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Toxicología del alcohol etílico Con el término alcohol se designa vulgarmente al etanol o alcohol etílico (CH3-CH2-OH), segundo de los alcoholes de la serie alifática o de cadena lineal. Industrialmente se puede obtener por destilación de la madera, junto con el alcohol metílico, acetona, etc., formando el llamado “alcohol de quemar”, pero el proceso más común se basa en la fermentación de los azúcares a partir de zumos de frutas, miel, leche, macerado de granos, etc. Cuando estos líquidos, ricos en hidratos de carbono, se dejan fermentar, originan los vinos y cervezas; de los jugos fermentados puede separarse el alcohol por destilación. La riqueza o graduación alcohólica suele expresarse en alcohol por 100 mL de líquido (% v/v) o grados centesimales. Bebida Proceso de elaboración Graduación Mosto Líquido resultante del prensado de uvas frescas, antes de comenzar la fermentación. Si se inhibe ésta, se obtiene el mosto apagado (sin alcohol). Mistela Resulta de la adición de alcohol al mosto de uva en cantidad suficiente para inhibir la fermentación. Vinos Se forman por fermentación natural del mosto, gracias a las levaduras presentes en la piel de la uva. Tienen una graduación alcohólica del 9 al 12%. Vino generoso: añejamiento de vinos, con una graduación del 15 al 23%. Vino espumoso: se forma al terminar la fermentación después del embotellado, desprendiendo burbujas de anhídrido carbónico en escasa cantidad al descorchar la botella. 9-12% Sidra Se obtiene por fermentación del jugo de manzana. 5-6% Cerveza Bebida fabricada por fermentación de un macerado de granos, generalmente de malta y añadido de lúpulo para darle gusto amargo. 2,5-8% Aguardiente Familia de bebidas de graduación inferior a 80% obtenidas por envejecimiento de las fracciones alcohólicas del destilado de líquidos fermentados. Brandy Destilado de vino. 40-47% Ron Destilado del zumo de la caña de azúcar, de los jarabes o melazas, fermentados. 50-80% Whisky Destilado de los macerados fermentados de trigo, cebada y centeno, arroz y maíz. 45-50% Vodka El destilado alcohólico se rectifica con carbón de leña para lograr sabor y aroma característicos. Anís Destilado de macerados de anís, de coriandrio o hinojo. 30% Ginebra Destilado del fermentado de cereales en presencia de bayas de enebro. 47% Kirsh Destilado de macerados de guindas o cerezas que contiene cianuros. 50% Marrasquino Destilado de macerados de cerezas y frambuesas, aromatizados con vainilla y jazmín. Toxicocinética del etanol Por su estructura química, el alcohol etílico es más hidro que liposoluble, donde su absorción a través de las membranas biológicas y difusión por la sangre se realiza rápidamente, con afinidad hacia el sistema nervioso. Se absorbe fácilmente por vía intestinal e inhalatoria. La absorción por la mucosa bucal es pequeña, del estómago puede pasar directamente a la sangre un 20% y la mayor absorción se produce en el intestino delgado (80%). Más de la mitad del alcohol ingerido se absorbe en la primera media hora y el resto en las 3 horas siguientes. Una vez en sangre, se difunde rápidamente por todos los tejidos del organismo. Las conc. de alcohol crecen en orden: cerebro < sangre < humor vítreo < LCR < pericardio. La cantidad total de agua en el cuerpo influye en la concentración de alcohol en la sangre, lo que explica las diferencias que aparecen con la edad y entre el hombre y la mujer, ya que ésta posee mayor proporción de grasa. Durante el periodo de distribución, hasta alcanzar el equilibrio, la concentración de alcohol es más alta en la sangre arterial que en la venosa, lo que favorece la difusión pasiva y la rápida llegada al cerebro. Sigue un período de redistribución con paso del alcohol desde los compartimientos periféricos al central; entonces la concentración en sangre venosa puede ser mayor que la arterial. Posteriormente se establece un equilibrio dinámico de concentraciones; todas estas faces se aceleran con el ejercicio y se enlentecen con las bajas temperaturas. Desde el mismo momento de la llegada del alcohol a la sangre se inicia su eliminación, lo que se efectúa escasamente como excreción incambiada y fundamente a través de su metabolismo hepático, y en menor medida en otros lugares, como la mucosa intestinal. En forma incambiada, se excreta tan solo aproximadamente un 10% del etanol absorbido, a través del aliento, saliva, heces, orinas, sudor y la leche materna. El alcohol exhalado puede servir de indicativo del grado de impregnación alcohólica. La alcoholemia es una función de la cantidad de alcohol absorbido por unidad de tiempo y su eliminación. Por ello, es afectada por numerosos factores: a) Contenido estomacal previo: 1. Si el estómago está vacío: puede producirse el fenómeno de la “sorpresa pilórica”, con rápido paso al duodeno y a la sangre. 2. Si el estómago presenta ingestión precedente o simultánea de alimentos sólidos: retrasará el vaciamiento gástrico, limitando la absorción. b) Bebida ingerida: 1. Clase de bebida: una bebida gaseosa producirá el llenado gástrico, acelerando el vaciamiento. 2. Graduación alcohólica: las bebidas de fuerte graduación proporcionarán a la sangre mayor cantidad de alcohol en menor tiempo; sin embargo, una gran cantidad de bebida suave puede dar lugar a repleción gástrica. Bebidas más diluidas presentan bajo gradiente de concentraciones, y se absorben más lentamente. Por su parte, soluciones más concentradas enlentecen el vaciado gástrico, paralizan la musculatura lisa y producen deshidratación y erosión de la mucosa, todo lo cual se traduce también en menor velocidad de absorción. Además, las proporciones de macromoléculas y la capacidad de buffer de cada tipo de bebida influyen en la rapidez de asimilación. En la mucosa gástrica se presenta el primer paso metabólico del etanol por la alcohol deshidrogenasa (ADH), muy activa, que mientras el alcohol se retiene en el estómago, ve reducida su biodisponibilidad; además del rápido tránsito de la bebida en ayunas, en esta situación la ADH es menos activa. Los alimentos grasos aceleran el vaciado gástrico y favorecen la absorción del alcohol en el intestino delgado; por el contrario las comidas con alto contenido en proteínas o hidratos de carbono retrasan el vaciado y disminuyen la absorción. En conjunto, lo que cuenta para la acción fisiopatológica es la cantidad total de alcohol ingerido, sin importar la mezcla de las bebidas diferentes. La objetivación del grado de impregnación alcohólica se expresa normalmente como concentración de alcohol en la sangre. Sin embargo, esta forma de expresión es incorrecta y puede dar lugar a errores; habida cuenta de que las densidades del etanol y de la sangre son diferentes se hace necesario manifestar si la proporción es en peso o en volumen. Desde un punto de vista práctico, teniendo en cuenta que de la muestra se toma un cierto volumen, para hacer la determinación analítica y que el resultado de ésta es más cómodo darlo en peso de alcohol, resulta más útil expresar la alcoholemia en gramos de alcohol por 1000 mL o 1L de sangre. Si en unos ejes coordenados se representa la evolución del grado de alcoholemia frente al tiempo, considerando como origen de coordenadas el momento en el que se produce la ingestión, se entra una curva (A) con dos tramos, la rama ascendente representa el paso de alcohol a la sangre (fase de absorción), hasta alcanzar un máximo que se consigue entre los 30 y 90 min; a partir de entonces, la pendiente de la recta cambia de signo, por predominar los procesos catabólicos, es decir, el segundo tramo de la curva representa la fase de eliminación, cuya longitud es proporcional a la cantidad de alcohol ingerido, pues la velocidad de eliminación es relativamente constante. En la primera fase de la curva, la alcoholemiaes mayor en la sangre arterial que en la venosa; a partir del máximo las curvas se hacen paralelas. A los 30 minutos se equilibran las concentraciones de alcohol en las sangres venosa y capilar y el aire alveolar. Cuando la ingestión de alcohol es simultánea o posterior a la de alimentos, se enlentece la fase de absorción (curva B), aunque la fase de eliminación se inicie en cuanto el alcohol llegue al hígado. Cuando suceden repetidas libaciones y tomas de alimentos, la alcoholemia estará representada por una línea quebrada (curva C), con varios máximos sucesivamente más altos. Por vía renal se excreta menos del 5% del alcohol absorbido. La aparición de alcohol en el aliento o aire espirado es inmediata, y alcanza rápidamente un máximo; transcurridos los primeros 20 minutos la curva del aliento se hace paralela a la de la sangre. Aunque al pasar el tiempo los valores son inferiores a la alcoholemia, la discordancia inicial se debe a la persistencia de restos de alcohol en la boca en el momento de la determinación, y al rápido paso a los pulmones del alcohol absorbido por la mucosa bucal, vía vena cava superior y acceso directo al corazón. En consecuencia, solo son fiables las valoraciones efectuadas después de 20 minutos de la libación y tras enjuagado de la boca con agua. Por ello, los valores de impregnación deducidos del análisis del aliento pueden adolecer de errores, que limitan grandemente la fiabilidad del método, en oposición a la comodidad de obtención de la muestra con el etilómetro o alcoholímetro. A partir del coeficiente de partición del etanol en aire/agua la correspondencia de alcohol en sangre y en aliento se realiza aceptando la razón 2.100:1, que supone que la cantidad de alcohol presente en 2.100 mL de aire alveolar equivale al alcohol en un mL de sangre. Así, Con carácter general, se citan como causas de diferencias entre alcoholemia y alcohol en el aliento, las siguientes: El alcohol en el aire alveolar procede de la sangre arterial, y ésta tiene mayor concentración de alcohol en la primera fase de la curva que la sangre venosa, de donde se efectúan las extracciones. En cada espiración puede variar la proporción de aire alveolar, por la mecánica del ciclo respiratorio y los compartimientos de la vía pulmonar. Variaciones de la tasa de difusión de los capilares sanguíneos al aire alveolar en los distintos momentos del ciclo. Influencia del valor del hematocrito en la alcoholemia. Influencia de la temperatura (ambiental o corporal) sobre las concentraciones de etanol en el aire espirado. El efecto de la presión atmosférica: ↑ PA ↓ Concentración del alcohol en el aliento. Metabolismo del etanol El 90% del etanol absorbido es metabolizado fundamentalmente en el hígado, donde es oxidado, primero a aldehído, después a acetato y, finalmente, a través de formación de acetil-coenzima A, y del ciclo de Krebs, a dióxido de carbono. Las dos etapas del proceso son las siguientes: 1. La primera tiene lugar por tres vías: a. Alcohol deshidrogenasa (ADH): la oxidación a acetaldehído se desarrolla preferentemente en la mitocondria del hepatocito, catalizada por la enzima alcohol deshidrogenasa. Esta enzima no es específica para el etanol. En un primer paso, la ADH separa dos átomos de hidrógeno por molécula de etanol, mediante la reducción de NAD. El NADH y H+ liberados son uno de los motivos del daño que aparece en el hígado del alcohólico, forzado en su neutralización. Los requerimientos de oxígeno y los cambios en el potencial redox se traducen en una hipoxia local relativa que contribuye al daño localizado. Otros tejidos, como la mucosa gastrointestinal, riñón y músculo participan minoritariamente en el metabolismo del etanol. b. Sistema microsomal etanol oxidante (SMEO): cuando el consumo de etanol es reiterado o crónico, el hepatocito utiliza también microsomas del retículo endoplásmico, normalmente el denominado SMEO, integrado por las oxidadas de función mixta, que utilizan como cofactor el NADP, con participación del CYP2E1, cuya síntesis es inducible por el propio alcohol. c. Catalasas: estas se encuentran en los peroxisomas y actúan como unas enzimas ADH inespecíficas, pues también oxidan otras sustancias, en un Alcoholemia = Alcohol en aliento x 2100 CH3CH2OH CH3CHO CH3COOH + CO2 mecanismo defensivo destructor de agua oxigenada producida en diferentes procesos bioquímicos. 2. El acetaldehído formado como primer metabolito puede catabolizarse según dos caminos: a. Vía principal: oxidación del acetaldehído a acetato, mediante dos tipos de enzimas: deshidrogenasas (acetaldehído deshidrogenasa, ALDH) y oxidasas. Las primeras son inespecíficas; se localizan en citoplasma, mitocondria, microsomas, etc. Son NAD dependientes. Las oxidasas (xantinoxidasa, aldehidohidroxidasa) son formadores de agua oxigenada. El acetato formado, igual que el acetil-coenzima A, conducen, por el ciclo de Krebs, a CO2, o bien participan en la síntesis de ácidos grasos, de esteroides o de cuerpos cetónicos. b. Vía de las liasas: condensan el acetaldehído con otros productos, originando diferentes catabolitos. Acetaldehído + Gliceraldehído-3P: ácidos nucleicos. Acetaldehído + Glicocola: treonina y alotreonina. Acetaldehído + Acetaldehído: acetoína. Acetaldehído + Piruvato: acetoína. Acetaldehído + α-cetoglutarato: cetocrapoico. Por otra parte, algo de acetaldehído procedente de la dieta o de biotransformaciones puede ser reducido a etanol (alcohol endógeno) por intervención de la ADH. Este etanol endógeno se manifiesta en una alcoholemia de 0,03 g/L. El acetaldehído juega un importante papel en la toxicología del etanol, por su acción citotóxica directa y sus efectos sobre el aparato circulatorio, lentitud de eliminación y derivados catabólicos, de farmacodinamia propia. El acetaldehído es más reactivo que el alcohol, y se une a proteínas tisulares plasmáticas, cuyos aductos pueden ser determinados; la formación de aductos con glutatión (GSH) y con S-adenosilmetionina (SAM) conduce a la depleción de éstos, lo que favorece la aparición de radicales libres y el desarrollo de peroxidación lipídica, con lesiones mitocondriales. Compuestos azufrados, como el disulfiram interrumpen este proceso, posiblemente por competir con la NAD por la ALDH necesaria para la acción enzimática de la segunda fase. Se inhibe así el catabolismo del acetaldehído, cuya acumulación conduce a altos niveles en sangre que son los responsables de las alteraciones circulatorias (vasodilatación, enrojecimiento, calor, cefalea, etc.) que experimentan los individuos que simultanean la absorción de estos productos con el alcohol, reacciones que han sido utilizadas con fines de deshabituación alcohólica, a pesar de la toxicidad del acetaldehído y del disulfiram. El disulfiram se biotrasforma en hígado y eritrocitos a dietilditiocarbamato que inhibe la transformación de dopamina en noradrenalina, causando hipotensión. También se metaboliza a sulfuro de carbono que reacciona con la vitamina B6. Acciones del acetaldehído: Separa la vitamina B6 de su proteína transportadora. Consume la vitamina B1 en el metabolismo etanoico. Disminuya la absorción de vitamina B12. Se conjuga con proteínas séricas, disminuyendo las Ig. Deshidratación, hipoglucemia, etc. (resaca). Factores que influyen en el metabolismo del etanol: El etanol se elimina siguiendo una cinética de que, cuando las concentraciones sanguíneas son superiores a 0.5 g/L, la tasa de eliminación es constante, independientemente de la alcoholemia (cinética de orden cero, lineal), mientras que con alcoholemias inferiores a 0.5 g/L, la cinética es de primer orden (exponencial), más lenta. La capacidad de un individuo para metabolizar el alcohol depende de la funcionalidad de sus sistemas enzimáticos de ADH, MEOy ALDH, así como la disponibilidad de NAD, producida por oxidación de NADH. Se conocen diferencias entre las razas en cuanto a la existencia de isoenzimas de ADH y ALDH, que parecen justificar el mayor efecto del etanol sobre los orientales; entre estos polimorfismos enzimáticos cabe destacar la variante inactiva de la isoenzima ALDH2, llamada variante oriental, cuyos portadores tienen disminuida la capacidad metabolizante del etanol. Tanto la ADH como la ALDH presentan polimorfismos o variabilidades genéticas, que se manifiestan en una distinta capacidad para el catabolismo del etanol, así como en intolerancia al mismo. Los individuos portadores de ADH muy activas producen acetaldehído a mayor velocidad de la que su ALDH puede eliminarlo, con lo que el segundo alcanza concentraciones hemáticas intolerables para el individuo. A la misma situación se ven conducidas las personas ALDH insuficientes, lo que ocurre en el 40% de las poblaciones orientales. Tanto aquellos individuos como estos suelen ser abstemios forzados por desarrollar aversión al alcohol. La administración de fructosa y vitamina C aumentan la eliminación y oxidación respectivamente. Fisiopatología por etanol El etanol, como hidrato de carbono, ha sido considerado fuente de energía; teóricamente puede proporcionar 7 kilocalorías por gramo. Sin embargo, éstas han sido denominadas calorías falsas o vacías, ya que no son aprovechables puesto que el alcohol obliga a un mayor consumo de oxígeno por desacoplar la fosforilación oxidativa en las mitocondrias (las reacciones en el sistema MEOS son termogénicas y disipan energía en forma de calor). El efecto tóxico del etanol parece debido a los dos productos resultantes de su metabolismo, el acetaldehído y los hidrogeniones, que se traducen en exceso de NADH. Está comprobado que personas que toman alcohol para combatir el frío experimentan al instante una reacción beneficiosa, pero inmediatamente se produce una vasodilatación periférica que conduce a pérdidas caloríficas y mayor enfriamiento. Los efectos fisiopatológicos del etanol sobre la salud humana pueden clasificarse en tres grandes grupos, de carácter general: a. Efectos psíquicos y conductuales en la intoxicación etílica aguda. b. Afectaciones orgánicas diversas de tipo crónico. c. Alteraciones nerviosas, psíquicas o conductuales de carácter crónico. Intoxicación etílica aguda Entre los problemas físicos y conductuales asociados al alcohol se incluye la participación causal de éste en accidentes (de tránsito, quemaduras, ahogamientos, caídas), suicidios e intoxicaciones, reacciones de agresividad, depresión y otros trastornos mentales, así como absentismo laboral. Cualquier concentración de alcohol origina disminución de la excitabilidad nerviosa y transmisión neuromuscular. Inicialmente se produce esta inhibición en el sistema reticular activante, permitiendo una desinhibición de la corteza cerebral que se manifiesta como euforia; a esto contribuye una acción transitoria de liberación de catecolaminas adrenérgicas. Pero inmediatamente se presenta, de forma más evidente, la depresión nerviosa en una serie de etapas: Alcoholemia (gramos/mL) Estado Síntomas clínicos < 0.3 Sobrio Comportamiento normal No aparentes Solo tests especiales 0.3 – 1 Euforia Sociabilidad, hablador Autoconfianza Pérdida de la eficiencia delicada Enlentecimiento de las reacciones Brusquedad en la conducción Ataxia 0.5 Intoxicación ligera Disminución de la atención Disminución de las inhibiciones Ligera incoordinación 0.9 – 1.5 Excitación Embriaguez Inestabilidad emocional Mayor disminución de las inhibiciones Disminución de la atención, del juicio y del control Disminución de las percepciones sensoriales Cambios de comportamiento Sobrevaloracion de las capacidades Salirse en las curvas 1.5 – 2 Confusión Borrachera Trastornos de memoria y comprensión Disturbio en percepción Desorientación Exageración emocional Incoordinación muscular Aumento del tiempo de las reacciones Deseo de acostarse, somnolencia Falta de autocrítica 2 – 3 Estupor Déficits motores Apatía, inercia. Agresividad. Vómitos Mayor incoordinación muscular Mayor disminución del tiempo de reacciones Disminución de la conciencia Trastornos del habla 3 Intoxicación severa Inconsciencia, anestesia. Disminución de los reflejos. Dificultades cardíacas y respiratorias. > 4 Coma Posible muerte Hipotermia Hipoglucemia Convulsiones Parálisis respiratoria > 5 Muerte segura Cagastes wey Miosis, diplopía, estereoscopia y decremento del campo visual lateral. Menor adaptación a la oscuridad. Dificultad o lentitud de compresión. Lentificación o abolición de los reflejos osteotendinosos. Decremento de la capacidad crítica y el sentido de la responsabilidad, con menosprecio del riesgo. Alteración del habla y del andar (ataxia). Pérdida de la capacidad de decidir. Afectaciones orgánicas de tipo crónico Aparato digestivo: el etanol posee gran apetencia por el agua. Su capacidad para absorber humedad en contacto con los tejidos biológicos se aprovecha para fijar las preparaciones histológicas y destruir microorganismos (antiséptico). Esta cualidad es la responsable de la irritación del tubo digestivo, que se manifiesta con una gastritis o duodenitis. El alcohol a concentraciones superiores al 15% produce irritación e inflamación del estómago e intestino, por lo que su repetida presencia puede conducir a trastornos irritativos y a defectuosa absorción de las sustancias nutritivas (ácido fólico y vitaminas), con posibilidad de original malnutrición. Glándulas anexas: o Páncreas: la inflamación intestinal en la zona de la ampolla de Vater está reconocida como causa de pancreatitis por reflujo. o Hígado: Hepatitis alcohólica: proceso necrosante, a menudo inflamatorio, importante precursor de la cirrosis, y en gran parte debido al efecto toxicológico del acetaldehído. Bioquimicamente, se observa un aumento de las transaminasas GOT y GPT y de transpeptidasa GGT. Hay además déficit de proteínas séricas e inmunoglobulinas, metales, ácido fólico, prostaglandinas, prolactina, somatotrofina, etc. Esteatosis hepática o hígado graso: lesión hepática más frecuente por alcohol, y se caracteriza por la formación de vacuolas grasas dentro del hepatocito. El hidrógeno, liberado en la deshidrogenación del etanol a acetaldehído, reemplaza a las grasas como combustible celular, permitiendo su depósito. Los TAG no pueden ser transportados fuera del hepatocito por falta de lipoproteínas, en especial de VLDL. Cirrosis: enfermedad crónica que se caracteriza por una alteración difusa de la arquitectura hepática, debida a la sustitución de los hepatocitos necrosados por tejidos fibróticos y la aparición de nódulos de regeneración. Metabolismo: el etanol modifica la glucemia con un efecto bifásico; a los 30 minutos de la absorción aparece una hiperglucemia por movilización del glucógeno hepático, pero a los 60 minutos y hasta las 72 horas puede presentarse una hipoglucemia por insuficiente transformación del lactato en piruvato, debido a la incapacidad oxidativa. También se puede producir cetoacidosis, con cetonemia y cetonuria si se ingiere alcohol excesivamente en ayunas. La hiperlactacidemia origina una hiperuricemia secundaria por disminución de su excreción en riñón. Hay aumento de los TAG y del colesterol. Cánceres: el consumo de bebidas alcohólicas predispone a cáncer de la cavidad bucal, faringe, laringe, esófago e hígado. Sistema endócrino: afectación de la médula adrenal y sus hormonas, las catecolaminas, que experimentan un aumento de nivel hemático luego de dosis moderadas o altas de alcohol. Durante el síndrome de abstinencia, hay gran excreción urinaria de catecolaminas, en tanto que, por el contrario,los alcohólicos crónicos no aumentan la excreción tras una dosis de alcohol. Se producen también trastornos en el comportamiento sexual debido a la inversión del cociente fisiológico andrógenos/estrógenos y al catabolismo de la testosterona, con influencia de la libido, potencia sexual e incluso caracteres sexuales secundarios. Sistema cardiovascular: el miocardio sufre fragmentación de miofibrillas, aparición de hialina y degeneración granular. También el etanol interfiere sobre los canales de calcio y el acetaldehído en la síntesis del ATP, al lesionar a las mitocondrias. Por el consumo crónico se pueden presentar también insuficiencia cardíaca, anomalías de la repolarización, arritmias, hipertensión arterial, accidentes vasculares cerebrales, embolismo e isquemia de los vasos sanguíneos y también se ve alterada la cascada de la coagulación. Alteraciones nerviosas y psíquicas de tipo crónico El etanol no es un estimulante, sino un depresor del sistema nervioso. Está comprobado que el alcohol deprime la excitabilidad por inhibición del transporte de electrones y la producción de cambios en la permeabilidad de la membrana. Es decir, el alcohol actúa como anestésico o narcótico. En la intoxicación aguda, la muerte se produce por fallo respiratorio o fibrilación auricular. El etanol reacciona con la fase lipídica de las membranas celulares, estableciendo un enlace apolar en las cadenas de hidrocarburos, afectando la permeabilidad para los iones sodio y potasio, de los que depende el potencial de acción de las fibras nerviosas. Al propio tiempo, el etanol disminuye la actividad de la ATP-asa de las membranas. De todo ello resulta que el efecto primario del alcohol sobre el tejido nervioso es la disminución de la excitabilidad, interfiriendo con los fenómenos de excitación. También se halla la disminución del metabolismo oxidativo y, por tanto, de los fosfatos ricos en energía, y alteraciones en la concentración de los aminoácidos del ciclo de Krebs. El área asociativa es la zona más fácilmente depresible ante el alcohol, quizás por el mayor desarrollo polisináptico. De la misma manera es afectado el sistema reticular activante, vía polisináptica compleja que recoge los estímulos sensitivos, los activa y los proyecta a la corteza cerebral; de esta manera una depresión del SRA se traducirá en una disminución de las aferencias a la corteza, y también de las órdenes eferentes. Por otra parte, ante la administración crónica, el organismo desarrolla procesos compensatorios que explican el llamado síndrome de abstinencia. a. Polineuropatía alcohólica: a consecuencia de: Trastornos nutricionales: desequilibrio de la dieta y alteración en la absorción y utilización de los minerales. Destaca la deficiencia del complejo vitamínico B. Degeneración de tipo distal de los nervios periféricos: se acompaña de adelgazamiento de los músculos de las extremidades, con depresión de los reflejos osteotendinosos, alteración del tacto y el dolor, sudoración anormal, torpeza, hormigueo, etc. b. Degeneración cerebelosa: degeneración de las neuronas anterosuperiores del vermis y lóbulos superiores del córtex cerebelar. Produce ataxia estática y de deambulación, además de descoordinación en brazos, más disartria y nistagmo ocasionalmente. c. Síndrome de Wernicke-Korsakoff: poliencefalitis hemorrágica, localizada como punteado especialmente en la sustancia gris alrededor del tercer y cuarto ventrículos. El síndrome se constituye por los signos de: Oftalmoplejía: disminución de la agudeza visual, seguida de discromatopsia, escotoma central y ceguera. Ataxia deambulatoria Polineuropatía y deterioro mental orgánico. d. Síndrome de abstinencia alcohólica: el bebedor habitual que es bruscamente privado de su ingestión diaria experimenta, tras periodos de latencia de 1 a 5 días, graves trastornos físicos (especialmente neurovegetativos) y psíquicos, consecuentes a la dependencia alcohólica. Su fisiopatología se debe al déficit de secreción de aminotransmisores y por exceso de conducción nerviosa. Se caracteriza por que el paciente presenta: Temblor rápido y regular Ansiedad Excitación Anorexia Alucinaciones Pesadillas Delirium tremens: forma más grave y dramática del síndrome. Se caracteriza por temblor, agitación, somnolencia, confusión y alucinaciones; los períodos de delirio pueden ser interrumpidos por fases breves de lucidez. Se une el incremento de la actividad vegetativa, con fiebre, taquicardia y perspiración que lleva a la deshidratación. Alcohol y bebedores: aparte de la gran masa de humanos que circunstancialmente y de forma esporádica ingieren alcohol, se divide a los bebedores en: Bebedor excesivo regular: los individuos beben, diariamente, formando parte de su rutina cotidiana, y aunque lo hacen de forma excesiva, no buscan ni llegan a embriagarse. Este proceder conduce, al cabo del tiempo, a una dependencia biológica al alcohol. No buscan el alcohol impulsados por ninguna necesidad física ni psíquica. Se trata tan solo de un simple abuso que sirve para afianzarse en una realidad placentera. Bebedor enfermo psíquico: utilizan la bebida como instrumento para estimular o combatir su realidad psicopatológica. En ellos, el estado anímico juega un importante papel en la atracción alcohólica. Se trata de modificar las vivencias y tensiones emocionales producidas por la enfermedad, a fin de reducir el sufrimiento latente de sus vivencias psicopatológicas. Alcoholómanía primaria: el paciente se entrega a la bebida con frecuencia irregular, pero, cuando lo hace, continúa hasta no poder más o hasta completa embriaguez. Su atracción por el alcohol es de carácter impulsivo, ya que su personalidad ha desarrollado una tendencia activa hacia el alcohol. La dependencia es más psicológica que biológica. Suele mantener estrecha relación con los mecanismos neuróticos. Alcoholomanía secundaria: dependencia biológica, física o metabólica del alcohol, que se manifiesta por la incapacidad de abstenerse del mismo más de un día. Es decir, el individuo es arrastrado al alcohol en una forma compulsiva, por una fuerza ajena a él. Persona alcoholizada o alcohólica: aquella que diariamente ingiere más alcohol del que pueda eliminar. Para un individuo sano, de 70 kg, supondría 175 gramos de alcohol al día. También se puede decir que es aquella persona que ha perdido la capacidad de abstenerse de beber y padece una enfermedad progresiva por dependencia del alcohol.
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