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1 
 
 
 
 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
PROGRAMA DE POSGRADO EN ECONOMÍA 
FACULTAD DE ECONOMÍA ♦ DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO 
 
ECONOMÍA URBANA Y REGIONAL 
 
 
La espacialidad de las solidaridades económicas en América Latina: su construcción desde dos 
casos de estudio en México y Colombia 
 
TESIS 
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE 
Doctor en Economía 
 
PRESENTA: 
Víctor Alejandro Rosales Velázquez 
 
TUTOR PRINCIPAL 
Dr. José Gasca Zamora 
Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM 
 
MIEMBROS DEL JURADO: 
 Dr. Javier Delgadillo Macías 
Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM 
 
Dr. Boris Marañón Pimentel 
Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM 
 
Dr. Juan Alberto Arancibia Córdova 
Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos, UNAM 
 
Dr. Francisco Manuel Gutiérrez Ochoa 
Instituto de Ciencias de Gobierno y Desarrollo Estratégico, 
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla 
 
Ciudad Universitaria, Cd. Mx., Mayo de 2017 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
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objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
 
 
 
Agradecimientos 
 
Deseo agradecer al Dr. José Gasca Zamora por apoyar todo el camino de este trabajo. Asimismo, al Dr. 
Javier Delgadillo por sus atinados comentarios. Al Dr. Boris Marañón por su empeño en ampliar las 
posibilidades de esta investigación. Hago extenso el reconocimiento al Dr. Juan Arancibia y al Dr. 
Francisco Gutíerrez cuyos aportes de frontera son un nutriente esencial de ideas para este trabajo. 
 
A la Universidad Nacional Autónoma de México 
 
Al Posgrado de la Facultad de Economía 
 
Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) 
 
A los compañer@s de las Comunidades Campesinas en Camino, por su amable diálogo y contribución a 
este trabajo de investigación. 
 
A la Universidad del Cauca, Colombia. Al Dr. Carlos Corredor Jiménez y Dr. Olver Quijano Valencia 
 
Al Consejo Regional Indígena del Cauca, Colombia. Por su hospitalidad, fraternidad y lazos de solidaridad 
que tejen día con día. 
 
 
Dedicatorias 
 
A mi Mamá Raquel Velázquez Zamora A Martha Elena Jiménez Jiménez 
 
La fuerza y energía vital que ha impulsado toda Tu espíritu y tu sonrisa me ha 
mi existencia. enseñado una parte esencial de la vida. 
 
A mi hermano Aldo Rosales Velázquez por nuestra sinergia mutua por un mundo más armonioso entre 
seres vivos. A Frankie (Bebé/Abuelo), me enseñaste tantas cosas sin decir una sola palabra. 
 
3 
 
A mi hermano Carlos y su familia Richard, Axel y Ana. 
 
A mi hermana Raquel, Alexis, Rodrigo y Emily. 
 
A mi Papá Alejandro Rosales. 
 
A todos mis amig@s desde la infancia hasta hoy. A Trini, Alejandro González Monge, A Rodrigo Orduño, 
Yaucalli Mancillas, Jorge Hernández, Luis Reyes, Renato Santoscoy. 
 
De manera muy especial a Esteban Bernabé. 
 
A mis amistades recientes: Ángela Sánchez, Laura Cantera, Aida Vázquez, Ricardo Aguilar, Gustavo 
Álvarez, Laura Gutiérrez, Mario Mendoza Heriberto Yalanda (Pocho) 
 
A mis Profesores cuyas enseñanzas me han permitido entender aspectos valiosos de la sociedad: Rocío 
Vivanco, Rogelio Sánchez Arrastio, Alejandro Roldán, Boris Marañón, Jorge Bello. 
 
A Sam, Tita y todos los Perros que tanto enseñan en esta vida. 
 
A todas aquellas personas y hermanos animales que han luchado alguna vez por tener una existencia más 
justa, digna, respetuosa y armoniosa. 
 
 
 
 
 
 
 
4 
 
 
 
Introducción ...................................................................................................................................................... 7 
 
Planteamiento del problema.............................................................................................................................. 8 
 
Objetivos ........................................................................................................................................................... 9 
 
Hipótesis............................................................................................................................................................ 9 
 
CAPÍTULO I. ....................................................................................................................................................... 10 
 
UNA VISIÓN CRÍTICA DE LA CIENCIA ECONÓMICA .............................................................................................. 10 
 
1.1 Introducción............................................................................................................................................. 10 
 
1.2 La visión actual de la economía: historia y fundamentos teóricos ............................................................. 11 
 
1.2.1 Los primeros intentos para construir la ciencia económica: mercantilistas y fisiócratas ................... 14 
 
1.2.2 La consolidación de la ciencia económica: Los clásicos..................................................................... 15 
 
1.2.3 La construcción del pensamiento neoclásico ................................................................................... 17 
 
1.3 Balance del capítulo ............................................................................................................................... 21 
 
CAPÍTULO II ..................................................................................................................................................... 23 
 
LA SOLIDARIDAD ECONÓMICA DESCOLONIAL: VISUALIZACIÓN, RECONOCIMIENTO, LÓGICAS Y APORTES ........ 23 
 
2.1 Introducción........................................................................................................................................... 23 
 
2.2 Bases epistemológicas para la construcción teórica de la Solidaridad Económica Descolonial ................. 24 
 
2.2.1 ¿La ciencia económica solidaria o la solidaridad económica? ........................................................... 24 
 
2.2.2 La descolonialidad ........................................................................................................................... 27 
 
2.2.3 Crisis Societal .................................................................................................................................. 33 
 
2.3 La solidaridad económica descolonial ..................................................................................................... 38 
 
2.3.1 Una aproximación a su identificación conceptual ............................................................................ 38 
 
2.3.2 Solidaridad Económica: reconceptualización ................................................................................... 41 
 
2.3.3 Relaciones, actividades y Actores/Sujetos del sector solidario ........................................................ 50 
 
2.3.4 Racionalidad del sector solidario de la economía ............................................................................. 62 
 
2.3.5 Los ámbitos de la solidaridad económica ......................................................................................... 66 
 
2.4 Las Comunidades Campesinas en Camino y la Economía Propia del Consejo Regional Indígena del Cauca: 
las experiencias de solidaridad económica a investigar en Latinoamérica: el problema central ..................104 
 
2.5 Reflexión final sobre la construcción de la solidaridad económica ........................................................ 107 
 
 
CAPÍTULO III .................................................................................................................................................. 110 
 
Dimensiones históricas y relaciones teóricas de frontera en las economías solidarias. El antecedente de las 
solidaridades económicas .............................................................................................................................. 110 
3.1 Introducción......................................................................................................................................... 110 
 
3.2 Fuentes históricas de la economía solidaria .......................................................................................... 110 
5 
 
 
3.3 La economía solidaria en el contexto del sistema capitalista................................................................. 111 
 
3.4 Construcción y revisualización histórica de las economías solidarias frente al neoliberalismo ............... 113 
 
3.4.1 Gestación neoliberal...................................................................................................................... 114 
 
3.4.2 ¿Neoliberalismo: ¿Qué plantea y quiénes lo hacen? ........................................................................ 114 
 
3.5 La construcción histórico-teórica de las economías solidarias como precedente teórico de las 
solidaridades económicas .......................................................................................................................... 119 
 
3.6 El enfoque central de las economías solidarias frente a la economía neoinstitucional y la economía 
política: distinciones y alcances.................................................................................................................. 120 
 
3.7 Sumario argumental de la economía solidaria y sus alcances ................................................................ 132 
 
3.8 Gestión organizativa en la perspectiva solidaria ................................................................................... 137 
 
3.9 La geografía de las Solidaridades Económicas ....................................................................................... 140 
 
3.10 Balance del capítulo ........................................................................................................................... 144 
 
CAPÍTULO IV. ................................................................................................................................................. 146 
 
LAS EXPERIENCIAS DE SOLIDARIDAD ECONÓMICA EN SU DIMENSIÓN DESCOLONIAL: REAPRENDIZAJE TEÓRICO 
A PARTIR DE LA LOCALIDAD ........................................................................................................................... 146 
 
4.1 Introducción......................................................................................................................................... 146 
 
4.2 Naturaleza y descolonización territorial................................................................................................ 147 
 
4.3 La espacialidad de la subjetividad descolonial ...................................................................................... 149 
 
4.4 Lugares descolonializados en el trabajo ................................................................................................ 157 
 
4.5 Ubicación de las autoridades en proceso de descolonización ............................................................... 165 
 
4.6 El sexo/género descolonial y su territorialidad ..................................................................................... 171 
 
4.7 Balance del capítulo ............................................................................................................................. 174 
 
CAPÍTULO V ................................................................................................................................................... 177 
 
La solidaridad económica en Latinoamérica: visiones y espacialidades autogestivas construidas desde México y 
Colombia ....................................................................................................................................................... 177 
 
5.1 Introducción......................................................................................................................................... 177 
 
5.2 La Solidaridad económica en México a través de un contexto espacial comunitario: las Comunidades 
Campesinas en Camino y su influencia en la región del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca.............................. 178 
 
5.2.1 Los significantes solidarios en las experiencias mexicanas.............................................................. 179 
 
5.2.2 Las CCC y la construcción de una geografía de solidaridad económica descolonial en movimiento. 186 
 
5.3 Las economías propias en el Cauca, Colombia ...................................................................................... 207 
 
5.3.1 El contexto histórico/local del Consejo Regional Indígena del Cauca: su razón histórica. ................ 207 
 
5.3.2 La descolonialidad en las prácticas cotidianas de los miembros del CRIC y sus interacciones locales 
heterogéneas ......................................................................................................................................... 213 
6 
 
5.4 Las geografías de la solidaridad económica engendradas desde la práxis: una sistematización 
vivida/concebida........................................................................................................................................ 
238 
5.5 Balance del capítulo ............................................................................................................................. 241 
 
Conclusiones, límites y expectativas de pugna por la visibilización del saber societal y las prácticas solidarias 
descoloniales en espacios/tiempos alternativos............................................................................................. 242 
 
Bibliografía .................................................................................................................................................... 249
7 
 
 
Introducción 
 
 
El presente trabajo de investigación ofrece aportes para visualizar otras racionalidades económicas 
que han pasado desapercibidas desde la forma convencional de estudiar la economía. En el primer 
capítulo se aborda una sistematización crítica de la historia cómo se gestó la ciencia económica en 
general y de la imposición de la síntesis neoclásica en lo particular. A partir de observar un 
“monopolio” epistémico por parte de tal visión de la economía, se plantea en el segundo capítulo la 
emergencia de una teoría de la solidaridad económica, cuyos antecedentes teórico/históricos 
descansa en la propuesta de la economía solidaria. En ese capítulo se hace una revisión extensa 
sobre quiénes son los actores de tales experiencias, cuál es su racionalidad y las formas de producción, 
circulación y consumo que ahí se manifiestan. En el mismo tenor de argumentación se plantean ahí 
novedosas concepciones alternativas a las ofrecidas por la economía, por supuesto que son 
susceptibles de difusión y discusión para conocer la aceptación que de ellas se tenga. 
En el tercer capítulo se recogen las aportaciones valiosas de autores de la economía solidaria 
en el afán de ubicar los antecedentes de la teoría aquí propuesta; aunado a ello se explicita qué 
elementos de la espacialidad crítica de autores como David Harvey, Immanuel Wa llerstein o Lefebvre 
son herramientas conceptuales útiles para concebir una espacialidad/temporalidad de la solidaridad 
económica. 
En el cuarto capítulo hay una serie de análisissobre las experiencias de solidaridad económica 
a escala mundial, centrándose en lo que sucede en África, Asia y América Latina. Ahí ya se aplica la 
herramienta teórico/conceptual de los ámbitos sociales cohesionados por la idea de totalidad, que 
implica un análisis transdiciplinario. Bajo dicho enfoque se sitúan elementos import antes para abonar 
en la sistematización central que se ventila en el quinto capítulo. 
La evidencia de la praxis que permite comprender la solidaridad económica se extiende a través 
del quinto apartado de esta investigación. Ahí se “liberan” las potencialidades prácticas que plantea la 
teoría aquí defendida, pera aún más, tiene la función de retroalimentar el esquema teórico. En ello se 
muestra cómo tal “ida y vuelta” teórica/práctica enriquece el análisis y aspira a servir de sistematización 
para las colectividades que hoy día lucha en su cotidianidad por ejercer prácticas que les permitan su 
reproducción de vida con dignidad. 
El sexto apartado es el corolario de este trabajo de investigación y expone las conclusiones, los 
límites que se ubicaron al desarrollar el proyecto, la investigación y el análisis mismo, al tiempo que 
expone algunas ideas de expectativas gestadas en el orden de la presente obra.
8 
 
Planteamiento del problema 
 
 
En las últimas décadas, a nivel mundial se ha consolidado una forma muy particular de concebir, difundir 
y aplicar lo que se conoce como “ciencia económica” vinculada de manera irrestricta a una rama 
conocida como teoría neoclásica. Tal versión de la economía ha impuesto su visión sobre cómo ha de 
ceñirse tal disciplina. En tal contexto se hace urgente dar luz a otras miradas epistémicas de observar 
e intervenir en los procesos materiales de las sociedades, es decir, otra manera de hacer economía. 
La visión neoclásica de la economía ha traído al mismo tiempo una aplicación de polít icas 
económicas en donde el Estado ha dejado de intervenir en el llamado “sector económico” y ha dejado 
que las libres fuerzas del mercado fijen los precios, en un hipotético acuerdo entre productores y 
consumidores en infinidad de mercados particulares. En América Latina ello ha dado pie al surgimiento 
del llamado Neoliberalismo. Sin embargo, el implante de tal modelo de desarrollo ha implicado la 
exclusión de millones de personas de la economía formal, es decir, del acceso a un empleo remunerado 
y con prestaciones sociales. 
En forma paralela a tales situaciones acaecidas, sobre todo a partir de la década de los ochenta, 
han surgido proyectos comunitarios, colectivos, cooperativos; para hacer frente a la pérdida de ingresos 
desde la economía formal; junto a ellos las comunidades indígenas ancestrales han vuelto a emerger 
como una opción de reproducción de la vida que muestra la importancia de la colectividad para producir, 
circular y satisfacer necesidades no sólo materiales sino aún más simbólicas/subjetivas. La emergencia 
de unos y otros en América Latina hace necesaria la reflexión teórica/conceptual que significa un aporte 
para entender otras formas de ejercer la economía. Bajo esa gama diversa de experiencias solidarias 
se propone la construcción de una teoría que implique la sistematización sólida de tales vivencias, pero 
bajo el cobijo de una mirada epistémica transdiciplinaria, de ahí que se retome la descolonialidad del 
poder como una herramienta teórica de suma valía para la construcción de lo que aquí se denomina 
solidaridades económicas. 
Asimismo, se precisa la necesidad de encontrar qué elementos espaciales conlleva pensar un 
tipo de racionalidad solidaria económica; no son los mismos lugares de la reproducción del capital, pero 
entonces cómo se constituyen; he ahí una de las grandes interrogantes que se plantea desvelar el 
trabajo de investigación aquí abordado. 
Para constituir la novedosa teoría de la solidaridad económica se plantea necesaria una visión 
desde la praxis que de forma continua aborde las racionalidades que tal episteme requiere para 
corroborar su existencia. De ahí que sea oportuno y necesario abordar el análisis de dos proyectos 
solidarios en América Latina, uno en el Istmo de Tehuantepec; Oaxaca, con las Comunidades 
Campesinas en Camino, una Sociedad de Solidaridad Social y por otra parte el Consejo Regional 
Indígena del Cauca, en Colombia.
9 
 
A partir de esos dos casos se observará y verificará que la solidaridad económica se constituye 
y reproduce sus racionalidades en la praxis, pero que al mismo tiempo se pueden ubicar ahí 
espacios/tiempos diferenciados, que hasta hoy no han sido percibidos en la literatura 
económico/geográfica. 
 
 
 
Objetivos 
 
 
General 
 
 
 
Constituir las bases teóricas/conceptuales de una solidaridad económica y la especificidad de sus 
espacios y tiempos como alternativas al patrón de poder capitalista manifestado en América Latina. 
 
 
Particulares 
 
- Realizar una crítica histórico/epistémica a la construcción de la ciencia económica. 
 
- Sustentar las bases teórico/conceptuales de la solidaridad económica. 
 
- Analizar las raíces histórico/epistémicas de la solidaridad económica así como proponer sus bases 
espaciales/temporales. 
- Evaluar algunas experiencias de solidaridad económica en Asia, África y América latina. 
 
- Analizar dos experiencias de solidaridad económica en México y Colombia para co/gestar de forma 
práctico/teórica la solidaridad económica. 
 
 
 
 
 
 
 
Hipótesis 
 
 
 
 
Los sujetos sociales solidarios en sus facetas económicas de producción, distribución y consumo se 
ubican para reproducir su vida antes que acumular ganancias. Interactuan con espacios/tiempos 
mercantiles con fines de complementariedad y de sobrevivencia material al tiempo que gestan sus 
propios tiempos y lugares con una racionalidad solidaria/económica. Están en una búsqueda constante 
por incrementar su producción material y su reproducción como colectivos, pero aún no logran 
consolidar sinergias que impliquen la construcción de un amplio, sostenido y regular sector.
10 
 
CAPÍTULO I. 
 
UNA VISIÓN CRÍTICA DE LA CIENCIA ECONÓMICA 
 
 
 
1.1 Introducción 
 
 
El presente apartado hace un recuento de cómo se ha construido teóricamente la ciencia económica. 
En qué conceptos centrales han pensado sus creadores, pero no desde una visión “pura”, (como si 
fuesen teóricos que se encuentran más allá de la singularidad histórico/social que vivieron) al contrario, 
se trata de ubicar sus ideas/conceptos/teorías bajo un criterio de posición ideológica/política e incluso 
de pertenencia a una clase determinada. Todo ello para conocer y ubicar el porqué de sus 
argumentaciones, derivaciones y sobre todo enfoques sobre algunos aspectos de la realidad 
económico/social de sus tiempos. 
La exposición se enfoca así no sólo para fines descriptivos, sino para desvelar las orientaciones 
que dichos autores/teóricos pretendían validar una forma de ver el ámbito económico de su realidad 
vivida y también una forma de heredar o cimentar así como de concebir/actuar la esfera económica en 
diferentes escalas/sectores/tiempos: local, agrícola, industrial, regional, nacional, comercial, 
internacional, global. 
La intención es ubicar conceptos centrales a los que se dieron mayor importancia de parte de 
los autores a citar/analizar. Argumentos para identificar la esfera de lo económico, constituirlo, 
difundirlo/imponerlo por vías de hecho o de constitución en ciencia a través de la academia formal. 
Surgen así conceptos centrales como: el comercio, la tierra, valor, valor de uso, valor de cambio, 
trabajo, división del trabajo, escasez, propiedad privada, mercado, riqueza, producto, producción, 
industria, productores, utilidad, precios, dinero, equilibro, racionalidad del individuo, modelos 
matemáticos, consumidores, preferencia de los consumidores, utilidad total, utilidad marginal entre 
otros. 
 
Queda fuera de este análisis de la construcciónde la ciencia económica el análisis marxista, se 
preguntará el lector el porqué de tal mutilación a dicha “historia”. La razón tiene tintes metodológicos, 
ya que se considera que el análisis marxista es una “piedra angular” que cont ribuye a entender el 
sistema/mundo/moderno/colonial Capitalista, frente y junto al cual la propuesta de la Solidaridad 
económica -a develar en este trabajo de investigación- será constituida. De ello se desprende que el 
análisis marxista se explicite en colaboración a una crítica de la fase neoliberal de tal modelo, expuesta 
en el capítulo tercero de esta obra.
11 
 
1.2 La visión actual de la economía: historia y fundamentos teóricos 
 
 
Hoy día la economía es vista como una ciencia vinculada a elementos cuantificables, cuyas 
manifestaciones pueden ser evaluadas a partir de tendencias generales establecidas que operan a 
escala mundial, como la oferta y la demanda, así como a una concepción de racionalidad en los 
individuos o las empresas, en cuanto a su “naturaleza” de tratar de maximizar la utilidad o beneficios. 
En distintos ámbitos, se establece una relación directa de tal ciencia con algunas actividades concretas, 
como las operaciones de una Bolsa de Valores, las finanzas en los bancos, exportaciones o 
importaciones de los países, fenómenos de incremento de precios, entre muchas otras. 
Incluso una división formal académica muy socorrida es la separación del estudio de esta ciencia 
en Microeconomía y Macroeconomía, cuyas aportaciones teóricas son una rama, importante sí, pero 
no la única en esta área del conocimiento. Parece así, que todas las estructuras de relaciones 
económicas se agotan en estos ámbitos. Lo cuantificable, la racionalidad material de obtener más 
recursos materiales con el menor esfuerzo, las relaciones en función de los productos o servicios y el 
estudio formal de los individuos, las empresas y las cuentas nacionales. 
¿Qué individuo o empresa no piensa en las ganancias que percibirá por prestar un bien o 
servicio? ¿Quién no quiere trabajar menos horas y elevar su salario? ¿Qué empresa no piensa en 
disminuir los costos de las materias primas para aumentar su tasa de ganancia? ¿Quién no espera 
recibir una tasa de interés más elevada por sus ahorros en el banco? ¿Qué consumidor no se guía por 
la baja de los precios que ofrecen los supermercados? ¿Qué contribuyente no espera que los impuestos 
disminuyan? 
Parece que existe una visión “universal” afirmativa como respuesta a dichas preguntas. Así 
como que dichos actores (consumidor, contribuyente, mano de obra, empresas, productores) son las 
únicas estructuras conceptuales que caben en la economía. Sin embargo, ni tales estructuras de 
relaciones económicas siempre han existido, ni mucho menos quiere decir que tales preguntas sean 
neutrales, antes bien se deben observar en un complejo sistema llamado capitalismo, cuyas 
instituciones tratan de orientar que esta “racionalidad” material es por excelencia la racionalidad del ser 
humano: universal, atemporal, “natural”. 
Dicha visión es perfectamente “normal” hoy día desde muchas subjetividades individuales, 
centros de investigación o en el mundo empresarial. Sin embargo, los fundamentos históricos de tal 
forma de ver la ciencia económica casi nunca son desvelados. Aquí se presentarán la historicidad y los 
fundamentos ideológicos que han llevado al devenir conceptual de la economía por dicha vertiente. 
Desde sus antecedentes iniciados por las ideas mercantilistas o fisiócratas, pasando por la vertiente 
objetiva del valor, o escuela clásica del pensamiento económico; hasta el más contemporáneo 
constructo teórico conocido como escuela subjetiva o neoclásica del valor.
10 
Es preciso aclarar que el concepto de valor es recurrente en la economía, desde sus primeros 
intentos por convertirla en una ciencia. Ello, como se verá, no escapa de momentos históricos, 
ideológicos, sociales, filosóficos, culturales y políticos. No se agotarán cada uno de estos otros 
aspectos, sino que serán tratados de forma general con miras a identificar cuáles son las raíces de la 
concepción “común” que hoy se tiene de lo económico, de la economía y qué tipo de ciencia se hace 
hoy día en este campo de conocimiento. 
El punto de llegada hacia la actual teoría económica cuantitativa-neoclásica, que es dominante 
del pensamiento económico, representa la base de discusión teórica frente a la alternativa que en el 
cuerpo de la investigación completa se pretende desarrollar, a saber: la teoría de la solidaridad 
económica con una perspectiva descolonial. 
 
 
 
 
 
1.2.1 Los primeros intentos para construir la ciencia económica: mercantilistas y fisiócratas 
 
 
Como se comentó líneas arriba, la forma de abordar la construcción de la ciencia económica debe 
reconocer aspectos variados, como los sociales, políticos, filosóficos, culturales, entre otros. Hacía 
fines del siglo XVI las relaciones económicas entre diversas sociedades o incipientes Estados - 
nación, se encontraban impregnadas por el reciente descubrimiento del continente Americano, y ello 
representó un incremento inmediato en la cuantía de recursos naturales o materias primas, susceptibles 
de ser comercializadas por tales regiones conocidas hoy como Europa, y de manera particular por 
Europa Occidental (Wallerstein, 2011:94-95). 
Entre los nuevos recursos materiales del “nuevo mundo” los minerales, cuya transfo rmación 
representaba el incremento en el dinero usado en aquella época, -medios de pago-, activaron de forma 
inmediata la circulación de mercaderías de territorios de lo que hoy son Inglaterra y Holanda hacía otras 
regiones, como la actual España o Portugal, que eran dueños de tales recursos monetarios. Es decir, 
los dos primeros se consideraban exportadores de productos y conseguían recursos monetarios, su 
acumulación representaba un incremento en la riqueza de la nación, ya que se podía adquirir una 
mayor cantidad de productos en el futuro. 
Esa visión de acumulación monetaria y sus implicaciones en esas naciones exportadoras, vía 
el comercio internacional, representaban los primeros intentos por orientar la reflexión y explicación de 
lo económico (Mun,1954:3-5). 
De forma paralela, Wallerstein (2011:120) relata de manera clara los impactos en las áreas de 
comercio en los países europeos, de esta nueva etapa de relaciones de producción, las cuales no 
estaban desapegadas de actores económicos que tenían un rol específico en lo que dicho autor
11 
denomina Sistema-mundo capitalista. Esclavos, siervos, granjeros arrendatarios, trabajadores 
asalariados, pequeños propietarios libres, (Yeomen); artesanos independientes, la burguesía patricia, 
el clero y la burocracia. Esos nuevos actores coexistían con nuevas instituciones que se iban 
construyendo o la transformación de otras, el caso del moderno Estado-nación. 
Ese ambiente de intercambios mercantiles a escala mundial, incluyendo las nuevas tierras 
conquistadas, representaba la base material sobre la que pensadores como Thomas Mun trataban de 
explicar la creación de la riqueza, pensamiento conocido en la economía convencional como 
mercantilista. 
Hacia mediados del siglo XVIII, el centro de discusión teórica pasó de la esfera de la circulación 
y acumulación monetaria para ubicarse en el ámbito de la producción. La riqueza, como un concepto 
central de los intentos por construir la ciencia económica, se planteó como producto de actividades 
ligadas a la agricultura, que durante los siglos XVI y XVII había tenido una expansión constante en 
países como Inglaterra y Francia. Nacía bajo dichas premisas la escuela de pensamiento Fisiócra ta 
(Naredo, 1987:84). 
Uno de los principales pensadores de la importancia de la tierra como fuente primaria de 
creación de riqueza fue Quesnay. En su obra principal, el famoso Tableau Économique, trató de explicar 
cómo, a partir de los gastos productivos de una sociedad:en agricultura, pastizales, bosques, minas, 
pesca entre otras, se puede aumentar el producto neto de aquella. Entendía el producto neto como el 
aumento material de dichas actividades productivas para canalizarlas a la venta, interna o comerciada 
al extranjero, y la posterior canalización de los recursos monetarios obtenidos hacia esas mismas 
actividades (Quesnay,1987:40). 
Dicho Tableau Économique es un esquema separado en tres columnas que trata de explicar 
cómo los gastos de una nación, previo descuento de los impuestos pagados al Estado, son canalizados 
por una parte en productivos -ya mencionados- y por otra parte a los “estériles” ubicados en actividades 
manufactureras, comerciales o intereses sobre el dinero; así como su evolución a partir de la 
reproducción en las actividades productivas. Entonces la cuestión central giraba en torno a los 
productos de la tierra, ahí estaba la riqueza de una nación (Quesnay, Ibídem). 
En dicha escuela fisiócrata, el concepto de valor estaba vinculado a la transacción comercial de 
las riquezas materiales, consecuencia de las actividades productivas, le llamaban “valor venal”; aunque 
no consideraban que tal valor monetario coincidiera de manera exacta a su contraparte material. Es 
decir, los fisiócratas sentaron las bases, en algún sentido, de la teoría objetiva del valor; en el sentido 
de arraigar sus ideas sobre las bases u objetos materiales que la naturaleza ha ofrecido; aunque tal 
proceso estuviera vinculado más a la reproducción natural de sistemas como la agricultura que en la 
parte de transformación de las materias primas por el trabajo, como lo ubicaron los llamados “clásicos” 
de la economía (Naredo,1987:111).
12 
 
1.2.2 La consolidación de la ciencia económica: Los clásicos 
 
 
 En la tradición de la historia económica se consideran las obras de Adam Smith (Sobre la 
 
Riqueza de las Naciones -1776- ) y David Ricardo (Principios de Economía Política y Tributación -1817- 
 
) como las precursoras del basamento de la ciencia económica. 
 
El primero, a partir de su obra, trata de cubrir el espectro total de las relaciones económicas 
de una nación. Su obra hace alusión a que las actividades económicas están basadas en el concepto 
de trabajo y su división, éste es la base sobre la cual se satisfacen las necesidades económicas de 
una sociedad, lo cual es asimilado en su concepción como Riqueza. Su obra es completada por el 
papel del capital, es decir, la combinación del trabajo con la maquinaria en un proceso productivo que 
creará un producto. Explica también la diferencia en el progreso de las distintas naciones, según la 
combinación de trabajo y capital que tengan, así como el tipo de división del trabajo y por último 
examina los tipos anteriores de explicaciones sobre economía política hechas por sus predecesores, 
así como lo que se denominaría después finanzas públicas, que él las reconoce como ing resos y 
egresos del soberano o la república (Smith, 1958). 
Ricardo recupera las bases conceptuales de Smith para profundizar en aspectos de la 
tributación en una nación. El valor como un concepto central es citado como el elemento primordial a 
estudiar. La separación del “valor en uso” y “valor en cambio” que ya hacía Smith, es citada por Ricardo, 
y los dos fundamentan sus argumentos discursivos ubicados en el primer tipo de valor más que en el 
segundo. El valor en uso, dicen, es la base material de las riquezas de una sociedad, y la utilidad que 
en el mercado se dé a esos productos será una cuestión específica de las fuerzas de la oferta y la 
demanda. Es el sector manufacturero que tenía la Inglaterra del siglo XVI el factor central de las 
relaciones económicas y por ende el núcleo de lo que será la naciente ciencia económica, cuyos 
análisis son cimentados por estos dos autores (Ricardo, 1959). 
Dos situaciones aclara Naredo sobre la concepción de los autores clásicos citados. La primera 
es que en el universo conceptual de dichos autores sobre la riqueza de las sociedades, los valores en 
uso representan a fin de cuentas la incorporación al mundo de la economía de aquellos recursos que 
nos son abundantes en la naturaleza, sino que son escasos. La escasez representa así un pilar de la 
nueva ciencia económica, pero indica Naredo que dicha situación-categoría es histórica y socialmente 
construida, ya que mientras más se “necesite” determinada producción particular, los recursos 
necesarios para su transformación en el proceso productivo se volverán más escasos por la presión 
ejercida desde la sociedad y sus necesidades (Naredo,1987:116-120).
13 
La segunda concepción está vinculado a la lógica propuesta en el párrafo anterior, sobre la 
cuestión histórica del tipo de propiedad en el sistema capitalista que estaba en gestación en ese siglo 
XVI en Inglaterra y otras naciones incipientes. La propiedad privada, individual, empresarial y estatal, 
juega así un papel relevante en la consolidación de la idea de escasez, que Smith y Ricardo observan 
desde sus universos conceptuales, no alcanzan a vislumbrar dicho papel y sólo observan los efectos 
de tal cuestión histórica-jurídica afianzada cada vez más en las ya establecidas manufacturas inglesas 
del siglo XVI y XVII. 
Existe entonces un punto de acuerdo entre Naredo (1987) y Wallerstein (2011), al ubicar 
procesos históricos combinados en la constitución del nuevo sistema económico capitalista o moderno 
sistema-mundo enunciado por el segundo autor, con formas no capitalistas de producción. Aunque sin 
olvidar que las formas precedentes de producción, propiedad, utilización de recursos naturales, 
relaciones sociales, políticas y culturales quedaron supeditadas al nuevo sistema capitalista, que 
Quijano (2000) conceptualiza como un patrón de poder colonial moderno capitalista, concepción que 
será explicitada más adelante. 
Es necesario apuntar que la cuestión del valor, como categoría central de la naciente ciencia 
económica, sería el punto de quiebre entre las distintas escuelas de pensamiento subsecuentes. Ya se 
apuntó que para los clásicos (Smith y Ricardo), el valor en uso representaba la base de las 
explicaciones de la economía, pues contenía el mundo productivo y éste a su vez el trabajo que, a fin 
de cuentas, representaba el cúmulo de transformaciones de energía humana materializada en la 
transformación de recursos naturales, los cuales eran “cedidos” por la tierra de forma gratuita. 
El valor de cambio representaba la paridad monetaria que el mercado asignaba a los distintos 
valores de uso, en función de la cantidad de trabajo contenida y en acuerdo al grado de avance de la 
tecnología utilizada en su producción. 
 
 
 
1.2.3 La construcción del pensamiento neoclásico 
 
 
Si bien los clásicos identificaron esos tipos de valor (uso y de cambio), asignando un papel central al 
de uso, pero reconociendo el mercado y el valor de cambio, algunos pensadores subsecuentes 
trasladaron el ámbito de importancia de la ciencia económica hacia el segundo en detrimento de 
aquel. Autores como Jean Baptiste Say, John Stuart Mill, León Walras o William Stanley Jevons 
centraron su mirada analítica en el valor de cambio y basaron en éste el concepto de riqueza, al 
contrario de los clásicos que lo basaban en los valores de uso. 
De forma paulatina e histórica, la visión del valor pasó de la parte del uso a la parte de cambio. 
Desde Say, con breves incorporaciones de la función del valor de cambio en conjunción con el valor de
14 
uso hasta Jevons; con una importancia primordial en el valor de cambio y una pérdid a de la importancia 
del valor de uso. Dicha visión de la economía representó un “cercenamiento” analítico para desplazar 
la noción de riqueza hacia la parte que se intercambiaba en el mercado, el valor de cambio; degradando 
el concepto de valor de uso, o la parte material de la producción de cualquier producto. Así el análisis 
de lo “económico” se trasladódesde el aparato productivo y su funcionamiento, la oferta; hacia la esfera 
de circulación o intercambio en el mercado, la demanda de productos (Naredo, 1987:128-130). 
Uno de los precursores del cambio de pensamiento económico fue Jean Baptiste Say (2001). 
En su Tratado de Economía Política (1841), dos de sus ideas van a representar una transformación en 
la forma de percibir a la ciencia económica, llamada en aquella época economía política. La primera 
cuestión fundamental que Say rediseña es la cuestión del valor. Si Smith y Ricardo aseguraban que el 
valor tenía su fundamento en el trabajo incorporado a los productos, como una visión desde la esfera 
productiva o de la oferta; Say argumenta que el valor está en función de la utilidad de quienes lo van a 
adquirir, es decir el consumidor; pone el énfasis desde el lado de la demanda (Say, 2001:46). 
Resulta interesante que Say no descarta la separación conceptual clásica de los valores de uso 
y los valores de cambio. Pero sí recupera los primeros desde la perspectiva de quien los va a consumir, 
más que de quien los está produciendo. En cuanto a los segundos, los asimila como el precio en que 
se intercambian unos valores de uso por otros, a la usanza clásica. 
La segunda idea central que Say aporta a la construcción de la teoría neoclásica, sin 
proponérselo, es la cuestión conocida de que toda oferta crea su propia demanda. Lo que argumenta 
es que aquellas personas que producen algo, lo hacen con la intención de obtener otros productos a 
cambio y que no van a producir nada que no tenga utilidad para intercambio. Lo que sugiere entonces 
es que un productor sabe que al transformar materias primas en productos, de antemano existe una 
necesidad o utilidad para un consumidor, que a su vez estará produciendo otro producto para 
intercambiar en el mercado. Así, los productores son consumidores y la oferta crea su propia demanda 
(Say, 2001:121-122). 
Un sucesor de Say para la construcción del pensamiento neoclásico fue John Stuart Mill, quien 
aportó una serie de fundamentos muy apreciables para dicha vertiente de pensamiento. Stuart Mill, al 
igual que Say no descartó la parte de la Producción material en los procesos económ icos, pero de 
forma similar los conceptualizó desde el punto de vista de la demanda. Así un primer planteamiento es 
que el trabajo no genera objetos, sino utilidades. Parece entonces una visión subjetiva del proceso de 
producción y sin embargo ve a éste como la escala con la cual se ha de medir la riqueza (Stuart, 
1978:65). 
 
En la construcción teórica de Stuart Mill es interesante el camino que representa del mundo 
productivo al mundo de las satisfacciones de los consumidores, ya que considera que el aumen to de
15 
la riqueza está dado por el incremento material de los objetos producidos y que sin embargo su fin 
último estará valorado en función de la utilidad. 
Ese camino hacia la preponderancia de lo subjetivo sobre la producción material es reconocido 
por dicho autor cuando asume que al hablar de valor, siempre se debe entender en economía política 
valor en cambio. También aclara que el precio es distinto del valor, pues aquel es el valor en dinero de 
una cosa y éste es la capacidad general de compra (Stuart, 1978:86). 
Asume que el valor está compuesto del costo de producción (el cual es la suma del trabajo, el 
capital, más la ganancia ordinaria y el descuento de impuestos); y que es resultado de la oferta y la 
demanda. Aunque líneas después plantea lo contrario, que la oferta y la demanda dependen del valor 
de una mercancía. Entonces el valor determina la demanda de cierta mercancía y la oferta tratará de 
ajustarse a tal demanda en el largo plazo (Stuart, Op. Cit.:398,401) 
Es interesante observar cómo para el autor las cuestiones materiales (la producción) son 
fundamentales para la ciencia económica, pues de ahí parte toda su obra. En cuanto al concepto de 
valor, no le significa un concepto central pues plantea que es un asunto de la distribución de la riqueza, 
frente a la cuestión fundamental que es la creación de la riqueza. Sin embargo, en el análisis puntual 
que se cita en el párrafo anterior, es clara la relevancia de la parte productiva que conlleva el concepto 
de valor y la determinación de ese componente sobre el mercado. 
Otra idea central que aporta Stuart Mill para la construcción neoclásica es el equilibrio al cual 
tienden los mercados. Plantea que si existe en algún sector una ganancia extraordinaria los productores 
querrán ir hacia él, por lo que en un tiempo se aumentará la oferta hasta el punto de que el valor 
descenderá tanto como aumentó para generar ganancias extraordinarias, lo cual será corregido por 
una suspensión total o parcial en la producción (oferta). Esa lógica implica que ambas (ofer ta y 
demanda) tienden siempre al equilibrio y que éste último es estable cuando el intercambio se hace de 
acuerdo a su costo de producción (trabajo, capital, ganancia ordinaria e impuestos) (Stuart, 1978:402). 
Un concepto más que aporta este prolífico autor es la racionalidad de los consumidores, uno de 
los pilares conceptuales de la economía neoclásica. Él plantea que un supuesto inicial en el mercado 
es la cuestión de que los compradores están siempre atentos a comprar barato, tanto como los 
vendedores a vender caro. Tal razonamiento, será recuperado invariablemente en los textos 
contemporáneos de economía como la cuestión de las llamadas “expectativas racionales” (Stuart, 
1978:389). 
 
Para concluir con los aportes de tal autor debe comentarse que no fue ajeno a las cuestiones 
matemáticas que logran explicar, según tal visión, las relaciones económicas que se dan entre la oferta 
y la demanda, al considerar que una ecuación logra explicar de forma idónea los que sucede con tales 
variables. En ese sentido sería un precursor para autores de la segunda mitad del siglo XIX y que se 
vincularían de lleno con la cuestión matemática en sus postulados.
16 
León Walras fue un autor que criticó a sus predecesores por utilizar un lenguaje “vulgar” - 
reproche hecho a Ricardo y a Stuart Mill- y por no explicitar de forma clara el significado de la economía 
política, pues para él -en su tiempo- todavía no existía una definición (Walras, 1987:139,163). 
En su obra principal (1874) intenta “desmarcarse” de los autores mencionados a partir de 
generar una economía política “pura” a partir del hecho de ofrecer como economista “verdades 
puramente científicas” que estarían vinculadas de forma total a leyes universales, las cuales estarían 
fundamentas en las fuerzas de la naturaleza y la explicación de sus movimientos; dichas teorizaciones 
eran para él la “ciencia natural pura” o ciencia. 
Basado en la filosofía de Platón, argumenta que la ciencia estudia los fenómenos del mundo 
físico o naturaleza y no los fenómenos de las relaciones entre entidades corpóreas, pues los últimos 
son pasajeros y efímeros comparados con aquellos que son permanentes, universales. Esa lógica 
implica que la ciencia tiene un objeto de estudio (por su universalidad) y no un sujeto de estudio (dada 
su finitud) (Walras, 1987:141,151). 
Sostiene que sus predecesores se han ocupado de los asuntos que han subordinado las fuerzas 
naturales (cosas) a la voluntad del hombre y que él denomina industria lo que es una ciencia aplicada 
o arte. Aquellos también se han interesado en las relaciones entre personas o la voluntad ejercida de 
unas sobre otras, las instituciones que no son sino campo de estudio de la ética o las ciencias morales. 
¿Cómo concibe Walras la cientificidad de la economía política o su pureza? La concibe en 
etapas conceptuales y niveles de desagregación que le permiten ir del análisis general al particular. 
Comienza con el concepto de riqueza social, que identifica como el conjunto de cosas materiales o 
inmateriales que son útiles y sólo se puede disponer de ellas en cantidades limitadas; o sea,cosas 
escasas. (Walras, 1987:155). 
La segunda etapa analítica está basada en que la escasez de las cosas plantea tres 
consecuencias: primera, la limitación en las cosas que son útiles permite que se pueda apropi ar de 
ellas. Segunda, la cualidad enunciada hace que sean valiosas e intercambiables entre sí en alguna 
proporción específica. Tercera, pueden ser industrialmente producibles o multiplicables. (Walras, Op. 
Cit.:156-158). 
Si la riqueza social implica la suma total de cosas útiles y escasas con repercusiones de la 
última cualidad, entonces ¿cuál de las tres consecuencias, o el conjunto de ellas permite analizar la 
economía política pura en cuanto a la riqueza social, o sea la base científica -según Walras- del 
fenómeno? 
Según el propio autor, hay que remitirse a cuál de esas consecuencias presenta los rasgos de 
la ciencia. La apropiación, dice, se plantea como un resultado de relaciones entre hombres con ciertas 
condiciones que permiten un cierto tipo de distribución de la cosa en cuestión. Ese tipo de relación 
entre personas cae en el ámbito de la construcción de instituciones, que están fundamentadas en la
17 
ciencia moral. Por tanto, con dicha consecuencia no debe plantearse la cientificidad de la economía 
política. 
¿Qué hay de la propiedad de industrialización a partir de la escasez? La parte del aparato 
productivo y la creación de valores de uso representaron para los clásicos el punto de partida en la 
consideración de la riqueza, y aún en autores como Say o Stuar Mill existían remanentes de tal 
concepción. ¿Qué lugar ocupan para Walras? Si la industria es la capacidad de las personas de 
someter a las cosas (fuerzas de la naturaleza) para la consecución de sus utilidades, entonces dicha 
lógica de relación cae en el tipo ubicado por este último autor como una ciencia aplicada o arte. 
Tampoco es dicha consecuencia una base científica de la economía política. 
¿Es el valor e intercambio, producto de la escasez de las cosas, la base científica para analizar 
la economía política en su pureza, es decir científica en los términos Walrasianos? Hay que analizar la 
cuestión en los términos que él propone. 
Primero. Observa que al ser escasas las cosas, susceptibles de ser apropiadas adquieren un 
valor de cambio y que ello provoca que el intercambio sea un fenómeno de carácter general. 
Segundo. Que al establecerse una equivalencia dineraria de una cosa, dicho valor es de 
carácter natural, porque no podrá ser cambiado por un comprador o vendedor a voluntad. Es decir, la 
cuestión del valor de cambio no es cuestión de que las personas interactúen entre sí para establecerlo, 
porque dicho valor proviene de su cualidad natural de ser una cosa escasa, útil y limitada; cuestiones 
que caen en el ámbito de circunstancias naturales y no de personas. Al presentar dichas características 
entonces el valor de cambio representa la base científica “pura” de la economía política. 
Tercero. Si el valor de cambio es la parte científica ha de estudiarse como tal. Si en física y en 
matemáticas se miden magnitudes, como ciencias universales, la ciencia política pura y el valor de 
cambio como el fenómeno científico en tal rama debe medirse como en ellas: a partir de ecuaciones 
matemáticas que representen la equivalencia entre dos cosas. 
El método para estudiar economía política debe ser entonces el método racional, es decir, el 
matemático. Entonces se deberán estudiar bajo tal precepto fenómenos como el intercambio, la oferta, 
la demanda, el mercado, el capital, la renta, entre otros; para obtener así modelos ideales de tales 
conceptos como un mercado ideal. Estos modelos ideales tendrán quizá una aplicación no tan 
frecuente, pero sí resolverán los problemas más importantes. Para concluir enuncia el autor: “En cuanto 
al lenguaje, ¿por qué obstinarse en explicar de la forma más penosa e incorrecta...cosas que, en el 
lenguaje matemático, pueden enunciarse en menos palabras y de una manera más exacta y clara?” 
(Walras,1987:159-163). 
El pensamiento neoclásico recuperará la visión de cientificidad que Walras enuncia y el método 
matemático como la racionalidad bajo la cual deben ser comprendidos los fenómenos económicos.
18 
Desechará la parte de la economía política en su faceta de la industria (ciencia aplicada) y menos aún 
de la propiedad. Focalizando la recuperación de la economía política pura. 
Si se observa, a estas alturas del siglo XIX, un autor francés como él ya había desechado por 
completo la visión de los valores físicos o de uso como manifestación del valor. El foco de atención ya 
era la cuestión subjetiva de los intercambios, es decir su valor de cambio. Valor y precio, aún sin 
enunciarlo explícitamente, ya eran sinónimos. 
Los cimientos teóricos de la nueva ciencia económica neoclásica ya estaban consolidados, sólo 
hacía falta cuantificar de manera concreta esos tipos ideales de mercados, precios, oferta y demanda 
para tener el escenario completo de esta visión económica. 
Un antiguo estudiante de ingeniería vendría a colocar la última piedra teórica del pensamiento 
neoclásico. Stanley Jevons en su obra: La teoría de la economía política (1871), ideó la forma de 
cuantificar la utilidad. 
En dicha investigación parte de una visión de economía basada en los intercambios que se 
suscitan en el mercado y que han de ser medidos vía la utilización del cálculo integral, así como las 
matemáticas. Ello también expresa su aceptación explícita de que la cientificidad está dada por ser las 
matemáticas el instrumento con el cual medir las relaciones expuestas. Es tal su convencimiento al 
argumentar que la economía puede llegar a ser una ciencia exacta, como la cinemática o la estática, 
en cuento las estadísticas sobre la información de compras y ventas sean completas; Ello permitirá, 
según él, arribar a una teoría que es la verdadera (Jevons, 1998:80. Cursivas nuestras). 
Es preciso también aclarar que en su obra utiliza el concepto de economía política en la misma 
magnitud a la utilización del concepto de economía. Contrapone, igual que sus predecesores 
“cientifistas”, la idea de la utilidad como base del valor, en lugar del trabajo. Es decir, la visión subjetiva 
del valor está ya muy refinada para aquella época en este tipo de pensadores (Jevons, 1998:67). 
La construcción de su teoría de la utilidad parte de una crítica a los que nunca han tenido éxito 
en intentar cuantificar lo denominado por él: la cuantificación del sufrimiento o el gozo. Prosigue 
comentando que la forma de identificar de manera cuantitativa el placer o el dolor será indirecta a través 
de las compras o ventas; préstamos o recibos de dinero; trabajar o descansar, así como producir o 
consumir. (Jevons,1998:71,74). 
Esa teoría de la utilidad debe plantear aspectos que midan de manera indirecta los sentimientos 
de los individuos. Tales magnitudes no serán medidas unas contra otras, sino atend iendo a cada 
individuo en particular. Aunque tal análisis podrá prever tendencias a nivel agregado de esos individuos, 
por ejemplo, en el caso de un país. 
Basado en la teoría utilitarista de la moral de Jeremy Bentham la cual argumenta: todo lo que 
tiene interés para el ser humano es susceptible de causar dolor o placer. Jevons retoma tal lógica para 
sostener que las personas deberán constantemente calcular el placer y el dolor. A partir de ello,
19 
sostiene que la economía es la búsqueda de la maximización de la felicidad al menor costo posible en 
dolor (Jevons, Op. Cit.: 81-82). 
La teoría de la utilidad tiene sus bases en lo que tal autor erige como su teoría del placer y del 
dolor. Tal basamento será posteriormente conocido en el mundo de pensamiento neoclá sico como la 
teoría de las preferencias del consumidor y dará sentido a la construcción de gráficas “isocuantas”, 
ilustrativas de tal lógica de pensamiento, tan socorrida en la microeconomía actual. 
Para medir el placer y el dolor,Bentham sirve a los argumentos de Jevons y describe cuatro 
aspectos básicos a diferenciar. Es decir, para una persona el placer o el dolor serán menores o mayores 
de acuerdo a: la intensidad, la duración, la certeza o incertidumbre, así como la cercanía o lejanía. 
Respecto a la circunstancia de la intensidad su medición se puede hacer, según el autor, 
plasmado en una gráfica de tipo cartesiano donde se cruce con el tiempo. Aquella se la ubicará en el 
eje de las “Y” y éste en el eje de las “X”. La lógica, plasmada en una curva descendente, describe que 
un sentimiento -de placer o dolor- disminuirá su intensidad con el paso del tiempo (Jevons, 1998:86- 
87). 
 
La utilidad y su cuantificación representan los ejes centrales de la teoría de Jevons, aunque 
debe acotarse a su relación íntima con la esfera de la satisfacción de necesidades del ser humano. 
Cuando se produce un artículo se hace pensando en qué tipo de utilidad representará para quien lo 
consume, de ahí que la teoría de la utilidad debe estar sustentada en una teoría del consumo y ésta le 
ha de dar sentido a la ciencia económica. 
Basado en los postulados de Banfield, al respecto de la existencia de bienes inferiores y deseos 
superiores plantea que la utilidad no es una cualidad intrínseca de los productos, sino que se constr uye 
en función de su relación con las necesidades humanas. Así llega a la conclusión de que para ciertos 
productos el disfrutarlos en mayor cuantía no significa que su utilidad aumente. Antes bien plantea que, 
por ejemplo, al consumir una pieza de pan se satisfará el hambre, pero que una segunda pieza lo hará 
en menor utilidad, y ya una tercera y cuarta serán superfluas. Entonces la utilidad, por encima de alguna 
cantidad, desciende a cero (Jevons,1998:97-98). 
La variación de la utilidad, en función del consumo de las personas de un producto determinado 
se puede representar espacialmente, al igual que el mero placer o dolor. Construye así un plano 
cartesiano, sobre una línea horizontal las adiciones de un producto (comida) y su grado de utilidad 
para unas personas en un eje vertical. Y explica que una primera porción de comida será de gran 
utilidad, entonces un pequeño avance en el eje horizontal implica un posicionamiento grande vertical, 
pero conforme se agrega una nueva cantidad de alimento, la utilidad expresada en el eje horizontal 
irá disminuyendo. Ello implica que con la unión de los puntos, sobre el cruce de cantidades 
agregadas y utilidad se identificará una curva descendente.
20 
La lógica expresada arriba representa para su autor dos leyes claves de la economía. El primero 
se refiere al agregar alimento (producto) se genera un grado de utilidad menor y la segunda se refiere 
a la cualidad de aplicar dicha lógica de los individuos a los países (Jevons, 1998:99 -101). 
La trascendencia de dicho autor es importante para varios aspectos de la teoría neoclásica a 
partir de su teoría de la utilidad basada en el consumo. Primero, al exponer su lógica de consumo por 
medio de gráficas cartesianas, dicho autor abrió toda una veta de tradición explicativa para aquellos. 
Segundo, el hecho de fundamentar cuantitativamente la teoría del valor subjetivo, al medir los placeres 
y dolores, a través de la satisfacción de las necesidades humanas, basadas en el consumo de 
mercancías. Tercero. Los conceptos de utilidad total y utilidad marginal están basados en su 
categorización, el primero lo define de esa forma, el segundo concepto lo identificó como el grado de 
utilidad. Cuarto. Sentó las bases de la división entre la macroeconomía y la microeconomía, al plantear 
que las lógicas de los individuos podían aplicarse a los países, pues estos no eran más que la 
agregación de los primeros. 
Las concepciones planteadas por los autores señalados, desde Say hasta Jevons, 
representaron categorías básicas para la llamada síntesis neoclásica. Robbins reunió dichas ideas 
para tratar de ofrecer un cuerpo de conocimientos que se autoproclamarían como la economía, 
desechando las ideas clásicas sobre la disciplina. Los postulados ofrecidos por dicho autor serían la 
base de los nuevos manuales de economía, en donde la pérdida de rigurosidad es patente, al omitir 
definiciones sobre diferentes conceptos clave en la tradición de esta ciencia, sustituyéndolos por 
ejemplos sobre la forma de pensar “económica” basada en la racionalidad de la escasez a la que todo 
individuo o sociedad está sujeta, según dichos postulados (Naredo, 1987:239). 
Los señalamientos hechos arriba no son menores en importancia para la teoría neoclásica, son 
sus fundamentos teóricos y herramientas más socorridas al tratar de af irmar que la economía, como 
es entendida (o impuesta hoy día), funciona con ese tipo de razonamiento y sobre todo como si los 
conceptos, lógicas y actores señalados por Jevons, Walras, Stuart Mill o Say hayan existido en todo 
tiempo y todos los lugares del planeta o lo vayan a seguir haciendo indeterminadamente. 
La transición histórica que los economistas hicieron al trasladar el centro de estudio de la esfera 
productiva a la esfera de la demanda, estuvo acompañada por una visión parcial de cierto tipo de 
sociedades, aquella donde parecía existir una abundancia de mercancías que superaban muchas 
veces el consumo interno, naciones como Inglaterra o Francia. Sin embargo dicho traslado de 
pensamiento, provocó de alguna forma que la ciencia económica “redujera la mirada” hacía las 
relaciones económicas -oferta y demanda-, al mismo tiempo que se mutilara en la mayor parte de los 
títulos la palabra política, se pasó de la economía política a la economía a secas. 
Dicha transformación no sólo fue nominal, sino que representó la parcialización del 
pensamiento, desechando así la multidiversidad de conocimientos. Cuestión que respondía a quitar la
21 
parte crítica del modelo capitalista de producción, y dejar que la economía, -ya no política- explicara las 
relaciones entre los productos y sus demandas, en lugar de fijar el centro de atención en quiénes 
producían y quiénes tenían acceso a comprar, personas o cuestión de clase. Ya Marx había 
remarcado que las relaciones de producción representaban relaciones sociales. No se diga ya, la 
separación de otras disciplinas o pensamientos como la filosofía (Wallerstein, 2006). 
 
 
 
 
 
1.3 Balance del capítulo 
 
 
La explicitación de las teorías que gestaron la ciencia económica da pie a lanzar cuatro certezas: 
 
1. Las teorías se gestan en situaciones históricas concretas. 
 
La teoría se erige sobre el momento histórico que deseaban interpretar/imponer los autores 
señalados. 
El tiempo/espacio vivido por cada autor y sus contemporáneos representa un “reflejo” muy 
concreto de la forma de percibir los acontecimientos de la esfera económica en sus localidades, 
ciudades, reinos, estados o incipientes naciones. 
2. La ciencia logró (impuso) su “verdad” 
 
Con el avance del sistema de producción capitalista y las emergentes relaciones sociales que 
se gestaban con éste la esfera de la “economía” fue ocupando un lugar en la “fragmentación de la 
vida social” al intentar colocársele en ese patrón de sistematizaciones/jeraquizaciónes/discursos 
conocidos hoy como ciencia. 
3. La teoría neoclásica sometió lo científico a su idea de la economía. 
 
La síntesis neoclásica como una corriente de la ciencia económica logró imponer a escala 
mundial su “certificación” de lo que es conocimiento válido en dicha disciplina, forzando a todos los 
sectores académicos a escala planetaria a “interpretar o ajustar” la realidad a sus formas de 
modelización matemática. Ello complica en casi su totalidad los esfuerzos para engendrar soluciones 
materiales (económicas) gestadas desde los ámbitos locales. A su vez resulta una imposición 
flagrante de qué entender de la realidad material de nuestras sociedades, cómo tratar dichas 
problemáticas, dónde ubicar sus soluciones y quienespueden solucionar tales cuestiones. Es decir, la 
mirada de observar sólo individuos racionales, o productores, el Estado deja de lado todo un crisol de 
actores sociales que van mucho más allá de tales simplificaciones y aún más genera miopía y 
cercena la imaginación de muchos “economistas” para siquiera vislumbrar ya no la solución en 
determinados lugares/espacios/localidades, sino ubicar relaciones materiales que puedan reproducir la 
vida humana junto a las demás formas de vida- en lugar del capital.
22 
4. Hay otras formas de entender la economía. 
 
Respecto al punto anterior esta visión crítica de la economía, permite acercarse a una postura política 
(no sólo como postura, aún más: como propuesta y acción) para “mirar” otras formas de ejercer la vida 
material en colectivo, junto a otras personas, no compitiendo, sino colaborando. Dichas 
conductas/acciones serán desveladas en la presente investigación a través del ejemplo de dos casos 
que aquí se consideran ejemplares para mirar América Latina, a saber: la Sociedad Solidaria Social, 
Comunidades Campesinas en Camino, ubica en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca; México y por otra 
parte las prácticas de economía propia del Consejo Regional Indígena del Cauca, en Colombia. 
Del “hueco” analítico que deja la economía neoclásica -hoy impuesta desde la academia y los 
ámbitos de poder empresarial y de Estado- se abren múltiples “miradas” que abonan para ofrecer 
alternativas a los problemas de reproducción de la vida, en lo cual la parte de satisfacciones materiales 
(económica) cobra un sentido muy importante. Sin embargo, se tendrá que cambiar la visión 
“fragmentada” de las disciplinas científicas y “echar mano” de otras formas de concebir a las 
sociedades, en ese plano estructural ha de insertarse el eje de la presente investigación, a saber: cómo 
construir la solidaridad económica descolonial; una primera aproximación teórica se extiende en todo 
el capítulo siguiente.
25 
CAPÍTULO II 
 
LA SOLIDARIDAD ECONÓMICA DESCOLONIAL: VISUALIZACIÓN, 
RECONOCIMIENTO, LÓGICAS Y APORTES 
 
 
 
2.1 Introducción 
 
 
 
En el presente capítulo se pasa de la “crítica” a la “propuesta”. Se rebasa la mera descripción juiciosa 
sobre el cómo se ha construido la ciencia económica, para abonar en los cimientos de la solidaridad 
económica como un entendimiento alternativo, con argumentaciones sólidas, jerarquizaciones 
conceptuales no sólo compuestas de elementos teóricos, sino como hechos surgidos desde las 
cotidianidades practicadas por sujetos sociales/históricos/culturales que ejercen un tipo particular de 
reproducción de su vida. 
 
Se parte de la visión crítica a la segmentación de la ciencia, para visualizar la propuesta de 
Anibal Quijano, respecto a la idea de totalidad, como una herramienta teórica que permite la 
transdiciplinariedad. En esa perspectiva se plantea que la solidaridad económica se construye ya en 
las prácticas de muchos grupos o colectividades alrededor del planeta, pero su sistematización ha de 
guiarse por esa idea de totalidad junto a los cinco ámbitos sociales que también propone el autor citado, 
a saber: la naturaleza, el trabajo, la subjetividad, la autoridad y el sexo/género. 
 
Esos conceptos representan la base conceptual de la teoría de la colonialidad del poder y su 
contrapuesto: la descolonialidad del poder. Para ello Quijano agrega otras dos acepciones clave: la 
existencia de un eurocentrismo y la vigencia del racismo que opera en las sociedades ho y llamadas 
subdesarrrolladas. 
 
Se plasma en el capítulo que la solidaridad económica descolonial se constituye a partir de un 
periodo actual de crisis societal del patrón de poder moderno colonial capitalista1. Entonces se 
argumenta aquí que existen varios “escalafones metodológicos/conceptuales” para construir tal teoría 
de la solidaridad. Por ello se comienza con una reconceptualización de la esfera económica; ahí muta 
a nominación de algunos conceptos tradicionales de la economía, mientras otros siguen nombrándose 
igual, aunque cambia su intencionalidad y papel. Asimismo, hay una revisión profunda de los sujetos 
sociales que se componen estas prácticas. 
 
 
También se hace una revisión a qué tipo de racionalidad que tienen dichos sujetos sociales, no 
como acciones separadas de la racionalidad del homo economicus; sino cambiantes según las 
 
1 La explicitación del fenómeno se discutirá más adelante en el presente capítulo 
26 
circunstancias concretas, pues en ocasiones son alternativas o complementarias o ambas. Después 
se ilustra cómo ha de entenderse el funcionamiento concreto de la solidaridad económica en su fase 
productiva, de circulación y de consumo. En tal análisis se verá cómo funciona en relación constante y 
en tensión con la lógica mercantil. De igual forma el lector podrá observar cómo se ofrecen alternativas 
para rediseñar las nominaciones, por ejemplo, al cambiar el concepto de consumo (pensado como acto 
de destrucción) por el de inclusión (concebida como energías o materiales 
trasformadas/intercambiadas). 
 
La construcción de la solidaridad económica está fundamenta en los aportes de Quijano pero 
enlazados con el constructo material/conceptual de Luis Razeto,a dichos autores hay que incluir a otros 
como Paul Singer, José Luis Corragio, Marcos Arruda y Boris Marañón. Pero dicha teoría no estará 
completa aún en el presente capítulo, pues se piensa indispensable la parte espacial de tal constructo, 
esa veta analítica se aportará en el capítulo tercero de esta investigación, será al final de dicho capítulo 
cuando quede completada la teoría de la solidaridad económica. 
 
Se incluye también en el presente apartado una descripción metodológica del por qué analizar 
los dos casos que se presentan en el cuarto capítulo, como preámbulo al corolario de una breve 
reflexión que se ofrece al final de este capítulo. 
 
 
 
2.2 Bases epistemológicas para la construcción teórica de la Solidaridad Económica 
Descolonial 
 
2.2.1 ¿La ciencia económica solidaria o la solidaridad económica? 
Como se explicitó en el capítulo anterior, la economía neoclásica se “apropió” de la ciencia económica 
en general. Lo que representa una específica forma económica de teorizar; tal apoderamiento se 
suscitó en toda la amplitud de la disciplina y además se postuló como “la forma” de hacer ciencia en 
este campo. 
 
Sin embargo, ni esa rama del conocimiento económica es la totalidad del campo y tampoco lo 
es su ampliación a la re-significación de la otrora “economía política”. Los contextos histórico-sociales 
han visto “alumbrar” una nueva perspectiva conceptual que trata de explicar escenarios de relaciones 
económicas antiquísimas, o bien reactivas ante las múltiples problemáticas de reproducción de la vida 
de las personas; tal veta de análisis es la solidaridad económica descolonial. Pero ¿cómo entender tal 
planteamiento en un mundo de significaciones dominadas por la ciencia económica en s u vertiente 
neoclásica? Aquí se sostiene que la respuesta está dada a partir de dos elementos complementarios: 
1. El re-conocer la complejidad de las esferas sociales en las cuales se insertan los procesos 
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económicos y que pueden ser explicados/entendidos a partir de la reconsideración de la importancia 
de la inclusión de las otras ciencias sociales, como la política, la filosofía, la sociología, la antropología, 
entre otras no menos importantes, a la usanza de la economía política y que en términos de 
Wallerstein (2006) significa “abrir las ciencias sociales”, título de su obra. 2. Se afirma aquí la 
necesidad imperiosa de “dar un giro de análisis” entender los ámbitos sociales en su complejidad y de 
ahí enfocar la “mirada” hacia las relaciones económicas insertas en ese entramado societal. Por ello la 
estructuración analítica ya no es entender lo “económico” como separado de los otros ámbitossociales, sino al contrario entender éstos últimos y de ahí enfatizar las interrelaciones de aquel ámbito 
de materia lidad con ellos. Por ello se hace indispensable cambiar el enfoque de la llamada “economía 
solidaria” hacia la Solidaridad Económica, tal como ya lo ha sugerido Marañón (2016, S/F). 
 
En cuanto al primer elemento señalado en el parágrafo anterior es imperiosa la necesidad de 
no “cerrar” la mirada para dotar a los fenómenos económicos de herramientas conceptuales retomadas 
de otras ciencias, pues ello permite no sólo entender los procesos complejos que suceden en las 
sociedades actuales, sino también desvelar los propósitos de los sujetos sociales para actuar de tal 
forma, es decir la explicitación del poder en las relaciones intersubjetivas entre sujetos o entre 
instituciones. Tal situación se puede entender en ese sentido de relaciones de poder no sólo 
expresadas en el presente, sino surgidas y mantenidas de forma histórica. 
 
Al respecto es necesario entender cómo se consolida la “ciencia” y con qué fines se construyó. 
Marañón centraliza la propuesta de Wallerstein respecto a la consolidación del pensamiento científico: 
gestado desde el siglo XVI sobre las premisas del modelo newtonianno que implica simetría entre 
pasado y futuro, es decir, la factibilidad de sugerir leyes inmutables y como segundo aspecto la 
separación de la naturaleza de lo humano, la materia y la mente, así como el mundo físico del mundo 
social o espiritual, lo que se conoce como el dualismo cartesiano. Asimismo, enfatiza la división 
disciplinaria, retomando del segundo autor que las ciencias sociales se gestaron históricamente de 
1850 a 1914; basadas en la ciencia como eje rector, la cual debía ser objetiva y neutral. De tal forma 
la disciplinariedad se basa en segmentaciones temporales: pasado/presente (Historia/Sociología); 
Europeo-No europeo, Economía, Ciencia política frente a la antropología. La división entre la 
Economía, la ciencia política y la sociología se explica por ideología liberal del siglo XIX que remarcaba 
la separación entre el mercado, el Estado y la sociedad respectivamente (2013:42,43). 
 
En la perspectiva de la gestación de esa ciencia gestada en Europa, debe ponerse en tela de 
juicio sus preceptos e intenciones históricas de dominio y sojuzgamientos sobre otras sociedades. Tal 
forma de conocimiento se impone como la “válida” sobre otros saberes, a través de la colonización del
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pensamiento, en palabras de Quijano (citado en Marañón, 2012:25-26) a partir de la negación de los 
conocimientos previos o existentes a dicha cientificidad, también en ese sentido colonizó las 
intersubjetividades al plantearse como un conocimiento universal y atemporal. 
 
El segundo elemento para re-conocer el ámbito de lo económico, que aquí se denota como “giro 
analítico” se fundamente en la idea de totalidad sostenida por Quijano (2008a): 
 
“[...] entendida como un sistema complejo donde los diferentes ámbitos de la vida social están 
imbricados unos con otros (Germaná, 2010. Citado en López 2012:15). Quijano (2008a) 
aborda dicho constructo de manera integral al afirmar que “[...] la idea de "totalidad" se 
desprende, se libera, no sólo de la metafísica "sistemicista" del Estructural-Funcionalismo, o 
de la "organicista" del Positivismo. También está libre de la sombra metafísica del macrosujeto 
hegeliano, así como de la imagen vacía de que "todo se relaciona con todo", sea porque el 
universo es una unidad o porque es parte de la "creación". Se trata, específicamente, de la 
admisión de que cada fenómeno ("objeto", "acto", "relación") existe como parte de un "campo 
de relaciones" concreto e identificable, respecto del cual puede ser "explicado" y a partir del 
cual puede admitir "sentido". Tal "campo de relaciones" puede ser más o menos estable o 
más o menos variable, dependiendo de su carácter y de sus relaciones con el "tiempo" 
humano. La idea de totalidad, así establecida, trata de una unidad que articula elementos 
heterogéneos y homogéneos, cuyas relaciones entre sí y con el conjunto son discontinuas y 
continuas. Las relaciones entre el "todo" y las "partes" no pueden ser en consecuencia, 
"sistémicas" u "orgánicas", o "mecánicas". Lo que ocurre en una "parte" no es sólo una 
"particularidad" sino una especificidad, puede ser incluso una singularidad. No obstante, 
existen articuladas entre sí y actuando como unidad.” (16-17). 
 
 
 
 
En consonancia con tal concepción compleja, se concibe que la economía no pue de entenderse 
separada de las demás disciplinas científicas, por tanto se le tendrá que considerar en relación con 
ellas en mutua interrelación, de ahí que sea potencialmente más cercano a la realidad de los ámbitos 
sociales hablar de solidaridad económica que de su predecesor concepto de economía solidaria. 
Incluso el renovado concepto se imbrica con la apertura de concebir otras racionalidades y otras formas 
de entender el mundo en diferentes regiones, territorios y espacios donde se reproduce la vida humana. 
 
Una vez explicados los fundamentos de este análisis de totalidad y desmarcados ya de la 
“certificación” cientifista occidental, se considera pertinente dar una definición preliminar de lo que se 
entiende por solidaridad económica. 
 
La solidaridad económica es un conjunto articulado de postulados sobre la manera en que 
comunidades, pueblos, barrios, colonias -y en general los grupos de humanos- se organizan para
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generar la reproducción material e inmaterial de sus integrantes. Tales conjuntos sociales tratan de 
utilizar dicho tipo de solidaridad económica para varios fines, según su condición histórico -sociocultural. 
Algunas lo piensan y ejecutan para lograr la subsistencia material, otros para mantener un nivel de vida 
aceptable, de acuerdo a su lógica social; algunos más lo vislumbran para acrecentar sus posesiones 
materiales más o menos vinculadas a su reproducción cultural. 
 
Sin embargo, la reproducción que esos grupos hacen se encuentra inserta en una serie de 
complejas relaciones sociales, cuya interpretación puede darse bajo distintas posturas. Aquí se plantea 
la descolonialidad como una configuración teórica que da luz sobre un conjunto de fenómenos 
sociales, políticos, filosóficos, culturales y económicos que se suceden con una determinada estructura 
hoy día; de las cuales, la práctica de la solidaridad económica está inmersa y no escapa a sus 
interrelaciones. 
 
 
 
 
2.2.2 La descolonialidad 
 
 
 
Cabe preguntarse ¿qué es la teoría de la descolonialidad y qué plantea? La respuesta no puede 
entenderse sin aludir a la colonialidad del poder, cuyo postulante es Anibal Quijano. 
 
Para fines didácticos de comprensión, se descompondrá la pregunta en dos. 1. ¿Qué es la 
colonialidad? 2. ¿Qué es el poder? 
 
Según la lógica no explícita de Quijano se debe explicar el poder para concebir la colonialidad. 
 
[…] el fenómeno del poder es caracterizado como un tipo de relación social constituido por la 
co-presencia permanente de tres elementos: dominación, explotación y conflicto, que afecta a 
las cuatro áreas básicas de la existencia social y que es resultado y expresión de la disputa 
por el control de ellas: 1) el trabajo, sus recursos y sus productos; 2) el sexo, sus recursos y 
sus productos; 3) la autoridad colectiva (o pública), sus recursos y sus productos; 4) la 
subjetividad/intersubjetividad, sus recursos y sus productos. […] las relaciones de poder que 
se constituyen en la disputa por el control de tales áreas o ámbitos de existencia social, 
tampoco nacen, ni se derivan, las unas de las otras, pero no pueden existir, salvo de manera 
intempestiva y precaria, las unas sin las otras. Esto es, forman un complejo estructural cuyo 
carácter es siempre histórico y específico. En otros términos, se trata siempre de un 
determinado patrón histórico de poder (Quijano, 2001:1).
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La colonialidad, según la

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