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DINÁMICA DE GRUPOS Y AUTOCONCIENCIA EMOCIONAL Perspectivas teóricas y ejercicios prácticos Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con autorización de los titulares de propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sgts. Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográ cos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos. © Jesús M. Canto Ortiz y Verónica Montilla Berbel © Ediciones Aljibe, S.L., 2008 Tlf.: 952 71 43 95 Fax: 952 71 43 42 Pavia, 8 - 29300-Archidona (Málaga) e-mail: aljibe@edicionesaljibe.com www.edicionesaljibe.com I.S.B.N.: 978-84-9700-420-6 Depósito legal: MA-9-2008 Cubierta: Raúl Castro Durán Maquetación: Equipo de Ediciones Aljibe Imprime: Imagraf. Málaga. DINÁMICA DE GRUPOS Y AUTOCONCIENCIA EMOCIONAL Perspectivas teóricas y ejercicios prácticos EDICIONES A L J I B E Jesús M. Canto Ortiz Verónica Montilla Berbel A Mayka, por iluminar cada día el lado oscuro de mi corazón. JMCO A todas las personas que forman y han formado parte de mi vida pues gracias a ellas he crecido como persona y muy especialmente a mis padres pues ellos me han dedicado su vida, a mi hermano por haberme enseñado el verdadero sentido de la palabra “Encuentro”, a mi cómplice y amante por dedicarme sus tomas de conciencia con valentía, a mi maestro Jesús por dedicarme su paciencia y con anza incondicional y, por supuesto, y principalmente a mis hijos pues me hacen encontrarme con mi sombra día a día y me enseñan cómo vivir en el Aquí y el Ahora. VMB “Somos el tiempo que nos queda” José M. Caballero Bonald “No es el lenguaje el que está en el hombre, sino el hombre en el lenguaje” Martin Buber “Yo soy y tú eres. No estoy en el mundo para colmar tus expectativas. Tú no estás en el mundo para colmar las mías. Yo estoy para ser yo mismo y vivir mi vida y tú estás para ser tú mismo y vivir tu vida. Si nos encontramos será hermoso. Si no nos encontramos no habrá nada que hacer” F. Perl INTRODUCCIÓN ............................................................... CAPÍTULO I: DEFINICIÓN Y ORIGEN DE LA DINÁMI- CA DE GRUPOS .................................................................... 1. Introducción ....................................................................... 2. Origen de la dinámica de grupos ....................................... 3. De nición de las técnicas de dinámica de grupos ............. CAPÍTULO II: LOS GRUPOS T ......................................... 1. Introducción ....................................................................... 2. ¿Cómo funciona un grupo T? ............................................ 3. El papel del coordinador del grupo T ................................ 4. Objetivos de los grupos T .................................................. 5. Duración del grupo T ......................................................... 6. Di cultades y limitaciones de los grupos T ....................... CAPÍTULO III: LA DINÁMICA DE GRUPOS DESDE LA PERSPECTIVA PSICOANALÍTICA ..................................... 1. Introducción ....................................................................... 2. La perspectiva teórica de W. R. Bion................................. ÍNDICE 13 21 21 23 26 29 29 32 38 39 40 41 43 43 46 12 Dinámica de grupos y autoconciencia emocional 3. Las técnicas de dinámica de grupos en el Instituto Tavis- tock de Relaciones Humanas ............................................. 4. Comparando la dinámica de grupos con la psicoterapia de grupo desde una perspectiva psicoanalítica ....................... CAPÍTULO IV: LA DINÁMICA DE GRUPOS EN LA PSI- COLOGÍA HUMANISTA ...................................................... 1. Introducción ....................................................................... 2. Características de la Psicología Humanista ....................... 3. El grupo de encuentro ........................................................ 4. El papel del facilitador ....................................................... 5. Cambios producidos con los grupos de encuentro............. 6. A modo de resumen ........................................................... CAPÍTULO V: EMOCIONES Y TOMA DE CONCIEN- CIA. PRESENTACIÓN DE LAS DINÁMICAS GRUPALES PARA CONSEGUIR LA AUTOCONCIENCIA EMOCIO- NAL ........................................................................................ 1. Introducción ....................................................................... 2. Sobre las dinámicas ........................................................... 3. Presentación de las dinámicas............................................ APÉNDICE: LA EXPRESIÓN CORPORAL EN LA DINÁ- MICA DE GRUPOS: EL PAPEL DE LAS EMOCIONES .... REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .............................. 47 51 53 53 56 59 66 68 70 73 73 77 78 133 149 INTRODUCCIÓN Aquella noche no salió de casa. Se sentía muy cansada y con ganas de aclarar algunas ideas que desde hacía un tiempo le ronda- ban por la cabeza y no la dejaban dormir como a ella le gustaba. Se sentó en su sillón favorito, se preparó una cena muy ligera y se echó una copa de buen vino. Esa noche no tenía ganas de ver la televisión, tan sólo de escuchar música y ver su último álbum de fotos. Cuando lo abrió por el principio no pudo reprimir una leve sonrisa al verse como era años atrás, rodeada de familiares, amigos y alguna que otra pareja. S. era todavía una mujer joven, bastante joven. Pero hacía unas cuantas semanas que sentía que su vida necesitaba un giro, un momento de re exión para comprender lo que le había pasado esos últimos años. S. no tenía pareja en esos instantes. Aunque no le había ido mal con los hombres, tampoco se sentía muy satisfecha de las numerosas relaciones que había mantenido, una detrás de otra, sin apenas descanso entre ellas. Ella sentía que su vida iba muy depri- sa y no quería seguir con esa sensación que iba desde el vértigo al deseo de huir, desde la ingravidez de la euforia hasta la pesadez del más in nito cansancio. Pero es que en esa clase de la asignatura de psicología de los grupos (S., aunque trabajaba en un hospital desde hacía años, había iniciado los estudios de psicología), cuando vino 14 Dinámica de grupos y autoconciencia emocional aquella psicóloga especialista en dinámica de grupos, invitada por el profesor de la asignatura, en una de esas dinámicas grupales, apa- rentemente sin trascendencia, la psicóloga dijo algo que se le había quedado clavado en su cabeza y no podía olvidar. La dinámica de grupos era muy simple, demasiado simple. Había que elegir a una pareja entre los compañeros de clase para hacer una de esas actividades que tanto les gustan a los psicólogos y, sobre todo, a su profesor de psicología de los grupos. La actividad nalizó y todos se fueron a sus asientos con una sonrisa en la comi- sura de los labios. Y, justamente, en ese instante, V., la especialista en dinámica de grupos, se dirigió una vez más a ellos y les dijo: “Muy bien, ahora os podéis sentar. Pero os invito a que os paréis un poco a re exionar sobre lo que ha sucedido. Cerrad los ojos. ¿Qué tiene que ver esto con vuestra vida? A la hora de elegir a vuestras parejas, ¿elegís o sois elegidos? ¿Os conformáis con la elección? ¿Os dejáis llevar? ¿Qué deter- mina vuestra elección? ¿Habéis luchado por ellas o la habéis admitido por cercanía? ¿Qué características tienen en común vuestras elecciones? ¿Cuántas veces habéis sido elegidos sin quererlo y lo habéis consentido?” V. dejó pasar unos segundos. El semblante de los alumnos cambió de repente y se pusieron mucho más serios y siguieron con otra dinámica de grupos. Al principio, S. no le dio ninguna impor- tancia, pero el eco de esas preguntas desde esa tarde resonabacons- tantemente en su mente sin que ella quisiera. Porque ahora que está viendo su álbum de fotos, S. se ha dado cuenta de que siempre había elegido de la misma forma a sus parejas y que no era ni tan fuerte ni tan racional como pensaba. Ella se creyó más independiente de lo que lo era de verdad, menos apegada a sus afectos y que controlaba mejor la in uencia del sexo y de la atrac- ción sexual en sus elecciones de pareja y que podía disociar con más facilidad amor y sexo (sexo y amor), cuando ello no había sido así casi nunca. Se estaba dando cuenta de que muchas de sus decisiones para emparejarse no habían sido tan premeditadas, sino que habían seguido una secuencia que ella misma no controlaba y de la que no era consciente: tras un echazo inicial, se había enamorado de 15Introducción hombres que apenas conocía pero que sin mucha di cultad entraban a formar parte de su vida durante bastante tiempo. Si S. hubiera sido consciente de esta secuencia que se repetía, que para ella no era tan fácil disociar sexo y amor como pensaba, si se hubiera dado cuenta antes, si hubiera tenido mayor claridad emocional, con toda seguri- dad hubiera actuado de forma bien distinta. Porque cuando ella creía buscar satisfacer un deseo, lo que buscaba también, sin saberlo, era sobre todo afecto. S. tuvo la experiencia fortuita de asistir a una clase de dinámi- ca de grupos que le había sido útil para tomar conciencia de cierto as- pecto de sí misma. A partir de ahora ella puede actuar de otra forma, si quiere, y puede establecer otras estrategias de emparejamiento que no le provoquen esa sensación de estar con un absoluto desconocido cuando había pasado un cierto tiempo con él. Este libro va a tratar de las dinámicas de grupos que sirven para que nos demos cuenta, para que tomemos conciencia de nues- tras emociones (pasadas, presentes y, por qué no, tal y como imagi- namos que serán en el futuro1) y de las consecuencias de nuestros actos, para aumentar la comunicación intra e interpersonal, esa co- municación entre nuestros diversos “yo” que construimos a la largo de nuestras múltiples relaciones. Porque dentro de los múltiples y variados tipos de técnicas de dinámica de grupos que existen, hay una gran variedad de técnicas que tienen estas funciones. Son muchas las dinámicas de grupos que existen, muchos sus ámbitos de aplicación, muchos sus posibles objetivos (Canto, 2000). Como una dinámica de grupo consiste en una experiencia grupal con la cual un individuo y/o el propio grupo puede apren- der algo a través de la experiencia, nos encontramos que pueden aplicarse, entre otros, tanto en el ámbito educativo y en el ámbito organizacional, como en el ámbito (psico)terapéutico en el sentido más amplio del término. Es más, hay muchas dinámicas grupales que quieren provocar cierta toma de conciencia a sus participantes y se les informa a éstos desde el principio de que no están formando 1 Consúltese el libro de Daniel Gilbert (2006) “Tropezar con la felicidad” para comprender el modo en que los seres humanos razonan cómo serán sus emociones en el futuro. Del mismo modo que se producen distorsiones en el recuerdo y en la percepción, también cometemos distorsiones cuando imaginamos las emociones que vamos a sentir en los acontecimientos futuros. 16 Dinámica de grupos y autoconciencia emocional parte de un grupo psicoterapéutico, ya que esta experiencia grupal no tiene como nalidad la eliminación de un síntoma o trastorno psicológico. Hace ya mucho tiempo que la psicología de los grupos fue consciente de la importancia de las emociones en el funcionamiento interno de los grupos (Canto, 1998). La psicología de corte más in- dividualista ha tardado más tiempo en reconocer este hecho. Porque si los conductistas enfatizaban la conducta y los cognitivistas se centraban en las cogniciones, los psicólogos humanistas y los psi- coanalistas se preocupan principalmente de las emociones. Entre los primeros psicólogos interesados en la dinámica de grupos, muchos de ellos eran de orientación psicoanalista y humanista, pero estas corrientes se situaban mayoritariamente fuera del ámbito académico y fueron perdiendo in uencia por la consolidación de planteamien- tos teóricos confeccionados con métodos más objetivos dentro de la propia psicología. El análisis de las emociones ha suscitado en la última década un interés cada vez más creciente (Fernández-Berrocal y Ramos, 2002). Las emociones son relativamente numerosas, variadas y com- plejas (Ovejero, 2000). Cualquier emoción implica una experiencia emocional (que con gura el sentimiento, esto es, la experiencia sub- jetiva de la emoción) y un proceso emocional, que es parcialmente no consciente, y que con gura el conjunto de todos los elementos que intervienen en la gestión emocional, incluida la experiencia emocional. Las emociones cumplen una serie de funciones (adapta- tiva, social y motivacional), que es lo que las hace útiles y bene cio- sas para las personas que las experimentan (Reeve, 1994). En el ser humano, pues, es evidente que las emociones cumplen una función social, que se puede detectar tanto en las emociones básicas como en las emociones sociales. Es más, la experiencia misma emocional transcurre en un contexto social que se constituye en parte de la ex- periencia. Schachter y Singer (1962) ya destacaron el componente social del estado emocional y sostuvieron que las emociones resul- tan de la interacción de un estado siológico y de ciertos factores cognitivos producidos en un contexto relacional determinado. Las emociones, de hecho, son al mismo tiempo una experien- cia somática, cognitiva, social y cultural. Hay emociones básicas, ya descritas por Darwin (1872), que tienen un carácter universal; otras, 17Introducción sin embargo, tienen un carácter más ligado al aprendizaje y a la cultu- ra. Pero, siendo así, todas pueden ser fácilmente in uenciadas por el contexto cultural y todas adquieren su signi cación real en situaciones interpersonales. La complejidad de la emociones en el ser humano queda re ejada en la riqueza existente de las expresiones lingüísticas para nombrarlas (y constituirlas), así como en la diferencia que existe en los distintos idiomas para hacer referencia a los distintos estados emocionales (Marina y López Penas, 1999). De ahí que conocer y comprender las emociones que se experimentan a lo largo de cualquier período vital no resulta fácil en ocasiones para muchas personas que no disciernen bien cuáles son sus emociones y cómo manejarlas. Las investigaciones sobre inteligencia emocional han resalta- do que las personas con un nivel óptimo de inteligencia emocional poseen un mejor ajuste psicológico y un mayor bienestar emocional. Cada vez en nuestra sociedad es mayor el porcentaje de personas que padecen altos niveles de ansiedad, estrés y trastornos mentales. Los modelos más conocidos e in uyentes sobre inteligencia emocional son el de Goleman (1997)2 y el de Mayer y Salovey (1997). Partien- do de este último, Mayer y Salovey de nen la inteligencia emocio- nal como la habilidad de las personas para percibir, usar, comprender y mejorar las emociones. Para estos investigadores la inteligencia emocional implica cuatro componentes: • Percepción y expresión emocional: reconocer de forma consciente nuestras emociones, identi car qué sentimos y ser capaces de darle una etiqueta verbal y una expresión emocional adecuada. • Facilitación emocional: capacidad para generar sentimien- tos que faciliten el pensamiento. 2 Goleman (1997) presentó su propio modelo de inteligencia emocional. Para Goleman la inteligencia emocional estaría compuesta de las siguientes habilidades: conciencia de uno mismo, autogestión, conciencia social y capacidades sociales o gestión de las relaciones. Re- cientemente, Goleman (2006) ha presentado, a su vez, un nuevo modelo, ahora denominado de inteligencia social, que estaría compuesto por la conciencia social(empatía primordial, sintonía, exactitud empática y cognición social) y por la aptitud social (sincronía, presen- tación de uno mismo, in uencia e interés por los demás). Este autor considera, por lo tanto, que la conciencia social y las capacidades sociales formarían parte también de la inteligencia emocional, quedando de este modo ciertas habilidades de la inteligencia social relacionadas con la inteligencia emocional. Que ambos tipos de inteligencia estén relacionadas no es de extrañar ya que las emociones son eminentemente sociales, siendo las relaciones sociales las que movilizan nuestras emociones. 18 Dinámica de grupos y autoconciencia emocional • Comprensión emocional: integrar lo que sentimos dentro de nuestro pensamiento y saber considerar la complejidad de los cambios emocionales. • Regulación emocional: dirigir y mejorar de forma e caz las emociones tanto positivas como negativas. La inteligencia emocional es un constructo psicológico que indica el grado de atención que los individuos prestan a sus sen- timientos, la claridad con la que los experimentan y sus creencias sobre cómo minimizar estados emocionales negativos y maximizar y prolongar los estamos emocionales positivos. Además, la inteligen- cia emocional incluye diferentes capacidades como la percepción, expresión y evaluación emocional, la facilitación emocional, el co- nocimiento emocional y la regulación de las emociones. La persona que posee estas habilidades es considera una persona bien ajustada y emocionalmente hábil, mientras que la persona que no las posee puede presentar un deterioro en el funcionamiento social y emocio- nal. Las personas que pueden percibir correctamente las emociones pueden conocer sus propias emociones y generalmente ser capaces de aceptar sus experiencias internas, al mismo tiempo que van a ser más expresivas emocionalmente y van a presentar una mayor empatía emocional hacia los demás. El mayor ajuste emocional lo poseen aquellas personas que puntúan alto en claridad emocional y en reparación emocional y que puntúan de forma media en atención emocional. Es muy posible que S. no tuviera una elevada claridad emo- cional en torno al papel que desempeñaban sus emociones a la hora de elegir pareja y que eso le llevara, en ocasiones, a tomar decisiones precipitadas. Puede que confundiera sus sentimientos y emociones y que hubiera optado inconscientemente por una estrategia de empare- jamiento fundamentada en emociones poco claras para ella. Lo que sí parece ser es que esta breve experiencia de dinámica de grupos le ha servido para comenzar a darse cuenta de cómo había actuado a lo largo de su vida. La forma de actuar que tenga S. en el futuro, tras este descubrimiento, depende ahora de ella más que nunca. El principal objetivo de este libro es exponer de forma siste- mática algunas de las principales dinámicas de grupos que tienen como nalidad que las personas que las practican se den cuenta de sus emociones, mejoren su comunicación intra e interpersonal y sean 19Introducción conscientes del efecto que su comportamiento tiene en los demás y cómo son percibidas. Se analizarán y se expondrán los fundamentos teóricos de las técnicas, sus características y sus funciones. El libro consta de dos partes. En el capítulo I se hará un breve recorrido histórico y se de nirá el concepto de dinámica de grupos. En el capítulo II se expondrá una de las técnicas más signi cativas creadas por Lewin, como fue el grupo T, en la que se percibe el inte- rés que ya tenían los psicólogos sociales interesados por la dinámica grupal para que las personas aumentaran su sensibilidad comuni- cativa y fuesen conscientes de sus emociones. En el capítulo III se presenta la perspectiva psicoanalítica, tal como fue planteada por Bion en Gran Bretaña, y su enfoque particular de la dinámica grupal que dio lugar a técnicas grupales ampliamente utilizadas en el ámbi- to organizacional, destinadas a hacer consciente, primordialmente, las formas en las que los individuos se relacionan con las guras de autoridad. En el capítulo IV se prestará atención a las aportaciones llevadas a cabo por la psicología humanista, que supusieron un cambio de énfasis bastante importante, ya que contrariamente a la perspectiva psicosocial de los grupos T lewinianos, orientados hacia “las relaciones humanas” en el campo organizacional o comunitario, los psicólogos humanistas interesados por los grupos, como C. R. Rogers entre otros, dieron paso a un enfoque más clínico centrado en el desarrollo personal, que implicaría tal proceso que las personas mejoraran su capacidad de experimentar sentimientos, emociones y actitudes que no eran capaces, hasta ese momento, de advertir, de tal modo que ya no tendría por qué ser necesariamente amenazadora para el individuo. Estar más abierto a la experiencia implicaría estar más atento a las relaciones con los otros y consigo mismo. Para los psicólogos humanistas, tal como a rma Stevens (1976), “es muchísimo más útil sencillamente tomar más conciencia –dándose cuenta de cómo está ahora uno mismo– que tratar de cam- biar, o detener, o incluso evitar, algo que hay en mí pero no me gusta. Cuando uno de verdad se pone en contacto con su propia vivencia, descubre que el cambio se produce por sí sólo, sin esfuerzo ni plani- cación” (p. 18). Ser consciente de los sentimientos y emociones es el mecanismo que nos permite otorgar signi cado a la experiencia. El proceso de darse cuenta es un proceso selectivo que nos permite enfocar una determinada emoción. Para los psicólogos humanistas, 20 Dinámica de grupos y autoconciencia emocional el grupo, con sus dinámicas, es el contexto por excelencia adecuado para potenciar este nivel emocional. En el capítulo V comienza la segunda parte del libro. Se ex- pone un breve resumen de las bases teóricas que han inspirado la mayoría de las dinámicas de grupos que se exponen en este libro. Ciertos ejercicios con grupos que tienen como nalidad adquirir autoconsciencia emocional hunden sus raíces en la perspectiva humanista y, más concretamente, en la psicoterapia de la gestalt. Independientemente de la orientación teórica que se asuma, hay toda una serie de dinámicas que pueden ser útiles al coordinador de grupo. Asumir los planteamientos teóricos gestaltistas hace que la labor del coordinador tenga una nalidad psicoterapéutica, por lo que la formación en este campo debe ser una exigencia para obtener los máximos resultados cuando se aplican tales técnicas de forma sistemática y con nes terapéuticos. Las dinámicas de este libro pueden ser utilizadas de distintas formas. Si el lector comparte las bases teóricas que hay detrás de muchas de las dinámicas (tal y como se expone en el capítulo V), es muy probable que las utilice de forma secuenciada y encadenada con un n psicoterapéutico. Pero esto es tan sólo una de las posibili- dades. Otra opción es escoger las técnicas que se estimen oportunas para provocar un efecto determinado en el ámbito emocional de los miembros del grupo. Sea cual fuere la opción elegida, este libro pue- de constituirse en una herramienta muy útil para los profesionales interesados por la dinámica de grupos que desean provocar algún grado de autoconciencia emocional en los participantes. Para concluir, en un apéndice se expondrán algunas técnicas grupales que, desarrolladas en el ámbito de la expresión corporal, son utilizadas por muchos profesionales para conseguir en los parti- cipantes un aumento de su autoconciencia emocional. CAPÍTULO I DEFINICIÓN Y ORIGEN DE LA DINÁMICA DE GRUPOS 1. INTRODUCCIÓN Observar el comportamiento del ser humano y comprenderlo resulta un reto apasionante. Son muchas las disciplinas cientí cas que se dedican a este propósito y muchos los modelos teóricos de- sarrollados para este n. La psicología ha conseguido importantes avances en la comprensión del comportamiento del ser humano. Como vivimos en grupos, como pasamosla mayor parte de nuestras vidas en grupos, como los hechos más signi cativos tienen lugar en grupos, la psicología les ha prestado una atención especial (Canto, 1998). Es un hecho que la psicología de los grupos y otras ciencias sociales han analizado la realidad grupal y han pretendido responder a muchas cuestiones que nos plantea. Como a rmaban Cartwright y Zander (1971), como los grupos son inevitables y movilizan fuer- zas poderosas que producen efectos de suma importancia en los individuos que los forman, pudiendo provocar consecuencias tanto positivas como negativas, la correcta comprensión de la dinámica de grupo hace posible que las consecuencias deseables de los grupos puedan deliberadamente lograrse. Si consideramos que la mayor parte de nuestra vida transcurre entre la familia, los amigos, la pareja y los compañeros, nos daremos cuenta de que el grupo es consustancial al ser humano; que la socia- 22 Dinámica de grupos y autoconciencia emocional lización depende de la in uencia de los grupos en los que interviene cada ser humano y que la sociedad impregna a través de los grupos a los individuos. El grupo, pues, conforma al individuo, del mismo modo que los individuos conforman al grupo. De hecho, no se po- dría entender al ser humano sin conocer la naturaleza de los grupos. Por todo ello, el interés que han suscitado los grupos en las ciencias sociales ha sido enorme. La propia psicología social, a través de la psicología de los grupos, ha realizado esfuerzos importantes. Este interés se ha plasmado en el desarrollo teórico, en el análisis de sus procesos y estructura y en el desarrollo de técnicas y procedimientos grupales de intervención (Canto, 2000). El ámbito de la psicología social dedicada al análisis de los grupos ha sido la psicología de los grupos, denominada en muchas ocasiones dinámica de grupos. De hecho la dinámica de grupos es un campo interdisciplinar, donde no sólo intervienen psicólogos y sociólogos, sino también otros cientí cos sociales como antropólo- gos, pedagogos, trabajadores sociales, etc. (Forsyth, 2006). Además, en el ámbito de la psicología no sólo intervienen los psicólogos sociales, sino también los psicólogos clínicos, los psicólogos educa- tivos, los psicólogos organizacionales, etc. El término dinámica de grupos posee diversos sentidos que deben ser tenidos en cuenta para saber en cada momento a lo que estamos haciendo referencia: a) En un sentido amplio, dinámica de grupos sería el conjun- to de fenómenos que tienen lugar en los grupos. b) También se ha utilizado este término para describir una rama de la psicología, siendo sinónimos, como ya hemos explicado, dinámica de grupos y psicología de los grupos. c) Y, en tercer lugar, hace referencia a un conjunto de méto- dos prácticos de trabajo con grupos. Así, pues, bajo la expresión dinámica de grupos se hace re- ferencia a los procesos que intervienen en los grupos, así como al conjunto de técnicas que se aplican para intervenir en los mismos. En la actualidad, con el término psicología de los grupos se hace re- ferencia al conocimiento acumulado por la psicología social y otras ciencias sociales dedicadas al estudio de los grupos, mientras que el término dinámica de grupos queda más asociado a un conjunto de técnicas aplicadas a los grupos. Sea como fuere, aún cuando se haga 23De nición y origen de la dinámica de grupos referencia tan sólo a los aspectos más técnicos, los fundamentos teóricos no deben ser olvidados cuando se identi que dinámica de grupos con el empleo de una serie de técnicas grupales. Pero antes de de nir lo que se entiende por dinámica de grupos desde una pers- pectiva técnica, se hará un breve recorrido histórico y se expondrá cómo surgió dicho ámbito. 2. ORIGEN DE LA DINAMICA DE GRUPOS3 Kurt Lewin es considerado el padre de la dinámica de grupos. Pero Lewin fue in uido por J. L. Moreno, de tal forma que traspasó su interés por la psicología de la personalidad a la psicología de los grupos. La obra y la in uencia del J. L. Moreno es muy amplia (González, 1995). Ya en 1936 Moreno utilizó el término dinámica de grupos para de nir la sociometría. Moreno fue pionero en el estudio de los pequeños grupos y una gura excepcional en la aplicación de las técnicas grupales; de hecho, fue quien acuñó la expresión psicoterapia de grupo y el que utilizó el grupo con nes psicotera- péuticos. Por ello, Lewin no fue tanto el fundador de la dinámica de grupos como su principal impulsor, tanto en el ámbito académico como experimental. La labor desarrollada tanto por Moreno como por Lewin fue tan importante que, en los años 30 del siglo XX, di- siparon las dudas sobre la existencia de los grupos4 desde un punto de vista psicológico. El avance de las ciencias sociales se concretizó en este ám- bito en la admisión de la realidad psicológica de los grupos y en el desarrollo de las técnicas de investigación (la sociometría, la expe- rimentación de la conducta individual en grupos y la observación controlada de la interacción social). El estado de la ciencia junto a las peculiaridades de una sociedad como la norteamericana en los años 30 del siglo XX propiciaron que se tuviese una con anza muy im- 3 Parte del contenido de este punto es un resumen del capítulo del libro J. M. Canto (2000). Dinámica de grupos. Aspectos técnicos, ámbitos de intervención y funda- mentos teóricos. Málaga: Aljibe. 4 A la psicología le costó admitir la realidad psicológica de los grupos. Autores tan importantes como Lewin, Moreno, Asch y Sherif, entre otros, realizaron investiga- ciones que demostraron la entidad psicológica de los grupos. 24 Dinámica de grupos y autoconciencia emocional portante en la función de las ciencias para la solución de problemas que se les planteaban a una sociedad industrial tan dinámica como la de los EE. UU., sacudida por fuertes desarrollos y avances, como también por los avatares de las guerras mundiales. Además del apo- yo prestado por la sociedad norteamericana, el surgimiento en este país de ciertas profesiones en el campo de la psicoterapia de grupo, la educación, el trabajo en grupos sociales y en la administración requería un conocimiento sistemático de los procesos y estructuras que tenían lugar en los grupos. Hacia nales de los años 30 y principios de lo 40 del siglo XX, la dinámica de grupos se consolidó de la mano de Lewin. Este investi- gador comenzó a desarrollar una cierta losofía de la dirección y con- ducción de grupos, ciertas técnicas de trabajo y formación y un con- junto de conocimientos sobre la naturaleza de los grupos. La dinámica de grupos tiene unas fuertes connotaciones ideológicas, al vincularse con los valores democráticos, al poner énfasis en el liderazgo partici- pativo, en la participación ciudadana y en el trabajo cooperativo. De hecho, los grupos se percibieron como un medio de defensa de los individuos frente a los poderes establecidos. Esta característica tuvo mucho que ver con el momento histórico cuando comenzó el desa- rrollo de la dinámica de grupos, al coincidir con el surgimiento de los movimientos totalitarios y con el triunfo de las democracias tras la II Guerra Mundial en ciertos países desarrollados. Los laboratorios de dinámica de grupos aparecieron en EE. UU. una vez que nalizó la II Guerra Mundial. En 1945 Lewin fundó el Research Center for Group Dynamics en el Massachussets Institute of Tecnology, que tenía como objetivo el estudio de las re- laciones humanas. Un año después se creó, en estrecha colaboración con el anterior centro, el National Training Laboratory in Group Development, que años más tarde se denominó National Training Laboratory. Tenía como nalidad el entrenamiento intensivo de pro- fesionales que deseaban aumentar su conocimiento sobre la dinámi- ca de grupos y, principalmente, desarrollar habilidades de dirección y coordinación de grupos. En 1950, tras la muerte de Lewin en 1947, el movimiento de la dinámicade grupos sufrió una importante escisión que lo alejaría de las pautas señaladas por Lewin. La separación entre el Research Center for Group Dynamics y el National Training Laboratory fue 25De nición y origen de la dinámica de grupos un hecho. Este último centro cambió de nombre y la sede la trasladó de Bethel (Maine) a Esalen (California). El énfasis ya no se pondría en las propiedades del grupo como unidad de análisis, sino en el desarrollo personal y en el énfasis de las relaciones interpersonales, siendo el marco dominante la psicología humanista. En psicoterapia, cualquier orientación teórica (ya fuese psicodinámica, humanista, conductual, cognitiva...) sucumbió al ímpetu de la dinámica de grupos desarrollando procedimientos psicoterapéuticos grupales (Corey, 1995). Como veremos en el capítulo II, los Grupos T fueron con toda probabilidad el mejor representante de todo lo que fue el movimien- to de la dinámica de grupos. En junio de 1947 tuvo lugar en Bethel el primer seminario experimental de los Grupos T. Se experimentó un nuevo método de formación para las relaciones humanas que podía llegar a modi car en profundidad las actitudes y emociones del participante. Aquellos profesionales que recurren a la dinámica de grupos de enden y asumen que el grupo transforma a sus integrantes, pu- diendo tener una serie de efectos (Cirigliano y Villaverde, 1966): • Efecto terapéutico (o de ayuda): todo grupo puede propor- cionar a sus miembros la posibilidad de desarrollar ciertas capacidades y superar determinados problemas. • Efecto psicoterapéutico: los grupos pueden ser utilizados como instrumentos a través de los cuales tiene lugar la psi- coterapia de grupo. • Efecto educativo: los grupos pueden ser empleados con el n expreso de aprender. Los grupos no sólo pueden resolver problemas o tomar decisiones, sino que también pueden ser utilizados como instrumentos educativos. La dinámica de grupos, pues, posee una elevada dosis de apli- cabilidad, como sería en la dirección de reuniones de grupos peque- ños, en selección de personal, en pedagogía activa, en psicoterapia de grupo, en los grupos de apoyo, en la utilización como método para provocar el despertar emocional, etc. Algunas de estas aplicaciones pueden ser de carácter simple y super cial, como puede ser el uso de técnicas grupales para mejorar el clima social, la productividad y el aprendizaje de determinados grupos (véase Canto, 2000). Otras si- tuaciones pueden llegar a reclamar el empleo de ciertas técnicas para 26 Dinámica de grupos y autoconciencia emocional la integración profunda de los miembros de un cierto conocimiento sobre ellos mismos provocado por la situación grupal. 3. DEFINICIÓN DE LAS TÉCNICAS DE DINÁMICA DE GRUPOS Los grupos son inevitables, existen en multitud de ámbitos y cada grupo tiene su propia dinámica, su propio desarrollo y evolu- ción. Como coordinadores o monitores de grupos podemos no inter- venir y dejar que el grupo evolucione o podemos, por el contrario, intervenir intencionadamente para provocar una serie de efectos positivos y deseados en función de unos objetivos por los que se ha constituido el grupo. Al optar por esta segunda opción, somos cons- cientes de que existe todo un conjunto de técnicas grupales estanda- rizadas destinadas a este n. No importa el ámbito profesional en el que desempeñemos nuestra labor (comunitario, educativo, laboral, organizacional, psicoterapéutico...), cualquier coordinador o moni- tor de grupo puede utilizar una serie de técnicas. Que elijamos una u otra depende de todo un conjunto de factores, tales como: • Los objetivos que se desean obtener. • La madurez del grupo. • El tamaño del grupo. • Las características de los participantes. • El tiempo real del que se dispone. • La experiencia del coordinador del grupo. Las técnicas grupales deben ser consideradas un medio para conseguir un n, nunca en n en sí mismas, y que dependen de los objetivos preestablecidos. Estos pueden ser muy variados, tales como: • Las técnicas grupales son una valiosa ayuda en la socializa- ción e individualización de los miembros del grupo. • Mejorar la aceptación del otro. • Fomentar una actitud de responsabilidad. Antons (1990) de ne las técnicas de dinámica de grupos como “aquellas situaciones colectivas estructuradas, en las que a través del coordinador de grupo se plantean problemas y con ictos simulados. La manipulación de estas situaciones-modelo impulsa a los participantes a observarse a sí mismos y a sus modos de com- 27De nición y origen de la dinámica de grupos portamiento recíproco, gracias a lo cual llegan a conocerse tanto a sí mismos como a los demás en nuevas formas de comportamiento. De este modo se ilustran modos especí cos de comportamiento colectivo, y en el sentido de un proceso integrado de aprendizaje puede producirse además no sólo una asimilación cognoscitiva sino también un cambio de comportamiento” (p. 11)5. Núñez y Loscertales (1996; p. 61) de nen las técnicas de dinámica de grupos como “situaciones puntuales o momentos tem- porales de la vida del grupo en las que se plantean de forma estruc- turada –de origen arti cial o real– un problema a resolver o, simple- mente, una cierta actividad a realizar. Además, existen, o se marcan, unos límites y unas condiciones. Por todo ello, se cuenta con unas posibilidades de acción y unos recursos concretos previamente de- terminados y conocidos”. En suma, las técnicas de grupo son formas de organizar la actividad del grupo, considerando los conocimientos que aportan la teoría de la dinámica de grupo. Cuando el coordinador del grupo opta por una técnica grupal lo que está haciendo es poner en práctica formas de conducta colec- tivas. Estas serán objeto de análisis por parte del grupo, propiciando que la experiencia que ha tenido lugar origine una serie de apren- dizajes que modi quen ciertos comportamientos, ciertos esquemas cognitivos y potenciando determinadas emociones en cada miembro del grupo. La mayor parte de las técnicas de dinámica de grupos son vivencias grupales diseñadas previamente que pretenden propiciar una determinada experiencia en los participantes, las cuales, tras el análisis y re exión de lo que se ha vivido, sirven de entrenamiento y de insight para un óptimo aprovechamiento de las habilidades cognitivas, emocionales y conductuales de los miembros del grupo que ha participado. Las técnicas grupales no son juegos intrascendentales, pero sí poseen un carecer lúdico en ocasiones, al adquirir un valor es- pecí co de diversión que estimula la creatividad, cierta tensión y dinamismo en los grupos. Los individuos se desligan de la situación del momento y de forma más o menos lúdica desempeñan nuevos 5 A la de nición de Antons (1990) habría que añadirle que ese cambio comporta- mental debería ser producido no sólo por una asimilación cognoscitiva sino por una toma de conciencia emocional. 28 Dinámica de grupos y autoconciencia emocional roles que les posibilitan nuevas identi caciones y nuevas formas de interacción interpersonal. Con las técnicas grupales, los individuos pueden: • Conocerse mejor a sí mismos y a los demás. • Conocer la dinámica y el funcionamiento de los grupos. • Desarrollar la e cacia de las actividades grupales. • Lograr la madurez del grupo y la de sus miembros. La meta nal de las técnicas de dinámica de grupos es aumen- tar la madurez del grupo y la de sus integrantes. Son muy numerosas las técnicas que existen en la dinámica de los grupos. Las técnicas no deben ser consideradas de forma rígida sino más bien exible. A partir de la situación, el coordinador del grupo puede seleccionar la que estime oportuna y diseñar las modi- caciones necesarias. Esta circunstancia amplía considerablemente el listado de las técnicas, dando lugar a pequeñas variaciones de la misma y a distintas denominaciones. Hay ocasiones en las que el coordinador del grupo aplica algunas técnicascon un objetivo especí co y concreto, como puede ser, por ejemplo, que los miembros del grupo sean conscientes de que en grupo se puede aumentar la creatividad o quizá el proceso de cohesión grupal, etc. Pueden ser técnicas aplicadas con un carácter relativamente puntual y pueden mezclarse con otras actividades y tareas que no son de dinámica de grupos. Sin embargo, en otras ocasiones nos encontramos con que el coordinador del grupo es un psicólogo que, sin tener por qué desempeñar un rol de psicoterapeuta necesariamente, participa en él con una nalidad más concreta: aumentar el autoconoci- miento de los miembros del grupo, para que sean conscientes de cómo sus emociones, sentimientos y pensamientos les están in uyendo sin que apenas sean muy consciente de ello. Estas técnicas grupales poseen con frecuencia una naturaleza especial, al estar muchas de ellas inspiradas en ciertas corrientes teóricas psicológicas, que tienen como n producir y provocar insight en los participantes. CAPÍTULO II LOS GRUPOS T “Cuando se enfrenta a los miembros de un grupo con la realidad de su propia conducta y sus efectos en los demás, de una manera más o menos objetiva y, sobre todo, cuando se lo- gra que los miembros de un grupo piensen y acepten de modo no defensivo los datos que se les proporcionan, se les lleva a lograr un profundo y signi cativo conocimiento de sí mismos, de cómo reaccionan los demás ante ellos y de la realidad del grupo humano en general” (Benne, 1946). “En sí, el Grupo T es una experiencia fundamentalmente emocional” (Husenman, 1979). 1. INTRODUCCIÓN Cuando la mayor parte de los psicólogos que querían hacer de la psicología una disciplina cientí ca estaban investigando con animales (palomas y ratas) para intentar establecer, según ellos, ciertos principios que regirían el comportamiento humano, Kurt Lewin trabajaba ya en entre 1939 y 1940 con sujetos humanos en sus famosas investigaciones sobre los estilos de liderazgo y aplicaba el método experimental a los grupos humanos. Lewin, junto con otros psicólogos gestaltistas y junto con Moreno, demostró la realidad 30 Dinámica de grupos y autoconciencia emocional psicológica de los grupos y desarrolló un marco teórico y diversas técnicas grupales. Al ser Lewin un psicólogo gestaltista, al desarro- llar la teoría de campo (Gómez y Canto, 1997) y al sostener que cada objeto queda de nido de una forma determinada por el contexto total en el que está incluido, explicaba también la conducta individual a partir de la estructura que establece una persona y su medio ambiente en un momento determinado. Cada estructura es un campo dinámi- co, un sistema de fuerzas en equilibrio constante. Lewin partió de la idea de que el grupo debe ser considerado como un lugar en el que las personas constituyen singularidades como fuerzas que se in u- yen mutuamente. El campo o espacio vital comprendería todas las in uencias afectivas e intelectuales que afectarían a una conducta concreta en un momento determinado. En el grupo el individuo sería tan sólo una pequeña parte de un sistema constituido por las normas grupales, el tipo de liderazgo, los roles, etc. Cuando observamos con detenimiento la técnica grupal de- nominada grupo T, es fácil constatar la profundidad y el calado que supuso tal descubrimiento. Era verano, hacía poco tiempo que había nalizado la Segunda Guerra Mundial y las ciencias estaban expe- rimentando un impulso muy importante en EE. UU. La psicología y la sociología, ciencias relativamente nuevas, comenzaron a atraer la atención de ciertas instituciones que querían contribuir a su desa- rrollo. Como ya hemos comentado, se fundó el Research Center for Group Dynamics en el MIT, dirigido por Lewin. Lewin y su equipo de investigadores organizaron un semina- rio dirigido a enseñantes, funcionarios públicos y personas intere- sadas en las ciencias sociales. Este seminario tenía como objetivo analizar las posibilidades de los pequeños grupos como posibles instrumentos de cambio personal y social, siendo conscientes de que los grupos podrían ser un medio e caz para solucionar importantes problemas de la sociedad. El seminario estaba constituido de la si- guiente forma: a) En primer lugar, el equipo de investigadores. b) En segundo lugar, el equipo de monitores. c) Y, en tercer lugar, los participantes: 50 personas, en su mayor parte profesores, que se dividían en tres grupos dirigidos por los monitores. La nalidad del seminario era doble: 31Los grupos T a) Formar equipos de mediadores para resolver los con ictos racionales. b) Quería conseguir un mejor conocimiento de los fenómenos de los grupos pequeños, para desarrollar técnicas para que los grupos funcionaran más e cazmente. Tras las sesiones diarias, el interés era tan elevado que el equipo de investigadores y el equipo de monitores se reunían to- das las noches para compartir y discutir sus observaciones. En un ambiente relajado y distendido, cualquiera de los asistentes podía expresar cualquier observación sobre lo que había sucedido a lo largo del día. En unas de estas reuniones nocturnas sucedió un aconteci- miento que propició el origen de lo que se denominó grupo T. Una de esas noches el grupo de investigadores y monitores estaban hablan- do de lo que había sucedido ese día, cuando tres de los participantes, que se acercaron al grupo para recoger sus cosas, al ver lo que se estaba hablando, pidieron permiso para quedarse y Lewin lo autorizó sin ningún género de dudas. Pero al poco tiempo, el grupo de inves- tigadores y monitores se pusieron a hablar de unas de las personas que había pedido permiso para quedarse. El monitor del grupo y un investigador tenían opiniones divergentes sobre lo que había pasa- do y cada uno dio su versión. Cuando esta persona, una muchacha joven, oyó lo que se estaba hablando de ella no pudo contenerse y dijo que las cosas que se decían de ella no eran exactamente así y dio su propia versión. Lewin se interesó por este acontecimiento, que volvió a repetirse varias veces en esa sesión. Estas tres personas fueron invitadas a participar en la siguien- te reunión nocturna, asistiendo al nal todo el grupo de participan- tes: 50 personas. Este acontecimiento se había convertido en lo más signi cativo del día. Lewin y su equipo se dieron cuenta de que allí había un nuevo y poderoso medio de aprendizaje y educación. Un buen método para aprender sobre las relaciones humanas debía consistir en que las personas se relacionaran en un grupo y re exio- naran de forma más o menos inmediata sobre lo que había pasado en el mismo. Para el año siguiente, en 1947, Benne, Bradford y Lippitt, los tres monitores, diseñaron sesiones de grupo inspiradas en la expe- riencia anterior. En estas sesiones los grupos re exionaron sobre su 32 Dinámica de grupos y autoconciencia emocional propia conducta, centrándose en los sucesos que habían tenido lugar en el “aquí y ahora” de las sesiones grupales. Lewin no pudo asistir a estas sesiones porque murió a prin- cipios de 1947. Pero el interés por los grupos continúo gracias a la labor realizada por sus colaboradores en el National Training Laboratory (NTL), que se fundó ese mismo año. Los grupos que se formaban en el NTL recibieron el nombre de BST-Groups, que correspondían a las iniciales de Basic Skill Training. Eran grupos cuyo objetivo era ejercitar las habilidades básicas consideradas ne- cesarias para que el individuo funcionara en el grupo como agente de cambio. 2. ¿COMO FUNCIONA UN GRUPO T? Una de las técnicas más importantes en el ámbito de la diná- mica de grupos ha sido el grupo T. Técnica que posee una antigüedad de más de 50 años y que recibe nombres tan diversos tales como: grupos de entrenamiento, grupos de encuentro o grupos de sensi- bilización de la comunicación. La expresión grupo T proviene del término inglés T-Group, abreviatura de “Training-Group”.6 El suceso azaroso que tuvo lugar en 1946 en lasreuniones nocturnas dirigidas por Lewin constituyó las bases que fundamen- taron los grupos T. No es fácil de nir lo que es un grupo T. Como nos recuerda Aronson (1975), los grupos T no son un grupo de terapia, ya que no han sido diseñados para curar una enfermedad mental7, ni son un seminario, ni tampoco un grupo donde el coor- dinador desempeña un rol clásico de autoridad. No, los grupos T no son nada de eso. Son un tipo de grupo que se caracteriza por 6 Existen diversos tipos de grupos T. Cuando se utiliza el término “grupo T” se hace referencia a grupos que se centran principalmente en la conducta verbal y en los que las discusiones del grupo se limitan casi exclusivamente al “aquí y al ahora”. Se implantaron en la Costa Este de los EE. UU., en el NTL, en Bethel (Maine). Por otra parte, el término “grupo de encuentro” se asocia a procedimientos dentro de lo que se denominó “movimiento del potencial humano”, en el que muchas de las ac- tividades que se realizan en el grupo incluyen a menudo prácticas no verbales como movimientos corporales, masaje, etc. Estos grupos se implantaron principalmente en la Costa Oeste de los EE. UU. 7 De hecho, aquellas personas con trastornos emocionales graves se les recomiendan que no asistan a estos grupos. 33Los grupos T la forma tan peculiar en la que se produce el aprendizaje y por el contenido de lo que se aprende. En términos generales una persona aprende en un grupo T cosas que tienen que ver consigo misma y sobre cómo se relaciona y es percibida por otras personas del grupo. Aprende cómo le afecta la conducta de los miembros del grupo y cómo su conducta afecta al resto del grupo. Históricamente, los grupos T comenzaron como un método para enseñar a las personas capacidades interpersonales, para ser aplicadas tanto en el ámbito personal como profesional. Desde hace más de 30 años, el énfasis se ha ido desplazando hacia metas más personales, como son aprender a comprender los propios sentimientos y los de los demás8. Husenman (1979) a rma que esencialmente los grupos T movilizan emociones en las personas que participan en ellos, enfrentándose a los miembros del grupo con emociones nuevas y no tan nuevas, conocidas y casi desconocidas. Quien participe en un grupo T debe ser plenamente consciente de ello y sentirse preparado para ayudar al grupo en el esfuerzo y la elaboración de esas emociones. Lo que caracteriza al grupo T es la forma tan peculiar de aprendizaje, el método. Un grupo T suele estar formado por un nú- mero pequeño de personas (entre 8 y 10 personas) que se reúnen con el propósito de aprender sobre “habilidades interpersonales”. Los miembros del grupo asisten a la primera sesión con las expectativas formadas de cómo debe funcionar el grupo: el coordinador o moni- tor será el que lo dirige y ellos desempeñaran un rol subordinado. 8 Aronson (1975) resalta que los grupos T, además de ser una técnica grupal que da la oportunidad de conseguir metas personales, también es útil para obtener metas de carácter más general, tales como: 1) Desarrollar un espíritu de investigación, una propensión a examinar la propia conducta y a experimentar con el papel de uno mismo en el mundo. 2) Percatarse de un número mayor de cosas acerca de un círculo más amplio de personas. 3) Desarrollar mayor autenticidad en las relaciones interpersonales; sentirse más libre para ser uno mismo y no sentirse forzado a representar un papel. 4) Desarrollar la capacidad para actuar de un modo cooperativo, en vez de actuar de un modo autoritario. 5) Desarrollar una capacidad para resolver con ictos y disputas mediante una solu- ción de problemas y no a través de coacción o manipulación. 34 Dinámica de grupos y autoconciencia emocional Habría una serie de reglas y normas muy especí cas que regularán el comportamiento de todos los miembros del grupo. Pero el grupo T no funciona así. Los participantes se enfren- tan a una situación totalmente informal. No hay plan a seguir y el liderazgo del monitor es mínimo. Esta situación se enfrenta a las expectativas que tienen los miembros del grupo sobre lo que debería ser una situación de entrenamiento. Ello provoca una sensación de desconcierto y frustración. Este tipo de falta de estructura proporcio- na las bases para comenzar un grupo T, lo que, junto a una atmósfera permisiva tolerada por el monitor, hace posible que los participantes se expresen libremente. En un grupo T aparentemente no hay nada que hacer. El coor- dinador, con las instrucciones que proporciona al inicio de la primera sesión, pretende crear un cierto vacío. Según López-Yarto (1997), un grupo T podría comenzar de la manera siguiente, con estas palabras del monitor: “Este grupo va a ser durante todos estos días nuestro pequeño grupo. Nos reuniremos bastantes veces al cabo del día. Y lo que tenemos que hacer aquí es sencillamente rela- cionarnos entre nosotros, ir, por así decirlo, haciendo nuestra propia historia. Bueno, lo hacéis vosotros, porque yo no soy un miembro más del grupo. Yo sólo intervendré cuando crea necesario aclarar algún punto o decir alguna cosa que crea va a ayudar al grupo en su marcha. Tenemos una hora y cuarto” (p. 48). Y a partir de ese instante el monitor guarda silencio. Y van pasando los minutos y sigue el silencio por parte del monitor. Esta situación hace aumentar la ansiedad de los participantes, que se mi- ran extrañados, pidiendo alguna explicación al silencio del monitor. Los participantes, pues, se encuentran en un grupo que no tiene aparentemente ninguna tarea. Poco a poco la atención, de forma im- perceptible, se centra en el proceso de relación entre unos y otros. No es posible distraerse del grupo porque no hay a priori otra cosa que hacer. Los personas que forman el grupo toman conciencia de que van a estar algún tiempo (un n de semana, unos cuantos días...) sin agenda de trabajo y sin nadie que dirija al grupo. Pero poco a poco, 35Los grupos T los participantes van aprendiendo a prestar atención a los demás, a escuchar, a escucharse, a captar matices en las palabras y en las conductas que antes no eran objeto de atención. El coordinador, tras una primera intervención con la que ha explicado lo que van a hacer, lleva en silencio un buen rato. A pesar de que vea impacientes a los miembros del grupo, no se inmuta. Pero, ¿qué puede suceder para que un grupo T se ponga en marcha? Aronson (1975) lo explica con este ejemplo: “Los minutos pasan. Parecen horas. Los miembros del grupo quizá se miren unos a otros o miren por la ventana. Por lo general mirarán al instructor en busca de guía o dirección. Pero el jefe no insinúa nada. Al cabo de unos minutos alguien expresará quizá su incomodidad, que puede provocar una respuesta o no. En última instancia, dentro de un grupo típico alguien expresará su desagrado al instructor. ‘Me está har- tando esto. Es una pérdida de tiempo. ¿Cómo es que no cum- ple usted su cometido? ¿Por qué diablos le estamos pagando? ¿Por qué no nos dice usted qué debemos hacer?’. Puede ser que la pregunta provoque un murmullo de aprobación, pero quizá alguien más salte y pregunte a la primera persona por qué le preocupa tanto una falta de dirección. ¿Acaso necesita que alguien le diga lo que tiene que hacer? Y el grupo T está en marcha”. Los miembros de un grupo T perciben que se encuentran en un grupo de naturaleza distinta a la habitual. La falta de estructura ha provocado en ellos una determinada ansiedad que, junto con la percepción de la atmósfera permisiva, se dan cuenta de que pueden iniciar un proceso de aprendizaje propiciado por este clima de segu- ridad psicológica. Esta falta de estructura, esta situación ambigua, genera en las primeras sesiones un mínimo de cohesión grupal; de hecho, esta cohesión se genera con la nalidad inicial de defensa contra esa ambigüedad. Es más, generará entre los miembros del grupo relaciones empáticas y provocará un incremento de contacto entre ellos.Los participantes aprecian que sus mecanismos adaptativos interpersonales que utilizan en contextos grupales no les son útiles 36 Dinámica de grupos y autoconciencia emocional en el grupo T. En este grupo no les sirven ni su posición social, ni sus símbolos externos, etc. Pero, además, aprecian que no es una situación totalmente inmanejable, ya que a pesar de no existir en el grupo una estructura protectora, tampoco existe una estructura represora. La falta de estructura tiene funciones muy claras: rompe los marcos de referencia tradicionales de cada miembro e impulsa al grupo hacia una forma propia de expresión y de descubrimiento de las relaciones humanas en función de su propia experiencia. En el grupo T es posible asumir más riesgos sin peligro, se pueden ensayar nuevas formas de actuación ante personas desconocidas y sin una historia en común. Pero, ¿cómo se produce este aprendizaje? El monitor invita a los participantes a que se relacionen, ya que ellos aprenderán de sí mismos y de los demás a través de las relaciones interpersonales que se dan en el grupo T centradas en el “aquí y en el ahora”. El grupo se basa fundamentalmente en la suposición de que las relaciones interpersonales sólo pueden ser aprendidas de forma válida si es a través de un proceso de participación activa. Pero, ¿cómo han de ser esas relaciones para que ayuden a los miembros del grupo a mejorar su comunicación intra e interpersonal? Las personas que participan han de prestar atención a las relaciones que mantienen con los demás miembros del grupo, centrándose en el “aquí y en el ahora”, no en su historia pasada. No tienen que explicar el tipo de personas que son, cómo fue su infancia o cómo quieren que sea su futuro. Esa no es la cuestión. Frente al enfoque “allá y entonces” en el que los participantes harían referencias a lo que ocurrió, a lo que fue, por el contrario el enfoque “aquí y ahora” se caracteriza por ser las relaciones presentes las que proporcionan los datos para propiciar el cambio y el aprendizaje, datos para aprender cómo soy, cómo me ven y cómo veo al resto de los participantes. Como lo expresa Aronson (1975), la franqueza es el aspecto fundamental de la conducta de un grupo T, una franqueza no presionada, sino natural, sin excesos pero de un modo directo. Así, los miembros de un grupo T comienzan a relacionarse prestando atención a lo que está aconteciendo en el grupo en esos instantes. Los interrogantes que se plantean durante el desarrollo del grupo T se re eren a la conducta generada por los propios miembros del grupo en el proceso de interacción social. 37Los grupos T En el grupo T se invita a los participantes a ser sinceros y a serlo de forma inmediata. Cada miembro in uye y es in uido por- que da y recibe feedback de forma inmediata. Cuando una persona o grupo da feedback a otra persona lo que está haciendo es propor- cionarle un tipo de comunicación que aporta datos sobre el impacto o impresión que causa en los demás su comportamiento. A través del feedback se pretende ayudar a otro a que se conozca mejor y modi que o controle de manera adecuada su comportamiento. Es de suma importancia que, desde el principio, los miembros del grupo aprendan a utilizar de forma e caz el feedback. La regla es bien sencilla. El monitor invita a los participantes a expresar sus emociones cuando están interaccionando con los otros miembros. El feedback, por lo tanto, no es de carácter evalua- tivo (no hay que emitir evaluaciones u opiniones), sino de carácter emocional: deben ser sinceros y expresar en voz alta la emoción que le ha generado el comportamiento de su compañero/a. Este tipo de feed back, expresado en términos de sentimientos, es mu- cho más fácil de manejar y escuchar que el que se basa en juicios y evaluaciones. Los miembros de los grupos T con frecuencia tienen que en- trenarse para proporcionar feedback efectivo9. Cuando una persona (A) emite feedback que consiste en un juicio o evaluación (por ejem- plo: “Eres estúpido y no te aguanto”), es invitado a que se esfuerce y exprese lo que siente en relación al comportamiento que ha visto en su compañero de grupo (B), hasta que lo consiga (por ejemplo: “Me das envidia porque veo que tonteas con las mujeres”). Una opinión o un juicio puede ser verdadero o falso, pero una emoción no. Cuando una persona siente una emoción es verdad que lo está sintiendo. Si se aplica el feedback de forma e caz, los individuos pueden tomar conciencia de sus emociones y pueden ser conscientes de las 9 En Bethel se utilizaban ejercicios auxiliares denominados ejercicios de sensi- bilización. Existían dos tipos de ejercicios: a) Ejercicios verbales (por ejemplo: esceni caciones, cuestionarios, ejercicios de comunicación, etc.) y b) ejercicios no verbales (por ejemplo: mantener la mirada, probar la propia con anza dejándose caer en los brazos de los demás miembros del grupo, etc.). Estos ejercicios podían ser utilizados en las primeras sesiones del grupo T teniendo como nalidad, entre otras, que las personas comenzaran a ser más conscientes de sus emociones. 38 Dinámica de grupos y autoconciencia emocional emociones que generan en los demás, pudiendo comprender el efec- to que tiene su comportamiento en los demás. El grupo T insiste en un primer aspecto que conlleva la co- municación intrapersonal: ser consciente de las emociones propias. En nuestra vida cotidiana, quizá porque nos sentimos vulnerables, no somos muy conscientes de nuestras emociones. Es más, aunque a veces seamos relativamente conscientes porque no queremos que los demás sepan lo que sentimos, la expresamos a través de com- portamientos que resultan equívocos y son mal interpretados por los demás. En los grupos T nos damos cuenta de lo fácil que resulta que se den problemas de comunicación con nosotros mismos y con los demás. El grupo T quiere que los participantes atiendan a sus senti- mientos y emociones y los expresen a los demás. 3. EL PAPEL DEL COORDINADOR DEL GRUPO T El coordinador o monitor es la única gura dentro del grupo con un rol formal y diferenciado. No es un psicoterapeuta ni un pro- fesor. No ofrece interpretaciones profundas sobre la conducta de los demás miembros del grupo. Sus sentimientos son tan importantes como los de los demás. No se excluye del grupo, ni se oculta. No mantiene una relación asimétrica con los miembros del grupo. Para el coordinador o monitor, el grupo T siempre es una experiencia de aprendizaje nueva. El coordinador sirve de modelo. Enseña cómo hay que aplicar el feedback. Su actitud y su conducta son la base sobre la que se de- sarrolla un ambiente de apoyo mutuo. A veces debe intervenir para evitar que un miembro del grupo sea herido. Su rol no debe ser directivo, pero tiene que ser agente de cam- bio, posibilitador de aprendizaje. Lo que se aprende debe surgir del propio grupo y no del coordinador. Con el desarrollo del grupo T su gura va perdiendo importancia, el grupo se hace autónomo y todos intervienen en lo que se aprende. Bradford, Benne y Gibb (1967) resumen las funciones de los coordinadores de los grupos T con estas palabras: • Ayudar a desarrollar un grupo cuyo propósito es aprender a sensibilizarse, a comprender y adquirir las habilidades necesarias en situaciones sociales. 39Los grupos T • Ayudar a remover barreras en el aprendizaje individual y en el grupo. • Ayudar al desarrollo de un clima en el cual pueda tener lugar el aprendizaje, especialmente en lo que se re ere a conse- guir una atmósfera de permisibilidad. • Ayudar a utilizar métodos para averiguar lo que ocurre, como forma de desarrollo grupal y de crecimiento indivi- dual. • Ayudar al grupo a aprender cómo internalizar, generalizar y aplicar lo aprendido en otras situaciones. 4. OBJETIVOS DE LOS GRUPOS T De forma más especí ca, son relativamente diversos los obje- tivos de los grupos T. Husenman (1979) señala los siguientes: • Insight o alguna variación deaprendizaje dirigido a incre- mentar al autoconocimiento. • Comprender las condiciones que inhiben o facilitan el fun- cionamiento de un grupo. • Comprender las relaciones interpersonales en el grupo. • Desarrollar habilidades para diagnosticar la conducta indi- vidual, grupal u organizacional. Schein y Bennis (1965) distinguen los siguientes objetivos de los grupos T, ya sea para la persona (para el yo), el rol y la organiza- ción. Para el yo, el grupo T serviría para: a) Aumentar la conciencia de las propias emociones y reac- ciones, así como en lo que se re ere al impacto sobre los demás. b) Aumentar el conocimiento de las emociones y reacciones de los demás y su impacto en sí mismo. c) Aumentar el apercibimiento de la acción dinámica del grupo. d) Cambiar las actitudes hacía uno mismo, hacia los demás y hacia el grupo. e) Aumentar la competencia en las relaciones interpersonales. En cuanto al rol en la organización: f) Aumentar el apercibimiento del rol organizacional, de la dinámica de la organización, de la dinámica de sistemas 40 Dinámica de grupos y autoconciencia emocional sociales mayores y de la dinámica del proceso de cambio en el rol, en pequeños grupos y en la organización. g) Cambiar la actitud respecto al propio rol, al rol de los de- más y a las relaciones de las organizaciones. En relación a la organización: h) Apercibimiento, cambio de actitud y aumento de la com- petencia en relaciones interpersonales, relacionados con problemas especí cos de la organización. i) Progreso en la organización a través del entrenamiento en relaciones entre grupos, más que entre individuos. 5. DURACIÓN DEL GRUPO T ¿Cuánto debe durar un grupo T? ¿Qué espacio temporal debe existir entre las sesiones? ¿Deben aislarse del resto del mundo? Muchos monitores de grupos T insisten en que el grupo debe desa- rrollarse aislado de la vida cotidiana, con el n de crear lo que se ha llamado una “isla cultural”, libre de presiones familiares, laborales, etc. Esto no es siempre posible y puede ser causa de una serie de inconvenientes. Desde el punto de vista del aislamiento de los par- ticipantes, se pueden distinguir cuatro tipos de grupos (Husenman, 1979): a) Residencia total: los participantes se concentran en un lugar hasta que dure la experiencia grupal, alejados por completo del trabajo y de la familia. b) Residencia parcial: los participantes abandonan el trabajo pero no la vida familiar, de tal manera que asisten al grupo y luego se van a casa. c) No residencial a tiempo completo: el grupo T se desarrolla durante las horas de trabajo y los participantes mantienen el contexto del trabajo en determinados momentos. d) No residencial a medio tiempo: los participantes trabajan normalmente. Las sesiones se desarrollan en alguna hora del día o algunas veces a la semana. Según Husenman (1979) es recomendable una concentración del aprendizaje. Los programas residenciales suelen durar de 3 días a 3 semanas, en cambio los no residenciales abarcan entre 10 y 25 41Los grupos T sesiones. La duración de un grupo T está en función de los objetivos establecidos y, sobre todo, de la experiencia de las personas que plani can y dirigen las sesiones. 6. DIFICULTADES Y LIMITACIONES DE LOS GRUPOS T En los grupos T se pueden distinguir una serie de barreras que di cultan el aprendizaje (Husenman, 1979): a) Puede existir una resistencia inicial en los participantes, producto de las diferencias entre las expectativas que tie- nen acerca de la experiencia grupal. b) Puede surgir un con icto lógico entre los patrones de con- ducta familiares y los nuevos marcos que se implantan en el grupo T. c) Por lo general los individuos no quieren o no saben reco- nocer la necesidad de cambio en sus modos de conducta. d) Dada la falta de seguridad personal que implica el grupo T, suelen presentarse reacciones defensivas. e) Los participantes no tienen experiencia en evaluar su pro- pia conducta y la de los demás. f) Las preconcepciones que tienen los participantes sobre la “naturaleza humana” constituyen un obstáculo para el aprendizaje, sobre todo si son erróneos o incompatibles con el grupo T. g) El aprendizaje se produce a través del apoyo entre pares de iguales. Si no se ha generado una atmósfera de con anza entre los miembros y este apoyo no se produce, resultará muy difícil que el grupo encuentre una forma de lograr intercambio adecuado. h) Una barrera muy difícil de romper se crea cuando los parti- cipantes no saben cómo aplicar lo que está ocurriendo en el grupo T a su vida cotidiana. Esto produce una sensación de no saber qué hacer o de estar perdiendo el tiempo en algo que no lleva a nada. No todas las personas están preparadas para participar en el grupo T, ni es un tipo de grupo que sirva para todo. Hay una serie de limitaciones (Husenman, 1979): 42 Dinámica de grupos y autoconciencia emocional • Hay que considerar que el aprendizaje no se tiene por qué dar simultáneamente en todo el grupo, ya que siempre habrá individuos que aprendan más rápido que otros. • El grupo T no es recomendable para las personas que pa- dezcan algún tipo de trastorno neurótico de cierta gravedad. Esta experiencia grupal puede desencadenar algún trastorno neurótico latente. Además, la rigidez de ciertos mecanismos de defensa pueden di cultar el aprendizaje anhelado con este tipo de grupo. • El proceso de cambio es a veces difícil de lograr debido a que los hábitos adquiridos están muy consolidados. • Los individuos entrenados en un grupo T se enfrentan, co- múnmente, al problema de que una vez que regresan a su medio habitual, se encuentran con obstáculos para aplicar lo aprendido. CAPÍTULO III LA DINÁMICA DE GRUPOS DESDE LA PERSPECTIVA PSICOANALÍTICA 1. INTRODUCCIÓN Mientras en EE. UU. fueron principalmente psicólogos so- ciales los interesados en primer lugar por la dinámica de grupos, en Europa, concretamente en Gran Bretaña, fueron psicoanalistas los que manifestaron un gran interés por la dinámica de grupos. Tras el fi n de la Segunda Guerra Mundial, A. K. Rice, en 1945, organizó en Inglaterra un grupo de formación compuesto por doce personas, con el propósito de conocer la dinámica profunda de un grupo de traba- jo. Tras esta primera experiencia que fue muy breve, Rice contactó con Wilfred R. Bion, que trabajaba en la Clínica Tavistock de Lon- dres, especializada en el tratamiento psiquiátrico pero con una gran preocupación por la calidad de las relaciones entre los miembros del personal de la clínica. La perspectiva psicoanalítica tiene su origen en un contexto clínico y ello se refl ejó en el modo de trabajar y concebir la dinámica de grupos. La labor de Rice y Bion se intensifi có en los años 50 del siglo pasado y crearon el Instituto Tavistock de Relaciones Huma- nas. Este instituto mantuvo relaciones muy fl uidas con sus colegas 44 Dinámica de grupos y autoconciencia emocional norteamericanos del N. T. L., impartiendo cursillos en Bethel a prin- cipios de los años 7010. Con toda probabilidad la principal diferencia entre ambos enfoques está en que asumen planteamientos teóricos distintos. El Instituto de Tavistock, al ser de orientación psicoanalista y aplicar el psicoanálisis a los grupos, se centró en los problemas de autori- dad, en el modo en que las personas se enfrentan a la compleja rea- lidad que implican las relaciones de liderazgo. Mientras en Bethel en el grupo T la autoridad era reducida a la mínima expresión, en Tavistock será el eje principal sobre el que girará toda la dinámica grupal. Comprender el porqué del interés de la autoridad por parte de los psicoanalistas dedicados a la dinámica de grupos exige ex- poner, aunque sea muy brevemente, las aportaciones de Sigmund Freud al análisis de los grupos. La aplicación del psicoanálisis a los fenómenos de la psicología colectiva supone observar, según Freud (1921), cómo la constitución psíquica del ser humano determina los fenómenos grupalesy colectivos. Cuando Freud (1921) analizó los fenómenos colectivos no limitó su psicología colectiva a las muchedumbres callejeras, poco estructuradas, sino que también se refería a los grupos, a las institu- ciones (ejército e iglesia), a amplios conjuntos dispersos e, incluso, a pueblos y naciones. Freud sostenía que la característica fundamental de la psicología colectiva era el predominio de la afectividad sobre las funciones reguladoras del yo, poniéndose de manifi esto que los individuos que constituyen un grupo sufren un proceso regresivo. Este proceso tiene como consecuencia que, en los grupos y en las muchedumbres, se nivelen las diferencias personales y se dé un sen- timiento de igualdad y de unidad entre sus miembros. En cualquier grupo hay siempre un líder, del mismo modo que, en el grupo más infl uyente para el ser humano como es la fami- lia, hay siempre un proceso de liderazgo simbolizado por la fi gura 10 La infl uencia entre Bethel y Tavistock fue muy intensa y fl uida. Ello se refl ejó en las herramientas de trabajo utilizadas en el Instituto Tavistock de Relaciones Huma- nas. El Instituto creó una técnica equivalente al grupo T de Bethel, denominada “el grupo de estudio”, integrada en “las reuniones”. El grupo de estudio recibió otras denominaciones tales como: “laboratorio de relaciones grupales” y “seminarios de relaciones interpersonales e intergrupales” (López-Yarto, 1997). 45La dinámica de grupos desde la perspectiva psicoanalítica del padre. Para el psicoanálisis hay un fuerte paralelismo y una fuerte infl uencia entre la dinámica que rige las relaciones familiares y las dinámicas grupales. En un grupo siempre se da un proceso de regresión, que surge cuando en éste emerge el inconsciente al desvanecerse la represión por estar los individuos en una colectividad. Los elementos más instintivos surgirían a fl ote y el líder se constituiría en el refl ejo del yo ideal de los miembros del grupo, en base a sentimientos sexuales inhibidos hacia él. El líder, para mantener al grupo (o a la masa), se vería obligado a querer a todos los miembros por igual. El proceso que establecería un vínculo entre la regresión y la identifi cación de los individuos con el líder sería la transferencia. Para Freud, el líder sería aquel que centra el interés de los miembros del grupo, hallán- dose éstos en dependencia respecto al líder e identifi cados entre sí. Freud defi ende la hipótesis de que el líder es al grupo lo que el hipnotizador es al hipnotizado. El grupo, como las muchedumbres, renuncian a sus funciones críticas y regresan a una especie de de- pendencia infantil. A partir de los planteamientos psicoanalíticos, los psicólogos de Tavistock reproducen en las dinámicas grupales que llevan a cabo los aspectos confl ictivos del grupo. Asumen que el confl icto que se da con la autoridad es el confl icto más importante en la dinámica grupal y en la constitución de la personalidad del ser humano. Por todo ello, el objetivo principal de los grupos formados en Tavistock era proporcionar a los participantes una oportunidad única para aprender sobre el liderazgo y para ponerse en contacto con los pro- blemas de relación con la autoridad (Rice, 1977). La aportación teórica más importante llevada a cabo en Ta- vistock para la psicología de los grupos fue llevada a cabo por W. R. Bion (1980), pionero en la aplicación del psicoanálisis a los grupos. Como afi rma González (1995), Bion ha sido uno de los autores más carismáticos en la psicología de los grupos en Gran Bretaña y ha resultado piedra angular para el desarrollo de esta disciplina en Eu- ropa. Su importancia residió, además, en su enorme actividad para extender la aplicación de las técnicas grupales a diversos y variados contextos sociales. Veamos, a continuación, su aportación teórica más importante. 46 Dinámica de grupos y autoconciencia emocional 2. LA PERSPECTIVA TEORICA DE W. R. BION La Clínica Tavistock fue fundada en 1920 y Bion comenzó a trabajar en ella en 1932. Fue psicoanalizado por M. Klein desde 1945 a 1953 y fue infl uenciado teóricamente por ella. Bion parte de una concepción negativa del hecho grupal y social. Según este autor, cuando un individuo entra a formar parte de un grupo sucumbe a un proceso regresivo y se pone en contacto con la vida emocional del grupo. Según Bion (1980), el grupo no existe como realidad psi- cológica, ya que sólo existirían agregados de individuos. Tan sólo cuando un agregado de individuos está en un estado de regresión se percibiría como “grupo”. De hecho, según Bion, el grupo no sería más que una fantasía de los individuos en un estado regresivo11. En cualquier grupo se darían simultáneamente dos tipos de actividad mental: la del grupo de trabajo y la del grupo base. El grupo de trabajo hace referencia a que cualquier grupo se reúne para realizar cierta tarea y cada individuo que lo forma coopera en dicha actividad de acuerdo con sus capacidades individuales. Se actuaría a nivel racional y consciente y los miembros del grupo estarían orien- tados hacia la consecución de la tarea asignada. En el grupo de trabajo se da siempre una serie de impulsos afectivos que emergen de forma irracional y que favorecen o difi cul- tan la realización de la tarea. Bion clasifi có esta actividad emocional en tres categorías diferenciadas o “supuestos básicos”, que corres- ponden a la actualización en el grupo de fantasías primitivas movili- zadas por la regresión. En cualquier grupo, sea el que sea, se darían “los tres supuestos básicos”, pero sólo se percibiría claramente el que predominara en cada momento. Cada supuesto básico determi- naría unas emociones específi cas, acompañadas de otras comunes a los tres procesos básicos. Estos procesos serían los siguientes: a) Supuesto básico de dependencia. Este supuesto surge en los inicios de la constitución de los grupos. El grupo busca 11 Esta visión pesimista sobre el grupo de Bion lo expresa González (1995) afi rman- do que para Bion, “el adulto sano es aquel que es capaz de establecer relaciones emocionales positivas con el otro, sin necesidad de ‘inventarse’ el grupo” (p. 111). 47La dinámica de grupos desde la perspectiva psicoanalítica un líder para depender de él. Para mantener este supuesto es esencial que todos los miembros del grupo sean iguales para el líder. b) Supuesto básico de emparejamiento. Bajo este supuesto el grupo experimenta emociones optimistas, en cuanto que tiene esperanza en la aparición de un líder que va a liberar al grupo de los sentimientos de odio y destrucción. Ahora bien, si en el grupo surge un líder esperado incapaz de sa- tisfacer todas las expectativas, el confl icto subyacente en el grupo vuelve a ponerse de manifi esto. c) Supuesto básico de ataque-huida. El grupo se une para defenderse o huir de una amenaza que puede estar situada dentro o fuera del mismo. El grupo puede estar preparado para hacer cualquiera de estas dos cosas indistintamente. Bion denomina a este estado mental grupo de ataque-huida. No se ha de olvidar que los supuestos básicos se asocian a emociones, tales como ansiedad, temor, odio, amor, etc. Todos los supuestos básicos incluyen la existencia de un líder, aunque el líder en el grupo de emparejamiento aún no haya nacido. El líder no tiene por qué ser un individuo, ya que puede serlo una idea o un objeto inanimado. Un grupo, pues, existe, para Bion (1980) para realizar una tarea y para ello los individuos deben utilizar sus capacidades racio- nales. Sin embargo, en el grupo existen unos patrones de mentalidad básica que tienden a difi cultar su tarea. En la medida en que el grupo tenga la capacidad de superar dichas tendencias emocionales, será capaz de lograr sus objetivos. 3. LAS TÉCNICAS DE DINÁMICA DE GRUPOS EN EL INS- TITUTO TAVISTOCK DE RELACIONES HUMANAS Del mismo modo que en EE. UU. se creó el grupo T como la técnica grupal principal, el Instituto Tavistock, con Bion y Rice a la cabeza,
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