú, etc.). Esta característica física supone que el músculo no pueda anclarse debido a la inexistencia de quilla, motivo por el que sus alas no son funcionales (vestigiales).
Las alas del kiwi miden apenas 3 centímetros y están muy pegadas al cuerpo. Su plumaje carece de filamentos, por lo que están también lejos de ser funcionales cara a alzar el vuelo. Cuentan con un denso pelaje de color marrón que les permite camuflarse entre la vegetación y mantener el calor corporal en climas fríos y húmedos.
En compensación, poseen unas fuertes y musculosas patas de cuatro dedos con almohadillas. Suponen un tercio de su peso, permitiéndoles correr muy rápido (50 km/h) y de forma silenciosa. Además de ser una buena herramienta para desplazarse pasando desapercibidos, son un arma de defensa ante posibles peligros y depredadores.
En la parte superior de su pico curvo y largo, alrededor de la base del mismo, cuentan con unas fosas nasales poco habituales en el resto de las aves.
Curiosidades del Kiwi
Son animales nocturnos y al contrario de lo que podamos deducir por su apariencia, son muy territoriales, solitarios y en ocasiones pueden llegar a ser agresivos.
Su temperatura corporal, de unos 37-38ºC, está por debajo de la media dentro del mundo de las aves. Esto les acerca más a los mamíferos que a los de su propia especie.
Empleando las poderosas patas que tienen, cavan sus propias madrigueras, en las que habitan junto a su pareja.
Función dentro de su ecosistema
Dentro del ecosistema de Nueva Zelanda, el kiwi juega un papel clave ya que permite controlar las poblaciones de insectos y demás invertebrados (lombrices, arañas, etc.)
Al consumir semillas y frutos, y dispersándolos a través de sus heces, contribuyen a la regeneración natural del hábitat donde viven.
Reproducción y cría
Las hembras ponen entre 1-2 huevos de gran tamaño, equivalente al 20% de su tamaño. En unas diez semanas el polluelo de kiwi sale del cascarón. Y en poco más de una semana ya es prácticamente independiente, capaz de valerse por sí mismo.
Esta curiosa ave ha sido presa fácil para perros, gatos, hurones, águilas y halcones, especies introducidas en Nueva Zelanda por el ser humano. Anteriormente el kiwi no contaba con el peligro de los depredadores, por lo que esta especie evolucionó hasta hacer vida exclusivamente en el suelo (y no necesitar volar).
La deforestación y pérdida del hábitat han provocado que las zonas disponibles para que los kiwis vivan y se reproduzcan hayan disminuido de forma considerable. El acceso a recursos esenciales como refugio, alimento o sitios de nidificación se ha visto reducido, una cuestión a tener también en cuenta.
Los conejos y las ratas son otras especies que compiten con los kiwis a la hora de alimentarse y obtener recursos, una situación que ha influido en la disminución de la población de kiwis.
El cambio climático y las enfermedades que pueden sufrir los kiwis (botulismo, coccidios, etc.) también han sido factores clave a la hora de que esta ave se encuentre en peligro de extinción.

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