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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
PROGRAMA DE POSGRADO EN CIENCIAS POLITICAS Y SOCIALES 
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ACATLÁN 
MAESTRÍA EN COMUNICACIÓN 
 
 
LA INFANCIA EN LA PRENSA ESCRITA: 
UN ANÁLISIS FEMINISTA DEL DISCURSO PERIODÍSTICO 
 
T E S I S 
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE MAESTRA EN COMUNICACIÓN 
 
P R E S E N T A 
MARÍA ESTEPHANYE REYES AGUIÑAGA 
 
 
TUTORA 
DRA. JUANA ALMA ROSA SÁNCHEZ OLVERA 
FES ACATLÁN 
 
SANTA CRUZ ACATLÁN, NAUCALPAN, ESTADO DE MÉXICO, 
NOVIEMBRE 2016 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
2 
 
DEDICATORIA 
 
 
 
A Dios, porque procuro hacer tu voluntad. Porque mis cosas las pongo en tus manos y 
se realizan. 
Por guiarme a Reunir y servir. 
 
A Fredy, porque eres mi compañero de vida, mi amor, mi amigo, mi novio eterno, mi 
esposo, mi fortaleza, mi equilibrio, el padre de mi hija. 
Porque me impulsas a volar aunque sólo me mires hacerlo. 
 
A Quetzalli, por mover todo mi mundo y darle un rumbo diferente a mi existencia. 
Por ser mi motor, mi inspiración hecha niña. 
Porque gracias a ti puedo ver tres ejes que se entrelazan: 
 Infancia, periodismo y género. 
 
A Valentina, mi madre, luchadora incansable y mi apoyo incondicional. 
Por ser “mamá-abuela” de mi hija en mis ausencias. 
 
A Francisco, mi padre, dador incomparable y protector de su nieta querida. 
 
A Cristopher Valentín, Brenda Carolina y Araceli. 
Para que tengan un ejemplo a seguir y después me digan que han superado a la 
maestra. 
 
A mi generación. 
Colegas, gracias por su compañerismo, amistad y unidad. 
Por los brindis. 
 
A CONACYT, por darme el apoyo para llevar a cabo mis proyectos en estos años de 
maestría. 
 
A Argentina: 
Todas las personas, conocimiento, experiencia y espiritualidad que representa. 
 
Y a las personas que aportaron con su granito de arena y sus oraciones al comienzo, 
desarrollo y cierre de este ciclo. 
 
Infinitas gracias. 
 
 
 
 
 
3 
ÍNDICE GENERAL 
 
LA INFANCIA EN LA PRENSA ESCRITA: 
UN ANÁLISIS FEMINISTA DEL DISCURSO PERIODÍSTICO 
 
 
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................................. 5 
 
CAPÍTULO I. PERSPECTIVA DE GÉNERO PARA UN ANÁLISIS CRÍTICO DE LA REALIDAD ...................... 10 
1.1 Investigación feminista ........................................................................................................................ 12 
1.2 Epistemología feminista ...................................................................................................................... 16 
1.3 Perspectiva de género .......................................................................................................................... 25 
1.3.1 Género como categoría de análisis ............................................................................ 29 
1.3.2 Sistema patriarcal ....................................................................................................... 31 
Resumen primer capítulo ........................................................................................................................... 48 
 
CAPÍTULO II. EL DISCURSO PERIODÍSTICO DEL TEMA INFANCIA EN LA PRENSA ESCRITA .................. 50 
2.1 Metodología para analizar el discurso periodístico ................................................................. 51 
2.2 Radiografía general ................................................................................................................................ 58 
2.2.1 Infancia, el concepto .................................................................................................. 58 
2.2.2 Periódicos ................................................................................................................... 62 
2.2.3 Resultados hemerográficos ........................................................................................ 66 
2.2.4 Las temáticas y las fuentes de información ............................................................... 71 
Resumen segundo capítulo ........................................................................................................................ 86 
 
CAPÍTULO III. PERIODISMO Y PERSPECTIVA DE GÉNERO: COMPROMISO DEMOCRÁTICO CON 
RESPONSABILIDAD SOCIAL ............................................................................................................................ 89 
3.1 El sexismo en el discurso periodístico ........................................................................................... 91 
3.1.1 Sexismo en la infancia ................................................................................................ 92 
3.1.2 Sexismo convergente: género e infancia ................................................................. 114 
3.1.3 Encabezados sexistas ............................................................................................... 122 
3.2 La situación actual de los medios de comunicación .............................................................. 128 
 
 
4 
3.3 La alternativa, periodismo con perspectiva de género ........................................................ 135 
Resumen tercer capítulo .......................................................................................................................... 144 
 
CONCLUSIONES ............................................................................................................................................. 146 
 
BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................................................. 151 
 
ANEXO INSTRUMENTO PARA LA CLASIFICACIÓN DE LAS NOTAS PERIODÍSTICAS ..................................... 156 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
5 
INTRODUCCIÓN 
 
La infancia en la prensa escrita: Un análisis feminista del discurso periodístico es el 
resultado de la conjunción de tres elementos que han marcado la vida profesional de 
quien escribe: la infancia como tema de análisis, el periodismo como profesión y la 
perspectiva de género, derivada del feminismo, como los lentes que permiten ver a la 
sociedad de forma crítica, con una visión analítica, explicativa y alternativa de lo que 
acontece. 
 
En 2006, Comunicación e Información de la Mujer, AC (CIMAC) -agencia de 
noticias pionera en visibilizar la condición social de las mujeres en los medios de 
comunicación masivos desde un enfoque de género y lenguaje no sexista- fundaba la 
Agencia Mexicana de Noticias por los Derechos de la Infancia (AMNDI). En este espacio 
de análisis de medios conocí las bases que me permitieron analizar más de 20 mil 
notas del tema de infancia en la prensa escrita desde un enfoque de Derechos 
Humanos. Producto de este trabajo profesional existen dos informes publicados entre 
2007 y 2009: Infancia y Adolescencia: agenda pendiente en los medios de 
comunicación y Niñas, niños y adolescentes son coyuntura mediática: México. 
 
Para 2009, en este mismo contexto profesional, realicé el monitoreo y análisis 
de contenido de las publicaciones Mujeres y Crimen Organizado y ParticipaciónPolítica 
de las Mujeres; elecciones intermedias 2009, investigaciones encabezadas por la Dra. 
Josefina Hernández Téllez. 
 
Con la experiencia de los trabajos anteriores creció en mí el interés por el 
análisis del lenguaje utilizado en la prensa escrita: el tema de infancia desde AMNDI y 
la perspectiva de género en temas como Crimen organizado, Participación política, 
Derechos sexuales y reproductivos, Violencia contra las mujeres y Migración desde el 
Observatorio de medios de CIMAC. 
 
Articular infancia y perspectiva de género en una sola investigación no se pudo 
concretar en esos años de trabajo. Al salir de esta institución no quise quedarme con 
esa inquietud. Y hoy, tienes en tus manos mi aportación hacia un periodismo no 
sexista e incluyente. 
 
La infancia en la prensa escrita…, mediante una metodología y un instrumento 
de análisis del discurso, concreta la contribución que puedo hacer para mejorar el 
manejo ético y responsable del lenguaje en la información periodística. Dicha 
aportación es en dos sentidos: primero al evidenciar que la niñez como tema está 
descuidado, y el otro, al ratificar la importancia de la perspectiva de género en el 
análisis discursivo periodístico. 
 
Ante este panorama, La infancia en la prensa escrita: Un análisis feminista del 
discurso periodístico pretende ser un aporte a la transformación social mediante un 
periodismo incluyente, profesional y de calidad. Para lograrlo se requiere una 
formación periodística integral que tenga en cuenta que son personas de quienes se 
 
 
6 
escribe, pero sobre todo que el periodismo es una herramienta de cambio social, una 
institución llamada el cuarto poder, con una función social específica: informar, ayudar 
en la toma de decisiones, contar lo que pasa, explicar, interpretar y representar a la 
sociedad. 
 
Al analizar el tema de infancia en el discurso periodístico, desde la perspectiva 
de género feminista, se pretende favorecer a la concientización de las personas 
formadoras, estudiantes y profesionales del periodismo en cada una de sus tareas 
(reportear, editar, corregir, redactar, publicar, enseñar, aprender) a deconstruir la 
realidad mediante un discurso más consciente, incluyente, no sexista y con perspectiva 
de género. Cristina Molina (En: Puleo, 2008:264) hace referencia a la deconstrucción 
como la acción de “desbaratar, desmantelar, no en orden a reconstruir el original –una 
vez examinado- sino para poner las piezas desplazadas dentro del sistema con el fin de 
dislocar su orden, alterar su arquitectura, subvertir, en fin, su jerarquía”. 
 
Con ese espíritu deconstructor, se plantea en el primer capítulo titulado 
“Perspectiva de género para un análisis crítico de la realidad”, la explicación del 
concepto género como categoría teórica de análisis que coadyuva al proceso de 
creación de conocimientos. 
 
La parte inicial del mismo, consiste en describir la investigación feminista, sus 
implicaciones y sus aportes. Se parte del paradigma interpretativo (Vasilachis, 2009) 
para situarla, específicamente en la teoría crítica, empleada en este caso, para 
cuestionar lo que se ha escrito de infancia desde el patriarcado. La investigación 
feminista consiste en colaborar con acciones encaminadas a la eliminación de la 
opresión y discriminación hacia las personas feminizadas, incluida la infancia como 
grupo social. 
 
En segundo lugar se hace un recorrido por las posturas llamadas Epistemologías 
feministas: Empirismo feminista, Punto de vista feminista y Posmodernismo feminista. 
Teóricas feministas como Harding y Haraway han cuestionado el quehacer científico 
tradicional y la forma en que se procesa el conocimiento y las relaciones de poder en 
este ámbito. Después de hacer la revisión de estas aportaciones se vincularon con la 
forma de hacer periodismo y transformarlo en incluyente. 
 
Un tercer acercamiento a la teoría feminista permitió la profundización en la 
descripción de la Perspectiva de género, dentro de la cual se presenta la definición del 
Género como categoría de análisis, además del concepto de Patriarcado. Se precisa en 
este contexto el Sexismo y el lenguaje que de éste deriva. 
 
La importancia del estudio de este último radica en que es materia prima del 
discurso periodístico. Así lo expresa Lumbreras (2002:342): “El poder del lenguaje 
estriba en que encierra todos esos conceptos sobre las formas legítimas de la 
conducta. El poder está en el alcance de los medios de comunicación colectiva que 
transmiten por lo general, los contenidos legítimos del comportamiento, de 
vocabulario y de acción. El lenguaje puede ser una cárcel, si no cuenta con los 
 
 
7 
contenidos de la emancipación, la libertad y la justicia: un lenguaje que desconoce la 
posibilidad y el sentido del cambio, impone altas posibilidades de dominio”. 
 
El segundo capítulo, “El discurso periodístico del tema infancia en la prensa 
escrita”, está dedicado a exponer el análisis realizado. Se presenta la metodología 
basada en la Hermenéutica profunda de Thompson, dividida en tres fases: análisis 
socio-histórico, análisis formal o discursivo y la interpretación/reinterpretación. Se 
anexa una fase más que consiste en el análisis teórico y que se resume en lo expuesto 
en el primer capítulo: la base teórica feminista. 
 
El análisis socio-histórico tiene como objetivo “reconstruir las condiciones 
sociales e históricas de la producción, la circulación y la recepción de las formas 
simbólicas” (Thompson, 1993). Esto es, describir el contexto social e histórico del 
discurso periodístico a analizar. 
 
En este punto, se busca identificar y describir el ámbito espacio temporal 
específico en que se producen y reciben las formas simbólicas. El monitoreo del 
análisis quedó establecido en un lapso de 3 meses del año 2014: septiembre, en el 
contexto de la aprobación de la Ley General de Niñas, Niños y Adolescentes; octubre, 
por la conmemoración del Día Internacional de la Niña (11 de octubre); y noviembre, 
en el Vigésimo quinto aniversario de la Convención sobre los Derechos de la Niñez (20 
de noviembre), como lo recomienda Thompson y su categoría de Escenarios espacio-
temporales. 
 
En cuanto a las Instituciones sociales, conjuntos relativamente estables con 
reglas y recursos aunados a las relaciones establecidas por ellas, se tienen a los 
periódicos analizados: El Universal y La Jornada, como las instituciones que dan una 
forma particular a los contenidos analizados. Estos diarios en particular, se 
contraponen en su postura política e ideológica, así como el público al que se dirigen. 
En los resultados se observa que esta condición no es relevante para el tratamiento del 
tema de infancia. Ambos periódicos tienen un comportamiento parecido en la 
cobertura. 
 
La segunda parte de la Hermenéutica profunda plantea el análisis formal o 
discursivo como aquel que se relaciona fundamentalmente con la organización interna 
de las formas simbólicas, con sus rasgos, patrones y relaciones estructurales por lo que 
requiere una metodología específica. 
 
La técnica de investigación elegida para este segundo momento del análisis de 
la infancia en la prensa escrita es el Análisis de contenido. Se utilizó como herramienta 
de sistematización de la información porque complementa y refuerza la visión de la 
Hermenéutica profunda como análisis formal o discursivo. 
 
Lumbreras (2002:176) explica que el Análisis de contenido consiste en “conocer 
la forma en que están ordenados los mensajes en un sentido lógico-estructural y (…) 
en analizar el uso correcto de las palabras. Orden y significado son factores con los 
cuales resulta improbable que la intención de un mensaje sea correspondiente con sus 
 
 
8 
efectos. En todo ello se atiende a que el conocimiento del contenido de los mensajes 
constituye una descripción y análisis cualitativo, ambos fundados en la evidencia, tarea 
que supone un método científico de investigación” (Lumbreras, 2002:176).La muestra implica notas informativas, crónicas, editoriales, columnas, artículos 
de opinión, entrevistas y reportajes, relacionados directamente con el universo 
mediático de la infancia en El Universal y La Jornada. 
 
El instrumento de análisis elaborado para esta investigación está dividido en 
cuatro unidades: 
 
1. Unidad hemerográfica. En ella se especifican datos como el nombre del 
periódico, fecha, título, autor, género periodístico y sección. 
 
2. Unidad de macroestructuras. Correspondiente a las temáticas de 
infancia como Violencia, Educación, Salud, Economía, Comportamiento y Legislación. 
Además de Fuentes de información. 
 
3. Unidad de microestructuras. Referencias específicas de la infancia: 
palabras (Sexismo léxico), frases u oraciones sexistas e incluyentes (Sexismo 
semántico). 
 
4. Unidad de resumen. Permite un análisis más específico de los 
encabezados, balazos o cintillos por ser los “ganchos” de atención de la noticia. Esta 
unidad es importante porque no es un aspecto que esté en manos de quién escribe el 
texto, es tarea de editores. 
 
La fase final de la Hermenéutica profunda que propone Thompson (1993) es la 
interpretación/reinterpretación y se utilizó al Análisis Crítico del Discurso como base 
para la obtención de resultados. 
 
Después de la metodología, en el segundo capítulo se presenta una radiografía 
general, en la que se incluye el concepto de Infancia, los periódicos seleccionados: El 
Universal y La Jornada, y una presentación de los primeros resultados obtenidos sobre 
el tema infancia, relacionados con las dos primeras unidades de análisis: 
hemerográfica y de macroestructuras. 
 
Para el último capítulo, “Periodismo y perspectiva de género: compromiso 
democrático con responsabilidad social”, se muestran los hallazgos tras analizar el 
discurso de la prensa escrita desde la perspectiva de género. Se presenta la 
identificación, características y aspectos formales e ideológicos del patriarcado en las 
expresiones sexistas del tema de infancia, así como las bondades de la perspectiva de 
género en articulación con la comunicación en el periodismo escrito. 
 
Como resultado de la experiencia profesional y del trabajo desarrollado en esta 
maestría, se lograron identificar algunas pautas que pueden ser utilizadas en la labor 
periodística (formación y profesión) y que contribuyen a la concientización del 
 
 
9 
problema detectado en el discurso periodístico del tema de infancia: sesgos de género 
y generacional, relaciones de dominación manifestadas en expresiones específicas 
como machismo, misoginia, estereotipia y paternalismo. 
 
Al final de La infancia en la prensa escrita…, se concluye que una manera de 
revertir el escenario encontrado en el análisis del discurso periodístico del tema 
infancia es el trabajo conjunto entre medios de comunicación, periodistas y academia 
mediante la formación integral de personas comprometidas con la labor periodística 
que asuman los principios de un periodismo con perspectiva de género. 
 
De esta forma se inicia un poder multiplicador que transforme el discurso 
periodístico y como efecto dominó se pueda alentar a los gobiernos, el público y la 
sociedad civil para que pongan en marcha los cambios necesarios en otros ámbitos 
sociales. El esfuerzo social conjunto debe comenzar en algún lado, se espera que este 
trabajo académico sea un aporte para ese camino. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
10 
CAPÍTULO I. PERSPECTIVA DE GE NERO PARA UN ANA LISIS CRI TICO DE 
LA REALIDAD 
 
El género: es decir el modo relacional de la organización social que 
connotan los atributos políticos (esencialmente de poder) de la sexualidad, 
es una articulación indispensable para leer y transformar el mundo. 
(Cremona, 2011:19) 
 
Este capítulo está dedicado a explicar el género como herramienta teórica que aporta 
una nueva mirada sobre el proceso de creación de conocimientos y cómo se relaciona 
de manera específica con el análisis del discurso periodístico. 
 
Para comenzar, se describirá en qué consiste la investigación feminista, sus 
implicaciones, sus aportes y los beneficios que se obtendrán al desarrollar este estudio 
académico con base en sus fundamentos. 
 
Se hará, posteriormente, una revisión de las principales aportaciones que han 
hecho las teóricas feministas a la ciencia desde las llamadas Epistemologías feministas, 
“posturas que han enriquecido sustancialmente los debates actuales sobre los 
significados del quehacer científico, la relevancia del sujeto cognoscente en el proceso 
de conocimiento, los fundamentos de la ciencia, sus objetivos y las relaciones de poder 
al interior de la misma” (Blazquez, 2005: xv). 
 
Además, se presentará la perspectiva de género, es decir, la forma 
revolucionaria que proporciona una nueva dimensión de análisis, que a la vez ofrece 
herramientas para interpretar las relaciones sociales y de comunicación desde otro 
ángulo o enfoque: desde una dimensión ubicua que implica la comprensión de una 
trama de sentidos, de ahí su denominación. 
 
Conjuntamente se proporcionarán otros conceptos y categorías de análisis para 
explicar lo que acontece en la sociedad, y en el caso que se ocupa, en cómo se refleja 
ese hecho a través de los medios de comunicación, pues son éstos quienes cumplen la 
función de reconstruir la realidad social, a través de un relato verosímil. 
 
Para lograrlo, es necesario establecer y definir el género como categoría de 
análisis. Este concepto será el eje teórico-metodológico de esta investigación. A 
manera de ir delimitando el pensamiento feminista hasta llegar al discurso 
periodístico, es preciso no pasar por alto un concepto construido en la corriente 
académica feminista de la segunda ola: el sistema patriarcal. 
 
Este concepto le da sentido al pensamiento feminista: el patriarcado es el 
referente contra el que se emprenden acciones para eliminarlo del entorno social. Esta 
investigación busca contribuir a que las y los periodistas tomen conciencia de la 
problemática y en esa media coadyuvar a la erradicación del discurso que legitima el 
sistema patriarcal. 
 
 
 
11 
Se presentará detalladamente, en este capítulo, qué se entiende por 
patriarcado, y se precisará el sexismo y el lenguaje que de éste deriva. De aquí parte la 
premisa de este trabajo de investigación: En los diarios El Universal y La Jornada de la 
prensa escrita mexicana, el discurso periodístico del tema de infancia tienen sesgos de 
género y generacional manifestados a través del sexismo presente en las relaciones 
sociales y el lenguaje mismo. Esto obedece al sistema patriarcal que constituye códigos 
y principios que legitiman las relaciones de dominación en todas sus formas, incluido el 
lenguaje, herramienta base para la creación del discurso periodístico. 
 
En el caso del tema de infancia, el patriarcado actúa, en primera instancia al 
darle un carácter inferior feminizándolo, pues todo lo que esté relacionado con 
infancia es cuestión de mujeres: el cuidado, la educación, la atención, etcétera. Así, 
infancia y mujeres se encuentran en el mismo nivel de tutela por parte de quien ejerce 
el poder, el patriarca. 
 
Cabe aclarar que, en el discurso periodístico, el sistema patriarcal se transmite 
a través de la manera en que se aborda el tema y se eligen sus contenidos; en la 
preferencia por unas fuentes y la forma en que se retoma la información que de ellas 
proviene; así como de lo que se elige publicar, los diálogos, el uso del lenguaje sexista, 
y se refuerza, en muchos casos con imágenes e ilustraciones que perpetúan 
estereotipos de género. 
 
En palabras más ilustrativas, cada vez que se lee “día del niño”, “jovencitas”, 
“las princesas”, “los niños inteligentes”, “las niñas coquetas”, “la ingenuidad de la 
infancia”, “los errores de la adolescencia”, por ejemplo, se está reproduciendo el 
patriarcado. 
 
Es, por tanto, necesario hacer una definiciónde feminismo, porque fue éste 
quien develó esta forma de desigualdad, discriminación y opresión; es de allí de donde 
proviene también la conceptualización en la que se sustenta parte de esta 
investigación. Diana Maffía (En: Blazquez, 2005: 624) define el feminismo desde tres 
principios: 
 
1. Descriptivo. Se puede probar estadísticamente que las mujeres, en todas las 
sociedades están peor que los varones. Por tanto, no ocuparse de las mujeres 
en todos los ámbitos: pobreza, educación, trabajo, infancia, periodismo, 
etcétera, es un modo insidioso de discriminar a las mujeres y lo femenino. 
 
2. Prescriptivo. Se valora lo que debe ser, lo que debe ocurrir, lo que está bien y lo 
que está mal, no lo describe, lo valora. Es una premisa feminista: La infancia en 
la prensa escrita es invisibilizada, discriminada, codificada y revictimizada. 
 
3. Práctico. Lo que está a mi alcance para impedir o evitar que la premisa anterior 
continúe así. Maffía (En: Blazquez, 2005: 624) explica: “Lo que está a mi alcance 
es un compromiso moral para evitar que sistemáticamente ocurra una 
 
 
12 
diferencia jerárquica entre mujeres y varones por el mero hecho de ser mujeres 
y varones”. Así como la diferencia por ser infancia, niñas o niños. 
 
Se entiende, entonces, como feminismo la aceptación de estos tres principios, y 
por consiguiente, se señala que este trabajo es feminista en dichos términos. Ahora, es 
conveniente profundizar en los elementos que conforman la investigación feminista. 
Características que permitirán un análisis crítico de la realidad social en el discurso 
periodístico desde la perspectiva de género. 
 
 
1.1 Investigación feminista 
La investigación feminista busca comprender, explicar, interpretar y desmontar los 
conocimientos que han ignorado, invisibilizado, negado o distorsionado la desigualdad 
que subordina a las mujeres y a los sujetos feminizados: la infancia en este caso. Por 
tanto, en las siguientes líneas al hablar de mujeres, también se hace una referencia a 
infancia: niñas y niños entre cero y 18 años de edad no cumplidos. 
 
Castañeda (2008:10) define la investigación feminista como “una manera 
particular de conocer y de producir conocimientos, caracterizada por su interés en que 
éstos contribuyan a erradicar la desigualdad de género que marca las relaciones y las 
posiciones de las mujeres respecto a los hombres. En ese sentido, está orientada por 
un interés claramente emancipatorio en el que se pretende realizar la investigación, 
de, con y para las mujeres”. 
 
Y continúa Castañeda (2008:10): “se trata de procedimientos cuya selección de 
unidades de observación, métodos y resultados no responden a las necesidades de la 
ciencia en abstracto, sino a los vacíos e insuficiencias de conocimientos que se hacen 
evidentes al adentrarnos en la explicación de la desigualdad genérica, misma que 
conduce a la emergencia de las mujeres como sujetos de conocimiento, cuya condición 
y situación de género se pretende transformar”. 
 
Por lo tanto, la investigación feminista se sustenta como contextual porque 
intenta responder a las necesidades de conocimiento de las mujeres en circunstancias 
específicas, y coloca a quien investiga en el mismo plano de quien es investigado. Se 
profundizará en esto en el siguiente apartado, dedicado a la epistemología feminista. 
 
Para esta investigación en particular, resulta necesario y pertinente 
posicionarse desde un paradigma de conocimiento que incluya “una concepción del 
individuo y una concepción del mundo en que vive y de las relaciones entre ambos” 
(Montero, 2001:2). 
 
De acuerdo con Kuhn (En: Catalán-Vázquez y Jarillo-Soto, 2010:166), el 
paradigma se entiende como el conjunto de interpretaciones y nociones científicas 
básicas que guían la acción en el proceso de investigación. 
 
 
 
13 
Montero (2001:4) conjunta algunas preguntas sobre las dimensiones que 
implica el paradigma. Referente a la ontología ¿cuál es la naturaleza de la realidad?, en 
la epistemología ¿cuál es la naturaleza de la relación entre la persona que investiga y el 
objeto/sujeto de investigación? y en cuanto a la metodología ¿cómo debe proceder 
quien investiga para acceder al conocimiento de su objeto/sujeto de estudio? 
 
Y expone dos dimensiones más, “no reconocidas”, la dimensión ética y política. 
 
La dimensión ética hace un juicio de apreciación aplicado a la distinción entre el 
bien y el mal y cuyo núcleo central es la equidad que se basa en la justicia. Se refiere a 
la concepción del otro y su lugar en la producción de conocimiento. 
 
Implica una forma de hacer justicia a las otras personas que coexisten y que no 
están representadas en el discurso periodístico, se conoce esto como exclusión, 
invisibilización. O, de ser representadas se encuentran en una subordinación y 
discriminación que debe ser velada y transformada. 
 
Al respecto, Montero (2001:5) “supone una concepción del mundo, de la 
sociedad del yo y del otro, así como de las formas consideradas en un momento y en 
un espacio dados, como correctas y deseables para el bien común, para el bienestar de 
toda la sociedad”. 
 
Y la dimensión política hace referencia a lo “relativo a la vida organizada 
colectivamente, al espacio público. Lo concerniente a los derechos y deberes civiles y a 
las relaciones de poder y su dinámica en ese espacio”. Cabe aclarar, que el espacio 
privado también es político, por tanto es importante mirar lo que allí acontece. Más si 
se reflexiona que las mujeres y la infancia son relegadas a este espacio, y es allí donde 
se cometen más violaciones a sus derechos humanos, precisamente porque no se 
reconoce lo privado como espacio político. 
 
Las preguntas para estas dimensiones son ¿cuál es el lugar del otro en la 
producción del conocimiento?, y ¿para quién es el conocimiento, a quién favorece la 
investigación? Y se agregaría una cuestión más: ¿Cómo se construye ese otro desde el 
pensamiento hegemónico en un momento y sociedad determinada? 
 
De aquí la importancia de la investigación feminista, pues se caracteriza por ser 
profunda e incisiva. Es decir, este tipo de investigación da respuestas a las preguntas 
anteriores de forma que en los estudios académicos se nombre y visibilice a las 
mujeres junto con sus experiencias. 
 
La investigación feminista es un posicionamiento político que busca contribuir a 
la emancipación de las mujeres, ofrecer las explicaciones de los fenómenos sociales 
que dan cuenta de la deuda histórica que las ha excluido de la ciencia y de la historia 
misma. 
 
Con esta forma de mirar, cuestionar y analizar la realidad social, el movimiento 
de mujeres y el feminismo como movimiento político, se han alcanzado resultados 
 
 
14 
significativos para las mujeres como el voto femenino, la igualdad ante la ley y los 
derechos sexuales y reproductivos. También se ha contribuido con la transformación 
de la sociedad, para hacerla más justa y equitativa para todas las personas. 
 
Sin embargo, hay mucho camino que recorrer, por tanto, el feminismo (como 
movimiento social, propuesta ética y política, cultura con lenguaje, teoría, escritura, 
militancia, filosofía y pensamiento) y sus investigaciones son vigentes. 
 
Hay que precisar enseguida, entonces, que la postura de este trabajo parte de 
un posicionamiento teórico-metodológico desde el paradigma interpretativo. 
Vasilachis (2009) expone que tres son los paradigmas que coexisten con más fuerza en 
la actualidad, dos de ellos consolidados: el materialista-histórico y el positivista, y un 
tercero – el interpretativo – en vías de una consolidación que cada vez se hace más 
indudable. 
 
La autora va más allá en la descripción del paradigma interpretativo y señala lo 
que considera sus elementos básicos. “Tales supuestos se vinculan, específicamente, 
con la consideración del lenguaje como un recurso y como una creación, como una 
forma de reproducción y de producción del mundo social” (Vasilachis,2009:30): 
 
1. La resistencia a la "naturalización" del mundo social. 
 
2. La relevancia del concepto de mundo de la vida. 
 
3. El paso de la observación a la comprensión y del punto de vista externo al 
punto de vista interno. 
 
4. La doble hermenéutica. 
 
Esta investigación parte del paradigma interpretativo, más específicamente de 
la teoría crítica, la cual es empleada como una necesidad de cuestionar todo lo que se 
ha escrito de infancia desde una postura patriarcal, específicamente adultocéntrica. 
 
La teoría crítica responde a la dimensión ontológica de la siguiente manera: “La 
realidad moldeada por factores sociales, políticos, culturales, económicos, étnicos y de 
género” (Catalán-Vázquez y Jarillo-Soto, 2010:167). 
 
El objeto de estudio es el discurso periodístico del tema de infancia desde la 
perspectiva de género, en el que el análisis será de carácter relacional, es decir, no se 
centrará en las niñas porque no puede centrarse sólo en el estudio de uno de los 
géneros, porque sería repetir la parcialidad con que se ha visto a la sociedad. Sin 
embargo, dice Juana Gallego (2002) sería insincero no reconocer que el género en 
desventaja, informativamente hablando, es el femenino. 
 
En estos términos, se aclara que esta labor académica no será neutral porque 
está planteada desde el reconocimiento de la desigualdad social sobre las mujeres y la 
infancia, y de la cual el discurso periodístico es una manifestación concreta más. 
 
 
15 
 
Así que se buscará un acercamiento al discurso periodístico del tema de 
infancia que involucra el universo mediático de todos los géneros periodísticos en dos 
periódicos que se editan en la capital del país: El Universal y La Jornada. 
 
Ambos periódicos representan visiones diferentes entre sí que permitirán tener 
un comparativo entre estas posturas político-ideológicas. 
 
En cuanto a la dimensión epistemológica el paradigma de la teoría crítica 
expresa que la persona investigadora y a quienes se investiga “están interactivamente 
vinculados, por lo que los resultados de la investigación son mediados por valores” 
(Catalán-Vázquez y Jarillo-Soto, 2010:167). 
 
Esta investigación nace de la práctica laboral profesional en el área de infancia 
de la agencia de noticias feminista, Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC) 
que exige investigar este tema a profundidad. 
 
El entender y poder compartir que la perspectiva de género no reside tan sólo 
en ponerle la “a” al discurso periodístico, sino que la investigación feminista consiste 
en “políticas y acciones feministas encaminadas a la eliminación de los sistemas de 
opresión (y discriminación) hacia las mujeres” (y la niñez), además del logro “de 
relaciones crecientemente equitativas hacia la igualdad entre los sexos” (Tena, 
2010:272). Eso es lo que dejó la experiencia en CIMAC, además de la oportunidad que 
permite esta maestría de poner por escrito una forma de hacer, analizar y mirar el 
periodismo. 
 
Como se expondrá más adelante, las epistemologías feministas tienen como 
uno de sus rasgos constitutivos que las distinguen de otros tipos de conocimiento, el 
compromiso político con el cambio social (Tena, 2010). Así lo expresa Liz Stanley (En: 
Gandarias, 2014:128): “la investigación feminista es una praxis que liga experiencia y 
acción”. 
 
Además, la teoría crítica, siguiendo con el paradigma propuesto para esta 
investigación, enuncia la metodología como dialógica y dialéctica, donde “el ideal es la 
emancipación y promueve métodos participativos. Intenta dirigir la investigación hacia 
fines socialmente significativos” (Catalán-Vázquez y Jarillo-Soto, 2010:167). 
 
Para tal fin se propone una metodología que conjugue la Hermenéutica 
profunda de Thompson con el pensamiento y teoría feministas. En el caso de la 
Hermenéutica profunda, el autor parte de concebir que el desarrollo de la cultura en 
las sociedades modernas se ha visto modificado por la comunicación masiva que 
aparece como medio de reproducción de la ideología. 
 
Thompson (1993) esboza que los mensajes mediáticos son parte del tejido de la 
tradición en las sociedades modernas, por lo tanto, son también una herencia a través 
de la cual se conforma nuestra memoria histórica. 
 
 
 
16 
La aportación de la teoría feminista radica en que permite señalar a los medios 
de comunicación como instrumentos para la transmisión de valores patriarcales sobre 
las mujeres y lo femenino, incluida la infancia. 
 
 Por lo tanto, cabe aclarar que la Hermenéutica de Thompson será el camino a 
seguir para el análisis, sin embargo es la teoría feminista el vehículo que conducirá en 
la explicación del discurso periodístico en sus partes y en cómo éstas se relacionan con 
su estructura global. 
 
En cuanto a las dimensiones que agrega Montero (2001): ética y política, por 
supuesto que ambas se encuentran enmarcadas en la investigación feminista porque 
se busca, al menos en lo que respecta al periodismo con perspectiva de género, 
reivindicar los derechos humanos de las mujeres y la niñez a través de cambios visibles 
en el discurso periodístico. 
 
Al contestar ¿cuál es el lugar del otro en la producción del conocimiento?, y 
¿para quién es el conocimiento, a quién favorece la investigación?, desde el 
pensamiento feminista se busca la igualdad, la equidad, la emancipación, la libertad y 
la autonomía de las mujeres y la infancia. 
 
Como diría Foucault (En: Gandarias, 2014:134), “en ninguna parte estamos 
libres de poder, pero siempre podemos transformar la situación”, por tanto, hay que 
hacer camino para construir con cimientos firmes en favor de un discurso periodístico 
incluyente desde la investigación feminista. 
 
 
1.2 Epistemología feminista 
En cada época y lugar, la epistemología feminista se ha 
desarrollado en confrontaciones políticas, en diálogo crítico y 
reflexivo con otras concepciones e interpretaciones del mundo 
(Lagarde, 2012:500). 
El tema de infancia puede ser estudiado desde una postura de derechos humanos, de 
la sociología, de la psicología, del derecho o cualquier otra disciplina; sin embargo, al 
ser desde la perspectiva de género es necesario entender en qué consiste la 
epistemología feminista, es decir, la forma en que se puede conocer y cómo se 
legitima esta forma de conocimiento, “la manera en que influye el género en el 
conocimiento, en el sujeto cognoscente, en las prácticas de investigación, indagación y 
justificación” (Castañeda, 2008:32). 
 
Las teóricas de la epistemología feminista se ocupan de explicar cómo el género 
interviene en las concepciones del conocimiento, en la persona que conoce y en las 
prácticas de investigar, preguntar y justificar. Identifican las concepciones dominantes 
y las prácticas de atribución, adquisición y justificación del conocimiento que 
sistemáticamente ponen en desventaja a las mujeres y la niñez en cualquier ámbito de 
estudio. 
 
 
17 
 
Por eso se entiende que la epistemología feminista sitúa un nuevo objeto de 
investigación, donde quién investiga y a quién se investiga se encuentran en el mismo 
plano crítico. 
 
La persona que investiga se sitúa como persona real, histórica, con deseos e 
intereses particulares y específicos, mismos que forman parte de la evidencia de los 
argumentos que sustentan las conclusiones de la investigación (Harding, 2002). 
 
 “Por eso, construir una epistemología con fundamentos científicos ha sido 
invaluable para el avance de las mujeres (…) una epistemología feminista anclada en 
sólidos conocimientos científicos, históricos y filosóficos ha sido un recurso político 
emancipatorio y de libertad y ha permitido avances de las mujeres en el mundo en 
condiciones de una gran desigualdad” (Lagarde, 2012:501). 
 
 La crítica a la ciencia, en la epistemología feminista, desafía los supuestos 
básicos fundamentales de la epistemología tradicional: la objetividad, la neutralidad 
valorativa, la literalidad del lenguaje y la exclusiónde las emociones. 
 
Diana Maffía (En: Blázquez, 2005:623) lo explica de la siguiente manera: 
 
1. Objetividad. Suponer que el saber científico es objetivo es suponer que la 
observación sistemática dará siempre los mismos resultados, no importa quién 
sea el observador. 
 
2. Neutralidad valorativa. Suponer que la ciencia es neutral es suponer que los 
rasgos idiosincráticos, valorativos y políticos no influyen en la producción de 
saber, que todo sujeto es intercambiable por otro. 
 
3. Literalidad del lenguaje. Significa que lo que el conocimiento científico tiene 
que producir es una descripción del mundo con un lenguaje específico, cuidado 
y limpio que asegure la referencia libre de ambigüedad, vaguedad, textura 
abierta, ciertas falacias lingüísticas. 
 
4. Exclusión de las emociones. Se les considera un obstáculo que debe ser 
removido y controlado, pues no se consideran una fuente para el 
conocimiento. 
 
Autoras como Sandra Harding y Evelin Fox Keller (En: Durán, 2008:46) señalan 
que la ciencia aparentemente “objetiva y neutral” tiene concepciones androcéntricas y 
tendencias políticas, intereses económicos y estratégicos predominantes 
enmascarados en una construcción mitológica que se ha hecho de la objetividad. 
 
Ante ello, Harding (En: Durán, 2008:66) propone una nueva forma de hacer 
ciencia, desde seis puntos clave: 
 
 
 
18 
1. Cuestionar las actitudes autoritarias y resaltar la experiencia personal. 
 
2. Manifestar que las jerarquías no son naturales, no son biológicas, sino que son 
creaciones sociales y culturales, por lo tanto son mutables o modificables. 
 
3. Analizar relaciones sociales entre los géneros en la vida cotidiana. 
 
4. Reeducación de los varones para que adquieran una visión más realista y 
menos deformada de la naturaleza y de las actividades de las mujeres y 
hombres. 
 
5. Orientación humanista. 
 
6. Unidad del saber combinado con el conocimiento moral y político con el 
empírico. 
 
Por lo tanto, la epistemología feminista plantea que la objetividad se convierte 
en una noción social, y afirmar que una creencia es objetiva es sostener que ha 
emergido de un proceso de discusión crítica al que todos los interlocutores tienen 
acceso en igualdad de condiciones (González, 2005:595). Y no tiene nada que ver con 
aquella “ciencia objetivista”, que pide a las y los investigadores neutralidad, 
generalización y que sus investigaciones se muestren desligadas de su propio contexto 
personal, social y político. 
 
Harding, así decreta (En Gardarias, 2014:135): “La investigadora se nos 
presenta no como la voz invisible y anónima de la autoridad, sino como la de un 
individuo real, histórico, con deseos e intereses particulares y específicos”. 
 
Al respecto, la antropóloga Donna J. Haraway sostiene (En: Lagarde, 2012:501) 
que “…yo, con otras muchas feministas, quiero luchar por una doctrina y una práctica 
de la objetividad que favorezca la contestación, la deconstrucción, la construcción 
apasionada, las conexiones entrelazadas y que trate de transformar los sistemas de 
conocimiento y las maneras de mirar”. 
 
También se entenderá que el contenido de la normatividad reside en garantizar 
la presencia de perspectivas plurales, la explicación de los valores implicados y los 
estándares de aceptación y la apertura a la crítica. Permite una visibilización de la 
diversidad de experiencias y condiciones materiales de los sujetos. 
 
Así, el compromiso feminista consiste en mostrar que no todas las historias son 
igualmente válidas. 
 
 La epistemología feminista se constituye desde diversas posturas que tienen 
como rasgo principal constitutivo el compromiso político con el cambio social, 
característica que las distinguen de otros tipos de teorías del conocimiento, así como el 
 
 
19 
valor que se debe otorgar a la experiencia de las mujeres, por tanto es importante 
profundizar en cada una de ellas. 
 
“Entre las especialistas hay cierto acuerdo en reconocer al menos tres grandes 
tendencias cuyos puntos de distinción están dados por la forma como plantean la 
relación entre mujeres y ciencia” (Castañeda, 2008:46). En este trabajo de 
investigación se describen cada una de ellas: Empirismo feminista, Punto de vista 
feminista y Postmodernismo feminista. 
 
Empirismo feminista 
Harding denominó empirismo feminista al esfuerzo epistemológico de varias teóricas y 
científicas por dar respuesta a los sesgos sexistas y androcéntricos a través de un 
estricto seguimiento del método científico, y por garantizar su participación en el 
quehacer científico bajo igualdad de condiciones. Las autoras de esta corriente son 
Lynn H. Nelson y Helen Longino. 
 
Como se puede ver, esta postura no ha puesto en entredicho el dogma de la 
ciencia, sino que supone como “mala ciencia” aquella que no ha logrado la neutralidad 
y objetividad en sus observaciones, por lo que habría que mejorar la metodología para 
evitar conclusiones sesgadas. Por tanto, es necesaria una aplicación más sistemática y 
rigurosa de los métodos de la ciencia existente. 
 
Esta corriente promueve la participación de las mujeres científicas, quienes 
deben percatarse y luchar desde adentro a favor de la eliminación de los sesgos en las 
prácticas científicas. 
 
Esta perspectiva ha generado críticas fuertes al interior de las mismas 
feministas. Para Harding, el intento de decantar la ciencia a partir de 
sí misma, es decir, de dejar de hacer “mala ciencia” sin cuestionar la 
“estricta adhesión a las normas metodológicas vigentes de la 
investigación científica” hace que el proyecto mismo de una ciencia 
buena, neutral y no generalizada se vuelva sospechoso. El gran error, 
como lo sostiene Harding, es que la “ciencia no puede hacerse 
neutral con respecto a los valores en el sentido de bloquear los 
valores e intereses políticos en relación con los esquemas 
conceptuales y metodologías que dirigen la investigación científica. 
Hay, y debe haber, una constante interacción entre la tendencia de la 
ciencia a reflejar la vida social y la tendencia de la vida social a 
reflejar la ciencia”. En esa medida, los “proyectos sociales de las 
culturas en las que se desarrolla la investigación científica, así como 
la ignorancia y las falsas creencias de los investigadores individuales 
son los responsables de la selección de los problemas científicos, de 
los tipos de hipótesis propuestas, de la determinación de lo que se 
consideran pruebas y del modo de utilizarlas para apoyar o refutar las 
hipótesis”. 
 
 (Esta postura, no hace más que) reproducir los esquemas y las 
estructuras de la ciencia androcéntrica tradicionales. Su posición 
 
 
20 
llega hasta hacer explícitos los aspectos sociológicos, históricos y 
psicológicos de la ciencia, pero los deja por fuera del análisis al no 
considerarlos como parte de su dominio. Harding cuestionó esta 
perspectiva argumentando precisamente que son la ciencia en uso y 
la tendencia a normas metodológicas establecidas de investigación 
las que generan resultados androcéntricos. (…) la postura empirista 
deja intacta a la ciencia imperante, al pretender que un seguimiento 
riguroso de comprobación de hipótesis e interpretación de los datos 
puede mantener libre de contexto a la investigación, cuando no han 
sido libres de contexto los procesos que llevaron a la identificación y 
definición de los problemas de objeto de estudio (Sierra, 2008: 18). 
 
El empirismo feminista, aplicado al contexto de estudio de esta investigación, 
da algunas luces para entender más la contribución de esta corriente epistemológica. 
 
Las teóricas al participar de igual a igual, como ya se dijo, estaban irrumpiendo 
con una participación activa en la ciencia. ¿Qué se puede esperar de periodistas 
informando en los medios de comunicación la opresión contra las mujeres y la infancia 
del sistema patriarcal y adultocéntrico? Sin embargo, no es creíble esta información si 
el lenguaje y las prácticas utilizadas son sexistas.Existen casos de periodistas, con un compromiso periodístico desde la 
perspectiva de género, que a través de sus textos han puesto en tela de juicio los 
sesgos de género. Suelen ser imperceptibles, como la humedad, pero con el paso del 
tiempo, pueden causar daños irreparables al sistema patriarcal vigente en los medios 
de comunicación al crear conciencia de género. Sin embargo, es cierto que causar 
daño al gigante desde dentro cuesta mayor esfuerzo si se tiene en cuenta que éste nos 
ha devorado. 
 
En este contexto es importante no sólo que haya mujeres periodistas, además 
se requiere capacitación y formación para contrarrestar al sistema patriarcal, cuya 
forma de operar en los medios de comunicación se traduce en discriminación, 
invisibilización, victimización y reforzamiento de estereotipos de género a través del 
discurso periodístico. 
 
La formación se gesta en la academia. La docencia puede incorporar la 
dimensión de género como una base sólida para hacer comunicación, a fin de que 
quienes egresan lleven esta mirada y la pongan a funcionar en cada uno de sus medios. 
Se abordará con mayor énfasis este punto en el tercer capítulo. 
 
Punto de vista feminista 
Las teóricas representativas de esta postura son Nancy Hartsock, Evelyn Fox Keller y 
Sandra Harding. Su propuesta cuestiona la objetividad y neutralidad de la ciencia 
tradicional y la separación del sujeto-objeto, además le conceden una importancia 
capital a los contextos sociales y políticos de la investigación en los que la objetividad 
sólo se obtendrá a partir de un posicionamiento crítico. 
 
 
21 
Se hace un énfasis a la situación de las mujeres, pues sus prácticas y 
experiencias les otorgan el privilegio epistemológico en un mundo dominado por los 
hombres, donde ellas ven lo que los hombres no pueden, desde sus posiciones de 
poder. 
“Se caracteriza por señalar que la posición dominante de los hombres en la vida 
social se traduce en un conocimiento parcial, mientras que la posición subyugada de 
las mujeres abre la posibilidad de un conocimiento más completo (…) Se le añade a la 
ciencia un carácter situado, en el tiempo y en el espacio, descubriendo las identidades 
de quienes hacen la ciencia” (Guzmán, 2005:646). 
En otras palabras, el punto de vista feminista expone que las mujeres tienen la 
experiencia directa de la opresión y esto sugiere que pueden estar más interesadas en 
evidenciarla al representar los fenómenos sociales, para lo cual se requiere de una 
conciencia colectiva de género, por supuesto. 
Desde esta postura, la idea de que las mujeres tienen algo que decir se aplica a 
la infancia, en particular las niñas, por su condición de género y su situación 
generacional. Niñas y niños son una excelente fuente de información a la que se debe 
de recurrir de modo asiduo pues al cubrir el tema de infancia quienes viven esa 
condición tienen el privilegio epistémico. 
La crítica o desventaja al punto de vista feminista radica en que la experiencia 
social de las mujeres tiene otras aristas a tratar como la edad, la clase social, el origen 
étnico, la cultura, la orientación sexual, las identidades fragmentadas de la vida 
moderna, etcétera, por lo que se cuestiona la posibilidad de unificar un solo punto de 
vista de las mujeres. Y, sin embargo, el hecho biológico no garantiza una conciencia 
analítica del género. Hay mujeres en el poder, por ejemplo, con una postura patriarcal 
en su manera de actuar y gobernar. 
La alternativa radica en “defender el carácter situado del conocimiento, pero 
renunciando al mismo tiempo a otorgarle privilegio epistémico a algún tipo particular 
de situación. La prescripción, entonces, no sería la de sustituir unas particularidades 
por otras, sino la de permitir el encuentro de voces y perspectivas distintas con el fin 
de hacer explícitos los compromisos y los puntos ciegos de las distintas situaciones 
particulares. Fomentar la pluralidad de perspectivas, de sujetos condicionados, sería 
entonces la fórmula para maximizar una objetividad que se convierte en subjetiva si se 
hace depender de un imposible sujeto incondicionado” (González, 2005:578). 
Se hace énfasis en que el conocimiento depende de un punto de vista, y si no se 
puede privilegiar uno solo, entonces se deben incluir múltiples posiciones de 
conocimiento o deben integrarse múltiples perspectivas en una. 
En este trabajo se busca mirar desde la perspectiva de género el discurso 
periodístico de la infancia en medios impresos. Este tema, clasificado como 
feminizado, ya tiene una “desvalorización“, por lo que es necesario que las y los 
 
 
22 
periodistas que cubren esta temática tengan herramientas para abordarlo de manera 
incluyente. 
Por ello es importante, entender la siguiente postura: el posmodernismo 
feminista. 
Posmodernismo feminista 
La autora de esta postura es, sin duda, Donna J. Haraway, también destaca el trabajo 
de Judith Butler. Esta corriente se caracteriza por la pluralidad de experiencias de las 
mujeres situadas más allá del género. En este sentido, Haraway insiste en las ventajas 
explicativas de abrazar nuestras identidades fragmentadas. 
 
El posmodernismo feminista rechaza el universalismo y la idea de verdad. Habla 
del fin de los grandes relatos. 
Hace una crítica al concepto hegemónico de “mujer” porque no hay 
sólo una y porque es un concepto esencialista, por lo que propone 
cambios de perspectiva como estrategia ante la proliferación de 
teorías producidas por mujeres situadas o posicionadas 
diferencialmente. Se señala que la situación epistémica se caracteriza 
por una pluralidad permanente de perspectivas, en la que ninguna 
puede demandar objetividad, esto es, cambia el conocimiento “del 
Punto de vista”, por el de una “mirada desde aquí ahora”, ya que 
desde esta perspectiva las personas no están completamente 
atrapadas epistémicamente dentro de sus culturas, géneros, razas, 
etnias o cualquier otra identidad, sino que pueden escoger pensar 
desde otras perspectivas, su constitución puede estar cambiando en 
lugar de permanecer estática, y no hay una correspondencia estable 
entre individuos y perspectivas. 
Los dos puntos principales de esta teoría, que son el rechazo a la 
categoría analítica de mujer y la fragmentación infinita de 
perspectivas, son controversiales en la teoría feminista, ya que a esta 
postura se le ha caracterizado en algunas ocasiones como relativista 
y algunas teóricas feministas se preocupan porque al hacer un énfasis 
excesivo en la diferencia, se puede caer en la desintegración 
intelectual y política. Por tanto, el reto mayor es reconciliar las 
presiones de la diversidad y las diferencias con aquellas de la 
integración y la comunidad (Blazquez, 2012:34). 
 Lo significativo de esta postura epistemológica, para este trabajo de 
investigación, es el cruce entre la pluralidad de experiencias: se pretende, desde el 
género, mirar la infancia, las niñas y los niños, su condición y situación desde el género. 
 
La condición de género se explica como “el conjunto de características 
asignadas de manera estereotipada, algunas de las cuales, son compartidas por la 
mayoría de grupos de mujeres en una sociedad determinada, por eso se puede 
reconocer la condición de género de las mujeres por países o por regiones (…) O si no 
 
 
23 
comparten semejanzas importantes es posible referirse a un territorio, un país, una 
cultura y señalar las diferencias genéricas entre las mujeres” (Lagarde, 2012: 510). 
 
Este concepto se conjuga con otras condiciones como la condición étnica en las 
mujeres indígenas con la condición de edad, condición religiosa… “Es posible 
identificar la condición de género de mujeres migrantes en cualquier parte del mundo 
o la condición de mujeres profesionistas, o la condición de género de mujeres 
campesinas y podríamos continuar con todas las condiciones específicas que son 
marcadas por el género y a su vez marcan elgénero. Y, al mismo tiempo, es necesario 
identificar sus diferencias y especificidades” (Lagarde, 2012: 511). 
 
“La situación de género es otra clave epistemológica de la perspectiva de 
género. A nivel teórico las categorías sociales permiten ubicar y clasificar a las 
personas y los grupos de una sociedad determinada. Sin embargo, en la vida concreta 
las clasificaciones implican posibilidades de vida, a través de marcas tangibles e 
intangibles. El conjunto de posibilidades y restricciones de una persona la coloca, por 
tanto, en una situación específica. Es decir, la situación vital es el resultado de todas 
las adscripciones sociales de las personas, dinámica en el tiempo y ubicada, por eso 
mismo es específica” (Lagarde, 2012: 512). Por la situación de género no se puede 
escribir “un caso más de feminicidio”, o “se repite la violencia”. Se debe contextualizar 
la información. 
 
Al respecto, es importante hacer una referencia a la interseccionalidad, 
perspectiva situada en la teoría feminista a partir de la preocupación sobre las 
diferencias mencionadas en la postura epistemológica de la posmodernidad. 
 
Aunque resulta complicado remitirse a una definición específica sobre la 
interseccionalidad, se puede decir que “es el resultado único de las interacciones entre 
las formas de estratificación de género, raza, etnia, clase y otras categorías como la 
edad, que se expresan tanto en la vida cotidiana, como en prácticas sociales y arreglos 
institucionales, cuyos efectos se plasman en términos de poder” (Guzmán, 2015: 45). 
 
La observación detallada, desde la interseccionalidad, en el discurso 
periodístico del tema infancia, sobre las niñas y los niños, permite identificar los 
diversos contextos de desigualdad social, atravesados por factores de movilidad 
geográfica, carencias socioeconómicas, entre otras. 
 
La perspectiva interseccional permite analizar situaciones de desigualdad 
múltiple por ejemplo, el caso de una mujer, menor de edad, inmigrante, indígena en 
un campo agrícola de Sinaloa. Es decir, estas características la posicionan como un 
sujeto con una situación de desigualdad múltiple. 
 
La interseccionalidad, por tanto, ha supuesto un avance en materia de 
reconocimiento de las distintas posiciones que existen en el interior de la categoría 
tradicional de género y que en los capítulos posteriores se señalarán de manera 
puntual al momento de observar cómo es el hecho de que las personas no están 
 
 
24 
situadas en un único orden y, por lo tanto, no interactúan sólo en tanto mujeres, niñas, 
madres, inmigrantes, ciudadanas. 
 
De hecho, cada uno de estos papeles que les toca representar se operativizan 
de forma variable dependiendo de los contextos en que se localicen, de tal manera 
que unas veces las personas pueden ubicarse en el blanco de la exclusión, la 
desigualdad e incluso la opresión, y otras, esas mismas diferencias les permiten 
disminuir estas experiencias (Guzmán, 2015:45). 
 
Un caso con estas características es el de la adolescente Malala Yousafzai, 
nacida en Pakistán. Ella denunciaba, en un blog para la BBC, las atrocidades sufridas 
bajo el régimen del Tehrik-i-Taliban (TTP), que ocupó militarmente el valle del río Swat 
matando a muchos de sus habitantes, destruyendo las escuelas y prohibiendo la 
educación de las niñas entre 2003 y 2009. Sufrió un atentado en 2012. Y en 2014, 
recibió el Premio Nobel de la Paz. También tiene un libro autobiográfico: Malala: mi 
historia. 
 
Cuando cierro los ojos, veo mi cuarto. La cama está sin hacer, la 
mullida manta está arrugada a un lado porque llego tarde a un 
examen y me he levantado a toda prisa. En mi mesa está abierta mi 
agenda escolar en la página que lleva la fecha del 9 de octubre de 
2012. Y el uniforme –el shalwar blanco y el kamiz azul– está colgado 
en una percha de la pared, esperándome (Yousafzai- McCormick, 
2014). 
 
 Mujer, adolescente, pakistaní, activista: Una voz con un privilegio epistémico 
que debe ser escuchada. 
 
Por último, la diversidad de reflexiones feministas sobre la ciencia es amplia, no 
obstante, Teresita de Barbieri (En: Saletti, 2015:12) distingue tres objetivos que las 
unifican: “el primero, acabar con la ceguera de género en la investigación; en segundo 
lugar, todas las reflexiones feministas sobre la ciencia apuntan a producir 
conocimientos que den cuenta de las condiciones de vida y las experiencias de las 
mujeres. Por último, todas concuerdan con producir teorías para eliminar la 
desigualdad y subordinación de las mujeres. En definitiva, las investigaciones 
feministas han desafiado principios básicos para la ciencia a la vez que han ofrecido 
nuevos marcos epistemológicos y metodológicos”. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
25 
1.3 Perspectiva de género 
Como se ha dicho, esta investigación parte de la perspectiva de género feminista para 
posicionarse con respecto a la forma en que se analizará el discurso periodístico del 
tema de infancia. Pero, ¿qué se entiende por perspectiva de género? y ¿por qué se 
enfatiza como feminista? 
La perspectiva de género funciona a manera de enfoque crítico que “devela el 
problema siempre presente, aunque siempre ocultado” (Serret, 2008:69). 
La perspectiva de género permite avanzar en el análisis de las desigualdades, 
subordinaciones, resistencias de las relaciones performativas entre sexos en una 
determinada estructura social. 
» Permite analizar y comprender las características que definen a las mujeres y a 
los hombres de manera específica, así como sus semejanzas y diferencias. 
 
» Analiza las posibilidades vitales de las mujeres y los hombres: el sentido de sus 
vidas, sus expectativas y oportunidades, las complejas y diversas relaciones 
sociales que se dan entre ambos géneros. 
 
» Es detractor del orden patriarcal, contiene de manera específica una crítica a 
los aspectos nocivos, destructivos, opresivos y enajenantes que se producen 
por la organización genérica basada en la desigualdad, la injusticia y la jerarquía 
política de las personas basada en el género. 
 
» Promueve la igualdad entre los géneros a través de la equidad, el adelanto y el 
bienestar de las mujeres; contribuye a construir una sociedad en la cual las 
mujeres y los hombres tengan el mismo valor, la igualdad de derechos y 
oportunidades para acceder a los recursos económicos y a la representación 
política y social en los ámbitos de toma de decisiones (Lagarde, 2012: 219 y 
422). 
Marcela Lagarde (2012:375) agrega a la definición: “La perspectiva de género 
feminista y la política que se deriva de su implementación práctica, están basadas en la 
eliminación de las causas de opresión de género, impulsar el empoderamiento, el 
avance y la autonomía de las mujeres, y en construir vías de acceso a la igualdad 
equitativa entre mujeres y hombres. 
El feminismo se propone que la sociedad se organice con base en la igualdad 
entre mujeres y hombres, la cual tiene varias dimensiones: igualdad ante la ley, 
igualdad de oportunidades, igualdad de trato, igualdad social, igualdad política, y a la 
igualdad de acceso a recursos, bienes y al desarrollo”. 
Ahora se entiende por qué el pensamiento feminista comienza a utilizar el 
concepto de género como herramienta teórica para explicar la opresión de las 
mujeres. Esta herramienta, ahora política, ha sido utilizada por las académicas 
 
 
26 
feministas para impulsar proyectos en favor de la igualdad. Así se empieza a manejar la 
perspectiva de género en el seno de la investigación académica feminista. 
 Sin embargo, hay sectores políticos contrarios al feminismo, que utilizan el 
término perspectiva de género, desmarcándose del pensamiento y movimiento 
feminista. 
La razón es que el feminismo se refiere a los movimientos de liberación de las 
mujeres, que históricamente han ido adquiriendo diversas proyecciones. Igual que 
otros movimientos, ha generado pensamiento y acción, teoría y práctica. 
El feminismo propugna uncambio en las relaciones sociales que 
conduzca a la liberación de la mujer –y también del varón– a través 
de eliminar las jerarquías y desigualdades entre los sexos. También 
puede decirse que el feminismo es un sistema de ideas que, a partir 
del estudio y análisis de la condición de la mujer en todos los órdenes 
–familia, educación, política, trabajo, etc.- pretende transformar las 
relaciones basadas en la asimetría y opresión sexual, mediante una 
acción movilizadora. La teoría feminista se refiere al estudio 
sistemático de la condición de las mujeres, su papel en la sociedad y 
las vías para lograr su emancipación. Además de analizar y 
diagnosticar sobre la población femenina, busca explícitamente los 
caminos para transformar esa situación. 
Aunque el feminismo no es homogéneo, ni constituye un 
cuerpo de ideas cerrado –ya que las mismas posturas políticas e 
ideológicas que abarcan toda la sociedad, se entrecruzan en sus 
distintas corrientes internas– podemos decir que éste es un 
movimiento político integral contra el sexismo en todos los terrenos 
(jurídico, ideológico y socioeconómico), que expresa la lucha de las 
mujeres contra cualquier forma de discriminación (Gamba, 2005:2). 
Por tanto, existe una “resistencia” a todo lo que proceda de él. Los mitos y los 
estigmas, así como los prejuicios todavía subsisten a su alrededor, sobre todo las malas 
interpretaciones: 
 Se ha hablado de que el movimiento feminista es un movimiento de 
lucha entre los géneros, o en contra de los hombres, y que pretende 
obtener el poder que éstos tienen, que es monolítico (que todas las 
feministas piensan igual). Algunas de estas ideas se originan en la 
ignorancia o en la falta de información (Careaga, 1996:22). 
 Existen personas que hasta piensan que la perspectiva de género es posterior y 
además diferente del feminismo, incluso los antagonizan y creen que la primera supera 
al feminismo. Identifican éste último como “un radicalismo que deja fuera a los 
hombres y atenta contra ellos. Ven en la perspectiva de género algo menos excluyente 
e injusto porque incluye a los hombres. Esa creencia les permite revisitar 
complementariedades y otras fantasías y mantener firme su lealtad a los hombres y su 
 
 
27 
incontaminación del feminismo. Con todo, asumen reivindicaciones de género y luchan 
por ellas” (Lagarde, 2012:408). 
 A partir de los anteriores planteamientos, es posible justificar por qué la 
investigación a desarrollar posee una perspectiva de género y feminista. Desde esta 
posición, se busca observar y analizar el discurso periodístico y lo que implica. Por 
tanto, el hecho de considerar la perspectiva de género es consecuente con dos 
objetivos simultáneos: 
1. La visibilización de las mujeres. Los sistemas patriarcales o 
androcéntricos invisibilizan a las mujeres al masculinizar el 
lenguaje y los sistemas de prestigio. La historia, la política, la 
guerra, la producción económica, el arte…, en síntesis, toda 
actividad humana relevante, parece hecha sólo por varones. 
Cuando hacemos visibles a las mujeres en el lenguaje y en el 
quehacer social, transformamos de modo radical la 
dimensión de lo observado y lo tornamos más <<real>>. 
 
2. Todas las relaciones sociales siguen atravesadas en la 
actualidad por un sistema simbólico imaginario de 
dominación que subordina a las mujeres en tanto que 
colectivo. Es importante recordar entonces que la diferencia 
de género no es inocua, sino que se traduce siempre en 
desigualdad, en el ejercicio de un poder injusto e ilegítimo 
(Serret, 2008:52). 
Hay que precisar enseguida que es feminista toda investigación que maneje, de 
acuerdo con Serret (2008:70), la perspectiva de género como “una actitud 
hermenéutica y un enfoque crítico, que a su vez devele un hecho específico: el sistema 
de dominación entre los géneros”. 
Al usar la perspectiva de género se debe, profundiza Serret (2008:76): 
1. Visibilizar a las mujeres, sus cuerpos, sus espacios y sus 
actividades. En consecuencia, al trabajar sobre cualquier 
problema de investigación, debemos asegurarnos que 
nuestros datos se encuentren desagregados por sexo y/o por 
género, y que tomemos en cuenta que, no importa cuán 
distante nos parezca un tema de la intervención femenina, si 
es social, existen mujeres y hombres involucrados en su 
producción. Hay que interesarnos en investigar cómo. Si 
hablamos de un tema no social (por ejemplo, un problema de 
física o de biología molecular) tomemos en cuenta que la 
generación de conocimiento acumulado, los conceptos 
comunes en la disciplina y los juicios que hacemos extensivos 
a la realidad social, se han construido <<por personas>> y, en 
general, en esa producción de conceptos se ha empleado un 
prejuicio androcéntrico y se ha obviado la participación de 
mujeres en la generación del aparato crítico de la disciplina. 
 
 
28 
 
2. Ubicar cómo opera, en un problema de investigación 
previamente planteado, la red de relaciones sociales de 
poder que construye las posiciones de género. Recordemos 
que el género es una categoría relacional que designa la 
forma en que se vinculan en una sociedad las mujeres y los 
hombres, pero que no se limita a indicar los diferentes roles y 
caracteres que la sociedad asigna para cada grupo, sino que 
muestra que esa vinculación tiene un carácter jerárquico. Las 
mujeres y los hombres se siguen relacionando en nuestra 
sociedad a partir de parámetros culturales que los ubican 
como dos grupos diferenciados por la posición de prestigio 
desigual que ocupan. Las mujeres y lo femenino (toda idea 
asociada con la feminidad) carece de prestigio y, en 
consecuencia, de poder (aunque a menudo ejerza influencia) 
para el imaginario social. Al tener esto en cuenta, las 
herramientas que empleemos en nuestra investigación nos 
ayudarán a obtener explicaciones de diversos fenómenos y 
no meras descripciones. Por ejemplo, podremos pasar de 
constatar que las mujeres constituyen el 90% de los 
desposeídos del mundo para explicar por qué esto ocurre así. 
A manera de conclusión se dirá que, la investigación feminista desde la 
perspectiva de género permite que no haya pérdida política e histórica de memoria 
“porque rearma ideológicamente a las mujeres e introduce en la vida pública y política 
un principio permanente de sospecha sobre la distribución de recursos y la apropiación 
del poder por parte de los varones. (…) Y es que el feminismo es el movimiento social 
de la modernidad que más ha ensanchado los derechos civiles, políticos y sociales de la 
humanidad” (Cobo, 2005:257). 
El uso de la perspectiva de género, en el discurso periodístico en particular, es 
una herramienta que puede ser útil para que la mirada de quienes ejercen el 
periodismo -o investigan los medios de comunicación- englobe a las mujeres y a los 
hombres sin ningún tipo de exclusión, incluida la generacional: niñas y niños. 
 Para llegar a esto, las feministas han desarrollado dentro de la perspectiva de 
género, categorías de análisis y conceptos para desarrollar una visión explicativa y 
alternativa de lo que acontece en la vida de las personas y que sus condiciones y 
situaciones son transformables hacia el bienestar si se construyen con base en la 
igualdad, la equidad y la justicia. 
 A continuación se presentan algunas de estas categorías y conceptos que se 
consideran importantes para entender el análisis del discurso periodístico del tema 
infancia y sus resultados. 
 
 
 
 
29 
1.3.1 Género como categoría de análisis 
Algunos sociólogos han considerado que la dimensión de género es tan 
revolucionaria como lo fue la de clase en su momento, ya que proporciona 
una nueva dimensión de análisis, a la vez que ofrece herramientas para 
interpretar las relaciones sociales desde otro ángulo, y un sinnúmero de 
elementos para explicar lo que acontece en la sociedad 
(Careaga, 1996:21). 
 
¿Qué ofrece la teoríay pensamiento feminista al precisar el género como una 
categoría de análisis? Este concepto ha llegado a iluminar y explicar de manera 
diferente la realidad social, y además, politiza y transforma esa realidad. 
Para comprender la importancia de este concepto y la capacidad que contiene 
en sí para dar cuenta de la realidad, es preciso subrayar que el referente social es el de 
las mujeres como colectivo: “La mitad de la humanidad conforma un colectivo con 
problemas crónicos de exclusión, explotación económica y subordinación social. Por 
tanto, mientras esa realidad subsista (…) la noción de género seguirá siendo rentable 
para las mujeres” (Cobo, 2005:257). Porque esta categoría tiene capacidad explicativa 
para entender la desventaja social de las mujeres como colectivo. 
El género, como categoría de análisis y de acuerdo con Joan W. Scott (1986), 
“es un elemento constitutivo de las relaciones basadas en las diferencias que 
distinguen los sexos y el género en una forma primaria de relaciones significantes de 
poder”. 
Como elemento constitutivo, el género se puede explicar desde cuatro 
momentos: 
1. Símbolos y mitos culturalmente disponibles que evocan representaciones 
múltiples y contradictorias: luz-obscuridad. En otras palabras, se refiere a las 
representaciones simbólicas. 
 
2. Conceptos normativos que manifiestan las interpretaciones de los significados 
de los símbolos, en un intento de limitar y sostener sus posibilidades 
metafóricas, como un único posible. Estos conceptos se expresan en doctrinas 
religiosas, educativas, científicas, legales y políticas. 
 
3. Nociones políticas y referencias a las instituciones y organizaciones sociales de 
las relaciones de género. Familia (parentesco), mercado de trabajo (división 
sexual del trabajo), educación, política. 
 
4. Identidad (genérica). 
El género es el campo primario dentro del cual se articula el poder y le da 
legitimación, en cuanto a la forma primaria de relaciones significantes. Construye las 
relaciones sociales, desarrollan la comprensión de la naturaleza recíproca de género y 
 
 
30 
sociedad. Y de las formas particulares y contextualmente específicas en que la política 
construye el género y el género construye la política. 
Este concepto como categoría de análisis es una parte crucial de la organización 
de la igualdad o desigualdad. Por tanto, cuestionar o alterar cualquiera de sus aspectos 
amenaza a la totalidad del sistema. 
Cobo (2005:253) pone de manifiesto que en el corazón de la sociedad existe un 
mecanismo que distribuye los recursos (políticos, económicos, culturales o de 
autoridad, entre otros) en función del género. Y que este mecanismo sobrecarga de 
recurso a los varones y les priva a las mujeres de aquellos que les corresponden. 
El género es un principio de orden, revela la existencia y los efectos de una 
relación de poder, de una diferencia, de un encuentro desigual. Así lo describe Gerda 
Lerner (En: Rivera, 2003: 79): “la definición cultural de la conducta definida como 
apropiada a los sexos en una sociedad dada en una época dada. Género es una serie 
de roles culturales. Es” prosigue –“un disfraz, una máscara, una camisa de fuerza en la 
que los hombres y mujeres bailan su desigual danza”. 
Todo esto quiere decir que lo que conocemos como “hombre” y lo que 
conocemos como “mujer” no consiste en un conjunto de atributos, en un conjunto de 
objetos predominantemente naturales, sino que se trata en gran parte de 
construcciones culturales. 
De acuerdo con Cobo (2005:253), el género se ha desarrollado en varias 
direcciones: 
» El concepto de género se refiere a la existencia de una normatividad femenina 
edificada sobre el sexo como hecho anatómico. 
 
El sexo es una realidad anatómica que históricamente no hubiese tenido 
ninguna significación política o cultural si no se hubiese traducido en 
desventaja social. Dicho de otra forma, ser mujer no significa sólo tener un sexo 
femenino, también significa una serie de prescripciones normativas y de 
asignación de espacios sociales asimétricamente distribuidos. Históricamente, 
esa normatividad ha desembocado en los papeles de esposa y madre en el 
ámbito privado-doméstico, cuya característica más visible ha sido el carácter no 
remunerado de todo este trabajo de reproducción biológica y material. 
 
» La normatividad femenina reposa sobre un sistema social en el que el género 
es un principio de jerarquización que asigna espacios y distribuye recursos a 
varones y mujeres. Este sistema social será designado por la teoría feminista 
con el término de patriarcado. Este sistema se explicará más adelante para 
profundizar en sus características y cómo afecta a las mujeres y a la infancia. 
 
 
 
31 
» Y, el género se ha convertido en un parámetro científico irrefutable en las 
ciencias sociales, como ya se ha desarrollado en líneas anteriores. 
 Un ejemplo para ilustrar lo que el género ha venido a cambiar lo da Eduardo 
Galeano con su micro relato “La autoridad”: 
En épocas remotas, las mujeres se sentaban en la proa de la canoa y 
los hombres en la popa. Eran las mujeres quienes cazaban y 
pescaban. Ellas salían de las aldeas y volvían cuando podían o 
querían. Los hombres montaban las chozas, preparaban la comida, 
mantenían encendidas las fogatas contra el frío, cuidaban a los hijos y 
curtían las pieles de abrigo. 
Así era la vida entre los indios Onas y los Yaganes, en Tierras del 
Fuego, hasta que un día los hombres mataron a todas las mujeres y 
se pusieron las máscaras que las mujeres habían inventado para 
darles terror. 
Solamente las niñas recién nacidas se salvaron del exterminio. 
Mientras ellas crecían, los asesinos les decían y les repetían que 
servir a los hombres era su destino. Ellas lo creyeron. También lo 
creyeron las hijas y las hijas de las hijas (Galeano, 1982:40). 
 La categoría de género permite visualizar esta condición. Se ha convertido en 
una herramienta, que al atravesar las prácticas comunicacionales, pone el dedo en la 
llaga de la desigualdad, da una formación incluyente, y posibilita mirar de tal manera 
que “las hijas de las hijas” deconstruyan esa realidad que las oprime y subordina. En 
resumen, la articulación entre género y comunicación hace posible pensar y actuar a 
favor de una sociedad más justa e igualitaria. 
 
 
1.3.2 Sistema patriarcal 
Se ha hecho mención de un sistema de género que reproduce y mantiene una 
condición femenina subordinada y una condición masculina dominante y opresiva. 
Ahora es momento de profundizar en este concepto de la teoría feminista: el 
patriarcado. Y a su vez articularlo con el tema de infancia, pues es desde esta 
conceptualización que se entiende la subordinación de la infancia y en especial de las 
niñas (por su condición de género y generacional) en el discurso periodístico. 
 
El sistema patriarcal es la forma de organización política, económica, cultural, 
religiosa, ideológica y jurídica de la sociedad, basado en la dominación del género 
masculino sobre el género femenino, traducido en desigualdades concretas. También, 
la dominación de unos hombres sobre otros hombres, no sólo sobre mujeres. El 
patriarcado implica una dominación intergenérica y una dominación intragenérica. 
Dominación de sexo-género y edad en la que los hombres adultos y poderosos 
dominan a las mujeres y a otros hombres con menor poder, en las relaciones, las 
prácticas sociales y en las instituciones (Lagarde, 2012:503). 
 
 
 
32 
De lo anterior se desprende que las jerarquías de edad y sexo operan paralela y 
complementariamente, y que se organizan en función de éstas las relaciones de las 
niñas, los niños y las personas adultas. Por un lado, el orden patriarcal significa una 
jerarquía entre los géneros, con especial dominio de la figura masculina del patriarca 
sobre la figura femenina. También implica relaciones de subordinación entre las 
edades: el patriarca tiene

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