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INSTITUTO LATINO-AMERICANO DE 
ECONOMIA, SOCIEDADE E 
POLÍTICA (ILAESP) 
 
RELAÇÕES INTERNACIONAIS 
E INTEGRAÇÃO 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ANÁLISIS ACTUAL DE LA TRANSICIÓN HEGEMÓNICA SOBRE 
LA PERSPECTIVA DEL SISTEMA-MUNDO 
Un diálogo desde el sur con la visión de Immanuel Wallerstein 
 
 
BILL EGLINTON FLORES 
MARICAHUA 
HÉCTOR ENRIQUE COLMENAREZ 
ESPINOZA 
JEAN LUC DESIR 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Foz do Iguaçu 
Febrero 2019 
2 
 
RESUMEN: El objetivo del presente trabajo es el análisis actual de las relaciones 
internacionales y la transición hegemónica sobre la perspectiva del sistema-mundo a partir de 
la formulación de Immanuel Wallerstein. Por ello, se presenta sus principales características, 
aplicaciones en el sistema internacional, situación actual de las relaciones políticas, 
económicas y militares de las principales potencias hegemónicas, así como su relevancia en 
América Latina. 
Palabras clave: Relaciones Internacionales y transición hegemónica, perspectiva del 
sistema-mundo, Immanuel Wallerstein, América Latina, Venezuela. 
RESUMO: O objetivo deste artigo é a análise atual dos relacionamentos e a transição 
hegemônica na perspectiva do sistema mundial a partir da formulação de Immanuel 
Wallerstein. Por isso, apresenta suas principais características, aplicações no sistema 
internacional, situação atual das relações políticas, econômicas e militares das principais 
potências hegemônicas, bem como sua relevância na América Latina. 
Palavras-chave: Relações Internacionais e transição hegemônica, perspectiva do sistema 
mundial, Immanuel Wallerstein, América Latina, Venezuela. 
1. INTRODUCCIÓN 
La situación actual de las relaciones internacionales en el Sistema Internacional está 
orientado a configurar una estructura en la que todos los países que luchan por la hegemonía 
global pretenden apropiarse de las herramientas necesarias para tener consigo los recursos 
tanto naturales como económicos, políticos y culturales que sirvan como aliciente para 
mantener el statu quo de las interacciones interestatales dentro del sistema-mundo. 
Así, el posicionamiento en la jerarquía global es un imperativo que toda nación con 
objetivos hegemónicos sigue y pretende mantener; puesto que, se vislumbra una nueva 
geopolítica internacional donde la expansión territorial, el dominio aéreo y marítimo solo son 
mecanismos simbólicos que subyacen al empoderamiento de políticas de dominación en 
donde la tecnología y la economía tienen roles protagónicos. 
En este sentido, este trabajo tiene la finalidad de brindar un análisis de las relaciones 
internacionales de los países hegemónicos del siglo XXI desde una perspectiva del sistema-
mundo, presenta la interpretación de Wallerstein además de hacer una disertación de sus 
postulados traspolándolos al actual contexto geopolítico donde Venezuela, como 
representante de América Latina, y desde una posición periférica, se presenta como una 
nación anti sistémica y dilucida una transición hegemónica condicionada por otras potencias 
globales que utilizan su influencia en el país caribeño para evitar la expansión ideológica e 
3 
 
intenciones de dominación externa del gobierno de Donald John Trump en la región 
suramericana y el mundo. 
Por ende, se aborda la transición hegemónica sobre la perspectiva del sistema-mundo que 
desde la interpretación histórica del sociólogo estadounidense Wallerstein se han mantenido 
tres principales poderes hegemónicos en las transformaciones modernas del mundo: Las 
Provincias Unidas de los Países Bajos (1648-1660), Reino Unido (1815-1848) y Estados 
Unidos (1945-1973). 
En este sentido, un estudio de los antecedentes de la actual situación de los países con 
escasa influencia en el Sistema Internacional que ha sido causada por un sistema económico 
que promueve el desequilibrio comercial y actúa según intereses adherentes a la acumulación 
de capital sin ninguna motivación de transformación mundial que beneficie a todos los actores 
del sistema internacional. En consecuencia, un sistema-mundo que genera beneficios para 
países centrales y brinda pocas posibilidades de crecimiento real a los países semiperiféricos, 
así como nimias alternativas a las naciones periféricas. 
En suma, se describirá la situación actual de América Latina como campo de lucha entre 
las principales potencias mundiales por la apropiación de recursos naturales y la trascendencia 
geopolítica que esta supone. 
2. LA TRANSICIÓN HEGEMÓNICA SOBRE LA PERSPECTIVA DEL 
SISTEMA MUNDO 
La transición hegemónica es entendida como un proceso de cambios trascendentales en la 
organización del Sistema Internacional. En este sentido, diversos autores a lo largo de la 
historia han contribuido a definir la transición hegemónica, situando sus análisis en la 
descripción de lo que significa hegemonía. Así Antonio Gramsci Joseph Nye, Immanuel 
Wallerstein, Robert Cox, nos muestran una variable conceptualización de hegemonía, con 
connotaciones, abstracciones contrapuestas y complementarias. 
Por ello, debemos precisar que al abordar la hegemonía como concepto es preciso 
remarcar que este dependerá del contexto, los agentes participantes y las relaciones que se 
establecen en las interacciones estatales en el Sistema Internacional. 
En este sentido, partamos de la etimología de la palabra hegemonía que deriva del griego 
ἡγεμονία que significaría la capacidad de direccionar y jefaturar; sin embargo, está vinculado 
a la sistematización semántica que se asocia a la “supremacía que un Estado ejerce sobre otros 
o la supremacía de cualquier tipo” (RAE, 2019). Por otro lado, el sociólogo italiano Gramsci 
definía hegemonía como “un conjunto de mecanismos que permitían que un elemento 
4 
 
dominante establece su liderazgo moral, político e intelectual sobre sectores subordinados, 
haciendo que sus intereses sean los intereses de la sociedad” (GRAMSCI, 2001, p.19) 
En adición, ampliando la concepción de hegemonía explicaba que esta estaba vinculada a 
un grupo capaz de mantener e imponer su liderazgo. En suma: 
A hegemonia seria a capacidade de um grupo social unificar em torno de seu 
projeto político um bloco mais amplo não homogêneo, marcado por 
contradições de classe. O grupo ou classe que lidera este bloco é hegemônico 
porque consegue ir além de seus interesses econômicos imediatos, para manter 
articuladas forças heterogêneas, numa ação essencialmente política, que 
impeça a irrupção dos contrastes existentes entre elas. Logo, a hegemonia é 
algo que se conquista por meio da direção política e do consenso e não 
mediante a coerção. Pressupõe, além da ação política, a constituição de uma 
determinada moral, de uma concepção de mundo, numa ação que envolve 
questões de ordem cultural, na intenção de que seja instaurado um “acordo 
coletivo” através da introjeção da mensagem simbólica, produzindo 
consciências falantes, sujeitos que sentem a vivência ideológica como sua 
verdade. O pensamento político e ideológico, dessa forma, apresenta-se como 
uma realidade prática, porque, ao ser compreendido e aceito pelos atores 
sociais, torna-se poder material, converte-se em ação prática, ou, mais 
precisamente, em práxis. (COSTA, PCB) 
 
 Por su parte, Nye con su concepto de soft power intenta explicar que la hegemonía 
está asociada a un conjunto de ideas, instituciones, creencias compartidas que son 
consideradas válidas por diversos grupos, que se subordinan a las delimitaciones 
comportamentales de un hegemon; puesto que, este influencia directamente el accionar de 
otros grupos por medio de sus recursos de poder. 
En esta concatenación de definiciones entonces la hegemonía al igual que el soft power: 
(...) pressupõe consentimento: consentimento sobre um conjunto de princípios 
gerais que garantam a supremacia da classe ou grupo social dominante – para 
Nye, o Estado – e proporcionem algum grau de satisfação aos grupos e classes 
subalternos. Nye concordadiretamente com esses autores que, se o poder do 
Estado for entendido como legítimo por parte dos demais, este encontrará 
muito menos resistência na busca por seus interesses. (RAMOS, ZAHRAN, 
2006, p. 3) 
 
Por ende, la hegemonía de un Estado hacia otro está validada por la subordinación de uno 
hacia los intereses del que impone la supremacía; puesto que, al establecerse las diferencias 
ideológicas, económicas, políticas, culturales y sociales dentro de la trascendencia y uso del 
poder en el Sistema Internacional, uno de ellos actúa supeditado a las exigencias de la 
potencia, debido a que su participación en las decisiones mundiales pueden estar subordinadas 
a la escasa capacidad de independencia económica, política, tecnológica o militar. Por ello, la 
5 
 
aceptación de condiciones se legaliza por medio de la creación de una herramienta legal que 
establezca la supremacía de uno hacia otro Estado. 
Ejemplos varios tenemos en el Sistema Internacional, donde los países considerados 
periferias luchan por tener mayor participación en las decisiones globales; sin embargo, por el 
minúsculo desenvolvimiento de proyectos de mejora continua, siempre están condicionados 
por las potencias que imponen en el caso estadounidense su poder militar, o en el plano chino, 
su potencial económico y; en el ruso, su supremacía tecnológica y militar. 
En esta visión, la hegemonía en las interacciones estatales está condicionada a las 
capacidades contextuales que tiene un Estado para imponerse a otros en largos periodos 
históricos. Sin embargo, hay que diferenciar claramente los tipos de hegemonía que se 
contemplan; puesto que, no necesariamente un país con poder militar posee dominio o 
trascendencia económica o viceversa. Sin embargo, la mayoría de las veces el que ejerce su 
poder como hegemonía en el Sistema Internacional ha desarrollado un plan de contingencia 
en todos los sectores de interferencia global: industrial, financiero, tecnológico, político y 
cultural para mantener en ciclos continuos de la historia su ventaja comparativa en todos los 
contextos de interacción estatal dentro y fuera de sus territorios de influencia inmediata. 
Al respecto, desde la interpretación posterior de la teorización gramsciana que se acerca 
mucho a la descripción de la realidad en el Sistema Internacional en el que la dependencia 
constituye la visión vertebral de las relaciones interestatales, las políticas exteriores de las 
potencias mundiales están sujetas a intereses particulares donde los reglamentos domésticos 
dominan el accionar de sus agentes. Por ende, con la libertad y la potencial capacidad de 
toma de decisiones en las complejas relaciones internacionales, los estados potencias tienen 
mayor voto que aquellos carentes de autonomía. Este aspecto, “según Cox, la vida económica 
de las naciones subordinadas se encuentra penetrada y atravesada por la dinámica impuesta 
por las grandes naciones” (HERRERA, 2017, p.28). 
Así, la hegemonía es entendida como la coexistencia de Estados débiles que tienen 
diferencias estructurales orientadas a coordinar un entendimiento desequilibrado con una 
potencia global. Así, la hegemonía en el ámbito internacional, desde la perspectiva de Cox se 
relaciona con una marcada desvinculación de las visiones que no consideran la historia como 
herramienta de interpretación de las relaciones internacionales; puesto que, al observar los 
períodos de transformación cultural, política, militar y económica, podemos comprender 
sistemáticamente la transición hegemónica. Por ende, Robert Cox sintetiza la hegemonía de la 
siguiente manera: 
6 
 
Hegemonia no nível internacional não é, então, meramente uma ordem entre 
Estados. É uma ordem dentro de uma economia mundo com um modo de 
produção dominante que penetra em todos os países e vincula outros modos de 
produção subordinados. É também um complexo de relações sociais 
internacionais que conecta as classes sociais de diferentes países. A hegemonia 
mundial pode ser descrita como uma estrutura social, uma estrutura econômica 
e uma estrutura política; e não pode ser apenas uma dessas coisas, mas todas as 
três. A hegemonia mundial é, ainda mais, expressa em normas universais, 
instituições e mecanismos que estabelecem regras gerais de comportamento 
para os Estados e essas forças da sociedade civil que agem através das 
fronteiras nacionais, regras que sustentam o modo de produção dominante 
(COX, 1983, p. 137). 
 
Por su parte, Wallerstein desde su visión del sistema-mundo entiende la hegemonía como 
la delimitación de un conjunto de grupos que están compuestos por Estados con mayor 
capacidad de decisión, con escasa toma de decisiones o de nimias exigencias en el Sistema 
Internacional. Así el sociólogo estadounidense divide las relaciones internacionales de los 
Estados dependiendo de si un país se encuentra en el centro, semiperiféria o periferia, desde 
una observación que toma en cuenta la división internacional del trabajo que “unifica de 
alguna forma la economía-mundo, y la balanza de poder, que nortea la competición 
interestatal” (RAMOS, ZAHRAN, 2006). Por ello, describe su modelo de la siguiente forma: 
 “We have now outlined the two main constituent elements of the modern 
world-system. On the one hand, the capitalist world-economy was built on a 
worldwide division of labor in which various zones of this economy (that 
which we have termed the core, the semiperiphery, and the periphery) were 
assigned specific economic roles, developed different class structures, used 
consequently different modes of labor control, and profited unequally from the 
working of the system. On the other hand, political action occurred primarily 
within the framework of states which, as a consequence of their different roles 
in the world-economy were structured differently, the core states being the 
most centralized” (WALLERSTEIN, 1974: p. 162) 
 
En esta línea, Wallerstein define a la hegemonía como un sistema capaz de normar las 
relaciones interestatales en donde la dominación, la coerción y el desequilibrio de 
intervención son complementares al posicionamiento de liderazgo contraproducente en la 
escena internacional de un país con capacidades intervinientes. Por ello, en relación al 
sistema-mundo realiza un análisis de los procesos de transformación del capitalismo histórico 
con la finalidad de justificar en términos económicos la formación de la actual de los vínculos 
económicos interestatales. 
 
 
7 
 
3. MODELO DE LA TRANSICIÓN HEGEMÓNICA DEL SISTEMA-MUNDO 
DE IMMANUEL WALLERSTEIN 
El World-Systems approach o Sistema-mundo es la teoría abordada por Immanuel 
Wallerstein, quien es uno de los más renombrados científicos sociales que realiza labores en 
el Centro Fernand Braudel de la Universidad de Binghamton y; a su vez, efectúa ciertas 
investigaciones en la universidad de Yale. H. McNeill en Diplomatic History menciona que 
Walllerstein es un historiador muy respetado y un visionario que desafía los modelos 
tradicionales del quehacer académico. 
Esta interpretación de la realidad analiza las relaciones sociales, económicas, culturales y 
políticas de la historia con un punto de partida en el siglo XIV hasta la edad contemporánea. 
Por ende, se considera una descripción detallada de la evolución histórica de las relaciones 
económicas con sus intervinientes en las esferas sociales y políticas, con alicientes culturales. 
En este sentido, el capitalismo como eje transversal es analizado de forma detallada y 
concatenada con el fin de prever la futura hegemonía de Estados dentro del Sistema 
Internacional. Por ende, el desarrollo económico capitalista se vislumbra en los ciclos 
evolutivos de las sociedades mundiales con un final estructural en el imperialismo que 
nosotros podríamos llamar de “imperialismo categórico” por sus implicancias sistémicas en el 
contexto de subordinación y dependencia de algunas esferas de poderen los países con escaso 
poder de influencia internacional. 
Así términos como centro, semiperiféria y periferia son asociados a las relaciones que 
guardan los países entre sí. Por ejemplo, en el centro tenemos a los países hegemónicos en el 
Sistema Internacional que han logrado un desarrollo industrial, tecnológico y económico que 
les permite tener mayor campo de acción. Por otro lado, los países semiperiféricos son 
aquellos que luchan por ser parte de los centros de desarrollo; por ello, tienden a aplicar 
políticas que posibiliten su participación en las disputas de poder. En cambio, los países 
periféricos son, en su mayoría los encargados de enviar apoyo económico o servir como focos 
de extracción de recursos para los países centrales. 
En esta lógica, los países hegemónicos han desarrollado en principio un itinerario de 
secuencias productivas, comerciales, políticas y sociales que concatenados entre sí permiten 
que el desarrollo de los países periféricos no alcancen variantes significativas; puesto que, con 
el crecimiento de la influencia de capital extranjero, mengua cualquier intento de 
independencia financiera abocada a crear una autonomía en el tratamiento de recursos 
propios. 
8 
 
 Este fenómeno era descrito por Wallerstein como las fuerzas centrípetas de las cadena 
más mercantiles de centro periferia, donde los puntos de origen de las mercancías son 
aleatorias, más el punto de destino tienden a converger en pocas áreas, esta dinámica centro 
periferia genero una polarización de la economía mundo, debido a la inconformidad de la 
posición de la periferia en el sistema. 
Con esta visión de la realidad mundial, Wallerstein se opone a la estructurada idea de que 
un Estado-nación y su conformación, justificaban el rol de los países hegemónicos como un 
resultado a posteriori del empoderamiento de sus estructuras políticas. Por ello, el sistema 
histórico, permite observar que han existido tres tipos de elementos heterogéneos vinculados 
entre sí: el sistema pre moderno con escasa delimitación geográfica de sus miembros, el 
imperio-mundo, con sus principales agentes participando en la conformación de las nuevas 
civilizaciones: Roma y China, y una economía-mundo con “una gran división axial del trabajo 
con múltiples centros políticos y múltiples culturas” (BEECROFT, 2008, p.86). 
Figura 1. Modelo teórico de Sistema-mundo de Wallerstein 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fuente: Modelo Sistema-Mundo de Wallerstein: https://www.researchgate.net/figure/Figura-
2-Modelo-Sistema-Mundo-de-Wallerstein_fig1_309033320 
 La figura 1 explica que con el término de división axial del trabajo dentro de un 
sistema económico capitalista y sus variantes, existen situaciones en las que los productos 
centrales son ofrecidos a periféricos a modo de intercambio comercial con un aumento 
significativo de los precios y; a su vez, los productos periféricos con mínima ventaja 
9 
 
comparativa están supeditados a una exagerada dominación y control del intercambio 
comercial. Así, un monopolio financiero compone una división de trabajo en donde la 
consecuencia inmediata es la existencia de “un flujo constante de plusvalía de los productores 
de productos periféricos hacia los productores de productos centrales. Esto es lo que se ha 
denominado intercambio desigual” (WALLERSTEIN, 2004). 
 En este sentido, se diversifica dos interpretaciones del sistema-mundo como lo plantea 
Wallerstein: un sistema-mundo liderado por un solo eje, central y autodeterminado que 
domina un territorio capaz de integrar todas las relaciones internacionales desde un natural 
posicionamiento geográfico. 
Por otro lado, el sistema mundo vinculado a lo económico, en donde existen diversos 
agentes capaces de ejercer su influencia en las interacciones económicas, en donde lo político 
es nimio y no se observa un poder político central en el Sistema Internacional. 
Al respecto, adicionando un punto de vista sobre el trabajo realizado podemos 
asegurar que desde un arduo y parsimonioso análisis del sistema-mundo, Wallerstein apunta 
hacia una descripción detallada de todos los factores que permitieron la actual configuración 
de las relaciones económicas y políticas de los países del mundo. A su vez, con la descripción 
del desarrollo del capitalismo como fin último adscrito a la dominación de las naciones 
hegemónicas, que buscarán con todos los medios posibles posicionarse como líderes en la 
lucha por el poder; el autor de El Capitalismo histórico, supone que las condiciones históricas 
han determinado las personificaciones estatales de la actualidad, y que la dependencia de 
algunas naciones es el resultado de la evolución natural del capitalismo como elemento 
económico. 
Sin embargo, evita solo enfocarse en aspectos económicos; por ello, aborda todo el 
sistema de la realidad. En este sentido, se encarga de realizar un detallado análisis de un 
conjunto de reglas o principios enlazados entre sí, debido a que estos contribuyen a 
comprender en su totalidad el objeto estudiado. En suma: 
Wallerstein apresenta a firme perspectiva de lidar com as totalidades sistêmicas 
da realidade social, e não apenas com partes ou segmentos desta realidade. 
Para ser mais preciso, as partes devem ser sempre consideradas em estreita 
conexão, e mesmo subordinação – lógica e histórica – à totalidade sistêmica. O 
seu ponto de partida metodológico é, portanto, a construção de uma totalidade 
de longa duração e de longa escala no interior da qual os conceitos tenham 
sentido. Para o autor, impõe-se metodologicamente a necessidade lógica e 
histórica de derivar os conceitos e as instituições menos abrangentes, como são 
as instituições/conceitos de classe, Estado, householding, racismo, cultura, 
nacionalismo, liberalismo, movimentos antissistêmicos e outros em relação à 
totalidade sistêmica que lhes confere os atributos e os contornos mais 
10 
 
contundentes e decisivos (ACCO, 2018, p.711). 
 
 Por ello, el concepto de sistemas históricos subyace a una síntesis dialéctica en la que 
la totalidad de los factores descritos están tácitamente inherentes a la evolución histórica en 
tiempo y espacio. Además, de que la descripción de esta realidad como tal, dispone el actuar 
de todos los agentes en las relaciones humanas. En este sentido, “we must rather stand on the 
ground of what I shalll call the unexcluded middle – both time and duration, a particular and a 
universal that are simultaneously both and neither – if we are to arrive at a meaningful 
understanding of reality” (WALLERSTEIN, 2000, p. 165). 
 En todo el análisis wallersteiniano el capitalismo está entendido como un modo de 
producción compuesto por la obtención de lucros en el mercado. Por ello, el autor inició su 
análisis en el siglo XVI; puesto que, en este proceso histórico-económico, el capitalismo 
agrícola era un mecanismo de acumulación de capital. En este sistema, a pesar de que la 
fuerza de trabajo pagado era utilizada en las cadenas de producción e intercambio comercial, 
apenas fue una forma de posibilitar la acumulación de bienes de capital. 
En consecuencia, el sistema de análisis wallersteniano es un crítica directa a las 
especificaciones teóricas de Karl Marx y a sus seguidores, debido a que asocian el capitalismo 
como un libre flujo de factores de producción, olvidando que “entendendo-se por livre a 
disponibilidade desses fatores para compra e venda nos mercados e por concorrencial a 
presença de um grande número de competidores e a inexistência de interferências políticas 
nos mercados” (WALLERSTEIN, 2000, p. 141). 
 En este sentido, el capitalismo escapa de la asociación dislocada de la creación de 
argumentos que sitúan el significado esencial de este proceso histórico con la libre 
concurrencia de libre flujo de factores; puesto que, tanto el interés estatal como privado 
componen el sistema económico utilizado para aprovechar al máximo el intercambiocomercial entre los agentes del Sistema Internacional. 
 Por otro lado, el capitalismo desde la mirada del sistema-mundo como señala el autor 
de Las incertidumbres del saber (2004), debe ser entendida como un sistema en donde lidera 
la libertad parcial de los factores de producción en los mercados internos e internacionales y 
que de manera natural los intereses políticos interfieren en los intercambios comerciales 
presentes en el mercado. 
 Por ello, el sistema-mundo es un estudio de la realidad económica, política y social de 
nuestro mundo actual; puesto que, si partimos de la fundación misma del capitalismo, 
comprenderemos sin remilgos que los intercambios comerciales están subordinados a un 
11 
 
mercado que en alguna medida es autónomo, pero que también sigue y ejecuta intereses 
estatales divergentes. 
En este sentido, la actual configuración global asediada por un capitalismo 
fantasmagórico, vestido de progreso y con metas de subordinación, justifica el desequilibrio 
de relaciones interestatales en el Sistema Internacional, creando relaciones internacionales 
injustas. 
4. AMÉRICA LATINA COMO CAMPO DE GUERRA HEGEMÓNICA ENTRE 
LAS PRINCIPALES POTENCIAS DEL SISTEMA INTERNACIONAL 
Los cambios sustanciales en la geopolítica global vista desde el sistema-mundo puede 
entenderse por la evolución creciente del capitalismo que ha provocado relaciones 
internacionales desiguales en un sistema internacional donde la lucha por el poder es un 
imperativo categórico; puesto que, la hegemonía es un objetivo sistemático a cumplir por 
aquellas naciones que disponen de herramientas necesarias para ejercer su influencia en los 
diversos estados subordinados o competitivos. 
Así, el mundo, en la actualidad se ha convertido en un campo de guerra donde el más 
fuerte ejerce su liderazgo a cuesta de descomponer al más débil, una relación lógica 
justificada por un capitalismo avasallador. Sin embargo, la no solo la acumulación de capital 
es la excusa perfecta para ampliar políticas de dominación, sino que la apropiación de 
recursos ahora se ha convertido en el objetivo principal de las principales potencias del 
sistema internacional. Puesto que, como señala Samir Amin (1993) desde el momento en que 
las mercaderías y el capital salieron del espacio nacional para abarcar el mundo, surgió el 
problema del reparto de la plusvalía a escala mundial. 
Y este problema ha estado asociado a varios cambios políticamente vinculantes, donde 
sistemas ideológicos emergieron para darle una forma a estas transformaciones económicas 
dentro del Sistema Internacional, “entendida como un todo compuesto de varias partes o 
miembros, interactuantes o interdependientes que forman un todo integrado” (GULLO, 2018) 
Así, el rol de América Latina como periferia en el sistema-mundo ha estado predispuesto 
a brindar sus recursos naturales con minúscula transformación industrial a los países de la 
semiperiferia y el centro; puesto que, las políticas económicas aplicadas por la mayoría de los 
países miembros están alineados a un capitalismo abrumador, aunque el caso ecuatoriano en 
primera instancia y; luego, venezolano, son peculiares por la efervescencia de una socialismo 
de siglo XXI con las subsiguientes catástrofes económicas, políticas y sociales, con el 
endeudamiento ecuatoriano al solicitar un préstamo al Fondo Monetario Internacional (FMI) 
12 
 
de 10 millones de dólares, y la hiperinflación venezolana hasta julio del 2018 de un 46, 305%. 
Aunque en países de ejecución capitalista como Argentina, el endeudamiento ha dejado en 
situación de lucha por la independencia económica; puesto que, la nación ha quedado al 
margen de cualquier posibilidad de intervención en el sistema internacional por la complicada 
distribución de los préstamos efectuados por el FMI. 
En este sentido, el país del Río de la Plata, está subordinada a las hegemonías mundiales 
que se apropian de sus asuntos públicos, sociales y económicos. En suma, la autonomía y 
desarrollo están hipotecados por el momento. 
En esta situación, América Latina, ideológicamente está dividida en tres vertientes 
sistemáticas de ejecución política: un capitalismo de ultraderecha de desesperado 
endeudamiento, un capitalismo moderado atípico, y un socialismo del siglo XXI en cuidados 
intensivos o como ejemplificaría la visión wallersteiniana: “el locus concreto integrado y 
delimitado en tiempo y espacio de actividades productivas cuyo objetivo económico ha sido 
la acumulación incesante de capital” (WALLERSTEIN, 2001, p. 13) ha estructurado una 
economía política preocupada más en términos macroeconómicos que en la subsanación de la 
desigualdad social. 
Estas vertientes influenciadas por una evolución económica histórica contribuyen a 
comprender la configuración y situación actual de América Latina; puesto que, al aplicarse el 
capitalismo e imponer sus herramientas de dependencia, justifican la expansión de economías 
del centro hacia la periferia, debido a que el esparcimiento de las potencias mundiales fue el 
producto histórico de proletarización, cadenas mercantiles, geográficas e intervención estatal. 
A través de este producto, se justificó la integración vertical de las normas de intercambio 
comercial donde la jerarquización entre el comprador y el vendedor, y las conexiones de 
mercado, generó siempre cambios desiguales que desestabilizaban los planes de desarrollo de 
países periféricos. 
Por ello, América Latina, a pesar de crear propuestas de integración regional: 
MERCOSUR, ALCA, UNASUR, ha obedecido a fuerzas centrípetas de relación centro-
periferia, donde los puntos de origen de las mercancías son aleatorias y el punto de destino 
tienden a converger en pocas áreas. En consecuencia, esta dinámica centro- periferia genera 
una polarización de la economía mundo, debido a la inconformidad de la posición de la 
periferia en el sistema. 
A su vez, las potencias hegemónicas, luchan por la apropiación de mecanismos de 
desarrollo de la periferia sudamericana. En este sentido, los países potencias están en la lucha 
13 
 
incesante por la acumulación de capital; por ello, han establecido y afianzado el sistema 
mundial actual, donde la subordinación es un objetivo concreto; puesto que, los estados 
influenciados sirven como un brazo de expansión al sistema capitalista en una realidad social, 
política, económica y cultural heterogénea en su expresión, pero igualitaria en sus intereses 
naturales: desarrollo, autonomía, soberanía, e independencia financiera. 
En esta intrincada situación, los estados sudamericanos deben hacer frente a las potencias 
hegemónicas que controlan las relaciones de producción mediante la legalización de las 
condiciones de intercambios comerciales con escasa ventaja comparativa para los intereses 
periféricos. En esta línea, es preciso evitar que el saldo comercial solo beneficie a los líderes 
mundiales. Por ello, se debe luchar en contra del control absoluto que estas economías 
procuran a los sistemas productivos de los países hispanos, franco, luso hablantes del sur. 
En tal sentido, es importante evitar que los estados se sitúan en una jerarquía de poder 
que no puede ser medida ni por el tamaño y la coherencia de sus burocracias y ejércitos, ni 
por sus formaciones ideológicas sobre sí mismas, pero sí por sus capacidades efectivas, a lo 
largo del tiempo, de promover la concentración de capital acumulado dentro de sus territorios. 
En la visión del sistema-mundo, la narrativa histórica que se ha ejecutado en América Latina 
se asocia a la evolución del capitalismo bajo un mecanismo que ha afianzado los ciclos largos 
de contracción y expansión del sistema internacional, donde la periferia siempre se ha visto 
afectada, generando de esta forma movimientos anti hegemónicos o anti sistémicos. 
En este sentido, los estados sudamericanos deben contar con la capacidad de intervenir en 
sus propios interesesde desarrollo para así contrarrestar la “capacidad de un estado 
(hegemónico) fuerte de intervenir en un movimiento anti sistémico, situando a un estado más 
débil subordinado a una agenda política inmediata” (WALLERSTEIN, 2001, p. 62) que no 
obedece a la autonomía de los países periféricos. 
Un ejemplo de lucha anti sistémica la presenta Venezuela; puesto que, desde la 
Presidencia del comandante Chávez definió su política externa como un estado 
antimperialista; es decir, una nación anti sistémica. Por ello, desde ese momento, la principal 
potencia hegemónica (Estados Unidos de América) ha mudado su actuación hacia el país 
declarado anti hegemónico, afectando el desarrollo económico, político y militar, debido a 
que afecta directamente los intereses expansivos y de posicionamiento geopolítico en la 
región sudamericana. En este sentido la posición de Venezuela no fue más que una 
contestación al poder hegemónico, desde una periferia agotada por la imposición del poder de 
manera abrupta, llevando a la nación a cambiar su modelo económico de desarrollo y a liderar 
14 
 
iniciativas para crear mecanismos multilaterales de integración tales como el ALBA, 
Petrocaribe, entre otros, y a hacerle frente al principal brazo para la dominación económica de 
estados unidos hacia américa (ALCA). 
En síntesis, abocados a lo que Wallerstein propuso en su análisis del capitalismo histórico, 
la situación actual de América Latina ha entrado en un proceso de crisis a inicios del siglo XX 
al igual que el capitalismo y; probablemente, morirá como sistema histórico en el próximo 
siglo; por ende, debemos preparar esta región del globo para una transición de poder 
hegemónico en donde podamos participar como agentes de cambio y nuestro protagonismo 
sea más visible. 
 
5. RUSIA, CHINA Y ESTADOS UNIDOS: EL JUEGO DE AJEDREZ POR LA 
HEGEMONIA Y REESTRUCTURACIÓN DE LA ORGANIZACIÓN 
POLÍTICA Y ECONÓMICA DE AMERICA DEL SUR. VENEZUELA, OTRA 
VEZ… 
En el sistema-mundo entendido como un juego de ajedrez donde la misión máxima a 
cumplir es proteger al rey y vencer al rey enemigo, las fichas del tablero-mundo están 
enfocados a defender los intereses de las hegemonías globales. Así, las interacciones 
interestatales renuevan y reestructuran la organización del sistema internacional en los 
ámbitos políticos, económicos, culturales y militares; puesto que, la transición hegemónica es 
una resultado previsible. Sin embargo, la lucha por el poder en el sistema internacional ya no 
solo está vinculada a la extracción de recursos, sino que la apropiación de la totalidad de los 
estados periféricos es imperativa. 
En este sentido, las principales hegemonías globales del siglo XXI: Rusia, China y 
Estados Unidos de América, utilizan contextos de lucha por el poder que se sitúan en lo que 
llamaríamos neocolonialismo maquillado; puesto que, al establecer relaciones bilaterales con 
países periféricos, lo que realmente sucede es que los recursos son aprovechados al máximo 
por el centro y mínimamente benefician a la periferia. 
La lucha por el control absoluto de los recursos tiene a países como Siria en el colapso 
económico, social y militar, a una Libia destruida, una Afganistán atrapada en el caos civil, un 
Irak sin una estructura estatal concreta, a Yemen en guerra y a Venezuela en la debacle 
económica. Estos son ejemplos de que la expansión de las políticas de apropiación y dominio 
de las economías centrales, en la mayoría de los casos, provoca una sistémica destrucción de 
las relaciones estado-pueblo-recursos propios. 
15 
 
En este sentido, basados en el objetivo de este artículo, según la visión del sistema-
mundo, América Latina está siendo atacada por políticas intervinientes de estos estados 
hegemónicos. La figura 2 muestra, a modo de ejemplo, cómo dos principales potencias 
económicas están en contaste disputa por la dominación y apropiación del recurso petrolero 
del país llanero. Por ello, la reina Estados Unidos, con su influencia geopolítica en la región 
sudamericana compuso una orquesta de posibilidades de acción, apoyado por un grupo 
determinado de países satélites, integrados en el Grupo de Lima1 que han provocado un 
desequilibrio de relaciones exteriores en los países sudamericanos, una especie de lucha 
interna entre estados hermanos. 
Por otro lado, Rusia juega un papel protagónico; puesto que, funciona como 
contraposición a los intereses estadounidenses. Por ende, apoyado en las relaciones 
comerciales con el país petrolero, asume una posición de contrabalanza; puesto que, existen 
intereses económicos inherentes: la deuda venezolana. En este sentido, pretende apoyar 
militarmente al país bolivariano, enfocándose en la militarización de la que fuera su zona de 
influencia. 
Por su parte China, exige el pago de la deuda, incentivando nuevos lazos comerciales que 
persiguen el cuidado de sus inversiones en Venezuela. En este sentido, lo que le preocupa al 
país asiático es proteger los proyectos emprendidos en territorio caribeño y; a su vez, 
mantenerse como una amenaza latente para Estados Unidos de América. En suma, apropiarse 
de una ubicación geopolítica influyente. 
Figura 2. El tablero de ajedrez global 
 
Fuente: Ajedrez Geopolítico: Renovación de sanciones. Briceño (2017). BOUNGY 
 
 
1 Un total de 14 países americanos integran hoy el grupo: Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa 
Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Guyana y Santa Lucía. También avalan al grupo 
Barbados, Estados Unidos, Granada, y Jamaica. La Nación. 
16 
 
Así, América Latina es el tablero de ajedrez en la actualidad; puesto que, Estados Unidos 
de América ha entendido que Medio Oriente ya no es un campo de batalla seguro y los 
problemas que ahí suscitan han exacerbado las relaciones internacionales que la patria de 
Washington tiene en el Sistema Internacional. 
Por ello, las relaciones exteriores de Rusia y Estados Unidos de América están en un 
proceso de desestructuración; puesto que, ambos países son conscientes de su posición 
hegemónica. Sin embargo, “los que ahora tratan de dictar en EE.UU. la política hacia Rusia, 
hacer todo lo posible para impedir el cumplimiento de una de las promesas electorales del 
presidente Donald Trump, en concreto, sobre la normalización de relaciones entre Moscú y 
Washington, no quieren ninguna mejora" (LAVROV, 2019). 
En este aspecto, los estadounidenses, según el ministro de Exteriores ruso explica que en 
los ámbitos políticos no existe una intención mancomunada de cooperación real; puesto que, 
en el aspecto militar, incluso: 
los estadounidenses se negaron a participar en la discusión, en la demostración 
del misil que llevamos a cabo en enero, en la rueda de prensa en la que se 
explicó que el misil cumple con todos los términos del acuerdo. EE.UU. solo 
tenía una postura: no quieren ver nada y Rusia simplemente debe destruir este 
misil bajo control estadounidense. Eso no es muy educado incluso en las 
relaciones de EE.UU. con países más pequeños que la Federación Rusa 
(LAVROV, 2019). 
El ministro de Relaciones Exteriores utiliza un término vinculado a las intenciones 
estadounidenses: “problemas artificiales”; puesto que, el país de Donald Trump siempre busca 
crear problemas que evitan la cooperación integral y sistemática, y; por ello, adopta una 
postura unilateral; menguando de esta forma un “diálogo constructivo y la solución de los 
problemas sobre la base del balance de los intereses y no de ultimátums” (LAVROV, 2019). 
Por ello, los intereses hegemónicos situados en América Latina están sujetos a estos 
comportamientos, donde Estados Unidos de América siempre ejerce medidas unilaterales en 
la región sudamericana, así como el bloqueo económico a Venezuela y el fomento de disputas 
de poder en Centroamérica. 
En suma: 
(..) cuando hablan así desde la tribuna del Congreso,todavía puedo entenderlo, 
porque tienen una lucha política interna en la que, según se ve, todos los 
medios valen. Pero cuando la misma figura de lenguaje predomina en las 
consultas cerradas, no queda nada más que concluir que los socios 
estadounidenses aún no quieren trabajar de manera constructiva" (LAVROV, 
2019) 
Por otro lado, China, como nuevo actor en la disputa de poder y la transición hegemónica 
está más interesado en ejercer su influencia económica; puesto que, considera que la acción 
17 
 
militar, a largo plazo genera más deuda que crecimiento económico y avance tecnológico. Por 
ello, en relación a América Latina: 
(…) durante el 2017, la cadena de valor del acero de América Latina -que incluye 
materias primas, aceros (laminados + derivados) y comercio indirecto- registró un déficit 
comercial con China de US$ 23.443 millones, aumentando 8% su brecha en comparación con 
el año anterior. (Ver Cuadro 1). Esto se debe principalmente al aumento de los precios de las 
materias primas y de los productos siderúrgicos, además de la intensificación del comercio 
indirecto entre China y la región con respecto al año anterior (ALACERO, 2017). 
En suma, China ve en América Latina un espacio de contra balance en términos 
económicos más que militares; puesto que, su política exterior está abocada a la cooperación 
sistemática en el Sistema Internacional con todas las naciones del globo, independientemente 
de su posición ideológica o cultural. Por ello, Venezuela, es un cooperante más; sin embargo, 
con una importancia geopolítica importante. He ahí, el motivo de la situación actual de la 
patria de Bolívar y una América Latina observando al futuro según los lineamientos 
hegemónicos sin pretensiones de participar en la transición de poder global. 
6. CONSIDERACIONES FINALES 
En resumen, de acuerdo a Wallerstein (2001) el capitalismo histórico entró en crisis 
estructural a inicios del siglo XX y probablemente morirá como sistema histórico en el 
próximo siglo. Es necesaria una transición hacia un nuevo sistema que regirá el mundo. En 
consecuencia, es fundamental el análisis del autor en cuanto a la posición de la periferia ya 
que ha sido constantemente sometida al sistema capitalista mundial. 
Ahora bien, en esa transición hegemónica que obedece a ciclos de larga duración tal como 
lo señala Giovanni Arrigi y lo corrobora cuando describe el fenómeno como ciclos de 
contracción y expansión del sistema, resulta curioso determinar el papel de los estados en esa 
transición hegemónica y; sobre todo, los estados periféricos antisistémicos. 
En suma, a pesar de que el capitalismo está en decadencia aun será el sistema que regirá el 
mundo en las próximas décadas. Por ello, Rusia y China como naciones hegemónicas, 
presionan el sistema para acelerar ese proceso de transición hacia un nuevo sistema 
internacional con agentes diversos en la lucha por el poder de las relaciones internacionales. 
 
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