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Flores Mercado Antes el que quería ser músico debía estudiar- Memorias de la educación musical en las bandas de viento de Totolapan, Morelos, México

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¿Popular, pop, populachera? El dilem
a de las m
úsicas populares en Am
ércia Latina
La educación m
usical es una preocupación entre 
los m
úsicos y otros habitantes de Totolapan ya que 
actualm
ente los m
úsicos m
ás jóvenes han dejado 
de estudiar el solfeo y prefieren recurrir a las graba-
doras y CDs para aprender a tocar sus instrum
en-
tos. Adem
ás de que la m
úsica clásica y la m
úsica 
tradicional regional han dejado de interpretarse 
–a excepción de los Chinelos- en las fiestas patro-
nales. Los m
úsicos m
ás viejos reconocen que los 
jóvenes son buenos m
úsicos aunque sean líricos. 
Sin em
bargo consideran que hace falta leer nota 
para poder interpretar la m
úsica clásica y regional, 
m
úsica que perm
ite dar continuidad a la identidad 
m
usical y cultural regional.
En esta investigación exploro la construcción de la 
m
em
oria colectiva de la m
úsica y de la educación 
m
usical en Totolapan a través de las historias de 
vida y de la trayectoria m
usical de m
úsicos cuyas 
edades oscilan entre los 60 y los 90 años. La m
ayo-
ría de estos m
úsicos se dedican al cam
po, cultivan 
m
aíz, frijol, jitom
ate o nopales o bien han sido m
il 
usos –com
o ellos brom
eando afirm
an- ya que han 
Palabras clave: Bandas de viento, educa-
ción m
usical, m
em
oria colectiva.
1. Introducción
El presente trabajo es resultado de una investiga-
ción etnográfica en curso en el pueblo de Totola-
pan, M
orelos, M
éxico. M
orelos es uno de los esta-
dos del país donde existe un im
portante núm
ero 
de bandas de viento. Se considera que Totolapan 
es un pueblo de m
úsicos pues según sus propios 
habitantes existen alrededor de 200 o 300 m
úsicos 
que principalm
ente se agrupan en bandas de vien-
to, aunque tam
bién encontram
os grupos m
usicales 
com
o m
ariachis y estudiantinas. En este pueblo, la 
m
úsica adem
ás de ser un arte popular es fuente de 
ingresos económ
icos. Totolapan es uno de los po-
cos pueblos cam
pesinos que quedan en M
orelos 
cuyos habitantes tienen que buscar alternativas de 
em
pleo, cuando no hay trabajo o no es tiem
po de 
sem
brar o cosechar. Principalm
ente los hom
bres, y 
las m
ujeres en m
enor m
edida, se dedican a la m
ú-
sica y a tocar en fiestas regionales.
Resum
en:
En este artículo presento los avances de 
una investigación etnográfica en la que re-
construyo la m
em
oria colectiva de m
úsicos 
m
ayores de 60 años de un pueblo cam
pesi-
no del centro de M
éxico. 
En este pueblo la m
úsica adem
ás de ser un 
arte popular es una im
portante fuente de in-
gresos económ
icos lo que ha provocado una 
rápida transform
ación de m
uchas prácticas 
m
usicales entre ellas la form
ación m
usical. 
En esta investigación los m
úsicos recuer-
dan y narran cóm
o era la cultura m
usical de 
Totolapan en años previos a la década de 
los 70 y cóm
o a partir de esa época su cultu-
ra m
usical se m
odificó radicalm
ente. 
Este texto da cuenta de este pasado m
u-
sical, de los cam
bios que han acontecido 
pero sobre todo rescata las voces de m
úsi-
cos cam
pesinos generalm
ente condenadas 
al olvido por parte de la historia oficial de 
la m
úsica.
Antes el que quería ser m
úsico debía estudiar: 
M
em
orias de la educación m
usical en las bandas de viento de Totolapan, M
orelos, M
éxico 
B. Georgina Flores M
ercado
1
1 _ Licenciada en Psicología por la U
niversidad N
acional A
utónom
a de M
éxico y D
octora en Psicología social por la U
niversidad de B
arcelona. A
ctualm
ente realiza una Estancia Posdoctoral con el proyecto de investi-
gación M
úsica tradicional, m
em
oria colectiva e identidad cultural en m
úsicos de Totolapan, M
orelos, en el D
epartam
ento de A
ntropología de la U
niversidad A
utónom
a M
etropolitana-Iztapalapa. H
a publicado los libros: 
Participación ciudadana e identidad cultural en la Fiesta M
ayor de G
racia, B
arcelona (2006) e Identidades de viento. M
úsica tradicional, identidad p’urhépecha y bandas de viento (2009). 
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¿Popular, pop, populachera? El dilem
a de las m
úsicas populares en Am
ércia Latina
m
exicanas no saben qué es una partitura, que es-
tán condenados a consum
ir “m
úsica chatarra”, que 
la m
úsica no es una m
ateria obligatoria en los nive-
les básicos de la escuela, que no existen escuelas 
donde estudiar m
úsica de m
anera paralela a otros 
estudios, que existen m
uy pocas escuelas de m
ú-
sica a nivel nacional y que los jóvenes que llegan 
a estas escuelas no tienen los conocim
ientos bási-
cos lo cual provoca que las carreras de m
úsica en 
M
éxico sean m
ás largas que en otros países cau-
sando una alta deserción en las carreras de m
úsica 
(La Jornada 2010).
Aunado a todo lo anterior com
o bien señala Aldara 
Fernández (2003) los pocos program
as de educa-
ción m
usical que existen no son respetuosos de la 
diversidad cultural y lingüística del país por lo que 
resultan ajenos a la historia, tradiciones e idiosin-
crasia de la propia nación. Esta autora se pregunta 
si la m
úsica se lleva a todos los foros y espacios 
posibles ¿por qué no la educación m
usical? Es evi-
dente el abandono gubernam
ental de la enseñanza 
de la m
úsica tanto en el ám
bito urbano pero sobre 
todo en el rural. Sin em
bargo la m
úsica, su ense-
ñanza y su aprendizaje existen en los pueblos ru-
rales e indígenas gracias a que ellos m
ism
os han 
generado sus propios m
edios y form
as para estu-
diarla. 
Com
o señalé anteriorm
ente la reconstrucción del 
pasado de la m
úsica y de su enseñanza y aprendi-
zaje en Totolapan fue hecha m
ediante las historias 
de vida principalm
ente. Por ello preguntas sobre 
¿cóm
o iniciaron en la m
úsica? ¿cuál era el reperto-
rio m
usical en aquella época? ¿quién les enseñaba 
la m
úsica y cóm
o? Y ¿qué estrategias tenían estu-
diar m
úsica a falta de una escuela en el pueblo? 
guiaron esta investigación. 
Las historias de vida perm
iten recuperar el pasado 
com
o lo vivió la persona entrevistada: “la historia 
particular es fundam
entalm
ente la com
unicación 
de una sabiduría práctica, de un saber de vida y de 
experiencia” (Santam
arina y M
arinas, 1999: 261) a 
diferencia de las fuentes escritas que dan cuenta 
de las grandes instituciones y estructuras sociales. 
La historia de vida perm
ite recuperar “la lógica en 
acción de un estilo de vida”, es un m
edio para apre-
hender una cultura desde dentro a partir del análi-
sis de unos testim
onios (Orm
ières 2003).
2. La educación m
usical rural en M
éxico
La Jornada, uno de los diarios m
ás reconocidos en 
M
éxico, el día 30 de abril -m
ejor conocido com
o 
el “Día del niño”- publicó un im
portante reportaje 
sobre la m
úsica y la educación m
usical en M
éxico. 
Este reportaje reveló que m
illones de niños y niñas 
realizado m
ultiplicidad de actividades para poder 
sobrevivir dado que el cam
po no deja suficiente 
para la vida. Estos m
úsicos se iniciaron en la m
ú-
sica a edades tem
pranas com
o entre los 8 y los 12 
años. Su gusto por la m
úsica nació al ver y escuchar 
los ensayos de las bandas de viento donde general-
m
ente toca un fam
iliar cercano a ellos. El Totolapan 
que ellos vivieron era m
uy distinto al actual en el 
sentido de que no había carreteras y tenían que lle-
gar frecuentem
ente cam
inando a su destino m
usi-
cal o bien en cam
iones de carga. La luz eléctrica se 
instaló hacia los años 70 y el estudio de la m
úsica, 
al realizarse por las noches al final de su jornada 
en el cam
po, requería de velas o lám
paras de pe-
tróleo. En esos tiem
pos no había nom
bres para las 
bandas pues se conocían com
o la banda de arriba 
o de abajo del pueblo y después por el nom
bre del 
representante. No había uniform
es ni contratos. 
Para las festividades com
unitarias la m
úsica era 
considerada un servicio com
unitario por el cual no 
se cobraba y cuando salían a tocar se cobraban m
ó-
dicas cantidades que aunque poco siem
pre era de 
gran ayuda para m
antener a sus fam
ilias.Adem
ás 
del aspecto económ
ico otro im
portante m
otivo que 
les im
pulsaba a aprender a tocar y form
ar parte de 
una banda era rom
per con la m
onotonía del trabajo 
cam
pesino. Salir del pueblo es altam
ente valorado 
así com
o poder tocar frente a un público y recibir 
aplausos por su actuación. 
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¿Popular, pop, populachera? El dilem
a de las m
úsicas populares en Am
ércia Latina
Ocuituco y Tetela del Volcán. Totolapan al norte co-
linda con el Distrito Federal y el estado de M
éxico y 
al este con Puebla (García, et.al. 2000). 
Totolapan es una palabra de origen náhuatl: totol 
significa ave y pan es lugar. Se considera que en To-
tolapan habitaron los Chalm
ecas descendientes de 
los Olm
ecas quiénes fueron dom
inados posterior-
m
ente por los Xochim
ilcas y éstos a su vez por los 
Aztecas. Con la llegada de los españoles en el siglo 
XVI se establecieron fuertes cam
bios sociocultura-
les y se im
puso un nuevo sistem
a adm
inistrativo 
jurisdiccional y religioso. La actividad m
isional en 
esta región fue iniciada por los Dom
inicos quiénes 
hacían visitas a Totolapan desde Huaxtepec. Poste-
riorm
ente en 1535 les fue asignada esta región de 
M
orelos a los frailes de la orden de predicadores 
de San Agustín. El convento de Totolapan es uno 
de los m
ás antiguos de M
éxico y corresponde a la 
prim
era etapa de la evangelización en la cual al 
convento acudían m
iles de indígenas a aprender 
cantos y doctrina (García, et.al. 2000). 
El culto y veneración al Señor Aparecido es una 
tradición 
viva 
en 
Totolapan. 
La 
aparición 
del 
Cristo, im
agen que cohesiona a la población, se 
dio entre 1538 y 1543 periodo que coincide con la 
búsqueda de Totolapan de consolidarse com
o un 
para los propios pueblos. La educación que se pro-
duce en estos espacios es considerada m
uchas 
veces com
o educación no form
al porque carece 
del reconocim
iento gubernam
ental. Sin em
bargo 
en los hechos y en las prácticas la educación –la 
enseñanza y el aprendizaje- es tan form
al y com
-
prom
etida que en una institución reconocida por el 
gobierno.
Sería m
uy difícil citar en este texto la diversidad de 
experiencias de educación m
usical que existen en 
el ám
bito rural e indígena del país pero por m
encio-
nar algunas están: los Centros de Capacitación M
u-
sical, las agrupaciones m
usicales com
o las bandas 
de viento y las fam
ilias de los m
úsicos. En el caso 
de M
orelos y de Totolapan serán los dos últim
os 
grupos los encargados de form
ar m
úsicos.
3. San Guillerm
o Totolapan: pueblo de m
úsicos
Totolapan se encuentra ubicado en el sistem
a vol-
cánico Chichinautzin. Esta región presenta caracte-
rísticas geográficas diferentes al resto del estado 
por su altura y despliega un escenario natural lleno 
de belleza al estar rodeado por la sierra y por los 
volcanes Popocatépetl e Iztacihuatl. Esta región 
geográfica conform
a el nordeste del estado de M
o-
relos donde se ubican los m
unicipios de Totolapan, 
Tlayacapan, Tlanepantla, Atlatlahucan, Yecapixtla, 
En los pueblos indígenas la educación m
usical es 
una práctica ancestral y previa a la colonización es-
pañola. Es bien sabido que entre los Aztecas existía 
el Calm
écac, lugar donde se aprendía hacer poesía 
y canto; la poesía no estaba escrita sino que ésta 
era cantada. El Calm
écac contaba con un espacio 
denom
inado Cuicacalli o la Casa del Canto. Cuicatl 
significa canto pero lo que ahí se estudiaba era pri-
m
ordialm
ente la danza porque al danzar se canta-
ba con los pies. 
Durante la colonia fue la Iglesia en su m
isión evan-
gelizadora quien se ocupó de la enseñanza de co-
nocim
ientos m
usicales que -com
o señala Arturo 
Cham
orro (1997)- a los frailes no les interesaba 
tanto form
ar m
úsicos sino usar la m
úsica y su edu-
cación com
o m
edio para llevar a cabo la conquista 
espiritual de los pueblos indígenas. El im
portante 
papel de la iglesia en la educación m
usical popular 
aún persiste en m
uchos pueblos o barrios de M
éxi-
co y continua siendo un espacio donde la gente es-
tudia y aprende a leer notas, sentir ritm
os, tocar un 
instrum
ento, etcétera. 
Tam
bién existen otro tipo de instituciones y form
as 
de educación m
usical en el ám
bito rural. M
e refie-
ro a los espacios de educación m
usical generados 
desde los propios pueblos, es decir, una educación 
generada, gestionada y prom
ovida por los pueblos 
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¿Popular, pop, populachera? El dilem
a de las m
úsicas populares en Am
ércia Latina
Cuando los m
úsicos viejos recuerdan, en sus pala-
bras salta casi de inm
ediato, la com
paración entre 
el ahora y el ayer, el presente y el pasado, la m
úsica 
de antes y la de ahora. A través de los testim
onios 
se identifican cam
bios sociales com
o el significado 
de la m
úsica, las form
as de aprenderla, el reperto-
rio m
usical que se tocaba, las form
as de presen-
tarse en público, de desplazarse a las fiestas para 
tocar, etcétera.
Las anteriores distinciones perm
iten construir la 
identidad/alteridad entre el m
úsico de antes, -el 
m
úsico viejo- frente a la identidad/alteridad del 
m
úsico de ahora -el m
úsico joven- cada identidad 
con sus características propias. Se construye com
o 
en todo proceso identitario un ellos y un nosotros. 
corregim
iento separado del M
arquesado del Valle 
(García, et.al. 2000).
4. M
em
orias de los m
úsicos de Totolapan
Totolapan es un pueblo de cam
pesinos que debido 
a la precariedad y la desvalorización del trabajo del 
cam
po m
uchos se han hecho m
úsicos com
o diría 
M
acedonio Nolasco, m
úsico de 73 años: –“Y cóm
o 
la pobreza existía, eso es lo que nos ha hecho m
ú-
sicos a todos los totolapas”-. M
uchos de estos m
ú-
sicos eligieron la m
úsica, el oficio de ser m
úsico 
para no ser jornaleros una especie de esclavitud 
m
oderna que im
plica trabajar de sol a sol, no po-
seer la tierra y ganar unos cuantos pesos. 
Las voces de los m
úsicos entrevistados con sus his-
torias nos hacen palpar la dura y desigual realidad 
del trabajo del cam
po y de la m
úsica. La m
úsica a 
diferencia de ser jornalero perm
ite tener experien-
cias agradables, salir del pueblo, conocer otros 
lugares o personas. La m
úsica es considerada un 
conocim
iento que heredan a sus hijos com
o un 
bien, adem
ás de que la m
úsica, com
o experiencia 
estética y em
otiva, les perm
ite expresar sentim
ien-
tos que de otra form
a no podría suceder dada su 
condición m
asculina. 
Figura 1. Pasillo del convento de Totolapan
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¿Popular, pop, populachera? El dilem
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úsicas populares en Am
ércia Latina
Figura 2. 
B
anda de viento de Totolapan
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¿Popular, pop, populachera? El dilem
a de las m
úsicas populares en Am
ércia Latina
(Entrevista a director de banda, trom
petista, 
84 años, 2009).
Georgina: ¿Y qué tocaban?
Fausto: M
úsica de antes…
 m
úsica antigua…
 
entonces se usaban “obras”, “piezas gran-
des” –que le decían- ora ya no m
ás cancion-
citas…
 ya no hay m
úsica…
 solo m
oderna de 
la que hay ora…
 y antes se tocaba papel, se 
estudiaba con un m
aestro…
 ahora ya no…
 ya 
no estudian…
 (Entrevista a m
úsico, tarolero, 
94 años, 2010).
“Ahora ya lo hacen por negocio…
”: el significado 
de la m
úsica
Cipriano: Ahora ya cam
biaron ya no es com
o 
antes…
 ahora ya lo hacen por negocio y no-
sotros no lo hacíam
os por negocio…
 éram
os 
poquitos m
úsicos no com
o ahora, ha progre-
sado eso de la m
úsica en Totolapan pero ya 
la juventud no trabaja (no estudia el solfeo) 
o no hacen com
o nosotros en nuestro tiem
po 
que anduvim
os en la m
úsica…
 (Entrevista a 
m
úsico tam
borero, 81 años, 2010).
“M
is tres hijos son m
úsicos…
”: la fam
ilia com
o es-
pacio de educación m
usical
Luz: M
i esposo Constantino no tuvo estudios 
form
ales aprendió con un tío de la fam
ilia 
M
artínez: Isauro…
 y m
is tres hijos son m
úsi-
cos porque m
i esposo les enseñó desde que 
fueron chicos, cuandoiban a la escuela pero 
no querían y él les decía: -¡pues sí tienen que 
estudiar!-. Él veía que de ahí había m
odo 
para vivir. Él dijo: -Yo no les voy a dar estudio 
en otra form
a pero en ésta (en la m
úsica) si 
estudiando? -Ya ando trabajando, ya m
e gano 
algunos centavos- y luego ya m
e casé y vinie-
ron otras cosas…
 ya no…
 así m
e quedé…
 pero 
sí las notas las conozco (Entrevista a m
úsico 
tam
borero, 81 años, 2010). 
M
acedonio: Yo les doy consejos a los jóve-
nes: -¡qué estudien cóm
o yo estudiaba!- yo 
estudiaba 5 horas al día: una en la m
añana, 
otra al m
ediodía y de 7 a 10 m
e encerraba en 
las academ
ias o donde podía yo ir a aprender 
aunque sea yo sólo y si m
e podían corregir 
¡pues qué bien! Ya salía yo ganando porque 
ya m
e decían: -esto no está bien o esto, está 
m
al o hazle así- así fue m
i aprendizaje…
 los 
instrum
entos yo aprendía todas las escalas 
por si solo oyendo los tonos…
 dicen que fui 
gran m
úsico…
 pero yo nunca m
e crecí porque 
yo no tuve preparación yo crecí arrim
ándom
e 
con los otros que sus padres tenían la posi-
bilidad de ponerles m
aestro yo m
e iba a arri-
m
ar y no m
ás veía yo com
o les enseñaba la 
lección, yo agarraba venía con m
i m
étodo y 
m
e ponía a practicarlo yo sólo…
“Tocábam
os m
úsica de antes, m
úsica antigua…
”: 
el repertorio
Ernesto: En la actualidad hay m
úsico m
uy 
bueno y desarrollado algunos conocen la 
lectura pero m
uchos nada m
ás son líricos, 
que aunque líricos en su trabajo son m
uy 
buenos…
 digam
os que en la actualidad hay 
m
ucha m
úsica pero pura m
úsica m
oderna y 
lo principal es la m
úsica auténtica y la clá-
sica. El clásico ya no le gusta a la juventud…
 
A continuación presento los testim
onios de los m
ú-
sicos que han sido clasificados de acuerdo a las ca-
tegorías construidas a partir de sus narrativas:
“Así se estudiaba”: el proceso de enseñanza-
aprendizaje m
usical 
Ernesto: Cuando yo em
pecé a estudiar no ha-
bía estas cosas inclusive casi casi no había 
orquestas m
ás que en la capital, en las ciuda-
des pero en los pueblos no había orquestas, 
no había conjuntos, ni sonoras, pura m
úsica 
de viento, puro clásico, porque el que quería 
ser m
úsico debía de estudiar, com
o quien va 
a la escuela, desde las prim
eras letras hasta 
el final y así se estudiaba. Podem
os decir que 
no era conocim
iento de alto conocim
iento 
m
usical pero por lo m
enos habíam
os los que 
leíam
os la m
úsica…
 (Entrevista a director de 
banda, trom
petista, 84 años, 2009).
Cipriano: Un com
pañero de los que estaban 
m
e dijo: -“yo te enseño, cóm
prate el instru-
m
ento (un trom
bón) te voy a em
pezar a en-
señar las lecciones, te voy a enseñar ejerci-
cios con el instrum
ento. Tienes que poner la 
prim
era lección con todos sus tonos, luego 
cuando ya tengas los tonos de oído, em
pie-
zas a…
 te tengo que escribir otra escala que 
lleva bem
oles y sostenidos, tienes que estu-
diar de carrerita toda la escala, subirla y ba-
jarla, la subes con sostenido y la bajas con 
bem
oles…
”- Noooo, ahí fue donde m
e aburrí 
(risas) y entonces dije pero ¿para qué estoy 
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¿Popular, pop, populachera? El dilem
a de las m
úsicas populares en Am
ércia Latina
falta m
ás preparación, m
aestros en m
úsica 
capacitados pues están aprendiendo con los 
que m
edianam
ente enseñan las notas…
 te-
ner una escuela con m
aestros capacitados... 
m
i idea es de form
ar una escuela o luchar por 
una escuela…
 hacer una solicitud al gobierno 
del estado o juntar firm
as de los som
os pero 
com
o yo ya estoy viejo m
e van a decir que 
¡estoy loco! (Entrevista a m
úsico clarinetista, 
73 años, 2009).
les voy a dar- (Entrevista a viuda de m
úsico, 
82 años, 2010).
5. La escuela de m
úsica: la esperanza de To-
tolapan
En el estado de M
orelos existe de reciente creación 
el Program
a de Educación Artística en M
unicipios 
(PEAM
) prom
ovido por el Centro M
orelense de las 
Artes (CM
A). El program
a incluye a casi todos los 
m
unicipios del estado sean estos cercanos o leja-
nos de la ciudad capital Cuernavaca. Existe el PEAM
 
en Totolapan, Yautepec, Tlaltizapan, M
iacatlán, 
Jiutepec, Huitzilac y Tepoztlán. El financiam
iento 
del PEAM
 está cubierto por el CM
A. Se envían m
aes-
tros del m
ism
o CM
A a los m
unicipios y se lleva a 
cabo un curso de 120 horas repartidas en 3 horas a 
la sem
ana en un día. Sin em
bargo a pesar del im
-
portante núm
ero de m
úsicos y de niños y jóvenes 
que quieren estudiar m
úsica en Totolapan no ha te-
nido el im
pacto esperado y se sigue dem
andando 
y exigiendo una escuela de m
úsica para las nuevas 
generaciones:
M
acedonio: Si Totolapan no ha subido a tra-
vés de la fam
a es ¡porque desgraciadam
ente 
no ha habido quien! …
 ¡quien nos apoye!... 
en prim
era no hay escuela…
hay jóvenes que 
aunque están en las bandas grandes les hace 
532
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¿Popular, pop, populachera? El dilem
a de las m
úsicas populares en Am
ércia Latina
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