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Prohibida la reproducción impresa o electrónica total o parcial de esta obra sin autorización por escrito del Departamento de Publicaciones de la Universidad Externado de Colombia. ISBN VOL. I: María 958-616-801-8 ISBN OBRAS COMPLETAS: 958-616-800-X ISBN EPUB: 978-958-772-707-4 © MARÍA TERESA CRISTINA (EDITORA), 2005 © UNIVERSIDAD DEL VALLE, 2005 © UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA, 2005 Derechos exclusivos de publicación y distribución de la obra Calle 12 n.° 1-17 este, Bogotá, Colombia. Fax 342 4948 [www.librosuexternado.com] Primera edición: abril de 2005 Diseño de EPUB por: Hipertexto http://www.librosuexternado.com http://www.hipertexto.com.co CONTENIDO PRESENTACIÓN UN ACONTECIMIENTO EDITORIAL AGRADECIMIENTOS PRÓLOGO SIGLAS Y ABREVIATURAS A. Ediciones de María B. Obras citadas CRITERIOS DE LA PRESENTE EDICIÓN A. Texto base B. Normas de presentación INTRODUCCIÓN A. María: las vicisitudes de un texto B. La tercera edición C. El texto de 1891 D. La edición de 1922 E. Las ediciones críticas F. Las variantes G. Anexo. Modificaciones de CR BIBLIOGRAFÍA CITADA A. Obras de Jorge Isaacs B. Obras de referencia C. Guías teórico-metodológicas D. Estudios MARÍA VOCABULARIO PRESENTACIÓN El país está en deuda con Jorge Isaacs. Fuera de la perenne María y de un volumen de poemas, poco se sabe de la obra de este vallecaucano que llenó de honores la Colombia del siglo XIX. Su libro sobre la guerra civil en Antioquia y su registro de algunos aspectos de la historia, la geografía y la cultura de las tribus de la Sierra Nevada de Santa Marta no han conseguido todavía una edición segura y metódica que oriente la lectura y el estudio de los interesados. Sus demás escritos son tierra de nadie. Poemas dispersos, capítulos sueltos de novelas inconclusas; un número indeterminado de artículos de prensa sobre asuntos políticos y pedagógicos perdidos en revistas, periódicos y hojas sueltas; una correspondencia diseminada, mucha de ella aún en manos privadas; y, para rematar, un número no desdeñable de textos inéditos que guardan los secretos de un dramaturgo que nunca llegó a las tablas. En pocas palabras, el autor de María está por descubrir; lo ignoto supera lo conocido. Su vida fue, además, una sucesión de infortunios. Nació en 1837 en una familia acomodada, pero desde muy temprano surgieron las dificultades económicas. En 1895, el año de su muerte, era tan pobre como lo había sido en la juventud. La política y los negocios –el comercio, la industria, la minería y la explotación agrícola y ganadera– le fueron esquivos, a pesar del cuidado y fatigas que consignó en una y en otros. La impericia, la mala suerte y la inestabilidad política rondaron sus empresas en el Valle del Cauca, Bogotá y Antioquia, lo mismo que en la Costa Atlántica y en el Tolima. Como encarnación de la historia romántica más desenfrenada, se movió por todo el país y por doquier halló la desdicha. Aquellos desplazamientos, junto a actividades y vocaciones no siempre compatibles con las labores intelectuales, dejaron en él una marca de dispersión y apresuramiento que se manifiesta en una obra inacabada y desigual, nada fácil de compilar y de valorar. María, por ejemplo, fue calificada por Miguel Antonio Caro como “una mala novela”. El traductor de Virgilio sólo estimaba a Isaacs como poeta. Hoy, sin embargo, el poeta ha pasado a un segundo plano ante el novelista, y María es considerada uno de los mayores logros narrativos de la literatura hispanoamericana del siglo XIX. Una evaluación de sus contribuciones exige, por lo tanto, un conocimiento más preciso de sus escritos. Su obra no se reduce a la suma de una novela, unos poemas, unos registros de pronunciamientos políticos y unos viajes de intención arqueológica. Todo ello se debe afinar con sus debates pedagógicos, sus textos dramáticos, su crítica literaria y sus controversias políticas. Para llenar este viejo y apremiante vacío, y empezar a retribuir la deuda que se tiene con el máximo escritor decimonónico, la Universidad Externado de Colombia se ha dado a la tarea de publicar su Obras completas en una edición de once volúmenes. Se comenzará con María, la poesía y las coplas populares, para continuar con el teatro, la narrativa inconclusa, los viajes y la crítica social y política. Luego se compilarán los textos sobre el alzamiento radical en Antioquia y su estudio sobre las tribus de la Sierra Nevada, para finalizar con la correspondencia, los escritos sobre instrucción pública y los documentos oficiales salidos de su pluma. Se quiere destacar su participación en las reformas del período radical en los campos de la cultura, la economía y la política, transformaciones que dejaron su huella en el desarrollo del comercio internacional, el avance de las comunicaciones, la difusión de la ciencia, la secularización del Estado y la expansión de la educación popular. Después de más de cien años de opacidad y abandono, una luz sobre los trabajos de Isaacs ganará los aplausos de los lectores, investigadores y críticos de la cultura. Esto era al menos lo que pensaba Diego Mendoza Pérez –el segundo rector del Externado– en su ensayo de 1895, “Segunda lectura de María”. Allí escribió que sólo “cuando toda la obra de Isaacs sea conocida del público” se podrá emprender una evaluación segura de su legado. Sin el rescate de los textos omitidos, los juicios serán siempre parciales. Y aquí es donde la divisa del Externado, Post tenebras spero lucem (“Después de las tinieblas espero la luz”), emblema tomado del Job 17, 12 de la Vulgata latina –que a su vez acompañaba la portada de la primera edición de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha–, alcanza de nuevo una de sus mayores realizaciones. Poner a disposición la obra de Jorge Isaacs después de una centuria de negligencia y olvido, no es sólo una labor de reparación, sino una contribución al conocimiento y difusión de la cultura nacional de mayor aliento universal. A este homenaje se une la Universidad delValle, la institución que anima el saber de la hoya del río Cauca, el escenario espiritual y físico que inspiró los logros literarios más notables del autor de María. Fernando Hinestrosa Gonzalo Cataño UN ACONTECIMIENTO EDITORIAL La publicación de la obra completa de Jorge Isaacs, una tarea que en buena hora acometen las universidades Externado de Colombia y del Valle, es sin duda un acontecimiento para la literatura y la cultura de Colombia y América Latina. Los miles de lectores que siguen cautivándose con María, una de las obras cumbres de la ficción en lengua española, podrán ahora conocer en toda su extensión las otras facetas creativas de Isaacs. Que así sea es apenas un acto de justicia poética y política con toda su brega revolucionaria en la convulsa Colombia del siglo XIX. Los 11 volúmenes de que constará la obra, que ahora se inicia con esta edición crítica de María, preparada con rigor de muchos años por la profesora María Teresa Cristina, serán un material indispensable para que los estudiosos de nuestra cultura, literatura e historia, con mejor información y conceptualización, se sumerjan con mayor profundidad en nuevas interpretaciones y valoraciones de la vida y obra de Jorge Isaacs. Que esto sirva, además, para tender un puente entre los críticos literarios y la inmensa mayoría de profesores de universidades, escuelas y colegios, orientadores de millones de jóvenes en su encuentro con la literatura colombiana. Nuevos puntos de vista se le aportarán a las actuales y venideras generaciones para ayudarlas a comprender la historia del país y el mundo de valores que nos han configurado como nación. Jorge Luis Borges escribió, en 1937, un artículo titulado, “Vindicación de María de Jorge Isaacs”, en el que demostraba que la novela era muy legible para los lectores de su tiempo y que su autor no era más romántico que nosotros. Con sus apreciaciones, Borges desmontaba falsos esquemas de lectura de María y dejaba sin piso la tesis de que Isaacs hubiese sido simplemente un romántico. Citando las páginas decierta enciclopedia destacaba que Isaacs fue “un servidor laborioso de su país”, y a continuación agregaba: “es decir, un político; es decir, un desengañado. En distintos periodos legislativos (leo con veneración) ha ocupado un puesto en la Cámara de Representantes por los estados de Antioquia, Cauca y Cundinamarca. Fue secretario de Gobierno y de Hacienda, fue secretario del Congreso, fue director de instrucción pública, fue cónsul general en Chile […] Esos rasgos nos dejan entrever un hombre que talvez no rehúsa, pero que tampoco no exige la definición de ‘romántico’. Un hombre, en suma, que no se lleva mal con la realidad. Su obra –he aquí lo capital– confirma ese fallo” 1 . En las décadas corridas desde la publicación de este bello y luminoso artículo de Borges, con honrosas excepciones, ni María, ni mucho menos la poesía, el teatro, los escritos periodísticos y políticos, los proyectos educativos y los informes científicos de Isaacs han merecido la atención debida para el análisis, valoración y publicación. Siguiendo a Borges, en el siglo XXI está al orden del día una vindicación de Jorge Isaacs en todas sus facetas, la realización de una valoración múltiple de su obra y la visibilización de lo que –por razón de las luchas ideológicas y políticas acaecidas en Colombia en las últimas décadas del siglo XIX– fue relegado al olvido y a ciertos lugares comunes 2 . Al cumplir 60 años de fundada, la Universidad del Valle se hace un bello regalo de aniversario con la publicación de uno de los creadores que más lustre literario le han dado a Colombia, al Valle del Cauca y al otrora Estado Soberano del Cauca. Regalo que deseamos compartir con miles de lectores del país y más allá de sus fronteras. Este es el mejor homenaje que le podemos hacer a Isaacs con motivo de los 110 años de su muerte. A lo que se suma la organización por parte de nuestra Facultad de Humanidades, entre el 31 de octubre y 5 de noviembre de 2005, del Simposio Internacional “Jorge Isaacs, el creador en todas sus facetas”, evento académico ideal para presentar la obra completa y para escuchar los análisis e interpretaciones de especialistas de Estados Unidos, 1 2 España, Francia, Argentina, Chile, Uruguay, Cuba, México, Jamaica y Colombia. Finalmente, en nombre de nuestra querida Alma Máter, quiero agradecer a la Universidad Externado de Colombia por haber facilitado esta tarea conjunta, y a la profesora María Teresa Cristina por la sabiduría acumulada en tantos años dedicados a estudiar y recopilar los escritos de Jorge Isaacs. Este trabajo sustenta ampliamente su tesis de que fue un hombre con intereses muy variados y, como tal, uno de los más representativos del siglo XIX colombiano. Sus numerosos escritos sobre temas tan diversos –política, economía, educación, viajes, exploraciones, etnolingüística, amén de un conspicuo acervo de documentos oficiales, junto a su obra literaria, además de María, más variada y abundante de lo que comúnmente se cree– fundamentan con creces la publicación de la obra de uno de los escritores que mayor gloria le han dado a estas tierras. Sólo me resta desearle a los lectores y lectoras que se apropien, con todo el placer posible, de este clásico de nuestras letras que ha llenado de gloria la cultura nacional. Iván Enrique Ramos Calderón Rector de la Universidad del Valle Jorge Luis Borges. Textos cautivos. Ensayos y reseñas en “El Hogar” (1936-1939), Buenos Aires, Tusquets Editores, 1986, p. 128. A cien años de su muerte se entiende con claridad que la invisibilidad a la que fue sometida la obra de Isaacs, además de la recepción conservadora que imperó de su novela en las aulas y manuales de literatura hasta hace poco, se debe a su toma de partido por las ideas del liberalismo radical derrotadas por la regeneración conservadora en 1885. AGRADECIMIENTOS Son muchas las personas con quienes he contraído deuda durante los largos años que ha exigido esta investigación. En primer lugar, con Myriam Díaz, Ángela Corredor y Emperatriz Chinchilla, quienes colaboraron en la búsqueda de prensa, en la revisión de manuscritos, de variantes y en la transcripción de textos, sin cuyo rigor, generosidad, fidelidad, entusiasmo y paciencia este trabajo no hubiera sido posible. Mis agradecimientos a Colcultura que me otorgó la Beca Francisco de Paula Santander durante el año 1990. Al Departamento de Literatura de la Universidad Nacional de Colombia por haberme concedido descarga durante varios semestres para dedicar parte del tiempo a la investigación. Al CES de la Universidad Nacional que financió la estadía de una semana en Medellín que me permitió consultar la Hemeroteca de la Universidad de Antioquia. Mis agradecimientos también a Conrado Zuluaga y Rubén Sierra Mejía quienes, en calidad de directores de la Biblioteca Nacional, me prestaron su apoyo y facilitaron mi labor. A Camilo Calderón Schrader y a Gonzalo Cataño, de la Universidad Externado de Colombia, que hicieron posible esta edición. A Antonio Milla, Director del Departamento de Publicaciones de la Universidad Externado de Colombia, quien acometió la ardua tarea. A los muchos amigos que, en algún momento, me ayudaron a resolver dudas, me asesoraron con sus consejos, me animaron en los momentos de desaliento y a todos los que creyeron en mi trabajo. Finalmente, a la Universidad del Valle y de manera especial, a la Universidad Externado de Colombia y a su rector, el doctor Fernando Hinestrosa, que han asumido el ingente proyecto de la edición integral de la obra de Isaacs. Deseo dedicar esta edición a la memoria de Antonietta Zonca, Carlo Cristina y Juozas Zaranka. María Teresa Cristina Profesora Departamento de Literatura Universidad Nacional de Colombia PRÓLOGO Jorge Isaacs es una figura suficientemente conocida como para necesitar de una presentación; es evidente su importancia en la historia literaria colombiana e hispanoamericana. Sin embargo, a pesar de la existencia de la biografía de Luis Carlos Velasco Madriñán 1 , y de otras que se han basado en ella, la información que se divulga acerca de este autor, en la prensa y aun en medios escolares y académicos, es parcial y deformada: Isaacs sigue siendo en gran parte un desconocido. En lo que se refiere a su obra literaria, no obstante la extraordinaria divulgación que tuvo y sigue teniendo María –que muy poco tiempo después de su aparición entró a formar parte del canon de la literatura hispanoamericana– esta novela magna de Isaacs, que ha sido publicada innumerables veces, sigue editándose en textos incorrectos e inclusive mutilados. No existe una recopilación completa con textos confiables de la poesía de Isaacs; con excepción de la edición de Armando Romero Lozano 2 , también incompleta y abundante en errores de lectura, las modernas “poesías completas” recogen en su mayoría solo una mínima parte y están plagadas de erratas. Permanecen, además, inéditos varios textos como los dramas titulados Los montañeses en Lyon o María Adrian y Amy Robsart 3 . El resto de su obra sigue olvidada en bibliotecas y archivos. Aunque Isaacs fue colaborador permanente de numerosos periódicos nacionales (La República, el Diario de Cundinamarca, La Siesta, La Opinión, El Papel Periódico Ilustrado, El Telegrama, Anales de la Instrucción Pública de Bogotá, entre otros) y también dirigió en Popayán El Programa Liberal y El Escolar, y La Nueva Era en Medellín, se desconocen sus artículos, crónicas de viajes, editoriales y textos políticos. En cuanto a los escritos relacionados con la Comisión Científica y sus posteriores exploraciones por la Costa Atlántica ha sido reeditado el Estudio sobre las tribus indígenas del Estado del Magdalena 4 y los informes y cartas son parcialmente citados en la obra de Luis Carlos Velasco Madriñán 5 sobre el tema. Los documentos e informes que ilustran la intensa actividad de Isaacs en el campo de la instrucción pública no han corrido mejor suerte, pues son ignorados inclusive por los especialistas. La abundante correspondencia personal, hoy parcialmente perdida, estádispersa en periódicos y revistas. Parte de ésta y valiosos documentos son conocidos gracias a los numerosos artículos 6 y a las biografías de Velasco Madriñán –libro este conseguible hoy día solo en las bibliotecas– y de Carvajal 7 . Es evidente que nunca ha sido recopilado el conjunto de los escritos de Jorge Isaacs. En 1966 se publicaron en Medellín dos tomos con el asombroso título de Obras completas de Jorge Isaacs 8 . El primero contiene una pésima edición, además mutilada, de María 9 . El segundo reproduce el ensayo de McGrady 10 con los 38 poemas que allí da a conocer y los poemas publicados en 1864 por El Mosaico (incompletos) a los cuales añade otro posterior. Siguen en total desorden: una serie de semblanzas y de juicios críticos sobre el autor entre los cuales se intercalan unos “Documentos históricos” del Archivo Histórico de Antioquia con el subtítulo de “Correspondencia de Jorge Isaacs” 11 (¿¡!?), a continuación de lo cual se incorpora (con modificaciones y sin indicar la fuente) el “Vocabulario” que Isaacs anexó a las ediciones de María; siguen dos breves textos sobre la polémica acerca de la cuna de Jorge Isaacs; vienen luego las notas a la edición de las Poesías de 1864 (pp. 228 a 236 ¡obviamente sin indicar la fuente!) y termina este segundo tomo con otros fragmentos de conceptos sobre Isaacs cuya autoría el curioso y paciente lector debe descifrar. Ni siquiera el índice de contenido es completo y correcto. En resumidas cuentas, se trata de un ejemplo de irresponsabilidad editorial. Estas Obras completas ni son tales ni son una antología de la poesía ni de la crítica; tampoco representan una edición decorosa de María. La presente edición recoge por primera vez la totalidad de los escritos de Jorge Isaacs, en parte todavía inéditos o desconocidos [como los demás escritos de índole muy diversa, su correspondencia personal y una selección de documentos personales y oficiales relativos al autor]. La organización del ingente y heterogéneo material ha presentado un problema de clasificación pues algunos escritos pueden pertenecer a distintos conjuntos; esto se ha resuelto mediante referencias cruzadas. El material ha sido ordenado de acuerdo con los siguientes criterios: a. Obra literaria: se reúne por géneros y aparte los escritos varios; b. Obra no literaria; c. Correspondencia personal; d. Documentos personales y oficiales. En síntesis, la presente publicación consiste en la edición crítica de la obra literaria de Isaacs: María, poesía, traducciones y coplas, teatro, los fragmentos de la trilogía inconclusa y escritos varios (vols. I a IV); la recopilación de los escritos periodísticos dispersos en la prensa del siglo XIX sobre temas diversos: política, viajes, economía y sociedad (vol. V); la reedición de La revolución radical en Antioquia (vol. VI); los escritos relativos a la Comisión Científica, a sus viajes posteriores por la Costa Atlántica, Las Tribus indígenas del Magdalena (vol. VII); una selección de escritos y documentos relativos a su actividad en la Instrucción Pública (vol. VIII); la recopilación de la correspondencia personal (vol. IX); la publicación de documentos oficiales y personales del autor y relativos al mismo (vol. X). En el último volúmen (XI) se incluirán la cronología, la bibliografía y los índices. La edición crítica de la obra literaria comprende el establecimiento del texto, la acotación de variantes y la inclusión de notas. Se toma como “texto base” el que corresponde a la última voluntad del escritor y en relación con este se acotan las variantes que corresponden a las sucesivas modificaciones introducidas por el autor. El criterio seguido se basa en las pautas que fija la disciplina filológica moderna para los textos impresos 12 y en la práctica recomendada por la Unesco para la edición crítica de los textos de la literatura latinoamericana 13 de la “Colección Archivos”. La edición de los escritos no literarios será anotada. Las fuentes primarias para la edición crítica de la obra completa de Jorge Isaacs son las siguientes: a. Fuentes manuscritas: manuscritos autógrafos de la Biblioteca Nacional y de otras bibliotecas y archivos. b. Fuentes impresas: libros y folletos de Jorge Isaacs, prensa colombiana del siglo XIX y correspondencia y documentos publicados por los biógrafos e investigadores. La principal depositaria de manuscritos es la Biblioteca Nacional de Colombia, Bogotá, donde en el “tomo” 314 se conservan en un cofre 16 cuadernos numerados del 1 al 17 14 (por error de numeración y no por pérdida del mismo, no existe el ms. 04) cuyo contenido es el siguiente: ms. 314-01. 48 fols. “Poesías/de Jorge Isaacs a más de la colección publicada por El Mosaico en 1864 y en varios periódicos/1880/ Volumen 1.°”. Empastado. 37 fols. en blanco. Contiene 68 poemas. ms. 314-02. 80 fols. “Ensayos dramáticos/desde 1860”. Contiene los dramas: Paulina Lamberti, fols. 2-30; María Adrian [título tachado y sustituido por el de Los montañeses en Lyon], fols. 31-65; el poema Saulo, fols. 67v-80. 4 fols. en blanco. ms. 314-03. 74 fols. “Borradores recogidos desde julio 1864/Cali, 24 de julio”, fols. 1-66; “Coplas populares”, fols. 67-74. Empastado. 6 fols. en blanco. Contiene 49 poemas, un título sin texto y las coplas número 326 a 488. ms. 314-05. 23 fols. Contiene 18 poemas escritos entre 1860 y 1861. Cuaderno. Empastado. ms. 314-06. 39 fols. “Horas de soledad/ 1861/Acasis.” Pasta rústica. Contiene 18 poemas. ms. 314-07. 13 fols. “Memorándum de lecturas/1881/”. Contiene el prólogo del poema de Gaspar Núñez de Arce: “Los gritos del combate”. Empastado. 80 fols. en blanco. ms. 314-08. 97 fols. “Los montañeses en Lyon, drama en cinco cuadros, por Jorge Isaacs”, fols. 1-64; “Canciones populares”, [1 a 325] fols. 64-97. Empastado. l fol. en blanco. Se trata de una versión diferente del drama del ms. 02. ms. 314-09. 97 fols. “Los montañeses en Lyon,/drama histórico, en cinco actos/por/Jorge Isaacs/1864/”. “Historia de los girondinos, Notas, libro 26”. Siguen un diccionario y ejercicios de inglés. Contiene una nueva versión incompleta del drama: solo el “Acto Primero” y el título “Acto segundo”. El ejemplar está muy dañado en la parte inferior. 27 fols. en blanco. ms. 314-10. 55 fols. “Inventario de cierta colección”, “Vocabularios de la provincia de Santa Marta”. Contiene vocabularios del chimila, motilón, businka, kogui, un abecedario, un “Estudio complementario de la lengua guajira y sus dialectos” y una “Conjugación”. Empastado. 11 fols. en blanco. ms. 314-11. 52 fols. “Apuntamientos de lecturas en viaje/1881/Número 1/. Trae notas de viaje de la Comisión Científica de 1881, fols. 1-37, “Plan y algunos pormenores” de Fania, fols. 39-41, y Modismos del Cauca y de Antioquia, fols. 42-52. Empastado. 4 fols. en blanco. ms. 314-12. 10 fols. “81 y 82 / Notas oficiales/–1–/. Notas oficiales de la Secretaría de la Comisión Científica Nacional. 1881”, fols. 2-9; “Fania, Capítulo I”, fol. 10. Empastado. 34 fols. en blanco. ms. 314-13. 69 fols. Contiene: “Aparicio Rebolledo/viaje / en 1878 y 1879/ Diario de A. R. de Nbre de 78 a junio de 79”, fols. 1-39; “Notas sobre el Estado del Magdalena/(marzo 4 de 1862)”, fols. 41-46; “Voyage a la Sierra Nevada de Sainte-Marthe, por Elisée Reclus, 1861”, fols. 46-69. Empastado. 2 fols. en blanco. ms. 314-14. 41 fols. Contiene: “Amy Robsart/drama, en un prólogo i cinco cuadros, tomado de El castillo de Kenilworth/Cali. 1859”. Sin pasta. Mal estado de conservación. ms. 314-15. 23 fols. “Camilo”. Contiene seis capítulos. Muy deteriorado. 2 fols. en blanco. ms. 314-16. 19 fols. “La última noche en Capua. Bogotá 1881” Regular estado de conservación. Faltan 2 fols. útiles. ms. 314-17. 55 fols. Borrador en lápiz de 1882 con dibujos de petroglifos, una carta, notas, dibujos, alfabeto y vocabulario de la lengua businka. Libreta, empastada en tela. En cuanto a las fuentes impresas, libros y folletos de Isaacs, se tuvieron en cuenta, en primer lugar, los publicados en vida del autor bajo su supervisión personal, aunquealgunos de estos fueron reeditados posteriormente. Son: 1. Poesías. Bogotá, El Mosaico, 1864. 2. María. Las tres ediciones bogotanas hechas en vida de Isaacs, las de 1867, 1869, 1878 y el texto de la tercera edición, con correcciones autógrafas hechas en 1991, que conserva el Instituto Caro y Cuervo en la Biblioteca de Yerbabuena. 3. Saulo. Bogotá, Imprenta de Echeverría, 1881. 4. La revolución radical en Antioquia. –1880–. Bogotá, Imprenta de Gaitán, 1880, 423 p. 5. “A sus amigos y a los negociantes del Cauca. Jorge Isaacs”. Cali, 1875. La prensa colombiana del siglo XIX fue consultada principalmente en las Bibliotecas Nacional y Luis Ángel Arango y en la Hemeroteca de la Universidad de Antioquia en Medellín. También encontramos alguna información en la Biblioteca Piloto de esta ciudad, en el Archivo Mosquera de Popayán y en la Biblioteca de la Estación del Ferrocarril de Cali. Las fuentes de prensa se enumerarán en el tomo correspondiente. La información en conjunto fue recopilada en las siguientes bibliotecas y archivos: Biblioteca Nacional, Bogotá; Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá; Hemeroteca de la Universidad de Antioquia, Medellín; Biblioteca de Yerbabuena, Bogotá; Biblioteca Piloto, Medellín; Archivo Mosquera, Popayán; Archivo Histórico Nacional, Bogotá; Archivo de Antioquia, Medellín; Centro “Leonardo Tascón”, Buga; Archivo del Ferrocarril del Cauca, Cali; Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores, Bogotá y Archivo Municipal de Cali. Ha sido casi imposible consultar las 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 colecciones particulares. Merece aquí un especial reconocimiento la labor realizada por Luis Carlos Velasco Madriñán, Mario Carvajal y por muchos otros estudiosos nacionales y extranjeros como Donald McGrady que dieron a conocer textos, documentos y cartas de Jorge Isaacs. El material aquí recogido aporta una nueva luz al conocimiento y estudio de la creación literaria de Isaacs en los diversos géneros y de su compleja figura histórica que refleja las contradicciones y los múltiples intereses muy característicos de su tiempo. Con esta edición aspiramos a subsanar las deficiencias existentes, proporcionar un mejor conocimiento tanto del autor como de la historia literaria, de la cultura y del peculiar carácter de la época y rendirle un justo homenaje a una de las personalidades más destacadas de su siglo. Esperamos con esto desbrozar el campo para estudios futuros tanto sobre Isaacs como sobre el siglo XIX colombiano. Otros proseguirán el trabajo. Jorge Isaacs, el caballero de las lágrimas. Cali, Editorial América, 1942. Jorge Isaacs. Poesías. La luna en la velada. Saulo. Traducciones. Edición clasificada y anotada por Armando Romero Lozano. Cali, Biblioteca de la Universidad del Valle. Editorial Norma, 1967. El drama Paulina Lamberti fue dado a conocer por Rafael Maya en Bolívar (Bogotá), n. 12, 1952, pp. 245 a 280 y el fragmento dialogado de La última noche en Capua por María Teresa Cristina: “Dos fragmentos inéditos de Jorge Isaacs” en Revista de la Universidad Nacional. Segunda época, vol. II, 12 (mayo 1987), pp. 4 a 10. Estudio sobre las tribus indígenas del Estado del Magdalena. Biblioteca Popular de Cultura Colombiana. Bogotá, Ediciones Iqueima, 1951. El explorador Jorge Isaacs. Cali, Imprenta Departamental, 1967. Ver Donald McGrady. Bibliografía sobre Jorge Isaacs. Bogotá, ICC, 1971. Mario Carvajal. Vida y pasión de Jorge Isaacs. Manizales, Arturo Zapata, 1937. Reeditada por Carvajal & Cía., 1973. Obras completas de Jorge Isaacs. Medellín, Ediciones Académicas. Rafael Montoya y Montoya. 2 tomos, 1966. El editor en esta “edición definitiva” suprime el texto inicial “A los hermanos de Efraín”, introduce títulos a los capítulos, modifica o suprime de manera arbitraria las notas del autor, sigue el texto de la tercera edición. Donald McGrady. La poesía de Jorge Isaacs. Separata de Thesaurus, t. XIX. Bogotá, ICC, 1964. 67 p. Comunicaciones de 1877, la proclama “¡A los habitantes de Rionegro!” de 1880, etc., pp. 185 a 201. Filologia dei testi a stampa. A cura di Pasquale Stoppelli. Bologna, Il Mulino, 1987. Littérature Latino-Américaine et des Caraïbes du XXé siècle. Théorie et pratique de l’édition 14 critique a cura di Amos Segala. [Milano], Bulzoni Editore, 1988. En Catálogos de la Biblioteca Nacional de Colombia. Tomo l. Manuscritos [elaborado por] Delia Palomino. Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, 1989, pp. 117 a 119, las piezas aparecen numeradas de manera consecutiva del 1 al 16. SIGLAS Y ABREVIATURAS A. EDICIONES DE MARÍA A María, Bogotá, Imprenta de Gaitán, 1867. B María, segunda edición, Bogotá, Imprenta i Estereotipia de Medardo Rivas, 1869. C María, tercera edición, Bogotá, Imprenta de Medardo Rivas, 1878. D María. Ejemplar de Yerbabuena de la tercera edición con las correcciones autógrafas de 1891. CR María. Edición definitiva publicada de acuerdo con anotaciones, adiciones y correcciones del autor. Bogotá, Librería Colombiana Camacho Roldán & Tamayo, 1922. BPCC María. Bogotá, Ministerio de Educación Nacional, 1942 (Biblio- teca Popular de Cultura Colombiana, 29). MCM María. Introducción, registro de variantes y notas por Mario Carvajal. Biblioteca de la Universidad del Valle, Cali, 1967. McGM María. Edición, prólogo y notas de Donald McGrady, Barcelona, Labor, 1970. B. OBRAS CITADAS Ap. Crít. Rufino José Cuervo. Apuntaciones críticas. Bogotá, ICC, 1985. Arboleda Gustavo Arboleda. Diccionario biográfico y genealógico del antiguo Departamento del Cauca. Bogotá, Horizontes, 1962. BNC Ernesto Porras Collantes. Bibliografía de la novela en Colombia. Bogotá, ICC, 1976. BAHVC Boletín de la Academia de Historia del Valle del Cauca. 1965. c. ord. cambio de orden de las palabras. DRAE Diccionario de la lengua española. Vigésima segunda edición. Madrid, Real Academia Española, 2001. DUE María Moliner. Diccionario de uso del español. Madrid, Gredos. Segunda edición, 1998. ed. edición fol., fols. folio, folios FP Françoise Perus. De selvas y selváticos. Ficción autobiográfica y poética narrativa en Jorge Isaacs y José Eustasio Rivera. Bogotá, Plaza & Janes, 1998. ICC Instituto Caro y Cuervo, Bogotá. McGIs. Donald McGrady. Jorge Isaacs. New York, Twayne Publishers, 1972. ms., mss. manuscrito, manuscritos n°., nos. número, números NDCol Nuevo diccionario de americanismos. Dirigido por Günther Haensch y Reinhold Werner. Tomo I: Nuevo diccionario de colombianismos. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1993. Posada Personajes de la novela María en Apostillas, Bogotá, Imprenta Nacional, 1926. p., pp. página, páginas Rep. La República (Bogotá). s.f. sin fecha s.l. sin lugar s. p. i. sin pie de imprenta Tascón Leonardo Tascón. Diccionario de provincialismos y barbarismos del Valle del Cauca. Bogotá, Editorial Santafé [s.f.]. t. tomo trim. trimestre VMCl Luis Carlos Velasco Madriñán. Jorge Isaacs, el caballero de las lágrimas. Cali, Editorial América, 1942. VMEx Luis Carlos Velasco Madriñán. El explorador Jorge Isaacs. Cali, Imprenta Departamental, 1967. v., vv. verso, versos vol., vols. volúmen, volúmenes CRITERIOS DE LA PRESENTE EDICIÓN Para todo lo relacionado con el establecimiento del texto y el registro de variantes hemos tenido en cuenta las recomendaciones y la práctica establecida por la Colección Archivos de la Unesco para la edición crítica de autores latinoamericanos del siglo XX y otras investigaciones recientes acerca de la edición crítica de textos impresos 1 . A. TEXTO BASE Se consideran como textos auténticos de María las tres ediciones bogotanas autorizadas y revisadas directamente por su autor (Imprenta de Gaitán, 1867; Medardo Rivas, 1869, Imprenta de Medardo Rivas, 1878) y el texto de Yerbabuena con las correcciones autógrafas de 1891, hechas sobre un ejemplar de la tercera edición. Se toma este último como texto-base o definitivo por ser el que representa la última voluntad del autor. Nos referiremos a estos ejemplares con las siglas A B C D. B. NORMAS DE PRESENTACIÓN Por tratarsede un texto del cual se conoce el original, se consideran como variantes solamente las sucesivas correcciones hechas por el autor en las tres ediciones bogotanas y en el texto de Yerbabuena. Por esta razón no se registran en el aparato crítico las modificaciones espurias de CR pero se anexan al final de la introducción. Las palabras o sintagmas que constituyen la variante se indican con un exponente numérico en arábigos y se transcriben en itálicas, pero se transcriben en redonda cuando en la versión definitiva hay adición de palabra (s) ausente en las anteriores (ej.,“pero estaba cómodamente: pero cómodamente A”). Cuando sea necesario dar las variantes, se citará en primer lugar la versión definitiva (D) seguida por dos puntos y por la variante. Para comodidad del lector se escribe en itálicas toda la palabra cuando la variante consiste en una mayúscula, un pronombre enclítico o un morfema cualquiera. Para evitar confusiones, cuando la variante consiste en el uso de la bastardilla (o el subrayado), esto se indica explícitamente así: “golas: en itálicas en A”. Se transcribe todo el sintagma en bastardilla cuando hay cambio en el orden de palabras, p. ej., “su padre fue quien: fue su padre quien A”. No se consideran como variantes las innumerables erratas de las ediciones modernas ni se incluyen como tales las erratas evidentes, las oscilaciones ortográficas (en un mismo texto o en diferentes textos) ni las diferencias de puntuación entre A B C D, a menos de que estas últimas impliquen un cambio de sentido o de expresividad. En la presente edición se moderniza la ortografía 2 de conformidad con la voluntad del autor, quien anota en D: “Sígase la ortografía actual de la Academia”. De acuerdo con este criterio, transcribimos sin guión las palabras compuestas como: sietecueros, cañamenuda, friegaplato, guardapelo, milpesos, cueronegro, rabo de zorro, atajasangre, martín pescador, Media Luna, Calle Larga, Eccehomo, en lugar de siete-cueros, caña-menuda, Media-luna, etc., pero se respetan formas actualmente en desuso como medio día, campo santo, diz que, a segurarse, ninguno otro, la variante sinónima en seguida, lo mismo que las formas “mejilla sonrosada” y “mejilla sonroseada” 1 2 por ser estas últimas un rasgo estilístico. Cuando Isaacs oscila entre dos grafías o corrige en D como en: zenit y “cenit”, foete y fuete, una ave y “un ave”, “sumerced” y “su merced”, “por enmedio de” y “por en medio de”, se opta por la forma aceptada actualmente. Igualmente con la forma apesar del que se corrige por “a pesar del”. Exceptuando los casos en que la ortografía actual exige la introducción de signos de puntuación, se respeta la del texto de Yerbabuena, incluyendo la doble puntuación de las frases que Isaacs deliberadamente quiere que sean al mismo tiempo interrogativas y exclamativas (“¿qué haré yo ahora sin ella!”, “¿Quién las amará si existen!”, “¡Como de noche?”), puesto que se trata de un rasgo claramente estilístico y expresivo que Isaacs reintroduce en D cuando ha sido modificado por los cajistas en las ediciones anteriores. Las pocas correcciones que se hacen al texto D se refieren a erratas evidentes o a omisiones del autor. Por esta razón se transcribe “fuete”, “fuetazo” en lugar de “foete”, “foetazo” puesto que en D Isaacs corrige tres veces esta forma en el cap. XXXV, pero la omite en el cap. XIX. Lo mismo ocurre con “una ave”, “un ave”, (en el cap. XV escribe en el mismo párrafo las dos formas) “a el alma” y “al alma”. Lo mismo ocurre con la alternancia de mayúsculas y minúsculas: en D corrige “parroquia” por “Parroquia” en la p. 118, pero la deja con minúscula en la p. 243. Cuando el texto se aparta del uso gramatical establecido se indica en el aparato crítico el uso particular del autor (omisión ocasional de la preposición a con complemento directo de persona, uso de la preposición de). Littérature Latino-Américaine et de Caraïbes du XXè siècle. Théorie et pratique de l’édition critique a cura di Amos Segala. [Milano], Bulzoni, 1988 y Filologia dei testi a stampa a cura di Pasquale Stoppelli. Bologna, Aunque la Academia Colombiana de la Lengua, la más antigua de Hispanoamérica, se fundó en 1871, la ortografía del siglo XIX es muy irregular. Señalamos como rasgos típicos de la ortografía de las tres ediciones bogotanas los siguientes: se tilda la preposición á; no se tildan la agudas terminadas en n y s (huracan) pero, en cambio, se tildan las palabras graves terminada en s (ménos, de véras, Lóndres). En A B C tampoco se tildan los hiatos (mia, sonrei) pero encontramos “sonreí” en D. No se duplica la “r” intervocálica (boquirubia D, prorumpí ABCD, pero Isaacs escribe pomarosos en A B C y corrige por “pomarrosos” en D, escribe Santarosa en ABC y “Santa Rosa” en D. En las tres ediciones se tiende al uso general de la “y” griega pero hay alternancia entre i latina e y griega (Ver ejemplo de ambas en B p. 24). Isaacs siempre escribe espresar, espira por “expresar”, “expira”. INTRODUCCIÓN A. María: LAS VICISITUDES DE UN TEXTO En 1863 regresa a Bogotá un joven provinciano de 27 años. Aunque había cursado aquí estudios en tres colegios distintos durante cinco años (1848-1852), era completamente desconocido. Llega cargado de deudas e intenta evitar el remate de las haciendas familiares de las que tuvo que hacerse cargo después de la muerte del padre (marzo de 1861) por voluntad explícita de éste. La situación de quiebra había sido ocasionada por malos negocios, por las guerras, por la pasión por el juego del padre y por préstamos insostenibles contraídos por ambos. Por entonces, ya había intentado el cultivo del tabaco y se había dedicado a los negocios con poco o ningún éxito; ya había participado en dos guerras civiles, las de 1854 y 1860; había contraído matrimonio a los 20 años y había escrito tres dramas históricos y unos poemas. En Bogotá busca la asesoría de una oficina de abogados, la de José María Vergara y Vergara y Aníbal Galindo; el joven caucano no logra evitar el remate de las propiedades paternas, pero encuentra un padrino literario en el primero. Sus versos fueron acogidos con entusiasmo por los miembros de la tertulia “El Mosaico” y “pronto volaron en letra de molde” 1 gracias a su patrocinio 2 . En palabras de uno de los presentes a la lectura de sus poemas, Manuel Pombo, “el poeta se había levantado olvidado y se acostó famoso” 3 . De esta forma, comienza oficialmente la vida literaria de Jorge Isaacs. Pocos meses después se ve obligado a regresar al Cauca donde lo esperan muchas penurias. Desde La Plata y Cali escribe a José Manuel Marroquín: Estoy flaco como el Poder Ejecutivo, y negro como hijo de Mulet […] Es necesario tener toda la conformidad cristiana de que disfruto, para no haberme desesperado con la idea de enfrascarme en el Cauca, fraternalmente alojado con toda una colección de sabandijas ponzoñosas. Si fuera a vivir con mi familia, en completa federación, soportable fuera; pero amigo mío, muchos malos días me esperan 4 . No escribo porque no tengo un cuartito de estudio. No trabajo porque no tengo cómo, mientras no esté en posesión de un destino que dizque me van a dar en la empresa del camino 5 . La necesidad lo lleva a aceptar el cargo de subinspector de los trabajos de construcción del camino de herradura que se está abriendo entre Cali y Buenaventura. En las inhóspitas selvas del Dagua, redactó los borradores de los primeros capítulos de la novela que evocaba los años felices en las haciendas paternas “La Rita” y “El Paraíso”. Así recuerda ese año de penalidades en carta a su amigo Adriano Páez: Hay una época de lucha titánica en mi vida, la de 1864 a 1865: viví como Inspector del camino de Buenaventura, que se empezaba a construir entonces, en los desiertos vírgenes y malsanos de la costa del Pacífico. Vivía entonces como un salvaje, a merced de las lluvias, rodeado siempre de una naturaleza hermosa, pero refractaria a toda civilización, armada de todos los reptiles venenosos, de todos los hálitos emponzoñados de la selva. Los 300 ó 400 obrerosque tenía bajo mis órdenes y con quienes habitaba como en campaña, tenían casi adoración por mí. Trabajé y luché hasta caer medio muerto por obra de la fatigante tarea y del mal clima. Después he hecho cuanto mis esfuerzos han permitido, hasta el Congreso de 1878, en favor de la vía redentora para el Cauca; pero nada ha sido eso, comparándolo con lo que hice y sufrí como Inspector de los trabajos desde noviembre de 1864 hasta el mismo mes en 1865 6 . El paludismo, que habría de matarlo, contraído en esos climas malsanos lo obligó a regresar a Cali donde terminó la redacción de la novela. Su hermano mayor, Alcides, profesor y gramático lo asesoró en el trabajo de corrección del texto. De regreso a Bogotá, se dedica al comercio en la tienda ubicada en la Carrera de Bogotá calle 1a número 26. Ha llevado consigo un borrador de su novela en busca de editor, restablece vínculos de amistad con sus antiguos mentores literarios de la tertulia de “El Mosaico” y con Miguel Antonio Caro, a quien solicita ayuda para la corrección de las pruebas de la novela. El 24 de febrero de 1867, estando enfermo, Isaacs le envía una nota escrita en mal inglés en la cual le confirma haber recibido los tomos de Cantú y Bustamante, pero no estando todavía en capacidad de salir, le solicita que vaya a su casa a ayudarle a corregir las pruebas de María y a compartir con él un rato de charla 7 . La publicación de la novela es asumida por José Benito Gaitán. En la prensa bogotana aparecen varios avisos costeados por este que anuncian una “lujosa edición”, que desde el primero de mayo estará a la venta en la agencia de Lázaro María Pérez, en la tienda de Dionisio Mejía y en la oficina de Gaitán; se añade que quienes tomen suscripciones, obtendrán el ejemplar al valor de $ 1.40 8 . La edición de unos 800 ejemplares se vendió a “dos pesos sencillos” y obtuvo inmediatamente una gran acogida por parte del público bogotano. Caro presentó la novela en su columna “Noticias Bibliográficas” del periódico La República 9 . Isaacs se convirtió entonces en uno de los hombres más admirados y solicitados por la sociedad bogotana que leyó con entusiasmo y “devoró” María. Posteriormente su amigo, el bugueño Luciano Rivera y Garrido, atestigua este hecho: Isaacs fue entonces el hombre de moda. La mujeres deseaban con vehemencia conocerlo, pues vieron en él al intérprete afortunado de todas las ternuras femeninas; los salones de la alta sociedad le abrieron de par en par sus doradas puertas; los círculos literarios, que ya lo habían aclamado como gran poeta, le cedieron el primer puesto como novelista; y todo el mundo admiró su ingenio sin restricciones 10 . Relata este mismo que pocas semanas después de haber salido a luz la novela, cuando Isaacs todavía no era conocido sino por los hombres de letras, durante una representación de la ópera Norma, estando el teatro colmado por lo más granado de la sociedad bogotana y habiendo empezado ya el primer acto, en el mismo momento en que la prima donna iniciaba el aria de la casta diva, tres caballeros entraron a un palco que había permanecido desocupado, entonces todas las miradas se dirigieron hacia ese punto y por el teatro “se oyó un ruido sordo” producido por el público que pronunciaba el nombre de Isaacs 11 . El escritor se convirtió, además, en uno de los jóvenes más prometedores del partido conservador. Y como de la notoriedad al periodismo y a la política no había más que un paso, un mes después de la aparición de María es nombrado redactor principal de La República, periódico del ala moderada del partido conservador. Poco después sucumbe a la tentación de la política y al finalizar el mes ya aparece en la lista de candidatos a la Cámara de Representantes por el Estado de Cundinamarca al lado de nombres como los de Carlos Holguín y Miguel Antonio Caro, pero será elegido Representante, en calidad de principal, por el Estado del Tolima en diciembre de ese mismo año, junto con Luis Segundo de Silvestre y Joaquín Posada Gutiérrez para el período constitucional 1868-1869. Con la política comienza otro tipo de sinsabores. Desempeñándose Isaacs como representante, aparece en el periódico Los Locos una pieza jocoso-satírica en verso titulada El diputado de los anteojos verdes o Jorge y María. Drami-cuento en medio acto 12 , en el cual María llorando le reprocha a su enamorado Jorge su traición: La República te dio con cierta coja intriguilla una curul, una silla, en que has perdido el honor. A Jorge le ha sido prometido el cargo de secretario de Torres Caicedo para una legación en Europa, pero al enterarse por un transeúnte de que ya lo han sustituido por otro, concluye María: Y bien Jorge, eres pasado y desconfían de ti. Desleal e ingrato fuiste con quien te dio posición: el pago de la traición tenía que ser así. En efecto, en este momento, los liberales ya consideran a Isaacs como uno de los suyos; el periódico El Liberal lo menciona al lado de algunos miembros de este partido que acaban de dar un nuevo golpe a La Liga y se refiere a él en los siguientes términos: “el señor Jorge Isaacs, que antes pasaba por conservador; […] por sus ideas, su rectitud y su talento lo contamos en nuestras filas, aun cuando se le llame como se quiera: sus hechos hablan” 13 . Como afirmará Isaacs años más tarde en una famosa carta autobiográfica: Cuando redacté La República creía aún posible poner de todo en todo la fracción avanzada del partido conservador al servicio de la república democrática. En 1868 y 1869, siendo diputado al Congreso Nacional, obtuve el doloroso desengaño y empecé a ser víctima de la demagogia ultramontana y de la oligarquía conservadora. Se me había educado “republicano” y resulté ser soldado insurgente en las filas del partido conservador. Ahora puedo explicarme eso satisfactoriamente 14 . A partir de entonces Isaacs militará hasta su muerte en el radicalismo, hecho que interrumpió la amistad que había mantenido con Caro. La primera edición se agotó rápidamente. Tan solicitados debieron ser los ejemplares de esta que en octubre de 1868 apareció en el periódico La Empresa de Cúcuta el siguiente anuncio: “Quien quiera vender uno o dos ejemplares de la María por Jorge Isaacs, ocúrrase a esta imprenta 15 . Debido al éxito obtenido por la novela, a mediados de este año el autor está preparando, con la ayuda de sus amigos literatos, una nueva edición de la misma. El 9 de junio de 1868 se publicó en la prensa capitalina un aviso promovido por José María Vergara y Vergara en el cual se anunciaba que el autor había convenido en hacer una nueva edición de la novela agregando un segundo tomo con sus dramas, las Poesías de 1864 y varios poemas inéditos. Todo junto saldrá en dos tomos, en la imprenta a cargo de Foción Mantilla, y la impresión estará terminada dentro de tres meses. Se abre desde esta fecha la suscripción en el almacén del doctor José María Samper y en la misma imprenta, y quedará cerrada el 12 de agosto. El valor de la suscripción es de tres pesos de ley, que se pagarán adelantados, y se devolverá al suscriptor en el caso de que por algún accidente imprevisto no se llevara a cabo la edición. Después del 1.° de agosto valdrán los dos tomos 4 pesos fuertes 16 . A pesar del aviso, Isaacs duda si publicar, en lugar de los dramas y de las poesías inéditas, una nueva novela de cuya heroína dice estar enamorado. El segundo tomo nunca fue publicado; al parecer, los dramas todavía no estaban corregidos y la novela aún no estaba terminada, pues un año después en el periódico El Valle de Cúcuta el autor anunciaba estar escribiendo Camilo. A comienzos de junio de 1868, ante la necesidad de viajar de nuevo a Cali cuando ya se habían hecho los arreglos preliminares con Foción Mantilla, el editor de La República, Isaacs deja a Miguel Antonio Caro el texto corregido de María y con él la lista de algunas palabras y modismos que hay que agregar o suprimir en el vocabulario de provincialismos, pero le solicita con insistencia que le envíe la lista de las palabras que él cree castizasy el significado con que son conocidas o aceptadas. La correspondencia de julio a noviembre de 1868 con Miguel Antonio Caro da luz acerca de los preparativos y de las dificultades de esta edición. Le escribe desde Cali el 3 de septiembre: El compromiso en que me hizo entrar Vergara con el aviso, me ha preocupado más de lo que Ud. se figura; pero tengo plena seguridad de que tal preocupación será provechosa. Si una vez aviados de recursos para la María nos faltan para el tomo 2.° que, Dios mediante, no sucederá eso, cantaremos claramente la palinodia y se devolverán 15 cts. a cada uno de los suscri[p]tores para ambos tomos. Si, por el contrario, tenemos recursos para imprimir el tomo 2.°, lo que se sabrá estando yo en Bogotá, podrá disponer Mantilla de los versos inéditos y los dramas, corregidos ya, o de una novela que, en el tipo de que hablé, de igual volumen que la María. No podría salir, en uno u otro caso, ese tomo, hasta mayo o junio del año entrante; pero estando yo allí, se facilitaría mucho lo de imprimir cosas que no han sido dadas a la estampa. Perdone Ud. mi flaqueza: espero para esa segunda novela un éxito que le satisfaga a Ud. Esta correspondencia revela que las dificultades son principalmente de orden económico: “falta contar con el amo del siglo” pues no tiene dinero para pagar el papel y la mano de obra; confía en que José María Samper y Foción Mantilla le den el primero a crédito y confía también en las suscripciones. Cree que se conseguirán bastantes en Medellín y quiere saber cuántas han recibido en Bogotá. No piensa tirar menos de mil ejemplares pues tiene facilidad de mandar una parte a Lima y a Quito; le dice a Caro que inicie el trabajo si Mantilla está dispuesto a eso. En carta del 14 de julio (o del 14 de agosto) concluye: Si hay algún dinero reunido; si se puede conseguir papel aparente; si Mantilla está dispuesto a empezar, siendo conmigo tan bondadoso como lo tiene de costumbre; si se ha de empezar por tirar 1.000 ejemplares, dé Ud. principio a la faena. Creo que serán allanables los inconvenientes que se presenten; ojalá no me engañe. En relación con el texto, nuevamente le pide: Revise Ud. con cuidado el ejemplar que le dejé corregido, y si hay alguna corrección que no le guste, bórrela. Eso es lo que se llama un poder lato. En carta del 3 de septiembre explicita las “órdenes y resoluciones más terminantes” que le solicita su corresponsal y le da las instrucciones precisas acerca del tipo de letra, del papel y del formato: tipo, el convenido con Mantilla; creo que es el más pequeño que usa para editoriales: papel, uno que Mantilla me mostró; aunque no es muy fino, sí es limpio y de buena apariencia: forma, la de la 1.a edición y en tomo aparte: corrector único, Ud. En cuanto a las correcciones que llevó hechas el ejemplar que Ud. tiene, nada tengo que agregar después de lo que le he dicho en otra ocasión: considérese Ud. como dueño… Al parecer las suscripciones no bastaron para cubrir los principales gastos de la edición. Desconocemos las razones que frustraron la publicación de la novela en la imprenta de Foción Mantilla y que llevaron a Isaacs a establecer contactos con José Benito Gaitán, el primer editor de María, procurando que no se enterara el primero, pues en la carta a Caro del 23 de octubre incluye una dirigida a Gaitán, que solo conocemos indirectamente: La lectura de la inclusa para Gaitán lo impondrá de lo hecho hasta ahora y lo resuelto por mí acerca de la 2.a edición de María. Después de que Ud. lea con cuidado esa carta, solamente me falta advertirle lo siguiente: Si Gaitán conviene en darme, con esas condiciones, los 500 ejemplares, no hay más que proceder al trabajo; pero si insiste en no darme sino 400, convenga Ud. en ello. Terminantemente habría yo aceptado, con las demás advertencias que hago, los 400; mas he creído mejor proponerle que me dé 500, y espero que los dará. Lo del papel, día en que se me han de entregar los ejemplares que me correspondan y lo de estar la edición concluida en febrero, es inalterable […] Con miedo le incluyo la carta para Gaitán, por los conceptos que emito al terminar el asunto de la tal edición […] Posdata. Es mejor, es conveniente que ni Mantilla ni Samper sepan nada de lo que se va a hacer con Gaitán, hasta que no esté todo arreglado. Quiero probarle a uno y otro, que sin la ayuda de ellos puedo llevar a cabo tan difícil empresa, según ambos. En la carta siguiente, del 20 de noviembre, le dice: “Apruebo el arreglo que usted ha hecho con Gaitán, y así tendrá la bondad de hacérselo saber a él”. De nuevo en Bogotá, durante el año de 1869 y parte del siguiente vuelve a la política como Representante a la Cámara por el partido conservador y precisamente durante el curso de esta legislatura entra en conflicto con miembros de este partido que lo acusan de simpatía hacia los radicales. Al mismo tiempo prosigue en el empeño de reeditar la novela. Ignoramos las razones que frustraron el segundo intento, esta vez con Gaitán pues con fecha 3 de mayo de 1869 aparece en varios periódicos otro anuncio, en el cual se informa la próxima aparición de María sin hacer mención ya al segundo tomo y con cambio de lugar de recepción de las suscripciones: El 15 de junio próximo estará concluida una lujosa reimpresión de esta novela. Hasta esa fecha se reciben suscripciones en el despacho de la imprenta de la Nación, y en los almacenes de los señores Camacho Roldán hermanos y Lázaro María Pérez a razón de $ 1.60 el ejemplar a la rústica, y $ 2.40 finamente empastado. En las mismas agencias se encontrará de venta la obra, después de la fecha indicada, a $ 2.00 el ejemplar a la rústica, y a $ 2.80 empastado 17 . Un mes después de la aparición de este aviso, el 4 de junio se dirige al ilustre escritor y educador Pedro Fernández Madrid, quien había sido su profesor de inglés en 1851, durante su breve paso por el colegio de San Buenaventura y vivía retirado en Serrezuela, solicitándole que escriba el prólogo para María. Desde el año de 1851 no he tenido el placer de verlo: entonces era yo su discípulo de inglés, y aunque desaficionado a la lengua de mis abuelos, me afanaba por ser cumplido, deseoso de corresponder al casi paternal afecto que usted nos dispensaba a mis compañeros y a mí […] y espero que el hombre de hoy obtendrá lo que siempre obtuvo el niño preguntón de San Buenaventura: una amable respuesta. Hace poco menos de dos años que el señor José Ma Vergara me mostró una carta que le había escrito usted en la cual le hablaba de María. Desde esa noche me consideré premiado con exceso por las veladas que empleé en ese libro. A fines de este mes estará concluida la segunda edición; y aunque acerca de los prólogos que entre nosotros se estilan tengo opiniones que les son poco favorables, sé bien cuánto valor puede darle a un libro como ese el juicio de usted cuando ese juicio es benévolo [… ] Sean pues los párrafos de aquella carta de que he hablado, sea cualquiera otra cosa que usted se digne escribir para el efecto, un prólogo de usted para aquel libro es mucho más de lo que yo me hubiera atrevido a ambicionar como recompensa cuando lo escribí. El ilustre maestro se excusa de no poder complacerlo pues a causa de la postración que está sufriendo se halla “en absoluta incapacidad de escribir y porque recientemente ha tenido que declinar otra solicitud igual y no podría acceder a la suya sin incurrir en inconsecuencia y ocasionar agravio a un amigo muy querido”. Yo no podría en ningún caso asumir esa actitud magistral que solo es propia de literatos […] Los párrafos que usted cita de la carta que dirigí al señor Vergara en 1867, no son adecuados al intento de usted, pues aunque no hice borrador ni conservo copia de ellos, recuerdo que por no garabatearlos dejé pasar varias incorrecciones; y sobre todo, tengo presente que fueron dictados con entero abandono, y con un carácter de familiaridad y confianza que no se avienen bien con la publicidad y gran circulación que ha de tener el libro de usted […] Por otraparte el prólogo que usted apetece está escrito ya y no hay más dificultad que la de elegir. Uno dio a la luz el señor Vergara18 , y otro dejó inédito el señor Mantilla. La excusa del antiguo maestro es cortés y verosímil, dado su estado de salud, pero esta última frase pone de manifiesto que está al tanto de los arreglos hechos con Mantilla, quien ya no está dispuesto a prologar la novela, y deja leer entre líneas una velada censura ante tal procedimiento. Finalmente, la novela se publicó en la Imprenta de Medardo Rivas y también esta edición salió sin prólogo. A finales de julio la prensa anuncia que: La 2.a edición de este libro se halla en venta en el almacén del señor Dionisio Mejía, 1.a calle real, número 51, a $ 2.40 el ejemplar empastado y a $ 2 a la rústica. Los compradores por mayor (10 ó más ejemplares) obtendrán una rebaja del 15 por 100 19 . Isaacs se ve obligado a la devolución del dinero de las suscripciones. En respuesta a un artículo publicado en el periódico El Índice de Medellín se defiende de ciertas acusaciones diciendo: “el señor Mantilla y yo hicimos con el valor de todas las suscripciones conseguidas lo que debíamos hacer; devolverlo” 20 . Tanto en la primera edición de María como en algunos poemas de su primera época, Isaacs incurrió en laísmo y leísmo para los complementos dativos femeninos y masculinos. Osciló entre el uso peninsular y el americano pues, ya corregida en este sentido la segunda edición, en carta del 3 de septiembre escribe a Miguel Antonio Caro: En cuanto a las correcciones que llevó hechas el ejemplar que Ud. tiene, nada tengo que agregar después de lo que le he dicho en otra ocasión: considérese Ud. como dueño; […] Cambiado está ahí, (en el ejemplar corregido) el la o las, complementario dativo, por le o les, según la doctrina que acepta Marroquín: dé Ud. por no hechas tales correcciones, pues insisto en creer, después de ciertas lecturas que he hecho en estos dos meses, que para la terminación femenina, en dicho caso, es preferible el la o las. Finalmente se decide por el uso americano en esta edición y en las siguientes. B. LA TERCERA EDICIÓN En 1871 y 1872 se desempeña como cónsul de Colombia en Chile y a su regreso de este país en febrero de 1873 se consagra a la agricultura en elValle del Cauca, a la funesta empresa de Guayabonegro que tantos sinsabores y pleitos habrá de depararle durante varios años. Fracasado este negocio, pues el 12 de abril de 1875 se ve obligado a ceder sus bienes a los acreedores, los años 1875-1879 fueron de actividad febril en diversos campos, todos relacionados con la política. A partir de entonces desempeña diversos cargos en la rama de la educación y en la administración pública: Inspector y Superintendente General de Instrucción Pública Primaria del Estado del Cauca y, como tal, dirige el periódico El Escolar, órgano de dicha entidad. Al mismo tiempo redacta con su primo César Conto el periódico doctrinario y polémico El Programa Liberal cuya lectura es prohibida por el obispo de Popayán. Cuando estalla la rebelión conservadora, a pesar de haber defendido la paz, participa en la guerra civil de 1876 y combate en la batalla de Los Chancos. Se desempeña igualmente como Secretario de Gobierno del Estado del Cauca y como representante a la cámara por el mismo estado (enero-julio de 1878). Isaacs vuelve a la actividad política en momentos en que la lucha entre los radicales y la oposición, particularmente la conservadora apoyada por los clericales en torno a la “cuestión religiosa”, atravesaba por uno de los momentos más cruciales del siglo XIX. Su defensa del programa radical de una educación primaria obligatoria, gratuita y laica lo hizo objeto de una guerra declarada por parte del clero y víctima de los ataques implacables de los “motilones” de Los Principios, periódico conservador de Cali, ataques a los que respondía desde El Programa Liberal en tono igualmente encendido y panfletario. A los diez años de publicada la novela la fama del autor ya había superado las fronteras nacionales y María había ganado a los lectores de América Hispana: en Buenos Aires se publicó primero por entregas en la Revista Arjentina (1870-1871), en libro este mismo año con prólogo de José Manuel Estrada y fue reeditada luego en 1879; igual cosa sucedió en México donde apareció primero en la sección de Folletín del periódico El Federalista (1871) que hizo enseguida dos impresiones en libro (1871 y 1873); a estas siguieron otras dos ediciones mejicanas (1875 y 1879) 21 ; en 1877 apareció la primera edición chilena. La novela le ha dado la fama y ha merecido elogios de figuras de renombre, pero al mismo tiempo arrecian los ataques de sus opositores enemigos que no tienen reparo en arremeter contra él, no solo en el campo ideológico sino también en el personal. En Cali, un grupo de conservadores se goza cruelmente por el descalabro económico de Isaacs con las haciendas de Guayabonegro y de El Fraile y hace circular (1875) un pasquín burlesco que recomienda la receta de una efectiva pócima: Corteza de Guayabonegro 4 onzas Flores de ilusión pecuniaria 1 onza Conserva añeja de motilones 2 dracmas Extracto alcohólico de vanidad 2 onzas Agua de El Fraile 2 litros Hágase hervir a baño “María”, déjese reposar y fíltrese 22 . La novela no se salva de estos ataques que llegan a la calumnia, los cuales vienen en primer lugar de su tierra de origen. Allí, relata Luciano Rivera y Garrido, fue donde surgió la especie de que Isaacs era un impostor que hacía pasar como obra suya la novela compuesta por el mayor de sus hermanos, Lísímaco, muerto en plena juventud (p. 297). ¡Siempre aquel libro en boca de los que quieren dañarme! ¿Qué es eso? Si fue un delito escribirlo, ¿así como ellos lo quieren, debo pagarlo? 23 En 1879 el periódico El Pasatiempo reproduce un concepto emitido por el mejicano La Luz de Monterrey según el cual la novela María “está prohibida por supersticiosa, pertenece al romanticismo y es contraria a la doctrina católica, por lo cual recomienda a los católicos que se abstengan de leerla.” A esto replica El Radical que “no obstante la piedad fanático-mejicana” la novela ha logrado romper las barreras del oscurantismo y que ha tenido una espléndida acogida en México 24 . Isaacs emprende en 1878 la tercera edición de la novela que también fue editada en la imprenta de Medardo Rivas, siendo Fernando Pontón el editor, con prólogo de José María Vergara y Vergara. Muchos ejemplares de esta fueron enviados a Ecuador, Perú y Chile donde la obra era muy solicitada. Al parecer, las ventas en el país fueron reducidas pues el resto de la edición quedó en poder del autor quien, en 1881, probablemente urgido de dinero, ofreció en venta el saldo a precio conveniente: Isaacs se propone realizar a precio halagador para quien los compre de contado, 500 ejemplares de María, única existencia aquí de la 3.a edición que de este libro se hizo en Colombia. Se compromete el autor, además, a no hacer otra edición de esa obra en el término de tres años, todo en beneficio de quien compre y sea único vendedor del resto de la edición 25 . Esta es la última edición colombiana que se hace en vida del autor. Mientras las ediciones extranjeras se multiplican rápidamente –Isaacs se queja en carta a Justo Sierra del 19 de marzo de 1889: “Usted sabe que en México se han hecho ya catorce ediciones de María, y las hechas en los demás países de Hispano-América, sin contar este, pasan de veinticinco” 26 –, Isaacs no pudo llevar a cabo la que tenía proyectada para 1891 y solamente en 1922 se hará la siguiente edición nacional. Para la tercera edición Isaacs hizo muy pocas correcciones al texto, pues probablemente sus múltiples actividades no le dejaron mucho tiempo para ello. Pero una de estas es muy significativa: la supresión de la parte final de la nota del capítulo XLIV acerca del papel que desempeñó la Iglesia en relación con la esclavitud. Después de la aventura guerrera que lo lleva a encabezar en 1880 la revolución radical en Antioquia, expulsadodel Congreso por estos hechos, no volverá a participar directamente en política. Se dedica a las exploraciones por la Costa Atlántica, primero como secretario de la Comisión Científica auspiciada por el presidente Rafael Núñez y luego por su cuenta. C. EL TEXTO DE 1891 En su retiro de Ibagué, en 1891, y con miras a una edición definitiva de María, Isaacs revisó nuevamente con sumo cuidado el texto e introdujo numerosos cambios que dejó escritos de su puño y letra en un ejemplar de la tercera edición bogotana que conserva la biblioteca de Yerbabuena, del Instituto Caro y Cuervo, el cual representa el texto definitivo de la novela que ha debido reproducirse en todas las ediciones posteriores. La correcciones autógrafas de Isaacs están escritas en tinta. En la falsa portada donde dice “Tercera edición” tacha la palabra “ Tercera” y la sustituye por la leyenda: “Edición revisada por el autor”. Debajo de esto se lee escrito en lápiz, al parecer por los editores de 1922: “Edición definitiva publicada de acuerdo con anotaciones, adiciones y correcciones del autor”. Aparece igualmente tachado el pie de imprenta: “Imprenta de Medardo Rivas. Fernando Pontón, editor. 1878” y sustituida esta fecha por la de 1891. En la primera hoja anota Isaacs: “Aquí lo relativo a derechos del autor. Citar la Ley 32 de 1886 y convención con España”. En las páginas preliminares (i a iv) se reproduce el “Juicio crítico” de José María Vergara y Vergara 27 . En la parte superior de la primera página se lee: “En lugar de este”, frase repisada y sustituida por: “Además de este, primero [tachado] el juicio crítico de Justo Sierra, escritor mejicano. Parece que este juicio se publicó en la Revista de Colombia”. Sigue la oración tachada: “Lo de Sierra debe llevar al pie una nota que pondrá el Sr. Merchán. El Dr. Laverde Amaya sabe donde está lo de Sierra”. A continuación el autor da indicaciones precisas acerca del formato: “Lo largo y anchura del formato está marcado en la página siguiente.” En efecto, allí indica mediante una raya vertical en la parte superior de la página y otra horizontal en la parte inferior, respectivamente: “Quitar esto en anchura” y “Disminuir esto en longitud”. En la parte superior de la página siguiente, que corresponde a la dedicatoria “A los hermanos de Efraín” se lee: “Sígase la ortografía actual de la Academia” y a continuación: “Esto en tipo muy escogido”. Todas las correcciones e indicaciones tipográficas están anotadas con sumo cuidado en tinta sobre los márgenes de la página y con letra clara. En las páginas que llevan abundantes correcciones (103, 163 y 216, capítulos XXXI, XLIII y LV respectivamente) el autor anota sobre el margen superior de la página: “Ver el cuaderno de copias” y en la página 215: “Ver el cuaderno de copias para las correcciones de la vuelta”. (Ver folleto con ilustraciones). El ejemplar consta de iv páginas liminares y 251 de texto y está en buenas condiciones de conservación. Sin embargo, después de hechas las correcciones fue empastado y refilado, razón por la cual fueron recortadas algunas variantes y la costura no permite leer con claridad las correcciones marcadas sobre los márgenes internos (pp. 103 y 163). De igual manera, en la página 98 no puede leerse la corrección le de “no le era permitido” hecha sobre el margen izquierdo ni la palabra “reservaba” del margen interno. Para estos raros casos hemos seguido la lectura de la edición de 1922. El ejemplar lleva unas marcas en lápiz del cajista (o cajistas). Al parecer, se trata del ejemplar mismo que sirvió en la imprenta para levantar el texto de la edición de 1922 28 . Hemos notado un solo caso de corrección hecha por el cajista: en el cap. LII, p. 209, este tacha en lápiz el punto exclamativo que cierra la oración con doble puntuación. A pesar de la enorme difusión que logró María en vida de Isaacs, las numerosas ediciones de esta novela no lo beneficiaron económicamente y además no respetaron el texto del autor, pues no tuvieron en cuenta las sucesivas correcciones al mismo. D. LA EDICIÓN DE 1922 En 1922, los hijos de Isaacs decidieron dar a la imprenta el texto definitivo de María que Isaccs no había podido publicar antes de su muerte y entregaron a la Librería Camacho Roldán & Tamayo el ejemplar corregido por el autor junto con un “cuaderno de notas”, hoy perdido. Esta edición lleva la siguiente “Advertencia de los editores”: Todas las ediciones de María impresas hasta hoy, ya en Francia, como en España y aun en la misma Colombia, dejan mucho que desear desde el punto de vista de la fidelidad del texto, de su trabajo tipográfico y de la presentación. Habiendo puesto a nuestra disposición los señores hijos de don Jorge Isaacs un ejemplar de la primera edición de la María, corregido y anotado por propia mano del autor, junto con un folleto explicativo escrito por el mismo sobre el orden que debía darse a los capítulos y las variaciones que debían introducirse al texto, en una edición definitiva que nunca llegó a hacerse, damos al público la presente edición hecha de acuerdo con las indicaciones y correcciones del autor, y con el cariño y el esmero que exigen la gloria indiscutible de Isaacs y su obra, orgullo de la literatura nacional. Estamos seguros de que la presente edición llenará un vacío que lamentan todos los amantes de nuestras letras patrias y satisfacerá plenamente los deseos de todos los admiradores de María. Esta advertencia está seguida por una carta de David Isaacs dirigida a los señores Camacho Roldán & Tamayo, fechada en Bogotá el 12 de abril de 1921 que dice: Muy apreciados señores: Tengo el gusto de poner en sus manos, en mi propio nombre y en el de mis hermanas, el ejemplar de la primera edición de María, corregido de puño y letra de su autor, nuestro padre don Jorge Isaacs, y el cuaderno que éste dejó escrito, en que están cuidadosamente anotadas todas las instrucciones para una edición definitiva que pensó imprimir y que la muerte le impidió llevar a cabo. La edición que ustedes van a hacer con esos originales será la única que lleva el consentimiento de la familia Isaacs, pues, como ustedes saben, todas las ediciones que hace más de veinte años vienen publicándose en Francia, España, Méjico, etc. han sido impresas sin la autorización de los herederos. Envío a ustedes también un trabajo de mi padre “Leyendo María”, que resume el anhelo de esas queridas páginas, el cual debe ponerse a manera de prólogo de dicha obra. No dudan los descendientes de Isaacs que el público colombiano corresponderá a los deseos de ustedes de hacer una edición nacional digna del nombre del autor de María, que vive en el corazón de sus hijos. Soy de ustedes muy atento y seguro servidor. David Isaacs En relación con los dos textos aquí citados, debe observarse que tanto el hijo como los editores incurrieron en el error de afirmar que las correcciones de Isaacs fueron hechas sobre un ejemplar de la primera edición y no de la tercera (1878). En cuanto al “cuaderno de notas” o “folleto explicativo”, como ya dijimos hoy perdido, puede suponerse que contenía la transcripción de aquellos párrafos muy corregidos cuya lectura el autor temía no resultara suficientemente clara. Sorprende la afirmación de los editores acerca de que este modifcaba “el orden que debía darse a los capítulos” pues no hay ninguna mención a ello en las anotaciones autógrafas al ejemplar de Yerbabuena, en el cual hay cambio en la forma de numeración, mas no en el orden; por otra parte, la edición de Camacho Roldán & Tamayo conserva el mismo de las anteriores. Por estas razones, y porque dada la estructura de María, un cambio de orden de los capítulos tendría repercusiones en la totalidad de la obra, podemos suponer que se trata de una imprecisión de los editores. Ignoramos si la inclusión a manera de prólogo del texto que David Isaacs titula “Leyendo María” 29 , obedece a la voluntad del autor o a la de sus descendientes. Como indican las anotaciones autógrafas ya mencionadas, Isaacs pensó inicialmente en sustituir el prólogode su antiguo amigo por el de Justo Sierra, pero luego optó por adicionar este último; la edición de la Librería Colombiana lleva al comienzo un retrato del autor seguido por “Leyendo María” y por el texto de José María Vergara y Vergara 30 . Desafortunadamente, esta publicación que la portadilla describe como “Edición definitiva publicada de acuerdo con anotaciones, adiciones y correcciones del autor” 31 , no puede considerarse tal pues no se ciñó a la última voluntad de este. Además de varias erratas y de algunos cambios de puntuación, presenta más de un centenar de modificaciones al texto de 1891: cambios de expresiones, nombres, adjetivos, verbos y tiempos verbales; adiciones, supresiones o cambios de preposiciones, pronombres, artículos y otros elementos gramaticales. Esta edición incluye además correcciones gramaticales incongruentes como la adición de la preposición de en los casos en que Isaacs la omitió, pero su supresión cuando Isaacs la escribió (ver: CR 279/19, 343/9, 151/11, 183/1, 300/24), o la supresión de la preposición a de acusativo de persona, presente en A B C D, en: “reconocer a un amigo” (CR 369/10). Igualmente no acató algunas correcciones de D (por ejemplo CR 87/10). Para la lista de estas modificaciones ver el anexo incluido al final de esta introducción en el cual se indican mediante un asterisco las lecturas de CR seguidas por la edición de 1942 y por Mario Carvajal. A pesar de sus incorrecciones, CR representó durante cincuenta años la edición más fiel a la última voluntad del autor; sin embargo, durante todo este tiempo, fue reproducida solamente por la Biblioteca de Cultura Popular Colombiana (1942), el Fondo de Cultura Económica (México, 1951) con prólogo de Enrique Anderson Imbert, Carvajal & Compañía (edición limitada) y la del centenario a cargo de Mario Carvajal (1967), y fue desconocida por la mayoría de las editoriales colombianas y extranjeras, algunas de mucho renombre, que siguieron reproduciendo la tercera edición bogotana, plagada de erratas adicionales y a veces mutilada del texto inicial “A los hermanos de Efraín”. E. LAS EDICIONES CRÍTICAS En 1967, con ocasión del centenario de la novela, Mario Carvajal 32 , consciente de las sucesivas correcciones al texto hechas por el autor, intenta la primera edición crítica de la novela. Este trabajo presenta abundantes notas léxicas acerca de la flora, la fauna y los provincialismos del Cauca, sin embargo, a nuestro parecer, desde el punto de vista del rigor filológico mal puede considerarse tal, pues presenta inconsistencias y contradicciones e incurre en un error metodológico tanto en la fijación del texto como en el aparato crítico. En cuanto a lo primero, Carvajal, desconoce el ejemplar de Yerbabuena (D), razón por la cual se limita a reproducir el texto de la edición de 1942 33 , (que repite CR corrigiendo algunas erratas), como puede verse en el cuadro anexo. Lo anterior repercute en el registro de variantes, porque al tomar CR como texto base (como edición “definitiva, porque lo es en realidad”, p. 422), considera variantes de autor las lecturas espurias de este texto, es decir, introduce variantes que no lo son (por ej., las n.° 728 y 729, p. 487) y omite otras que sí lo son. En cuanto a la fijación de las variantes, el criterio de MC es bastante confuso: Se presentan las variantes en dos o tres grupos: En dos cuando no haya modificación o modificaciones en los textos de la primera a la segunda edición y se encuentre o se encuentren sólo en la definitiva, y en tres cuando la variante o variantes ocurran ya en la segunda, o la definitiva rectifique ambas. Las de la tercera coinciden siempre con alguna de las otras tres, y van por ello, incluidas entre paréntesis en el lugar respectivo […] Como es obvio, cuando la indicación e.2. no aparece significa ello que el texto inicial se mantuvo en la segunda edición y que la variante se produjo de la príncipe a la definitiva34 . De manera acertada señala Carvajal que la mayor parte de las variantes se hallan de la primera a la segunda edición, pero añade: “Encuéntranse también unas pocas de la segunda a la tercera (1879 sic) y algunas más de esta al ejemplar que quedó en poder de la familia” 35 . (Los subrayados son nuestros). En realidad, como ya señaló McG 36 a su debido tiempo, el registro de las variantes de Carvajal es incompleto. Por ejemplo, en el Capítulo I, donde en nuestra edición hemos anotado nueve variantes, Carvajal registra cinco, de las cuales la última es incorrecta, pues identifica “seguía yo a mi padre” como variante de la 1.a ed., siéndolo de las tres primeras (A B C), y como texto definitivo “seguía mi padre”, que corresponde a una errata de CR, por “seguí a mi padre” (D). Carvajal registra 732 variantes entre las cuales no incluye todas las de B, ni las de C que no son “unas pocas”, como él afirma, sino unas 80, ni las de D que pasan de 400. Estas últimas son tal vez, desde el punto de vista estílistico, las más significativas. Mario Carvajal incurre en el mismo error de David Isaacs en la carta a los editores al afirmar que las correciones autógrafas fueron hechas sobre un ejemplar de la primera edición y no de la tercera. En 1970 Donald McGrady publica, con criterio filológico riguroso, una edición crítica de María 37 basada por primera vez en el texto de Yerbabuena. Por fin aparece una versión más fiel a la voluntad del autor y, también desafortunadamente, la menos reproducida por la inmensa mayoría de las casas editoriales. A pesar de que revisó el texto en 1986 para la reedición en Cátedra, quedan varios errores tanto en el texto como en las variantes (Se citan los primeros según las páginas de la edición de 1970). P. línea Dice Debe decir 69, 26 sabio sabido 78, 26 hasta la casa hacia la casa 110, 3 ser servido ser el servido 118, 18 temían tenían 140, 18 de guerrera de la guerrera 152, 15 a asegurarse a segurarse 203, 31 foete fuete 242, 1 poco menos que poco menos de 265, 11 lo estorbaran le estorbaran 269, 1 que de que 277, 5 es de lo que es lo que 277, 6 y 285, 31 mamá mama (máma) 314, 1 algunos de los fragmentos algunos fragmentos 337, 24 que había que le había 339, 18 espumas espuma 373,3 bolivariana boliviana Aunque corrige unos 30 errores de texto de la edición de Labor, en la nueva edición quedan todavía casi otros tantos en el texto y en las variantes. A diferencia del criterio que usamos en la presente edición, McGrady anota en el aparato crítico las lecturas correspondientes a CR, aunque no las considera variantes, y suprime en el texto los casos de doble puntuación (las frases interrogativas-exclamativas) anotándolos en el registro de variantes. Por otra parte, la presentación de las variantes, agrupadas al final de la obra, es de difícil lectura. Sin pretender demeritar el trabajo del profesor McGrady, y debido al hecho de que seguían apareciendo errores, inclusive en las ediciones críticas, decidimos asumir la dispendiosa tarea de volver a confrontar las cuatro versiones de María para esta nueva edición crítica. F. LAS VARIANTES 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 Las sucesivas revisiones que hizo Isaacs de su novela ponen de manifiesto una marcada conciencia estética y una voluntad de perfeccionamiento estilístico. Por tal razón no podemos estar de acuerdo con Mario Carvajal cuando afirma: “Las variantes, en lo general, no tienen importancia estilística. Son, la mayor parte, de leves correcciones gramaticales o de aclaración expositiva” 38 . G. Mejía reafirma parcialmente esta opinión al decir que las variantes “carecen de mayor significación desde el punto de vista literario, pues no representan más que una revisión global del estilo” 39 . A propósito de esta afirmación, confesamos no entender la distinción que aquí se hace entre estilo y significación literaria. Al cotejar los cuatro textos de María hemos encontrado en el texto y en el vocabulario un total de unas 1.300 variantes 40 (772 para la de 1869, 80 para la de 1878 y 462 para la de 1891). Cuantitativamente son más importantes las de
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