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218 AMF 2011;7(4):218-222 44
Puntos clave
� En Atención Primaria (AP), la causa más frecuente 
de adenopatía es la de origen infeccioso o reactivo.
� La anamnesis exhaustiva y una cuidadosa explora-
ción física, seguidas de unas pruebas complemen-
tarias adecuadas, permiten llegar al diagnóstico en 
un 90% de los casos.
� Las características físicas de la linfadenopatía (ta-
maño, consistencia, adherencia a planos profundos) 
y su localización son de gran ayuda para llegar al 
diagnóstico.
� La adenopatía de evolución de menos de 2 semanas 
o de más de 1 año sin variación en su tamaño tiene 
una probabilidad muy baja de ser maligna.
� La edad es el factor pronóstico más importante en 
cuanto a la probabilidad de benignidad o malignidad.
� Cuando no se tiene un diagnóstico etiológico y el 
estado del paciente es bueno, es prudente mantener 
un período de observación de 3 a 4 semanas.
� La adenopatía supraclavicular debe ser remitida siem-
pre, para su estudio, al siguiente nivel asistencial.
� No es adecuado el tratamiento con antibióticos o 
corticoides cuando no existe un diagnóstico etioló-
gico.
Definición
Los ganglios linfáticos son los órganos del sistema inmu-
nitario con más capacidad de reacción ante diversos estí-
mulos (infecciones, neoplasias, enfermedades de depósi-
to, etc.). Se encuentran diseminados por todo el organismo 
formando grupos territoriales. Algunas de estas localiza-
ciones son de fácil acceso a la exploración física, como, por 
ejemplo, los ganglios cervicales, supraclaviculares, axilares 
e inguinales; mientras que otros grupos pueden ser inac-
cesibles (mediastínicos, mesentéricos, retroperitoneales). 
Su tamaño, en sujetos sanos, varía de 0,5 a 1 cm de diá-
metro, aunque en algunas localizaciones como la región 
inguinal pueden llegar a 2 cm. En la región supraclavicular 
un ganglio palpable es siempre patológico1.
La adenopatía se define por la presencia de ganglios lin-
fáticos anormales en número, tamaño o consistencia. Las 
linfadenopatías pueden ser localizadas, cuando afectan a 
un área ganglionar, o generalizadas si afectan a dos o más 
áreas ganglionares no contiguas.
El crecimiento de los ganglios linfáticos puede ser produ-
cido por varias causas: respuesta inmunitaria fisiológica a 
un antígeno, infiltración por células inflamatorias, inva-
sión de células neoplásicas o infiltración por macrófagos 
cargados de metabolitos en enfermedades de depósitos.
Importancia en Atención Primaria
En las consultas que se realizan en AP, por motivo de la 
presencia de adenopatías, la mayoría de los casos son de-
bidos a enfermedades benignas.
Existen muy pocos estudios sobre la incidencia y etiología 
de linfadenopatías en este primer nivel asistencial. Los 
datos que se han obtenido y que aparecen en la mayoría 
de los trabajos parten de un estudio holandés2, realizado 
con 2.556 pacientes, según el cual la incidencia de adeno-
patía inexplicable en la población general era del 0,6%. 
Tras un estudio exhaustivo se llegó al diagnóstico etioló-
gico en AP en un 90% de los casos, el resto se derivó al 
siguiente nivel asistencial. Del total de pacientes, el 3,3% 
requirió biopsia y el 1,1% tenía una causa cancerígena res-
ponsable de la adenopatía. El porcentaje de neoplasia fue 
similar en otros dos estudios americanos3,4.
El reto del médico de familia es identificar a los pacientes 
que deben ser derivados al segundo nivel asistencial por 
la sospecha de malignidad. 
Etiología
En la tabla 1 se establecen las principales causas de las 
adenopatías. El 60% obedecen a causas infecciosas 
o reactivas, sobre todo en gente joven. A partir de los 
40-50 años aumenta la incidencia de enfermedades 
malignas. 
Adenopatías
Juan José Raluy Domínguez
Residente de 1.er año de Medicina Familiar y Comunitaria.
Centro de Salud de Coruxo. Vigo.
Luis Meleiro Rodríguez
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.
Centro de Salud de Coruxo. Vigo.
A partir de un síntoma
Juan José Raluy Domínguez Adenopatías
Luis Meleiro Rodríguez 
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Pistas
presenta algún síntoma acompañante que nos haga 
pensar en una infección viral o bacteriana: exantema/
enantema, coriza, odinofagia, otalgia, puerta de entra-
da a alguna infección (pústula, herida, etc.), junto con 
linfadenopatías dolorosas, blandas y móviles.
-
turna, pérdida de peso y adenopatías agrupadas, firmes, 
móviles y no dolorosas, se tendrá en cuenta la posibili-
-
tía sea localizada, dura, no dolorosa y adherida a planos 
profundos.
cuando, además de las adenopatías, existe rash cutá-
neo, artralgias y debilidad muscular.
Manejo diagnóstico
La gran mayoría de los pacientes con adenopatías son 
diagnosticados en AP con una cuidadosa anamnesis y una 
completa exploración física (figura 1).
En primer lugar, se debe hacer un diagnóstico diferencial 
entre una linfadenopatía y otras masas subcutáneas y tu-
mores, como pueden ser lipomas, quistes epidermoides, 
quiste branquial, conducto tirogloso, parotiditis o infla-
mación de una glándula submaxilar, nódulos tiroideos, 
hernias inguinales, etc.
Una vez determinado que se trata de una adenopatía, 
se debe buscar la causa y la posible gravedad, teniendo en 
cuenta la edad del paciente, las características físicas de 
los nódulos linfáticos sospechosos, su tamaño, localiza-
ción y extensión; y tratar de encajar estos datos con el 
contexto clínico obtenido previamente con la anamnesis.
La edad es el factor pronóstico más importante en cuanto 
a la probabilidad de benignidad o malignidad.
Con frecuencia tendremos un diagnóstico definitivo de 
una causa, generalmente tratable. En otros casos, será 
necesario realizar estudios complementarios que confir-
men la sospecha diagnóstica. Cuando, tras la realización 
de las pruebas complementarias, no se llega a un diag-
nóstico y el paciente presenta una buena situación clínica, 
es prudente realizar un seguimiento de la adenopatía du-
rante unas 3 o 4 semanas. Si la sospecha de malignidad es 
alta o si la linfadenopatía persiste, debe remitirse al si-
guiente nivel asistencial. 
Anamnesis
En la búsqueda del origen de la adenopatía es importante 
recabar la siguiente información:
Edad: los niños y adultos jóvenes suelen presentar 
patología benigna, pero a partir de los 50 años la inci-
dencia de procesos malignos aumenta. En una serie de 
628 pacientes sometidos a biopsia en un centro de re-
ferencia se vio que, en menores de 30 años, el porcen-
taje de procesos benignos o autolimitados era del 79%; 
mientras que en mayores de 50 años este porcentaje se 
reducía a un 39%5.
TABLA 1
Etiología de las adenopatías
1. Enfermedades infecciosas
A. Víricas
Mononucleosis infecciosa (virus de Epstein-Barr)
Citomegalovirus
Virus de la hepatitis B y C
B. Bacterianas
Estafilococos
Estreptococos
Enfermedad del arañazo de gato
Tuberculosis
C. Fúngicas
Toxoplasmosis
D. Parasitarias
2. Enfermedades hematológicas
Leucemia
3. Enfermedades autoinmunitarias
Artritis reumatoide
Lupus eritematoso
Enfermedad del suero
Linfadenopatía angioinmunoblástica
4. Enfermedades malignas
5. Enfermedades de causa desconocida
Sarcoidosis
Amiloidosis
6. Fármacos
Alopurinol
Atenolol
Captopril
Carbamazepina
Cotrimoxazol
Fenitoína
Quinidina
Otras
Enfermedad de Castleman
Fiebre mediterránea familiar
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Profesión: exposiciones profesionales (sílice, berilio, etc.).
 Contacto con animales de compañía, (enfermedad por 
arañazo de gato, toxoplasmosis), picadura de insectos.
Antecedentes de viajes a zonas de riesgo (fiebre tifoi-
dea, carbunco, histoplasmosis, brucelosis).
Tiempo de evolución: si es inferior a 2 semanas o su-
perior a 1 año sin que haya experimentado cambios sig-
nificativos en su tamaño, tiene una posibilidad muy 
baja de ser debida a un proceso neoplásico6. Con menor 
-
te, leucemia linfática crónica.
Medicamentos: alopurinol, fenitoína, captopril, carba-
mazepina, atenolol, quinidina, cotrimoxazol.Hábitos: tabaco, alcohol, exposición a la radiación ul-
travioleta, que pueden orientar hacia una etiología me-
tastásica.
 Relación con enfermos (tuberculosis) y contactos 
sexuales que puedan indicar, entre los diagnósticos di-
ferenciales de adenopatías cervicales o inguinales, la 
existencia de enfermedades de transmisión sexual. Los 
pacientes con virus de la inmunodeficiencia humana 
6. 
-
cia una patología: astenia, odinofagia, heridas, picaduras 
de mosquitos, sudoración nocturna, pérdida de peso, etc. 
Exploración física
Además de una exploración física general, es preciso 
efectuar un rastreo completo de todas las áreas ganglio-
nares con el fin de clasificar la adenopatía como localizada 
o generalizada. Si se trata de una adenopatía localiza- 
FIGURA 1
Algoritmo diagnóstico de una adenopatía
Paciente con adenopatía
Pruebas
complementarias
¿Confirmación
de diagnóstico?
Tratamiento ¿Diagnóstico? ¿Mejoría?
Batería de pruebas
complementarias 
y seguimiento
de 4 semanas
Buena
situación
clínica
Diagnóstico
etiológico
Diagnóstico
de sospecha
Adenopatía de
causa desconocida
Mala situación
clínica o sospecha
de malignidad
Anamnesis y exploración
física completa
Derivar a siguiente
nivel asistencial
Seguimiento
No
Sí
Sí
No
No
Sí
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Luis Meleiro Rodríguez 
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da, se realizará un examen concienzudo de la zona ana- 
tómica drenada por ese grupo de ganglios linfáticos, bus-
cando heridas en las extremidades, picaduras de insectos, 
micosis, inflamación, lesiones en la piel, etc.
Las características de las adenopatías que hay que tener 
en cuenta incluyen: tamaño, consistencia, adhesión a pla-
nos profundos y presencia o ausencia de dolor:
Tamaño
Entre las características físicas de las adenopatías, el 
tamaño es la que más información aporta para orientar 
el diagnóstico hacia enfermedad benigna o maligna. 
Los ganglios menores de 1 cm de diámetro se conside-
ran normales (0,5 cm en ganglios epitrocleares y 1,5 cm 
en ganglios inguinales)7.
La presencia de un ganglio supraclavicular, cualquiera 
que sea su tamaño, incluso en niños, debe considerarse 
siempre patológico y ser derivado para estudio, ya que 
el porcentaje de malignidad en esta localización es muy 
elevado. 
Cuando el tamaño es superior a 4 cm debe remitirse 
al paciente de inmediato para la realización de una 
biopsia8.
 Consistencia
Los ganglios con consistencia blanda suelen ser de 
causa infecciosa, aquellos con consistencia firme son 
típicos de linfomas y los duros son característicos de 
las metástasis ganglionares.
 Movilidad
Los ganglios linfáticos infiltrados por linfomas o los de 
origen infeccioso suelen ser móviles mientras que los 
metastásicos suelen ser fijos al estar adheridos a pla-
nos profundos.
 Dolor
La adenopatía dolorosa generalmente indica un proce-
so infeccioso subyacente que provoca distensión rápida 
de la cápsula. Más raramente es debido a necrosis en 
un ganglio metastásico. Las linfadenopatías de causa 
metastásica no suelen ser dolorosas. Sin embargo, el 
dolor no es un buen criterio discriminatorio entre be-
nignidad y malignidad9.
 Localización
La exploración minuciosa del área ganglionar afectada 
puede dar pistas importantes para llegar al diagnóstico. 
Por ello, es imprescindible el conocimiento de las áreas 
anatómicas drenadas por cada área ganglionar:
– Occipitales, preauriculares y retroauriculares: drenan 
el territorio del cuero cabelludo y la nuca. Raramente 
son malignas.
– Cervicales: las adenopatías en esta localización son 
las más frecuentes. Producidas sobre todo por infec-
ciones de boca y cuello. Con menor frecuencia por 
procesos neoplásicos de estructuras de cara, cuello, 
pulmón y mama. También los linfomas aparecen con 
frecuencia en esta localización.
– Supraclaviculares: son siempre patológicos. El gan-
glio supraclavicular izquierdo (ganglio de Virchow) 
es infiltrado por cáncer metastático procedente de 
un carcinoma primario de origen digestivo, testicu-
lar, ovárico o renal. Los ganglios supraclaviculares 
derechos se relacionan con metástasis de carcino-
mas de mediastino, pulmón, esófago o riñón. La 
realización de la maniobra de Valsalva por parte del 
paciente durante la palpación de la zona supraclavi-
cular incrementa la posibilidad de palpación de un 
nódulo9.
– Axilares: infecciones de la extremidad superior, cán-
 
neralmente no es la primera zona afectada, pero sí 
puede ser la primera en ser localizada)7.
– Inguinal: debida generalmente a una enfermedad de 
transmisión sexual, o a infección de miembro infe-
rior. También pueden infiltrarse por linfomas (rara-
mente es la primera manifestación)7 y metástasis de 
tumores de recto y genitales.
Esplenomegalia: la esplenomegalia aparece en muchos 
procesos que cursan con adenopatías. Su presencia dirige 
el diagnóstico hacia una enfermedad sistémica, como 
mononucleosis infecciosa, linfoma, leucemia, sarcoido-
sis, toxoplasmosis y trastornos hematológicos menos 
frecuentes.
Indagar la presencia de fiebre o signos de infección, lesio-
nes cutáneas o diátesis hemorrágica. Dada la frecuen- 
cia de patología, es importante explorar especialmente el 
área otorrinolaringológica.
Pruebas complementarias
Con la anamnesis y el examen físico se llega, en la mayoría 
de los casos, a un diagnóstico definitivo. Cuando la etio-
logía no está clara, se recurre a pruebas complementarias 
encaminadas a confirmar o descartar la causa sugerida 
por los datos obtenidos en la anamnesis y la exploración.
 Iniciales
velocidad de sedimentación globular. Puede ofrecer 
datos útiles para el diagnóstico de infección piógena, 
leucemias agudas o crónicas y otras atipias hemato-
lógicas.
– Serología de citomegalovirus, virus de Epstein-Barr, 
– Enzimas hepáticas.
– En caso de adenopatía generalizada, realizar un es-
tudio inmunológico con proteinograma, factor reu-
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matoide, anticuerpos antinucleares y anti-ADN (sos- 
pecha de enfermedad autoinmunitaria, como el lupus 
eritematoso o la artritis reumatoide).
– Prueba de Mantoux.
– Una radiografía de tórax nos podría revelar un en-
sanchamiento mediastínico ocasionado por adeno-
patías o bien la presencia de infiltrados pulmonares 
compatibles con tuberculosis, sarcoidosis o conecti-
vopatías.
 Posteriores
Otras pruebas para el estudio de las adenopatías inex-
plicadas precisan derivación al siguiente nivel sanitario 
e incluyen ecografía, linfografía, tomografía computari-
zada y resonancia magnética.
El diagnóstico definitivo, en muchos casos, debe ha-
cerse a través de un estudio histológico. Para la obten-
ción de la muestra se emplea:
– Punción aspirativa por aguja fina. 
– Biopsia excisional de la linfadenopatía. Es más incó-
moda para el paciente pero es la técnica más efectiva 
para el diagnóstico.
Tratamiento
No existe tratamiento específico para las adenopatías. El 
tratamiento debe realizarse una vez que se conoce la cau-
sa. Aunque es una práctica relativamente corriente, no 
deben administrarse antibióticos (salvo que exista una 
infección bacteriana). Los corticoides tampoco se deben 
administrar como tratamiento sintomático ya que, por su 
efecto linfocítico, pueden dificultar algunos diagnósticos 
de enfermedades hematológicas o activar una infección 
subyacente. La excepción es la obstrucción faríngea por 
agrandamiento del tejido linfático del anillo de Waldeyer 
en una mononucleosis que puede comprometer la vida del 
paciente1.
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