La somatización abreviada se ha considerado como una forma de comunicación del estrés, éste con frecuencia adopta la forma de síntoma físico, esto ...
La somatización abreviada se ha considerado como una forma de comunicación del estrés, éste con frecuencia adopta la forma de síntoma físico, esto queda avalado por la asociación demostrada en observaciones clínicas entre las somatizaciones y la exposición a eventos traumáticos (Morrison 1989; Pribor, Yutzy, Dean and Wetzel 1993). Por lo tanto, una estrategia adicional para examinar la utilidad del constructo fue comprobar si éste detectaba las consecuencias de una exposición a un evento traumático. Pocas investigaciones habían estudiado la relación entre trauma y somatización abreviada. En un estudio en población general basado en una amplia muestra de mujeres, Golding (Golding 1994) encontró que el constructo discriminaba bien en población general entre aquellas que habían sido afectadas de agresiones físicas/sexuales de aquellas que no habían sido expuestas a dichos estresores. Walker (Walker, Katon et al. 1995) también encontró que dos tercios (64%) de las mujeres con dolor crónico pélvico que informaban sobre abusos sexuales cumplían criterios para la somatización abreviada comparado con el 12% que presentaban los controles. En un estudio prospectivo de individuos expuestos a un estresor insoportable (inundación de flashes), Escobar (Escobar, Canino, Rubio-Stipec and Bravo 1992) observó nuevamente que emergían síntomas físicos sin explicación médica, siendo una señal significativa de la exposición al estrés.
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