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VULNERABILIDAD, VIOLENCIA Y SABIDURÍA DIGITAL — Colección Comunicación e Información Digital — VULNERABILIDAD, VIOLENCIA Y SABIDURÍA DIGITAL Coordinadoras Elena Bandrés Goldáraz Begoña Pérez Calle Pilar Arranz Martínez Autores (por orden de aparición) Begoña Pérez Calle Estrella Trincado Armando Francesconi María Esteruelas Caldú Sabina Civila Luis M. Romero-Rodriguez Ignacio Aguaded Miguel Ángel Esteban Navarro Fernando Ibáñez Gómez Ana Rosado Cubero Marlize Cargnelutti Tiecker Pedro Solana-González Rosa Duarte Pac Cristina Sarasa Fernández Marina Moraes Speranza VULNERABILIDAD, VIOLENCIA Y SABIDURÍA DIGITAL Ediciones Egregius www.egregius.es Diseño de cubierta y maquetación: Francisco Anaya Benítez © de los textos: los autores © de la presente edición: Ediciones Egregius N.º 36 de la colección Comunicación e Información Digital 1ª edición, 2021 ISBN 978-84-18167-34-8 NOTA EDITORIAL: Las opiniones y contenidos publicados en esta obra son de responsabilidad exclusiva de sus autores y no reflejan necesariamente la opinión de Ediciones Egregius ni de los editores o coordinadores de la publicación; asimismo, los autores se responsabilizarán de obtener el permiso correspondiente para incluir material publicado en otro lugar. Colección: CO M U N I CA C I ÓN E IN F O R M A C I Ó N DI GI TA L Editoras científicas Carmen Marta-Lazo y Begoña Pérez Calle Editor técnico Francisco Anaya Benítez Consejo editorial José Ignacio Aguaded Gómez (Universidad de Huelva, España) Amaya Arribas Urrutia (Universidad de los Hemisferios, Ecuador) Miguel Ezequiel Badillo Mendoza (Universidad Nacional a Distancia, Colombia) Jean Jacques Cheval (Université Bourdeaux Montaigne, Francia) Pedro Farias Batlle (Universidad de Málaga, España) Joan Ferrés i Prats (Universidad Pompeu Fabra, España) Divina Frau Meigs (Universidad de la Sorbona, Francia) Francisco García García (Universidad Complutense, España) Agustín García Matilla (Universidad de Valladolid, España) Sara Gomes Pereira (Universidad do Minho, Portugal) Patricia González Aldea (Universidad Carlos III de Madrid) Elisa Hergueta Covacho (Universidad de Krems, Austria) Octavio Islas Carmona (Universidad de los Hemisferios, Ecuador) Fernando López Pan (Universidad de Navarra, España) Rosalba Mancinas Chávez (Universidad de Sevilla, España) Jorge Cortés Montalvo (Universidad de Chihuahua, México) Gerardo Ojeda Castañeda (Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa, México) Miguel Ángel Ortiz Sobrino (Universidad Complutense, España) Sara Osuna Acedo (UNED, España) Daniel Prieto Castillo (Universidad de Cuyo, Argentina) Ramón Reig García (Universidad de Sevilla, España) Rafael Repiso Caballero (UNIR, España) Jorge Rodríguez Rodríguez (Universidad San Jorge, España) Francisco Javier Ruiz del Olmo (Universidad de Málaga, España) Sergio Roncallo Dow (Universidad de la Sabana, Colombia) Stefano Spalletti (Università di Macerata, Italia) Simona Tirocchi (Universidad de Turín, Italia) Jordi Torrent (Alianza de las Civilizaciones de las Naciones Unidas, USA) Miguel Túñez López (Universidad de Santiago de Compostela, España) Victoria Tur Viñes (Universidad de Alicante, España) Edita: ÍNDICE PREÁMBULO. Vulnerabilidad, violencia y sabiduría digital ....................... 9 BEGOÑA PÉREZ CALLE CAPÍTULO I. Pobreza y violencia: propuestas desde el anarquismo .......... 15 ESTRELLA TRINCADO CAPÍTULO II. La idea de guerra y de violencia en el simbolismo secundario del lenguaje fascista italiano ...................................................... 39 ARMANDO FRANCESCONI CAPÍTULO III. Física o Química: un ejemplo de discurso homófobo en una serie de televisión ............................................................................ 61 MARÍA ESTERUELAS CALDÚ CAPÍTULO IV. Terrorismo Islámico y efecto ventrílocuo ONLINE ¿multiples voces? ........................................................................................ 85 SABINA CIVILA LUIS M. ROMERO-RODRIGUEZ IGNACIO AGUADED CAPÍTULO V. Comunicación de crisis en seguridad pública: la política de comunicación oficial ante ataques terroristas masivos en la Unión Europea (2016-17) ......................................................................... 97 MIGUEL ÁNGEL ESTEBAN NAVARRO FERNANDO IBÁÑEZ GÓMEZ CAPÍTULO VI. La defensa de la competencia en los mercados y la reducción de la desigualdad social ............................................................ 125 ANA ROSADO CUBERO CAPÍTULO VII. Contribuição dos mercados institucionais para a redução da pobreza: organização produtiva e econômica mediante programas públicos .................................................................................. 143 MARLIZE CARGNELUTTI TIECKER PEDRO SOLANA-GONZÁLEZ CAPÍTULO VIII. Un análisis de la contribución del sector de telecomunicaciones a la evolución de la desigualdad de género en el mundo ..................................................................................................... 155 ROSA DUARTE PAC CRISTINA SARASA FERNÁNDEZ CAPÍTULO IX. A publicação de fotografias de livros como estratégia de resistência nas Eleições Brasileiras ........................................................ 177 MARINA MORAES SPERANZA – 9 – PREÁMBULO VULNERABILIDAD, VIOLENCIA Y SABIDURÍA DIGITAL BEGOÑA PÉREZ CALLE Universidad de Zaragoza, España a vulnerabilidad, la violencia, los lados oscuros de las relaciones humanas, evolucionan a la vez que lo hacen el pensamiento y la comunicación. La nueva era digital, en la que la información viaja a gran velocidad, nos facilita la posibilidad de una lucha más efec- tiva a través de la difusión pero a la vez sufre el efecto perverso de que la transmisión aumenta en cantidad y rapidez. La sabiduría digital ad- quiere aquí un carácter de condición objetivo con arreglo a conjugar las relaciones ciudadanía-instituciones en algo que está en la memoria y el presente del pueblo: la preocupación por la violencia, el odio, la vulne- rabilidad, la pobreza y sus causas. A lo largo de la historia, las distintas sociedades han tratado las formas de vulnerabilidad con las que les ha tocado convivir incidiendo de dife- rentes maneras, pero siempre bajo un carácter de vigilancia y control, estando encomendada la misión de su denuncia a instituciones específi- cas así como siendo la difusión de su realidad dependiente de distintas autorías. Con la evolución de la comunicación, la información y denun- cia sobre las vulnerabilidades ha adquirido una mayor difusión a nivel universal, y es en los últimos años, en la era de la información, donde la vulnerabilidad se muestra e informa desde todos los planos posibles, donde la sabiduría digital actúa a través de la sensibilización, optimi- zando todas las posibilidades de visibilidad existentes de dicha lacra. Por otra parte, las distintas formas de odio y violencia han adquirido también una mayor difusión durante los últimos años, presentándose tal y como son ante una sociedad que gracias a la digitalización puede co- nocer y sensibilizarse ante lo que es claramente un efecto perverso del L – 10 – factor relacional. A ello se vienen dedicando especiales esfuerzos recien- temente tanto en los discursos como en los procesos actuales de comu- nicación, despertando el interés investigador. A su vez, las distintas ins- tituciones públicas y privadas realizan sus esfuerzos para lograr la adquisición de una conciencia práctica por parte de la sociedad así como el desarrollo de políticas educativas previsoras o paliativas. En todo este conjunto referido de reflexiones se emplea el libro colectivo que presentamos, abordando un conjunto de investigaciones que nos ilustran de forma rigurosa sobre la importanciade los fundamentos del pasado, los problemas del presente y los esfuerzos en cuanto a las direc- ciones del futuro. El primero de los capítulos, de mano de Estrella Trincado Aznar, es una completa y magistral investigación sobre los fundamentos de la pobreza y la violencia desde la perspectiva anarquista, perspectiva a la que fre- cuentemente se apela desde el formato de pensamiento antisistema en la era de la información. La profesora Trincado expone de forma rigurosa visiones como el mutualismo de Proudhon, el colectivismo de Bakunin o el comunismo de Kropotkin, propuestas como la autogestión de los bienes de producción o el anarco-capitalismo concluyendo cómo ese postulado anarquista de supresión del gobierno por el medio apolítico conlleva una naturaleza ejemplarizante en la acción directa que intensi- fica la sensación popular de opresión y aumenta la acción, actitud anti- política a veces puede conducir al individualismo. Y es que durante los últimos años venimos asistiendo a discursos here- deros de los antiguos radicalismos. En esta dirección y complementando al trabajo precedente, el segundo capítulo, a cargo de Armando Frances- coni, nos aporta una visión fundamental presente en otro de los pensa- mientos extremos tan difundidos últimamente a resultas de la revolu- ción digital. Se trata de un magnífico estudio sobre el significado de las palabras a la hora de construir un discurso violento en la época del fas- cismo italiano. El profesor Francesconi realiza un recorrido por distintos discursos de los principales precursores y protagonistas de dicho radica- lismo cuando hablaron de guerra, de martirio y de violencia, todo ello a – 11 – través del simbolismo secundario de las palabras, y que coincidían en señalar la violencia como vehículo de identidad colectiva. La fuerza que ha cobrado el discurso de odio durante los últimos treinta años, como sabemos, es un asunto de ocupación ya institucional. Cuando hablamos de su extensión creciente a través de la revolución digital, no solo nos referimos a situaciones online, de interacciones entre usuarios, que puedan rodear el propio delito de odio, sino que además éste puede ser observado a través de productos audiovisuales que contri- buyana su muestra y sensibilización como pone de manifiesto la joven investigadora María Esteruelas en el capítulo tercero de esta obra. La investigación de Esteruelas nos ilustra sobre una serie de televisión en la cual el discurso de homófobo se presenta con realismo y cotidianeidad, que si bien al ser un producto audiovisual cuyo objetivo es entretener, lleva añadido un dramatismo extra a la trama, pero conteniendo el rea- lismo como factor siempre presente. Los capítulos cuarto y quinto de este libro versan sobre una de las ma- nifestaciones actuales más crudas de la violencia humana que a su vez gozan de mayor difusión generalizada: el terrorismo. A lo largo del cuarto capítulo, los profesores Sabina Civila, Luis M. Romero-Rodrí- guez e Ignacio Aguaded presentan una rigurosa investigación, a través de un estudio de diseño cualitativo de los encuadres, en la que se anali- zan un total de 144 titulares procedentes de las agencias internacionales de noticias Reuters, Al Arabiya, Al Jazeera y Associted Press, relaciona- dos con los atentados terroristas del aeropuerto de Estambul (Turquía) el 28 de julio de 2016. El objetivo es identificar si los medios de comu- nicación extraen las noticias de las mismas fuentes, provocando, en pa- labras de los autores, el “efecto ventrílocuo”, la repetición de tópicos y estereotipos sobre una civilización determinada. El quinto capítulo, a cargo de Miguel Angel Esteban Navarro y Fer- nando Ibáñez Gómez, y como broche de cierre al bloque sobre violencia de esta obra, nos presenta de modo magistral una investigación sobre elementos fundamentales de la política de comunicación oficial ante ata- ques terroristas masivos de carácter yihadista puesta en marcha por la UE durante 2016-17. A través del análisis y la comparación de acciones – 12 – de comunicación y contenidos de los mensajes oficiales de Gobiernos y fuerzas de seguridad en cinco países europeos en las setenta y dos horas posteriores a un atentado, los profesores Esteban Navarro e Ibáñez Gó- mez logran magistralmente identificar una política de comunicación de crisis oficial articulada en torno a cuatro ejes: difusión de imagen de dominio de la situación, información sobre apoyo y asistencia a víctimas y familiares, reafirmación de la fortaleza del Estado de Derecho y trans- misión de liderazgo por parte del Gobierno. El segundo bloque de esta obra colectiva viene conformado por tres in- vestigaciones centradas en parámetros de vulnerabilidad, analizando cómo la nueva sociedad de la información, a través del desarrollo de la sabiduría digital puede desarrollar distintas herramientas de lucha con- tra la desigualdad entre seres humanos. No habría vulnerabilidad si no existiese poder. La profesora Ana Rosado Cubero nos presenta en el capítulo sexto una profunda y rigurosa refle- xión sobre la propia definición del poder en términos económicos y cómo se ejerce y sostiene sobre la asimetría entre las partes que operan en el mismo mercado, defendiendo cómo su reducción, a través de la política de la competencia, puede generar y genera una mejora en el bienestar de la sociedad al evitar los abusos de la monopolización de los mercados. Constata asímismo Ana Rosado cómo la ayuda de las institu- ciones públicas es un factor decisivo para sobrevivir en el largo plazo. Abundando en el factor institucional, los profesores Pedro Solana-Gon- zález y Marlize Cargnelutti nos presentan en el capítulo siete un intere- santísimo trabajo que aborda los mercados institucionales de la agricul- tura familiar en el sur de Brasil, principal actividad económica en muchos municipios, analizando la contribución de los mercados insti- tucionales en los procesos de comercialización de alimentos producidos por dicho sector, considerando sus implicaciones económicas, sociales y culturales a través herramientas como el innovador Programa de Adqui- sición de Alimentos (PAA), programa institucional vinculado a la lucha contra el hambre, el apoyo a la producción y la inclusión productiva, y – 13 – que ha fortalecido a las organizaciones sociales involucradas en la pro- ducción y consumo de alimentos, convirtiéndose en un referente inter- nacional de resultados y legitimidad. Una de las principales misiones en la cual la sabiduría digital debe con- tribuir a desarrollar estrategias de reivindicación y lucha es la brecha de género. El capítulo octavo de esta obra, a cargo de las profesoras Rosa Duarte y Cristina Sarasa es una muestra magistral de los esfuerzos diri- gidos en este sentido, analizando el papel que el desarrollo de sector de telecomunicaciones ha tenido en el crecimiento económico, así como en la participación femenina en el mismo y la evolución de la brecha de género, arrojando entre sus resultados cómo se observa una transforma- ción estructural de la economía hacia sectores de la industria y especial- mente, hacia una terciarización de la economía no acompañada de relo- calización del empleo femenino, llevando a un aumento de la brecha desde 1991 a 2019, con valores muy superiores en dicho sector a la me- dia en los países menos desarrollados y que confirma la brecha Norte- Sur, encontrando claros patrones respecto al carácter importador o ex- portador de empleo y con grandes diferencias entre géneros, confir- mando que sólo las economías altamente desarrolladas y con un sector maduro han incorporado de forma efectiva a la mujer, lo que muestra la necesidad de políticas activas de género. Y es la reivindicación, precisamente, un factor favorecido por la sabidu- ría digital, formando ambas un binomio que ha venido para quedarse. La investigadora Marina Moraes Speranza da buena cuenta de ello en el capítulo nueve, con el que se cierra estaobra colectiva, a través de una esclarecedora investigación sobre el movimiento que llevó a miles de personas brasileñas a llevar libros a las urnas y publicar sus fotos de estos libros en Instagram y Facebook como estrategia de resistencia a la ame- naza de supresión de la libertad de expresión en el contexto de las elec- ciones de 2018, concluyendo cómo un nombre específico o un hashtag que identificase al movimiento tuvieron una representación importante para cada participante individual configurándose en un movimiento de resistencia estratégica. Zaragoza, verano de 2020 – 14 – – 15 – CAPÍTULO I POBREZA Y VIOLENCIA: PROPUESTAS DESDE EL ANARQUISMO ESTRELLA TRINCADO Universidad Complutense de Madrid 1. INTRODUCCIÓN La palabra anarquía aparece por primera vez en la obra de teatro Los Siete Contra Tebas de Esquilo, datada en el 467 aC, que habla de algo parecido al anarco-comunismo. En la filosofía griega, la visión de Zenón de una comunidad libre sin gobierno se oponía a la utopía estatal de la República de Platón. Como muchos anarquistas modernos, Zenón creyó que si la gente siguiera sus instintos, no tendría necesidad de tri- bunales o policía, ni del empleo del dinero. Pero el primer autor mo- derno que publicó un tratado que aboga explícitamente por la ausencia de gobierno es Wiliam Godwin (1793). Aunque no usara la palabra el Anarquismo, muchos lo consideran como el fundador de Anarquismo filosófico. Sin embargo, hasta que el francés Pierre-Joseph Proudhon publicó en 1840 ¿Qué es la Propiedad? (Proudhon [1840] 1976) el término no fue adoptado como una autodescripción. Por esta razón, algunos consideran a Proudhon el fundador de la teoría anarquista moderna. La aspiración de estos anarquistas es establecer una sociedad sin clases y evitar la explotación. Por lo general, el deseo inicial es alcanzar más jus- ticia social y una distribución equitativa del ingreso y riqueza. Pero su propuesta para solventar la pobreza va en muchas ocasiones de la mano de la violencia que acabe con instituciones que consideran autoritarias. Según Kropotkin (1890), la desigualdad de la riqueza o la política eco- nómica burguesa no son "leyes naturales". En el capitalismo, el trabajo se ha convertido en una categoría abstracta general, su organización es un control del trabajo ajeno y el estado un guardián de la acumulación – 16 – de capital privado. Por ello, propone una rupture violenta del capita- lismo, como la mayor parte de anarco-comunistas, que quieren modifi- car e incluso sustituir el sistema capitalista por otro en el cual los inter- cambios y la actividad productiva se produzcan separadamente. Para alcanzar una organización no autoritaria de la economía, se intenta trastocar el papel de los agentes sociales. Uno de los temas fundamenta- les que tratan los anarquistas es el de los salarios o la relación entre lo que cada persona contribuye a la comunidad y lo que obtiene. Algunos consideran posible una colectivización total de la producción para crear una comunidad donde se satisfagan las necesidades individuales inde- pendientemente de la capacidad de trabajar. También hay que tener en cuenta cómo poner en práctica la producción y distribución colectiva, como organizar la división internacional del trabajo o como financiar bienes públicos (la salud, la educación, etc.); uno de los objetivos prin- cipales sería el dinero. Las propuestas van de suprimirlo a cambiar su naturaleza creando nuevos modos de distribuir la riqueza. Las doctrinas económicas más extendidas entre los anarquismos son el mutualismo, el colectivismo y el comunismo. Todos ellos consideran posible una sociedad sin estado, sin propiedad privada y con producción colectiva, pero no hay consenso sobre el papel del mercado y el estado, cómo debe mantenerse la propiedad o cómo debe lograrse la participa- ción. 2. EL MUTUALISMO DE PROUDHON (1809-1865) Proudhon es un eslabón entre el anarquismo individualista y el comu- nista. Para él, el capitalismo enemista libertad e igualdad. Desarrolla la doctrina mutualista precisamente para hacer compatibles ambos princi- pios. Proudhon defiende la “igualdad de oportunidades". Condena los derechos de propiedad si el propietario puede vivir sin trabajar (de sus – 17 – intereses, alquileres o renta). De hecho, Proudhon definió en 1847, an- tes de Marx, la plusvalía del capitalista.1 El razonamiento que hay detras la teoría de Proudhon es que todo se produce gracias al trabajo. Por tanto, todo productor debe obtener el producto de su trabajo e inter- cambiar trabajo por trabajo, sin obtener rentas, plusvalía o beneficios del capital. Al ser individualista económico y político, Proudhon defen- dió que cada uno posea sus medios de producción y se le pague por el trabajo realizado, pero en vez de recibir un ingreso debe recibir bienes o servicios con la misma utilidad o valor que su propio trabajo. Proudhon despreciaba la propiedad privada; escribió "la propiedad es un robo!" y con ello quería decir que la propiedad implica un mal uso de los objetos, porque la propiedad privada de los instrumentos de pro- ducción incluye el ingreso no ganado (no trabajado) una recompensa para el poseedor de instrumentos de producción - que por lo general se acumula a otras propiedades. Sin embargo, Proudhon distinguió entre la propiedad y la posesión. La última es el empleo legítimo de un bien, por ejemplo el derecho de ocupar la tierra trabajada. Por ello, creó una nueva teoría económica: el mutualismo. El mutua- lismo de Proudhon está basado en la asociación de productores y con- sumidores. El objetivo de Proudhon era permitir que cada uno fuese un pequeño trabajador- propietario. Cualquier intercambio debía estar ba- sado en la equivalencia de una sociedad libre. Toda asociación entre in- dividuos debe ser libre y voluntaria. De hecho, Proudhon quería eliminar la renta de la propiedad, pero mantener la propiedad privada de los instrumentos de producción. No defendió una socialización - o nacionalización - completa de los medios de producción. El problema económico se debe a la tendencia de acu- mular el dinero. El interés es un pago por no acumular dinero y Proudhon finalmente acepta que son necesarios los pagos de interés para 1 Pero, frente a Marx, no creía en la importancia de la lucha de clases ni en la inevitabilidad o necesidad histórica del socialismo. Además, el socialismo se impondría desde arriba no por la clase gobernante. – 18 – inducir al propietario del dinero "a comprometerlo". Proudhon intro- duce lo que llamó "el valor constituido", que es similar al concepto de Keynes de “preferencia por la liquidez" (Dillard 1942). Para explicar lo que es el “valor constituido" tenemos que saber primero que Proudhon distingue entre capital "libre" y capital “comprometido". El capital "libre" puede considerarse como realizado o inmediatamente realizable; en este caso la forma que normalmente asume es el dinero (Dillard 1942:60). Esto le ayuda a relacionar el no consumo individual (el ahorro) con la acumulación social y suponer que no es necesario el pago de interés para inducir el ahorro. La dificultad en hacer transferen- cias de compradores y ahorradores a vendedores e inversores viene del empleo del dinero. Proudhon también considera que el capital aumenta por una disminución en el tipo de interés - y no al revés -, por lo que la acumulación se acelera cuando el tipo de interés es cero2. El énfasis en la teoría del dinero y el interés y el ataque al capital finan- ciero se debe a la atribución de los problemas del capitalismo - la falta de demanda efectiva, las crisis, depresión, paro y pobreza - al dinero. El empresario es el actor principal de la actividad económica y el rentista desaparecerá a medida que la tasa de rendimiento sobre el capital se re- duce. Para concluir, para Proudhon ofrecer crédito gratuito acabaría con la renta e interés. Propuso crearun banco del Pueblo para superar la esca- sez del dinero y el crédito y suprimir la preferencia por el dinero sobre otras formas de riqueza. En definitiva, amenaza a la existencia de insti- tuciones financieras que facilitan la especulación y la inestabilidad. Para el lobro de todos estos objetivos, Proudhon rechaza la violencia. Sólo la persuasión moral, la educación y la propaganda, junto a la resistencia pasiva al gobierno ilegítimo, pueden conducir a la transformación social. De hecho, Proudhon mismo fue encarcelado por oponerse al gobierno (Zoccoli 1908). 2 Dillard (1942:71) explica que " él estrechamente se acerca sobrea la tesis central de Keynes de que el tipo de interés determina la tarifa de acumulación de capital, y así la eficacia marginal de capital … " – 19 – 3. EL COLECTIVISMO DE BAKUNIN (1814-1876) Mikhail Bakunin quería una revolución para lograr el derrumbamiento de las instituciones capitalistas. Según él, los derechos de propiedad es- tán basados en la conquista y la herencia, que hace posible la miseria e ignorancia de las masas. Rechazó el uso político Marxista de los sindica- tos y partidos y el colectivismo a gran escala que conduciría a un capita- lismo de estado nacionalista. Para eliminar la centralización y el nacio- nalismo, defendió la existencia de pequeñas comunidades interdependientes con funciones diferentes y unidas por obligaciones débiles. El poder federal se reduciría al mínimo y sería controlado por los delegados de la comunidad. Bakunin se opuso la dictadura de prole- tariado. Una dictadura no puede ser la semilla de libertad. El Estado del proletariado no se extinguría: como cada cualquier organismo, buscaría su supervivencia. Defendió que el medio de transformación fuera la edu- cación, es decir, hacer a los proletarios conscientes de la lucha de clases y de su posibilidad de comenzar la revolución. Según él, es necesaria la emancipación material para alcanzar la intelec- tual y moral. Es la sociedad la que crea al individuo. Él burgués es un individuo que es por lógica un explotador de los demás, porque necesita a todos materialmente, pero a nadie moralmente. En el colectivismo de Bakunin, el capital debe ser expropiado por los trabajadores, la tierra y los instrumentos de producción deben compar- tirse, y los frutos del trabajo distribuirse a través de una decisión colec- tiva. Bakunin no es tan idealista con respeto al trabajo como Proudhon. La gente trabaja para sobrevivir, no por placer. La gente debe recibir bienes según su esfuerzo y por ello el que que no quiera trabajar debe ser desprovisto de sus derechos políticos. Así, a diferencia de "la igualdad de oportunidades" de Proudhon, Bakunin defiende "una igualdad de tratamiento". El colectivismo debe mantener el principio de “cada uno según su capacidad, a cada uno según sus méritos." Según Bakunin, los liberales defienden la libertad pero no de la misma manera que él. Para Bakunin, la libertad es una cualidad de la mente liberada del interés propio. El interés propio es una esclavizador, como en definitiva reconocía Hume (1751) en su teoría moral del interés; pero – 20 – hay un elemento y una posibilidad de apertura que nos hace libres. Los liberales clásicos, dice Bakunin no están contra el estado porque quieran la libertad para cada uno, si no porque quieren la libertad para ellos individualmente. De hecho, Bakunin insiste en que necesitan al estado porque quieren mantener sus privilegios - el interés de su clase - y nece- sitan que el estado mantenga sus derechos individuales. Así, el estado no es más que el regulador y la garantía de aquella moralidad de explotación mutua. Por ello, vivimos en una sociedad de explotadores. Unos, como verdaderos explotadores, y la mayoría como potenciales. Según Ba- kunin, el poder no tiene ningún otro objetivo que la dominación. Sin embargo, el individuo aislado no se habría dado cuenta de su liber- tad. Necesitamos a otros y necesitamos la materialización de ese otro. Ser libre implica que otros, todos los seres humanos, te reconozcan como libre, y te traten como tal. Así la libertad no es un factor de aisla- miento, si no una reflexión mutua; no de exclusión, si no de contacto. La libertad de cada individuo es nada más que la reflexión de su huma- nidad y el econocimiento de otros. Así, Bakunin pedía la organización libre de las masas trabajadoras. La libertad, concebida por los materialistas, es sumamente social. Sólo puede lograrse dentro de la mayor igualdad y solidaridad de cada uno con los demás. Esto incluye dos cosas: su desarrollo necesita a la sociedad entera- yo soy realmente libre sólo cuando todos los seres humanos al- rededor mío son igualmente libres - y la rebelión contra cualquier clase de autoridad. La emancipación de los seres humanos surge cuando obe- decen leyes que reconocen como suyas, no unas impuestas. Los seres humanos persiguen la emancipación colectiva e individual, y con ello lo que buscan es humanizarse. Para alcanzar esto, Bakunin menciona dos facultades que caracterizan a la humanidad: pensar y rebelarse. El desa- rrollo humano se basa un acto de desobediencia. Incluso más, él dice que hay tres principios esenciales para todo el desarrollo humano: ani- malidad humana, pensamiento y rebelión. La correspondencia es: la economía social y privada, la ciencia, y la libertad. Para ello, según él, sólo hay un remedio: la revolución social. – 21 – 4. EL COMUNISMO DE KROPOTKIN (1842-1921) El colectivismo se hace anarquismo comunista – se crea el anarco-co- munismo o comunismo libertario - cuando en la Primera Internacional se desaprueba la condición salarial. Frente a la “igualdad de trata- miento", defendida por Bakunin, Peter Kropotkin defiende la “igualdad de satisfacción" o la distribución según necesidades. Seguidor de Ba- kunin, Kropotkin (1890) explora, en la Ayuda Mutua: Un Factor de Evo- lución la utilidad de la cooperación. Frente al Darwinismo social, según Kropotkin es mejor la cooperación que el individualismo. Kropotkin establece paralelos entre las sociedades humanas y animales y trata de demostrar que la organización natural humana consiste en pequeñas co- munidades que cooperan entre sí. Kropotkin condena las fronteras na- cionales y el Estado centralizado por ser opuestos a la naturaleza. Es de- cir, el Anarco-comunismo surge de la teoría científica basada en la evolución. Como Bakunin, Kropotkin defiende que el Estado, la plusvalía y el tra- bajo asalariado constituyen obligaciones repugnantes que deben ser des- truidas. Según Kropotkin, la característica fundamental del sistema ca- pitalista es que tiene trabajo asalariado (Kropotkin 1992). Los Anarco- comunistas normalmente buscan eliminar cualquier forma de salarios. No sólo la tierra y los medios de producción deben ser comunes, si no cualquier producto del trabajo. El comunismo de Kropotkin parte de “a cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades" porque, según él, no hay ningún modo de medir el valor de la participación de cada persona, dado que cualquier cualquier aumento de riqueza, cual- quier descubrimiento es una semilla de trabajo manual o intelectual pa- sado y presente. No creía en la igualdad de salarios, en hacer una distin- ción entre trabajo cualificado y no cualificado o en contar en horas de trabajo realizado. Defendía "Que cada uno coja del montón lo que ne- cesite; podemos estar seguros de que en los graneros de nuestras ciudades habrá suficiente alimento como para nutrir a todo el mundo hasta el día en que la producción libre emprenda su nuevo camino”. (Kropotkin 1992:30). – 22 – Sin embargo, su criterio sobre la distribución de bienes - basado en las “verdaderas” necesidades de cada miembro de la sociedad - diverge de las ideas colectivistas. Para él, toda tendencia anarquista en la economía debe ser antiautoritaria y voluntaria. Así, es necesaria la autoorganiza- ción y la asociación libre y horizontal sinun estado. Cuando la autori- dad le parecía servil, Kropokinpedía la abolición del estado, la iglesia y la explotación. El objetivo de la revolución no es el cambio de riqueza de uno a otro, si no la transferencia de la propiedad privada a la sociedad, a la gente en su conjunto. Advierte que los poseedores de capital querrán salvar el sistema, harán algunas concesiones como la distribución de una parte de las ganancias con subidas de salarios a los trabajadores. Pero la revolu- ción debe hacer el sistema de salarios imposible y hacer del Comunismo la única solución podsible. Según Kropotkin, debemos rebelarnos con- tra la esclavitud económica, porque es la causa de toda esclavitud. Kro- potkin insiste en que la imagen que tiene la Economía del trabajador como una persona perezosa que permanentemente tiene que ser amena- zada por el despido es mentirosa. Los perezosos son una minoría en la sociedad. Pero según él, el individuo se mueve – y debe moverse - por la ayuda mutua. Además, trabajando 4 o 5 horas por día hasta la edad de 45 o 50 años, la gente podría producir todo lo necesario para asegurar la comodidad de la sociedad. Necesitamos desarrollar nuestra voluntad, nuestra fuerza activa, de una u otra manera, especialmente trabajando - o haciendo algo útil. Pero, según él, es absurdo distinguir entre el egoismo y el altruismo. Los factores principales para el progreso son el coraje y la iniciativa libre del individuo. Tan importante como la crítica anarco-comunista al capitalismo es la fidelidad de Kropotkin a la acción directa de los trabajadores contra el capital. Las organizaciones del trabajo son la verdadera fuerza capaz de producir la revolución social. Esta tendencia condujo a la aparición de teorías y prácticas Anarco-sindicalistas cuyo objetivo era que los traba- jadores conquistasen los medios de producción, la abolición de cual- quier clase de salario o clases sociales, y la organización de la sociedad en forma de democracia directa. – 23 – En este sentido, el Anarco-sindicalismo o sindicalismo revolucionario defiende la violencia industrial, a diferencia de las actitudes pasivas y no violentas de los Anarco-socialistas. Este movimiento floreció en el siglo XIX en Francia, en la Rusia de 1890-1920, y en los años 30 en España (sobre todo en la Guerra civil, 1936-39). Georges Sorel (1905), uno de sus exponentes principales, decía defenderse de la violencia de los capi- talistas y estatal usando la huelga general como un mito para aterrorizar a políticos. El Congreso de Amiens de 1906 definió la estrategia del movimiento. De hecho, a partir de 1890, las agencias de empleo francesas siguieron los criterios anarco-sindicalistas de la Confederation Générale du Travail. Otras organizaciones anarco-sindicalista son la Workers Solidarity Alliance, y la Solidarity Federation en el Reino Unido. En los Estados Unidos, los North-American Industrial Workers of the World, creada en 1905, se basaba también en una filosofía anarquista. También, en América Latina creció un Anarquismo político en el siglo XX. Por ejem- plo, en México. Richard Flores-Magon hizo rebeliones y levantamientos para derrocar al dictador Diaz, influyendo en la rebelión Zapatista (Trincado 2010). 5. AUTOGESTIÓN Una de las principals propuestas de los anarco-comunistas, es la auto- gestión de los bienes de producción. Y, aunque, no ha habido muchas verdaderas experiencias de autogestión anarco-comunistas, la historia muestra que han sido muy intensas. Algunos ejemplos son la Comuna de París de 1871, los Soviets rusos de 1917, los Consejos italianos y húngaros de fábrica de 1919-20, o las experiencias de la Guerra civil españolas en el Partido Republicano de 1936-9. También, la Yugoslavia de Tito, los Kibbuzim israelíes, y el mayo de 1968. En particular, la experiencia española es bastante representativa, ver Preston (1984), Le- val (1938 y 1975) y Orwell (1986). Hay también experimentos contem- poráneos de autogestión y cooperativas. El movimiento cooperativo de Mondragón en el País Vasco es quizás el más famoso, ver Whyte y Whyte (1991) y Cheney (1995). Pero MacLeod (1997) muestra que muchas comunidades comparten los motivos originales del experimento – 24 – de Mondragón - como grupos norteamericanos o las empresas recupe- radas en Argentina por cooperativas autogestionadas y la red de merca- dos que se han formado entre ellas. En términos económicos, la autogestión defiende la abolición de la con- dición salarial. Esto implica también la creación de relaciones sociales, grupos e instituciones horizontales y la reducción de las relaciones ver- ticales desde la cúpula a la base. En último término, el objetivo sería no delegar el poder (Bertolo 1984). Rochdale (en 1884) y Boimondou (en 1941) defendieron el cooperativismo como un camino de autogestión industrial. Carlos Gide (1847-1932) propuso un cooperativismo de consumidores para evitar el consumismo del capitalismo. Georges Fau- quet (1883-1953) explicó que no sólo en el Capitalismo, también en países Comunistas, se usan el trabajo y el consumo como medios. Por ello, debemos eliminar la distinción entre consumidores y productores. En este período, también hubo autores no anarquistas - economistas o pensadores sociales - que hablaron de la autogesión. Hablaban de la ne- cesidad de democratizar la economía, planificar algunos objetivos eco- nómicos y crear empresas autogestionadas para que haya más participa- ción en la toma de decisiones. Algunos abogaban por economías autogestinadas a través de planificación de los procesos participativos y otros pensaban que sólo tenemos que replantear el mercado para inte- grar algunas estructuras autogestionadas. En siglo XX, los anarquistas defensores de la autogestión han pedido un cambio radical en la situa- ción de los trabajadores que deberían romper con la subordinación a un poder externo y pasar de ser dependientes a ser sus propios patrones (Maire y Julliard1975). Una sociedad con lazos cooperativos, es "una economía de servicio" sin el deseo de beneficio – aunque las decisiones económicas cambiarían sustancialmente3 3 Para ver las ventajas y las desventajas de una organización cooperativa, ver Trincado. 1994. – 25 – 6. ANARCO-CAPITALISMO Sin embargo, dentro del anarquismo, también podemos encontrar el anarco-capitalismo. El anarco-capitalismo crece naturalmente con el ca- pitalismo y la defensa del mercado en especial en el siglo XIX y XX (Stringham 2007). Algunos defensores del libre mercado creen en el sis- tema anarquista en que los individuos trabajan en libertad de manera descentralizada, sin estructuras de autoridad como gobiernos y grandes corporaciones. Los individuos deben contratar con sociedades anónimas para que hagan los servicios sociales y la competencia tenderá a producir más barato e incrementará la calidad de los servicios legales y de policía incluyendo un arbitraje imparcial de alta calidad, para las reclamaciones de los derechos. El anarco-capitalismo pide la abolición del estado y el control de la economía por el individuo y los activos monetarios empre- sariales. En principio, este anarquismo no es igualitario. Rechaza la coac- ción estatal, pero omite criticar cualquier coacción económica prove- niente del laissez-faire. La defensa del reino sin restricción del consumo capitalista se basa en el subjectivismo moral. Ya siglo XIX, en Europa continental Jakob Mauvillon (1780, 1783) pro- puso privatizar la protección de la libertad y propiedad individuales, las escuelas y el sistema postal y la libertad de la prensa y expresión. A Gus- tave de Molinari (1849a, 1849b), relacionado con Frédéric Bastiat, se le considera uno de los primeros en introducir la idea de competencia en la provisión de seguridad. Decía que el mercado podría sustituir con ventajas al estado en la justicia y la protección. Lo mismo hizo a Julius Facher, ver Raico (2004). Molinari (1899) propuso un sistema federado deseguridad colectiva, y apoyó que las agencias de defensa privadas compitieran entre sí. El argumento de Molinari en favor del anarquismo de libre mercado se basaba en la economía y las ventajas de competencia. El británico Herbert Spencer (1851, 1884) también defendió el anarco- capitalismo un tiempo. Consideró que el estado no era una institución "esencial" y que "decaería" en un proceso de evolutivo dado que la la organización voluntaria del mercado sustituiría al estado coactivo. Ade- más, el individuo tenía derecho de ignorar al estado. Sus objeciones – 26 – principales al estado eran que es coactivo, que desalienta el perfecciona- miento personal voluntario, y el hecho de que no tiene en cuenta "las leyes de vida". Insistió en los límites al conocimiento sobre el futuro y en su modelo de orden espontáneo social, y adivirtió sobre "las conse- cuencias no queridas" del colectivismo. Sin embargo, en el siglo XIX, el Anarco-capitalismo prosperó en especial en América. Por ejemplo, el abolicionista Lysander Spooner abogaba por el Derecho Natural o la “Ciencia de Justicia" en los momentos en que los actos de coacción contra los individuos y su propiedad se consi- deraban “ilegales”, pero supuestos delitos que sólo violaban las leyes hu- manas no lo eran. En Spooner (1852) defiende la doctrina de Nulidad del Jurado, que sostiene que en sociedad libre los jurados pueden recha- zar condenar si consideran ilegítima la ley bajo la que deben condenar. Decía que era un principio “monstruoso” considerar que el rico debía ser protegido por la ley de la competencia del pobre. Siendo un abogado de los autoempleados y opositor de la regulación del gobierno de las empresas, desafiaba el monopolio del Correos de los Estados Unidos, pero los permisos legales del gobierno acabaron agotando sus recursos financieros. Aunque denunciara la institución de esclavitud, Spooner reconoció el derecho de los Estados Confederados de América de sepa- rarse como la manifestación de gobierno por consenso, un principio constitucional y legal fundamental a la filosofía de Spooner. También, Benjamín Tucker (1893) en Estados Unidos teorizó el anar- quismo de libre mercado, incluyendo lsd prisiones y las milicias y apun- tando que la ley de oferta y demanda nos permite tener los mejores bie- nes al precio más barato en vez de los altos precios Estatales de monopolio. Su teoría sobre la propiedad de la tierra se asocia con el mutualismo: cuando el pueblo usa tradicionalmente la tierra dada (y en algunas versiones, algunos bienes), los demás deberían respetar esa po- sesión pero si se deja de usar u ocupar la tierra la propiedad de ésta debe volver a la propiedad común a la no posesión, y permite que esté dispo- nible para el que quiera usarlo (ver Swartz1927). Por tanto, no debería haber ningún mercado de tierra no usada. Sin embargo, Tucker aban- donó la concepción de derecho natural de los derechos de propiedad sustituyéndolo por un egoismo à la Max Stirner y dijo que la propiedad – 27 – de la tierra puede transferirse legítimamente por la fuerza a no ser que se especifique de otra manera en los contratos, aunque esperaba que los individuos se darían cuenta que "la ocupación y uso” eran un buen prin- cipio rector de acción. Benjamín Tucker fue el primero en desarrollar la concepción la ley anarquista de libre mercado, defendiendo jurados ba- sados en el derecho consuetudinario. Dado que la sociedad política americana siguió para su desarrollo el mo- delo liberal, también hubo ideas anarquistas en América en el siglo XX en los escritos de Henry David Thoreau (1905) (ver Martin 1970). El anarquismo de Thoreau es difícil de clasificar; si acaso, puede llamársele individualista o anarquismo de derechas. También en América, Albert Jay Nock (1935), pedagogo, defendió un anarco-capitalismo anticolec- tivista diciendo que el estado es el que "reclama y ejerce el monopolio de crimen". Como Oppenheimer, dijo que la búsqueda de fines huma- nos puede basarse en medios productivos o económicos o en medios parásitos, o políticos. En Nock (1936), dice que la política monetaria inflacionista de los años 1920 fue responsable del inicio de la Gran de- presión, y que el New Deal fue responsable de perpetuarla. Creía que el New Deal era simplemente un pretexto para que el gobierno federal au- mentara su control de la sociedad. Se opuso a la centralización, la regu- lación, el impuesto sobre la renta, y la educación obligatoria, que consi- deraba que llevaban a la degradación de sociedad. Sólo en libertad puede desarrollarse alguna fibra moral. Finalmente, se desilusionó con la idea de reformar el sistema actual por el convencimiento de la gente. A pesar de que se opuso a una revolución violenta, Nock defendió alimentar lo que llamó "el Remanente··, una pequeña minoría que entendiera la na- turaleza del estado y de la sociedad. Después de la Segunda Guerra Mundial, y con la importancia creciente del Keynesianismo, resultaba bastante insólito ver a defensores del anarco-capitalismo. Sin embargo, el anarco-capitalismo recuperó su im- portancia a finales de los años 60 del siglo XX. Por ejemplo, Roy A. Childs, Jr (1967) defendió un anarco-capitalismo à la Ayn Rand, argu- mentando que su filosofía política implicaba un anarquismo de libre mercado, no la posición de estado mínimo que ella defendía. Final- mente Childs también defendió en minimalismo. En los 70, Tannahills – 28 – (1970) defendió el anarco-capitalismo oponiéndose a ley estatutaria y abogó por el uso de la ley natural como la base para la sociedad. La sociedad de laissez-faire es la que " no institucionaliza la iniciación de fuerza y en la cual hay medios para tratar a la agresión de manera justa cuando esto ocurre". Vio cómo interactuarían negocios y estructuras de gobierno diferentes en una sociedad de laissez-faire, y como estas inter- acciones crearían los controles que en última instancia reducirían el cri- men. Criticó el papeleo del gobierno que hace que los empresarios no pueden salir de la pobreza. La mayoría de los problemas sociales podrían solucionarse por un aumento de la cantidad y el tipo de propiedad po- seída. El problema es que la gente tiene miedo de responsabilizarse. Nozick (1976), aunque no era anarquista, influyó mucho a los defenso- res del anarco-capitalismo. Anarquía, Estado, y Utopía defiende un Es- tado con una función tutelar de hacer cumplir los derechos de propie- dad, el estado guardián de noche del liberalismo clásico. Para apoyar la idea del estado mínimo, Nozick presenta un argumento que ilustra como el estado minimalista surge naturalmente de la anarquía y como cualquier extensión de poder estatal más allá de este umbral minimalista está injustificada. La distribución de bienes sólo es justa si se produce por el intercambio libre entre adultos que consienten incluso si surgen grandes desigualdades posteriormente en el proceso. Rechazó la noción de derechos inalienables presentada por la mayor parte de los demás li- bertarios; "un sistema libre" permitiría a los adultos hacer voluntaria- mente contratos de esclavitud. Según Nozick, no puede hacerse un acuerdo privado para mantener derechos porque sería racional ser un free rider, aprovechándose de la limitación de los demás y llevando a cabo las propias actividades arriesgadas. Sin embargo, Nozick dice que no se puede pedir y sacar ventajas que concedes sin ese acuerdo previo. Inmediatamente después del libro de Nozick, Murray Rothbard (1977) criticó Anarquía, Estado, y Utopía desde un punto de vista anarco-capi- talista, diciendo que el concepto de Nozick de Estado se había conce- bido de manera impecable y sólo podía justificarse si surgiera de un mundo anarquista de mercado libre; por lo que él debería hacerse anar- quista y luego esperar que mano invisible de Nozick funcionara. Ade- más, las falacias de la teoría del contrato social hacen que ningún Estado – 29 – actual, incluso uno mínimo, se justifique.Rothbard considera que los derechos de propiedad naturales provienen del derecho primario de au- topropiedad. Conforme a la filosofía Lockeana, la propiedad sólo puede surgir del producto del trabajo, y luego puede legítimamente cambiar de manos a través del comercio o la cesión. Sólo si algo no tiene propie- tario, no hay nadie contra quien el propietario original puede iniciar la coacción. Basado en el concepto de la Escuela austriaca de orden espon- táneo, Rothbard considera el monopolio de la fuerza del gobierno el mayor peligro para la libertad y el bienestar, etiquetando al Estado sólo como "una gran banda organizada de ladrones" (Rothbard 1982). To- dos los servicios que provee el gobierno de forma monopolística podrían proporcionarse de una manera más eficiente a través del sector privado. Los burócratas llevan a ineficiencias sin límites de autoengrandeci- miento y parasitimos. También condenó el estado corporativo y muchos casos donde las élites de los negocios se asocian con el gobierno para influir en las leyes y la política reguladora de manera que les beneficia a expensas de sus rivales competitivos (Rothbard 1973). Los impuestos representan el robo coactivo a gran escala que impide lograr una defensa y servicios judiciales voluntarios más eficientes en competencia. Roth- bard se opuso al intervencionismo militar, político, y económico en otras naciones. David Friedman (1973) también defiende un anarco-capitalismo donde todos los bienes y servicios incluyendo la ley se pueden producir a través del libre mercado. Friedman aboga por un acercamiento incrementalista al anarco-capitalismo a través de la privatización gradual de áreas en que el gobierno está implicado, en última instancia privatizando el orden y la ley mismas. En esto se diferencia de la propuesta de Rothbard, donde primero las partes implicadas en la fundación de la sociedad anarco-ca- pitalista consentirían en un código legal; y además de su anarquismo individualista no se basa en el supuesto de derechos inviolables natura- les, si no en un análisis de costo-beneficio del estado versus la anarquía. Antonio de Jasay (1985) dice que parece contradictorio para el estado querer mantenerse y querer reducirse al mínimo. El objetivo del go- bierno, entonces, es simplemente dejar fuera a rivales “no mínimos” (evitar la revolución). Mientras la violencia y la preferencia pueden estar – 30 – en los orígenes históricos y lógicos de la obediencia estatal, el estado sigue obteniendo la obediencia política recurriendo a la represión, la le- gitimidad y el consentimiento. Además, si la gente sólo se diferencia en el dinero que tiene, y votan al programa redistributivo en el que ganan más (o pierden menos), los programas rivales ofrecidos por el estado y la oposición serán muy similares (uno siendo ligeramente menos malo para el rico que el otro). Instigados por el poder competitivo, todo lo que puede ser tomado de los potenciales perdedores debe ofrecerse a los potenciales ganadores, no dejando ningún "ingreso discrecional" para que disponga de él el estado. Como consecuencia, su poder sobre los recursos de la gente se consume en su propia reproducción, simplemente en seguir en el poder. Finalmente, Jasay (1989) contraargumenta el di- lema clásico de Hobbes de la preferencia de ser a un freerider de bienes públicos. Cuando "la productividad" de provisión pública de unoun bien es suficientemente superior a su substituto del sector privado, sur- gen estructuras de incentivos cuya solución normal sería que algunas personas contribuyen (pechan) y otras son free riders del bien público bien. Sin la intervención de gobierno, los propios individuos seleccionan los papeles sociales de “pechero" y de free-rider Sin embargo, los peche- ros se resienten de que haya free riders, dado que lo consideran "injusto". Si, para suprimir esta "injusticia", la sociedad opta por la solución coac- tiva, no sólo está generando más coacción, sino que se vuelve a introdu- cir el freerider en forma de sobreconsumo de ciertos bienes públicos y redistribución de la incidencia de impuestos. Kinsella habla de la teoría de contrato y la ley que da argumentos no utilitaristas para que la propiedad intelectual sea incompatible con los principios de los derechos de propiedad libertarios. Aunque unos defi- nen la anarquía como comunidades sin ley y, entonces, la legalidad anar- quista es una contradicción en sus términos, en una sociedad anarquista, la ley sigue existiendo. La única diferencia es que esta ley sería eficaz sin la necesidad de autoridad. En sociedades jerárquicas, la autoridad nor- malmente usa la violencia, la manipulación emocional o la propaganda para hacer cumplir la ley. Pero las leyes anarquistas se mantendrían sólo si se consideran justas por los miembros de la sociedad, y por tanto se obedecen voluntariamente. El anarco-capitalista Randy Barnett (1998) – 31 – argumenta que la adjudicación privada y la ejecución de ley, junto a las fuerzas del mercado que eliminan las ineficiencias e injusticias, son el único sistema legal que puede proporcionar soluciones adecuadas para los problemas del interés, el poder, y el conocimiento. Sugiere que un sistema anarquista legal debe incluir agencias privadas de seguros con arbitraje privado como proveedores del servicio de “aplicación de la ley". Usa el término "orden constitucional policéntrico" para definir el anarco-capitalismo. Benson (1991) ejemplifica una sociedad legal sin es- tado con el Kapauku tradicional de Nueva Guinea. Ahí, los grupos de parentesco proporcionan protección personal. Las disputas las decidían los hombres prominentes y ricos que seguían rituales bien establecidos y precedentes aprendidos de memoria. Como dice el antropólogo anar- quista Harold Barclay (1990), una sociedad anarquista teóricamente po- dría desarrollar un tipo de sistema hereditario. Tales disposiciones po- drían ser la fundación de un sistema de castas y tarde o temprano eso podría llevar a la creación de un estado formal. 7. CRÍTICA AL ANARQUISMO Finalmente, querríamos introducir una vision crítica de estas teorías anarquistas (Trincado 2006, 2004). Y la mejor manera de entender las propuestas del anarquismo es relatar la teoría de Adam Smith en torno a la aparición del estado. Sin el Estado, dice Smith (1790, 1976), la so- ciedad sí existiría. No hay contrato original alguno con el estado que le dé una superioridad moral ni hay una moral sobrenatural que el estado deba imponer. Pero, dice Smith, aunque la ley natural no sea algo so- brenatural, ésta sí que existe: es sólo el sentimiento natural de indigna- ción ante la injusticia. Cuando alguien comete un crimern contra un ser querido, despreciado sin razón por el criminal, surge la indignación. Y esta indignación mueve al hombre a la acción. El sentimiento de indig- nación es una indignación ante la arrogancia y no es impuesto, es ante- rior al derecho y existe incluso en una sociedad natural. Smith relata como los hombres históricamente han pedido al poderoso – a una persona o institución capaz de imponer el verdict- justicia a cambio de un regalo. El poder estaba interesado en monopolizar la jus- ticia y dejarse llevar por la empatía con el perjudicado para prevenir una – 32 – posible respuesta resentida a crimen. Es decir, el poder sigue un argu- mento basado en la utilidad, la conservación de la sociedad, prevenir la respuesta resentida por una violencia, pero la idea de justicia no es uti- litarista: de hecho, mueve al resentimiento, sentimiento antisocial. Aunque sin el poder monopolístico la sociedad existiría, Smith (1978) muestra cómo la aparición de un poder monopolístico es un proceso natural. Este proceso se debe a que la gente poco a poco delega en aquél que puede aplicar los veredictos. En un principio, era el poderoso que aplicaba un veredicto “Salomónico”, poco a poco al propio poderoso le interesó delegar una actividad tan tensa y conflictivaen funcionarios, los jueces y las cortes de justicia. Según Smith, aunque los primeros castigos fueran establecidos para pre- venir desórdenes producidos por el resentimiento, eso no significa que el poderoso siempre actúe de forma salomónica. El poderoso, al final, acaba creyendo que el poder le es natural y por ello actúa, de manera ilegítima, no por utilidad, si no por autoridad. Eso sucede cuando im- pone una justicia que no concuerda con la que hubiera aplicado el es- pectador imparcial de un crimen, o bien cuando beneficia al criminal o cuando beneficia ilegítimamente a la víctima para la admiración pública u otro objetivo personal. Ello hace que el gobierno pierda legitimidad y que se genere, poco a poco, un sentimiento y rabia hacia el sistema. De hecho, puede llevar a que la gente decida no delegar en el poder y se deje llevar por la venganza privada o cree contrapoderes. Pero, finalmente, lo que el monopolio estatal evita no es el crimen, si no la venganza del crimen, es decir, que una tercera persona que observa una injusticia, se vengue. Por ello, el monopolio de la justicia hace que no se crée la espiral de violencia y, en este sentido, es fundamental. El monopolio del poder crea una sociedad menos violenta y si el estado se deja llevar por la jus- ticia del espectador imparcial, estará devolviendo, como en un espejo, la justicia de un espectador de las injusticias. Los anarquistas acentuan el principio de autoridad del Estado, pero des- atienden el principio de utilidad: un mundo con doble venganza y círcu- los de violencia es mucho más opresivo que un estado justo. Segura- mente, su definición de libertad es la base del problema de las propuestas – 33 – de los anarquistas. De hecho, hay una de contradicción en el anar- quismo, que en general no cree en la acción política. Según el, anar- quismo, la política sólo puede repetir el ciclo "oprimido por opresores". Así, el gobierno sólo puede ser suprimido por el medio apolítico, como la educación (Godwin 1993) o la violencia (Richards 1977). La acción directa tiene una naturaleza ejemplarizante: intensifica la sensación po- pular de opresión y aumenta la acción, prevenida por la rutina - aunque la violencia es criticada por muchos otros anarquistas (Hennacy1994). Esta actitud antipolítica a veces puede conducir al individualismo. Por ello, Herbert Read (1940) mantuvo que el individualismo es posible sólo en una sociedad compleja anarquista con una división del trabajo elabo- rada. No en vano, como hemos visto, una sociedad capitalista es una condición previa para el desarrollo de ideas anarquistas sobre el indivi- dualismo. 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Por lo tanto, se intentará proponer ejemplos eficaces y pertinentes de tales manifesta- ciones (donde es evidente el fonosimbolismo), o sea, los discursos de los principales precursores y protagonistas del fascismo italiano cuando hablaron de guerra, de mar- tirio y de violencia. Es importante también que el lector “no se salte” las citas y, con relación a eso, hago mía la recomendación de Amando de Miguel (1975, p. 18), quien en su interesante estudio Sociología del franquismo señala que en su libro las citas forman una antología “de cómo entendieron la política los políticos de una época de la Historia española […]”. En efecto, los textos antologizados “hablan por sí solos” y son una “bellísima sinfonía de palabras, conceptos y tropos literarios” escogidos entre los más expresivos, y darán la oportunidad al lector de entender mejor algunos acontecimientos de la his- toria italiana muy importantes y discutidos. PALABRAS CLAVE Lenguaje fascista, Simbolismo secundario, Onomatopeya, Guerra, Violencia. – 40 – – 41 – 1. FONTETICA IMPRESIVA Como se sabe, cada idioma posee palabras arbitrarias y opacas, y otras que son gradualmente motivadas y transparentes. La opacidad de las pa- labras ha sido extendidamente demostrada con argumentos descriptivos, históricos y comparativos. Idiomas distintos presentan, por razones his- tóricas, distintos grados de motivación (el léxico del alemán es moti- vado, ya que gracias a la composición es más fácil entender el signifi- cado; en cambio, en francés es más difícil formar y derivar palabras). Se sabe que en los idiomas modernos existen también formaciones parcial- mente arbitrarias o “relativement motives”, como las llamaba Saussurre4; existen, pues, elementos de motivación, ya en la estructura morfólogica de la palabra, ya en su contenido semántico o en su valor simbólico: se trata de su “sentido mágico”, que ayuda a captar todas las informaciones proporcionadas por el significante de manera que se pueda descifrar me- jor el significado. En realidad, la onomatopeya, si bien explica una identidad implícita, no coincide con la reproducción exacta de los sonidos de la naturaleza, sino que es más bien una reproducción parcial y variable de lengua a lengua. Esa variabilidad se debe, en primer lugar, a la limitación de los medios fonéticos de que disponemos, los cuales no permiten reproducir exacta- mente los matices sonoros de los fenómenos naturales; en segundo lugar, a que cada onomatopeya funciona en el sistema fonológico de su lengua que, por otra parte, al estar en constante evolución, limita su posibilidad de realización. Un tercer elemento que puede determinar la variabilidad de la representación onomatopéyica radica en la distinta segmentación perceptiva que opera cada hablante. De todos modos, lo que interesa subrayar para una mejor comprensión de los textos que se van a analizar son aquellas capacidades imitativas de la sustancia fónica que van “más allá” de la simple reproducción de los sonidos de la naturaleza. De hecho, sería interesante analizar cómo se 4 Cf. Saussure (1916, pp. 180-181): “Une partie seulement des signes est absolutement arbitraire; chez d’autres intervient un phénomène qui permet de reconnaître des degrés dans l’arbitraire sans le supprimer: le signe peut être relativement motivé”. – 42 – transmiten a otras dimensiones sensoriales (visivas, cromáticas, cinéti- cas, táctiles, etc.), y cómo su expresividad pasa a ser propiamente sim- bólica. 1.2. ONOMATOPEYA SECUNDARIA EN EL LENGUAJE DEL FASCISMO ITALIANO Está claro, por tanto, que en la onomatopeya “secundaria”, la que más interesa con relación al lenguaje del fascismo italiano, los sonidos no solo evocan una experiencia acústica, sino también otras cualidades, fí- sicas y morales. Vicente García de Diego lo llama “simbolismo secun- dario” (1966). Mussolini, por ejemplo, conocía muy bien esa magia de las palabras y cuando hablaba sabía manejar con gusto efectos musicales y rítmicos, asonancias, aliteraciones, inversiones, hipérboles y repeticiones, como indica Enzo Golino (1994, pp. 20-22)5: “Il bello è venuto e più ancora verrà”; “Intangibile prestigio”; “Compa- gine sorda e torbida”; “Credere, obbedire, combattere”; “Chi mi ama mi segua”; “Noi tireremo dritto”; “É l’aratro che traccia il solco, ma è la spada che lo difende”; “Si tiene duro e si dura”. Sintomatica la scelta di “fascio” […]. “Fascio” apparteneva al lessico socialista […], ma forse per Mussolini “fascio” evocava un’immagine di forza e di unità, un suono che probabilmente eccitava la sua attenzione ai valori fonici di quelle sei lettere da lui pronunciate con forte accento romagnolo. E non è difficile ipotizzare –proprio in virtù di quel linguaggio alogico dalla sonorità ac- cattivante, che cercava […], la seduzione più che il convincimento […]– una regressione psicologica collettiva del Paese […]. Mussolini vuole stregare, e lui stesso afferma: “le parole hanno la loro tremenda magia”. Otro investigador, Erasmo Leso (2003, pp. 123-124), al confirmar esa “seducción musical” que pertenece estrictamente a la sustancia fónica, añade a los medios oratorios citados por Golino la escansión rítmica. Propone los siguientes ejemplos, en los que aparecen muchos adverbios 5 El autor añade que hay muchos repertorios donde se pueden encontrar esos juegos “fono- simbólicos” e indica sobre todo dos: Pensieri e massime del Duce (Milán, Hoepli, 1936) y el Dizionario mussoliniano. Mille affermazioni e definizionidel Duce (Milán, Hoepli, 1939). – 43 – en -mente, otro recurso fonosimbólico que se presta muy bien a la sila- bación y que, cuando no tiene valor conativo, no añade casi nada a nivel semántico6: O popolo di Catania marinara! Dobbiamo tornare ad amare il mare, a sentire la ebbrezza del mare […]. La giustizia seguirà il suo corso infles- sibilmente, e colpirà chi deve inesorabilmente; […] la Nazione deve ap- parire come un esercito solo, inquadrato, saldo, sereno e silenzioso, che marcia marzialmente, quotidianamente romanamente e non si ferma finché non ha raggiunto la meta. Così marciavano i romani, così mar- ciava Roma; […]. L’Esercito è tutt’altra cosa della Milizia. I due ele- menti non sono fondibili né confondibili. Además, Mussolini (1933-1940, p. 201) no solo eligió vibrante, sino también otros términos de la misma familia etimológica: vibrare, vibrato (vibrato discorso, vibrato manifesto, vibrate parole), vibrazione, más o me- nos en el sentido de “corriente, energía, conmoción”: la Milano che seppe tutto osare contro gli austriaci che la tenevano schiava. Allora passa per le strade e le piazze della metropoli, una for- midabile vibrazione alla quale nessuno resiste […] (Mussolini, 1951- 1963, vol. VII). Un rotundo ejemplo de este abuso fonosimbólico del lenguaje para des- encadenar la emotividad del que escucha se encuentra en una radiocró- nica de Filippo Tommaso Marinetti, el famoso ideólogo del futurismo, realizada desde el cobertizo principal del puerto de hidroaviones de Os- tia, con ocasión del triunfal regreso desde Estados Unidos de la escua- drilla Atlántica de Italo Balbo (12 agosto de 1933) –general y aviador, además de ser uno de los jerarcas fascistas más importantes–. En esta página, cuyo valor literario es preciso evaluar, el registro sumario de los sonidos, según la poética futurista, es ciertamente más significativo que el sentido literal de las palabras. Este género de oratoria radiofónica es- taba más cerca del espectáculo que de la propaganda. Algunos estudiosos 6 Este ritmo apremiante es, en efecto, el recurso principal de su estilo: “Nocciolo e polpa della sua prosa, scritta o parlata, è il dogmatismo improvvisato, in un ritmo martellante” (Borgese, 1946, p. 207). – 44 – han advertido en ello elementos del estilo de D’Annunzio7: “[…] (dal culto dannunziano della parola sonante il futurismo trae l’impulso ad isolare la parola dal contesto del discorso, a scioglierla da ogni vincolo logico e sintattico per farne lo strumento che registra l’immediata esplo- sione di una sensazione)”, como también “diversi influssi, dal simbo- lismo francese […], a Whitman, al crepuscolarismo, a Nietzsche” (Fe- rrarotti, 2016, p. 40). El régimen intuyó en seguida la eficacia de este género de crónicas en vivo e hizo que se adoptara la misma técnica en cada crónica, de manera que se pudiera oír con claridad el vocear entu- siasta de la muchedumbre: […] Ecco la musica del cielo con tubi d’orgoglio flautati, trapani ron- zanti da scavatori di nebbie, vocalizzi di gas entusiasti, martelli sempre più ebbri di rapidità e radiose eliche applaudenti. Ronza, brilla e ride fra gli scintillii turchini dell’orizzonte l’ampia musica di Balbo e degli Atlantici. O belle ventiquattro voci del nuovo coro di macchine sosti- tuite ovunque le soavi canzoni di mandolini e chitarre che una volta facevano ondulare nei cieli il nome d’Italia come un fiore si sfoglia o un profumo si spande. Polifonia invece durissima agressiva di forza otti- mista. Voci d’acciaio, carne, elastico compensato di betulla, e snello vi- gore italiano che ricorda i fasti mondiali dei fioretti e delle spade di combattimento siciliane. Coro celeste e prepotente di raggi e suoni spa- ccanti che magistralmente dirige Mussolini, lontano vicino onnipre- sente, con telegrafo telefono e radio, regolati sempre dal genio italiano di Volta Marconi. […] Ora scendete con belle spirali sentimentali fra gli altoparlanti d’Italia che gonfiano di rombanti singhiozzi la loro voce bruna […] La folla grida di gioia. […] La folla delirante urla: “Eccoli, eccoli! Duce, Duce! Italia! Italia!” Rombo, rombo, rombo dei motori che passano a pochi metri dalla mia testa […]8. En efecto, con esa “torsión” o “dilatación” semántica de las palabras se quería confundir y exaltar los ánimos juveniles para conseguir finalida- des políticas y de propaganda. Un “abuso” lingüístico al que acude a 7 Del Vate, Gabriele D’Annunzio, hablaremos en el siguiente párrafo ya que es imprescindible hacer notar su concepción aristocrática del lenguaje. 8 El texto ha sido reproducido en Garrone (1952, p. 1412). – 45 – menudo Mussolini. De hecho, con ocasión del discurso que pronunció en el Senado, el 27 de noviembre de 1922 afirmó: io non ho paura delle parole. […]. Per me tutte queste ideologie di des- tra, di sinistra, di conservatori, di aristocrazia e democrazia, sono vacue terminologie scolastiche. Servono per distinguerci qualche volta e per confonderci spesso (1951-1963, vol. XIX, p. 47). 2. GABRIELE D’ANNUNZIO: EL “VATE” Gabriele D’Annunzio (Pescara, 12 de marzo de 1863 – Gardone Ri- viera, 1 de marzo de 1938): “poeta, romanziere, trageda, oratore, cava- liere, fante, marinaro, aeronauta, condottiero, capo di stato, vittorioso sempre, gloriosissimo sempre” (De Ambris, 1973, p. 91), ocupó una posición preeminente en la literatura italiana de 1889 a 1910 y en la vida política de 1914 a 1924. Como hombre de letras fue un excepcional y último intéprete de la más duradera tradición poética italiana, y el representante más ilustre, junto a Giovanni Pascoli, del Decadentismo. Como político dejó un signo en su época y una influencia sobre los eventos futuros: fue héroe de guerra y lo apodaron el Vate, o sea, el pro- feta9. También en esta investigación sobre la idea de guerra y de violencia en el simbolismo secundario del lenguaje fascista italiano, Gabriele D’An- nunzio ocupa una posición fundamental ya que como decía el lingüista Bruno Migliorini (1963, p. 295), además de ser un “Ulisside della sen- sazione”, era, sobre todo, un “Ulisside della parola”. Para él, la palabra, cuyo sonido tenía un papel preponderante, era no solo comunicación, sino más bien “expresión”. Transformaba en palabras las sensaciones que le trasmitía el paisaje; desde lo exasperado del Canto Novo hasta las penumbras del Notturno, palabras raras, evocadoras y “sensuales” colo- reaban su imaginación: “Ed ecco tutta una tavolozza, alle cui ricchezze 9 Su popolaridad alcanzó cumbres tan altas que un crítico siciliano, Giuseppe Antonio Borgese (1909), acuñó el término dannunzianesimo. – 46 – hanno contribuito la tradizione italiana e quella latina: falbo, flavo, fla- vescente, fulvo, fulvido, …oltremare, oltremarino, oltramarato, …aurino, argentino, iacintèo, iacintino, …bronzino, metallino… e cento altri”. En efecto, muchas aportaciones al ideario del régimen fascista y, sobre todo, a su retórica sagrada, proceden de su personalidad “cuyas visiones de la acción política suponen la continuidad existencial de un sentir, fuertemente impregnado de ‘religiosidad’” (Martínez Garrido, 1997, p. 333). Y, por lo tanto, se puede afirmar que D’Annunzio en Italia, a tra- vés de su poética sagrada, estética y pasional, pone en marcha estrategias políticas y discursivas que sucesivamente utilizarán los teóricos y líderes del fascismo y sobre todo Mussolini. Para confirmar eso se propone una reflexión del importante historiador Emilio Gentile (1993, pp. 27-32): Il maggior contributo alla costruzione di una religione nazionale, in questo periodo, fu dato da Gabriele D’Annunzio, con la retorica e con l’azione. […], fu inesauribile artefice di metafore religiose, attingendo liberamente alla tradizione cristiana, alla mitologia classica, ai culti delle trincee, per elaborare una raffinata retorica politico-religiosa che im- pregnò il linguaggio e la mitologia del nazionalismo rivoluzionario
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