Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Ciencias Políticas y Sociales La estrategia comercial y de cooperación técnica japonesa en México: participación en el desarrollo industrial del Bajío mexicano TESIS QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: LICENCIADO EN RELACIONES INTERNACIONALES PRESENTA: Julio de la Cerda Director: Adolfo Alberto Laborde Carranco Ciudad de México, 2017 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. A mis padres y a mis tíos, por acompañarme a cada paso de mi camino. and Посвящается Злате в благодарность за то, что научила меня многому и за её любовь ÍNDICE DE CONTENIDOS Resumen Introducción 1 1. Aspectos teóricos y conceptuales de la cooperación para el desarrollo 9 1.1. Dimensión conceptual del «desarrollo» y sus indicadores 14 1.1.1. Cooperación Internacional y Asistencia para el Desarrollo 17 1.1.2. Desarrollo estratégico y formación de capital humano 22 1.2. Conceptualización de la Cooperación Técnica 27 1.3. Cooperación técnica y comercio 30 2. De la asistencia a la asociación: La estrategia comercial japonesa en Latinoamérica 35 2.1. La asociación económica japonesa-latinoamericana 39 2.1.1. Marco estratégico establecido por los TLC firmados entre Japón y América Latina 41 2.1.2. Empresas e inversión extranjera directa japonesa en América Latina 43 2.1.3. Asistencia oficial al desarrollo (AOD) japonesa en América Latina 48 2.2. La relación de cooperación México-Japón como fuente de crecimiento económico 52 2.2.1. La asociación México-Japón-TLCAN 59 2.2.2. Acuerdo de Asociación Económica (AAE) ¿Pasos hacia la conclusión de una estrategia de largo plazo? 66 3. Cooperación técnica e inversión japonesa en el desarrollo de la industria de soporte en México: el caso del Bajío Mexicano 73 3.1. Cooperación Técnica enfocada al desarrollo estratégico del sector privado 77 3.1.1. Formación de capital humano para las industrias de soporte 83 3.2. Industria automotriz y proyectos de integración de cadenas productivas 89 3.3. Alcances y realidades de la cooperación técnica entre México y Japón en el sector automotriz 96 Consideraciones finales 102 Anexos 107 Fuentes de consulta 133 ÍNDICE DE CUADROS Capítulo 1 Cuadro 1.1. Acepciones de la cooperación para el desarrollo 20 Cuadro 1.2. Evolución de la Cooperación Técnica en proporción a montos totales de Cooperación para el Desarrollo otorgada por miembros del CAD 29 Cuadro 1.3. Acuerdos de asociación económica y de libre comercio firmados por Japón 34 Capítulo 2 Cuadro 2.1. Valor de exportaciones e importaciones japonesas a Latinoamérica 41 Cuadro 2.2. Participación latinoamericana en exportaciones e importaciones japonesas 41 Cuadro 2.3. Flujo neto de IED japonesa en la región 44 Cuadro 2.4. Participación porcentual sobre el total de IED japonesa por región del continente americano 45 Cuadro 2.5. Cooperación técnica japonesa ofrecida a los 5 principales receptores de AOD en Latinoamérica 48 Cuadro 2.6. Lógica del flujo en la cooperación japonesa 50 Cuadro 2.7. Participación nipona en el total de IED recibida por México 53 Cuadro 2.8. Participación porcentual mexicana en el comercio e IED japonés 54 Cuadro 2.9. Balanza comercial de México con Japón. Año previo de entrada en vigor del AAE vs. 2014 55 Cuadro 2.10. Núcleos receptores de IED japonesa en México 58 Cuadro 2.11. Exportaciones del Japón a Estados Unidos y México 62 Cuadro 2.12. Representativo de la IED japonesa en países del TLCAN 64 Cuadro 2.13. Importaciones japonesas de bienes primarios e intermedios desde México 69 Cuadro 2.14. Exportaciones totales de maquinaria del Japón hacia México 70 Cuadro 2.15. Exportaciones japonesas de maquinaria de precisión hacia México 71 Capítulo 3 Cuadro 3.1. Exportaciones japonesas de partes y componentes para industria en general en México 79 Anexos A Anexo A.1. Modalidades de Cooperación para el Desarrollo Anexo A.2. Instrumentos de Cooperación para el Desarrollo B Anexo B.1. Histórico de ODA japonesa otorgada a México Anexo B.2. Principales proyectos de cooperación técnica vigentes de JICA en México a Octubre de 2015 Anexo B.3. Valor total de exportaciones / importaciones entre países miembros del TLCAN y Japón Anexo B.4. Valor de exportaciones e importaciones japonesas con países TLCAN Anexo B.5. Principales proyectos de Cooperación Técnica de JICA en México Anexo B.6. Eventos más relevantes en la relación bilateral por país / región en 2014 Anexo B.7. Inversión extranjera directa a México por país de origen 2000-2014 Anexo B.8. América Latina y el Caribe. TLCs con socios regionales y extraregionales C Anexo C.1. Acuerdo para el Fortalecimiento de la Asociación Económica entre los Estados Unidos Mexicanos y el Japón Anexo C.2. Principales Países Productores de Autos Anexo C.3. Producción Automotriz en México como porcentaje de la producción mundial Anexo C.4. Ventas de Automóviles (México) cifras al cierre de cada periodo, Cuadro 3.2. Principales estados incluidos en los estudios de JICA sobre industrias de soporte y ubicación de proyectos JICA en el marco del Programa de Fortalecimiento de la Competitividad de las PyMEs e Industria de Soporte (1995 - 2010) 81 Cuadro 3.3. Egresados de las carreras de ingeniería y tecnología 84 Cuadro 3.4. Empleos directos generados por la inversión japonesa en México entre 2005 y 2013 87 Cuadro 3.5. IED por armadora 90 Cuadro 3.6. Corredor Logístico Industrial Automotriz del Bajío 93 Anexo C.5. Exportaciones mexicanas de bienes del sector de transporte hacia países miembros del TLCAN 1990-2014 Anexo C.6. Incremento porcentual de la actividad económica total por entidad federativa en el Bajío Anexo C.7. Ingresos de IED al sector automotriz en México (millones de dólares) Anexo C.8. Producción de Automóviles en México Anexo C.9. Formación de Recursos Humanos para la industria automotriz en la zona del Bajío, México Anexo C.10. Plantas japonesas de producción y ensamblaje en México Anexo C.11. Distribución de los procesos de soporte para las cadenas de abastecimiento automotriz Resumen La estrategia comercial y de cooperación técnica japonesa para con México forma parte de un marco más amplio determinado por las directrices establecidas por el proyecto japonés de crecimiento económico a largo plazo, y predefinidas en el plan de rehabilitación económica establecidas por Shinzo Abe hacia mediados de 2013. En este contexto, las ventajas comparativas ofrecidas por México tales como su ubicación geográfica y pertenencia al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), así como su capacidad productiva y oferta de mano de obra calificada, le han valido a México un lugar destacable en el portafolio de inversiones japonesas las cuales han marcado ostensiblemente el desarrollo económico de zonas específicas del país. Así, a lo largo de la última década, la industria automotriz concentrada en los estados del Bajío, se ha consolidado como el foco para dichas inversiones, asícomo un espacio de oportunidad para el crecimiento económico tanto mexicano como japonés. Introducción La cooperación para el desarrollo y el interés nacional son dos fenómenos estrechamente relacionados en la política internacional. La asignación de recursos públicos y privados ya sea para el alivio de necesidades o el impulso de iniciativas productivas en países en vías de desarrollo parece siempre funcionar como el fundamento rector de las motivaciones de naciones más desarrolladas para justificar dichas acciones frente a la opinión pública local en tiempos en los que la liquidez pública impone condiciones cada vez más severas al presupuesto nacional. Sin embargo, un acercamiento detenido al qué, cuándo, cómo y dónde de la ubicación de dichos recursos revela motivaciones más cercanas a la geopolítica pragmática que a la filantropía. El altruismo, puede decirse, cuando comparado con el interés nacional, queda muy lejos de servir como una motivación central para los programas de cooperación para el desarrollo. En este sentido, Japón se destaca como un caso especialmente interesante. Sometido a presiones tanto internas como externas, el debilitamiento de su economía, el desafío de nuevos competidores en su región inmediata, la escasez de mano de obra, el encarecimiento de insumos y hasta las restricciones impuestas por una constitución obligadamente pacifista, han llevado al Japón a reinventar los límites de su política de cooperación al desarrollo como herramienta de política exterior conforme a las necesidades del interés nacional. A la fecha, la estrategia ha madurado en un instrumento capaz de generar relaciones de asociación económica con beneficios tangibles tanto a donador como a receptor. El presente trabajo busca establecer un análisis sobre el desarrollo que ha experimentado la estrategia comercial y de asistencia técnica del Japón con México. La investigación retoma las características reflejadas por la política japonesa de cooperación para el desarrollo con sus principales socios comerciales en Latinoamérica, para posteriormente concentrarse en el papel que ha desempeñado en el desarrollo de la industria automotriz mexicana en la región comprendida por las entidades de Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro y los Altos de Jalisco, también conocida como el Bajío Mexicano. Para tal efecto, se toma como punto de referencia la firma del Acuerdo de Asociación Económica México-Japón (AAEMJ) en abril de 2004, abarcando hasta el último trimestre de 2015, último periodo que cubren las bases de datos del gobierno japonés su actividad comercial y de cooperación técnica con México. La investigación busca defender la hipótesis de la caracterización de la participación mexicana como un eslabón relevante en la estrategia comercial de largo �1 plazo para la rehabilitación de la economía nipona emprendida por los Ministerios de Asuntos Exteriores y de Comercio e Industria japoneses (MOFA y METI respectivamente por sus siglas en inglés). Partiendo de los acontecimientos desarrollados en la agenda bilateral a lo largo de la última década , se defiende que la cooperación técnica japonesa 1 en México enfocada a la industria, ha experimentado notorios avances como resultado de las asociaciones estratégicas emprendidas por el gobierno japonés con el fin de rehabilitar su economía, mediante el aprovechamiento de ventajas comparativas ofrecidas por naciones emergentes, así como el diseño de una agresiva política de rehabilitación económica e industrial llevada a cabo por la administración del Ministro Shinzo Abe, con el fin de aprovechar los nichos de mercado y ventajas competitivas donde la industria nipona ha demostrado su capacidad de responder con réditos a la altura de las necesidades de las circunstancias actuales de la nación asiática. La industria automotriz en el Bajío mexicano, se concluye, es el ejemplo más relevante de este tipo de asociaciones en América Latina en la última década, no solamente por su destacable impacto en el desarrollo de la industria local sino por sus implicaciones a nivel regional al convertir a México en una plataforma estratégica de re-exportación de los productos japoneses para el abastecimiento de sus operaciones comerciales en Centro y Sudamérica. La hipótesis aquí planteada de considerar la participación japonesa en el desarrollo industrial del Bajío mexicano como parte de una estrategia mucho más amplia de rehabilitación económica, resulta relevante por un número de factores tanto económicos como políticos, que interrelacionados, definen el contexto de bonanza industrial por el que cruza México en la actualidad. En este contexto, el papel que juega un sector tan tradicional como el automotriz es por demás, indispensable para la consecución de los intereses económicos tanto para japoneses como mexicanos. En realidad, el sector puede ser empleado como referente constante en el desarrollo industrial japonés desde los años de la posguerra, desarrollando una participación excepcional en el desarrollo económico nipón a lo largo de las últimas seis décadas, donde ha mantenido un promedio del 9% del total de los empleos en Japón, 16% del valor total de sus exportaciones y cerca del 37% del valor de las operaciones de la industria de maquinarias (Japan Automotive Manufacturers Asociation [JAMA], 2017). Dicha participación se traduce en los altísimos volúmenes de producción tanto de automóviles como de sus componentes, la Del 2004 al 2014, periodo en el que se desarrollan las acciones de mayor relevancia que llevaran a 1 moldear el curso actual de las relaciones bilaterales, se destacan eventos tales como la visita del Primer Ministro, Junichiro Koizumi a México y la firma del Acuerdo de Asociación Económica entre ambos países (2004), la visita oficial a Japón del Presidente Felipe Calderón en donde se establece la Asociación Estratégica Global entre ambos países (2010) y la visita del Primer Ministro Shinzo Abe a México (2014). �2 participación de los principales consorcios industriales (keiretsu) del país y su impacto en el desarrollo industrial tanto a nivel doméstico como global. De esta forma, sería acertado 2 afirmar que la industria automotriz es un representativo claro de la actual política y estrategia industrial japonesa. Por otro lado, debido a su complejidad y diversidad de insumos y sectores de la economía que implica, este sector de la industria ofrece un claro esbozo del desarrollo que las relaciones entre pequeñas y medianas empresas (PyMEs) y las grandes corporaciones (sogo-shosha) experimentaron durante y después del periodo de crecimiento acelerado en Japón y que sentarían las bases para la definición de uno de los pilares más sólidos de la estrategia global de expansión comercial japonesa hasta nuestros días. Lo que es más, Japón se encuentra entre los principales países en materia de desarrollo educativo, tecnológico, científico e innovación en el mundo, y por tanto, clave en materia de intercambio comercial y asistencia técnica para economías emergentes de alto potencial productivo como lo es el caso de México. En el ámbito educativo-académico, así como de cooperación técnico-científica entre México y Japón, existen varias modalidades de intercambio y de cooperación que resultan sumamente importantes para la atracción de inversión extranjera y el desarrollo de nuevas capacidades productivas para México. En este sentido, el crecimiento de la inversión japonesa en México, la cual tan sólo en el periodo comprendido entre los años 2000 a 2013, acumuló la cantidad neta de 6.4 mil millones de dólares (2.5% del total de la IED en México), concentrándose sobre todo en los sectores de infraestructura, energía y fabricación de equipo de transporte (automotriz) , siendo este último el de mayor atracción 3 de capital. A un ritmo de crecimiento del 10% anual en las inversiones,México se 4 encuentra en vías de convertirse en el quinto mayor centro de producción mundial de las Japón es actualmente tercero del mundo (con una producción anual de 9.9 millones de automóviles en 2 2012.) y el primero de 1980-1993 y 2006-2008 como el mayor fabricante y exportador de automóviles, teniendo el seis de los diez mayores fabricantes de automóviles del mundo.Tan sólo en 2012 Toyota aportó el 7.9% (7.35 millones de vehículos de los 9.9 millones producidos por japón) de la producción mundial de automóviles. (Toyota MotorCorporation GlobalSite, 2007) Marcela Ojeda, «Aumenta inversión japonesa en México: KPMG», [en línea], El Financiero, Economía, 3 México, ultima actualización 9.12.2014, Dirección URL: http://www.elfinanciero.com.mx/economia/aumenta- inversion-japonesa-en-mexico-kpmg.html [consulta: 16 de octubre de 2015]. Secretaría de Economía, Estadística Oficial de los Flujos de la IED hacia México, [en línea], Secretaría de 4 Economía, Comunidad de Negocios, México, ultima actualización 30.6.2015, Dirección URL: http:// www.economia.gob.mx/comunidad-negocios/competitividad-normatividad/inversion-extranjera-directa/ estadistica-oficial-de-ied-en-mexico [consulta: 17 de octubre de 2015]. �3 http://www.economia.gob.mx/comunidad-negocios/competitividad-normatividad/inversion-extranjera-directa/estadistica-oficial-de-ied-en-mexico http://www.economia.gob.mx/comunidad-negocios/competitividad-normatividad/inversion-extranjera-directa/estadistica-oficial-de-ied-en-mexico http://www.economia.gob.mx/comunidad-negocios/competitividad-normatividad/inversion-extranjera-directa/estadistica-oficial-de-ied-en-mexico http://www.elfinanciero.com.mx/economia/aumenta-inversion-japonesa-en-mexico-kpmg.html http://www.elfinanciero.com.mx/economia/aumenta-inversion-japonesa-en-mexico-kpmg.html empresas japonesas automotrices para antes del 2017 y en uno de los socios 5 comerciales más importantes del país asiático en el continente americano. Cifras como las anteriormente mencionadas, hacen imperativo contar con mayores recursos humanos altamente calificados. Como resultado, se espera a corto y mediano plazo, un mayor número de contrataciones de profesionistas mexicanos con conocimiento especializado así como conocimiento del idioma japonés y de la cultura japonesa, por empresas niponas que buscan no solamente establecerse o expandir operaciones en México, sino en toda América Latina. De esta forma, se espera que la demanda de especialistas tenga lugar en diversos sectores con gran potencial de crecimiento en México y de gran demanda global como lo son las energías renovables, aeroespacial, electrónica, automotriz, farmacéutica, biomédica, de infraestructura, transporte, así como tecnologías para la prevención de desastres naturales, entre otros. Además, la cooperación que México recibe por parte del gobierno japonés en forma de ayuda oficial para el desarrollo (ODA) se engloba dentro de una muy activa estrategia de rehabilitación económica japonesa enfocada al estrechamiento de lazos con países capaces de ofrecer ventajas competitivas a las firmas niponas. Dicho contexto ofrece condiciones favorables para el desarrollo económico en México a nivel tanto local como regional y nacional. Los esfuerzos por fortalecer tanto la infraestructura nacional mexicana como sus cadenas productivas enfocadas sobre todo al soporte de la pujante industria automotriz, resalta en el interés común tanto para japoneses como para mexicanos. El presente trabajo es por ende, una útil aportación al estudio de la cooperación bilateral entre México y Japón. Campo el cual, a pesar de su probada relevancia para el desarrollo de México, se mantiene aún fragmentado en su estudio y carente de análisis integrales como el que busca ofrecer la presente investigación, donde además se presente una biografía detallada de los fundamentos y elementos que componen una de las relaciones de cooperación bilateral más importantes para México, así como las proyecciones y oportunidades para el fortalecimiento de las actividades encaminadas al desarrollo económico de ambos países. Para ello, se hace consideración de las posibilidades inauguradas por el crecimiento del sector automotriz en la región del Bajío Mexicano, que en conjunto con los programas de cooperación técnica encabezados por la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional (JICA, por sus siglas en inglés) desde Alma E. Muñoz, «Crece inversión japonesa en México: embajador», [en línea], La Jornada, Política, 5 México, ultima actualización 14.5.2015, Dirección URL: http://www.jornada.unam.mx/2015/05/14/politica/ 016n1pol [consulta: 15 de octubre de 2015]. �4 http://www.jornada.unam.mx/2015/05/14/politica/016n1pol http://www.jornada.unam.mx/2015/05/14/politica/016n1pol 2012 enfocados en el incremento de capacidades productivas del sector PyME, fungen como evidencias de impactos positivos en la integración de cadenas de producción tanto en México como en Centro y Sudamérica. La vigencia de tales argumentos se encuentra sustentada a lo largo del Acuerdo de Asociación Estratégica Global para el Siglo XXI celebrado entre México y Japón en abril de 2013. El texto, además de tener como objetivo la formalización de los intereses de crecimiento económico bilaterales en áreas de interés específicas para ambas partes -en donde destacan los sectores automotriz y energético-, se proponen también las estrategias para cumplir con tales metas. La formación de capital humano altamente calificado por medio de programas de intercambio académico y asistencia técnica promovidos tanto por el sector privado como por las mismas agencias de cooperación internacional tanto de Japón como de México, la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA, por sus siglas en inglés) y la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXID), respectivamente. Lo anterior da por sentado la importancia que, en el contexto internacional cada vez más dinámico del siglo XXI, el acercamiento entre estas dos naciones significa, no solamente para ellas mismas, sino para la región que comparte en la Cuenca del Pacífico. Dicho lo anterior, se plantea que los objetivos a cubrir a lo largo de la investigación se definan como se enlistan a continuación: • Definir, con base en un sustento teórico basado en el realismo político de las Relaciones Internacionales, la lógica detrás del estrechamiento de relaciones económicas y de cooperación técnica que el Japón ha dirigido para con «socios estratégicos» y sobre todo, con México. • Justificar la importancia de la asociación estratégica entre Japón y México como socios en los esfuerzos de cooperación técnica para el crecimiento económico de ambos países en el marco de la Asociación Estratégica Global México-Japón para el Siglo XXI. En el primer capitulo, se hace un planteamiento teórico-conceptual sobre los conceptos fundamentales que definen a la cooperación para el desarrollo, haciendo distinciones sobre conceptos comúnmente mal empleados, debido a su definición ambigua sujeta a tendencias políticas o parámetros estrechos de valoación, como cooperación y asistencia para el desarrollo. Abordando el enfoque del neomercantilismo, corriente afín a los principios del realismo político, se establece las bases del estudio de la llamada «estrategia de rehabilitación económica japonesa» como un fenómeno eminentemente centrado en la promoción y defensa del interés nacional nipón. Si bien a lo largo de la última década las relaciones entre Japón y México se han estrechado �5 significativamente producto del arribo de importantes flujos de inversión procedentes de la industria japonesa de eléctricos y automotriz, es fundamental no perder de vista el enfoque pragmático que ha caracterizado a la nueva diplomacia nipona de Shinzo Abe para así tener una visión más clara de su estrategia enfocada al desarrolloestratégico de capital humano para la industria automotriz. Posteriormente, se hace una introducción a la estrategia comercial y de cooperación japonesa desde la escala regional en Latinoamérica, para posteriormente abordar el caso particular de México. El objetivo de esta sección se centra en esbozar una imagen clara de la estrecha relación que guarda el interés nacional japonés con la asignación de proyectos de asistencia técnica y financiera, traduciéndose en la distinción de «socios estratégicos» entre las naciones latinoamericanas. En este sentido, las ventajas comparativas como disponibilidad de mano de obra, oferta de insumos y estímulos a la inversión ofrecidos por cada país marcan la diferencia en el sesgo dado por el enfoque dado en la estrategia comercial y de cooperación con cada país. Un ejemplo central en este enfoque diferenciado entre las alianzas estratégicas del Japón en Latinoamérica son los acuerdos bilaterales de asociación económica, los cuales además destacan por su carácter innovador como herramientas diplomáticas altamente efectivas en la definición de estrategias para la liberalización económica y el aseguramiento de fuentes de suministro y producción fundamentales para el sostenimiento de la economía japonesa. En el caso de México, la investigación propone el seguimiento del brazo de la estrategia de rehabilitación económica japonesa dedicado a la expansión y promoción de sectores de producción industrial, automotriz y energético, una estrategia de amplio espectro sustentada en el número de ventajas ofrecidas a la inversión derivadas de su adhesión mexicana al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, misma que definiría buena parte del desarrollo de las relaciones políticas y económicas entre México y Japón en el corto, mediano y largo plazo. Con ese fin, se ofrecen comparativos en el flujo de inversiones japonesas hacia cada uno de los tres países miembros, buscando inferir explicaciones sobre su impacto en el desarrollo del mercado regional y con Japón, basado todo esto en el interés de las grandes comercializadoras japonesas sobre el sector automotriz y su acceso al mercado norteamericano. Finalmente, el tercer capitulo ofrece un acercamiento concreto al papel que la industria automotriz y sobre todo, los desarrollos industriales en las entidades del Bajío han jugado en la estructuración de la agenda política y económica del gobierno japonés en México. El recuento de proyectos de asistencia técnica emprendidos tanto por JICA �6 como por la iniciativa privada japonesa en lo que va de la última década, tendientes a la capacitación de la pequeña y mediana empresa (PyME) con vistas a la consolidación de una industria de soporte para las armadoras automotrices japonesas en México es uno de los elementos centrales a discutir en este apartado. El capítulo arroja datos relevantes sobre el avance en los esfuerzos de la estrategia japonesa de consolidación de una planta productiva para su industria automotriz en las entidades del Bajío mexicano, mismos que resaltan en contraposición con las deficiencias logísticas, administrativas y de infraestructura del sistema mexicano. En suma, la presente investigación confirma, entre otras cosas, la eficacia que la estrategia japonesa de cooperación ha mostrado para consolidarse como una herramienta mayor de su política exterior. Por otro lado, destaca la importancia que para México representa el seguimiento a este tipo de estudios tanto para el diseño de políticas públicas pertinentes para el aprovechamiento de las oportunidades de crecimiento ofrecidas por la asociación económica con Japón, como para la consolidación de un testimonio académico sobre un tema aún insuficientemente estudiado en México. Argumento basado, como se verá a lo largo de la investigación, en la escasez de fuentes de consulta actualizadas y pertinentes disponibles tanto desde la academia como desde el gobierno mexicano. A pesar de la sobrada relevancia que el tema ha venido jugando en el desarrollo económico mexicano a lo largo de los últimos 15 años, la escasez tanto de autores como de títulos relacionados al papel que México sostiene para la estrategia de crecimiento económico japonés, ha delegado la tarea de su estudio a institutos y centros especializados japoneses. �7 �8 1. ASPECTOS TEÓRICOS Y CONCEPTUALES DE LA COOPERACIÓN PARA EL DESARROLLO En este primer capítulo, abrimos la discusión sobre el tema desde la perspectiva del debate teórico y conceptual que gira en torno a la actual lógica de cooperación para el desarrollo, la cual se ha venido modificando desde la disolución de la Unión Soviética y a lo largo de las últimas dos décadas, como resultado de los profundos cambios que se han gestado en la escena internacional. El surgimiento de nuevos poderes a nivel regional, el desgaste de los antiguos actores dominantes, la aparición y consolidación de nuevos bloques económicos y el precario crecimiento de la economía mundial, han llevado en el transcurso de los últimos veinte años, a una obligada revalorización -principalmente- por parte de las naciones desarrolladas, de las «reglas» bajo las que se rige la relación entre sector público y privado tanto a nivel doméstico como internacional. En este contexto, la cooperación internacional para el desarrollo destaca por ser uno de los ejemplos más claros de dichas consideraciones. Un valioso ejemplo que nos habla sobre la reconfiguración tanto de las relaciones de poder como de la estructuración de las relaciones entre el Estado y el universo actores emergentes desde el sector privado y la sociedad civil. Con el fin de establecer un marco teórico pertinente para entender la dinámica que rige las actuales relaciones de cooperación para el desarrollo entre los Estados, y más específicamente, aquella que caracteriza la cooperación técnica méxico-japonesa de los últimos 20 años, podría emplearse el enfoque de la interdependencia compleja postulada por Robert O. Keohane y Joseph Nye , quienes a partir de sus estudios llegaron a la 6 conclusión de que el creciente y cada vez más complejo universo de relaciones entre los Estados y la sociedad, así como el surgimiento de desafíos y metas «comunes» tanto a nivel regional como global, habrían de llevar a un engrosamiento del poder institucional en oposición a un decaimiento paralelo de la fuerza militar como herramienta política. Lo José Luis Ayala Cordero; «Interdependencia compleja. Cuatro enfoques teóricos de la cooperación 6 internacional de los gobiernos subnacionales», Revista de El Colegio de San Luis, año IV, número 7, Nueva Época, México, enero a junio 2014, pp. 256 - 273. �9 anterior, estimularía una tendencia global hacia la búsqueda de canales de cooperación trans-gubernamentales y transnacionales. Una visión que se antoja como ideal para el 7 entendimiento de las motivaciones detrás de los procesos de cooperación internacional, y que sin embargo, resulta ineficiente al momento de abarcar el muy amplio espectro de fenómenos bajo el que éstas se gestan y a su vez, justificar con bases sólidas el comportamiento de los actores en la escena internacional. Y es que la falla de dicha propuesta subyace en la concepción misma de la conducta de los actores internacionales como algo que no es ideal. Porque como la experiencia y autores tales como David Arase, Melba Falk, Vania e la Vega Shiota, entre otros, lo han demostrado abierta y repetidamente, a lo largo de las últimas décadas, factores tales como la transferencia y capacitación tecnológica, modalidades de contribución, el papel que juegan diferentes organismos tanto privados como públicos en el diseño de planes y políticas para la asignación de recursos, la gobernanza de fondos de asistencia y la complejidad institucional, se encuentran motivados por estrategias y procedimientosracionales definidos por un claro interés nacional. Lo anterior obligaría a un primer debate con el fin de establecer parámetros en nuestro análisis. Nos preguntamos si la ayuda para el desarrollo responde a un principio de cooperación o de interés propio, contraponiendo así liberalismo con realismo. El primer enfoque, como ya se dijo anteriormente, apela a las fuerzas dentro del Estado y sus instituciones como el principal soporte para la cooperación. En contraste, en el contexto del realismo político, las acciones de política exterior se derivan como reacciones de los Estados a fenómenos externos, tales como fluctuaciones de mercados, cambios políticos, etc. Desde una perspectiva puramente realista, no hay sentido en el esfuerzo de un país 8 desarrollado para apoyar el desarrollo económico de aquellos en vías de desarrollo. Sin 9 embargo, lo anterior no quiere decir que la cooperación entre los Estados no exista en lo absoluto, sino que ésta ocurre principalmente cuando existe una percepción clara de beneficio propio. En este contexto, el aseguramiento de recursos estratégicos para el George Crane hace una interesante distinción entre el concepto de relaciones transgubernamentales y 7 transnacionales, refiriéndose la primera al contexto en que los Estados trabajan juntos para alcanzar metas comunes, y la segunda referida al contexto en que además de los Estados, las instituciones juegan un papel fundamental en la determinación de la agenda internacional. (cfr. George Crane. The Theoretical Evolution of International Politiical Economy, Nueva York, Oxford University Press. 1997, pp. 48-50) Kenneth N. Waltz, Man, the State, and War: A Theoretical Analysis. Nueva York, Columbia University 8 Press, 2001, pp.16-20. Robert A. Zimmerman, «The determinants of foreign aid», [en línea], Países Bajos, Amsterdam, agosto del 9 2007, Dirección URL: http://www.oecd.org/dev/40699467.pdf [consulta: 25 de febrero de 2016]. �10 http://www.oecd.org/dev/40699467.pdf desarrollo económico es un buen ejemplo para argumentar el desvío de recursos públicos para la operación de proyectos de asistencia en ultramar. La compleja noción del concepto de «interés nacional» ha sido ya explorada en la literatura de las Relaciones Internacionales, anteponiendo al paradigma liberal con el realista. La presente investigación adopta la visión de de Stephen D. Krasner sobre el interés nacional como elemento asociado a las políticas de cooperación para el desarrollo; una manifestación de los objetivos de la política de Estado. En el caso del gobierno 10 japonés, el interés nacional se asume como los objetivos establecidos por los tomadores de decisiones que planean y ejecutan los objetivos de la política nacional de asistencia. Durante muchos años el discurso político japonés -como el de muchos otros donadores- prefirió mantener un perfil bajo apegado a una idea axiomática de la relación entre cooperación para el desarrollo e interés nacional, tratando de maquillar el pragmatismo de la realidad al asegurar que los programas de asistencia emprendidos por el gobierno japonés se encuentran motivados tanto por el interés nacional japonés como por las necesidades de las naciones receptoras. Sin embargo, las circunstancias de los últimos cinco años han llevado a una aceptación cada vez más explícita del pragmatismo oficial detrás de los programas de ayuda internacional como lo demostraron los lineamientos de la Estrategia de Rehabilitación Económica propuesta por Shinzo Abe o la Carta de Ayuda Oficial para el Desarrollo japonesa presentada hacia finales de 2014, entre muchos otros. De lo anterior, podemos afirmar que la cooperación internacional para el desarrollo ha estado definida más que por explícitas estrategias de desarrollo, por las circunstancias políticas, económicas e institucionales, tanto de donadores como de receptores, que los han llevado a desarrollar relaciones de cooperación. Desde la perspectiva del realismo, tales relaciones, se convierten en una herramienta sumamente eficaz para adquirir el poder y la influencia necesarias para cumplir con sus propios intereses. Una vía directa hacia la formulación de vínculos diplomáticos o bien del llamado «soft power». De aquí entonces que la conclusión lógica sea que para los Estados más desarrollados, el desempeñar un activo papel en la escena de la cooperación internacional para el desarrollo sea de su mayor interés bajo el entendido de que dicha participación le habrá de remunerar en el incremento del poder de negociación (soft power) necesario para la consecución de sus intereses. En palabras de Michael Bryers: «[…]la asistencia internacional para el desarrollo no es ninguna caridad. Es el precio que debemos (los Stephen D. Krasner, Defending the National Interest: Raw Materials Investments and U.S. Foreign Policy, 10 Princeton, Nueva Jersey, Princeton University Press, 1978, pp. 5-6. �11 países desarrollados) de pagar por el «soft power», la habilidad de persuadir más que obligar. El «soft power» es el tipo de cambio elemental de la diplomacia.» 11 Un ejemplo claro de este tipo de estrategia es el empleo de «incentivos positivos» hacia los países receptores, comúnmente a través del estímulo de las actividades del sector privado. En forma de inversión extranjera directa (IED) las naciones más desarrolladas (principalmente) buscan influir en las economías locales de los países en vías de desarrollo al aprovechar la necesidad de estos últimos de atraer capital extranjero a sus mercados. El empleo de este tipo de estrategias va de la mano de un segundo mecanismo fundamental en la visión realista de la cooperación internacional para el desarrollo: la ayuda condicionada. El otorgamiento de este tipo de ayuda sirve de complemento a las estrategias de empresas transnacionales asociadas con sus respectivos gobiernos nacionales en el diseño de estrategias de inversión en países en vías de desarrollo. Tales son los casos de Japón, Estados Unidos o Francia, criticados principalmente por sus políticas discriminatorias de otorgamiento de inversiones y capital, principalmente bajo la modalidad de cooperación técnica, en países receptores con presencia de compañías provenientes de alguno de estos países. Esta condicionalidad a la que se enfrentan los países receptores de comprar bienes o servicios provenientes del país donador, limita la capacidad del receptor para emplear la ayuda, al tiempo que asegura provechosos dividendos para las firmas del país donador involucradas. Lo anterior se traduce en la consolidación de bloques de apoyo a nivel doméstico para los propios países donadores. Dicho apoyo juega un papel de suma importancia desde la perspectiva realista para la organización de las fuerzas al interior del Estado hacia objetivos concretos de su política exterior. Es mucho más sencillo ganar el apoyo social para los proyectos de cooperación 12 y asistencia cuando las ganancias de ello son aparentes a la luz pública. En otras palabras, un mayor apoyo público significa mayores y más frecuentes iniciativas de inversión en la asistencia para el desarrollo, lo que se traduce a su vez, en una mayor capacidad de influencia que los Estados pueden emplear para satisfacer sus intereses. Esta dialéctica entre desarrollo económico y control político del Estado se conjugan en el campo de la política económica internacional, donde la lógica política se encuentra referida a un marco transnacional de transacciones económicas, es decir, una lógica Michael Byers. Intent for a Nation: What is Canada For?: A relentlessly optimistic manifesto for Canada’s 11 role in the world. Vancouver, Canadá, Douglas & MacIntyre Ltd, 2007, p. 245 Michael Mastanduno, David A. Lake y G. John Ikenberry. “Toward a Realist Theory of State Action”, 12 International Studies Quarterly, No. 33, Estados Unidos, International Studies Association, 1989,pp. 457-474. �12 global. Nos referimos a dicha suposición como «neomercantilismo», diferenciado de su predecesor teórico, el «mercantilismo», en el sentido de su dimensión global y de trascendencia de los límites tradicionales del Estado-Nación. Sus teóricos, tales como Konrad Seitz, Horst Siebert o Paul Welfens, no creen en la viabilidad de economías nacionales cerradas en nuestros días de una búsqueda pujante por el desarrollo económico, así como tampoco creen en la viabilidad de una economía mundial no regulada. Como bien lo destaca Björn Hettne, la gran apuesta del neomercantilismo yace en la firme creencia de la regionalización y creación de bloques económicos autosuficientes dedicados a la estabilidad política y desarrollo social. Con todo, nos dice 13 Polanyi, el enfoque neomercantilista considera la fragilidad del actual mercado global como una consecuencia de su naturaleza fundamental determinado como un arreglo esencialmente político. Lo que da cabida a prácticas heredadas del mercantilismo 14 tradicional donde el proteccionismo es motivado principalmente por consideraciones de hegemonía del Estado. Esto lleva a entender que en cierto sentido, el supuesto de un sistema regional internacional podría ser la forma que el proteccionismo actual habría de adoptar. 15 En la práctica los ejemplos son claros. Japón y su política exterior hacia América Latina tras el final de la Segunda Guerra Mundial describe el desarrollo de una política realista de tendencia neomercantilista como la arriba mencionada. Un proceso que, en otras palabras, busca maximizar los dividendos económicos como prioridad central en la agenda política. Con este ánimo, Estado y mercado pasaron a generar relaciones de cooperación y no de conflicto. Dicho proceso inició para Japón con el final de la Guerra Fría y la desaceleración económica que le llevaría, casi diez años después, a orientar su misma estrategia de política exterior hacia un papel más activo y vigilante de su interés nacional. En este sentido, la política de cooperación de Japón hacia América Latina ha fungido como uno de sus principales instrumentos diplomáticos hacia la región diseñado bajo una lógica explícita de expansión económica a través de la promoción del comercio e inversiones en sectores clave como el manufacturero, el automotriz y el agrícola. De la misma forma, los acuerdos de asociación económica con socios estratégicos en la región tales como Perú, Chile y México, así como los procesos de apertura económica a nivel Björn Hettne, «Neo-Mercantilism: What's in a Word?», Occasional Paper, No. 6, «International 13 Development Studies», Dinamarca, Universiteit van Roskilde, 2014, pp. 205-230. Jens Beckert, «Tthe Great Transformation of Embeddedness: Karl Polanyi and the New Economic 14 Sociology», [en línea], Alemania, MPIfG Discussion Paper, Enero de 2007, Dirección URL: http:// web.unitn.it/files/download/22412/jensbeckertpaper.pdf [consulta: 3 de marzo de 2016]. Björn Hettne op. cit. p. 21015 �13 http://web.unitn.it/files/download/22412/jensbeckertpaper.pdf http://web.unitn.it/files/download/22412/jensbeckertpaper.pdf regional tanto en su región inmediata en el sudeste asiático como para con el resto de la cuenca del Pacífico a lo largo las últimas décadas, sirven de testimonio al supuesto de considerar el enfoque japonés de cooperación para el desarrollo hacia América Latina, y sobre todo hacia México, como una mirada pragmática enfocada al comercio, donde la concepción humanitaria de la cooperación misma es una mera formalidad. En otras palabras, cooperación para el desarrollo e interés nacional son dos caras de la misma moneda, de la política nacional que se define en negociaciones intergubernamentales. Sin embargo, con el fin de brindar una visión completa y clara de las implicaciones que el realismo político japonés tiene para con México y el resto de la región latinoamericana, es pertinente hacer una delimitación conceptual clara de los elementos que componen dicho enfoque y que a su vez, dan forma a la estrategia japonesa de cooperación para el desarrollo. En los apartados siguientes se buscará establecer explicaciones claras sobre la concepción de conceptos tan fundamentales para entender el contexto en el que se desarrolla la estrategia japonesa de cooperación para el desarrollo, tales como la interpretación misma de «desarrollo» en sus diversas acepciones relevantes para la presente investigación. De la misma forma, se enmarcarán conceptos propios de la política comercial y de asistencia japonesa para con México. Destacan por su importancia nociones como desarrollo económico e industrial, desarrollo local, desarrollo estratégico y de capital humano. De la misma forma, el marco teórico se complementa con aportaciones de la academia europea contemporánea, como la Universidad de Helsinki y del Instituto Alemán de Política para el Desarrollo. En conjunto, se esboza un marco teórico general en el que se tratará de definir el papel que juega la cooperación internacional para el desarrollo, preguntándonos en primer lugar, si existe diferencia alguna entre los conceptos de Cooperación Internacional y Asistencia para el Desarrollo, ya que, a pesar de ser una discusión largamente sostenida, los debates académicos contemporáneos han fallado en establecer una necesaria distinción entre dichos conceptos clave. 1.1. Dimensión conceptual del desarrollo económico y sus indicadores La noción de «desarrollo» es sin lugar a dudas, un concepto sumamente amplio, tanto por los elementos que lo componen como por la multiplicidad de modalidades en las que éste puede ser interpretado. Para el enfoque contemporáneo de la cooperación para el desarrollo, como definido por la OCDE en sus objetivos de asistencia oficial para el desarrollo, la perspectiva del desarrollo económico y sus derivados prima en importancia. �14 El Banco Mundial, uno de los principales organismos gestores de cooperación para el desarrollo, define la noción del desarrollo económico como el cambio cualitativo en la economía de un país (o región) relacionado al desarrollo tecnológico y progreso social. Teniendo como su principal indicador el crecimiento en el producto nacional bruto per capita (PNB), reflejado en un incremento sostenido a largo plazo en la productividad económica y el bienestar material promedio de la población de un país. Dicho fenómeno, 16 sugiere la manifestación de cambios endógenos (auto-impulsados) en la estructura 17 productiva, tecnológica, institucional y socio-política que influye en la economía, cambios que desde la óptica social y moral supondrían el avance en el bienestar social siempre orientado a ser equitativo y modernizador. El uso de esta retórica moralista y social sobre el desarrollo económico se encuentra ampliamente presente en el discurso de gobiernos, organismos e instituciones relacionados a la cooperación y al desarrollo internacionales. La anotación es relevante ya que en la mayoría de los casos dicho discurso se disocia de las directrices originales de los proyectos de cooperación que, como se han dicho, priman la lógica comercial a la humanitaria. En otras palabras, la idea de desarrollo económico se concibe de dos formas: por un lado, como un proceso real de cambio de un sistema económico que no necesariamente conduce a una mayor equidad o bienestar social, a la vez que como un objetivo social y político que habría de cumplir con ciertas normas. Estas dos ideas son comúnmente confundidas en los estudios de desarrollo y en la elaboración de proyectos. Un claro ejemplo es el enfoque dado por los países en vías de desarrollo a la definición de desarrollo económico, donde sitúan la explicación de su situación de retraso relacionada con las condiciones políticas necesarias para alcanzar un mayor bienestar social. Sin embargo, el desarrollo económico, siendouna expresión de crecimiento sostenido, no puede -ni debe- entenderse sin tomar en cuenta la idea de crecimiento económico. Siguiendo la definición que el mismo Banco nos ofrece, a diferencia del desarrollo económico, el crecimiento económico se refiere al cambio cuantitativo derivado de la expansión económica de un país. El crecimiento económico se mide comúnmente por el incremento porcentual cel producto interno bruto (PIB), o el producto nacional bruto (PNB) anual. Este tipo de crecimiento se manifiesta de dos maneras: extensiva e intensivamente. La primera enfocada al uso de cada vez mayores cantidades de recursos The World Bank Group, Beyond Economic Growth Student Book, [en línea], Estados Unidos, 2004 16 Dirección URL: http://www.worldbank.org/depweb/english/beyond/global/glossary.html [consulta: 5 de marzo de 2016]. Con todo, el desarrollo económico no es una autarquía, sino que requiere de relaciones con agentes 17 exteriores para abastecerse de recursos. �15 http://www.worldbank.org/depweb/english/beyond/global/glossary.html (físicos, humanos, naturales, de capital), mientras que la segunda, abocada al uso de los mismos recursos pero de manera más eficiente (productivamente hablando), en otras palabras, una expansión de las capacidades productivas de la economía. De lo anterior, cabe destacar que cuando el crecimiento se logra a partir de mayores jornadas laborales, el ingreso per capita no necesariamente reflejará un crecimiento. Es entonces a partir 18 del uso eficiente de los recursos, que se pueden lograr impactos positivos en el ingreso y nivel de vida promedio a largo plazo. Es este tipo de crecimiento, el intensivo, el que establece el lazo elemental entre crecimiento y desarrollo económico. Los efectos de esta relación crecimiento-desarrollo pueden ser percibidos tanto desde una dimensión cuantitativa, al implicar un aumento de los flujos de producción-renta-gasto per capita, así como relativa al compararse la anterior con el desarrollo alcanzado por otros países o regiones. 19 En este contexto, el papel que juega el desarrollo del sector privado resulta de primera importancia al ser éste el principal motor para el crecimiento económico en los países en vías de desarrollo. El escenario de la cooperación para el desarrollo, esta ha sido la visión que se ha propagado entre los principales donadores de fondos para el desarrollo, quienes la han incluido dentro de sus lineamientos para el diseño de proyectos de fomento al desarrollo. La visión de un crecimiento económico competitivo e integral se encuentra ligado a la participación de la iniciativa privada en diferentes campos, incluyendo las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) , en el logro de crecimientos 20 dinámicos y desarrollo, que traigan consigo un mayor valor agregado a las mercancías. 21 Japón es un claro ejemplo de este enfoque de cooperación asociado a la promoción del sector privado. La Declaración de Yokohama de 2013, adoptada en la 5ª Conferencia Internacional sobre Desarrollo Africano en Tokyo (TICAD V), centró su atención en la promoción del crecimiento guiado por el sector privado. Para el Gobierno Ibid. 18 Susana de Tomás Morales, Esther Vaquero Lafuente, Javier Valle López. El día de Europa: presente y 19 futuro de la Unión Europea, España, Universidad Pontificia Comillas, 2003. p. 68. Una PyME es una firma independiente, no subsidiaria que emplea menos de 200 empleados (cifra que 20 varía dependiendo del país). De acuerdo al Glosario de Términos Estadísticos de la OCDE, «es una unidad económica de producción que mediante la combinación de capital y trabajo, persigue la obtención de beneficios produciendo y comercializando sus productos o prestando servicios en el mercado». (Apud Arthur Andersen, 1999 en Vania de la Vega, «Encadenamiento productivo de las PyMEs mexicanas en el sector automotriz japonés»). JICA, Private Sector Development, [en línea], Japón, Dirección URL: http://www.jica.go.jp/english/21 our_work/thematic_issues/private/overview.html [consulta: 7 de marzo de 2016]. �16 http://www.jica.go.jp/english/our_work/thematic_issues/private/overview.html http://www.jica.go.jp/english/our_work/thematic_issues/private/overview.html Japonés, las medidas de asistencia otorga incluyen el fomento al sector privado por medio de la inversión y comercio del sector privado. A pesar de que no existe una fórmula clara para estimular el crecimiento económico, existen indicadores confiables empleados para calcular el impacto y comportamiento real del desarrollo económico, dando luz sobre las políticas necesarias a ser diseñadas y encaminarlas a resultados concretos. Tradicionalmente, son el PIB y el PNB los indicadores más representativos al momento de hacer mediciones sobre crecimiento económico. Sin embargo, mediciones más completas también tienden a incluir factores relevantes tales como el ingreso nacional bruto (ING), generación de empleos y pobreza laboral, inflación, inversión, productividad, así como la balanza comercial. En los temas de la cooperación internacional, el fomento al desarrollo económico ha tenido como prioridad el alivio de rezagos reflejados en los indicadores arriba mencionados. Los recursos otorgados con este fin varían dependiendo de los medios empleados para su canalización. En este sentido, es importante realizar distinciones claras sobre todo entre los aspectos de cooperación y asistencia para el desarrollo desde la escala conceptual. 1.1.1. Cooperación Internacional y Asistencia para el Desarrollo En fechas recientes, mucho se han popularizado las discusiones sobre iniciativas internacionales para el combate de los efectos nocivos que la pobreza ejerce en los países en vías de desarrollo alrededor del mundo. Fondos de ayuda, préstamos, 22 donaciones públicas y privadas, entre otros, son algunos de los principales mecanismos que se enlistan en la bastante larga serie de iniciativas emprendidas por los países donadores, representados principalmente por el grupo de las 34 naciones que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Los debates llevados a las mesas de discusión en las cumbres entre líderes países donadores y receptores, han hecho evidente que la problemática de la cooperación internacional para el desarrollo es un tema altamente complejo y que requiere del alcance de consensos generales para la generación de acuerdos productivos. Tanto a gobiernos como a organizaciones públicas y privadas, la simple referencia a la cooperación invita a participar, y es que la cooperación en sí misma, apela a una idea Para referencias precisas sobre los debates internacionales sobre cooperación para el desarrollo, 22 referirse a la base de datos del «World Development Report» del Banco Mundial. Recursos disponibles en: http://www.worldbank.org/en/publication/wdr/wdr-archive �17 http://www.worldbank.org/en/publication/wdr/wdr-archive de circunstancias generalmente deseables, enunciadas en el discurso oficial de la política internacional al referirse a la cooperación como una actividad esencialmente apolítica y enmarcada en compromisos de buena voluntad y filantropía. Sin embargo, dicha percepción unánime corre el riesgo de pasar por alto los complejos mecanismos de negociación y poder que se ejercen a través de las relaciones de cooperación. Es ésta 23 una de las principales razones que justifican el estudio de la dinámica de la política de cooperación para el desarrollo. Como lo menciona en sus trabajos Lauri Siitonen, es un hecho que hasta hace poco, los temas relacionados a la cooperación para el desarrollo habían sido estudiados eminentemente como un derivado del estudio de los problemas del desarrollo. Sin embargo, la realidad actual ha hecho claro que los problemas que aquejan al desarrollo internacional no deben ni pueden ser simplemente explicados por los aciertoso desaciertos de la dinámica de la cooperación para el desarrollo. Sin importar el tipo de problema o de iniciativa que se desee implementar para su combate, la necesidad de socios interesados en cooperar es imperativa, y es ahí donde la cooperación adquiere automáticamente su -no siempre filantrópico- componente político. Es también un hecho que, en un mundo con crecientes brechas entre naciones ricas y pobres, así como de las mismas sociedades al interior de éstas, la necesidad de un entendimiento teórico general de la problemática de la cooperación para el desarrollo se hace apremiante para el entendimiento adecuado de las condiciones de las relaciones de cooperación entre las naciones. En este sentido, es impredecible entonces, hacer distinciones claras. En los debates sobre desarrollo internacional, tanto políticos como agencias internacionales tienden comúnmente -por obvias razones- a referir de manera indistinta los conceptos de cooperación y asistencia, básicos al desenvolvernos en el campo de acciones colectivas, donde: A. Cooperación se refiere a las circunstancias en donde hay un objetivo común entre los actores involucrados, y hacia donde encaminan sus esfuerzos; B. Asistencia puede ser entendida como la situación en la que los esfuerzos brindados por el donador se encaminan a garantizar a la parte receptora la consumación de sus Lauri Siitonen, Political Theories of Development Cooperation: A Study of Theories of International 23 Cooperation, [en línea], Finlandia, Helsinki, World Institute for Development Economics Research of the United Nations University, julio de 1990, Dirección URL: www.wider.unu.edu/publications/.../WP86.pdf [consulta: 27 de marzo de 2015]. �18 http://www.wider.unu.edu/publications/.../WP86.pdf objetivos particulares, además -pero no necesariamente- del cumplimiento de objetivos comunes entre las partes. 24 Esencialmente, las diferencias entre ambos conceptos se reducen a que la asistencia, a diferencia de la cooperación, basta el compromiso del donante a apoyar a la parte receptora a completar sus objetivos planteados. Por otro lado, la cooperación requiere de relaciones más complejas, donde no solamente intereses, sino también recursos, sean compartidos en una dinámica voluntaria de trabajo compartido. Además, teniendo en cuenta lo anteriormente dicho, sería una equivocación considerar a las relaciones de cooperación como interacciones meramente positivas. Como toda interacción donde la obtención de beneficios está en juego, existen luchas de poder y dominación latentes entre las partes, determinadas por los sistemas y contextos específicos en los que se desarrollan , en otras palabras, no ha de obviarse que los 25 donantes de ayuda no persiguen objetivos propios. La literatura y evidencia empírica, tales como los programas de reconstrucción para Europa y Asia tras la Segunda Guerra Mundial, los estatutos bajo los que fue creada la Agencia de los Estados Unidos para la Cooperación Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), los programas de apoyo para «el Tercer Mundo» tanto del bloque soviético como estadounidense, durante la Guerra Fría, así como los cambios en la orientación de los esfuerzos de cooperación de países donantes sobre zonas geográficas específicas desde la disolución de la Unión Soviética, nos demuestra que los donantes siempre han estado guiados por amplio y cambiante abanico de motivaciones, lo que puede implicar el propio interés del donante, 26 necesidades del receptor o lo que David H. Lumsdaine ha denominado una visión moral en la política internacional que bien puede estar sustentado en el apoyo de acciones 27 colectivas para la solución de problemas globales. De aquí que la importancia de establecer un marco conceptual claro entre ambos términos sea fundamental para entender el modo en que operan en el escenario de las relaciones internacionales. Idem.24 Siitonen, loc. cit.. 25 William Wohlforth, «The Oxford Handbook of International Relations» Oxford, Oxford University Press, 26 Reino Unido, 131-150. Heiner Janus, Stephan Klingebiel, Sebastian Paulo, «Beyond aid: a conceptual perspective on the 27 transformation of development cooperation» [en línea], Alemania, Journal of International Development, 20 de octubre de 2014, Dirección URL: http://www.die-gdi.de/uploads/media/janus_klingebiel_paulo_final.pdf [consulta: 10 de diciembre de 2015]. �19 http://www.die-gdi.de/uploads/media/janus_klingebiel_paulo_final.pdf De lo anterior, se deriva entonces la base conceptual para entender los conceptos clave de cooperación Internacional para el desarrollo (CID) y asistencia oficial para el desarrollo (AOD). Ambos, derivados de la idea general de cooperación para el desarrollo, interrelacionados en esencia, pero diferenciados en aspectos claros. Lo anterior permite sentar las bases conceptuales necesarias para comprender la constitución de las definiciones asignadas a la cooperación internacional. Para muestra, como base para este trabajo, podemos citar la definición dada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en sus Informes de Desarrollo Humano, en donde delimita a la Cooperación Internacional como «la relación que se establece entre dos o más países, organismos u organizaciones de la sociedad civil, con el objetivo de alcanzar metas de desarrollo consensuadas» . Dicha definición aporta, a pesar de ser de manera breve, un 28 marco claro y completo. Por su parte, estrechamente ligada a la noción de cooperación para el desarrollo, la asistencia oficial al desarrollo (AOD) adquiere su forma actual con el Acuerdo del Comité de Asistencia para el Desarrollo (CAD) de la OCDE en 1972. El CAD define la AOD como una categoría de la ayuda para el desarrollo. La definición completa para la asistencia para el desarrollo responde a los flujos de financiamiento oficial destinado a la promoción del desarrollo económico y el bienestar de los países en vías de desarrollo como un objetivo principal. Dichos fondos son de carácter concesional con un elemento del 25 por ciento (basado en un porcentaje fijo del 10 por ciento de descuento). Por norma general, los flujos de asistencia oficial comprenden contribuciones de agencias de países donadores, en todos sus niveles, a países en vías de desarrollo («asistencia oficial bilateral»), así como a instituciones multilaterales. Los montos de AOD comprenden Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (IDH-PNUD), Informe sobre Desarrollo Humano 28 2014, [en línea], p. 243, Estados Unidos, Dirección URL: http://www.undp.org/spanish/ [consulta: 30 de abril de 2015]. �20 Cooperación para el Desarrollo Cooperación Internacional para el Desarrollo (CID) Asistencia Oficial para el Desarrollo (AOD) Con base en Thierry Lamaresquier, El marco de referencia actual de la cooperación internacional para el desarrollo y la nueva plataforma de acción para los PRM, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 2009. Cuadro 1.1. Acepciones de la cooperación para el desarrollo http://www.undp.org/spanish/ desembolsos por parte de donadores bilaterales e instituciones multilaterales. En este sentido, los préstamos para créditos a la exportación -bajo el mero propósito del estímulo de las exportaciones- se encuentra excluido. 29 Cabe destacar que, además de recursos financieros, el campo de acción aquí definido tanto para la AOD como para la Cooperación para el Desarrollo, puede comprender igualmente aportaciones en un amplio número de rubros dependiendo de la forma en que dichas aportaciones sean gestionadas. Las aportaciones pueden ser categorizadas en distinciones conceptuales denominadas modalidades de cooperación internacional , y abarcan las variables presentes en los distintos niveles en los que los 30 recursos pueden ser gestionados, desde el nivel regional al local y desde los ámbitospúblico y privado. Como ya se ha dicho, la percepción de los conceptos de cooperación y asistencia para el desarrollo se encuentra sujeta a la evolución de las tendencias e intereses en los procesos de cooperación internacional, así el espectro de modalidades en el que ésta se manifieste. Destacan las nociones de cooperación horizontal y cooperación triangular como variables a la asistencia oficial al desarrollo tradicional emanadas de la reconfiguración a la que se ha sometido el sistema internacional de asistencia al desarrollo, debido primordialmente al surgimiento de los países de renta media como un nuevo grupo de actores relevante en la escena internacional. La primera de dichas modalidades, la cooperación horizontal o Sur-Sur, se refiere al la ampliación y reforzamiento de los lazos de cooperación entre los países en vías de desarrollo, mediante acciones de cooperación técnica, administrativa y financiera, basadas en experiencias exitosas de países con situaciones similares de desarrollo. Por otro lado, la cooperación triangular nos habla sobre la asociación tripartita entre países compuesta por un oferente (normalmente un miembro del CAD), un segundo oferente quien también fungirá como receptor (aquí es donde se inserta la participación de los países de renta media), y un receptor (un país de ingreso bajo). 31 Junto con dichas modalidades, los instrumentos de cooperación internacional 32 definen las herramientas con las que los distintos actores del sistema internacional ejecutan y coordinan sus acciones de cooperación para el desarrollo en cualquiera de sus OCDE, Glosario de términos estadísticos de la OCDE, Estados Unidos, Dirección URL: http://29 stats.oecd.org/glossary/detail.asp?ID=6043 [consulta: 9 de marzo de 2016]. Vid Anexo A.1. «Modalidades de Cooperación para el Desarrollo»30 cfr. Manuel Gómez Galán, Bruno Ayllón Pino, Miguel Albarrán Calvo, Reflexiones prácticas sobre 31 cooperación triangular, Madrid, Fundación CIDEAL de cooperación e Investigación, 2011, p. 217. Vid Anexo A.2. «Instrumentos de Cooperación para el Desarrollo».32 �21 http://stats.oecd.org/glossary/detail.asp?ID=6043 http://stats.oecd.org/glossary/detail.asp?ID=6043 varidades. Dichos instrumentos son aplicables en un número tan amplio como el de las modalidades de cooperación, y pueden ir desde la cooperación técnica, científica o administrativa, hasta el dialogo político y asistencia alimentaria, toda vez que se encuentren encaminados al mejoramiento de las condiciones de bienestar de una localidad determinada. Con todo esto, nos podemos permitir sugerir que la ausencia de una teoría general, así como la diversidad de contenido en las definiciones, deriva de una diversidad de factores generalmente abierto al acoplamiento con las tendencias dominantes en los intereses, valores y orientaciones que los donantes -principalmente los países más desarrollados- han plasmado en sus políticas de cooperación con las naciones receptoras. El debate lleva a los estudios de cooperación internacional a abrevar de distintos acercamientos, tanto estructurales como sectoriales, lo que implica a su vez, el 33 empleo de diversos instrumentos metodológicos y analíticos, traduciéndose en una diversidad de definiciones, muchas veces incompletas. Con todo, partiendo de la premisa de considerar al desarrollo como un proceso emanado de los esfuerzos combinados de conocimiento y capacidades locales, junto con el apoyo externo económico, técnico, político, etc., por medio del cual las personas logren el mejoramiento en sus niveles de vida a partir de acciones en los campos económico, político, social, técnico o cultural, se puede concluir entonces, que los criterios generales para dirigir y dar forma a la cooperación internacional habrían de ser 1) una definición racional de los intereses nacionales 2) la creación y mantenimiento de normas internacionales, y 3) el sostenimiento y promoción de la justicia social . En conjunto, 34 dichos elementos los encontraremos reflejados en las directrices que han definido el desarrollo de las relaciones actuales de cooperación bilateral entre México y Japón, sobre todo el área de capacitación y especialización técnica, redundando en resultados concretos ya enunciados en el Acuerdo de Asociación Estratégica para el Siglo XXI entre Japón y México y en un desarrollo de términos específicos característicos de las condiciones en las que se desarrolla la agenda de cooperación bilateral a últimas fechas. 1.1.2. Desarrollo estratégico y formación de capital humano Los cambios ocurridos en la escena internacional a lo largo las últimas dos décadas han llevado a una muy necesaria reconfiguración de las directrices regentes del sistema de Siitonen op. cit.33 Idem.34 �22 asistencia para el desarrollo. Derivado del agotamiento en sus economías, el surgimiento de nuevos competidores a nivel internacional y la imperativa necesidad de asegurar recursos estratégicos, la lógica de asignación de recursos por parte de los países donadores, ha enfocado sus esfuerzos en objetivos concentrados alrededor del desarrollo del sector privado y el incremento de la productividad. Un claro ejemplo de ello nos lo brinda la estrategia industrial del Japón, la cual, como lo menciona Vania de la Vega, se ha sustentado en la selección de sectores estratégicos (entendidos como fuentes innatas de independencia financiera-tecnológica frente al exterior) con base en su potencial comercial para brindarles apoyo concentrado en su crecimiento y expansión. En otras 35 palabras, se seleccionan áreas del sector productivo con capacidad relevante para controlar y abrir nuevos espacios de mercado que garanticen su rentabilidad y competitividad a escala global. Para ilustrar lo anterior, tomemos como ejemplo el trabajo desarrollado por la Agencia Japonesa de Cooperación (JICA). Mientras que entre los objetivos prioritarios de la asistencia para el desarrollo como reconocidos por los lineamientos de la OCDE, se reconoce un amplio rango de factores que incluye la estabilidad macroeconómica, desarrollo de infraestructura, así como la mejora de la calidad educativa, para el Gobierno Japonés, sus fondos se enfocan en los siguientes campos: i. Desarrollo de políticas e instituciones para la mejora del ambiente de negocios; ii. Promoción del comercio y la inversión; iii. Mejora de la competitividad de compañías locales; y iv. Promoción de la economía e industria local. 36 Este acotado margen de objetivos responde, por un lado, al interés japonés por promover el crecimiento de sus mercados en economías emergentes como las latinoamericanas y del sudeste asiático. Por otro lado, obedece a los efectos de la realidad económica japonesa que ha obligado en los últimos años al rediseño de esquemas de racionalización de recursos. La estrategia persigue entonces, la estipulación de crecimiento intensivo en sectores prioritarios como la industria manufacturera y agropecuaria de socios comerciales estratégicos al rededor del mundo. En este contexto, el desarrollo de recursos humanos de calidad es un elemento fundamental en la Vania de la Vega Shiota González, «Encadenamiento productivo de las PyMEs mexicanas en el sector 35 automotriz japonés», en Carlos Uscanga,et. al., El mercado japonés: retos para la industria mexicana exportadora, Universidad Nacional Autónoma de México, FCPyS, Ciudad de México, 2007, pp.51-80 JICA, Supra.36 �23 consecución de los objetivos en la estrategia de asistencia japonesa para el desarrollo económico. En este sentido, como ya lo apunta de la Vega, la intervención directa del gobierno japonés en el crecimiento acelerado que experimentó su sector privado (específicamente as sogo shosha o «compañías generales de comercio») es un factor importante a considerar en la estrategia de crecimiento concebida en el modelo japonés. Basada enel fortalecimiento doméstico, para posteriormente expandirse sobre su área regional inmediata y eventualmente al mercado global; la estrategia le valió importantes aciertos durante sus primeras incursiones fuera de Japón a varios de los más grandes consorcios japoneses de hoy en día. Entonces los productores japoneses enfocaron sus productos hacia el sudeste asiático donde la competencia comercial era débil. Diez años más tarde, las exportaciones comenzaron a dirigirse hacia mercados poco tradicionales, tales como Escandinavia, Oriente Medio y Latinoamérica. Una vez consolidadas en dichos mercados, los empresarios japoneses estuvieron listos para el avance sobre mercados altamente exigentes como el europeo y norteamericano. El modelo, debido a sus inherentes 37 vínculos entre la burocracia y el sector privado japoneses evolucionaría en una estrategia más acabada donde los montos de AOD brindados por dependencias gubernamentales representaría una pieza importante en el diseño de los programas de crecimiento económico japoneses. La asistencia se enfoca principalmente en el desarrollo de capital humano para la industria, con el fin de incrementar la competitividad de las compañías aprovechando el conocimiento técnico japonés en el ramo (know-how). Este desarrollo de capacidades es entendido por JICA como «la habilidad de los países en vías de desarrollo para establecer y alcanzar objetivos, así como para descubrir y resolver problemas de carácter local, siendo capaces de compartir dicho conocimiento entre los actores involucrados para el logro de resultados.» 38 Como un derivado de la estrategia de desarrollo estratégico de capacidades, la formación de recursos humanos altamente calificados ubicados en los sectores industriales críticos para el desarrollo económico se ha convertido en una prioridad tanto para países desarrollados como en vías de desarrollo. Estos trabajadores «con conocimientos» han pasado a ser un elemento clave en el éxito económico de los países Vania de la Vega, op. cit., p. 5737 JICA, Capacity Assessment Handbook: Project Management for Realizing Capacity Development, [en 38 línea], p. 12, Japón, septiembre 2008, Dirección URL: http://jica-ri.jica.go.jp/IFIC_and_JBICI-Studies/english/ publications/reports/study/capacity/200809/pdf/01.pdf [consulta: 10 de marzo de 2016]. �24 http://jica-ri.jica.go.jp/IFIC_and_JBICI-Studies/english/publications/reports/study/capacity/200809/pdf/01.pdf http://jica-ri.jica.go.jp/IFIC_and_JBICI-Studies/english/publications/reports/study/capacity/200809/pdf/01.pdf desarrollados. La capacidad de individuos y países de obtener beneficios de esta nueva economía del conocimiento depende en gran medida de su capital humano, que se define por el nivel educativo, habilidades, calificación y aptitudes. La estrecha relación de tales 39 factores con la capacidad productiva de una economía ha traído como consecuencia, el incremento en los niveles de capital humano se ha entendido como una prioridad tanto para países donadores como receptores de asistencia para el desarrollo. Una de las vías más efectivas en la que dicho objetivo puede ser alcanzado es mediante la educación y capacitación, factores que en la actualidad han pasado a ocupar un lugar de relevancia en el crecimiento económico. La cooperación internacional en su modalidad de asistencia técnica y colaboración educativa ha sido la respuesta del CAD al respecto. Con todo, la idea de capital humano no es una noción del todo novedosa. Se hacen menciones a la misma ya en el siglo XVIII, la obra del economista Adam Smith anticipaba la relevancia de la mano de obra capacitada como elemento del desarrollo económico. Sin embargo,no fue hasta fines de la década de 1950 y principios de 1960, que economistas como Theodor Schulz actualizan el término y lo consolidan como un concepto económico relevante para el crecimiento económico. Estos economistas sostenían que la gente invierte en su educación y capacitación para construir una base de calificaciones y habilidades (un capital) capaz de redituarles a largo plazo. Las externalidades de dicha inversión se supondrían capaces de impactar positivamente en las economías nacionales y colaborar así con el crecimiento económico. En este contexto, son identificables dos variantes principales a la noción de capital humano. Por un lado, la idea de concebir el capital humano como simple «fuerza de trabajo» relacionada al valor agregado generado por la aplicación de la fuerza laboral como otro factor de producción más (capital financiero, tierras, maquinaria, horas laborales, etc.). Por el otro, el capital humano es visto como el objetivo de la inversión en 40 educación y capacitación, bajo el supuesto de concebir al individuo como el ente creador de conocimiento, habilidades, competencias y experiencia generadas de forma continua. 41 Consecuentemente, el capital humano incluye simultáneamente ambas nociones, tanto el concepto instrumental para producir ciertos valores, como el «endógeno», o su capacidad de auto-sustentarse. OCDE, Human Capital: How what you know shapes your life, p. 7, Francia, Dirección URL: https://39 www.oecd.org/insights/38435951.pdf [consulta: 11 de marzo de 2016]. Kwon, Dae-Bong, «Human Capital and its Measurement», ponencia presentada en El Tercer Foro 40 Internacional de la OCDE «Statstics, Knowledge, and Policy: Charting Progress, Building Visions, Improving Life», Busan, Corea del Sur, 27-30 de octubre de 2009. Idem.41 �25 https://www.oecd.org/insights/38435951.pdf https://www.oecd.org/insights/38435951.pdf Con lo anterior, podemos definir al capital humano de manera amplia como «la mezcla de aptitudes y habilidades innatas a las personas, así como la calificación y el aprendizaje que adquieren en la educación y la capacitación», en otras palabras, capital 42 humano es «conocimiento» en el sentido amplio. Se puede decir también desde una perspectiva más acotada, específicamente desde el enfoque de la producción, el concepto tiende a ser definido como «una amalgama de factores tales como la educación, experiencia, entrenamiento, inteligencia, energía, trabajo, hábitos, fortalezas, e iniciativa de los trabajadores, que afecta el producto marginal de la empresa». Ambas visiones 43 son atendidas en mayor o menor medida por los programas de asistencia técnica otorgados por los miembros de CAD. En años recientes una serie de factores se han conjugado para llamar la atención sobre el papel que el capital humano desempeña en la economía. Una de sus manifestaciones más importantes ha sido el surgimiento de la llamada «economía del conocimiento», un derivado del desarrollo de capital humano más enfocado al análisis y producción de datos e información. La tendencia se ha traducido en el surgimiento de nuevos modelos de empresas y el cambio en la composición de la distribución laboral, lo que en otras palabras se refiere a la transición de empleados de la industria de manufactura a la de servicios. Esta redistribución de empleos no solamente se observa a escala doméstica, sino también a escala global, promovido principalmente por la expansión de cadenas productivas alrededor del globo y la disponibilidad de fuerza de trabajo barata en los países en desarrollo, provocando que algunos empleos manufactureros y de mayor jerarquía se alejen de las economías desarrolladas para buscar nuevos espacios en los mercados emergentes. Los beneficios de la expansión en el desarrollo del capital humano se expresan en una amplia gama de carácter tanto económico como social. En efecto, mejoras en la expectativa y calidad de vida, y mayor participación pública son algunos de los efectos en la esfera social. Económicamente, se refleja en las posibilidades de incrementar el ingreso individual, como resultado directo de la misma productividad del trabajador. Paralelamente, los trabajadores
Compartir