¿VOLUCION .NDUSTRIAL T. S. ASHTONcp \ J e Fondo de Cultura Económica a BREVIARIOS ( T.S. Ashton Lo que se llama la "Revolución Industrial” no fue un fenómeno que se produjera sólo en las fábri cas: la agricultura, los sistemas de comunicación, la población —en lo que se refiere a su creci miento y distribución — , el comercio, las finan zas, la estructuración social, la educación y la va loración del hombre sufrieron alteraciones pro fundas en proporción semejante a la industria. Por ser Inglaterra el país donde se oiiginú csie pioceso, v por tanto donde con .nás r.l,:dt_ , coi, acometividad m ás arrolladora se perfila el ciclo naciente, es de interés siempre vivo el estudio de la época en que la Revolución Industrial empezó a tom ar auge en la sociedad inglesa. Muchos autores —economistas y novelistas entre ellos— han tra tado este tema; algunos.con m aestría y vi sión de conjunto, mas frecuentem ente desde posi c iones ideo lóg icas b ien co n so lid ad as. Así, fueron parciales y sacaron consecuencias que pe caron de absolutas y viciadas. T .S . Ashton, dé la Universidad de Londres, norprésén ta en cambio un estudio equidistante de posiciones extremas, sin dejar de consignar nada verdaderam ente im portante, con la objetividad que corresponde a su A R T E » RELIGION Y FILO SO FIA PSICOLOG IA Y C IE N C IA S SO C IA LES HISTORIA • LITERATURA • C IE N C IA Y T E C N IC A ganz1912 Primera edición en inglés, 1940 Segunda edición en inglés, 1968 Primera edición en español, 1950 Primera reimpresión, 1914 Segunda reimpresión, í \/59 Tercera reimpresión, 1964 Cuarta reimpresión, 1965 Quinta reimpresión, 1970 Segunda edición, 1973 Primera reimpresión, 1975 Segunda reimpresión, 1978 Tercera reimpresión, 1979 Cuarta reimpresión. 1981 Quinta reimpresión, 1983 ganz1912 Título original : T he Industrial fíevolution © 1948, CXl'ora Uuiversity Press, Londres D. R. © 1950, Fo:'loo de C u l t u r a E c o n ómica Av. de la UnivfTsid..̂ 975. 03Í00 M¿.ñco. n F ISBN 968-16-0323-0 (rústica) 968-16-0324-9 ( enipastada) Impreso en México PREFACIO N adie que enseñe en la Escuela de Economía de Londres puede estar seguro de qué tanto de lo que escribe es de su propia cosecha y cuánto corresponde a colaboradores y discípulos. Este volumen se funda en d trabajo de muchos eruditos, y no todos ellos estarían acordes con la interpretación que aquí se ofrece. En especial, mis colegas, H. L. Beales y F. J. Fisher han contribuido más de lo que creen. Los párrafos sobre la industria algodonera y sobre el ni vel de vida de los trabajadores se. han tomado de las investigaciones hechas por la señorita Frances Collier, de la Universidad de Manchester, y aquellos sobre las industrias del carbón y acero, se mejoraron con la lectura de una tesis inédita de A. H. John. El material estadístico, sin el cual el libro no hubiera resultado tan sólido fue compilado por un antiguo discípulo mío, W. Ashworth; y el capítulo final debe algo a las breves conversaciones con el profesor \V. W. Rostow, de Harvard. A todos doy las gracias. Londres, mayo de 1947 T. S. A. https://tinyurl.com/y794dggv https://tinyurl.com/y9malmmm 7 https://tinyurl.com/y794dggv https://tinyurl.com/y9malmmm INTRODUCCIÓN 9 I. INTRODUCCIÓN DURANTE el breve lapso transcurrido entre el adve nimiento de Jorge III y el de su hijo, Guillermo IV, cambió el aspecto de Inglaterra. Superficies que se habían cultivado, durante siglos, como campo abier to, o que permanecían en el abandono, como lugares de pastoreo común, fueron cercadas o valladas; las aldeas se convirtieron en populosas ciudades y los ca ñones de las chimeneas se elevaron hasta empequeñe cer a las antiguas torres. Se hicieron caminos más rectos, fuertes y amplios que aquellas pobres vías de comunicación que corrompieron las buenas maneras de los viajeros en los días de Defoe. El mar del Norte y el de Irlanda, así como los tramos navegables de los ríos Mersey, Ouse, Trent, Severn, Támesis, Forth y Clyde, fueron unidos por hilos de agua tranquila. En el norte, se colocaron las primeras ferrovías para las nuevas locomotoras, y paquebotes de vapor co menzaron a funcionar en los estuarios y estrechos. Cambios paralelos tuvieron lugar en la estructura de la sociedad. El número de la población aumentó mucho, y es probable que se haya incrementado la proporción de niños y de jóvenes. El crecimiento de nuevas comunidades desplazó la población del sur y del este al norte y al interior; escoceses emprende dores iniciaron una peregrinación cuyo fin todavía no se avizora, y una abundancia de inexpertos, pero vigorosos irlandeses, que influyeron en ia salud y costumbres de los inglests. Hombres y mujeres na cidos y criados en el campo vinieron a vivir apiñados, ganando su pan no tanto como familias o grupos de vecinos, sino como unidades dentro de la fuerza 8 de trabajo de las fábricas. El trabajo se fue espe cializando más; se desarrollaron nuevas formas de habilidad y otras se perdían; se hizo más variable, y más altos niveles de comodidad se ofrecieron a aquellos capaces y deseosos de trasladarse a los cen tros donde había oportunidades. Simultáneamente, se explotaron nue\ as fuentes de materias primas, se abrieron nuevos mercados y se idearon nuevos métodos de comercio. El capital au mentó en volumen y en fluidez; el papel moneda tuvo una base oro y apareció el sistema bancario. Muchos viejos privilegios y monojolios fueron arro llados, y se derogaron los impedimentos legislativos sobre la libre empresa. En los negocios el Estado vino a desempeñar un papel menos activo, en tanto que el individuo y la libre asociación lo incrementa ban. Ideas innovadoras y progresistas minaron las sanciones tradicionales: los hombres empezaron a ver hacia adelante, en vez de atrás, se transforma ron sus pensamientos sobre la naturaleza y finalida des de la vida social. Los cambios no fueron tan sólo “industriales”, sino también sociales e intelectuales. El término “revolu ción” implica un cambio repentino que no es, en realidad, característico de los procesos económicos. El sistema de relación humana llamado capitalismo, se originó mucho antes de 1760, y alcanzó su pleno desarrollo mucho después de 1830: existe el peligro de ignorar el factor esencial de continuidad. Pero el concepto “revolución industrial” ha sido empleado por muchos historiadores, y plenamente adoptado dentro del lenguaje común, resultaría pedante ofre cer un sustitutivo. El rasgo más notable de la historia social de ese periodo —lo que sobre todo distingue a la época de 10 INTRODUCCIÓN las anteriores— es el rápido crecimiento de la po blación. Cálculos cuidadosos, basados en el número de defunciones y bautizos, arrojan un total, para In glaterra y Cales, de alrededor de cinco millones y medio en 1700, y de seis millones y medio en 1750; cuando se hizo el primer censo en 1801, el total era de alrededor de nueve millones, y para 1831 alcan zaba catorce millones. En la segunda mitad del siglo xvm la población había, así aumentado en 40%, y en las tres primeras décadas del siglo xix, en más de 50%. Para la Gran Bretaña, las cifras son de aproximadamente once millones en 1801, y dieciséis millones y medio en 1831. El crecimiento de la población no fue el resultado de un cambio radical en la tasa de natalidad. Es verdad que durante las primeras cuatro décadas del siglo xviu el número de nacimientos por millar de habitantes parece haber aumentado un poco. Los labradores tendieron a erigir sus propios hogares en lugar de hospedarse con sus patronos, y la disminu ción del sistema de aprendizaje en la industria favo reció los tempranos matrimonios y las grandes fa milias. Mas desde 1740 hasta 1830, la tasa de na talidad parece haber variado muy poco: en ninguna década baja más de 36.6, o sube más de 37.7. La fecundidad fue alta y constante durante la Revolu ción industrial. Tampoco puede atribuirse el aumento