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francesconi_simbolismolenguajefascista_2021

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VULNERABILIDAD, VIOLENCIA 
Y SABIDURÍA DIGITAL 
 
 
 
— Colección Comunicación e Información Digital — 
 
 
VULNERABILIDAD, VIOLENCIA 
Y SABIDURÍA DIGITAL 
 
Coordinadoras 
Elena Bandrés Goldáraz 
Begoña Pérez Calle 
Pilar Arranz Martínez 
 
Autores 
(por orden de aparición) 
 
Begoña Pérez Calle 
Estrella Trincado 
Armando Francesconi 
María Esteruelas Caldú 
Sabina Civila 
Luis M. Romero-Rodriguez 
Ignacio Aguaded 
Miguel Ángel Esteban Navarro 
Fernando Ibáñez Gómez 
Ana Rosado Cubero 
Marlize Cargnelutti Tiecker 
Pedro Solana-González 
 Rosa Duarte Pac 
Cristina Sarasa Fernández 
Marina Moraes Speranza 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
VULNERABILIDAD, VIOLENCIA Y SABIDURÍA DIGITAL 
 
Ediciones Egregius 
www.egregius.es 
 
 
Diseño de cubierta y maquetación: Francisco Anaya Benítez 
 
© de los textos: los autores 
© de la presente edición: Ediciones Egregius 
 
N.º 36 de la colección Comunicación e Información Digital 
1ª edición, 2021 
 
ISBN 978-84-18167-34-8 
 
NOTA EDITORIAL: Las opiniones y contenidos publicados en esta obra son de 
responsabilidad exclusiva de sus autores y no reflejan necesariamente la opinión de 
Ediciones Egregius ni de los editores o coordinadores de la publicación; asimismo, los 
autores se responsabilizarán de obtener el permiso correspondiente para incluir material 
publicado en otro lugar. 
 
 
Colección: 
CO M U N I CA C I ÓN E IN F O R M A C I Ó N DI GI TA L 
Editoras científicas 
Carmen Marta-Lazo y Begoña Pérez Calle 
Editor técnico 
Francisco Anaya Benítez 
Consejo editorial 
José Ignacio Aguaded Gómez (Universidad de Huelva, España) 
Amaya Arribas Urrutia (Universidad de los Hemisferios, Ecuador) 
Miguel Ezequiel Badillo Mendoza (Universidad Nacional a Distancia, Colombia) 
Jean Jacques Cheval (Université Bourdeaux Montaigne, Francia) 
Pedro Farias Batlle (Universidad de Málaga, España) 
Joan Ferrés i Prats (Universidad Pompeu Fabra, España) 
Divina Frau Meigs (Universidad de la Sorbona, Francia) 
Francisco García García (Universidad Complutense, España) 
Agustín García Matilla (Universidad de Valladolid, España) 
Sara Gomes Pereira (Universidad do Minho, Portugal) 
Patricia González Aldea (Universidad Carlos III de Madrid) 
Elisa Hergueta Covacho (Universidad de Krems, Austria) 
Octavio Islas Carmona (Universidad de los Hemisferios, Ecuador) 
Fernando López Pan (Universidad de Navarra, España) 
Rosalba Mancinas Chávez (Universidad de Sevilla, España) 
Jorge Cortés Montalvo (Universidad de Chihuahua, México) 
Gerardo Ojeda Castañeda (Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa, México) 
Miguel Ángel Ortiz Sobrino (Universidad Complutense, España) 
Sara Osuna Acedo (UNED, España) 
Daniel Prieto Castillo (Universidad de Cuyo, Argentina) 
Ramón Reig García (Universidad de Sevilla, España) 
Rafael Repiso Caballero (UNIR, España) 
Jorge Rodríguez Rodríguez (Universidad San Jorge, España) 
Francisco Javier Ruiz del Olmo (Universidad de Málaga, España) 
Sergio Roncallo Dow (Universidad de la Sabana, Colombia) 
Stefano Spalletti (Università di Macerata, Italia) 
Simona Tirocchi (Universidad de Turín, Italia) 
Jordi Torrent (Alianza de las Civilizaciones de las Naciones Unidas, USA) 
Miguel Túñez López (Universidad de Santiago de Compostela, España) 
Victoria Tur Viñes (Universidad de Alicante, España) 
 
Edita: 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ÍNDICE 
PREÁMBULO. Vulnerabilidad, violencia y sabiduría digital ....................... 9 
BEGOÑA PÉREZ CALLE 
CAPÍTULO I. Pobreza y violencia: propuestas desde el anarquismo .......... 15 
ESTRELLA TRINCADO 
CAPÍTULO II. La idea de guerra y de violencia en el simbolismo 
secundario del lenguaje fascista italiano ...................................................... 39 
ARMANDO FRANCESCONI 
CAPÍTULO III. Física o Química: un ejemplo de discurso homófobo 
en una serie de televisión ............................................................................ 61 
MARÍA ESTERUELAS CALDÚ 
CAPÍTULO IV. Terrorismo Islámico y efecto ventrílocuo ONLINE 
¿multiples voces? ........................................................................................ 85 
SABINA CIVILA 
LUIS M. ROMERO-RODRIGUEZ 
IGNACIO AGUADED 
CAPÍTULO V. Comunicación de crisis en seguridad pública: la 
política de comunicación oficial ante ataques terroristas masivos en la 
Unión Europea (2016-17) ......................................................................... 97 
MIGUEL ÁNGEL ESTEBAN NAVARRO 
FERNANDO IBÁÑEZ GÓMEZ 
CAPÍTULO VI. La defensa de la competencia en los mercados y la 
reducción de la desigualdad social ............................................................ 125 
ANA ROSADO CUBERO 
CAPÍTULO VII. Contribuição dos mercados institucionais para a 
redução da pobreza: organização produtiva e econômica mediante 
programas públicos .................................................................................. 143 
MARLIZE CARGNELUTTI TIECKER 
PEDRO SOLANA-GONZÁLEZ 
 
 
 
CAPÍTULO VIII. Un análisis de la contribución del sector de 
telecomunicaciones a la evolución de la desigualdad de género en el 
mundo ..................................................................................................... 155 
ROSA DUARTE PAC 
CRISTINA SARASA FERNÁNDEZ 
CAPÍTULO IX. A publicação de fotografias de livros como estratégia 
de resistência nas Eleições Brasileiras ........................................................ 177 
MARINA MORAES SPERANZA 
 
– 9 – 
 
PREÁMBULO 
VULNERABILIDAD, VIOLENCIA Y SABIDURÍA DIGITAL 
BEGOÑA PÉREZ CALLE 
Universidad de Zaragoza, España 
 
a vulnerabilidad, la violencia, los lados oscuros de las relaciones 
humanas, evolucionan a la vez que lo hacen el pensamiento y la 
comunicación. La nueva era digital, en la que la información 
viaja a gran velocidad, nos facilita la posibilidad de una lucha más efec-
tiva a través de la difusión pero a la vez sufre el efecto perverso de que la 
transmisión aumenta en cantidad y rapidez. La sabiduría digital ad-
quiere aquí un carácter de condición objetivo con arreglo a conjugar las 
relaciones ciudadanía-instituciones en algo que está en la memoria y el 
presente del pueblo: la preocupación por la violencia, el odio, la vulne-
rabilidad, la pobreza y sus causas. 
A lo largo de la historia, las distintas sociedades han tratado las formas 
de vulnerabilidad con las que les ha tocado convivir incidiendo de dife-
rentes maneras, pero siempre bajo un carácter de vigilancia y control, 
estando encomendada la misión de su denuncia a instituciones específi-
cas así como siendo la difusión de su realidad dependiente de distintas 
autorías. Con la evolución de la comunicación, la información y denun-
cia sobre las vulnerabilidades ha adquirido una mayor difusión a nivel 
universal, y es en los últimos años, en la era de la información, donde la 
vulnerabilidad se muestra e informa desde todos los planos posibles, 
donde la sabiduría digital actúa a través de la sensibilización, optimi-
zando todas las posibilidades de visibilidad existentes de dicha lacra. 
Por otra parte, las distintas formas de odio y violencia han adquirido 
también una mayor difusión durante los últimos años, presentándose tal 
y como son ante una sociedad que gracias a la digitalización puede co-
nocer y sensibilizarse ante lo que es claramente un efecto perverso del 
L 
– 10 – 
 
factor relacional. A ello se vienen dedicando especiales esfuerzos recien-
temente tanto en los discursos como en los procesos actuales de comu-
nicación, despertando el interés investigador. A su vez, las distintas ins-
tituciones públicas y privadas realizan sus esfuerzos para lograr la 
adquisición de una conciencia práctica por parte de la sociedad así como 
el desarrollo de políticas educativas previsoras o paliativas. 
En todo este conjunto referido de reflexiones se emplea el libro colectivo 
que presentamos, abordando un conjunto de investigaciones que nos 
ilustran de forma rigurosa sobre la importanciade los fundamentos del 
pasado, los problemas del presente y los esfuerzos en cuanto a las direc-
ciones del futuro. 
El primero de los capítulos, de mano de Estrella Trincado Aznar, es una 
completa y magistral investigación sobre los fundamentos de la pobreza 
y la violencia desde la perspectiva anarquista, perspectiva a la que fre-
cuentemente se apela desde el formato de pensamiento antisistema en la 
era de la información. La profesora Trincado expone de forma rigurosa 
visiones como el mutualismo de Proudhon, el colectivismo de Bakunin 
o el comunismo de Kropotkin, propuestas como la autogestión de los 
bienes de producción o el anarco-capitalismo concluyendo cómo ese 
postulado anarquista de supresión del gobierno por el medio apolítico 
conlleva una naturaleza ejemplarizante en la acción directa que intensi-
fica la sensación popular de opresión y aumenta la acción, actitud anti-
política a veces puede conducir al individualismo. 
Y es que durante los últimos años venimos asistiendo a discursos here-
deros de los antiguos radicalismos. En esta dirección y complementando 
al trabajo precedente, el segundo capítulo, a cargo de Armando Frances-
coni, nos aporta una visión fundamental presente en otro de los pensa-
mientos extremos tan difundidos últimamente a resultas de la revolu-
ción digital. Se trata de un magnífico estudio sobre el significado de las 
palabras a la hora de construir un discurso violento en la época del fas-
cismo italiano. El profesor Francesconi realiza un recorrido por distintos 
discursos de los principales precursores y protagonistas de dicho radica-
lismo cuando hablaron de guerra, de martirio y de violencia, todo ello a 
– 11 – 
 
través del simbolismo secundario de las palabras, y que coincidían en 
señalar la violencia como vehículo de identidad colectiva. 
La fuerza que ha cobrado el discurso de odio durante los últimos treinta 
años, como sabemos, es un asunto de ocupación ya institucional. 
Cuando hablamos de su extensión creciente a través de la revolución 
digital, no solo nos referimos a situaciones online, de interacciones entre 
usuarios, que puedan rodear el propio delito de odio, sino que además 
éste puede ser observado a través de productos audiovisuales que contri-
buyana su muestra y sensibilización como pone de manifiesto la joven 
investigadora María Esteruelas en el capítulo tercero de esta obra. La 
investigación de Esteruelas nos ilustra sobre una serie de televisión en la 
cual el discurso de homófobo se presenta con realismo y cotidianeidad, 
que si bien al ser un producto audiovisual cuyo objetivo es entretener, 
lleva añadido un dramatismo extra a la trama, pero conteniendo el rea-
lismo como factor siempre presente. 
Los capítulos cuarto y quinto de este libro versan sobre una de las ma-
nifestaciones actuales más crudas de la violencia humana que a su vez 
gozan de mayor difusión generalizada: el terrorismo. A lo largo del 
cuarto capítulo, los profesores Sabina Civila, Luis M. Romero-Rodrí-
guez e Ignacio Aguaded presentan una rigurosa investigación, a través 
de un estudio de diseño cualitativo de los encuadres, en la que se anali-
zan un total de 144 titulares procedentes de las agencias internacionales 
de noticias Reuters, Al Arabiya, Al Jazeera y Associted Press, relaciona-
dos con los atentados terroristas del aeropuerto de Estambul (Turquía) 
el 28 de julio de 2016. El objetivo es identificar si los medios de comu-
nicación extraen las noticias de las mismas fuentes, provocando, en pa-
labras de los autores, el “efecto ventrílocuo”, la repetición de tópicos y 
estereotipos sobre una civilización determinada. 
El quinto capítulo, a cargo de Miguel Angel Esteban Navarro y Fer-
nando Ibáñez Gómez, y como broche de cierre al bloque sobre violencia 
de esta obra, nos presenta de modo magistral una investigación sobre 
elementos fundamentales de la política de comunicación oficial ante ata-
ques terroristas masivos de carácter yihadista puesta en marcha por la 
UE durante 2016-17. A través del análisis y la comparación de acciones 
– 12 – 
 
de comunicación y contenidos de los mensajes oficiales de Gobiernos y 
fuerzas de seguridad en cinco países europeos en las setenta y dos horas 
posteriores a un atentado, los profesores Esteban Navarro e Ibáñez Gó-
mez logran magistralmente identificar una política de comunicación de 
crisis oficial articulada en torno a cuatro ejes: difusión de imagen de 
dominio de la situación, información sobre apoyo y asistencia a víctimas 
y familiares, reafirmación de la fortaleza del Estado de Derecho y trans-
misión de liderazgo por parte del Gobierno. 
El segundo bloque de esta obra colectiva viene conformado por tres in-
vestigaciones centradas en parámetros de vulnerabilidad, analizando 
cómo la nueva sociedad de la información, a través del desarrollo de la 
sabiduría digital puede desarrollar distintas herramientas de lucha con-
tra la desigualdad entre seres humanos. 
No habría vulnerabilidad si no existiese poder. La profesora Ana Rosado 
Cubero nos presenta en el capítulo sexto una profunda y rigurosa refle-
xión sobre la propia definición del poder en términos económicos y 
cómo se ejerce y sostiene sobre la asimetría entre las partes que operan 
en el mismo mercado, defendiendo cómo su reducción, a través de la 
política de la competencia, puede generar y genera una mejora en el 
bienestar de la sociedad al evitar los abusos de la monopolización de los 
mercados. Constata asímismo Ana Rosado cómo la ayuda de las institu-
ciones públicas es un factor decisivo para sobrevivir en el largo plazo. 
Abundando en el factor institucional, los profesores Pedro Solana-Gon-
zález y Marlize Cargnelutti nos presentan en el capítulo siete un intere-
santísimo trabajo que aborda los mercados institucionales de la agricul-
tura familiar en el sur de Brasil, principal actividad económica en 
muchos municipios, analizando la contribución de los mercados insti-
tucionales en los procesos de comercialización de alimentos producidos 
por dicho sector, considerando sus implicaciones económicas, sociales y 
culturales a través herramientas como el innovador Programa de Adqui-
sición de Alimentos (PAA), programa institucional vinculado a la lucha 
contra el hambre, el apoyo a la producción y la inclusión productiva, y 
– 13 – 
 
que ha fortalecido a las organizaciones sociales involucradas en la pro-
ducción y consumo de alimentos, convirtiéndose en un referente inter-
nacional de resultados y legitimidad. 
Una de las principales misiones en la cual la sabiduría digital debe con-
tribuir a desarrollar estrategias de reivindicación y lucha es la brecha de 
género. El capítulo octavo de esta obra, a cargo de las profesoras Rosa 
Duarte y Cristina Sarasa es una muestra magistral de los esfuerzos diri-
gidos en este sentido, analizando el papel que el desarrollo de sector de 
telecomunicaciones ha tenido en el crecimiento económico, así como en 
la participación femenina en el mismo y la evolución de la brecha de 
género, arrojando entre sus resultados cómo se observa una transforma-
ción estructural de la economía hacia sectores de la industria y especial-
mente, hacia una terciarización de la economía no acompañada de relo-
calización del empleo femenino, llevando a un aumento de la brecha 
desde 1991 a 2019, con valores muy superiores en dicho sector a la me-
dia en los países menos desarrollados y que confirma la brecha Norte-
Sur, encontrando claros patrones respecto al carácter importador o ex-
portador de empleo y con grandes diferencias entre géneros, confir-
mando que sólo las economías altamente desarrolladas y con un sector 
maduro han incorporado de forma efectiva a la mujer, lo que muestra 
la necesidad de políticas activas de género. 
Y es la reivindicación, precisamente, un factor favorecido por la sabidu-
ría digital, formando ambas un binomio que ha venido para quedarse. 
La investigadora Marina Moraes Speranza da buena cuenta de ello en el 
capítulo nueve, con el que se cierra estaobra colectiva, a través de una 
esclarecedora investigación sobre el movimiento que llevó a miles de 
personas brasileñas a llevar libros a las urnas y publicar sus fotos de estos 
libros en Instagram y Facebook como estrategia de resistencia a la ame-
naza de supresión de la libertad de expresión en el contexto de las elec-
ciones de 2018, concluyendo cómo un nombre específico o un hashtag 
que identificase al movimiento tuvieron una representación importante 
para cada participante individual configurándose en un movimiento de 
resistencia estratégica. 
Zaragoza, verano de 2020 
– 14 – 
 
 
 
 
– 15 – 
 
CAPÍTULO I 
POBREZA Y VIOLENCIA: 
PROPUESTAS DESDE EL ANARQUISMO 
ESTRELLA TRINCADO 
Universidad Complutense de Madrid 
1. INTRODUCCIÓN 
La palabra anarquía aparece por primera vez en la obra de teatro Los 
Siete Contra Tebas de Esquilo, datada en el 467 aC, que habla de algo 
parecido al anarco-comunismo. En la filosofía griega, la visión de Zenón 
de una comunidad libre sin gobierno se oponía a la utopía estatal de la 
República de Platón. Como muchos anarquistas modernos, Zenón 
creyó que si la gente siguiera sus instintos, no tendría necesidad de tri-
bunales o policía, ni del empleo del dinero. Pero el primer autor mo-
derno que publicó un tratado que aboga explícitamente por la ausencia 
de gobierno es Wiliam Godwin (1793). Aunque no usara la palabra el 
Anarquismo, muchos lo consideran como el fundador de Anarquismo 
filosófico. 
Sin embargo, hasta que el francés Pierre-Joseph Proudhon publicó en 
1840 ¿Qué es la Propiedad? (Proudhon [1840] 1976) el término no fue 
adoptado como una autodescripción. Por esta razón, algunos consideran 
a Proudhon el fundador de la teoría anarquista moderna. 
La aspiración de estos anarquistas es establecer una sociedad sin clases y 
evitar la explotación. Por lo general, el deseo inicial es alcanzar más jus-
ticia social y una distribución equitativa del ingreso y riqueza. Pero su 
propuesta para solventar la pobreza va en muchas ocasiones de la mano 
de la violencia que acabe con instituciones que consideran autoritarias. 
Según Kropotkin (1890), la desigualdad de la riqueza o la política eco-
nómica burguesa no son "leyes naturales". En el capitalismo, el trabajo 
se ha convertido en una categoría abstracta general, su organización es 
un control del trabajo ajeno y el estado un guardián de la acumulación 
– 16 – 
 
de capital privado. Por ello, propone una rupture violenta del capita-
lismo, como la mayor parte de anarco-comunistas, que quieren modifi-
car e incluso sustituir el sistema capitalista por otro en el cual los inter-
cambios y la actividad productiva se produzcan separadamente. 
Para alcanzar una organización no autoritaria de la economía, se intenta 
trastocar el papel de los agentes sociales. Uno de los temas fundamenta-
les que tratan los anarquistas es el de los salarios o la relación entre lo 
que cada persona contribuye a la comunidad y lo que obtiene. Algunos 
consideran posible una colectivización total de la producción para crear 
una comunidad donde se satisfagan las necesidades individuales inde-
pendientemente de la capacidad de trabajar. También hay que tener en 
cuenta cómo poner en práctica la producción y distribución colectiva, 
como organizar la división internacional del trabajo o como financiar 
bienes públicos (la salud, la educación, etc.); uno de los objetivos prin-
cipales sería el dinero. Las propuestas van de suprimirlo a cambiar su 
naturaleza creando nuevos modos de distribuir la riqueza. 
Las doctrinas económicas más extendidas entre los anarquismos son el 
mutualismo, el colectivismo y el comunismo. Todos ellos consideran 
posible una sociedad sin estado, sin propiedad privada y con producción 
colectiva, pero no hay consenso sobre el papel del mercado y el estado, 
cómo debe mantenerse la propiedad o cómo debe lograrse la participa-
ción. 
2. EL MUTUALISMO DE PROUDHON (1809-1865) 
Proudhon es un eslabón entre el anarquismo individualista y el comu-
nista. Para él, el capitalismo enemista libertad e igualdad. Desarrolla la 
doctrina mutualista precisamente para hacer compatibles ambos princi-
pios. Proudhon defiende la “igualdad de oportunidades". Condena los 
derechos de propiedad si el propietario puede vivir sin trabajar (de sus 
– 17 – 
 
intereses, alquileres o renta). De hecho, Proudhon definió en 1847, an-
tes de Marx, la plusvalía del capitalista.1 El razonamiento que hay detras 
la teoría de Proudhon es que todo se produce gracias al trabajo. Por 
tanto, todo productor debe obtener el producto de su trabajo e inter-
cambiar trabajo por trabajo, sin obtener rentas, plusvalía o beneficios 
del capital. Al ser individualista económico y político, Proudhon defen-
dió que cada uno posea sus medios de producción y se le pague por el 
trabajo realizado, pero en vez de recibir un ingreso debe recibir bienes o 
servicios con la misma utilidad o valor que su propio trabajo. 
Proudhon despreciaba la propiedad privada; escribió "la propiedad es 
un robo!" y con ello quería decir que la propiedad implica un mal uso 
de los objetos, porque la propiedad privada de los instrumentos de pro-
ducción incluye el ingreso no ganado (no trabajado) una recompensa 
para el poseedor de instrumentos de producción - que por lo general se 
acumula a otras propiedades. Sin embargo, Proudhon distinguió entre 
la propiedad y la posesión. La última es el empleo legítimo de un bien, 
por ejemplo el derecho de ocupar la tierra trabajada. 
Por ello, creó una nueva teoría económica: el mutualismo. El mutua-
lismo de Proudhon está basado en la asociación de productores y con-
sumidores. El objetivo de Proudhon era permitir que cada uno fuese un 
pequeño trabajador- propietario. Cualquier intercambio debía estar ba-
sado en la equivalencia de una sociedad libre. Toda asociación entre in-
dividuos debe ser libre y voluntaria. 
De hecho, Proudhon quería eliminar la renta de la propiedad, pero 
mantener la propiedad privada de los instrumentos de producción. No 
defendió una socialización - o nacionalización - completa de los medios 
de producción. El problema económico se debe a la tendencia de acu-
mular el dinero. El interés es un pago por no acumular dinero y 
Proudhon finalmente acepta que son necesarios los pagos de interés para 
 
1 Pero, frente a Marx, no creía en la importancia de la lucha de clases ni en la inevitabilidad o 
necesidad histórica del socialismo. Además, el socialismo se impondría desde arriba no por la 
clase gobernante. 
– 18 – 
 
inducir al propietario del dinero "a comprometerlo". Proudhon intro-
duce lo que llamó "el valor constituido", que es similar al concepto de 
Keynes de “preferencia por la liquidez" (Dillard 1942). 
 Para explicar lo que es el “valor constituido" tenemos que saber primero 
que Proudhon distingue entre capital "libre" y capital “comprometido". 
El capital "libre" puede considerarse como realizado o inmediatamente 
realizable; en este caso la forma que normalmente asume es el dinero 
(Dillard 1942:60). Esto le ayuda a relacionar el no consumo individual 
(el ahorro) con la acumulación social y suponer que no es necesario el 
pago de interés para inducir el ahorro. La dificultad en hacer transferen-
cias de compradores y ahorradores a vendedores e inversores viene del 
empleo del dinero. Proudhon también considera que el capital aumenta 
por una disminución en el tipo de interés - y no al revés -, por lo que la 
acumulación se acelera cuando el tipo de interés es cero2. 
El énfasis en la teoría del dinero y el interés y el ataque al capital finan-
ciero se debe a la atribución de los problemas del capitalismo - la falta 
de demanda efectiva, las crisis, depresión, paro y pobreza - al dinero. El 
empresario es el actor principal de la actividad económica y el rentista 
desaparecerá a medida que la tasa de rendimiento sobre el capital se re-
duce. 
Para concluir, para Proudhon ofrecer crédito gratuito acabaría con la 
renta e interés. Propuso crearun banco del Pueblo para superar la esca-
sez del dinero y el crédito y suprimir la preferencia por el dinero sobre 
otras formas de riqueza. En definitiva, amenaza a la existencia de insti-
tuciones financieras que facilitan la especulación y la inestabilidad. Para 
el lobro de todos estos objetivos, Proudhon rechaza la violencia. Sólo la 
persuasión moral, la educación y la propaganda, junto a la resistencia 
pasiva al gobierno ilegítimo, pueden conducir a la transformación social. 
De hecho, Proudhon mismo fue encarcelado por oponerse al gobierno 
(Zoccoli 1908). 
 
2 Dillard (1942:71) explica que " él estrechamente se acerca sobrea la tesis central de Keynes 
de que el tipo de interés determina la tarifa de acumulación de capital, y así la eficacia marginal 
de capital … " 
– 19 – 
 
3. EL COLECTIVISMO DE BAKUNIN (1814-1876) 
Mikhail Bakunin quería una revolución para lograr el derrumbamiento 
de las instituciones capitalistas. Según él, los derechos de propiedad es-
tán basados en la conquista y la herencia, que hace posible la miseria e 
ignorancia de las masas. Rechazó el uso político Marxista de los sindica-
tos y partidos y el colectivismo a gran escala que conduciría a un capita-
lismo de estado nacionalista. Para eliminar la centralización y el nacio-
nalismo, defendió la existencia de pequeñas comunidades 
interdependientes con funciones diferentes y unidas por obligaciones 
débiles. El poder federal se reduciría al mínimo y sería controlado por 
los delegados de la comunidad. Bakunin se opuso la dictadura de prole-
tariado. Una dictadura no puede ser la semilla de libertad. El Estado del 
proletariado no se extinguría: como cada cualquier organismo, buscaría 
su supervivencia. Defendió que el medio de transformación fuera la edu-
cación, es decir, hacer a los proletarios conscientes de la lucha de clases 
y de su posibilidad de comenzar la revolución. 
Según él, es necesaria la emancipación material para alcanzar la intelec-
tual y moral. Es la sociedad la que crea al individuo. Él burgués es un 
individuo que es por lógica un explotador de los demás, porque necesita 
a todos materialmente, pero a nadie moralmente. 
En el colectivismo de Bakunin, el capital debe ser expropiado por los 
trabajadores, la tierra y los instrumentos de producción deben compar-
tirse, y los frutos del trabajo distribuirse a través de una decisión colec-
tiva. Bakunin no es tan idealista con respeto al trabajo como Proudhon. 
La gente trabaja para sobrevivir, no por placer. La gente debe recibir 
bienes según su esfuerzo y por ello el que que no quiera trabajar debe 
ser desprovisto de sus derechos políticos. Así, a diferencia de "la igualdad 
de oportunidades" de Proudhon, Bakunin defiende "una igualdad de 
tratamiento". El colectivismo debe mantener el principio de “cada uno 
según su capacidad, a cada uno según sus méritos." 
Según Bakunin, los liberales defienden la libertad pero no de la misma 
manera que él. Para Bakunin, la libertad es una cualidad de la mente 
liberada del interés propio. El interés propio es una esclavizador, como 
en definitiva reconocía Hume (1751) en su teoría moral del interés; pero 
– 20 – 
 
hay un elemento y una posibilidad de apertura que nos hace libres. Los 
liberales clásicos, dice Bakunin no están contra el estado porque quieran 
la libertad para cada uno, si no porque quieren la libertad para ellos 
individualmente. De hecho, Bakunin insiste en que necesitan al estado 
porque quieren mantener sus privilegios - el interés de su clase - y nece-
sitan que el estado mantenga sus derechos individuales. Así, el estado no 
es más que el regulador y la garantía de aquella moralidad de explotación 
mutua. Por ello, vivimos en una sociedad de explotadores. Unos, como 
verdaderos explotadores, y la mayoría como potenciales. Según Ba-
kunin, el poder no tiene ningún otro objetivo que la dominación. 
Sin embargo, el individuo aislado no se habría dado cuenta de su liber-
tad. Necesitamos a otros y necesitamos la materialización de ese otro. 
Ser libre implica que otros, todos los seres humanos, te reconozcan 
como libre, y te traten como tal. Así la libertad no es un factor de aisla-
miento, si no una reflexión mutua; no de exclusión, si no de contacto. 
La libertad de cada individuo es nada más que la reflexión de su huma-
nidad y el econocimiento de otros. Así, Bakunin pedía la organización 
libre de las masas trabajadoras. 
La libertad, concebida por los materialistas, es sumamente social. Sólo 
puede lograrse dentro de la mayor igualdad y solidaridad de cada uno 
con los demás. Esto incluye dos cosas: su desarrollo necesita a la sociedad 
entera- yo soy realmente libre sólo cuando todos los seres humanos al-
rededor mío son igualmente libres - y la rebelión contra cualquier clase 
de autoridad. La emancipación de los seres humanos surge cuando obe-
decen leyes que reconocen como suyas, no unas impuestas. Los seres 
humanos persiguen la emancipación colectiva e individual, y con ello lo 
que buscan es humanizarse. Para alcanzar esto, Bakunin menciona dos 
facultades que caracterizan a la humanidad: pensar y rebelarse. El desa-
rrollo humano se basa un acto de desobediencia. Incluso más, él dice 
que hay tres principios esenciales para todo el desarrollo humano: ani-
malidad humana, pensamiento y rebelión. La correspondencia es: la 
economía social y privada, la ciencia, y la libertad. Para ello, según él, sólo 
hay un remedio: la revolución social. 
– 21 – 
 
4. EL COMUNISMO DE KROPOTKIN (1842-1921) 
El colectivismo se hace anarquismo comunista – se crea el anarco-co-
munismo o comunismo libertario - cuando en la Primera Internacional 
se desaprueba la condición salarial. Frente a la “igualdad de trata-
miento", defendida por Bakunin, Peter Kropotkin defiende la “igualdad 
de satisfacción" o la distribución según necesidades. Seguidor de Ba-
kunin, Kropotkin (1890) explora, en la Ayuda Mutua: Un Factor de Evo-
lución la utilidad de la cooperación. Frente al Darwinismo social, según 
Kropotkin es mejor la cooperación que el individualismo. Kropotkin 
establece paralelos entre las sociedades humanas y animales y trata de 
demostrar que la organización natural humana consiste en pequeñas co-
munidades que cooperan entre sí. Kropotkin condena las fronteras na-
cionales y el Estado centralizado por ser opuestos a la naturaleza. Es de-
cir, el Anarco-comunismo surge de la teoría científica basada en la 
evolución. 
Como Bakunin, Kropotkin defiende que el Estado, la plusvalía y el tra-
bajo asalariado constituyen obligaciones repugnantes que deben ser des-
truidas. Según Kropotkin, la característica fundamental del sistema ca-
pitalista es que tiene trabajo asalariado (Kropotkin 1992). Los Anarco-
comunistas normalmente buscan eliminar cualquier forma de salarios. 
No sólo la tierra y los medios de producción deben ser comunes, si no 
cualquier producto del trabajo. El comunismo de Kropotkin parte de “a 
cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades" porque, 
según él, no hay ningún modo de medir el valor de la participación de 
cada persona, dado que cualquier cualquier aumento de riqueza, cual-
quier descubrimiento es una semilla de trabajo manual o intelectual pa-
sado y presente. No creía en la igualdad de salarios, en hacer una distin-
ción entre trabajo cualificado y no cualificado o en contar en horas de 
trabajo realizado. Defendía "Que cada uno coja del montón lo que ne-
cesite; podemos estar seguros de que en los graneros de nuestras ciudades 
habrá suficiente alimento como para nutrir a todo el mundo hasta el día 
en que la producción libre emprenda su nuevo camino”. (Kropotkin 
1992:30). 
– 22 – 
 
Sin embargo, su criterio sobre la distribución de bienes - basado en las 
“verdaderas” necesidades de cada miembro de la sociedad - diverge de 
las ideas colectivistas. Para él, toda tendencia anarquista en la economía 
debe ser antiautoritaria y voluntaria. Así, es necesaria la autoorganiza-
ción y la asociación libre y horizontal sinun estado. Cuando la autori-
dad le parecía servil, Kropokinpedía la abolición del estado, la iglesia y 
la explotación. 
El objetivo de la revolución no es el cambio de riqueza de uno a otro, si 
no la transferencia de la propiedad privada a la sociedad, a la gente en 
su conjunto. Advierte que los poseedores de capital querrán salvar el 
sistema, harán algunas concesiones como la distribución de una parte de 
las ganancias con subidas de salarios a los trabajadores. Pero la revolu-
ción debe hacer el sistema de salarios imposible y hacer del Comunismo 
la única solución podsible. Según Kropotkin, debemos rebelarnos con-
tra la esclavitud económica, porque es la causa de toda esclavitud. Kro-
potkin insiste en que la imagen que tiene la Economía del trabajador 
como una persona perezosa que permanentemente tiene que ser amena-
zada por el despido es mentirosa. Los perezosos son una minoría en la 
sociedad. Pero según él, el individuo se mueve – y debe moverse - por 
la ayuda mutua. Además, trabajando 4 o 5 horas por día hasta la edad 
de 45 o 50 años, la gente podría producir todo lo necesario para asegurar 
la comodidad de la sociedad. Necesitamos desarrollar nuestra voluntad, 
nuestra fuerza activa, de una u otra manera, especialmente trabajando - 
o haciendo algo útil. Pero, según él, es absurdo distinguir entre el 
egoismo y el altruismo. Los factores principales para el progreso son el 
coraje y la iniciativa libre del individuo. 
Tan importante como la crítica anarco-comunista al capitalismo es la 
fidelidad de Kropotkin a la acción directa de los trabajadores contra el 
capital. Las organizaciones del trabajo son la verdadera fuerza capaz de 
producir la revolución social. Esta tendencia condujo a la aparición de 
teorías y prácticas Anarco-sindicalistas cuyo objetivo era que los traba-
jadores conquistasen los medios de producción, la abolición de cual-
quier clase de salario o clases sociales, y la organización de la sociedad en 
forma de democracia directa. 
– 23 – 
 
En este sentido, el Anarco-sindicalismo o sindicalismo revolucionario 
defiende la violencia industrial, a diferencia de las actitudes pasivas y no 
violentas de los Anarco-socialistas. Este movimiento floreció en el siglo 
XIX en Francia, en la Rusia de 1890-1920, y en los años 30 en España 
(sobre todo en la Guerra civil, 1936-39). Georges Sorel (1905), uno de 
sus exponentes principales, decía defenderse de la violencia de los capi-
talistas y estatal usando la huelga general como un mito para aterrorizar 
a políticos. 
El Congreso de Amiens de 1906 definió la estrategia del movimiento. 
De hecho, a partir de 1890, las agencias de empleo francesas siguieron 
los criterios anarco-sindicalistas de la Confederation Générale du Travail. 
Otras organizaciones anarco-sindicalista son la Workers Solidarity 
Alliance, y la Solidarity Federation en el Reino Unido. En los Estados 
Unidos, los North-American Industrial Workers of the World, creada 
en 1905, se basaba también en una filosofía anarquista. También, en 
América Latina creció un Anarquismo político en el siglo XX. Por ejem-
plo, en México. Richard Flores-Magon hizo rebeliones y levantamientos 
para derrocar al dictador Diaz, influyendo en la rebelión Zapatista 
(Trincado 2010). 
5. AUTOGESTIÓN 
Una de las principals propuestas de los anarco-comunistas, es la auto-
gestión de los bienes de producción. Y, aunque, no ha habido muchas 
verdaderas experiencias de autogestión anarco-comunistas, la historia 
muestra que han sido muy intensas. Algunos ejemplos son la Comuna 
de París de 1871, los Soviets rusos de 1917, los Consejos italianos y 
húngaros de fábrica de 1919-20, o las experiencias de la Guerra civil 
españolas en el Partido Republicano de 1936-9. También, la Yugoslavia 
de Tito, los Kibbuzim israelíes, y el mayo de 1968. En particular, la 
experiencia española es bastante representativa, ver Preston (1984), Le-
val (1938 y 1975) y Orwell (1986). Hay también experimentos contem-
poráneos de autogestión y cooperativas. El movimiento cooperativo de 
Mondragón en el País Vasco es quizás el más famoso, ver Whyte y 
Whyte (1991) y Cheney (1995). Pero MacLeod (1997) muestra que 
muchas comunidades comparten los motivos originales del experimento 
– 24 – 
 
de Mondragón - como grupos norteamericanos o las empresas recupe-
radas en Argentina por cooperativas autogestionadas y la red de merca-
dos que se han formado entre ellas. 
En términos económicos, la autogestión defiende la abolición de la con-
dición salarial. Esto implica también la creación de relaciones sociales, 
grupos e instituciones horizontales y la reducción de las relaciones ver-
ticales desde la cúpula a la base. En último término, el objetivo sería no 
delegar el poder (Bertolo 1984). Rochdale (en 1884) y Boimondou (en 
1941) defendieron el cooperativismo como un camino de autogestión 
industrial. Carlos Gide (1847-1932) propuso un cooperativismo de 
consumidores para evitar el consumismo del capitalismo. Georges Fau-
quet (1883-1953) explicó que no sólo en el Capitalismo, también en 
países Comunistas, se usan el trabajo y el consumo como medios. Por 
ello, debemos eliminar la distinción entre consumidores y productores. 
En este período, también hubo autores no anarquistas - economistas o 
pensadores sociales - que hablaron de la autogesión. Hablaban de la ne-
cesidad de democratizar la economía, planificar algunos objetivos eco-
nómicos y crear empresas autogestionadas para que haya más participa-
ción en la toma de decisiones. Algunos abogaban por economías 
autogestinadas a través de planificación de los procesos participativos y 
otros pensaban que sólo tenemos que replantear el mercado para inte-
grar algunas estructuras autogestionadas. En siglo XX, los anarquistas 
defensores de la autogestión han pedido un cambio radical en la situa-
ción de los trabajadores que deberían romper con la subordinación a un 
poder externo y pasar de ser dependientes a ser sus propios patrones 
(Maire y Julliard1975). Una sociedad con lazos cooperativos, es "una 
economía de servicio" sin el deseo de beneficio – aunque las decisiones 
económicas cambiarían sustancialmente3 
 
3 Para ver las ventajas y las desventajas de una organización cooperativa, ver Trincado. 1994. 
– 25 – 
 
6. ANARCO-CAPITALISMO 
Sin embargo, dentro del anarquismo, también podemos encontrar el 
anarco-capitalismo. El anarco-capitalismo crece naturalmente con el ca-
pitalismo y la defensa del mercado en especial en el siglo XIX y XX 
(Stringham 2007). Algunos defensores del libre mercado creen en el sis-
tema anarquista en que los individuos trabajan en libertad de manera 
descentralizada, sin estructuras de autoridad como gobiernos y grandes 
corporaciones. Los individuos deben contratar con sociedades anónimas 
para que hagan los servicios sociales y la competencia tenderá a producir 
más barato e incrementará la calidad de los servicios legales y de policía 
incluyendo un arbitraje imparcial de alta calidad, para las reclamaciones 
de los derechos. El anarco-capitalismo pide la abolición del estado y el 
control de la economía por el individuo y los activos monetarios empre-
sariales. En principio, este anarquismo no es igualitario. Rechaza la coac-
ción estatal, pero omite criticar cualquier coacción económica prove-
niente del laissez-faire. La defensa del reino sin restricción del consumo 
capitalista se basa en el subjectivismo moral. 
Ya siglo XIX, en Europa continental Jakob Mauvillon (1780, 1783) pro-
puso privatizar la protección de la libertad y propiedad individuales, las 
escuelas y el sistema postal y la libertad de la prensa y expresión. A Gus-
tave de Molinari (1849a, 1849b), relacionado con Frédéric Bastiat, se le 
considera uno de los primeros en introducir la idea de competencia en 
la provisión de seguridad. Decía que el mercado podría sustituir con 
ventajas al estado en la justicia y la protección. Lo mismo hizo a Julius 
Facher, ver Raico (2004). Molinari (1899) propuso un sistema federado 
deseguridad colectiva, y apoyó que las agencias de defensa privadas 
compitieran entre sí. El argumento de Molinari en favor del anarquismo 
de libre mercado se basaba en la economía y las ventajas de competencia. 
El británico Herbert Spencer (1851, 1884) también defendió el anarco-
capitalismo un tiempo. Consideró que el estado no era una institución 
"esencial" y que "decaería" en un proceso de evolutivo dado que la la 
organización voluntaria del mercado sustituiría al estado coactivo. Ade-
más, el individuo tenía derecho de ignorar al estado. Sus objeciones 
– 26 – 
 
principales al estado eran que es coactivo, que desalienta el perfecciona-
miento personal voluntario, y el hecho de que no tiene en cuenta "las 
leyes de vida". Insistió en los límites al conocimiento sobre el futuro y 
en su modelo de orden espontáneo social, y adivirtió sobre "las conse-
cuencias no queridas" del colectivismo. 
Sin embargo, en el siglo XIX, el Anarco-capitalismo prosperó en especial 
en América. Por ejemplo, el abolicionista Lysander Spooner abogaba 
por el Derecho Natural o la “Ciencia de Justicia" en los momentos en 
que los actos de coacción contra los individuos y su propiedad se consi-
deraban “ilegales”, pero supuestos delitos que sólo violaban las leyes hu-
manas no lo eran. En Spooner (1852) defiende la doctrina de Nulidad 
del Jurado, que sostiene que en sociedad libre los jurados pueden recha-
zar condenar si consideran ilegítima la ley bajo la que deben condenar. 
Decía que era un principio “monstruoso” considerar que el rico debía 
ser protegido por la ley de la competencia del pobre. Siendo un abogado 
de los autoempleados y opositor de la regulación del gobierno de las 
empresas, desafiaba el monopolio del Correos de los Estados Unidos, 
pero los permisos legales del gobierno acabaron agotando sus recursos 
financieros. Aunque denunciara la institución de esclavitud, Spooner 
reconoció el derecho de los Estados Confederados de América de sepa-
rarse como la manifestación de gobierno por consenso, un principio 
constitucional y legal fundamental a la filosofía de Spooner. 
También, Benjamín Tucker (1893) en Estados Unidos teorizó el anar-
quismo de libre mercado, incluyendo lsd prisiones y las milicias y apun-
tando que la ley de oferta y demanda nos permite tener los mejores bie-
nes al precio más barato en vez de los altos precios Estatales de 
monopolio. Su teoría sobre la propiedad de la tierra se asocia con el 
mutualismo: cuando el pueblo usa tradicionalmente la tierra dada (y en 
algunas versiones, algunos bienes), los demás deberían respetar esa po-
sesión pero si se deja de usar u ocupar la tierra la propiedad de ésta debe 
volver a la propiedad común a la no posesión, y permite que esté dispo-
nible para el que quiera usarlo (ver Swartz1927). Por tanto, no debería 
haber ningún mercado de tierra no usada. Sin embargo, Tucker aban-
donó la concepción de derecho natural de los derechos de propiedad 
sustituyéndolo por un egoismo à la Max Stirner y dijo que la propiedad 
– 27 – 
 
de la tierra puede transferirse legítimamente por la fuerza a no ser que 
se especifique de otra manera en los contratos, aunque esperaba que los 
individuos se darían cuenta que "la ocupación y uso” eran un buen prin-
cipio rector de acción. Benjamín Tucker fue el primero en desarrollar la 
concepción la ley anarquista de libre mercado, defendiendo jurados ba-
sados en el derecho consuetudinario. 
Dado que la sociedad política americana siguió para su desarrollo el mo-
delo liberal, también hubo ideas anarquistas en América en el siglo XX 
en los escritos de Henry David Thoreau (1905) (ver Martin 1970). El 
anarquismo de Thoreau es difícil de clasificar; si acaso, puede llamársele 
individualista o anarquismo de derechas. También en América, Albert 
Jay Nock (1935), pedagogo, defendió un anarco-capitalismo anticolec-
tivista diciendo que el estado es el que "reclama y ejerce el monopolio 
de crimen". Como Oppenheimer, dijo que la búsqueda de fines huma-
nos puede basarse en medios productivos o económicos o en medios 
parásitos, o políticos. En Nock (1936), dice que la política monetaria 
inflacionista de los años 1920 fue responsable del inicio de la Gran de-
presión, y que el New Deal fue responsable de perpetuarla. Creía que el 
New Deal era simplemente un pretexto para que el gobierno federal au-
mentara su control de la sociedad. Se opuso a la centralización, la regu-
lación, el impuesto sobre la renta, y la educación obligatoria, que consi-
deraba que llevaban a la degradación de sociedad. Sólo en libertad puede 
desarrollarse alguna fibra moral. Finalmente, se desilusionó con la idea 
de reformar el sistema actual por el convencimiento de la gente. A pesar 
de que se opuso a una revolución violenta, Nock defendió alimentar lo 
que llamó "el Remanente··, una pequeña minoría que entendiera la na-
turaleza del estado y de la sociedad. 
Después de la Segunda Guerra Mundial, y con la importancia creciente 
del Keynesianismo, resultaba bastante insólito ver a defensores del 
anarco-capitalismo. Sin embargo, el anarco-capitalismo recuperó su im-
portancia a finales de los años 60 del siglo XX. Por ejemplo, Roy A. 
Childs, Jr (1967) defendió un anarco-capitalismo à la Ayn Rand, argu-
mentando que su filosofía política implicaba un anarquismo de libre 
mercado, no la posición de estado mínimo que ella defendía. Final-
mente Childs también defendió en minimalismo. En los 70, Tannahills 
– 28 – 
 
(1970) defendió el anarco-capitalismo oponiéndose a ley estatutaria y 
abogó por el uso de la ley natural como la base para la sociedad. La 
sociedad de laissez-faire es la que " no institucionaliza la iniciación de 
fuerza y en la cual hay medios para tratar a la agresión de manera justa 
cuando esto ocurre". Vio cómo interactuarían negocios y estructuras de 
gobierno diferentes en una sociedad de laissez-faire, y como estas inter-
acciones crearían los controles que en última instancia reducirían el cri-
men. Criticó el papeleo del gobierno que hace que los empresarios no 
pueden salir de la pobreza. La mayoría de los problemas sociales podrían 
solucionarse por un aumento de la cantidad y el tipo de propiedad po-
seída. El problema es que la gente tiene miedo de responsabilizarse. 
Nozick (1976), aunque no era anarquista, influyó mucho a los defenso-
res del anarco-capitalismo. Anarquía, Estado, y Utopía defiende un Es-
tado con una función tutelar de hacer cumplir los derechos de propie-
dad, el estado guardián de noche del liberalismo clásico. Para apoyar la 
idea del estado mínimo, Nozick presenta un argumento que ilustra 
como el estado minimalista surge naturalmente de la anarquía y como 
cualquier extensión de poder estatal más allá de este umbral minimalista 
está injustificada. La distribución de bienes sólo es justa si se produce 
por el intercambio libre entre adultos que consienten incluso si surgen 
grandes desigualdades posteriormente en el proceso. Rechazó la noción 
de derechos inalienables presentada por la mayor parte de los demás li-
bertarios; "un sistema libre" permitiría a los adultos hacer voluntaria-
mente contratos de esclavitud. Según Nozick, no puede hacerse un 
acuerdo privado para mantener derechos porque sería racional ser un 
free rider, aprovechándose de la limitación de los demás y llevando a 
cabo las propias actividades arriesgadas. Sin embargo, Nozick dice que 
no se puede pedir y sacar ventajas que concedes sin ese acuerdo previo. 
Inmediatamente después del libro de Nozick, Murray Rothbard (1977) 
criticó Anarquía, Estado, y Utopía desde un punto de vista anarco-capi-
talista, diciendo que el concepto de Nozick de Estado se había conce-
bido de manera impecable y sólo podía justificarse si surgiera de un 
mundo anarquista de mercado libre; por lo que él debería hacerse anar-
quista y luego esperar que mano invisible de Nozick funcionara. Ade-
más, las falacias de la teoría del contrato social hacen que ningún Estado 
– 29 – 
 
actual, incluso uno mínimo, se justifique.Rothbard considera que los 
derechos de propiedad naturales provienen del derecho primario de au-
topropiedad. Conforme a la filosofía Lockeana, la propiedad sólo puede 
surgir del producto del trabajo, y luego puede legítimamente cambiar 
de manos a través del comercio o la cesión. Sólo si algo no tiene propie-
tario, no hay nadie contra quien el propietario original puede iniciar la 
coacción. Basado en el concepto de la Escuela austriaca de orden espon-
táneo, Rothbard considera el monopolio de la fuerza del gobierno el 
mayor peligro para la libertad y el bienestar, etiquetando al Estado sólo 
como "una gran banda organizada de ladrones" (Rothbard 1982). To-
dos los servicios que provee el gobierno de forma monopolística podrían 
proporcionarse de una manera más eficiente a través del sector privado. 
Los burócratas llevan a ineficiencias sin límites de autoengrandeci-
miento y parasitimos. También condenó el estado corporativo y muchos 
casos donde las élites de los negocios se asocian con el gobierno para 
influir en las leyes y la política reguladora de manera que les beneficia a 
expensas de sus rivales competitivos (Rothbard 1973). Los impuestos 
representan el robo coactivo a gran escala que impide lograr una defensa 
y servicios judiciales voluntarios más eficientes en competencia. Roth-
bard se opuso al intervencionismo militar, político, y económico en 
otras naciones. 
David Friedman (1973) también defiende un anarco-capitalismo donde 
todos los bienes y servicios incluyendo la ley se pueden producir a través 
del libre mercado. Friedman aboga por un acercamiento incrementalista 
al anarco-capitalismo a través de la privatización gradual de áreas en que 
el gobierno está implicado, en última instancia privatizando el orden y 
la ley mismas. En esto se diferencia de la propuesta de Rothbard, donde 
primero las partes implicadas en la fundación de la sociedad anarco-ca-
pitalista consentirían en un código legal; y además de su anarquismo 
individualista no se basa en el supuesto de derechos inviolables natura-
les, si no en un análisis de costo-beneficio del estado versus la anarquía. 
Antonio de Jasay (1985) dice que parece contradictorio para el estado 
querer mantenerse y querer reducirse al mínimo. El objetivo del go-
bierno, entonces, es simplemente dejar fuera a rivales “no mínimos” 
(evitar la revolución). Mientras la violencia y la preferencia pueden estar 
– 30 – 
 
en los orígenes históricos y lógicos de la obediencia estatal, el estado 
sigue obteniendo la obediencia política recurriendo a la represión, la le-
gitimidad y el consentimiento. Además, si la gente sólo se diferencia en 
el dinero que tiene, y votan al programa redistributivo en el que ganan 
más (o pierden menos), los programas rivales ofrecidos por el estado y 
la oposición serán muy similares (uno siendo ligeramente menos malo 
para el rico que el otro). Instigados por el poder competitivo, todo lo 
que puede ser tomado de los potenciales perdedores debe ofrecerse a los 
potenciales ganadores, no dejando ningún "ingreso discrecional" para 
que disponga de él el estado. Como consecuencia, su poder sobre los 
recursos de la gente se consume en su propia reproducción, simplemente 
en seguir en el poder. Finalmente, Jasay (1989) contraargumenta el di-
lema clásico de Hobbes de la preferencia de ser a un freerider de bienes 
públicos. Cuando "la productividad" de provisión pública de unoun 
bien es suficientemente superior a su substituto del sector privado, sur-
gen estructuras de incentivos cuya solución normal sería que algunas 
personas contribuyen (pechan) y otras son free riders del bien público 
bien. Sin la intervención de gobierno, los propios individuos seleccionan 
los papeles sociales de “pechero" y de free-rider Sin embargo, los peche-
ros se resienten de que haya free riders, dado que lo consideran "injusto". 
Si, para suprimir esta "injusticia", la sociedad opta por la solución coac-
tiva, no sólo está generando más coacción, sino que se vuelve a introdu-
cir el freerider en forma de sobreconsumo de ciertos bienes públicos y 
redistribución de la incidencia de impuestos. 
Kinsella habla de la teoría de contrato y la ley que da argumentos no 
utilitaristas para que la propiedad intelectual sea incompatible con los 
principios de los derechos de propiedad libertarios. Aunque unos defi-
nen la anarquía como comunidades sin ley y, entonces, la legalidad anar-
quista es una contradicción en sus términos, en una sociedad anarquista, 
la ley sigue existiendo. La única diferencia es que esta ley sería eficaz sin 
la necesidad de autoridad. En sociedades jerárquicas, la autoridad nor-
malmente usa la violencia, la manipulación emocional o la propaganda 
para hacer cumplir la ley. Pero las leyes anarquistas se mantendrían sólo 
si se consideran justas por los miembros de la sociedad, y por tanto se 
obedecen voluntariamente. El anarco-capitalista Randy Barnett (1998) 
– 31 – 
 
argumenta que la adjudicación privada y la ejecución de ley, junto a las 
fuerzas del mercado que eliminan las ineficiencias e injusticias, son el 
único sistema legal que puede proporcionar soluciones adecuadas para 
los problemas del interés, el poder, y el conocimiento. Sugiere que un 
sistema anarquista legal debe incluir agencias privadas de seguros con 
arbitraje privado como proveedores del servicio de “aplicación de la ley". 
Usa el término "orden constitucional policéntrico" para definir el 
anarco-capitalismo. Benson (1991) ejemplifica una sociedad legal sin es-
tado con el Kapauku tradicional de Nueva Guinea. Ahí, los grupos de 
parentesco proporcionan protección personal. Las disputas las decidían 
los hombres prominentes y ricos que seguían rituales bien establecidos 
y precedentes aprendidos de memoria. Como dice el antropólogo anar-
quista Harold Barclay (1990), una sociedad anarquista teóricamente po-
dría desarrollar un tipo de sistema hereditario. Tales disposiciones po-
drían ser la fundación de un sistema de castas y tarde o temprano eso 
podría llevar a la creación de un estado formal. 
7. CRÍTICA AL ANARQUISMO 
Finalmente, querríamos introducir una vision crítica de estas teorías 
anarquistas (Trincado 2006, 2004). Y la mejor manera de entender las 
propuestas del anarquismo es relatar la teoría de Adam Smith en torno 
a la aparición del estado. Sin el Estado, dice Smith (1790, 1976), la so-
ciedad sí existiría. No hay contrato original alguno con el estado que le 
dé una superioridad moral ni hay una moral sobrenatural que el estado 
deba imponer. Pero, dice Smith, aunque la ley natural no sea algo so-
brenatural, ésta sí que existe: es sólo el sentimiento natural de indigna-
ción ante la injusticia. Cuando alguien comete un crimern contra un ser 
querido, despreciado sin razón por el criminal, surge la indignación. Y 
esta indignación mueve al hombre a la acción. El sentimiento de indig-
nación es una indignación ante la arrogancia y no es impuesto, es ante-
rior al derecho y existe incluso en una sociedad natural. 
Smith relata como los hombres históricamente han pedido al poderoso 
– a una persona o institución capaz de imponer el verdict- justicia a 
cambio de un regalo. El poder estaba interesado en monopolizar la jus-
ticia y dejarse llevar por la empatía con el perjudicado para prevenir una 
– 32 – 
 
posible respuesta resentida a crimen. Es decir, el poder sigue un argu-
mento basado en la utilidad, la conservación de la sociedad, prevenir la 
respuesta resentida por una violencia, pero la idea de justicia no es uti-
litarista: de hecho, mueve al resentimiento, sentimiento antisocial. 
Aunque sin el poder monopolístico la sociedad existiría, Smith (1978) 
muestra cómo la aparición de un poder monopolístico es un proceso 
natural. Este proceso se debe a que la gente poco a poco delega en aquél 
que puede aplicar los veredictos. En un principio, era el poderoso que 
aplicaba un veredicto “Salomónico”, poco a poco al propio poderoso le 
interesó delegar una actividad tan tensa y conflictivaen funcionarios, los 
jueces y las cortes de justicia. 
Según Smith, aunque los primeros castigos fueran establecidos para pre-
venir desórdenes producidos por el resentimiento, eso no significa que 
el poderoso siempre actúe de forma salomónica. El poderoso, al final, 
acaba creyendo que el poder le es natural y por ello actúa, de manera 
ilegítima, no por utilidad, si no por autoridad. Eso sucede cuando im-
pone una justicia que no concuerda con la que hubiera aplicado el es-
pectador imparcial de un crimen, o bien cuando beneficia al criminal o 
cuando beneficia ilegítimamente a la víctima para la admiración pública 
u otro objetivo personal. Ello hace que el gobierno pierda legitimidad y 
que se genere, poco a poco, un sentimiento y rabia hacia el sistema. De 
hecho, puede llevar a que la gente decida no delegar en el poder y se deje 
llevar por la venganza privada o cree contrapoderes. Pero, finalmente, lo 
que el monopolio estatal evita no es el crimen, si no la venganza del 
crimen, es decir, que una tercera persona que observa una injusticia, se 
vengue. Por ello, el monopolio de la justicia hace que no se crée la espiral 
de violencia y, en este sentido, es fundamental. El monopolio del poder 
crea una sociedad menos violenta y si el estado se deja llevar por la jus-
ticia del espectador imparcial, estará devolviendo, como en un espejo, la 
justicia de un espectador de las injusticias. 
Los anarquistas acentuan el principio de autoridad del Estado, pero des-
atienden el principio de utilidad: un mundo con doble venganza y círcu-
los de violencia es mucho más opresivo que un estado justo. Segura-
mente, su definición de libertad es la base del problema de las propuestas 
– 33 – 
 
de los anarquistas. De hecho, hay una de contradicción en el anar-
quismo, que en general no cree en la acción política. Según el, anar-
quismo, la política sólo puede repetir el ciclo "oprimido por opresores". 
Así, el gobierno sólo puede ser suprimido por el medio apolítico, como 
la educación (Godwin 1993) o la violencia (Richards 1977). La acción 
directa tiene una naturaleza ejemplarizante: intensifica la sensación po-
pular de opresión y aumenta la acción, prevenida por la rutina - aunque 
la violencia es criticada por muchos otros anarquistas (Hennacy1994). 
Esta actitud antipolítica a veces puede conducir al individualismo. Por 
ello, Herbert Read (1940) mantuvo que el individualismo es posible sólo 
en una sociedad compleja anarquista con una división del trabajo elabo-
rada. No en vano, como hemos visto, una sociedad capitalista es una 
condición previa para el desarrollo de ideas anarquistas sobre el indivi-
dualismo. 
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CAPÍTULO II 
LA IDEA DE GUERRA Y DE VIOLENCIA 
EN EL SIMBOLISMO SECUNDARIO 
DEL LENGUAJE FASCISTA ITALIANO 
DR. ARMANDO FRANCESCONI 
Universidad de Macerata, Italia 
RESUMEN 
En este trabajo se parte de las teorías del lingüista rumano Eugenio Coseriu (1987) y, 
en particular, de sus reflexiones acerca de un nuevo y ulterior significado de las pala-
bras, generado por la evocación y las asociaciones secundarias, que sustituye a su sig-
nificado primario. Esto ocurre precisamente cuando se actualiza el “simbolismo secun-
dario” de las palabras del que habla Vicente García de Diego (1966: 70-71), ya que no 
se trata aquí del contenido lingüístico, sino “de lo que L. Weisgerber llama Wirkung: 
‘efectividad’ del lenguaje […] como manifestación de creencias, sentires e ideologías” 
(Coseriu, 1987, p. 14). 
Por lo tanto, se intentará proponer ejemplos eficaces y pertinentes de tales manifesta-
ciones (donde es evidente el fonosimbolismo), o sea, los discursos de los principales 
precursores y protagonistas del fascismo italiano cuando hablaron de guerra, de mar-
tirio y de violencia. 
Es importante también que el lector “no se salte” las citas y, con relación a eso, hago 
mía la recomendación de Amando de Miguel (1975, p. 18), quien en su interesante 
estudio Sociología del franquismo señala que en su libro las citas forman una antología 
“de cómo entendieron la política los políticos de una época de la Historia española 
[…]”. En efecto, los textos antologizados “hablan por sí solos” y son una “bellísima 
sinfonía de palabras, conceptos y tropos literarios” escogidos entre los más expresivos, 
y darán la oportunidad al lector de entender mejor algunos acontecimientos de la his-
toria italiana muy importantes y discutidos. 
PALABRAS CLAVE 
Lenguaje fascista, Simbolismo secundario, Onomatopeya, Guerra, Violencia. 
 
– 40 – 
 
 
– 41 – 
 
1. FONTETICA IMPRESIVA 
Como se sabe, cada idioma posee palabras arbitrarias y opacas, y otras 
que son gradualmente motivadas y transparentes. La opacidad de las pa-
labras ha sido extendidamente demostrada con argumentos descriptivos, 
históricos y comparativos. Idiomas distintos presentan, por razones his-
tóricas, distintos grados de motivación (el léxico del alemán es moti-
vado, ya que gracias a la composición es más fácil entender el signifi-
cado; en cambio, en francés es más difícil formar y derivar palabras). Se 
sabe que en los idiomas modernos existen también formaciones parcial-
mente arbitrarias o “relativement motives”, como las llamaba Saussurre4; 
existen, pues, elementos de motivación, ya en la estructura morfólogica 
de la palabra, ya en su contenido semántico o en su valor simbólico: se 
trata de su “sentido mágico”, que ayuda a captar todas las informaciones 
proporcionadas por el significante de manera que se pueda descifrar me-
jor el significado. 
En realidad, la onomatopeya, si bien explica una identidad implícita, no 
coincide con la reproducción exacta de los sonidos de la naturaleza, sino 
que es más bien una reproducción parcial y variable de lengua a lengua. 
Esa variabilidad se debe, en primer lugar, a la limitación de los medios 
fonéticos de que disponemos, los cuales no permiten reproducir exacta-
mente los matices sonoros de los fenómenos naturales; en segundo lugar, 
a que cada onomatopeya funciona en el sistema fonológico de su lengua 
que, por otra parte, al estar en constante evolución, limita su posibilidad 
de realización. Un tercer elemento que puede determinar la variabilidad 
de la representación onomatopéyica radica en la distinta segmentación 
perceptiva que opera cada hablante. 
De todos modos, lo que interesa subrayar para una mejor comprensión 
de los textos que se van a analizar son aquellas capacidades imitativas de 
la sustancia fónica que van “más allá” de la simple reproducción de los 
sonidos de la naturaleza. De hecho, sería interesante analizar cómo se 
 
4 Cf. Saussure (1916, pp. 180-181): “Une partie seulement des signes est absolutement 
arbitraire; chez d’autres intervient un phénomène qui permet de reconnaître des degrés dans 
l’arbitraire sans le supprimer: le signe peut être relativement motivé”. 
 
– 42 – 
 
transmiten a otras dimensiones sensoriales (visivas, cromáticas, cinéti-
cas, táctiles, etc.), y cómo su expresividad pasa a ser propiamente sim-
bólica. 
1.2. ONOMATOPEYA SECUNDARIA EN EL LENGUAJE DEL FASCISMO 
ITALIANO 
Está claro, por tanto, que en la onomatopeya “secundaria”, la que más 
interesa con relación al lenguaje del fascismo italiano, los sonidos no 
solo evocan una experiencia acústica, sino también otras cualidades, fí-
sicas y morales. Vicente García de Diego lo llama “simbolismo secun-
dario” (1966). 
Mussolini, por ejemplo, conocía muy bien esa magia de las palabras y 
cuando hablaba sabía manejar con gusto efectos musicales y rítmicos, 
asonancias, aliteraciones, inversiones, hipérboles y repeticiones, como 
indica Enzo Golino (1994, pp. 20-22)5: 
“Il bello è venuto e più ancora verrà”; “Intangibile prestigio”; “Compa-
gine sorda e torbida”; “Credere, obbedire, combattere”; “Chi mi ama 
mi segua”; “Noi tireremo dritto”; “É l’aratro che traccia il solco, ma è la 
spada che lo difende”; “Si tiene duro e si dura”. Sintomatica la scelta di 
“fascio” […]. “Fascio” apparteneva al lessico socialista […], ma forse per 
Mussolini “fascio” evocava un’immagine di forza e di unità, un suono 
che probabilmente eccitava la sua attenzione ai valori fonici di quelle sei 
lettere da lui pronunciate con forte accento romagnolo. E non è difficile 
ipotizzare –proprio in virtù di quel linguaggio alogico dalla sonorità ac-
cattivante, che cercava […], la seduzione più che il convincimento 
[…]– una regressione psicologica collettiva del Paese […]. Mussolini 
vuole stregare, e lui stesso afferma: “le parole hanno la loro tremenda 
magia”. 
Otro investigador, Erasmo Leso (2003, pp. 123-124), al confirmar esa 
“seducción musical” que pertenece estrictamente a la sustancia fónica, 
añade a los medios oratorios citados por Golino la escansión rítmica. 
Propone los siguientes ejemplos, en los que aparecen muchos adverbios 
 
5 El autor añade que hay muchos repertorios donde se pueden encontrar esos juegos “fono-
simbólicos” e indica sobre todo dos: Pensieri e massime del Duce (Milán, Hoepli, 1936) y el 
Dizionario mussoliniano. Mille affermazioni e definizionidel Duce (Milán, Hoepli, 1939). 
– 43 – 
 
en -mente, otro recurso fonosimbólico que se presta muy bien a la sila-
bación y que, cuando no tiene valor conativo, no añade casi nada a nivel 
semántico6: 
O popolo di Catania marinara! Dobbiamo tornare ad amare il mare, a 
sentire la ebbrezza del mare […]. La giustizia seguirà il suo corso infles-
sibilmente, e colpirà chi deve inesorabilmente; […] la Nazione deve ap-
parire come un esercito solo, inquadrato, saldo, sereno e silenzioso, che 
marcia marzialmente, quotidianamente romanamente e non si ferma 
finché non ha raggiunto la meta. Così marciavano i romani, così mar-
ciava Roma; […]. L’Esercito è tutt’altra cosa della Milizia. I due ele-
menti non sono fondibili né confondibili. 
Además, Mussolini (1933-1940, p. 201) no solo eligió vibrante, sino 
también otros términos de la misma familia etimológica: vibrare, vibrato 
(vibrato discorso, vibrato manifesto, vibrate parole), vibrazione, más o me-
nos en el sentido de “corriente, energía, conmoción”: 
la Milano che seppe tutto osare contro gli austriaci che la tenevano 
schiava. Allora passa per le strade e le piazze della metropoli, una for-
midabile vibrazione alla quale nessuno resiste […] (Mussolini, 1951-
1963, vol. VII). 
Un rotundo ejemplo de este abuso fonosimbólico del lenguaje para des-
encadenar la emotividad del que escucha se encuentra en una radiocró-
nica de Filippo Tommaso Marinetti, el famoso ideólogo del futurismo, 
realizada desde el cobertizo principal del puerto de hidroaviones de Os-
tia, con ocasión del triunfal regreso desde Estados Unidos de la escua-
drilla Atlántica de Italo Balbo (12 agosto de 1933) –general y aviador, 
además de ser uno de los jerarcas fascistas más importantes–. En esta 
página, cuyo valor literario es preciso evaluar, el registro sumario de los 
sonidos, según la poética futurista, es ciertamente más significativo que 
el sentido literal de las palabras. Este género de oratoria radiofónica es-
taba más cerca del espectáculo que de la propaganda. Algunos estudiosos 
 
6 Este ritmo apremiante es, en efecto, el recurso principal de su estilo: “Nocciolo e polpa della 
sua prosa, scritta o parlata, è il dogmatismo improvvisato, in un ritmo martellante” (Borgese, 
1946, p. 207). 
– 44 – 
 
han advertido en ello elementos del estilo de D’Annunzio7: “[…] (dal 
culto dannunziano della parola sonante il futurismo trae l’impulso ad 
isolare la parola dal contesto del discorso, a scioglierla da ogni vincolo 
logico e sintattico per farne lo strumento che registra l’immediata esplo-
sione di una sensazione)”, como también “diversi influssi, dal simbo-
lismo francese […], a Whitman, al crepuscolarismo, a Nietzsche” (Fe-
rrarotti, 2016, p. 40). El régimen intuyó en seguida la eficacia de este 
género de crónicas en vivo e hizo que se adoptara la misma técnica en 
cada crónica, de manera que se pudiera oír con claridad el vocear entu-
siasta de la muchedumbre: 
[…] Ecco la musica del cielo con tubi d’orgoglio flautati, trapani ron-
zanti da scavatori di nebbie, vocalizzi di gas entusiasti, martelli sempre 
più ebbri di rapidità e radiose eliche applaudenti. Ronza, brilla e ride 
fra gli scintillii turchini dell’orizzonte l’ampia musica di Balbo e degli 
Atlantici. O belle ventiquattro voci del nuovo coro di macchine sosti-
tuite ovunque le soavi canzoni di mandolini e chitarre che una volta 
facevano ondulare nei cieli il nome d’Italia come un fiore si sfoglia o un 
profumo si spande. Polifonia invece durissima agressiva di forza otti-
mista. Voci d’acciaio, carne, elastico compensato di betulla, e snello vi-
gore italiano che ricorda i fasti mondiali dei fioretti e delle spade di 
combattimento siciliane. Coro celeste e prepotente di raggi e suoni spa-
ccanti che magistralmente dirige Mussolini, lontano vicino onnipre-
sente, con telegrafo telefono e radio, regolati sempre dal genio italiano 
di Volta Marconi. […] Ora scendete con belle spirali sentimentali fra 
gli altoparlanti d’Italia che gonfiano di rombanti singhiozzi la loro voce 
bruna […] La folla grida di gioia. […] La folla delirante urla: “Eccoli, 
eccoli! Duce, Duce! Italia! Italia!” Rombo, rombo, rombo dei motori 
che passano a pochi metri dalla mia testa […]8. 
En efecto, con esa “torsión” o “dilatación” semántica de las palabras se 
quería confundir y exaltar los ánimos juveniles para conseguir finalida-
des políticas y de propaganda. Un “abuso” lingüístico al que acude a 
 
7 Del Vate, Gabriele D’Annunzio, hablaremos en el siguiente párrafo ya que es imprescindible 
hacer notar su concepción aristocrática del lenguaje. 
8 El texto ha sido reproducido en Garrone (1952, p. 1412). 
– 45 – 
 
menudo Mussolini. De hecho, con ocasión del discurso que pronunció 
en el Senado, el 27 de noviembre de 1922 afirmó: 
io non ho paura delle parole. […]. Per me tutte queste ideologie di des-
tra, di sinistra, di conservatori, di aristocrazia e democrazia, sono vacue 
terminologie scolastiche. Servono per distinguerci qualche volta e per 
confonderci spesso (1951-1963, vol. XIX, p. 47). 
 
2. GABRIELE D’ANNUNZIO: EL “VATE” 
Gabriele D’Annunzio (Pescara, 12 de marzo de 1863 – Gardone Ri-
viera, 1 de marzo de 1938): “poeta, romanziere, trageda, oratore, cava-
liere, fante, marinaro, aeronauta, condottiero, capo di stato, vittorioso 
sempre, gloriosissimo sempre” (De Ambris, 1973, p. 91), ocupó una 
posición preeminente en la literatura italiana de 1889 a 1910 y en la 
vida política de 1914 a 1924. Como hombre de letras fue un excepcional 
y último intéprete de la más duradera tradición poética italiana, y el 
representante más ilustre, junto a Giovanni Pascoli, del Decadentismo. 
Como político dejó un signo en su época y una influencia sobre los 
eventos futuros: fue héroe de guerra y lo apodaron el Vate, o sea, el pro-
feta9. 
También en esta investigación sobre la idea de guerra y de violencia en 
el simbolismo secundario del lenguaje fascista italiano, Gabriele D’An-
nunzio ocupa una posición fundamental ya que como decía el lingüista 
Bruno Migliorini (1963, p. 295), además de ser un “Ulisside della sen-
sazione”, era, sobre todo, un “Ulisside della parola”. Para él, la palabra, 
cuyo sonido tenía un papel preponderante, era no solo comunicación, 
sino más bien “expresión”. Transformaba en palabras las sensaciones 
que le trasmitía el paisaje; desde lo exasperado del Canto Novo hasta las 
penumbras del Notturno, palabras raras, evocadoras y “sensuales” colo-
reaban su imaginación: “Ed ecco tutta una tavolozza, alle cui ricchezze 
 
9 Su popolaridad alcanzó cumbres tan altas que un crítico siciliano, Giuseppe Antonio Borgese 
(1909), acuñó el término dannunzianesimo. 
– 46 – 
 
hanno contribuito la tradizione italiana e quella latina: falbo, flavo, fla-
vescente, fulvo, fulvido, …oltremare, oltremarino, oltramarato, …aurino, 
argentino, iacintèo, iacintino, …bronzino, metallino… e cento altri”. 
En efecto, muchas aportaciones al ideario del régimen fascista y, sobre 
todo, a su retórica sagrada, proceden de su personalidad “cuyas visiones 
de la acción política suponen la continuidad existencial de un sentir, 
fuertemente impregnado de ‘religiosidad’” (Martínez Garrido, 1997, p. 
333). Y, por lo tanto, se puede afirmar que D’Annunzio en Italia, a tra-
vés de su poética sagrada, estética y pasional, pone en marcha estrategias 
políticas y discursivas que sucesivamente utilizarán los teóricos y líderes 
del fascismo y sobre todo Mussolini. 
Para confirmar eso se propone una reflexión del importante historiador 
Emilio Gentile (1993, pp. 27-32): 
Il maggior contributo alla costruzione di una religione nazionale, in 
questo periodo, fu dato da Gabriele D’Annunzio, con la retorica e con 
l’azione. […], fu inesauribile artefice di metafore religiose, attingendo 
liberamente alla tradizione cristiana, alla mitologia classica, ai culti delle 
trincee, per elaborare una raffinata retorica politico-religiosa che im-
pregnò il linguaggio e la mitologia del nazionalismo rivoluzionario

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