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MMAANNUUAALL DDEE MMAARRXXIISSMMOO--LLEENNIINNIISSMMOO AAccaaddeemmiiaa ddee CCiieenncciiaass ddee llaa UURRSSSS Edición: Grijalbo, Méjico 1960. Índice PRESENTACIÓN .....................................................1 PREFACIO. ...............................................................2 SECCIÓN PRIMERA. ..............................................6 FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS DE LA CONCEPCIÓN MARXISTA-LENINISTA DEL MUNDO ....................................................................6 Capitulo I. El materialismo filosófico .......................6 1. Progreso de la ciencia materialista avanzada en lucha contra la reacción y la ignorancia ................6 2. Materialismo e idealismo ..................................7 3. Qué es filosóficamente la materia ...................10 4. Formas universales de ser del mundo material11 5. La conciencia es propiedad de la materia altamente organizada ...........................................14 6. Adversarios del materialismo filosófico ..........16 7. La filosofía burguesa contemporánea ..............19 8. En la lucha por una concepción científica del mundo ..................................................................25 Capitulo II. La dialéctica materialista ......................26 1. Concatenación universal de los fenómenos .....28 2. Cambios cuantitativos y cualitativos en la naturaleza y en la sociedad ..................................33 3. La bifurcación en contrarios como fuente principal del desarrollo ........................................36 4. Desarrollo dialéctico de lo inferior a lo superior .............................................................................40 5. La dialéctica como método de conocimiento y transformación del mundo ...................................42 Capitulo III. Teoría del conocimiento .....................44 1. La práctica como base y fin del conocimiento 44 2. El conocimiento es el reflejo del mundo objetivo ................................................................47 3. Doctrina de la verdad ......................................48 4. La práctica como criterio de la verdad ............55 5. Necesidad y libertad ........................................57 SECCIÓN SEGUNDA. ...........................................59 LA CONCEPCIÓN MATERIALISTA DE LA HISTORIA ..............................................................59 Capitulo IV. Esencia del materialismo histórico .....59 1. Transformación revolucionaria en las concepciones sobre la sociedad ...........................59 2. El modo de producción como base material de la vida de la sociedad ..........................................60 3. Base y superestructura .....................................63 4. La historia como desarrollo y cambio de formaciones económico-sociales .........................64 5. La ley histórica y la actividad consciente de los hombres ...............................................................69 6. Inconsistencia de la sociología burguesa .........73 7. Valor de la concepción materialista de la historia para las demás ciencias sociales y para la práctica social ......................................................75 Capitulo V. Las clases, la lucha de clases y el estado .................................................................................76 1. Esencia de las diferencias de clase y de las relaciones entre las clases ....................................77 2. El estado como instrumento de la dominación de clase ............................................................... 80 3. La lucha de clases como fuerza motriz del desarrollo de la sociedad basada en la explotación ............................................................................ 82 4. Formas fundamentales de la lucha de clase del proletariado......................................................... 85 Capitulo VI. El papel de las masas populares y el individuo en la historia ........................................... 90 1. Las masas populares son las creadoras de la historia ................................................................ 90 2. El papel del individuo en la historia ............... 93 3. Papel de las masas en la vida político-social de nuestra época ...................................................... 96 Capitulo VII. El progreso social ............................. 99 1. Carácter progresivo del desarrollo social ....... 99 2. El progreso social en la sociedad basada en la explotación y con el socialismo........................ 102 3. El marxismo-leninismo y los ideales de progreso social.................................................. 104 SECCIÓN TERCERA. ......................................... 108 ECONOMÍA POLÍTICA DEL CAPITALISMO . 108 INTRODUCCIÓN ................................................ 108 Capitulo VIII. El capitalismo premonopolista ...... 109 1. Aparición de las relaciones capitalistas ........ 109 2. Producción mercantil. Mercancía. Ley del valor y dinero ............................................................. 110 3. La plusvalía, piedra angular de la teoría económica de Marx .......................................... 113 4. El salario ....................................................... 115 5. El aumento de la ganancia como fin y límite de la producción capitalista ................................... 116 6. Desarrollo del capitalismo en la agricultura. Renta de la tierra .............................................. 117 7. Reproducción del capital social y crisis económicas ....................................................... 119 8. La ley general de la acumulación capitalista 122 Capitulo IX. El imperialismo, fase superior y última del capitalismo ...................................................... 124 1. El imperialismo como capitalismo monopolista .......................................................................... 124 2. El imperialismo como capitalismo parasitario o en putrefacción ................................................. 130 3. El imperialismo como capitalismo agonizante .......................................................................... 132 4. Comienzo de la crisis general del capitalismo .......................................................................... 134 Capitulo X. El imperialismo en la etapa actual .... 135 1. Nueva etapa de la crisis general del capitalismo .......................................................................... 135 2. El capitalismo monopolista de estado .......... 136 3. ¿Podrá el capitalismo evitar las crisis económicas? ..................................................... 145 4. Profundización y ampliación de los antagonismos de clase ...................................... 147 5. El último peldaño en la escalera histórica del capitalismo ....................................................... 152 Índice SECCIÓN CUARTA............................................. 154 TEORÍA Y TÁCTICA DEL MOVIMIENTO COMUNISTA INTERNACIONAL ...................... 154 Capitulo XI. La misión histórica de la clase obrera ............................................................................... 154 1. La clase obrera lleva la emancipación a la humanidad trabajadora ...................................... 154 2. Incremento del peso y del papel político-social de la clase obrera ............................................... 155 3. Comunidad de intereses de la clase obrera y de todos los trabajadores ........................................ 157 4. El internacionalismo, manantial de fuerzas para el movimiento obrero ........................................ 158 5. Obstáculos y dificultades del movimiento obrero en su desarrollo ...................................... 160 6. La clase obrera lucha y crea ..........................161 Capitulo XII. La gran revolución socialista de octubre, viraje radical en la historia de la humanidad ............................................................................... 164 1. Papel de vanguardia de la clase obrera rusa .. 164 2. La primera revolución socialista del mundo . 166 3. Poderoso impulso para el movimiento obrero revolucionario de otros países ........................... 170 4. Influencia de la revolución de octubre sobre el movimiento de liberación nacional ................... 170 5. Destacamento de vanguardia y baluarte del movimiento socialista mundial ......................... 171 Capitulo XIII. El partido marxista-leninista y su papel en la lucha de clase de los obreros ............... 172 1. Qué partido necesita la clase obrera .............. 173 2. El centralismo democrático en la estructura y la vida del partido .................................................. 175 3. Los vínculos vivos del partido con las grandes masas ................................................................. 177 4. La política marxista-leninista como ciencia y como arte ........................................................... 179 5. Necesidad de la lucha contra el oportunismo de derecha y el sectarismo ..................................... 182 6. Carácter internacional del movimiento comunista .......................................................... 184 Capitulo XIV. La política de unidad de acción de la clase obrera y de todas las fuerzas democráticas del pueblo .................................................................... 186 1. Necesidad de la unidad de acción de la clase obrera en las condiciones actuales .................... 186 2. Quién se opone a la unidad de acción de la clase obrera ................................................................ 188 3. Vías para alcanzar la unidad de acción del movimiento obrero ............................................ 192 4. La política de unidad democrática ................ 196 Capitulo XV. La alianza de la clase obrera y los campesinos bajo el régimen capitalista ................. 199 1. La lucha por los intereses de los campesinos 199 2. Los comunistas defienden los intereses vitales de las masas campesinas ................................... 203 3. Qué da a los campesinos el triunfo de la clase obrera ................................................................ 204 Capitulo XVI. El movimiento de liberación nacional de los pueblos contra el colonialismo .................... 206 1. El movimiento obrero y el problema nacional- colonial .............................................................. 206 2. Auge del movimiento de liberación nacional y desintegración del sistema colonial ................... 209 3. Conquistas de la revolución antiimperialista y antifeudal en los países de Asia incorporados a la vía del socialismo .............................................. 213 4. Los jóvenes estados de oriente en la lucha por la consolidación de su independencia ................... 214 5. Los países iberoamericanos en la lucha por una auténtica independencia .................................... 218 6. La lucha por la liberación de los pueblos de África ................................................................ 220 7. El anticomunismo como instrumento de desintegración y división del movimiento de liberación nacional ............................................ 221 8. Nuevas formas de la política colonial ........... 223 9. El sistema socialista mundial, baluarte de los pueblos en la lucha contra el colonialismo ........ 224 Capitulo XVII. Lucha de los pueblos de los países capitalistas por el mantenimiento de su soberanía . 225 1. Agudización del problema de la soberanía en la época del imperialismo ..................................... 226 2. El cosmopolitismo, y no el patriotismo, es la ideología de la burguesía imperialista ............... 229 3. La defensa de la soberanía coincide con los intereses vitales de todas las fuerzas sanas de la nación ................................................................ 230 Capitulo XVIII. La lucha en defensa de la democracia en los países burgueses ....................... 233 1. Lenin, acerca de la necesidad de luchar por la democracia dentro del capitalismo .................... 234 2. Ofensiva de los monopolios capitalistas contra los derechos democráticos de los trabajadores .. 235 3. La unificación de las fuerzas democráticas, condición primordial para la victoria sobre la reacción y el fascismo ....................................... 238 Capitulo XIX. Las amenazas de guerra y la lucha de los pueblos por la paz ............................................ 240 1. El imperialismo amenaza más que nunca el futuro de la humanidad ...................................... 240 2. La clase obrera y la guerra ............................ 242 3. La defensa de la paz es tarea primordial de todos los demócratas ......................................... 244 4. Posibilidades de impedir la guerra en nuestra época ................................................................. 245 Capitulo XX. Las diversas formas de transición a la revolución socialista .............................................. 248 1. Los antagonismos de clase, al desarrollarse, hacen inevitable la revolución proletaria .......... 248 2. Los movimientos democráticos de nuestro tiempo y la revolución socialista ....................... 250 3. Cómo maduran las condiciones pana la revolución proletaria ......................................... 256 4. El paso del poder a la clase obrera ................ 259 Índice 5. Leyes fundamentales de la revolución socialista y peculiaridades de su manifestación en los distintos países ..................................................264 SECCIÓN QUINTA. .............................................266 TEORÍA DEL SOCIALISMO Y EL COMUNISMO ...............................................................................266 Capitulo XXI. Dictadura del proletariado y democracia proletaria ............................................266 1. Necesidad histórica de la dictadura del proletariado en el período de transición ............266 2. La democracia proletaria como democracia de nuevo tipo ..........................................................271 3. Variedad de formas de la dictadura del proletariado .......................................................277 Capitulo XXII. Principales tareas económicas en el periodo de transición del capitalismo al socialismo ...............................................................................282 1. Por dónde empieza el poder de la clase obrera ...........................................................................283 2. Vías para la supresión de la pluralidad de formaciones económicas ...................................286 3. La industrialización socialista .......................293 4. Balance del período de transición .................294 Capitulo XXIII. Rasgos fundamentales del modo socialista de producción .........................................296 1. La propiedad social y sus formas ..................296 2. Fin fundamental de la producción socialista .299 3. Desarrollo planificado de la economía nacional ...........................................................................300 4. La producción mercantil y la ley del valor en el socialismo ..........................................................302 5. El trabajo en el socialismo ............................305 6. La reproducción ampliada socialista .............307 Capitulo XXIV. Fisonomía político-social y cultural de la sociedad socialista .........................................310 1. La democracia socialista ...............................310 2. La amistad de los pueblos de la sociedad socialista........................................................... 316 3. La cultura de la sociedad socialista .............. 318 4. El socialismo y el individuo ......................... 321 5. Fuerzas motrices de la sociedad socialista ... 323 Capitulo XXV. El sistema socialista mundial ...... 325 1. Particularidades históricas de la formación del sistema socialista mundial ................................ 325 2. Principios de las relaciones entre los estados socialistas (internacionalismo socialista) ......... 326 3. Desarrollo de la economía socialista mundial .......................................................................... 330 4. Relaciones económicas de los estados socialistas con otros países ............................... 334 Capitulo XXVI. El periodo de transición del socialismo al comunismo ...................................... 335 1. La línea general leninista del partido en la nueva etapa ....................................................... 336 2. Creación de la base material y técnica del comunismo ....................................................... 338 3. Desaparición gradual de las diferencias de clase y de otras diferencias sociales .......................... 344 4. La educación comunista de los trabajadores 351 5. Desarrollo de la democracia socialista ......... 355 6. Significado internacional de la construcción del comunismo en la U.R.S.S. ................................ 360 Capitulo XXVII. La sociedad comunista .............. 364 1. Sociedad de bienestar y abundancia para todos .......................................................................... 364 2. De cada uno según su capacidad .................. 366 3. A cada uno según sus necesidades ............... 367 4. El hombre libre en la sociedad libre ............. 368 5. Paz y amistad, colaboración y aproximación de los pueblos ........................................................ 371 6. Perspectivas ulteriores del comunismo ........ 372 PRESENTACIÓN El fin que el presente libro se propone es exponer, en forma asequible a todos, los fundamentos del marxismo-leninismo como doctrina que representa en sí un conjunto único y armónico. Para ello los autores se han apoyado en los trabajos de Marx, Engels y Lenin, y también en los acuerdos y documentos del Partido Comunista de la Unión Soviética en que se recoge su valiosa experiencia. En el examen de muchas cuestiones se tiene presente asimismo la experiencia de los Partidos Comunistas y Obreros hermanos. Los autores no se proponían escribir un trabajo académico; por eso se han detenido principalmente en las tesis del marxismo-leninismo que más actuales son en las presentes circunstancias. Esto se ha reflejado tanto en el carácter de la exposición como en la estructura del propio libro. Las dos secciones primeras se ocupan de las tesis fundamentales de la filosofía marxista-leninista, es decir, del materialismo dialéctico y del materialismo histórico. En la tercera sección se ofrece un resumen de la economía política marxista-leninista del capitalismo, de esencial importancia para comprender no sólo las leyes de desarrollo de este régimen, sino también el carácter ineluctable de la lucha de los trabajadores por su emancipación y de la revolución socialista. La sección cuarta trata de la teoría y táctica del movimiento comunista internacional, principalmente en las condiciones propias del capitalismo. Otra sección -la quinta- se refiere a la construcción de la sociedad socialista y comunista. Esta doctrina -que en vida de Marx y Engels era una predicción científica del futuro- se ha convertido en nuestro tiempo en la base de su labor práctica para los pueblos de los países socialistas. De ahí la gran atención que el libro presta a los problemas de la construcción de la nueva sociedad, particularmente a la aportación de V. I. Lenin, y también a la experiencia práctica reunida en la Unión Soviética y otros países socialistas. El libro ha sido escrito por un grupo de trabajadores y publicistas científicos y del Partido. El trabajo principal ha corrido a cargo de O. V. Kuusinen (director), Y. A. Arbátov, A. S. Beliakov, S. I. Vigodski, A. A. Makarovski, A. G. Mileikovski, E. P. Sitkovski y L. M. Sheidin. En la redacción de distintos capítulos han trabajado también K. N. Brutents, F. M. Burlatski, N. I. Ivanov, I. S. Kon, B. M. Leibzon, N. V. Matkovski, Y. K. Melvil, D. E. Mélnikov, I. A. Mendelsón, T. A. Stepanián y S. G. Strumilin. Además, en la exposición de algunas cuestiones han sido utilizados materiales presentados por V. F. Asmus, A. N. Kuznetsov, B. P. Kuznetsov, Y. N. Semiónov, I. S. Smirnov y P. S. Cheriomnij. Han prestado valiosa ayuda en la preparación del texto con sus observaciones y consejos: en los problemas filosóficos, A. D. Alexándrov, correspondiente de la A. de C. de la U.R.S.S.; B. M. Vul, correspondiente de la A. de C. de la U.R.S.S.; el profesor G. M. Gak; el profesor G. E. Glézermanó F. V. Konstantínov, correspondiente de la A. de C. de la U.R.S.S.; J. S. Koshtoiants, correspondiente de la A. de C. de la U.R.S.S.; el profesor M. M. Rosental y P. N. Fedoséiev, correspondiente de la A. de C. de la U.R.S.S.; en los problemas científicos, el académico A. N. Nesmeiánov; en los problemas económicos, A. A. Arzumanián, correspondiente de la A. de C. de la U.R.S.S.; el académico E. S. Varga; el profesor L. M. Gatovski, y L. A. Leóntiev, correspondiente de la A. de C. de la U.R.S.S.; en el capítulo XXV, Y. P. Frántsev, correspondiente de la A. de C. de la U.R.S.S. Se han recibido observaciones muy útiles de una serie de trabajadores responsables del Partido y de los Sóviets. Los autores tienen clara noción de las dificultades que encierra una exposición científica y a la vez asequible de la doctrina marxista-leninista, que sin cesar se desarrolla y enriquece con el cambio de las condiciones históricas. Es lógico que la primera experiencia, emprendida después de muchos años, de exposición en una obra de todas las tesis fundamentales del marxismo-leninismo adolezca de defectos y lagunas. Por eso, cuantos consejos y observaciones críticas de los lectores puedan mejorar el libro serán recibidos con gratitud y tenidos en cuenta en ediciones posteriores de la obra. Los AUTORES. PREFACIO. La concepción del mundo del marxismo- leninismo La doctrina de Marx es todopoderosa porque es cierta. Lenin El estudio de los fundamentos del marxismo- leninismo requiere un trabajo serio y profundo; exige, por tanto, esfuerzo y tiempo. ¿Qué es lo que proporciona al hombre esta doctrina? Resumidamente, se podría responder así: el estudio de los fundamentos del marxismo-leninismo permite adquirir una concepción completa del mundo, que es la más avanzada de cuantas existen en nuestra época. Esta concepción agrupa en un sistema armónico las partes principales de la gran doctrina de Marx y Lenin. En las páginas que siguen, dicha doctrina es expuesta en el orden siguiente: la filosofía marxista-leninista, en la cual se incluye también la concepción materialista de la historia; la doctrina económica del marxismo-leninismo; la teoría y táctica del movimiento comunista internacional, con la valoración marxista-leninista de las corrientes más importantes del movimiento democrático contemporáneo; la doctrina del socialismo y del comunismo. Se comprende que un solo libro no puede abarcar todos los valores que la concepción marxista- leninista del mundo encierra. En la presente obra se exponen únicamente los fundamentos del marxismo- leninismo, Las concepciones del mundo son muy diversas: las hay progresivas y las hay reaccionarias. Entre estas últimas hay algunasque se basan en viejas creencias y que imponen la necesidad de mantenerse en dependencia ciega de un imaginario ser sobrenatural, de sus vicarios en la tierra y los ungidos por el Señor. Hay también concepciones cuyos partidarios, sin hablar de Dios y aun jurando fidelidad a la ciencia, recurren a argumentos sutiles, pero falsos, para destruir la convicción del hombre moderno en la existencia real del mundo material que nos rodea. Así es como proceden los adeptos de las corrientes más en boga del idealismo moderno. Muchos de ellos no creen en la existencia de fuerzas sobrenaturales, pero, sometidos como están a la influencia de los convencionalismos y prejuicios tradicionales de la sociedad burguesa, no quieren cerrar todas las puertas a la fe en esas fuerzas sobrenaturales. Por eso, esgrimiendo y deformando los últimos datos de la ciencia, siembran la duda en la materialidad de la naturaleza. A su vez, teólogos y eclesiásticos: los aplauden, esperando que el hombre que cree en la inmaterialidad del mundo puede llegar a creer todo lo que se quiera. Quiere decirse que no es ciencia todo lo que imita a la ciencia, que no es oro todo lo que reluce. Precisamente en nuestro tiempo, muchas variedades del idealismo filosófico se adornan de buen grado con el plumaje de pavo real de las ciencias exactas, tratando de encubrir la esencia anticientífica de sus doctrinas. Pero en realidad temen los más importantes descubrimientos de la ciencia, los pasan por alto o los deforman. El marxismo-leninismo se diferencia muy ventajosamente de todos los demás sistemas en cuanto a su concepción del mundo. No admite la existencia de fuerzas sobrenaturales ni de creador alguno. Pisa fuerte en el suelo de la realidad, en el suelo del mundo en que vive. El marxismo-leninismo emancipa definitivamente a la humanidad de las supersticiones y de la secular dependencia espiritual. Llama al hombre a ser independiente, libre y consecuente en su modo de pensar. El marxismo-leninismo toma al mundo tal cual es, sin identificarlo con un infierno ni con un paraíso. Su punto de partida es que toda la naturaleza, sin exceptuar al hombre, se compone de materia con sus distintas propiedades. La naturaleza, lo mismo que cada uno de sus fenómenos, se halla en constante desarrollo. Las leyes de este desarrollo no han sido establecidas por Dios ni dependen de la voluntad de los hombres; son propias de la naturaleza misma y el hombre es plenamente capaz de conocerlas. En el mundo no hay cosas incognoscibles de por sí; de hecho sólo hay cosas que todavía no han sido conocidas, pero que lo Manual del marxismo-leninismo 3 serán con ayuda de la ciencia y de la práctica. La concepción marxista-leninista del mundo tiene su origen en la ciencia y confía en ella en cuanto no se aparta de la realidad y de la práctica. Progresa y se enriquece a medida que la ciencia avanza. El marxismo-leninismo enseña que el desarrollo no sólo de la naturaleza, sino también de la sociedad humana, se produce con arreglo a leyes objetivas, que son independientes de la voluntad de los hombres. Al revelar cuáles son las leyes fundamentales que rigen el desarrollo de la sociedad, el marxismo convirtió la historia de los hombres en una ciencia verdadera, capaz de explicar tanto el carácter de cualquier régimen social como el progreso que lleva a la sociedad a pasar de un régimen a otro. Esto fue un triunfo formidable del pensamiento científico. Nadie de quienes con un espíritu burgués cultivan las ciencias sociales (sociología, economía política, historia) ha podido refutar la comprensión materialista de la historia; nadie ha podido oponerle otra teoría que fuese aceptada, al menos, por la mayoría de los hombres de ciencia burgueses. Y a pesar de todo, son muchos los que, con tozudez desesperada, se apartan del materialismo histórico. ¿Por qué? Porque esta doctrina echa por tierra la fe en el carácter "eterno" del régimen capitalista. Si admitimos que el paso de la sociedad de un régimen a otro es un fenómeno sujeto a leyes, sería imposible negar que el régimen capitalista esta condenado a ceder su puesto a otro régimen social más progresivo. Admitirlo así les resulta difícil y doloroso no sólo a los propios capitalistas, sino también a los científicos que se encuentran bajo su dependencia material o espiritual. Jamás, en la historia de las sociedades de clase, ninguna de las clases dominantes pensó que su régimen estaba condenado a la muerte y desaparición. Los esclavistas creían que su régimen era eterno y que había sido establecido por Dios. Los señores feudales que vinieron a reemplazarlos estaban también convencidos de que su régimen -el feudalismo- había sido establecido de una vez para siempre por la voluntad divina. Pero hubieron de ceder su puesto a la burguesía. Ahora es ésta la que se hace ilusiones imaginándose que su régimen -el capitalismo- presenta un carácter "eterno" e "inmutable". Y muchos eruditos sociólogos e historiadores, que no desean romper con el capitalismo, echan mano a toda clase de recursos para quebrantar los hechos, cuando éstos nos dicen que los sistemas sociales evolucionan y cambian según leyes que les son propias y que no dependen de la voluntad de las clases dominantes y de sus ideólogos. Quiere decirse que si los ideólogos burgueses combaten la concepción marxista de la historia no es porque ésta sea errónea, sino, precisamente, porque es cierta. La ciencia verdadera, que estudia las leyes a que se hallan sujetos la acción y el desarrollo de las fuerzas de la naturaleza o de la sociedad, siempre prevé lo nuevo. La ciencia marxista, que se refiere a las leyes del desarrollo social, permite orientarse en la compleja situación de las contradicciones sociales; y, lo que es más valioso, ayuda a prever cómo se desenvolverán los acontecimientos, la dirección del proceso histórico y las etapas futuras del desarrollo social. Por lo tanto, el marxismo-leninismo pone en nuestras manos un instrumento con ayuda del cual es posible asomarse al futuro y ver los perfiles de los próximos virajes de la historia. Es a modo de un "telescopio del tiempo" que descubriese las grandiosas perspectivas de la humanidad en el futuro, emancipada del yugo del capital como último régimen de explotación. Pero cuando la ciencia avanzada invita a los sabios burgueses (que afirman que "no se puede prever nada") a mirar por el "telescopio del tiempo" marxista, cierran los ojos: les asusta asomarse al futuro... Los marxistas no temieron nunca mirar adelante. Representantes como son de la clase a la cual pertenece el porvenir, no tienen interés alguno en conservar vanas ilusiones que se hacen añicos al chocar con los hechos, con la ciencia. Los marxistas rusos, dirigidos por Lenin, previeron la revolución socialista en su país como tarea históricamente madura, llamaron a la clase obrera a la lucha decisiva, organizaron el asalto de las fortalezas del régimen de explotación y alcanzaron un completo triunfo. Los marxistas-leninistas de la Unión Soviética previeron la posibilidad de construir el socialismo en su inmenso país, llamaron a los trabajadores a la realización de tan gran empresa y lograron el triunfo del socialismo. Los marxistas-leninistas de la Unión Soviética y de otros países preveían la posibilidad de que la Alemania fascista desencadenase una segunda guerra mundial, lo advirtieron así a los pueblos de todo el mundo y anunciaron la derrota de Alemania. Estallada la guerra, las fuerzas del agresor alemán y de sus aliados fueron destrozadas gracias, principalmente, a los heroicos esfuerzos del pueblo soviético y de su glorioso ejército. Los marxistas-leninistas de las democracias populares advertían la posibilidady la necesidad histórica del derrocamiento del capital dentro de cada uno de sus países, del establecimiento del poder del pueblo trabajador, dirigido por la clase obrera, y de la implantación de las necesarias transformaciones socialistas. Tuvieron presente estas necesidades ya maduras del desarrollo social y condujeron a sus pueblos por el camino de la construcción del Academia de ciencias de la URSS 4 socialismo, en lo que se han apuntado ya grandes éxitos. Los marxistas-leninistas de China advertían la posibilidad y la necesidad, históricamente maduras, de alcanzar la emancipación de su gran pueblo del poder de los colonizadores extranjeros y de quien dentro del país se hallaba a su servicio, a fin de implantar un verdadero gobierno del pueblo. Bajo la dirección de la clase obrera y del Partido Comunista, la China popular, cual auténtico gigante que es, se puso en pie, derrotó a sus enemigos de dentro y de fuera y llevó adelante con éxito las difíciles tareas de la revolución democrático-burguesa. Con la mayor de las energías, la China popular puso mano al cumplimiento de sus atrevidos propósitos de construcción del socialismo. El viejo país se transforma con asombrosa rapidez. Así, pues, los más importantes jalones de la primera mitad de nuestro siglo son prueba irrefutable de que los comunistas, armados con la teoría marxista, estaban en general en lo cierto en cuanto a sus juicios sobre el futuro histórico. La verdad de la comprensión marxista-leninista de la historia se ha visto plenamente confirmada en la práctica. La teoría marxista-leninista no es un dogma, sino una guía para la acción. De lo que se trata es de aprender a aplicarla con un acertado criterio. Esta teoría alumbra el camino a seguir. Sin ella, hasta los hombres progresistas habrían de caminar a ciegas, sin una comprensión real y profunda de lo que ocurre a su alrededor. La teoría marxista-leninista proporciona una base científica a la política revolucionaria. Quien en política se guía por sus deseos subjetivos, jamás será otra cosa que un mero soñador, o bien correrá el riesgo de ser arrojado al vertedero de la historia, pues ésta no se ajusta a los deseos de los hombres si estos deseos no se acomodan a las leyes de la misma. Por eso subraya Lenin la necesidad de analizar con verdadera sensatez científica la situación objetiva de las cosas y la marcha objetiva de la evolución, cuando se trata de marcar la línea política del Partido, y luego aplicar esa línea con toda la energía revolucionaria. Y Marx decía: "Hay que tomar las cosas como son, es decir, defender la causa de la revolución en la forma que corresponda al cambio sufrido por las circunstancias." 1 La teoría marxista, fruto de la experiencia y del pensamiento revolucionario de todos los países, corresponde a la misión histórica de la clase obrera, que está llamada a cumplir el papel de destacamento de vanguardia y dirigente del gran movimiento de liberación de todos los oprimidos y explotados. La concepción marxista tiene en el proletariado a su instrumento material, lo mismo que el proletariado tiene en la concepción marxista su arma espiritual. 1 C. Marx y F. Engels, Obras, ed. rusa, t. XXV, 1936, pág. 475. Por ello el marxismo-leninismo es una preciosa fuente de energía vital para todos los trabajadores, para cualquier hombre progresista deseoso de comprender acertadamente el mundo que le rodea, de no vivir a merced del azar y de aportar conscientemente su contribución a los acontecimientos que se desenvuelven en el mundo. Estos hombres suman ya millones, y su número aumenta sin cesar. Se ponen en movimiento masas cada vez más amplias de seres anónimos que no quieren que su vida transcurra en vano y aspiran a ser elementos conscientes y activos del progreso histórico. Para esas masas el marxismo significa una ayuda inestimable. Esto se refiere singularmente a los jóvenes, a quienes la concepción marxista-leninista del mundo acorta extraordinariamente el camino de la madurez política, les da experiencia y les ayuda a encaminar su fogosa energía por una ruta cierta, en bien de la humanidad entera. La concepción marxista-leninista puede servir de punto fiel de orientación en la creación científica, y no sólo cuando se trata de las ciencias sociales, sino también en las ciencias de la naturaleza. ¿Acaso no ayuda en sus investigaciones a los naturalistas una acertada visión del mundo, la comprensión de sus leyes generales, concatenaciones y procesos? Tal visión y tal comprensión las proporciona la teoría marxista-leninista. No puede atribuirse a un azar que, actualmente, muchos sabios ilustres, movidos a ello por la experiencia reunida en su labor científica, adopten íntegramente la doctrina marxista o acepten tácitamente unos u otros aspectos de su teoría, impulsados por el deseo de ahondar más en los misterios de la naturaleza y de servir mejor a sus semejantes. Más aún. La asimilación de la concepción marxista-leninista del mundo abre perspectivas maravillosas a cuantos cultivan el arte y la literatura, al orientar su obra hacia una representación profunda y rica en ideas de la realidad por medio de imágenes artísticas. Sin la beneficiosa influencia de una concepción claramente progresiva, la obra del escritor o del artista moderno, en el mejor de los casos, siempre será una producción anémica. Y en nuestro tiempo, la concepción más clara y precisa del mundo es la que proporciona el marxismo-leninismo. Mientras que en la literatura burguesa se generaliza cada vez más la desesperanza, el pesimismo sin salida, la obra de los escritores y poetas progresistas se ve inspirada por un fecundo optimismo. Es una obra que cree en el futuro, que ama el futuro y que llama a un futuro feliz. En un momento en que la ideología burguesa de Occidente pone de relieve una desesperada crisis de fe en el hombre, de fe en los destinos de la civilización, la concepción marxista-leninista despierta en las gentes el deseo de incorporarse a la Manual del marxismo-leninismo 5 noble lucha que defiende los más altos ideales sociales. Quien de veras llegue a comprender esta concepción del mundo, adquirirá la convicción profunda no sólo de la razón que asiste a la causa obrera, sino de la necesidad histórica del triunfo del socialismo en el mundo entero. Armado con la concepción marxista-leninista del mundo, aun el débil se convertirá en un hombre fuerte, políticamente firme y fiel a los principios. Adquirirá una convicción tan robusta que eso le permitirá resistir toda clase de pruebas. Millones de seres de todo el mundo han bebido en el abundante manantial del marxismo-leninismo los grandes ideales de su movimiento y la inagotable energía necesaria para dar vida a esos ideales. ¿Es siquiera digno del hombre culto de nuestros días vivir sin una concepción progresista del mundo? Y aún peor es alimentarse con sucedáneos de baja especie, propios sólo para los pobres de espíritu. Es mil veces preferible trabajar debidamente para asimilar los fundamentos de la concepción marxista- leninista del mundo, que nos hará espiritualmente ricos y nos colocará en condiciones ventajosas en la lucha contra las fuerzas negras de los imperialistas enemigos del género humano. SECCIÓN PRIMERA. FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS DE LA CONCEPCIÓN MARXISTA-LENINISTA DEL MUNDO Capitulo I. El materialismo filosófico La base inconmovible de todo el edificio del marxismo-leninismo es su doctrina filosófica: el materialismo dialéctico e histórico. Esta doctrina toma el mundo tal como existe en la realidad, lo examina en consonancia con los datos de la ciencia avanzada y de la prácticasocial. El materialismo filosófico marxista es el producto legítimo del secular desarrollo del conocimiento científico. 1. Progreso de la ciencia materialista avanzada en lucha contra la reacción y la ignorancia La ciencia es en su historia la palestra de una lucha constante de los investigadores y filósofos avanzados contra la ignorancia y la superstición, contra la reacción en política y en el campo de las ideas. En las sociedades de clases, basadas en la explotación, siempre hubo, como las hay ahora, fuerzas a quienes perjudica la difusión de las concepciones científicas avanzadas. Esas fuerzas son las clases reaccionarias de la sociedad. Unas veces, los reaccionarios se pusieron abiertamente contra la ciencia y persiguieron a los sabios y filósofos progresistas, sin que se detuvieran ni ante la hoguera o la prisión; otras, se esforzaron por deformar los descubrimientos científicos, despojándolos de su contenido materialista progresivo. Los aristócratas reaccionarios destruían en la antigua Grecia las obras del eminente materialista Demócrito, fundador de la doctrina de la estructura atómica de la materia, que negaba la intervención de los dioses en la vida de la naturaleza y en los asuntos de los hombres. El filósofo materialista Anaxágoras fue expulsado de Atenas bajo la acusación de impiedad. Epicuro, filósofo materialista continuador de Demócrito, exaltado en la Antigüedad como héroe que quitó a los hombres el miedo a los dioses y glorificó la ciencia, durante dos mil años sufrió el anatema de los "padres" de la Iglesia, que lo presentaban como a un hombre que sembraba el libertinaje y era enemigo de la moral. El año 391, monjes cristianos entregaron a las llamas la famosa biblioteca de Alejandría, en la que se guardaba cerca de 700.000 obras de escritores y sabios antiguos. El papa Gregario I (590-604), enemigo acérrimo de la cultura laica y de la ciencia, mandó destruir un gran número de valiosas producciones de autores grecorromanos, y sobre todo las obras de los filósofos materialistas. La Inquisición, creada por los papas para combatir a todos los enemigos de la Iglesia católica, persiguió con verdadera saña a los pensadores avanzados. En 1600 quemó en la hoguera a Giordano Bruno, eminente filósofo y sabio que defendía la doctrina de Copérnico. En 1619, en Toulouse (Francia), por sentencia de la Inquisición, los verdugos arrancaron la lengua a Lucilio Vanini y luego lo quemaron en la hoguera. El gran sabio italiano Galileo, defensor de la teoría de Copérnico, sufrió persecuciones de la Inquisición, la cual le obligó a abjurar públicamente de sus creencias. Voltaire, el famoso filósofo francés del siglo XVIII, estuvo recluido en la Bastilla, y la misma suerte corrió Diderot, filósofo materialista de aquel tiempo. Sería erróneo pensar que la lucha de la reacción contra la ciencia es cosa de la Edad Antigua y Media. No ha cesado en la época del capitalismo. Los capitalistas muestran interés por el avance de las ciencias positivas -física, química, matemáticas, etc.- por cuanto ese avance se halla en relación directa con los éxitos de la técnica. Mas no desean en absoluto la propagación de la filosofía materialista, de una concepción científica del mundo que permita adquirir una noción exacta de cuanto ocurre alrededor, saber cómo reaccionar y qué actitud adoptar ante cada acontecimiento. De ahí que los ideólogos de la burguesía traten de evitar las conclusiones materialistas y ateas que se derivan de los descubrimientos científicos, recelosos de que eso pueda significar un peligro para su dominación. La burguesía reaccionaria odia especialmente la doctrina del marxismo-leninismo y su filosofía, el materialismo dialéctico e histórico. Multitud de profesores burgueses se entregan a la labor de "refutar" el marxismo. La moderna burguesía reaccionaria no quema en la hoguera a los investigadores y filósofos avanzados, Manual del marxismo-leninismo 7 sino que recurre a otros procedimientos para influir sobre ellos: los aparta de las universidades e institutos científicos, les quita de hecho la posibilidad de publicar sus trabajos, los desacredita moral y políticamente, etc. Estos últimos años toda clase de recursos han sido puestos en juego en los Estados Unidos y otros países para combatir las "ideas peligrosas". Con estas medidas y con la propaganda de su ideología reaccionaria la clase dominante presiona sobre la conciencia de los hombres, les imbuye aquellas ideas que considera convenientes y se opone a la propagación de las concepciones materialistas avanzadas. Sin embargo, por espinoso que sea el camino de la ciencia y de la filosofía materialista, por grandes que sean los sacrificios que se les exijan en una sociedad basada en la explotación, en última instancia superan todos los obstáculos y siguen con empeño su avance. La ciencia materialista y la filosofía avanzada son fuertes porque dan a conocer a los hombres las leyes de la naturaleza y de la sociedad, porque les enseñan a valerse de estas leyes en beneficio de la humanidad, los sacan de las tinieblas de la ignorancia y los elevan a la luz del verdadero conocimiento. 2. Materialismo e idealismo La filosofía considera los problemas más generales de la concepción del mundo. La filosofía materialista parte de la afirmación de que la naturaleza existe: existen las estrellas, el Sol, la Tierra, con sus montañas y llanuras, con sus mares y bosques, con los animales, con el hombre dotado de conciencia, de la capacidad de pensar. No hay ni puede haber fenómenos o fuerzas sobrenaturales. Dentro de la gran variedad que la naturaleza brinda, el hombre no es sino una partícula, y la conciencia es una propiedad o capacidad del hombre. La naturaleza existe objetivamente, esto es, fuera de la conciencia del hombre y con independencia de ella. Hay, sin embargo, filósofos que niegan la existencia de la naturaleza como algo independiente de la conciencia. Según ellos afirman, lo primero que existe es la conciencia, el pensar, el espíritu o idea, y todo el mundo físico es derivado y depende del principio espiritual. El problema de la relación entre la conciencia humana y el ser material es el punto básico de toda filosofía, sin excluir la de nuestros tiempos. ¿Qué es lo primero, la naturaleza o el pensar? Los filósofos se dividen en dos grandes campos, según sea la respuesta que den. Quienes consideran que lo primero es el principio material, la naturaleza, y que el pensar, el espíritu, es una propiedad de la materia, se sitúan en el campo del materialismo. Quienes afirman que el pensar, el espíritu o la idea existieron antes que la naturaleza, que ésta, de una manera o de otra, es creada por el principio espiritual, militan en el campo del idealismo. Esto y nada más es lo que en filosofía quieren decir "idealismo" y "materialismo". Desde tiempos antiguos no cesa la reñida pugna entre los adeptos del materialismo y del idealismo. Toda la historia de la filosofía es una constante lucha entre dos campos, entre dos partidos: el materialismo y el idealismo. El materialismo elemental. Los hombres, en su actividad práctica, no ponen en duda que los objetos que les rodean y los fenómenos de la naturaleza existen con independencia de ellos y de su conciencia. Eso significa que, de un modo elemental, se mantienen en las posiciones del materialismo. El materialismo elemental "de todo hombre sano que no está en un manicomio o que en la ciencia no comulga con los filósofos idealistas -escribe Lenin- consiste en que las cosas, el medio, el mundo existen independientemente de nuestra sensación, de nuestra conciencia, de nuestro yo y del hombre en general". 2 Es imposible vivir de ideas, de conceptos, y alimentarsede las sensaciones propias, de los productos de la propia imaginación. En la práctica esto lo saben perfectamente todos, y también los filósofos dedicados a componer doctrinas idealistas que deducen la existencia de las cosas materiales de las sensaciones, conceptos e ideas. En repetidas ocasiones han debido manifestar que viven a pesar de su filosofía y que si, en efecto, en el mundo no existiesen cosas materiales, la gente se moriría de hambre. El materialismo elemental, no consciente, es profesado por la inmensa mayoría de los naturalistas. Estos no penetran de ordinario en los problemas filosóficos, sino que se dejan llevar por la lógica del material científico que ellos manejan. A cada paso, la naturaleza les muestra el carácter material de los fenómenos que investigan. Da lo mismo que su estudio se refiera a los cuerpos celestes que a las moléculas y átomos, a los fenómenos de la electricidad y el magnetismo que al mundo de las plantas y los animales: siempre tienen ante sí procesos objetivos, cuerpos materiales y sus propiedades, leyes de la naturaleza que son independientes de la conciencia del hombre. Dentro de la sociedad burguesa, con todas las condiciones que en ella imperan, sólo los científicos más intrépidos y consecuentes se declaran partidarios del materialismo filosófico. La mayoría de ellos se encuentran bajo una presión tan intensa de la ideología oficial, de la doctrina de la Iglesia y de la filosofía idealista, de todo el ambiente de la sociedad burguesa, que no se deciden a manifestar su materialismo, vacilan y a menudo se dicen idealistas, aunque, por el carácter mismo de sus investigaciones, profesan en el fondo ideas materialistas. 2 V. I. Lenin, Obras, ed. rusa, t. XIV, pág. 57. Academia de ciencias de la URSS 8 Así, por ejemplo, Thomas Huxley, naturalista inglés del siglo XIX, no admitía el materialismo. Mas en sus investigaciones sobre zoología, anatomía comparada, antropología y teoría de la evolución defendía concepciones materialistas, y afirmaba que el idealismo filosófico no trae consigo nada más que confusión y oscuridad. Engels calificaba a tales investigadores como "materialistas vergonzantes"; según Lenin, los alegatos antimaterialistas de Huxley no eran sino la hoja de parra que encubría su materialismo científico elemental. Los investigadores contemporáneos llegan a menudo a conclusiones idealistas cuando tratan de concebir el sentido filosófico de sus descubrimientos. Pero mientras permanecen en un terreno estrictamente científico, mientras no se salen de sus laboratorios, de las fábricas, de los campos experimentales, mientras no se entregan a reflexiones filosóficas y se circunscriben al estudio de la naturaleza, obran, aun sin tener conciencia de ello, como verdaderos materialistas. Alberto Einstein, uno de los físicos más grandes de nuestra época, se hallaba bajo la influencia de la filosofía idealista cuando exponía en alguno de sus trabajos consideraciones de tipo general, sin que ello fuese obstáculo para que la teoría de la relatividad, por él enunciada, sea de un carácter materialista. Max Planck, otro físico famoso, autor de la teoría de los cuantos, tampoco confesaba su materialismo. No obstante, en sus trabajos sobre física y en sus escritos sobre cuestiones filosóficas defendía la idea de una "visión sana del mundo", que admitiese la existencia de la naturaleza como algo independiente de la conciencia del hombre. Max Planck combatió el idealismo filosófico y de hecho era materialista. Ahora bien, la influencia del idealismo repercute a veces negativamente en la interpretación que los investigadores dan al propio material científico. Esto nos dice que el materialismo elemental no es una protección eficaz contra la penetración del idealismo. Sólo la filosofía del materialismo dialéctico, conscientemente adoptada, previene a los hombres de ciencia contra los errores idealistas. El materialismo como filosofía avanzada. El materialismo filosófico se diferencia del materialismo elemental o espontáneo en que se atiene a un criterio científico en la argumentación y exposición de las proposiciones materialistas, que aplica consecuentemente utilizando los datos de la ciencia avanzada y de la práctica social. La filosofía materialista es un arma segura, que defiende al hombre de la funesta influencia de la reacción espiritual. Le sirve de guía en la vida y le muestra el camino acertado para aclarar cuantos problemas le inquieten acerca de la visión del mundo. Durante milenios enteros la Iglesia ha imbuido al hombre el desprecio hacia la vida terrena y el temor a Dios. Ha enseñado, principalmente a las masas oprimidas de la humanidad, que su destino es trabajar y orar, que la felicidad no se puede conseguir en este "valle de lágrimas" y únicamente la alcanzarán en la "otra vida" si en ésta son mansos. La Iglesia amenaza con el castigo de Dios y con los tormentos del infierno a quien se atreva a levantarse contra la dominación de los explotadores, supuestamente establecida por la voluntad divina. La filosofía materialista tiene el gran mérito histórico de haber ayudado al hombre a emanciparse de las supersticiones. En tiempos antiguos combatió ya el miedo a la muerte y el temor a los dioses y a otras fuerzas sobrenaturales. No hay que poner las esperanzas en la vida de ultratumba; lo que hace falta es estimar en lo que vale la vida terrena y tratar de mejorarla: eso es lo que enseña la filosofía materialista. El materialismo fue el primero en exaltar la dignidad y la razón humanas, en proclamar que el hombre no es un gusano que se arrastra por el polvo, sino el ser supremo de la naturaleza, capaz de dominar y gobernar sus fuerzas. El materialismo tiene una fe absoluta en el poderío del saber, en la razón del hombre, en su capacidad para descubrir los secretos del mundo que nos rodea y crear un régimen social sensato y justo. Los voceros del idealismo difaman a menudo al materialismo, al que presentan como "una concepción sombría, plomiza, parecida a una pesadilla" (W. James). En realidad, es precisamente la filosofía idealista, sobre todo la contemporánea, la que ofrece unos tonos sombríos. No es el materialismo, sino el idealismo el que niega la capacidad cognoscitiva de la razón y predica la desconfianza hacia la ciencia; no es el materialismo, sino el idealismo el que ensalza el culto a la muerte; no es el materialismo, sino el idealismo el que fue y es un terreno abonado para los más repugnantes brotes del antihumanismo: la teoría racista y el oscurantismo fascista. El idealismo filosófico se niega a aceptar la realidad del mundo material que nos rodea, huye de él, lo califica de impuro y, en su lugar, dibuja un mundo inmaterial imaginario. El materialismo, por el contrario, ofrece un cuadro real y verdadero del mundo, sin el menor aditamento de espíritus, de un Dios creador, etc. Los materialistas no esperan ayuda alguna de las fuerzas sobrenaturales, creen en el hombre y en su capacidad para transformar el mundo con su propia mano y de hacerlo digno de él. El materialismo, en su última esencia, es una concepción optimista y clara, que afirma la vida y niega el pesimismo y el "dolor universal". De ahí que, ordinariamente, sea la concepción de los grupos y clases sociales avanzados. Quienes lo profesan son Manual del marxismo-leninismo 9 hombres que miran adelante sin miedo, que no se debaten en dudas acerca de la razón que les asiste. Los voceros del idealismo calumniaron siempre al materialismo, al que acusaban y acusan de desconocer los valores morales y los ideales elevados; estas virtudes, según ellos, son propias y exclusivas de los partidariosdel idealismo filosófico. La realidad es muy otra: el materialismo dialéctico e histórico de Marx y Engels no niega, sino todo lo contrario, afirma y exalta las ideas avanzadas, los principios morales y los ideales más sublimes. La lucha por el progreso, por un régimen social avanzado, nos dice, jamás tendrá éxito si no se inspira en grandes ideas que alienten a los hombres en su labor de creación y les empujen a las empresas más atrevidas. La lucha de la clase obrera, la lucha de los comunistas refuta de plano la estúpida invención idealista de que los materialistas son gente indiferente hacia toda clase de ideales. Esa lucha se ve inspirada por el ideal más noble y sublime que jamás conocieron los hombres, que es el comunismo, y por eso se forjan en ella innumerables e intrépidos campeones fieles hasta el fin a su elevado ideal. El materialismo dialéctico e histórico como fase superior en el desarrollo del pensamiento filosófico. El materialismo de nuestros días es el materialismo dialéctico e histórico que crearon Marx y Engels. El terreno en que surgió hallábase ya abonado. La filosofía de Marx y Engels es producto de una larga evolución del pensamiento humano. El materialismo apareció hace unos dos mil quinientos años en China, la India y Grecia. La filosofía materialista guardaba en estos países estrecha relación con la experiencia diaria de los hombres y con los gérmenes de un conocimiento de la naturaleza. Mas en aquel tiempo la ciencia acababa de nacer, por lo que las nociones de los antiguos filósofos materialistas sobre el mundo, aunque encerraban geniales atisbos, carecían de base científica y eran aún muy primitivas. Mucho más maduro es el materialismo de los siglos XVII y XVIII. Los éxitos de la ciencia y de la técnica hacían avanzar a la filosofía. Al mismo tiempo, la filosofía materialista ayudaba al estudio de la naturaleza. Así, por ejemplo, la doctrina del materialista inglés F. Bacon (siglo XVII), que ponía en la experiencia el origen del conocimiento, y su idea de que el conocimiento es una fuerza, significaron un poderoso estímulo para el desarrollo de las ciencias de la naturaleza. En los siglos XVII y XVIII los mayores avances correspondieron a las matemáticas y a la mecánica de los cuerpos terrestres y celestes. Esta circunstancia impone su sello a las concepciones filosóficas de los materialistas de aquel entonces y a su comprensión de la materia y el movimiento. Un papel formidable en el desarrollo de la nueva forma del materialismo correspondió a la física del filósofo francés R. Descartes, que era materialista en la doctrina de la naturaleza; a la teoría mecanicista del materialista inglés T. Hobbes (siglo XVII) y, de un modo especial, a la mecánica del sabio inglés Newton. Los filósofos materialistas examinaban todos los fenómenos de la naturaleza y de la vida social desde el punto de vista de la mecánica y trataban de explicarlos con arreglo a las leyes de la mecánica. Por eso su materialismo recibió el nombre de mecanicista. En el siglo XVIII, entre sus representantes tenemos a J. Toland y J. Priestley (Inglaterra) y a P. Holbach, C. Helvecio y D. Diderot (Francia). Los estrechos vínculos del materialismo de los siglos XVII y XVIII con las ciencias de la naturaleza eran su lado fuerte. Adolecía, sin embargo, de algunos defectos, entre los cuales Engels destaca tres. El primero era su mecanicismo. La mecánica, que en aquel tiempo era para los filósofos materialistas el paradigma de las ciencias, limitaba sus horizontes, llevándoles a reducir todos los procesos y clases de movimiento al movimiento mecánico. Estos filósofos no comprendían las características de la naturaleza orgánica ni los rasgos y leyes peculiares de la vida social. La segunda limitación de estos materialistas era su incapacidad para comprender y explicar el desarrollo de la naturaleza, incluso cuando advertían hechos que así lo acreditaban. Los materialistas de los siglos XVII y XVIII estimaban la naturaleza en su conjunto como algo inmutable, eternamente sometido a un mismo fenómeno de rotación. Tal criterio de la naturaleza se denomina metafísico. Quiere decirse que el materialismo mecanicista era también metafísico. Finalmente, los materialistas de ese período, como todos los materialistas anteriores a Marx, no sabían aplicar su doctrina a la comprensión de la vida social. No advertían la base material de la vida social y enseñaban que la transición a formas sociales más perfectas era originada por el progreso de la ciencia, al cambiar las concepciones e ideas imperantes en la sociedad. Pero tal explicación es idealista. Fuera de ello, los materialistas anteriores a Marx no comprendían el valor de la actuación práctica de crítica y revolucionaria de las clases y las masas en cuanto al cambio de la realidad, al cambio de la vida social. Mantenían la necesidad de sustituir el régimen feudal por el burgués, pero, a la vez, rechazaban y temían la lucha de las masas en pro del sistema por ellos mismos defendido. Esto era una muestra de su limitación burguesa de clase. Un paso adelante en la evolución de la filosofía materialista, en la primera mitad del siglo XIX, significa la obra del filósofo alemán Ludwig Feuerbach, y singularmente las aportaciones de los Academia de ciencias de la URSS 10 demócratas revolucionarios rusos: A. Herzen, V. Belinski, N. Chernishevski y N. Dobroliúbov. Feuerbach superó en cierto grado la limitación mecanicista de los materialistas del siglo XVIII, pero no ocurrió lo mismo en cuanto a los otros defectos señalados. Además, su filosofía se hallaba divorciada de la práctica político-social. Un gran avance de los materialistas rusos fue que trataron de combinar la comprensión materialista de la naturaleza con la dialéctica. Por otra parte, siendo estos últimos como eran ideólogos de los campesinos revolucionarios rusos, consideraban la filosofía no sólo como la doctrina de lo que existe, sino también de cómo lo existente puede ser transformado en bien del pueblo. Una fase nueva y superior en el desarrollo de las concepciones materialistas es el materialismo dialéctico e histórico creado por Marx y Engels, los grandes maestros y jefes de la clase más avanzada y revolucionaria de la sociedad moderna, que es el proletariado. Su obra significa una verdadera revolución en el campo de la filosofía. Desde las cumbres del pensamiento social y científico de su época, Marx y Engels toman con espíritu crítico y creador cuanto de valioso había producido la filosofía hasta ellos y construyen un materialismo nuevo, libre ya de los defectos de que adolecía la anterior filosofía materialista: el materialismo dialéctico e histórico. En la filosofía marxista, el materialismo aparece orgánicamente unido a la dialéctica. Apóyase en un nivel de la ciencia más elevado, en los nuevos descubrimientos de las ciencias de la naturaleza, entre los cuales tenían singular importancia la ley de la conservación y transformación de la energía, la teoría celular y la teoría darvinista del origen de las especies. Los éxitos de las ciencias naturales proporcionaron una base estrictamente científica a las ideas del desarrollo y de la unidad y concatenación universal de los fenómenos de la naturaleza. En vez de la unilateral concepción mecanicista de la naturaleza y del hombre, Marx y Engels enuncian la doctrina del desarrollo, que abarca a todas las esferas de la realidad y que, al mismo tiempo, toma en consideración la peculiaridad de cada una de esas esferas: la naturaleza inorgánica, el mundo orgánico, la vida social y la conciencia de los hombres. Marx y Engels son los primeros en aplicar el materialismo a la comprensión de la vida social; a ellos se debe el descubrimientode las fuerzas motrices materiales y de las leyes del desarrollo social, con lo que la historia de la sociedad adquiere la categoría de ciencia. Los fundadores del marxismo, en fin, convirtieron la doctrina filosófica materialista -antes una teoría abstracta- en medio eficaz para la transformación de la sociedad, en arma ideológica de la clase obrera en su lucha por el socialismo y el comunismo. La doctrina filosófica de Marx y Engels ha prendido entre las más grandes masas de los trabajadores de todos los países. Es una genuina filosofía de masas. 3. Qué es filosóficamente la materia Dentro del materialismo filosófico marxista el concepto de "materia" se emplea en el sentido más amplio: con él significamos todo lo que tiene existencia objetiva, es decir, independiente de la conciencia, y se refleja en las sensaciones humanas. "La materia es toda realidad objetiva que nos viene dada en las sensaciones" (Lenin). Es de capital importancia tener una clara noción de este amplio sentido del concepto de materia. El viejo materialismo premarxista, en la mayoría de los casos entendía por materia las minúsculas partículas -átomos o moléculas- de que se componen los cuerpos. Demócrito y Epicuro, por ejemplo, afirmaban en la antigua Grecia que únicamente existen átomos y el vacío en que éstos se encuentran; sus combinaciones dan lugar a los distintos cuerpos. La física vino más tarde a confirmar el genial atisbo de los materialistas antiguos acerca de la estructura atómica de todas las cosas. Mas al reducir su concepto de la materia a los átomos simplificaban el problema, empobrecían el mundo que nos rodea. No obstante, tal concepción de la materia se mantuvo hasta fines del siglo XIX. El materialismo filosófico marxista entiende por materia la realidad objetiva en todas sus variadas manifestaciones. No son sólo materia las diminutas partículas de que están formados todos los cuerpos. Lo es el infinito número de mundos del Universo infinito, las nubes de gas y de polvo que hay en el cosmos; lo es nuestro sistema solar, con el Sol y los planetas, lo es la Tierra con todo cuanto en ella existe. Son también materia las radiaciones, los campos físicos (electromagnéticos y nucleares) que transmiten la acción de unos cuerpos y partículas a otros y que los unen entre sí. Todo cuanto existe fuera de la conciencia e independientemente de ella es abarcado por el concepto de materia. Todas las ciencias que estudian la realidad objetiva tratan de la materia con sus diferentes propiedades y estados. Las ciencias físicas estudian los estados físicos de la materia. La física moderna ha descubierto que el átomo es una formación compleja, y no una simple partícula inmutable e indivisible como se imaginaban los viejos atomistas. Está comprobado que los átomos de unos elementos pueden convertirse en átomos de otros elementos como consecuencia de transformaciones operadas en sus núcleos. En el reactor atómico, por ejemplo, los átomos de uranio se convierten en átomos de plutonio. A principios de siglo fueron descubiertos nuevos fenómenos físicos (radiactividad, rayos X y otros), Manual del marxismo-leninismo 11 quedó demostrada la divisibilidad del átomo, se enunciaron nuevas teorías acerca de la estructura de la materia y comenzaron a venirse abajo las concepciones clásicas que hasta entonces venían imperando. De ahí que muchos filósofos idealistas y físicos caídos en el error del idealismo llegasen a la falsa conclusión de que la ciencia refutaba la concepción materialista de la naturaleza. Afirmábase que "la materia había desaparecido". Tales aseveraciones eran profundamente erróneas. El materialismo filosófico marxista no se ha vinculado jamás a ninguna noción unilateral de la estructura de la materia, nunca ha identificado la materia con unos u otros "ladrillitos del Universo" como elementos invariables del mismo; siempre ha entendido por materia lo mismo: la realidad objetiva que existe fuera de la conciencia humana y que es reflejada por ella. El materialismo se opone al idealismo por la solución que da al problema de la fuente del conocimiento, de la relación entre la conciencia y el mundo exterior. El materialismo afirma que el mundo tiene existencia objetiva y que la conciencia es un reflejo del mundo. La materia es un concepto filosófico que sirve para designar el mundo objetivo. En cuanto a la estructura física del mundo y a sus propiedades físicas, esto es incumbencia de la física. Conforme esta ciencia avanza, cambian las concepciones relativas a la estructura física de la materia, si bien, por mucho que se modifiquen, no pueden hacer vacilar la proposición del materialismo filosófico cuando éste afirma que el mundo existe objetivamente y que la física, como otras muchas ciencias, estudia ese mundo objetivo, el mundo de la materia. "Pues la única «propiedad» de la materia que el materialismo filosófico admite como tal es la propiedad de ser realidad objetiva, de existir fuera de nuestra conciencia" 3 , escribe Lenin. Tal concepción de la materia es la única correcta. Abarca toda la diversidad del mundo material sin reducirlo a una forma determinada, cualquiera que sea, de la materia. Quien comprenda bien esta noción marxista ya no se dejará confundir por las afirmaciones de los filósofos idealistas de que los nuevos descubrimientos físicos han venido a demostrar la desaparición de la materia. La materia no se puede crear ni destruir. Cambia infinitamente, pero ni una sola partícula suya puede convertirse en nada, cualquiera que sea el proceso físico, químico o de otra clase a que se la someta. La ciencia no cesa de proporcionar en gran número de datos que confirman esta proposición del materialismo filosófico. Nos limitaremos a un ejemplo. La física moderna ha establecido que, en determinadas circunstancias, partículas como el positrón y el electrón desaparecen para dar lugar a cuantos de luz, o fotones. Ciertos físicos han dado a este fenómeno el nombre de "anihilización de la 3 V. I. Lenin, Obras, ed. cit., t. XIV, pág. 247. materia" (de la voz latina nihil, nada), dando a entender su destrucción completa, su transformación en nada. Los filósofos idealistas esgrimen este fenómeno como "prueba" de que la materia desaparece. Lo cierto es que no se produce desaparición alguna. La conversión del positrón y el electrón en fotones significa el paso de un estado de la materia a otro, de sustancia a luz. En la naturaleza se produce también el fenómeno contrario, o sea la conversión de la luz en sustancia. Más en todas estas transformaciones rige la ley de la conservación de la masa y la energía. El mundo nos ofrece un cuadro de la gran variedad que lo anima: la naturaleza inorgánica y la orgánica, los fenómenos físicos y los procesos químicos, los fenómenos de la vida en el mundo de las plantas y de los animales, la vida social. La ciencia y la filosofía materialista revelan que en esta variedad hay una unidad: toda la diversidad infinita de procesos y fenómenos que tienen lugar en el mundo son estados distintos de la materia, diversas propiedades y manifestaciones de la misma. "La unidad real del mundo está en su materialidad..." 4 , dice Engels. La unidad del mundo está también en que la conciencia pertenece al mismo medio material que nos rodea, y no a ningún otro mundo del más allá; la unidad es una propiedad específica de la materia. La convicción de la unidad material del mundo apareció y se robusteció en lucha con la doctrina de la Iglesia, que divide el mundo en dos, el nuestro y el del más allá; en lucha con el dualismo que separa el espíritu y el cuerpo, la conciencia y la materia, y también en lucha contra el idealismo filosófico,para el que la unidad del mundo deriva de que todo él es producto de la conciencia, del espíritu. 4. Formas universales de ser del mundo material El movimiento eterno en la naturaleza. Ni la naturaleza ni la sociedad conocen un estado de inmovilidad absoluta, de reposo en el que nada cambia. El mundo se encuentra en un perpetuo movimiento y cambio. El movimiento, el cambio, el desarrollo constituye una propiedad eterna e imprescriptible de la materia. "El movimiento es la forma de ser de la materia -dice Engels-. Nunca ni en ningún sitio hubo ni puede haber materia sin movimiento." 5 Todo cuerpo material, cada una de las partículas que integran la sustancia material -moléculas, átomos y sus elementos integrantes- están dotados, por su propia naturaleza interna, de la facultad de moverse y de experimentar cambios. El movimiento, filosóficamente, no es sólo el desplazamiento de un cuerpo en el espacio. El 4 F. Engels, Anti-Dühring, ed. rusa, 1957, pág. 42. 5 F. Engels, Anti-Dühring, ed. cit., págs. 56-57. Academia de ciencias de la URSS 12 movimiento, comprendido como forma de existencia de la materia, abarca a todos los procesos y cambios que se operan en el Universo. Entre esos cambios corresponde un papel excepcional a los procesos que significan el desarrollo de la materia, el paso de ésta de unos estados a otros superiores, con nuevas propiedades y características. En el mundo no hay cosas petrificadas, dadas de una vez para siempre; lo que hay son cosas que cambian, procesos. Esto significa que en ningún sitio impera un reposo absoluto que excluya por completo el movimiento. Únicamente existe el reposo relativo. Un cuerpo cualquiera de la Tierra puede encontrarse en estado de reposo sólo respecto de un determinado punto de la superficie terrestre. Pero ese cuerpo participa en el movimiento de la Tierra y en el del sistema solar. Además, se encuentran en movimiento las moléculas y los átomos que integran el cuerpo en cuestión; dentro de él se producen complejos procesos. Así que todo reposo es relativo y lo único que es absoluto y no conoce excepción alguna es el movimiento. Clases de movimiento de la materia. A la diversidad de la materia corresponde la diversidad de formas de su movimiento. La clase más simple de movimiento de la materia es el desplazamiento mecánico de un cuerpo en el espacio. Más complejos son los procesos calóricos y el desordenado movimiento de las moléculas que forman un cuerpo físico. La ciencia ha establecido que la luz, la radiación electromagnética y los campos físicos son también estados específicos de la materia en movimiento. Este se halla asimismo presente en los procesos químicos de transformación de la materia mediante la unión y separación de átomos y moléculas. La vida de la naturaleza orgánica, los procesos fisiológicos que se observan en los animales y plantas y la evolución de las especies son otra forma específica en que se manifiesta el movimiento como propiedad universal de la materia. Una forma especialmente compleja del movimiento de la materia es la que observamos en la vida social de los hombres: desarrollo de la producción material, vida económica, etc. A partir de fines del siglo XIX la ciencia viene descubriendo y estudiando clases del movimiento de la materia de las que no se tenía noticia: el movimiento de las partículas interatómicas alrededor del núcleo, los complejos procesos de transformación en el interior del núcleo atómico, etc. Es indudable que no parará en esto el descubrimiento de nuevas formas del movimiento de la materia. Las diversas formas de movimiento de la materia no existen cada una de por sí, aisladas unas de otras, sino que se encuentran relacionadas y experimentan transformaciones recíprocas. Así, el caótico movimiento de las moléculas genera procesos calóricos. Estos, a su vez, pueden originar transformaciones químicas y fenómenos luminosos. Los procesos químicos, en un determinado grado de desarrollo, condujeron a la formación de albúminas y de los sistemas de enzimas con ellos relacionados, lo cual trajo consigo la aparición de la vida, es decir, de la forma biológica del movimiento de la materia. Las formas de movimiento de la materia son capaces de pasar a otras formas distintas, como nos lo dice, por ejemplo, la ley fundamental de las ciencias de la naturaleza: la de la transformación y conservación de la energía. A las distintas formas del movimiento corresponden diversos grados de desarrollo y complicación de la materia. Las formas inferiores y simples entran y participan en las formas superiores y más complejas. No obstante, entre unas y otras hay diferencias cualitativas: las formas superiores no pueden reducirse a otras inferiores. Así, por ejemplo, en los procesos fisiológicos hay movimiento mecánico, desplazamiento en el espacio de los elementos que en dichos procesos participan; pero los procesos fisiológicos no se reducen al desplazamiento mecánico de tales elementos, no son sólo eso. Los materialistas mecanicistas, anteriores a Marx, estimaban que toda la vida de la naturaleza y de la sociedad humana puede ser reducida a desplazamientos mecánicos en el espacio de las partículas de las sustancias y cuerpos. La amplia concepción del movimiento como cambio en general, propia del materialismo filosófico marxista, supera la estrecha y simplista noción que al particular tenía el materialismo mecanicista. Espacio y tiempo. La única manera que la materia tiene de moverse es en el espacio y en el tiempo. Todos los cuerpos de la naturaleza, sin exceptuar el hombre, todos los procesos que transcurren en el mundo objetivo, ocupan un lugar en el espacio. Podrán hallarse lejos o cerca unos de otros, pero entre ellos hay cierta distancia; el cuerpo en movimiento recorre determinado camino. Todo esto son muestras de la capacidad de ocupar un espacio, propia de las cosas y de los procesos materiales. El espacio es la forma universal de existencia de la materia. No hay ni puede haber materia fuera del espacio. Y viceversa: no hay espacio sin materia. La diferencia entre el espacio referido a un cuerpo y a todo el mundo material estriba en que el primero es limitado, finito, es decir, que tiene principio y fin, mientras que todo el mundo material es ilimitado o infinito. Las distancias en el Universo son enormes y no admiten comparación alguna con lo que para nosotros es habitual en la Tierra. Los telescopios Manual del marxismo-leninismo 13 modernos registran sistemas estelares, la luz de los cuales tarda en llegar hasta nosotros cientos de millones de años. Y eso que el rayo de luz recorre 300.000 km por segundo. Mas ni esas magnitudes pueden darnos una noción verdadera de la extensión del Universo, puesto que se trata de valores finitos y el Universo es infinito. Tal infinitud se sale de todo cuanto nosotros pudiéramos imaginar; únicamente podemos expresarla en forma de concepto científico. La existencia de los cuerpos físicos y del hombre va transcurriendo un minuto tras otro, una hora tras otra, un día tras otro, etc. En el mundo cambia todo. Cada cosa, cada fenómeno de la naturaleza tiene su pasado, su presente y su futuro. Eso es el tiempo. El tiempo, lo mismo que el espacio, es la forma universal de existencia de la materia. Cada una de las cosas y cada uno de los procesos, el mundo material en su conjunto, existen en el tiempo. Ahora bien, hay diferencia entre la duración temporal de una cosa determinada y de toda la naturaleza tomada en su conjunto. La existencia de la cosa viene limitada en el tiempo, mientras que la naturaleza existe eternamente. La cosa surge, sufre transformaciones y luego deja
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