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1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Facultad de Ciencias Políticas Ciencias de la Comunicación El antagonismo entre el Muralismo y la Generación de la Ruptura. Una visión socio- histórica. T E S I S que para obtener el grado de licenciada en Ciencias de la Comunicación P R E S E N T A Alejandra Patricia López Estrada Asesor: Dr. Julio Amador Bech México D. F.2012 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 AGRADECIMIENTOS - A mis padres, por su cariño y el amor con el que me educaron. Roger, gracias por la fortaleza transmitida, por la oposición a lo cotidiano, por preocuparte por mi desarrollo intelectual, por asegurarte de formarme fuerte, segura de mi misma y por hacerme un ente con valores. Gracias por tu generosidad y el apoyo incondicional para alcanzar mis objetivos. Luchi, a ti dedico este proyecto terminado, por ser una mujer incansable, amorosa y nutridora. Por luchar por darme lo mejor, por nunca juzgar mis desatinos, por ser mi confidente, por procurarme un crecimiento feliz y sin carencias. Por ser mi cómplice hasta el final. - a mi hermano, carnaza, gracias por la hilaridad con la que crecimos, por la sencillez para divertirnos, por el buen humor con el que aprendimos a llevar la vida. Con mucho cariño para Ana, Emiliano y Pato también. - a mi abuelita, por tu inmenso cariño, por soportar mis travesuras, por el amor y la paz que irradias. Te quiero mucho abue - A Julio, te agradezco y vitoreo tu pasión por transmitir conocimiento, por despertar inquietudes, por asesorarme en esta tardada labor, por ser un buen guía y un buen amigo. Gracias por ayudarme a concluir esta etapa, gracias por apoyarme hasta el final. - A Gerardo e Hilda, por el impulso y confianza profesional que me han tenido, por los estímulos y el cariño que me han brindado. - a Liz, por acompañarme a lugares inhóspitos, por los coloquios para resolver el mundo, por estar cercana y presente en mis alegrías y mis tristezas, por saber todo de mí y secundarme. Gracias por ser una buena amiga. - A Josué, por las experiencias que compartimos y el aprendizaje que obtuve a tú lado. Gracias a aquellos que pasaron estos años conmigo a Pablo por el empuje, Mauricio por escucharme y darme consejos, Jonathan por tener las palabras correctas para hacerme sonreir, Alegría a pesar de la distancia siempre estas muy presente, Eblem gracias por el último jaloncito que me ayudaste a dar con los libros del CENIDIAP, a Renato por restaurar mi urdimbre y por ser un buen compañero, Titi el libro que me prestaste me aclaró el panorama, a Gaby Morita, Luana, María Luisa, María Elena, Karlis, a mi hermanona, Amis, Myrix, Gaby, Maric, Cuca, Jannifur, Yummie, Fab, a Louis Phillippe, Annia Tomckyc, y Marianita Cantú. La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido. Rabindranath Tagore (1861-1941) 3 ÍNDICE Introducción………………………………………………………………………... Capítulo I. ¡No hay más ruta que la nuestra! El Muralismo mexicano…... 1.1 La raíces sociales del muralismo…………………………………….. 1.1.1 La represión porfiriana como base de la revolución social y estética…………………………………………………………………... 1.1.2 El ámbito artístico vence la represión………………………… 1.1.3 Estalla la Revolución y el pueblo junto con ella…………….. 1.2 Las raíces estético-artísticas del muralismo……………………….. 1.2.1 La evolución de la Academia de San Carlos…………………. 1.2.2 El nacimiento del tema revolucionario: Gerardo Murillo, patriarca de la pintura mural…………………………………………... 1.3 El muralismo mexicano………………………………………………… 1.3.1 José Vasconcelos, predicador de la cultura nacional……… 1.3.2 Los primeros brotes de pintura mural………………………… 1.3.3 El sindicato de artistas revolucionarios………………………. 1.3.4 Los temas del muralismo………………………………………... 1.3.5 La trinidad muralista……………………………………………… 1.3.6 Los alcances del muralismo…………………………………….. Capítulo II. La Generación de la Ruptura……………………………………... 2.1 Después de la revolución militar…………………………….............. 2.1.1 En lo económico……………………………………………….….. 2.1.2 En lo político……………………………………………………….. 2.1.3 El ocaso alcanza al muralismo…………………………………. 6 10 10 10 15 17 23 23 27 32 32 37 40 42 43 46 51 51 52 54 59 4 2.2 Las primeras reacciones ante el muralismo……………………...… 2.2.1 Rufino Tamayo: la oposición entre realismo social y la pintura pura……………………………………………………………….. 2.2.2 Otras fisuras en la inquebrantable escuela mexicana de pintura……………………………………………………………………… 2.2.3 La generación de exiliados en México ……………………….. 2.3 La generación de la ruptura………………………………………...…. 2.3.1 Estados Unidos de América y su campaña de eliminación del peligro comunista; un incentivo para la Ruptura……………… 2.3.2 La influencia estética del extranjero…………………………... El mundo………………………...……………………...……………... Estados Unidos……………………..………………………………... Europa………………………………………………………………….. 2.3.3 La ruptura………..…………………………………………………. 2.3.4 Las galerías de arte y el desarrollo del mercado del arte………………………………………………………………………….. 2.3.5 Salones y concursos……………………………………………... Salón Esso…………………………………………………………….. Confrontación 66……………………………………………………... Exposición Universal en Montreal…………………………...……. Donde hay represión no me puedo expresar……………………. Exposición solar…………………………………………………….... La feria mundial en Osaka……………………..…………………… El salón independiente………..…………………………………….. 2.3.6 Los alcances de la Ruptura………………………………...……. 61 61 63 64 66 66 69 69 70 75 78 81 84 85 87 89 90 91 92 93 98 5 Capítulo III. Conclusiones. El muralismo y la Ruptura desde la distancia…………………………………………………………………………….. 3.1 Los movimientos estéticos y artísticos en íntima relación con la sociedad………………………………………………………………………... 3.1.1 El muralismo como producto de una compleja raigambre………………………………………………………………….. 3.1.2 La Generación de la Ruptura como producto de una compleja raigambre…………….……………………………………….. 3.2 El fin de la tradición de la ruptura…………………………………….. Anexos………………………………………………………………………………. Entrevistas…………………………………………………………………….. Arnaldo Coen……………………………………………………………... Gilberto Aceves Navarro……………………………………………….. Vicente Rojo………………………………………………………………. Mapa cronológico (1939-1980)…………………………………………….. Imágenes………………………………………………………………………. Bibliografía…………………………………………………………………………. 101 101 102 104 106 112 113 135 147 161 196 203 6 INTRODUCCIÓN El objetivo de esta investigación consiste en estudiar la relación existente entre la pintura como lenguaje, como “sistema organizado que sirve de medio de comunicación y se vale de signos”1y la sociedad como influencia “del mundo humano concreto del que él [artista] forma parte”2. En un primer capítulo perfilaré las circunstancias sociales y políticas de finales del siglo XIX y principios del siglo XXen México, las cuales dieron la pauta para el desarrollo de la pintura mural en nuestro país; en un segundo capítulo haré un reseña de las cuestiones políticas, económicas, históricas, sociales y artísticas que coadyuvaron para el surgimiento del grupo pictórico conocido como la Generación de la Ruptura, que nació en la década de los cuarenta y se extendió hasta finales de la década de los sesenta, en el tercer y último capítulo se concretará la relación que existe entre ambos movimientos estético-artísticos y otros factores de su entorno. Me permito aclarar que al contrario de lo que podría pensarse en un inicio al ver los temas a tratar, mi trabajo no busca ser una tesis sobre arte: la pintura es en cierta manera un pretexto que responde a un gusto personal. El verdadero cometido de esta reflexión es mostrar la íntima relación que existe entre todo fenómeno histórico, político, social o económico y un grupo de pintores llevando a cabo su quehacer artístico. Esta tesis versará sobre pintura y sociedad pero el acento de mis reflexiones se encontrará en la interrelación, de manera que la pintura o el arte en general, lleguen a ser expuestos como consecuencias lógicas de los procesos sociales. Quiero manejar a la pintura como un sistema de comunicación incapaz de existir aisladamente por ello detallaré acontecimientos históricos y políticos que sucedieron antes, durante y después del muralismo y de la Ruptura. Como lo dijo 1 “La poética de Lotman. Opacidades y transparencias” en Sánchez Vázquez Adolfo, Cuestiones estéticas y artísticas contemporáneas, p. 37 2 “La pintura como lenguaje” en Sánchez Vázquez Adolfo, Cuestiones estéticas y artísticas contemporáneas, p. 123 7 el lingüista y semiólogo ruso Iuri M. Lotman “la obra de arte es la traducción de una realidad a otra”3 es decir, la obra artística es una interpretación que el creador hace del entorno que lo circunda. Las dos corrientes artísticas que en este trabajo se contrastan, comunican contextos distintos y responden a necesidades diferentes. Son resultado de un adiestramiento artístico en una ubicación cultural específica y a la vez secuela de una formación social adquirida en un determinado momento histórico. En estas expresiones, podremos identificar exigencias artísticas diferentes, estilos discrepantes y significaciones contrarias. Por un lado los muralistas utilizan la pintura figurativa como lenguaje artístico y vía de comunicación, “la realidad que la pintura [mural] nos ofrece es una realidad figurada, o más exactamente, creada; es la manifestación del modo como el hombre [el artista] se apropia de un fragmento de lo real”.4 Por otro lado, los pintores de la generación de la ruptura marcan un nuevo estilo, pues sienten agotados los métodos. Estos artistas generan un arte moderno, no figurativo, influenciado por el contexto económico y social. El arte abstracto a pesar de no contener figuras “es lenguaje […] por que en él los signos pictóricos –líneas, colores- se integran en formas que, si bien no representan, pueden significar […] comunican cierta relación del hombre con el mundo, o cierto modo de asumirlo, vivirlo o experimentarlo.” 5 Sucesos fatales como la Segunda Guerra Mundial en Europa o la depresión de los años treinta en Estados Unidos, originan obras carentes de figuración pero ricas en carga emotiva. Estos artistas no encuentran en la figuración las formas para expresar su desasosiego, es la ordenación de líneas y colores que evoca el vivir o sentir de un mundo. El antagonismo entre el movimiento mural de comienzos de la década de 1920 y de la pintura realizada por la Generación de la Ruptura en los años 3 “La poética de Lotman. Opacidades y transparencias” en Sánchez Vázquez Adolfo, Cuestiones estéticas y artísticas contemporáneas, p. 39 4 “La pintura como lenguaje” en Sánchez Vázquez Adolfo, Cuestiones estéticas y artísticas contemporáneas, p. 117 5 Ibid, p. 129 8 cuarenta será explicado a lo largo de mi tesis como una respuesta en el contexto de acontecimientos históricos, políticos y sociales, de México y del extranjero. Al final del trabajo dichos acontecimientos históricos serán enmarcados en una lógica concreta, la de la modernidad, tal y como la expone Octavio Paz bajo el sobrenombre de tradición de la ruptura. Un autor que va muy en consonancia con los momentos artísticos e históricos que me propongo explicar. Para cotejar la imbricación que hay entre los movimientos estético- artísticos y su sociedad, el trabajo está dividido en tres partes. La primera concierne al muralismo mexicano, en este capítulo se detalla la atmósfera porfirista de represión que existía a finales del siglo XIX y a comienzos del XX. Posteriormente se describe cómo esta represión desembocó en los primeros movimientos sociales que manifestaron el descontento general, los cuales a su vez devinieron en Revolución mexicana. En otro apartado, se desarrollan los antecedentes de la Academia de San Carlos, se profundiza en cierta medida en las reacciones estéticas, en las figuras cuya acción fue un incentivo para el desarrollo del muralismo y en las oposiciones que hubo para su progresión. El resultado es que los temas, las técnicas, y la ideología de los artistas, se ven como consecuencias de la dialéctica de ambos polos (histórico, político y social). En el capítulo segundo el tema principal es la Generación de la Ruptura. En una primera parte abrevié los sucesos acontecidos en México de 1940 a 1968, y discurrí en torno a la culminación de la Revolución, a su institucionalización, y la señalo como factor de declive del muralismo. También se aperciben las influencias estéticas que tuvo la Generación de la Ruptura, tanto nacionales como mundiales. En otra sección del capítulo se desembrolla esta inercia hacia la ruptura como consecuencia de los polos histórico, político y social, y se detallan los cometidos políticos para desprestigiar al muralismo. Narro el ambiente que guarece la creación artística; las luchas por conseguir espacios de expresión en galerías de exposición, salones y concursos y las visicitudes y anécdotas del movimiento. 9 En el tercer y último capítulo, tengo un cometido doble. Por un lado, concluir el trabajo y tender los puentes entre el muralismo y la ruptura y los procesos políticos, históricos y sociales. Por otro lado profundizaré este trabajo alrededor del concepto de la tradición de la ruptura de Paz, con el cual mostraré que los movimientos artísticos se pueden circunscribir a esta lógica. Como complemento de este estudio, se incluyen tres herramientas que utilicé para el desarrollo de mi trabajo de investigación. ANEXO I: Tres entrevistas de tres pintores de la llamada generación de la ruptura: Gilberto Aceves Navarro, Arnaldo Coen, y Vicente Rojo. Estas conversaciones fueron realizadas para contar con una herramienta de investigación testimonial y no sólo documental. ANEXO II: Como aparato de contextualización realicé un cuadro cronológico que va del año de 1939 al año de 1980, el cual enlista los acontecimientos históricos mundiales y nacionales, los principales avances en cuanto a ciencia y tecnología, y las obras sobresalientes en arquitectura, escultura, pintura, literatura, música y cine. Este mapa me sirvió para informarme del desarrollo histórico, político, artístico y social y para visualizar dichas áreas en un panorama general. ANEXO III: Consiste en imágenes que ejemplifican la obra realizada por algunos representantes (eligidos por gusto propio) tanto del muralismo como de la ruptura. He dicho que éste no es un trabajo sobre pintura, pero la imagen gráfica complementa la teoría. Las imágenes tienen el fin de ilustrar los dos movimientos artísticos a tratar. Finalmente,este trabajo pretende impulsar y valorar las expresiones artísticas como medio de comunicación y reflejo de las percepciones sociales, emocionales e intelectuales de sus creadores. Me gustaría que el lector entendiera que además de la función estética, la obra de arte es una apropiación del hombre de un fragmento de su realidad y que como todo sistema, se vale de signos para comunicar. 10 CAPÍTULO I. ¡No hay más ruta que la nuestra! El muralismo mexicano La etapa de la pintura mexicana que estimo cerrada, fue grande y necesaria: correspondió a su época en México y supo trascenderla. Que se discuta, que se niegue, que se le deforme, que se la interprete como quiera, comprueba su vitalidad y su vigencia. Ya se encuentra lejos de nosotros que vivimos en ella. Lejos, y a otra cosa. En el arte, por defensivo efecto de perspectiva, lo inmediatamente anterior se nos antoja lo más distante. Ha pasado un nacionalismo que fincó, en gran parte, en lo pintoresco pintorescamente. Luis Cardoza y Aragón, Pintura Activa David Alfaro Siqueiros discurrió en alguna ocasión: la pintura mural fue la primera manifestación artística en toda América Latina que tuvo un mérito en verdad sobresaliente. Entre uno de sus logros está el de haber quedado grabada en la cultura universal. Las causas del muralismo mexicano comenzaron a gestarse a partir de la reflexión generada por la paralización estética que promovía la Academia de San Carlos y por el descontento social suscitado a finales del gobierno porfirista. En este capítulo plantearé las raíces sociales, estéticas y artísticas que trazaron los antecedentes del movimiento mural mexicano. 1.1 Las raíces sociales del muralismo 1.1.1 La represión porfiriana como base de la revolución social y estética Los primeros años del siglo XX mexicano se caracterizan por una etapa de agitación social inducida por las acciones emprendidas durante el gobierno de Porfirio Díaz. Dicho período estuvo lleno de turbación política y exigencias sociales de la población de México. La popularidad del presidente comenzó a descender, su estancamiento en el poder y su incapacidad (o intransigencia) para modernizar las anacrónicas estructuras administrativas, políticas y culturales (aunado todo 11 esto a la opresión laboral y económica) provocaron una oleada de descontento y una serie de insurrecciones en el país. El nulo esfuerzo de Díaz por dar solución a la situación le empezó a restar seguidores y a sumar críticos. La generación de jóvenes letrados nacidos entre 1858 y 1872 “habían adquirido convicciones e ideales sobre política, administración, economía, finanzas y sociología”6, y, al darse cuenta de la esquivez del gobierno para incorporarlos a sus filas, se convirtieron en los principales críticos del régimen. Los miembros del gabinete, los legisladores y gobernadores eran en su mayoría personas mayores de setenta años, y el presidente no consideraba oportuno incorporar gente nueva que pudiera salirse de su línea política: […] en más de treinta años de régimen absoluto, no se han podido dar a conocer más prohombres que los que rodean al General Díaz, y esos no pueden ser grandes políticos, ni mucho menos políticos independientes; tienen que ser forzosamente hombres de administración, que se resignen a obrar siempre según la consigna, pues sólo así son tolerados por nuestro Presidente, que ha impuesto como máxima de conducta a sus Ministros, Gobernadores, y en general a todos los ciudadanos mexicanos, la de poca política y mucha administración, reservándose para él el privilegio exclusivo de ocuparse en política, a tal grado, que para los asuntos que conciernen a este ramo de gobierno, no tiene ningún consejero; sus mismos Ministros ignoran con frecuencia sus intenciones.7 Es así que la clase media, que no dependía ni trabajaba para el gobierno, se convierte en antiporfirista y alza la bandera del liberalismo. En 1901 y 1902 se realizaron dos congresos, donde los asistentes se pronunciaron por la libertad de expresión, el sufragio efectivo, la reforma agraria y el municipio libre. Los jóvenes denunciaron el extranjerismo desmesurado (de doscientos doce comercios establecidos en la capital, sólo cuarenta de ellos eran mexicanos). La juventud liberal (que aspiraba al poder) se proclamó por el progreso, enalteciendo sentimientos nacionalistas y patrióticos. En 1906 los hermanos Flores Magón, refugiados en San Luis Missouri, EUA (para evitar ser aprehendidos), fundan el Partido Liberal Mexicano, y posteriormente publican un escrito antirreleccionista, antimilitarista, librepensador, 6 Luis González, “El liberalismo triunfante”, en Historia General de México, p. 689. 7 Francisco I. Madero, La sucesión presidencial 1910. El partido nacional democrático, p. 3. 12 xenófobo, anticlerical, laborista y agrarista, que animó los movimientos huelguistas. La clase obrera también rompió con el régimen. Las injustas relaciones obrero-patronales permitidas por el gobierno porfirista habían activado ya el enfado e inconformidad en distintos sectores de la población: “Los obreros, que desde 1906 se entregaban ―en Río Blanco, Cananea y otros lugares― a importantes movimientos huelguísticos, comenzaban a tener conciencia de su situación de clase y exigían respeto a sus derechos”8. En 1906 estalló la huelga en la mina cuprífera de Cananea, como resultado de incesantes condiciones vejatorias de trabajo: los patrones establecían diferencias entre los trabajadores mexicanos y los estadounidenses; los obreros nacionales trabajaban jornadas laborales excesivas sin paga extra; además, tenían éstos un salario más bajo y en pesos, mientras que los extranjeros eran remunerados en dólares. Los mineros se unieron para demandar sus derechos y, en respuesta a los requerimientos, hubo una masacre. El gobierno de Porfirio Díaz (atentando contra la soberanía nacional) permitió la entrada de soldados estadounidenses, los cuales, en conjunto con la milicia mexicana, reprimieron a los huelguistas. Un año más tarde, la huelga en la región textil de Veracruz, en Río Blanco, tuvo un detonante similar. Como consecuencia de los abusos, los obreros se agruparon y formaron el Gran Círculo de Obreros, organismo que ofreció asesoría a sus problemas particulares y fungió como una sociedad de ayuda mutua en caso de enfermedades o muerte.9 Las injusticias laborales coaccionaron a los trabajadores a editar una publicación con el título de Revolución Social, más tarde Unión Obrera, donde exponían y repudiaban las arbitrariedades cometidas en las fábricas. Los patrones prohibieron las organizaciones obreras, a lo cual los trabajadores respondieron pronunciándose en paro. Por disposición oficial se estableció que se negaría todo derecho de organización obrera y se ordenaba, 8 Antonio Rodríguez, El hombre en llamas. Historia de la pintura mural en México, p. 144. 9 Ana Laura Delgado Rannauro, El Sindicato de Santa Rosa y el movimiento obrero de Orizaba, p. 3. 13 para el día 7 de enero de 1907, la reanudación del trabajo en las noventa y seis empresas textiles en paro.10 Ese día los obreros textiles de Río Blanco no fueron a trabajar, y el gobierno, una vez más, reaccionó con una represión. Los dirigentes del Gran Círculo de Obreros fueron fusilados. Estos hechos evidenciaron la necesidad que tenía el gobierno de Díaz de regular el trabajo. Las huelgas de Cananea y Río Blanco fueron muestra de la indignación sufrida por los trabajadores mexicanos. En palabras de Franciso I. Madero: “[…] la única medida que tomó el Gobierno, fue la de mandar tropas para impedir a los hambrientos obreros cometer algún desorden. ¡Está bien que mueran de hambre; pero que se mueran en orden, en silencio, sin protestas,sin intentar organizarse para la defensa de sus derechos!”.11 La falta de reglamentación para las incapacidades causadas por enfermedad, los raquíticos salarios y las políticas represoras que el gobierno de Porfirio Díaz sostuvo a fin de mantener el orden, eran situaciones álgidas que debían cambiar. Gabriel Ferrer de Mendiolea ilustra de manera cruda la desesperación que las condiciones de vida creaban en la pequeña clase obrera (de supervivencia mejor dicho), generadas por el régimen de Díaz: “Además del ínfimo salario, implantáronse en las industrias muy exigentes reglamentos siendo la jornada de trabajo de diez a catorce horas, los capataces trataban ferozmente a los operarios y las tiendas de raya y el pago con fichas o vales completaban la succión de los raquíticos ingresos”.12 Además, Díaz permitió que empresarios extranjeros vinieran al país a instalarse y a sacar provecho de sus recursos, no exigiéndoles nada a cambio. La superioridad y riqueza de unos se basó en la inferioridad y pobreza de otros. El país inició el siglo con una recesión económica que potenció el descontento de la población en general. La producción del maíz bajó, los metales preciosos (en especial la plata) se depreciaron, la producción de zinc se fue a 10 Rosendo Bolívar Meza, Historia de México Contemporáneo II, p. 28. 11 F. I. Madero, op. cit, p. 67. 12 Gabriel Ferrer de Mendiolea, Historia de La Revolución Mexicana, p. 15. 14 pique. Aumentaron los precios de los alimentos. El nivel de vida en el campo y en las ciudades iba en declive. El hambre y la incapacidad de desarrollo contribuían a acumular el resentimiento de los obreros. Es seguro que Don Porfirio sentía una inmensa presión por todos los problemas que tenía que afrontar. Le asustaba su avanzada edad y tal vez por ello otorgó una entrevista a James Creelman, periodista del Pearson’s Magazine, en la cual se nota un atisbo de resignación cuando declara lo siguiente: Creo que la democracia es el principio verdadero y justo del gobierno […] Me retiraré al concluir este periodo constitucional y no aceptaré otro […] Yo acogeré gustoso un partido de oposición en México. Si aparece, lo veré como una bendición, no como un mal […] lo sostendré y aconsejaré, y me olvidaré de mí mismo en la victoriosa inauguración de un gobierno completamente democrático en mi país.13 Los periódicos reprodujeron con profusión la entrevista. La oposición leyó en el diálogo la convicción del presidente de retirarse de la contienda presidencial de 1910 y la oportunidad de redireccionar la situación del país. Dos grupos de oposición emergen para postular a la vicepresidencia: uno al mando del general Bernardo Reyes y otro a cargo del partido antirreeleccionista, bajo el liderazgo del coahuilense Francisco I. Madero. Madero expone su ideario en un libro titulado La sucesión presidencial de 1910, que critica el atraso de México en comparación con otros países, además de ofrecer un análisis general que revela los errores de la política en nuestro país. […] la situación que atraviesa actualmente nuestra patria, es única en su historia, y para estudiarla no debemos buscar su analogía en nuestro turbulento pasado, desde que conquistamos nuestra independencia, ni tampoco en la sepulcral época de los Virreyes, sino en la historia de otros pueblos que, abdicando como nosotros lo hemos hecho de sus libertades en favor de alguno de sus gobernantes, han tenido que sufrir las tremendas consecuencias de su debilidad, porque no hay que olvidarlo: en los atentados contra los pueblos, hay dos culpables: el que se atreve, y los que permiten; el que emprende y los que permiten que se emprenda contra las leyes, el que usurpa y los que abdican.14 Es en esta atmósfera ya plenamente revolucionaria en la que se insertan los primeros barruntos de lo que después sería el muralismo mexicano. 13 L. González, op. cit., p. 693. 14 F. I. Madero, op. cit., p. 9. 15 1.1.2 El ámbito artístico vence la represión Ya teniendo la situación este cariz, la historia dio una magnífica ocasión al general Díaz para reivindicarse y cambiar su imagen ante el pueblo: la celebración del Centenario de la Independencia Nacional. Sin embargo, parecería que el gobierno estaba ya condenado a la toma de decisiones erróneas. El presidente invirtió en desfiles, exposiciones y banquetes; inauguró el Hemiciclo a Juárez, la Escuela Normal para Maestros, y refundó la Universidad Nacional de México. Además, Para celebrar el primer centenario del Grito de Dolores en 1910, el gobierno hizo grandes festejos y uno de los números fue una gran exposición de pintura española contemporánea de la época, cuyos gastos fueron cubiertos por México; parece ser que la subvención era algo así como de veinte mil pesos, sin incluir un costoso pabellón especialmente construido para el caso en la Avenida Juárez, frente al Hotel Regis. Estaban representados con numerosos cuadros Zuloaga y Sorolla, muy en boga.15 Justo Sierra, Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, ayudó al presidente en parte de los festejos. Por órdenes de éste solicitó una serie de exposiciones pictóricas con la representación de distintos países excluyendo a los artistas nacionales. El Dr. Atl, notable exponente de la pintura mexicana, molesto por el desplazo (y ya poseído del espíritu revolucionario de la época), organizó una Sociedad de Pintores y Escultores16. En función de esto, negoció con Justo Sierra una ayuda económica para el montaje de una exposición. […] nosotros protestamos ante la Secretaría de Instrucción: la exposición española estaba perfectamente, pero ¿Qué no se nos daría nada a nosotros, mexicanos, cuya independencia era precisamente lo que se celebraba? […] se nos favoreció con tres mil pesos para una exposición colectiva en la Academia. […] Resolvimos nombrar tesorero de la ridícula suma al licenciado Joaquín Clausell, también pintor, y nos repartimos el dinero en porciones de cincuenta y cien pesos con la obligación de presentar dos cuadros, dibujos, esculturas o grabados recientes e inéditos en dos meses de plazo, aparte de otras obras.17 Con este dinero, los artistas mexicanos presentaron una exposición colectiva con un exitoso resultado. El triunfo impulsó a los jóvenes a luchar por un espacio de expresión propia. El ambiente durante el período porfirista se caracterizaba por la 15 José Clemente Orozco, Autobiografía, p. 35. 16 Fueron alrededor de cincuenta los artistas que conformaron esta Sociedad. Entre ellos se encontraban las figuras de Leandro Izaguirre, Germán Gedovius, Alfredo Ramos Martínez, Saturnino Herrán, Roberto Montenegro, Sóstenes Ortega, Alberto Garduño, Jorge Enciso, José Clemente Orozco y Joaquín Clausell. 17 Idem. 16 proliferación de ideas y movimientos artísticos influenciados o nacidos a partir de lo que se hacía y decía en Europa (más específicamente en Francia); se entiende que en función de esto el propio gobierno veía con desdén el valor creativo y artístico de las artes producidas en México: el éxito de esta exposición inicial es el primer vislumbre de la transfomación de la actividad pictórica en México. La exposición fue de un éxito grandioso, completamente inesperado. La española era más formal y pomadosa, pero la nuestra con todo y ser improvisada, era más dinámica, más variada, de más ambición y sin ningunas pretensiones. Ocupaba el patio por entero, los corredores y todos los salones disponibles. Nunca se ha vuelto a ver en México una exposición semejante.18 El Dr. Atl, convencido de la sensibilidad, la capacidad creativa y las enormes posibilidades de los artistas mexicanos, buscó impulsar la pintura nacional fundando una sociedad de artistas mexicanos, a lacual bautizó con el nombre de Centro Artístico. Este centro se distinguiría, entre otras cosas, por exigir del gobierno muros de edificios públicos para pintar. Tomamos en arrendamiento un local en el segundo piso de una casa en la calle de Monte de Piedad, y la inauguración fue celebrada ruidosamente con unos maravillosos macarrones a la italiana cocinados por el Doctor Atl en latas vacías de petróleo y ríos de cerveza cedidos por una cervecería a cambio de unos carteles de anuncio.19 Las demandas fueron escuchadas y les fueron concedidos los muros del anfiteatro de la Preparatoria Nacional, recién construida. Lamentablemente, los proyectos para pintar el anfiteatro de la preparatoria quedaron arruinados por el caos revolucionario. Pedimos a la Secretaría de Instrucción el anfiteatro de la Preparatoria, recién construido, para decorar los muros. Nos fue concedido; nos repartimos los tableros y levantamos andamios […] empezamos a hacer preparativos para la pintura mural en noviembre de 1910. El día 20 estallaba la revolución. Había pánico, y nuestros proyectos quedaron arruinados o pospuestos.20 Pero, no obstante el truncamiento de esta empresa, fue éste el primer paso para el ulterior desarrollo de una pintura de contenido social en México. 18 Idem. 19 Ibid., p. 36. 20 Idem. 17 1.1.3 Estalla la Revolución y el pueblo junto con ella El objetivo al describir los acontecimientos políticos y militares de la Revolución mexicana es evidenciar los problemas que con ella se generaron. Más tarde el proyecto muralista trataría de estabilizar la barbarie, promover símbolos e imágenes para la cohesión nacional y se fijaría como meta alcanzar la modernidad. Al manifestar abiertamente su miras antirreeleccionistas, Francisco I. Madero fue encarcelado por el régimen en San Luis Potosí. Esta acción evidenció las falsas intenciones de don Porfirio para conceder elecciones libres, lo cual fue confirmado el 4 de octubre de 1910 por la Cámara de Diputados al anunciar una nueva reelección. Decidido a defender los principios del lema “Sufragio efectivo, no reelección”, Madero escapó de la cárcel y proclamó el Plan de San Luis. Señaló el 20 de noviembre como el día en que los ciudadanos tomarían las armas para hacer caer al gigante Díaz. En su plan, Madero se pronunciaba en contra de las injusticias sociales. Demandaba la devolución de tierras a los campesinos y pugnaba por llevar a cabo los principios de la democracia en nuestro país. Con estas promesas ganó adeptos que se unieron a su lucha social y lo apoyaron para ocupar la silla presidencial. Después de seis meses de lucha en lo que sería la primer etapa de la Revolución mexicana, Madero insta a Díaz a firmar los convenios de Ciudad Juárez en donde se conviene la renuncia de Porfirio Díaz. Respetando, como siempre he respetado la voluntad del pueblo […] vengo ante la Suprema Representación de la Nación a dimitir sin reserva el encargo de Presidente Constitucional de la República, con que me honró el pueblo nacional; y lo hago con tanta más razón, cuando que para retenerlo sería necesario seguir derramando sangre mexicana.21 Después de un gobierno provisional, Madero asume la presidencia en noviembre de 1911, sin embargo, su impericia para desarrollar y aplicar las reformas suscitó revueltas, demandas, y el descontento de varios sectores de la 21 Renuncia del General Porfirio Díaz. En México, Distrito Federal, el 25 de Mayo de 1911 18 población. La reforma agraria sólo quedó en un ideal, con lo cual ganó muchos enemigos (entre los cuales se hallaban los zapatistas, para quienes el tema era preponderante). En 1913, fuerzas militares adversas a Madero intentan derrocarlo. En lo que se conoce como la “Decena Trágica”, Madero es traicionado por Victoriano Huerta al pasarse éste con el bando de los militares sublevados. Madero y el vicepresidente Pino Suárez son arrestados y en seguida asesinados. Mientras tanto, en Coahuila surge un brote de rebeldía al mando de Venustiano Carranza, quien en un principio une intereses con la División del norte y los Zapatistas para deponer a Huerta. “Los caudillos más prominentes eran Carranza, Villa y Obregón en el norte y Zapata en el sur. Carranza quería mandarlos a todos. Villa no se dejó mandar y Zapata tampoco. Después se pelearon entre sí los cuatro caudillos, no sin antes acabar con Victoriano Huerta […]”.22 Carrancistas, obregonistas, zapatistas y villistas, se unieron para combatir al ejército federal huertista. El 15 de julio de 1914 Huerta renunció a la presidencia y dos días después llegó el ejército de Álvaro Obregón a la Ciudad de México. Acorde con lo estipulado en el Plan de Guadalupe, Venustiano Carranza tendría que asumir la Presidencia de la República (aunque de manera provisional), además de tomar el mando del ejército. Después de derrocar a Huerta, los grupos revolucionarios entraron en conflictos políticos y militares; quedaron totalmente divididos y con posiciones irreconciliables. El 10 de octubre de 1914 se celebró la Convención de Aguascalientes, en la cual se desconoce a Venustiano Carranza como presidente y se proclama presidente a Eulalio Gutiérrez. Carranza huye inmediatamente a Veracruz para establecer ahí su gobierno y esbozar un proyecto de nación. Mientras tanto, las huestes de Villa y Zapata toman la ciudad de México después de haber firmado el Pacto de Xochimilco, donde comparten su interés por garantizar el triunfo de la Revolución. 22 Ibid., p. 43. 19 […] ese Carranza es un canalla. Son hombres que han dormido en almohada blandita. ¿Dónde van a ser amigos del pueblo que toda la vida se la ha pasado de puro sufrimiento? Al contrario, han estado acostumbrados a ser el azote del pueblo. Con estos hombres no hubiéramos tenido progreso ni bienestar, ni reparto de tierras, sino una tiranía en el país […]23 Los ejércitos quedan divididos en dos bandos: convencionistas (villistas y zapatistas) y constitucionalistas (carrancistas y obregonistas). Pero, no obstante los aliados, los ejércitos revolucionarios terminarían por desintegrarse y disgregarse debido a las desavenencias entre los generales. Militarmente, el ejército de Carranza estaba muy debilitado. Villa y Zapata tenían controlado el centro del país, además dominaban la capital y muchos estados del norte. Sin embargo, a pesar de esta oportunidad de organización territorial, el gobierno de Eulalio Gutiérrez fue incapaz de establecer un programa de activación económica, política y social en el país: “Ni los villistas ni los zapatistas tenían una idea clara del Estado y cuando fueron dueños de la Capital del país dieron muestras de no saber lo que era el poder ni cómo usarlo”.24 Carranza, mientras tanto, redacta planes para el reparto y la restitución de tierras, para con ello tratar de atraer a las masas campesinas. Su programa obtuvo una respuesta positiva entre los obreros y campesinos que estaban profundamente deprimidos por no haber alcanzado cambios en la dirección del país. El Dr. Atl se unió a las fuerzas constitucionalistas y recibió el cargo de Jefe de propaganda para la ciudad de México.25 Sus discursos a favor de la revolución y el progreso del obrero definieron el destino de la histórica alianza entre Carranza y la organización obrera más significativa de la época: la Casa del Obrero Mundial. Como asociación anarquista, la Casa del Obrero Mundial aspiraba a la autonomía y procuró evitar toda forma de colaboración con el estado. Sin embargo, de manera inevitable, los obreros metropolitanos no pudieron 23 Emiliano Zapata y Francisco Villa, Pacto de Xochimilco, p. 2. 24 Arnaldo Córdova,“La ideología de la Revolución Mexicana en la perspectiva de un siglo”, en México en tres momentos: 1810-1910-2010. Hacia la conmemoración del bicentenario de la Independencia y del centenario de la Revolución mexicana. Retos y perspectivas, p. 329 25 Vid. Paco Ignacio Taibo II, “Atl, Carranza, la Casa del Obrero Mundial y el pacto de 1915”, en Dr. Atl, 1875/1964: conciencia y paisaje, p. 57. 20 mantenerse neutrales al programa de ayuda que el Dr. Atl puso en marcha en representación de Venustiano Carranza y Álvaro Obregón.26 Estos trabajadores no compartían ideales con el carrancismo (incluso eran más afines con Zapata o Villa), empero se hallaban en la miseria total. […] los metropolitanos se hallaban muertos de hambre, no había trabajo y reinaba la miseria. Entonces Obregón ordenó que se repartieran algunos centenares de miles de pesos en bilimbiques, o sea billetes que salían de las prensas constitucionalistas con más rapidez que periódicos de las rotativas, pero que no tenían ninguna garantía en metálico. Cada general imprimía su propio “dinero” […].27 Las consecuencias del valor propagandístico de esta acción fueron inminentes. Los obreros de la Casa del Obrero Mundial se unieron a las filas del constitucionalismo. Rosendo Salazar, uno de los obreros que pactó la adhesión con el gobierno carrancista, relata: No éramos ya anarquistas; éramos ahora soldados obreros de la Revolución Mexicana, destinados a constituir los Batallones Rojos y, como tales, a vencer o morir en trincheras; si triunfantes, la causa del proletariado sería segura en el futuro; si derrotados, lo mismo, por obvias razones: la lucha por la significación del trabajo del hombre históricamente no termina.28 En Orizaba miles de voluntarios de la Casa del Obrero Mundial se reunieron para formar los Batallones Rojos. Fue con la ayuda de estos batallones que Carranza logra vencer a Villa y a Zapata al replegar sus ejércitos a los lugares de origen (norte y sur). El 19 de octubre de 1915 se reconoció el gobierno de Venustiano Carranza. Con ello, éste decide repudiar la colaboración de los obreros de la Casa del Obrero Mundial, pues ya no urgía de sus servicios. Los obreros se pronuncian en huelga debido a que observaron que el papel moneda constitucionalista se devaluaba. El dinero no les alcanzaba ni para lo básico, por lo cual decidieron manifestarse y exigir mejores condiciones de vida. ―Usted me traiciona, Murillo. ―No comprendo lo que me quiere decir con eso, señor. 26 Vid. Elissa J. Rashkin, Dr. Atl y la Vanguardia en Orizaba, 1915 (ponencia incluída en http://www.todossomosorizaba.org/archivomunicipal/sitio/index.html ) 27 J. C. Orozco, op. cit., p. 44. 28 Luis Araiza, Historia de la Casa del Obrero Mundial, p. 68 21 ―Disimula usted; me ha echado encima a los obreros; vamos, tráigame al presidente o al que los representa; es usted un ingrato, un mal agradecido, un falso amigo.29 Carranza acusó al Dr. Atl de poner a los trabajadores en su contra. Pidió que lo reuniera con el comité de huelga y aprehendió a todos los dirigentes, incluyendo al Dr. Atl por desacato e insubordinación. Tiempo después, éste último consigue su libertad. Carranza establece nuevamente su gobierno en la capital del país. Ahí, se dedica a desconocer todas sus promesas: deshace los batallones rojos y cierra La Casa del Obrero Mundial, con lo cual consuma la ruptura entre el carrancismo y el movimiento obrero. En septiembre de 1916 se realiza la Convención Constituyente de Querétaro. Ahí se consideraron dos pensamientos como influencias definitorias de las reformas que serían redactadas en la Constitución de 1917: los conservadores (encabezados por Venustiano Carranza) y los radicales (encabezados por Francisco. J. Múgica), que apoyaban reformas políticas y sociales. Para este momento, “cuando finalmente se disiparon el humo y el polvo de esa brutal guerra civil, México tenía una sociedad agotada, una economía dañada, una inversión externa llena de agravios y desconfianza, y una nueva constitución que debería ser la base para construir un nuevo tejido institucional”.30 La Constitución fue aprobada el 5 de febrero de 1917 en Querétaro. Establece, entre otras cosas, la forma de gobierno que adoptaría nuestro país, los derechos innatos del individuo, y la parte de las garantías sociales. En 1917 Carranza es elegido Presidente Constitucional; ya en el poder jamás cumplió ninguna demanda social, incluso dejó crecer el latifundio. En 1919 Obregón lanza su candidatura para el periodo presidencial de 1920-1924, pregonando el incumplimiento de las reformas sociales de la Constitución. En 1920 los generales De la Huerta, Obregón, Calles y Amaro, firman el Plan de Agua Prieta para destituir a Carranza. 29 P. I. Taibo II, op. cit., p. 62. 30 Lorenzo Meyer, “La institucionalización del nuevo régimen”, en Historia General de México, p. 825. 22 […] el actual Presidente de la República, C. Venustiano Carranza […] ha suspendido de hecho las garantías individuales; ha atentado repetidas veces contra la soberanía de los Estados y ha desvirtuado radicalmente la organización de la República […] traición absoluta a las aspiraciones fundamentales de la Revolución Constitucionalista […] habiendo agotado todos los medios pacíficos para encauzar los procedimientos del repetido Primer Mandatario de la Federación […] los suscritos, ciudadanos mexicanos en pleno ejercicio de nuestros derechos políticos […] protestamos sostener con entereza, el cese en el ejercicio del Poder Ejecutivo de la Federación al C. Venustiano Carranza […]31. En respuesta al levantamiento armado organizado por el grupo de generales de Sonora, Carranza huye a Veracruz y en el camino es asesinado en Tlaxcalantongo, Puebla. Lorenzo Meyer opina que “La derrota militar y política y el posterior asesinato de Carranza el 21 de mayo de 1920 […] no significó en realidad ningún corte dentro del proceso revolucionario, simplemente fue el violento procedimiento de transferencia interna del poder”.32 La Revolución mexicana trajo numerosos cambios en la vida del país. Tras el asesinato de Emiliano Zapata, la muerte de Venustiano Carranza y la derrota de Francisco Villa, cesan las pugnas y se instaura el primer gobierno después de un largo periodo de lucha. En diciembre de 1920 es electo Presidente de la República el General Álvaro Obregón. Desde el inició de su mandato, Obregón tuvo muy claro que las metas de la Revolución mexicana no se limitaban de manera exclusiva a la repartición de tierras o a establecer derechos a los trabajadores, así como a realizar reformas políticas y económicas. Instruir al pueblo y terminar con el analfabetismo eran elementos importantísimos para el desarrollo de la nación: “[…] el formidable desarrollo social que experimentó México después de la lucha armada hizo que aparecieran nuevos temas y dos fueron muy significativos de la transformación que el país estaba viviendo: el indigenismo y una muy peculiar doctrina educativa”.33 Obregón dicta el proceso reconstructivo de nuestro país en lo económico, social, político y cultural. Restablece la Secretaría de Educación Pública y designa director a José Vasconcelos: “[…] con el fin de la guerra civil terminaba la hora de 31 “El Plan de Agua Prieta” en Crónica ilustrada de la Revolución Mexicana 32 L. Meyer, op. cit., p. 826. 33 A. Córdova, op. cit., p. 330 23 los caudillos militares y empezaba la de los caudillos culturales, los ‘hombres que destruyen’ debían ceder el sitio a ‘los que construyen’”.34 Entre los escombros revolucionarios, los artistas encontraron restos de la tradición mesoamericana, el arte virreinal y las vicisitudes que aquejaban al Méxicode siglo XX. Los artistas comenzaron una “lucha cultural que prolonga, justifica y dota de sentido a la acción de guerra civil”35. 1.2 Las raíces estético-artísticas del muralismo 1.2.1 La evolución de la Academia de San Carlos En 1784 se creó la Real Academia de San Carlos, institución dedicada a la enseñanza de las diferentes ramas del arte. Desde su apertura, la Academia siguió los cánones más tradicionales. Incluso llegado el final del siglo XIX, seguía prevaleciendo en ella el lenguaje naturalista hispanizante y el arte triunfalista francés, el cual loaba a los próceres ayudado de fundamentos históricos.36 A partir de 1846 comienzan a llegar maestros de Europa con el fin de configurar los nuevos planes de estudio, entre lo cuales figuraron: el pintor Pelegrín Clavé, el escultor Manuel Vilar, el arquitecto Javier Cavallari, y los grabadores Santiago Bagally y Jorge Agustín Periam. Poco tiempo después llegó el pintor italiano Eugenio Landesio para impartir las clases de paisaje. Con ellos, la Academia tomaría otros rumbos: “Con Pelegrín Clavé el arte mexicano se encauzó por la vertiente del retrato y las escenas históricas, mientras que con Landesio se desarrolló ampliamente el género del paisaje […] Manuel Vilar esbozó las primeras líneas del nacionalismo escultórico decimonónico […]”.37 Con la llegada de dichos artistas San Carlos vuelve a su esplendor. Estos maestros formaron una generación de pintores nacionales, entre los que destacan José María Velasco, Félix Parra, Santiago Rebull y Felipe Gutiérrez. 34 Jorge Hernández Campos, “El Dr. Atl en la cultura Mexicana” en Dr. Atl, 1875/1964: conciencia y paisaje, p.12. 35 Idem. 36 Vid., Roberto Garibay Sida, Breve historia de la Academia de San Carlos y de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, pp. 4-17. 37 Carlos F. Márquez, “La Academia de San Carlos cumple 222 años de ser el pilar de la plástica mexicana”, en La Jornada Michoacán 24 En 1867 Benito Juárez dispone la Ley Orgánica de Instrucción Pública en el Distrito Federal y restablece la Academia con el nombre de Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA). La ENBA fue una dependencia estatal, incubadora de los encargos oficiales. Dentro de ella se diseñaron y elaboraron gran parte de los ornamentos para edificios públicos y religiosos. Las órdenes del gobierno fueron que los alumnos produjeran creaciones apegadas a la estética europea. Durante la presidencia de Porfirio Díaz, con Justo Sierra como subsecretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, empezaron a gestarse cambios sustanciales en la enseñanza. Al presentar su renuncia don Román S. de Lascuráin el 29 de diciembre de 1902, Antonio Rivas Mercado38 rindió su protesta de ley para ocupar el cargo el 10 de enero de 1903.39 En 1902 el pintor catalán Antonio Fabrés fue invitado para ocupar la subdirección y para desarrollar el puesto de profesor de dibujo de figura del desnudo y de modelos vestidos, además de que le fue encargada también la tarea de revisor de las clases de dibujo y del servicio fotográfico en la ENBA. Durante este período, se hicieron notables diferencias de perspectiva que existían entre Rivas Mercado y Fabrés en cuanto a la dirección de la Escuela. El primero siempre mostró un interés muy marcado hacia la Arquitectura, mientras que el segundo tendía hacia el dibujo, el cual era restringido por aquel, que mostró siempre una incomprensible rigidez respecto de este punto. Flora Elena Sánchez Arreola comenta: Ya en 1903 varios alumnos de la Escuela escribieron al Presidente Díaz para pedirle que separara el ramo de arquitectura de los de pintura, escultura y grabado, con objeto de concederle a Fabrés la independencia necesaria para cumplir la misión que lo trajo a México y así poder implantar libremente su sistema de enseñanza, que ya les había reportado beneficios múltiples en corto tiempo. […] El Presidente les respondió diciendo que los alumnos no tenían derecho a opinar y que quien no estuviera de acuerdo podía abandonar el establecimiento (agosto 1903).40 Rivas Mercado impuso en 1904 el “sistema Pillet”, una nueva forma de instruirse en el dibujo (adoptado de Francia). 41 El método era un sistema de disciplina visual 38 Autor de la columna de El Ángel de la Independencia, que se encuentra en el Paseo de la Reforma. 39 Fausto Ramírez, Modernización y Modernismo en el Arte Mexicano, p. 206. 40 Flora Elena Sánchez Arreola, Catálogo del Archivo de la Escuela Nacional de Bellas Artes, p. XXXIV. 41 F. Ramírez, op. cit, p. 221. 25 mediante el cual el ojo y la mente del estudiante se acercaban a la belleza de la línea, la forma y el color, sin considerar ni al modelo ni a la naturaleza42. Lo cual, en palabras de Orozco, significó “algo peor que la copia de la estampa y la del yeso”43. Era el sistema Pillet un procedimiento ya bien caduco. Los jóvenes pintores se manifestaron contra las imposiciones neoclásicas y románticas y buscaron terminar con el ostracismo de la academia frente a las nuevas tendencias artísticas replicando: “Nosotros nos lanzamos a la huelga […] como ustedes se lanzaron a la Revolución, en vista de la rigurosa e indiferente rigidez oficial, y como último recurso.”44 La Revolución mexicana alentó los aires rebeldes de los jóvenes artistas, y el 29 de junio de 1911 los estudiantes de pintura y escultura de la Escuela de Bellas Artes iniciaron un paro. Hastiados de las enseñanzas de sus viejos maestros, exigieron modernizar las temáticas de sus cursos, así como el mejoramiento de los planes educativos. Pidieron además la destitución del director de la Academia, el arquitecto Antonio Rivas Mercado, demandando su cambio por el pintor Alfredo Ramos Martínez. Tenían otras peticiones. Una de ellas era la separación de la Academia en dos: una de arquitectura y otra de pintura, escultura y grabado. Además, exigían la restitución de las pensiones de las que una vez gozaron los alumnos. Otra era la autorización para sesionar en el interior del establecimiento de la Sociedad de alumnos. Raziel Cabildo, condiscípulo de la Escuela Nacional de Bellas Artes, fungió como líder de la comisión. Se le encomendó redactar los manifiestos anticonformistas dirigidos a la Academia, ya que era el estudiante más culto y más ecuánime según sus compañeros. Orozco ha dicho que el lenguaje de los manifiestos no tenía nada de incendiario, sino al contrario, era tan suave y armonioso como el de Rubén Darío: “Era Raziel un poeta romántico que había venido a la Academia a estudiar pintura. De carácter muy dulce, excelente amigo e 42 Salvador Moreno, El pintor Antonio Fabrés, pp. 33-62 43 J.C.Orozco, op. cit., p.28 44 Xavier Moyssén et al., La crítica de arte en México: Estudios y documentos (1896-1913), p. 39 26 incapaz de la menor deslealtad. Publicaba pequeños periódicos literarios […]”45. Él mismo entregó el pliego petitorio de los huelguistas al Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. La revuelta duró dos años (1911-1913). Fue hasta después del asesinato de Madero (el 22 de febrero de 1913, con Victoriano Huerta en la presidencia) que ésta terminó y se creó la Academia Nacional de Artes Plásticas, la cual quedaría a cargo de Alfredo Ramos Martínez, pintor recién llegado de París e impregnado con ideas nuevas provenientes del Impresionismo Francés. Este movimiento revolucionario representó la oposición de los estudiantes contra la pintura académica. El 15 de agosto de 1913 el Secretario de Instrucción Pública, Nemesio García Naranjo, designó a Ramos Martínez director de la ENBA a propuesta de los propios estudiantes, que mantenían a la Academia en huelga desde 1911. El nuevo director tenía una visión renovadora en las artes plásticas (fundamentalmentepedagógica, tanto en teoría como en práctica). Propuso temas nacionalistas, como el de la patria y el del pasado prehispánico. Aspectos que más tarde desarrollarían Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros (que serían conocidos como los “tres grandes” de la pintura mural). Sabía que su labor consistía en vigorizar la individualidad creadora del artista, la cual había sido nulificada con las copias y repeticiones del academicismo. Alfredo Ramos Martínez dirigió una carta al secretario Nemesio García Naranjo, donde expresó: […] deseo que mis alumnos trabajen directamente de los modelos y en contacto con la naturaleza, en sitios donde el follaje y los efectos de perspectiva expresen caracteres propios de México […] el contacto con el paisaje real despertará el entusiasmo de los estudiantes por las bellezas de la patria, dando así oportunidad al nacimiento de un verdadero arte nacional.46 Ramos Martínez fomentó el acercamiento de los jóvenes a temas mexicanos, actualizó los antiguos planes de estudio para la enseñanza artística instaurados 45 J. C. Orozco, op. cit., p. 38. 46 Raquel Tibol, “Las escuelas al aire libre en el desarrollo cultural de México”, en Homenaje al movimiento de escuelas de pintura al aire libre, p. 22. 27 por Rivas Mercado, y proyectó los talleres al aire libre al estilo del impresionismo francés. La primera escuela al aire libre se fundó en Santa Anita Ixtapalapa. A ésta le siguieron otras: en Chimalistac (1920), Coyoacán (1921), Churubusco (1924), San Pablo (1925), Xochimilco (1925), Tlalpan (1925), Guadalupe Hidalgo (1925), Los Reyes, Puebla (1927), Cholula, Puebla (1927), Nonoalco (1927). Fueron sus promotores y maestros, además de Ramos Martínez, Fernando Leal, Ramón Alva de la Canal, Gabriel Fernández Ledesma y Mateo Bolaños. Estas escuelas respondían al empeño nacionalista de dar a conocer a los estudiantes la fisonomía del paisaje mexicano y alejarlos de los desnudos clásicos y de las copias de estatuas antiguas. La pintura al aire libre fue un catalizador para cambiar la manera de pintar: surgiría una pintura permeada por el elemento patrio. Según su iniciador, dichos centros de enseñanza al aire libre tuvieron la función de “desacademizar la Academia”: “[...] Ramos Martínez lo primero que hizo fue fundar en Santa Anita, D.F., una escuela de pintura al aire libre llamada pomposamente “Barbizón”, que era como fundar sobre el río Sena, cerca de París, un Santa Anita con trajineras, pulque, charros, enchiladas, huaraches y cuchilladas”47. A mi parecer, Alfredo Ramos Martínez fue el pionero en el fomento del arte de carácter nacional entre los jóvenes artistas. Al renovar el sistema de estudios de la ENBA, es formador de una generación de pintores con inquietudes estéticas y creativas que fijan el interés en las raíces de su propio pueblo, México. Alenta la libertad de pensamiento y fija los ojos de sus estudiantes en el paisaje del país. 1.2.2 El nacimiento del tema revolucionario: Gerardo Murillo, patriarca de la pintura mural Quisiera destacar, aunque sea sucintamente, la figura del Dr. Atl48, quien por sus acciones funge el papel de patriarca del arte mexicano. Influenció a los jóvenes 47 J. C. Orozco, op. cit., p. 39. 48 Gerardo Murillo Cornadó (1875-1964) nació el 3 de octubre de 1875 en Guadalajara Jalisco; tomó su primer taller de pintura a la batuta del maestro Felipe Castro. En 1896 ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes en la ciudad de México. En 1897 el presidente Porfirio Díaz le ayudó económicamente para viajar a 28 pintores de la Academia, los enfrentó a la actividad revolucionaria y valoró las expresiones artísticas populares de nuestro país. En 1897 fue patrocinado por el gobierno de Díaz para ir a estudiar a Europa. Ahí conoció el arte impresionista y post-impresionista, y fue testigo de diversos acontecimientos políticos y sociales, factores ambos que gestarían en él un pensamiento sólido. En 1904 regresó a México y encontró en la Escuela Nacional de Bellas Artes un anacronismo en los métodos de enseñanza, además de un estancamiento en la creatividad de los estudiantes. La Academia estaba dirigida por una plantilla de maestros que enseñaban un arte de imitación. El arte en México estaba limitado a copiar las obras maestras del arte europeo, principalmente aquellas que tenían un tema religioso. Estas palabras de Helm MacKinley ilustran la situación: “Nadie en el mundo, ni siquiera en la Inglaterra victoriana, había nutrido tan cuidadosamente el mal gusto en el arte y en la decoración, como lo había hecho México durante la dictadura de Porfirio Díaz”.49 Gracias a sus conocimientos en el campo del arte, Atl fue contratado por Justo Sierra para trabajar en la ENBA, institución que dependía de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, con el fin de realizar trabajos de diagnóstico, avalúo, dictamen y catalogación de obras de arte adquiridas por dicha escuela. Desde esa posición inició una campaña de divulgación y difusión para la mexicanización del arte. Animó a los estudiantes, organizó con ellos la exposición para las fiestas del Centenario que hemos mencionado arriba, y dejó diseminado el entusiasmo revolucionario en contra de los sistemas de estudio cristalizados. La huelga estudiantil en la ENBA se desarrolla en 1911, fecha en que el Dr. Atl estuvo de regreso en Europa. En París se reunió con un grupo de intelectuales y artistas y fundó la Liga Internacional de Escritores y Artistas, camarilla con la cual redactó propaganda ideológica y artística. Europa, donde formó parte de su bagaje cultural, artístico y político. Atl significa en náhuatl ‘agua’, ‘fuente de vida’. 49 Helm MacKinley, Modern Mexican painters: Rivera, Orozco, Siqueiros and other artists of the social realist school, Ed. Dover, New York, 1989 pp. 205 29 En la Ciudad Luz nace su idea de construir una “Ciudad internacional de la cultura”, donde habitaría un grupo de intelectuales y científicos que conduciría al mundo hacia el progreso. Más tarde intentaría desarrollar en México este proyecto (el cual se llamó Olinka y comenzó con la operación de un par de centros culturales y artesanales en Tepoztlán). A pesar del ahínco con el que trabajó el Dr. Atl para establecer su proyecto, el desequilibrio económico y político que vivía el país ulterior a la Revolución hizo imposible esta empresa. El 15 de julio de 1914 regresa al país tras enterarse de la traición de Victoriano Huerta a Madero. Es aquí cuando decide enfilarse en la Revolución militando políticamente. Llega cuando la dictadura de Huerta ya se ha desplomado. Tras la derrota del dictador, Venustiano Carranza comienza a fijar planes y programas de gobierno. En cuanto al sector cultural, cerró los cursos en la ENBA, para restablecer días después la Secretaria de Instrucción Pública y Bellas Artes (25 de agosto de 1914), designando interventor de la Academia al Dr. Atl. El director Alfredo Ramos Martínez presenta su renuncia y con ésta viene el cierre de las Escuelas al Aire Libre. Dentro de la Academia, Atl toma decisiones administrativas y plantea un cambio radical: “Pretendo hacer de la Escuela Nacional de Bellas Artes una institución del más elevado carácter moral, con fines exclusivamente utilitarios”.50 Suspende el uso de modelos vivos e incita a los alumnos a participar en la lucha revolucionaria. Cuestiona la idea que se tiene del artista, el cual debe producir objetos para el consumo de un grupo privilegiado. Para él, los pintores deben acercarse a la política y dejar a un lado la búsqueda de la belleza. Para algunos,Atl destruye la “mística” del artista. Añora transformarlo en una especie de obrero de la cultura, claramente vinculado con la política revolucionaria […] Pretende que los artistas sean unos “asalariados” y que la Escuela funcione como un taller donde todos los obreros que la formarán puedan hacer tres cosas: bañarse, trabajar y ganar dinero”.51 50 Gerardo Murillo, apud Armando Castellanos et al., “El Dr. Atl y la Academia”, en Dr. Atl 1875/1964: conciencia y paisaje, p. 34. 51 Idem. 30 Sin embargo, el destino de Atl iba a cambiar. Continuaban las pugnas por el poder político: Carranza no fue reconocido como presidente, razón por la cual éste se retiró de la Ciudad de México para estructurar desde fuera una táctica que lo posicionara nuevamente como jefe máximo de la Revolución. El Dr. Atl dejó la Academia y siguió a Venustiano Carranza hasta Veracruz. En la ciudad de México los convencionalistas nombraron a Luis G. Guzmán como director de la Academia, quien por entonces declaraba que, en “tres meses que duró el señor Murillo en su puesto, poco o nada se ocupó de la marcha normal de la Escuela, y antes bien sembró agitaciones e indisciplina, pretendiendo que profesores y alumnos se convirtieran en propagandistas revolucionarios”.52 Los jóvenes artistas de la Academia, haciendo caso omiso de las declaraciones del nuevo director, entendieron que el conflicto revolucionario era prioridad por encima del aprendizaje artístico y algunos de ellos se postularon para participar directamente con el movimiento constitucionalista. La Academia se volvió el cuartel general de los pintores. El Dr. Atl los comisionó para la repartición de bilimbiques entre la población. José Clemente Orozco relata: De la Academia salimos una mañana llevando cada uno gruesos paquetes de bilimbiques de diez y de a veinte pesos, recién salidos de la fábrica. Yo tomé el rumbo de Coyoacán y me divertí por varias horas repartiendo dinero a las gentes, que de pronto no se daban cuenta de lo que se trataba […] cuando vieron que era realmente dinero, se me echaron encima y al correr la voz del insólito suceso, cientos de gentes acudían para exigir su parte.53 En Orizaba, se juntaba lo que Jean Charlot después titularía “La Academia en el exilio”.54 Ésta estaba constituída por compañeros de la ENBA que se ponían a la orden del Dr. Atl para servir al bando constitucionalista, en plena Revolución mexicana. 52 Ibid., p. 35. 53 J. C. Orozco, op. cit., p. 44 54 Jean Charlot, Mexican Art and the Academy of San Carlos, 1785-1915, p. 164. 31 Gracias al Dr. Atl y al apoyo de los miembros de la Casa del Obrero Mundial, el batallón de Venustiano Carranza derrotó a las fuerzas villistas y zapatistas, lo cual tendría como consecuencia el reconocimiento de su gobierno en 1915. Años más tarde, en el artículo “Lo que se debe al Dr. Atl”, Siqueiros resaltaría los aspectos más sobresalientes del combatiente y productor de arte de contenido social. De estos puntos resaltaré los siguientes: se le debe el primer brote de entusiasmo a favor de la pintura mural; se le debe la lucha contra “la mortal pedagogía seudo-académica de la vieja Escuela de San Carlos”, pues impulsó un saneamiento intelectual que terminó en la huelga de 1911 de la Academia; se le debe la primer militancia política directa de los artistas de México en las filas de la Revolución; se le debe la admiración por el arte popular mexicano, subestimado por la oligárquica intelectualidad “francesista” de la prerrevolución, y las primeras actividades protectoras del tal obra; se le debe la primera inconformidad en México con los materiales tradicionales, al tener la inquietud por descubrir medios físicos distintos para expresar su pintura (se le atribuye la creación de los Atl-colors); se le debe la primera manifestación de inconformidad con las rutinas académicas de composición y perspectiva. Por lo descrito anteriormente, se entiende que el Dr. Atl era un personaje con la suficiente actitud y experiencia para levantar y promover inquietudes de renovación en los jóvenes pintores. “No podemos hacer abstracción total del pasado sin caer en la incoherencia. Son los elementos anteriores los que determinan nuevas formas. Si los hace a un lado, un artista se condena al aislamiento y a perecer […] lo que se impone es una renovación ordenada y verdaderamente radical”.55 Rescata y sugiere el arte popular y las manifestaciones artísticas prehispánicas como antecedentes estéticos obligados para el desarrollo de un movimiento pictórico nacional, el cual era fundamental para la homogeneización de la fragmentada sociedad que había quedado después de la cruenta lucha revolucionaria. 55 Dr. Atl, apud A. Castellanos et al., op. cit., p. 23. 32 1.3 El muralismo mexicano 1.3.1 José Vasconcelos, predicador de la cultura nacional La lucha civil había cesado en el país. Sin embargo, la perspectiva que dejó el movimiento revolucionario no fue claramente promisor. La Revolución fue una disputa de poderes que dejó de lado, como en un principio, al campesino y al obrero, los cuales seguían siendo explotados. Al ocupar la presidencia, Álvaro Obregón tenía la tarea de reconstruir el país en lo físico y en lo social. Para ello, consideró importante desarrollar un proyecto cultural de nación: el 04 de junio de 1920 eligió a José Vasconcelos como rector de la Universidad de México, dándole el mayor rango a nivel educativo en México. Yo soy en estos instantes, más que nuevo rector que sucede a los anteriores, un delegado de la Revolución que no viene a buscar refugio para meditar en el ambiente tranquilo de las aulas, sino a invitaros a que salgáis con él a la lucha, a que compartáis con nosotros las responsabilidades y los esfuerzos. En estos momentos yo no vengo a trabajar por la Universidad sino pedir a la Universidad que trabaje por el pueblo.56 Desde la rectoría, Vasconcelos concibió la reconstrucción de la cultura nacional. Todos los pueblos tienen en su historia salvajes invasiones y luchas tribales para configurar una nación. Luego entonces la Revolución mexicana sería un hito que marcaría una distancia entre la sangrienta prehistoria de México y el preludio de civilización de nuestro país.57 La lucha civil y el estado de guerra que reinaron de 1911 a 1920 tornaron de suma complejidad la formulación de un proyecto de educación nacional. Vasconcelos enfrentó la falta de instrumentos para establecer programas de enseñanza. Con esa lucha, consiguió recursos estatales. Además, logró la aceptación del Congreso para que el presidente Obregón decretara una reforma al artículo 73 de la Constitución, con lo cual podría crear la Secretaría de Educación Pública el 25 de julio de 1921. Vasconcelos inauguró el puesto de Ministro de Educación, y lo desempeñó de 1921 a 1924. El México emanado de la Revolución enfrentaba 56 José Vasconcelos, apud Carlos Monsiváis, “Notas sobre la cultura mexicana en el siglo XX”, p. 985 57 José Joaquín Blanco, Se llamaba Vasconcelos. Una evocación crítica, pp. 80-81. 33 innumerables conflictos sociales y políticos, sin embargo, desde su visión, la igualdad y el progreso serían alcanzados mediante la educación. Planteó como objetivo educar al 80% de analfabetas que existía en el país desde el porfiriato. El arte y la cultura serían los motores del progreso. Desde su cargo promovió la construcción de numerosas escuelas, bibliotecas y centros de industria popular. La pobreza y la ignorancia son nuestros peores enemigos y a nosotros nos toca resolver el problema de la ignorancia […] me refiero a una enseñanza directa de parte de los que saben algo, a favor de losque nada saben; me refiero a una enseñanza que sirva para aumentar la capacidad productora de cada mano que trabaja y la potencia de cada cerebro que piensa […] Organicemos entonces el ejército de los educadores que sustituya al ejército de los destructores.58 Estructuró un Departamento de culturas indígenas, donde trazó un programa de “misiones culturales” para acabar con la segregación de los indios e integrarlos a la sociedad (en la concepción de Vasconcelos, antes de ser indios eran mexicanos59). Realizó una convocatoria para reunir a los mejores hombres y a las mejores mujeres para coadyuvar en los programas gubernamentales. Emprendió con estos profesores rurales visitas educativas para enseñar el alfabeto y cosas esenciales como alimentación e higiene. Posteriormente despertarían en el alumno el gusto por la pintura, la escultura, la música, el canto y la literatura, levantando con este incentivo por lo menos una mínima conciencia cultural: “[…] en su visita a Yucatán, Vasconcelos acude con un equipo: Adolfo Best Maugard da conferencias sobre dibujo, Henríquez Ureña y Pellicer sobre literatura castellana, Torres Bodet declama su poesía”.60 Algunos pintores recién llegados de Europa desconocían la situación actual de México. A cambio de conocer al mexicano, su tierra y su cultura, se ofrecieron para realizar las obras que el país necesitaba. Artistas que residían en Europa (Roberto Montenegro, Carlos Orozco Romero, Amado de la Cueva, José 58 Ibid., p. 81. 59 Ibid., p. 93. 60 C. Monsiváis, op. cit., p. 826. 34 María Fernández Urbina, Jean Charlot, David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera) arreglaron su situación para volver a su país natal y formar parte del grupo que trabajaría a favor del renacimiento plástico de México. Este llamado y la respuesta de los pintores es el primer atisbo de concordancia entre el círculo de mando político y los intelectuales del país. El ministro de educación subsidió viajes por Tehuantepec, Yucatán y Campeche, para que los pintores conocieran las fiestas populares, la fisonomía del indígena, los coloridos paisajes y las expresiones artísticas de cada pueblo. Gracias a estos viajes fue que se percataron de que “México es el nombre de un gran territorio, y en esta tierra con un solo nombre hay muchas naciones de diferentes idiomas, costumbres, historias. No sería cierto hacer una historia para pueblos tan diferentes…”.61 El país estaba dividido geográfica, social, racial, lingüística y culturalmente; para tratar de unificarlo, se contrataron además de pintores, diversos artistas e intelectuales que desempeñaron puestos de enseñanza en la Secretaría de Educación Pública.62 Estimulando fuentes de inspiración propias, experimentando técnicas y lenguajes privativos de México, se lograría integrar todos los estratos de la sociedad. Así comenzó un intento de acercarse directamente al pueblo mexicano, con sus habitantes, con sus obras de arte, con los indios y en general con el hombre de México. Todo esto fue formando una concepción humanista del arte. Siqueiros describe con sensibilidad lo que encontró en su tierra y en su pueblo: “[…] no fue solamente el contacto con el hombre de México; también con su temperamento, con la geografía de México, con la arqueología de México, con toda la historia del arte en México, con el arte popular de México, con la cultura 61 Sergei Eisenstein, apud Aurelio de los Reyes, El nacimiento de ¡Que viva México!, p. 216 62 En la Escuela Nacional Preparatoria, Ezequiel Chávez y luego Vicente Lombardo Toledano y Roberto Medellín; en bibliotecas, Jaime Torres Bodet; en la Universidad, Antonio Caso y luego Ezequiel Chávez; en publicaciones, Agustín Loera Chávez; en alfabetización, Abraham Arellano y Eulalia Guzmán; Ezequiel Salcedo en imprenta; Pedro Henríquez Ureña en la Escuela de Verano; Federico Méndez Rivas en construcción y recuperación de edificios. En diversas funciones estuvieron ligados a la Secretaría Gómez Robledo, Mancera, Massieu, los poetas Jaime Torres Bodet, Enrique González Borja, Bernardo Ortíz de Montellano, Carlos Pellicer y Joaquín Méndez Rivas; los pintores Roberto Montenegro, Jorge Enciso, Xavier Guerrero, Jean Charlot, Emilio Amero, Carlos González, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Fermín Revueltas, Carlos Mérida, Gabriel Fernández Ledesma, Adolfo y Fernando Best Maugard, Manuel Rodríguez Lozano, Fernando Leal, Fernando de la Cueva, etc; los músicos Julián Carrillo y Joaquín Beristáin, etc. Vid., J. J. Blanco, op. cit., p. 94. 35 entera de nuestro país. Ese contacto fue la muerte, en nosotros, de la tradicional bohemia parisina”.63 En 1919 José Guadalupe Zuno, pintor, investigador y crítico, vaticinó acertadamente el camino que tomarían las artes plásticas años después en México: “Es necesario tomar de la vida real los elementos que tarde o temprano constituirán nuestro arte nacional”.64 El nacionalismo fue lo que dio vida, por vez primera en la historia del país, a un arte propio, un arte que nos describía a nosotros mismos y resaltaba los logros y alcances de nuestra patria. A propósito Diego Rivera comenta: “En este momento, cuando parece iniciarse un movimiento por la independencia espiritual de México [sería conveniente que] los mexicanos […] miren menos las revistas de ultramar y muchísimo más el admirable Museo Nacional y todas las manifestaciones de nuestro arte popular”.65 Reforzando estas ideas chovinistas, “Rivera afirma que pinta sus murales con una preparación a base de savia de maguey; Adolfo Best Maugard presenta un método de enseñanza del dibujo basado en ‘los siete elementos lineales de las artes mexicanas indígenas y populares’; Carlos Chávez compone obras para instrumentos indígenas precolombinos”. En este sentido, los artistas exponen que lo “indígena es lo nacional”.66 Estas actitudes intentaban consolidar lo indígena como símbolo inherente de lo nacional. El puente comunicador entre los valores del presente y del pasado mexicano sería la pintura. La imagen sería el agente didáctico y comunicador: Sólo la pintura, que es la forma de expresión por excelencia del mexicano, podría hablar al pueblo en su propio lenguaje, para exaltar sus luchas, clarificar sus metas y darle conciencia de su dignidad como hombre y como ciudadano de una gran nación. No olvidemos que ya los franciscanos del siglo XVI habían dicho «…para los indios, el mejor medio es la pintura».67 63 Mais ce ne fut pas seulement le contact avec l’homme du Mexique; mais avec le tempérament ou les tempéraments de l’homme du Mexique, avec la géographie du Mexique, avec l’archéologie du Mexique, avec tout l’histoire de l’art du Mexique, avec l’art populaire du Mexique, avec la culture entière de notre pays. Ce contact fut la mort, en nous, de la tradicionelle bohème parisienne (David Alfaro Siqueiros, L’art et la revolution, p. 12.). 64 José Guadalupe Zuno, apud Antonio Rodríguez, El hombre en llamas. Historia de la pintura mural en México, p. 519. 65 Diego Rivera, La exposición de la Escuela Nacional de Bellas Artes, p. 22-23. 66 C. Monsiváis, op. cit., p. 988. 67 A. Rodríguez, op. cit., p. 153. 36 José Vasconcelos promovió la creación de un arte que exaltara los valores patrios entre el pueblo. Contrató a pintores y les destinó muros de edificios públicos; etiquetó recursos del estado y ofreció comisiones para que pintaran. Fue evidente la voluntad y el patrocinio del estado, sin cuyo apoyo esta forma de arte no habría sido siquiera pensable. Artistas, intelectuales y mandatarios del gobierno, olvidaron las disidencias y se unieron para lograr un cambio positivo en beneficio de la patria. “El artista no sólo era la voz del pueblo, sino su guía”; Vasconcelos
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