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1982 y 1989 hubo un comportamiento ascendente de esa figura impositiva. Las recaudaciones pasaron de 2.3% a 3.0% del PIB. A partir de 1989, esta pa...

1982 y 1989 hubo un comportamiento ascendente de esa figura impositiva. Las recaudaciones pasaron de 2.3% a 3.0% del PIB. A partir de 1989, esta participación se reduce, pues la estructura tributaria existente y la aceleración de la tasa de inflación incentivó la evasión impositiva. No fue sino hasta la reforma tributaria de 1992, cuando se simplifica el impuesto y se reducen las tasas, que el impuesto sobre la renta como porcentaje del PIB aumenta ligeramente; no obstante, la aparición de otras figuras recaudatorias -como el diferencial- provoca que la participación del impuesto sobre la renta en el total de ingresos tributarios continúe reduciéndose. En términos del PIB, las recaudaciones se mantuvieron relativamente estables en el período 1993-1996. En 1997 ésta se eleva a un 2.8% del PIB debido a la aplicación de medidas transitorias que incentivaron a los contribuyentes a realizar pagos adicionales a lo declarado a cambio de no ser fiscalizados posteriormente por la Administración Tributaria. Para 1998, la participación de estos ingresos en el PIB se mantuvo relativamente constante (2.8%). El Impuesto sobre la Renta tiene un nivel de ingreso anual exento alrededor de US$ 6,000 dólares (a la tasa de cambio oficial de 15.33 pesos por dólar), y establece tres tramos impositivos con tasas marginales de: 15%, 20% y 25%. Esto último sugiere que ese impuesto es relativamente progresivo, pues cada peso adicional percibido por un contribuyente es gravado en una mayor proporción. Asimismo, la exención de US$ 6,000, en una economía con un salario mínimo anual equivalente a US$ 1,888, pone de manifiesto que una parte importante de los asalariados no está sujeto al impuesto. No obstante, es preciso señalar que el Impuesto sobre la Renta de las personas jurídicas -el cual tiene una tasa única de un 25%- tiene agujeros fiscales que permite a los grandes contribuyentes utilizar la depreciación y los gastos de intereses para evadir el pago de sus obligaciones tributarias. Esto disminuye el grado de progresividad del impuesto, pues en términos relativos los grandes contribuyentes tienden a pagar menos que los contribuyentes de tamaño mediano. Por otra parte, el Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS), el cual entró en operaciones en 1984, mantuvo un comportamiento ascendente hasta 1987, alcanzando un 1.6% del PIB. A partir de ese año ese impuesto como porcentaje del PIB se mantiene relativamente constante hasta 1992 cuando se eleva la tasa en 2 puntos porcentuales, al pasar de 6% a 8%, llegando los ingresos por concepto del ITBIS a representar un 2.1% del PIB. En 1997, debido a la aplicación de algunas medidas encaminadas a mejorar la eficiencia administrativa, las recaudaciones por ese concepto se incrementan a 2.9% del PIB, lo cual significa que de cada 100 pesos de impuestos recaudados casi 20 provienen del Itbis. Durante 1998 dicha participación no mostró un cambio significativo. Ese impuesto grava la transferencia de bienes y servicios industrializados, por tal motivo, podría considerarse como regresivo. No obstante, el Código Tributario establece en el Título correspondiente al Itbis un conjunto de bienes y servicios exentos que representan más del 98% del consumo total de las personas con ingresos menores a la línea de pobreza. Esto sugiere que, aun cuando el Itbis es un impuesto sobre el consumo, su nivel de regresividad se ha minimizado por medio de las exenciones. Desafortunadamente, el elevado número de bienes y servicios exentos también se ha traducido en una mayor dificultad de administración del impuesto, provocando una elevada evasión del mismo. Por último, el impuesto sobre los combustibles, el cual es la diferencia entre el precio de venta de los derivados del petróleo en el mercado local y el costo de producción e importación (incluidos los márgenes de comercialización), se ha convertido en una importante figura impositiva. En primer lugar, ese impuesto ha alcanzado un monto equivalente a un 2.5% del PIB y un 16.6% del total de ingresos tributarios. En segundo lugar, los ingresos provenientes de ese diferencial se utilizan para el pago de la deuda extema del Gobierno Central. En relación a la incidencia del diferencial de los combustibles se puede afirmar que el consumo directo de combustible de las personas de menores ingresos es considerablemente inferior al que se observa en el patrón de consumo de las personas de ingresos superiores. Por tanto, se podría concluir que el diferencial de los combustibles, a pesar de afectar el consumo, no es muy regresivo.

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História Vicente Riva PalacioVicente Riva Palacio

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