En 1992, en una reunión de una revista en la que estaba implicado –o mejor dicho complicado- se discutía la necesidad de que la revista dijera algo...
En 1992, en una reunión de una revista en la que estaba implicado –o mejor dicho complicado- se discutía la necesidad de que la revista dijera algo a propósito de ‘los 500 años’. La pregunta (sólo aparentemente ingenua) que surgía entonces, era: ¿qué podríamos decir los argentinos sobre esta cuestión, cuando en realidad, culturalmente hablando, formamos parte de los ‘descubridores’ y no de los ‘descubiertos’? Por supuesto, esta perplejidad tributaria de aquel chiste, exagerado pero no del todo impertinente, del Borges que definía a los argentinos como europeos en el exilio, no pretendía en modo alguno minimizar aquello que en la historia argentina hay también de la sangrienta eliminación de otras culturas.
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