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“Tu país te necesita”: Un estudio de caso de iconografía política Carlo Ginzburg 'Your Country Needs You': A Case Study in Political Iconography, History Workshop Journal, Nº 52 (Autumn, 2001), pp. 1-22 . URL: http://www.jstor.org/stable/4289745 Accessed: 17/03/2009 17:12. Esta es una versión revisada de la Conferencia en memoria de Raphael Samuel, que dicté en Londres en octubre del 2000. Muchas gracias a Samuel Gilbert por sus consejos lingüísticos. Fig. 1. Alfred Leete, Lord Kitchener, 'Your Country Needs You', cartel de reclutamiento, Reino Unido, 1914. En su último libro, Theatres of Memory ( 1994), Raphael Samuel escribía: “Una historiografía que estuviera alerta ante las sombras de la memoria- esas imágenes dormidas que cobran vida sin pedir permiso, y sirven como centinelas fantasmales de nuestro pensamiento- le daría, por lo menos tanta atención a las imágenes como a los manuscritos o impresos. Lo visual nos provee de nuestro caudal de figuras, nuestros puntos de referencia subliminares, nuestros puntos de referencia tácitos.”1 Confío en que Raphael Samuel hubiese aprobado el tópico que he elegido para esta conferencia en su memoria, que trata no sólo de imágenes sino también de patriotismo, otra cuestión a la que ha dedicado una considerable cantidad de energía intelectual. No estoy seguro de que hubiese estado de acuerdo con mi enfoque. Retomaré este posible ámbito de desacuerdo en mi conclusión. * ** “Un pobre general, pero un maravilloso cartel”: este comentario atribuido a Lady Asquith, se ha asociado durante mucho tiempo a la memoria de Lord Kitchener2 (Fig. 1) Una evaluación histórica de la larga carrera militar de Lord Kitchener estaría fuera de lugar aquí. Lo que me importa hoy no es la realidad sino, en el sentido más literal, la imagen: el retrato mismo, visto tanto como resultado como en tanto catalizador de una serie de intricados procesos que merecen una mirada más atenta. Lord Kitchener, por esos tiempos, gobernador militar de Egipto, llegó a Inglaterra el 23 de junio de 1914. El 28 de junio Francisco Fernando de Habsburgo, archiduque de Austria, fue asesinado en Sarajevo; el 28 de julio, al haberse rechazado su ultimátum a Serbia, Austria inició las hostilidades. El 3 de agosto, la víspera de la declaración de guerra por parte de Inglaterra, el Times publicó un artículo que urgía al Primer Ministro, Lord Asquith, a ceder su cargo de Secretario de Guerra al gobernador de Egipto, por entonces de vacaciones: [Kitchener] está aquí y su elección para este honroso e importante puesto contaría con una cálida aprobación pública… Es de desear, en serio, que … el Mariscal de campo lo acepte, aunque sea sólo por el período de guerra3. Lord Kitchener, por entonces de 64 años, era efectivamente una figura muy popular. Por muchos años la prensa había descripto en términos románticos, casi legendarios al hombre que había aplastado la rebelión de los mahdistas en Omdurmán, dándole el apodo de “el vengador de 1 .- Raphael Samuel, Theatres of Memory, Past and Present in Contemporary Culture, t. I, Londres, 1994, p. 27. 2 .- Alfred Leete , Woodspring Museum Publication, Woodspring Museum, Weston-Super-Mare, 1985, p. 11. [catálogo de la exposición]. Pero ver también GREW, E. S. et allia., Field-Marshal Lord Kitchener His Life and Work for de Empire, 3 vols., Londres, 1916, particularmente vol. 3, p. 221. (de G.[eorge] T.[urnbull]): "[Kitchener] no fue un hombre sino un cartel ..." Hacer justicia a la memoria de Sir Arthur Markham requiere admitir que él lo dijo también, agregando: "Él (Kitchener) fue un muy buen cartel. 3 .- The Times, 3 de agosto de 1914. Gordon”. Pero G.W. Stevens, el periodista cuya crónica de la marcha a Jartum habían hecho famoso a Kitchener, también había destacado los aspectos inhumanos de su héroe. Kitchener era, según Stevens, “el hombre que había hecho de sí mismo una máquina”, un hombre que “tendría que ser patentado y mostrado con orgullo en la Exhibición Internacional de París, Ingeniería británica: Exhibición nº 1, hors concurs, la máquina de Sudán”.4 Incluso biógrafos con más simpatía hacia Kitchener no hicieron ningún intento de ocultar que era percibido como una figura distante, severa- aunque afirmaban que el hombre real era menos inaccesible de lo que parecía5. Muchos políticos compartían una visión crítica respecto de Kitchener. El más verborrágico entre ellos fue Churchil, quien había servido gajo el mando de Kitchener en Sudán (“Fue un caso de disgusto a primera vista”, fue su último comentario). En su libro acerca dela campaña de Sudán Churchil escribió: [Kitchener] trataba a todos los hombres como si fueran máquinas, desde los soldados rasos más viejos cuyo saludos despreciaba hasta a los oficiales superiores a los que controlaba rígidamente… El espíritu severo y despiadado del Comandante se comunicaba a la tropa y las victorias que han jalonado el progreso de la guerra del Río fueron acompañadas por actos de barbarie no siempre justificados, incluso para las rigurosas costumbres de los conflictos salvajes o la fiera y traicionera naturaleza del derviche. 6 Un soldado duro, despiadado, implacable; un hábil organizador militar, un fiel servidor del Imperio británico en todos los continentes –desde África a Australia, a la India. Este era el hombre llamado por el Times del 3 de agosto de 1914 a desempeñar el papel de dictador en el verdadero sentido romano del término: el soldado victorioso presto a servir a su país en tiempos de peligro. El mismo día Kitchener tomó el camino de Dover en un infructuoso intento de alejarse7. Trató de hacerlo otra vez un día después, el 4 de agosto; pero en el último minuto llegó un mensaje del primer ministro y Kitchener volvió a Londres. Pasó un día. Gran Bretaña entró en guerra sin haber nombrado un nuevo Secretario de Guerra. Evidentemente las cosas no iban bien. Presumiblemente Lord Asquith no estaba particularmente entusiasmado por ofrecer a Kitchener un puesto tradicionalmente ocupado por civiles; y Kitchener aparentemente dudaba en aceptarlo. El 5 de agosto, The Times presionaba otra vez para que nombraran a Lord Kitchener, lanzando un ataque en toda la regla contra su competidor más serio: Haldane, el Lord Canciller. El corresponsal de asuntos militares del Times , Charles à Court, el coronel Repington, quien había sido miembro del plantel de Kitchener durante la campaña de Sudán, escribió un largo artículo en el cual contraponía fuertemente la imagen pro-alemana de Haldane y los inmaculados antecedentes pro- franceses de Kitchener (cuando joven se había enrolado como voluntario en la guerra franco- 4 .- G. W. Steevens, With Kitchener to Khartoum, citado en Harold Begbie, Kitchener Organizer of victory, Boston y Nueva York, 1915, p. 45. 5 .- Henry D. Davray, Lord Kitchener, His Work and Prestige, 1917, pp.34 y ss. 6 .- Davray, Lord Kitchener…, p. 41. 7 .- Philip Magnus, Kitchener: Portrait of an Imperialist, Londres, 1958, p. 277. prusiana). Después de haber hecho hincapié una vez más en las dotes organizativas de Kitchener y en la confianza que estaba seguro que inspiraría en la nación, el corresponsal militar concluía: “Todos somos muy conscientes de que Kitchener no es un hombre que pertenezca a un partido, y de la que la sugerencia no tiene precedentes; pero la situación es completamente excepcional y obliga a medidas excepcionales… La Oficina de Guerra realmente necesita a Lord Kitchener y debe tenerlo.8 En unas pocas horas esas palabras se habían convertido en realidad. A últimas horas de la tarde del 5 de agosto Lord Kitchener fue designado Secretario de Guerra. Se hadestacado que fue el primer soldado en servicio que fue parte del Gabinete desde George Monk, en 16609. Lord Northcliffe, el propietario del Times y del Daily Mail, de carácter fuerte y ferozmente partidario de la guerra, había logrado superar todas las resistencias, incluida la de Lord Kitchener10. También el 5 de agosto, The Times había publicado una convocatoria, un llamado a las armas: Tu rey y tu país te necesitan ¿Vas a responder al llamado de tu país? Cada día entraña las posibilidades más graves, Y en este mismo momento el Imperio está al borde de la mayor Guerra en la historia del mundo. En esta crisis tu País convoca a todos sus hombres jóvenes solteros A cerrar filas en torno a su Bandera y alistarse en las filas del Ejército. Si todos los jóvenes patriotas contestan su llamado, Inglaterra y el Imperio emergerán más fuertes y más unidos que nunca. Si sos soltero y tenés entre 18 y 30 años, ¿vas a contestar el llamado de tu país? E ir a la oficina de reclutamiento más cercana, cuya dirección se puede conseguir en cualquier dependencia y ¡únete al ejército Hoy!11 La maquinaria propagandística de los tiempos de guerra había empezado a desplegarse, el mensaje estaba allí – sólo faltaban el nombre y la imagen de Lord Kitchener. El llamado a las armas fue vuelto a publicar al día siguiente; el 7 de agosto se publicó una solicitada de Lord Kitchener para “adicionar 100.000 hombres al Ejército regular de Su Majestad”: “Lord Kitchener confía en que este llamamiento será respondido de inmediato por todos quienes tienen en su corazón la 8 .- "Lord Haldane or Lord Kitchener", The Times, 5 agosto de 1914. Ver también Dudley Sommer , Haldane of Cloan, His Life and his Time, 1856-1928, Londres, 1960, pp. 307-10. 9 .- Kitchener asistió al Consejo de Guerra del 5 de agosto por la tarde, antes de ser formalmente designado: V . W. Germains ( 'A Rifleman'),The Truth About Kitchener, Londres, 1925,p. 43. 10 .- J. L. Thompson, Northeliffe. Press Baron in Politics, 1865-1922, London, 2000, p. 224: “Una decision considerada en algunos ámbitos como un triunfo de la prensa de Northcliffe “, Magnus, Kitchener, p. 277: 'Estaba desesperadamente deseoso de evitar una citación para unirse al gobierno como Secretario de Guerra`. 11 .- The Times, 5 de agosto de 1914. [You es tanto tú como usted, en español, el Ud corresponde a la tercera persona y la sensación de interpelación se pierde un poco, se tradujo al rioplatense. Y quizás el tu país pueda decirse entre nosotros: tu patria.] seguridad del Imperio”12. El impacto de este llamamiento personal, que fue repetido una y otra vez, fue enorme. El tropel de voluntarios subió a treinta y cinco mil por día. Desde septiembre de 1914 en adelante el llamamiento fue reforzado por el cartel con la cara de Lord Kitchener. Aunque el crecimiento inicial del reclutamiento declinó, en los primeros dieciocho meses de guerra, antes de la adopción del servicio compulsivo, los “ejércitos de Kitchener” o las “divisiones de Kitchener” (incluso algunos documentos oficiales usaban estos términos) se incrementaron a dos millones y medio de hombres – un número muy alto que en los obituarios de Kitchener se convirtió en cinco millones13. Este fenómeno masivo hizo, por último, colapsar la distinción entre Lord Kitchener, el cartel, y Lord Kitchener, el general, contribuyendo al triunfo del primero sobre el segundo. Los ojos de Kitchener que miran fijamente desde los ubicuos carteles dejaron una profunda impresión en sus contemporáneos. Figura 2, Fotografía de un grupo de voluntarios, 1914. Imperial War Museum, Q300072. 12 .- The Times, 7 de agosto de 1914. Eric Field, quien afirma haber escrito el llamamiento publicado el 5 de agosto, dice que Kitchener lo revisó insertándole dos oraciones: "Lord Kitchener te necesita" y "Dios Salve al Rey" al final (E. Field, Advertising: the Forgotten Years, Londres, 1959, pp. 28-9, ill. pp. 134-6). Field se refiere al llamamiento publicado el 11 de agosto; no menciona la versión entre las otras dos aparecida el 7 de agosto. 13 .- 5.000. 000 Men, Published Solely for the Benefit of the Lord Kitchener National Memorial Found and the British Red Cross Fund, Londres,1916 [con un texto firmado por Arthur Conan Doyle]. Sobre las "divisiones de Kitchener" ver Sir G. Arthur, Kitchener et la guerre ( 1914-1916),P aris, 1921, p . 43. Un relato completamente documentado en P. Simkins, Kitchener's Army: the Raising of the New Armies, 1914-16, Manchester, 1988, pp. 75, 169 y pássim. Figura 3.- A. L. Mauzan, “Cumplid todos vuestro deber”, cartel de los bonos de defensa, Italia, 1917. Figura 4.- “Vos, haragán, derrotista, contra- revolucionario, ¡TENÉ MIEDO¡”, cartel de reclutamiento húngaro de la 1ª Guerra Mundial. “Su color es muy hermoso *escribió un periodista+ – tan claro y profundo como el azul del mar, en sus momentos más cerúleos – y miran al mundo, con la perfecta franqueza de un hombre que ve directamente sus metas.”14 14 .- H. G. Groser, Lord Kitchener. The Story of his Life, Londres (1901), nueva edición actualizada, 1914, p. 145 (T. P. O'Connor). Los ojos de Kitchener reaparecen, como un epítome de su vida y de su carácter, en la biografía oficial en tres volúmenes publicada en 1916, poco antes de su trágica muerte cuando el Hampshire chocó con una mina submarina. “Incluso los ojos, acerca de cuyas cualidades de acero tantos han insistido, no eran jóvenes ni brillantes –demasiada arena había golpeado en ellos para eso; y había una ligera – una muy ligera- divergencia entre ellos. Pero miraban muy directamente a cualquier persona a quien Lord Kitchener quisiera ver…15 Un periodista había señalado el mismo detalle, en un tono bastante despectivo mientras Kitchener estaba todavía vivo: Acerca de los ojos de Kitchener puede decirse, sin ofender, que el terror que inspiran está reforzado por un estrabismo que tendió a pronunciarse más con la edad. Los ojos eran azules, penetrantes, y plenos de juicio, sin esta irregularidad, serían ojos difíciles de enfrentar pero con ella ciertos hombres sufrían de una verdadera parálisis de terror. Alguien que lo conocía muy bien me describió el efecto de esos ojos en la gente que se encontraba con él por primera vez: “te golpean”, me dijo, “con una suerte de terror atrapante; los miras, tratas de decir algo, los miras otra vez, y después tratando de hablar, encuentras sus ojos devolviéndote esa mirada terrible y una vez más te atraganta el silencio. 16 Para los admiradores de Kitchener incluso su leve efecto físico, poco visible en el cartel, se volvió parte de su leyenda póstuma: “”Su mirada era un poco extraña, debido, sin dudas, a una leve divergencia de los ejes visuales – una mirada que nadie que le hablaba podía encarar completamente, sin embargo él podía evidentemente clavar los ojos. La esfinge debe mirar así.”17 *** Volveré a la mirada de Kitchener después. Enfoquémonos ahora en el impacto del cartel. Una fotografía del Imperial War Museum Archive muestra a un grupo de voluntarios que respondieron al llamamiento a las armas de Kitchener (Figura 2). Un lector cuidadoso de esta imagen resaltaba la mezcla social de los reclutas En un grupo de media docena pueden verse por lo menostres clases, cada una identificada por el correspondiente sombrero: la gorra de tela de la clase obrera, el sombrero de paja del señor o del tipo de clase alta, el sombrero de fieltro del hombre de negocios o del profesional.18 15 .- Grew et allia, Field-Marshal Lord Kitchener, vol. 1, p. 11. 16 .- H. Begbie, Lord Kitchener, Boston y New York, 1915, p . 99. 17 .- Davray, Lord Kitchener, p. 34. 18 .- M. Brown, The Imperial War Museum Book of the First World War, Londres, 1991, p. 42. Este comentario suena impecable, pero plantea una cuestión ulterior. Figura 5. J. U. Engelhardt, “Tú también debes enlistarte”, cartel de reclutamiento, Alemania, 1919. Stuttgart , Staatsgallerie. Figura 6.- J. M. Flagg, “Te quiero parra el ejército de Estados Unidos”, cartel de reclutamiento, Estados Unidos, 1917. Museo de Arte Moderno, New York. Figura 7.- D. Moor, “¿Te has enrolado como voluntario?”, cartel de reclutamiento del ejército rojo, Rusia, 1920.Wellcome Institute, Library, Londres Fugura 8.- Dirk Bouts, Christus, Salvator Mundi (Vera effigies), c. 1464. Museo Boijmans Van Beuningen, Rotterdam. Dado que los centros de reclutamientos estaban ubicados en diferentes barrios, la mezcla social representada en la imagen habría sido improbable salvo en una imagen orquestada19. En este caso el comentario haría explícito un mensaje deliberadamente subliminal, para usar las palabras de Raphael Samuel. Tendríamos el mensaje, a saber, que los diferentes grupos sociales respondieron de la misma manera al llamamiento de Lord Kitchener, pero perderíamos el código. Incluso la 19 .- Una imagen diferente en Simkins, Kitchener's Army, pp. 79 y ss. propaganda, un lenguaje supuestamente autoevidente, transparente, necesita ser descifrada. Durante la guerra o inmediatamente después, versiones más o menos reelaboradas del cartel de Kitchener se hicieron en Italia, Hungría y Alemania20. En los estados Unidos y la Unión Soviética, Lord Kitchener reapareció disfrazado respectivamente del Tío Sam y de Trosky 21. (Figuras 3, 4, 5, 6, 7) Esta larga serie de imitaciones y variaciones (junto con, como veremos , inversiones y parodias) prueba la efectividad del cartel de Kitchener: sin dudas el más exitoso de la historia. Nunca sabremos cuánta gente decidió ser voluntaria bajo el impulso de la imagen de Kitchener. En algunos casos la razón última de esa elección debió no haber sido transparente para los mismos implicados22. Es ciertamente inescrutable para los observadores posteriores como nosotros. Pero podemos asumir con seguridad que los imperativos transmitidos por estos carteles – TU REY Y TU PAÍS TE NECESITAN, KITCHENER QUIERE MÁS HOMBRES, y así sucesivamente – afectaron a muchos de los que los vieron. La representación de la autoridad actuó como la autoridad misma. Una descarga de energía social tuvo lugar; una orden fue introyectada y se volvió una decisión que fue, literalmente, una cuestión de vida o muerte. Esta efectividad ha sido usualmente dada por sentada, impidiendo un análisis más detallado de los mecanismos visuales y verbales involucrados. ¿Cómo actuó el cartel? *** La herramienta que voy a usar para contestar esta pregunta es la noción de Pathosformeln, fórmulas de la emoción, de Aby Warburg23. Durante mucho tiempo el legado de Warburg –su biblioteca y el instituto ligado a ella-obscurecieron la importancia de sus propios escritos. Durante las últimas décadas las ideas seminales que elaboró a fines del siglo XIX y a principios del XX se han vuelto más y más influyentes. La idea de Pathosformeln, una de las más importantes entre ellas, fue presentada por Gertrud Bing, la distinguida erudita que fue en un tiempo directora del Warburg Institut, en estos términos: “fue la cultura pagana, tanto en los rituales religiosos como en las imágenes, la que proporcionó la expresión más elocuente de los impulsos elementales [Pahosformeln] Las formas pictóricas son mnemónicas de tales operaciones; y pueden ser transmitidas, 20 .- Acerca del cartel italiano (de A. L. Mauzan, 1917) y el alemán ( de J. U. Engelhardt , 919, para el nuevo ejército republicano) ver P. Paret et allia , Persuasive Images, Princeton, 1992, il. 54, 155. 21 .- M. Timmers (ed.), The Power of the Poster, London 1998, p. 160 y ss. Acerca del cartel soviético (hecho por D. Moor en 1920, y reelaborado por el mismo pintor en 1941) ver F. Kampfer, Der rote Keil. Das politische Plakat, Theorie und Geschichte, Berlin, 1985, pp. 94-5. 22 .- Ver la rica evidencia presentada por Simkins, Kitchener's Army, p . 165 y ss. 23 .- Traducido como 'emotive formulas' [fórmulas emotivas] en A. Warburg, The Renewal of Pagan Antiquity, trad. D. Britt, Los Angeles, 1999 transformadas y recuperadas para una vida nueva y vigorosa, siempre que surjan impulsos afines.”24 En la Edad Media, cuando “la expresión de los impulsos elementales” estaba vedada por razones religiosas, ese “primal vocabulario de gestos apasionados” (como lo llamó Warburg) había sido olvidado. Warburg llegó a plantear que la fórmula –el gesto emocional- era una fuerza neutral, abierta a diferentes interpretaciones, incluso a interpretaciones opuestas. Esos artistas del renacimiento que recobraron aquellos gestos, invirtieron en ocasiones su significado clásico25. Mi intento de poner en obra el argumento de Warburg comenzará con tres pasajes de libro XXXV de la Historia Natural de Plinio, el viejo, una sección dedicada enteramente a los artistas griegos y romanos26. El primero trata de Famulus, un pintor de los tiempos del emperador Augusto. Era, escribió Plinio (XXXV, 120) “un artista digno y severo pero también muy florido; le pertenecen una Minerva que miraba a quien la veía no importa desde donde la mirara” (spectantem spectans, quacumque aspiceretur)27. El segundo pasaje (XXXV, 92) es acerca de Apeles, el famoso pintor griego: También pintó a Alejandro el grande llevando un rayo, en el templo de Artemisa en Éfeso, por un pago de veinte talentos en oro. Los dedos tienen la apariencia de proyectarse desde la superficie, y el rayo parece sobresalir de la imagen (digiti eminere videntur et fulmen extra tabulam esse), los lectores deben recordar que todo esto se producía con cuatro colores…28 Un tercer pasaje (XXXV, 126) esclarece indirectamente el significado del anterior. La representación de Apeles de Alejandro como Zeus, con dedos que se proyectaban y llevando un rayo, depende del escorzo extremo, un dispositivo visual que había sido llevado a la perfección por otro pintor, Pausias. Aquí, Plinio, de nuevo: Pero Pausias también hizo grandes pinturas, por ejemplo el sacrificio de bueyes que anteriormente se veía en el pórtico de Pompeyo. Fue el primero que inventó un método 24 .- Warburg, Renewal, p . 82 25 .- E. H. Gombrich, Aby Warburg: An Intellectual Biography, Londres, 1970, pp. 320-1 y pássim (ver en el índice las entradas Pathosformeln y polaridad) basado en las notas no publicadas de Warburg; M . Barasch,' Pathos Formulae: Some Reflections on the Structure of a Concept' [ 1985], en su Imago Hominis. Studies in the Language of Art, New York, 1994, pp. 119-27. 26 .- K. Rathe, Die Ausdrucksfunktion extrem verkurzter Figuren, Londres, 1938 (Studies of the Warburg Institute), p . 52. Rathe cita a L . Volkmann, Das Bewegungsproblemin der bildenden Kunst, Esslingen a. N.,1911, p. 21 y ss. ( La referencia a Plinio se perdió en la edición previa que pude consultar, Esslingen, 1908, p. 14). 27 .- 'Fuit et nuper gravis ac severus idemque floridus tumidus pictor Famulus. Huius aut Minerva spectantem spectans, quacumque aspiceretur' (Plinius, Naturalis Historia, trad. H. Rackham, Londres, 1961, Loeb Classical Library; la traducción ha sido modificada). 0. Rossbach en RE, 6, col. 1985 sugiere que estaban implicados algunos dispositivos mecánicos (ver D. Freedberg, The Power of Images, Chicago, 1989, pp. 292- 3). Esto parece improbable. 28 .- "[Apelles] pinxut et Alexandrum Mágnum fulmen tenentem in temple Ephesiae Dianae viginti talentis auri, digiti eminere videntur et fulmen extratabulam esse; legentes meminerint omnia ea quattuor coloribus facta...", (Plinius, Naturalis Historia, H. Rackham,Londres, 1961, Loeb Classical Library). de pintura que después ha sido copiado por mucha gente pero nunca igualado; lo más importante era que aunque quería mostrar el largo cuerpo de un buey, él pintaba al animal de cara al espectador y no parado de costado, y su gran tamaño es plenamente transmitido (adversum eum pinxit, non traversum, et abunde intellegitur amplitudo).29 *** Lo que hizo posible el cartel de Kitchener es, desde mi punto de vista, una larga reacción en cadena incitada por la lectura combinada de estos pasajes. Escuchemos las voces de tres entre los muchos testigos que dan fe de la presencia ubicua del cartel de Lord Kitchener durante la Primera guerra mundial. El primero es Michael MacDonagh, un periodista del Times que en enero de 1905 escribió: Los carteles que convocan al reclutamiento se ven en todas las carteleras, en muchas vidrieras de los negocios, en ómnibus, tranvías y camionetas comerciales. La gran base de la columna de Nelson está cubierta de ellos. El número y la variedad son notables. En todas partes Lord Kitchener señala severamente con un dedo monstruosamente grande, exclamando: I want you.30 El segundo testigo es Mont Abbott, en tiempos de la Primera guerra Mundial un joven trabajador rural de Enstone, Oxfordshire. En sus recuerdos, decía: El fantasma de Kitchener estuvo apuntándome su dedo por un tiempo en los desteñidos carteles que estaban afuera de la Oficina postal, “Tu rey y tu país te NECESITAN”. Con mis ojos puestos los últimos años en las ancas de Rosy, los terneros que quedaron solos, los toros enloquecidos y los caballos hambrientos en Fulwell, no había tenido tiempo de alistarme con Kitchener. Pero en 1918 el viejo fantasma surgió de nuevo, apuntándome desde las puertas de los establos y los troncos de los árboles, “Tu rey y tu país TE NECESITAN! Los alemanes estaban dándosela otra vez a nuestros exhaustos muchachos del quinto ejército, 90.000 de nuestros hombres y 1.300 de nuestras armas tomadas en Lys. Iba a cumplir dieciséis en julio. Sólo esperaba que los muchachos pudieran resistir hasta que yo llegara - cosa que hicieron.31 29 .- Pausas autem fecitet grandes tabulas, sicut spectatam in Pompei particu boum immolationem. Earn primus invenit picturam, quam postea imitatisunt multi, acquavit nemo. Ante omnia, cum longitudinem bovis ostenti vellet,adversum eum pinxit, non traversum, et abunde intellegitur amplitudo' (Plinius, Naturalis Historia, H. Rackham, Londres, 1961, Loeb Classical Library). 30 .- Citado por C. Haste, Keep the Home Fires Burning. Propaganda in the First World War, Londres, 1977, p. 55. 31 .- S. Stewart, Lifting the Latch: a Life on the Land, based on the life of Mont Abbott of Enstone Oxfordshire, Oxford, 1987, pp. 73-4 ( agradezco a Alun Howkins por proporcionarme esta referencia), ver también las memorias inéditas de F. L. Goldthorpe citadas por Simkins, Kitchener's Army, p. 172: “El dedo acusador de Kitchener me señalaba a mí desde cada cartelera y los cuentos de las atrocidades alemanas y los apenados belgas resonaban en mis oídos todos los días. Supongo que fue una combinación El tercer testigo es H. D. Davray, autor de una biografía publicada en Francia después de la muerte de Lord Kitchener e inmediatamente traducida al inglés. En junio de 1916 escribe, en tiempos en que la prensa de Lord Northcliffe había empezado a atacar a Lord Kitchener por su fracaso al proveer la cantidad necesaria de bombas al frente francés: El Comité Central de reclutamiento puso en las paredes de Londres y por toda Gran Bretaña un cartel que muestra un enorme retrato de frente de Lord Kitchener. Desde cualquier ángulo que se lo viera los ojos se encontraban con los del espectador y no los dejaban nunca; y en uno de los lados, en letras grandes, estaba el lacónico llamamiento: ¡Kitchener Necesita Más Hombres!32 Mont Abbot nunca oyó de Plinio el Viejo. MacDonagh and Davray ciertamente no estaban pensando en él cuando comentaban el cartel de Kitchener, Pero cuando leemos las palabras “desde cualquier ángulo que se lo viera los ojos se encontraban con los del espectador y no los dejaban nunca”, podemos preguntarnos: ¿qué imagen se describe aquí, la de Minerva o la de Lord Kitchener?, ¿quién está señalándomos con un dedo monstruosamente grande. Lord Kitchener o Alejandro el Grande? Estos ecos recapitulan la trayectoria histórica que voy a esbozar. *** Mi digresion comenzará por un pasaje muy conocido de la introducción a De visione Dei sive de icona Liber (Libro de la visión de Dios o de la imagen), un tratado escrito en 1453 por el gran filósofo Nicolás de Cusa, conocido como Nicolás Cusano.33 Para dar a sus lectores alguna idea de la relación entre Dios y el mundo, el Cusano escribió que la imagen más apropiada que podían pintar era la cara de alguien que ve todo, Hay muchas de esas imágenes, seguía, maravillosamente pintadas: la cara del arquero en la plaza del mercado de Núremberg, la de Roger, el gran pintor, en el precioso panel suyo que ahora está en el salón del Tribunal de Bruselas, la de la Verónica en mi propia capilla, en Koblenz; la del ángel que lleva las insignias de la iglesia en Brixen34. Cusa acompañaba el manuscrito de su tratado con un pequeño panel que mostraba la imagen de Jesús como si estuviese impreso en el manto de la Verónica. Si se la cuelga en una pared, explicaba, cada uno de ustedes verá que sea cual sea el ángulo desde el cual se vea la imagen, tendrá la sensación de ser, por decirlo así, el único al que la imagen mira.35 de todas estas instancias lo que me llevó al salón de prácticas local el 15 de noviembre. Tenía por entonces diecisiete años y medio.” 32 .- Davray, Lord Kitchener, p. 55 (ver también E. H. Gombrich, Art and Illusion, Londres, 1962, p. 96). 33 .- Nicolás de Cusa, Opera, Parisiis, 1514, vol. 1, reedición, Frankfurt (a. M), 1962, c . XCIX, r: ver E. Panofsky, 'Facies illa Rogeri maximi pictoris' (ver nota 34). 34 .- Sigo la interpretación de E. Panofsky,'Facies illa Rogeri maximi pictoris' en Late Classical and Mediaeval Studies in Honor of Albert Mathias Friend, Princeton, 1955, pp. 392-400; ver también H. Kauffmann,'Ein Selbstportrat Rogers van der Weyden auf den Berner Trajansteppichen', Repertorium für Kunstwissenschaft, 39, 1916,pp. 15-30; H . Beenken, ' Figura cuncta videntis', Kunstchronik, iv, 1951, p. 266; A. Neumeyer, Der Blick aus dem Bilde, Berlin, 1964, p. 40 y s. 35 .- Nicolás de Cusa, Opera, vol. 1, c. XCIX, r.: 'et quisque vestrum experietur ex quocunque loco eandem inspexerit, se quasi solum per eam videri' Las pinturas mencionadas por Cusa en estepasaje se han perdido, pero podemos reconstruir su apariencia. Algunas de ellas, como la verdadera imagen (vera icon, de ahí, Verónica) de Cristo, pertenecen a tipos muy conocidos. (Figura 8) Al articular la experiencia de ver la Verónica, Cusa reelaboró la alusión de Plinio a la “Minerva que miraba a quien la veía no importa desde donde la mirara” (spectantem spectans, quacumque aspiceretur). Un lector muy erudito que tuviera (como lo muestran los pasajes antes mencionados) un agudo interés en las artes visuales estaría familiarizado con la obra de Plinio.36 Uno se pregunta si la referencia de Cusa al arquero que se ve desde todos lados –también un tipo ampliamente conocido (Figura 9)- no implicaría una referencia a la exposición de Plinio de la pintura de Alejandro el Grande llevando un rayo37. Aún más especulativa sería, seguramente, una conexión entre el arquero de Núremberg y Plinio. Pero esta clase de conexión puede ser asumida, desde mi punto de vista, en el caso de una pintura famosa que sí sobrevivió: La bendición de Cristo de Antonello da Messina (Londres, National Gallery). Antonello parte de un tipo iconográfico venerable, el llamado Salvator Mundi (Salvador del mundo), una figura que “mira a quien la mira no importa desde donde la mire” e incluyó el gesto de la bendición representado en innumerables íconos (Figuras 10, 11) 36 .- M. Bettini, 'Tra Plinio e Sant' Agostino: Petrarca e le arti figurative', La memoria dell' antico, ed. S. Settis, vol. 2, Torino, 1984, pp. 221-67 . 37 .- Andrea de Marchi me mostró gentilmente la fotografía de una pintura (probablemente veneciana, de los siglos XVII-XVIII) de la colección Saibene, que muestra un arquero que apunta su flecha hacia el observador. Figura 9.- Ballestero, Austria, circa 1430, Graphische Sammlung de Universität Erlangen- Nürnberg. Figura 10.- Antonello da Messina, Cristo bendiciendo, circa 1465, Londres, National Gallery. Figura 11.- Ícono de Cristo Pantocrátor , Monte Sinaí, Monasterio de Santa Catalina, siglos VI-VII, Sinai Archives, University of Michigan. Figura 12.- Hans Memling, Cristo dando su bendición, escuela flamenca, 1478. Inicialmente, Antonello estaba profundamente interesado en las obras de los pintores flamencos que le eran contemporáneos como Petrus Christus o Hans Memling (Figura 12), siguió la iconografía tradicional; después modificó la mano de Cristo que bendice al introducir un escorzo atrevido, innovador. Se ha escrito mucho acerca de este pentimento dramático. Desde mi punto de vista Antonello se inspiró en el pasaje de Plinio sobre el Alejandro Magno pintado como Zeus: “los dedos tienen la apariencia de proyectarse desde la superficie, y el rayo parece sobresalir de la imagen” (digiti eminere videntur et fulmen extra tabulam esse). La Historia Natural de Plinio fue publicada en latín en 1469. La primera traducción al italiano fue editada por el impresor francés Nicolas Jensen en Venecia en 147638. Este enorme esfuerzo de publicación que involucraba aproximadamente mil páginas in folio, implicó una larga etapa de preparación. La traducción de Cristoforo Landino debe haberse conseguido en Venecia en 1475 cuando Antonello, recientemente llegado de Sicilia, revisó y firmó su pintura39. 'Pare che le dita sieno rilevate et el fulgore sia fuori della tavola': esta expresión del momento llegó a ser considerada –por ejemplo en el diálogo de la pintura de Ludovico Dolce (1557)- como el locus classicus, la autoridad principal en la cuestión del escorzo40. Plinio no dio indicaciones de cómo lograr el notable efecto y de esa manera su lacónica descripción se volvió un desafío para quienes intentaban recrear (o inventar) un fragmento de una tradición perdida. Las palabras de Plinio animaban a quienes trabajaban para crear ilusiones pictóricas. El escorzo devino crecientemente popular ente los artistas ansiosos de probar su habilidad para superar dificultades41. El influjo crucial en este dominio fue, claro, Miguel Ángel. En la creación del sol y la luna y otros frescos de la Capilla Sixtina, los dedos que se proyectan, las manos gesticulando y los escorzos audaces enfatizan las relaciones espaciales y narrativas42 (Figura 13). Más allá del 38 .- Plinio, Historia naturale, traducción de C. Landino, Venetiis, 1476: "Pare che le dita sieno rilevate et el fulgore sia fuori della tavola ..."[parece que los dedos están en relieve y el rayo está fuera de la tabla] 39 .- El cartellino, pintado ilusionísticamente, fue pintado, de acuerdo a la evidencia obtenida mediante las fotografías de rayos X, después de la reelaboración de las manos de Cristo, dice: ' millesimo quatricentessimo sexstage/simo quinto VIIIa indi Antonellus/Messaneus me pinxit' ( Antonellus de Messina me pintó en 1465, la octava indicción). La fecha basada en el nacimiento de Cristo -1465- se contradice con la fecha basada en la indicción (un ciclo fiscal de quince años inventado en Egipto) que indica o bien 1460 o bien 1475. Los historiadores del arte intentan resolver la contradicción de distintas maneras. Giovanni Prevital ha sugerido convincentemente que 1475 se adapta mejor a la evolución estilística de Antonello ("Da Antonello da Messina a Jacopo di Antonello. 1. La data del Cristo benedicente della National Gallery di Londra", en Prospectiva, 20, 1980,pp. 27-34). Ver también F. Sricchia Santoro, Antonello e l'Europa, Milano, 1986, pp. 106, 162 40 .- L. Dolce, Dialogo della pittura... intitolato l'Aretino, Venezia, 1557, c. 37 r ( que cita la traducción de Landino). El mencionado pasaje de Plinio, desde una perspectiva diferente en E. H. Gombrich, The Heritage of Apelles, Oxford, 1976 (traducción italiana, M. L. Bassi, Turín, 1986, p. 21). 41 .- E. H. Gombrich, 'The Leaven of Criticism in Renaissance Art', en Art, Science and Literature in the Renaissance, ed. C. Singleton, Baltimore,1 967, pp. 3-42 (re-editado en The Heritage of Apelles, Oxford, 1976; trad. italiana M. L. Bassi, Turín 1986, pp. 154-77). 42 .- La creación del sol y la luna de Miguel Ángel, se reproduce en J.J. Tikkanen, Studien über den Ausdruck in der Kunst, I: Zwei Gebärde mit dem Zeigefinger, Helnsigfors, 1913, p. 77, Ilus. 108; en pp. 44-98 ('Das Zeigen als kunstlerisches Ausdrucksmotiv': un estudio preliminar pero todavía valioso). imperioso gesto de dios uno puede ver el gesto del pintor: una analogía no tan oculta inspirada en la idea neoplatónica del arte como creación divina43. En un espléndido dibujo, que ahora está en el Museo británico, Pontormo, el gran pintor manierista, articuló la idea de Miguel Ángel en un contexto no narrativo. (Figura 14). Aquí el brazo que sobresale crea un sentido de mucha intimidad entre la imagen del mismo pintor, vista en un espejo, y el que la ve como espectador44. Casi un siglo después Caravaggio reelaboró el gesto con el que Miguel Ángel había dotado a Dios padre convocando a Adán a la vida, para expresar un acontecimiento diferente: San Mateo llamado por el Hijo de Dios45 (Figura 15). ¿Podemos interpretar el dedo señalando de Kitchener como una versión secular, escorzada, del gesto horizontal del Jesús de la pintura de Caravaggio? Después de todo, en ambos casos, tenemos un llamamiento – un llamado a las armas, un llamado religioso. Pero las dos imágenes son tan diferentes en su disposición formal que uno asume que hubo algunos (puede que muchos) eslabones perdidos en el medio. He sido incapaz de encontrarlos. Mi conclusión provisional sería la siguiente: el cartel de Lord Kitchener pudo surgir porque existían dos tradiciones pictóricas entrelazadas, que involucraban figuras frontales que veían todo tantocomo figuras con dedos que señalaban en escorzo. Pero estos dispositivos pictóricos, por sí mismos, no hubiesen sido suficientes para generar el cartel de Lord Kitchener. Su lugar de nacimiento se sitúa en un entorno visual diferente: el popular lenguaje de la propaganda46. (Figuras 1, 16) 43 .- Sobre el soneto de Miguel Ángel acerca de su trabajo en el techo dela Capilla Sixtina, ver I. Lavin, "Bernini and the Art of Social Satire", en Drawings by Gian Lorenzo Bernini, ed. por I. Lavin, Princeton, 1981, pp. 26-64, especialmente p. 34 (pero mi conclusión difiere de la de Lavin). 44 .- J. Cox Rearick, The Drawings of Pontormo, New York, 1964, vol. 1, p. 247; vol. 2, il. 241 (circa 1525, estilísticamente cercana a La Cena de Emaús). 45 .- I. Lavin, 'Caravaggio'sC Calling of Saint Matthew: the Identity of the Protagonist', en Lavin, Past-Present. Essays on Historicism in Art from Donatello to Picasso, Berkeley, Los Angeles, Oxford, 1993, pp. 84-99, especialmente, p. 95. 46 .- Tikkanen, Studien, p. 44, mencionaba la presencia del dedo señalando en publicidad (sin más indicaciones) A . Chastel ( 'L'art du geste a la Renaissance', vuelto a editar ahora en su Le geste dans l 'art, Paris, 2001, p. 39) compara pinturas de principios del siglo XVI que muestran figuras que, inversamente, miran al espectador y señalan a la escena y carteles modernos directamente dirigidos al espectador. Pero la diferencia entre los dos gestos no tendría que ser pasada por alto. Figura 13.- Miguel Ángel, Creación de la luna y el sol, 1508-12, Capilla Sixtina, Vaticano, Roma. Figura 14.- Pontormo, Estudio de desnudo, 1525, Museo británico, Londres. Figura 15.- Caravaggio, El llamado a San Mateo, San Luigi dei Francesci, Roma. *** El cartel para los cigarrillos Godfrey, Philips and Sons fue reproducido y muy elogiado en un pequeño libro de H. Bridgewater , el gerente de publicidad del Financial Times, titulado Advertising or the Art of Making Known. A Simple Exposition of the Principles of Advertising, publicado en 191047. He llegado a considerar a la guerra comercial [escribió Bridgewater] como meramente un tipo más elevado de la guerra de los viejos tiempos. Para competir exitosamente en la guerra moderna –el comercio- uno debe poseer los mismos atributos que llevaron a los hombres a la victoria en los días de antaño, es decir, coraje, perseverancia, la habilidad para implementarlos y, por último, pero no menos importante, la iniciativa48. Los dispositivos técnicos no eran menos importantes, Entre ellos Bridgewater destacaba “el valor de la perspectiva”: Mediante una apreciación y uso adecuados de la perspectiva un artista puede pintar un paisaje que cubre una gran extensión de campo (posiblemente miles de millas cuadradas) en unas poas pulgadas49. Un dedo en escorzo puede también demostrar la validez de la perspectiva. Un YOU igualmente agresivo puede reforzar el mensaje. “El estilo you de los anuncios también se ha vuelto objeto de particular atención” escribía S.R. Hall en su Writing an Advertisement (Boston 1915): Ciertos escritores son capaces de llamar la atención y obtener buenos resultados mediante un contundente estilo de sus piezas dirigida al lector como si hubieran sido una carta, en la cual el pronombre “you” se usaba libremente, Era “Usted, Sr. Lector”, “Ud. Necesita esto”, etc. 50 En la portada de la London Opinion del 5 de septiembre de 1914, el retrato de Lord Kitchener de Alfred Leete estaba enmarcado por dos mensajes: “Este periódico lo asegura a Ud. por 1000 libras”, “50 fotografías de Ud. por un chelín”. Las mismas técnicas usadas para alcanzar un objetivo (en el sentido comercial) fueron usadas para vender la guerra. A propósito, en 1971, el Committee to Unsell the War – la de Viet- nam- publicó justamente un cartel cuya imagen y título daban vuelta el mensaje de Lord Kitchener: “I want out”51 [quiero salir]. (Figura 17) *** 47 .- H. Bridgewater, Advertising or the Art of Making Known. A Simple Exposition of the Principles of Advertising, Londres, 1910, p. 15. 48 .- Bridgewater, Advertising, pp. 1-2. 49 .- Bridgewater, Advertising, p. 30. 50 .- S. R. Hall, Writing an Advertisement, Boston, 1915, pp. 114-5. 51 .- Timmers (ed.), Power of the Poster, p. 160 y ss. Los dibujos semanales de Alfred Leete para la London Opinion tenían invariablemente un carácter humorístico, incluso cuando se trataba de asuntos políticos52. El tono serio de su retrato de Kitchener es bastante excepcional. El 14 de noviembre de 1914 Leete citó su propio trabajo, en una vena más jocosa, al representar a Lord Kitchener en el acto de capturar a un joven que leía el suplemento de fútbol cuando debería haber sido voluntario, (Figura 18) El 26 de diciembre Leete contribuyó otra vez juguetonamente a la campaña de reclutamiento reelaborando el cartel de Hohn Hasall, “Skegness es tan tonificante” (1908), “con reconocimiento al tan conocido cartel”53. (Figura 19) Pero mientras tanto, el Comité parlamentario de reclutamiento le había encomendado a Alfred Leete transformar su portada de la London Opinion en el cartel que iba a ser tan famoso54. Las razones de esta elección han sido recalcadas en innumerables ocasiones. Un escritor sugirió recientemente que el Tío Sam, la contrapartida norteamericana de Lord Kitchener, era una fuerte figura de autoridad con la cual el que la viera podía identificarse”55. Pero, ¿es posible identificarse con una figura tal? La mirada severa, el dedo punzante, la perspectiva como si se viese desde abajo, deben haber suscitado, en general, un sentimiento de temor, de distancia jerárquica, de sumisión. Incluso un observador sofisticado como Osbert Sitwell, que comenzó sus recuerdos de Kitchener con un tono ligeramente irónico, en los últimos tiempos cayó en una actitud cuasi religiosa – como si estuviese respondiendo al antiguo prototipo del cartel: Cuadrado y sólido por completo, [Kitchener] estaba ahí como si fuese un dios, levemente venido a menos, quizás. Pero esperando con confianza que su dominio terrenal se revelase…una mirada ligeramente desenfocada que parecía tener en su fijeza casi un poder de adivinación…. Y Ud. podía , con el ojo de la mente, ver su imagen erigida como la de un dios inglés, por los nativos de diferentes puntos del Imperio que él ha ayudado a crear y mantener, precisamente como los emperadores romanos que antes habían adorado. En unos pocos meses, cuando desde cada cartelera grandes carteles mostraban a Lord Kitchener señalando perspectivas en el espacio, por lo que se los percibe continuamente, aun cuando se los enfocara con incertidumbre, y debajo, la leyenda “!He wants YOU¡” A menudo pensaba en esa figura cuadrada…56 52 .- A. Leete, Schmidt the Spy and His Messages to Berlin, Londres, 1916; Leete, The Work of a Pictorial Comedian, London, 1936( que no he visto; la copia de la British Library ha sido destruida). Ver en general Alfred Leete, A Woodspring Museum Publication (catálogo de la muestra) 53 .- El cartel de Hassall se reproduce en Timmers (ed.), Power of the Poster, p. 181. Ver también W. S. Rogers,' The Modern Poster: Its Essentials and Significance', en London Journal of the Royal Society of Arts, 23 de enero de 1914, pp. 186-92, sobre carteles humorísticos: “The Skegness poster by Hassall, with the title "Sob racing" is typical, and once seen is never forgotten' ( vuelto a publicar en L'affiche anglaise: les années 90, Paris, 1972). 54 .- Medidas del cartel original:75 x 50 cm. 55 .- R. Walton, 'Four in focus', en Timmers (ed.), Power of the Poster, p. 164. 56 .- Osbert Sitwell, Great Morning ( 1948) ,p . 264 (citado por Magnus, Kitchener, pp. 276-7). La mística imperial de Osbert Sitwell era compartida por observadores menos snobs. El poder del cartel ignoraba distinciones de clase- un pequeño detalle en la vasta derrota de los trabajadores europeos.57 *** Pero el dispositivo visual elegido por Leete podía haberse desarrollado en una dirección diferente. Permítanme citar otra vez a Plinio (XXXV, 92) escribiendo acerca de la pintura de Alejandro Magno de Apeles: “Los dedos tienen la apariencia de proyectarse desde la superficie, y el rayo parece sobresalir de la imagen”. Hasta ahora me he centrado sobre todo en los dedos que se proyectan; no fui capaz de decidir si el arquero de Cusa que enfocaba su arco hacia el espectador era una respuesta deliberada a Plinio. Apeles pintó a Alejandro el Grande como Zeus: su rayo era un atributo de poder. A principios del siglo XX el mítico rayo se volvió un arma, un arco actualizado: una pistola. (Figuras 20, 9) “¡Alto! No le está permitido ir más allá sin haber leído que la máquina de escribir Polygraph es un producto alemán de primera clase”. Estas palabras eran gritadas por un bandido montenegrino en un anuncio publicitario de alrededor de 1908 de una máquina de escribir hecha por una firma de Leipzig, Polyphon Musikwerke.58 El propósito del cartel es llamar la atención del espectador y hacerlo detenerse. En este caso ningún mecanismo de identificación está involucrado, desde luego. El bandido montenegrino encarno no a la autoridad sino una amenaza (lúdica). El cartel de los cigarrillos Phillips, apreciado por el gerente de publicidad del Financial Times como una admirable ilustración del poder de atracción de una ilustración llena de fuerza, logró su objetivo al mandar un mensaje más atenuado59. Pero ambos carteles encarnan una cualidad visualmente agresiva, relativa a la escena urbana, llena de gente, tensa, frenética donde se habrían visto. Me pregunto si un acontecimiento visual análogo, aunque proyectado en un plano casi metafísico, puede haber inspirado la nota que Aby Warburg escribió el 27 de agosto de 1890: “Asumir que la obra de arte es algo hostil que se 57 .- La imaginería socialista que a veces se refiere, explícita o implícitamente al cartel de Kitchener: ver el cartel del Herald del 20 de febrero de 1915( 'King and Country do not need you! Desist!') reproducido en i J. M. Winter, Socialism and the Challenge of War: Ideas and Politics in Britain 1912-1918, Londres, 1974, lámina 9 (entre p. 119 y p. 120). Otro ejemplo (acerca del cual gentilmente atrajo mi atención André Delord) es un cartel de Niver que el Partido socialista francés usó en las elecciones de 1936: un obrero apuntando un amenazador dedo dice: 'C'est bientot qu'on va régler les comptes' [Pronto vamos a arreglar cuentas]. 58 .- 'Halt! Sie dürfen nicht eher vorüber als bis Sie gelesen haben, dass die Schreibmaschine Polygraph, ein deutsches, erstklassiges Fabrikat ist' (reproducido aquí L . Volkmann, Das Bewegungsproblem, Esslingen, 1908, Figura 10). Tanto K. Rathe (Die Ausdrucksfunktion, p. 55 nota 39) como F. Kampfer (Propaganda politische Bilder im 20. Jahrhundert, Hamburgo, 1997, pp. 78-80) se refieren al cartel de Polyphon Musikwerke como precedente del cartel de Vinnytsa. 59 .- Bridgewater, Advertising, p. 15. mueve hacia el espectador”60. Cinco años después, los hermanos Lumière sumieron en el terror a la audiencia cinematográfica al proyectar su “Llegada del tren a la estación de La Ciotat”. Las figuras que corrían hacia el espectador se volvieron un rasgo recurrente de las primeras películas61. El cartel de Lord Kitchener se apoyaba en los mismos dispositivos visuales y estaba dirigido a una audiencia acostumbrada al cine y su gama de sofisticados trucos visuales, incluyendo los primeros planos de Griffith. Los dispositivos visuales inventados por los pintores helenísticos fueron adaptados con éxito a la vida del siglo XX y sus demandas. Pero como Warburg llegó a apreciar cuando analizaba el arte del renacimiento italiano, el significado de las viejas fórmulas llegó a revertirse, a veces, en la transmisión. 60 .- Gombrich, Aby Warburg, p. 80: 'Annahme des Kunstwerkes als etwas in Richtung auf den Zuschauer feindlich Bewegtes' . Warburg, como nota Gombrich, reelabora una idea que había encontrado en un libro que tuvo un gran impacto en él: T. Vignoli, Mito e scienza, Milano, 1879. 61 .- J. Auerbach, 'Chasing Film Narrative: Repetition, Recursion, and the Body in Early Cinema', Critical Inquiry,2 6 (2000), pp. 798-820. Figura 16.- Anuncio publicitario de los cigarrillos Godfrey Phillips, Londres, circa 1910. Figura 17.- “¡Quiero salir!”, cartel, EEUU, 1971, Comittee to Unsell the War. Figura 18.- Alfred Leete, Lord Kitchener, London Opinion, 14, noviembre de 1914. Figura 19.- Alfred Leete, “La costa oeste es tonificante – para reclutar”, London Opinion, 26 de diciembre de 1914. Una escalofriante ilustración de esta inversión es provista por un cartel alemán hecho en 1944, durante la ocupación de Ucrania62 (Figura 21). Esta horrible pieza de propaganda nazi hizo que el descubrimiento de una tumba masiva, resultado del exterminio estalinista, se volviera una 62 .- F. Kämpfer, Propaganda politische Bilder, remite a I. Kamenetsky, The Tragedy of Vinnytsa: Materials on Stalin's Policy of Extermination in Ukraine (1936-1938), Toronto, 1989, que no he visto. incitación a la masacre de judíos y bolcheviques. A través del dispositivo visual que hemos llegado a conocer bastante bien, el espectador, simbólicamente ofendido y amenazado por el comisario judío, es urgido bastante literalmente a tomar revancha al recrear algo muy conocido por todos, un progrom. La importancia de esta inversión de la pintura perdida de Apeles, posiblemente inspirada en el cartel de la Polyphon Musikwerke , es clara. La encarnación de la autoridad y el poder legítimo se ha vuelto un blanco del odio. *** Este desplazamiento nos lleva, una vez más, a la recepción del cartel de reclutamiento, “El país entero”, escribió un biógrafo de Kitchener, “pronto estuvo lleno de carteles que mostraban a Kitchener en el personaje del Gran Hermano, con una gorra de mariscal de campo, ojos hipnóticos, mostacho erizado, un dedo que señalaba y la leyenda “Your country needs YOU”63 . En el carácter de gran hermano: esta referencia de pasada a Orwell merece un análisis más serio. Muy al principio de Mil nueve ochenta y cuatro (1949) el lector se enfrenta a la descripción de *Un+ cartel en colores, demasiado grande para desplegarlo en el interior… clavado a la pared. Mostraba simplemente una cara enorme, de más de un metro de ancho: la cara de un hombre de cerca de treinta y cinco años, con un bigote negro grueso y rasgos rudamente atractivos… Era una de esas figuras que son tan planeadas que los ojos te siguen aun cuando te mueves. BIG BROTHER IS WATCHING YOU, la leyenda corría debajo de ella.64 Eric Blair, quien después tomó el nombre de George Orwell como nombre de letras, había nacido en la India en 1903, Se mudó con su familia a Inglaterra en 1907. El pasaje que acabo de citar está basado obviamente en un recuerdo de infancia de los carteles de Kitchener que estaban dispersospor toda Inglaterra en el otoño de 1904. El 2 de octubre de 1914, Eric Blair, por entonces de once años, publicó en un periódico local su primera obra, un poema patriótico cuyo final hizo eco del llamamiento de Kitchener: ¡Despertad!, jóvenes de Inglaterra Puesto que si tu país os necesita No enlistarse de a miles Sería en verdad ser cobarde. 63 .- P. Magnus, Kitchener: Portrait of an Imperialist, p. 288. 64 .- G. Orwell, Nineteen Eighty-Four, Harmondsworth, 2000,p . 3. Dos años después Blair publicó otro poema, titulado “Kitchener”, para lamentar la muerte del mariscal de campo65. No hay necesidad de recordar el papel desempeñado en la novela por la imagen del Gran hermano, tanto en los carteles como en las pantallas66. A la luz de lo que he dicho hasta el momento, es imposible no encontrar en este pasaje un distante (pero distinto) eco de lo que Plinio escribió de la imagen de Minerva “que miraba a quien la veía no importa desde donde la mirara” ¿Es un eco directo o indirecto? Una respuesta a esta pregunta tendría que tener en cuenta otro pasaje de Mil nueve ochenta y cuatro. Un nuevo cartel apareció de repente por todo Londres. No tenía leyenda y representaba simplemente la monstruosa figura de un soldado euroasiático, de tres o cuatro metros de alto, avanzando con una inexpresiva cara mongola y enormes botas, una ametralladora apuntando desde sus caderas. Desde cualquier ángulo que se mirara al cartel, el cañón del arma, magnificado por el escorzo, parecía estar directamente apuntándote. La cosa estaba pegada en cada espacio en blanco, en cada pared, incluso superaba en número a los retratos del gran hermano. 67 Este soldado euroasiático es innegablemente un eslabón a ser agregado a la serie de imágenes que descienden de la pintura de Apeles que “representaba a Alejandro el grande llevando un rayo”. Orwell puede haber estado familiarizado con el pasaje de Plinio. Pero hay otra posibilidad, más intrigante: que Orwell, al poner uno al lado del otro al Gran Hermano y el soldado euroasiático, la imagen que todo lo ve de la autoridad y la agresiva imagen de la amenaza, haya de hecho desplegado la polaridad oculta que subyace a esa imagen primal altamente cargada, la figura que enfrenta al espectador. Pero como lectores de Mil nueve ochenta y cuatro recordaremos, la guerra contra Eurasia es un acontecimiento orquestado, Como el cartel de Kitcherner que borró al general, la guerra televisada es más auténtica que la real. El Gran hermano probablemente no exista: es un nombre, una cara, un eslogan, como un cartel que publicita una marca comercial. En 1949, cuando fue publicado por primera vez, Mil nueve ochenta y nueve fue ampliamente leído como un libro de la guerra fría, sus referencias al terror estalinista parecía evidente de suyo. Medio siglo después la descripción de una dictadura basada en los medios electrónicos y el control psicológico puede ser fácilmente adecuada a una diferente pero no completamente imposible realidad. *** 65 .- G. Orwell, A Kind of Compulsion, 1903-1936: The Complete Works, ed. de P. Davidson, vol. 10, London, 1998, p. 20. J. Myers, Orwell, Wintry Conscience of a Generation, New York, 2000,p . 23, conecta el primer poema con el cartel de Kitchener (pero no Mil nueve ochenta y cuatro). 66 .- El 14 de junio de 1940, Orwell se quejaba de “la ausencia de cualquier clase de cartel de propaganda, que se ocupara de la lucha contra el fascismo, etc., comparable a los que había visto en España durante la Guerra civil (citado en Timmers (ed.), The Power of the Poster, p. 240). 67 .- Orwell, Nineteen Eighty-Four, p. 156. Figura 20.- Anuncio publicitario de una máquina de escribir de Polyphon Musikwerke, Alemania, circa 1908. Figura 21.- Vinnytsa, cartel alemán difundido durante la ocupación de Ucrania, 1944. El cartel de Lord Kitchener (Fig. 1) nos llevó a los recuerdos de infancia de Eric Blair, No hay necesidad de insistir en la relevancia histórica de las memorias, un área de investigación que Raphael Samuel hizo suya con vehemencia. Las memorias son el material de la historia, especialmente para una publicación como History Workshop, cuyo objetivo ha sido acercar más las fronteras de los historiadores profesionales a la vida de la gente. Es un objetivo con el cual simpatizo profundamente. Pero, ¿es la historia – la historia como historiografía – co-extensiva con la memoria? A pesar de la elocuencia de los argumentos de Samuel sobre esta cuestión, me siento más cerca de aquellos que, como Maurice Halbwachs, insisten en acentuar la diferencia entre memoria e historia68. El estudio de caso que acabo de presentar puede arrojar algo de luz acerca de esta diferencia. Para descifrar los mensajes subliminares transmitidos por el cartel de Lord Kitchener necesitamos una visión desde lejos, una perspectiva alejada en el tiempo, una distancia crítica: actitudes que ciertamente se nutren en la memoria pero son independientes de ella. Trad. Felisa Santos. 68 .- Samuel, Theatres of Memory, pp. ix-x; M. Halbwachs, Les cadres sociaux de la memoire, Paris, 1927 (reed., 1952).
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