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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ACATLÁN El placer de la transgresión. Las significaciones de las prácticas sexuales alternativas, una mirada desde la Comunicación Seminario taller extracurricular de titulación: “Prácticas comunicativas, producción, circulación y consumo de bienes culturales”. QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE Licenciatura en Periodismo y Comunicación Colectiva PRESENTA Nohemí González Monzalvo Asesor: Fernando Martínez Vázquez Octubre 2011 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. AGRADECIMIENTOS He llegado al momento más dulce de este trabajo el de agradecer a todos los que se han esforzado a la par conmigo para concluir este ciclo. Los primeros son Rual Alejandro y Maximiliano por la paciencia tan grande que me han tenido con esta experiencia y que les ha robado a su mamá a ratos. Ale desde los tres años y Max desde el vientre. ¡Los amo bebés, me enseñan a ser mejor mamá, mejor persona! A mi papá porque me ha tendido la mano sin decir una palabra de inconformidad, incondicionalmente, a pesar de mis locuras. A mis hermanos, Lalo y Rosi, porque también me han apoyado en todo este tiempo sabiendo lo importante que es para mí este proyecto. Sin ustedes no hubiera terminado ni en cien años. A Raúl especialmente porque con ejemplo me has enseñado que los sueños son posibles, que no hay noches ni días en los que no se puedan vencer los obstáculos, que las únicas fronteras existentes son las de la mente y las del espíritu y lo que las rompe es el amor, el amor a la vida. Gracias, Gatito, por estar junto a mí durante este tiempo. A mi mamá por mandarme tus bendiciones, por enviar ángeles a mi camino. A Fernando… Sin ti no lo hubiera logrado, me cuidas, me procuras, me quieres, me enseñas, me guías. No sé cómo agradecerlo. Sabes lo especial que eres, lo importante en mi trazo desde que te conocí. Gracias infinitas por todo lo que me has dado, no sólo aquí en este momento, en la vida. A la Universidad Nacional Autónoma de México y a la FES Acatlán por haberme cobijado en este honorable templo del saber y por abrirme las puertas al mundo enarbolando las banderas de la ética y del humanismo. ÍNDICE IInnttrroodduucccciióónn 55 CCaappííttuulloo II LLaa sseexxuuaalliiddaadd ccoommoo ffeennóómmeennoo ccuullttuurraall 1100 11..22 LLaa sseexxuuaalliiddaadd ccoommoo tteemmaa ddee llaass iinnvveessttiiggaacciioonneess ddee llaass cciieenncciiaass ssoocciiaalleess 1111 11..33.. PPllaanntteeaammiieennttoo tteeóórriiccoo 2200 11..44 DDeeffiinniicciióónn ddee llaass pprrááccttiiccaass sseexxuuaalleess aalltteerrnnaattiivvaass 3355 CCaappííttuulloo IIII CCoonntteexxttoo hhiissttóórriiccoo ddee llaass pprrááccttiiccaass sseexxuuaalleess aalltteerrnnaattiivvaass eenn MMééxxiiccoo 4499 22..22.. AAnntteecceeddeenntteess 5500 22..33.. LLaass ppeerrvveerrssiioonneess eenn MMééxxiiccoo 5555 22..44 SSaaddoommaassooqquuiissmmoo 6611 22..55 TTrraavveessttiissmmoo 7700 22..66 TTrraannsseexxuuaalliissmmoo 7733 22..77 LLaa ssiittuuaacciióónn ddeell ttrraavveessttiissmmoo yy ttrraannsseexxuuaalliissmmoo eenn MMééxxiiccoo 7788 CCaappííttuulloo IIIIII EEll aarrttee ddee tteejjeerr hhiissttoorriiaass 8877 33..22 MMeettooddoollooggííaa ccuuaalliittaattiivvaa 9944 33..33 CCuueessttiioonnaarriioo ddee eennttrreevviissttaa pprrooffuunnddaa yy ddee hhiissttoorriiaa ddee vviiddaa 110066 33..44 AApplliiccaacciióónn ddee llaa hhiissttoorriiaa ddee vviiddaa yy eennttrreevviissttaa pprrooffuunnddaa 110099 CCaappííttuulloo IIVV LLaa ttrraannssggrreessiióónn yy eell sseennttiiddoo ddeell ppllaacceerr 115522 44..11.. DDiissccuurrssoo 115533 44..22 VVeessttiimmeennttaa 115588 44..33.. EEll ccuueerrppoo 116600 44..44 MMeeddiiooss ddee ccoommuunniiccaacciióónn 116622 44..55.. IInnssttiittuucciioonneess 116655 44..66.. AAcccciioonneess 117722 44..77 LLaass pprrááccttiiccaass sseexxuuaalleess aalltteerrnnaattiivvaass ccoommoo ffoorrmmaass ssiimmbbóólliiccaass 118811 44..88.. CCuullttuurraa,, ccoommuunniiccaacciióónn yy ppooddeerr 118899 CCoonncclluussiioonneess 119955 BBiibblliiooggrraaffííaa 119999 5 INTRODUCCIÓN El tema del erotismo, del sexo, de la sexualidad es un laberinto. Nada nuevo se esconde en él, nada que no se haya practicado, que no se haya dicho, que no se haya revelado, sin embargo, las tonalidades que toma son reflejos de la luz de su época, del lugar donde surgen, en ese sentido, las prácticas sexuales alternativas son espejo de la cultura y la sociedad en el que se dan, donde se fomentan o se censuran. Tan amplios son los senderos de la sexualidad que mucho se ha escrito sobre ello, pero los nuevos abordajes siguen despertando curiosidad, interés y hasta sorpresa. Son temas tan frescos como inagotables. Sin afán de revelar nada que se haya ocultado, este trabajo de investigación titulado El placer de la transgresión. Las significaciones de las prácticas sexuales alternativas, una mirada desde la Comunicación –para obtener la titulación de la carrera de Periodismo y Comunicación Colectiva-- pretende acercar a la comunicación al tema de la sexualidad, a través de un repaso por los fenómenos culturales, algo poco común dentro de esta rama de las Ciencias Sociales. Han sido la sociología, la psicología y la antropología las disciplinas que más interés han mostrado hacia el tema de la sexualidad en trabajos de tesis, mientras que en la comunicación a penas unas cuantas investigaciones, la mayoría de ellos reportajes, saltan a la vista. La idea surgió en el 2008, durante mi estancia profesional en el periódico Metro, de Grupo Reforma, en la que hacía coberturas en torno al sexo, viví muy de cerca cómo se vivía la sexualidad en la metrópoli a lo largo de seis años. El peso editorial de estas coberturas era tan importante que de ellas dependía en gran medida la exitosa venta del diario, 300 mil ejemplares diarios sólo en el Distrito Federal y zona conurbada. Fue entonces que la curiosidad de saber ¿por qué los lectores encontraban tanta fascinación en ello?, ¿cómo se vivía realmente la sexualidad y la libertad sexual, casi pornográfica, que entonces presenciaba?, ¿y si era real o en todos 6 esos seres que asistían a la expo sexo muy liberados en el fondo escondían una doble moral? Quería saber hasta donde el tema del sexo era aún un tabú social o hasta donde un discurso. Nada mejor, entonces, que preguntarlo en el terreno cotidiano sobre un tema sexual que transgrediera, que hiciera “ruido” con tan solo hablarlo, escucharlo, pensarlo, que simplemente incomodara… Y este es el resultado. Después de discriminar todas las prácticas sexuales que fueran opuestas a la convencional, la heterosexual, elegí solo aquellas que consideré confrontaban y desafiaban al orden y al imaginario sociocultural del sexo; aquellas que semostraran abiertamente en el escenario cotidiano y que rebasaran la intimidad de las alcobas. Así decidí analizar el travestismo, el transexualismo y el sadomasoquismo, que en un primer momento consideré socialmente transgresoras por la carga de significados que poseen y porque ponen en tela de juicio la representación genérica del “ser un hombre” o “ser una mujer”, y también aquello que conocemos como el “dolor y el placer”. El objetivo fue analizar los significados de las prácticas sexuales alternativas que ejercen sujetos de un rango de edad de 30 a 45 años de edad, habitantes de la zona metropolitana, para conocer el sentido que ellos le otorgan a la transgresión. La técnica que nos permitiría adentrarnos a un punto tan delicado, el de la sexualidad, era la historia de vida, que por su carácter cualitativo nos permitiría conocer las significaciones que los entrevistados elaborarían a partir de sus prácticas sexuales. Los entrevistados fueron cuatro practicantes cuyas edades oscilaban entre los 25 y los 45 años de edad; ellos tuvieron mayor disposición para compartir sus experiencias, aunque desde el principio buscamos a hombres y mujeres con estas prácticas, pero la selección invariablemente recayó en cuatro hombres (uno de ellos transexual) que abrieron las puertas de su intimidad. 7 La investigación se enmarcó en la Ciudad de México por tratarse, supuestamente, de la ciudad con mayor apertura hacia la expresión y la diversidad sexual. Sólo uno de los entrevistados vive en el municipio de Tlalnepantla, en la colonia Valle Dorado, pero su vida social está instalada en el Distrito Federal. La pregunta que resume este trabajo es la siguiente: ¿cuáles son las significaciones que los sujetos de entre 25 y 45 años de edad, habitantes de la zona metropolitana, elaboran con respecto a sus práctica sexuales alternativas y la idea de transgresión? Hipotéticamente las significaciones de las prácticas sexuales alternativas que poseen los individuos determinan en cada uno el sentido de transgresión, que varía entre hombres y mujeres, a la vez que entre ellos mismos. La teoría de John B. Thompson sobre cultura fue el constructo ideal que nos permitió desarrollar el sustento teórico para comprender cómo los sujetos construyen esas significaciones a partir de análisis de sus formas simbólicas, ya que éstas conforman fenómenos culturales, a partir de significados que se producen, se reciben, se distribuyen y circulan en espacios cotidianos. Estas formas simbólicas, a su vez, constituyen frentes culturales opuestas al pensamiento hegemónico de la sexualidad, el cual ha trazado una línea muy definida sobre el cuerpo y el uso de cuerpo de los sujetos sociales. También retomé los presupuestos teóricos de Gilberto Giménez, expuestos en La sociología de Pierre Bourdieu en Perspectivas teóricas contemporáneas de las ciencias sociales, para conocer cuáles son el sentido del juego de estas prácticas sexuales, en un espacio social conocido como habitus. Además se entrelaza la teoría de Michael Foucault sobre la sexualidad, la cual desglosa los mecanismos que han impuesto una ideología del sexo como una forma de poder que favorece el control a los sujetos sociales, enfocando la energía sexual en energía de trabajo, beneficiando así a la burguesía y a la instauración de un modelo de Estado. El contexto socio-histórico desarrollado en el Capítulo II consiste en un repaso desde la época victoriana, que marcó en gran medida la concepción sexual 8 de nuestros tiempos hasta llegar a la llamada Revolución Sexual en la década de los 70, la llegada del VIH, y los movimientos lésbicos-gay de la actualidad. Asimismo se realiza un recuento histórico breve de cómo se instauraron en México las prácticas del sadomasoquismo, travestismo y transexualismo, recordando, naturalmente, cuáles han sido sus orígenes históricos. Es importante recalcar que estas tres prácticas son relativamente jóvenes en el país y no existe una documentación sobre ellas, sino que se reconstruye a partir de lo que los mismos practicantes recopilan de una especie de tradición oral entre sus compañeros. El Capítulo III está enfocado al diseño de la metodología cualitativa y las técnicas de la historia de vida y la entrevista profunda que se aplicaron en esta investigación, así como el resultado primario de su instrumentación. Elegí la metodología cualitativa por la flexibilidad y comprensión que ofrece al abordar temas tan delicados y personales como el sexo, que permitieron generar un tipo de conocimiento derivado de la capacidad del investigador de “meterse a la realidad” del sujeto-objeto de investigación. Como lo menciona Carlos Sandoval Casilimas, en su libro titulado Investigación Cualitativa, la metodología cualitativa permite asumir cierta comprensión o captación de lo que el otro o los otros quieren decir a través de sus expresiones, de sus palabras, de sus silencios, de sus inmovilidades, a través de la interpretación y el diálogo, si no también, la posibilidad de construir generalizaciones, que permitan entender los aspectos comunes a muchas personas y grupos humanos en el proceso de producción y apropiación de la realidad social y cultural en la que se desarrollan. Además, se desarrollará el diseño de las historias de vida y entrevistas semi profundas que se aplicarán en esta investigación. La historia de vida, como parte de las herramientas cualitativas, permite trabajar con las subjetividades partiendo de las trayectorias de los sujetos o personajes, así como de los grupos humanos y su concepción de la realidad. La entrevista semi-profunda nos permitirá conocer cuáles son las ideas, las percepciones y significaciones que el sujeto construye a partir de su realidad. En este tercer apartado también 9 presentaré los resultados de la primera interpretación, la de las doxas, provenientes de la aplicación de las técnicas. En el Capítulo IV se desarrollarán las interpretaciones finales, que surgen del cruce del contexto histórico y los conceptos teóricos presentados anteriormente. El placer de la transgresión… es un trabajo que presenta una faceta poco común de las investigaciones académicas, pues el terreno del placer sexual está confinado a lo cotidiano, a lo ordinario; podría considerarse sin seriedad a menos que se vea desde el otro ángulo en el que están anclados valores, pensamientos, prejuicios, creencias culturales, marcadas por un tiempo y un espacio, con un carácter definitivamente marcado como fenómeno cultural. Esta tesis no busca adentrarse en temas de sexualidad con la profundidad con que lo hace la psicología, la sociología o la antropología, sino simplemente busca exponer cómo las prácticas sexuales también se insertan en la cultura y la comunicación. La investigación se enfrentó a ciertos obstáculos como la escasa información en México sobre el tema, pues a pesar de que ha interesado a filósofos, sociólogos y psicólogos, los datos duros se rastrearon en su mayoría a través de internet o de mano de los entrevistados. Asimismo, surgieron algunos inconvenientes con la aplicación de las técnicas, particularmente de la historia de vida, que por su carácter subjetivo el grado de fidelidad de los hechos a la narración del entrevistado puede ser variable, ya que algunos de ellos reelaboraban la historia para la entrevista según su interés. Aún así creo que las historias de vida son atractivas y ricas para la interpretación, por lo que se hace al lector una atenta invitación para que recorra las siguientes páginas donde encontrará una interpretación sobre las prácticas sexuales alternativas con sentido de transgresión, a partir de la construcción de sentidos y significados que cada uno de los entrevistados construyó. 10 CAPÍTULO I La sexualidad como fenómeno cultural 1.1 Introducción El semiólogo españolJesús Martín Barbero concibe la comunicación como un espacio estratégico desde el cual puede pensarse la cultura, con un enfoque crítico que parte de reubicar los estudios académicos de la comunicación como una respuestas a las transformaciones políticas, económicas y culturales que ha vivido América Latina con la globalización. En el libro Oficio de cartógrafo. Travesías latinoamericanas de la comunicación en la cultura1, Barbero expone la necesidad de diseñar un nuevo mapa en el terreno intelectual de los estudios de la comunicación en Latinoamérica que permitan insertarse en las prácticas sociales cotidianas. Para relacionar esta disciplina con los campos culturales y con las prácticas sociales, empezaremos con retomar la teoría del antropólogo John B. Thompson sobre su concepto de cultura que nos dará los parámetros para sustentar la pertinencia de la comunicación en el análisis de los fenómenos culturales, constituidos por formas simbólicas, dentro de un campo significativo. Abordaremos los ejes que Jesús Martín Barbero expone para aplicar en las investigaciones de comunicación en América Latina, a partir de las mediaciones de la cultura, y de un contexto social, político y económico, determinado por las transformaciones que la cultura latinoamericana ha sufrido con la incursión de la globalización y las nuevas tecnologías. Finalmente trataremos que la investigación responda a demandas de comunicación que, aunque mediadas por la industria cultural de expresión, y a necesidades colectivas y que recojan matrices culturales de raigambre popular. 1 MARTÍN BARBERO, Jesús. Oficio de cartógrafo. Travesías latinoamericanas de la comunicación en la cultura, Edit. FCE, México, D.F., 2002. 498 pp. 11 A continuación presentaremos una breve panorámica sobre las investigaciones que se han realizado en México en los últimos años con el tema de la sexualidad y de sus prácticas, en las Ciencias Sociales. Aunque hay una gran variedad de trabajos, elegimos sólo los más cercanos a lo que esta investigación pretende. 1.2 La sexualidad como tema de las investigaciones de las ciencias sociales La sexualidad es uno de los aspectos más complejos del ser humano, en ella se mezclan condicionantes físicos, biológicos, emocionales, culturales y sociales. Por eso, más allá de ser considerada como un conjunto de condiciones anatómicas y fisiológicas que caracterizan a cada sexo, así como de su función reproductiva, la sexualidad y sus prácticas son parte de una construcción social y cultural. El comportamiento sexual de cada individuo puede servir a los fines de la gratificación física, la expresión de afecto, la formación de vínculos y la trascendencia espiritual. Pero, también promueve la variabilidad y la diversidad individual, así como la estructuración y la organización social.2 A lo largo de la historia, se ha analizado la sexualidad desde diferentes disciplinas, que han permitido desarrollar diversas teorías y puntos de vista sobre ella. La biología, la etología, la medicina, la epidemiología y la psiquiatría, fueron las primeras disciplinas que se interesaron por la sexualidad, pero en los últimos años se ha abierto un campo interesante que ocupa a las ciencias sociales, especialmente con la demografía, la historia, la filosofía, la antropología, la sociología, la pedagogía y la psicología. Los estudios con un enfoque de género también han puesto una especial atención a este tema, sobre todo, en la segunda mitad del siglo XX con los movimientos feministas, y, recientemente con la expansión de las expresiones de la comunidad lésbico-gay. 2GARCÍA RODRÍGUEZ, Georgina. Conducta Sexual: Un Modelo Psicosocial, Tesis de Doctorado, 2007, Facultad de Psicología, UNAM. pp. 1-3 12 Sin embargo, a pesar de que la sexualidad puede considerarse también como una práctica comunicativa3 de la intimidad, las ciencias de la comunicación han ejercido poco interés respecto a este tema, excepto aquellas investigaciones que se ocupan de los mensajes sobre sexualidad y erotismo transmitidos en medios de comunicación. En esta revisión bibliográfica, particularmente en tesis, encontramos que el estudio de la sexualidad se ha realizado más que nada en el ramo de la psicología, independientemente de la clínica, aquí nos enfocamos a la social. Una de las aportaciones más interesantes en este campo es la de Georgina García Rodríguez, que en su tesis de doctorado en Psicología, titulada Conducta Sexual: Un Modelo Psicosocial, en la que relaciona la conducta sexual a un relativismo individual y sociocultural, que se hace evidente en los valores, ideas, creencias y actitudes, las sensaciones, emociones y afectos, y las normas y costumbres que existen en torno a la experiencia sexual, lo que contribuye a su variabilidad y transformación dentro y entre las personas a lo largo del tiempo y en diversas socioculturas. “La concepción y la experiencia que tienen sobre la sexualidad, tanto a nivel individual como colectivo, son en gran medida producto de las costumbres y normas sexuales que han existido a lo largo de las culturas y los periodos históricos”4. Georgina García explica que el placer y el afecto que pueden derivarse del comportamiento sexual, también tienen la capacidad de generar y mantener la unión entre las personas y de influir en la organización social. Para llegar a esta conclusión, aplicó una investigación sobre el comportamiento sexual de las personas adultas en el contexto de la sociocultura mexicana contemporánea, 3 “Lo amoroso no es en sí mismo un sentimiento, sino un código de comunicación de a cuerdo con cuyas reglas se expresan, se forman o se simulan determinados sentimientos” (Luhmann, 1985:21). De este modo, el “mecanismo simbólico” específico del amor como código comunicacional es la sexualidad; a través de ella, los individuos logran la interpretación, la fusión”. El Amor Como Vínculo Social, Discurso e Historia: Aproximaciones Bibliográficas. CORONA BERKIN, Sahara y RODRÍGUEZ MORALES, Zeyda. ESPIRAL, Estudios Sobre Estado y Sociedad, Vol. I No. 17. Enero/abril de 2000. pp. 51 4 Ibid. GARCÍA RODRÍGUEZ, Georgina. 13 desde un perspectiva psicosocial y empleando un abordaje metodológico cuantitativo. Otro de los trabajos académicos que destacan en este tema es del María del Pilar Valdés Rodríguez, con su tesis Buscando la significación de la satisfacción sexual en hombres y mujeres a través del enfoque de género, para obtener la licenciatura en Psicología, cuyo objetivo fue buscar la significación (representación social) que tiene la satisfacción sexual para hombres y mujeres, para lo que aplicó una metodología cualitativa, a través de entrevistas semi estructuradas, a cuatro hombres y tres mujeres. La conclusión a la que llegó se refiere únicamente a cuáles son los indicadores de hombres y mujeres para medir su placer y que ambos coinciden en la obtención del orgasmo; además, de que la importancia de la sexualidad entre géneros es muy diferente: la de los hombres es reduccionista, casi genital, mientras la de las mujeres depende también de otros aspectos de la relación sentimental. Sin embargo, María del Pilar defiende la sexualidad como parte de una construcción simbólica que condiciona patrones comportamentales por el sólo hecho de pertenecer a cualquiera de los bandos (o géneros). Quien retoma nuevamente el papel social y cultural de la sexualidad en un trabajo de tesis, también dentro de la Psicología, es Ofelia Sánchez Vázquez, con el tema Significado e implicaciones socioculturales de la sexualidad de mujeres del Ejido Loma de Malacota. México. Su objetivo es identificar y describir los significados e implicacionessocioculturales que tiene la sexualidad en la vida de las mujeres del “Ejido, Lomas de Malacota”, bajo una perspectiva de género y aplicando técnicas cualitativas, entre ellas, el método etnográfico y la entrevista de profundidad. Las categorías analizadas en esta tesis son las siguientes: contexto sociocultural de las mujeres; aspectos socioculturales vinculados a la segmentación de las etapas y las relaciones de parentesco; significado y aspectos 14 socioculturales vinculados al ejercicio de la sexualidad de las mujeres; implicaciones sociales de las mujeres que ejercieron su sexualidad y significados y experiencias subjetivas de las mujeres sobre su sexualidad. Los temas sobre significados y experiencias de las prácticas sexuales son las más recurrentes en investigaciones del área de psicología; mientras que en el área de sociología predomina el enfoque de género; tales como Locas, maricones, mayates, hombres, homosexuales, gays: apuntes históricos de la identidad y relaciones de género en varones con sexualidad del mismo sexo en el México moderno (2007). Existen otras tesis como El Erotismo Como Proceso Simbólico de la Cultura: Aproximaciones Teóricas, de Mayela Marlene Mendoza Montero, de la licenciatura de sociología, quien hace un análisis sobre la literatura y teorías que existen en torno a la sexualidad. Mientras que los temas referentes a la educación sexual en secundarias y preparatorias ocupa mayormente a los egresados de Pedagogía. En el área de comunicación, encontramos dos reportajes y una tesis que abordan el tema de la sexualidad. Una de ellas es la de Claudia Campos Gutiérrez, con la tesis El erotismo y la Pornografía ¡De la integración a la Degradación!, la cual consiste en realizar entrevistas a diferentes especialistas sobre el tema de la pornografía, los cuales van desde periodistas, hasta sexólogos reconocidos, que dan su punto de vista respecto al consumo de pornografía. La siguiente, titulada Vamos a jugar, los juguetes también son para adultos: reportaje sobre juguetes sexuales, sex shops y sexualidad, de Melisa Escobedo Barrozo, es una descripción sobre el tipo de juguetes sexuales que se venden en la Ciudad de México, de las sex shops como un negocio en ascenso, así como de la proliferación de plazas y espectáculos relacionados con el sexo, desde Sex Capital, hasta la Expo Sexo. 15 Se trata de un reportaje cuantitativo sobre los productos y el consumo, pero no se enfoca a las cuestiones sociales y culturales de la sexualidad y sus representaciones. Finalmente, tenemos En Nombre del Porno…Sorbo a Sorbo, una tesis de Marisol Clorio Miranda, para obtener la licenciatura de Periodismo y Comunicación Colectiva, que reconoce la pornografía como un fenómeno social que muestra los placeres, las fantasías y los deseos más irresistibles del ser humano. La propuesta de Marisol Clorio Miranda es la de ubicar a la pornografía como una forma simbólica que expresan los juntos para otros sujetos y como una práctica comunicativa donde hay una interacción a través de las mediaciones. Se planteó como objetivo estudiar cómo es el consumo cultural de la pornografía para conocer cómo los consumidores se apropian de ella, qué valor simbólico y uso le dan; así como explicar el consumo cultural de la pornografía entre hombres y mujeres, desde la perspectiva de García Canclini5. 1.2.1 La sexualidad en artículos especializados en revistas A diferencia de las investigaciones para tesis, los estudios sobre sexualidad son más variados cuando se publican en artículos de revistas especializadas, entre las que encontramos destacan: Desacatos, Espiral, Salud Pública de México y la Revista Mexicana de Sociología. Aunque los enfoques son diferentes en cada uno, y van desde el sociodemográfico hasta el filosófico o ético moral, la mayoría de los investigadores coincide en que el estudio de las prácticas sexuales en las ciencias sociales aún es escaso; a pesar de que la sexualidad estructura, a su vez, la vida cotidiana, las creencias, los significados y los sentidos de vida de los sujetos individuales y actores sociales6. 5 CLORIO MIRANDA, Marisol. En el nombre del porno… Sorbo a Sorbo. El consumo cultural de la pornografía en la Ciudad de México. Tesis de licenciatura en Comunicación. 2009, México, EdoMex, FES Acatlán, UNAM, Introducción. 6 TUÑÓN Pablos, Esperanza. Reseña de “Sexualidades en México. Algunas Aproximaciones desde la perspectiva de las Ciencias Sociales”, de I. SZASZ y S. LERNER (COMPS) Salud Pública de México, noviembre-diciembre, año/vol. 41, número 006. Instituto Nacional de Salud Pública, Cuernavaca México, pp. 498-500. 16 Las investigaciones predominantes en el tema de la sexualidad tienen un enfoque biomédico o sociodemográfico, y destacan aquellas relativas a la psicología o a la pedagogía. Aunque cada vez más, la sociología y la antropología se han abierto campo en la investigación de este tema. Esperanza Tuñón Pablos hace una reseña del libro de Ivonne Szasz Sexualidades en México. Algunas Aproximaciones Desde La Perspectiva de las Ciencias Sociales (1998), en la que resalta la pertinencia de enfocar en los estudios sobre la sexualidad tres enfoques académicos: la búsqueda histórica de los significados, la comparación de comportamientos sexuales entre grupos sociales específicos y la urgente necesidad de contar con cuerpos teóricos que hagan posible acceder a la complejidad del tema. También enfatiza el uso inadecuado de los conceptos género y sexualidad, que desembocan en la vida cotidiana y han formado parte de la construcción cultural e histórica, así como en la construcción de la identidad de los sujetos y el sustento del poder. Las autoras Sarah Corona Berkin y Zeyda Rodríguez Morales ofrecen una revisión bibliográfica sobre los estudios de sexualidad en México, a través de su artículo El amor como vínculo social, discurso e historia: aproximaciones bibliográficas. La tesis principal se sustenta en exponer tres ejes –en el entendido de que la sexualidad es un mecanismo del amor--: el amor como vínculo social, en la que se aborda desde la sociología; el amor y el discurso amoroso, que a su vez explora lo “decible” sobre el cuerpo, la codificación de este discurso y su aprendizaje; finalmente, la experiencia amorosa desde la perspectiva histórica. La conclusión a la que llegan las investigadoras tapatías es que al acercarse a los múltiples y contradictorios sentidos en el intercambio amoroso puede ilustrarse no sólo los sentimientos, sino conflictos sociales, roles de géneros y aprendizaje sentimental. 17 A diferencia de los artículos anteriores, Patricia Ponce ofrece una investigación no de tipo bibliográfico, sino de campo en el artículo intitulado Sexualidades Costeñas. Su objeto de estudio es cómo viven la sexualidad los pobladores del municipio Boca del Río, Veracruz, y basa su investigación en la teoría de la corriente construccionista que concibe a la sexualidad no como un hecho dado, fijo o permanente vinculado directamente con un impulso biológico natural, sino como una construcción histórica y sociocultural cambiante, y como producto de una compleja y diversa red de prácticas discursivas y sexuales en donde las premisas, significados y acciones son partícipes en las percepciones que los seres humanos construyen sobre su conducta sexual, al mismo tiempo que regulan sus sentimientos, deseos y fantasías eróticas. Los procesos mentales en la conformación de la sexualidad son una serie de potencialidades que se transforman y adquieren sentido y significados en las relaciones sociales7. Mediante uncenso socioeconómico a 500 familias y la aplicación de 458 encuestas a hombres y mujeres (de diferentes edades y niveles escolares), así como 20 historias de vida, busca conocer las concepciones que tienen los pobladores respecto al matrimonio, la familia y la sociedad, y cuáles son sus valores y prácticas sexuales. La investigadora concluye que los habitantes de Boca de Río sostienen un discurso esencialista respecto a las diferencias de los géneros: masculino es igual a proveedor, autoridad, espacio público, sexualidad instintiva y desbordante; femenino es igual a ámbito doméstico, sexualidad controlada y sumisión. Y las relaciones sexuales, dentro del matrimonio, están concebidas para satisfacer las necesidades sexuales de los varones y la reproducción de la especie. En cambio, fuera del matrimonio existen espacios de resistencia, lucha y transgresión, lo cual que permite que coexistan valores y prácticas tradicionales y modernas, en las relaciones sociales. 7 PONCE, Patricia. Sexualidades Costeñas. Desacatos. Primavera-verano, No. 006. Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Distrito Federal, México, pp. 111-136 18 Finalmente, mencionamos el trabajo de Rocío Córdoba Plaza, Reflexiones teórico-metodológicas en torno al estudio de la sexualidad, en el que propone dos aspectos centrales para el estudio de la sexualidad: a) reflexionar sobre el carácter teórico del concepto, y b) proponer que la sexualidad –al ser un punto de confluencia entre la normatividad social y la acción ética de los individuos—puede contemplarse como una herramienta metodológica privilegiada para el análisis de las oscilaciones en el equilibrio de poder entre los géneros. Rocío Córdoba considera a la sexualidad como una construcción social, donde el proceso enculturativo proporciona no sólo las normas y los comportamientos, sino los estímulos y los satisfactores. Esta corriente propone que la sexualidad no es ni una fuerza vital poderosa que se desborda sin importar los constreñimientos culturales, ni un impulso natural idéntico en todos los individuos que deba ser canalizado por la sociedad. En general, podemos concluir que casi todos los investigadores coinciden en la necesidad de seguir estudiando la sexualidad desde las ciencias sociales, por su importancia en los vínculos y relaciones sociales y en la estructuración de una sociedad y de una cultura. Los métodos cualitativos y cuantitativos son complementarios entre sí para este tipo de investigaciones, ya que permite crear desde estadísticas hasta conocer los significados más profundos de la sexualidad y sus prácticas en los individuos, y cómo éstas van creando estructuras para la conformación cultural y social. Es importante resaltar la pertinencia de las ciencias comunicación en los estudios sobre sexualidad, ya que, a pesar de que la sexualidad está constituida por prácticas comunicativas intrínsecas, al parecer, ésta disciplina tiene descuidado el tema. Martha Rizo García, en el texto de Interacción y comunicación. Exploración teórica-conceptual del concepto de interacción, citando a Jesús Galindo, demuestra una paradoja que demuestra el casi nulo interés por los fenómenos 19 comunicativos que se dan a nivel interpersonal, en el campo académico sobre los aspectos sociales: “la interacción cara a cara y todo lo demás no mediático no es comunicación en un sentido oficial”. En cambio, Jesús Martín Barbero, en crea un nuevo campo de los estudios de la comunicación, pensado a partir de la realidad de América Latina. Una de sus propuestas es estudiar la comunicación y su relación con las prácticas cotidianas, que es uno de los enfoques que aquí nos interesan8 y que se desarrollarán posteriormente. Pero antes, intentaremos ubicar a las prácticas sexuales como fenómenos culturales, dignos de ser considerados en campo de investigación de la comunicación. El estudio de fenómenos culturales puede interpretarse como el estudio de las maneras en que los individuos situados en el mundo socio histórico producen, construyen y reciben expresiones significativas de diversos tipos9. Para ello, empezaré por retomar el concepto de cultura de John B. Thompson, quien, en el libro Ideología y Cultura Moderna, y ubicar las prácticas sexuales como formas simbólicas. Thompson propone una concepción estructural de la cultura –creada a partir del análisis de dos concepciones de cultura generadas con el surgimiento de la Antropología en el XIX--, en la que los fenómenos culturales pueden entenderse como formas simbólicas en contextos estructurados, y el análisis cultural puede interpretarse como el estudio de la constitución significativa y de la contextualización social de las formas simbólicas10. Las prácticas sexuales pueden ser consideradas formas simbólicas, si se ubican dentro de la definición de éstas. Para Thompson la forma simbólica es una 8 MARTÍN BARBERO, Jesús (2002), Oficio cartógrafo. Travesías latinoamericanas de la comunicación en la cultura, México, Fondo de Cultura Económica, pp. 207-255. 9 THOMPSON B., John. Ideología y Cultura Moderna. pp.135 10 Ibid. THOMSON John, pp. 149. 20 amplia gama de acciones y lenguajes, imágenes y textos, que son producidos por los sujetos y reconocidos por ellos y por otros como constructos significativos. En ese sentido, las prácticas sexuales al ser consideradas formas simbólicas, a la vez son fenómenos culturales y éstos en tanto están involucrados directamente con las prácticas cotidianas de los sujetos se pueden incluir dentro del campo académico de la investigación. Para concluir este apartado, expondremos la pregunta de investigación que nos ocupará a lo largo de este trabajo y es la siguiente: ¿Cuáles son las significaciones de las prácticas sexuales alternativas (sadomasoquismo, travestismo y transexualismo) alternativas que los hombres y mujeres de 25 a 35 años de edad, que habitan en la Ciudad de México, tienen con respecto a la idea de transgresión? Ya que planteamos la pregunta de investigación, procederemos a ubicar el tema de las prácticas sexuales alternativas como parte de las prácticas sociales y fenómenos culturales. Iniciaremos definiendo del concepto de cultura, de John B. Thompson, así como la definición de las formas simbólicas. Este último término será utilizado en la medida de que las prácticas sexuales alternativas pueden ser consideradas como formas simbólicas. 1.3. Planteamiento teórico 1.3.1 Concepto de cultura y forma simbólica Para retomar el concepto de cultura realizaremos un breve repaso por la historia del término que John B. Thompson se ha encargado de resumir en el libro Ideología y Cultura Moderna11, en el que expone los cuatro sentidos básicos que han participado en la formación de dicho concepto. Las primeras concepciones de “cultura” se dieron en los siglos XVIII y XIX entre filósofos e historiadores alemanes que se referían principalmente a un proceso de desarrollo intelectual o espiritual que ennobleciera las facultades 11 THOMPSON B. John. Ideología y Cultura Modernas, Editorial Grijalbo, México, D.F., 345 pp. 21 humanas, pero con la aparición de la Antropología como nueva disciplina, el concepto de cultura ha sufrido cambios radicales, tales que hoy son la base de los conceptos que persisten hasta nuestros días. Ante la postura limitante, excluyente y elitista de las primeras concepciones creadas en la época de la Ilustración, la Antropología tuvo que generar nuevas acepciones que le permitieran descifrar las costumbres, prácticas y creencias de aquellas sociedades que constituían “el otro”. Bajo la perspectiva de esta nueva disciplina para elestudio de las ciencias sociales, que surgió en el siglo XIX, se crearon dos conceptos más: la concepción descriptiva y la concepción simbólica de la cultura. La concepción descriptiva se refiere al conjunto de diversos valores, creencias, costumbres, convenciones y prácticas característicos de una sociedad particular o de un periódico histórico. Mientras que la simbólica valora los fenómenos culturales como fenómenos simbólicos, lo que obliga a los estudios de cultura a interesarse esencialmente por la interpretación de los símbolos y de la acción simbólica. “El concepto de cultura simbólica se entiende como el patrón de significados incorporados a las formas simbólicas –entre las que se incluyen acciones, enunciados y objetos significativos de diversos tipos—en virtud de los cuales los individuos se comunican entre sí y comparten sus experiencias, concepciones y creencias”12. Sin embargo, Thompson da un paso adelante. Parte de que el concepto de cultura puede entenderse como el conjunto de formas simbólicas producidas y recibidas en contextos estructurados. 12 “El uso de los símbolos es un rasgo distintivo de la vida humana. En tanto que los animales no humanos pueden emitir señales de diversas clases y responder a ellas, sólo los seres humanos han desarrollado plenamente, según se argumenta, lenguajes en virtud de los cuales se pueden construir e intercambiar expresiones significativas. Los seres humanos no sólo producen y reciben expresiones lingüísticas significativas, sino que también dan significado a construcciones no lingüísticas: acciones, obras de arte y objetos materiales de diversos tipos”, Ibid, pp. 144-145. 22 Las formas simbólicas son “las acciones, objetos, expresiones significativas de diversos tipos, en relación con los contextos y procesos históricamente específicos y estructurados socialmente dentro de los cuales, y por medio de los cuales, se producen, trasmiten y reciben”13. Los contextos y los procesos sociohistóricos en los que se dan dichas formas simbólicas pueden estructurarse de diferentes maneras: por relaciones asimétricas de poder, por un acceso diferencial a los recursos y oportunidades, y por mecanismos institucionalizados para la producción, transmisión y recepción de las formas simbólicas. 1.3.1.1 Dimensiones de las formas simbólicas Las formas simbólicas tienen cinco dimensiones básicas: intencional, convencional, estructural, referencial y contextual, que participan en su constitución y pueden variar de una a otra. Según John Thompson, estos aspectos o dimensiones de las formas simbólicas se relacionan con lo que se transmite por medio de los términos “significado”, “sentido” y “significación”; lo cual quiere decir las formas simbólicas pueden considerarse también como “fenómenos significativos”. Intencional: Las formas simbólicas son producidas, construidas o empleadas por un sujeto que, al producirlas o emplearlas, persigue ciertos objetivos o propósitos y busca expresar por sí mismo lo que quiere decir, o se propone con y mediante las formas así producidas. Convencional: La producción, la construcción o el empleo de las formas simbólicas, así como su interpretación por parte de los sujetos que las reciben, son procesos que implican típicamente la aplicación de reglas, códigos o convenciones de diversos tipos. Estructural: Las formas simbólicas son construcciones que presentan una estructura articulada, en el sentido de que se componen de elementos que 13 Ibid, pp. 149-150. 23 guardan entre sí determinadas relaciones. La estructura de una forma simbólica es un patrón de elementos que pueden distinguirse en casos de expresiones, enunciados o textos reales. Mientras que una forma simbólica es una constelación de elementos sistémicos que existen independientemente de cualquier forma simbólica, pero que se realizan en formas simbólicas particulares. Referencial: Las formas simbólicas son construcciones que representan algo, se refieren a algo, dicen algo acerca de algo. Es decir, una forma o elemento simbólico de una forma simbólica puede, en determinado contexto, representar u ocupar el lugar de algún objeto, situación o individuo. Contextual: Las formas simbólicas se insertan siempre en contextos y procesos socio-históricos específicos dentro de los cuales, y por medio de los cuales, se producen y se reciben. La manera en que se construyen, difunden y reciben en el mundo social (las formas simbólicas), así como el sentido y el valor que tienen para los que las reciben, depende de alguna manera de los contextos y las instituciones que las generan, mediatizan y sostienen. 1.3.1.2 Contextos de las formas simbólicas Thompson se refiere a contextualización social de las formas simbólicas a que son producidas generalmente por agentes situados dentro de un contexto socio-histórico específico y dotado de recursos y habilidades de diversos tipos. Por eso marca cuatro escenarios en los que se producen estas formas simbólicas: espacio-temporales, campos de interacción, instituciones sociales y estructural social. Thompson retoma el concepto de Pierre Bourdieu de campos de interacción que es un espacio de posiciones y diacrónicamente un conjunto de trayectorias, determinados por el volumen y la distribución de diversos recursos o “capital”. Existen tres tipos de capital: el económico (propiedad, riqueza, bienes financieros de diversos tipos); el cultural (conocimiento, habilidades y créditos educativos); y el simbólico (elogios, prestigio y reconocimiento acumulado). En cualquier campo 24 de interacción, los individuos utilizan estos recursos a fin de alcanzar sus objetivos particulares. Las instituciones sociales, que pueden ser entendidas como conjuntos específicos y relativamente estables de reglas y recursos, junto con las relaciones sociales que son establecidas por ellas y dentro de ellas. “Pueden considerarse como constelaciones de reglas, recursos y relaciones que se sitúan dentro de campos de interacción y al mismo tiempo los crean”14. En tanto que la estructura social implica la presentación de categorías y distinciones que pueden ayudar a esclarecer la evidencia de las asimetrías y diferencias sistémicas. La producción de las formas simbólicas implica el uso de los recursos disponibles y la puesta en práctica de reglas y esquemas que los individuos adquieren a partir de su posición dentro de un campo o una institución. 1.3.1.3 Valoración de las formas simbólicas Las formas simbólicas están sujetas a procesos de valoración, evaluación y conflicto, que los sujetos les otorgan de acuerdo a sus capitales económicos, simbólicos y culturales. John B. Thompson expone dos tipos de procesos de valoración: la simbólica (estimación a…) y la económica (en tanto mercancía). Ambos tipos de valoración se acompañan de conflictos de evaluación simbólica, que se caracteriza por asimetrías y diferenciales de diversos tipos; y de conflictos de evaluación económica. Los sujetos conscientes de estos procesos de conflictos de evaluación pueden crear estrategias orientadas a aumentar o reducir el valor simbólico o económico. 14 Ibid, Ideología y Cultura Modernas, pp. 163 25 1.3.2. Definición del concepto de frentes culturales 1.3.2.1 Descripción del concepto de hegemonía El concepto de hegemonía es importante definirlo para esta investigación en tanto que es parte de la cultura y la cultura es una visión que nos define el mundo, según menciona Jorge A. González, en el artículo titulado Los frentes culturales. Culturas, mapas, poderes y luchas por las definiciones legítimas de los sentidos sociales de la vida. El autor también plantea el concepto de hegemoníacomo una visión de las desiguales posiciones dentro de la estructura social, que genera una división práctica, efectiva y operante del mundo. Un sistema de hegemonía nos define el modo en que las clases sociales se relacionan entre sí, desde el punto de vista de la construcción de significaciones. De acuerdo con Jorge González, la hegemonía responde a ciertas características que son las siguientes: a) es una relación social e históricamente construida y por ello cambiante; b) no es confundible con “manipulación” o con “inyección hipodérmica de ideología”, sino que supone un tipo de ideología dominante, pero ésta no agota aquella; c) no se diluye en dominación, pero tampoco es repelente a ella. En conclusión, la hegemonía expresa un resultado de tensión entre fuerzas distintas y refleja las relaciones entre las clases sociales desde el punto de vista de la cultura. “La hegemonía es un modo de construcción y reinterpretación semiótica que es efecto de las estructuras y, al mismo tiempo, capacidad o competencia constructiva de toda práctica”15. 15 GONZÁLEZ Jorge A. (1994), Los frentes culturales. Culturas, mapas, poderes y luchas por las definiciones legítimas de los sentidos sociales de la vida en Lameiras José y Galindo Cáceres Jesús (Edit.) Medios y mediaciones, México, El Colegio de Michoacán, ITESO, PP.145-173. 26 Del concepto se deriva otro que nos será útil para esta investigación: el de “lo alterno”. De acuerdo con González, lo “alterno” no está subordinado o articulado a la definición oficial, pero tampoco es hegemónico porque no ha sido capaz de aglutinar y articular entorno de su “cultura” al conjunto del bloque social. Lo que consigue que se establezca como hegemónico es la legitimación cultural, es decir, lo que los sujetos reconocen como aceptado, como lo permitido y lo correcto para dinamizar el modelo social. 1.3.2.2 Descripción del concepto de legitimación cultural Siguiendo a Jorge A. González, la legitimación cultural es el funcionamiento de espacios sociales mediante la adhesión de los agentes a determinadas reglas del juego. Hay legitimidad cuando el conjunto de los agentes reconoce la necesidad de esa relación desbalanceada de autoridad cultural16. “La autoridad es la que confiere a la fuerza bruta el reconocimiento de que no solamente es fuerte, sino justa, buena, bella, útil y necesaria El mecanismo de legitimación de una relación siempre tiene una doble cara: es al mismo tiempo un acto de reconocimiento y un acto de desconocimiento de las raíces sociales de la dominación. (…) Al legitimar se explica el orden de las cosas y se le atribuye validez global a sus significados objetivados”17. Pero también los procesos de legitimación manifiestan un acuerdo o consenso tácito en torno de un “interés” común. Es el interés de tipo “capital” circulante lo que genera el “acuerdo” fundamental, que incluso autoriza los acuerdos de la superficie. “Los agentes creen en el valor real del capital específico que detentan o buscan, precisamente quiere decir que las relaciones de dominación localizadas son legítimas que se justifica en derecho y de hecho y que la dominación efectiva no es percibida como una imposición arbitraria”18. 16 Ibid, González Jorge, Frentes culturales, 70 pp. 17 Ibid, 70 pp. 18 Ibid, 70 pp. 27 Son los dominantes los que tienen los medios de hacer prevalecer su visión de la realidad y del mundo. Esta visión tiene el efecto de trazar las líneas de demarcación que separan las prácticas valorizadas de las desvalorizadas, y no es extraño que las desvalorizadas provengan de los agentes más desposeídos de capital. La unión que construye la cultura y dinamiza las clases sociales es la identidad, según explica González, como clase o como grupo, que hemos adquirido social e históricamente, pero que permanece en constante construcción. “Las claras diferencias sociales de cierta manera unifica y se unifican bajo la modelación y modulación, que cotidianamente realiza el bloque que se ha vuelto hegemónico. Esto significa que valores, necesidades, amor, vida, muerte, edades, sexos, honestidad, maldad, bondad, etcétera, antes que realidades inmanentes y naturales son un terreno permanente de lucha entre las clases y los grupos que aspiran a la dirección intelectual y moral de la sociedad”19. Jorge A. González basó su teoría de los frentes culturales en el constructivismo estructural de Pierre Bourdieu; con base en ello el investigador mexicano concibió a la sociedad como una relación social dinámica, movilizante y acumulable, que puede ser analizada en términos de la distribución del capital cultural, de los recursos o bienes culturales dentro de un tipo de relación de mercado. 1.3.2.3 Definición de los niveles de análisis de la cultura Para comprender las dinámicas y estructuras de la cultura, Jorge A. González plantea tres niveles de análisis divididos en dimensiones: el primero es el relativo a lo institucional, el segundo es la dimensión incorporada o subjetiva, y el tercero es la dimensión factual. A continuación desglosaremos cada uno de ellos. 19 Ibidem 72 y73 pp. 28 La dimensión material o institucional que está conformada por una serie de estructuras sociales objetivadas que garantizan la codificación, la difusión y la conservación en el tiempo del universo de las significaciones. A este nivel se le llama “infraestructura material de ideologías”20. Para Jorge González los conceptos de aparatos y campos ideológicos, instituciones y redes de convivencia social son los que acercan a la “infraestructura” de ideología, desde los niveles altamente especializados hasta los más simples y cotidianos. Un aparato ideológico21 se define como el conjunto de instituciones sociales que la división social del trabajo ha especializado en la formación, preservación y difusión de ideologías (concepciones, representaciones, definiciones y sentidos de la vida y del mundo). Este concepto destaca el conjunto de la actividad social especializada en la construcción social del sentido. “El discurso de un aparato jamás se dirige y es recibido por individuos aislados, sino que se proyecta sobre individuos ya agrupados; los hombres en sociedad nunca viven aisladamente su relación con la ideología que circula en una sociedad. Siempre están inscritos de modo fluctuante en diversas formas de convivencia social que varían según la edad, el lugar en la familia, su oficio, el hábitat, formas que dependen de la organización social en vigor y de las estructuras de la producción. Son estas redes ideológicas las cuales funcionan como conductores y como cámaras de resonancia ideológica”22. Mientras que un campo ideológico23 es un espacio social especializado, en él se desarrolla un juego particular que tiene reglas precisas y competencias propias. Es siempre un mercado en el que se negocia y se produce un capital específico, cuyo valor fluctúa de acuerdo con la evolución de las relaciones de sus fuerzas. En el campo se lucha por monopolizar ese capital específico y conferirle o restarle legitimidad al discurso y a las prácticas de las posiciones más altas; es 20 Ibidem, 76 pp. 21 Ibid, Frentes culturales, 76 pp. 22 Ibidem, 76-77 pp 23 Ibidem, 76-77 pp. 29 decir las de aquellos agentes que detentan y movilizan mayores volúmenes del capital cultural. La dimensión incorporada o subjetiva se refiere a un efecto de incorporación subjetiva del entorno institucional que rodea y penetra a cada agente social. Es decir, la cultura o la ideología se hacen cuerpo en forma de esquemas de percepción, acción y valoración que forman estructuras estructuradaspor lo social y están dispuestas a funcionar como estructurantes de todas las prácticas. Es decir, es el modo de construcción y reinterpretación semiótica mediante el cual los individuos participan del proceso de construcción y reinterpretación selectiva de la ideología que difunden los aparatos. Y la dimensión factual que se refiere a la posición en el espacio social que se marca por el tipo de gustos y preferencias, así como por los bienes culturales que cada clase dispone y utiliza para distinguirse y para identificarse. Es mediante prácticas que enfrentan a situaciones inesperadas o novedosas que el modelo dinamiza. Después de establecer estos niveles de análisis de la cultura, Jorge A. González plantea la propuesta de crear una categoría teórica y metodológica con la que se pueda comprender estos procesos de un modo más preciso. Esta es la de los frentes culturales. 1.3.2.4 Definición del concepto de frentes culturales Esta categoría sirve para entender los distintos choques y enfrentamientos en los que los diferentes grupos y clases sociales se encuentran bajo la cobertura de complejos, comunes y transclasistas. Jorge A. González explica que las clases y los grupos construyen significados distintos y contrapuestos del mismo tipo de significantes, lo cual ocurre a los distintos tipos de matrices de percepción, acción y valoración que han interiorizado en virtud de su situación objetiva, como punto y como trayectoria en la sociedad. 30 “Los frentes culturales se constituyen como espacios sociales, entre cruces y haces de relaciones sociales no especializados en lo que se lucha o se ha luchado por el monopolio legítimo de la construcción y reinterpretación semiótica (modulación y modelación) de determinados elementos culturales transclasistas. Es decir, por la resemantización o definición que históricamente un bloque de clases/grupos elabora sobre las “necesidades”, las “identidades” y los “valores” legítimos (únicos y verdaderos para todos) que pueblan los vericuetos de la vida cotidiana e interesan a una densa área en la que a su modo están imbricadas todas las clases y grupos”24. De acuerdo con la propuesta de González, esta categoría permite captar la forma en que la hegemonía de un bloque de clases se enraíza en la misma cotidianidad, en la misma propiedad de las condiciones de la vida elemental de los hombres. 1.3.3. Definición del constructivismo estructuralista Pierre Bourdieu se refiere al constructivismo estructuralista como una teoría desde la cual puede mirarse a la sociedad y a la cultura como una economía general de las prácticas, centrada en las condiciones de capital, interés, inversión y estrategia, y a una antropología global que se propone aprehender de la acción social en su integralidad. Gilberto Giménez se propuso desmenuzar esta teoría a través de su libro La sociología de Pierre Bourdieu en Perspectivas teóricas contemporáneas de las ciencias sociales25. El concepto del habitus es esencial para adentrarse a esta teoría bourdieusiana. 24 Ibid, GONZÁLEZ Jorge, Frentes culturales, 82-84 pp. 25 GIMÉNEZ, Gilberto, La sociología de Pierre Bourdieu en Perspectivas teóricas contemporáneas de las ciencias sociales, México, UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, pp. 150-171 31 “Entendemos el habitus como un sistema de disposiciones en vista de la práctica, que constituye el fundamento objetivo de conductas regulares y por lo mismo de la regularidad de las conductas”. “Es aquello que hace que los agentes dotados del mismo se comporten de cierta manera en ciertas circunstancias. Y es el principio generador de las prácticas, es una intencionalidad sin intención, una regularidad sin sumisión consciente a una regla, una racionalidad sin cálculo y una casualidad no mecanicistas”26. Aunque Bourdieu expone tres facetas del habitus: como disposición y esquema, como disposición y estrategia, y como sentido del juego, para esta investigación nos recargaremos en esta última. 1.3.3.1 El habitus como sentido del juego27 Gilberto Giménez explica el concepto de Bourdieu de “el sentido del juego” como una actividad sometida a reglas generalmente escritas y explícitas, donde las normas de legitimidad reconocidas e interiorizadas por los agentes y pueden estar muy alejadas de las normas escritas. Bajo este sentido, las reglas fungen como un sistema de alternativas a la vez limitado y abierto, regido por la lógica inmanente del juego en cuestión; es decir, el juego permite hacer infinidad de jugadas adaptadas a la infinidad de situaciones posibles que ninguna regla por compleja que sea podría prever. “La condición esencial para acceder al juego social es el poder, dado que la capacidad de jugar es solidaria del juego que se posee. Podríamos decir que existe una diferencia capital entre el habitus en sentido restringido y el sentido del juego: todo individuo y todo agente social están en cierto modo condenados al habitus; pero el sentido del juego está desigualmente distribuido y depende del 26 Ibid, 5 pp 27 Ibid, La Sociología… 47 pp. 32 capital que posee. El capital es poder, y por lo tanto el poder determina la esfera de lo posible”28. Ahora bien, las formas en las que se produce el habitus son dos: mediante la inculcación y mediante la incorporación. La primera supone una acción pedagógica efectuada dentro de un espacio institucional (familiar o escolar) por agentes dotados de autoridad que imponen normas arbitrarias. Mientras que la incorporación remite a la idea de una interiorización por los sujetos de las realidades inscritas en sus condiciones de existencia. Lo que Bourdieu postula es una articulación dialéctica entre inculcación e incorporación, entre lo institucional y la experiencia del mundo social. Así, las estructuras sociales no son más que estructuras simbólicas del pasado producidas por la lucha de clases. 1.3.3.2 El espacio social como articulación de campos El semiólogo francés, Pierre Bourdieu, establece el espacio social como un sistema de posiciones sociales que se definen las unas en relación con las otras: autoridad/súbdito; jefe/subordinado… El “valor” de una posición se mide por la distancia social que la separa de otras posiciones inferiores o superiores, lo que equivale a decir que el espacio social es un sistema de diferencias sociales jerarquizadas en función de un sistema de legitimidades socialmente establecidas y reconocidas en un momento determinado. Mientras que el campo social es el conjunto de campos relativamente autónomos, aunque articulados entre sí, por ejemplo, el campo económico, el campo político y el campo religioso. Un campo, por lo tanto, es una esfera de la vida social que se ha ido autonomizando progresivamente a través de la historia, en torno a cierto tipo de relaciones sociales, de intereses y de recursos propios, diferentes a los otros campos. 28 Ibid, La Sociología… 151 pp. 33 Existen tres grandes tipos de recursos, a los que Bourdieu les da el nombre de capital, y que constituyen los intereses en juego dentro de determinados campos y establecen las condiciones para entrar al juego y hacer jugadas rentables, estos son: el capital económico (en el cual el dinero ocupa un lugar preeminente), el capital cultural (en el que los diplomas y títulos universitarios cobran importancia relevante) y el capital social (en el que capacidad de movilizar en provecho propio redes de relaciones sociales más o menos extensas, derivadas de la pertenencia a diferentes grupos o clientelas). Pero Bourdieu introduce una cuarta especie: el capital simbólico, que consiste en propiedades impalpables, inefables y cuasi –carismáticas queparecen inherentes a la naturaleza misma del agente, por ejemplo, la autoridad, el prestigio, la reputación, el crédito, la fama, etcétera. Así, los jugadores pueden jugar para aumentar o conservar su capital, sus fichas, es decir, en conformidad con las reglas tácitas del juego y con las necesidades de la reproducción del juego y de los intereses en juego; pero también pueden trabajar para transformar parcial o totalmente las reglas inmanentes del juego29. 1.4 Definición de las prácticas sexuales alternativas Las prácticas sexuales alternativas pueden considerarse formas simbólicas, según el concepto de John B. Thompson, en tanto que son acciones, expresiones significativas de diversos tipos, que se dan en contextos estructurados y procesos históricamente específicos y estructurados socialmente, en los que se producen, transmiten y se reciben. La concepción que los sujetos tienen sobre la sexualidad y las experiencias o prácticas sexuales, a nivel individual y colectivo, son producto de las costumbres y las normas sociales que han existido a lo largo de las culturas y los periodos históricos. 29 Ibid, La Sociología… 147 pp. 34 En los comienzos del Siglo XXI vivimos en una época de decadencia de la perversión, que ha sido sustituida por la diversidad sexual o por el pluralismo sexual, que justifican la proliferación de ciertas prácticas cuyo modelo no está en la heterosexualidad y son inherentes a la expansión de la modernidad, según Anthony Giddens30. El sociólogo británico considera que la heterosexualidad “normal” ha estallado en pedazos y lo que anteriormente se llamaban “perversiones” ahora son simplemente formas en las que se puede expresar la sexualidad y definir la identidad del ego. El reconocimiento de diversas proclividades sexuales corresponde a una aceptación de la pluralidad de diferentes estilos de vida, hecho que constituye un gesto político. Para Giddens el valor radical de este pluralismo deriva no de sus efectos de choque, ya que considera que poco nos choca ya a nosotros, sino del efecto del reconocimiento de que la “sexualidad normal” es simplemente una opción de un estilo de vida. “La modernidad va asociada con la socialización del mundo natural, la sustitución progresiva de estructuras y acontecimientos que serían parámetros externos de la actividad humana, por procesos socialmente organizados (…) Una vez que la sexualidad ha llegado a ser un componente “integral” de las relaciones sociales, como resultado de los cambios ya discutidos, la heterosexualidad ya no es un modelo para juzgarla”31. Pero ¿de dónde vienen todos esos cambios en las visiones respecto a la pluralidad sexual?, ¿realmente los sujetos asumen los diferentes “estilos de vida” que llevan cotidianamente?, ¿cuáles son los límites de esta “pluralidad sexual”? 30GIDDENS, Anthony, La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas, Edit. Cátedra, Colección Teorema, Quinta Edición, Madrid, 2007 31 Ibid, GIDDENS, 41 pp. 35 1.4.1 Descripción de poder, moral sexual y transgresión No es nuestra intención responder a las preguntas en este momento, pero sí el comprender qué parte de los valores que hasta hoy persisten en las prácticas sexuales tienen raíces ancladas en la época clásica, y cómo se construyó el pensamiento hegemónico y los códigos morales que rigen el ejercicio y la concepción de la sexualidad en nuestros días. Para ello retomaremos, antes que nada, la teoría de Michael Foucault32 sobre poder y sexualidad. El nacimiento de la edad de la represión sexual se da en el siglo XVII y coincide con el desarrollo del capitalismo y la formación del orden burgués. A partir de entonces el sexo fue reprimido con excesivo rigor por ser incompatible con una dedicación al trabajo general e intensiva. Era una época en la que se explotaba sistemáticamente la fuerza del trabajo: no se podían tolerar los placeres salvo aquellos reducidos a un mínimo que les permitiesen reproducirse. El ejercicio del poder radicó, entonces, en el discurso, en reducir el campo del lenguaje, en controlar su libre circulación. El sexo, en el siglo XVII, quedó destinado a la prohibición, a la inexistencia y al mutismo y el sólo hecho de hablar de él era ya una transgresión deliberada. Sin embargo, frente a esta nueva actitud represora nació, paradójicamente, una incitación institucional a hablar del sexo, cada vez más insistente. El poder se obstinó en oír hablar del sexo y en hacerlo hablar del modo de la articulación explícita y a detalle infinitamente acumulado. Con la Contrarreforma se intentó poner reglas tan meticulosas de sí mismo que otorgaron mayor importancia a la penitencia religiosa; y según la nueva pastoral católica, el sexo y sus efectos tenían que ser seguidos hasta en sus más finas ramificaciones. 32 FOUCAULT, Michael Historia de la sexualidad. Vol. 1 La Voluntad del Saber, Edit. Siglo XXI, México, D.F., 2007, 194 pp. 36 La prohibición de ciertos vocablos, la decencia de las expresiones, todas las censuras al vocabulario podría ser maneras de tornar la sexualidad como “moralmente aceptable y técnicamente útil”. Mediante esa técnica (de regular el lenguaje) se instituyeron mecanismos de poder para cuyo funcionamiento era llevar el discurso sobre el sexo a un interés esencialmente público. Con el siglo XVIII nació una incitación política, económica y técnica a hablar de sexo, pero con una nueva racionalidad: el sexo no se prohíbe, se administra. En el siglo XVIII la transformación derivó en un cambio en el discurso: la sexualidad: dejó de ocultarse, pero atrajo el interés de los científicos –demógrafos, particularmente— que estaban “autorizados” para tratar con sobriedad el tema y velar por los intereses del Estado, en tanto que la sexualidad era un aspecto que regular en aras de la población, y era vista como un problema económico, cuyo equilibrio participaba en el crecimiento y los recursos de un Estado. El sexo ya no era algo que se debiera condenar o tolerar sino dirigir e insertar en sistemas de utilidad, regular para el mayor bien de todos y hacer funcionar para un mismo interés social. Entonces, participó el poder público e instauró una especie de “policía” en torno al sexo. De ahí que podemos pensar que fue la clase burguesa, la dominante, la que tuvo el poder y los medios para hacer prevalecer su visión de la realidad y del mundo (hegemonía), en este caso, de la sexualidad y que tres siglos después sigue anclada en la concepción de cómo deben ser las prácticas sexuales. La burguesía victoriana instauró un régimen de represión sobre el sexo, en aras del poder y lo legitimaron culturalmente, mediante instituciones y mediante el establecimiento de un código moral propio, permeado a través de las instituciones sociales, o aparatos ideológicos que fungieron como cajas de resonancia de estos intereses económicos. A través de la moral que se moldearon las reglas del juego sobre la sexualidad y que todavía están presentes en el imaginario social actual. 37 “Por moral entendemos un conjunto de valores y de reglas de acción que se proponen a los individuos y a los grupos por medio de aparatos prescriptivos diversos, como pueden serlo la familia, las instituciones educativas, las iglesias, etcétera. “Pero también entendemos por moral al comportamiento real de los individuos, en su relación con las reglas y valores que se les proponen; a la forma en que se someten más o menos completamente a un principio de conducta, en que obedecen a una prohibición o prescripción o se resisten a ella, en que se respetan o dejan de lado un conjunto de valores”33. Las reglas moraleso los códigos morales fungen como un sistema de alternativas a la vez limitado y abierto, regido por la lógica inmanente del juego, según Bourdieu. Entonces, es ahí donde se recrea el concepto el habitus como sentido del juego34. En cambio, Foucault postula que la moral establece los márgenes de variación o de transgresión de los individuos, que se comportan en relación con un sistema prescriptivo (código) dado explícita e implícitamente en su cultura y del que tienen una conciencia clara35. A la vez que la burguesía usó el poder como una disposición estratégica, ya que al ejercerlo, sus efectos son atribuibles a ciertos dispositivos (como la moral y sus códigos) que le permiten funcionar plenamente. El habitus, según Bourdieu, tiene su génesis en dos formas: la inculcación y la incorporación, que son las maneras en que el sujeto subjetiva lo que aprende del entorno, de las prácticas comunes en los otros y de lo que se enseña en su seno familiar. Ahora bien, Michael Foucault afirma que los valores y códigos morales son transmitidos de manera difusa y que, lejos de formar un conjunto sistemático, constituyen un juego complejo de elementos que se compensan, se 33 FOUCAULT, Michael, Historia de la sexualidad, Vol. 2 El Uso de los Placeres, Edit. Siglo XXI, México, D.F., 2007, 238 pp. 34 GIMÉNES Gilberto, La sociología de Pierre Bourdieu en Perspectivas teóricas contemporáneas de las ciencias sociales, México, UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, pp. 150-171. 35 A este concepto Michael Foucault le llama “moralidad de los comportamientos”. FOUCAULT, Michael, Historia de la sexualidad. El uso de los placeres, 27 pp. 38 corrigen, se anulan en ciertos puntos, permitiendo así compromisos o escapatorias, y conformando “un código moral”. “El código moral es la manera en que debe constituirse uno mismo como sujeto moral, que actúa en referencia a los elementos prescriptivos que constituyen el código. Dado un código de acciones y para un tipo determinado de acciones (que podemos definir por su grado de conformidad o de divergencia en relación con ese código) hay maneras de conducirse moralmente, diferentes maneras para el individuo que busca actuar no simplemente como agente, sino como sujeto moral de tal acción”36. A partir del establecimiento de ese código moral (subjetivizado), los sujetos pueden atribuirle cierto valor o “capital” a las prácticas en general, y con base a los preceptos establecidos, aceptados y legitimados culturalmente determinar cuáles son las prácticas “valorizadas” y cuáles las “desvalorizadas”. En el espacio social, las prácticas desvalorizadas del siglo XVII eran todas aquellas que estuvieran fuera de la sexualidad regular de la pareja legítima. Es decir, en el campo de la sexualidad, representaban la extracción de una dimensión específica del “contra natura”. “Se interroga a la sexualidad de los locos y a la de los criminales; al placer de quienes no aman al otro sexo; a las ensoñaciones, las obsesiones, las pequeñas manías o las grandes furias”37. En el siglo XIX, se dio un fenómeno que el filósofo francés llama “explosión discursiva” y que la medicina entra con fuerza en los placeres de la pareja e inventa toda una patología orgánica, funcional o mental, que nacería de las prácticas sexuales “incompletas” y que clasifican todas las formas anexas de placer; las integra al “desarrollo” y a las “perturbaciones” del instinto. Fue en esta época cuando se constituyeron todas esas especies, todos esos pequeños perversos a los que la psiquiatría bautizó como: exhibicionistas, 36 Ibidem, 27. 37 FOUCAULT, Michael, La historia de la sexualidad. La voluntad de saber, 51-53 pp. 39 fetichistas, automonosexualistas, mixoescopófilos, y una larga lista de términos “científicos”. “La mecánica del poder que persigue a toda esa disparidad no pretende suprimirla sino darle una realidad analítica, visible y permanente: la hunde en los cuerpos, la desliza bajo las conductas, la convierte en principio de clasificación y de inteligibilidad, la constituye en razón de ser y de orden natural del desorden”38. Ahora bien, las prácticas sexuales alternativas surgen en un espacio social que se constituye entre lo hegemónico y lo subalterno: lo alterno; es decir, que no está subordinado a la definición social, pero tampoco es hegemónico porque no ha sido capaz de aglutinar y articular entorno de su “cultura” al conjunto del bloque social. Pero también son demostraciones de cómo los agentes sociales participan en la construcción de sentidos de la realidad, lo cual implica –según Jorge A. González– una asimilación, una selección creativa, una reacomodación, y una serie de esquemas interpretativos que suelen operar sobre formas preexistentes de nombrar al mundo, o de ordenarlo. En el texto de Frentes Culturales, Jorge A. González explica que para todo discurso siempre hay un contra-discurso, dentro de un proceso de continua construcción, de-construcción y reinterpretación del sentido. Es decir, que de acuerdo a los lugares que los individuos ocupan dentro de la estructura de las relaciones sociales, estos podrán elaborar distintas, desniveladas e incluso contradictorias maneras de concebir el proceso social. El sadomasoquismo, el travestimos y el transexualismo contienen una serie de elementos que permiten ver cómo los sujetos han construido su propio sentido de la vida, a partir de lo que han absorbido y reinterpretado de lo que existe culturalmente, retomando símbolos culturales e integrándolos a su vida cotidiana con un significado muy particular. 38 Ibid 57 pp. 40 Enseguida expondremos las definiciones de las prácticas sexuales que Naief Yehya realizó en su titulado Pornografía, sexo mediatizado y pánico moral39. 1.4.2 Sadomasoquismo La palabra sadismo viene del Marqués de Sade y masoquismo de Leopold von Sacher-Masoch (1835-1895), el escritor de origen eslavo y bohemio nacido en Lemberg, Ucrania, que se hizo famoso por plasmar en sus novelas escenas de flagelaciones (a menudo propinadas por mujeres cubiertas de joyas y pieles), mascaradas (donde los disfraces ocultaban la identidad de los participantes en escenas sexuales) y sometimiento erótico. Según Naief Nehya, el sadomasoquismo, conocido como S&M, es una actuación reiterativa en la que se escenifica la pérdida de control de una persona, la cual queda a merced de otra. Una relación de este tipo está estrictamente regulada por un guión que los participantes deben acatar, pues de lo contrario, la situación puede volverse peligrosa. La espontaneidad en general no tiene cabida en una escenificación donde los roles, las herramientas y hasta la vestimenta son resultado de una minuciosa selección que tiene como finalidad satisfacer una fantasía fetichista. ¿Es aquí donde se puede ubicar objetivamente el concepto del sentido del juego de Bourdieu, donde el juego se refiere a una actividad sometida a reglas generalmente explícitas? El sadomasoquismo consensual, lejos de ser una enfermedad o una perturbación genética como han querido creer muchos, es una subcultura histórica que emergió en el Siglo de las Luces (siglo XVII a XVIII) organizada primeramente en torno a ejercicio simbólico del riesgo social. Es decir, que se trata de un asunto relacionado con el poder más que con los típicos objetivos genitales de la pornografía convencional. El capital simbólico propuesto por Pierre Bourdieu ejerce un papel preponderante en este sentido, ya que los sujetos le atribuyen ciertas propiedades 39 YEHYA Naief, Pornografía Sexo y Pánico Moral, Edit. Plaza y Janes, México, D.F., 2007, 287 pp.
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