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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO. FACULTAD DE ECONOMÍA. HABITAR EN EL NEOLIBERALISMO: LA VIVIENDA DE INTERÉS SOCIAL EN IXTAPALUCA Y VALLE DE CHALCO. (2008-2015). TESIS QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: LICENCIATURA EN ECONOMÍA. PRESENTA: EMILIO ANGUIANO ROMERO. TUTOR: MTRO. OCTAVIO ROSAS LANDA RAMOS. CIUDAD DE MÉXICO, SEPTIEMBRE DE 2018. UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. A mi madre, Clemen; por su apoyo incondicional, el estímulo, el amor y el esfuerzo que me trajeron aquí. AGRADECIMIENTOS. A mi familia: A Rafael Ruiz, In Memoriam, por la sencillez y el buen humor que nos dejó. A Graciela Romero, por sembrar en mí el hábito de la lectura. A Nadia y Diana Ruiz ┼, por estar al pendiente. A Pablo y Victoria Romero ┼, por su fortaleza. A mis maestros: Ramón Peralta, porque aquí no hay más historia más que la vida misma. José Concepción Serrano, por aconsejar el tiempo de los primeros pasos. Un reconocimiento enorme a Bolívar Echeverría y Adolfo Sánchez Vázquez, In Memoriam. Para toda otra generación, a quienes nos ha sido concedida una débil fuerza mesiánica. De manera particular, para el maestro Jorge Juanes. To María Konta, for teaching me about philosophy & other adventures. A los compañeros: Que me ayudaron a pensar, organizar, discutir y tomarse tiempo en leer este trabajo. Para Octavio Rosas Landa, por aceptar dirigir el proyecto, verlo crecer y llevarlo a buen cauce. A Andrés Barreda por la formación crítica y las experiencias de vida. A María Ramos, por revisar este trabajo concienzudamente. Al colectivo Geocomunes, por sus aportaciones a esta investigación; e individualmente a Elena Burns, Jorge Arzave, Jerónimo Díaz y Yannick Deniau. A María Jiménez por el camino andado. A Deyanira Navarrete por las infinitas pláticas sobre la ciudad. A los pueblos, barrios y colonias que resisten en comunidad. A Humbertus Pérez, por las cosas sencillas, que resultan difíciles de realizar. Por las sesiones operísticas, a Illari, Lénica y Ricardo. Para Enrique Guerrero Aviña, porque el hacer versos no ha sido nunca en mí una pasión. Por sus comentarios y correcciones agradezco a Daniel Navarrete, Miguel Ángel Rivera y Xavier Brena. Agradezco a Alfredo Velarde, un agradecimiento fraterno por las pláticas solidarias y amistosas a temprana hora. A los amigos: Que nos hemos encontrado en los pasillos universitarios, las calles y terrazas, balcones y banquetas. A Mariana por los viejos y nuevos recuerdos. A Catalina, por ser mi mejor crítica. Al eRei, por ser una eminencia. Pável, por las coincidencias. A Elena sin H, estas líneas son para ti, donde quiera que vayas. A Salvador y Ricardo, por nuevos proyectos lúdicos. A Hugo y Cuitláhuac, por la persistencia. Para Ayla, porque somos más fuertes ante la adversidad. Para Armando, por la epidemia de luz que nos contagia. Para Rodolfo, vamos hacia el árbol, al infinito bosque que el viento hará cantar. Para Montserrat, perquè en els contes, els somnis tenien l'edat d'una pregunta. Justificación. Hemos elegido como tema de esta investigación, para validar el título de licenciatura, una temática urbana como es la vivienda. Lo que implicó abordar el impacto que la crisis económica mundial ha generado en los espacios urbanos, además de influir directamente en el tipo y el ritmo del crecimiento demográfico y cuyo resultado inmediato es la precarización en las condiciones de subsistencia de los trabajadores. En primer lugar, se analizó, la situación histórica del sujeto urbano, en la ciudad industrial. Tomando como eje de análisis al concepto de reproducción social, la penuria de la vivienda y el derecho a la ciudad, en la lógica y desarrollo histórico del modo de producción capitalista. En un segundo momento, se explica desde el plano histórico-económico, el proceso en el cual la industria latinoamericana se encuentra directamente subordinada al mercado mundial. El dominio que el capitalismo, a través de la historia, ha ejercido sobre la economía latinoamericana. En tercer lugar, estudiamos el proceso de crecimiento en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM). Finalmente, el objetivo último de este trabajo, planteó un panorama sobre la vivienda de interés social en México. Tomando como caso concreto a los trabajadores que habitan las viviendas de interés social en la región de Ixtapaluca y Valle de Chalco, así también, se expuso un diagnóstico sobre los servicios hídricos y ambientales en el oriente del Valle, en el período que va del año 2008 al 2015. Hipótesis: El crecimiento urbano del Valle de México, ha respondido al ritmo de acumulación y la superexplotación de la fuerza de trabajo precarizando los medios de subsistencia de los trabajadores del oriente del Valle de México, además de una creciente degradación en las condiciones de vivienda de interés social. Objetivo General: Se expone en esta tesis como es que el proceso de industrialización-urbanización, determina las condiciones de vida y vivienda del sujeto urbano global. De lo anterior, se deriva nuestro estudio de caso sobre la vivienda de interés social, en los municipios de Ixtapaluca y Valle de Chalco. Objetivos Particulares: Utilizar los conceptos de tiempo social, espacio social y la categoría de reproducción social; para la explicación del proceso de reproducción del sujeto en la ciudad-industrial neoliberal. Estudiar las causas, tendencias y los efectos del capitalismo y el subdesarrollo en América Latina, utilizando la teoría de la superexplotación de la fuerza de trabajo de Ruy Mauro Marini. Analizar el comportamiento del mercado inmobiliario de vivienda y su relación con la acumulación de capital en México del 2008 al 2015. Describir las condiciones particulares de la vivienda de interés social de los trabajadores en los municipios de Ixtapaluca y Valle de Chalco-Solidaridad. ÍNDICE. Introducción General. CAPÍTULO 1. 1. La producción social. 1.1 La producción en general. 1.2 La producción del sujeto. 1.3 La producción del objeto. 1.3.1 La producción del espacio social. 1.3.2 La producción mercantil-capitalista 1.3.3 La producción capitalista del espacio. 1.4 La reproducción social en la ciudad industrial. 1.4.1 La forma natural de la reproducción social. 1.4.2 La penuria de la vivienda. 1.4.3 El derecho a la ciudad. CAPÍTULO 2. 2. Capitalismo y subdesarrollo en América Latina. 2.1 Imperialismo, colonialismo y neocolonialismo. 2.2 La superexplotación de la fuerza de trabajo. 2.3 Habitar en el neoliberalismo: Perspectivas actuales en torno a la crisis mundial. (2008-2015). CAPÍTULO 3. 3. Panorama ambiental, económico y social en el Sur-Oriente del Valle de México. 3.1 La NOM-083-SEMARNAT-2003 y los residuos sólidos urbanos. 3.2 Viabilidad hídrica en el Sur-Oriente de la ZMVM. (2010-2015). 3.2.1 El proyecto del drenaje profundo y el NAICM. 3.3 La vivienda de interéssocial en Ixtapaluca y Valle de Chalco. (2008-2015). 3.3.1 El modelo de vivienda de interés social a nivel nacional. 3.3.2 Ixtapaluca 3.3.3 Valle de Chalco-Solidaridad. CAPÍTULO 4. 4.1 Reflexiones finales. 4.2 Bibliografía. 4.3 Filmografía y Audios 4.4 Hemerografía 4.5 Programas y leyes locales y federales. 4.6 Páginas web. Introducción General. Perseo necesito una capucha de niebla para perseguir a los monstruos. Nosotros nos encasquetamos profundamente la capucha de niebla, tapándonos los ojos y los oídos para poder negar la existencia de los monstruos. Karl Marx. Dicen que los comienzos son duros, presentar los resultados finales de esta investigación resultó una tarea ardua. Para quienes hemos recorrido el camino de la crítica de la economía política, la lectura de El Capital; desde nuestro personal punto de vista, es casi como volver a escribirlo, interpretarlo y sobre todo reconstruirlo, en el análisis crítico y total de la sociedad burguesa. La literatura de Honoré de Balzac, entre otras, era preferida por Karl Marx. Años antes de imprimir el primer tomo de El Capital, le recomendaba a su amigo Engels la lectura de La obra maestra desconocida, reflejo de sí mismo, que en sus palabras estaba repleta de ‘la más deliciosa ironía’. Nos cuenta el biógrafo de la vida y obra de Marx, Francis Wheen, que la novela de Balzac narra la historia de Frenhofer, un gran pintor que dedica diez años de su vida a trabajar sin descanso en un retrato que revolucionará el arte al proporcionar ‘la más completa representación de la realidad’.1 Cuando el artista presenta a sus críticos el cuadro, muestra una embarradura de colores y trazos, que no permiten distinguir una figura clara. Frenhofer, confundido porque espera la admiración de su opus magna, expulsa a los críticos de arte, quema sus obras y finalmente se suicida. Suponemos que Marx vio reflejado en esta novela su incesante trabajo de investigación sobre economía política, que durante 30 años vivió la mayor parte en el exilio y en la miseria. Si bien el método marxista no dicta la última palabra, de lo que puede ser el retrato de una sociedad post- capitalista nos permite construir los cimientos para cuestionar el porqué de la explotación humana. Para nosotros, la pregunta inicial que dio origen a esta investigación, no sufrió de tantos contratiempos, pero otros temas fueron surgiendo, conectándose con la problemática inicial, los años transcurrían y se seguía o se sigue hablando de la crisis mundial de 2008. Van a cumplirse diez años de esto, y al fin hemos completado la figura completa de nuestra investigación. Usted que nos está leyendo, podrá juzgar los alcances, la vigencia y los resultados de la misma. En el año 2006, acudí a una asamblea en Morelos, a la comunidad de Xoxocotla, donde una desarrolladora de vivienda planeaba construir sus edificios, por encima del manantial sagrado del pueblo. Durante la asamblea, se agruparon diversos compañeros, afectados por la contaminación de sus ríos, tierras, del aire y por la privatización del agua; además del incremento de basureros clandestinos que enfermaban a los pueblos originarios. Así como los efectos negativos de la urbanización capitalista. Esa experiencia, despertó mi interés por las problemáticas urbanas. En 2007, constaté que, en la salida a Puebla, por el lado de la autopista, se veían estas mismas minicasas, pseudo habitaciones de los trabajadores, último refugio de las ciudades industriales, que brotaban de los antiguos distritos de riego, desplazando campesinos. Similares problemas se avecinaban o ya estaban presentes en las comunidades rurales y semiurbanas en Puebla. 1 Wheen, Francis. “La historia de El capital de Karl Marx”. Editorial Debate. Buenos Aires. 2007. p. 9 1 Mi familia adquirió una de estas minicasas en 2008, al norte del Estado de México. Una vez más, y de primera mano, pude constatar que este paisaje urbano abstracto y unidimensional; estaba extendiéndose de manera acelerada, en el cinturón de ciudades que rodean al Valle de México. Con la inspiración generada por los procesos de resistencia de las poblaciones afectadas y la experiencia de vivir temporalmente en la zona conurbada, decidí que quería trabajar un proyecto de titulación sobre este tema; bajo la convicción de que está tendría que diseñarse desde una perspectiva crítica, por lo cual partimos del método de la crítica de la economía, para llegar a una explicación general, desde la penuria de la vivienda hasta la crisis mundial. Hemos esbozado que significa vivir esta época, de configuración neoliberal, en el régimen capitalista. Pregunta que se ha formulado desde distintos campos de las ciencias sociales, aun cuando no alcancemos a discernir completamente sobre la transición de esta fase hacia adelante. Todo lo que resta es largamente invisible para los ciudadanos: innombrable, in examinado y envuelto por los misterios del destino. El anonimato del neoliberalismo es no solamente una expresión de poder; es una fuente de poder. Tú puedes juzgar la apertura y el pluralismo de una sociedad por la extensión con la cual sus fuerzas dominantes son identificadas.2 En resumen, este trabajo rastrea una problemática compleja desde distintos enfoques. La primera de ellas es la cuestión de la producción social y su renovación en el contexto histórico de la ciudad industrial capitalista; llegando a problematizar la penuria de la vivienda y considerando en positivo el derecho a la ciudad. En un segundo momento, ubicamos nuestra realidad política y económica que como país(es) subdesarrollado(s), cargamos en el marco de la teoría de la superexplotación de la fuerza de trabajo y la más reciente crisis sistémica. Finalmente, el tema concreto de esta tesis, ha cuestionado el fallido modelo de vivienda de interés social a nivel nacional y en específico sobre dos municipios del estado de México. Ixtapaluca y Valle de Chalco-Solidaridad. Sujetos a la dictadura de Monsieur Le Capital y al sometimiento y devastación de Madame la Terre, como le gustaba referir a Marx. Este nuevo mundo ha llegado a sus límites históricos y de transición. Habitamos un mundo ajeno, posterior al fin, al intersticio de una época en donde aceptamos sin haber sido consultados sobre el cómo vivir, re-producir nuestra corporeidad, sujetidad e identidad social. Habitar el neoliberalismo, significa ocupar un espacio donde impera la especulación financiera, la sobresaturación de los espacios urbanos por la expansión de la mancha urbana, que como vampiro eterno, succiona la vida natural y social de los seres humanos. Nos ubicamos pues, dentro de estas redes que conectan nuestras necesidades y capacidades por medio del mercado; sobre cómo llegamos a esto y hacia donde se perfila el horizonte en común, que tenemos los habitantes de este planeta, será una tarea por resolver. A nivel local, nos quedan las capacidades organizativas, de quienes defienden las formas comunitarias de afirmación de la vida. Aún nos queda desvelar y medir la magnitud de la reciente tragedia del terremoto, sus pérdidas humanas, económicas y sociales. Para todos los que ahora no tienen hogar ni trabajo, pero intentan reconstruir nuestras ciudades, va dedicado este trabajo de tesis. Ciudad de México, 23 de Abril de 2018. 2 (En el original inglés) “All this remains largely invisible to citizens: unnamed, unexamined and shrouded by the mysteries of faith. The anonymity of neoliberalism is not only an expression of power; it is a source of power. You can judge the openness and pluralism of a society by the extent to which it’s dominant forces are identified”. Cf. Monbiot, George. How did we get into this mess? Politics, Equality Nature. Verso. New York. 2016.p. 9 2 Capítulo 1. La producción social. “...cuando se habla de producción, se está hablando siempre de producción en un estadio determinado del desarrollo social, de la producción de individuos en sociedad”. Karl Marx. Introducción de 1857. El método de Marx toma a la dialéctica como el camino, inicialmente desde la crítica religiosa, la crítica filosófica, la crítica del derecho, en suma, la crítica general hacia la sociedad burguesa. Es en el año 1844, en el exilio, primeramente en Bruselas y después en París donde Marx realizará sus primeras notas de lectura de economía política. Principalmente los comentarios de Marx abarcan las obras de economistas de nacionalidad inglesa o francesa. P. ej. Smith, Ricardo, Say, Mac Culloch, Boisguillebert, etc. En este mismo año, estas notas serán sistematizadas en los Manuscritos de París, también llamados Manuscritos-Económicos Filosóficos de 1844.3 Por el momento consideramos4, pero no desarrollamos la discusión en torno a la distinción epistemológica, que un mayoritario grupo de marxistas, ha hecho sobre las obras científicas del pensamiento marxista y los remanentes idealistas del joven Karl Marx.5 Tomaremos prestado el esquema que se expone en la Introducción de 1857, en los materiales preparatorios a El Capital, desplegando una arquitectura de categorías dialécticas. Por lo tanto, nos aproximaremos a la categoría de reproducción social y a la de acumulación capitalista en la configuración específica de nuestra época. La Economía Política como ciencia social, trató distintos problemas relativos a la producción de la riqueza social. Tales como la escasez o la administración de los recursos disponibles, para el buen funcionamiento de un sistema económico. En este sentido, el enfoque muchas veces se concentraba en el dinero o el comercio internacional, otras veces prestaba atención al trabajo agrícola y al ordenamiento de los ingresos y gastos de las economías nacionales. Fue hasta que se desarrolló la teoría del valor- trabajo, con las valiosas aportaciones de Ricardo y Smith, que la ciencia económica se perfeccionó. La pluma de Marx, desmenuzó de manera precisa, concienzuda y crítica, los límites históricos y de clase; que los economistas clásicos no podían alcanzar. Al tiempo que profundizó un pensamiento y un método, que podía pensar las contradicciones y que el sistema capitalista encubría desde la industria, el estado y por medio de la explotación de los trabajadores. Por este camino, fue elaborando un proyecto que construyó la crítica a la eternización de las relaciones sociales de producción, en el desarrollo material de la riqueza social, en su específico y concreto desenvolvimiento, en el tiempo y en el espacio. 3 Marx, Karl. Manuscritos: Economía y filosofía. Alianza Editorial, 1974. Madrid, España. (Traducción, introducción y notas de Francisco Rubio Llorente). 4 Althusser, Louis. La Revolución Teórica de Marx. Siglo XXI Editores. México, D.F. 1967. Sánchez Vázquez, Adolfo. Filosofía y Economía en el joven Marx. (Los manuscritos de 1844). Editorial Grijalbo. México, D.F. 1982 5 Una teoría única no puede ser obra más que de la época en el hombre social considera lúcidamente su actividad y su pensamiento y toma las categorías de su pensamiento críticamente, con la conciencia de su origen. Entonces es posible un cuadro total del mundo, en donde lo social, lo individual, lo cósmico ya no se opongan, sino que estén integrados, cada uno, con su carácter específico” Cf. Lefebvre, Henri. ¿Qué es la dialéctica? Editorial La Pléyade. Buenos Aires, Argentina. 1971. p. 151 (Las cursivas son del autor). 3 1.1 La producción en general. La producción en general, es la abstracción que construye el pensamiento, respecto a una sociedad particular. Una abstracción con un sentido. Donde se pone de relieve lo común y se nivelan todas las formas concretas de la producción social. Por lo tanto, lo que se produce es la riqueza social, a saber, la unidad de la relación entre el ser humano y la naturaleza. Todos los estadios de la producción tienen intereses comunes que el pensamiento fija como determinaciones generales, pero las llamadas condiciones generales de toda producción no son más que esos momentos abstractos que no permiten comprender ningún nivel histórico concreto de la sociedad. (…) La producción en general, es una abstracción, pero una abstracción que tiene un sentido, en tanto que pone de relieve lo común, lo fija y nos ahorra así una repetición6 Las determinaciones que valen para la producción en general son precisamente las que deben ser separadas, a fin de que no se olvide la diferencia esencial por atender solo a la unidad, la cual se desprende ya del hecho de que el sujeto, la humanidad y el objeto, la naturaleza son los mismos.7 La riqueza en general en tanto producción social de la humanidad adquiere diversas formas sociales: La riqueza en general es, pues, el conjunto de las formas concretas que adopta la relación entre el ser humano y la naturaleza, incluida la suya propia, y que siempre son un producto y un presupuesto permanente de la existencia real humana. La diversidad, la amplitud y el carácter de estas formas no son otra cosa que la medida de la consistencia y multilateralidad de esa riqueza.8 Se contraponen así, una forma general de la riqueza y formas específicas de riqueza. Los dos polos de esta relación son el sujeto social, es decir, el ser humano y los objetos útiles para el trabajo. La combinación de estos dos elementos conforma en su diversidad al conjunto de la riqueza social que los individuos disponen para su producción. Por lo tanto, dicha combinación debe renovarse continuamente. Esta misma incompletud del ser humano y exterioridad del objeto de su esencialidad establece la forma general de la riqueza a través del carácter esencialmente externo, objetivo, de ella respecto al individuo. Una herramienta con la cual cazar es un elemento útil, una máquina con la cual arar, el aire que respirar, una relación productiva entre las personas, el individuo mismo para la colectividad, todos ellos son objetos útiles, por tanto, partes del conjunto de la riqueza del ser humano y en las que es evidente su carácter objetivo inmediatamente externo al individuo. Sin embargo, existen otras formas específicas de riqueza que no tienen de manera directa este carácter, como la mano del hombre, su habilidad, el conocimiento, el tiempo libre, la festividad, el deseo, la disposición voluntaria de esfuerzo, etc.9 En dicha acción de exteriorización, el trabajo humano es la fuente donde provienen las habilidades, conocimientos, herramientas, objetos que median la relación al social, consigo mismo y su relación objetual con la naturaleza mediante el trabajo 6 Marx, Karl. Elementos fundamentales para la crítica de la economía política. (Grundrisse). Vol. 1. Siglo XXI Editores. México, 2005. p. 5-8 (Las negritas son nuestras). 7 Ibíd. 8 García Linera, Álvaro. Forma valor y forma comunidad. Aproximación teórica-abstracta a los fundamentos civilizatorios que preceden al Ayllu Universal. CLACSO. Bolivia, 2009. p. 35 y ss. 9 Ibíd. (Las negritas son nuestras.) 4 El conocimiento del hombre depende principalmente de su actividad en la producción material; en el curso de ésta, el hombre va comprendiendo gradualmente los fenómenos, las propiedades y las leyes de la naturaleza, así como las relaciones entre él mismo y la naturaleza, y, también a través de su actividad en la producción, va conociendo paulatinamente y en diversos grados determinadas relaciones existentes entre los hombres.10 De acuerdo con lo anterior, damos cuenta del doble carácter de la producción. En primer lugar, son los sujetos sociales que interactúanpor medio de la producción, con los objetos producidos en la totalidad de la riqueza material. Construyendo así las relaciones sociales y objetuales de producción. En Marx y para el marxismo; la razón nace de la práctica, del trabajo y de su organización, de la producción y de la reflexión inherente a la actividad creadora tomada en toda su amplitud. El estudio de la actividad creadora (de la producción en el sentido más amplio) conduce hacia el análisis de la re-producción, es decir de las condiciones en que las actividades productoras de objetos se reproducen ellas mismas, recomienzan, reanudan sus relaciones constitutivas o, por el contrario, se transforman por modificaciones graduales por saltos. 11 En segundo lugar, la re-producción, es el momento donde las condiciones de la producción social se colocan en un nuevo comienzo. Sea por simple reanudación o por la modificación gradual de la reproducción social. Este momento originario permite proyectar la abstracción que deviene en historia. La primera premisa de toda historia humana es, naturalmente la existencia de individuos humanos vivientes. El primer estado de hecho comprobable es, por tanto, la organización corpórea de estos individuos y, como consecuencia de ello, su comportamiento hacia el resto de la naturaleza. No podemos entrar a examinar aquí, naturalmente, ni la contextura física de los hombres mismos ni las condiciones naturales con que los hombres se encuentran, las geológicas, las oro-hidrográficas las climáticas y las de otro tipo. Toda historiografía tiene necesariamente que partir de estos fundamentos naturales y de la modificación que experimentan en el curso de la historia por la acción de los hombres.12 10 Mao Tsetung. Sobre la Práctica. Obras Escogidas de Mao Tsetung. Tomo I Ediciones Extranjeras. Pekín. 1968. p. 318 11 Lefebvre, Henri. La vida cotidiana en el mundo moderno. Alianza Editorial. Madrid, España. 1972. p. 25 y ss. 12 Marx, Carlos y Engels Federico. La Ideología Alemana. Editorial Pueblo y Educación. La Habana. 1982. p. 19 5 1.2 La producción del sujeto. Through all he said, even through his appalling sentimentality, I was reminded of something-an elusive rhythm, a fragment of lost words, that I heard somewhere a long time ago. For a moment a phrase tried to take shape in my mouth and my lips parted like a dumb man's, as though there was more struggling upon them than a wisp of startled air. But they made no sound and what I had almost remembered was uncommunicable forever. Francis Scott Fitzgerald. The Great Gatsby. El acto mismo de la producción, define la socialidad del individuo, determinando la relación que este mantiene con sus semejantes y el modo en que este conoce, asimila y transforma el mundo. La corporeidad del sujeto es el medio para la actividad productiva. Lo que distingue al hombre del animal, es la capacidad que tiene de proyectar su actividad, de acuerdo a un fin. A saber, el τελος (telos), la finalidad o el propósito de cualquier actividad histórica y humana. En su producción, el hombre solo puede proceder, como la naturaleza misma, vale decir, cambiando simplemente, la forma de los materiales. Y es más incluso en ese trabajo de transformación se ve constantemente apoyado por fuerzas naturales.13 Partiendo del análisis que hace Marx, sobre la producción en general; llegamos al examen crítico de la producción de riqueza material, distingue lo general -transhistórico- respecto al carácter específico - histórico- de la reproducción del sujeto. El sujeto social se reproduce mediante el consumo o disfrute de una riqueza objetiva constituida por bienes producidos o transformaciones de la naturaleza, cuyas formas adquiridas en la producción o el trabajo no están ya dadas en el funcionamiento de la naturaleza, sino que son realizaciones de fines del propio sujeto o cumplimientos de propósitos adecuados a su proyecto de autorrealización.14 La reproducción social esta dividida en dos fases de un mismo proceso. La primera de ella es el trabajo o la producción y la segunda es el disfrute o el consumo. Una, es el complemento de la otra y la condición fundante, para completar el ciclo. La carga política de esta apropiación -productiva o consuntiva- está configurada, de acuerdo con la identidad de una sociedad concreta. P. ej. el capitalismo que produce y consume mercancías, al mismo tiempo reproduce el modo de producción y a sus personificaciones: capitalistas y trabajadores asalariados. En el proceso de producción social, el proceso natural de reproducción se encuentra duplicado por un proceso que lo acompaña y que es precisamente al que podemos denominar proceso de reproducción político. A1 trabajar y disfrutar, al producir transformaciones con valor de uso o consumir bienes producidos, el sujeto social simultáneamente prefigura y efectúa una determinada forma de la socialidad, define la identidad de su polis como sociedad concreta.15 13 Marx, Karl. El Capital. Critica de la Economía Política. T-1 Vol. 1 Siglo XXI Editores. México, 2005. p. 53 14 Echeverría, Bolívar. Cuestionario sobre lo político. Revista Palos (de la crítica), núm. 1, México, 1980. http://www.bolivare.unam.mx/entrevistas/cuestionario_politica.html#1 15 Ibíd. 6 Veamos ahora el análisis que Marx realiza sobre la génesis del sujeto social, como premisa, desarrollo y resultado: ¿Quién engendró a mi padre? ¿Quién engendró a su abuelo?, etc. Debes fijarte también en el movimiento circular, sensiblemente visible en aquel progreso, en el cual el hombre se repite a sí mismo en la procreación, es decir, el hombre se mantiene siempre como sujeto. Tú contestarás, sin embargo: le concedo este movimiento circular, concédeme tú el progreso que me empuja cada vez más lejos, hasta que pregunto, ¿quién ha engendrado al primer hombre y la naturaleza en general? Sólo puedo responder: tu pregunta misma es un producto de la abstracción. Pregúntate cómo has llegado a esa pregunta: pregúntate si tu pregunta no proviene de un punto de vista al que no puedo responder porque es absurdo. Pregúntate si ese progreso existe como tal para un pensamiento racional. Cuando preguntas por la creación del hombre y de la naturaleza haces abstracción del hombre y la naturaleza”.16 En El Capital se expone la duplicidad del proceso de producción y de la re-producción social. Ubicamos esta cuestión desde el proceso de trabajo, la producción social i.e., sujeto y objeto de la producción. El uso de la fuerza de trabajo es el trabajo mismo. El comprador de la fuerza de trabajo la hace trabajar al que se la ha vendido. Con esto se convierte actu en fuerza de trabajo en acción, en trabajador, cosa que antes era sólo potentia. Para presentar su trabajo en mercancías tiene que presentarlo ante todo como valores de uso. En cosas que sirvan para satisfacer necesidades de algún tipo.17 Dicho proceso es doble, en tanto productor de cosas, objetos útiles o valores de uso; como productor de sujetos, que engendran necesidades socialmente re-producidas o en otras palabras, necesidades humanas. Las necesidades socialmente producidas son necesidades de hombres particulares. De esta determinación forman parte con frecuencia sólo las necesidades no naturales, otras veces la totalidad de las necesidades indiscriminadamente. En este último caso necesidad socialmente producida es sinónimo de necesidad humana donde humana no constituye una categoría de valor.18¿Pero cuáles son esas necesidades sociales reales? El contenido de esta categoría corresponde esencialmente en Marx al contenido empírico o sociológico de las necesidades necesarias. Pero que, queremos evidenciarlo, constituye una media, y precisamentela media de las necesidades individuales (desarrolladas históricamente, transmitidas en los usos y dotadas de componentes morales). Se trata en efecto de una categoría objetiva: un determinado hombre, de una determinada clase, de una determinada época, nace en un sistema y en una jerarquía de necesidades preconstituidas (aunque en evolución) por las costumbres, por la moral de las generaciones precedentes y sobre todo por los objetos de las generaciones precedentes y sobre todo por los objetos de sus necesidades.19 16 Marx, Karl. Manuscritos: Economía y filosofía. Op. Cit. Tercer Manuscrito. p. 154-155 17 Marx, Karl. El Capital. Critica de la Economía Política. Libro I. El proceso de producción del capital. En Karl Marx Friedrich Engels. Obras. Vol. 40 Edición Dirigida por Manuel Sacristán. Ediciones Grijalbo S.A. Barcelona, España. 1976. p. 193 En adelante nos referimos a esta edición como El Capital (Edición de Manuel Sacristán). 18 Heller, Ágnes. Teoría de las necesidades en Marx. Ediciones Península. Barcelona, 1978. p. 80 19 Ibíd. 7 Estas necesidades adquieren plenitud o precariedad, en la base de las condiciones materiales de la reproducción social, la vivienda de los trabajadores, sus condiciones sanitarias, su educación y su conciencia. Aunque la categoría no es de por sí económica podemos poner de relieve un aspecto económico. En la Crítica del programa de Gotha Marx escribe que se debe descontar de la renta 'integra' del trabajo la parte que se destine a la satisfacción colectiva de las necesidades', tales como escuela, instituciones sanitarias, etc.20 La satisfacción de estas necesidades se encuentra subordinada en todas las esferas de la reproducción social, debido a que el capitalismo distorsiona las capacidades de producción y las necesidades de consumo. El proceso de acumulación capitalista determina el modo en que los sujetos y los objetos, participan en el metabolismo de la riqueza social. La distinción marxista entre necesidades fundamentales y necesidades históricas se vuelve así aleatoria y amenaza prestarse a confusión en todos los casos en que, debido a la destrucción o a la transformación de la naturaleza por el hombre, la necesidad fundamental ya no puede satisfacerse –y aún comprenderse- más que en forma inmediata: entre su origen natural y su objeto natural se intercalan en adelante instrumentos que no sólo son productos humanos sino que son esencialmente productos sociales.21 Para redondear la cuestión, existe una distinción social entre las necesidades naturales del hombre y sus necesidades históricas. En la esfera de la producción social la capacidad productiva, la proyección de su actividad en tanto individuo socialmente producido y reproducido tiene su causa finalis en la esfera de la reproducción social. Lo anterior, caracteriza y define la forma de la socialidad, que el ser humano adquiere en su proyecto de auto-realización. En otras palabras, el acto mismo de la producción social, contiene un elemento político, donde se define, todo el tiempo el equilibro entre necesidades de consumo y capacidades de producción. La humanidad como suma de experiencias y conocimientos permite que la sociedad vaya construyendo un sistema de necesidades y capacidades, que devienen objetivamente en un desarrollo histórico de la reproducción social. Como se verá al final de este capítulo, existen elementos naturales que permiten la reproducción social y sus condiciones vitales; sin las cuales el individuo social, no puede renovar su proceso de producción. En este límite, se pone en juego el equilibrio entre producción y consumo. En cualquier época que se ubique al ser humano; necesariamente requerirá de alimento, vivienda, condiciones sanitarias y el mantenimiento de su cuerpo y mente. El cómo estas necesidades vitales pueden ser apropiadas y distorsionadas por el modo de producción capitalista, será un tema a tratar en los siguientes apartados. 20 Marx, Carlos. Crítica del Programa de Gotha en Marx, Engels, Obras Escogidas, cit., vol. II p. 14 citado en Heller, Ágnes. Loc. Cit. 21 Gorz, André. Estrategia obrera y neocapitalismo. Era. México, D.F. 1969. p. 143 8 1.3 La producción del objeto. Cheyenne. - Las máquinas de vapor no funcionan sin agua. Y la única agua 75 km. al oeste de Flagstone está aquí. Bajo este suelo. No era tonto nuestro difunto amigo. Pensaba vender este trozo de desierto por su peso en oro. Armónica. - Uno no vende el sueño de su vida. C’era una volta il West. (1968). El filósofo Martin Heidegger consideraba que: Un espacio es algo espaciado liberado, a saber, un límite, en griego (péras). El límite no es aquello en donde algo acaba, sino, como conocieron los griegos, el límite es aquello donde algo comienza su ser. Por eso el concepto (orimos), esto es, límite. Espacio es esencialmente lo espaciado introducido en su límite. Lo espaciado, en cada caso, es localizado y así tramado, esto es, recolectado por medio de un lugar, esto es por medio de una cosa de tipo puente. Según eso, reciben los espacios su esencia de lugares y no de ‘el’ espacio.22 De la reflexión que Heidegger hace del espacio, encontramos que lo esencial es el lugar, donde reposan los objetos. Hablar sobre el puente, la presa, el camino, etc. que existen en el espacio, es hablar, en otro sentido, que los objetos reposan ‘junto a’ un lugar. Así pues, los objetos, como los edificios, las construcciones son, el resultado de la interacción de los hombres con el espacio. Los espacios que nosotros recorremos cotidianamente, están espaciados por lugares; su ser se fundamenta en cosas del tipo de las construcciones. Si prestamos atención a estas referencias entre lugar y espacio, entre espacios y espacio, entonces ganamos un punto de apoyo para meditar la relación entre hombre y espacio.23 Para la sociología francesa, la reflexión sobre el espacio-tiempo, hace posible la elaboración de nuevas nociones. Cuando Emile Durkheim habla del tiempo del que habla la ciencia, lo piensa “tal y como es objetivamente pensado por todos los hombres de una misma civilización.”24 A este autor también se le reconoce la autoría del término espacio social “muy distinto y separado del espacio 'real' el cual entendía como espacio físico.”25 Esta distinción es necesaria pues en adelante hablaremos de la producción del objeto, en tanto espacio producido socialmente por los individuos, en otro sentido nos aproximamos a la noción del tiempo y el espacio social. Conviene distinguir un tema complejo como este para evitar equívocos en adelante. 22 Heidegger, Martin. Construir, habitar, pensar. Citado en: Filosofía, ciencia y técnica. Editorial Universitaria. Chile, Santiago de Chile, 2007. p. 219 23 Ibídem. 24 Durkheim, Emile. Las formas elementales de la vida religiosa. El sistema totémico en Australia (y otros escritos sobre religión y conocimiento). Fondo de Cultura Económica. México, D.F. 2012. 25 Durkheim, Emile. The Division of Labour in Society. (Glencoe, III., 1947, s. e.) Citado en Smith, Neil. La producción de la naturaleza. La producción del espacio. UNAM. Facultad de Filosofía y Letras. Sistema de Universidad Abierta. México, 2006. Nos referimos al capítulo tercero de la edición de Basil Blackwell. 3. The Production of Space. Smith, Neil. Uneven, Development Nature, Capital and the Production of Space. Basil Blackwell, USA 1991 pp. 66-96 9 1.3.1 La producción del espacio social. A la mañana siguiente llama a M a Bruselas. No espera encontrarla. No espera encontrar a nadie. Sin embargo, alguien descuelga el teléfono. Soy yo, dice B. ¿Cómo estás?, dice M. Bien, dice B. ¿Has encontrado a Henri Lefebvre?, dice M.Debe de estar dormida aún, piensa B. Luego dice: no. M se ríe. Su risa es bonita. ¿Por qué te preocupas por él?, dice sin dejar de reírse. Porque nadie más lo hace, dice B. Y porque era bueno. Acto seguido piensa: no debí decir eso. Y piensa: M va a colgar. Aprieta los dientes, involuntariamente su rostro se contrae en un gesto de crispación. Pero M no cuelga el teléfono. Roberto Bolaño. Vagabundo de Francia y Bélgica. Hablar del espacio, es hablar de distintos niveles de comprensión del objeto. Dentro de este capítulo consideramos al espacio en su carácter social, esto es, como relación que totaliza la dimensión crítica de la economía política. El proyecto teórico-político de Marx se funda en la problematización y crítica materialista de la Historia desde una consideración “subjetiva”, es decir, como proceso que afecta “esencialmente y por igual tanto al objeto como al sujeto que aparecen en él” y por medio del cual se constituye “el sentido de lo real” (Echeverría 1986: 25-26). Así dicho sentido de lo real está determinado, en el presente, por el simultáneo acrecentamiento de la riqueza y la miseria materiales (según lo expuesto en la sección séptima del primer volumen de El capital), el discurso crítico marxista apunta hacia la posibilidad de subvertir, conjuntamente, la comprensión actual de ese proceso (como producto histórico de la sociedad burguesa, y por tanto, finito), y la praxis social que conduce la reproducción social humana bajo la figura de la reproducción del capital. Este proyecto (inconcluso) de Marx constituye entonces un replanteamiento radical del modo como la sociedad se produce a sí misma y, al hacerlo, produce la realidad temporal y espacial, con el propósito de abrir posibilidades a su reordenamiento adecuado a las necesidades humanas (el comunismo).26 Existen dos figuras, la figura de la reproducción social humana y la figura de la reproducción del capital. Su resultado y contradicción, es la figura de la reproducción histórica, productora de realidad espacial y temporal. Desde la perspectiva de la geografía crítica el espacio social es un conjunto de formas conteniendo cada cual, fracciones de la sociedad en movimiento. Por lo tanto la forma, tiene un papel en la realización social.27 Consideramos el espacio como una instancia de la sociedad, al mismo nivel que la instancia económica y la instancia cultural-ideológica. Esto significa que, en tanto que instancia, el espacio contiene y está contenido por las demás instancias, del mismo modo que cada una de ellas lo contiene y es por ellas contenida. La economía está en el espacio, así como el espacio está en la economía.28 26 Rosas Landa, Octavio. El tiempo y el espacio en la Economía Política de Marx. Citado en Diccionario Tiempo y Espacio. Tomo II. Berenzon, Boris y Calderón Georgina. (Coordinadores). Universidad Nacional Autónoma de México. Facultad de Ciencias. 2008. 27 Santos, Milton. Metamorfoses do espaço habitado. Fundamentos Teórico e metodológico da geografía. Hucitec. São Paulo 1988. p. 10 28 Santos, Milton. Espacio y Método. Cuadernos Críticos de Geografía Humana. Universidad de Barcelona. Año XII. No. 65. Septiembre de 1986. 10 El desencadenamiento de los procesos sociales está contenido en la forma espacial al mismo tiempo que las conexiones espaciales se expresan territorialmente. Es así como el individuo no se halla confinado en el espacio que ocupa su cuerpo, ni al espacio donde cumple su actividad inmediata, sino que se extiende hasta los puntos donde se hacen sentir los efectos temporales y espaciales de su actividad. La producción del espacio es resultado de la acción de los hombres actuando sobre el propio espacio, a través de los objetos, naturales y artificiales.29 Colocando esta definición de espacio junto a la configuración de los objetos geográficos (paisaje) y la estructura social (sociedad), se articulan los dos componentes del espacio geográfico, así pues, son formas-contenido. La complejidad del análisis del espacio en tanto forma-contenido, es visible si se considera la acción transformadora de los sujetos sociales. Para Henri Lefebvre, la vida cotidiana se inscribe en un proceso espacio-temporal donde: Lo cotidiano, en su trivialidad se compone de repeticiones: gestos en el trabajo y fuera del trabajo, movimientos mecánicos (los de las manos y los del cuerpo, y también los de las piezas y los dispositivos, rotación o ida y vuelta), horas, días semanas, meses años. 30 Sólo la producción propiamente dicha tiene relación directa con el lugar, y de él adquiere una parte de las condiciones de su realización. El estudio de un sistema productivo debe considerar esto, tanto si nos referimos al dominio agrícola o al dominio industrial. Sin embargo, los demás procesos se dan según un juego de factores que interesa a todas las otras fracciones del espacio. Por eso mismo, además, el propio proceso directo de producción es afectado por los demás (circulación, distribución y consumo), justificando los cambios de localización de los establecimientos productivos.31 De acuerdo con Lefebvre, el sentido más amplio de la producción lo encontramos en el examen crítico de la sociedad burguesa, el cual fue meticulosamente elaborado por Marx y Engels: El concepto de producción no abandona esa ambigüedad que conforma de hecho su riqueza. Posee dos acepciones, una amplia, y otra restringida y precisa. En la acepción amplia, los hombres, en tanto que seres sociales, producen su historia, su conciencia, su mundo. Nada hay en la historia y en la sociedad que no sea adquirido y producido. La misma 'naturaleza', tal como es aprehendida en la vida social por los órganos sensoriales, ha sido modificada, esto es producida. 32 Siguiendo con la definición propuesta por Lefebvre: La producción en sentido marxista trasciende la oposición filosófica del 'sujeto' y del 'objeto' así como las relaciones construidas por los filósofos a partir de esta separación. La racionalidad inmanente a la producción consiste en disponer una serie de actos sucesivos en vistas a un cierto 'objetivo' (el objeto a producir). Temporal y espacialmente compone un orden de operaciones encadenadas cuyos resultados coexisten.33 29 Santos, Milton. Op.cit. p. 22 30 Lefebvre, Henry. La vida cotidiana en el mundo moderno. Alianza Editorial. 1972 p. 29 31 Santos, Milton. Espacio y Método. Loc cit. 32 Lefebvre, Henry. La producción del espacio social. Capitan Swing. 2013. Madrid, España. p.125 33 Lefebvre, Henry. Loc. Cit. p. 128 y ss. 11 Complejo concepto el de la producción social del espacio, donde se encadenan todos los sujetos y todos los objetos que conforman esta relación. La naturaleza y la historia humana envueltos en una causalidad, una coexistencia que no puede simplificarse a la de los objetos producidos. El espacio (social) no es una cosa entre a las cosas, un producto cualquiera entre los productos: más bien envuelve a las cosas producidas y comprende sus relaciones en su coexistencia y simultaneidad: en su orden y/o desorden (relativos). En tanto que resultado de una secuencia y de un conjunto de operaciones, no puede reducirse a la condición de simple objeto.34 El desarrollo técnico de las primeras civilizaciones (Sumerios, Asirios y Egipcios), produjo los rasgos comunes en los diferentes territorios del Asia Menor. Basados en el gran conocimiento que tenían sobre los astros, las matemáticas y el registro de los hechos importantes a través de un lenguaje escrito, los hombres de la Antigüedad se preocuparon por medir el transcurso del tiempo, para posteriormente perfeccionar los sistemas de registro.35 En sus orígenes, el reloj fue concebido como obra monumental funcionando como referente temporalde las actividades prácticas de los hombres. Al igual que cualquier maquinaria fue creado y desarrollado, no sólo porque se percibió cierta exigencia; sino también porque una específica cultura condicionó de determinada manera tanto la percepción de exigencia, como la respuesta dada a la exigencia misma.36 De acuerdo con Georg Simmel: la precisión y la exactitud para medir la vida práctica, así como la seguridad para determinar lo equivalente se manifiesta objetivamente en el reloj.’37 La medida del tiempo sirve como referente para relacionar procesos temporales y espaciales. Así entonces, el movimiento del espacio-tiempo lleva en sí mismo, el fundamento de la sensibilidad humana. Alrededor de 1345, según Thorndike, la división de las horas en sesenta minutos y de los minutos en sesenta segundos se hizo corriente. Fue este marco abstracto del tiempo dividido el que se hizo cada vez más el punto de referencia tanto para la acción como para el pensamiento, y un esfuerzo para llegar a la precisión en este aspecto, la exploración astronómica del cielo concentró más aún la atención sobre los movimientos regulares e implacables de los astros a través del espacio. A principios del siglo XVI, se cree que un joven mecánico de Nuremberg, Peter Henlein, inventó “relojes con muchas ruedas con pequeños pedazos de hierro” y a finales del siglo el relojito doméstico había sido introducido en Inglaterra y en Holanda. Como ocurrió con el automóvil y con el avión, las clases más ricas fueron las que adoptaron primero el nuevo mecanismo y lo popularizaron: en parte porque sólo ellas podían permitírselo, en parte porque la nueva burguesía fue la primera en descubrir que, como Franklin dijo más tarde, “el tiempo es oro”. 34 Ibíd. 35 Entre los usos más primitivos de la escritura, se encuentran anotaciones del tiempo, y los egipcios gracias a la notable precisión de sus observaciones astronómicas habían establecido un calendario razonablemente preciso hacia el año 3500 A.C. Cf. Williams, Trevor, et al. Historia de la tecnología. Desde la Antigüedad hasta 1750. Vol. 1 Siglo XXI Editores. 2006. p. 321-322 36 Cippolla M. Carlo Las Maquinas del tiempo y de la Guerra. Estudios sobre la génesis del capitalismo. Crítica. Barcelona. 1999 p. 17, 114 37 Simmel, Georg. Las grandes ciudades y la vida del espíritu. Cuadernos Políticos, número 45, México D.F., ed. Era, enero-marzo de 1986, p. 5-10. 12 Ser tan regular “como un reloj” fue el ideal burgués, y el poseer un reloj fue durante mucho tiempo un inequívoco signo de éxito. El ritmo creciente de la civilización llevó a la exigencia de mayor poder: y a su vez el poder aceleró el ritmo.38 Por ende, se construyeron dimensiones y referentes que producen la noción del tiempo social. Como en el lenguaje, los sonidos y las imágenes recordatorio se constituyen sin solución de continuidad en símbolos; así en el reloj, al acontecimiento cuatridimensional que es un movimiento en el espacio y el tiempo, se agrega una quinta dimensión, característica de la comunicación entre los hombres.39 La forma actual de percibir el espacio-tiempo ha cambiado, respecto a las nociones anteriores podría decirse que, en la época actual, la ciudad capitalista ha sufrido un proceso de compresión en el espacio- tiempo. Todas las lejanías en el tiempo y en el espacio se encogen. El hombre, mediante aeronaves llega ahora en una noche a donde en otro tiempo sólo arribara tras semanas o meses de camino. El hombre, mediante la radiodifusión se entera hoy a cada hora de lo que antes tardaba años o no se enteraba en absoluto. En la película, en unos minutos y a la vista de todos, transcurren la germinación y el desarrollo de las plantas que permanecen ocultos a lo largo de años. En ella se muestran ciudades lejanas de las más viejas culturas como si subsistieran aún con el transito callejero actual. (…) Más el precipitado eliminar de todas las distancias no aporta ninguna cercanía; pues la cercanía no consiste en una distancia pequeña. Lo que esta mínimamente alejado de nosotros en lo que se refiere a separación mediante la imagen fílmica o el sonido radiado puede quedarnos lejanos. Lo que se encuentra tan alejado, en cuanto a separación, que se pierde de vista, puede sernos cercano. Una distancia pequeña no es ya cercanía. Una gran distancia no es ya aún lejanía40 En gran parte de esta exposición, concentramos nuestro enfoque al estudio de la ciudad como el sujeto- objeto del espacio de transformación social, bajo determinadas condiciones históricas. La ciudad, como tal, forma parte de esas condiciones históricas, implicadas en el capitalismo. Resulta de la destrucción de las formaciones sociales anteriores y de la acumulación primitiva del capital (que se realiza en ella y por ella). Es una cosa social en la cual cobran sentido (se vuelven sensibles) las relaciones sociales que, en sí, no cobran sentido, de modo que hay que concebirlas por el pensamiento, a partir de su realización concreta (práctica). 41 A saber, la mercancía, el elemento fundamental del modo de producción de capital. Su desdoblamiento interno, sustancia, forma y magnitud, sus relaciones de expresión, sus relaciones de intercambio, con otras mercancías, con el dinero y su forma de capital. El desarrollo de esta lógica espacio-temporal produce la figura de la elipse. 38 Mumford, Lewis. Técnica y Civilización. Madrid, España. 1972. p. 33 39 Elias, Norbert. Sobre el Tiempo. Fondo de Cultura Económica. México, 1989. p. 20 40 Heidegger, Martin. La cosa. en Filosofía, ciencia y técnica. Editorial Universitaria. Santiago de Chile, 2007. p. 233-234 41 Lefebvre, Henri. El pensamiento marxista y la ciudad. Editorial Extemporáneos. México, 1973. p. 29 y ss. 13 Sin embargo, como es bien sabido, la doble presencia contradictoria del valor de uso y el valor de una mercancía no puede manifestarse en el momento del intercambio en un solo y mismo acto al mismo tiempo y en el mismo espacio. Para ello la mercancía debe desdoblarse a través de una relación de valor entre por lo menos dos mercancías configurando, dentro de esta relación un polo o “espacio” relativo en el cual la mercancía que requiere expresar su valor lo representa fuera de sí misma, apareciendo ésta sólo con un valor de uso.42 La búsqueda de las utopías urbanas, conduce a sus habitantes, a participar dentro de la producción, aunque la imagen misma del espacio y el tiempo como producto mismo de la actividad orientada a fines, el proyecto que postula la transición del capitalismo hacia otro estadio de cosas tiene que ver con la lucha política por el espacio. Pero los trabajadores que construyen y mantienen a las autopistas, los sistemas de abastecimiento de agua, el alcantarillado y las casas, y los que se ocupan de la arquitectura del paisaje o de la decoración interior, son igualmente relevantes. Una multitud de firmas y trabajadores están activamente dedicados a la producción (casi siempre financiada mediante la deuda) urbanística, o lo que quizá habría que llamar, más genéricamente, producción de nuevos espacios, lugares y entornos. Las luchas políticas que surgen en ese campo suelen mostrar características bastantes peculiares: los obreros de la construcción que bregan ferozmente con los contratistas por sus salarios, condiciones de trabajo y seguridad suelen apoyar sin embargo los proyectos de desarrollo tanto privados como públicos, sean del tipo que sean; cuando esos proyectos suscitan oposición por razones medioambientales, políticas o sociales, o porque casi siempre implican la desposesión de derechos sobre la tierra de poblaciones con frecuencia vulnerables, puede suceder que distintos sectores de la clase obrera se enfrenten en lugar de unirseen una lucha anticapitalista.43 42 Barreda, Andrés. “El espacio geográfico como fuerza productiva estratégica en El Capital de Marx” en Ana Esther Ceceña (coord.), La internacionalización del capital y sus fronteras tecnológicas, México, El Caballito-IIEC, UNAM. 1995. p. 136-137. 43 Harvey, David. El enigma del capital y la crisis del capitalismo. Akal. Madrid, España. 2012 p. 79. 14 1.2.2 La producción mercantil-capitalista. SHYLOCK. This kindness will I show:-- Go with me to a noray, seal me ther Your single bond; and, in a merry sport, If you repay me not on such a day, In such a place, such sum or sums as are Exprest in the condition, let the forfeit Be nominate for an equal pound Of your fair flesh, to be cut off and taken In what part of your body pleaseth me.44 William Shakespeare. The Merchant of Venice. Act. I Sc. 3 El proceso capitalista de producción es tanto proceso de producción de las condiciones materiales de existencia de la vida humana como un proceso que se desarrolla a través de relaciones específicas histórico- económicas, de producción, el conjunto de estas mismas relaciones de producción y, por tanto el proceso que produce y reproduce los exponentes de este proceso, sus condiciones materiales de existencia y sus relaciones mutuas, es decir, su determinada forma económica de sociedad 45 El análisis crítico de la forma económica (específica) de la sociedad refiere directamente al desarrollo de las relaciones de producción de carácter histórico y económico i. e. el conjunto de las condiciones materiales de existencia vigentes para la producción y reproducción de la vida humana. En el capitalismo estas relaciones mutuas dependen de la unidad contradictoria presente en la mercancía individual. La riqueza de las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista aparece como una ‘gigantesca acumulación de mercancías’ y la mercancía como la forma elemental de esa riqueza. Por eso nuestro estudio empieza con el análisis de la mercancía.46 Este proceder, de ubicar a la mercancía como la forma elemental de la riqueza mercantil- capitalista. La ‘gigantesca acumulación de mercancías’ define entonces el sentido último de la producción de la riqueza social en la forma social conocida como capitalismo. La mercancía es por de pronto un objeto exterior, una cosa que, por sus propiedades, satisface necesidades humanas de alguna clase. La naturaleza de estas necesidades –el que procedan, por ejemplo, de, del estómago o de la fantasía- no hace a la cosa. Tampoco se trata aquí de cómo satisface la cosa la necesidad humana, si inmediatamente como medio de subsistencia, esto es, como objeto de goce, o por un rodeo, como medio de producción. 47 44 SHYLOCK. Pues quiero probaros esta generosidad. Venid conmigo a casa de un notario, me firmaréis allí simplemente vuestro pagaré y a manera de broma será estipulado que, si no pagáis tal día, en tal lugar, la suma o las sumas convenidas, la penalidad consistirá en una libra exacta de vuestra hermosa carne, que podrá ser escogida y cortada de no importa que parte de vuestro cuerpo que me plazca. William Shakespeare. El mercader de Venecia. Acto I. Escena III. 45 Marx, Karl. El Capital Tomo III. Libro Tercero El proceso global de la producción capitalista. Vol. 8 Siglo XXI Editores. México. 1981. pp. 1042 y ss. Citado en: Rubín, Isaak Illich. Ensayos sobre la teoría marxista del valor. Ediciones Pasado y Presente. Buenos Aires, Argentina. 1974. Capítulo II. El proceso de producción y su forma social pp. 61-68 46 Marx, Karl. El Capital. Crítica de la Economía Política. Ed. de Manuel Sacristán Loc. cit. p. 43 47 Echeverría Bolívar. Comentarios sobre el “punto de partida de El Capital en Antología Bolívar Echeverría Critica de la modernidad capitalista Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia. Bolivia. 2011. p. 572 15 La mercancía es la ‘forma social’ elemental para el análisis de la realidad capitalista. Sus factores esenciales son, su cualidad de producto-bien, objeto de (la producción y el consumo), que lo definen como un valor de uso, el tiempo de trabajo socialmente necesario definido como el valor y la forma social o valor de cambio. En la sección primera del tomo primero de El Capital, se despliega el análisis de la forma elemental en una forma desplegada con el proceso de intercambio entre dos o más mercancías, en la primera relación de compra (M-D) y en un otro momento de venta (D-M).48 Lo que hay de misterioso en la forma mercancía reside, pues, simplemente en que refleja ante los hombres el carácter social del propio trabajo de éstos como carácter objetivo de los mismos productos del trabajo, como cualidad social propia de la naturaleza de estas mismas cosas; por tanto, en que refleja también la relación social existente en exterioridad a ellos, entre los objetos. Este quidproquo [sustitución] es lo que hace de los productos del trabajo mercancías, objetos sensibles y suprasensibles a un tiempo, objetos sociales. Lo que adopta aquí para los hombres la forma fantasmagórica de una relación entre cosas no es más que la propia relación social determinada que media entre ellos mismos. Para encontrar una analogía debemos, por tanto, recurrir a la nebulosa esfera del mundo religioso. En él, los productos de la cabeza humana aparecen como figuras independientes y dotadas de vida propia que se relacionan entre sí y con los hombres. Lo mismo ocurre, en el mundo de las mercancías, con los productos de la mano del hombre. Es lo que yo llamo el carácter del fetiche, que se adhiere a los productos del trabajo en cuanto son producidos como mercancías y que es, por tanto, inseparable de la producción mercantil”.49 Los hombres no ponen en relación como valores a los productos de su trabajo porque estas cosas consistan para ellos en simples envolturas cósicas de trabajo humano del mismo tipo. A la inversa. Es al equiparar entre sí sus diferentes productos como valores en el intercambio, que igualan entre sí a sus distintos trabajos en tanto que trabajo. No lo saben, pero lo hacen. El valor, por tanto, no lleva escrito en la frente lo que es.50 Lejos de ello, el valor convierte todo producto del trabajo en un jeroglífico social.51 48 Anguiano, Emilio. Esbozo para una crítica de la economía teológica. Seminario 150 años de la publicación de El Capital. Tomo I. 23 de agosto. 2017. Facultad de Economía. 49 Marx, Karl. El Capital Crítica de la Economía Política. Libro Primero. El proceso de producción del capital. Sección Primera. Mercancía y Dinero. (Traducción de Bolívar Echeverría) Revista Anales. No. 354 Universidad Central de Ecuador. Ecuador, Quito. s/f p. 41-42 50 Los valores son signos reconocidos, apreciados e intercambiables en un contexto o en un sistema dado. Tienen valor, aceptación y precio. Esto es lo que significa “valor” en el sentido propio del término. Por lo tanto, un valor es convertible y la valoración es convertibilidad. Los valores morales –la dignidad de la persona, por ejemplo– son colocados en el mismo plano que otros valores, mercancías o técnicas, y pueden ser intercambiados con ellos. Cuando uno dice que uno sacrifica valores por intereses, uno dice, en suma, que uno está intercambiando algunas evaluaciones por otras. Cf. Nancy, Jean-Luc. La insuficiencia de los “valores” y la necesidad de “sentido” (Traducción de María Konta). http://reflexionesmarginales.com/3.0/la-insuficiencia-de-los-valores-y-la-necesidad-de-sentido/ 51 Marx, Karl. Loc Cit. p. 43 (Las negritas son del traductor). 16 Particularmente, el proceso de producción capitalista adquiere un carácter esotérico,cuasi religioso si se le analiza desde un pensamiento convencional y sin contradicciones que apuntan a resolver el misterio de la fórmula general del capital. D-M-D’ o D-M-(D+Δd). ¿De dónde proviene entonces tal misterio? La primera cuestión que tenemos que plantear es ésta ¿Qué es el valor de una mercancía? ¿Cómo se determina? A primera vista parece como si el valor de una mercancía fuese algo completamente relativo, que no puede determinarse sin poner a una mercancía en relación con todas las demás. Y, en efecto, cuando hablamos del valor, del valor de cambio de una mercancía, entendemos las cantidades proporcionales en que se cambia por todas las demás mercancías. Pero esto nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo se regulan las proporciones en que se intercambian unas mercancías por otras?52 Los componentes de una mercancía cualquiera son el valor definido como el tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de la misma. Este tiempo es medido por una magnitud a su vez congelada en una sustancia, que es una gelatina de trabajo abstracto, equiparada por medio del valor de cambio, que también puede ser definido como la forma del valor. Para aclarar este punto, recurriré a un ejemplo geométrico muy sencillo. Cuando comparamos el área de varios triángulos de las más diversas formas y magnitudes o cuando comparamos triángulos con rectángulos o con otra figura rectilínea cualquiera, ¿Cómo procedemos? Reducimos el área de cualquier triangulo, sabemos que su área es igual a la mitad del producto de su base por su altura, esto nos permite comparar entre si los diversos valores de toda clase de triángulos y de todas las figuras rectilíneas, puesto que todas ellas pueden reducirse a un cierto número de triángulos. El mismo procedimiento tenemos que seguir en cuanto a los valores de las mercancías. Tenemos que poder reducirlos a una expresión común, distinguiéndolos solamente por la proporción en que contienen esta medida igual.53 De las relaciones de valor mediadas por la expresión de una mercancía X en otra mercancía Y, a través del valor de cambio, encontramos un tercer componente, una nueva mediación entre las mercancías, con el dinero. La relación de valor en su forma básica pasa a ser una relación de venta y otra de compra y en su unidad es una relación de inter-cambio entre las mercancías, que contienen a su vez la relación mercantil en su forma capitalista. Así, por ejemplo, las necesidades divergentes de quienes participan en un trueque de mercancías se resuelven y neutralizan cuando surgen dos relaciones de intercambio espacial y temporalmente separadas: la compra y la venta, ambas mediadas por un nuevo tipo de mercancía, el dinero, contrapuesta a todas las demás, que viene a destrabar los caóticos o irrecíprocos encuentros mercantiles entre los propietarios privados. Lo cual si bien lubrica extraordinariamente el proceso de la circulación mercantil, abre una nueva contradicción entre el espacio de la producción con el de la circulación y el consumo.54 52 Marx, C. Salario, precio y ganancia. Editorial Progreso. Moscú. 1972. 25 y ss. 53 Ibídem 54 Barreda, Andrés. “El espacio geográfico como fuerza productiva estratégica en El Capital de Marx” Loc. Cit. p. 139 17 1.2.3 La producción capitalista del espacio. Ray Kroc: Let me explain something to you Dick... You boys have full say over what goes on inside the restaurants. But outside, above, below... your authority stops at the door. And at the floor. Alright? Mac McDonald: What is he saying? Dick McDonald: He's buying the land. Mac McDonald: Our land? The Founder. La burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción y, por consiguiente, las relaciones de producción, y con ello todas las relaciones sociales. La conservación del antiguo modo de producción era, por el contrario, la primera condición de existencia de todas las clases industriales precedentes. Una revolución continúa en la producción, una incesante conmoción de todas las condiciones sociales, una inquietud y un movimiento constantes distinguen la época burguesa de todas las anteriores. Todas las relaciones estancadas y enmohecidas con su cortejo de creencias y de ideas veneradas durante siglos, quedan rotas, las nuevas se hacen añejas antes de llegar a osificarse. Todo lo estamental y estancado se esfuma; todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones reciprocas. Espoleada por la necesidad de dar cada vez mayor salida a sus productos, la burguesía recorre el mundo entero. Necesita anidar en todas partes, establecerse en todas partes, crear vínculos en todas partes. Mediante la explotación del mercado mundial, la burguesía ha dado un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países. Con gran sentimiento de los reaccionarios ha quitado a la industria su base nacional. Las antiguas industrias nacionales han sido destruidas y están destruyéndose continuamente. Son suplantadas por nuevas industrias cuya introducción se convierte en cuestión vital para todas las naciones civilizadas, por industrias que ya no emplean materias primas, sino materias venidas de las más lejanas regiones del mundo, y cuyos productos no sólo se consumen en el propio país, sino en todas las partes del globo. En lugar de las antiguas necesidades, satisfechas con productos nacionales, surgen necesidades nuevas, con productos nacionales, que reclaman para su satisfacción productos de los países más apartados y de los climas más diversos. En lugar del antiguo aislamiento y la autarquía de las regiones y naciones, se establece un intercambio universal, una interdependencia universal de las naciones. Y esto se refiere tanto a la producción material, como a la intelectual. La producción intelectual de una nación se convierte en patrimonio común de todas. La estrechez y el exclusivismo nacionales resultan de día a día más imposibles; de las numerosas literaturas nacionales y locales se forma una literatura universal. Merced al rápido perfeccionamiento de los instrumentos de producción y al constante progreso de los medios de comunicación, la burguesía arrastra la corriente de la civilización a todas las naciones, hasta a las más bárbaras. Los bajos precios de sus mercancías constituyen la artillería pesada que derrumba todas las murallas de China y hace capitular a los bárbaros más fanáticamente hostiles y a los extranjeros. Obliga a todas las naciones, si no quieren sucumbir, a adoptar el modo burgués de producción, las constriñe a introducir la llamada civilización, es decirse, a hacerse burgueses. En una palabra: se forja un mundo a su imagen y semejanza.55 55 Marx, C. y Engels F. Manifiesto del Partido Comunista. Editorial Progreso. Moscú. pp. 33-35 (Las negritas son nuestras). 18 El ritmo de la producción capitalista está determinado por el tiempo, en los materiales preparatorios a El Capital, nos indica Marx la importancia de este hecho: Una vez supuesta la producción colectiva, la determinación del tiempo, como es obvio, pasa a ser esencial. Cuando menos es el tiempo que necesita la sociedad para producir trigo, ganado, etc., tanto más tiempo gana para otras producciones materiales o espirituales. Al igual que para un individuo aislado, la plenitud de su desarrollo, de su actividad y de su goce, depende del ahorro del tiempo. Economía del tiempo: a esto se reduce finalmente toda economía.’56 Por cuanto la renovación de la producción depende de la venta de los productos acabados transformación de la mercancía en dinero y reconversión del dinero en las condiciones de la producción : materiaprima, instrumento, salario-:por cuanto la trayectoria que describe el capital para pasar de una de estas determinaciones a la otra constituye secciones de la circulación, y estas secciones se recorren en determinados espacios de tiempo (hasta la lejanía espacial se resuelve en el tiempo: lo que importa , por ejemplo no es la distancia del mercado en el espacio sino la velocidad -el cuanto de tiempo- en que se le alcanza), entonces la cantidad de productos que se pueden producir en un espacio de tiempo dado, la frecuencia con que un capital puede valorizarse en un espacio de tiempo dado, la, con que puede reproducir y multiplicar su valor, dependerá de la velocidad de la circulación, del tiempo en que se recorre esta última. Por tanto, mientras que el capital por un lado debe tender a arrasar toda barrera espacial opuesta al tráfico, id est al intercambio, y a conquistar toda la tierra como su mercado, por el otro lado tiende a anular el espacio por medio del tiempo esto es reducir a un mínimo el tiempo de que insume el movimiento de un lugar a otro. Cuanto más desarrollado el capital, cuanto más extenso es por tanto el mercado en el que circula, mercado que constituye la trayectoria espacial de su circulación, tanto más tiende al mismo tiempo y a una mayor anulación del espacio a través del tiempo.57 El campo de desarrollo del capitalismo, necesariamente debe abarcar el conjunto social, la misión histórica del proletariado, reside en la búsqueda de la emancipación general de la humanidad, la existencia del proletariado “sólo puede existir en un plano histórico-mundial su acción, sólo puede llegar a cobrar realidad como existencia histórico-universal. Existencia de los individuos directamente vinculada a la historia universal.58 Cuando el Estado (mediador obligado del proceso global de reproducción y el mercado mundial) regula jurídicamente el proceso de acumulación con una legislación fabril, impone a todos los capitales individuales la composición orgánica, las condiciones ecológicas y de reproducción de la fuerza de trabajo, propias de las empresas más fuertes, ya articuladas en el mercado mundial. Con ello se logra llevar a conclusión la neutralización de la contradicción entre los núcleos industriales de punta y sus retrógrados cercos periféricos de superexplotación, si bien con este fortalecimiento técnico del capital (que articula a escala planetaria al trabajo social) se produce también una nueva clase obrera madura, que lucha y modula.59 56 Marx, Karl. Elementos fundamentales para la crítica de la economía política. (Grundrisse). Vol. 1 Siglo XXI Editores. México, 2005. p. 101 (Las negritas son nuestras). 57 Marx, Karl. Op. cit. Vol. 2 Siglo XXI Editores. México, 2005. p. 29 y ss. 58 Marx, Carlos y Engels, Federico. La Ideología Alemana Ediciones de Cultura Popular. 1977 p. 52-53 59 Barreda, Andrés. “El espacio geográfico como fuerza productiva estratégica en El Capital de Marx” Loc. cit. p. 173 19 1.3 La reproducción social en la ciudad industrial. Nur um der Hofnunglosen willen ist ust die Hoffnung gegeben.60 Walter Benjamin. Cuando se trata de analizar la “mercancía” -que es el concreto económico más simple- hay que apartar todos los aspectos que no tengan relación con el objeto que se analiza. Lo que hay que decir de la mercancía en cuanto a valor de uso, lo he dicho en unas pocas líneas, pero haciendo resaltar por otra parte la forma característica en la que aparece el valor de uso, el producto del trabajo, a saber: “Un objeto puede ser útil y producto del trabajo humano sin ser mercancía. Quien, con su producto, satisface sus propias necesidades, crea indudablemente valores de uso, pero no mercancías. Para producir mercancías no basta producir valores de uso, sino que es menester producir valores de uso para otros, valores de uso sociales”. (Aquí está la raíz del valor de uso social” de Rodbertus). Con esto, el valor de uso – en cuanto valor de uso de la “mercancía”- adquiere por sí mismo un carácter histórico específico. 61 Por otra parte nuestro vir obscurus no se ha dado cuenta de que, ya al hacer el análisis de la mercancía, yo no me detengo en la doble modalidad bajo la que se presenta, sino que paso inmediatamente a demostrar que en estado doble modalidad bajo la que se presenta, sino que paso inmediatamente a demostrar que en esta doble modalidad de la mercancía se manifiesta el doble carácter del trabajo del que aquélla es producto, a saber: del trabajo útil, es decir de las modalidades concretas de los trabajos que crean valores de uso, y del trabajo abstracto, del trabajo como inversión de fuerza de trabajo, cualquiera que sea el modo “útil” en que se invierta (sobre lo cual se basa luego el estudio del proceso de producción), que en el desarrollo de la forma de valor de la mercancía, y en última instancia, de su forma dinero y, por tanto, del dinero, el valor de una mercancía se expresa en el valor de uso, es decir, en la forma natural de la otra mercancía; que la propia plusvalía se deriva de un valor de uso “específico” de la fuerza de trabajo, que corresponde exclusivamente a ésta, etc., etc.; que, por consiguiente, en mi obra el valor de uso desempeña un papel tan importante como en la economía anterior, pero sólo se plantea -nota bene- allí donde tal planteamiento surge del análisis de una formación económica dada62 y no de especulaciones abstractas acerca de los conceptos o de las palabras “valor de uso” y “valor”.63 En una sociedad capitalista, todas las mercancías que compramos tienen un valor de uso y un valor de cambio. La diferencia entre ambas formas del valor es significativa, y en la medida en que a menudo se enfrentan una con otra constituye una contradicción que puede dar lugar ocasionalmente a una crisis. 60 Sólo gracias a aquellos sin esperanza nos es dada la esperanza. 61 Marx, Karl. Glosas marginales al “Tratado de economía política” de Adolph Wagner. Siglo XXI Editores. Madrid, España. 1976. p. 177 y ss. 62 La primera categoría bajo la cual se presenta la riqueza burguesa es la de la mercancía. La mercancía misma aparece como unidad de dos determinaciones. Es valor de uso, esto es, objeto de la satisfacción para un sistema cualquiera de necesidades humanas. En éste su aspecto material, que puede ser común a las épocas de producción más dispares y cuyo análisis por ende se sitúa allende de la economía política. El valor de uso cae en la esfera de ésta cuando las modernas relaciones de producción lo modifican o, a su turno, interviene en ellas mortificándolas. Marx, Karl, Grundrisse. p. 763 Citado en: Rosdolsky, Roman. 3. Karl Marx y el problema del valor de uso en la economía política. Nota 30 p. 109 Citado en: Génesis y estructura de El Capital de Marx (Estudios sobre los Grundrisse). Siglo XXI Editores. México, D.F. 1979 p. 109 63 Ibíd. (Las negritas son nuestras). 20 Los valores de uso son infinitamente variados (incluso para el mismo artículo,) mientras que el valor de cambio (en condiciones normales) es uniforme y cualitativamente idéntico (un dólar es un dólar, e incluso cuando es un euro tiene un tipo de cambio conocido con el dólar). Consideremos, por ejemplo, el valor de uso y el valor de cambio de una vivienda. Como valor de uso, esta ofrece cobijo; es un lugar donde la gente puede construirse un hogar y una vida afectiva; es un nicho de reproducción cotidiana y biológica (donde cocinamos, hacemos el amor, tenemos discusiones y educamos a los niños); ofrece privacidad y seguridad en un mundo inestable. Puede también funcionar como símbolo de estatus o de pertenencia social a algún subgrupo, como signo de riqueza y poder, como señal mnemónica a de memoria histórica (tanto personal como social), como objeto de
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