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MANUAL MARX-LENNIN - María Cruz Flores

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AAccaaddeemmiiaa ddee CCiieenncciiaass ddee llaa UURRSSSS
 
 
 
Edición: Grijalbo, Méjico 1960. 
 
Índice 
 
 
PRESENTACIÓN .....................................................1 
PREFACIO. ...............................................................2 
SECCIÓN PRIMERA. ..............................................6 
FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS DE LA 
CONCEPCIÓN MARXISTA-LENINISTA DEL 
MUNDO ....................................................................6 
Capitulo I. El materialismo filosófico .......................6 
1. Progreso de la ciencia materialista avanzada en 
lucha contra la reacción y la ignorancia ................6 
2. Materialismo e idealismo ..................................7 
3. Qué es filosóficamente la materia ...................10 
4. Formas universales de ser del mundo material11 
5. La conciencia es propiedad de la materia 
altamente organizada ...........................................14 
6. Adversarios del materialismo filosófico ..........16 
7. La filosofía burguesa contemporánea ..............19 
8. En la lucha por una concepción científica del 
mundo ..................................................................25 
Capitulo II. La dialéctica materialista ......................26 
1. Concatenación universal de los fenómenos .....28 
2. Cambios cuantitativos y cualitativos en la 
naturaleza y en la sociedad ..................................33 
3. La bifurcación en contrarios como fuente 
principal del desarrollo ........................................36 
4. Desarrollo dialéctico de lo inferior a lo superior
 .............................................................................40 
5. La dialéctica como método de conocimiento y 
transformación del mundo ...................................42 
Capitulo III. Teoría del conocimiento .....................44 
1. La práctica como base y fin del conocimiento 44 
2. El conocimiento es el reflejo del mundo 
objetivo ................................................................47 
3. Doctrina de la verdad ......................................48 
4. La práctica como criterio de la verdad ............55 
5. Necesidad y libertad ........................................57 
SECCIÓN SEGUNDA. ...........................................59 
LA CONCEPCIÓN MATERIALISTA DE LA 
HISTORIA ..............................................................59 
Capitulo IV. Esencia del materialismo histórico .....59 
1. Transformación revolucionaria en las 
concepciones sobre la sociedad ...........................59 
2. El modo de producción como base material de 
la vida de la sociedad ..........................................60 
3. Base y superestructura .....................................63 
4. La historia como desarrollo y cambio de 
formaciones económico-sociales .........................64 
5. La ley histórica y la actividad consciente de los 
hombres ...............................................................69 
6. Inconsistencia de la sociología burguesa .........73 
7. Valor de la concepción materialista de la 
historia para las demás ciencias sociales y para la 
práctica social ......................................................75 
Capitulo V. Las clases, la lucha de clases y el estado
 .................................................................................76 
1. Esencia de las diferencias de clase y de las 
relaciones entre las clases ....................................77 
2. El estado como instrumento de la dominación 
de clase ............................................................... 80 
3. La lucha de clases como fuerza motriz del 
desarrollo de la sociedad basada en la explotación
 ............................................................................ 82 
4. Formas fundamentales de la lucha de clase del 
proletariado......................................................... 85 
Capitulo VI. El papel de las masas populares y el 
individuo en la historia ........................................... 90 
1. Las masas populares son las creadoras de la 
historia ................................................................ 90 
2. El papel del individuo en la historia ............... 93 
3. Papel de las masas en la vida político-social de 
nuestra época ...................................................... 96 
Capitulo VII. El progreso social ............................. 99 
1. Carácter progresivo del desarrollo social ....... 99 
2. El progreso social en la sociedad basada en la 
explotación y con el socialismo........................ 102 
3. El marxismo-leninismo y los ideales de 
progreso social.................................................. 104 
SECCIÓN TERCERA. ......................................... 108 
ECONOMÍA POLÍTICA DEL CAPITALISMO . 108 
INTRODUCCIÓN ................................................ 108 
Capitulo VIII. El capitalismo premonopolista ...... 109 
1. Aparición de las relaciones capitalistas ........ 109 
2. Producción mercantil. Mercancía. Ley del valor 
y dinero ............................................................. 110 
3. La plusvalía, piedra angular de la teoría 
económica de Marx .......................................... 113 
4. El salario ....................................................... 115 
5. El aumento de la ganancia como fin y límite de 
la producción capitalista ................................... 116 
6. Desarrollo del capitalismo en la agricultura. 
Renta de la tierra .............................................. 117 
7. Reproducción del capital social y crisis 
económicas ....................................................... 119 
8. La ley general de la acumulación capitalista 122 
Capitulo IX. El imperialismo, fase superior y última 
del capitalismo ...................................................... 124 
1. El imperialismo como capitalismo monopolista
 .......................................................................... 124 
2. El imperialismo como capitalismo parasitario o 
en putrefacción ................................................. 130 
3. El imperialismo como capitalismo agonizante
 .......................................................................... 132 
4. Comienzo de la crisis general del capitalismo
 .......................................................................... 134 
Capitulo X. El imperialismo en la etapa actual .... 135 
1. Nueva etapa de la crisis general del capitalismo
 .......................................................................... 135 
2. El capitalismo monopolista de estado .......... 136 
3. ¿Podrá el capitalismo evitar las crisis 
económicas? ..................................................... 145 
4. Profundización y ampliación de los 
antagonismos de clase ...................................... 147 
5. El último peldaño en la escalera histórica del 
capitalismo ....................................................... 152 
Índice 
 
SECCIÓN CUARTA............................................. 154 
TEORÍA Y TÁCTICA DEL MOVIMIENTO 
COMUNISTA INTERNACIONAL ...................... 154 
Capitulo XI. La misión histórica de la clase obrera
 ............................................................................... 154 
1. La clase obrera lleva la emancipación a la 
humanidad trabajadora ...................................... 154 
2. Incremento del peso y del papel político-social 
de la clase obrera ............................................... 155 
3. Comunidad de intereses de la clase obrera y de 
todos los trabajadores ........................................ 157 
4. El internacionalismo, manantial de fuerzas para 
el movimiento obrero ........................................ 158 
5. Obstáculos y dificultades del movimiento 
obrero en su desarrollo ...................................... 160 
6. La clase obrera lucha y crea ..........................161 
Capitulo XII. La gran revolución socialista de 
octubre, viraje radical en la historia de la humanidad
 ............................................................................... 164 
1. Papel de vanguardia de la clase obrera rusa .. 164 
2. La primera revolución socialista del mundo . 166 
3. Poderoso impulso para el movimiento obrero 
revolucionario de otros países ........................... 170 
4. Influencia de la revolución de octubre sobre el 
movimiento de liberación nacional ................... 170 
5. Destacamento de vanguardia y baluarte del 
movimiento socialista mundial ......................... 171 
Capitulo XIII. El partido marxista-leninista y su 
papel en la lucha de clase de los obreros ............... 172 
1. Qué partido necesita la clase obrera .............. 173 
2. El centralismo democrático en la estructura y la 
vida del partido .................................................. 175 
3. Los vínculos vivos del partido con las grandes 
masas ................................................................. 177 
4. La política marxista-leninista como ciencia y 
como arte ........................................................... 179 
5. Necesidad de la lucha contra el oportunismo de 
derecha y el sectarismo ..................................... 182 
6. Carácter internacional del movimiento 
comunista .......................................................... 184 
Capitulo XIV. La política de unidad de acción de la 
clase obrera y de todas las fuerzas democráticas del 
pueblo .................................................................... 186 
1. Necesidad de la unidad de acción de la clase 
obrera en las condiciones actuales .................... 186 
2. Quién se opone a la unidad de acción de la clase 
obrera ................................................................ 188 
3. Vías para alcanzar la unidad de acción del 
movimiento obrero ............................................ 192 
4. La política de unidad democrática ................ 196 
Capitulo XV. La alianza de la clase obrera y los 
campesinos bajo el régimen capitalista ................. 199 
1. La lucha por los intereses de los campesinos 199 
2. Los comunistas defienden los intereses vitales 
de las masas campesinas ................................... 203 
3. Qué da a los campesinos el triunfo de la clase 
obrera ................................................................ 204 
Capitulo XVI. El movimiento de liberación nacional 
de los pueblos contra el colonialismo .................... 206 
1. El movimiento obrero y el problema nacional-
colonial .............................................................. 206 
2. Auge del movimiento de liberación nacional y 
desintegración del sistema colonial ................... 209 
3. Conquistas de la revolución antiimperialista y 
antifeudal en los países de Asia incorporados a la 
vía del socialismo .............................................. 213 
4. Los jóvenes estados de oriente en la lucha por la 
consolidación de su independencia ................... 214 
5. Los países iberoamericanos en la lucha por una 
auténtica independencia .................................... 218 
6. La lucha por la liberación de los pueblos de 
África ................................................................ 220 
7. El anticomunismo como instrumento de 
desintegración y división del movimiento de 
liberación nacional ............................................ 221 
8. Nuevas formas de la política colonial ........... 223 
9. El sistema socialista mundial, baluarte de los 
pueblos en la lucha contra el colonialismo ........ 224 
Capitulo XVII. Lucha de los pueblos de los países 
capitalistas por el mantenimiento de su soberanía . 225 
1. Agudización del problema de la soberanía en la 
época del imperialismo ..................................... 226 
2. El cosmopolitismo, y no el patriotismo, es la 
ideología de la burguesía imperialista ............... 229 
3. La defensa de la soberanía coincide con los 
intereses vitales de todas las fuerzas sanas de la 
nación ................................................................ 230 
Capitulo XVIII. La lucha en defensa de la 
democracia en los países burgueses ....................... 233 
1. Lenin, acerca de la necesidad de luchar por la 
democracia dentro del capitalismo .................... 234 
2. Ofensiva de los monopolios capitalistas contra 
los derechos democráticos de los trabajadores .. 235 
3. La unificación de las fuerzas democráticas, 
condición primordial para la victoria sobre la 
reacción y el fascismo ....................................... 238 
Capitulo XIX. Las amenazas de guerra y la lucha de 
los pueblos por la paz ............................................ 240 
1. El imperialismo amenaza más que nunca el 
futuro de la humanidad ...................................... 240 
2. La clase obrera y la guerra ............................ 242 
3. La defensa de la paz es tarea primordial de 
todos los demócratas ......................................... 244 
4. Posibilidades de impedir la guerra en nuestra 
época ................................................................. 245 
Capitulo XX. Las diversas formas de transición a la 
revolución socialista .............................................. 248 
1. Los antagonismos de clase, al desarrollarse, 
hacen inevitable la revolución proletaria .......... 248 
2. Los movimientos democráticos de nuestro 
tiempo y la revolución socialista ....................... 250 
3. Cómo maduran las condiciones pana la 
revolución proletaria ......................................... 256 
4. El paso del poder a la clase obrera ................ 259 
Índice 
 
5. Leyes fundamentales de la revolución socialista 
y peculiaridades de su manifestación en los 
distintos países ..................................................264 
SECCIÓN QUINTA. .............................................266 
TEORÍA DEL SOCIALISMO Y EL COMUNISMO
 ...............................................................................266 
Capitulo XXI. Dictadura del proletariado y 
democracia proletaria ............................................266 
1. Necesidad histórica de la dictadura del 
proletariado en el período de transición ............266 
2. La democracia proletaria como democracia de 
nuevo tipo ..........................................................271 
3. Variedad de formas de la dictadura del 
proletariado .......................................................277 
Capitulo XXII. Principales tareas económicas en el 
periodo de transición del capitalismo al socialismo
 ...............................................................................282 
1. Por dónde empieza el poder de la clase obrera
 ...........................................................................283 
2. Vías para la supresión de la pluralidad de 
formaciones económicas ...................................286 
3. La industrialización socialista .......................293 
4. Balance del período de transición .................294 
Capitulo XXIII. Rasgos fundamentales del modo 
socialista de producción .........................................296 
1. La propiedad social y sus formas ..................296 
2. Fin fundamental de la producción socialista .299 
3. Desarrollo planificado de la economía nacional
 ...........................................................................300 
4. La producción mercantil y la ley del valor en el 
socialismo ..........................................................302 
5. El trabajo en el socialismo ............................305 
6. La reproducción ampliada socialista .............307 
Capitulo XXIV. Fisonomía político-social y cultural 
de la sociedad socialista .........................................310 
1. La democracia socialista ...............................310 
2. La amistad de los pueblos de la sociedad 
socialista........................................................... 316 
3. La cultura de la sociedad socialista .............. 318 
4. El socialismo y el individuo ......................... 321 
5. Fuerzas motrices de la sociedad socialista ... 323 
Capitulo XXV. El sistema socialista mundial ...... 325 
1. Particularidades históricas de la formación del 
sistema socialista mundial ................................ 325 
2. Principios de las relaciones entre los estados 
socialistas (internacionalismo socialista) ......... 326 
3. Desarrollo de la economía socialista mundial
 .......................................................................... 330 
4. Relaciones económicas de los estados 
socialistas con otros países ............................... 334 
Capitulo XXVI. El periodo de transición del 
socialismo al comunismo ...................................... 335 
1. La línea general leninista del partido en la 
nueva etapa ....................................................... 336 
2. Creación de la base material y técnica del 
comunismo ....................................................... 338 
3. Desaparición gradual de las diferencias de clase 
y de otras diferencias sociales .......................... 344 
4. La educación comunista de los trabajadores 351 
5. Desarrollo de la democracia socialista ......... 355 
6. Significado internacional de la construcción del 
comunismo en la U.R.S.S. ................................ 360 
Capitulo XXVII. La sociedad comunista .............. 364 
1. Sociedad de bienestar y abundancia para todos
 .......................................................................... 364 
2. De cada uno según su capacidad .................. 366 
3. A cada uno según sus necesidades ............... 367 
4. El hombre libre en la sociedad libre ............. 368 
5. Paz y amistad, colaboración y aproximación de 
los pueblos ........................................................ 371 
6. Perspectivas ulteriores del comunismo ........ 372 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
PRESENTACIÓN 
 
 
 
 
El fin que el presente libro se propone es exponer, 
en forma asequible a todos, los fundamentos del 
marxismo-leninismo como doctrina que representa 
en sí un conjunto único y armónico. Para ello los 
autores se han apoyado en los trabajos de Marx, 
Engels y Lenin, y también en los acuerdos y 
documentos del Partido Comunista de la Unión 
Soviética en que se recoge su valiosa experiencia. En 
el examen de muchas cuestiones se tiene presente 
asimismo la experiencia de los Partidos Comunistas 
y Obreros hermanos. 
Los autores no se proponían escribir un trabajo 
académico; por eso se han detenido principalmente 
en las tesis del marxismo-leninismo que más actuales 
son en las presentes circunstancias. Esto se ha 
reflejado tanto en el carácter de la exposición como 
en la estructura del propio libro. 
Las dos secciones primeras se ocupan de las tesis 
fundamentales de la filosofía marxista-leninista, es 
decir, del materialismo dialéctico y del materialismo 
histórico. En la tercera sección se ofrece un resumen 
de la economía política marxista-leninista del 
capitalismo, de esencial importancia para 
comprender no sólo las leyes de desarrollo de este 
régimen, sino también el carácter ineluctable de la 
lucha de los trabajadores por su emancipación y de la 
revolución socialista. La sección cuarta trata de la 
teoría y táctica del movimiento comunista 
internacional, principalmente en las condiciones 
propias del capitalismo. 
Otra sección -la quinta- se refiere a la 
construcción de la sociedad socialista y comunista. 
Esta doctrina -que en vida de Marx y Engels era una 
predicción científica del futuro- se ha convertido en 
nuestro tiempo en la base de su labor práctica para 
los pueblos de los países socialistas. De ahí la gran 
atención que el libro presta a los problemas de la 
construcción de la nueva sociedad, particularmente a 
la aportación de V. I. Lenin, y también a la 
experiencia práctica reunida en la Unión Soviética y 
otros países socialistas. 
El libro ha sido escrito por un grupo de 
trabajadores y publicistas científicos y del Partido. El 
trabajo principal ha corrido a cargo de O. V. 
Kuusinen (director), Y. A. Arbátov, A. S. Beliakov, 
S. I. Vigodski, A. A. Makarovski, A. G. Mileikovski, 
E. P. Sitkovski y L. M. Sheidin. 
En la redacción de distintos capítulos han 
trabajado también K. N. Brutents, F. M. Burlatski, N. 
I. Ivanov, I. S. Kon, B. M. Leibzon, N. V. 
Matkovski, Y. K. Melvil, D. E. Mélnikov, I. A. 
Mendelsón, T. A. Stepanián y S. G. Strumilin. 
Además, en la exposición de algunas cuestiones han 
sido utilizados materiales presentados por V. F. 
Asmus, A. N. Kuznetsov, B. P. Kuznetsov, Y. N. 
Semiónov, I. S. Smirnov y P. S. Cheriomnij. 
Han prestado valiosa ayuda en la preparación del 
texto con sus observaciones y consejos: en los 
problemas filosóficos, A. D. Alexándrov, 
correspondiente de la A. de C. de la U.R.S.S.; B. M. 
Vul, correspondiente de la A. de C. de la U.R.S.S.; el 
profesor G. M. Gak; el profesor G. E. Glézermanó F. 
V. Konstantínov, correspondiente de la A. de C. de la 
U.R.S.S.; J. S. Koshtoiants, correspondiente de la A. 
de C. de la U.R.S.S.; el profesor M. M. Rosental y P. 
N. Fedoséiev, correspondiente de la A. de C. de la 
U.R.S.S.; en los problemas científicos, el académico 
A. N. Nesmeiánov; en los problemas económicos, A. 
A. Arzumanián, correspondiente de la A. de C. de la 
U.R.S.S.; el académico E. S. Varga; el profesor L. M. 
Gatovski, y L. A. Leóntiev, correspondiente de la A. 
de C. de la U.R.S.S.; en el capítulo XXV, Y. P. 
Frántsev, correspondiente de la A. de C. de la 
U.R.S.S. Se han recibido observaciones muy útiles 
de una serie de trabajadores responsables del Partido 
y de los Sóviets. 
Los autores tienen clara noción de las dificultades 
que encierra una exposición científica y a la vez 
asequible de la doctrina marxista-leninista, que sin 
cesar se desarrolla y enriquece con el cambio de las 
condiciones históricas. Es lógico que la primera 
experiencia, emprendida después de muchos años, de 
exposición en una obra de todas las tesis 
fundamentales del marxismo-leninismo adolezca de 
defectos y lagunas. Por eso, cuantos consejos y 
observaciones críticas de los lectores puedan mejorar 
el libro serán recibidos con gratitud y tenidos en 
cuenta en ediciones posteriores de la obra. 
Los AUTORES. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
PREFACIO. 
 
 
 
 
La concepción del mundo del marxismo-
leninismo 
La doctrina de Marx es todopoderosa porque es 
cierta. 
Lenin 
 
El estudio de los fundamentos del marxismo-
leninismo requiere un trabajo serio y profundo; 
exige, por tanto, esfuerzo y tiempo. ¿Qué es lo que 
proporciona al hombre esta doctrina? 
Resumidamente, se podría responder así: el 
estudio de los fundamentos del marxismo-leninismo 
permite adquirir una concepción completa del 
mundo, que es la más avanzada de cuantas existen en 
nuestra época. Esta concepción agrupa en un sistema 
armónico las partes principales de la gran doctrina de 
Marx y Lenin. En las páginas que siguen, dicha 
doctrina es expuesta en el orden siguiente: 
la filosofía marxista-leninista, en la cual se 
incluye también la concepción materialista de la 
historia; 
la doctrina económica del marxismo-leninismo; 
la teoría y táctica del movimiento comunista 
internacional, con la valoración marxista-leninista de 
las corrientes más importantes del movimiento 
democrático contemporáneo; 
la doctrina del socialismo y del comunismo. 
Se comprende que un solo libro no puede abarcar 
todos los valores que la concepción marxista-
leninista del mundo encierra. En la presente obra se 
exponen únicamente los fundamentos del marxismo-
leninismo, 
Las concepciones del mundo son muy diversas: 
las hay progresivas y las hay reaccionarias. Entre 
estas últimas hay algunasque se basan en viejas 
creencias y que imponen la necesidad de mantenerse 
en dependencia ciega de un imaginario ser 
sobrenatural, de sus vicarios en la tierra y los ungidos 
por el Señor. Hay también concepciones cuyos 
partidarios, sin hablar de Dios y aun jurando 
fidelidad a la ciencia, recurren a argumentos sutiles, 
pero falsos, para destruir la convicción del hombre 
moderno en la existencia real del mundo material que 
nos rodea. 
Así es como proceden los adeptos de las 
corrientes más en boga del idealismo moderno. 
Muchos de ellos no creen en la existencia de fuerzas 
sobrenaturales, pero, sometidos como están a la 
influencia de los convencionalismos y prejuicios 
tradicionales de la sociedad burguesa, no quieren 
cerrar todas las puertas a la fe en esas fuerzas 
sobrenaturales. Por eso, esgrimiendo y deformando 
los últimos datos de la ciencia, siembran la duda en 
la materialidad de la naturaleza. A su vez, teólogos y 
eclesiásticos: los aplauden, esperando que el hombre 
que cree en la inmaterialidad del mundo puede llegar 
a creer todo lo que se quiera. 
Quiere decirse que no es ciencia todo lo que imita 
a la ciencia, que no es oro todo lo que reluce. 
Precisamente en nuestro tiempo, muchas variedades 
del idealismo filosófico se adornan de buen grado 
con el plumaje de pavo real de las ciencias exactas, 
tratando de encubrir la esencia anticientífica de sus 
doctrinas. Pero en realidad temen los más 
importantes descubrimientos de la ciencia, los pasan 
por alto o los deforman. 
El marxismo-leninismo se diferencia muy 
ventajosamente de todos los demás sistemas en 
cuanto a su concepción del mundo. 
No admite la existencia de fuerzas sobrenaturales 
ni de creador alguno. Pisa fuerte en el suelo de la 
realidad, en el suelo del mundo en que vive. El 
marxismo-leninismo emancipa definitivamente a la 
humanidad de las supersticiones y de la secular 
dependencia espiritual. Llama al hombre a ser 
independiente, libre y consecuente en su modo de 
pensar. 
El marxismo-leninismo toma al mundo tal cual es, 
sin identificarlo con un infierno ni con un paraíso. Su 
punto de partida es que toda la naturaleza, sin 
exceptuar al hombre, se compone de materia con sus 
distintas propiedades. 
La naturaleza, lo mismo que cada uno de sus 
fenómenos, se halla en constante desarrollo. Las 
leyes de este desarrollo no han sido establecidas por 
Dios ni dependen de la voluntad de los hombres; son 
propias de la naturaleza misma y el hombre es 
plenamente capaz de conocerlas. En el mundo no hay 
cosas incognoscibles de por sí; de hecho sólo hay 
cosas que todavía no han sido conocidas, pero que lo 
Manual del marxismo-leninismo 
 
 
3 
serán con ayuda de la ciencia y de la práctica. 
La concepción marxista-leninista del mundo tiene 
su origen en la ciencia y confía en ella en cuanto no 
se aparta de la realidad y de la práctica. Progresa y se 
enriquece a medida que la ciencia avanza. 
El marxismo-leninismo enseña que el desarrollo 
no sólo de la naturaleza, sino también de la sociedad 
humana, se produce con arreglo a leyes objetivas, 
que son independientes de la voluntad de los 
hombres. 
Al revelar cuáles son las leyes fundamentales que 
rigen el desarrollo de la sociedad, el marxismo 
convirtió la historia de los hombres en una ciencia 
verdadera, capaz de explicar tanto el carácter de 
cualquier régimen social como el progreso que lleva 
a la sociedad a pasar de un régimen a otro. 
Esto fue un triunfo formidable del pensamiento 
científico. 
Nadie de quienes con un espíritu burgués cultivan 
las ciencias sociales (sociología, economía política, 
historia) ha podido refutar la comprensión 
materialista de la historia; nadie ha podido oponerle 
otra teoría que fuese aceptada, al menos, por la 
mayoría de los hombres de ciencia burgueses. Y a 
pesar de todo, son muchos los que, con tozudez 
desesperada, se apartan del materialismo histórico. 
¿Por qué? Porque esta doctrina echa por tierra la fe 
en el carácter "eterno" del régimen capitalista. Si 
admitimos que el paso de la sociedad de un régimen 
a otro es un fenómeno sujeto a leyes, sería imposible 
negar que el régimen capitalista esta condenado a 
ceder su puesto a otro régimen social más progresivo. 
Admitirlo así les resulta difícil y doloroso no sólo a 
los propios capitalistas, sino también a los científicos 
que se encuentran bajo su dependencia material o 
espiritual. 
Jamás, en la historia de las sociedades de clase, 
ninguna de las clases dominantes pensó que su 
régimen estaba condenado a la muerte y 
desaparición. Los esclavistas creían que su régimen 
era eterno y que había sido establecido por Dios. Los 
señores feudales que vinieron a reemplazarlos 
estaban también convencidos de que su régimen -el 
feudalismo- había sido establecido de una vez para 
siempre por la voluntad divina. Pero hubieron de 
ceder su puesto a la burguesía. Ahora es ésta la que 
se hace ilusiones imaginándose que su régimen -el 
capitalismo- presenta un carácter "eterno" e 
"inmutable". Y muchos eruditos sociólogos e 
historiadores, que no desean romper con el 
capitalismo, echan mano a toda clase de recursos 
para quebrantar los hechos, cuando éstos nos dicen 
que los sistemas sociales evolucionan y cambian 
según leyes que les son propias y que no dependen de 
la voluntad de las clases dominantes y de sus 
ideólogos. 
Quiere decirse que si los ideólogos burgueses 
combaten la concepción marxista de la historia no es 
porque ésta sea errónea, sino, precisamente, porque 
es cierta. 
La ciencia verdadera, que estudia las leyes a que 
se hallan sujetos la acción y el desarrollo de las 
fuerzas de la naturaleza o de la sociedad, siempre 
prevé lo nuevo. La ciencia marxista, que se refiere a 
las leyes del desarrollo social, permite orientarse en 
la compleja situación de las contradicciones sociales; 
y, lo que es más valioso, ayuda a prever cómo se 
desenvolverán los acontecimientos, la dirección del 
proceso histórico y las etapas futuras del desarrollo 
social. 
Por lo tanto, el marxismo-leninismo pone en 
nuestras manos un instrumento con ayuda del cual es 
posible asomarse al futuro y ver los perfiles de los 
próximos virajes de la historia. Es a modo de un 
"telescopio del tiempo" que descubriese las 
grandiosas perspectivas de la humanidad en el futuro, 
emancipada del yugo del capital como último 
régimen de explotación. Pero cuando la ciencia 
avanzada invita a los sabios burgueses (que afirman 
que "no se puede prever nada") a mirar por el 
"telescopio del tiempo" marxista, cierran los ojos: les 
asusta asomarse al futuro... 
Los marxistas no temieron nunca mirar adelante. 
Representantes como son de la clase a la cual 
pertenece el porvenir, no tienen interés alguno en 
conservar vanas ilusiones que se hacen añicos al 
chocar con los hechos, con la ciencia. 
Los marxistas rusos, dirigidos por Lenin, 
previeron la revolución socialista en su país como 
tarea históricamente madura, llamaron a la clase 
obrera a la lucha decisiva, organizaron el asalto de 
las fortalezas del régimen de explotación y 
alcanzaron un completo triunfo. 
Los marxistas-leninistas de la Unión Soviética 
previeron la posibilidad de construir el socialismo en 
su inmenso país, llamaron a los trabajadores a la 
realización de tan gran empresa y lograron el triunfo 
del socialismo. 
Los marxistas-leninistas de la Unión Soviética y 
de otros países preveían la posibilidad de que la 
Alemania fascista desencadenase una segunda guerra 
mundial, lo advirtieron así a los pueblos de todo el 
mundo y anunciaron la derrota de Alemania. 
Estallada la guerra, las fuerzas del agresor alemán y 
de sus aliados fueron destrozadas gracias, 
principalmente, a los heroicos esfuerzos del pueblo 
soviético y de su glorioso ejército. 
Los marxistas-leninistas de las democracias 
populares advertían la posibilidady la necesidad 
histórica del derrocamiento del capital dentro de cada 
uno de sus países, del establecimiento del poder del 
pueblo trabajador, dirigido por la clase obrera, y de la 
implantación de las necesarias transformaciones 
socialistas. Tuvieron presente estas necesidades ya 
maduras del desarrollo social y condujeron a sus 
pueblos por el camino de la construcción del 
Academia de ciencias de la URSS 
 
 
4 
socialismo, en lo que se han apuntado ya grandes 
éxitos. 
Los marxistas-leninistas de China advertían la 
posibilidad y la necesidad, históricamente maduras, 
de alcanzar la emancipación de su gran pueblo del 
poder de los colonizadores extranjeros y de quien 
dentro del país se hallaba a su servicio, a fin de 
implantar un verdadero gobierno del pueblo. Bajo la 
dirección de la clase obrera y del Partido Comunista, 
la China popular, cual auténtico gigante que es, se 
puso en pie, derrotó a sus enemigos de dentro y de 
fuera y llevó adelante con éxito las difíciles tareas de 
la revolución democrático-burguesa. Con la mayor 
de las energías, la China popular puso mano al 
cumplimiento de sus atrevidos propósitos de 
construcción del socialismo. El viejo país se 
transforma con asombrosa rapidez. 
Así, pues, los más importantes jalones de la 
primera mitad de nuestro siglo son prueba irrefutable 
de que los comunistas, armados con la teoría 
marxista, estaban en general en lo cierto en cuanto a 
sus juicios sobre el futuro histórico. La verdad de la 
comprensión marxista-leninista de la historia se ha 
visto plenamente confirmada en la práctica. 
La teoría marxista-leninista no es un dogma, sino 
una guía para la acción. De lo que se trata es de 
aprender a aplicarla con un acertado criterio. 
Esta teoría alumbra el camino a seguir. Sin ella, 
hasta los hombres progresistas habrían de caminar a 
ciegas, sin una comprensión real y profunda de lo 
que ocurre a su alrededor. 
La teoría marxista-leninista proporciona una base 
científica a la política revolucionaria. Quien en 
política se guía por sus deseos subjetivos, jamás será 
otra cosa que un mero soñador, o bien correrá el 
riesgo de ser arrojado al vertedero de la historia, pues 
ésta no se ajusta a los deseos de los hombres si estos 
deseos no se acomodan a las leyes de la misma. Por 
eso subraya Lenin la necesidad de analizar con 
verdadera sensatez científica la situación objetiva de 
las cosas y la marcha objetiva de la evolución, 
cuando se trata de marcar la línea política del Partido, 
y luego aplicar esa línea con toda la energía 
revolucionaria. Y Marx decía: 
"Hay que tomar las cosas como son, es decir, 
defender la causa de la revolución en la forma que 
corresponda al cambio sufrido por las 
circunstancias."
1
 
La teoría marxista, fruto de la experiencia y del 
pensamiento revolucionario de todos los países, 
corresponde a la misión histórica de la clase obrera, 
que está llamada a cumplir el papel de destacamento 
de vanguardia y dirigente del gran movimiento de 
liberación de todos los oprimidos y explotados. La 
concepción marxista tiene en el proletariado a su 
instrumento material, lo mismo que el proletariado 
tiene en la concepción marxista su arma espiritual. 
 
1 C. Marx y F. Engels, Obras, ed. rusa, t. XXV, 1936, pág. 475. 
Por ello el marxismo-leninismo es una preciosa 
fuente de energía vital para todos los trabajadores, 
para cualquier hombre progresista deseoso de 
comprender acertadamente el mundo que le rodea, de 
no vivir a merced del azar y de aportar 
conscientemente su contribución a los 
acontecimientos que se desenvuelven en el mundo. 
Estos hombres suman ya millones, y su número 
aumenta sin cesar. Se ponen en movimiento masas 
cada vez más amplias de seres anónimos que no 
quieren que su vida transcurra en vano y aspiran a ser 
elementos conscientes y activos del progreso 
histórico. Para esas masas el marxismo significa una 
ayuda inestimable. Esto se refiere singularmente a los 
jóvenes, a quienes la concepción marxista-leninista 
del mundo acorta extraordinariamente el camino de 
la madurez política, les da experiencia y les ayuda a 
encaminar su fogosa energía por una ruta cierta, en 
bien de la humanidad entera. 
La concepción marxista-leninista puede servir de 
punto fiel de orientación en la creación científica, y 
no sólo cuando se trata de las ciencias sociales, sino 
también en las ciencias de la naturaleza. ¿Acaso no 
ayuda en sus investigaciones a los naturalistas una 
acertada visión del mundo, la comprensión de sus 
leyes generales, concatenaciones y procesos? Tal 
visión y tal comprensión las proporciona la teoría 
marxista-leninista. 
No puede atribuirse a un azar que, actualmente, 
muchos sabios ilustres, movidos a ello por la 
experiencia reunida en su labor científica, adopten 
íntegramente la doctrina marxista o acepten 
tácitamente unos u otros aspectos de su teoría, 
impulsados por el deseo de ahondar más en los 
misterios de la naturaleza y de servir mejor a sus 
semejantes. 
Más aún. La asimilación de la concepción 
marxista-leninista del mundo abre perspectivas 
maravillosas a cuantos cultivan el arte y la literatura, 
al orientar su obra hacia una representación profunda 
y rica en ideas de la realidad por medio de imágenes 
artísticas. Sin la beneficiosa influencia de una 
concepción claramente progresiva, la obra del 
escritor o del artista moderno, en el mejor de los 
casos, siempre será una producción anémica. Y en 
nuestro tiempo, la concepción más clara y precisa del 
mundo es la que proporciona el marxismo-leninismo. 
Mientras que en la literatura burguesa se 
generaliza cada vez más la desesperanza, el 
pesimismo sin salida, la obra de los escritores y 
poetas progresistas se ve inspirada por un fecundo 
optimismo. Es una obra que cree en el futuro, que 
ama el futuro y que llama a un futuro feliz. 
En un momento en que la ideología burguesa de 
Occidente pone de relieve una desesperada crisis de 
fe en el hombre, de fe en los destinos de la 
civilización, la concepción marxista-leninista 
despierta en las gentes el deseo de incorporarse a la 
Manual del marxismo-leninismo 
 
 
5 
noble lucha que defiende los más altos ideales 
sociales. 
Quien de veras llegue a comprender esta 
concepción del mundo, adquirirá la convicción 
profunda no sólo de la razón que asiste a la causa 
obrera, sino de la necesidad histórica del triunfo del 
socialismo en el mundo entero. Armado con la 
concepción marxista-leninista del mundo, aun el 
débil se convertirá en un hombre fuerte, 
políticamente firme y fiel a los principios. Adquirirá 
una convicción tan robusta que eso le permitirá 
resistir toda clase de pruebas. 
Millones de seres de todo el mundo han bebido en 
el abundante manantial del marxismo-leninismo los 
grandes ideales de su movimiento y la inagotable 
energía necesaria para dar vida a esos ideales. 
¿Es siquiera digno del hombre culto de nuestros 
días vivir sin una concepción progresista del mundo? 
Y aún peor es alimentarse con sucedáneos de baja 
especie, propios sólo para los pobres de espíritu. 
Es mil veces preferible trabajar debidamente para 
asimilar los fundamentos de la concepción marxista-
leninista del mundo, que nos hará espiritualmente 
ricos y nos colocará en condiciones ventajosas en la 
lucha contra las fuerzas negras de los imperialistas 
enemigos del género humano. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
SECCIÓN PRIMERA. 
FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS DE LA CONCEPCIÓN MARXISTA-LENINISTA DEL MUNDO 
 
 
 
 
Capitulo I. El materialismo filosófico 
La base inconmovible de todo el edificio del 
marxismo-leninismo es su doctrina filosófica: el 
materialismo dialéctico e histórico. Esta doctrina 
toma el mundo tal como existe en la realidad, lo 
examina en consonancia con los datos de la ciencia 
avanzada y de la prácticasocial. El materialismo 
filosófico marxista es el producto legítimo del 
secular desarrollo del conocimiento científico. 
 
1. Progreso de la ciencia materialista avanzada 
en lucha contra la reacción y la ignorancia 
La ciencia es en su historia la palestra de una 
lucha constante de los investigadores y filósofos 
avanzados contra la ignorancia y la superstición, 
contra la reacción en política y en el campo de las 
ideas. En las sociedades de clases, basadas en la 
explotación, siempre hubo, como las hay ahora, 
fuerzas a quienes perjudica la difusión de las 
concepciones científicas avanzadas. Esas fuerzas son 
las clases reaccionarias de la sociedad. Unas veces, 
los reaccionarios se pusieron abiertamente contra la 
ciencia y persiguieron a los sabios y filósofos 
progresistas, sin que se detuvieran ni ante la hoguera 
o la prisión; otras, se esforzaron por deformar los 
descubrimientos científicos, despojándolos de su 
contenido materialista progresivo. 
Los aristócratas reaccionarios destruían en la 
antigua Grecia las obras del eminente materialista 
Demócrito, fundador de la doctrina de la estructura 
atómica de la materia, que negaba la intervención de 
los dioses en la vida de la naturaleza y en los asuntos 
de los hombres. El filósofo materialista Anaxágoras 
fue expulsado de Atenas bajo la acusación de 
impiedad. 
Epicuro, filósofo materialista continuador de 
Demócrito, exaltado en la Antigüedad como héroe 
que quitó a los hombres el miedo a los dioses y 
glorificó la ciencia, durante dos mil años sufrió el 
anatema de los "padres" de la Iglesia, que lo 
presentaban como a un hombre que sembraba el 
libertinaje y era enemigo de la moral. 
El año 391, monjes cristianos entregaron a las 
llamas la famosa biblioteca de Alejandría, en la que 
se guardaba cerca de 700.000 obras de escritores y 
sabios antiguos. El papa Gregario I (590-604), 
enemigo acérrimo de la cultura laica y de la ciencia, 
mandó destruir un gran número de valiosas 
producciones de autores grecorromanos, y sobre todo 
las obras de los filósofos materialistas. 
La Inquisición, creada por los papas para combatir 
a todos los enemigos de la Iglesia católica, persiguió 
con verdadera saña a los pensadores avanzados. En 
1600 quemó en la hoguera a Giordano Bruno, 
eminente filósofo y sabio que defendía la doctrina de 
Copérnico. En 1619, en Toulouse (Francia), por 
sentencia de la Inquisición, los verdugos arrancaron 
la lengua a Lucilio Vanini y luego lo quemaron en la 
hoguera. El gran sabio italiano Galileo, defensor de 
la teoría de Copérnico, sufrió persecuciones de la 
Inquisición, la cual le obligó a abjurar públicamente 
de sus creencias. Voltaire, el famoso filósofo francés 
del siglo XVIII, estuvo recluido en la Bastilla, y la 
misma suerte corrió Diderot, filósofo materialista de 
aquel tiempo. 
Sería erróneo pensar que la lucha de la reacción 
contra la ciencia es cosa de la Edad Antigua y Media. 
No ha cesado en la época del capitalismo. Los 
capitalistas muestran interés por el avance de las 
ciencias positivas -física, química, matemáticas, etc.- 
por cuanto ese avance se halla en relación directa con 
los éxitos de la técnica. Mas no desean en absoluto la 
propagación de la filosofía materialista, de una 
concepción científica del mundo que permita adquirir 
una noción exacta de cuanto ocurre alrededor, saber 
cómo reaccionar y qué actitud adoptar ante cada 
acontecimiento. De ahí que los ideólogos de la 
burguesía traten de evitar las conclusiones 
materialistas y ateas que se derivan de los 
descubrimientos científicos, recelosos de que eso 
pueda significar un peligro para su dominación. 
La burguesía reaccionaria odia especialmente la 
doctrina del marxismo-leninismo y su filosofía, el 
materialismo dialéctico e histórico. Multitud de 
profesores burgueses se entregan a la labor de 
"refutar" el marxismo. 
La moderna burguesía reaccionaria no quema en 
la hoguera a los investigadores y filósofos avanzados, 
Manual del marxismo-leninismo 
 
 
7 
sino que recurre a otros procedimientos para influir 
sobre ellos: los aparta de las universidades e 
institutos científicos, les quita de hecho la posibilidad 
de publicar sus trabajos, los desacredita moral y 
políticamente, etc. Estos últimos años toda clase de 
recursos han sido puestos en juego en los Estados 
Unidos y otros países para combatir las "ideas 
peligrosas". Con estas medidas y con la propaganda 
de su ideología reaccionaria la clase dominante 
presiona sobre la conciencia de los hombres, les 
imbuye aquellas ideas que considera convenientes y 
se opone a la propagación de las concepciones 
materialistas avanzadas. 
Sin embargo, por espinoso que sea el camino de la 
ciencia y de la filosofía materialista, por grandes que 
sean los sacrificios que se les exijan en una sociedad 
basada en la explotación, en última instancia superan 
todos los obstáculos y siguen con empeño su avance. 
La ciencia materialista y la filosofía avanzada son 
fuertes porque dan a conocer a los hombres las leyes 
de la naturaleza y de la sociedad, porque les enseñan 
a valerse de estas leyes en beneficio de la humanidad, 
los sacan de las tinieblas de la ignorancia y los elevan 
a la luz del verdadero conocimiento. 
 
2. Materialismo e idealismo 
La filosofía considera los problemas más 
generales de la concepción del mundo. 
La filosofía materialista parte de la afirmación de 
que la naturaleza existe: existen las estrellas, el Sol, 
la Tierra, con sus montañas y llanuras, con sus mares 
y bosques, con los animales, con el hombre dotado 
de conciencia, de la capacidad de pensar. No hay ni 
puede haber fenómenos o fuerzas sobrenaturales. 
Dentro de la gran variedad que la naturaleza brinda, 
el hombre no es sino una partícula, y la conciencia es 
una propiedad o capacidad del hombre. La naturaleza 
existe objetivamente, esto es, fuera de la conciencia 
del hombre y con independencia de ella. 
Hay, sin embargo, filósofos que niegan la 
existencia de la naturaleza como algo independiente 
de la conciencia. Según ellos afirman, lo primero que 
existe es la conciencia, el pensar, el espíritu o idea, y 
todo el mundo físico es derivado y depende del 
principio espiritual. 
El problema de la relación entre la conciencia 
humana y el ser material es el punto básico de toda 
filosofía, sin excluir la de nuestros tiempos. ¿Qué es 
lo primero, la naturaleza o el pensar? Los filósofos se 
dividen en dos grandes campos, según sea la 
respuesta que den. 
Quienes consideran que lo primero es el principio 
material, la naturaleza, y que el pensar, el espíritu, es 
una propiedad de la materia, se sitúan en el campo 
del materialismo. Quienes afirman que el pensar, el 
espíritu o la idea existieron antes que la naturaleza, 
que ésta, de una manera o de otra, es creada por el 
principio espiritual, militan en el campo del 
idealismo. Esto y nada más es lo que en filosofía 
quieren decir "idealismo" y "materialismo". 
Desde tiempos antiguos no cesa la reñida pugna 
entre los adeptos del materialismo y del idealismo. 
Toda la historia de la filosofía es una constante lucha 
entre dos campos, entre dos partidos: el materialismo 
y el idealismo. 
 
El materialismo elemental. 
Los hombres, en su actividad práctica, no ponen 
en duda que los objetos que les rodean y los 
fenómenos de la naturaleza existen con 
independencia de ellos y de su conciencia. Eso 
significa que, de un modo elemental, se mantienen en 
las posiciones del materialismo. 
El materialismo elemental "de todo hombre sano 
que no está en un manicomio o que en la ciencia no 
comulga con los filósofos idealistas -escribe Lenin- 
consiste en que las cosas, el medio, el mundo existen 
independientemente de nuestra sensación, de nuestra 
conciencia, de nuestro yo y del hombre en general".
2
 
Es imposible vivir de ideas, de conceptos, y 
alimentarsede las sensaciones propias, de los 
productos de la propia imaginación. En la práctica 
esto lo saben perfectamente todos, y también los 
filósofos dedicados a componer doctrinas idealistas 
que deducen la existencia de las cosas materiales de 
las sensaciones, conceptos e ideas. En repetidas 
ocasiones han debido manifestar que viven a pesar de 
su filosofía y que si, en efecto, en el mundo no 
existiesen cosas materiales, la gente se moriría de 
hambre. 
El materialismo elemental, no consciente, es 
profesado por la inmensa mayoría de los naturalistas. 
Estos no penetran de ordinario en los problemas 
filosóficos, sino que se dejan llevar por la lógica del 
material científico que ellos manejan. A cada paso, la 
naturaleza les muestra el carácter material de los 
fenómenos que investigan. Da lo mismo que su 
estudio se refiera a los cuerpos celestes que a las 
moléculas y átomos, a los fenómenos de la 
electricidad y el magnetismo que al mundo de las 
plantas y los animales: siempre tienen ante sí 
procesos objetivos, cuerpos materiales y sus 
propiedades, leyes de la naturaleza que son 
independientes de la conciencia del hombre. 
Dentro de la sociedad burguesa, con todas las 
condiciones que en ella imperan, sólo los científicos 
más intrépidos y consecuentes se declaran partidarios 
del materialismo filosófico. La mayoría de ellos se 
encuentran bajo una presión tan intensa de la 
ideología oficial, de la doctrina de la Iglesia y de la 
filosofía idealista, de todo el ambiente de la sociedad 
burguesa, que no se deciden a manifestar su 
materialismo, vacilan y a menudo se dicen idealistas, 
aunque, por el carácter mismo de sus investigaciones, 
profesan en el fondo ideas materialistas. 
 
2 V. I. Lenin, Obras, ed. rusa, t. XIV, pág. 57. 
Academia de ciencias de la URSS 
 
 
8 
Así, por ejemplo, Thomas Huxley, naturalista 
inglés del siglo XIX, no admitía el materialismo. Mas 
en sus investigaciones sobre zoología, anatomía 
comparada, antropología y teoría de la evolución 
defendía concepciones materialistas, y afirmaba que 
el idealismo filosófico no trae consigo nada más que 
confusión y oscuridad. Engels calificaba a tales 
investigadores como "materialistas vergonzantes"; 
según Lenin, los alegatos antimaterialistas de Huxley 
no eran sino la hoja de parra que encubría su 
materialismo científico elemental. 
Los investigadores contemporáneos llegan a 
menudo a conclusiones idealistas cuando tratan de 
concebir el sentido filosófico de sus descubrimientos. 
Pero mientras permanecen en un terreno 
estrictamente científico, mientras no se salen de sus 
laboratorios, de las fábricas, de los campos 
experimentales, mientras no se entregan a reflexiones 
filosóficas y se circunscriben al estudio de la 
naturaleza, obran, aun sin tener conciencia de ello, 
como verdaderos materialistas. 
Alberto Einstein, uno de los físicos más grandes 
de nuestra época, se hallaba bajo la influencia de la 
filosofía idealista cuando exponía en alguno de sus 
trabajos consideraciones de tipo general, sin que ello 
fuese obstáculo para que la teoría de la relatividad, 
por él enunciada, sea de un carácter materialista. 
Max Planck, otro físico famoso, autor de la teoría 
de los cuantos, tampoco confesaba su materialismo. 
No obstante, en sus trabajos sobre física y en sus 
escritos sobre cuestiones filosóficas defendía la idea 
de una "visión sana del mundo", que admitiese la 
existencia de la naturaleza como algo independiente 
de la conciencia del hombre. Max Planck combatió el 
idealismo filosófico y de hecho era materialista. 
Ahora bien, la influencia del idealismo repercute a 
veces negativamente en la interpretación que los 
investigadores dan al propio material científico. Esto 
nos dice que el materialismo elemental no es una 
protección eficaz contra la penetración del idealismo. 
Sólo la filosofía del materialismo dialéctico, 
conscientemente adoptada, previene a los hombres de 
ciencia contra los errores idealistas. 
 
El materialismo como filosofía avanzada. 
El materialismo filosófico se diferencia del 
materialismo elemental o espontáneo en que se atiene 
a un criterio científico en la argumentación y 
exposición de las proposiciones materialistas, que 
aplica consecuentemente utilizando los datos de la 
ciencia avanzada y de la práctica social. 
La filosofía materialista es un arma segura, que 
defiende al hombre de la funesta influencia de la 
reacción espiritual. Le sirve de guía en la vida y le 
muestra el camino acertado para aclarar cuantos 
problemas le inquieten acerca de la visión del 
mundo. 
Durante milenios enteros la Iglesia ha imbuido al 
hombre el desprecio hacia la vida terrena y el temor a 
Dios. Ha enseñado, principalmente a las masas 
oprimidas de la humanidad, que su destino es trabajar 
y orar, que la felicidad no se puede conseguir en este 
"valle de lágrimas" y únicamente la alcanzarán en la 
"otra vida" si en ésta son mansos. La Iglesia amenaza 
con el castigo de Dios y con los tormentos del 
infierno a quien se atreva a levantarse contra la 
dominación de los explotadores, supuestamente 
establecida por la voluntad divina. 
La filosofía materialista tiene el gran mérito 
histórico de haber ayudado al hombre a emanciparse 
de las supersticiones. En tiempos antiguos combatió 
ya el miedo a la muerte y el temor a los dioses y a 
otras fuerzas sobrenaturales. 
No hay que poner las esperanzas en la vida de 
ultratumba; lo que hace falta es estimar en lo que 
vale la vida terrena y tratar de mejorarla: eso es lo 
que enseña la filosofía materialista. El materialismo 
fue el primero en exaltar la dignidad y la razón 
humanas, en proclamar que el hombre no es un 
gusano que se arrastra por el polvo, sino el ser 
supremo de la naturaleza, capaz de dominar y 
gobernar sus fuerzas. El materialismo tiene una fe 
absoluta en el poderío del saber, en la razón del 
hombre, en su capacidad para descubrir los secretos 
del mundo que nos rodea y crear un régimen social 
sensato y justo. 
Los voceros del idealismo difaman a menudo al 
materialismo, al que presentan como "una 
concepción sombría, plomiza, parecida a una 
pesadilla" (W. James). En realidad, es precisamente 
la filosofía idealista, sobre todo la contemporánea, la 
que ofrece unos tonos sombríos. No es el 
materialismo, sino el idealismo el que niega la 
capacidad cognoscitiva de la razón y predica la 
desconfianza hacia la ciencia; no es el materialismo, 
sino el idealismo el que ensalza el culto a la muerte; 
no es el materialismo, sino el idealismo el que fue y 
es un terreno abonado para los más repugnantes 
brotes del antihumanismo: la teoría racista y el 
oscurantismo fascista. 
El idealismo filosófico se niega a aceptar la 
realidad del mundo material que nos rodea, huye de 
él, lo califica de impuro y, en su lugar, dibuja un 
mundo inmaterial imaginario. 
El materialismo, por el contrario, ofrece un 
cuadro real y verdadero del mundo, sin el menor 
aditamento de espíritus, de un Dios creador, etc. Los 
materialistas no esperan ayuda alguna de las fuerzas 
sobrenaturales, creen en el hombre y en su capacidad 
para transformar el mundo con su propia mano y de 
hacerlo digno de él. 
El materialismo, en su última esencia, es una 
concepción optimista y clara, que afirma la vida y 
niega el pesimismo y el "dolor universal". De ahí 
que, ordinariamente, sea la concepción de los grupos 
y clases sociales avanzados. Quienes lo profesan son 
Manual del marxismo-leninismo 
 
 
9 
hombres que miran adelante sin miedo, que no se 
debaten en dudas acerca de la razón que les asiste. 
Los voceros del idealismo calumniaron siempre al 
materialismo, al que acusaban y acusan de 
desconocer los valores morales y los ideales 
elevados; estas virtudes, según ellos, son propias y 
exclusivas de los partidariosdel idealismo filosófico. 
La realidad es muy otra: el materialismo dialéctico e 
histórico de Marx y Engels no niega, sino todo lo 
contrario, afirma y exalta las ideas avanzadas, los 
principios morales y los ideales más sublimes. La 
lucha por el progreso, por un régimen social 
avanzado, nos dice, jamás tendrá éxito si no se 
inspira en grandes ideas que alienten a los hombres 
en su labor de creación y les empujen a las empresas 
más atrevidas. 
La lucha de la clase obrera, la lucha de los 
comunistas refuta de plano la estúpida invención 
idealista de que los materialistas son gente 
indiferente hacia toda clase de ideales. Esa lucha se 
ve inspirada por el ideal más noble y sublime que 
jamás conocieron los hombres, que es el comunismo, 
y por eso se forjan en ella innumerables e intrépidos 
campeones fieles hasta el fin a su elevado ideal. 
 
El materialismo dialéctico e histórico como fase 
superior en el desarrollo del pensamiento filosófico. 
El materialismo de nuestros días es el 
materialismo dialéctico e histórico que crearon Marx 
y Engels. El terreno en que surgió hallábase ya 
abonado. La filosofía de Marx y Engels es producto 
de una larga evolución del pensamiento humano. 
El materialismo apareció hace unos dos mil 
quinientos años en China, la India y Grecia. La 
filosofía materialista guardaba en estos países 
estrecha relación con la experiencia diaria de los 
hombres y con los gérmenes de un conocimiento de 
la naturaleza. Mas en aquel tiempo la ciencia acababa 
de nacer, por lo que las nociones de los antiguos 
filósofos materialistas sobre el mundo, aunque 
encerraban geniales atisbos, carecían de base 
científica y eran aún muy primitivas. 
Mucho más maduro es el materialismo de los 
siglos XVII y XVIII. Los éxitos de la ciencia y de la 
técnica hacían avanzar a la filosofía. Al mismo 
tiempo, la filosofía materialista ayudaba al estudio de 
la naturaleza. Así, por ejemplo, la doctrina del 
materialista inglés F. Bacon (siglo XVII), que ponía 
en la experiencia el origen del conocimiento, y su 
idea de que el conocimiento es una fuerza, 
significaron un poderoso estímulo para el desarrollo 
de las ciencias de la naturaleza. 
En los siglos XVII y XVIII los mayores avances 
correspondieron a las matemáticas y a la mecánica de 
los cuerpos terrestres y celestes. Esta circunstancia 
impone su sello a las concepciones filosóficas de los 
materialistas de aquel entonces y a su comprensión 
de la materia y el movimiento. Un papel formidable 
en el desarrollo de la nueva forma del materialismo 
correspondió a la física del filósofo francés R. 
Descartes, que era materialista en la doctrina de la 
naturaleza; a la teoría mecanicista del materialista 
inglés T. Hobbes (siglo XVII) y, de un modo 
especial, a la mecánica del sabio inglés Newton. Los 
filósofos materialistas examinaban todos los 
fenómenos de la naturaleza y de la vida social desde 
el punto de vista de la mecánica y trataban de 
explicarlos con arreglo a las leyes de la mecánica. 
Por eso su materialismo recibió el nombre de 
mecanicista. En el siglo XVIII, entre sus 
representantes tenemos a J. Toland y J. Priestley 
(Inglaterra) y a P. Holbach, C. Helvecio y D. Diderot 
(Francia). 
Los estrechos vínculos del materialismo de los 
siglos XVII y XVIII con las ciencias de la naturaleza 
eran su lado fuerte. Adolecía, sin embargo, de 
algunos defectos, entre los cuales Engels destaca tres. 
El primero era su mecanicismo. La mecánica, que 
en aquel tiempo era para los filósofos materialistas el 
paradigma de las ciencias, limitaba sus horizontes, 
llevándoles a reducir todos los procesos y clases de 
movimiento al movimiento mecánico. Estos filósofos 
no comprendían las características de la naturaleza 
orgánica ni los rasgos y leyes peculiares de la vida 
social. 
La segunda limitación de estos materialistas era 
su incapacidad para comprender y explicar el 
desarrollo de la naturaleza, incluso cuando advertían 
hechos que así lo acreditaban. Los materialistas de 
los siglos XVII y XVIII estimaban la naturaleza en 
su conjunto como algo inmutable, eternamente 
sometido a un mismo fenómeno de rotación. Tal 
criterio de la naturaleza se denomina metafísico. 
Quiere decirse que el materialismo mecanicista era 
también metafísico. 
Finalmente, los materialistas de ese período, como 
todos los materialistas anteriores a Marx, no sabían 
aplicar su doctrina a la comprensión de la vida social. 
No advertían la base material de la vida social y 
enseñaban que la transición a formas sociales más 
perfectas era originada por el progreso de la ciencia, 
al cambiar las concepciones e ideas imperantes en la 
sociedad. Pero tal explicación es idealista. 
Fuera de ello, los materialistas anteriores a Marx 
no comprendían el valor de la actuación práctica de 
crítica y revolucionaria de las clases y las masas en 
cuanto al cambio de la realidad, al cambio de la vida 
social. Mantenían la necesidad de sustituir el régimen 
feudal por el burgués, pero, a la vez, rechazaban y 
temían la lucha de las masas en pro del sistema por 
ellos mismos defendido. Esto era una muestra de su 
limitación burguesa de clase. 
Un paso adelante en la evolución de la filosofía 
materialista, en la primera mitad del siglo XIX, 
significa la obra del filósofo alemán Ludwig 
Feuerbach, y singularmente las aportaciones de los 
Academia de ciencias de la URSS 
 
 
10 
demócratas revolucionarios rusos: A. Herzen, V. 
Belinski, N. Chernishevski y N. Dobroliúbov. 
Feuerbach superó en cierto grado la limitación 
mecanicista de los materialistas del siglo XVIII, pero 
no ocurrió lo mismo en cuanto a los otros defectos 
señalados. Además, su filosofía se hallaba divorciada 
de la práctica político-social. Un gran avance de los 
materialistas rusos fue que trataron de combinar la 
comprensión materialista de la naturaleza con la 
dialéctica. 
Por otra parte, siendo estos últimos como eran 
ideólogos de los campesinos revolucionarios rusos, 
consideraban la filosofía no sólo como la doctrina de 
lo que existe, sino también de cómo lo existente 
puede ser transformado en bien del pueblo. 
Una fase nueva y superior en el desarrollo de las 
concepciones materialistas es el materialismo 
dialéctico e histórico creado por Marx y Engels, los 
grandes maestros y jefes de la clase más avanzada y 
revolucionaria de la sociedad moderna, que es el 
proletariado. Su obra significa una verdadera 
revolución en el campo de la filosofía. 
Desde las cumbres del pensamiento social y 
científico de su época, Marx y Engels toman con 
espíritu crítico y creador cuanto de valioso había 
producido la filosofía hasta ellos y construyen un 
materialismo nuevo, libre ya de los defectos de que 
adolecía la anterior filosofía materialista: el 
materialismo dialéctico e histórico. 
En la filosofía marxista, el materialismo aparece 
orgánicamente unido a la dialéctica. Apóyase en un 
nivel de la ciencia más elevado, en los nuevos 
descubrimientos de las ciencias de la naturaleza, 
entre los cuales tenían singular importancia la ley de 
la conservación y transformación de la energía, la 
teoría celular y la teoría darvinista del origen de las 
especies. Los éxitos de las ciencias naturales 
proporcionaron una base estrictamente científica a las 
ideas del desarrollo y de la unidad y concatenación 
universal de los fenómenos de la naturaleza. 
En vez de la unilateral concepción mecanicista de 
la naturaleza y del hombre, Marx y Engels enuncian 
la doctrina del desarrollo, que abarca a todas las 
esferas de la realidad y que, al mismo tiempo, toma 
en consideración la peculiaridad de cada una de esas 
esferas: la naturaleza inorgánica, el mundo orgánico, 
la vida social y la conciencia de los hombres. 
Marx y Engels son los primeros en aplicar el 
materialismo a la comprensión de la vida social; a 
ellos se debe el descubrimientode las fuerzas 
motrices materiales y de las leyes del desarrollo 
social, con lo que la historia de la sociedad adquiere 
la categoría de ciencia. 
Los fundadores del marxismo, en fin, convirtieron 
la doctrina filosófica materialista -antes una teoría 
abstracta- en medio eficaz para la transformación de 
la sociedad, en arma ideológica de la clase obrera en 
su lucha por el socialismo y el comunismo. 
La doctrina filosófica de Marx y Engels ha 
prendido entre las más grandes masas de los 
trabajadores de todos los países. Es una genuina 
filosofía de masas. 
 
3. Qué es filosóficamente la materia 
Dentro del materialismo filosófico marxista el 
concepto de "materia" se emplea en el sentido más 
amplio: con él significamos todo lo que tiene 
existencia objetiva, es decir, independiente de la 
conciencia, y se refleja en las sensaciones humanas. 
"La materia es toda realidad objetiva que nos viene 
dada en las sensaciones" (Lenin). 
Es de capital importancia tener una clara noción 
de este amplio sentido del concepto de materia. 
El viejo materialismo premarxista, en la mayoría 
de los casos entendía por materia las minúsculas 
partículas -átomos o moléculas- de que se componen 
los cuerpos. Demócrito y Epicuro, por ejemplo, 
afirmaban en la antigua Grecia que únicamente 
existen átomos y el vacío en que éstos se encuentran; 
sus combinaciones dan lugar a los distintos cuerpos. 
La física vino más tarde a confirmar el genial atisbo 
de los materialistas antiguos acerca de la estructura 
atómica de todas las cosas. Mas al reducir su 
concepto de la materia a los átomos simplificaban el 
problema, empobrecían el mundo que nos rodea. No 
obstante, tal concepción de la materia se mantuvo 
hasta fines del siglo XIX. 
El materialismo filosófico marxista entiende por 
materia la realidad objetiva en todas sus variadas 
manifestaciones. No son sólo materia las diminutas 
partículas de que están formados todos los cuerpos. 
Lo es el infinito número de mundos del Universo 
infinito, las nubes de gas y de polvo que hay en el 
cosmos; lo es nuestro sistema solar, con el Sol y los 
planetas, lo es la Tierra con todo cuanto en ella 
existe. Son también materia las radiaciones, los 
campos físicos (electromagnéticos y nucleares) que 
transmiten la acción de unos cuerpos y partículas a 
otros y que los unen entre sí. Todo cuanto existe 
fuera de la conciencia e independientemente de ella 
es abarcado por el concepto de materia. 
Todas las ciencias que estudian la realidad 
objetiva tratan de la materia con sus diferentes 
propiedades y estados. 
Las ciencias físicas estudian los estados físicos de 
la materia. La física moderna ha descubierto que el 
átomo es una formación compleja, y no una simple 
partícula inmutable e indivisible como se imaginaban 
los viejos atomistas. Está comprobado que los 
átomos de unos elementos pueden convertirse en 
átomos de otros elementos como consecuencia de 
transformaciones operadas en sus núcleos. En el 
reactor atómico, por ejemplo, los átomos de uranio se 
convierten en átomos de plutonio. 
A principios de siglo fueron descubiertos nuevos 
fenómenos físicos (radiactividad, rayos X y otros), 
Manual del marxismo-leninismo 
 
 
11 
quedó demostrada la divisibilidad del átomo, se 
enunciaron nuevas teorías acerca de la estructura de 
la materia y comenzaron a venirse abajo las 
concepciones clásicas que hasta entonces venían 
imperando. De ahí que muchos filósofos idealistas y 
físicos caídos en el error del idealismo llegasen a la 
falsa conclusión de que la ciencia refutaba la 
concepción materialista de la naturaleza. Afirmábase 
que "la materia había desaparecido". Tales 
aseveraciones eran profundamente erróneas. El 
materialismo filosófico marxista no se ha vinculado 
jamás a ninguna noción unilateral de la estructura de 
la materia, nunca ha identificado la materia con unos 
u otros "ladrillitos del Universo" como elementos 
invariables del mismo; siempre ha entendido por 
materia lo mismo: la realidad objetiva que existe 
fuera de la conciencia humana y que es reflejada por 
ella. El materialismo se opone al idealismo por la 
solución que da al problema de la fuente del 
conocimiento, de la relación entre la conciencia y el 
mundo exterior. El materialismo afirma que el 
mundo tiene existencia objetiva y que la conciencia 
es un reflejo del mundo. La materia es un concepto 
filosófico que sirve para designar el mundo objetivo. 
En cuanto a la estructura física del mundo y a sus 
propiedades físicas, esto es incumbencia de la física. 
Conforme esta ciencia avanza, cambian las 
concepciones relativas a la estructura física de la 
materia, si bien, por mucho que se modifiquen, no 
pueden hacer vacilar la proposición del materialismo 
filosófico cuando éste afirma que el mundo existe 
objetivamente y que la física, como otras muchas 
ciencias, estudia ese mundo objetivo, el mundo de la 
materia. "Pues la única «propiedad» de la materia 
que el materialismo filosófico admite como tal es la 
propiedad de ser realidad objetiva, de existir fuera de 
nuestra conciencia"
3
, escribe Lenin. 
Tal concepción de la materia es la única correcta. 
Abarca toda la diversidad del mundo material sin 
reducirlo a una forma determinada, cualquiera que 
sea, de la materia. Quien comprenda bien esta noción 
marxista ya no se dejará confundir por las 
afirmaciones de los filósofos idealistas de que los 
nuevos descubrimientos físicos han venido a 
demostrar la desaparición de la materia. 
La materia no se puede crear ni destruir. Cambia 
infinitamente, pero ni una sola partícula suya puede 
convertirse en nada, cualquiera que sea el proceso 
físico, químico o de otra clase a que se la someta. 
La ciencia no cesa de proporcionar en gran 
número de datos que confirman esta proposición del 
materialismo filosófico. Nos limitaremos a un 
ejemplo. La física moderna ha establecido que, en 
determinadas circunstancias, partículas como el 
positrón y el electrón desaparecen para dar lugar a 
cuantos de luz, o fotones. Ciertos físicos han dado a 
este fenómeno el nombre de "anihilización de la 
 
3 V. I. Lenin, Obras, ed. cit., t. XIV, pág. 247. 
materia" (de la voz latina nihil, nada), dando a 
entender su destrucción completa, su transformación 
en nada. Los filósofos idealistas esgrimen este 
fenómeno como "prueba" de que la materia 
desaparece. Lo cierto es que no se produce 
desaparición alguna. La conversión del positrón y el 
electrón en fotones significa el paso de un estado de 
la materia a otro, de sustancia a luz. En la naturaleza 
se produce también el fenómeno contrario, o sea la 
conversión de la luz en sustancia. Más en todas estas 
transformaciones rige la ley de la conservación de la 
masa y la energía. 
El mundo nos ofrece un cuadro de la gran 
variedad que lo anima: la naturaleza inorgánica y la 
orgánica, los fenómenos físicos y los procesos 
químicos, los fenómenos de la vida en el mundo de 
las plantas y de los animales, la vida social. La 
ciencia y la filosofía materialista revelan que en esta 
variedad hay una unidad: toda la diversidad infinita 
de procesos y fenómenos que tienen lugar en el 
mundo son estados distintos de la materia, diversas 
propiedades y manifestaciones de la misma. "La 
unidad real del mundo está en su materialidad..."
4
, 
dice Engels. La unidad del mundo está también en 
que la conciencia pertenece al mismo medio material 
que nos rodea, y no a ningún otro mundo del más 
allá; la unidad es una propiedad específica de la 
materia. 
La convicción de la unidad material del mundo 
apareció y se robusteció en lucha con la doctrina de 
la Iglesia, que divide el mundo en dos, el nuestro y el 
del más allá; en lucha con el dualismo que separa el 
espíritu y el cuerpo, la conciencia y la materia, y 
también en lucha contra el idealismo filosófico,para 
el que la unidad del mundo deriva de que todo él es 
producto de la conciencia, del espíritu. 
 
4. Formas universales de ser del mundo 
material 
El movimiento eterno en la naturaleza. 
Ni la naturaleza ni la sociedad conocen un estado 
de inmovilidad absoluta, de reposo en el que nada 
cambia. El mundo se encuentra en un perpetuo 
movimiento y cambio. 
El movimiento, el cambio, el desarrollo constituye 
una propiedad eterna e imprescriptible de la materia. 
"El movimiento es la forma de ser de la materia -dice 
Engels-. Nunca ni en ningún sitio hubo ni puede 
haber materia sin movimiento."
5
 Todo cuerpo 
material, cada una de las partículas que integran la 
sustancia material -moléculas, átomos y sus 
elementos integrantes- están dotados, por su propia 
naturaleza interna, de la facultad de moverse y de 
experimentar cambios. 
El movimiento, filosóficamente, no es sólo el 
desplazamiento de un cuerpo en el espacio. El 
 
4 F. Engels, Anti-Dühring, ed. rusa, 1957, pág. 42. 
5 F. Engels, Anti-Dühring, ed. cit., págs. 56-57. 
Academia de ciencias de la URSS 
 
 
12 
movimiento, comprendido como forma de existencia 
de la materia, abarca a todos los procesos y cambios 
que se operan en el Universo. Entre esos cambios 
corresponde un papel excepcional a los procesos que 
significan el desarrollo de la materia, el paso de ésta 
de unos estados a otros superiores, con nuevas 
propiedades y características. 
En el mundo no hay cosas petrificadas, dadas de 
una vez para siempre; lo que hay son cosas que 
cambian, procesos. Esto significa que en ningún sitio 
impera un reposo absoluto que excluya por completo 
el movimiento. Únicamente existe el reposo relativo. 
Un cuerpo cualquiera de la Tierra puede encontrarse 
en estado de reposo sólo respecto de un determinado 
punto de la superficie terrestre. Pero ese cuerpo 
participa en el movimiento de la Tierra y en el del 
sistema solar. Además, se encuentran en movimiento 
las moléculas y los átomos que integran el cuerpo en 
cuestión; dentro de él se producen complejos 
procesos. Así que todo reposo es relativo y lo único 
que es absoluto y no conoce excepción alguna es el 
movimiento. 
 
Clases de movimiento de la materia. 
A la diversidad de la materia corresponde la 
diversidad de formas de su movimiento. 
La clase más simple de movimiento de la materia 
es el desplazamiento mecánico de un cuerpo en el 
espacio. Más complejos son los procesos calóricos y 
el desordenado movimiento de las moléculas que 
forman un cuerpo físico. La ciencia ha establecido 
que la luz, la radiación electromagnética y los 
campos físicos son también estados específicos de la 
materia en movimiento. Este se halla asimismo 
presente en los procesos químicos de transformación 
de la materia mediante la unión y separación de 
átomos y moléculas. La vida de la naturaleza 
orgánica, los procesos fisiológicos que se observan 
en los animales y plantas y la evolución de las 
especies son otra forma específica en que se 
manifiesta el movimiento como propiedad universal 
de la materia. 
Una forma especialmente compleja del 
movimiento de la materia es la que observamos en la 
vida social de los hombres: desarrollo de la 
producción material, vida económica, etc. 
A partir de fines del siglo XIX la ciencia viene 
descubriendo y estudiando clases del movimiento de 
la materia de las que no se tenía noticia: el 
movimiento de las partículas interatómicas alrededor 
del núcleo, los complejos procesos de transformación 
en el interior del núcleo atómico, etc. Es indudable 
que no parará en esto el descubrimiento de nuevas 
formas del movimiento de la materia. 
Las diversas formas de movimiento de la materia 
no existen cada una de por sí, aisladas unas de otras, 
sino que se encuentran relacionadas y experimentan 
transformaciones recíprocas. Así, el caótico 
movimiento de las moléculas genera procesos 
calóricos. Estos, a su vez, pueden originar 
transformaciones químicas y fenómenos luminosos. 
Los procesos químicos, en un determinado grado de 
desarrollo, condujeron a la formación de albúminas y 
de los sistemas de enzimas con ellos relacionados, lo 
cual trajo consigo la aparición de la vida, es decir, de 
la forma biológica del movimiento de la materia. 
Las formas de movimiento de la materia son 
capaces de pasar a otras formas distintas, como nos 
lo dice, por ejemplo, la ley fundamental de las 
ciencias de la naturaleza: la de la transformación y 
conservación de la energía. 
A las distintas formas del movimiento 
corresponden diversos grados de desarrollo y 
complicación de la materia. Las formas inferiores y 
simples entran y participan en las formas superiores y 
más complejas. No obstante, entre unas y otras hay 
diferencias cualitativas: las formas superiores no 
pueden reducirse a otras inferiores. Así, por ejemplo, 
en los procesos fisiológicos hay movimiento 
mecánico, desplazamiento en el espacio de los 
elementos que en dichos procesos participan; pero 
los procesos fisiológicos no se reducen al 
desplazamiento mecánico de tales elementos, no son 
sólo eso. 
Los materialistas mecanicistas, anteriores a Marx, 
estimaban que toda la vida de la naturaleza y de la 
sociedad humana puede ser reducida a 
desplazamientos mecánicos en el espacio de las 
partículas de las sustancias y cuerpos. La amplia 
concepción del movimiento como cambio en general, 
propia del materialismo filosófico marxista, supera la 
estrecha y simplista noción que al particular tenía el 
materialismo mecanicista. 
 
Espacio y tiempo. 
La única manera que la materia tiene de moverse 
es en el espacio y en el tiempo. Todos los cuerpos de 
la naturaleza, sin exceptuar el hombre, todos los 
procesos que transcurren en el mundo objetivo, 
ocupan un lugar en el espacio. Podrán hallarse lejos o 
cerca unos de otros, pero entre ellos hay cierta 
distancia; el cuerpo en movimiento recorre 
determinado camino. Todo esto son muestras de la 
capacidad de ocupar un espacio, propia de las cosas y 
de los procesos materiales. 
El espacio es la forma universal de existencia de 
la materia. No hay ni puede haber materia fuera del 
espacio. Y viceversa: no hay espacio sin materia. La 
diferencia entre el espacio referido a un cuerpo y a 
todo el mundo material estriba en que el primero es 
limitado, finito, es decir, que tiene principio y fin, 
mientras que todo el mundo material es ilimitado o 
infinito. 
Las distancias en el Universo son enormes y no 
admiten comparación alguna con lo que para 
nosotros es habitual en la Tierra. Los telescopios 
Manual del marxismo-leninismo 
 
 
13 
modernos registran sistemas estelares, la luz de los 
cuales tarda en llegar hasta nosotros cientos de 
millones de años. Y eso que el rayo de luz recorre 
300.000 km por segundo. Mas ni esas magnitudes 
pueden darnos una noción verdadera de la extensión 
del Universo, puesto que se trata de valores finitos y 
el Universo es infinito. Tal infinitud se sale de todo 
cuanto nosotros pudiéramos imaginar; únicamente 
podemos expresarla en forma de concepto científico. 
La existencia de los cuerpos físicos y del hombre 
va transcurriendo un minuto tras otro, una hora tras 
otra, un día tras otro, etc. En el mundo cambia todo. 
Cada cosa, cada fenómeno de la naturaleza tiene su 
pasado, su presente y su futuro. Eso es el tiempo. El 
tiempo, lo mismo que el espacio, es la forma 
universal de existencia de la materia. Cada una de las 
cosas y cada uno de los procesos, el mundo material 
en su conjunto, existen en el tiempo. 
Ahora bien, hay diferencia entre la duración 
temporal de una cosa determinada y de toda la 
naturaleza tomada en su conjunto. La existencia de la 
cosa viene limitada en el tiempo, mientras que la 
naturaleza existe eternamente. La cosa surge, sufre 
transformaciones y luego deja

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