Logo Studenta

La-escuela-y-la-posibilidad-del-otro--un-analisis-sobre-la-escuela-como-dispositivo-que-opera-contra-la-otredad

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA 
DE MÉXICO 
 
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y 
SOCIALES 
CENTRO DE ESTUDIOS SOCIOLÓGICOS 
 
 
 
 
 
 
 
 
LA ESCUELA Y LA POSIBILIDAD DEL OTRO. UN ANÁLISIS 
SOBRE LA ESCUELA COMO DISPOSITIVO QUE OPERA CONTRA 
LA POSIBILIDAD DE OTREDAD 
 
ENSAYO PARA OBTENER EL TÍTULO DE: 
LICENCIADA EN SOCIOLOGÍA 
 
PRESENTA: 
ILSE OHMI ALVARADO VELOZ 
 
DIRECTOR: 
DR. ANTONIO PADILLA ARROYO 
 
CIUDAD DE MÉXICO, 2015 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 2 
 
Índice 
 
 
Para comenzar 3 
 
 
La concepción hegemónica de la vida 7 
 
 
El Otro en el mundo contemporáneo 35 
 
 
La escuela, dispositivo para la revo-ilusión 58 
 
 
Conclusiones 85 
 
 
Fuentes consultadas 97 
 
 
Bibliografía complementaria 100 
 
 3 
Para comenzar 
Este ensayo parte de la idea de que el mundo está lleno de diversas 
formas de vivir. No sólo hay distinción entre especies. También dentro 
del género humano existe una gran variedad de interpretaciones que 
producen a su vez variedad de significaciones, por lo que existen 
diversas formas de vida, no sólo de cultura. 
Es por esto que se pretende hablar desde la sociología interpretativa, la 
cual destaca la cualidad de los humanos como actores de vida y reflexión 
– por lo que hay interpretaciones. Mira a través de la afirmación de que 
el mundo social está compuesto por subjetividades que interaccionan 
entre sí y sostiene que cada persona está compuesta por un Yo (biografía 
y el primer impulso. El querer ser) y un Mi (los marcos de referencia, el 
imaginario colectivo, el deber ser). Gracias a esta los sujetos son 
capaces de modificar su contexto y la forma en la que están organizados 
socialmente, así como conservar algunas características. 
El tema que he elegido es el actual sistema escolar contemporáneo 
dentro del discurso multicultural y la inclusión que lo legitima. 
Encuentro dentro de este planteamiento una problemática y una 
paradoja. El sistema escolar es resultado de un proyecto que fomenta el 
desarrollo, producción y dominación de una sola forma de vida, la 
moderna, pero que de manera contradictoria se promueve a partir de un 
discurso de tolerancia e inclusión dentro del contexto democrático que 
domina en la actualidad y que pretende la inclusión de la diferencia, 
pero que parece ser que se queda en el discurso. 
El proyecto educativo de cada nación es transmitido principalmente por 
medio de la familia y del sistema escolar. Cabe destacar que la 
educación no se remite a conocimientos científicos sino que incluye 
todo un conjunto de herramientas para ser. 
 4 
En esta perspectiva, cabe preguntarse ¿Cómo se educa en de las 
escuelas y para qué?¿Según quién define el ser de esa manera? En el 
contexto democrático y de integración social, los gobiernos proponen, 
aparentemente se permite el equilibrio entre pluralismo –aunque 
reducido a cultura, más no a forma de vida- y unidad política, gracias a 
las libertades a las que, se dice, se tiene acceso formalmente. 
Sin embargo, el Estado democrático no es neutral en cuestión de formas 
de vida, responde a una lógica, que se propone transmitir, es decir, “ese 
modelo de construcción nacional está al servicio de un paquete 
importante y legítimo de objetivos”1. Dicho modelo supone la promoción 
de una lengua, un sentimiento de pertenencia, así como modos, técnicas 
y normas para regular la vida. 
De ahí que es importante reflexionar acerca del sistema educativo para 
hallar los contrastes que existen actualmente entre el discurso político 
respecto educación, la función social de la escuela y su modo de 
funcionar, para concientizar sus características, pues aparentemente el 
sistema escolarizado, como institución educativa, genera condiciones de 
integración y reconoce la otredad. 
A este respecto cabría preguntarse si en la práctica propicia pautas que 
hagan efectiva esa posibilidad de integración e inclusión respeto al otro 
–distinto- o, al contrario, en su búsqueda de funcionalidad social y de 
operación genera discriminación y la prohibición en acto de la 
existencia de otros. 
Evidentemente se trata de deshacer el mito de la escuela y del discurso 
sobre tolerancia, apertura y democracia, mediante la problematización 
de sus formas de realización, es decir, de su carácter de dispositivo. Se 
busca entender cómo se administra la existencia de quienes en ella 
 
1 Kymlicka, Will. Estados, naciones y culturas. Editorial Almuzara, 2004 p. 58 
 5 
participan y discutir si en ese manejo administrativo de la vida la 
escuela pervierte lo que dice con lo que hace. 
Precisamente porque la escuela, con sus programas, metodologías, 
temáticas, jerarquías y más, establece la priorización de ciertos 
saberes, conocimientos, valores, normas, aptitudes, actitudes, es decir, 
de una forma de vida; que se dice, es parte de nuestra naturaleza, 
entonces ¿cómo es que podría incluir otras formas? Simplemente “no se 
puede hablar de educación cuando queda reducido a las funciones 
sociales que debe asumir”2. 
Vivimos en un mundo que por un lado defiende la otredad y por otro 
prioriza la unidad política como única forma de operar. El mundo está 
economizado y es de esta forma como se pretende administrar la 
existencia, por lo que sólo le da cabida a lo que se acople a ella. Sin 
embargo, al mismo tiempo, se hace la introducción de esta nueva forma 
de hacer política social a través del discurso de la tolerancia y la 
inclusión que ya forman parte de la vida cotidiana. 
Por eso resulta importante analizar el sistema escolarizado, su 
funcionamiento, colocarlo en el centro de la discusión, pues el problema 
de la otredad ha sido resuelto por la vía del individuo, tratando a éste 
como enfermo o anormal, pero jamás cuestionando el sistema y sus 
instituciones, así como su forma cerrada de existencia. 
Por eso la urgencia de revindicar la vida y cuestionar el sistema de 
ideas y doctrinas dominante, de rescatar la diferencia y su posibilidad, 
así como de hablar de quien hace la vida bajo otros parámetros, porque 
la educación se ha pervertido para convertirse en un medio y no en un 
fin, es decir, vivimos en el contexto en el que “la educación, tan 
asombrosamente descuidada en beneficio de proyectos que se limitan a 
 
2 Touraine, Alain. ¿Podemos vivir juntos? Fondo de Cultura Económica, 2006 p.274 
 6 
adaptar a lo que con una expresión oscura denominan las necesidades 
de las economías”3. 
Finalmente es útil hacer una reflexión acerca de los lugares a los que en 
alguna etapa de nuestra vida asistimos a diario, en los cuales nos 
podemos sentir como en casa, pero que son tan comunes y naturales en 
nuestras vidas que ni si quiera se nos ocurre reflexionar ¿de qué se 
tratan? ¿quiénes los crearon, para qué? ¿de verdad queremos formar 
parte de ellos? 
El trabajo expone en el primer capítulo el contexto histórico de aquella 
visión de mundo que pretende universalizarse, es decir, describir el 
proceso moderno que implicó la aparición de una visión hegemónica 
hasta llegar a las características dela actualidad. 
El segundo capítulo comenzará la discusión acerca de la Otredad y su 
aparición en el contexto social. En él se hará una reflexión de lo que 
implica la visión multicultural, la discusión sobre lo que implica una 
forma de vida, así como se discutirá acerca de las contradicciones que 
se encuentran respecto el discurso democrático y tolerante. 
Por último, en el tercer capítulo se presentará la reflexión acerca del 
sistema escolar y su condición de dispositivo encargado de reproducir 
una forma de vida hegemónica y no crear las condiciones de inclusión. A 
partir de los tres capítulos se establecerán cuáles son las conclusiones 
y, si es posible, proponer discusiones y/o establecer propuestas. 
 
 
 
 
 
 
 
3 Touraine. Ob. Cit. p.166 
 7 
La concepción hegemónica de la vida 
 
El objetivo de este capítulo es describir la concepción del mundo que 
pretende universalizar la modernidad, es decir, la democracia y el libre 
mercado como ejes de la vida social y que pretende naturalizar la idea 
del hombre moderno -que ha predominado hasta estos días- como forma 
de vida para después poder problematizarla. Es esa concepción que no 
deja cabida a otra forma de interpretar el mundo, cuyo origen es un 
contrato social del cual cualquiera que quisiese salirse de ese orden 
estará castigado mediante sanciones que en apariencia tienen sus 
fundamento en leyes que derivan del contrato –las cuales no son 
neutrales porque alguien las redacta en función de su vida e 
interpretación del mundo- ya sean legales –constitución- o de orden 
social –estigmas, exclusión y anormalidad-. 
La modernidad, como forma de vida se concibe como global, 
acumulativa y expansiva; el desarrollo de conocimientos, técnicas, 
riquezas, medios de acción; la formación de grupos, clases y roles 
sociales, ideologías e instituciones; su naturaleza de proceso global de 
organización y sistematización de cualquier aspecto de la vida, con gran 
capacidad de adaptación –económica, política y socialmente- ; la 
sobrevaloración de la técnica, el trabajo, el lenguaje y, especialmente, 
de la apariencia, haciendo de este mundo un espectáculo a través de la 
racionalidad planificadora que lo distingue y da vida a la burocracia de 
los Estados Nación que son otras tantas dimensiones de sus 
manifestaciones. En resumen, la modernidad involucra un conjunto de 
valores, conocimientos y comportamientos, de instituciones y 
estructuras que regulan lo espiritual y lo material con base en las tesis 
del progreso y el desarrollo. 
 8 
En tanto proceso, la modernidad con el paso del tiempo ha actualizado 
sus formas, pero ha preservando su naturaleza. En cuanto concepción 
hegemónica con pretensiones de universalidad ha intentado suprimir la 
cultura local para imponer la cultura nacional por medio de los Estados 
Nación. Aquella construcción social basada en la idea de que cada 
territorio cuenta con población unida por una identidad y con gobierno 
propio, cuya base es el ciudadano –aquel sujeto que reconoce al Estado 
como autoridad y acata obligaciones y derechos- y que tiene como 
objetivo, a partir del contrato social, la búsqueda de la felicidad general 
creando leyes y difundiendo estilos de vida uniformes para lograr el 
equilibrio y lograr armonizar los intereses personales con los de la 
comunidad. 
El Estado-nación hace que cada hombre sea <<calculable, uniforme y 
necesario>> para poder fundar instituciones estables que por medio de 
contratos y promesas. “Se trata de crear socialmente un animal capaz 
de asumir responsabilidades”4. 
En esta tarea, la sociedad moderna se ha encargado de favorecer la 
correspondencia entre individuo e instituciones con base en un supuesto 
valor universal de una concepción racionalista del mundo que se 
difunde a través de un proyecto educativo que tiene entre sus objetivos 
imponer la razón para regular y ordenar las pasiones y los vicios 
porque, según una de las tesis del pensamiento moderno, se es libre por 
el derecho que tienes a contribuir a la sociedad y siempre que el hombre 
moderno logre dominar las pasiones y los vicios personales es la mejor 
forma de aportar al bien común. 
De ahí la importancia de reconocer la función estratégica de los 
procesos de institucionalización y socialización que son pieza clave 
dentro del proyecto moderno, a saber la asignación y la inculcación de 
 
4 Garzón, Mercedes. Nihilismo y fin de siglo. Editorial Torres Asociados, México, 2000. P. 52 
 9 
roles a los individuos por medio de la concepción del mundo que incluye 
percepciones, ideas, creencias, valores, imágenes e imaginarios, así 
como de las prácticas culturales, es decir, las acciones, los actos, las 
conductas, los comportamientos, los usos y las pautas, así como el 
lenguaje, las signos y los símbolos, las palabras para describir y 
situarnos en el mundo. En palabras de Touraine “el individuo sólo se 
convierte en un ser verdaderamente humano al participar en la vida 
colectiva y contribuir al buen funcionamiento de la sociedad, en 
particular mediante su trabajo, pero también como miembro de una 
familia”5. 
El nacimiento o la refuncionalización de las instituciones que sirven 
como vehículos para la inculcación de unas y otras son, 
primordialmente la familia, el matrimonio y la escuela y, en la 
actualidad, se suman los medios de comunicación e información. Es la 
ecuación de razón + individualismo moral + instituciones políticas la 
que nos ayuda a comprender la razón instrumental y la conciencia, la 
cual guía la vida pública y privada, y que pretende guiar el 
comportamiento de todos en cada rincón del planeta y que se legitima a 
través del discurso científico. La consecuencia es que “la conciencia 
queda totalmente determinada, en su constitución, por una estructura 
de dominio”6 por lo que contrario, a las tesis racionalistas y modernas, 
no permiten el libre desempeño de la libertad y el desarrollo de las 
personalidades. 
En la actualidad predomina una forma de concebir y operar el mundo, 
es decir, existe una forma hegemónica que tiene rasgos particulares de 
vivir que nace con el surgimiento de la modernidad. A partir del 
Renacimiento, aquel momento histórico que implicó una ruptura con la 
 
5 Touraine, Alain. ¿Podremos vivir juntos? Fondo de cultura económica, México 2006. P.30 
6 Garzón. Ob. Cit. p. 52 
 10 
concepción religiosa del orden público, aparece una nueva mentalidad 
que implica una nueva forma de vida. 
La idea de la existencia del orden de Dios es puesta en duda lo cual 
rompe el consenso acerca de la vida –desde su organización hasta su 
producción- y en consecuencia la concepción de que Dios es razón y 
consecuencia de todo, dejó de ser apreciada como la única forma de 
explicar y entender el mundo e incluso pasó a ser parte de la vida 
privada de las personas más que del orden público. 
 Con esta ruptura se abre paso al hombre moderno y a la forma de 
concebir y explicar el mundo. Este hombre, junto con la idea de 
individuo y la idea del yo, sustituyen a Dios como centro de la 
explicación, y se convierte en un ser interesado por la naturaleza –su 
explicación y su dominación- y capaz de originar el pensamiento 
científico. 
Un elemento clave para la ruptura y cambio de mentalidad fue el 
pensamiento de René Descartes. Él introduce la separación de la 
sustancia, es decir, del cuerpo y el alma, y expresa que existe unión 
entre el pensamiento y la existencia. Él confía tanto en la razón que se 
dedica a reflexionar acerca del ser humano y tuvo como conclusión la 
concepción del yo. 
Es importante resaltar el pensamiento cartesiano porque fue con él que 
se comenzó a tomar en cuenta que el ser humano es capaz de dudar, de 
afirmar, de negar, imaginar,sentir y saber qué quiere y qué no quiere; 
siendo éste capaz de hacerse cargo de sus pasiones como lo requiere la 
unión cuerpo-alma. En palabras de Touraine “el mundo de Descartes no 
es el mundo de la naturaleza ni del espíritu universal; es el mundo del 
hombre que duda y, en esto, está separado de Dios, pero también del 
hombre que sólo encuentra apoyo sólido en sí mismo en virtud de un 
 11 
vuelco que hace manifestar al sujeto en el seno del yo” 7 . El 
conocimiento se convirtió así, en la nueva alma del hombre otorgándole 
su dualidad, de ser animal, pero al mismo tiempo también ser un sujeto 
racional. 
La racionalidad, principal característica del hombre moderno –por 
supuesto: masculino, blanco y con capital-, es aquella capacidad que le 
permite interpretar cómo sucede y qué sucede, se trata de aquel acto de 
reflexión, el cual se da a partir de la evidencia empírica, en el que no se 
trata de inventar sino de descubrir. La razón implica la anticipación en 
el pensamiento para poder dar sentido a las acciones y a las cosas; 
consiste en pensar los medios para llegar a los fines deseados. Como lo 
explica Villoro la modernidad implica “convertir el universo en 
intelecto” 8. 
Es a través de esta nueva forma de relacionarse con el mundo, con la 
aparición de la concepción de la naturaleza y el desarrollo del 
pensamiento científico –la racionalización de la vida-, sumado a la idea 
de individuo, que hace su aparición una nueva forma de organización 
social. Es decir, cuando la ciencia remplaza a Dios como medio y 
mensaje en la vida pública, ésta queda protegida tanto de la política 
como de la religión y se convierte en la autoridad – aparentemente 
neutral- respecto de la vida social y privada de las personas en las 
sociedades. La racionalización y la ciencia, como mecanismos sociales, 
implicaron la destrucción de ciertos vínculos sociales, sentimientos y 
costumbres para imponer otros, por lo que la sociedad es concebida 
como la fuente de valores que delimita qué es el bien y su utilidad, así 
como qué es el mal y cómo perjudica la integración social. 
 
7Touraine, Alain. Crítica de la modernidad. Fondo de Cultura Económica, México, 2000 p.52 
8 Villoro, Luis. El pensamiento moderno. Filosofía del renacimiento. Fondo de Cultura 
Económica/El Colegio de México, 1992. p. 53 
 12 
La sociedad, ¿el ser racional?, es el eje de explicación más que el objeto 
de estudio, y el pensamiento científico –con su carácter “neutral”-
objetivo ante la política y la religión- se orientó a producir 
conocimientos para la utilidad social y el bien común, es decir, el 
progreso. 
La modernidad, entonces, es entendida como “difusión de los productos 
de la actividad racional, científica, tecnológica, administrativa”9. No 
sólo se trata de una etapa histórica o de un proceso de cambio, sino la 
imposicion de una forma de vivir. 
Como consecuencia de la racionalización del mundo, se puso en marcha 
la búsqueda del orden político y económico sin fundamentos religiosos. 
Las primeras interpretaciones respecto del orden social y de cómo 
llegar a él fueron las de los contractualistas, los cuales siguen vigentes. 
En aquella época el contexto europeo era peculiar. El feudalismo estaba 
terminando y se abría paso a una nueva economía. En Inglaterra, 
principalmente, ya se operaba a través del mercantilismo con las 
nuevas rutas marítimas de comercio y se intensificaban los 
intercambios de mercancías, creando las bases del liberalismo 
económico. 
Los teóricos contractualistas –principalmente Locke y Hobbes- 
fundamentan su reflexión acerca del hombre al sostener que éste, por 
naturaleza, es un ser perverso y egoísta que actúa en términos de 
intereses y pasiones individuales, y que por ello están inmersos en una 
guerra de todos contra todos. Sin embargo, también por ley natural –
explican- los hombres buscan la preservación de lo humano sobre todas 
las cosas, porque –naturalmente- los hombres están en condiciones de 
igualdad y libertad, siendo libertad para Locke “el espacio propio que no 
 
9 Touraine. Ob. Cit. p.17 
 13 
interfiere en el espacio de los otros”10. Así mismo, los hombres tienen 
derechos naturales, es decir, que por su condición de individuos tienen 
derecho a la vida, la salud, la libertad, la igualdad y a la propiedad. 
Con estos antecedentes hace su aparición la idea de propiedad. Los 
bienes primarios (recursos naturales) se consideran abundantes y los 
hombres cuentan con su cuerpo y manos que les permiten llevar a cabo 
su capacidad natural del trabajo y lo que produzcan ellos mismos 
podrán ser sus únicas posesiones. Locke explica que “toda la tierra que 
un hombre labre, plante, mejore, cultive y cuyos productos él pueda 
usar, será en tal medida su propiedad”11. 
Sin embargo, en este punto comienza la dificultad en la vida pública –se 
sigue dentro de la interpretación de los contractualistas-. Es decir, al 
poder acumular lo que trabajas sumado a que el hombre es perverso y 
egoísta se genera la acumulación ilimitada, la desigualdad y el robo de 
propiedades, lo cual propicia el estado de guerra de todos contra todos, 
cuyo origen está en la transgresión del –supuesto- derecho de 
propiedad. Este estado se caracteriza por la enemistad y la destrucción 
de los hombres motivados por la ambición y la necesidad de acumular 
propiedades susceptibles de ser transformadas en propiedad: animales, 
personas, todo. 
Es justo a partir de este punto donde la razón comienza su labor de 
administración de la vida. Ante dicho estado, los contractualistas 
explican la necesidad de los hombres de establecer un contrato social 
para pasar del estado de naturaleza/de guerra al estado civil. El contrato 
implica ceder la libertad natural y su voluntad a cambio de seguridad 
para regular el egoísmo y las pasiones. Se trata de una asociación entre 
individuos en la que, después de discutir lo sucedido en el estado de 
 
10 Locke, John. Ensayo sobre el gobierno civil. Editorial Porrúa, México p. 4 
11 ibid p. 20 
 14 
naturaleza, se decidirá qué tipo de juez común habrá –ya sea por 
sumisión o por unión- y qué tipo de gobierno. Para garantizar la 
seguridad y el orden social se crearán leyes, obligaciones y sanciones. 
El objetivo de tal contrato es crear la sociedad política que garantice los 
derechos naturales con justicia y al mismo tiempo que preserve las 
propiedades a través de un gobierno, en realidad el Estado, que 
determina y ordena a las autoridades que tendrán esa función. La 
garantía de que habrá justicia es que se vivirá conforme las leyes y 
sanciones que regulan el comportamiento y la vida social; si estás no se 
cumplen por convicción y por voluntad propia, entonces se impone por 
la fuerza que encarna la voluntad general. 
De este modo, se reconoce y se materializa el estado de derecho y el 
ejercicio de los derechos que, sólo formalmente, son inherentes a la 
condición de los seres humanos que de esa manera asegurarían la 
libertad y la felicidad para todos los miembros de la sociedad. 
De este modo se constituye un Estado civil, aunque el tipo de gobierno 
será el tema a discutir por los teóricos, tema que actualmente se sigue 
discutiendo y siguen surgiendo propuestas. La reflexión sobre el origen 
y la naturaleza del orden social conllevó la comprensión y la explicación 
del contrato social como articulador de las voluntades individuales para 
configurar la voluntad general. 
El establecimiento de un sistema social basado en el individuo y la 
razón tuvo consecuencias incalculables en todos los ámbitos de la vida 
social. Por ejemplo, orientar la vida de las personas a satisfacer sus 
aparentes o reales necesidades materiales mediante el impulso sin 
límites del simple progresoy el bienestar de unos cuantos, quienes si 
tienen la posibilidad de vivir como actores –seres que toman decisiones 
acerca del orden social- y que disfrutan del producto de trabajos de 
otros. 
 15 
Con la aplicación del contrato social se crean las condiciones para que 
se desarrolle el liberalismo en su vertiente económica, esto es, el libre 
comercio y la propiedad privada como regulador de la vida social y de la 
posibilidad de que unos sean los que posean propiedades y capital y 
otros los que trabajan. La aparición de la propiedad y del dinero –como 
forma de acumulación de las propiedades- son elementos importantes 
de la nueva mentalidad, racionalista y utilitarista. 
Otro elemento importante de esta nueva forma de concebir el mundo 
son las ideas acerca del orden económico que desembocó la forma 
moderna: el capitalismo. Este sistema económico cuenta con dos 
elementos fundamentales –que definitivamente no se reduce a ellos-: la 
economía de mercado (desaparición de todo control político y religioso) 
y la racionalización. 
Este sistema económico en conjunción con los elementos antes 
mencionados forja una ideología que se caracteriza, de acuerdo con 
Touraine en “poner cierto orden más de poner en movimiento las cosas: 
organización del comercio y de las reglas del intercambio mercantil, 
creación de una administración pública y del estado de derecho, 
difusión del libro, crítica de las tradiciones, de las prohibiciones y de los 
privilegios”12. 
 
Crítica de la modernidad 
Con un intento de crítica, de ruptura y de cambio del modelo y del 
pensamiento moderno han sido teóricos que lo cuestionan. Desde esta 
perspectiva se sitúa esta investigación. Es importante tener claro cuál 
es la forma que se impone, cómo se impone, cómo es cuestionada y qué 
alternativas se generan. 
 
12 Touraine. Ob. Cit. p. 35 
 16 
Una de las corrientes principales que critican la modernidad es la 
Escuela de Frankfurt. Esta explica que una de las principales críticas 
que hay que hacer es que el ser humano no sólo es un objeto o un títere 
al que se le programan sus actividades. Por el contario, para esta 
corriente el individuo debe convertirse en sujeto dada su racionalidad 
natural. Es decir, que puede tomar el control de su vida y convertirse 
en un actor social que partícipe no sólo en el funcionamiento económico 
sino en la construcción de la vida social. 
Para que esto suceda postula que uno de los principales aspectos que 
deben eliminarse es la técnica pues ésta es la que destruye la 
subjetividad de las personas. Según algunos teóricos de la citada 
escuela, “sólo el pensamiento con capacidad de problematizar –Denken- 
y como experimentación y, por lo tanto, como reproducción controlada 
de un fenómeno –Mímesis- (se) puede escapar a la dominación de 
poder”13. Esta condición es primordial para poder pasar de individuo a 
sujeto y de ese modo cuestionar el fundamento que sostiene que dentro 
de estas sociedades, en las que predomina la producción, el consumo y 
la comunicación de masas, el individuo se reduce a desempeñar papeles 
que algunos otros decidieron en nombre de un orden natural, ya no de 
Dios. 
Otra crítica que esgrimen los críticos de la modernidad es el gran 
peligro del utilitarismo y su lenguaje de poder porque, así como en la 
época feudal se construyó toda una serie de fundamentos sociales, 
basados en Dios y una mejor vida en el más allá, el discurso de la 
modernidad se basa, entre otros aspectos, en que el trabajo y la 
adecuación a las necesidades y normas sociales a fin de ser útil para el 
progreso de la sociedad y poder llegar a la felicidad. Sin embargo, 
ambas ideas encierran la misma lógica para legitimar el orden social 
 
13 Ibid p. 155 
 17 
con consecuencias negativas que han sido puestas en evidencia, a saber, 
que los individuos quedan subordinados a la organización social y a su 
modelo económico sin la posibilidad de convertirse en sujetos y seres 
libres. De ahí que se cuestiones esa manera una construcción social que 
legitima a la sociedad industrial moderna y sus mecanismos de control 
que se vuelven represores al grado de eliminar violentamente cualquier 
muestra de diferencia. 
Estas críticas proponen salir de la sociedad de producción donde los 
individuos son figuras de utilidad social para poder darle vida a la idea 
de sujeto y lo que ello implica en las relaciones sociales. 
No obstante, una de las expresiones más acabadas de este proceso de 
crítica teórica a la modernidad es paradójicamente la reivindicación de 
la democracia y la globalización como una nueva etapa de la sociedad 
humana o más bien como el fin de la historia. A este proceso también se 
le ha llamado desmodernización, es decir, “la ruptura de los vínculos 
que unen la libertad personal y la eficacia colectiva”14, consiste en pasar 
de la sociedad de producción a la sociedad de consumo, es decir, las 
personas ya no se realizan por trabajar, ya no exigen trabajo por la idea 
de querer trabajar sino lo que realmente buscan es poder ser 
consumidores y para ello se requiere trabajar. 
Es cierto que está crítica contiene diversas posturas políticas y 
económicas que se orientan a revisar el modelo y el orden económico 
surgido de la posguerra. Al término de la segunda guerra mundial –
cuando uno de los totalitarismos, el nazismo, fue erradicado- el Estado 
de bienestar o Welfare State se constituye como el modelo económico. 
Se le define como “el esfuerzo del Estado para modificar las condiciones 
del mercado y proteger a los individuos de las consecuencias 
 
14 Touraine, Alain. ¿Podremos vivir juntos? Fondo de cultura económica, México 2006. P.33 
 18 
económicas que podría afectarlos”15, es decir, propone la idea de que el 
Estado debe proveer buena calidad de vida a los ciudadanos. 
Fue justo en la segunda guerra mundial cuando los gobiernos 
comenzaron a tomar postura ante las necesidades económicas y a 
plantearse mecanismos de regulación e intervención en la economía 
pues más que caridad se buscaba una redistribución de la riqueza y de 
un orden público más equitativo. Así, los posturas posmodernas dirigen 
sus argumentos en contra de una de las expresiones más notorias del 
modelo económico que postuló el Estado de bienestar, es decir, contra 
lo que consideran excesiva burocracia pública y de ese modo 
descalifican las herramientas de intervención social y de gestión que 
permitieron reducir la desigualdad si bien esta no dejó de existir. 
Algunas de las características de este tipo de gobierno es que existe un 
trato igualitario –en lo civil, en la política, y en la seguridad social- en 
el que conviven la propiedad privada y la propiedad pública. 
A pesar de tener tanto éxito como modelo económico el fracaso del 
Estado de bienestar tuvo que ver con dos elementos; por un lado la 
crisis social que se suscitó tras la caída de los totalitarismos y, por el 
otro, la crisis económica que provocó que muchos Estados tuvieron que 
pedir prestamos para subsidiar el estado de bienestar. 
Frente a esta situación, surgió un sector de economistas tecnocráticos 
que legitimaron y justificaron su ascenso al poder económico y político 
postulando con la necesidad de aplicar un ajuste estructural para, según 
sus principios, erradicar la pobreza, resolver el problema de la deuda 
externa, encontrar la estabilización económica que había dejado el 
Estado de bienestar. Estos tecnócratas se agruparon en el llamado 
Consenso de Washington en el año de 1989. El ajuste estructural 
consistió en promover e impulsar un conjunto de reformas que 
 
15 Meny y Thoenig. Las Políticas Públicas. Ariel. Ciencia Política. España, p. 19 
 19 
limitabanel papel del Estado en la vida económica y extender el papel 
del mercado. 
 La principal premisa de tales reformas fue que el mercado actuara 
libremente y limitar severamente la intervención del Estado en los 
asuntos económicos. Dentro de estas reformas se encuentran: que los 
Estados no gastaran más de los ingresos, cambiar las prioridades del 
gasto público (salud, educación, infraestructura), diseñar una reforma 
fiscal para recaudar más impuestos, que el mercado fijará el tipo de 
interés y que determinará el tipo de cambio; también impulsar mayor 
apertura comercial de los países con políticas proteccionistas para 
atraer y garantizar la inversión extranjera directa, promover las 
privatizaciones y las políticas desreguladoras, el Estado ya no se 
encargará de regular la participación de los empresarios y los grandes 
capitales en los asuntos económicos y garantizará el derecho de 
propiedad, es decir, que no se nacionalizarán las empresas. 
Este conjunto de acciones dieron lugar al neoliberalismo y al modelo de 
compensación de ajuste económico, el cual ha representado una nueva 
forma del mundo moderno que propicia la apertura al mercado 
financiero, la desregulación amplia de la economía y el diseño de la 
nuevas políticas públicas basadas en las organizaciones no 
gubernamentales. 
Ahora bien la aplicación de este nuevo modelo económico ha dado como 
resultado la configuración nuevos individuos y grupos sociales 
reconfigurando el orden social, cuya base son los consumidores. Así, se 
produce una nueva combinación de identidad cultural y racionalidad 
instrumental. El debilitamiento de la mediación política que implica el 
Estado Nación y de los mecanismos de integración social y económica 
que promovía trajo consigo efectos negativos como es evidente en el 
aumento de las desigualdades y de la exclusión social. 
 20 
Desde luego, este modelo también ha tenido sus manifestaciones en el 
ámbito social, entre ellas el predominio del individualismo bajo el 
supuesto argumento de que los individuos se convierten en sujetos que 
buscan ser actores. No obstante, estos han reaccionado a partir de 
intentar cuestionar el individualismo y transformarse en seres sociales 
mediante la reivindicación de naturaleza y utilidad social, por medio de 
la movilización para demostrar que se tratan de sujetos, que toman el 
control de su vida y que reflexionan acerca de su ser, que se oponen al 
control de las pasiones y postulan los deberes sociales en forma de 
derechos humanos. En otras palabras que deciden convertirse en 
actores, en seres que no sólo reflexionan acerca de sus experiencias y 
de su futuro, sino que hacen algo al respecto de ello y empiezan a 
hacerse partícipes de la vida social, política y económica. De acuerdo 
con, Touraine: 
“el individuo no es más que la unidad particular donde se mezclan 
la vida y el pensamiento, la experiencia y la conciencia. El sujeto 
significa el paso del ello al yo, significa el control ejercido sobre la 
vivencia para que haya un sentido personal, para que el individuo 
se transforme en actor que se inserta en relaciones sociales a las 
que transforma, pero sin identificarse nunca completamente con 
algún grupo, con alguna colectividad”.16 
En este sentido, los sujetos cuestionan el formalismo que envuelve el 
nuevo mundo democrático – neoliberal mediante el reconocimiento de 
la subjetivación, es decir, asumiéndose como sujetos que implica la 
transformación del individuo en actor. La atención se centra en aquellos 
seres que se niegan a desempeñar los roles a los que se les destina por 
medio de la resistencia y la movilización. 
 
16Touraine, Alain. Crítica de la modernidad. Fondo de Cultura Económica, México, 2000 p.207-
208 
 21 
La identidad comunitaria no está basada únicamente en jugar los roles 
sociales sino en pertenencias culturales que, como efecto de la 
globalización, el mercado produce como si se tratara de concepciones 
universales. El mercado, al establecer las normas sociales a través de 
los productos culturales que ha elegido, no sólo hace realidad el 
comercio mundial sino que va quitando su característica de local a las 
culturas. 
La globalización neoliberal no sólo permite el comercio mundial, más 
perverso aún, sino que fomenta la universalización de una forma de 
vida, es decir, que en cada territorio los productos culturales pretender 
ser los mismos, dejando de ser locales para vivirse y consumirse de la 
misma manera, es decir, como si fueran universales. 
De esta forma el individuo se constituye en un mosaico de 
comportamientos uniformes aunque en apariencia diferentes y 
múltiples, determinados por el tiempo y el espacio ya no de 
instituciones, de comunidades e individuos, donde las luchas sociales 
quedaron atrás, sino de mercados que favorecen el desarrollo y el éxito 
económico individual. 
La crítica a la modernidad en lo relativo al modelo racionalista se 
centra en la búsqueda de placer, de posición social, provecho y/o poder. 
La nueva sociedad es caracteriza por el interés en el individualismo, así 
como por seres alienados donde las relaciones se convierten en 
procesos impersonales del deseo aunque lo que domina es el cálculo. El 
gran cambio es que “el progreso ya no se concibe como el triunfo de la 
razón o la realización del Espíritu absoluto, sino que es visto como la 
liberación de una energía y de necesidades naturales a las que se 
oponen las construcciones institucionales e ideológicas” 17 . En este 
contexto, la libertad parece estar más cerca que antes, pero sólo parece, 
 
17 Ibid p.107 
 22 
no lo está. Los individuos se sienten y se viven como sujetos pero sólo 
en lo formal pues su yo es reconvertido en un yo fragmentado con pocas 
posibilidades de reconstituirse en tanto sujetos, defendiendo el yo que 
piensa y que no se reduce al producto de la conciencia sino capaz de 
actuar con sus emociones y sus sentimientos, con su inconsciente y su 
subjetividad. En resumen, los hombres, su naturaleza humana, se 
encuentra en la construcción de sujetos que ni se reduzcan al yo 
individual ni al sí mismo resultado de una sociedad de masas. 
La conciencia –lo que llama Nietzsche-, aquella socialización –o en 
palabras de Touraine- “la interiorización de las normas sociales o 
también moralización”18 está siendo reducía a un ente sin yo, sin 
identidad y por lo tanto incapaz de reconocer y reconocerse en el otro, y 
en la alteridad, sustituyéndose por la cultura del consumo y la 
producción de seres sin capacidad de ser sujetos y sin otro tipo de 
conciencia. La sociedad vive la separación de, por un lado, las 
necesidades y, por otro, las utilidades, impidiendo luchar contra la 
moral de los esclavos que, con todas sus limitaciones, había sido una 
dimensión de las teorías contestarías y anticapitalistas. 
En este contexto la escuela y la familia también entran en crisis, junto 
con la identidad, ya que son estas instituciones la que la transmiten una 
concepción del mundo por lo que también son reconfiguradas para 
seguir cumpliendo con su función de reproductoras del orden social. 
Como ya se ha señalado, el nuevo orden social necesitó suprimir o 
reducir a su mínima manifestación el yo que aún permanece en la 
sociedad y en la masa y que mantiene latente la posibilidad de para 
poder dar vida al sujeto. Así, tales instituciones son necesarias al nuevo 
orden social en la medida que su nueva función es poner distancia con 
las comunidades concretas que imponían una identidad colectiva e 
 
18 ibid p. 119 
 23 
individual. Su anterior tarea, a saber, formar el sujeto desde su 
nacimiento, siendo éste definido como el proceso en el que “el individuo 
deja de ser únicamente social y se convierte en un serde deseo animado 
por fuerzas impersonales, pero también un ser individual privado”, con 
la pretensión de ocultar una parte de su ser, en particular sus 
emociones y sus perversiones, su subjetividad, tiene que ser 
reemplazada. 
Lo mismo ocurre en el ámbito político. La democracia se implantó como 
forma de gobierno que trajo consigo una nueva cultura política. Se 
trataba, en términos formales, de un gobierno donde el máximo poder 
es el pueblo en el sentido de que se toman las decisiones de manera 
colectiva a través de representantes de los grupos sociales, es decir, se 
define en el discurso por ser “el régimen que impide a cualquiera 
adueñarse del poder o conservarlo contra la voluntad de la mayoría”19. 
A diferencia de cómo muchos piensan, no es la democracia el ejercicio 
del poder del pueblo o de los ciudadanos. En la actualidad, la 
democracia consiste en la ausencia de un poder central que se delega en 
grandes corporaciones, las cuales controlan los mecanismos de 
participación política. 
Al mismo tiempo, los individuos buscan convertirse en sujetos que se 
movilizan para garantizar condiciones mínimas de sobrevivencia y lo 
hacen más con demandas de minorías que buscan el reconocimiento de 
la mayoría. Después de lo sucedido en la década de los 60´s –y 
movimientos previos- algunos movimientos sociales produjeron actores 
sociales como: las mujeres, los homosexuales, los estudiantes, los 
jóvenes, la igualdad entre negros y blancos, los sindicatos, entre otros, 
que comenzaron a hacerse partícipes de la vida social y a exigir que se 
 
19 Touraine, Alain. Crítica de la modernidad. Fondo de Cultura Económica, México, 2000 p. 
231-322 
 24 
le tomara en cuenta para cubrir sus necesidades sociales. Con estas 
peticiones comenzó a sentirse un ambiente de apertura democrática 
creando la ilusión de que eso propiciaría el bienestar y ampliaría la idea 
misma de democracia. 
Es preciso aclarar que el ejercicio de los derechos ciudadanos y de los 
derechos sociales hacía que la vida girara en torno a la política, desde 
el ejercicio del voto y la representación mediante los partidos políticos 
hasta la movilización social. Sin embargo, el ascenso del neoliberalismo 
ha pretendido modificar el contenido de la democracia y en el contexto 
democrático-neoliberal todo es reducido a la economía política. Los 
objetivos de la administración política se reducen a buscar la solidez de 
la moneda, estimular la competencia internacional y cooperar al 
desarrollo de nuevas tecnologías de la información y la comunicación. 
En este tipo de gobierno, el pueblo no es quién propone cómo se va a 
gobernar –el discurso crea confusión de esto- sino las élites financieras 
y políticas, apoyadas por sectores de intelectuales, las cuales formulan 
proyectos políticos, económicos y sociales de gobernanza para legitimar 
las decisiones y administrar los conflictos derivados de sus propias 
decisiones. Así, las instituciones políticas son reconfiguradas en 
función de los intereses y decisiones de dichas élites sustituyendo a los 
ciudadanos, sus derechos políticos y sociales, por una forma de 
adminsitrar la democracia corporativa. 
En apariencia la democracia neoliberal tiene entre sus objetivos 
principales: disminuir las distancias sociales (estableciendo nuevos 
mecanismos de control social y político), garantizar el respeto y 
tolerancia de la diversidad cultural y la igualdad entre los sujetos, 
generar la solidaridad entre los grupos sociales y, finalmente, atender 
las demandas de los excluidos. Lo que ahora busca es que cada 
individuo y cada grupo social se conciba a sí mismo como responsable 
 25 
moral y social de su vida, ya sea por su etnia, por su identidad 
territorial, familiar, religiosa, entre otras, y no como ocurría en el 
Estado de bienestar en donde éste tenía la obligación de brindar los 
principales satisfactores. Desde esta lógica ya no es posible que la 
sociedad en su conjunto se solidarice con todos sus miembros sino que 
cada sujeto construya su personalidad y se defina a sí mismo desde la 
negación de la otredad y de la alteridad. 
Para lograr estos objetivos se ha apoyado en el control de la antes 
llamada “opinión pública” utilizando los medios de información y 
comunicación. En este sentido, el Estado ha delegado en las grandes 
corporaciones la tarea de atender las necesidades materiales y 
espirituales de la población más empobrecida por medio de las creación 
de instituciones filantrópicas. 
En otras palabras, el neoliberalismo, ha hecho del sujeto que se origina 
o que pretendía ser una de las expresiones paradigmáticas de la 
modernidad, ese que Ulrich Beck llama hijos de la libertad y que él 
describe como aquel que desarrolla una vida “bajo las condiciones de 
una democracia internalizada, para la cual muchos de los conceptos y 
recetas de la primera modernidad se han vuelto insuficientes”20, un 
consumidor compulsivo y en la medida en que lo es y sólo en esa medida 
un ciudadano que ejerce la libertad de consumir o de morirse de hambre. 
Beck explica que en la actualidad sufrimos de libertad y no de crisis, es 
decir, las personas ya no encuentran sentido al compromiso ni a la 
visión de futuro. De esta manera se han derrumbado los valores de la 
modernidad que, hecho que de cierta forma es una revolución, para ser 
más preciso una revolución conservadora, que ha llevado a dotar de 
sentido y significado a lo efímero de las cosas, a vivir en un mundo 
 
20 Beck, Ulrich (comp.) Hijos de la libertad. Fondo de cultura económica. México, 2002 p. 9 
 26 
donde todo puede ser reducido a productos de consumo inmediato, de 
placer fugaz y momentáneo. 
Desafortunadamente, debido a su desinterés por la política y a los 
compromisos que ésta supone, se entregan a la publicidad y es ésta 
quien se encarga de producir las personalidades. Los sujetos permiten 
esto al quedarse al margen de los acontecimientos políticos. 
Es cierto que la libertad es condición de la vida cotidiana resultado de la 
internalización de la democracia. Paradójicamente, los sujetos están 
opuestos a las organizaciones y sus formalidades y desinteresados del 
compromiso, cuando deberían ocuparse y recuperar la cosa pública, de 
la razón política. Por ejemplo, han perdido la confianza en los partidos 
políticos, en los sindicatos, en la escuela y la familia, entre otras 
instituciones que le daban sentido y orientación a su pensar y su actuar. 
El gran gusto que poseen es la diversión y la práctica política se 
circunscribe a un espectáculo que ni siquiera es divertido por lo que 
queda fuera de sus intereses, lo que ha dado por resultado una lucha 
elemental contra el embrutecimiento y por asumir las obligaciones con 
su tiempo, colocándose en una postura apolítica y, como diría Max 
Weber, de desencanto con el mundo. 
Quizá uno de los sectores de la población en el cual es más evidente esta 
circunstancia sean los jóvenes, quienes si bien no se conforman con 
reproducir los principios morales que sus antecesores les enseñan ni a 
aceptar el mundo que les es dado, tampoco han logrado articular y 
concebir un proyecto que lleve a buscar alternativas culturales que 
contenga una nueva concepción del mundo y nuevas prácticas sociales y 
políticas. No obstante, debe reconocerse que se han dado a la tarea de 
impulsar un proceso de formación de identidad del yo siendo el centro 
de su acción y su orientación. 
 27 
Dentro de este panorama, los jóvenes son uno de los actores que 
recuperan y que plantean nuevas demandas, ahora más culturales que 
sociales. Sin embargo, el sujeto a pesar de su reflexión y movilización, 
esta sometido, por ahora, a las leyes del mercado y reducido al 
consumo, la técnica y la cultura. 
La libertad de la que se habla aquí tiene una caradesagradable. Para ser 
más concreta, se permite la libertad de escoger entre un tipo y otro, 
pero de los ya producidos, no se tiene la libertad de producir uno nuevo. 
A este respecto, Beck sostiene que “la vida de cada uno no es una forma 
de existencia que uno mismo ha escogido, sino un principio estructural 
social y colectivo y sólo limitadamente influenciable de la segunda 
modernidad”21. 
La clave en este momento particular es cómo actúan los sujetos ante las 
nuevas condiciones de libertad. Su afán de reconstruir el mundo que 
quedó en ruinas los llevan a la institucionalización del individualismo 
pero de una manera peculiar. Es decir, el punto de distinción que tienen 
con otras generaciones es la relación que entablan con su realización 
personal y su desapego por lo social. 
El debate público, que es en sí mismo un compromiso político y que está 
caracterizado por la afiliación (como sinónimo de compromiso) –aquel 
que no esté afiliado, automáticamente es un egoísta-; por el auto 
sacrificio pues quien es capaz de reflexionar sobre sí mismo es capaz de 
asistir a los demás; por el síndrome de ama de casa, esto es, por estar al 
servicio de los demás; por la evidente separación que se hace respecto 
de quién es el que puede ayudar y quiénes son los que deben recibir 
ayuda y, por último, por el individuo que ayuda lo hace de manera 
anónima por trabajar en una organización destinada a un bien común, 
dicho de otra forma por la idea de “la democracia (que) ha nacido como 
 
21 ibid p. 20 
 28 
una democracia del trabajo, en el sentido de que la libertad política 
descansa en la participación en el trabajo retribuido” 22 ha sido 
sustituido por nuevas formas de relación política más privadas. 
Finalmente, para saber cuán libre es alguna población no es necesario 
analizar sus leyes o reformas políticas, sino conocer cómo es que actúan 
respecto los excesos. Uno de estos es exclusión social que es el escenario 
de la normalidad, quedando los sujetos al servicio del mercado, el cual 
se impone como un factor invisible que decide, actualmente, sobre el 
ser y el no ser. 
 
En este capítulo se han esbozado los principales rasgos del nuevo orden 
social derivado del modelo neoliberal en distintos ámbitos: político, 
social, económico y cultural, así como de las críticas teóricas a la 
modernidad. Para comenzar con las conclusiones de este capítulo 
recurrimos a la siguiente cita “los sueños de la razón producen 
monstruos”.23 
Desde el Renacimiento hasta la fecha, se ha considerado al hombre 
racional como el eje de la civilización y de la historia. Es decir, en sus 
múltiples presentaciones (individuo, sujeto, actor), el hombre se puesto 
como el eje de la vida mediante la racionalización de todos las 
dimensiones del quehacer humano y de éste sobre la naturaleza. Incluso 
en aquellas décadas de los años 60 y 70, aquella época en la que se 
intentó romper con los valores sociales que se habían impuesto e ir 
construyendo nuevos, es preciso reconocer que se dio un gran giro en la 
concepción de cómo vivir la vida, pero aún con sus rupturas se elaboró 
todo a través de una proyección racional que desencadenó en otro tipo 
 
22 ibid p.22 
23 Garzón. Ob. Cit. p. 11 
 29 
de dominación, pero que tiene la misma naturaleza al modelo político 
anterior a esos movimientos sociales. 
Frente a este proceso de racionalización de la vida humana, los 
movimientos sociales –de estudiantes, de negros, de migrantes, de 
mujeres, etcétera- parecían que se encaminaban a estructurar la vida 
desde parámetros distintos a los establecidos por la modernidad. Sin 
embargo, el pensamiento moderno ha sido capaz de cooptar todos estos 
movimientos y hacer los ajustes indispensables para poder mantener su 
dominio. Es decir, el pensamiento moderno ha sido capaz de introducir 
los cambios que cada movimiento social ha logrado de tal forma que no 
genera un cambio en la lógica de pensamiento sino sólo en la 
apariencia, en lo superficial de las relaciones. Esto lo logra a través de 
un discurso cada vez más flexible que va logrando su supervivencia, 
pero aun así la flexibilidad no significa libertad sino que las normas se 
ajustan al tipo de hombre que se va construyendo. 
Los cambios que han surgido y que han sido acompañados por crítica a 
la modernidad se han orientado a la lógica mercantil y neoliberal que, 
en sus pretensiones, universalistas y globalizadoras pretende erigirse 
en el único modo de pensar y actuar en el mundo. Garzón explica muy 
bien los límites y la tesis central del pensamiento posmoderno: 
“reduciéndose todo a interpretación, todo es producido por el sujeto, 
pero el sujeto es, él mismo, también, producto”24. 
En los tiempos de la posmodernidad, al mercado se le atribuye la fuerza 
mágica y mítica para regular la vida de los individuos, con una 
capacidad de resolver por sí mismo todos los problemas y conflictos de 
cualquier naturaleza y por ende de ser un dispositivo que media entre 
los principales agentes; en esta lógica, el Estado se ha reconfigurado 
para garantizar, legalizar y reproducir las condiciones materiales, 
 
24 ibid p. 50 
 30 
políticas y culturales que aseguren el dominio de las élites políticas y 
económicas en el nuevo orden social, el cual ocupado por profundizar 
los procesos de exclusión social, marginación y discriminación sobre 
amplios sectores sociales que no han logrado elaborar una alternativa a 
esta condición de subordinación y explotación. No deja de ser notorio 
que esto suceda cuando más se habla de la inclusión y la tolerancia y el 
respeto a la diversidad, la alteridad, la otredad. 
Lo que trato de decir es que sigue vigente el poder del Estado y aquellas 
asociaciones políticas –aunque se digan democráticas- que se 
caracterizan por la coacción y la institucionalización para legalizar y no 
necesariamnte legitimar el poder –aún en contra de la voluntad de las 
personas-. En este sentido, el pensamiento social que producen los 
intelectuales orgánicos asociados a las élites políticas, financieras y 
económicas esta en función de difundir una concepción del mundo y una 
praxis social que, a través de la racionalización de mitos y tabúes que 
se encubren por medio de un lenguaje cientificista y erigido en teorías 
naturales –sobre todo en el contexto social- que justifica que existan 
personas y grupos sociales que tienen todo y otros que no tienen nada, 
así como el despojo de los recursos materiales y espirituales –no sólo en 
lo económico- de los primeros sobre los segundos, todo en aras de un 
bienestar que siempre se pospone, condición necesaria para que existan 
su opuesto. 
Es esta idea de orden social, de Estado y de sociedad, de individuos y 
grupos sociales la que se fomenta y permite –en apariencia, 
legítimamente- que exista la relación de dominio de hombres sobre 
hombres. El Estado se ha transformado y ha sido reforzado es su 
carácter de monopolio y empresa. Se asume, ante la sociedad como el 
detentador del monopolio legítimo de la fuerza, pero encubre su 
condición de subordinado de las élites financieras; la coerción la ejerce 
 31 
no sólo por los mecanismos tradicionales de represión, como el ejército 
y la policía, etcétera, sino mediante la violencia simbólica que ejercen y 
practican la familia, la iglesia y la escuela, así como los medios de 
comunicación masiva. Su carácter esencial de dominio sobre un 
territorio y una población por medio de la violencia y la criminalización 
de la protesta social sigue siendo una de sus características sustantivas 
y la practican para mantener el orden y la paz cada vez con mayor 
frecuencia y con mayor fuerza, es decir, como una herramienta que se 
utiliza con mayor severidad. 
El dominiodel neoliberalismo ha conducido a crear una ficción de la 
libertad. Los términos del contrato social están vigentes y aunque ahora 
se trata de normas que se sustentan en el individuo-consumidor, vivimos 
en una época de cinismo y mayor perversidad que anteriores porque 
esta se distingue por la ilusión de que somos sujetos y actores sociales 
que participamos en la vida pública –desde nuestros intereses 
personales y en medida de nuestras posibilidades y que con ello 
estamos participando en la construcción de un orden social. Y de hecho 
es así, participamos día a día en la construcción del orden social, pero 
no necesariamente de la forma en que nos gustaría, no necesariamente 
cambíandola, muy probablemente reforzándola. 
Realmente no cambiamos las cosas sino que jugueteamos con la 
flexibilidad que ahora se nos proporciona, pero seguimos actuando bajo 
valores sociales modernos que han sido adecuados a las nuevas 
necesidades que no necesariamente son las nuestras, pero que 
difícilmente nos permiten construir una verdadera personalidad, a una 
nueva subjetividad, a un inédito yo porque simplemente ahora “el 
gobierno no debe intervenir en la vida privada salvo para proteger la 
libertad y, por consiguiente, debe hacerlo en nombre de la tolerancia y 
 32 
la diversidad y ya no en nombre de la integración y la homogeneidad 
social”25. 
Esta sería la nueva y básica función del nuevo contrato y el orden 
sociales. En la práctica ni existe un contrato social ni el Estado 
responde a la lógica de garantizar el respeto a la vida, a la diversidad, a 
la alteridad; por el contrario, su función es controlar y vigilar, un 
Estado donde los privilegios y el afán de lucro y ganancia es la lógica 
que priva. De ahí que la discriminación, el racismo, la exclusión y la 
desigualdad social sean los signos de la sociedad neoliberal. 
De ahí que estemos inmersos en una sociedad global perversa, porque 
disfraza y simula por completo la libertad y la diversidad. Todavía en 
estos tiempos nadie puede vivir fuera de esta lógica y quien lo intente 
será castigado ya sea legal o socialmente. 
Con los movimientos surgidos en la década de los 1960 muchas 
esperanzas se levantaron de que las cosas iban a ser mejores para la 
mayoría, o por lo menos diferentes, pues el discurso pragmático de la 
democracia hacía creer que tomaba en cuenta a los más –ahora lo hace, 
pero los más siguen pensando en términos de los menos-. Si bien hubo 
grandes transformaciones en gran parte de los ámbitos de la vida, las 
expectativas no se cumplieron de manera total. Ahora, con el paso del 
tiempo, las condiciones sólo se actualizaron, pero no cambiaron 
básicamente. El gobierno comenzó a asumir la postura de que los 
civiles tienen que pedir permiso de hacer las cosas para que se 
institucionalicen, pero no es que tenga apertura ni inclusión. Es decir, 
cada movilización ha tenido como objetivo, en los últimos años, el 
reconocimiento social y legal de sus peticiones. Por ejemplo, de los 
homosexuales, de los estudiantes, de los trabajadores y de los pueblos 
que buscan evitar que las compañías trasnacionales lleguen a su 
 
25 Touraine, Alain. Crítica de la modernidad. Fondo de Cultura Económica, México, 2000 p. 322 
 33 
comunidad; todos ellos le piden permiso al Estado para ser reconocidos 
y escuchados, y cuando éstos lo logran entonces hay leyes nuevas y 
reformas, adaptándose así a la lógica impuesta en lugar de crear 
mecanismos de verdadera relación con el otro. 
La acción de los individuos y de algunos grupos sociales fue resultado, 
en gran medida de la conversión de éstos en sujetos al aprovechar lo 
que Touraine define zonas de exclusión, es decir, aquellos espacios 
físicos y simbólicos que el sistema no es capaz de integrar, controlar y 
regular, lo que, por otro lado, es un claro ejemplo del significado y de la 
práctica de la diversidad y la otredad, de la libertad de los sectores y 
mucho menos de cubrir sus necesidades. La potencialidad que tienen 
estas zonas de exclusión es que se puede romper la reproducción de la 
vida cotidiana para hacer la aparición progresiva de una nueva forma 
de vida. 
De esta forma, los movimientos sociales “hacen la aparición de la 
relación entre regulación y emancipación y la relación entre 
subjetividad y ciudadanía”26, y se trata de promover la ilusión o, en 
otras palabras, de la esperanza de emancipación personal, social y 
cultural. 
En efecto, los primeros movimientos sociales tuvieron tanto éxito 
mientras el sistema aprendió a cooptarlos, a hacerlos parte de la 
cotidianidad por sus formas de manifestarse y organizarse. Ahora los 
movimientos sociales deben encontrar nuevas formas de organización y 
expresión que procuren salir de la situación de marginalidad a la que 
son reducidos por el grado de fragmentación en que se encuentran 
evitando que su diversidad sea institucionalizada y reivindicando la 
existencia de las/nuevas diversidades. 
 
26 De Sousa Santos, Boaventura. Los nuevos movimientos sociales. OSAL/septiembre 2011. P.p 
177 
 34 
En resumen, el nuevo orden social contiene “no sólo la industria y el 
trabajo de fábrica, sino también el comercio y el intercambio marcan 
irremediablemente esta universal reducción del hombre a la utilidad”27. 
Por lo tanto, si los sujetos/actores sociales siguen siendo seres de 
utilidad social ¿dónde queda espacio para quienes no conciben la vida 
bajo esos términos? 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
27 Garzón. Ob. Cit. p. 57 
 35 
El Otro en el mundo contemporáneo 
Este segundo capítulo tiene varios objetivos que tienen un punto de 
intersección. El primero es describir la propuesta de la sociología 
interpretativa, que supone reconocer que el mundo está compuesto por 
múltiples subjetividades y no por seres maquinizados destinados a 
cumplir una función. 
El segundo objetivo es contextualizar cómo el reconocimiento de que 
este mundo está compuesto de múltiples subjetividades que configuran 
un mundo multicultural. Por lo tanto se desarrollar la problemática que 
la multiculturalidad pretende solucionar, así como la problemática que 
surge en su aplicación. Finalmente, el tercer objetivo, problematizar 
acerca al Otro en el mundo contemporáneo. 
 
La forma de interpretar el mundo social que ha predominado durante 
mucho tiempo y que pretende universalizarse y naturalizarse es la 
racional que se difunde a través del enfoque naturalista, llamada 
positivista y que desemboca en lo estructural y en lo funcionalista. 
Desde este punto, se explica la vida social como un símil del mundo 
natural, es decir “los fenómenos sociales son tratados exactamente 
como si fueran fenómenos naturales, es decir, causalmente 
determinados por hechos físicos” 28 . Esta perspectiva utiliza la 
metodología propuesta por las ciencias naturales que se expresa en el 
método científico, aquel que incluye momentos como: la observación, 
para poder encontrar las generalidades (que convierte en 
universalidades), la creación de una hipótesis, la comprobación y, 
finalmente, la generación de conclusiones. A través de este método se 
han creado teorías que no sólo explican sino que también –aspiran a- 
predecir y planificar la vida social, hasta dominarla. 
 
28 Schütz, Alfred. Fenomenología del mundo social. Editorial Paidós. Buenos Aires. p. 33 
 36 
Con el desarrollo de la física social, se establece como regla general que 
se debe investigar de manera objetiva, es decir, hacer separación entre 
el juicio de valor (opinión) y los juicios de hecho (conclusiones de 
investigaciones). Con base en este supuesto se pretende que el 
científico debe separarse de su objetode estudio y evitar cualquier 
prenoción, logrando así conocimiento puro. 
Así mismo, esta corriente, a pesar de tener variantes con sus diferentes 
autores, concibe a la sociedad como una estructura. Consideran que se 
trata de un sistema integrado por elementos relacionados entre sí para 
que, con el buen desempeño de cada una de los elementos, se llegue al 
bien común. Así cada uno de estos cumple una función específica. De 
ahí su carácter funcionalista. 
Con la perspectiva de Talcott Parsons acerca del orden, la visión de la 
física social se refuerza. Él introduce categorías de estudio de los roles 
de los actores sociales (que deben desempeñar de acuerdo a la posición 
en la que se encuentran, como cuestiones dadas naturalmente) que 
realizan una función específica y que si alguno no actúa como el rol dice 
entonces la estructura se rompe. 
En general esta corriente sociológica define al individuo como un ser 
sin reflexión ni participación ni elección dentro de su vida y sociedad, 
se trata de un títere del sistema cultural, pues como lo explica Giddens, 
“Parsons formuló la propuesta de que los valores morales que se 
interiorizan durante el curso de la socialización puede ejercer una 
poderosa influencia tanto en los fines de la acción como en los medios 
con que dichos fines se persiguen. En la medida en que esos valores se 
institucionalicen dentro de una sociedad se producirá la cohesión social 
 37 
como participación en los objetivos y expectativas comunes que, por 
tanto, constituirán pautas de actividad coordinada”29. 
Y es justamente esta corriente la que predominó en el estudio de lo 
social y que forma parte de la explicación que busca imponerse como 
única y universal. Por mucho tiempo socialmente fue aceptada y 
asumida por una parte de los individuos, pero algunos otros se 
resistieron. 
Durante el siglo pasado –como se describió en el primer capítulo- 
surgieron autores que le dieron un giro a la forma de interpretar lo 
social. Se sustituy la noción de individuo por el concepto de sujeto, pero 
los antecedentes de esta nueva explicación parten de la corriente 
llamada hermenéutica. 
Retomando planteamientos del historicismo alemán, se comienza a 
tomar en cuenta –dentro del mundo científico- que cualquier 
conocimiento científico depende de un contexto específico. Se trataba 
de luchar contra el universalismo y reformular esa idea de que el 
individuo es un ser sin subjetividad. 
Con aportaciones de Dilthey quien reflexionó entorno a la especificidad 
de las llamadas ciencias del espíritu se construyó una nueva idea acerca 
del conocimiento social y se señaló que estas tenían una particularidad: 
es decir, no se trataban de explicar sino de comprender la conciencia 
por medio de la recuperación de las experiencias de vida. De esta 
forma, se formula un nuevo método de acercamiento hacía lo social. 
Esta propuesta incluye que es necesario que las personas revivan las 
experiencias de alguien más para poder comprenderlas pues cada una 
de ella altera la biografía de las personas. Es a través de la revivencia 
que se puede compartir la intención y la comprensión porque se logra 
completar el proceso en el que “yo transferí mi yo para ser su yo”, en 
 
29 Giddens, Anthony. La teoría social hoy. Editorial Alianza p. 204 
 38 
otras palabras, como lo dice el dicho popular, me puse en los zapatos del 
otro, lo cual me permitió comprenderlo. 
Esta propuesta se basa en el principio de los sujetos, sus acciones y sus 
intenciones, que tienen una intencionalidad al realizar cualquier 
acción. 
Con el desarrollo de esta forma de entender el mundo se introducen los 
conceptos de M. Weber, los cuales son importantes para afirmar la 
ruptura de paradigma. Principalmente explica que los sujetos realizan 
acciones sociales, aquellas que crean expectativa frente a otros y que 
está referida a otros. Se trata de acciones que tienen un sentido 
mentado a otros, es decir, que contienen intencionalidad y están 
referidas a otros. 
Siguiendo esta tesis, la acción social contiene un sentido que le 
imprime el sujeto, es decir, el mundo social está compuesto por sujetos 
que tienen intencionalidad (por lo tanto reflexión), entonces la 
subjetividad es parte esencial, hasta de los científicos30. Así se postula 
un proceso metodológico de conocimiento social. 
Los autores que comparten este punto siguieron apareciendo. Alfred 
Schütz no sólo siguió la línea sino que le adicionó elementos relevantes. 
Aunque fue Weber el primero en hablar de comprensión explicativa, 
definiéndola como un proceso racional que permite conocer el 
significado de cada relación social mediante la comprensión de la 
acción del sujeto y su significado. Schütz es el que precisa más 
elementos. 
 
30 Hago este énfasis porque con este punto se puede deducir que la ciencia no es neutral, pues 
también los científicos realizan sus estudios a partir de su subjetividad, lo cual no da como 
resultados conocimiento puro. Sin embargo, actualmente la visión científica es la que legitima 
ciertos procesos sociales y otros los condena, todo desde una postura neutral, lo cual es 
bastante perverso. 
 39 
La acción social se divide en dos momentos; primero sucede la acción 
en curso y se trata del momento justo en el que el actor está realizando 
la acción –precisamente cuando el actor está construyendo su 
significado subjetivo, su sentido- ; y el segundo momento que es el acto 
-la acción ya terminada, es decir, el acto completado y que se ubica 
dentro del contexto de significado-. 
Cada una de las formas de acción tiene una forma de comprensión, por 
lo que la comprensión también es de dos tipos. Puede ser 
observacional, que es la que se da en la acción en curso porque el 
observador participa vivencialmente en el curso mismo de la acción en 
curso. 
Pero también puede ser explicativa o motivacional (la que utiliza la 
sociología), que es la que se da en el acto, pues quien la realiza no está 
directamente relacionado con la vida cotidiana del actor, ya que se 
interpreta el significado subjetivo de acuerdo a motivos por qué y 
motivos para qué, considerando la experiencia y la expectativa del 
actor, construyendo así el significado objetivo. La comprensión 
motivacional no parte de la realidad directamente vivenciada sino del 
acto cumplido. 
Por ello, el conocimiento del pasado es importante para hallar el por 
qué de la acción ubicándose en la base de los antecedentes ya que es el 
que puede explicar ciertos aspectos del proyectar del actor y sus 
condiciones causales, por lo que es la parte objetiva. Mientras que el 
futuro es útil porque explica el para, es decir, los fines a lograr, los 
objetivos, pues son los motivos que instigan la acción y es la parte 
subjetiva. En palabras de Schütz “el conocimiento del pasado de los dos 
hombres es necesario para que yo pueda encontrar un contexto 
significativo inteligible en el cual ubicar sus acciones. El conocimiento 
del futuro de los dos hombres es esencial para determinar si sus 
 40 
acciones en el sentido subjetivo que estas tienen para ellos resultan 
adecuadas al contexto significativo que ya he conocido”31. Por lo tanto, 
el para forma parte del acción en curso mientras que el porque es un 
acto que implica reflexión en el tiempo. Con lo que se concluye que no 
se puede comprender el contexto significativo (motivos) de las 
personas si no se conocen el para y el porque. 
El significado subjetivo de la acción es aquel significado que el actor 
construye mientras realiza la acción. Schütz escribe “es obvio que una 
acción sólo tiene un significado subjetivo: el del actor mismo. Es X 
quien da significado subjetivo a su acción y los únicos significados 
subjetivos que le dan F y S en esta situación, son los significados 
subjetivosque dan a sus propias acciones, es decir, sus acciones 
consistentes en observar a X”32. Mientras que el significado objetivo es 
aquel que se construye cuando se trata de un acto cumplido, es aquel 
que surge después de un proceso de reflexión y cuando ya se ha 
encontrado el motivo para y por qué; y lo puede construir el actor o un 
Otro. El significado objetivo es aquel que se construye a partir de 
convenciones, en palabras de Schütz “nos proponemos también atribuir 
significado objetivo a ciertas objetividades ideales, tales como los 
signos y las expresiones”33. 
La cuestión a resaltar de las aportaciones de Schütz es que define que la 
estructura del mundo social no es ni ontológica ni homogénea, por lo 
que se define como un sistema complejo de perspectivas. Es compleja 
porque el sí mismo percibe y aprehende del otro. Dentro del mundo 
cada grupo tiene una pauta cultural propia, es decir, la vida grupal 
comparte valoraciones, instituciones y sistemas de orientación y guía 
 
31 ibid p. 57 
32 ibíd p. 62 
33 ibíd p. 63 
 41 
propias para llevar a cabo las acciones sociales. La pauta cultural –
acervo de conocimiento, modelos interpretativos, símbolos, lenguaje- 
de cada grupo es un esquema estandarizado que es reconocido por 
antepasados, autoridades y maestros como guía para el mundo social. 
Esta estructura está integrada por: UMWELT que consiste en la relación 
cara a cara o directa, es el nosotros en el aquí y ahora, donde se ponen 
a prueba las recetas. MITWELT consiste en la relación indirecta, es el 
ellos que no comparten el aquí y ahora, pero que están en el presente. 
En otras palabras, los contemporáneos. VORWELT también llamado 
predecesores, consiste en estructuras significativas heredadas que se 
recrean por medio de la comprensión objetiva significativa, son las 
relaciones en el pasado. Finalmente, FORWET o los sucesores, los del 
futuro, el más difícil porque está fuera del alcance del yo. 
Todas estas partes de la estructura comparten un mundo y por lo tanto 
intervienen en la vida y experiencia del otro, se conozcan 
personalmente o no, pues de alguna manera se tienen alcance. El 
mundo social tiene una especie de memoria colectiva que va 
salvaguardando las interpretaciones que a los sucesores les van a 
llegar, por lo que se dice que el mundo se nos presenta preinterpretado. 
Esta estructura, según dice Schütz, tiene la característica de ser 
intersubjetiva porque es entre sujetos, él dice “los fenómenos del 
mundo externo no sólo tienen significado para usted y para mi, para F y 
S, sino para cualquiera que viva en él […]Todo acto mío mediante el 
cual doto al mundo de significado se remonta a algún acto de dotación 
de significado de parte de usted con respecto al mismo mundo. El 
significado se constituye, por lo tanto, como un fenómeno 
intersubjetivo”34. 
 
34 Schutz, Alfred. Fenomenología del mundo social. Ed. Paidos. p. 62 
 42 
Explica que por el simple hecho de existir el Otro entonces se introduce 
la intersubjetividad, pues en el mundo es para Otros y de Otros. Pese a 
que el mundo es un mundo preinterpretado y se parta de los mismos 
horizontes de tipicidad, la realidad no es homogénea. Schütz aclara “el 
mundo inmediato de mis semejantes se extiende gradualmente al 
mundo más amplio de mis contemporáneos”35, o en otras palabras, cada 
una de las personas es semejante, contemporáneo, predecesor y/o 
sucesos de Otros ya que con unos comparte el espacio y el tiempo, pero 
con otros comparte la experiencia más no la vive directamente. 
Es importante tomar en cuenta que el establecer e interpretar el 
significado de las acciones es un proceso que parte de la perspectiva del 
que está interpretando, pero ésta está compuesta por su biografía y su 
conjunto de tipificaciones que ha aprendido socialmente. Sin embargo, 
todas las personas interpretan y dan sentido aunque no lo haga 
conscientemente. Además, la interpretación del mí mismo nunca será la 
interpretación de los Otros –aunque estas se parezcan- pero sí lo 
vivencían juntos. 
El gran problema de la sociedad es que da por sentado el significado del 
mundo social a partir del acervo de conocimientos moderno. Es decir, 
este acervo se utiliza como punto de referencia para hacer e interpretar 
esperando que todos tengan el mismo punto de partida. De aquí que 
parezca como natural. 
 Al tomar en cuenta que el mundo es el lugar donde se entablan 
relaciones entre un yo/nosotros y un tú/ustedes se puede tener claro 
que la comprensión no se reduce a un método sociológico, sino que es el 
proceso a partir del cual los actores conocen e interpretan el mundo, 
tomando postura en su relación con los Otros, en palabras de Schütz 
 
35 ibíd p. 34 
 43 
“este mundo tiene sentido no sólo para mi, sino también para usted y 
parta todos”36. 
El autor considera que la acción se convierte en social cuando un 
individuo es interpreta y contesta por la acción de Otro(s) por lo que la 
acción sufre modificaciones al accionar los otros. En contraste, Weber 
no toma en cuenta el cómo se constituye el significado de un actor ni 
las modificaciones que sufre su significado para los demás 
participantes o un observador no participante. Schütz introduce a la 
comprensión el Yo y Otro(s), y hace hincapié en “la diferencia 
fundamental que hay entre mi interpretación de mis propias vivencias y 
mi interpretación de las vivencias de otra persona” 37 , pues es 
importante tener claro que al vivir en el mundo social se vive con Otros 
y para Otros, dando dirección de sus vidas a los demás, por lo que la 
comprensión la hace el actor y el otro. 
Así es como introduce Schütz en el estudio sociológico al yo y al Otro, 
pues cada uno tendrá una interpretación distinta de la misma acción y 
sólo será subjetiva la del actor que realiza la acción porque es quien 
construye el significado subjetivo mientras realiza la acción. Estas 
aportaciones hacen evidente que al vivir en el mundo se vive con Otros 
y para Otros –no sólo sujetos, también fauna y flora-, por lo tanto, 
cuando la acción de un individuo es interpretada y contestada entonces 
ha sido modificada al accionar los otros, es decir, Schütz hace hincapié 
en la diferencia que existe entre la interpretación de las acciones 
propias y la interpretación de las acciones de los otros. 
Con la memoria social –antes mencionada- y el presente vivido 
compartido por los actores que se relacionan a través de sus acciones e 
 
36 Schutz, Alfred. Estudios sobre teoría social. Amorrortu editores, Buenos Aires. p. 22 
37 Schutz, Alfred. Fenomenología del mundo social. Ed. Paidos. p. 38 
 44 
interpretaciones, haciendo del mundo social en tanto espacio de las 
múltiples subjetividades que se relacionan entre sí. , 
Es decir, el mundo no sólo es un asunto individual, en él viven 
humanos, cada uno posee su propio universo de significación. Los 
actores deben tomar en cuenta, entonces, que el yo se encuentra 
ubicado en un aquí y el Otro ubicado en un allá, por lo que no pueden 
apreciar lo mismo, para ambos algunos elementos les quedan fuera de 
su alcance, si bien ambos están en estrecha relación. 
Así, el estudio de lo social consiste en conocer lo que Leticia Ruano le 
llamo nos-otros; o lo que Schütz define como un sistema complejo de 
perspectivas, es decir, es importante reconocer que por el simple hecho 
de existir el Otro se introduce la intersubjetividad pues el mundo es 
para otros y de otros ya que se comparte espacio y tiempo. Para lograr 
esto, es necesario captar la historia y biografía de los actores sociales, 
pero sobre todo romper con esa concepción que dice que el 
comportamiento es universal. 
Como se vio en el capítulo 1, anteriormente

Otros materiales