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Gervasoni 2011 Teoría rentística

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UNA TEORÍA RENTÍSTICA DE LOS REGÍMENES SUBNACIONALES: FEDERALISMO FISCAL,
DEMOCRACIA Y AUTORITARISMO EN LAS PROVINCIAS ARGENTINAS
Author(s): CARLOS GERVASONI
Source: Desarrollo Económico, Vol. 50, No. 200 (ENERO-MARZO 2011), pp. 579-610
Published by: Instituto de Desarrollo Económico y Social
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Desarrollo Económico, vol. 50, № 200 (enero-marzo 201 1 ) ННн 
UNA TEORÍA RENTÍSTICA 
DE LOS REGÍMENES SUBNACIONALES: 
FEDERALISMO FISCAL, DEMOCRACIA 
Y AUTORITARISMO 
EN LAS PROVINCIAS ARGENTINAS* 
CARLOS GERVASONI" 
Los investigadores de los regímenes políticos han notado por mucho tiempo 
que la medida en que los ciudadanos de las democracias disfrutan de las libertades 
y los derechos políticos varía ampliamente, no sólo a través de clivajes sociales 
tales como los de clase y los étnicos, sino también a través de las fronteras 
subnacionales. Desde Brasil a India y Rusia, las naciones a menudo muestran una 
gran heterogeneidad en el grado en que sus unidades subnacionales son 
democráticas. Durante la década de 1990, muchos investigadores destacaron la 
existencia de enclaves autoritarios subnacionales dentro de naciones democráticas, 
especialmente en las extensas y heterogéneas federaciones de la tercera ola 
(O'Donnell, 1993; Fox, 1994; Diamond 1999; Snyder, 1999). Sin embargo, el tema 
ha recibido escasa atención sistemática, aun cuando han transcurrido ya cuatro 
décadas desde que Dahl llamó a la ausencia de las unidades subnacionales una 
"gran omisión" de su influyente libro (Dahl, 1971: 12). 
La coexistencia de unidades subnacionales más o menos democráticas dentro 
de un mismo régimen político nacional requiere una explicación. Existen varios estudios 
de caso de regímenes subnacionales en federaciones recientemente democratizadas 
(Snyder, 1999; Chávez, 2003; Gibson, 2005; McMann, 2006), pero pocos intentos 
sistemáticos de explicar patrones nacionales generales de variación en el grado de 
democracia subnacional1 . Aquí presento una nueva explicación de tal variación que 
se centra en una interpretación rentística de ciertos tipos de federalismo fiscal, y la 
pongo a prueba usando evidencia cuantitativa proveniente de una democracia federal, 
la Argentina. 
* Traducción del artículo "A Rentier Theory of Subnational Regimes. Fiscal Federalism, Democracy, and 
Authoritarianism in the Argentine Provinces", World Politics 62, № 2 (Abril de 2010) pp. 302-40. Desarrollo Económico 
agradece la autorización de Trustees of Princeton University Press, Cambridge University Press. " Universidad Torcuato Di Telia, Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales. Miñones 
2177, Buenos Aires. Tel. (54 1 1) 5169-7000; cgervasoni@utdt.edu. 
1 Algunas excepciones son McMann y Petrov (2000) y Lankina y Getachew (2006). 
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580 CARLOS GERVASONI 
Basándome en las teorías fiscales del Estado, propongo que las diferencias en 
los regímenes subnacionales son en gran medida explicadas por la magnitud y el 
origen de sus recursos fiscales: deberían esperarse bajos niveles de democracia 
cuando los estados subnacionales disfrutan de abundantes subsidios del gobierno 
nacional y tienen un vínculo impositivo débil con los ciudadanos y las empresas 
locales. A diferencia de los estados nacionales, que sólo en condiciones muy 
especiales pueden darse el lujo de renunciar a cobrar impuestos y vivir de rentas 
-como es el caso de las naciones ricas en petróleo-, las unidades subnacionales a 
menudo reciben generosos subsidios nacionales y recaudan modestos recursos 
impositivos propios. El tamaño relativo de las transferencias del gobierno central 
tiende a ser particularmente grande para las provincias2 menos pobladas o menos 
desarrolladas, porque suelen ser favorecidas por las reglas relativas a la repartición 
intergubernamental de recursos impositivos. El rentismo, en este contexto, no está 
geográficamente determinado por la abundancia de recursos naturales, sino que es 
políticamente creado a través de las reglas del federalismo fiscal. En resumen: la 
redistribución por parte del gobierno nacional de recursos recaudados en las 
provincias más ricas y demográficamente más grandes hacia las provincias más 
pobres y/o más pequeñas, hace que los gobiernos de estas últimas sean relativamente 
ricos frente a sus sociedades y fiscalmente independientes respecto de sus votantes. 
Es probable que estos Estados rentísticos subnacionales, al igual que sus homólogos 
nacionales basados en los recursos naturales, mantengan regímenes menos 
democráticos porque sus gobernantes pueden usar su privilegiada posición fiscal 
para restringir la competencia política y debilitar las limitaciones institucionales a su 
poder. 
Teorías sobre la democracia subnacional 
La investigación sobre regímenes subnacionales se ha inspirado generalmente 
en el robusto cuerpo de teorías nacionales estructurales, especialmente la teoría de 
la modernización; o bien ha enfatizado explicaciones basadas en la agencia para 
contextos específicamente subnacionales. La bien documentada y extensivamente 
teorizada correlación entre desarrollo y democracia eventualmente descendió hacia 
provincias y regiones. Numerosos trabajos han asociado los déficit de la democracia 
subnacional con características socioeconómicas estructurales tales como la pobreza 
o bajos niveles de urbanización y desarrollo económico (O'Donnell, 1993; Linz, 1994; 
McMann y Petrov, 2000). 
Una segunda tradición teórica estructural nacional (de particular relevancia para 
el argumento aquí propuesto) considera que la democracia es incompatible con el 
estatismo económico. Desde Hayek (1944), a Dahl (1971), Sartori (1987), y Diamond, 
Linz y Lipset (1995), prominentes estudiosos han llamado la atención sobre los efectos 
perjudiciales que tienen el "monopolio... de las sanciones socioeconómicas" por 
parte del gobierno (Dahl, 1971 : 50) y "el control estatal centralizado de la economía" 
(Huber, Rueschemeyer, y Stephens, 1993: 74) sobre las libertades políticas. Un estudio 
sobre el caso probablemente más importante de reversión democrática reciente, 
2 Utilizo la palabra "provincia" para referirme a las unidades subnacionales en general. 
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UNA TEORÍA RENTÍSTICA DE LOS REGÍMENES SUBNACIONALES 5Q1 
Rusia, identifica el estatismo económico (y a la riqueza petrolera) entre los principales 
culpables. Un desarrollo específicamente subnacional en esta tradición es el enfoque 
de la "autonomía económica", el cual ha sido utilizado para explicar las diferencias 
regionales de régimen en Rusia y Kirguistán (McMann, 2006). Su idea básica esque 
"la capacidad de ganarse la vida independientemente del Estado es crucial para la 
práctica democrática" (McMann 2006: 4). Los ciudadanos económicamente 
autónomos son más proclives a participar en política y a desafiar a las autoridades, 
creando así condiciones favorables para la democracia. Por el contrario, donde el 
Estado domina las oportunidades económicas, los individuos, racionalmente, 
obedecerán pasivamente. Según McMann, la autonomía económica en las unidades 
subnacionales postsoviéticas es función de factores estructurales tales como la 
geografía y el desarrollo, y de decisiones contingentes de política económica tomadas 
por los gobernantes locales. Como desarrollo más adelante, la autonomía económica 
parece ser también un mecanismo de mediación clave entre las causas fiscales y los 
efectos sobre el régimen en las provincias argentinas. Sin embargo, la explicación 
que enfatizo -el rentismo basado en el federalismo fiscal- es causalmente anterior a 
la autonomía económica y puede afectar a los regímenes subnacionales a través de 
otras causas intermedias. 
Otras teorías estructurales sobre los regímenes nacionales han tenido menos 
impacto a nivel subnacional. Las teorías culturales que vinculan la democracia con 
actitudes profundamente arraigadas en las elites y las masas (Diamond, 1999) y a 
ciertas tradiciones coloniales o religiosas, han sido aplicadas a contextos 
subnacionales -siendo el trabajo de Putnam (1993) el más notorio- pero no a regímenes 
subnacionales. Los enfoques institucionales que sugieren que las posibilidades de 
supervivencia de la democracia dependen del diseño de las instituciones de gobierno 
(por ejemplo Linz, 1994) no han tenido un impacto significativo en el estudio de los 
regímenes subnacionales, sea porque el diseño institucional general suele mantenerse 
constante entre las subunidades, o porque en la medida en que existe variación en 
otras instituciones -por ejemplo en las reglas electorales- estas son concebidas como 
parcialmente endógenas (Calvo y Micozzi, 2005). Las instituciones pueden 
correlacionarse con los niveles de democracia porque estos afectan a las primeras. 
Las teorías que enfatizan las influencias transnacionales, tales como la difusión de 
ideas y la ayuda extranjera para promover la democracia, sólo recientemente han 
comenzado a ser aplicadas, por Lankina y Getachew (2006), al estudio de la 
democratización subnacional. 
Los estudios específicamente subnacionales sobre regímenes políticos han 
tendido a enfocarse más en la agencia que en la estructura. Éstos enfatizan 
especialmente las interacciones entre las autoridades nacionales y las provinciales 
(Key, 1949; Snyder, 1999; Gibson, 2005). Un reciente trabajo teòrico ha argumentado 
en contra de la aplicación irreflexiva de los marcos teóricos nacionales para analizar 
los regímenes subnacionales (Gibson, 2008). Las autoridades nacionales poseen y 
utilizan regularmente poderes formales e informales para reforzar, debilitar o incluso 
remover a los gobernantes subnacionales. Estos últimos, sin embargo, también 
cuentan con significativos recursos políticos -incluyendo frecuentemente a 
representantes leales en la legislatura nacional- que utilizan para obtener el apoyo o 
defenderse de amenazas del gobierno central. Como el establecimiento y el 
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582 CARLOS GERVASONI 
sostenimiento de los autoritarismos subnacionales dependen fuertemente tanto de 
las acciones (u omisiones) del gobierno nacional, como del éxito de las estrategias 
de los gobernantes subnacionales para maximizar el "control de fronteras", la 
"autonomía", y la "influencia" (nacional), las teorías subnacionales privilegian a los 
actores, a sus elecciones, y a los procesos por sobre la economía, las instituciones, 
la cultura, y otros factores estructurales (Gibson, 2008). 
Teorías fiscales y rentísticas de la democracia 
El argumento que propongo se inspira en las teorías fiscales del Estado 
(típicamente nacional) y contiene también un elemento específicamente subnacional 
en el hecho de que la variable explicativa clave se encuentra en las interacciones -en 
particular en las interacciones fiscales- entre los gobiernos nacional y subnacionales. 
Si, como postulan las teorías fiscales, la naturaleza, el origen y el tamaño de los 
ingresos estatales son clave para explicar los resultados políticos (Bates y Lien, 1985; 
Levi, 1988; Karl, 1997; Moore, 2004; Smith, 2008; Morrison, 2009), entonces resulta 
plausible que diferencias en el federalismo fiscal -que organiza el modo en que los 
gobiernos subnacionales son financiados- conduzca a diferencias en los regímenes 
subnacionales. 
En el nivel más alto de abstracción, mi argumento es una instancia de las "teorías 
del balance entre Estado y sociedad", las cuales conciben al régimen político como 
una función del balance de poder entre las elites que controlan el Estado (las cuales 
desean permanecer en el poder y ejercerlo del modo más libre posible) y los actores 
sociales (los cuales desean alcanzar el poder o limitárselo a quien lo detenta) (Dahl, 
1971; Huber, Rueschemeyer y Stephens, 1993). Estas teorías explicitan el razonable 
y extendido supuesto de que los gobernantes aceptan limitaciones democráticas a 
su poder sólo cuando los "costos de la represión" son más elevados que los "costos 
de la tolerancia" (Dahl, 1971: 15-6). Si bien este enfoque suele ser presentado en 
términos de modernización, la cual es vista como impulsora del poder de las no elites 
(Huber, Rueschemeyer y Stephens, 1993), en realidad es mucho más general -otros 
factores además de la modernización afectan los recursos políticos disponibles para 
las elites estatales y los challengers sociales. La naturaleza de estos recursos no 
siempre está claramente especificada, pero no hay dudas de que el control de los 
activos económicos es uno fundamental3. 
Las teorías rentísticas de la democracia pueden ser vistas como un caso 
particular de los enfoques fiscales y del balance de poder entre Estado-sociedad, en 
las cuales el Estado domina a la sociedad por su fácil acceso a significativos recursos 
económicos que son independientes de la tributación doméstica amplia. La evidencia 
empírica proveniente de naciones ricas en petróleo y minerales provee apoyo para 
esta variante de la tesis de la maldición de los recursos (Ross, 2001; Jensen y 
Wantchekon, 2004; Smith, 2004; Ulfelder, 2007)4. La lógica explicativa de la literatura 
3 Heller (2000) utiliza un argumento de balance de poder para explicar el éxito de la democracia en el estado de Kerala en India. 
4 Estos hallazgos no han quedado sin respuesta. Para conocer visiones alternativas sobre las teorías del 
estado rentístico, véase Herb (2005) y Dunning (2008). 
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UNA TEORÍA RENTÍSTICA DE LOS REGÍMENES SUBNACIONALES 583 
sobre estados rentísticos puede (y según sostengo, debería) ser extendida más allá 
de los recursos naturales. Del mismo modo en que los argumentos y los hallazgos 
empíricos sobre el petróleo aplican más generalmente a otros commodities minerales 
semejantes (Ross, 2001 ), uno puede incluso ascender más en la escala de abstracción 
de Sartori pensando en las rentas de los recursos como un caso especial de rentas 
fiscales, esto es, de ingresos estatales procedentes de una fuente externa, que no 
dependen de la tributación general de la economía local y que no son necesariamente 
proporcionales al tamaño de ésta5. Las rentas de los recursos, por tanto, deben ser 
ubicadas en la misma categoría analítica que las rentas basadas en la ayuda extranjera 
incondicional6 o en el federalismo fiscal. Los gobernantes que recaudan cualesquiera 
de estasrentas fiscales disfrutan de los beneficios políticos de gastar sin tener que 
enfrentar los costos políticos de recaudar impuestos. 
Si los ingresos fiscales de una provincia son derivados principalmente de la 
imposición tributaria general a las empresas y los trabajadores, el poder del Estado es 
limitado por su dependencia del consentimiento de los actores económicos, y sus 
ingresos son por necesidad aproximadamente proporcionales al tamaño de la economía 
privada. En el polo opuesto, las provincias rentísticas tienen acceso a ingresos 
provenientes de fuentes básicamente independientes de la tributación general, y estos 
ingresos pueden ser muy grandes en comparación con sus economías domésticas. 
Bajo tales condiciones, el Estado es por lejos la principal fuente de riqueza. Si, además, 
los gobernantes pueden gastar las rentas de modo discrecional, es posible que las 
usen para pagar altos salarios a muchos empleados públicos, adjudicar generosos 
contratos para compras gubernamentales, financiar una extensa red clientelar, y dominar 
el mercado de la publicidad de los medios de comunicación, todo lo cual disminuye los 
incentivos de los actores sociales para oponerse al oficialismo. 
Las provincias rentísticas, por tanto, se acercan a "las circunstancias menos 
favorables" para la competencia política. Esto es, una situación en la cual "la violencia 
y las sanciones socioeconómicas están disponibles exclusivamente para el gobierno 
y denegadas para la oposición" (Dahl, 1971 : 51 ; el énfasis es mío). Es probable que 
subsidios federales cuantiosos produzcan el "efecto del gasto", esto es, el uso de 
"presupuestos que son excepcionalmente grandes y sin restricciones" para "reducir 
la disidencia" (Ross, 2001 : 333-34). Cuando el Estado provincial domina la economía 
local, los actores sociales son menos autónomos y políticamente menos exigentes. 
La burguesía, las clases medias y las clases trabajadoras independientes del Estado 
que los análisis macrosociales suelen identificar como impulsoras de movimientos 
hacia la democracia (Moore, 1966; Huber Rueschemeyer y Stephens, 1993) son 
generalmente débiles en estas economías Estado-dependientes. De hecho, la 
5 Para intentos similares de crear conceptos más amplios que subsuman a las rentas de los recursos 
véase Smith (2008) y Morrison (2009). Los conceptos de "recursos no ganados" de Smith y de "ingresos no 
tributarios" de Morrison son similares aunque no idénticos al concepto de rentas fiscales. Por ejemplo, el último 
incluye sólo los ingresos originados fuera de la unidad política, mientras que los ingresos no tributarios también 
incluyen ingresos locales tales como las tasas pagadas por los residentes a las empresas de propiedad estatal. 
Para una explicación detallada del concepto de rentas fiscales, véase Gervasoni (2009). 
6 Varios trabajos recientes resaltan los paralelos entre las rentas de los recursos y la ayuda externa, y 
consideran la posibilidad de un impacto negativo de la ayuda sobre la democracia; por ejemplo, Therkildsen 
(2002), Moore (2004), Smith (2008), y Morrison (2009). 
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Rod
Sticky Note
584 CARLOS GERVASONI 
dirección causal con frecuencia se invierte en los estados rentísticos: las clases son 
en gran medida moldeadas e incluso creadas por políticas distributivas orientadas a 
generar apoyo al régimen (Chaudhry, 1994: 18-19). En las provincias argentinas 
rentísticas las clases más grandes son las de los empleados públicos -burócratas, 
maestros, policías- y los trabajadores informales o desempleados que reciben algún 
tipo de ayuda provincial. La misma lógica aplica a las organizaciones de la sociedad 
civil provincial: tal como ocurre en los Estados petroleros, "el hecho de que la mayor 
parte del PBI sea generado por el gasto gubernamental prácticamente asegura que 
pocos o ningún grupo alternativo se desarrolle" (Luciani, 1990: 77). 
Las macroestructuras económicas y políticas rentísticas producen previsibles 
consecuencias a nivel individual. La teoría y evidencia proveniente de otros contextos 
sugiere que, cuando el Estado controla los empleos más atractivos y otras 
oportunidades económicas, los individuos tienden a subordinarse (McMann, 2006), 
mientras que los activistas y políticos "carreristas" se suman al partido gobernante 
(Greene, 2007). La evidencia que presento más adelante sugiere que los cálculos de 
autonomía económica individual son fundamentales en las provincias rentísticas 
argentinas: enfrentados a un estado económicamente dominante, los ciudadanos 
que de otro modo manifestarían críticas o respaldarían partidos opositores terminan 
apoyando abiertamente al gobierno provincial o prudentemente absteniéndose de 
expresar su disidencia. Aquellos que están excepcionalmente motivados para soportar 
los costos de ser opositores o quienes están protegidos de esos costos (por ejemplo, 
porque tienen una fuente de ingreso independiente) tienen grandes dificultades para 
encontrar seguidores, donantes y cobertura mediática. Esta lógica también aplica a 
muchos empresarios (incluyendo, crucialmente, a los dueños de los medios de 
comunicación) que dependen fuertemente de los contratos, subsidios y exenciones 
tributarias otorgadas por el gobierno (Asociación por los Derechos Civiles y Open 
Society Justice Initiative, 2005; Cao, 2005). 
Otras dos vías que conducen del rentismo hacia el tipo de régimen subnacional 
pueden complementar a los mecanismos de la autonomía económica. La primera se 
refiere al supuesto vínculo entre tributación y representación (Moore, 2004; Ross, 
2004), y a las consecuencias sobre el régimen que tiene la baja presión tributaria que 
usualmente presentan los Estados rentísticos (Luciani, 1990; Ross, 2001): los 
generosos subsidios federales permiten a los gobernantes provinciales cobrar pocos 
impuestos a los ciudadanos, disminuyendo así los incentivos y el poder de éstos 
para exigir participación en el poder político. La autonomía fiscal de los Estados 
frente a los individuos y las empresas aumenta significativamente el poder político de 
los gobernantes, los cuales no necesitan involucrarse en desgastantes batallas 
políticas para obtener ingresos de los actores económicos locales. La segunda vía 
es el "efecto represión" (Ross, 2001): las rentas pueden ser utilizadas para financiar 
un aparato de inteligencia política interna y de represión, como ha sido documentado 
en el caso de al menos una provincia argentina (Dargoltz, Gerez, y Cao, 2006). Aunque 
por razones que explico luego la represión abierta y masiva no es habitual, las 
provincias rentísticas pueden a veces administrar formas de represión focalizadas y 
poco visibles. 
Estas hipótesis sobre factores macroestructurales y sus microfundamentos 
implican efectos tanto por el lado de la oferta como por el lado de la demanda (Ulfelder, 
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UNA TEORÍA RENTÍSTICA DE LOS REGÍMENES SUBNACIONALES 585 
2007: 997). Las clases, grupos e individuos que dependen del presupuesto provincial 
y disfrutan de una escasa carga impositiva son, ceteris paribus, menos proclives a 
demandar representación y accountability. En la medida en que tales demandas sí 
surgen, un Estado rico y fiscalmente independiente será especialmente efectivo en 
comprar o castigar a los ciudadanos políticamente "problemáticos". 
Los caminos específicos a través de los cuales las rentas fiscales se convierten 
en hegemonía política pueden de hecho variar entre países, entre provincias y en el 
tiempo. Varios trabajos recientes han enfatizado el "desacuerdo generalizado respecto 
de los mecanismos causales" (Goldberg, Wibbels, y Mvukiyehe, 2008: 507) o la 
"variedad de mecanismos" (Jenseny Wantchekon, 2004, 821 ) y "estrategias" (Morrison, 
2009:107-8) a través de los cuales las rentas debilitan la democracia. Mi suposición 
es que la estructura está detrás de la frecuente asociación estadística entre rentismo 
y autoritarismo, mientras que la agencia es más importante para determinar los 
mecanismos conectores. Puede ser que los líderes de los Estados rentísticos 
compartan preferencias fundamentales por un poder ilimitado y por tanto cedan 
inevitablemente a la tentación de usar su fortaleza fiscal para satisfacerlas; pero 
puede que hagan esto de diversas maneras debido a diferencias en las preferencias 
instrumentales o las restricciones exógenas. La agencia puede dominar el "cómo" 
incluso si la estructura domina el "qué". 
Sólo recientemente las teorías fiscales han sido aplicadas a nivel subnacional. 
Hoffman y Gibson (2005) muestran que mayores niveles de transferencias del gobierno 
central y de ayuda extranjera llevan a una menor eficiencia en los gobiernos locales 
de África. Goldberg, Wibbels, y Mvukiyehe (2008) testean las teorías rentísticas en 
los estados estadounidenses, encontrando que la dependencia de los recursos 
naturales está asociada con niveles más bajos de competencia electoral. Varios 
trabajos han estudiado los efectos del federalismo fiscal argentino sobre la reforma 
económica (Gibson y Calvo, 2000; Remmer y Wibbels, 2000), el gasto en patronazgo 
(Calvo y Murillo, 2004; Remmer, 2007), y el apoyo electoral provincial al partido del 
presidente (Gélineau y Remmer, 2005). Basándome en este cuerpo de investigación, 
en las siguientes secciones 1 ) muestro cómo ciertas normas de reparto de los ingresos 
intergubernamentales dan origen a Estados rentísticos subnacionales, y 2) proveo 
evidencia atinente a que las rentas del federalismo fiscal son perjudiciales para la 
democracia subnacional (y dan cuenta de las amplias diferencias interprovinciales 
de régimen en Argentina) del mismo modo en que las rentas de los recursos naturales 
parecen socavar la democracia nacional. 
El federalismo fiscal como fuente de rentismo subnacional 
El federalismo fiscal crea situaciones rentísticas cuando las unidades 
subnacionales reciben transferencias del gobierno central en cantidades muy 
superiores a las que podrían obtener mediante sus propios esfuerzos impositivos (y, 
menos frecuentemente, cuando se les da el control sobre rentas de recursos naturales). 
Como ilustra el caso argentino, descripto más abajo, dos características bastante 
comunes de los esquemas intergubernamentales de reparto de impuestos resultan 
en rentismo subnacional, especialmente en subunidades económicamente pequeñas: 
1) elevados desequilibrios fiscales verticales (esto es, las transferencias nacionales 
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586 CARLOS GERVASONI 
como porcentaje del total de los recursos fiscales subnacionales), y 2) la redistribución 
de recursos fiscales en favor de las unidades económicamente más pequeñas 
(especialmente si, como suele ser el caso, existen grandes diferencias en el tamaño 
económico de las provincias). 
Imaginemos un país donde la provincia más pequeña, La Renta, sólo tiene el 
1% de la población nacional. Imaginemos que todos los impuestos son recaudados 
por el gobierno nacional, pero que las provincias tienen a cargo políticas costosas 
(tales como la educación). Los gastos provinciales, por tanto, son financiados mediante 
grandes transferencias nacionales. Finalmente, imaginemos que las reglas de reparto 
de los recursos fiscales favorecen a La Renta, de forma tal que en lugar de recibir el 
1% de las transferencias nacionales (en proporción a su población) recibe el 4%. 
Esto implica la pérdida de sólo un 3% del total de las transferencias para las otras 
provincias, pero un enorme subsidio fiscal para los gobernantes de La Renta. 
El federalismo fiscal argentino se acerca a este modelo ideal. La mayor parte de 
los impuestos son recaudados por el gobierno federal, el cual toma una parte para su 
propio financiamiento y distribuye el resto entre las provincias. La proporción destinada 
a las provincias ha aumentado significativamente desde que la coparticipación de 
impuestos fue creada en 1934. En la década de 1990 Argentina tenía la segunda 
mayor proporción de gasto subnacional (después de la India) entre las nueve grandes 
federaciones analizadas por Wibbeis (2005), con las provincias dando cuenta de 
más del 40% del total del gasto público (Inter-American Development Bank, 1997). 
La mayor parte de los ingresos son recaudados en los distritos económicamente más 
grandes (como Buenos Aires y Córdoba) y luego redistribuidos mediante un 
complicado sistema que beneficia fuertemente a las provincias menos pobladas y 
más sobrerrepresentadas (Gibson, Calvo y Falleti, 2004), pero no a las más pobres 
(Remmer y Wibbeis, 2000). La lógica política que rige es clara: Argentina tiene el 
Senado más desproporcional ( malapportioned) del mundo, como también un alto 
grado de desproporcionalidad en la Cámara de Diputados (Samuels y Snyder, 2001 ), 
por lo que las provincias demográficamente más pequeñas de "bajo mantenimiento" 
("low-maintenance") (Gibson y Calvo, 2000) que están fuertemente sobrerrepre- 
sentadas en ambas cámaras legislativas se hallan en una situación ideal para obtener 
un tratamiento favorable cuando se renegocian las instituciones del federalismo fiscal 
y cuando se asignan fondos federales discrecionales. Si bien el esquema de 
coparticipación de impuestos de 1934 básicamente distribuía las transferencias a las 
provincias de acuerdo con la proporción de los recursos recaudados en sus territorios, 
diversas reformas efectuadas en las presidencias de Perón, Frondizi y Lanusse hicieron 
al sistema mucho más redistributivo en favor de las provincias de baja población 
fuera de la región pampeana (Díaz-Cayeros, 2006). Los Gráficos 1a y 1b muestran 
cómo las transferencias federales per cápita7 durante el corriente período democrático 
son básicamente independientes de los niveles de pobreza pero están fuertemente 
asociadas con el tamaño demográfico. El nivel de pobreza8 explica menos del 1 % de 
7 Como se describe en la subsección "Operacionalizaclón", construyo esta variable utilizando la población adulta (mayores de 18 años) en el denominador. 
8 Medido como el porcentaje de residentes con "necesidades básicas insatisfechas", un índice de pobreza basado en el censo. 
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GRÁFICO GRÁFICO 1 1 GRÁFICO GRÁFICO 1 1 
Los Los determinantes determinantes de de las las transferencias transferencias federales federales (1992-1995) (1992-1995) Los Los determinantes determinantes de de las las transferencias transferencias federales federales (1992-1995) (1992-1995) 
UNA TEORÍA RENTÍSTICA DE LOS REGÍMENES SUBNACIONALES 587 
GRÁFICO GRÁFICO 1 1 GRÁFICO GRÁFICO 1 1 
Los Los determinantes determinantes de de las las transferencias transferencias federales federales (1992-1995) (1992-1995) Los Los determinantes determinantes de de las las transferencias transferencias federales federales (1992-1995) (1992-1995) 
(a) Transferencias federales per cápita según nivel de pobreza3 6000 -i 1 
o 
La Rioja Santa Cruz S 5000 - o 
8- ̂ 0 9 i- c'j 
£ o. S лппп Catamarca o. 2 4000 лппп - o Formosa 
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10 15 20 25 30 35 40 
Nivel de pobreza (% Población con necesidades básicas insatisfechas) 
a El tamaño de los círculos es aproximadamente proporcional a la población 
(b) Transferencias federales percápita según población 
6000 "i 
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La Rioja Santa Cruz 
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1 /Población 
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588 CARLOS GERVASONI 
la variación anual de en las transferencias per cápita en el período 1 992-95, mientras 
que la inversa de la población9 explica el 83%10. Santa Cruz puede tener indicadores 
sociales mucho mejores que los de Chaco, pero dada su minúscula población, recibe 
un nivel de transferencias federales por adulto mucho mayor. 
Aunque en muchos países el gasto subnacional es financiado en buena medida 
por el gobierno central, el desequilibrio fiscal vertical de la Argentina es particularmente 
elevado (Wibbels, 2005), alcanzando aproximadamente el 60% en la década de 1 990 
(Banco de Inter-American Development Bank, 1997; Tommasi, Saiegh, y Sanguinetti, 
2001 ). Todas las provincias, a excepción de Buenos Aires, financian más de la mitad 
de sus presupuestos a través de transferencias federales, y, sorprendentemente, 
ocho de ellas cubren aproximadamente el 90% de sus gastos con recursos del 
gobierno central (Tommasi, Saiegh, y Sanguinetti, 2001). Asimismo, la mayor parte 
de este dinero -la coparticipación federal en sentido estricto y algunos otros fondos 
federales- es transferido por ley sin condiciones. Otras transferencias más pequeñas 
tienen destinos específicos, típicamente obras públicas tales como vivienda e 
infraestructura eléctrica (Gordin, 2006). Wibbels (2005) estima que entre el 88,6% y 
el 98,1% de las transferencias federales del período 1989-97 fueron automáticas, y 
entre el 64,4% y el 80,9% fueron automáticas e incondicionales. (Las transferencias 
con fines específicos también pueden contribuirá los efectos rentísticos, porque son 
en alguna medida fungibles y porque la obra pública es una excelente forma de 
proveer empleos y contratos a los votantes locales). Un estudio reciente sobre el nivel 
de discrecionalidad que caracteriza a todos los programas de transferencias utilizados 
desde 1 983 enfatiza que la coparticipación federal es estrictamente automática y por 
tanto inútil para construir coaliciones presidenciales, y concluye que, considerando 
todos los programas, "el presidente argentino goza de absoluta discrecionalidad 
sobre una pequeña proporción de las transferencias federales" (Bonvecchi y Lodola, 
2009: 3-4). El índice de Discrecionalidad de las Transferencias Intergubernamentales, 
desarrollado por el Banco Interamericano de Desarrollo, clasifica a la Argentina como 
uno de los países de América Latina con niveles de discrecionalidad más bajos, 
tanto en términos de montos como de distribución (Inter-American Development Bank, 
1997: 169-70). Mi propio análisis de los datos oficiales es consistente con estas 
fuentes: las correlaciones de Pearson de la variable Transferencias Federales (ver los 
detalles en la subsección "Operacionalización") en los cinco períodos gubernativos 
entre 1983 y 2003 son de entre 0,931 y 0,997 (todos los valores-p=0), revelando un 
nivel muy alto de estabilidad en la proporción de recursos federales destinados a 
cada provincia. Finalmente, debe aclararse que, además de los ingresos federales y 
de sus propios ingresos tributarios, algunas provincias también obtienen rentas de 
los recursos naturales en la forma de regalías por el petróleo, el gas y los minerales 
extraídos en sus territorios. 
Por consiguiente, las reglas de reparto de recursos fiscales en Argentina proveen 
a ciertos gobiernos provinciales de recursos fiscales garantizados mucho más grandes 
que los que sus bases tributarias podrían producir. En estos distritos, que académicos 
9 La transformación inversa se ajusta considerablemente mejor a los datos que la transformación logarítmica. 10 Se obtienen resultados similares para cada uno de los mandatos de cuatro años ocurridos entre 1983 
y 2003. 
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UNA TEORÍA RENTÍSTICA DE LOS REGÍMENES SUBNACIONALES 589 
argentinos han adecuadamente denominado "provincias fiscales" (Cao, Francés, y 
Vaca, 1997), el sector público concentra una alta proporción del empleo y el PBI, y 
por lo tanto de las oportunidades de ascenso económico. En provincias como 
Catamarca, La Rioja y Santa Cruz hay aproximadamente 1 ,2 empleados públicos por 
cada empleado privado (mientras que la razón para Buenos y Córdoba es de 0,36)11. 
A mediados de los 90 las transferencias federales representaban aproximadamente 
el 55% del producto bruto geográfico neto de transferencias de La Rioja (pero sólo el 
5% del de Buenos Aires)12. Aun si carecen de valiosos recursos naturales, estos son 
verdaderos Estados rentísticos subnacionales. 
Argentina resulta especialmente apropiada para testear el enfoque fiscal contra 
la principal alternativa teórica, la teoría de la modernización. Su peculiar variedad de 
federalismo fiscal -que combina grandes desequilibrios verticales con redistribución 
basada en la población- resulta en una significativa variación interprovincial en el 
rentismo que no está correlacionada con los indicadores de modernización (como 
muestra el Gráfico 1a). Efectos rentísticos variables y a menudo grandes que son 
ortogonales a los niveles de desarrollo constituyen un contexto ideal para la estimación 
del poder explicativo independiente de estos dos factores. 
Conceptualización y medición de la democracia subnacional 
Me concentro en dos dimensiones clave de la democracia política para las 
cuales hay datos disponibles: la competencia, que es central en todas las definiciones 
(Dahl, 1971 ; Alvarez et al., 1996), y los límites al poder del gobierno, un componente 
central de las concepciones liberales o "protectoras" de la democracia (Held, 1987). 
Otros aspectos importantes de la democracia, tales como el respeto por los derechos 
civiles, no pueden ser incorporados dada la inexistencia de datos comparables para 
todas las provincias. 
Las unidades subnacionales menos democráticas dentro de naciones 
democráticas no son en general particularmente cerradas y represivas. Estos 
regímenes -en Argentina y otros países- tienen elecciones (a menudo razonablemente 
libres), partidos opositores reales representados en la legislatura, y niveles no triviales 
de libertad de expresión. Dado que se encuentran inmersas en una democracia 
nacional, las autoridades subnacionales enfrentan límites al grado en que pueden 
restringir los derechos políticos. La legitimidad nacional de la democracia y los poderes 
constitucionales asignados a las autoridades federales para garantizar este régimen 
en las provincias hacen que los gobernadores tengan fuertes razones para evitar 
prácticas flagrantemente autoritarias, las cuales fácilmente atraen la atención de los 
medios de comunicación nacionales, perjudican sus perspectivas en la política 
nacional e incrementan la probabilidad de una intervención federal13. Además, el 
hecho de que la gente pueda fácilmente abandonar la provincia hace que formas de 
11 Valores calculados por el autor en base al censo de población de 2001 . 
12 Valor calculado por el autor en base a Ministerio de Economía y Producción 2006 y CEPAL 2007 . 
13 La Constitución Argentina asigna al Congreso y al Presidente el poder de destituir a las autoridades 
provinciales. "Garantizar la forma republicana de gobierno" es una de las pocas causas que habilitan la intervención 
federal, la cual ha tenido lugar en cuatro provincias desde 1983: Catamarca(1990), Tucumán (1991), Corrientes 
(1991 y 2000), y Santiago del Estero (1993 y 2004). 
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590 CARLOS GERVASONI 
autoritarismo insoportablemente opresivas sean en última instancia contraproducentes 
para sus ejecutores. 
Algunos regímenes provinciales, entonces, combinan instituciones democráticas 
que no son una mera fachada, con prácticas que son clara pero sutilmente autoritarias. 
Éstos son bien conceptualizados por la reciente literatura sobre regímenes híbridos 
(nacionales). Los rasgos definitorios de las "democracias iliberales" (Zakaria, 1997), 
los "autoritarismos competitivos" (Levitsky y Way, 2002) y los "autoritarismos 
electorales" (Schedler, 2006) describen de modo más preciso a las provincias 
argentinas menos democráticas -como también a otros regímenes subnacionales 
alrededor del mundo- que el concepto tradicional de "autoritarismo" (Linz, 1975). 
Más aún, la lógica causal es similar: tal como los regímenes nacionales híbridos 
existen en gran medida porque necesitan evitar un autoritarismo manifiesto frente a la 
fuerte presión internacional para la democratización, las elites autoritarias 
subnacionales enfrentan una intensa presión nacional para mantener niveles mínimos 
de democracia. 
Bajo tal estructura de incentivos, los gobernantes generalmente recurren a medios 
sutiles para restringir la democracia. Las elecciones se llevan a cabo y el recuento de 
votos es limpio, pero los gobernantes gastan masivamente más que sus opositores; 
los medios locales son formalmente independientes pero son comprados para sesgar 
la cobertura en favor del partido oficialista; los disidentes no son encarcelados, sólo 
excluidos de los codiciados empleos públicos. Son precisamente los incentivos para 
actuar furtivamente los que hacen que estas prácticas no democráticas sean difíciles 
de medir. Sin embargo, sus efectos sobre los resultados políticos son más susceptibles 
a la observación empírica. En la opción entre medidas de democracia objetivas y 
subjetivas (Bollen y Paxton, 2000), la dificultad de producir evaluaciones válidas y 
confiables de tales prácticas hace que los indicadores objetivos electorales e 
institucionales resulten más atractivos. Las prácticas no democráticas generalizadas 
deberían aumentar la probabilidad de extensos períodos de gobiernos de un mismo 
partido, de mayorías electorales inusualmente amplias del partido gobernante, de un 
abrumador control del poder ejecutivo sobre la legislatura, de la existencia de cláusula 
de reelección indefinida, etc. El régimen político no es definido por ninguno de estos 
rasgos en particular, pero, siguiendo la lógica de los "indicadores efecto" (Bollen y 
Lennox, 1 991 ), ellos deberían reflejar cambios en el nivel subyacente de democracia. 
Este es el razonamiento que se encuentra detrás del conocido argumento de que es 
improbable que un país en el cual los gobernantes obtienen más del 60 o 70% de los 
votos o bancas sea una democracia (Przeworski, 1 991 ; Alvarez et al., 1996; Vanhanen, 
2000). Si la democracia requiere de "una oposición que tenga alguna chance de 
llegar al gobierno como consecuencia de elecciones" (Alvarez et al., 1996: 5), 
provincias como Formosa o San Luis, donde el mismo partido ha controlado el gobierno 
por siete mandatos consecutivos desde 1983 -frecuentemente obteniendo más del 
70% de los votos- son menos democráticas que Entre Ríos o Mendoza, donde 
diferentes partidos se han alternado en el cargo, y donde los gobernantes electos 
rara vez han obtenido más del 50% de los votos. 
El índice Democracia Subnacional, que utilizo para operacionalizar la variable 
dependiente, incluye dos indicadores de competencia electoral -Competencia 
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UNA TEORIA RENTÍSTICA DE LOS REGIMENES SUBNACIONALES 591 
Ejecutiva y Competencia Legislativa- y tres indicadores de concentración del poder 
en el gobernante -Control de Sucesión, Control Legislativo 14 y Límites a la Reelección- 
Las medidas de competencia electoral han sido muy utilizadas para operacionalizar 
la democracia tanto a nivel nacional (Alvarez et al., 1996; Vanhanen, 2000) como 
subnacional (Hill, 1994; Beer y Mitchell, 2006), y han mostrado estar altamente 
correlacionadas con los principales índices subjetivos de derechos y libertades 
políticas (Coppedge, 2005). 
Dada la estrecha relación entre libertad sustantiva y elecciones competitivas 
(Schedler, 2005), las medidas de competencia electoral han sido habitualmente 
entendidas como indicadores efecto. También pueden ser razonables "indicadores 
causales" (Bollen y Lennox, 1991), dada la creciente evidencia de que una 
competencia electoral vigorosa lleva a una mayor responsiveness de los gobiernos 
nacionales y subnacionales (Besley y Burgess, 2002; Griffin, 2006; Hobolt y 
Klemmensen, 2008) y, en el caso de las provincias argentinas, a poderes judiciales 
independientes que fortalecen la democracia (Chávez, 2003). 
Competencia Ejecutiva mide las chances reales que tiene la oposición de derrotar 
al partido del gobernador. Es simplemente uno menos la proporción del voto válido 
obtenido por el partido o coalición gobernante en (la primera vuelta de) las elecciones 
a gobernador15. Cuanto mayor sea la proporción obtenida por aquel, menor será el 
nivel subyacente de competencia. Dado que el "relleno de urnas" y el mal conteo de 
votos no han sido problemas significativos en Argentina, las mayorías electorales 
muy amplias obtenidas por un gobernante tienden a reflejar un "campo de juego muy 
inclinado" en el período preelectoral. El hecho de que algunas veces los regímenes 
autoritarios no obtienen tales mayorías (Levitsky y Way, 2002) debería ser interpretado 
como efecto de eventos contingentes (por ejemplo, una crisis económica exógena 
que perjudica al oficialismo) que introducen error de medición aleatorio pero no afectan 
el componente sistemático del indicador. Ceteris paribus , un campo de juego político 
muy desigual produce resultados electorales inusualmente buenos para el oficialismo. 
El inevitable error de medición introducido por los eventos contingentes es reducido 
tanto por su naturaleza no sistemática (que resulta en inferencias estadísticas 
insesgadas, aun si menos precisas) como por la combinación de los indicadores en 
un índice. Una popular medida electoral alternativa -el número efectivo de partidos- 
es inválida, dado que sistemas de partidos no competitivos pueden tener puntuaciones 
más altas que los competitivos16. 
Competencia Legislativa es uno menos la proporción del voto obtenido por el 
partido o coalición del gobernador en las elecciones para la legislatura (en los 
casos de las provincias bicamerales se toma la Cámara de Diputados). El Control 
de Sucesión mide el grado en que el oficialismo logra retener la gobernación en 
una elección. Se codifica como bajo (=1) si la gobernación es capturada por la 
oposición, medio (=2) si el gobernante es sucedido por un miembro de su partido 
14 Los datos sobre votos y bancas son de la Dirección Nacional Electoral y el Atlas Electoral de Andy Tow, 
en http://www.mininterior.gov.ar/elecciones, y http://andy.towsa.com, respectivamente. 15 Sólo una minoría de las provincias tiene doble vuelta (o ballotage) en las elecciones para gobernador. 
16 Por ejemplo, el NEP es 2 en un sistema muy competitivo en el que dos partidos obtienen cada uno el 
50% de los votos, mientras que es de 2,06 en otro claramente poco competitivo donde un partido obtiene el 67% 
de los votos y otros tres partidos obtienen el 1 1 % cada uno. 
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Highlight
592 CARLOS GERVASONI 
que no es ni un familiar ni un aliado político cercano, y alto (=3) si el gobernador es 
reelegido o es elegido un familiar o aliado político cercano. Estos valores reflejan la 
idea de que es probable que la rotación partidaria en el poder y, en menor medida, 
la alternancia dentro del partido de gobierno, indiquen un nivel subyacente más 
alto de democracia que el continuo control de la gobernación por parte de una sola 
persona17. Control de la Legislatura es la proporción de bancas ganadas por el 
partido o coalición del gobernador (en la Cámara de Diputados) en una elección 
dada18. Esta cifra es en cierta medida función de Competencia Legislativa, pero 
también depende de reglas electorales parcialmente endógenas, las cuales han 
sido reformadas desde 1983 por varios gobernadores ansiosos por obtener 
supermayorías, con el objeto de generar grandes sesgos pro oficialistas en la relación 
votos-bancas (Calvo y Micozzi, 2005). En el mismo sentido, Límites a la Reelección 
asume que en los distritos menos democráticos los gobernadores tendrán éxito en 
reformar la constitución provincial para eliminar cláusulas antirreelección19. Esta 
variable se codifica 0 si la constitución prohibe la reelección inmediata del 
gobernador, 1 si permite sólo una reelección inmediata, 2 si autoriza dos reelecciones 
consecutivas, y 3 si no establece límites a la reelección. Todos los indicadores son 
medidos en la elección que marca el final de los cuatro años que dura cada mandato 
de gobernador, esto es, aquellos correspondientes a los años 1987, 1991, 1995, 
1999 у 200320. 
Para establecer si las dimensiones teóricamente independientes de competencia 
y concentración del poder en el gobernante son también empíricamente 
independientes, realicé un análisis factorial de los cinco indicadores y hallé sólo un 
factor significativo, el cual da cuenta de una proporción de la varianza mucho mayor 
que el segundo (los autovalores o eigenvalues son 3,1 1 y 0,18 respectivamente)21. 
Dada esta clara unidimensionalidad, Democracia Subnacionale s definido como los 
puntajes del primer factor (revirtiendo los signos para que los valores más altos 
correspondan a niveles más altos de democracia)22. El valor mínimo corresponde a 
la provincia de La Rioja en 1991 cuando el gobernador, con cláusula de reelección 
indefinida, fue reelecto con el 78,7% de los votos, mientras que su partido obtuvo el 
76,1% de los votos para la legislatura, y 15 de las 16 bancas en juego. La Tabla 1 
presenta las estadísticas descriptivas de Democracia Subnacional y sus cinco 
componentes para todas las provincias en el período 1983-2003. Los lectores 
familiarizados con la política argentina no estarán sorprendidos de saber que las 
17 La rotación en el poder ejecutivo es un elemento clave del índice de democracia de Álvarez et al. 
(1996:5): "En caso de duda, clasificamos como democracias sólo a aquellos sistemas en los que los partidos 
gobernantes efectivamente pierden elecciones". 18 El índice Democracia Subnacional otorga bajas puntuaciones a las provincias sólo cuando los oficialismos obtienen mayorías electorales y legislativas muy amplias. A diferencia de la variable "contestation" de Vanhanen 
(2000), la cual evalúa cualquier tipo de mayoría como menos democrática, considero, en el mismo espíritu que Álvarez et al. (1996), que un oficialismo claramente derrotado es una expresión de niveles saludables de democracia. 
19 La reelección estaba prohibida en todas las provincias en 1983; muchas la han permitido desde entonces. 20 Unas pocas provincias no siguen este calendario electoral. 21 Los valores absolutos de los factores de carga para los indicadores electorales tienen un rango de entre 0,89 y 0,93; para Control de Sucesión y Límites a la Reelección estos valores son 0,59 y 0,53, respectivamente. 22 Los factores tienen una media y una desviación estándar de aproximadamente 0 y 1 , respectivamente. 
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Rod
Highlight
UNA TEORÍA RENTÍSTICA DE LOS REGÍMENES SUBNACIONALES 593 
TABLA 1 
El índice de Democracia Subnacional y sus componentes: 
Estadísticas descriptivas según provincia 
Democracia Competencia Competencia Control de Control Limites a 
Subnacional Ejecutiva Legislativa Sucesión Legislativo la reelec. 
Media DE Media Media Media Media Media N 
La Rioja -1,90 0,71 0,31 0,34 2,8 0,86 3 5 
San Luis -1,28 0,87 0,29 0,50 3 0,69 3 3 
SantaCruz -0,86 0,77 0,40 0,44 2,8 0,67 1,4 5 
Formosa -0,83 0,97 0,40 0,40 3 0,61 1,2 5 
Sgo. del Estero -0,69 0,31 0,44 0,44 2,75 0,67 0,25 4 
Catamarca -0,30 0,12 0,47 0,48 2,75 0,55 2,25 4 
La Pampa -0,18 0,20 0,48 0,50 3 0,55 0,6 5 
Neuquén -0,09 0,47 0,48 0,52 2,4 0,55 0,6 5 
Jujuy -0,07 0,44 0,49 0,50 2,4 0,54 1 5 
Santa Fe 0,00 0,27 0,50 0,51 2,2 0,56 0 5 
Misiones 0,01 0,26 0,50 0,50 2,4 0,53 0,8 5 
Salta 0,15 0,93 0,52 0,56 2,2 0,55 0,6 5 
Córdoba 0,28 0,57 0,52 0,60 2,4 0,51 1 5 
Chubut 0,30 0,80 0,52 0,54 1,8 0,49 0,6 5 
Buenos Aires 0,31 0,41 0,53 0,58 2,2 0,51 0,6 5 
Corrientes 0,32 0,25 0,54 0,55 2,33 0,51 0 3 
Río Negro 0,33 0,43 0,58 0,59 2,8 0,55 0,8 5 
Chaco 0,56 1,38 0,55 0,58 2 0,45 0,6 5 
Entre Ríos 0,59 0,56 0,55 0,56 1 ,4 0,46 0 5 
Mendoza 0,96 0,99 0,60 0,63 2 0,41 0 5 
Tucumán 1,03 0,91 0,66 0,61 2 0,43 0 4 
San Juan 1,24 1,23 0,66 0,65 1,5 0,37 1 4 
provincias menos democráticas desde 1983 han sido La Rioja, San Luis, Formosa, 
Santa Cruz y Santiago del Estero. 
Dado que se aplica a un número relativamente pequeño de sistemas políticos 
institucionalmente similares, el índice Democracia Subnacional permite hacer 
distinciones más finas que las necesariamente simples medidas objetivas diseñadas 
para cubrir todos los países del mundo durante varias décadas (por ejemplo, Alvarez 
et al., 1996; Vanhanen, 2000). Ilustro este punto aplicando el índice dicotòmico de 
Alvarez et al. a las provincias argentinas: once de las veintidós provincias existentes 
en 1 983 resultan ser "dictaduras" porque el partido en el gobierno jamás.fue derrotado 
en una elección para gobernador. (A modo de comparación, cuarenta y nueve de los 
cincuenta estados estadounidenses observó al menos una rotación en el partido de 
gobierno entre 1983 y 2003.) Como Alvarez y sus coautores indican, sin embargo, su 
índice erra sistemáticamente en el sentido de codificar a democracias reales con 
partidos dominantes como dictaduras. Este tipo de error parece probable en los 
casos bajo consideración, dado que las once "dictaduras" incluyen desde San Luis, 
donde la misma familia ha controlado la gobernación desde 1983 (y dirige el único 
periódico relevante), ganando elecciones con hasta el 90% de los votos, hasta Río 
Negro, donde cuatro gobernadores distintos han sido electos con un máximo del 
48,6% de los votos. No es sorprendente, entonces, que San Luis haya sido descripta 
como autoritaria por innumerables estudios académicos y periodísticos (Wiñazki, 
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594 CARLOS GERVASONI 
1995; Chávez, 2003), mientras que tal caracterización nunca se le ha aplicado a Río 
Negro. El índice Democracia Subnacional sí establece diferencias de grado entre 
provincias dominadas por un único partido dentro de un contexto razonablemente 
democrático, y aquellas en las cuales un partido hegemónico es una expresión 
prominente de un bajo nivel de democracia. 
Datos, especificación del modelo y análisis estadístico 
La muestra incluye observaciones de las veintidós provincias argentinas 
existentes al momento de la transición a la democracia y para los cinco mandatos 
cuatrienales de gobernador entre 1983 у 200323. Dado que las observaciones son 
generadas cada cuatro años, esta base de datos evita la inflación artificial de lassignificaciones estadísticas asociadas a datos de panel con períodos de tiempo más 
frecuentes (por ejemplo anuales) (Wilson y Butler, 2007). 
Operacionalización 
Las rentas del federalismo fiscal se miden a través de las transferencias federales 
anuales por adulto (de dieciocho años o más) promediadas para los cuatro años de 
cada mandato (Transferencias Federales)24. (Las transferencias como porcentaje del 
PBI provincial serían un razonable indicador alternativo, pero los valores de PBI sólo 
están disponibles para el período 1993-2000 y utilizan distintos años base que los 
datos fiscales.) Incluyo todas las transferencias desde el gobierno central: los fondos 
de coparticipación, otras transferencias basadas en leyes pero de aplicación 
específica como el FONAVI (viviendas) y los altamente discrecionales Aportes del 
Tesoro Nacional. Las rentas de los recursos naturales son operacionalizadas como el 
promedio cuatrienal de los ingresos por adulto derivados de las regalías provinciales 
del petróleo, el gas y los minerales (Regalías). Para medir el nivel de desarrollo utilizo 
el primer componente de un análisis de componentes principales realizado sobre la 
tasa de analfabetismo, la tasa de mortalidad infantil, y el porcentaje de la población 
con necesidades básicas insatisfechas25, invirtiendo los signos por razones de 
consistencia (Desarrollo)26. La cultura política es una variable difícil de operacionalizar. 
Indicadores de cultura basados en encuestas sólo están disponibles para algunas 
provincias. Los datos censales proveen, sin embargo, un modo indirecto de medir el 
que generalmente es considerado como el principal clivaje cultural de la Argentina: 
el que distingue entre aquellas regiones "tradicionales" marcadas por la colonización 
española temprana y una fuerte herencia católica, y las regiones "cosmopolitas" donde 
la masiva inmigración europea de finales del siglo XIX y principios del siglo XX 
reconfiguró la composición cultural. Para capturar esta dimensión utilizo el porcentaje 
23 El número de observaciones es 102 en lugar de 1 10, debido a datos faltantes y a la imposibilidad de calcular la variable dependiente para las elecciones que suceden a una intervención federal (donde no hay un oficialismo que busque permanecer en el poder). 24 Todos los datos fiscales provienen del Ministerio de Economía y Producción 2006. 25 Cuando los datos para este u otro indicador no se encuentran disponibles para un año electoral, utilizo la interpolación lineal entre los dos años más cercanos para los cuales existen cifras. 26 El primer componente explica el 86,3% de la varianza total. 
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UNA TEORÍA RENTÍSTICA DE LOS REGÍMENES SUBNACIONALES 595 
de la población provincial nacida en Europa de acuerdo al censo nacional de 1914 
-llevado a cabo durante el apogeo de la inmigración a la Argentina (Cultura). 
Como enfatizan los enfoques teóricos específicamente subnacionales, el 
gobierno nacional puede apoyar o minar los esfuerzos de los gobernantes provinciales 
para restringir la democracia. Los presidentes rutinariamente tratan de fortalecer a 
sus aliados y de debilitar a sus opositores en las provincias. Controlo por este factor 
a través de una variable dicotòmica en la cual las administraciones provinciales del 
mismo partido que el presidente son codificadas con un uno ( Partido del Presidente). 
Como el apoyo del presidente al gobernador es más valioso cuando aquel es popular, 
interactúo esta variable con la aprobación que tenga el presidente en encuestas 
nacionales de opinión pública (Popularidad Presidencial)21 . También incluyo una 
variable dicotòmica (Líder Nacional) que identifica unas pocas elecciones en las 
cuales un gobernador o ex gobernador que pertenece al partido que gobierna en la 
provincia se presenta como candidato presidencial (como hizo el gobernador Kirchner 
de Santa Cruz en 2003) o es presidente (como ocurrió con el gobernador Menem de 
La Rioja en 1991). La identificación emocional con un líder local de prominencia 
nacional puede fortalecer al partido gobernante en la provincia28. 
Estimación 
La estimación debe tomar en cuenta la estructura de panel de los datos. Dada la 
relativamente pequeña cantidad de períodos temporales, los modelos dinámicos con 
variables dependientes rezagadas -incluyendo los modelos de corrección de errores- 
no son recomendables (Beck, 2001 ). Una posibilidad es usar estimadores específicos 
del sujeto ( subject-specific ), como efectos aleatorios y efectos fijos, los cuales lidian 
con la heterogeneidad de las unidades y la autocorrelación usando las observaciones 
repetidas para generar constantes diferentes para cada unidad (Hsiao, 2003). Dado 
que el estimador de efectos fijos se basa sólo en la varianza dentro del caso, su uso no 
es recomendable para datos dominados por la varianza transversal (cross-sectional) y 
que incluyen algunas variables independientes con escasa o nula varianza temporal. 
Los modelos de efectos aleatorios son más adecuados para los datos a analizar, 
asumiendo que las constantes aleatorias y las variables independientes no están 
correlacionadas (Hsiao, 2003). Dada la alta sensibilidad de los análisis de datos de 
panel a las opciones de estimación (Wilson y Butler, 2007), chequeo la robustez de los 
resultados volviendo a correr los principales modelos con estimadores alternativos. 
Resultados 
Las estimaciones vía efectos aleatorios son presentadas en la Tabla 2. El Modelo 1 
apoya fuertemente la hipótesis de las rentas fiscales: mayores transferencias por 
adulto del gobierno central están asociadas con menos democracia. Su efecto es 
altamente significativo y sustantivamente importante: en el período 1996-99, por 
27 Los datos de esta variable provienen de las encuestas nacionales de opinión pública de Ipsos-Mora y 
Araujo. 28 Las estadísticas descriptivas de todas las variables se encuentran disponibles requiriéndoselas al 
autor. 
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59ß CARLOS GERVASONI 
ejemplo, Buenos Aires recibió en promedio 765 pesos por adulto por año -el más 
bajo del país- mientras, en el otro extremo, La Rioja obtuvo 6.219 pesos; el modelo 1 
predice que, siendo las demás cosas iguales, La Rioja tendrá 2,4 unidades (esto es, 
desviaciones estándar) menos en el índice Democracia Subnacional que Buenos 
Aires. Reestimé el modelo 1 reemplazando este índice por cada una de los cinco 
indicadores usados para construirlo. Estos cinco modelos (no presentados), todos 
los cuales confirman la alta significación de Transferencias Federales, son más fáciles 
de interpretar porque sus coeficientes están expresados en unidades familiares. Así, 
por ejemplo, se hubiera esperado que La Rioja en 1996-99 obtenga, ceteris paribus, 
26,2 puntos porcentuales menos que Buenos Aires tanto en Competencia Ejecutiva 
como Legislativa, y 30,5 puntos porcentuales más que Buenos Aires en Control 
Legislativo. Esto es, diferencias muy grandes en el nivel de rentas del federalismo 
fiscal están asociadas con diferencias muy grandes en el régimen político. 
Contrariamente a lo esperado, Regalías no tiene un efecto significativo sobre la 
democracia subnacional. A la luz del fuerte impacto que tiene Transferencias Federales, 
este hallazgo negativo sugiere o bien que la baja incidencia de los ingresos de recursos 
naturales en las provincias argentinas produce un efecto demasiado pequeño para 
ser capturado estadísticamente, o bien que hay algo en la naturaleza de esas rentas 
que las hace tener menores consecuencias sobre los regímenes subnacionales. 
Sorprendentemente, el nivel de desarrollo no tiene un efecto significativo (y el 
signo contrario al esperado). С ultura tampoco esestadísticamente distinguible de cero. 
Los tres coeficientes asociados con la interacción entre Partido dei Presidente y 
Popularidad Presidencial indican que es probable que la democracia subnacional se 
vea perjudicada cuando el gobernador es del mismo partido que un presidente popular 
(un efecto que se incrementa junto con Popularidad Presidencial). De la misma forma, 
el coeficiente de la variable que identifica las elecciones en las cuales un gobernador 
se presenta para la presidencia, o disfruta del arrastre de un ex gobernador de su 
mismo partido que compite para (o es el) presidente, es significativo y negativo. 
El hallazgo nulo correspondiente a Desarrollo es contrario a las expectativas 
teóricas y a la evidencia nacional. Volví a correr el modelo 1 usando cada una de las 
tres medidas incluidas en el índice de Desarrollo (analfabetismo, mortalidad infantil y 
necesidades básicas insatisfechas) en forma alternativa. Los tres coeficientes resultantes 
son indistinguibles de cero (valores-p entre 0,41 y 0,71) y tienen el signo equivocado 
(resultados no presentados). El Modelo 2 utiliza una medida alternativa, el producto 
bruto geográfico per cápita estimado por CEPAL (2007). Como estos datos sólo están 
disponibles para el período 1993-2000, proyecto las cifras de 1993 hasta 1987 -el 
primer año en el que la variable dependiente es observada- y las cifras de 2000 hasta 
2003. Siguiendo hallazgos sobre la forma funcional de la relación a nivel nacional 
(Jackman, 1 973), utilizo una transformación logarítmica de esta variable ( PBG р/с [log]). 
El coeficiente para la nueva medida en el modelo 2 (donde se eliminaron las variables 
anteriormente no significativas) es nuevamente negativo y no significativo. 
Puesto que los modelos 1 y 2 sufren de una considerable multicolinealidad 
(factor de inflación de la varianza, o FIV=3,48 y 3,76, respectivamente) -causada 
principalmente por la interacción entre Partido del Presidente y Popularidad 
Presidencial-, el modelo 3 elimina los términos individuales de la interacción (como 
también las medidas no significativas de cultura y desarrollo). Constreñir estos términos 
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UNA TEORÍA RENTÍSTICA DE LOS REGÍMENES SUBNACIONALES 597 
TABLA 2 
Los determinantes de la democracia subnacional, 1983-2003 
(modelos de efectos aleatorios) 
Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 Modelo 4 Modelo 5 Modelo 6 
 (MCG)a 
Transferencias Federales -,00044*** -.00045*** -,00046*** -,00045*** ,00047*** 
(,00009) (,00008) (,00009) (,00012) (,00012) 
Regalías -.00000 
(.00012) 
Desarrollo -.0100 -.0154 
(,0134) (.0134) 
PBG р/с (log) -.0988 
(.2216) 
Cultura .0094 ,0130* 
(.0086) (.0079) 
Partido del Presidente ,2016 .1935 ,0421 
(.3967) (.3937) (.4038) 
Popularidad Presidencial ,0053 ,0052 .0100* 
(.0057) (,0057) (,0058) 
Partido del Presidente X -,0129* -.0124* -.0081*** -.0081*** -.0081*** -.0131 
Popularidad Presidencial (,0071) (,0071) (.0024) (,0025) (,0025) (,0073) 
Líder Nacional -,6831** -.7378** -.7094** -.7044** -.7123** -,6824** 
(.3076) (.3043) (.2948) (,2960) (,3006) (,3148) 
Población (inversa) -13,738 
(93,333) 
Empleados públicos cada 
1000 habitantes -,0234 
(.0049) 
Constante 1,564 1,857 1,288*** 1,288*** 1,316*** 2,026** 
(,9649) (1,917) (,2272) (,2315) (,2971) (,994) 
R2 General ,454 ,447 ,438 ,438 ,438 ,431 
Rho ,179 ,120 ,214 ,228 ,190 ,146 
Observaciones 102 102 102 102 102 102 
* p < 0,10, ** p < 0,05, *** p < 0,01 ¡ las cifras son coeficientes de regresión no estandarizados; los errores 
estándar están entre paréntesis. 
aLas Transferencias Federales se instrumentan mediante la inversa de la Población, Partido del Presidente x 
Popularidad Presidencial, y Líder Nacional. 
a un valor de cero resulta razonable dado que los modelos 1 y 2 están lejos de 
rechazar las hipótesis nulas. Esto es, los datos apoyan las hipótesis teóricamente 
plausibles de que la imagen pública del presidente no tiene efecto cuando la provincia 
es controlada por un opositor y que la democracia no se ve afectada cuando el 
gobernador pertenece al mismo partido de un presidente altamente impopular. En el 
modelo 3 el FIV promedio cae a 1 ,07, lo cual permite una estimación más eficiente de 
los demás coeficientes. Transferencias Federalesy Líder Nacional prácticamente no 
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598 CARLOS GERVASONI 
se ven alterados. El coeficiente para el término de interacción se hace un poco más 
pequeño, pero su significancia aumenta sustancialmente (valor-p=0,001 ), confirmando 
que la capacidad de restringir la democracia de los gobernadores afiliados al partido 
del presidente se fortalece a medida que la aprobación presidencial aumenta. El 
hecho de que tanto la interacción presidencial como Líder Nacional mantengan 
consistentemente coeficientes significativos confirma hallazgos previos según los 
cuales la política nacional es importante para explicar la fortuna política de los 
gobernantes provinciales argentinos (Remmer y Gélineau, 2003; Gélineau y Remmer, 
2005; Gibson, 2005). Los análisis de sensibilidad revelan que estos hallazgos 
estadísticos son muy robustos29. 
Endogeneidad: causalidad espuria y simultánea 
La asociación estadística fuerte, altamente significativa y robusta entre rentas 
del federalismo fiscal y democracia subnacional es consistente con el argumento 
fiscal expuesto más arriba, pero, como sucede con cualquier resultado basado en 
datos observacionales, podría sufrir un sesgo de endogeneidad si hubiera causalidad 
espuria o simultánea. 
La causalidad espuria tendría lugar si una variable omitida explicara tanto las 
rentas como el régimen. Un factor que plausiblemente podría producir una asociación 
espuria entre rentas y democracia es el tamaño demográfico. El Gráfico 1 b revela 
una estrecha relación entre la población y las transferencias. Uno podría hipotetizar 
-en el espíritu de Madison- que las provincias escasamente pobladas con sociedades 
más homogéneas tienden a producir regímenes menos democráticos. El Modelo 4 en 
la Tabla 2 agrega la inversa de la población como un predictor. La nueva variable está 
lejos de ser estadísticamente significativa, mientras que el coeficiente de Transferencias 
Fiscales permanece prácticamente sin cambios. Se obtienen resultados casi idénticos 
cuando la población es introducida linealmente o logarítmicamente y cuando es 
reemplazada por la sobrerrepresentación en la legislatura nacional (resultados no 
presentados)30. 
El sesgo de endogeneidad podría surgir si la causalidad transita, al menos 
parcialmente, desde la democracia subnacional hacia las rentas fiscales. Tal tesis 
contradice el plausible argumento de que los gobernantes nacionales no asignarán 
fondos a los distritos no competitivos donde es poco probable que los resultados 
electorales sean afectados (Wibbels, 2005). Sin embargo, se ha argumentado que 
los regímenes provinciales menos competitivos tienen un desempeño fiscal más pobre 
(Remmer y Wibbels, 2000), lo cual podría llevar a una mayor asistencia por parte del 
gobierno federal (Gordin, 2006). También podría argumentarse que los presidentes 
29 Esto es especialmente cierto para la variable de mayor significación teórica: el coeficiente de Transferencias Federales no sólo es muy estable en todos los modelos de la Tabla 2, sino notablemente robusto, tanto en tamaño como en significación estadística, bajo muchos y diversos estimadores de panel alternativos tales como mínimos cuadrados con errores estándar corregidos por panel (PCSE) (Beck and Katz, 1995), ecuaciones de estimación generalizadas (GEE) (Zorn, 2001 ), el estimador "entre" ("between") y efectos fijos. Ver detalles en el apéndice 2 de la versión original en inglésde este artículo. 30 La sobrerrepresentación es la razón entre la proporción de legisladores nacionales de una provincia 
respecto del total nacional y la proporción de la población adulta de la misma respecto del total nacional. 
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UNA TEORÍA RENTÍSTICA DE LOS REGÍMENES SUBNACIONALES 599 
envían más recursos hacia las provincias menos democráticas con la intención de 
afectar las elecciones nacionales: a cambio de fondos federales los gobernadores 
podrían usar su poder electoral en favor del oficialismo nacional. Sin embargo, los 
estudios académicos sobre los determinantes de la distribución de los ingresos 
impositivos en Argentina son inconsistentes con la tesis de que los regímenes 
determinan las rentas. Estos estudios concluyen que las participaciones provinciales 
son función de la sobrerrepresentación legislativa (Gibson, Calvo y Falleti, 2004), el 
tamaño de la población (Remmer y Wibbels, 2000), la proporción de la delegación 
legislativa nacional de cada provincia controlada por el partido del presidente (Gélineau 
y Dubé, 2005), y, para las transferencias discrecionales, la falta de armonía partidaria 
entre los gobiernos nacional y provincial (Gordin, 2006), no de la naturaleza de los 
regímenes subnacionales. Los estudios históricos sobre la evolución de las 
instituciones del federalismo fiscal en Argentina ni siquiera consideran los niveles de 
democracia subnacional como uno de los factores que influencian las decisiones 
sobre la distribución (Eaton, 2004; Porto, 2004; Díaz-Cayeros, 2006). Además, como 
se ha señalado más arriba, las participaciones provinciales en las transferencias 
federales son mayormente función de coeficientes fijos legalmente estipulados, y 
han sido de hecho muy estables desde 1983. Todo esto pone en duda la posibilidad 
de que las transferencias federales sean endógenas. 
Proveo un control adicional contra el sesgo de simultaneidad a través de un 
estimador de variables instrumentales. Un instrumento muy razonable es la inversa 
de la población. Sabemos a partir del Gráfico 1b que ésta está altamente 
correlacionada con Transferencias Federales . Al mismo tiempo, no hay forma 
concebible de que los regímenes subnacionales causen la distribución territorial de 
la población, la cual está básicamente determinada por factores históricos, económicos 
y geográficos exógenos. Más aún, el modelo 4 muestra que el efecto condicional de 
1/población sobre la democracia subnacional es esencialmente cero. Población, 
altamente correlacionada con Transferencias Federales y claramente exógena, es 
por tanto un instrumento ideal. Volví a correr el modelo usando el estimador de efectos 
aleatorios de mínimos cuadrados de dos etapas generalizados (G2SLS)31 . El Modelo 5 
(Tabla 2) muestra que los resultados apenas cambian respecto de los modelos de 
efectos aleatorios 1 a 3. La estimación para Transferencias Federales es negativa y 
de hecho ligeramente más grande en valor absoluto. Debido a la eficiencia más baja 
de los estimadores de dos etapas, el error estándar es mayor, pero a pesar de ello el 
coeficiente continúa siendo altamente significativo. En resumen, consideraciones 
teóricas y varias corrientes de evidencia histórica y estadística indican que la 
causalidad va desde las rentas fiscales hacia los regímenes provinciales, y no en 
sentido inverso. 
Mecanismos causales 
La teoría y la evidencia previa sugieren que un mecanismo causal central a 
través del cual las rentas perjudican la democracia es el "efecto del gasto", o el uso 
31 También conocido como el estimador de Balestra y Varadharajan-Krishnakumar. A diferencia de mínimos 
cuadrados ordinarios (МСО), los estimadores de mínimos cuadrados de dos etapas son consistentes en la 
presencia de variables independientes endógenas. 
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ßOO CARLOS GERVASONI 
de abundantes erogaciones públicas para financiar patronazgo y así prevenir la 
democratización (Ross, 2001). La evidencia sobre el impacto de la dependencia de 
los recursos en los estados de Estados Unidos es consistente con este mecanismo: 
las rentas "permiten a los funcionarios comprar apoyo público y construir redes de 
patronazgo", que a su vez impiden "el desarrollo de una oposición viable y de las 
instituciones democráticas emparentadas" (Goldberg, Wibbels, y Mvukiyehe, 2008: 
495). El concepto de autonomía económica de McMann se centra en los 
microfundamentos de esta cadena macrocausal: donde un generoso gasto público 
provee a los gobernantes de poderosas zanahorias y garrotes financieros, los 
ciudadanos económicamente vulnerables tienden a apoyarlos o a abandonar la 
participación política (McMann, 2006). 
La evidencia cualitativa de la Argentina sugiere -consistentemente con los 
hallazgos de McMann en varias regiones postsoviéticas- que los bajos niveles de 
autonomía económica son en buena medida responsables de los bajos niveles de 
democracia provincial. Los reportes periodísticos sobre la política de las provincias 
rentísticas frecuentemente interpretan sus sospechosas democracias en términos de 
autonomía económica: una investigación sobre Santa Cruz (la provincia con mayor 
número de empleados públicos per cápita luego de La Rioja) reporta un clima de 
autocensura en los medios y de sumisión pública que es atribuido al temor de perder 
beneficios provistos por el estado (Mochkofsky, 2003). Gibson sugiere que el 
autoritarismo de Carlos Juárez en Santiago del Estero fue reforzado por su "control 
sobre una vasta maquinaria de patronazgo, fundada en las transferencias del gobierno 
central", agregando que tal maquinaria "eclipsaba todas las demás actividades 
económicas en la provincia", a punto tal que "más del 87% de la población 
económicamente activa era empleada por el gobierno provincial" (Gibson, 2005: 
122-23)32. Académicos locales proporcionan una interpretación similar del régimen 
juarista, enfatizando el enorme tamaño relativo y el uso político del empleo público en 
la provincia (Dargoltz, Gerez, y Cao, 2006: 33-34). En el mismo sentido, un estudio 
sobre el estado de derecho en San Luis observa que la economía provincial "depende 
fuertemente de los ingresos impositivos federales", los cuales le han permitido a 
Adolfo Rodríguez Saá (quien junto a su hermano ha controlado la provincia desde 
1983) "mantener vastos proyectos de obra pública que han mantenido a la población 
dependiente del gobierno para obtener trabajo y vivienda, y por lo tanto sometida" 
(Chávez, 2003: 433). Los análisis sobre la política de las provincias rentísticas también 
contienen frecuentes referencias a la alta dependencia del presupuesto provincial 
que tienen el empresariado local y los medios de comunicación (Wiñazki, 1995: 53- 
54; Cao, 2005:102; Trocello, 2008: 270). Los medios de comunicación de Formosa, 
La Rioja y Santa Cruz, por ejemplo, son destacados por su "enorme dependencia de 
publicidad oficial" (Ruiz, 2009). Existe un acuerdo casi unánime entre los analistas 
respecto de que la dependencia económica del Estado es un hecho políticamente 
consecuente en las provincias rentísticas. 
Entrevistas realizadas por el autor y un grupo de investigadores asistentes a 
cientistas sociales y periodistas políticos locales en varias provincias durante 2006 y 
32 Esta cifra es considerablemente mayor que la reportada por los datos oficiales sobre empleo público 
provincial (Ministerio de Economía y Producción, 2006). Gibson cita una estimación hecha por un periódico que 
probablemente considere formas indirectas de empleo público a través de programas de asistencia social. 
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