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Bill Eglinton Flores Maricahua_Prueba 1_Economia Politica Internacional_12_04_2021

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INSTITUTO LATINO-AMERICANO DE 
ECONOMIA, SOCIEDADE E POLÍTICA 
(ILAESP) 
 
CIENCIAS ECONÔMICAS-ECONOMIA, 
INTEGRAÇÃO E DESENVOLVIMENTO 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Prueba 1-Economía Política Internacional 
 
 
Bill Eglinton Flores Maricahua 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Foz do Iguaçu 
2021 
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Prova de Economia Política Internacional - 1° semestre de 2021 
Aluno: Bill Eglinton Flores Maricahua 
1. A chamada “Hegemonia benevolente” iniciada pelos EUA no após II Guerra, assenta-
da na bipolarização militar com a URSS e na relação hierarquizada com as princi-
pais economias, do ponto de vista econômico e militar, termina na década de 1970, 
com a crise do poder norte-americano, marcada pela crise do dólar como moeda pa-
drão do sistema monetário internacional: 
a. O que foi essa crise? 
b. Como os EUA retomam seu poder através das estratégias da “Diplomacia do 
dólar forte” e a “Diplomacia das armas”? 
c. Quais as consequências dessas estratégias dos EUA para a geoeconomia e ge-
opolítica globais? 
En primer lugar, brevemente menciono el inicio de la expansión financiera estadou-
nidense y las consecuencias de estas en la crisis posterior del país norteamericano; puesto que, 
para comprender la llamada hegemonía benevolente iniciada por los Estados Unidos después 
de la Segunda Guerra Mundial, es necesario saber cómo este país llegó a posicionarse como 
hegemonía en el sistema internacional. 
En este sentido, José Luis Fiori en su texto El poder global de los Estados Unidos: 
formación, expansión y límites indica que la historia de los Estados Unidos es un producto y 
una parte esencial del proceso de expansión del propio modelo; puesto que, es inseparable de 
la competición y de las guerras entre las Grandes Potencias europeas, además de que el desa-
rrollo capitalista no fue una obra exclusiva o supeditada a las grandes corporaciones privadas. 
En este sentido, el capital financiero inglés estuvo inmiscuido en las relaciones pro-
ductivas en el proceso de independencia, debido a que Estados Unidos se convirtió en un es-
pacio exclusivo de la expansión económica inglesa dado su situación de estado nacional tardío 
y porque estuvo adscrito a un sistema de estados estructurados, jerarquizados y en constante 
expansión desde el siglo XVII. 
Además, tras las guerras de hegemonía inglesa dentro de Europa y del espacio colo-
nial, en un período de industrialización inglesa, se crearon las bases materiales y financieras 
de la primera división internacional del trabajo; puesto que, se rompieron los lazos políticos 
con Inglaterra, pero se estableció una periferia “primario-exportadora” de la economía y de la 
industrialización inglesa como sitúa Fiori. 
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Esta situación tiene un efecto en la tendencia expansiva de los Estados Unidos como 
los primeros estados europeos y los minotauros en medio de la confrontación expansiva. De 
esta forma, la participación geopolítica inicial fue positiva aunada a una relación económica 
con la metrópolis inglesa que no se interrumpió durante el proceso de independencia. 
Por ello, desde la perspectiva geopolítica, mientras las Grandes Potencias luchaban 
por la hegemonía europea: Guerra de los Siete Años, 1763; Guerras Napoleónicas, 1815, y el 
antiguo régimen en aprietos por la presencia de la Revolución Francesa de 1789 y la victoria 
del Congreso de Viena de 1815, Estados Unidos estaba formando una estructura política in-
terna capaz de aprovechar los beneficios económicos a favor de la naciente clase burguesa y 
financiera. 
Por ello, no es extraño notar cómo Estados Unidos logra su independencia y consoli-
da su territorio a través de diversos acuerdos diplomáticos a partir de la escritura de una carta 
magna como la Constitución de Filadelfia afianzada en una elección republicana que, como 
sitúa Fiori, es aprovechada dada la insularidad territorial en relación al continente europeo, lo 
que incide en el posicionamiento neutral en medio de los conflictos existentes entre las Gran-
des Potencias. 
Sin embargo, el rol de Inglaterra es imprescindible para comprender la expansión es-
tadounidense; puesto que, tras la derrota de Francia en Waterloo y el establecimiento en 1815 
de la policía de la Santa Alianza, se observa un aumento de las relaciones comerciales vigoro-
sas entre Estados Unidos y la metrópoli, no en una situación de dependencia estructural, sino 
de complementariedad, de invitación al desarrollo. 
Así, la estructura jurídica estadounidense de la época permitió, como se mencionó 
párrafos anteriores, la victoria diplomática entre el fuego cruzado de las divisiones de la 
Grandes Potencias, iniciando con el tratado de paz, firmada en París el 30 de noviembre de 
1782, inicialmente, y con su confirmación definitiva el 3 de septiembre de 1783 con Inglate-
rra. Además de este tratado, los mencionados a continuación también incidieron en la expan-
sión territorial estadounidense así como a la preparación para su posicionamiento hegemónico 
global posterior. 
• Tratado de Fort Greenville, 1795. 
• Tratado de Santo Ildefonso, 1800. 
• Tratado de Ghent 
• The Rush-Bagot Agreement, 1818. 
• Tratado de Washington, 1871. 
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En este sentido, a pesar de que Estados Unidos en el siglo XIX era principalmente 
una economía primario-exportadora especializada en la producción de tabaco y algodón para 
el mercado inglés, los capitales ingleses privilegiaron el intercambio comercial con la ex co-
lonia a través de inversión indispensable en las grandes plantaciones y mediante la construc-
ción de infraestructura para el desarrollo de la producción algodonera y tabaquera. 
De esta forma, se estableció durante todo el siglo XIX una zona de coprosperidad en-
tre Inglaterra y Estados Unidos; puesto que, las relaciones económicas se manifestaron positi-
vas para ambos países a través de la eliminación de esa relación entre dominante y dominado; 
es decir, fue un caso de invitación al desarrollo. 
Esta situación se observa claramente en la negociación y la firma del Jay’s Treaty en-
tre Inglaterra y Estados Unidos en 1794 que fue el punto inicial de la cooperación económica 
entre colonizador y ex colonia. Así, tras la Independencia y la Guerra Civil estadounidense, ya 
este país había conseguido la expansión de su territorio así como la formación de enclaves 
económicos en Asia con Japón, China, Manchuria, principalmente. Así, no era extraño que 
Adams considerara el destino manifiesto en la historia de los Estados Unidos y propusiera al 
ex presidente Jefferson la anexión de Cuba y de la Florida. 
Por consiguiente, con la retomada del poder de las fuerzas conservadoras al derrotar 
a Francia, Inglaterra se convierte en la hegemonía comercial aunada al control militar de la 
Santa Alianza: Rusia, Austria y Prusia, situación que estructura las reglas básicas de funcio-
namiento de la nueva orden mundial provocada por la expansión imperial de las Grandes Po-
tencias europeas. 
Una situación peculiar de la colaboración eficaz entre Estados Unidos e Inglaterra se 
dio durante el debate de la cuestión de la descolonización en las reuniones de la Cuádruple 
Alianza y de la Concertación Europea en Aix-em Chapelle, (1818), Troppau, (1820), Laibach, 
(1821) y Verona (1822), ambos países liderados por los ministros de relaciones exteriores 
George Canning y Richard Rush, en agosto de 1823, tomaron una decisión conjunta en contra 
de la restauración del rol de España en sus ex colonias. 
Posteriormente, con el establecimiento de la Doctrina Monroe, países como Argenti-
na, Brasil, Chile, Colombia y México propusieron la participación estadounidense como aval 
de sus reivindicaciones territoriales, pero no contaron con la venia de Inglaterra, que aún se 
mantenía como “prestamista” de la Doctrina Monroe, aunque después, Estados Unidos ya 
consolidado territorialmente, inició un proceso expansivo en el final delsiglo XIX. 
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Otro hecho fundamental, posterior a la derrota de Francia, Estados Unidos es la ane-
xión de Texas en 1845 en la Guerra con México, así en 1848, el país norteamericano aumentó 
su tamaño territorial en 60% con la anexión de Nuevo México y California, así como Oregon, 
renegociada con Estados Unidos, situación que incidió en la abertura del Pacífico para los 
estadounidenses. 
Adicionalmente, el Tratado Marcy Elgin de 1854 posibilitó la complementariedad te-
rritorial con Canadá, aunque otro elemento clave para la expansión estadounidense es su pre-
sencia en China, donde el enviado Caleb Cushiong consiguió un tratamiento exclusivo, dado 
previamente a Inglaterra por el Tratado de Nanking impuesto a China después de la Guerra 
del Opio en 1842 como señala Fiori en su texto El Poder Global de los Estados Unidos. 
Sin embargo, fue el Tratado de Tientsin firmado por Inglaterra, Francia, Rusia y Es-
tados Unidos después de una victoria conseguida por las dos grandes potencias coloniales de 
Europa que posibilitó un trato especial para Estados Unidos que se encausó en el Tratado de 
Wanghia que abrió los puertos de Cantón, Amov, Foochow, Ningpo y Shangai para las em-
barcaciones estadounidenses. De esta manera, Estados Unidos iniciaba un proceso de expan-
sión capitalista fuera de sus fronteras y entraba a competir comercialmente con las potencias 
europeas. 
De esta manera, cuando se dio la Guerra civil estadounidense, los Estados Unidos 
habían estructurado un mercado internacional e interno, así como una expansión territorial 
considerable y ganado disputas diplomáticas y comerciales que incidió en su posición geo-
económica en Asia, así como en la región americana, que tendría repercusiones en la financia-
rización de la economía estadounidense posteriormente como indica Tavares, a través del dó-
lar fuerte, los Bretton Woods; es decir, el resultado de la expansión estadounidense tiene fuer-
te relación con los procesos de expansión europea y sus contradicciones internas, además de 
una posición favorable para comerciar e intercambiar productos a través de una moneda fuerte 
y una consolidación de mercados internacionales como el asiático. 
En este sentido, Estados Unidos logra un posicionamiento hegemónico, quizás por la 
competencia acérrima de las Grandes Potencias europeas que se confrontaron en dos guerras 
mundiales, en donde en primera instancia Estados Unidos se mostró neutral, pero que fue el 
más beneficiado; puesto que, con la aplicación del Plan Marshall en el restablecimiento de las 
interacciones sociales, económicas, político y militares en Europa, se abrió la oportunidad 
para el liderazgo estadounidense ya desde la aplicación de los principios de Woodrow Wilson 
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con su Liga de las Naciones hasta la conformación de las Naciones Unidas e instituciones 
transnacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). 
Así, la expansión del capitalismo estadounidense se dio con la anexión de territorios, 
aperturas de mercados internacionales, formación de una clase financiera, militarización en 
zonas estratégicas como el golfo pérsico, medio oriente, América Latina y El Caribe, Asia y la 
misma África, además de la selección de un rival militar: URSS, en un mundo bipolar con 
fuertes contradicciones que con el reposicionamiento económico militar de la actual Rusia se 
ha recrudecido. 
En suma, con el posicionamiento del dólar como moneda internacional, la invasión 
de países como Irak, participación en la guerra de Israel contra las naciones árabes, Estados 
Unidos se configura como un resultado sistemático de la expansión imperial de una nación 
que nación de las contradicciones de las grandes hegemonías europeas del siglo XVII en ade-
lante. 
Sin embargo, la crisis del 70 fue el resultado de una compulsión expansiva y de la 
tendencia destructiva de las potencias hegemónicas en busca del poder global. Por consiguien-
te, al inicio de la I Guerra Mundial, los Estados Unidos como país neutral secundados en los 
Catorce Puntos de Woodrow Wilson asumieron una postura de paz y de justicia entre los paí-
ses inmiscuidos en el conflicto. 
Aunque después del fin de la Segunda Guerra Mundial con la participación estadou-
nidense en la Guerra de Vietnam y de la Revolución de Irán, el eje de la guerra se trasladó a 
Medio Oriente y al Asia Central incluso hasta El Caribe con la crisis de los misiles en Cuba, 
la caída del muro de Berlín y la reunificación de Alemania, así como la crisis del petróleo, 
delinearon una oportunidad para la contraposición económica de los países de la periferia. 
Aunque, esto fue confrontado por la diplomacia militar, debido a que tras la disolu-
ción de la Unión Soviética y al terminar la Guerra Fría, Estados Unidos estableció acuerdos 
militares con 130 de los 194 países existentes en el mundo, así mantenían 300 000 soldados 
fuera de sus territorios, obteniendo control militar en los principales océanos y en el espacio 
aéreo. Esta situación fue delineada también por los Acuerdos de Bretton Woods. 
En consecuencia, la retomada de la hegemonía estadounidense se dio a través de dos 
movimientos anticrisis ocurridos en la década de los 70: 
 En el contexto geoeconómico, la muestra clara de los intereses estadounidenses 
es la diplomacia del dólar fuerte. 
 En el contexto geopolítico, a través de la diplomacia de las armas. 
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Estos dos elementos, según Tavares y Fiori (1997) transformaron las jerarquías y re-
laciones internacionales a partir de los años 80. Estas decisiones políticas se transformaron en 
una visión estratégica y sistemática de las élites financieras, político, militares que se concre-
tizó en el gobierno de Ronald Reagan. 
El dólar fuerte mantuvo una política monetaria sólida y reforzó la sobrevalorización 
del dólar a partir de 1979, permitiendo de esta manera que el FED estableciera en la práctica 
de las interacciones económicas internacionales en control de sus bancos nacionales y del 
sistema bancario privado internacional. Este esquema se orientó a la creación de créditos in-
terbancarios que beneficiaban a los inversionistas estadounidenses con líneas de crédito ex-
clusivas y políticas fiscales segmentadas en el mercado interno estadounidense. 
A su vez, la política aplicada en el gobierno de Reagan reestructuró el vínculo directo 
entre capital financiero y político de los Estados Unidos, así como orientó su política externa 
hacia la periferia. Por ello, si existiera una nueva crisis financiera, según María Concepción 
Tavares, le tocaría a Estados Unidos liderar la creación de una nueva estructura financiera 
internacional. 
Por otro lado, en el contexto geopolítico (diplomacia de las armas), Reagan motivó 
una política anticomunista en los inicios de la década de los 80 con la consolidación del pro-
grama militar Guerra en las Estrellas que fue un elemento clave para la división de la Unión 
Soviética en los años 90. 
Por ello, desde la perspectiva de María Concepción Tavares, la concentración de po-
der económico, financiero, militar, social, cultural e ideológico se establece a través de una 
nueva financiarización capitalista, donde el sistema monetario internacional se basó en el dó-
lar que exceptuaba cualquier otro estándar de cambio. Así, el dólar juega un rol de moneda 
financiera en un sistema donde no existen paridades de tasas de cambio y que; a su vez, la tasa 
de impuestos es delimitado por el Banco Central estadounidense. 
En adición, la transnacionalización del contexto económico estadounidense, la inte-
gración europea, la creación de bloques de cooperación internacional permiten una nueva 
división específica del trabajo, donde Estados Unidos desempeña un rol imprescindible en las 
relaciones políticas y comerciales, dada su “autonomía” financiera. Aunque, esta nueva eco-
nomía-mundo integra a los países esenciales para los Estados Unidos, deja de ladoa los países 
periféricos; puesto que, ingresan de forma subordinada a un nuevo estándar de desarrollo que 
no están acordes a sus contextos socieconómicos, geoeconómicos y geopolíticos, agravada 
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por la obtención de grandes créditos a bajas tasas de crecimiento con un periodo de recesión 
correctiva. Un aspecto que será descrito en la segunda pregunta de esta prueba. 
Las estrategias aplicadas por los Estados Unidos para menguar la crisis de 1970 tu-
vieron un impacto directo en el rediseño de las relaciones internacionales; puesto que, basó su 
política externa en la contraposición entre el realismo geopolítico de Roosevelt y el idealismo 
mesiánico de Wilson. 
Aunque el bombardeo de Irak en 1991 significó un quiebre en las relaciones hege-
mónicas liderada por Estados Unidos a través de su diplomacia militar, aunque trajo consigo 
la imagen de país invasor y fomentador de crisis, así Irak visto como país petrolero significa-
ba ganancias financieras incalculables en la época y estructurada la idea de temor del comu-
nismo, erradicación del terrorismo, fue una excusa válida para la formación de un enclave 
militar estadounidense en Medio Oriente. 
En este sentido, desde la década de 1970 se da un proceso expansivo de financiariza-
ción de los mercados internacionales con una fuerte influencia del dólar y una notoria presen-
cia militar en países claves de las diversas regiones del mundo como en Irak, Japón, Colom-
bia, Puerto Rico, Taiwán, etc.; que se explica con la ley de las selvas para los países que no 
son capaces de mantener sus territorios nacionales independientes económica y políticamente 
como la mayoría de países latinoamericanos, y la ley de los mercados para aquellos países de 
la periferia que se adscriben pacíficamente al imperialismo de forma voluntaria de la econo-
mía global. Es decir, Estados Unidos se presenta como un hegemon benevolente que brinda 
oportunidades de desarrollo a través de la implementación de políticas económicas creadas en 
el FED para todos aquellos que desean hacer negocios con el país norteamericano, caso con-
trario son considerados enemigos de la democracia y la libertad, como Gadaffi, Chávez, Evo 
Morales, Edogan, entre otros líderes que incluso están presentes en las listas negras y terroris-
tas de la CIA. 
En síntesis, la expansión económica estadounidense tuvo elementos endógenos, pero 
fue el resultado de la lucha hegemónica histórica de los Grandes Potencias europeas, la condi-
ción de socio estratégico de Inglaterra, de las victorias diplomáticas, de una fuerte financiari-
zación de su economía y de una aplicación de diplomacia militar por todo el mundo. Así, 
existe una doble determinación hegemónica: mesiánica y realista que se estructura en una 
“hegemonía benevolente” contradictoria; es decir, deuda para los aliados y bombas para los 
“enemigos”. 
 
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2. Com a “Diplomacia do dólar forte” do governo Ronald Reagan ocorreram 
profundas transformações na estrutura e na dinâmica da economia mundial, a partir da 
imposição de políticas neoliberais às principais economias, através da Globalização fi-
nanceira, o que acabou por afetar o sistema produtivo global com a redistribuição das 
capacidades produtivas entre as principais economias mundiais. Conceição Tavares e 
Luiz Gonzaga Belluzzo sintetizam esses acontecimentos quando dizem 
“Neste verdadeiro ajuste às avessas, os EUA conseguem, simultaneamente, obter 
transferências de liquidez, de renda real e de capitais do resto do mundo...A retomada 
do crescimento americano se fez com uma função de oferta global com rendimentos 
crescentes e grande capacidade de resposta aos estímulos da demanda. A elevação do 
déficit comercial americano corresponde a uma tentativa de obtenção de saldos co-
merciais crescentes dos demais países industrializados. Exportar foi a solução para 
todos, menos para a economia dominante, cuja solução foi importar barato” (Tavares 
& Belluzzo, 2004). 
Discorra sobre as transformações do sistema produtivo global, considerando as 
economias centrais, a Ásia e a América Latina 
Al final de la década de 1970 no se sabía si Estados Unidos iba a ser capaz de encua-
drar a los países que tenían una fuerte posición en el orden capitalista: Japón y Alemania. Sin 
embargo, la reestructuración de la economía estadounidense de 1979 para adelante, se vio 
caracterizada por un control acérrimo de las finanzas internacionales a través del dólar fuerte. 
Así, no era extraño observar países como Francia, Austria, los del norte de Europa e incluso 
Brasil alineados automáticamente a las políticas económicas estadounidense, o como conside-
ra María de Concepción Tavares: sometidos. 
El mayor mercado en este caso fue la posesión del dinero, el open market y el over-
night, eran simples desdoblamientos de las políticas económicas delineadas por el FED. Por 
ello, el capitalismo financiero representó para los países centrales una etapa crucial para el 
desarrollo de fuerzas productivas internas, así como la expansión de sus intereses a escala 
mundial. 
En ese caso, la política económica de Reagan en los Estados Unidos, con el dólar su-
pervalorizado, con grandes déficits presupuestales y en las cuentas de comercio fue una opor-
tunidad vital para los países de Asia como Japón, Corea y Taiwán; puesto que, significaron 
períodos de superávits comerciales japoneses, taiwaneses y coreanos; sin embargo, dada la 
dolarización del sistema financieros, la mayoría de la demanda de productos iba para el mer-
cado estadounidense o europeo, hecho que significaba ingresos positivos en la balanza comer-
cial norteamericana. 
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Por otro lado, Corea del Sur, Taiwán y los Tigres de la segunda generación como 
Tailandia, Malasia e Indonesia habían vinculado sus monedad con el dólar, situación que 
atraía las inversiones directas de capital privado en sus mercados, así como en Japón. De esta 
forma, se creaban zonas comerciales más allá de los mercados estadounidenses y europeos y 
se distribuía la capacidad productiva entre los principales posesores de capital. 
Por su parte China, desvalorizado el yuan, vivió una época considerada como el mi-
lagro asiático, debido a la aplicación de una reforma económica vital; puesto que, combinaba 
la exportación y atracción de inversiones a zonas económicas específicas, especialmente en 
zonas liberadas y de fuerte intervención estatal en aspectos domésticos, infraestructura y edu-
cación, acompañado de una transición de precios hacia una nueva economía de mercado que 
relacionaba también su moneda con el dólar dada la estructura de mercado vigente en la épo-
ca. 
Asimismo, las plazas financieras internacionalizadas provocadas por la globalización 
financiera de Hong Kong y Singapur se integraron adecuadamente al eje asiático por medio 
del establecimiento de bancos locales y extranjeros, aunándose a la financiarización global 
iniciada en Estados Unidos. Este contexto estuvo caracterizado por la expansión del crédito y 
de la distribución de portafolios más allá de las fronteras nacionales. 
En consecuencia, el ciclo de expansión americano se dio simultáneamente a través de 
la transferencia de liquides, de renta real y de capitales centrado en la oferta global con sóli-
dos rendimientos crecientes y una capacidad de respuesta a los estímulos de la demanda supe-
ditados a la gran infraestructura estadounidense y a la distribución productiva provocada por 
la globalización económica. 
Por consiguiente, el ciclo de expansión americano de la década de los 90 caracteriza-
do por los déficits en transacciones corrientes tuvo una influencia clave en la fuerte compe-
tencia iniciada por el desarrollo de Corea y Japón, en contextos industriales como el automo-
bilístico, de microprocesadores y electrónico, especialmente de consumo, lo que llevó a una 
fuerte importación de lo que conocemos como bienes de capital y en la financiación de bancosnipones a tasas de acumulación elevadas. 
Aunque es claro que a pesar del déficit en transacciones corrientes, Estados Unidos 
no se preocupaba al respecto, porque dada la dolarización del mercado internacional, caracte-
rísticamente financiero, existía la escasa posibilidad de fuga de capitales o fuga de dólares; 
puesto que, la demanda por dólar está adscrita al rol hegemónico comercial y militar de los 
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Estados Unidos que provoca la sistematización de títulos públicos como activos líquidos de 
última evaluación económica en la economía internacional. 
.Sin embargo, ¿por qué Estados Unidos no ha sufrido de crisis económicas profundas 
existiendo el déficit de transacciones corrientes? La respuesta está en el fuerte posicionamien-
to internacional de la moneda estadounidense: el dólar, así como en el fuerte rol estatal de 
control de la deuda interna, además de la consolidación política y militar de los Estados Uni-
dos a nivel mundial. Por ello, no es extraño en el 2021, observar cómo Biden a través del 
Banco Central estadounidense, permite la emisión de millones de dólares a tasa de 0% para 
contrarrestar el impacto del Covid-19. 
Además, tanto la Secretaría del Tesoro y el FED procuran mantener una relación ar-
mónica con los grandes bancos americanos y con la comunidad financiera internacional japo-
nesa, china, coreana, alemana, etc.; que tienen fuertes participaciones en las dinámicas de 
valores en Wall Street después de 1985. 
La política externa de los Estados Unidos a partir de los años 80 estuvo caracterizada 
por la imposición de medidas neoliberales en países de América Latina y el Este asiático; sin 
embargo, tuvo mayor “éxito” en América Latina, donde las economías latinoamericanas su-
frieron de reestructuraciones profundas a través de la venta de empresas nacionales, creación 
de deuda pública, imposición de impuestos por crédito directo, fomento del capital extranjero 
directo, expropiación de mineras estatales, financiarización de los mercados internos y una 
fuerte carga política anticomunismo, en detrimento del crecimiento interno; es decir, fomen-
taban la liberalización de los mercados latinoamericanos, pero eran proteccionistas interna-
mente. En suma, Estados Unidos a través del Fondo Monetario Internacional (FMI) delineaba 
políticas que beneficiaran a las finanzas de Washington, pero que endeudara a las economías 
latinoamericanas; aunque cabe mencionar que esto estuvo supeditado a la diplomacia militar, 
por medio de golpes militares, “lucha contra el terrorismo” y otras triquiñuelas políticas pro-
pias de la política externa estadounidense. 
En Oriente Medio, por otro lado, se vivió una disputa política y geoestratégica que 
incidió en la diplomacia del dólar fuerte y la diplomacia militar; puesto que, la mayoría de las 
intervenciones militares ejecutadas son bancadas por los contribuyentes estadounidenses y no 
necesariamente por los principales banqueros nacionales e internacionales. De esta forma, en 
la disputa del Canal de Suez, con la intención de abrir nuevos mercados y enclaves militares, 
Estados Unidos aplicó una estrategia de intervención preventiva creando lazos iniciales y uni-
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laterales con Egipto e Israel y entrenando a rebeldes en Irak de Saddam Hussein, que poste-
riormente sería enemigo acérrimo de los intereses geoeconómicos estadounidenses. 
En Medio Oriente, Arabia Saudita fue el aliado clave de los Estados Unidos; puesto 
que, estableció alianzas estratégicas asociadas al intercambio: armas-petróleo, lo que provocó 
una creciente corrida armamentista entre los principales economías árabes de la región En 
contraste, América Latina aún se mantenía como una zona endeudada de escaso crecimiento, 
especialmente por los créditos solicitados al Banco Morgan, que era el principal eslabón fi-
nanciero de la política externa de Estados Unidos. 
Por su parte, Rusia después de la caída de su imperio y de la destrucción de la unidad 
soviética se aisló, aunque mantuvo su capacidad militar, lo que le valió una confrontación 
directa con Estados Unidos, tanto en Medio Oriente como en América Latina, que se conserva 
en la actualidad (2021) con la competencia salvaje para apropiarse de los mercados interna-
cionales de compras de vacunas. 
En suma, después de la posguerra, tras la caída del régimen soviético, y la distribu-
ción de las fuerzas productivas causada por la globalización, aún se vislumbra una relación 
asimétrica entre centro-periferia que beneficia a los mercados internacionales, especialmente 
a las finanzas estadounidense provocada por la fuerte dolarización de los intercambios comer-
ciales; puesto que, promovía la exportación de productos primarios, “menos para la economía 
dominante, cuya solución fue importar barato” (Tavares & Belluzzo, 2004). 
En síntesis, el régimen de acumulación estadounidense, la dolarización del comercio 
internacional, provocó una jerarquización unidireccional, unipolar e inestable que limita la 
participación de economías periféricas como la latinoamericana, caribeña y africana; puesto 
que, algunos países tienen atención preferencial en los intercambios comerciales y; otros, solo 
están adscritos a la escasa autonomía y fragilidad de sus mercados internos. Este contexto es 
oportuno para que Estados Unidos aún mantenga su posición hegemónica dada la diplomacia 
del dólar fuerte y la diplomacia militar vigente, aunque nuevas potencias como Rusia y China 
estén luchando por balancear el poder internacional. 
 
Referencias 
BELLUZZO, Luiz Gonzaga. A Mundialização do Capital e a Expansão do Poder Americano. 
In: O Poder Americano. Editora: Vozes. Petrópolis. p. 111-138. 
 
FIORI, José Luís. Maria da Conceição Tavares e a hegemonia Americana. Lua Nova, São 
Paulo, n.50, p.207-235,2000.

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