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La-escenificacion-del-competidor-poltico--una-aproximacion-para-revalorizar-la-poltica

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
 
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES 
 
 
 
 
 
 
LA ESCENIFICACIÓN DEL COMPETIDOR 
POLÍTICO. UNA APROXIMACIÓN PARA 
REVALORIZAR LA POLÍTICA. 
 
 
 
 
TESIS 
 
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE: LICENCIADO 
EN CIENCIAS POLÍTICAS Y ADMINISTRACIÓN 
PÚBLICA ESPECIALIDAD: CIENCIA POLÍTICA. 
 
 
 
PRESENTA: 
EDMUNDO MORALES ZÁRATE 
 
ASESOR: 
DR. JORGE FEDERICO MÁRQUEZ MUÑOZ 
 
 
 
 
 
 
MÉXICO, D.F. 2011 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
AGRADECIMIENTOS 
 
 
Primeramente quiero agradecer profundamente a mis padres por el gran apoyo y 
ejemplo que nos han dado a mis hermanos y a mí durante todos estos 
años. Su amor, constancia, dedicación, esfuerzo, generosidad, honradez, 
lealtad, paciencia, prudencia y tenacidad, son valores que siempre llevaré 
conmigo. 
 
Gracias a la Universidad Nacional Autónoma de México por permitirme formarme 
académicamente siempre en libertad, tolerancia y sobre todo, con sentido 
social. Mi más profundo respeto, admiración y agradecimiento, a todos los 
profesores que dedicaron su valioso tiempo para leer esta tesis, ya que con 
sus precisas observaciones, ayudaron a enriquecer la presente 
investigación: 
 
Lic. Rosa Martha Sánchez Carrillo 
Mtro. Carlomagno Fidel Ávila Rosales 
Dr. Francisco Javier Jiménez Ruiz 
Dr. Fernando Ayala Blanco 
Dr. Jorge Federico Márquez Muñoz 
 
Mención especial merece la persona que me permitió observar mejor la vida 
pública nacional, el Magistrado Constancio Carrasco Daza, incansable 
defensor de la libertad de expresión y del debate democrático de las ideas, 
mi más alta estima a quien considero también un gran maestro. 
 
Finalmente pero no por ello menos importante, doy gracias a Dios por darle 
sentido al Universo y permitirme conocer a personas extraordinarias, 
gracias a todos mis amigos que con sus pláticas y reflexiones me han 
ayudado a caminar en esta vida y en particular a Amneris (Coraline), por su 
comprensión, tacto, sabiduría y apoyo incondicional. 
 
 
¡A seguir dándole! 
 
ÍNDICE 
 
 
Introducción ........................................................................................................ 1 
 
 
CAPÍTULO I 
El marco democrático para la lucha política 
 
1.1 La democracia moderna ............................................................................ 09 
1.2 La política como lucha por el poder político ............................................... 13 
1.3 El poder político ......................................................................................... 15 
1.4 La comunicación política: arena fundamental de la lucha política ............. 16 
1.5 La comunicación electoral ......................................................................... 17 
1.6 El tiempo de acción fundamental de los políticos: el periodo electoral ..... 20 
1.7 La campaña electoral y el mitin político ..................................................... 22 
1.8 Elecciones: la fiesta de la democracia ....................................................... 26 
1.9 Dos rituales de la política: la campaña electoral y el mitin político ............ 27 
1.10 Comentario al primer capítulo .................................................................... 32 
 
 
CAPÍTULO II 
Las minorías y las masas en materia política 
 
2.1 Líderes y seguidores ................................................................................. 34 
2.2 El poder ..................................................................................................... 35 
2.3 Los poderosos ........................................................................................... 36 
2.4 ¿Quiénes compiten por el poder político? ................................................. 37 
2.5 Las minorías que compiten por el poder político ....................................... 38 
2.6 El individuo de acción como ímpetu y pasión ............................................ 39 
2.7 El auténtico político como fuerza e intelecto .............................................. 42 
 
2.8 Mirabeau, un caso ejemplar ...................................................................... 42 
2.9 Los electores ............................................................................................. 45 
2.10 Comentario al segundo capítulo ................................................................ 48 
 
 
CAPÍTULO III 
Persuadir: la tarea del competidor político 
 
3.1 Una esfera pacífica para el combate político ............................................. 50 
3.2 La persuasión y la política ......................................................................... 51 
3.3 La comunicación eficaz ............................................................................. 52 
3.4 La persuasión del competidor político: el arte de lo verbal y lo visual ....... 55 
3.5 La persuasión científico-racional de los competidores políticos ................ 59 
3.6 El discurso político ..................................................................................... 60 
3.7 La persuasión mítico-emocional de los competidores políticos ................. 63 
3.8 La importancia de la comunicación no verbal ............................................ 64 
3.9 El poder de los colores en la persuasión no verbal ................................... 68 
3.10 Comentario al tercer capítulo ..................................................................... 71 
 
 
A manera de conclusión .................................................................................... 73 
 
A. ¿Qué significa que la política se personalice? ........................................... 74 
B. ¿Por qué la política se ha convertido en un inevitable espectáculo político?
 ................................................................................................................... 77 
C. ¿Cómo revalorizar la política en los tiempos de su personalización y 
espectáculo? .............................................................................................. 80 
D. Epílogo ....................................................................................................... 81 
 
 
Bibliografía .......................................................................................................... 85
 1 
Introducción 
 
“La democracia sólo puede existir con un pueblo 
suficientemente ilustrado […] aunque no es posible 
erradicar la ficción, al menos sí es posible criticarla, 
en el sentido de poner de manifiesto sus resortes: 
los resortes de la manipulación y los de la 
vigilancia. El juego de la ficción y la crítica es 
constitutivo tanto del debate democrático como de 
la formación de la opinión pública”
1
. 
 
 
La presente tesis no pretende descubrir el hilo negro del actuar político, a decir 
verdad, las cuestiones comentadas en esta obra ya han sido tratadas con 
anterioridad y para algunos, resultarán obvios los comentarios expuestos. Sin 
embargo, lo que este escrito representa es un esfuerzo por sistematizar algunos 
aspectos básicos del quehacer de los políticos en una democracia, con el fin de 
destacarlos elementos que permitan que la política, pueda ser apreciada de una 
forma más justa por los ciudadanos. 
Se parte del supuesto de que la política sufre un gran desprestigio en las 
modernas democracias, debido entre otros factores, a que no ha cumplido con las 
ilusiones que se crean los ciudadanos fundamentalmente durante los periodos de 
persuasión electoral. Por tal motivo, se consideró esencial ofrecer una explicación 
a dicho fenómeno político, para con ello dotar al elector con herramientas que le 
permitan comprender el juego de la política en su justa dimensión, es decir, sin 
generar falsas expectativas. 
Por lo que se argumentará, que hoy en día se tiende a privilegiar más la 
personalidad de los competidores políticos, sobre los proyectos o idearios que 
defienden, y esto en buena parte, gracias a la creciente influencia de la 
mercadotecnia, propaganda y publicidad en la política. Con esto no estoy diciendo 
que sea inválido hacer uso de tan útiles herramientas, pero sí que podrían 
 
1
 Yves Charles Zarka, Figuras del poder. Estudios de filosofía política de Maquiavelo a Foucault, Madrid, 
Biblioteca Nueva, 2004, p. 154. 
 2 
privilegiarse los temas de campaña y no tanto al candidato en sí. Por lo que a lo 
largo de este escrito, intento defender la siguiente tesis central: la personalización 
de la política ha contribuido con el desprestigio de la misma. 
Lo que se pretende entonces es familiarizar al ciudadano2 con los 
elementos esenciales del juego político en democracia, dotarlo con las 
herramientas que le permitan valorizar esta lucha por el poder político. Por lo que 
en el primer capítulo titulado: El marco democrático para la lucha política, se 
especifica el objeto de la política y su ámbito de competencia, comprendiendo así, 
por qué el periodo electoral es el espacio de combate político por excelencia, 
donde los competidores se escenifican ante la ciudadanía a través de los medios 
masivos de comunicación. 
Sin embargo, lo anterior no basta para pensar que quien conquiste el poder 
político resolverá todos los problemas logrando la felicidad de sus gobernados. 
 
2
 Cabe precisar que la democracia moderna no solo es formal o electoral, y así como no existe en el mundo 
alguna que esté culminada o consolidada, tampoco lo están las ciudadanías. Ser ciudadano va más allá de 
poder votar libremente en los periodos electorales, implica ser sujeto de derechos (individuales, civiles, 
políticos, económicos, sociales, culturales, ambientales, etc.) y obligaciones. Will Kymlicka en la página 345 
de su libro La política vernácula, subraya además, cuatro virtudes mínimas que debe tener un ciudadano en 
democracia: “el espíritu público, lo que incluye la capacidad para valorar la actuación de las personas que 
ocupan un cargo político y la disposición a implicarse en el discurso público; un cierto sentido de la justicia y 
la capacidad de discernir y respetar los derechos de los demás, unida a la de moderar correspondientemente 
las propias reclamaciones; civilidad y tolerancia; y un sentimiento compartido de solidaridad o lealtad”. Para 
efectos “prácticos”, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala en su capítulo IV 
titulado De los ciudadanos, lo siguiente: “Artículo 34.- Son ciudadanos de la República los varones y las 
mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos: I. Haber cumplido 
18 años, y II. Tener un modo honesto de vivir. Artículo 35.- Son prerrogativas del ciudadano: I. Votar en las 
elecciones populares; II. Poder ser votado para todos los cargos de elección popular y nombrado para 
cualquier otro empleo o comisión, teniendo en cuenta las calidades que establezca la ley; III. Asociarse 
individual y libremente para tomar parte en forma pacífica en los asuntos políticos del país; IV. Tomar las 
armas en el Ejército o Guardia Nacional, para la defensa de la República y de sus instituciones, en los 
términos que prescriben las leyes; y V. Ejercer en toda clase de negocios el derecho de petición”. Resulta 
claro que un requisito indispensable –más no suficiente- en una democracia moderna, es el fucionamiento 
adecuado de su sistema electoral y de partidos, y para ello, es necesario que el ciudadano pueda ser capaz de 
racionalizar su debate, defender sus puntos de vista y participar políticamente si así lo desea dentro de su 
comunidad. En este sentido, Octavio Paz en Itinerario (ver página 56 de Sueño en libertad. Escritos políticos) 
apunta que “el fundamento de la democracia, su razón de ser, es la creencia en la capacidad de los ciudadanos 
para decidir, con libertad y responsabilidad, sobre los asuntos públicos”. Se aprecia entonces que la 
participación de los ciudadanos es muy importante, sin embargo, como bien indica Mauricio Merino en la 
página 40 del texto La participación ciudadana en la democracia: “no es necesario ser gladiadores de la 
política para hacer que la democracia funcione. Pero sí es preciso que los espectadores no pierdan de vista el 
espectáculo. En ellos reside la clave de bóveda de la participación democrática”. Con esta precisión, en el 
presente escrito cuando me refiera al ciudadano, lo haré en el sentido del sujeto que tiene la posibilidad de 
influir con su participación político-electoral en la toma de decisiones públicas, ya que el presente estudio 
analiza específicamente el fenómeno social donde se manifiesta más intensamente la lucha por conquistar el 
poder político, es decir, el periodo electoral. 
 3 
No. Ya que es necesario que el ciudadano -y en particular el elector que 
participará en la elección de sus futuros representantes-, logre distinguir a la 
persona más confiable que se presente a la lucha democrática. 
Por eso, en el segundo capítulo titulado: Las minorías y las masas en 
materia política, primeramente se clasifica a los ciudadanos en gobernados y 
gobernantes, se estipula además que en las sociedades democráticas modernas, 
los gobernados pueden dividirse en electores masa y en electores minoría, se 
llega a esta consideración con ayuda de los argumentos del filósofo español José 
Ortega y Gasset. Por otro lado, en el ámbito de la clase gobernante, se diferencia 
a quienes compiten y se autoescenifican durante las campañas electorales en las 
democracias modernas: los individuos de acción y los auténticos políticos. Saber 
distinguir a estos últimos resulta fundamental, porque se incentivaría la creación 
de un círculo virtuoso, donde los ciudadanos los eligieran con sus votos, y de esta 
forma, se obligue a los competidores a esforzarse cada vez más por ser 
considerados como auténticos políticos y no como simples individuos de acción, 
priorizando de este modo, las propuestas o proyectos políticos por encima de los 
carismas o cualidades personales. 
Los dos primeros capítulos resultan primordiales para saber qué se puede 
entender por política y para distinguir a los auténticos políticos de los simples 
individuos de acción, pues en los procesos de persuasión electoral son estos 
últimos quienes deterioran el debate democrático de las ideas al poner el énfasis 
en sus atributos personales, dejando de lado el proyecto o las propuestas 
políticas. 
Asimilado lo anterior, se argumenta por qué convencer o persuadir es la 
tarea fundamental de quienes compiten por conquistar el poder político. Se intenta 
primordialmente que el ciudadano conozca los mecanismos de persuasión 
político-electoral, para que de este modo se logre valorar la lucha política en su 
justa dimensión. 
Es por lo que en el tercer capítulo titulado: Persuadir: la tarea del 
competidor político, se analizan los mecanismos de persuasión verbales y no 
verbales. Se apunta que los competidores políticos con el objetivo de incrementar 
 4 
su esfera de influencia en el menor tiempo posible,deben ser hábiles 
comunicadores, porque su actuar tiene que convencer eficazmente y para ello, 
tendrán que hacer uso tanto de la comunicación que apela a los datos objetivos 
(persuasión científico-racional), como a la que apela a los sentimientos y 
emociones (persuasión mítico-emocional). Siendo muy importante que ninguna 
excluya a la otra y que más bien se complementen para proyectar poderosamente 
el mensaje político. 
En suma, los dos primeros apartados son de corte doctrinal, mientras que el 
tercero, transmite elementos útiles al ciudadano que le permiten apreciar el 
espectáculo de la política desde una perspectiva más realista, la cual no le haga 
descalificar a la ligera esta lucha por el poder político y a sus actores, incentivando 
además, la creación de un círculo virtuoso donde los electores comprendan que si 
los competidores políticos lo que buscan como fin último es el poder político, 
deben entonces concederle la importancia necesaria al valor de sus votos 
electorales, privilegiando así los proyectos políticos por encima de los atributos o 
cualidades personales, es decir, que se aprenda a premiar a los auténticos 
políticos en favor de la cultura democrática. 
Resulta entonces sumamente importante que los electores logren ver el 
juego de la política desde una perspectiva más realista, que se entienda como lo 
que es: una arena de conflicto en donde se disputa el poder político, se 
problematizan aún más las diferencias entre los distintos grupos y se ataca 
discursivamente a los adversarios con el objetivo de evitar que lleguen a las 
posiciones por las que también se compite. Sólo así se podrá comenzar a 
revalorizar sin falsas expectativas, la actividad política. 
Ahora bien, es conveniente realizar algunos apuntes metodológicos de la 
presente tesis. Comenzaré por responder dos preguntas fundamentales: ¿por qué 
es importante hacer este estudio? y ¿qué ocurre si no lo hago?, posteriormente 
especificaré la hipótesis de investigación, el método utilizado y los resultados 
obtenidos. 
Considero importante realizar este estudio por la necesidad de elevar el 
nivel de las campañas político-electorales y comenzar así, a revalorizar la política. 
 5 
Es fundamental que los competidores políticos se esfuercen realmente en 
impulsar y defender programas públicos, para que no basen sus triunfos en la 
exaltación de las simples cualidades personales (lo que personaliza la política). Es 
indispensable que los ciudadanos reconozcan el valor político que tienen en una 
democracia moderna cuando emiten sus votos, ya que si lo hacen premiando a 
quienes realmente estén comprometidos con un programa público, se incentivaría 
la creación de un círculo virtuoso en donde los individuos de acción, comenzarían 
a extinguirse en beneficio de los auténticos políticos, ayudando así al desarrollo 
del debate democrático de las ideas y proyectos sociales. 
Me parece que si no se problematiza este tema, la política y sus actores 
continuarán abonando en su desprestigio, porque los electores cuando votan por 
personas y no por proyectos, al final del día terminarán desilusionados de esta 
fundamental actividad social. Manteniéndose también la creencia popular de que 
la mercadotecnia aplicada a esta disciplina, únicamente ayuda a engañar a la 
gente construyendo héroes atractivos, pero sobrevalorados -por no decir 
ineficaces-, cuando en realidad, esta útil herramienta puede utilizarse igualmente 
para resaltar el programa o el proyecto político de los candidatos. 
En cuanto a las hipótesis o supuestos que guían este estudio destaco dos: 
“si la personalización de la política implica la exaltación de los carismas o 
cualidades personales, entonces cuando ésta se personaliza, pierde prestigio 
debido al deterioro del debate público” y “si los ciudadanos son conscientes del 
poder de su voto, entonces podrán propiciar un círculo virtuoso en donde los 
candidatos se esfuercen por privilegiar el debate de las ideas políticas, siempre y 
cuando los electores premien a los auténticos políticos, es decir, a quienes 
priorizan las ideas y propuestas por encima de las cualidades personales”. 
Por eso se observará a lo largo de la tesis, cómo en las modernas 
democracias la personalización de la política contribuye al desprestigio de dicha 
actividad y cómo los medios masivos de información -así como la propaganda 
política- influyen para que se lleve a cabo tal fenómeno político. Sin embargo, la 
personalización de la política se debe también a que los ciudadanos no han sabido 
 6 
valorar al auténtico político cuando se presenta en las contiendas electorales, por 
eso el elector debe saber reconocerlos, para poder brindarles su voto. 
Es por lo anterior, que la propuesta que se hace invita a conocer por qué 
hoy en día los competidores políticos tienen que escenificarse en ese gran ritual 
de la democracia que son las campañas electorales, donde inevitablemente se 
personaliza la política, pero que lo fundamental será saber que priorizar los 
proyectos políticos y no las simples cualidades personales de los candidatos (tanto 
por los electores, competidores políticos y la opinión pública) es el elemento que 
permitiría desactivar paulatinamente el descrédito de la política y el deterioro del 
debate democrático. 
El método utilizado en la presente tesis es el hermenéutico, el cual busca el 
reconocimiento por parte del investigador de las ideas y presupuestos ante el 
objeto de estudio. En términos amplios intenta mostrar el sentido de las 
realidades, interpreta los textos y la experiencia ya sea por el intercambio de 
opiniones o con ayuda de la inducción y deducción mediante el análisis de los 
procesos lógicos que intervienen en el fenómeno estudiado. Fernando Ayala 
Blanco3 diría que quien hace hermenéutica interviene entre quien pronuncia el 
discurso y quien lo recibe, y al igual que la figura de Hermes, une y transmite, 
media e interpreta. 
Por lo tanto, esta investigación es producto de la observación de un 
fenómeno político ampliamente señalado por numerosos investigadores: el 
desprestigio de la política y sus actores, así como el bajo nivel en el debate de las 
ideas y proyectos públicos fundamentalmente durante los procesos más intensos 
de comunicación política. Posteriormente, disgregué y sistematicé los elementos 
del problema, logrando –desde la teoría política, de la comunicación y de la 
mercadotecnia- configurar una propuesta para revalorizar tan importante actividad 
social en una época donde los competidores por el poder político tienen que 
escenificarse inevitablemente en ese gran ritual de la democracia moderna que 
son las campañas electorales. 
 
3
 Ver capítulo “El camino de Hermes” en Fernando Ayala Blanco, El arte de la política, México, Innovación 
Editorial Lagares de México, 2006, pp. 15-27. Se recomienda también Verdad y método de Hans Georg 
Gadamer. 
 7 
Como estudioso de la política estoy convencido de que esta actividad social 
no es malévola ni demoniaca, por eso quise ofrecer una explicación al desprestigio 
de la política y al mismo tiempo, una propuesta muy elemental para que en las 
condiciones jurídicas en la que se encuentra nuestro país -donde el único 
momento efectivo que tiene el ciudadano para calificar el actuar de su clase 
política es el día de la elección, ya que no se aplica ni la iniciativa popular, el 
plebiscito, el referéndum y mucho menos la revocación de mandato-, se puedan 
esperar mejores resultados de tan importante actividad para el desarrollo social. 
Por lo anteriormente expuesto, la presente tesis si cuenta con un carácter 
científico porque arroja un conocimiento sistematizado, producto de la observación 
de un problema ampliamente registrado, presenta una coherencia lógica, 
definiciones claras y argumentos precisos que demuestran cómo cuando la 
política se personaliza, nofavorece el debate democrático de las ideas y proyectos 
públicos, contribuyendo al desprestigio de la misma. 
Finalmente, los resultados de la investigación conformaron una propuesta 
para que los ciudadanos sean conscientes de los beneficios democráticos que se 
obtendrían al priorizar los programas o proyectos políticos por encima de los 
simples atributos personales de los candidatos y así, pueda comenzar a 
revalorizarse la política y a sus actores. De tal suerte que si se eleva el debate 
democrático durante los procesos de persuasión electoral, la vida política podría 
ofrecer mejores resultados que los producidos hasta ahora. 
Al clasificar a los competidores políticos en individuos de acción y en 
auténticos políticos, el ciudadano conseguirá fácilmente identificarlos cuando se 
presenten en las contiendas electorales y de este modo, premiarlos o castigarlos 
con su voto electoral en beneficio del debate público de las ideas y proyectos 
futuros. 
Se sostiene entonces que una propuesta para revalorizar la política, implica 
que el elector conozca el desenvolvimiento de los competidores políticos en las 
modernas democracias, para que así, privilegie lo que realmente se pone en juego 
el día de la elección: los programas o proyectos políticos. De esta manera se hace 
notar que en una elección lo realmente primordial son los idearios políticos y no 
 8 
las simples cualidades personales (positivas o negativas) de los candidatos, 
porque en las distintas sociedades, los actores políticos pasan pero los proyectos 
permanecen. 
Es por esto que la presente propuesta contribuye a que la ciudadanía 
revalorice la política, pues elevando el debate democrático, los ciudadanos y 
actores políticos sabrán poner énfasis en los proyectos y propuestas durante los 
periodos en los que se intensifica la comunicación política entre la clase 
gobernante y los gobernados. De tal suerte que se puedan privilegiar los temas 
políticos que cada candidato representa, sin que el debate se concentre 
únicamente en la vida privada o los atributos personales de los contendientes. 
Además, este estudio logra justificar teóricamente cómo la influencia que 
ejercen los medios de comunicación y la propaganda política –la mayoría de las 
veces de corte emocional- es capaz de convertir a los competidores políticos en 
meros productos mercantiles. Esta estrategia se ha vuelto popular para ganar las 
elecciones ya que es mucho más fácil vender al público una campaña publicitaria 
basada en la personalidad de los candidatos, que una que enfatice un programa 
político propositivo. He aquí la importancia de saber identificar al auténtico político 
del simple producto, lo cual es necesario para que la sociedad comience a 
revalorizar la verdadera labor política, mejore el debate democrático y aspire a un 
mayor desarrollo social. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 9 
CAPÍTULO I 
El marco democrático para la lucha política 
 
1.1 La democracia moderna 
 
Hoy en día la lucha por el poder político no es una competencia descarnada y 
violenta entre los distintos grupos antagónicos. Más bien, la política en la mayor 
parte de los países del mundo, se desenvuelve dentro de las reglas del juego 
democrático, cuyo fin es producir decisiones con el máximo de consenso y el 
mínimo de tensión. 
La doctrina moderna de la democracia favorece la intervención de los 
ciudadanos en los asuntos del gobierno, es decir, las normas vinculantes para 
todos los gobernados emanan o son producto de procesos de decisión en donde 
todos o la mayoría de la población tiene derecho a participar de manera igualitaria 
y en libertad, a diferencia de las monarquías, tiranías, aristocracias u oligarquías, 
donde las normas y medidas públicas se dictan por una o muy pocas personas. 
Desde una concepción procedimental de la democracia, Norberto Bobbio 
apunta seis reglas del juego democrático concernientes al “quién” y al “cómo” de 
las decisiones políticas. 
 
 
Seis reglas para la Democracia 
1 
Establece una condición de igualdad en donde todos los ciudadanos con 
obligación política, están dotados con derechos políticos, fundamentalmente con el 
voto electoral, el cual permite participar en el proceso de formación de las 
decisiones colectivas sin algún tipo de discriminación. 
2 
Los votos de los ciudadanos tienen el mismo valor y ninguno debe contar más o 
menos que otro. Una cabeza un voto. 
3 
Los ciudadanos son libres de poder ejercer su voto según su libre opinión, para lo 
cual se requiere que se encuentre garantizado el pluralismo de los medios de 
información. 
4 Se tiene la libertad de poder escoger entre diversas opciones políticas, por lo que 
 10 
deben existir posibilidades reales que permitan identificar al ciudadano con una 
orientación precisa y tener así, la disponibilidad de elegir entre programas políticos 
distintos. Esto reflejaría pluralidad en los partidos políticos. 
5 
La “regla de la mayoría” como una condición de eficiencia para llegar más 
fácilmente a la decisión colectiva. Es una regla técnica para reconocer la voluntad 
general y no tiene que ser identificada con el principio de la democracia, porque la 
imposición de la voluntad de la mayoría no es democracia, más bien resulta un 
mecanismo útil para superar el conflicto y la heterogeneidad de opiniones. 
6 
Esta última regla se refiere al contenido de las decisiones políticas, ya no al “qué” 
ni al “cómo”. Ninguna decisión mayoritaria debe limitar u obstaculizar el ejercicio 
del juego democrático. Esta regla contiene cinco condiciones sustanciales: a) 
prohíbe cualquier decisión que esté orientada a alterar o abolir las otras reglas del 
juego, (las condiciones formales de la democracia) b) prohíbe volver inútiles las 
otras reglas, o que se limiten o anulen los principios de la libertad individual que 
constituyen las precondiciones liberales de la democracia c) impone a los poderes 
públicos de una democracia la obligación de volver efectivo el goce universal de 
estas mismas libertades, mediante la garantía de algunos derechos 
fundamentales como por ejemplo, el derecho social a la educación pública y 
gratuita y el derecho a la subsistencia d) prohíbe violar las precondiciones 
constitucionales de la democracia, específicamente los principios de separación y 
equilibrio de los poderes del Estado, con el fin de prevenir un despotismo, incluso 
de la mayoría e) prohíbe toda forma de concentración de los “tres poderes 
sociales”: el poder político (fundado en última instancia en el control de los medios 
de coacción), el poder económico (basado en el control de los bienes y recursos 
materiales), y el poder ideológico (instituido en el control de las ideas y las 
conciencias, representado por los medios de comunicación y persuasión). 
Fuente: Michelangelo Bovero, La democracia y sus condiciones, seminario presentado en el “Aula A” de la 
Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, México, viernes 11 de febrero de 
2011. 
 
 
En este mismo sentido, Robert Dahl señala puntualmente algunos 
requisitos institucionales que salvaguardan los fundamentos de libertad e igualdad 
política en las democracias modernas: 
 
 11 
 
Algunos requisitos para que se dé la democracia entre un gran número de 
habitantes 
Para tener la oportunidad de: Se requieren las siguientes garantías institucionales: 
I. Formular las preferencias 
1. Libertad de asociación. 
2. Libertad de expresión. 
3. Libertad de voto. 
4. Libertad para que los líderes políticos compitan en 
busca de apoyo. 
5. Diversidad de fuentes de información. 
II. Manifestar las preferencias 
1. Libertad de asociación. 
2. Libertad de expresión. 
3. Libertad de voto. 
4. Elegibilidad para la cosa pública. 
5. Derecho de los líderes políticos a competir en busca 
de apoyo. 
6. Diversidad de fuentes de información. 
7. Elecciones libres e imparciales. 
III.Recibir igualdad de trato 
por parte del gobierno en la 
ponderación de las 
preferencias 
1. Libertad de asociación. 
2. Libertad de expresión. 
3. Libertad de voto. 
4. Elegibilidad para el servicio público. 
5. Derecho de los líderes políticos a competir en busca 
de apoyo. 
5.1 Derecho de los líderes políticos a luchar por los 
votos. 
6. Diversidad de fuentes de información. 
7. Elecciones libres e imparciales. 
8. Instituciones que garanticen que la política del 
gobierno dependa de los votos y de las otras 
formas de expresión de preferencias. 
Fuente: Robert Dahl, La poliarquía. Participación y oposición, México, Tecnos, 1997, p. 15. 
 
 
 12 
Ambos autores coinciden en lo fundamental: la igualdad y la libertad como 
principios de la democracia moderna. Se aprecia entonces que la democracia 
reconoce a las personas una igualdad esencial de oportunidades para el ejercicio 
de sus derechos y que cuenta con la mayoría de la población, para la 
estructuración del poder; pide cultura política, espíritu de diálogo, tolerancia, 
respeto a los derechos fundamentales de la persona humana y participación activa 
en los asuntos públicos. 
Las democracias modernas han resuelto de este modo, el acceso al poder 
político, con reglas y procedimientos específicos diseñados para conocer el 
¿quién? y el ¿cómo? de la disposición política. Norberto Bobbio menciona al 
respecto que “la única manera de entenderse cuando se habla de democracia, en 
cuanto contrapuesta a todas las formas de gobierno autocrático, es considerarla 
caracterizada por un conjunto de reglas (primarias o fundamentales) que 
establecen quién está autorizado para tomar las decisiones colectivas y bajo qué 
procedimientos.”4 
Se nota entonces como una de sus funciones principales es la de producir 
decisiones con el máximo de consenso y el mínimo de tensión, sustituyendo de 
este modo la lucha armada por una competencia pacífica y electoral. Por eso, los 
periodos electorales son espacios previamente acordados donde la batalla política 
se materializa de mejor forma, finalizando con bandos vencedores y vencidos. Sin 
embargo, es sumamente importante subrayar que en las democracias modernas 
ya no se combate por el poder político de manera violenta -como en las antiguas 
guerras-, sino que los ataques se producen fundamentalmente en el ámbito de la 
comunicación política. 
Sólo al comprender la política como una lucha pacífica por conquistar el 
poder político, se entenderá que quienes compiten por él, se encuentran mucho 
más expuestos a los ataques verbales de sus adversarios, que los ciudadanos que 
no deciden hacerlo. Por ello, es importante que los jugadores de este juego sepan 
forjarse una imagen pública fuerte y positiva, que logre resistir cualquier ataque de 
sus contrincantes políticos. 
 
4 
Norberto Bobbio, El futuro de la democracia, México, Fondo de Cultura Económica, 2007, p. 24. 
 13 
1.2 La política como lucha por el poder político 
 
La política en las modernas democracias implica entonces una disputa por el 
mando y/o dirección de un País, Estado, Ayuntamiento o cargo de elección 
popular. Es una actividad por la cual se accede, se incrementa, se retiene y se 
transfieren posiciones de poder político. Y corresponde fundamentalmente a los 
políticos, desenvolverse en esta complicada arena pública de lucha y conflicto. 
Max Weber apuntó que “quien hace política aspira al poder; al poder como 
medio para la consecución de otros fines (idealistas o egoístas) o al poder <<por 
el poder>>, para gozar del sentimiento de prestigio que él confiere”5, sin embargo, 
el auténtico político a diferencia del simple individuo de acción, privilegia el bien 
social por encima del privado, como se profundizará en el capítulo siguiente. 
Ahora bien, si se entiende la política como un espacio de competencia y 
disputa por el poder político, es fundamental reconocer la existencia de 
adversarios u oponentes; competidores que en las democracias modernas 
aceptan el juego democrático e intentan por diversos medios, obtener el triunfo en 
las jornadas electorales, utilizando su fuerza y astucia para ello. 
Para exponer mejor la importancia del adversario político, viene a cuentas 
un autor que desde mi óptica, logró explicar de una manera muy realista la política 
como conflicto. Me refiero a Carl Schmitt, quien entendió lo político como la 
tensión entre lo amigo y lo enemigo. 
Él argumenta que un amigo es aquél que comparte un conjunto de valores y 
normas concretas, que en el terreno político moderno, en una primera instancia 
son los valores democráticos y normas constitucionales, y en una segunda 
instancia, los amigos se compactarían en torno a las ideologías o visiones para 
entender el mundo. 
Pero cuando un grupo amenaza y pone en riesgo la unidad e identidad de 
otro grupo, surge la relación amigo-enemigo, la cual únicamente puede ser 
 
5
 Max Weber, El político y el científico, Madrid, Alianza, 1993, p. 84. 
 14 
entendida desde lo público, ya que un enemigo “no es siquiera el adversario 
privado que nos odia debido a sentimientos de antipatía”6. 
Esta relación tampoco se determina en términos morales ni estéticos, pues 
hablar de bueno y malo implica aceptar la existencia de un orden establecido, en 
donde las acciones están ya calificadas de antemano con estos calificativos, y 
para Schmitt: “el orden no es una realidad dada, sino es el resultado de una 
decisión soberana”7, producto del poder político. 
Es de este modo, cómo los otros, son aquellos que no comparten nuestros 
valores, pero que en el ámbito de lo político, se podrá llegar con ellos a la solución 
de conflictos mediante acuerdos derivados de la negociación, debido a que al 
enemigo se le reconoce su derecho público de hacer política. 
En una democracia moderna, donde la sociedad es cada vez menos 
homogénea y que cuenta con una gran variedad de valores y creencias, saber 
reconocer a los adversarios políticos en los términos anteriormente mencionados, 
facilita apreciar como legítimo, que los distintos grupos defiendan sus valores e 
idearios dentro de un marco constitucional y democrático. 
Estipulado lo anterior, se comprende que la inevitable relación amigo-
enemigo establecida entre los individuos, produce conflictos y tensiones que más 
tarde, le permitirán al competidor político, construir un nuevo ordenamiento. Lo 
político implica entonces un momento de tensión o conflicto entre amigos y 
enemigos, el cual debe ofrecer la posibilidad de llegar a acuerdos, para restaurar 
el orden público. 
El sociólogo alemán Max Weber mencionó que la política es “la aspiración a 
participar en el poder o a influir en la distribución del poder entre los distintos 
Estados o, dentro de un mismo Estado, entre los distintos grupos de hombres que 
lo componen”8. En este sentido, se puede asegurar que al ser el poder político un 
bien escaso y altamente deseado, los competidores políticos que luchan 
legalmente por obtenerlo, lo hacen fundamentalmente durante las campañas 
 
6
 Carl Schmitt, El concepto de lo político, México, Folios Ediciones, 1985, p. 25. 
7
 Enrique Serrano Gómez, Consenso y conflicto. Schmitt, Arendt y la definición de lo político, México, Centro 
de Estudios de Política Comparada, 1998, p. 48. 
8
 Max Weber, op. cit., p. 84. 
 15 
electorales, las cuales sustituyen la fuerza de las armas por un combate mucho 
más pacífico. 
 
 
1.3 El poder político 
 
El poder implica la capacidad que se tiene para persuadir a los otros de que se 
realice o apoye lo que el “poderoso” quiere. Y en el campo de estudio de la ciencia 
política, quienes compiten por el poder político buscan hacerse de él para 
implementar su proyecto político sobre los gobernados. 
El poder político se distingue fundamentalmentede los otros poderes, en 
atención a la esfera en la que se desenvuelve, pues tiene la capacidad de obligar 
a los ciudadanos que habitan un territorio a cumplir con sus obligaciones públicas 
siempre en favor del bien común9. Por lo que su ejercicio, es propio de los 
gobernantes sobre los gobernados, siendo así el poder político quien manda, guía 
o dirige en las distintas sociedades. 
Los gobernantes pueden inclusive hacer uso de la fuerza, ya que como se 
sabe, el poder del Estado cuenta con el monopolio legítimo de la violencia. En este 
sentido, quienes lo ejercen se distinguen por ser la clase dominante en cada 
sociedad: "el poder político se presenta como la posibilidad que tienen unos pocos 
de determinar o influir en el curso de la vida de los hombres en sociedad"10. El 
poder del Estado hace uso de la fuerza del derecho, también de la coerción y la 
violencia, por eso representa el poder coactivo por excelencia. 
En suma, la batalla por conquistar el poder político se refiere a la situación 
en la que los distintos competidores buscan mantener, transferir o adquirir 
aquellos recursos estatales que les permitan orientar el sistema social en beneficio 
de los intereses que ellos representan. 
 
 
9
 Ya que como se verá en el próximo capítulo, el auténtico político a diferencia del simple individuo de 
acción, sabrá privilegiar el bien social por encima del privado, siendo así congruente con el vivir para la 
política y no a costa de ella. 
10
 Luis Alberto Ayala Blanco, El silencio de los dioses, México, Sexto piso, 2004, p. 154. 
 16 
1.4 La comunicación política: arena fundamental de la lucha política 
 
Es con el arribo de la democracia moderna cuando la comunicación política se 
incorpora al campo de estudio de la ciencia política, para explicar la vida política 
como un sistema de diálogos entre gobernantes y gobernados. En términos 
amplios, al estudiar la comunicación del proceso político, se estudia el suceso 
informativo que se realiza entre medios de comunicación, políticos y ciudadanos. 
Por lo que es en este espacio público, donde se combate pacíficamente por 
el poder político, Lazzeri anota al respecto que “la mentira, duplicidad, 
contrariedad constituyen el estado natural insuperable de las relaciones 
interhumanas. Pero tal conducta hace pacífica la competencia de vanidades y 
estabiliza el conjunto de las relaciones sociales”11. 
Entonces, la violencia generada desde la comunicación política y en la 
esfera de la opinión pública, no es algo malo en la actividad política: “los actores 
políticos se autoescenifican, pero también son caracterizados por otros, y en el 
caso que nos ocupa, son representados por los medios de comunicación. Esta 
situación genera una tensión entre el discurso político12 y el discurso 
periodístico13”14. 
Una aproximación general al término de comunicación política, la ofrece 
Dominique Wolton, quien aprecia que esta “evoca todo aquello que se vincula con 
la producción y el intercambio de los discursos políticos que exponen los distintos 
actores y que los medios reflejan”15. El mismo autor delimita el concepto y lo 
define como “el espacio en que se intercambian los discursos contradictorios de 
los tres actores que tienen legitimidad para expresarse públicamente sobre 
 
11
 Christian Lazzeri, “Los signos del poder: ensayo sobre la política de Pascal” en Jean Louis Labarriere, et 
al., Teoría política y comunicación, Barcelona, Gedisa, 2001, p. 75. 
12
 Destinado básicamente a persuadir o manipular. Fabbri, Macarino, (2002). 
13
 Orientado esencialmente a informar. Escudero (1996). 
14 
Alberto Betancourt Posada, “Autoescenificación y representación de los candidatos presidenciales”, en 
Lucrecia Escudero Chauvel y Claudia I. García Rubio, Democracias de Opinión. Medios y comunicación 
política en las elecciones mexicanas 2006, Argentina, La Crujía, 2007, p. 72. 
15
 Dominique Wolton, “La comunicación política: construcción de un modelo” en Jean-Marc Ferry, et al., El 
nuevo espacio público, Barcelona, Gedisa, 1998, p. 28. 
 17 
política, y que son los políticos, los periodistas y la opinión pública a través de los 
sondeos”16. 
Se observa que lo transmitido en el campo de la comunicación política es: 
ideología, acciones, imágenes, símbolos, opiniones e información de sondeos 
públicos. Por eso, este espacio representa el escenario donde los políticos 
intercambian argumentos y pasiones, con el fin de persuadir a los ciudadanos a 
que los elijan como su preferencia política. 
Para que exista comunicación política se requiere de un emisor, un 
receptor, un espacio público, así como de medios de comunicación que transmitan 
pertinentemente el mensaje político. La opinión pública también interviene ya que 
hoy en día no se puede gobernar sin hacer caso de su amplia influencia social: “la 
opinión de las masas tiende pues a convertirse cada vez más en el supremo 
regulador de la política”17. 
La comunicación política aparece de este modo como un proceso de 
construcción permanente entre ciudadanos, periodistas y políticos; es una práctica 
pero también “un campo de estudios sobre la regulación de la sociedad, está 
estrechamente ligada a la modernización del espacio público y al rol de los medios 
en la construcción de una nueva arena social donde lo político se vuelve 
espectáculo y puesta en escena”18. 
 
 
1.5 La comunicación electoral 
La comunicación electoral forma parte de la comunicación política, esta pretende 
construir mayorías a través del diálogo, siendo los medios masivos de 
comunicación, los actores fundamentales para la proliferación del mensaje político. 
Monzón se refiere a ella como el “lugar de convergencia donde pueden 
contemplarse los resultados de los estudios electorales, la importancia que han 
 
16
 Ibid., p. 31. 
17
 Gustave Le Bon, Psicología de las masas, Madrid, Morata, 2005, p. 110. 
18
 Lucrecia Escudero Chauvel y Claudia I. García Rubio, op. cit., p. 11. 
 18 
tenido las campañas electorales dentro de la comunicación política y los efectos 
que producen los medios de comunicación sobre el comportamiento electoral”19. 
Teresa Velázquez considera que el circuito de comunicación político-
electoral bien puede ser el siguiente20: los temas de interés público son puestos en 
circulación por los actores legitimados para construir el discurso político, el cual 
desemboca en los ciudadanos, y a partir de ese momento, se establece una 
interacción entre ambas instancias y se constituye el discurso de la comunicación 
política. El juego de la interacción discursiva se manifiesta entonces, en la 
orientación de voto o en el resultado electoral, siendo los momentos cercanos a 
las contiendas electorales cuando la comunicación política se intensifica. 
Jean-Luc Parodi va más allá y destaca que en la comunicación electoral no 
sólo se intercambian símbolos e información, porque “es una comunicación 
competitiva y, en esa competencia, también otros actores intentan presentar actos 
de peso y dirigir sus efectos, en la continuidad”21. Es a partir de estas 
concepciones, como se aprecia que la comunicación político-electoral, comprende 
el espacio de lucha por el poder político, donde intervienen políticos, medios de 
comunicación y ciudadanos. 
Este último autor ofrece nueve elementos útiles para comprender y descifrar 
el juego de la comunicación electoral22: 
 
1. Este tipo de comunicación fluye continuamente, se construye a lo 
largo del tiempo. Por lo que un voto razonado se instituirá no sólo durante 
el periodo de la campaña electoral, sino también tomará en cuenta los 
recuerdos del pasado. 
2. No toda comunicación política tiene resonancia. Esto es así ya que 
los medios filtran y priorizan ciertos temas.19
 Cándido Monzón, Opinión pública, comunicación y política. La formación del espacio público, Madrid, 
Tecnos, 1996, p. 298. 
20
 Teresa Velázquez García-Talavera, “El discurso de las campañas electorales en televisión: la efervescencia 
sígnica” en La comunicación política. Transformaciones del espacio público, deSignis, núm. 2, Barcelona, 
Gedisa, abril, 2002, p. 275. 
21
Jean-Luc Parodi, “Lo que eres dice tanto de ti que ya no se escucha lo que dices. Reflexiones sobre el 
equilibrio real entre la acción política y la comercialización de la apariencia en la decisión electoral” en Jean-
Marc Ferry, et a., El nuevo espacio público, Barcelona, Gedisa, 1998, p. 253. 
22
 Ibid., p. 248. 
 19 
3. Los actores plantean actos políticos duros durante su carrera 
política, los cuales tienen más posibilidades de ser recordados por los 
electores. Estos actos impactantes fungen como referentes que 
respaldarán su historial político. 
4. Un acto político duro debe evocar una fuerte dimensión de la vida 
política y diferenciarse de los actos acostumbrados. Esto es importante, 
porque a partir de ello podrá distinguirse por encima de sus competidores. 
5. Un acto duro será más recordado, siempre y cuando no existan otros 
actos duros que lo borren. 
6. Cada acto duro contribuye a formar la imagen de un político. 
7. Una sociedad politizada posee un conglomerado de recuerdos más 
completo, de los actos duros de quienes compiten por el poder político. 
8. La competencia por el poder político será un combate entre 
conglomerados de recuerdos de actos duros. 
9. La comercialización de la imagen de un político sólo podrá hacerse 
en los límites que marque su conglomerado de actos duros, es así por lo 
que un político joven puede construir más fácilmente su imagen pública. 
 
Al seguir estos nueve puntos, resulta un tanto complicado saber distinguir 
exactamente dónde inicia y termina la comunicación electoral, ya que los 
competidores políticos siempre están en una constante lucha por persuadir y 
distinguirse sobre sus oponentes, pues como se ha visto, requieren incrementar 
sus espacios de poder en el menor tiempo posible. 
En este mismo sentido, el estratega estadounidense Dick Morris dice que 
“en una época, los partidos competían entre sí sólo durante los periodos 
eleccionarios; en la actualidad pelean todos los días y no ofrecen tregua ni 
respiro”23. Por tal motivo, es muy importante subrayar que el término comunicación 
electoral, se utilizará única y exclusivamente cuando se emitan mensajes políticos 
 
23
 Dick Morris, El nuevo príncipe. Maquiavelo actualizado para el siglo XXI, Buenos Aires, El Ateneo, 2008, 
p. 16. 
 20 
en los tiempos legalmente establecidos para los periodos de precampaña y 
campaña electoral. 
Porque es en el tiempo cercano a la elección, cuando se intensifican los 
mensajes de los competidores políticos, cuando los problemas sociales se 
convierten en conflictos entre líderes, donde los medios masivos de comunicación 
atienden constantemente estos temas y cuando las encuestas aparecen 
constantemente ante la opinión pública. Es durante este ritual electoral cuando se 
excluye la amenaza de la fuerza como medio para la solución de problemas y se 
transfieren los conflictos sociales al campo de la comunicación política. 
Ahora bien, se pueden distinguir tres tipos de comunicación durante una 
campaña electoral24: 
 
1. Interpersonal: Discursos, recorridos y presentaciones. 
2. Por medios: Declaraciones, conferencias, entrevistas y debates. 
3. No verbal: Giras y actos de campaña. 
 
Se aprecia, como la campaña electoral además de ser un esfuerzo de 
organización y movilización, es un fenómeno de comunicación, y cuando el marco 
jurídico de un país se ha endurecido, los competidores políticos tienden a buscar 
la posibilidad de poner en marcha nuevas prácticas para superar los límites y 
restricciones en materia electoral, aprovechando los recursos políticos, 
económicos, materiales, humanos y simbólicos para salir triunfantes de las 
contiendas político-electorales. 
 
 
1.6 El tiempo de acción fundamental de los políticos: el periodo electoral 
 
Los competidores políticos buscan incrementar su poder político a lo largo de toda 
su vida y en un sistema democrático, combaten por él con mayor intensidad 
 
24
 Ver Mario Martínez Silva y Roberto Salcedo Aquino, Manual de Campaña. Teoría y práctica de la 
persuasión electoral, México, Instituto Nacional de Estudios Políticos, 2006, p. 28. 
 21 
durante los periodos electorales ya que estos representan el clímax de la lucha 
política. Es en la campaña electoral en donde el candidato monta una serie de 
acciones comunicativas para ganarse la aceptación, apoyo y confianza del 
electorado, porque únicamente son los ciudadanos quienes le podrán coronar con 
sus votos el día de la elección. 
Una de las características formales de las modernas democracias es la 
existencia de reglas claras para la transmisión y el acceso al poder político. Por 
ello se establece previa y legalmente, la duración de los periodos de gobierno, 
para que tanto ciudadanos como competidores políticos, sepan el día exacto en 
que se evaluará con el voto electoral, el desempeño público ofrecido tanto por el 
grupo político del gobierno, como por los de la oposición. 
Es durante la campaña electoral cuando el prestigio y responsabilidad del 
competidor político se pone en tela de juicio. En los periodos electivos, a quienes 
compiten por los cargos públicos se les llama candidatos, “la palabra candidato 
proviene del latín candidatus, que se refiere a quien usaba la toga blanca, 
candidus, que portaban en la antigua República de Roma quienes buscaban un 
puesto público, para simbolizar la pureza de su vida y de sus intenciones”25. 
Cada candidato adopta durante la contienda electoral un lema para la 
batalla o eslogan, palabra de origen “gaélico sluagh-ghairm, que en la antigua 
Escocia significaba el grito de guerra de un clan, y el inglés adoptó el término en el 
siglo XVI, para convertirlo, ya en el XIX, en la divisa de un partido y en consigna 
electoral, con lo que vemos que el origen se produce en la guerra y en la política, 
para pasar luego a la publicidad”26 (se aprecia nuevamente la histórica relación 
bélica dentro de la actividad política). 
Por tal motivo se subraya que son justamente los tiempos electorales, los 
momentos más importantes de la actividad política democrática, pues representan 
la objetivación de lo político y el fundamento que da origen al Estado, debido 
principalmente a dos cuestiones que se producen durante este periodo específico: 
 
 
25
 Mario Martínez Silva y Roberto Salcedo Aquino, op.cit., p. 18. 
26
 Citado en Javier del Rey Morató, Los juegos de los políticos. Teoría general de la información y 
comunicación política, Madrid, Tecnos, 1997, p. 166. 
 22 
1. La lucha política se materializa claramente, llegando la comunicación 
política a su punto más intenso. 
2. Los ciudadanos tienen la posibilidad de renovar con su voto electoral, 
el pacto con su sistema político de gobierno. 
 
 
1.7 La campaña electoral y el mitin político 
 
Dentro del periodo electivo, la campaña electoral representa el clímax de la 
disputa por el poder político, donde objetivos, tácticas y estrategia se enfrentan a 
las de los adversarios. Inclusive, el término guerra sucia, se aplica cuando los 
actores principales entran a un clima directo de confrontación, donde ya no se 
contrastan las propuestas o características de cada candidato, sino más bien se 
pretende desincentivar a que se vote por los adversarios políticos, 
desprestigiándolos a través de campañas negativas. En la guerra sucia lo que 
abundan son las notas amarillistas y los ataques personales, pues estos 
transmitenmiedo social hacia la figura del adversario político con el fin de inhibir el 
voto a su persona. 
Es en el periodo electoral cuando el grupo vencedor, constituye la nueva 
autoridad dentro del territorio conquistado. Sin embargo, cabe destacar que en las 
modernas democracias, las campañas electorales -a diferencia de las guerras-, no 
derraman sangre, porque como ya se indicó, el escenario de batalla se fija en las 
mentes y corazones de los electores, se combate en el espacio de la percepción 
de los individuos, siendo por ello la persuasión, el arma más poderosa para el 
político. 
Luego entonces, una campaña política versa sobre la confianza que se 
pueda depositar en una persona, es un proceso de seducción, donde los 
ciudadanos elijen a quien inevitablemente encabezará un proyecto político. Y en 
los procesos electorales la personalidad del guerrero-candidato queda expuesta 
 23 
públicamente. Jacques Gerstlé menciona cuatro características de toda campaña 
electoral27: 
 
1. Es la ocasión propicia para elegir entre las distintas propuestas de 
los candidatos registrados. 
2. Permite a los ciudadanos evaluar retrospectivamente la acción de 
los gobiernos. 
3. Se revelan los atributos de los candidatos o líderes políticos. 
4. Las elecciones son un rito político, donde lo esencial es la campaña 
electoral y la participación ciudadana más que el resultado, pues es a 
través de ella como se legitima el acceso al poder político. 
 
En este sentido, la campaña electoral es un asunto estratégico de 
comunicación donde se planifican y ejecutan distintas actividades con el fin de 
ganar votos. Es en su dinámica cuando los competidores políticos dan a conocer 
los éxitos y virtudes que representan -ya sea desde la oposición o desde el 
gobierno-, así como los desaciertos de sus adversarios. 
En este proceso de comunicación resulta vital prestar atención a los medios 
masivos de comunicación, porque son ellos quienes en el día a día, forjan 
opiniones sobre el candidato, señalan lo que éste representa para ellos y dan eco 
a sus propuestas de campaña. 
Las campañas políticas refuerzan creencias y buscan involucrar a otros 
sectores sociales: “son esencialmente persuasión, algunos las comparan 
metafóricamente con un proceso de seducción, en el que el candidato trata de 
seducir a los electores mediante palabras e imágenes para que le concedan su 
voto”28. Por ello, se dice que están diseñadas para atraer a los medios noticiosos a 
los actos de proselitismo, siempre pensando en que éstos adquieran una mayor 
difusión, mostrando así el apoyo entusiasta que el candidato genera. 
 
27
 Ver Jacques Gerstlé, “La propaganda política. Algunas enseñanzas de la experiencia norteamericana” en 
Jean-Marc Ferry, et al., El nuevo espacio público, Barcelona, Gedisa, 1998, p. 232. 
28
 Mario Martínez Silva y Roberto Salcedo Aquino, op. cit., p. 83. 
 24 
Las campañas son un transcurso intenso de persuasión, planeado y 
controlado, su objetivo es influir en la decisión de los electores, de modo tal que 
los votos registrados permitan ganar una elección. Es la fase donde la 
comunicación política entre candidatos, electores y opinión pública, llega a su 
climax, manifestándose más intensamente. 
Dentro de las campañas electorales, los mítines políticos son casi 
obligatorios, con ellos se pretende reforzar el compromiso de los electores e 
“iniciar” a nuevos seguidores mediante el contagio y la imitación de la masa. 
Cohesión y entusiasmo es preciso reflejar en cada uno de estos actos, pues 
demostrar fortaleza política es sumamente importante. 
El mitin es un espacio creado para la emisión de mensajes políticos, donde 
la información no verbal o estética es la que sobresale: entonación de la voz, 
dramatización, sonidos, luces y símbolos son predominantes durante la 
escenificación de los competidores políticos. 
Esto es posible porque al auditorio al que se dirige el candidato es en su 
gran mayoría simpatizante a él y ya está predispuesto a aceptar los argumentos 
que se le presenten. A continuación se muestra una tabla que considero importante 
incorporar para comprender la estructura del mitin y la escenificación del 
competidor político: 
 
 
Estructura 
Información previa 
Propaganda de la convocatoria del mitin: carteles, 
pancartas, megáfonos, espectaculares, etcétera. 
Desarrollo del mitin 
Ambientación: banderas, pancartas, música, animadores, 
escenario. 
Atmósfera de desinhibición-identificación. 
Intervención de teloneros, oradores de segundo orden. 
Discurso del líder. 
Difusión 
Información sobre el desarrollo del mitin: radio, prensa, televisión e 
Internet. 
 25 
Fuente: Javier del Rey Morató, La comunicación política, Madrid, Eudema, 1989, pp. 175 y 178. 
 
 
 
Todos estos elementos que se presentan durante el mitin no deben dejarse 
al azar, puesto que tienen como finalidad reforzar el discurso político del emisor. 
Cabe destacar que los mensajes durante este tipo de ceremonias, no pretenden 
persuadir a los presentes, más bien reforzar y cohesionar al grupo, impulsándolo a 
realizar una acción específica. 
La organización de los mítines es un asunto delicado, por lo que deben ser 
convocados con suficientes días de anticipación en los medios de comunicación 
más apropiados. Además, es muy recomendable llamar la atención de los 
visitantes y entretenerlos mientras inicia el acto, lo más común es la intervención 
de bandas musicales. 
Si el mitin se desarrolla al aire libre, debe pensarse en la hora y el lugar 
idóneo que permitan atraer a transeúntes y aseguren la presencia de un número 
suficiente de asistentes, por lo que ayudará bastante que el candidato realice una 
caminata al lugar del mitin, para atraer a los curiosos durante el recorrido. 
Características 
Recursos Para cumplir con las funciones asignadas. 
Localidad Debe ser un espacio inferior al público esperado. 
Hora 
Tiene que privilegiar el crepúsculo vespertino, ya que este recrea 
una atmósfera más íntima y permite resaltar con luces al orador. 
Recursos ópticos 
Deben emular un ambiente teatral, para despertar un sentimiento 
comunitario en torno al líder. 
Banderas, pancartas 
y pósters 
Informan y recuerdan estéticamente el mensaje general. 
Cohesionan e identifican al auditorio con una idea compleja y 
sirven para reforzar el mensaje del orador. 
Música y canto 
Son útiles porque apelan directamente a la emoción, impulsan el 
sentimentalismo y desactivan el pensamiento crítico del auditorio. 
Cabe resaltar que ésta debe introducirse en el momento oportuno 
para conseguir el efecto deseado. 
 26 
Se recomienda no cansar al auditorio, por eso un máximo de tres oradores 
incluyendo al principal, será un número aceptable de personas para pronunciar 
discursos. La tribuna debe hacer atractivo al candidato, nombre, eslogan y logotipo 
del partido tienen que ser visibles para todos. La decoración puede incluir 
banderas, emblemas, fotografías, flores, colores, estandartes, etcétera. Además 
es necesario contar con un sonido de alta calidad para que todos escuchen 
claramente el mensaje emitido, siendo el personal de apoyo quien entregue la 
propaganda a los asistentes. 
En los mítines -como en cualquier acontecimiento significativo del 
competidor político-, se producen referentes para los medios masivos de 
comunicación, de esta forma, se puede afirmar que un acto político significativo 
será eficaz si logra que el mensaje o imagen del político trascienda hacia los 
medios masivos de comunicación. 
Los actos del competidor político cuando son eficazmente ritualizados, 
logran que los medios de comunicación funcionen como una caja de resonancia, 
la cual reproduce y difunde la información política que de ellos emana. En 
conclusión, la finalidad del mitin –como acto político significativo- es insertar en los 
medios masivos y en la opinión públicael mensaje emitido, para poder 
desencadenar con mayor fuerza la proyección del competidor político, el mitin 
funge así, como la plataforma perfecta para la escenificación y glorificación del 
líder. 
 
 
1.8 Elecciones: la fiesta de la democracia 
 
Es durante los periodos electorales cuando los competidores políticos emiten 
intensamente símbolos y signos orientados a la producción de mensajes, inscriben 
sus actuaciones y discursos en el ritual legitimador del poder, cuyas reglas son 
fijadas por los tiempos del proceso político. 
Las elecciones simbolizan entonces la actualización del pacto social, en 
donde las creencias sociales se renuevan y se consolidan las convicciones 
 27 
democráticas. Las tensiones sociales se alivianan, pues los conflictos públicos se 
transfieren al universo simbólico del discurso y se acuerda un nuevo compromiso 
del gobierno con la sociedad, es así como sobrevive la alianza democrática, he 
aquí la importancia del ritual electoral. 
Ayala Blanco por ejemplo, distingue el proceso electoral como un sacrificio 
ritual, enfatizando que: 
 
“La representación política, como el lenguaje, asesina al objeto y pone en su 
lugar un significante. La idea es renunciar al propio poder en aras de 
consolidar uno que pertenezca a todos, es decir, delegar nuestra voluntad en 
una instancia común efectuando así la sustitución que hace posible la 
ejecución del sacrificio. La representación política es actualmente el ejemplo 
más claro de su fuerza […] Por ejemplo, lo más sorprendente del sacrificio 
electoral es su absoluta coincidencia con el sacrificio religioso en un punto 
decisivo: el consentimiento de la víctima en el momento mismo en que va a 
ser inmolada. Así como los distintos seres sacrificiales aceptan el golpe fatal, 
así las masas de ciudadanos se despojan de su poder al depositar su voto 
en las urnas”29. 
 
Las elecciones como ritual, ayudan por eso a sostener la creencia en la 
democracia representativa, en la igualdad política y la autodeterminación colectiva. 
Refuerzan el pacto que tienen los ciudadanos con las principales organizaciones 
políticas y el aparato estatal, por eso, el rito político más importante de la 
democracia es la fiesta electoral. 
 
 
1.9 Dos rituales de la política: la campaña electoral y el mitin político 
 
Como ya se mencionó, el proceso electoral es el rito político por excelencia de la 
democracia y su importancia es tal, que se aprecia, cómo los gobiernos pasan 
 
29
 Luis Alberto Ayala, op. cit., p. 114. 
 28 
pero los ritos permanecen. Hoy en día los ciudadanos eligen a sus gobernantes 
por medio de un ritual persuasivo llamado elecciones, éstas, son el medio por el 
cual se reparten periódicamente los cargos públicos y en las sociedades 
fuertemente arraigadas hacia lo local, la función del ritual político es “materializar 
la relación entre lo político y la sociedad civil”30, ya que se refuerzan los elementos 
de identidad individual y colectiva. 
Es por ello que el rito político más representativo en las modernas 
democracias, es el de las campañas electorales. En donde los competidores 
políticos, convertidos en candidatos, se desenvuelven en determinadas áreas 
territoriales, es en este rito donde se escenifican siguiendo un reglamento preciso, 
donde los espectadores parecen fascinados por la representación que observan y 
donde los rituales políticos combinan tanto artificio como emoción. 
La campaña electoral es una forma moderna del rito de iniciación, al 
respecto, Harry Pross insiste que: 
 
“las elecciones no sólo significan un rito de iniciación a los escogidos. El ir a 
las urnas exige regularmente una participación activa y es, en cuanto tal, una 
forma de comunicación de los súbditos del Estado con la supraordenación. 
Tal comunicación va dirigida hacia algo que está enfrente y que sólo puede 
ser captado simbólicamente […] Con su participación, se cerciora de la 
existencia del orden. El elector quiere lograr que algo cambie o siga igual, 
depende de lo que se represente”31. 
 
Esto es así porque quien no participa en estos actos no goza de los 
beneficios de la fiesta y no puede materializar la idea de lo público, de lo político, 
pues la participación es la encargada de introducir a los sujetos en el rito. De igual 
modo, Fernando Schwarz observa atinadamente la función de las fiestas en las 
diversas sociedades: 
 
 
30
 Marc Abélès, “Rituales y comunicación política moderna” en Jean-Marc Ferry, et al., El nuevo espacio 
público, Barcelona, Gedisa, 1998, p. 146. 
31
 Harry Pross, Estructura simbólica del poder, Barcelona, Gustavo Gili, 1980, pp. 132-133. 
 29 
“las fiestas tienen el objetivo de regular las tensiones entre los hombres. No 
se trataba solamente de provocar un enloquecimiento individual y colectivo, 
ni de impedir que se expresen los impulsos de masa, sino de canalizar las 
tensiones en un sentido constructivo, y esto para impedir el desbordamiento 
de la barbarie y de la animalidad […] Durante su transcurso todo es posible, 
todo puede ser revisado. Implica la muerte del estado anterior y la posibilidad 
de llegar a uno nuevo. En este sentido, tiene un papel iniciático y es la que 
crea la dinámica en el seno de la sociedad tradicional”32. 
 
Es por ello que si las fiestas democráticas son bien realizadas, cumplirán 
una función muy importante: la de guardar el orden y el equilibrio social al mismo 
tiempo que renuevan el pacto entre gobernados y gobernantes. 
Durante el proceso electoral, los competidores políticos asumen el rol de 
candidatos, convirtiéndose durante ese periodo en los emisores privilegiados del 
mensaje político, “en la democracia, la lucha electoral y la información electoral 
representan la transformación simbólica más importante del ritual público que fija 
los plazos del ejercicio del poder conforme al calendario. Por ello, en estos 
tiempos, la presión política sobre los medios de comunicación social es de lo más 
fuerte”33. 
En las fiestas, el comportamiento del candidato se ajusta al calendario: “el 
rito político de las elecciones fija el conjunto de actos públicos conforme al 
calendario”34, por eso la agenda electoral, está determinada por el calendario 
litúrgico de la democracia. 
Además, con la ritualización de la política el competidor político aprovecha 
para ganar notoriedad, ya que como registra Harry Pross: “la ritualización 
predeterminada por el calendario, obliga a los grupos que quieren operar 
públicamente a ritualizar igualmente sus costumbres y, al revés, su efectividad 
pública reside ante todo en el hecho de su notoriedad a nivel de calendario”35. 
 
32
 Fernando Schwarz, Mitos, ritos, símbolos, Buenos Aires, Biblos, 2008, p. 138. 
33
 Harry Pross, op. cit., 177 p. 
34
 Ibid., p. 139. 
35
 Ibid., pp. 130 y 135. 
 30 
Con relación al comportamiento de los candidatos, Javier del Rey recalca 
que “al igual que en los argumentos teatrales, en la campaña electoral hay guión, 
escenario, tiempo de exposición, temas, personajes, roles, dirección escénica, 
indumentaria, decorados, escenas y telón final”36, por lo que el competidor político 
debe apegarse a un guión previamente diseñado, lo que lo deja en un margen de 
maniobra muy pequeño para la improvisación. 
En esta lógica, el autor referido reitera que “la campaña electoral es un 
relato, una narración en la que se representa un conflicto, con un guión, una 
interpretación dramatizada, un reparto de papeles, con planteamiento del 
problema, nudo y desenlace, en el que el triunfo de un personaje se produce a 
costa de la derrota de otro u otros personajes”37. Se aprecia de este modo, como 
las campañas electorales funcionan para rendir culto a los héroes modernos: los 
líderes políticos. 
Como se observa, “si la racionalidadestratégica del candidato quiere tener 
una posibilidad de expresarse con éxito, debe entregarse a las exigencias del rito 
social de la campaña electoral”38, por eso, como la fiesta de la democracia 
además de ser el espacio en donde los políticos se comunican más fácilmente con 
los electores, forma también parte fundamental del ritual político, porque hace 
visible la “cercanía” de los futuros gobernantes con sus gobernados, es el periodo 
en el que se “pacta” y se construye la legitimidad del gobernante y en general del 
sistema político democrático. 
Por lo cual, este periodo no puede ser entendido sólo como un proceso de 
organización, comunicación y estrategia, sino también como una fiesta, en donde 
el drama, el júbilo, la razón y la pasión, conviven dentro del periodo de la 
renovación política. Es por ello que durante las campañas electorales los 
candidatos plantean las modificaciones que consideran necesarias para mantener 
el orden social, porque la fiesta: “constituye el instante especial para innovar, para 
 
36
 Javier del Rey Morató, op.cit., p. 90. 
37
 Ibid., p. 233. 
38
 Ver Jacques Gerstlé, op. cit., p. 236. 
 31 
modificar lo que no iba bien en el periodo anterior, ya que todo vuelve a ser 
posible”39. 
Desde la perspectiva del ritual, el mitin político también es un rito de poder 
pues se desarrolla en un determinado lugar, el cual pretende ser geográficamente 
representativo y que además, despliega fuertes simbolismos: 
 
“el ritual político es inseparable de una concepción global de la 
representatividad, que echa ancla en el territorio. Para construir y mantener 
a continuación esa legitimidad hay que reactivar los ritos que recurren a lo 
local y a su memoria, que exaltan a través de la bandera, las medallas y las 
referencias a la nación un sistema de valores patrióticos comunes”40. 
 
Los mítines son escenificaciones que presentan sonidos, imágenes y 
colores, ofrecen la mayor cantidad de atracciones posibles. En ellos se producen 
constantes demostraciones de poder, los oradores por ejemplo, aparecen en 
escena conforme a su jerarquía, existe una conglomeración que grita y aplaude, 
las luces señalan a la persona más importante, etcétera. En estos actos se 
pueden encontrar los elementos de la fiesta: el territorio, la primacía de los 
símbolos y valores colectivos, así como la sujeción al calendario. Es en los mítines 
donde los celebrantes utilizan simbolismos como la nación, el pueblo o la clase 
social en sus discursos políticos. 
Marc Abélès por ejemplo, señala que los mítines “exigen por parte de los 
protagonistas, una presencia física, que son también localizados, que se 
subdividen en una multiplicidad de secuencias y que combinan palabras con 
símbolos no-verbales: conductas gestuales, manejo de objetos de valor simbólico, 
todo en una escenografía que integra en forma convencional el conjunto 
acción/discurso”41, lo que se pretende entonces con la ejecución de los rituales 
políticos, es encaminar acciones -más con ayuda de simbolismos-, pero siempre 
apegándose a un discurso racional. 
 
39
 Fernando Schwarz, op. cit., p. 136. 
40
 Marc Abélès, op. cit., p. 146. 
41
 Ibid., p. 147. 
 32 
Es así como la comunicación no verbal se muestra durante los mítines 
políticos para reforzar el mensaje lógico-racional y crear una atmósfera emotiva 
que anticipe y prevenga al auditorio sobre el sentido del mensaje que se dictará. 
La función de los símbolos durante un mitin político es abonar el terreno para que 
el discurso llegue más fácilmente a los receptores, los emocione e identifique con 
el emisor. 
En este sentido, el sonido cuenta con un papel muy importante dentro de 
esta escenificación, por eso, durante el mitin se utiliza la música como un 
elemento que desinhibe al auditorio, incitándolo a bailar, gritar y aplaudir, es decir, 
introduce un ambiente festivo que neutraliza la acción del pensamiento crítico, 
ofreciendo a los oradores un entorno amigable y receptivo. 
Es por ello que en los ritos políticos, se despliegan símbolos con fuerte 
contenido emocional (ligados a los estereotipos de la patria mexicana o de lo que 
se considera como bueno), dependiendo de lo que se quiera reafirmar. Estos 
acontecimientos comunicativos se desarrollan en un ambiente de confianza, 
donde los receptores son afines al emisor, por esto es que se hace un llamado al 
voto de pertenencia durante los mítines, pues se reafirman las convicciones del 
grupo, sin pretender tanto convencer a los indecisos. 
 
 
1.10 Comentario al primer capítulo 
 
En la actualidad son los periodos electorales los espacios adecuados por 
excelencia para problematizar la vida pública de una comunidad. Es en ellos 
donde los líderes o representantes de los bandos antagónicos, pretenden 
persuadir a los electores de que sus valores y creencias, representan el mejor 
proyecto de gobierno. 
Además, los periodos electorales son procesos polémicos porque durante 
su desarrollo se suscitan tensiones entre amigos y enemigos, en estos periodos 
específicos las ideas se confrontan y la comunicación política intenta agrupar y 
 33 
unificar al electorado en torno a una identidad positiva que es encabezada por el 
representante de cada grupo político. 
Es así como el clímax político por excelencia se produce en el periodo 
electoral, momento que representa una posibilidad para el competidor político de 
sacar provecho a favor de sus intereses de poder, con el objetivo –o excusa- de 
mejorar la situación pública existente. Las elecciones son el gran asunto público, 
donde los ciudadanos distinguen con su voto, al grupo encargado de configurar el 
desarrollo de la comunidad, con base a determinados valores y creencias 
políticas, las cuales fueron confrontadas abiertamente por los distintos grupos de 
amigos-enemigos. 
Se sabe ahora por qué la política moderna es una lucha pacífica por el 
poder, y en nuestro país, los competidores políticos –convertidos durante los 
periodos electorales en candidatos- que logran obtener la mayoría de los votos 
válidos el día de la elección, son quienes acceden a los puestos de representación 
popular. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 34 
CAPÍTULO II 
Las minorías y las masas en materia política 
 
2.1 Líderes y seguidores 
 
El capítulo anterior permitió comprender por qué en una democracia, son las 
minorías organizadas las que gobiernan un territorio dentro de un régimen 
democrático, en donde todos -o la mayoría de las personas-, tienen el derecho de 
elegir a sus representantes populares durante los procesos electorales. 
A lo largo de la historia se han distinguido dos tipos de individuos: los 
líderes y los seguidores, Gaetano Mosca subraya al respecto que “en todas las 
sociedades, empezando por las medianamente desarrolladas, que apenas han 
llegado a los preámbulos de la civilización, hasta las más cultas y fuertes, existen 
dos clases de personas: la de los gobernantes y la de los gobernados”42. 
En el mismo sentido Gustave Le Bon valora que la mayoría de los 
individuos son incapaces de conducirse y que por eso se apoyan en un guía: “en 
toda esfera social, desde la más alta hasta la más baja, en cuanto el hombre no 
está aislado, cae muy pronto bajo el dominio de un líder”43. 
Por su parte José Ortega y Gasset explica que “el hombre es, tenga de ello 
ganas o no, un ser constitutivamente forzado a buscar una instancia superior. Si 
logra por sí mismo encontrarla, es que es un hombre excelente; si no, es que es 
un hombre-masa y necesita recibirla de aquél”44. Desde esta perspectiva se 
observa claramente a lo largo de la historia, la existencia de los líderes políticos. 
Y dentro de la clase gobernante, son los competidores políticos los primeros 
en plantear cuestionamientos e iluminar los pensamientos difusos de

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