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Poder y resistencia en Foucault

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 PODER Y RESISTENCIA EN FOUCAULT1 
Cindy Villa2 
Delia Silvero2 
Kimberly Rosales2 
Steven Cruz2 
Resumen:Este texto tiene como objetivo explorar los conceptos de poder y resistencia 
desde la perspectiva de Michel Foucault en el período de su análisis genealógico (década 
de los años 70). Describiendo la condición del sujeto inmerso en el ámbito del poder, 
teniendo tanto al sujeto, al poder y a la resistencia como inquietudes permanentes. En el 
primer tópico se abordan las atribuciones del filósofo sobre el concepto de poder, al que 
le otorga una visión productiva. En el segundo, se destacan las estrategias que posee la 
resistencia al ser considerada un proceso simultáneo al poder y contenido en él. 
 
Palabras clave: Sujeto; Poder; Resistencia; Foucault. 
 
Resumo: Este texto tem como objetivo explorar os conceitos de poder e resistência a 
partir da perspectiva de Michel Foucault no período de sua análise genealógica (década 
dos anos 70). Descrevendo a condição do sujeito imerso no campo do poder, tendo tanto 
o sujeito, o poder e a resistência como preocupações permanentes. O primeiro tópico 
trata das atribuições do filósofo no conceito do poder, ao qual confere uma visão 
produtiva. No segundo, destacam-se as estratégias que a resistência possui, sendo 
considerada como um processo simultâneo ao poder e que está dentro de ele. 
 
Palavras-chave: Sujeito; Poder; Resistência; Foucault. 
 
1. Introducción 
El presente texto hace una inmersión en las nociones de poder y resistencia de Michel 
Foucault (1926-1984), principalmente durante el período donde el autor hace énfasis en el 
análisis genealógico entre las épocas de la arqueología y la subjetividad. Para materializar 
dicha propuesta en primer lugar se consultarán grandes obras publicadas por el filósofo en la 
década de los 70 y 80, tales como: Historia de la Sexualidad I. La voluntad de saber y 
Microfísica del poder. Obras que son de gran relevancia pues discuten la problemática de 
nuestro eje central, que es comprender el concepto de poder asimilado por Foucault, en el cual 
deja de considerarlo como unidad u objeto natural, incitándonos a apreciarlo como una 
práctica social y un ejercicio creativo, capaz de irradiar en múltiples direcciones, sin un centro 
fijo. 
 
_______________________________ 
1Trabajo realizado para la disciplina Ética y ciencia en el período 2019.1. 
2Estudiantes del tercer período del curso de Medicina de la Universidad Federal de Integración Latinoamericana 
en Foz de Iguazú, PR. (UNILA). 
 
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Se expondrán ciertos argumentos con el objetivo de considerar el proceso de resistencia 
en las relaciones de poder. Proceso que desde la perspectiva del autor no es reactivo ni 
negativo, y que no se encuentra en posición ajena o externa al poder. En cambio, ambos 
coexisten en una línea de transformación permanente, conectándose en diferentes puntos de la 
red ejecutora del poder. 
En la primera parte mencionaremos a Foucault y su concepto de poder como potencia 
dinámica, caracterizándose por acciones asimétricas ejercidas desde diversos puntos. Si el 
poder es concebido como relación, implica entonces reconocer su existencia como acto 
contrapuesto a la suposición de que este puede llegar a ser una propiedad que se gana, se 
pierde o se deja escapar. Antes de Foucault, no se concebía la idea de un poder productivo, 
por eso destacaremos con vigor esta contribución tan positiva que hoy nos permite situarlo 
dentro del complejo proceso de construcción social. 
En el siguiente tópico se abordarán cuestiones relacionadas a la resistencia, que se 
encuentra presente en toda la obra de Foucault, sin embargo, de forma no tan explícita. 
Concepto al que le da una importancia característica hacia el final de su vida. Foucault resalta 
que la fuerza no se ejerce sobre un objeto pasivo, sino que se ejerce sobre otra fuerza que 
tiene la capacidad de reacción, de dar una respuesta que no es siempre predecible. A partir de 
ahí, se torna importante analizar cómo los procesos de resistencia surgen ante el ejercicio del 
poder, recordando que es, sobre todo, productivo. Que dónde hay poder, hay resistencia, 
afirma la trascendental premisa de Foucault, colocaremos así que la resistencia no se reduce a 
ser un producto del poder, sino que implica estrategias que provenientes desde diversos 
puntos lograrán una acción transformadora en la sociedad. 
En última instancia se apreciará al sujeto desde su papel dentro de las problemáticas del 
poder, partiendo de la declaración de Foucault donde menciona que, a pesar de haberse 
dedicado a extender las dimensiones de la definición del poder, su punto de atención e interés 
siempre había sido el sujeto. (FOUCAULT, 1991, p. 57). 
2. Poder y su carácter productivo 
La etimología de la palabra poder nos indica que éste viene del latín vulgar potere, que 
luego sería sustituido por posse, del latín clásico, que significa “ser capaz” y hace referencia a 
“autoridad”. De esa forma, podríamos decir que desde el origen etimológico el poder se 
atribuye a una palabra o acción que ejerce fuerza, represión, regulación y control. Antes de 
Foucault, era natural considerar al poder como una forma de jerarquía y represión, que se 
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centraba principalmente en la figura del Estado y las instituciones que de él derivaban, 
quienes ejercían el dominio sobre el individuo y por ende sobre la sociedad, posicionándose 
sobre ellos como una fuerza suprema. Asimismo, retira la atribución del poder como sistema 
de dominación de un elemento sobre otro. Coloca que: 
Al decir poder, no quiero que signifique "el Poder", como conjunto de instituciones y 
aparatos garante de la sujeción de los ciudadanos en un Estado determinado. Tampoco 
entiendo poder como un modo de sujeción que, por oposición a la violencia, tenga forma de 
regla. En fin, no lo entiendo como un sistema general de dominación ejercida por un 
elemento o grupo sobre otro y cuyos efectos, por derivaciones sucesivas, atraviesan el 
cuerpo social entero. (FOUCAULT, 1988, p. 87). 
 
Desde las apreciaciones de Foucault, se entiende como innecesario continuar 
conceptualizando al poder de esta manera negativa y centralizada. En cambio, se precisa 
enfatizar que el poder no es una unidad ni un objeto, que no se adquiere o se ignora y esconde 
cuando se desea. El poder es un proceso complejo que se traduce en una multiplicidad de 
interacciones que provienen de diferentes puntos y que acaba convirtiéndose en una estrategia 
dentro de una sociedad concreta. El filósofo coloca que: 
El poder está en todas partes; no porque englobe todo, sino porque proviene de todos 
los lugares. Y “el” poder, en lo que tiene de permanente, de repetitivo, de inerte, de 
autorreproductor, es apenas un efecto de conjunto, esbozado a partir de todas esas 
movilizaciones, un encadenamiento que se apoya en cada una de ellas y, a cambio, busca 
fijarlas;. Sin duda, debemos ser nominalistas3: el poder no es una institución ni una 
estructura, no es una cierta potencia de la cual algunos estén dotados: es el nombre dado a 
una situación estratégica compleja en una sociedad determinada. (FOUCAULT, 1988, p. 
88). 
 
La forma en la que Foucault materializa el poder es a través de la idea de las relaciones 
de poder, es decir, a través de ellas es que podemos verlo “vivo”, “existente”. Este poder 
pensado desde las relaciones trae consigo la idea de fuerza. Comprendiéndolo como 
correlaciones de fuerzas inmanente al dominio desde donde se ejerce, como un juego que de 
forma incesante y que por medio de enfrentamientos consigue transformar esas relaciones. En 
una concepción común de poder, el rey siempre estará presente, así como su súbdito, el poder 
allí será siempre un objeto que pasará del rey al súbdito o que el rey quita de su sometido. 
 
_______________________________ 
3Nominalismo: Corriente de la filosofía medieval; consideraba los conceptosgenerales tan sólo nombres de los 
objetos singulares. En oposición al realismo medieval, los nominalistas afirmaban que sólo poseen existencia 
real las cosas en sí, con sus cualidades individuales. Los conceptos generales que sobre tales cosas puede crear 
nuestro entendimiento no sólo no existen independientemente de ellas, sino que ni siquiera reflejan las 
propiedades y cualidades de las cosas. El nominalismo se hallaba indisolublemente vinculado a las tendencias 
materialistas, ya que reconocía la prioridad de la cosa y el carácter secundario del concepto. (Diccionario 
filosófico, 1965 p. 341). 
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 En la concepción que estamos discutiendo, estas relaciones de poder son asimétricas, 
existe un factor distintivo que permite una fuerza sobreponerse a la otra, que puede 
desequilibrar esa fuerza, lo que asomaría la posibilidad de revertir la situación, factor que es 
clave en este proceso. Con esto podemos realizar tres colocaciones importantes, en primer 
lugar, que el poder a través de las relaciones se cristaliza como ejercicio y no como propiedad, 
que la existencia de la asimetría entre las fuerzas no las marca como negativas, Foucault sitúa 
las relaciones sexuales o amorosas como ejemplo, menciona que en éstas un poder se ejerce 
sobre otro en una especie de juego estratégico, donde hay un chance de que el juego se altere, 
y por último, que al destacar al poder como positivo también lo tornamos productivo, 
atribución que no se le otorgaba antes de Foucault. Ese ejemplo de las relaciones sexuales y 
amorosas nos muestra entonces que no es posible que continúe vigente tal dominación sobre 
la cual estaba concebido el poder, en cambio nos lo presenta como un dispositivo estratégico. 
El ejercicio del poder se diferencia en diversos puntos de una relación de violencia, ya 
que, en esta, las acciones se encuentran destinadas directamente sobre un cuerpo para 
forzarlo, someterlo, debilitarlo o destruirlo, incapacitándolo en la mayoría de las veces, a ser 
capaz de reaccionar. Las relaciones de poder consideran a ambas partes como activas, como 
sujetos o grupos capaces de accionar, esa es una de las características por las cuales 
consideramos al poder como productivo, ya que de estas relaciones emanan diversas 
respuestas, reacciones, efectos, expresiones, que no tendrían lugar en una relación 
unidireccional donde existe sometimiento de una parte con la otra y donde ambos permanecen 
“cerrados” o “incapaces” delante de ese poder. Foucault argumenta: 
Él (el poder) no es en sí mismo una violencia que, a veces, se escondería, o 
consentimiento que, implícitamente, se reconduce. Él es un conjunto de acciones sobre 
acciones posibles; que opera sobre el campo de posibilidades donde se inscribe el 
comportamiento de los sujetos activos; él incita, induce, desvía, facilita, o hace más difícil, 
amplía o limita, hace más o menos probable; en el límite, coacciona o impide 
absolutamente, pero siempre es una manera de actuar sobre uno o varios sujetos activos, y 
cuánto actúan o son susceptibles de actuar. Una acción sobre acciones. (FOUCAULT, 
1989, p. 48). 
 
 
Es en esa idea del poder como “acción sobre acciones” que él se torna productivo, ya que 
podemos situarlo en ese contexto de transformación a través de los enfrentamientos, esas 
acciones alcanzan la conducta del sujeto y del colectivo, haciendo posibles los juegos de 
poder de los que Foucault habla. Es mediante diversas acciones de poder como conducir, 
incentivar, aconsejar, motivar o seducir al otro que se interpreta como productivo y lo que nos 
permite verle en diferentes niveles, bajo diferentes formas y presente en todas las relaciones 
sociales existentes, podríamos encontrarlas hasta en el momento en el que una persona mira 
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fijamente a los ojos a otra, ya que para el filósofo, vivir en sociedad es sinónimo de vivir de 
modo que será posible que algunos actúen sobre las acciones de los otros. Por tanto, las 
relaciones de poder son dinámicas, móviles, reversibles e inestables. 
Considerando al poder dentro de una red productiva que es capaz de atravesar todo el 
cuerpo social, podemos volver al ejemplo de una persona mirando fijamente a otra y 
ampliarlo un poco más. Imaginando dos personas en un lugar, una comienza a fijar la mirada 
en otra para hacerle entender que está interesada, la otra percibe el interés y por un momento 
retribuye la mirada, solo para luego mirar a otro lugar. Esta relación no está exenta de poder, 
ya que la primera persona al no mirar de nuevo, se “sobrepone” a la otra en una posición 
dominante. La segunda persona al no devolver una vez más la mirada, pretende 
estratégicamente que la primera “ruegue”, que persista en su intento de conquistarla. Como 
fue mencionado, las relaciones de poder son inestables, tal como en este ejemplo, donde la 
primera persona podría perder el interés luego de la segunda no haber retribuido la mirada 
como ella lo esperaba, o quizás aparezca un tercer participante en ese juego de poder. Lo que 
hace que este poder se mantenga es que no se reduce solamente a una fuerza o a una acción, 
sino que circula, produce reacciones, induce al placer, forma saber, que puede provenir desde 
cualquier punto constituyente de esa entramada red y que además conduce a una posibilidad 
de resistencia. 
A lo largo de este tópico, bajo la luz de Foucault, no se considera la existencia de sujeto 
preestablecido, es decir, se ha analizado como producto de las relaciones de poder y no como 
la fuente de la cual emanarían esas relaciones. Para el filósofo, el sujeto se encuentra 
constituido de una conjunción de estrategias de poder, tomándolo como producto de esas 
relaciones y no como productor. Para realizar un análisis desde otras perspectivas (que 
surgieron después de Foucault) podría comentarse que el sujeto es moldeado por las prácticas 
y las relaciones de poder ejercidas sobre él, sin embargo, que él también es capaz de, 
continuamente, remodelarlas y reestructurarlas (FAIRCLOUGH, 1992, p. 83). También se 
podría cuestionar sobre la continua constitución del sujeto por las relaciones de poder, ya que, 
si este se encuentra formado por ellas, el poder nunca va a cesar aun cuando el sujeto se 
encuentre completamente constituido, pues ese sujeto nunca va a estar pleno y en cambio se 
encontrará produciéndose continuamente. Se le concebiría entonces no como base ni como 
producto, sino como el centro de un proceso de resignificación que le da la posibilidad de 
“rehacer” ese poder. (BUTLER, 1998, p. 22). 
 
 
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3. Resistencia en las relaciones de poder 
Las relaciones de poder poseen una cara reversa y esta es la resistencia, para conseguir 
entender de que tratan estas relaciones se debe investigar también en las formas de resistencia 
y en los intentos para disociar estas relaciones (FOUCAULT, 1982, p. 214). Si el poder se 
abordase desde una forma relacional y estratégica, no existiría un nivel de poder absoluto. 
Existe un adversario que reacciona a él y a la vez es la condición para hacerlo posible. 
Podemos comprender mejor las relaciones de poder al estudiar lo que se le opone, es 
decir, las formas de resistencia, resaltando la importancia de cómo las relaciones de poder 
inciden en la generación de los sujetos y cómo la resistencia permite constituir un modo 
específico de ser del sujeto. Es a partir de la resistencia que el poder cobra sentido, tal como 
éste comprende un espeso enjambre de relaciones que atraviesan los aparatos y relaciones 
sociales, la resistencia también conduce a la formación de puntos que surcan los diversos 
estratos sociales y las unidades individuales. 
La cualidad que posee la resistencia de negar y oponerse al poder, pero también 
posibilitarlo es un punto clave para la comprensión de la figura activa del sujeto, sim 
embargo, no cualquier sujeto, sino el sujeto libre, ya que resistir no significa tener que 
soportar, sino oponerseactivamente a una fuerza, es por ello que, para Foucault, toda relación 
de poder es una relación en la cual el sujeto trata de imponer ciertas condiciones sobre otro. 
Donde hay sujetos libres hay relaciones de poder, es lo que nos dice Foucault en “El sujeto y 
el poder”, donde además menciona que una determinada relación de poder no puede 
imponerse de una vez y para siempre, que mientras ésta se trate de una relación entre sujetos 
libres, en todo momento habrá pugna entre quienes buscan organizarse para instaurar una 
relación favorable a sus intereses y quienes no están de acuerdo con que eso ocurra y que se 
oponen. La dinámica de poder y resistencia se da entonces entre sujetos libres, cuando es 
inexistente la relación de igualdad entre ellos, el poder se ejerce y es imposible que exista la 
resistencia, y es de ahí surge la diferenciación entre relaciones de poder y de dominación. 
Foucault dice: 
Cuando los factores determinantes saturan la totalidad, no hay relacionamientos de 
poder, la esclavitud no es una relación de poder en tanto los hombres están encadenados. 
[…] la libertad bien puede aparecer como la condición para ejercer el poder (al mismo 
tiempo que es su precondición, ya que la libertad debe existir para que el poder pueda ser 
ejercido, y a la vez ser su apoyo permanente, ya que, sin la posibilidad de resistencia, el 
poder podría ser equivalente a la imposición física.” (FOUCAULT, 1998, p.16). 
 
 
Libertad, relaciones de poder y resistencia constituyen un todo, la libertad siendo la 
condición para el ejercicio del poder, estando éste encarado por la resistencia. Sin la 
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resistencia es que se originan las relaciones de dominación. Esto cancela la libertad del sujeto, 
imposibilitándolo de resistir, y por ende anulando el poder. El ejercicio de la libertad, para 
Foucault, es un ejercicio de poder, o sea que no hay ejercicio de poder donde no hay 
posibilidad de acción y reacción, y también no hay ejercicio de libertad donde no hay 
ejercicio de poder. En palabras de Foucault citadas por Castro, tenemos que: 
“[...] El poder no se ejerce sino sobre ‘sujetos libres’ y en la medida en que ellos son 
‘libres’. Entendemos por esto sujetos individuales o colectivos que tienen ante ellos un 
campo de posibilidad donde pueden darse muchas conductas, muchas reacciones y 
diferentes modos de comportamiento. Allí donde las determinaciones son tan saturadas, no 
hay relaciones de poder. La esclavitud no es una relación de poder cuando el hombre está 
encadenado (entonces se trata de una relación física de coerción), sino justamente cuando 
puede desplazarse y, al límite, escaparse. No hay pues un cara a cara del poder y de la 
libertad, con una relación de exclusión entre ellos (en todo lugar donde se ejerce el poder, 
desaparece la libertad); sino un juego mucho más completo. En este juego, la libertad 
aparece como la condición de existencia del poder” (CASTRO, 2004. p, 202). 
 
Tomando en cuenta estos aspectos sobre la libertad, el poder y la resistencia, puede 
decirse que no existen momentos completos de poder, en cambio, una red abierta de 
relaciones de fuerzas en conflictos, dependientes unas de otras para justificarse y consumarse, 
motivo suficiente éste para afirmar que la resistencia es posible por la apertura constitutiva del 
poder. En palabras de Del Valle, únicamente el poder limita al poder (2012, p. 139). 
Se conceptualiza entonces la resistencia como la propiedad de reaccionar contra la 
acción de otro cuerpo, definición que Foucault transforma a través de su pensamiento, 
dirigiéndonos a reflexionar sobre la idea de que la conceptualización de resistencia va más 
allá de su termino de negación, siendo esta capaz de modificar dominios de poder, actuando 
de manera precisa y estratégica durante el establecimiento de las relaciones de poder. 
Partiendo de esa idea, es importante mencionar que el comando entre poder y resistencia se 
encuentra en todas las partes desde donde estas son ejercidas, no se interponen, ni revelan una 
contra la otra, dominan con características propias y compartidas. Así, el poder no tiene solo 
la intencionalidad de disciplinar a la sociedad, sino que mantiene una relación directa con el 
afuera, preservando estados de dominación, mientras que la resistencia procede de las 
dominaciones. Por eso el campo social más que “estrategizar”, resiste. 
La resistencia no es una sustancia y no es anterior al poder, es coextensiva a él, tan 
móvil, tan inventiva y tan productiva como él; existe sólo en un acto como despliegue de 
fuerza, como lucha, como guerra (FOUCAULT, 1994, p. 164). Durante el ejercicio de poder 
múltiples factores como luchas políticas, alteraciones en las relaciones de poder, 
enfrentamientos por el poder, y la capacidad de este desenvolverse en medio de un ambiente 
de cambio constante; son factores que constituyen y caracterizan al campo social. Por estas 
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razones la resistencia es una manera de respuesta hacia el poder sobre el cuerpo, sobre su 
estructura, ambos fluyendo en una misma vertiente. En el momento en el que las relaciones de 
poder se ven establecidas, surge automáticamente la probabilidad de resistencia, no como 
actor secundario, si no como principal participe de un proceso de creación y transformación. 
El poder no es concebido como una relación abstracta de fuerzas, sino como un campo de 
acciones posibles, el poder funciona a través de la estructuración de acciones posibles 
realizadas por sujetos libres, Castro nos dice: 
El análisis del poder como acciones sobre acciones permite mostrar cómo el sujeto 
puede actuar sobre sí y cambiar la relación de sí consigo mismo: si el poder funciona a 
través de la estructuración de un campo de posibles acciones, la resistencia al poder puede 
entenderse no solo como una relación agonística de fuerzas sino como una fuerza creativa 
del campo de posibles acciones. (2004, p. 306). 
 
La resistencia puede comprender diversas formas de reacción, es decir, puede ser parte 
de la mecánica del poder al afrontarlo, una práctica que busca contraponerse a esas fuerzas. 
Por otro lado, podría también figurar como una forma de “escape”, una práctica que busca 
darle apertura al poder, es decir, estar envuelto en las relaciones de poder no significa estar 
atrapado en ellas. Si el poder intenta captar los diversos elementos dentro de la red social, la 
resistencia también puede representar la escapada, dice Foucault. La resistencia juega de 
forma estratégica en el límite de las relaciones de poder, de esta forma queda demostrado que 
cuando sea ejercido el poder sobre el sujeto el movimiento de resistencia nunca verá anulada 
su posibilidad. 
Como tal, no es posible eliminar o librarse de las relaciones de poder, sin embargo, es 
posible generar unas nuevas a partir de las resistencias existentes. Donde hay poder hay 
resistencia, y, no obstante, ésta nunca está en posición externa al poder, los puntos de 
resistencia están en todas partes dentro de la red del poder. Esta resistencia supone la 
existencia de sujetos libres que se oponen a ciertas relaciones de poder e intentan instaurar 
otras. La resistencia, vista de esta forma positiva, y el poder, visto de forma productiva, 
consisten en la constitución de un sujeto libre cada vez más autónomo. 
Para Foucault, el sujeto no es una sustancia y es por eso que se interesa por su 
constitución histórica en las diversas formas existentes. Su objetivo entonces es crear una 
historia de los diferentes modos por los cuales los seres humanos se convirtieron en sujetos, 
son esas las prácticas de constitución del sujeto. Foucault utiliza algunos conceptos como 
“prácticas de sí” y “cuidado de sí” para analizar y asimilar la forma por la cual el sujeto se 
constituye. Estas prácticas se caracterizan por la racionalidad en la que se basa las acciones 
del hombre, y que se encuentran en torno de la ética, del saber y del poder. Deleuzecomenta: 
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Foucault no emplea la palabra sujeto como persona o forma de identidad, sino los 
términos ‘subjetivación’, en el sentido de proceso, y ‘sí’, en el sentido de relación (relación 
a sí). ¿De qué se trata? Se trata de una relación de la fuerza consigo (mientras que el poder 
era la relación de la fuerza con otras fuerzas), se trata de un ‘doblez’ de la fuerza. Según la 
manera de doblar la línea de fuerza, se trata de la constitución de modos de existencia, o de 
la invención de posibilidades de vida que también se refieren a la muerte, a nuestras 
relaciones con la muerte: no la existencia como sujeto, sino como obra de arte. Se trata de 
inventar modos de existencia, según reglas facultativas, capaces de resistir al poder así 
como a hurtarse al saber, aunque el saber intenta penetrarlos y el poder intenta apropiarse 
de ellos. (1992, p. 116). 
 
Estas técnicas y prácticas para la constitución del sujeto son consideradas también como 
“juegos estratégicos”, donde la libertad es una pieza clave. De esa forma, el sujeto es 
comprendido a partir de las prácticas que posibilitan pensarlo, tanto a través de las prácticas 
científico-disciplinares que lo transforman en objeto, como las prácticas de sí, que le permiten 
conocerse y conocer al mundo, y así hallar su lugar en él (ARAUJO, 2008). Este sujeto se ha 
ido constituyendo a través de la historia y continuará en constante transformación, aunque 
esté rodeado y se vea traspasado por las relaciones de poder, siempre será acreedor de su 
libertad para modificar las prácticas que alteren su realidad. En ese sentido, el sujeto 
conseguirá apoderarse de las “prácticas de si”, siendo estas, en resumen, el trabajo que este 
realizará sobre sí mismo para constituirse como sujeto. García Márquez hace referencia a algo 
similar sobre el sujeto cuando escribe: 
“Se dejó llevar por la convicción de que los seres humanos no nacen para 
siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga otra vez y 
muchas veces a parirse a sí mismos.” (2007, p. 118). 
 
El proceso de constitución de la subjetividad implica una relación del individuo consigo 
mismo. Este proceso incluye dos procedimientos diferentes, tomarse como un objeto a ser 
conocido, que sería la objetivación de sí, y trabajar en la constitución concreta y positiva de sí 
como sujeto, que sería la subjetivación, es a través de esta que las prácticas de sí deberán ser 
comprendidas como aquellas que posibilitan al individuo conocerse y decir la verdad sobre sí 
para constituirse plenamente. 
4. Conclusión. 
Se puede evidenciar como el concepto de poder enmarcado en el pensamiento de 
Foucault se torna como una práctica social, creativa, que va en múltiples direcciones y que 
tiene inmerso una carga positiva con la finalidad de aumentar la productividad en la sociedad. 
El poder produce sujetos, saberes, verdades, realidades que se insertan en todo tipo de 
sociedad, teniendo como finalidad una red en constante transformación. Ahora bien, el poder 
es un proceso complejo que implica una serie de interacciones y para hablar de este, se debe 
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mencionar como funciona, por lo tanto, se hace necesario tener en cuenta las relaciones de 
poder, en las cuales, el sujeto no se torna como un agente pasivo, sino un sujeto con capacidad 
de reacción. 
El poder no está, pues localizado, no se limita a la exclusión ni a la prohibición, el poder 
simplemente no actúa como represión invadiendo las relaciones sociales, el poder produce 
saber, un saber que puede ser aplicado directamente sobre un sujeto como ese mismo sujeto 
puede aplicarlo sobre otro, ya que no existe relación de poder sin la presencia del saber. 
Adicionando a eso no es la actividad del sujeto quien es vista como producción del saber, sino 
más bien la interacción que existe entre el poder-saber, los procesos y las luchas que lo 
complementan y atraviesan, quienes lo constituyen determinando las formas que implican, así 
como los dominios posibles del conocimiento. Así como el poder necesita del saber, también 
necesita de la resistencia que es creada por el sujeto a partir del conocimiento lo que puede 
provocar otros tantos efectos con implicaciones fundamentales entre sujeto-poder-saber. 
Es por esto, que Michel Foucault menciona el término de resistencia como coextensiva al 
poder. La resistencia no es la imagen invertida del poder, pero es como el poder, “inventiva” 
(FOUCAULT, 1994, p. 164). Se puede percibir entonces como el concepto de poder es 
asimilado desde una nueva perspectiva, que le otorga aspectos positivos y que lleva a pensar 
en un proceso complejo y dinámico presente en la sociedad, donde el sujeto es una figura 
activa. Este se torna como parte fundamental en esta dinámica que no existiría si el sujeto no 
tuviese esa capacidad de reacción. Así mismo, son esas series de reacciones que muchas veces 
no son predecibles y que posibilitan la transformación. 
Como es mencionado anteriormente, el relacionamiento del poder, proporcionalmente 
trae consigo una relación de resistencia. Así mismo, esta se evidenciará siempre y cuando 
exista una serie de estrategias, condiciones favorables y precisas, lo que tornará modificable el 
dominio del poder. La resistencia como el poder no sale del margen práctico, considerando 
erróneamente a la resistencia como objetor del poder, sino que la misma, representa un 
proceso de constante disputa contra el poder. Esta resistencia no se concibe como una 
sustancia y no es anterior al poder que se opone (GIRALDO, 2006, p. 117). Esta se presenta 
como una serie de estrategias inmersas en esa dinámica del poder y con miras a la 
transformación, lo que implica acciones precisas y creativas necesarias para lograr su 
finalidad. 
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en: 03 abr. 2019.

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