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Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf Título del original en inglés: 20 Questions God Wants to Ask You, Pacific Press Publishing Association, Nampa, Idaho, E. U. A., 2008. Dirección editorial: Martha Bibiana Claverie Traducción: Claudia Blath Diagramación y tapa: Nancy Reinhardt IMPRESO EN LA ARGENTINA Printed in Argentina Primera edición MMIX-5M Es propiedad. Copyright de la edición en inglés © Pacific Press® Publishing Association, Nampa, Idaho, USA (2008). Esta edición en castellano se publica con permiso de los dueños del Copyright. Todos los derechos reservados. ©Asociación Casa Editora Sudamericana (3009). Queda hecho el depósito que marca la ley 11. 733. ISBN 978-987-567-531-6 Fitzgerald, Troy 20 preguntas que Dios quiere hacerte /Troy Fitzgerald / Dirigido por Bibiana Claverie - 1a ed. - Florida: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009. 252 p.; 21 x 14cm. Traducido por: Claudia Blath ISBN 978-987-567-521-6 1. Espiritualidad cristiana. I. Claverie, Bibiana, dir. II. Claudia Blath, trad. III. Título. CDD 248. 5 Se terminó de imprimir el 30 de abril de 3009 en talleres propios (Av. San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires). Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y diseño), su manipulación informática y transmisión ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor. -103617- Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf Dedicatoria Este libro está dedicado a Cameron, mi hijo primogénito: Tu amor por Dios es muy real, y siempre me sorprendo por la mane- ra en que respondes a la voz del Señor en tu vida. Eres una ins- piración para mí; y si bien siempre seré tu papá, me siento hon- rado de tenerte como amigo. Que tus respuestas a las preguntas de Dios siempre te guíen a un amor más profundo y a la fidelidad duradera. Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf Índice Introducción | 7 CAPÍTULO 1 Las encrucijadas que acechan detrás de los arbustos "¿Dónde estás tú?" | 13 CAPÍTULO 2 Identidad perdida o recibida "¿Dónde están los que te acusaban?" | 25 CAPÍTULO 3 Amor no envano "Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?" | 41 CAPÍTULO 4 La claridad de la cueva "¿Qué haces aquí?" | 57 CAPÍTULO 5 Descanso inconfundible "A esta hija de Abraham... ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?" | 73 CAPÍTULO 6 Gracia extraordinaria en gente común "¿Qué es eso que tienes en tu mano?" | 85 CAPÍTULO 7 El Señor habla "¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba Iα tierra?" | 99 CAPÍTULO 8 Badenes "¿Dónde está tu hermano?" | 111 CAPÍTULO 9 Aprecio no es gratitud "Y los nueve, ¿dónde están?" | 123 5Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf CAPÍTULO 10 Controles de realidad "¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis; '" | 133 CAPÍTULO 11 Mateo, Marcos, Lucas, Ed y Juan "¿Quién decís que soy yo?" | 143 CAPÍTULO 12 Puede, pudo, podrá "¿Crees esto?" | 155 CAPÍTULO 13 La ley de la expectativa "¿Quieres ser sano?" | 167 CAPÍTULO 14 Predica lo que practicas "¿Sabéis lo que os he hecho?" | 179 CAPÍTULO 15 La única opción viable "¿Queréis acaso iros también vosotros?" | 191 CAPITULO 16 Revelación completa, restauración completa "¿Me amas?" | 203 CAPÍTULO 17 Sólo un profeta promedio, normal "¿Quién irá por nosotros?" | 213 CAPÍTULO 18 El gozo de escuchar tu nombre "¿A quién buscas?" | 223 CAPÍTULO 19 El Maestro de los maestros hace que sea tangible "¿Qué está escrito en Iα ley? ¿Cómo lees?" | 233 CAPÍTULO 20 Casi sin nombre "¿Qué quieres que te haga?" | 245 6 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf Introducción l objetivo del juego Veinte preguntas es descubrir la identidad de un objeto haciendo preguntas que dan lugar a una respuesta por "Sí" o por "No". Cada respuesta, por identificación y elimina- ción, funciona como una pista en relación con lo que puede ser el objeto. Afortunadamente, las reglas establecen que los jugadores deben deducir la identidad del objeto en no más de veinte pregun- tas. (Me alegra que sean veinte preguntas y no cincuenta. ) E Pienso que el juego es fastidioso. Hay algo reconfortante y efi- caz en una respuesta directa. Nada de adivinanzas, nada de insi- nuaciones; solo comunicación directa y clara sin giros ni matices. No me interesa unir los complicados pedazos solo para obtener una simple respuesta. La única cualidad que salva el juego es que los jugadores se vean forzados a formular preguntas reflexivas para obtener más información. En este libro, en cambio, es Dios quien hará las preguntas. Y no es un juego; de hecho, responder estas preguntas puede transfor- mar tu vida. Las preguntas son lo que yo llamo las herramientas del poder de la comunicación humana. Las preguntas están cargadas del poder que motiva a la gente a tener toda clase de reacciones: Las preguntas provocan: -Ah, sí, ¿qué vas a hacer con esto? —pregunta el matón en el patio de recreo. Las preguntas invitan: —¿Te gustaría salir este sábado de noche? —le suplica el joven a la señorita. Las preguntas investigan: —¿Dónde estaba usted a las once de la noche el 27 de julio de 2005? —el oficial le pregunta al sospechoso. Las preguntas desautorizan: —¿Es verdad que ella no tiene ninguna experiencia en adminis- 7Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf tración? —pregunta el compañero de trabajo en la sala de descanso. Las preguntas examinan: —¿Por qué quieres cambiar tu especialidad? —le pregunta la sa- bia madre a su hija confundida. Un poderoso atributo de las preguntas es que a menudo trans- miten un mensaje en vez de recopilar información. Por ejemplo, cuando mi padre me advertía sobre mi mala conducta, me pregun- taba: —Troy, ¿quieres una paliza? ¿Qué clase de pregunta es esa? Es cierto que las advertencias a menudo vienen camufladas con apariencia de pregunta, porque una pregunta es un método más eficaz de obtener una respuesta. Quizás el mayor valor de una pregunta es que busca la verdad. Indagar es una de las partes más activas del lenguaje, y posible- mente el componente más poderoso de la comunicación humana. Los médicos hacen preguntas a los pacientes; los abogados inte- rrogan a los testigos; los niños les preguntan a los maestros; los padres cuestionan a los adolescentes. La vida está salpicada con la búsqueda de lo que es real, verdadero y auténtico. Y nadie ha sido más cuestionado que Dios. Durante siglos los seres humanos se han cuestionado, en voz alta, los curiosos pensamientos que saturan sus mentes. Yo soy uno de ellos. Es natural que cuando no tenemos toda la información nos hagamos preguntas. La muerte trágica de un niñito vapuleó a mi comunidad, dejando a la gente dolorosamente confundida y enojada con Dios. Al final del funeral, un miembro de iglesia me dijo: —Tengo algunas preguntas que hacerle a Dios con respecto a esto, pastor. Yo también las tenía. Para mí es casi imposible explicar el de- sastre; pero ¿y Dios? ¿Por qué Dios no responde directamente las preguntas de la humanidad? Sin adivinanzas. Sin Veinte preguntas. Respuestas directas para los que desean saber. Desdichadamente, Dios no va a descender personalmente para ocupar el banquillo de los testigos ni presentarse en la tribuna de prensa para un evento mediático. Creo que debe haber algo más 8 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf importante para Dios que responder nuestras preguntas. Consideremos las preguntas que Dios nos hace.¿Qué quiere saber Dios? ¿Qué respuesta directa busca Dios de nosotros? Más importante que nuestras preguntas dirigidas Dios podrían ser las preguntas que él nos hace a nosotros. Tal vez, el secreto de un ca- minar más profundo con Dios yace en nuestras respuestas a las preguntas que Dios nos plantea. Hay cientos de esas preguntas re- gistradas en la Escritura. Las preguntas de Dios desafían la mente y exponen la voluntad. Cuando Dios pregunta, podemos estar segu- ros de que lo que Dios quiere es una respuesta honesta, y tal vez sea solo eso lo que necesitemos. Las preguntas que Dios hace se convierten en eventos decisi- vos, en los que la respuesta que le damos puede llegar a constituir un momento que transforme nuestra experiencia. Adán y Eva; Moisés; Elias-, los discípulos; María. Examinemos las situaciones hipotéticas en las que Dios hace una pregunta y descubre una "di- visoria de aguas continental" entre la vida y la muerte, la esperanza y la desesperación, al igual que entre el crecimiento y el fracaso; una respuesta decisiva de un lado al otro de la vida. Las preguntas que Dios presenta producen un cambio profundo en la vida-, son interrogantes que alteran el estado mental. Descubrí otra faceta interesante acerca del poder de las pre- guntas de Dios. En cada ejemplo de la Escritura, las preguntas que Dios hace a la gente revelan lo que es importante para él. En cierto modo, los interrogantes de Dios revelan un atisbo de su carácter. Podemos aprender mucho acerca de una persona simplemente examinando la clase de preguntas que formula. Las preguntas que Dios plantea son ventanas a su corazón y puertas de entrada a su plan para nuestra vida. Consideremos por algunos momentos cuando Dios enunció una pregunta, y veamos si podemos descubrir algo acerca de él, así como también algo de nosotros mismos: "¿Dónde estás tú?" Dios quiere saber cuán lejos estás de él. "¿Dónde están los que te acusaban?" Dios quiere que le res- pondas en voz alta, para que puedas escuchar la verdad eterna de la gracia de sus propios labios. 9 INTRODUCCIÓN Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf "Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?" "¿Quién decís que soy yo?" El futuro del movimiento cristiano depende totalmente de tu respuesta. "¿Por qué estáis así amedrentados?" Jesús nos invita a men- cionar alguna cosa que sea más grande que su promesa y provisión para nuestro futuro. "¿Por qué te ríes?" Dios quiere saber por qué te resulta chistoso su plan para tu vida. "¿Crees esto?" El Salvador te interroga a las puertas de la muer- te en relación con la solidez de tu creencia en la resurrección. "¿A quién buscas? " Cristo te recuerda que debes ser deliberado en cuanto al centro de tu vida. " ¿Sabéis lo que os he hecho? " Dios te pone a prueba en relación con su principal lección sobre el servicio. "¿Qué es eso que tienes en tu mano?" Dios se pregunta si tienes lugar en tu vida para que él haga cosas extraordinarias con tu rutina diaria habitual. Escucha las preguntas que Dios te hace, y luego respóndele. Respóndele abierta y honestamente. Quizá te sientas tentado a esperar hasta que tu repuesta parezca correcta o más apropiada. Piensa, reflexiona y examina tu corazón; pero, porfavor, responde. Elias le imploraba al desorientado pueblo de Dios preguntando: "¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?" (1 Rey. 18: 31). Elias es terriblemente directo. Su pregunta expone el problema de ellos y apela a que hagan algo al respecto. La tris- te verdad de la tendencia humana a demorar la acción surge de su respuesta: "Y el pueblo no respondió palabra" (vers. 21). Responder estas preguntas ha llenado mi vida con más signi- ficado y gozo que ninguna cosa que podría haber provenido de las explicaciones que sospecho que Dios pudiera darme, algún día, en el cielo. Mi oración es que todos los que lean este libro escuchen algunas de las preguntas que Dios les formula; que lo miren fija- mente a los ojos y que le respondan. 10 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf 11 “¿Dónde estás tu?” ? Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf 12 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf 11 C A P Í T U L O 1 Las encrucijadas que acechan detrás de los arbustos "¿Dónde estás tú?" "Y oyeron Ia voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de Iα presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto. y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí" (Gén. 3: 8-10). J onás —el perro (no el profeta)— fue uno de los regalos de com-promiso que le entregué a mi esposa después que me dio el "Sí". Tal vez nunca me perdone a mí mismo por haberle comprado es perro. Durante nuestro último año en la universidad, mi esposa y yo dejábamos a Jonás dentro del departamento mientras íbamos a clase. Durante esos breves momentos, se las arreglaba para cau- sar más estragos en nuestro departamento que una bomba nuclear. Estoy exagerando solo un poco. En una oportunidad, encontré el contenido de nuestros armarios desparramados por toda la casa. El Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf cereal ensuciaba los pisos de madera como bolitas de granizo que cubren la tierra. Las frutas y las verduras, parcialmente comidas, descansaban cómodamente en nuestro único sofá. Una lata vacía de sopa de tomate se acurrucaba con toda tranquilidad en mi almo- hada, mientras que la mayor parte del contenido embadurnaba el edredón celeste de plumas. Cuando vi el desorden, el bramido de mi garganta —la inten- sidad de mi furia— ¡me asustó hasta a mí! Llamé a Jonás, pero no obedeció a mi voz. (Ahora saben por qué lo llamamos Jonás. ) Probé con varios tonos, esperando poder hacerlo salir de su escondite. Determiné que había muerto de un ataque cardiaco, causado por mi diatriba, o que quizá se había quedado temporalmente sordo. Finalmente lo encontré debajo de la cama. Y cuando examiné su cara manchada de tomate, vi dos cosas: temor y vergüenza. El temory la vergüenza encadenaban a ese dulce cachorrito debajo de la cama. Aunque quería retorcerle el cuello, percibí que Jonás sabía que lo que había hecho estuvo mal, pero no tenía idea de qué hacer al res- pecto, aparte de esconderse. Cuando nos metemos en líos, quizá las únicas opciones parecen ser pelear o huir. ¿El temor y la vergüenza alguna vez te forzaron a esconderte? Si es así, sabes cómo es cuando en lo único que puedes pensar es en lo que hiciste, por qué lo hiciste y en lo que va a pasar después. Toda la experiencia se hunde en el foso de tu estómago como una tonelada de ladrillos. Y cuando se trata de Dios, la opción de "pelear" es un poco menos deseable que la opción de "huir", entonces te escondes. Con frecuencia me pregunto por qué es más fácil esconderse en vez de hacerle frente a Dios cuando pecamos. Quizá la verdad de nuestra condición sea demasiado difícil de ad- mitir, o quizá sea demasiado fácil de evitar. Enfrentarse a Dios en el momento del fracaso es aterrador. Un amigo que luchó contra la adicción al alcohol me confesó: —Evitaba las reuniones porque había escuchado historias ho- rribles de cómo te hacen afrontar la verdad acerca de ti mismo. Si huir de Dios nos permite aplazar la verdad, es difícil no es- capar. ¿Has considerado por qué razón robar es una opción tan atract- 14 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf tiva para los niños? Una vez le hice una pregunta directa a un joven en un centro de detención juvenil: —¿Por qué robaste el reproductor de CD? —Queríaconseguir un reproductor de CD sin tener que pagarlo —respondió. Los beneñcios a corto plazo de robar son que conseguimos co- sas sin pagar. Los efectos a largo plazo son dañinos, pero ¿quién ve los resultados a largo plazo en el momento de la pasión? Así es cuando afrontamos la verdad de nuestro abatimiento. Si podemos evitar la vergüenza por un momento, tal vez la podamos evitar para siempre. Tratemos de imaginar lo que debió haber sido para Adán y para Eva después de desobedecer a Dios en el jardín del Edén. El sonido de la voz de Dios los llama. —¿Qué dirá? —¿Qué pensará? —¿Qué va a hacer? —¿Qué deberíamos decir? Es útil analizar las partes clave de la historia (ver Gén. 3: 8 - 3: 9)). Adán y Eva son creados por Dios, habitan en el Edén y disfrutan de la comunión natural con su Creador. Pero, incrustado entre la belleza del Edén, un peligroso enemigo espera el momento per- fecto para impartir su plaga egoísta a la raza humana. Lucifer había sido desterrado del cielo a la tierra; ahora hace de los hijos creados de Dios su blanco principal para probar ante el universo que Dios es injusto, arbitrario y prepotente. La lucha cósmica de voluntades arde furiosamente en el Edén: Eva es tentada por la idea de llegar a ser como Dios, y Adán es puesto a prueba para desobedecer a Dios y serle leal a Eva. La serpiente siembra en Eva una desconfianza fatal en la palabra de Dios, que finalmente termina en traición. Eva compra la mentira, y Adán elige a Eva. Los subalternos del maligno chocan los cinco y celebran una victoria de último minuto para su equipo. Adán y Eva, vencidos por el horror de su traición y de su desobediencia, huyen cuando escuchan los pasos de Dios en el jar- dín. Dios, por supuesto, es sumamente consciente de la elección de ellos, y no obstante, viene para estar con ellos en el jardín. Y aquí 15 LAS ENCRUCIJADAS QUE ACECHAN DETRÁS DE LOS ARBUSTOS Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf tenemos la primera pregunta de Dios a la humanidad: —¿Dónde estás tú? ¿Por qué nos escondemos de un Padre que todo lo ve y huimos del único que puede ayudarnos? Cuando no hemos orado hones- tamente por un tiempo, ¿por qué nos resistimos a conversar con Dios? Cuando hemos pecado, quizá solo en los lugares más recón- ditos de nuestra mente, todavía nos escondemos, aunque sabemos que Dios lo sabe. ¿Por qué? En la parte más profunda de la expe- riencia humana, lo que nos hace pecar —el egoísmo— aún reina y trata de proteger al yo de la presencia de Dios. ¿Cómo vamos a resolver el problema? ¿No es escondiéndonos un poco de Dios, como nos rehusamos a ver al médico cuando nos lastimamos? El pecado no solo corta nuestra relación con Dios sino también nos desanima haciéndonos creer que es imposible solu- cionar el problema. La pregunta que Dios le hizo a Adán y a Eva es la misma pregun- ta que condena el corazón de los pecadores de todo el mundo hoy: "¿Dónde estás tú?" Detrás de los arbustos del temor y la vergüenza, Adán y Eva luchaban contra uno de los interrogantes humanos más profundos: ¿Admito mi pecado y pido ayuda? ¿O salvo la dignidad, y trato de resolver el problema por mi cuenta? El sabio una vez escribió: "Hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte" (Prov. 14: 12). "Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia" (Prov. 3: 5). Al final de la vida de Salomón, él se dio cuenta de qué modo nuestra mente puede jugarnos una mala pasada. La trampa más sorpresiva, en el cuaderno de estrategias del pecado, es con- vencernos de que podemos resolver nuestros propios problemas del pecado. La verdad es que podemos, pero la solución es menos que ideal: "La paga del pecado es muerte", nos dice Pablo (Rom. 6: 23). Y, además, señala que "todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Rom. 3: 23). El pecado cuesta, y no hay otra salida que pagar el precio. Hay dos maneras de afrontar el pecado. Podemos pagarlo por nuestra cuenta (paga del pecado: muerte), o podemos hacer que Alguien lo pague ("siendo aún pecadores, Cristo murió por 16 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf nosotros" [Rom. 5: 8]). De cualquier modo, alguien tiene que morir para pagar nuestro pecado. La pregunta es: ¿Quién paga por ti? Parados frente a las encrucijadas de la vida y la muerte, Adán y Eva se escondieron detrás de los arbustos. Fue decisión suya. Enfrenta al que conoce tu vergüenza; o escóndete de Dios y re- suelve solucionar el problema del pecado por tu cuenta... de algún modo, de alguna forma. ¿Qué sucede cuando salimos de detrás de los arbustos en busca de ayuda? •Elevamos una oración honesta, por tanto tiempo esperada, y nos desahogamos en detalle. •Pasamos al altar del llamado. •Pedimos a un amigo de confianza que nos ayude a encontrar auxilio para nuestra adicción secreta. •Pedimos a una persona que odiamos que nos perdone. •Invitamos a un fiel creyente a orar con nosotros. •Le confesamos a nuestro cónyuge, hijo o padre que nos equi- vocamos. Admitir nuestro pecado es exponerse; un punto sin retorno. Un alumno vino a mi oficina y comenzó a hablar de trivialidades hasta que se abrió completamente: —Estoy luchando con la pornografía. Uno no puede volver atrás y redefinirlo, ni decir: "Estaba bro- meando". No se puede explicar, de todos modos. No puede ser mala interpretación ni falta de comunicación. Sencillamente es demasiado honesto para racionalizarlo. Pero pregúntenle a alguien que rompa el silencio del pecado, con Dios o con los demás, ¡y les dirá que es liberador confesar la verdad! ¿Cómo es cuando tratamos de esconder y solucionar un proble- ma por nuestra cuenta? •Trabajamos incesantemente: parecemos y actuamos como ocupados. •Nos centramos en los fracasos de los que nos rodean. •Nos distraemos con una vida social. •Conversamos con los demás solo sobre cosas insignificantes y 17 LAS ENCRUCIJADAS QUE ACECHAN DETRÁS DE LOS ARBUSTOS Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf por cortos períodos de tiempo. •Nos sumergimos en largos períodos de evasion (películas, de- portes, novelas, Internet). •Nos dedicamos a ejercicios temporales que nos hacen sentir bien, como el sexo o las compras. • Nos rodeamos de personas que no hablan ni se preocupan de cuan perdidos y vacíos estamos. • Nos unimos a personas que nunca nos desafiarán a conectar- nos verdaderamente. ¿Adán y Eva realmente se estaban escondiendo de Dios? Dios ¿no sabía dónde estaban? ¿De algún modo el pecado interrumpió el "dispositivo de posicionamiento global" en la mente de Dios? Dios sabía dónde estaban. Adán y Eva sentían temor porque co- menzaron a caer en la cuenta de las implicancias de su desobedien- cia. Las palabras del Creador resonaban en su mente: "De todo ár- bol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás" (Gén. 2: 16, 17). Dios sabía que sus hijos estaban solos y perdidos; eternamente. Su pecado los separó de la vida más allá de su comprensión relativamente inocente. La razón por la que Dios los llamó en el jardín preguntando "¿Dónde estás tú?" (Gén. 3: 9) es que la pregunta es monumental; una cuestión de vida o muerte. La respuesta bien puede ser: "Estoy aquí, escondido, lleno de ver- güenza y temor, y necesito ayuda"; o: "Estoy bien. No te preocupes por mí; todo saldrá bien sin ayuda". A veces me he puesto a pensar que ser ciego sería espantoso. Pero imagínate que eres ciego y que piensas que puedes ver sin problemas. Al menos los ciegos usan un perro, un bastón o alguna clase de ayuda. Los ciegos que piensan que pueden ver son inacce- sibles para que se los ayude. William Barclay afirma que los pecados que Dios desprecia más son los que nos ponen fuera de su alcance para salvarnos: la hipocresía, la autosuficiencia y la justificación propia. 1 Lo que a Diosle enferma el estómago sobre Laodicea se convierte en una acusación sorprendente para todos los que son ciegos pero piensan que ven perfectamente: "Tú dices: Yo soy rico, 18 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo" (Apoc. 3: 17). La salvación puede venir cuando nos damos cuenta de que necesitamos un Salvador. Sin embargo, qué difícil es salvarse cuando no vemos la necesidad de ayuda. Cuando Adán y Eva salieron de detrás de los arbustos. Dios ya había comenzado la obra de redención. Por supuesto, estaban las preguntas: "¿Qué hicieron?"; "¿Quién les dijo que estaban des- nudos?"; "¿Comieron del árbol que les ordené que no comiesen?" Aunque Dios conocía las respuestas a todas estas preguntas, Adán y Eva necesitaban pronunciar las palabras que condenaban la obra del pecado para los siglos venideros. Justo delante de sus ojos y con sus propias manos, se realiza el sacrificio. Por primera vez en la historia del universo, la sangre de una criatura viviente cae al suelo, solo insinuando el verdade- ro costo del pecado. En ese momento Adán y Eva escogieron entre dos opciones. Podían pagar por su pecado o podían permitir que Alguien pagara por ellos. Tiempo después el Cordero, el que anhe- laban en el Jardín, pendía de la cruz. Aunque ver sangre era común para la humanidad para ese entonces, los ángeles y algunos otros seres presenciaron el evento al que señalaba el sacrificio del Edén. Alguien tenía que pagar. Pablo dice: "Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pe- cadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos" (Rom. 5: 18, 19). "Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron" (3 Cor. 5: 14). ¿Dónde estás tú? Dios llama a cada corazón que se esconde detrás de cualquier arbusto en el que encontremos refugio. ¿Resistirás el llamado que Dios te hace? ¿O saldrás de los arbustos y te aferrarás 19 LAS ENCRUCIJADAS QUE ACECHAN DETRÁS DE LOS ARBUSTOS Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf al Padre, que ya te ha abierto un mejor camino para afrontar tu pe- cado? Tal vez recuerdes las palabras de Cristo: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" (Mat. 11: 28). Al menos diecisiete veces en los evangelios Jesús implora a la gente que venga a él. O quizás aún tengas miedo de cómo podría reaccionar el Padre ante tu admisión de culpa. Jesús dice: "Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi volun- tad, sino la voluntad del que me envió. Yesta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero" (Juan 6: 37-40). La pregunta de Dios revela su corazóny su voluntad para tu vida. ¿Qué expresa la pregunta "¿Dónde estás tú?" sobre el corazón de Dios? Expresa el amor casi increíble que ha demostrado en su vo- luntad de abrazarte y ocuparse de tu vergüenza pagando él mismo por ella. ¿Qué dice esta pregunta acerca de la voluntad de Dios para tu vida? Dice que él desea volver a establecer la intimidad del Edén. Pero tú debes responder. Desde donde estés y desde donde has estado, responde a su llamado. Responde su pregunta con una ora- ción, un canto, un pensamiento, una carta, una confesión sincera, una catarata de lágrimas o gritos de gozo; simplemente responde. Sal de detrás de los arbustos y responde la primera pregunta de Dios: "¿Dónde estás tú?" PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR 1. ¿El temor y la vergüenza alguna vez te forzaron aesconderte? ¿Cómo se resolvió esa situación? ¿Cuáles fueron las consecuencias a corto o largo plazo? 2. Cuando hacemos algo que no debiéramos, ¿por qué crees que nuestro primer pensamiento es escondernos? ¿Tratar de escon- 20 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf demos resulta útil? 3. ¿En qué áreas de tu vida se te hace más difícil cederle el con- trol a Dios? 4. Si entregaras completamente toda tu vida a Dios, ¿qué crees que te pediría cambiar de tu forma de vida? ¿Estarías dispuesto a hacer ese cambio? 5. ¿Cuáles son las implicancias, para tu vida, de reconocer que Dios ya sabe "dónde estás", que conoce cada detalle de lo que ocu- rre en tu vida? ¿Cómo te hace sentir eso? REFERENCIA 1 William Barclay, The Mind of Jesus (Nueva York: HarperCollins, 1960), pp. 127, 138. 21 LAS ENCRUCIJADAS QUE ACECHAN DETRÁS DE LOS ARBUSTOS Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf 22 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf 23 “¿Dónde están los que te acusaban?” ? Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf 24 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf C A P Í T U L O 2 Identidad perdida o recibida "¿Dónde están los que te acusaban?" "Jesús se fue al monte de los Olivos. Y por la mañana volvió al tem- plo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendi- da en el acto mismo de adulterio. Yen Iα ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. "Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo; El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E incli- nándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. "Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Ederezándose Jesús, y no viendo a na- die sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? 25Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf ¿Ninguno te condenó? "Ella dijo: Ninguno, Señor. "Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más" (Juan 8: 1-11). E n el libro Don't Just Stand There, Pray Something [No te quedesallí parado, ora algo], 1 Ronald Dunn cuenta la historia de una mujer que sale de un centro comercial en busca de su auto. Al llegar al auto, descubre que las llaves descansaban seguras en el encendi- do, y las puertas, por supuesto, cerradas. Al pensar en el pastel que dejó en el horno en casa, frenéticamente trata de subirse. Entra co- rriendo al centro comercial en busca de una percha de alambre... porque todos saben que una percha puede abrir un auto. Con una mirada de determinación sale de estampida del centro comercial nuevamente, con una percha de alambre. No sabe realmente qué hacer, pero como es una mujer de fe, comienza a orar. En un minu- to se acerca un hombre. Cabello despeinado. Sin afeitar. Tatuado. Usa vaqueros rasgados y una camiseta acribillada de agujeros. Si bien podría haber parecido peligroso para algunos, ella ve algo di- ferente. —¿Usted sabe cómo usar una de estas? —pregunta ella, exten- diéndolela percha a él. —¿Esta es una trampa? —él la mira con sospecha. Ella le explica. —Me quedaron las llaves adentro del auto, y necesito llegar a casa. Dejé un pastel en el horno. Con una mirada heroica en el rostro, él toma rápidamente la percha y salta hasta la puerta del conductor con una destreza fe- lina. Como un habilidoso ingeniero, transforma la percha en una herramienta de precisión. Es como si la hubiese hecho para ga- narse la vida. Con algunos movimientos rápidos y fluidos, la traba salta, él abre la puerta y le presenta el auto abierto con una cortés reverencia. Ella está tan llena de asombro por la habilidad de este hombre que exclama: 26 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf —¡Alabado sea Dios! Usted es un hombre bueno. Debe ser cristiano. Bajando la mirada tímidamente, responde: —Señora, no soy un buen hombre, y decididamente no soy cris- tiano. Acabo de salir de la cárcel por robar autos. Sin inmutarse, ella exclama: —Bueno, ¡alabado sea Dios por haberme enviado un profe- sional! Quizá conozcas a alguien así, una persona que ve las virtudes más positivas de cada uno. La mayor parte del tiempo no vemos lo mejor de las personas; vemos lo peor. Si existen dos verdades que están profundamente arraigadas en nuestra experiencia humana, son nuestra necesidad de justicia y nuestro amor de misericordia. Amamos la justicia cuando alguien que la merece la recibe, y abra- zamos la misericordia cuando nosotros, que la necesitamos, la re- cibimos. Por ejemplo, consideremos algunos criminales condenados que caminan por las calles de hoy: Gregory Wallis cumplió 17 años de una sentencia de 50 años; Michael Anthony Williams cumplió 23 años de una sentencia de prisión perpetua; y Alejandro Fernández cumplió 10 años de una sentencia de muerte. ¿Cómo te sientes al saber que estos hombres fueron condenados por crímenes violen- tos y que cumplieron menos de la mitad del tiempo? Actualmente están en la calle caminando libremente, como debe ser. Estos hombres fueron liberados, no prematuramente, sino mucho después de lo debido porque fueron condenados so- bre la base de identidad equivocada y, en algunos casos, por falso testimonio. Fueron exonerados solo después de realizar pruebas de ADN con nueva tecnología, gracias al ferviente esfuerzo de una organización llamada Innocence Project [Proyecto Inocencia]. Recientemente, más de doscientas personas que fueron condena- das falsamente, sentenciadas y que cumplieron sentencia fueron puestas en libertad. Nuestra sed de justicia y nuestro amor por la misericordia son primordiales por lo que somos como seres humanos. Pensemos en las historias de nuestra vida cuando experimentamos la gracia, 27 IDENTIDAD PERDIDA O RECIBIDA Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf y además consideremos los momentos en que nos pusimos total- mente de parte de la justicia. ¿Cuál es la conexión, si la hay, entre estas dos experiencias? Si alguna vez hubo un evento en la Biblia que transmitió un mensaje de justicia y misericordia, es en el capí- tulo ocho del Evangelio de Juan. Surgen varias cosas de esta histo- ria, y demandan cuidadosa atención. Primero, Jesús está enseñando a la mañana temprano en el templo, donde se enseñaban y ejecutaban las mismas leyes y sis- temas de aprendizaje sobre la salvación. Segundo, de acuerdo con la ley judaica, el que es testigo debe arrojar la primera piedra. Una cosa es acusar a alguien de un delito que merece la muerte, pero es una experiencia aleccionadora convertirse en parte del proceso de ejecución. Ocuparse de los testigos falsos demandaba la siguiente acción: "Los jueces inquirirán bien; y si aquel testigo resultare falso, y hu- biere acusado falsamente a su hermano, entonces haréis a él como él pensó hacer a su hermano; y quitarás el mal de en medio de ti" (Deut. 19: 18, 19). Además, es deber del esposo presentar los car- gos, no de los"mirones" más religiosos de la ciudad. Otro hecho importante en esta historia es que todas las partes implicadas en el adulterio deben morir, como lo declara Levítico 20: 10: "Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su próji- mo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos". Pero Jesús, al verse frente a este problema aparentemente complicado, lo resuelve nivelando las reglas del juego, al decir en cierto sentido: "Muy bien, si ustedes quieren jugar con la letra de la ley, entonces examinemos tocios las letras". Así que Jesús escribió todas las letras que se aplican a la vida de cada uno en el suelo, para que toda la comunidad lo vea. Evidentemente, todo este suceso no tenía nada que ver con la mujer, aparte de ser un títere perfecto para usar en contra de Jesús. Pero entonces Jesús declara: " El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra". Esta es la regla, y era poco co- mún para la multitud. Quizá la característica más penetrante de esta escena sea que todos son descubiertos por lo que en realidad son. La mujer es una adúltera, deshecha y abusada, pero pecado- 28 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf ra de todos modos. La pecaminosidad de los líderes religiosos se da a conocer; la verdad demanda que dejen caer sus piedras y se vayan. Todos se van porque, aunque quizá no sean adúlteros, pro- bablemente hubiesen querido serlo en un determinado momento. Elena de White describe esta escena en El Deseado de todas las gen- tes: "Aquellos hombres que se daban por guardianes de la justicia habían inducido ellos mismos a su víctima al pecado, a fin de po- der entrampar a Jesús. [... ] Pero cuando sus ojos, siguiendo los de Jesús, cayeron sobre el pavimento a sus pies, cambió la expresión de su rostro. Allí, trazados delante de ellos, estaban los secretos culpables de su propia vida. El pueblo, que miraba, vio el cambio repentino de expresión, y se adelantó para descubrir lo que ellos estaban mirando con tanto asombro y vergüenza". 2 No había suficientes piedras en el patio aquella mañana para administrar justicia a todos los que la merecían. Como esto era evi- dente para todos, se fueron de a uno, desde el más viejo hasta el más joven. El climax de esta historia es cuan gloriosamente se revela Jesús como el Hijo de Dios, que demanda justicia y hace misericordia. Nunca minimiza el pecado de la mujer, porque "la paga del pecado" aún es la muerte, y alguien necesita pagar. Pero Jesús, en vista de su propio sacrificio, desestima su caso porque él pronto ha de ponerse en su lugar y ha de morir. Nadie en la tierra es más consciente del precio del pecado que Cristo. De hecho, la arrogancia moral podría ser uno de los pecados más despreciables, porque es muy difícil salvar a alguien que no cree que necesite ser salvo. En aquella mañana en particular, el patio se vacía y, después de que todos se fueron, Jesús hace preguntas a la mujer que le cam- biarán la vida: "¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?" ¿Qué nos dicen estos interrogantes acerca de Cristo? Queremos que nos juzgue él porque será justo. Queremos que nos juzgue él porque, aunque conozca lo peor de nosotros, quiere lo mejor para nosotros. Y, en el caso de esta mujer sorprendida en el acto del adulterio, Cristo le ofrece una oportunidad para asumir una nueva identidad. 29 IDENTIDAD PERDIDA O RECIBIDA Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf ¿Cuál es su respuesta a las preguntas que parten la vida en dos? "Ninguno, Señor". Pero existe un obstáculo que a menudo entorpece la certeza de nuestra salvación, nuestro andar en libertad y nuestra comprensión de que en Cristo nadie nos condena, y esa es la realidad. Yo quiero creer con seguridad que la gracia y la misericordia de Dios me sal- varán, pero conozco lo peor de mí, y sé que Dios también lo sabe. Esa es la verificaciónde la realidad. Porque si bien me encantaría recibir misericordia, también tengo un sentido de lo que es justo. Ese conocimiento hace que creer en la gracia de Dios sea una de las cosas más difíciles de lograr. La creencia de que cumplir con todas las reglas y las regulaciones —la vida del legalismo— es diez veces más fácil que el salto de fe que exige de nosotros el descansar en la mise- ricordia de Dios. Quizá la noción de que la salvación es gratuita atra- viesa la garganta del cínico, porque interiormente sabemos que nada es gratis. Conocer lo que cuesta la salvación y quién pagó por ella es lo que hace que la experiencia sea valiosa y real. Además, nada para- liza tanto nuestro caminar con Dios como no responder la pregunta: "¿Dónde están los que te acusaban?" Para responder a esta pregunta debemos confiar plenamente en el proceso judicial del Cielo; y aun- que algunos podrían aceptar instantáneamente este fallo en nuestro favor, a otros les podría llevar un poco más de tiempo. Como me he sentado junto a la cama de santos que observan que la muerte se acerca, he notado que algunos confían en su hogar eterno en el cielo mientras que otros tiemblan ante la noción de que tal vez sus nombres no estén escritos en el Libro de la Vida. Algunos simplemente se quedan mirando su historial inconsis- tente de devoción a Dios y los embarga la duda. A veces somos conscientes y receptivos; y luego están los valles, esas épocas de desinterés o de debilidad. La pregunta que Dios plantea abre toda una serie de otros inte- rrogantes que debemos resolver para darle una respuesta a él: • ¿Cómo podemos sentirnos seguros de nuestra salvación con un caminar con Dios tan tumultuoso? • Sabiendo que Cristo conoce lo peor de nosotros pero desea lo 30 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf mejor, ¿cómo podemos caminar con confianza? • ¿Cómo funciona realmente este principio de "Vete, y no pe- ques más"? Primero, ya sea que nos sintamos bien o no al respecto, asumir una nueva identidad implica una elección. Debemos escoger. La mujer tuvo que elegir creer que acababa de pasar de muerte a vida. Tuvo que creerlo y recibirlo. "¿Dónde están los que te acu- saban? " Si queremos sentirnos salvos, debemos elegir creer que es verdad y pronunciar las palabras: "Nadie es quién para condenar, y el Único que puede condenarme está ocupando mi lugar". El acto de recibir este don ha sido un enigma para muchos, como registra Juan: "En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engen- drados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios" (Juan 1: 10-13). Empecé a comprender la transición de la desesperación a la confianza cuando trabajaba en una colonia de verano en el Parque Nacional Yosemite. Los acampantes baqueanos emprendieron via- je por un sendero hasta un hermoso descampado, donde los cam- pistas pasarían la noche bajo las estrellas. Yo me fui con la vieja ca- mioneta hasta el descampado, para comer y entonar algunos cantos con los chicos. A través de los árboles podía ver cómo se arremo- linaban los jóvenes cuando revisaban si los caballos estaban ata- dos correctamente. Cuando pasé a un caballo en particular, olí algo extraño. Aunque estaba parado en medio de 18 caballos sudorosos, seguí el olor hasta uno de ellos y descubrí que la montura estaba empapada. No necesité acercarme más para deducir que alguien había mojado el caballo. Se me ocurrió revisar mentalmente la lista de adolescentes mo- chileros, y ninguno tenía problemas médicos ni nada que pudiera imaginarme. Entonces caí en la cuenta de que había un niño de 10 años (lo llamaremos Josué) que se sumó al grupo. Observé el des- campado y localicé a Josué, que esperaba haciendo fila, sostenien- 31 IDENTIDAD PERDIDA O RECIBIDA Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf do una bandeja de acero inoxidable frente a él con las piernas cru- zadas y con mirada aprehensiva. Si cualquiera de esos adolescentes se enteraba de lo ocurrido, hubiese sido indescriptible la vergüen- za que podrían haberle infligido con una pocas burlas descuidadas. Me acerqué rápidamente a la fila y me paré entre Josué y los demás campistas, y le dije: —Josué, necesitamos hablar un momento. ¿Puedes venir con- migo, por favor? Conduje al asustado muchacho al descampado lejos de los de- más, y en cuanto estuvimos fuera de su alcance, las lágrimas co- menzaron a rodar por su rostro lleno de polvo. —Josué, ¿qué pasó? ¿Por qué... mojaste el caballo? —le pre- gunté. El dique de contención de la desesperación y la vergüenza se rompió, y se largó a llorar a lágrima viva. —Tuve que ir... y las ¡ah, ah, ah!, chicas estaban justo ahí... y ¡ah, ah, ah!, los osos estaban... " Al comienzo del campamento les dije a todos los chicos que no entraran solos en el bosque, debido a los osos. Ahora bien, los ado- lescentes tomaron esas advertencias de otra manera que un niño de 10 años. Además, más aterrador que cualquier oso sería la pre- sencia de una adolescente en cualquier parte a cien metros de las instalaciones naturales en los bosques. El tuvo que ir, pero le daba mucha vergüenza decirlo enfrente de las chicas, y estaba muy asus- tado por la caminata en el bosque; atrapado en su aprieto, se hizo pis encima del caballo. Traté de buscar una manera de cambiarle la ropa, pero el sol se estaba poniendo y tenía puesta la única ropa que había llevado, a menos que regresáramos al campamento. Entonces escuché el sonido del arroyo a unos 25 metros detrás de nosotros, y lo llevé hasta el riachuelo. Allí me agaché hasta el agua y lo salpiqué con una rociada de agua fría del arroyo, y él chilló: —¡Ey, me estás mojando todo! Nos salpicamos el uno al otro de acá para allá. Encontré un espa- cio en el arroyo lo suficientemente profundo para mojarlo de veras. Luché con él, dando vueltas en el arroyo, por unos instantes, re- 32 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf sistiendo la corriente, por supuesto, y ocasionalmente simulando una centrifugadora en el agua hasta que estuvo empapado. Ambos volvimos caminando al campamento, completamente empapados. Josué se salvó de pasar vergüenza, y cuando los demás preguntaron qué nos había ocurrido, solo dijimos: —Nos mojamos. Quizás esto es lo que Pablo quiso decir cuando expresó: "Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron... De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas... Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él" (2 Cor. 5: 14-31). Escoge creer que esto es cierto. Decide que, sin importar cómo te sientas, lo que hayas hecho o hasta lo que pudieras saber que Dios conoce de ti, su misericordia es real. Y recibir esa misericor- dia es una decisión que tomas de creer que es verdad. La segunda etapa para obtener plena confianza en nuestro ca- minar con Dios tiene que ver con cómo hablamos de lo que hemos elegido. Necesitamos profesar con descaro nuestra nueva postura en Cristo de todas las formas posibles. Juan afirma esta actividad diciendo: "Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que he- mos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifes- tada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comu- nión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es conel Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido" (1 Juan 1: 1-4). Dilo. Coméntalo. Decláralo. Aun si no tiene mucho sentido, profesa lo que Dios dice que es verdad acerca de nuestra identidad: "Soy un hijo de Dios. Libre. Vuelto a nacer. Perfecto en él". Creo que necesitamos aceptar el hecho de que no siempre nos sentire- 33 IDENTIDAD PERDIDA O RECIBIDA Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf mos de este modo. Tal vez por esto Jesús le hizo una pregunta, a la mujer, con una respuesta tan obvia. Quizás haya poder con solo decirlo en voz alta. Responder esta pregunta en voz alta quizá tenga más impacto de lo que podríamos imaginarnos de entrada. —"¿Dónde están los que te acusaban?" —"Ninguno, Señor". Un joven, que era adoptado, compartió conmigo lo raro que era decir su nuevo nombre. Al cambiar de un hogar adoptivo a otro, finalmente fue adoptado por una familia que le dio una nueva vida y un nuevo nombre: Kyle O'Conner. —Al principio era algo extraño —decía; pero cuanto más me es- cuchaba al decirlo con mi propia voz —"Kyle O'Conner"— tanto más comenzaba a creer que tenía una nueva vida. Finalmente, cuando elijas creer y profesar descaradamente lo que Dios ha hecho por ti, camina intencionalmente con él, que obra esta salvación en ti, como insta Pablo: "Amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su bue- na voluntad" (Fil. 2: 12, l3). Ocúpate de ella. Practícala. Camina. Vive. Da. Comparte. Trabaja. Canta. Sirve. Ora. Jesús le ordenó a la mujer: "Vete, y no peques más". Vete, y vive de manera diferente; no a pesar de tus fracasos sino a la pura luz de tu nueva identidad: ¡inocente! Se cuenta la historia de un abogado melancólico que se mudó a una nueva ciudad para comenzar una nueva práctica de la abogacía. Los vecinos del lugar a menudo lo observaban caminar solo de no- che, con la cabeza gacha y la postura encorvada. Un día le confesó a un artista que en el pasado había cometido un error crítico, del que no podía librarse. El fracaso lo perseguía. El artista no dijo nada, pero pocas semanas después invitó al desalentado abogado a ver un retrato en su estudio. El abogado aceptó, y cuando contempló la pintura, se sorprendió al ver un retrato de sí mismo... salvo que 34 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf en el retrato era alto y seguro de sí mismo, con la cabeza en alto. La ambición, la visión y el coraje estaban escritos en todas partes de su rostro en el retrato. Después de captar esta visión de lo que el artista podía ver en él, una visión de lo que podría llegar a ser nació en su corazón. El abogado se dijo: "Si el artista puede ver eso en mí, entonces yo también puedo. Si él piensa que yo puedo ser ese hombre, entonces seré ese hombre". Todos los días el abogado veía el retrato, y con el tiempo su porte cambió. Cuando elegimos creer en la gracia de Dios hacia nosotros y la profesamos, caminamos y vivimos a la luz de la visión que Dios tie- ne de nosotros, nuestra confianza en la justicia y la misericordia de Dios aumentará. Puede ser que experimentar la seguridad de la salvación sea muy similar a hacer una taza de té. Yo me ofrecí a enseñar a los jó- venes cómo preparar una taza de té. —Primero, consigan una taza de agua caliente y un saquito de té. Luego, metan el saquito en el agua... y lo sacan. Los jóvenes murmuraron. —No, tienes que dejarlo adentro más tiempo. Efectivamente, se notaba muy poco color y sabor en el agua. Así que lo dejé adentro por cinco segundos. —No,... más tiempo—gritaron. Algunos rastros de color comenzaron a filtrarse del saquito al agua. Pero, al dejar el saquito en el agua, con el tiempo, el sabor y el color del agua cambiaron significativamente. A medida que nos empapamos de la verdad, esta verdad casi in- creíble de la justicia y la misericordia de Dios, la buena noticia nos satura, y nuestra confianza crece cuando decidimos creer en ella, profesarla y caminar en ella. Como la mujer, podemos irnos y dejar atrás la identidad y asumir una nueva. Acostumbrarnos al nuevo nombre y posición lleva tiempo y algo de esfuerzo. Pero es real. Siempre que lucho por vivir con la certeza de mi posición en Cristo, reflexiono en un momento de mi niñez cuando jugué en un torneo de fútbol contra los Hombres Diminutos. Estos chicos eran más grandes de edad, más rápidos, más fuertes, y tenían un vocabulario distinto que intimidaba a la mayoría de los jóvenes es- 35 IDENTIDAD PERDIDA O RECIBIDA Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf colares. Hacían zancadillas, empujaban, abucheaban y aporreaban a mi equipo en el césped. íbamos a perder. En el entretiempo, el entrenador reunió al equipo para infundirnos ánimo. Estas charlas nunca fueron útiles para mí, especialmente cuando estaban llenas de clichés huecos, como "Ustedes son los ganadores" o "Pase lo que pase allí, solo den lo mejor de ustedes" o "No importa si ganan o pierden, sino que se diviertan". No estábamos ganando, lo mejor que hacíamos no era suficientemente bueno y no era divertido. De modo que, cuando nuestro entrenador comenzó con "Quiero que todos sepan que pase lo que pase en el segundo tiempo, todos son ganadores de primer orden", puse los ojos en blanco y me salió una mueca de frustración. —Se los digo muy en serio, chicos —alegó nuestro entrenador—, ¡ustedes son ganadores! —El marcador dice tres a cero, y a menos que esté contando mal, vamos a perder—contesté. —Yo sé eso, pero de lo que ustedes no se dan cuenta es que el equipo con el que están jugando ni siquiera está en la liga ni en la division de ustedes. Además, algunos de sus jugadores destrozaron las instalaciones del torneo y, como resultado, su equipo, aunque está en el campo de juego, ha sido descalificado. ¡Ustedes ya gana- ron! ¡Su nombre está en el trofeo! Todos dirigimos la mirada a la mesa cubierta al lado del campo de juego, que escondía los premios que se presentarían al final del juego. El entrenador dijo: —No quise decirles esto hasta el entretiempo. Pero se los estoy diciendo ahora: salgan y jueguen como si hubiesen ganado. En cierto modo, este es el mensaje que Cristo tenía para la mu- jer sorprendida en adulterio. Pero para que ella verdaderamente se alejara con una nueva identidad, tenía que responder a la pregun- ta que le hizo Jesús: "¿Dónde están los que te acusaban?" Cuando respondemos esta cuestión, se nos hace pasar a un nuevo mundo en el cual creemos totalmente y caminamos seguros en la miseri- cordia que se nos dio. "Vete, y no peques más" es un mandamiento para vivir con el conocimiento de que ya hemos ganado. 36 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR 1. Tus acusadores más insistentes, ¿son internos o externos? 2. ¿Estás de acuerdo con esta declaración: "La mayoría obtiene lo que merece en la vida"? ¿Por qué sí o por qué no? 3. ¿Por qué crees que Jesús rehusó condenar a la mujer sor- prendida en adulterio, siendo que ella era obviamente culpable? ¿Qué dice esto acerca de Jesús? ¿Qué dice de la mujer? 4. ¿La sociedad podría funcionar si actuara sobre el principio de la gracia de Dios? ¿Por qué sí o por qué no? ¿Existe un estándar para los individuos y otro para la sociedad en general, en la manera de relacionarnos con los que son culpables de transgredir la ley? 5. ¿Te resulta más fácil aceptar la gracia o dar de gracia? ¿Por qué? REFERENCIAS 1 Ronald Dunn, Don't Just Stand There, Pray Something (San Bernardino, Calif.: Here's Life Publishers, 1991), pp. 21-23. a Elena de White, El Deseado de todas las gentes (Bs.As.: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1990), p. 435. 37 IDENTIDAD PERDIDA O RECIBIDA Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf 38 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf 39 “Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?” ? Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf 40 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf C A P Í T U L O 3 Amor no en vano "Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?" "Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, ha- ced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también Iα otra; y al que te quite Iα capa, ni aun Iα tunica le niegues. A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva. Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. "Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque tam- bién los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito te- néis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto. Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, 41Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso" (Luc. 6: 27-36). Chindohgu es el arte japonés de la invención no vana. Estascreaciones no son inútiles porque al principio parecen ab- surdas, pero tienen una forma extravagante de hacer que el trabajo se haga. Por ejemplo, está el guante dedal de látex con cerdas para cuando nos olvidamos el cepillo de dientes y necesitamos usar el dedo. Otro chindohgu muestra un pequeño ventilador que funcio- na a pila, que se sujeta a un par de palillos para enfriar los fideos al comer (yo casi me hiperventilé enfriando mis fideos). Otra in- vención, que tuvo que haber estado en la lista de los diez mejores chindohgus, es un aparato que se sujeta a un auto y que funciona como cuerda de tender ropa, para que mientras uno conduce por la ciudad pueda secar la ropa mojada. Quizá mi creación preferida sea las pantuflas limpiadoras he- chas de tela de franela, que serán usadas en las cuatro patas por un gato doméstico común. Las pantuflas gatunas quitan el polvo del piso o de cualquier lado que el gato decida cruzar. Se podría au- mentar la efectividad de esa invención incluyendo algunas mues- tras extra de hierba de los gatos cafeinada y acelerar verdadera- mente el proceso de limpieza. Los inventos chindohgu en realidad son más una cultura del arte que un esfuerzo empresarial. Pero, lo que más me intrigaba acerca de los chindohgus tenía que ver con la forma en que una idea irra- cional y aparentemente inútil se había apoderado de mí. Cuanto más pensaba en cada uno de ellos, más absurdo parecía. Algunas de las cosas que dijo Jesús impactan y dan vuelta nues- tro pensamiento, y si no tenemos paciencia con lo que él dice, se desvanecen. Pero si nos detenemos y permitimos que estas ideas fuertes se "adoben" un poco en nuestra mente, tiende a surgir una verdad muy real y significativa. Consideremos algunas frases clásicas de Jesús: "De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre" (Juan 14: 12). "Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que 42 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf pierda su vida por causa de mí, éste la salvará" (Luc. 9: 24). "Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpa- ble de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será cul- pable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará ex- puesto al infierno de fuego" (Mat. 5: 22). "De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él" (Mat. 11: 11). F. F. Bruce, en The Hard Sayings of Jesus [Los dichos difíciles de Jesús], observa que las declaraciones como estas son difíciles: "Porque para nosotros existen dos clases de dichos difíciles: hay algunos que son difíciles de entender, y hay algunos que son demasiado fáciles de entender. Cuando los dichos de Jesús que son difíciles en el primer sentido son explicados en términos dinámi- camente equivalentes, entonces probablemente se vuelvan difíci- les en el último sentido. Mark Twain habló en nombre de muchos cuando dijo que las cosas de la Biblia que le inquietaban no eran las que no entendía sino las que sí entendía. Esto es especialmente cierto de los dichos de Jesús. Cuanto mejor los entendemos, más difíciles son de aceptar". 1 Hay una declaración que es difícil de explicar y difícil de prac- ticar. Esta declaración de catorce palabras encabeza la lista de los dichos difíciles de Jesús: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto" (Mat. 5: 48). Una primera lectura de esta declaración bloquea a los que la es- cuchan porque parece irracional e imposible. ¡Jesús tiene que estar bromeando, o debe querer decir alguna otra cosa! Es imposible que pueda pensar que nosotros podríamos alcanzar esta perfección. Así que nos vemos forzados a suponer que Jesús simplemente quiere que tratemos de ser como Dios de todos modos, y el ejercicio de intentarlo nos mantendrá humildes y "algo" morales en el proceso. Esta interpretación es absolutamente insensata cuando pensamos en ella, porque nadie va a tratar de hacer lo imposible mecánica- mente y, además, nadie llegará a ser mejor persona debido a esto. 43 AMOR NO EN VANO Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf No hay manera de considerar esta frase metafóricamente; por eso es tan inquietante. Pero esta orden no está aislada; fue puesta junto a una serie de preguntas que nos pueden ayudar a que esta tenga sentido. Muchos de los dichos más difíciles de Jesús están enmarcados por una pregunta o una serie de preguntas que expan- den, explican o dan lugar a una declaración abrupta. Cuando Cristo manda a sus seguidores que sean "perfectos", da un ejemplo para responder con cuatro preguntas secuenciales que establecen el mandato: •Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? • ¿No hacen también lo mismo los publícanos? • Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? • ¿No hacen también así los gentiles? Cuando examinamos cuidadosamente el significado de la pala- bra perfecto y su aplicación en las preguntas previas, lo que Cristo llama a hacer a los creyentes es razonable y posible. Las preguntas revelan tres cualidades del amor perfecto. Primero, el amor perfecto es maduro. Barclay analiza el signi- ficado de la palabra téleios o perfecto, notando que un hombre que alcanza una estatura totalmente desarrollada es téleios en compara- ción con un niño. Un alumno que se gradúa con un conocimiento maduro es téleios en contraste con un alumno que acaba de comen- zar la escuela. Es vital notar que perfecto no significa "impecable" sino "totalmente desarrollado". 2 Después de pasar un fin de semana en una concentración religiosa muy conmovedora, un alumno se acercó a mí con una pasión renovada por ser perfecto en cada aspecto de su vida. Era evidente que los presentadores bombardearona este joven con suficiente temor y vergüenza para llevarlo a un punto de convic- ción, pero le dieron muy pocas ideas de cómo esforzarse real- 44 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf mente por conseguir la perfección. —Así que, ¿qué vas a hacer para comenzar con esta tarea? —le pregunté. —Bueno, dejé de mirar television y prendí fuego a la música que inspiraba pensamientos impuros en mi mente, y les conté a mis amigos (los que tendían a debilitarme) que ya no iba a salir más con ellos —me respondió rápidamente. Todo lo que mencionó parecía ser una buena idea, pero su res- puesta no comprendía el punto de perfección. En el sentido bí- blico, la perfección no se trata tanto de lo que nos abstenemos y evitamos sino más bien de lo que aceptamos. En otras palabras, el amor perfecto no se trata de lo que no hacemos sino que es algo que hacemos activamente. Lo que dice Jesús es que el amor perfecto tiene que ver con cómo nos comportamos proactivamente con las personas que nos lastiman o nos faltan el respeto. De modo que traté de explicar este principio al joven; pero era evidente que yo no estaba haciéndome entender de la manera que otros consiguie- ron llegar a él con respecto a la perfección. Así que le di una botella de agua. —Mira los ingredientes y dime lo que no hay en el agua —le in- diqué. Inmediatamente invirtió la botella e hizo una pausa pensativa- mente, luego sonrió y se volvió a sentar en la silla mirando el techo y sacudiendo la cabeza. —Creo que entendí —me dijo. Cuando algo es considerado puro, en realidad significa que "tie- ne un solo ingrediente". De nuevo, el llamado de Jesús al amor per- fecto es un camino para algo que hacemos, no algo que no hacemos. Aunque hay sectas de cristianos que se han propuesto llevar una vida intachable, ellos también se equivocan. Pero un creyen- te es maduro —perfecto— cuando actúa con gentileza, da generosa- mente, piensa compasivamente y ora fielmente por la persona por la que es difícil orar. Una segunda cualidad revelada en las preguntas que hacía Jesús es que el amor perfecto es eficaz. Algo es téleios, o perfecto, si al- canza el propósito para el que fue planeado. Nosotros somos per- 45 AMOR NO EN VANO Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf fectos cuando alcanzamos el propósito para el que fuimos creados. Si tenemos un tornillo flojo (y algunos sugieren que esto es cierto en muchos sentidos), lo que se necesita es un destornillador ade- cuado. El mango tal vez no sea de nuestro color preferido; tal vez no se ajuste bien a la forma de nuestra mano; de hecho, la punta puede estar roma y ni siquiera ser del tamaño exacto de la cabeza del tor- nillo. Pero, si el destornillador efectivamente ajusta el tornillo, es télelos. Funcional. Eficaz. Útil para el propósito deseado. Al final de la vida, hay muchos que se arrepienten del curso de su vida porque sienten que tenían un propósito mayor para vivir que el que eligieron. Después, hay otros que tal vez se lamenten por algo específico, como fechorías u oportunidades perdidas, pero tienen paz porque su vida sirvió a un propósito que fue noble. Consideremos al apóstol Pablo en sus momentos finales, un hombre que no fue intachable de ningún modo pero perfecto en significado: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe" (2 Tim. 4: 7). Pablo tenía paz por la manera en que había cumplido un propósito significativo y eficaz en su vida. Su confianza nos recuerda la perfección a la que Cristo llama a sus seguidores: "Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos" (Mat. 5: 44, 45). "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios" (1 Juan 3: 1). Leamos el siguiente pasaje de Efesios, y notemos el glorioso propósito para el que fuimos creados y redimidos: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor ha- biéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con 46 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había pro- puesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dis- pensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. "En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestina- dos conforme al propósito del que hace todas las cosas según el de- signio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su glo- ria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra heren- cia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria" (Efe. 1: 3-14). Es importante considerar nuestro propósito a la luz de la creación y de la redención, porque nuestra redención supone que somos de todo, menos impecables. Pero la tesitura general del pasaje es un hermoso cuadro del propósito final de Dios para con nosotros. Finalmente, las preguntas que Dios hace captan cuan extraor- dinario es el amor perfecto. Según Jesús, el amor humano común es esperable, mientras que el amor extraordinario es distinto, y solo puede provenir de una conducta divina. "Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bende- cid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos... Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publícanos? Y si saludáis a vuestros hermanos so- lamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los genti- les?" (Mat. 5: 43-47). La palabra "amar" en este pasaje no implica amistad, afecto ni 47 AMOR NO EN VANO Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf pasión. El amor ágape es al que se refiere William Barclay como una "bondad inconquistable" y una "buena voluntad invencible: pro- curar el bien supremo de los demás sin importar quiénes sean ni lo que nos hagan". 3 Jesús nunca nos pide que amemos a nuestros enemigos del mis- mo modo que amamos a nuestros padres, amigos o compañeros. El amor ágape extiende la gracia y la buena voluntad a las personas que no las merecen y, en muchos casos, ni siquiera las piden. No conozco a ningún padre en la actualidad —creyente, intere- sado en la verdad o cínico— que no ame a su hijo hasta el punto de dar su vida para salvarlo. Esta es una característica básica común de las personas creadas a la imagen de Dios. Jesús declara: "Es fácil", por lo tanto, ¿qué te diferencia del resto del mundo? ¿Cómo brilla el rostro glorioso de Dios a través de ti de manera que te caracterice como hijo del cielo? En 1995 ocurrió algo notable: Se produjo una escena en Burma, ahora llamada Myanmar, que cincuenta años antes nunca nadie podría haberse imagina- do. Ocurrió en el puente sobre el río Kwai. Durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército japonés había forzadoa los prisioneros de guerra aliados de Gran Bretaña, Australia y los Países Bajos a construir un ferrocarril. Los soldados japoneses cometieron mu- chas atrocidades, y unos 16 mil aliados prisioneros de guerra mu- rieron construyendo lo que se había dado en llamar el Ferrocarril de la Muerte. Pero, después de la guerra, un ex oficial del ejército japonés llamado Nagase Takashi emprendió una campaña perso- nal para instar a su gobierno a admitir las atrocidades cometidas. Después de muchos años de esfuerzo, el resultado de su cruzada fue una breve ceremonia en 1995, en el puente de infausta memoria. De un lado del puente había cincuenta japoneses, incluyendo cinco veteranos de guerra, y el señor Takashi. Dieciocho maestros de es- cuelas del Japón llevaban doscientas cartas escritas por niños, que expresaban tristeza por lo que había ocurrido durante la guerra. Del otro lado del puente había representantes de los solda- dos aliados: dos soldados de Gran Bretaña que declararon por fin 48 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf acabada la cuestión de hacía cincuenta años atrás; una joven de Australia que fue a pronunciar, postumamente, el perdón de su padre; el hijo de un prisionero de guerra que fue a hacer lo mis- mo; y estaba el australiano David Barrett, de 73 años, que expre- só que hizo el peregrinaje porque sentía que continuar odiando lo destruiría. Los dos grupos comenzaron a caminar por los tablones angostos del negro puente de hierro. Cuando se encontraron en el centro, se dieron la mano, se abrazaron y derramaron lágrimas. Yuko Ikebuchi, un maestro de escuela, les entregó las cartas de los niños japoneses a los veteranos, y llorando dio media vuelta y se fue corriendo sin decir una palabra. 4 Una historia así reproduce el rostro de Dios de un modo inequí- voco, intrínsecamente extraordinario. Perfecto. Quizá lo que Jesús está diciendo en este pasaje es que la gente nunca será más perfecta que cuando despliegue incondicionalmente la buena voluntad y la benevolencia. Podríamos asemejarnos a Dios de muchas maneras, pero amar a nuestros enemigos expresa el rostro de Dios convivida claridad. Cuando observo las fotos de mis hijos cuando eran bebés, no puedo distinguir a quién se parecen esos niños, pero a medida que crecen y maduran, sus rostros tienen un parecido innegable con mamá y papá. Así es con nosotros. Somos perfectos, más parecidos a nuestro Padre celestial, cuando tomamos el mismo camino en la forma de relacionarnos con nuestros enemigos. Jesús también agregaría: "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tu- viereis amor los unos con los otros" (Juan 13: 35). Así que, ¿es razonable esperar que la gente ame a sus enemi- gos? Stephen Olford cuenta la historia de Peter Miller, que vivía en Ephrata, Pennsylvania, y disfrutaba de la amistad de George Washington. 5 En Ehprata también vivía un hombre llamado Michael Whitman, un personaje malévolo que hacía todo lo posible para oponerse al pastor y humillarlo. Un día, Michael fue arresta- do por traición y sentenciado a muerte. Peter Miller viajó ciento veinte kilómetros a pie hasta Philadelphia, a suplicar por la vida del traidor. 49 AMOR NO EN VANO Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf —No, Peter—le dijo el general Washington— no puedo conceder- te la vida de tu amigo. —¿Mi amigo? —exclamó el anciano predicador—. ¡Es el enemigo más implacable que tengo! —¿Qué? —exclamó Washington—. ¿Caminaste ciento veinte ki- lómetros para salvar la vida de un enemigo? Eso cambia la pers- pectiva del asunto. Te concedo el perdón. Y lo hizo. Peter Miller se llevó consigo a Michael Whitman a Ephrata, ya no como enemigo sino como amigo. Ningún acto intensifica más el impacto de la fe cristiana. Si esta clase de amor por los enemigos no fuese posible, la historia del Calvario habría sido olvidada hace tiempo y borrada de la historia, porque los que mantienen viva la historia de Cristo son los creyen- tes comunes que actuaron como Dios lo haría para con sus ene- migos; lo que fomentó aún más la creencia en Dios y en el Cristo resucitado. Sí. No solo tiene sentido: las únicas personas que posiblemente podrían amar a sus enemigos son los que han bebido muy profun- damente de la fuente de la gracia. Cuando consideramos cómo nos perdona Dios, nos convertimos en creyentes de primera mano en el poder de la gracia y en los únicos para quienes tiene sentido esta clase de gracia. Además, ¿es posible que los seguidores de Cristo demuestren ese amor? Sergei Kourdakov era el líder de una fuerza policial secreta de la KGB en la Unión Soviética. Esta brigada de elite aterrorizaba a los cristianos que se reunían secretamente para orar y estudiar la Biblia. Sergei creció como huérfano en los hogares para niños a cargo del Estado, y demostró ser un comunista ejemplar. Se con- virtió en un líder brillante, y su devoción al comunismo hizo que lo promovieran a la brigada policial de elite. A medida que la bri- gada de Sergei allanaba los hogares donde se reunían los creyen- tes, comenzó a notar una tendencia que le fastidiaba. Le habían contado que los únicos que adherían a la tonta fe cristiana eran personas viejas e ignorantes. Pero con cada allanamiento notaba que más jóvenes profesaban su creencia en Cristo. En los mo- 50 20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf mentos de calma, secretamente admiraba su devoción y, aunque estaba intrigado por el aplomo y el coraje de ellos, su confusion se convirtió en enojo. Sergei y sus hombres irrumpieron en una casa llena de jóvenes creyentes, donde golpearon y se burlaron de los creyentes mientras estos oraban a Dios. El brutal líder se quedó mirando con aprobación mientras Víctor, el hombre más grande y más fuerte de su grupo, le- vantó a una joven por encima de su cabeza y la arrojó contra la pared. Cuando esta se desplomó en el suelo, Segei se reía: —Apuesto a que la idea de Dios se le fue de la cabeza. Pero, pocos días después allanaron otra casa de creyentes que oraban, y encontró a la misma muchacha entre los asistentes. Sergei no lo podía creer y, en su enojo, él mismo la golpeó. Al regresar a la comisaría repasó los nombres de los cristianos y continuó luchando con los índices crecientes de jóvenes, especial- mente de esta muchacha, Natasha, que estaba seguro de que había aprendido la lección. Mientras Sergei investigaba los registros de Natasha, se enteró de que ella también había sido miembro de la Liga de Jóvenes Comunistas. Seguía sin entender, ¿Qué le había ocurrido, que hizo que se convirtiera en creyente cristiana? Sergei tenia que saber más acerca de ella, así que la hizo traer para interrogarla. Ella estaba asustada, pero respondió todas las preguntas con cora- je. Expresó su perdón por los opresores y trató de compartir su fe en Dios, pero Sergei la despidió, seguro de que nunca más la volve- ría a ver. Pero solo una semana después allanaron otra casa y hallaron a Natasha orando con otros jóvenes creyentes. Cuando el airado gru- po policial de Sergei avanzó sobre los cristianos, Víctor se interpu- so entre los hombres y Natasha, y agitando un garrote, dijo: —De veras, no la toquen. ¡Nadie la toque! Ella tiene algo que no- sotros no tenemos. Sergei le hizo señas a Natasha para que escapara por una puerta lateral, pero la fe de ella nunca escaparía de su mente. Sergei escribió: "Como pocas veces en mi vida, me conmoví profundamente. ¡Natasha tenia algo! Había sido horriblemente golpeada. Había sido advertida y amenazada. Había pasado por un 51 AMOR NO EN VANO Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf sufrimiento increíble, pero aquí estaba de nuevo. Incluso el im- placable Víctor había sido tocado y lo reconoció. Ella tenía algo que nosotros no teníamos. Quise correr tras ella para
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