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EDIT000149/-/PUB0147134/-/J.J. ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES Francisco Gallego del Castillo Título: EXQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES Autor: FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO Ilustración de portada: PALOMA GONZALO LARA Editorial: WANCEULEN EDITORIAL DEPORTIVA, S.L. C/ Cristo del Desamparo y Abandono, 56 41006 SEVILLA Tlfs 954656661 y 954921511 - Fax: 954921059 www.wanceulen.com infoeditorial@wanceulen.com I.S.B.N.: 978-84-9823-718-4 ©Copyright: WANCEULEN EDITORIAL DEPORTIVA, S.L. Primera Edición: Año 2010 Impreso en España: Publidisa Reservados todos los derechos. Queda prohibido reproducir, almacenar en sistemas de recuperación de la información y transmitir parte alguna de esta publicación, cualquiera que sea el medio empleado (elec- trónico, mecánico, fotocopia, impresión, grabación, etc), sin el permiso de los titulares de los derechos de propiedad intelectual. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transforma- ción de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Dep. Legal: SE-6857-2010 DATOS DEL AUTOR FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO, es Licenciado en Educación Física y Doctor por la Universidad de Alcalá, desempeña funciones docentes como Profesor Numerario de Educación Física en Educación Secundaria y Profesor Asociado en la Universidad de Alcalá. Al margen de su trayectoria docente dentro del sistema escolar posee una gran experiencia en otros ámbitos profesionales relacionados con la preparación fí- sica y la tercera edad. Fruto de ello, han sido las diversas investigaciones psi- comotrices realizadas en estos campos y con comunicaciones a nivel interna- cional. Ha participado con sus aportaciones en distintas publicaciones derivadas de la labor investigadora desarrollada en el Área de Didáctica de la Expresión Corpo- ral de la Universidad de Alcalá. Entre ellas destacan las tituladas: Salud, Esta- do de Bienestar y Actividad Física, La presencia del cuerpo en la escuela y la Educación Física en la Enseñanza Primaria. • Título de Doctor: Doctor por la Universidad de Alcalá desde el año 2009. Calificación de «Sobresaliente Cum laude». • Categoría Académica/Profesional: Profesor Asociado con dedicación a tiempo parcial de 4 horas. • Título: Licenciado en Educación Física por la Universidad Politécnica de Madrid. • Departamento: DIDÁCTICA • Área: Didáctica de la Expresión Corporal • Universidad/Organismo: UNIVERSIDAD DE ALCALÁ. DOCENCIA • Profesor de Enseñanzas Medias en el curso 1991/1992. • Profesor de Enseñanza Secundaria desde el año 1992 hasta el actual. • Profesor Asociado a tiempo parcial de 4 horas desde el curso 2000/2001 hasta el actual. • Profesor de la Escuela de Entrenadores de Fútbol desde el año 2000 al ac- tual. • Profesor del Centro de Alto Rendimiento Taurino desde el curso 2009/2010. INVESTIGACIÓN • Proyectos de investigación: “Proyecto e Innovación de Educación Afectivo Sexual”, entidad financiadora: M.E.C.; “Construcción de un fondo bibliográfico antiguo sobre documentación española relacionada con las ciencias de la acti- vidad física y el deporte”, entidad financiadora: Dirección General de Universi- dades del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte Referencia; “Recupera- ción del fondo documental y bibliográfico de la Educación Física Española, en- tidad financiadora: Delegación Provincial del Consejo de Colegios Oficiales de Licenciados en Educación Física y en Ciencias de la Actividad Física y del De- porte; “Diseño de un modelo de intervención psicomotriz para personas mayo- res I”, entidad financiadora: Concejalías de Bienestar Social y de Deportes del Ayuntamiento de Guadalajara y la Federación de Jubilados y Pensionistas; “Di- seño de un modelo de intervención psicomotriz para personas mayores II”, En- tidad financiadora: Concejalías de Bienestar Social y de Deportes del Ayunta- miento de Guadalajara y la Federación de Jubilados y Pensionistas; “Diseño de un modelo de intervención psicomotriz para personas mayores III”, Entidad fi- nanciadora: Concejalía de Deportes del Ayuntamiento de Guadalajara y la Fe- deración Alcarreña de Jubilados y Pensionistas; y “Preparación Psicomotriz del Torero”, Entidad financiadora: Centro de Alto Rendimiento Taurino y Escuela Taurina de Guadalajara (2010). • Publicaciones: comunicaciones en actas de Congresos Nacionales e Inter- nacionales; capítulos en varios libros, artículos en revistas, participación en la edición de un libro. - Comunicación: La Transferencia de Valores I.S.B.N: 84-8138-502-6. - Comunicación: Claves para la comprensión de la Cultura Física Fe- menina primer tercio de siglo I.S.B.N: 84-8138-502-6. - Comunicación Internacional: La Percepción Espacial como condicio- nante de la Coordinación Dinámica General en la Tercera Edad. - Comunicación Internacional: La Percepción Temporal como condi- cionante de la Praxia en la Tercera Edad. - Libro: La presencia del cuerpo en la escuela. Actas del XX Congreso Nacional de Educación Física: I.S.B.N: 84-8138-502-6 (Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alcalá). - Libro: La Educación Física en la Enseñanza Primaria, tema 7: el jue- go I.S.B.N: 84-8138-581-6. (Servicio de Publicaciones de la Universi- dad de Alcalá). - Libro: Salud, estado del Bienestar y Actividad Física, capitúlo: Terce- ra Edad, Actividad Física y Salud. I.S.B.N. 978-84-9823-182-3 (Wan- ceulen editorial deportiva). - Revista: Revista Española de la Educación Física y Deportes, artícu- lo: Esquema Corporal e Imagen Corporal, ISSN. 1133-6366. OTROS MÉRITOS • Participación como relator en la Mesa Redonda en el Congreso del año 2002. • Organizador de eventos: miembro del Comité Organizador del XX Congreso Nacional “Educación Física y Universidad”. • Tutor de prácticas de la Licenciatura de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. • Ponente en la actualización científico didáctica para maestros en prácticas organizado por el CEP de Guadalajara. • Secretario de tribunal de tesis doctoral año 2009. ÍNDICE I. FUNDAMENTOS NEUROFISIOLÓGICOS Y PSICOLÓGICOS EN EL ESTUDIO DE LAS PRAXIAS Y ESQUEMA CORPORAL ................. 11 1. FUNDAMENTOS NEUROFISIOLÓGICOS................................................. 13 1.1. El sistema nervioso.......................................................................... 14 1.1.1. Descripción anatómica del SNC............................................... 15 1.1.2. Diferenciación funcional del SNC............................................. 16 1.1.3. El cerebro ................................................................................. 17 1.1.4. La neurona ............................................................................... 18 1.1.5. La praxia global y fina, y su integración en la tercera unidad de Luria. ................................................................................... 18 1.2. El movimiento voluntario y automático ............................................ 20 1.2.1. Actividad muscular ................................................................... 20 1.2.2. Sistemas motores..................................................................... 21 1.2.3. Principales regiones del SNC que intervienen en la motricidad voluntaria y automática........................................... 23 1.2.4. Del movimiento voluntario al automático.................................. 27 1.2.5. Engrama sensomotor ............................................................... 31 1.3. Neurofisiología y aprendizaje ..........................................................32 1.3.1. Aprendizaje práxico-primitivo: bases neurofisiológicas ............ 32 1.3.2. Metodología del aprendizaje cognitivo y fundamentos neuropsicológicos .................................................................... 38 1.3.3. La conducta, el aprendizaje motor y el procesamiento de la información...................................................................... 40 1.3.4. El control motor ........................................................................ 43 1.3.5. La explicación neurofisiológica del control de los movimientos............................................................................. 46 1.3.6. El almacenamiento de la información: la memoria................... 50 1.4. Trastornos de la organización de la actividad ................................. 52 2. FUNDAMENTOS PSICOLÓGICOS............................................................ 55 2.1. Psicología genética.......................................................................... 55 2.1.1. Los estadios de la personalidad según Wallon ........................ 55 2.1.2. Los estadios según Piaget ....................................................... 58 2.2. Psicología de la percepción............................................................. 65 2.2.1. El cuerpo según Wapner y Werner .......................................... 65 2.2.2. El cuerpo según Witkin............................................................. 66 2.3. Psicología dinámica......................................................................... 67 2.4. La conciencia................................................................................... 68 2.4.1. Concepto de conciencia ........................................................... 69 2.4.2. Conciencia y praxis. ................................................................. 70 2.4.3. Clasificación de los diferentes términos de conciencia. ........... 73 2.4.4. El enfoque cognitivo de la conciencia. ..................................... 76 2.4.5. Diferentes enfoques de la conciencia....................................... 77 2.5. Aprendizaje de las habilidades práxicas.......................................... 80 2.6. Función de interiorización en el esquema corporal y las praxias ..............................................................................................81 2.7. La coordinación de las acciones en la formación de conocimientos...................................................................................84 2.7.1. Los niveles sensoriomotores.....................................................84 2.7.2. El primer nivel de pensamiento preoperatorio...........................86 2.7.3. El segundo nivel preoperatorio..................................................87 2.7.4. El primer nivel del estadio de las operaciones concretas .........87 2.7.5. El segundo nivel de las operaciones concretas ........................88 2.7.6. Las operaciones formales .........................................................89 II. CONCEPTOS FUNDAMENTALES..........................................................91 1. PRAXIA........................................................................................................93 1.1. Nociones: praxia, praxis y melodía cinética. ....................................93 1.1.1. Nociones de praxia y praxis ......................................................93 1.1.2. Melodía cinética ......................................................................101 1.2. Las praxias y Piaget .......................................................................103 1.2.1. Etapas de formación de las praxias elementales propias del período sensoriomotor de Piaget .........................103 1.2.2. El problema de las relaciones entre las praxias sensoriomotrices y la inteligencia ...........................................105 1.2.3. Desarrollo de las praxias después de la función simbólica.....106 1.2.4. Relaciones entre las praxias y las imágenes mentales...........109 1.2.5. Relación entre las praxias de Piaget y el análisis de las apraxias ..................................................................................111 1.3. La adquisición de la praxis .............................................................112 1.4. Las praxias y dispraxias en el estudio psicomotor .........................113 1.4.1. Praxis y dispraxis en el estudio psicomotor de Da Fonseca ...113 1.4.2. Relación entre la lateralidad y la dispraxia..............................117 1.4.3. Praxia y afectividad .................................................................118 1.4.4. Las praxias en la batería psicomotora de Da Fonseca ...........119 1.5. Clasificación de las praxias ............................................................123 1.6. La gnosopraxis y la praxiología ......................................................124 1.6.1. La gnosopraxis de la escritura ................................................124 1.6.2. Praxiología y praxis. ................................................................125 1.7. Las alteraciones de las praxias: las apraxias .................................126 1.7.1. Reseña histórica......................................................................126 1.7.2. Concepto de apraxia. ..............................................................128 1.7.3. Clases de apraxia....................................................................132 1.7.4. Otras clasificaciones de apraxias............................................136 1.7.5. Apraxia e inteligencia. .............................................................141 1.7.6. Las dispraxias infantiles. .........................................................142 1.8. El salto considerado como praxia...................................................143 2. ESQUEMA CORPORAL............................................................................149 2.1. Autopercepción...............................................................................149 2.1.1. Evolución del concepto de esquema corporal: problemas terminológicos .......................................................149 2.1.2. Concepto de Esquema corporal..............................................154 2.1.3. Imagen corporal. .....................................................................165 2.1.4. Cenestesia. .............................................................................172 2.1.5. Yo corporal, imagen del Yo corporal ...................................... 174 2.1.6. Psicosoma.............................................................................. 176 2.1.7. Concepto corporal .................................................................. 177 2.1.8. Somatognosia ........................................................................ 178 2.1.9. Modelo postural, esquema postural ....................................... 179 2.1.10. Somatopsique ...................................................................... 180 2.1.11. El “ego”, imagen corporal del “ego” ...................................... 180 2.1.12. El Self o sí mismo................................................................. 183 2.1.13. Imagen de sí mismo ............................................................. 185 2.1.14. Esquema de nuestro cuerpo ................................................ 185 2.1.15. Esquema del propio cuerpo.................................................. 186 2.1.16. Conciencia corporal.............................................................. 186 2.2. Evolución del esquema corporal.................................................... 187 2.3. De la organización motriz al esquema corporal............................. 191 2.4. Formación, adquisición, construcción, elaboración y estructuración del esquema corporal.............................................191 2.5. Factores, aspectos, componentes y elementos del esquema corporal. ........................................................................................ 196 2.5.1. La tonicidad. ........................................................................... 198 2.5.2. El control postural................................................................... 200 2.5.3. El control respiratorio. ............................................................ 201 2.5.4. La estructura espacial y temporal........................................... 201 2.5.5. La lateralización ..................................................................... 202 2.5.6. El control motor práxico.......................................................... 203 2.6. Trastornos, patología, perturbaciones, alteraciones desintegración del esquema corporal. .......................................... 204 2.7. Las agnosias. ................................................................................ 209 2.7.1. Concepto de agnosia. ............................................................ 209 2.7.2. Clases o variedades de agnosias........................................... 210 2.7.3. Desórdenes del esquema corporal......................................... 212 2.7.4. Relación entre las apraxias y las agnosias ............................ 212 2.8. Metodología psicomotriz y reeducación en el esquema corporal. . 213 2.8.1. De la educación psicomotriz a la educación del esquema corporal. ................................................................. 213 2.8.2. Reeducación en el esquema corporal. ................................... 217 III. CONCLUSIONES................................................................................. 219 1. La conceptualización: Esquema Corporal y Praxia................................... 221 2. Relación entre praxia y esquema corporal................................................ 224 BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................ 227 GLOSARIO................................................................................................... 239 - 11 - I FUNDAMENTOS NEUROFISIOLÓGICOS Y PSICOLÓGICOS EN EL ESTUDIO DE LAS PRAXIAS Y ESQUEMA CORPORAL ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES - 13 - 1. FUNDAMENTOS NEUROFISIOLÓGICOS En estos fundamentos neurofisiológicos nos centraremos en analizar la mayor información relativa a los dos conceptos que nos interesan, y que son la praxia y el esquema corporal. Fundamentaremos en que zonas del cerebro se encuentran localizados y sus posibles relaciones a nivel neurológico. En nuestro objeto de estudio vemos necesario realizar una breve des- cripción anatómica del sistema nervioso, pasando posteriormente a comentar las principales regiones que intervienen en la motricidad voluntaria y automáti- ca. De ellas destacaremos, principalmente, el cerebelo, ya que podría contribuir en el aprendizaje motor al integrar la imagen del movimiento que resulta de la toma de conciencia de la situación y de experiencias anteriores, de la orden motriz (o copia de eferencia) y de la información (somestésica, visual, auditiva) que viene de la ejecución del movimiento. Además, ciertos estudios parecen confirmar que una lesión en el cerebelo va a provocar la aparición de síntomas como la incoordinación motora. Todo ello, nos dará una visión más clara del desarrollo del movimiento voluntario, fundamentalmente al estar relacionado con la praxia, sin olvidar al movimiento automático. Sabemos por Luria que la organización cinética del movimiento es elabo- rada por sistemas cerebrales distintos, como son los ganglios basales en las primeras etapas de filogénesis y las áreas premotoras del córtex en las últimas etapas de formación de los hábitos motores complejos1. Consideramos que los elementos indicados anteriormente deben ser señalados en nuestro estudio por su importancia en la formación del hábito motor, así como las lesiones que se pudieran generar; por ejemplo, si las áreas del córtex son afectadas por lesio- nes patológicas aparecería la apraxia. No obstante, también analizaremos otros aspectos que nos interesan como son el procesamiento de la información, la construcción del programa motor y la intencionalidad en la realización de los movimientos (última condi- ción para que la correcta ejecución del movimiento). Estas combinaciones de aspectos serán útiles para alcanzar ese aprendizaje cognitivo consciente, don- de irá incluida una representación mental. En consecuencia, en la realización de un movimiento intencionado, el sistema nervioso puede controlar las características espaciales, temporales y cuantitativas; y transformar esa intención en actividad muscular. Siendo para ello necesario tener un conocimiento y control del cuerpo en la realización de las acciones. En nuestro criterio, por lo que en esta investigación se refiere, vemos 1 Cfr. Luria, A.R.: El cerebro en acción, Fontenella, Barcelona, 1979, p. 36. FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO - 14 - imprescindibles la descripción de aquellos aspectos o elementos intervinientes o relevantes para describir la relación existente entre el esquema corporal y la praxia, el sistema nervioso, etc. 1.1. EL SISTEMA NERVIOSO El sistema nervioso está constituido por las siguientes partes: • Sistema nervioso central. Formado por el encéfalo y médula espinal. Es la parte ocupada de la elaboración, conservación y ejecución de la información. • Sistema nervioso periférico. Formado por las fibras nerviosas, que constituyen los nervios, éstas se dividen en aferentes o sensitivas, son las que llevan la información a las estructuras superiores; y efe- rentes o motoras, son las que ejecutan la información cuando se ha analizado. • Sistema nervioso autónomo. Formado por el sistema nervioso vege- tativo que dirige las funciones orgánicas (vísceras, vasos, esfínteres, glándulas, etc.). También participa en la formación de conductas de adaptación y protección del organismo. Se divide en simpático y pa- rasimpático2. Entre las funciones principales del sistema nervioso destacan, la de ase- gurar: • La vida vegetativa, que es todo lo vinculado con el mantenimiento del equilibrio del medio interior; y en la vida interna, de los órganos res- ponsables de las funciones de respiración, circulación, digestión, etc. • La vida de relación, que es todo lo relacionado con la toma de con- tacto y la acción del individuo sobre el mundo exterior, que se inter- preta por las actividades motrices de comportamiento. Tanto la vida vegetativa como la vida de relación, descansan sobre la acción recíproca de las funciones de sensibilidad y motricidad3. El sistema nervioso actúa, por un lado, regulando la relación del cuerpo con el mundo que le rodea, a través del movimiento; y por otro, regulando las vísceras y manteniendo la homeostasis. El sistema nervioso opera de forma siguiente: • Sistema de recepción o recogida de la información procedente del 2 Cfr. Calderón Montero, F.J.: Neurofisiología aplicada a la Educación Física, ADELEF, Madrid, 1987, pp. 5-8. 3 Cfr. Paoletti, R.: “Elementos de anatomía y fisiología del S.N. de la vida de relación”, En Rigal, R; Paolet- ti, R. Y Portmann, M.: Motricidad: Aproximación psicofisiológica, Pila Teleña, Madrid, 1979, p.13. ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES - 15 - mundo exterior por medio de los órganos de los sentidos y receptores somestésicos, y también del propio organismo a través del sistema nervioso autónomo. • Sistema de elaboración e integración de la información. • Sistema de ejecución o fase efectiva de la información analizada. Otro planteamiento de la formade operar del sistema nervioso, visto desde un punto de vista estructural y con cierta significación psicológica para José Luis Pinillos, sería4: • Una primera fase de “entrada” o de recepción de estímulos y de co- municación de los estímulos hacia el centro del sistema, a la que de- fine como “momento de la aferencia”. • Un periodo de transformación central de las aferencias a diferentes niveles de complejidad, al que denomina como “momento de la inte- gración”. • Una fase final en la que, casualmente, el cerebro comienza los im- pulsos de “salida” que deben de inervar los momentos glandulares o musculares convenientes a la acción; al que llama “momento de la acción”. 1.1.1. Descripción anatómica del SNC Dentro de la descripción anatómica del sistema nervioso central, desta- can5: • Hemisferios cerebrales y núcleos grises centrales o cuerpos opto- estriados. La superficie de cada hemisferio está compuesta por unas excavaciones que forman unos sillones irregulares; las más profun- das se llaman cisuras y delimitan los cuatro lóbulos principales: fron- tal, parietal, occipital y temporal y las menos marcadas son las que dividen estos lóbulos en circunvalaciones. Los dos hemisferios están formados de materia gris en su periferia o “córtex cerebral” y de sus- tancia blanca en su interior. El córtex tiene una serie de áreas bien localizadas y que corresponden a funciones sensitivas y motrices es- pecíficas; las áreas 1, 2, 3 son sensitivas y están localizadas en la circunvolución parietal ascendente y las áreas 4 y 6 se denominan motriz y premotriz y se encuentran en el lóbulo frontal. • Los núcleos grises centrales se encuentran en la zona inferior y cen- tral de los dos hemisferios cerebrales. Estas estructuras subcorticales se componen del: tálamo, hipotálamo y los cuerpos estriados o nú- cleos grises. 4 Cfr. Pinillos, J. L.: La mente humana, Fin de Siglo, 1991, p. 88. 5 Ibid., pp. 17-22. FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO - 16 - • El tronco cerebral se encuentra en la parte intermedia entre los nú- cleos grises y la médula espinal; el tejido que se encuentra dentro de él constituye la formación reticular. • El cerebelo está en la cara dorsal del tronco cerebral, es un órgano de control entre el encéfalo y la médula espinal. • La médula espinal está situada en el canal vertebral y emite 31 pares de series raquídeas que se dirigen a todas las partes del cuerpo. 1.1.2. Diferenciación funcional del SNC Atendiendo a su diferenciación funcional, se encuentra6: • El córtex (corteza cerebral): lóbulos parietales, occipitales y tempora- les; y lóbulo frontal. En el córtex se encuentra el origen de la vida de relación consciente y reflexionada; dentro de sus funciones están la recepción, el análisis y la interpretación de las informaciones. Los ló- bulos parietales, occipitales y temporal intervienen principalmente en la recepción, análisis y descodificación de la información, junto con su almacenaje. • Los núcleos grises centrales: tálamo y cuerpos estriados. El tálamo juega un papel fundamental en la selección de las informaciones en relación con los fenómenos de la atención. Los cuerpos estriados en unión a otras áreas corticales formarán un conjunto llamado “sistema motor extrapiramidal”. • El tronco cerebral. Los núcleos de esta región contienen un gran nú- mero de centros de regulación de la vida vegetativa (regulación car- diaca, circulatoria y respiratoria). • El cerebelo. Le son atribuidas tres grandes funciones: controlar y re- gular el tono muscular por la vía de la formación reticular; controlar la estática y la equilibración en la posición de pie y en marcha; y permi- tir, debido a su relación con el córtex, la ejecución de movimientos voluntarios y automáticos, regulando la coordinación de las sinergias musculares. • La médula espinal servirá de conductor de los influjos nerviosos afe- rentes y es el asiento de la motricidad refleja. Para nuestro estudio, interesa que quede claro una serie de aspectos, como que el lóbulo que más está relacionado con esta investigación es el lóbu- lo frontal, al ser el asiento de las intenciones, de la atención y sobre todo, de la programación, iniciación y control voluntario de los comportamientos intencio- nales; como que los núcleos grises de base mantienen la coordinación de los movimientos generalizados, pudiendo ser el lugar de ciertos esquemas motores 6 Ibid., pp. 22-24. ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES - 17 - y automatismos en relación con las “praxias”; así como que una de las funcio- nes del cerebelo, debido a su relación con el córtex, es la ejecución de movi- mientos voluntarios y automáticos regulando la coordinación de las sinergias musculares. 1.1.3. El cerebro Barizet piensa que “el cerebro de un sujeto deber ser considerado como un órgano que adquiere y conserva experiencias vividas por este sujeto y le permite utilizarlas para hacer frente a cada situación nueva en función de lo que ya ha adquirido” 7. Estas experiencias quedarán grabadas en las distintas regiones del ce- rebro. Las zonas de asociación son las más importantes y están formadas por neuronas corticales y subcorticales que pueden tener un papel fundamental en la vida de relación. Éstas forman además de una zona de asociación otra de depósito, donde se almacena cierta información obtenida en las experiencias vividas, y que son empleadas generalmente durante el curso de nuestras con- ductas cotidianas. Existen fundamentos para diferenciar tres unidades funcionales del ce- rebro, que son indispensables para todo tipo de actividad mental; la primera, regula el tono o la vigilia; la segunda, es para obtener, procesar y almacenar la información que llega del exterior; y la tercera, es para programar, regular y ve- rificar la actividad mental. En los procesos mentales conscientes participan las tres unidades, aunque cada una tiene su misión y contribuye de diferente for- ma. Como describe Luria, otra característica es su estructura jerárquica que se basa en tres zonas corticales, una sobre la otra; el “área primaria” (de proyec- ción) que va a recibir impulsos de, o los manda a, la periferia, la “secundaria” (de proyección-asociación), en la cual la información que recibe es procesada, o en la cual se preparan los programas; y finalmente, la “terciaria” (zonas de superposición), son los últimos sistemas en desarrollarse en los hemisferios ce- rebrales, y responsables de las más complejas formas de actividad mental en el hombre, requiriendo la participación concertada de muchas áreas corticales8. El elemento más investigado por Luria es el papel que desempeñan las diferentes regiones del cerebro en la formación de la actividad consciente9; sin olvidar la diferenciación entre los dos hemisferios, es decir la “dominancia ce- rebral”; un término dudoso, pero que recoge la idea de que “una mitad del ce- rebro recoge la conducta”10. Aunque esto implica para los diestros que es infra- valorado el hemisferio derecho, dado qué cada mitad controla el lado opuesto del cuerpo y con un aporte sanguíneo diferente. Un estudio significativo fue el de Hugo Liepmann sobre la “apraxia”, al aportar nuevas pruebas que respaldan que el hemisferio izquierdo posee funciones no compartidas por el derecho11. 7 Barizet. (Citado por Masson, S.: La reeducación psicomotriz y el examen psicomotor, Gedisa, Barcelona, 1985, p. 30). 8 Luria, A.R.: El cerebro en acción…, 1979, p. 43. 9 Luria, A.R.: El cerebro humano y los procesos psíquicos, Fontenella, Barcelona, 1979, p.76. 10 Springer, S. P. y Detsch, G.: Cerebro izquierdo-Cerebro derecho, Ariel, Barcelona, 2001, p. 22. 11 Cfr. Springer, S. P. y Detsch, G.: op. cit., 2001, pp. 17-22. FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO - 18 - 1.1.4.La neurona Señalamos la neurona por la importancia que tiene al engendrar o transmitir los influjos nerviosos. Ésta, como sabemos es la unidad funcional del sistema nervioso. Se compone de un cuerpo celular formado por un núcleo ro- deado de citoplasma y de ramificaciones cortas, las dentritas y de una larga expansión, el axón. Un proceso que es vital en el desarrollo del niño es la mielinización o mielogénesis, ésta es un proceso de recubrimiento progresivo de los axones por mielina, es un factor fundamental para la maduración funcional del sistema nervioso, y será un proceso que durará varios años después del nacimiento. Los cuerpos celulares de las neuronas, están dentro de la estructura de la sustancia gris del cerebelo, del cerebro y de la médula espinal, en cambio los axones forman la sustancia blanca y los nervios12. 1.1.5. La praxia global y fina, y su integración en la tercera unidad de Luria. Según Luria, existen unos fundamentos sólidos para diferenciar tres principales unidades funcionales del cerebro cuya intervención es obligada pa- ra todo tipo de actividad mental. Estas unidades podemos cifrarlas en13: • Una primera unidad para regular el tono o la vigilia. • Una segunda unidad para obtener, procesar y almacenar la informa- ción que llega del mundo exterior. • Una tercera unidad para programar, regular y verificar la actividad mental. Estas unidades se organizarían en una estructura jerarquizada y com- puesta de tres áreas14: • Área primaria o de proyección encargada de recibir los impulsos sen- soriales y remitirlos a la periferia cortical. Su principal función se cen- tra en regular funciones tan fundamentales como el tono o la vigilia. Se rige por la “ley de fuerza” cuyo enunciado propone que todo estí- mulo fuerte o biológicamente significativo evoca una respuesta fuerte y todo estímulo débil genera una respuesta débil. Las fuentes prima- rias de esta estimulación estarían compuestas por los procesos me- tabólicos, los estímulos procedentes del exterior y, finalmente, por las intenciones o planes, los proyectos o programas, que se forman du- rante toda la vida consciente del hombre y que son sociales en su motivación. • Área secundaria, de proyección-asociación, donde la información que 12 Ibid., pp. 14-15. 13 Luria, A.R.: El cerebro en acción..., 1979, p. 43. 14 Ibid., pp. 43-78. ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES - 19 - se recibe es procesada y donde se preparan los programas. La se- gunda unidad funcional se especializa en la obtención, procesamien- to y almacenaje en la memoria de la información exógena. Estas ope- raciones las realiza siguiendo tres leyes fundamentales: la “ley de la estructura jerárquica de las zonas corticales” que irá cambiando en el curso del desarrollo; la “ley de la especificidad decreciente” de las zonas corticales jerárquicamente organizadas que la componen, se- gún la cual las zonas primarias poseen mayor especificidad que las siguientes; y, por último, la “ley de la lateralidad progresiva de las funciones” que describe como áreas corticales primarias poseen idénticos roles y, progresivamente, van diferenciándose como conse- cuencia del establecimiento de una predominancia lateral en sus fun- ciones. • Área terciaria o zona de superposición, que se responsabiliza de las más complejas formas de actividad mental y que requiere la partici- pación de muchas áreas corticales. Se especializa en programar, re- gular y verificar la actividad mental. Este planteamiento lo aplica Luria a la motricidad cuando advierte que el movimiento organizado no puede ser controlado, únicamente, por impulsos efe- rentes sino que, por el contrario, requiere un flujo constante de impulsos afe- rentes que proporcionen, ante todo, información kinestésica. Este movimiento voluntario se basaría en la acción combinada de estas tres unidades cerebra- les. La organización de la función de la actividad consciente, es un aspecto del proceso cognitivo que implica a la tercera unidad en el modelo de organiza- ción cerebral de Luria15. Dentro de esta unidad se encuentran dos áreas de Brodmann que son principales en nuestro estudio, además de la capacidad de crear intenciones. Esta tercera unidad es la responsable de la programación, regulación y verificación de la actividad, y se encuentra situada en las regiones anteriores del córtex, concretamente entre el hueco central formado por los lóbulos cen- trales. Además, incluye la región precentral y la región frontal. Destacando la región precentral, donde se encuentra la zona motora del córtex (4 de Brod- mann) y las zonas pre-motoras o psicomotoras (6 y 8 de Brodmann); formando así, un “complejo Kinestésico” único en el córtex que es responsable de los sis- temas extrapiramidales y subcorticales, y de los sistemas cerebelo-córtico- cerebelosos. De esta manera, la persona dispone de la “capacidad de regir ac- tivamente a la información de entrada y, simultáneamente de la capacidad de crear intenciones, formar planes y estrategias y programar sus acciones, ins- peccionando su realización y, en consecuencia regulando su comportamiento de forma que esté conforme con los fines para los que fue estructurado y orga- nizado”16. 15 Luria. (Citado por DA Fonseca, V.: Manual de observación psicomotriz, Inde Publicaciones, Zaragoza, 1998, p. 87). 16 Da Fonseca, V.: op. cit., 1998, p. 89. FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO - 20 - El área 4 contiene células piramidales gigantes, de ahí su relación con el sistema piramidal que regulará los movimientos voluntarios. Además, presenta condiciones especiales para la conducción rápida del córtex a la periferia; exis- tiendo por ello, un alto grado de diferenciación motora, hasta el nivel muscular individualizado. El área 6 contiene células piramidales más pequeñas, debido sus co- nexiones con los núcleos subcorticales forman una parte importante de los sis- temas parapiramidales y extrapiramidales. Tiene como principal función la rea- lización y automatización de los movimientos coordinados más complejos, aquellos que se realizan en un periodo de tiempo y que necesitan la participa- ción conjunta de varios grupos musculares. El área 8 está relacionada con los movimientos de los ojos durante la atención y todas las manipulaciones de los objetos que impliquen un control vi- sual17. 1.2. EL MOVIMIENTO VOLUNTARIO Y AUTOMÁTICO El “movimiento voluntario” es el resultado de la intervención consciente y de control continuo, de una serie de coordinaciones musculares complejas se- gún un programa de organización o de imaginación motriz, para alcanzar un objetivo. Esto afecta a la actividad del córtex cerebral y en particular al sistema motor piramidal. En cambio el “movimiento automático”, es el resultado de la transformación de la actividad primitiva voluntaria de forma repetida, en una ac- tividad cada vez más coordinada y que no necesita de forma imprescindible la intervención de la conciencia y atención18. 1.2.1. Actividad muscular No podemos hablar de praxia, ni mucho menos de coordinación, sin que exista una actividad muscular. Para Scherrer, ésta representa el “resultado de la transformación del impulso nervioso en energía mecánica, que se traduce, bien en una fuerza, bien en un movimiento, tanto en la vida vegetativa como en la vida de relación”19. Una unidad motriz, es el conjunto formado por el cuerpo celular de la neurona motora medular o motoneurona alfa, su axón y las fibras musculares que ordenan. Dependiendo del esfuerzo, cuanto más intenso es, mayor es el número de unidades motrices que intervienen. Cuando la intensidad de contracción del músculo es equivalente a la fuerza de oposición, en el músculo la longitud no varía, esta activación corres- ponde a una actividad muscular estática, como ocurre a través del tono y man-17 Cfr. Da Fonseca, V.: op. cit., 1998, pp. 87-89. 18 Cfr. Paoletti, R.: “Elementos de anatomía y fisiología del S.N. de la vida de relación”, En Rigal, R; Pao- letti, R. y Portmann, M.: op. cit., 1979, pp. 28-29. 19 Sherrer, J.: Physiologie du travail, t. I. Masson, Paris, 1967. (Citado por Paoletti, R.: op. cit., 1979, p.24). ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES - 21 - tenimiento de la postura. En cambio cuando la intensidad de contracción del músculo es mayor que la fuerza de oposición, se produce un acortamiento, dándose una actividad muscular dinámica o cinética. Los movimientos se pueden clasificar en dos categorías20: • Primera, los “movimientos reflejos” (o aun calificados de instintos primarios, innatos, absolutos, incondicionales), inscritos en el patri- monio filogenético y que constituyen el fundamento del comporta- miento de las especies animales inferiores. • Segunda, los “movimientos voluntarios y automáticos” son los que caracterizan la motricidad humana” y son definidos como el resultado del aprendizaje. 1.2.2. Sistemas motores Como sabemos, el mayor desarrollo experimentado por el niño en su motricidad sería el aumento de control de sus movimientos voluntarios, esto se- rá posible gracias al aumento creciente de sus automatismos, que deriva en una complicación de las posibilidades de creación y de las modificaciones mo- trices. Por ello, es necesario la intervención de la educación en la obtención de automatismos que posibiliten al niño alcanzar formas de comportamiento motor autónomo y plástico, ya que, cuanto mayor es su bagaje en automatismos, ma- yores posibilidades tiene en donde escoger, y habrá una mayor abundancia de posibilidades de adaptación y de creación. Sobre este tema, Paoletti habla de praxias, cuando la “interacción inicia- ción -control voluntario - automatismos está en el origen del movimiento más o menos complejo, adaptado a un fin específico”21. Esta definición, sin obviar otras, la consideramos como la más relacionada con el movimiento voluntario- automático; en la cual hace referencia al aspecto consciente. a. Sistema motor piramidal El sistema piramidal, es generalmente el responsable de la motricidad voluntaria. Para De Ajuriaguerra y Angelergues, el sistema piramidal, es el sis- tema efector del movimiento voluntario. Estos autores Indican que la vía pira- midal nace en la corteza cerebral, y simboliza el sistema motor más joven y evolucionado22. Como señala Paoletti, para Guyton en caso de sección de las vías corti- coespinales del sistema motor piramidal de un hemisferio, desaparecen los 20 Cfr. Paoletti, R.: op. cit., 1979, p. 27. 21 Paoletti, R.: “Procesos de adaptación del acto motor y el estudio de las praxias”, En Rigal, R; Paoletti, R. Y Portmann, M.: op. cit., 1979, p. 34. 22 Cfr. De Ajuriaguerra, J. y Angelergues, R.: “De la psicomotricidad al cuerpo en relación con el otro. A propósito de la obra de Henri Wallon”, Psicomotricidad, nº 45, 1993, p. 7. FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO - 22 - movimientos finos y discretos del lado opuesto del cuerpo, pero se mantienen las contracciones, posturales y los movimientos de coordinación dinámica ge- neral23. En consecuencia; sigue existiendo una coordinación de movimientos generales, pero los movimientos finos desaparecen. La estimulación de la corteza piramidal, siempre crea un patrón de mo- vimiento y no una respuesta muscular aislada, y modula la entrada sensorial somestésica24. Según Leukel, la composición anatómica de este sistema es del 31% de fibras que vienen del área frontal 4 de Brodman, 29% del área frontal 6 de Brodman, y el 40% de las áreas parietales 1, 2, 3, 4, 5 y 7 25. b. Sistema motor extrapiramidal El sistema motor extrapiramidal es el responsable de la motricidad au- tomática o automatizada, asegurando sin saberlo, su voluntad y habitualmente su consciencia, y la adaptación motriz de base de la persona a la diversidad de situaciones. En un sistema más antiguo y de nivel subcortical, y está constitui- do sus centros esenciales por formaciones grises de base del cerebro y del tronco cerebral26. Siguiendo con la composición anatómica de este sistema, este conjunto funcional reagrupa las áreas frontales 6 y 8 de Brodman, el área 5 parietal su- perior, el área temporal 22, algunos puntos de las áreas sensitivas 1, 2, 3 y los núcleos grises de la base27. Este sistema se divide en dos grandes aparatos28, como son: • El vestíbulo cerebral y su densa salida a formación reticulada del ta- llo. Este sistema ordena y ajusta el equilibrio del cuerpo y también programa la coordinación de los múltiples sistemas motores. A medi- da que el cuerpo avanza este sistema anticipa los movimientos com- pensatorios del cuerpo, cabeza y ojos. • El córtico-estriado, que contiene, además de las fibras de origen cor- tical, los ganglios basales y las proyecciones encefálicas de éstos (sustancia negra y el núcleo rojo), y sus proyecciones a formación re- ticulada. Este sistema constituye un circuito cerrado con el sistema inespecífico del tálamo por el cual se devuelve la información a la 23 Guyton, A.C.: Basic Human Physiology: Normal Function and Mechanisms of Disease, Saunders, Philadelphie, 1971. (Citado por Paoletti, R.: “Procesos de adaptación del acto motor y el estudio de las praxias”, En Rigal, R; Paoletti, R. y Portmann, M.: op. cit., 1979, p.37). 24 Cfr. Guzmán C.E.: Neurofisiología, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1983, p. 56. 25 Leukel, F.: Introduction to physiological Psychology, Mosby, Saint-Louis, 1968. (Citado por Paoletti, R.: “Procesos de adaptación del acto motor y el estudio de las praxias”, En Rigal, R; Paoletti, R. y Port- mann, M.: op. cit., 1979, p. 35). 26 Cfr. De Ajuriaguerra, J. y Angelergues: op. cit., 1993, p. 7. 27 Cfr. Paoletti, R.: “Procesos de adaptación del acto motor y el estudio de las praxias”, En Rigal, R; Pao- letti, R. y Portmann, M.: op. cit., 1979, p. 37. 28 Cfr. Guzman C. E.: op. cit., 1983, p. 57. ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES - 23 - corteza, de este modo los impulsos originados en la corteza no salen a la periferia sin el control y confrontación de los demás sistemas mo- tores y sensoriales. 1.2.3. Principales regiones del SNC que intervienen en la motricidad voluntaria y automática El conocimiento de las principales regiones del SNC (las áreas motoras y los núcleos grises de base), nos ayudarán a explicar, por un lado, la localiza- ción de la praxia y esquema corporal y, por otro, la motricidad voluntaria y au- tomática. a. Nivel cortical: Áreas motoras de la corteza La corteza sensitivo-motora, está relacionada con las sensaciones de las áreas somáticas del cuerpo o control de su movimiento. Dentro de esta corteza se encuentra la corteza somestésica, que constituye la porción posterior, y la corteza motora que constituye la porción anterior29. En la corteza somestésica o área sensitiva o área somestésica , se en- cuentran localizadas las áreas 1, 2, 3 en la circunvolución parietal ascendente; y en la “corteza motora” o áreas motriz y premotriz, se encuentran localizadas las áreas 4 y 6 del lóbulo frontal30. De manera más concreta, en la corteza mo- tora se encuentran31: • La corteza motora primaria o área piramidal, que corresponde al área 4 de Broadman. • La corteza motora de asociación o área premotora, que corresponde a la porción anterior de la corteza motora, y que se denomina área 6 de Broadman. El área motriz 4 de Broadman o área motriz primaria simboliza el lugar de proyección cortical de la mayor parte de la motricidad piramidal. Están re- presentadas las diferentes partes del cuerpo, con una localización particular su homúnculus motor32. La superficie ocupada por un segmento, dentro de esta área, no se corresponde con susuperficie real corporal, sino que es proporcio- nal a la importancia funcional del mismo, por tanto, es característico y diferen- ciado de los movimientos que permite. Hay que destacar que cada área motriz primaria controla el hemisferio opuesto33. 29 Cfr. Guyton, A.C.: op. cit., 1988, p. 778. 30 Cfr. Paoletti, R.: “Elementos de anatomía y fisiología del S.N. de la vida de relación”, En Rigal, R; Pao- letti, R. y Portmann, M.: op. cit., 1979, p. 18. 31 Cfr. Guyton, A. C.: op. cit., 1988, p. 778. 32 Se diferencian un homúnculo sensitivo localizado en la circunvolución parietal ascendente y otro homúnculo motor en la circunvolución frontal ascendente. Penfield y Rasmussen: The Cerebral Cortex of Man, New York, Macmillan, 1950, pp. 214-215. (Citado por Rigal, R.: Motricidad humana, E. Pila Te- leña, Madrid, 1987, p. 40). 33 Cfr. Paoletti, R.: “Procesos de adaptación del acto motor y el estudio de las praxias”, En Rigal, R; Pao- letti, R. y Portmann, M.: op. cit., 1979, p. 38. FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO - 24 - En caso de lesión del área 4 se percibe una hemiplejía cruzada en lo que atañe a la motilidad voluntaria o consciente. Según Guyton, en caso de ex- tirpación, el animal pierde el control voluntario de los movimientos discretos, es decir, desaparece en el animal la capacidad de controlar los movimientos finos, pero los músculos pueden contraerse34. El área 6 de Broadman, llamada premotriz o psicomotriz, está asociada al sistema motor piramidal por fibras que vienen de la parte posterior y, al sis- tema motor extrapiramidal, por fibras que vienen de la parte anterior. Cuando se excita la parte anterior, produce movimientos del ojo del lado contrario e in- clinación y rotación de cabeza y tronco hacia el lado opuesto y, cuando se exci- ta la parte media, ocasiona movimientos de los músculos aislados del lado opuesto35. Según Guyton, la lesión en la zona señalada anteriormente desencade- na la pérdida de algunos movimientos de destreza, como los siguientes36: • Zona de Broca y palabra. La lesión no impide vocalizar, pero si pro- voca la imposibilidad de emisión de ciertas palabras completas. • Movimiento voluntario del campo visual. Impide que una persona mueva voluntariamente los ojos hacia objetos diferentes. • Área de rotación de la cabeza. Guarda relación con los movimientos visuales y puede estar relacionada con dirigir la cabeza hacia objetos distintos. • Área de destreza manual. Cuando hay destrucción por tumores o le- siones, originan movimientos de manos incoordinados, llamados “apraxia motora”. Por consiguiente, esta área puede causar movimientos coordinados complejos, como los necesarios para hablar, mover los ojos, la cabeza, y pue- de que hasta para las destrezas manuales. Hay que tener en cuenta, que las áreas están estrechamente conecta- das, en consecuencia, los “movimientos coordinados complejos” se mostrarán, casi seguro, de un esfuerzo cooperativo de todas estas subestructuras. Muchos autores consideran que el área 6 es el asiento de las “praxias”. Para Delmas-Marsalet, en la región del área 6 se encuentra la praxia del len- guaje, por el contrario en el área 4 se sitúan la de la boca, la lengua y la farin- ge. También, las praxias gráficas, que implican a los dedos, y la praxia de la marcha, o las piernas37. 34 Cfr. Guyton, A.C.: op. cit., 1988, p. 783. 35 Cfr. Paoletti, R.: “Procesos de adaptación del acto motor y el estudio de las praxias”, En Rigal, R; Pao- letti, R. y Portmann, M.: op. cit., 1979, pp. 40-41. 36 Cfr. Guyton, A.C.: op. cit., 1988, p. 783. 37 Delmas-Marsalet, P.: Précis de bio-psychologie. Maloine, Paris, 1961. (Citado por Paoletti, R.: “Proce- sos de adaptación del acto motor y el estudio de las praxias”, En Rigal, R; Paoletti, R. y Portmann, M.: ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES - 25 - Hay que considerar que el área 6 desempeña su acción motriz de forma directa o indirecta, pasando por el área 4. Por mediación del área 4, el área 6 puede ser la responsable de la organización (o coordinación) secuencial de múltiples acciones musculares, que colaboran completando las acciones espe- cializadas; Por lo tanto, sería el asiento de la programación de la acción. Sin embargo, conviene precisar que se extirpa las áreas 4 y 6, tiene como conse- cuencia la desaparición de todos los movimientos finos. Otras áreas que nos interesan en nuestro estudio, son las áreas parieta- les 5 y 7 que participan en la programación de actividades motrices, principal- mente en aquéllas que son necesarias para la proyección del brazo hacia un blanco visual y en las manipulaciones. Estas áreas forman un sistema de refe- rencia espacial para conducir movimientos del cuerpo uniendo las informacio- nes visuales y somatosensitivas. Además, participan en la elaboración del “es- quema corporal”38. De hecho, hay investigaciones sobre la existencia de poten- ciales corticales encontrados en el mono despierto durante el manejo de su brazo en las áreas somestésicas y motrices, mostrando que las aferencias musculares y articulares alcanzan al córtex y pueden servir a los fines que van del control muscular a la construcción del esquema corporal39. b. Nivel subcortical: los núcleos grises de la base El nivel subcortical está formado por, el núcleo lenticular que engloba al putamen, el palidum que engloba al núcleo caudado, el cuerpo de Luys, el nú- cleo rojo y el locus niger. La destrucción de esta zona provoca una rigidez generalizada del cuer- po. Esta zona representa la base de ciertos automatismos globales o de coor- dinación general, lo que se llama “función motriz gruesa”. En esta zona desta- camos los siguientes: • El estriatum (núcleo caudado y putamen) es el que inicia y regula los movimientos globales del cuerpo. Por lo tanto, tiene una función de control de los movimientos intencionales de coordinación y de los movimientos que se realizan inconscientemente. • El palidum afecta a un sistema de control, capaz de colocar las distin- tas partes de los segmentos en posiciones específicas durante los movimientos coordinados globales y finos. Si hay destrucción en esta zona, se produce la desaparición de la “tonicidad de fondo”40. op. cit., 1979, p. 41). 38 Cfr. Rigal, R.: op. cit., 1979, p. 68. 39 Las investigaciones realizadas por diversos autores como Brooks y Stoney, 1971; Lemon y Porter, 1976; McCloskey, 1978; y Wiesendanger y Miles, 1982. (Cfr. Rigal, R: op. cit., 1979, p. 245). 40 Cfr. Paoletti, R.: “Procesos de adaptación del acto motor y el estudio de las praxias”, En Rigal, R; Pao- letti, R. y Portmann, M.: op. cit., 1979, pp. 41-42. FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO - 26 - c. El cerebelo: Intervención y función en la motricidad voluntaria y auto- mática El cerebelo en la motricidad voluntaria, obtiene informaciones de la cor- teza motora, de los núcleos grises de la base, de la sustancia reticulada, de to- dos los receptores propioceptivos (órganos de Golgi en particular) y de las fi- bras sensitivas de los husos musculares. Debido a su amplia red de eferencias, el cerebelo es comunicado del desarrollo de movimientos automáticos, interviniendo de igual forma que en el movimiento voluntario. La diferencia está en el empleo de diferentes vías ner- viosas, los efectos producidos viajan hacia los núcleos grises de la base, el tronco cerebral y la médula, lo que representa la vía extrapiramidal41. Entre sus funciones se encuentran las siguientes: • El control del equilibrio entre las contracciones de los músculos ago- nistas y antagonistas. Esto se produce gracias a que la información del aparato vestibular es conducida con gran rapidez, y utilizada en un circuitode control de retroalimentación. Estas señales de retroali- mentación pueden calcular posiciones de las partes respectivas del cuerpo en cualquier momento. • La de apreciar automáticamente la velocidad de movimiento y com- putar el tiempo necesario para alcanzar el punto necesario, en con- secuencia, se dispone de un freno para detener al movimiento en un punto preciso. • Predecir las posiciones de las futuras partes móviles, debido a que, sino se perderían en movimientos rápidos. • La capacidad de pasar de un movimiento a otro en sucesión ordena- da y controlar el inicio del movimiento. Si se pierde esta capacidad es un mal comienzo de los ejercicios, y los movimientos se vuelven in- coordinados. • La realización adecuada de los movimientos balísticos. Las anomalías clínicas del cerebelo, cuando se producen destrucciones de la corteza cerebelosa son, la dismetría y ataxia, hipermetría, adidococinesia (falta de progresividad), disartria, temblor intencional, nistagmo cerebeloso, re- bote, hipotonía42. Si nos centramos en los efectos de una lesión del cerebelo (lesión corti- cal), encontramos los siguientes síntomas43: 41 Ibid., p. 43. 42 Cfr. Guyton, A.C.: op. cit., 1988, pp. 790-796. 43 Cfr. Delgado, J.M.; Ferrús, A.; Mora, F. y Rubia, F.J. (Edit.): Manual de Neurociencia, Síntesis, Madrid, 1998, p. 711. ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES - 27 - • Disminución del tono muscular (hipotonía) de los grupos musculares afectados, acompañada de una pérdida de fuerza (astenia) y de una fatigabilidad muscular. • Desorganización en las contracción de grupos musculares agonistas, sinergistas y antagonistas, porque inician su contracción de modo más lento que los normales, alcanzan más tarde su máxima actividad contráctil y terminan con retraso su contracción. Esto explica la apari- ción de síntomas como la incoordinación motora, imposibilidad de hacer movimientos repetitivos y rítmicos (adiocinesia), y errores en el cálculo de la distancia a un blanco (dismetría) y del tiempo de la se- cuencia motora (discronometría). También se encuentra el temblor ocasional, debido a una diferencia entre el tono y fuerza de los gru- pos motores implicados. Del mismo modo, que la ataxia que es un error en el ritmo. Un dato que hay que destacar, es que en los déficits motores que siguen a una lesión del cerebelo van a depender de la zona afectada, por lo tanto, po- demos encontrarnos con44: • Lesiones en el arquicerebelo que provocarán síntomas relacionados con el mantenimiento de la mirada (nistagmo), o con los reflejos pos- turales. • Lesiones en el paleocerebelo que afectarán a la coordinación motora, a la marcha, a la realización de secuencias de actos motores coordi- nados o la localización de las distintas partes del cuerpo en su entor- no físico inmediato. • Lesiones en los hemisferios cerebelosos afectarán a funciones moto- ras menos estereotipadas y de más compleja ejecución, como el de- sarrollo de nuevas habilidades motoras o, incluso, la elaboración mental de actos motores en proceso de generación y/o aprendizaje. 1.2.4. Del movimiento voluntario al automático En nuestra actividad motriz hay una parte de movimientos voluntarios y otra de automáticos, no obstante, no existe el movimiento voluntario puro, que no precise de algún automatismo a lo largo de su ejecución. La base de construcción del movimiento voluntario o acción consciente es el sistema del lóbulo frontal, ya que mantiene y ejerce el control del tono ge- neral del córtex o corteza cerebral y, además, formula la “intención” o “tarea motora”, asegurando su mantenimiento y su papel regulador, posibilitando la ejecución del programa de acción y protegiendo con su vigilancia su curso45. 44 Ibidem. 45 Cfr. Luria, A.R.: El cerebro en acción..., 1979, pp. 248-252. FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO - 28 - Para Guyton, el modelo teórico de la génesis del movimiento voluntario sería46: • Origen del pensamiento del acto motor a cumplir. • Determinación de las secuencias de los movimientos necesarios a la ejecución del acto. • Control de los movimientos. Como se ha visto anteriormente, en el área 6 se inicia la programación del acto y se clasifica la actividad de los músculos según sus secuencias tem- porales. El impulso motriz se crea en el área 4, y serán los músculos que inter- vengan en el movimiento los que engendrarán el impulso nervioso eferente. En el movimiento se produce un estiramiento activo de los tendones y acortamien- to de las fibras agonistas y un estiramiento pasivo de las antagonistas, que es- tán en estado de relajación. Sin olvidar, a los órganos sensoriales tales como el ojo, y receptores táctiles, si es que son necesarios en el movimiento, como en el acto de precisión. Cuando el niño quiere coger un objeto, primero la palma y los dedos to- man contacto con el objeto, y los receptores emitirán impulsos nerviosos efe- rentes de ese contacto y de esa parada de los flexores; si el niño afloja esta acción experimenta a nivel visual y táctil que no coge el objeto, ya que precisa de cierto esfuerzo muscular para mantenerlo. En la acción anterior, el niño “aprende a coger”, y desarrolla el “hábito de la flexión”, hablándose posteriormente de automatismo o aun esquema de prensión y finalmente de “praxia” en el sentido más amplio. Por lo tanto, en el paso del movimiento voluntario al automático, se cues- tionan aspectos como los relacionados con la retención y memorización de la acción motriz intencional y, otras, como las relacionadas en la forma en que los automatismos intervienen y se desarrollan en actos complejos de adaptación47. Pero para que se produzca el movimiento voluntario y automático se de- berá producir un desarrollo motor que, en opinión de J. De Ajuriaguerra, discu- rre por varias fases48: • Primera fase: organización del esqueleto motor, la organización tóni- ca de fondo, la organización propioceptiva y la desaparición de las reacciones primitivas. La actualización de las reacciones reflejas es- tablecería una modalidad asimiladora que se acomoda al medio en cuanto se pone en funcionamiento49. 46 Guyton, A.C. (Citado por Paoletti, R.: “Procesos de adaptación del acto motor y el estudio de las praxias”, En Rigal, R; Paoletti, R. y Portmann, M.: op. cit., 1979; pp. 48-49) 47 Ibidem. 48 Cfr. De Ajuriaguerra, J.: Manual de Psiquiatría infantil, Masson, Barcelona, 1977, pp. 211-213. 49 Rey, A.: Études des insuffisances psichologiques, Delachaux et Niestlé, Neuchâtel, 1947. (Citado por De Ajuriaguerra, J.: op. cit., 1977 p. 211). ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES - 29 - • Segunda fase: organización del plano motor pasando de la integra- ción sucesiva a la integración simultánea. La “melodía cinética” que se caracteriza por una movilidad -perfeccionada espacio- temporalmente- de formas que crean al deshacerse y rehacerse. Se pasa del plano metamérico a una labilidad funcional que al desarro- llarse pone sus propios cimientos en relación con el funcionamiento plástico de las formas anatómicas y con un plano gnósico y social descubierto y progresivamente creciente”50. • Tercera fase: automatización de los comportamientos motores adqui- ridos. En este proceso psicomotor, el tono y la motilidad no son fenómenos ais- lados sino que se irán enriqueciendo mediante condicionamientos e inhibicio- nes de origen diverso y, especialmente, dependerá, de las condiciones en que se realice la maduración motora en su sentido neurológico y de la forma en que se desarrolle lo que De Ajuriaguerra califica de “sistemas de referencia”: el pla- no constructivo espacial originado por la sensoriomotricidad, y que a su vez configura la psicomotricidad; así como, la evolución de los planosperceptivog- nósticos, gnosoconstructivo y corporal51. Para este autor, entre la ejecución de un acto motor complejo y su re- presentación hay todo un período de transición que irá de la simple imitación al plano operativo, coincidiendo así con Piaget, que señala que se pasa del juego simbólico (representación de objetos mediante la acción y los gestos) a la imi- tación gráfica (con sus múltiples variantes) y la imagen mental resultante de imágenes interiorizadas52. No obstante, Piaget diferencia dentro del pensa- miento representativo dos aspectos diferentes: el figurativo y el operativo. En consecuencia, se hablaría de “praxia” en el instante en que el movi- miento incidiera en el marco de una actividad simbólica resultante de una dife- renciación entre significante y significado. La acción práxica solo sería determi- nable por sus implicaciones figurativas operativas que, por otra parte, coincidi- rían con las que Jean Piaget señala como características del pensamiento re- presentativo. Por estas razones sería un error abordar el estudio del movimien- to sólo desde un plano exclusivamente motor. Esta decisión nos obligaría a considerar la motricidad como una simple función instrumental puramente eje- cutora que únicamente se moviliza por efecto de fuerzas exógenas a ella mis- ma53. Pero en el estudio del acto motor voluntario no siempre ha sido aborda- do desde idénticas perspectivas. Dependiendo de cuales han sido en cada momento los paradigmas empleados, podrían destacarse los siguientes mode- los de movimiento54: 50 De Ajuriaguerra, J.: op. cit., 1977 p. 212. 51 Ibidem. 52 Piaget, J. (Citado por De Ajuriaguerra, J.: op. cit., 1977 p. 213). 53 Cfr. De Ajuriaguerra, J.: op. cit., 1977, pp. 212-213. 54 Raimondi, P.: Cinesiología y Psicomotricidad, Paidotribo, Barcelona, 1999, pp. 9-11. FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO - 30 - • Mecánico: comenzó como un modelo de anatomistas que se estudia- ba en cadáveres. • Biomecánico: se rehace con las leyes físicas y de la mecánica apli- cada al cuerpo humano. • Neuropsicológico: sitúa el énfasis de su descripción en el papel que desempeñan las aferencias en los distintos niveles del Sistema ner- vioso. • Y cibernético: que explica la organización del movimiento, de la res- puesta, desde la intervención de los mecanismos de autorregulación y de la información de retorno. Este modelo demostrará cómo en la regulación coordinada de los movimientos intervienen una serie de correcciones a varios niveles, respecto a la cantidad y calidad de los estímulos y al feedback producidos por las informaciones. Por otra parte, Luria, desde una perspectiva neuropsicológica, afirmará que cualquier movimiento voluntario esta constituido por un sistema funcional complejo compuesto por un cierto número de condiciones sin las cuales es im- posible su ejecución55: • La aferentización kinestésica: sistema de impulsos kinestésicos que llegan al cerebro desde el miembro o miembros en movimiento transmitiendo informaciones referentes al tono muscular y a la situa- ción funcional de las articulaciones que intervienen. • La secuenciación práxica: cada acción o conducta motora esta com- puesta de una cadena de movimientos consecutivos, ordenados se- cuencialmente. Esta organización funcional exige que cada una de estas praxias deba ser desactivada, denervada, tras su realización para así permitir la realización de la siguiente. Durante la construc- ción de estas cadenas o melodías cinéticas, cada praxia requiere un impulso activador específico; más tarde, estos complejos práxicos empezarán a ejecutarse como una unidad, como una única secuen- cia que se desencadena de forma global ante una estimulación ini- cial. • Intencionalidad de la conducta: todo movimiento o praxia esta orien- tado por un determinado resultado, se diseña en función de un resul- tado o lo desencadena una finalidad y, como consecuencia trata de desarrollar una tarea motriz. Cuando se trata de comportamientos instintivos o reflejos estas tareas estarían dictadas por programas in- natos; sin embargo, cuando se trata de acciones complejas y cons- cientes, producto del aprendizaje, el acto voluntario y el comporta- miento humano se organiza en función de unas determinadas inten- ciones. 55 Luria A.R.: El cerebro en acción..., 1979, pp. 35-36. ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES - 31 - Por tanto, concebido así, el movimiento voluntario estaría determinado, ante todo, por lo que Luria denomina la “tarea motriz”56. Este tipo de movimien- to ya no podrá considerarse como el resultado exclusivo de la función cortical sino que la intención se convierte en el factor necesario que posibilite la activa- ción de la acción y los sistemas aferentes que proporcionan la información ne- cesaria se constituirán en la base del movimiento. 1.2.5. Engrama sensomotor Para que los movimientos de las praxias sean coordinados, principal- mente, en su desarrollo van a necesitar de los engramas. Esto sucede porque los engramas, patrones o modelos teóricos son traducidos, punto por punto, bajo forma de movimientos y, se convierten, posteriormente, en automatismos. A continuación, señalamos los dos tipos de engramas, éstos son el sensorial y el motor. a. Engrama sensorial El engrama sensorial se puede aplicar a algunas formas de movimiento adquirido, pero no puede explicar todo. Por este motivo Guyton afirma que hay actividades que se realizan tan rápidamente que no da tiempo para que las se- ñales sensoriales (feed-back) las puedan controlar. Cree que el control de es- tos movimientos coordinados rápidos se establece en el mismo sistema motor, siendo probable que incluyan circuitos complejos de la corteza motora primaria, la llamada área premotora de la corteza, los ganglios basales, incluso el cere- belo. Por lo tanto una actividad motriz especializada se puede realizar por pri- mera vez si se realiza muy lentamente, pero así no puede sernos útil, siendo necesario de la repetición de la misma actividad hasta que al final se establece un engrama motor de la misma en el sistema motor, como en el sensorial. El engrama sensorial se afirma, ya que, al mismo tiempo un engrama motor se desarrolla en las áreas motrices que en las sensoriales; a este engrama motor Guyton lo llama “imagen de función motora hábil” y generalmente se relaciona con las zonas motoras y premotoras57. b. Engrama motor Para Guyton, representa una zona donde “una persona experimenta los efectos de los movimientos motores y registra los ‘recuerdos’ de los diferentes tipos de movimientos”58. Estos tipos de movimientos son realmente los patro- nes o modelos de movimiento. Cuando se quiere realizar un acto determinado se recurre a estos engramas, y después se pone en marcha el sistema motor del cerebelo para reproducir aquella sensación que ha quedado grabado en el engrama. El sistema motor actúa como un servomecanismo, en consecuencia, no es la corteza la que controla el tipo de actividad que se llevará a cabo. El sis- 56 Luria, A.R. (Citado por RAIMONDI, P.: op. cit., 1999, p. 13). 57 Cfr. Le Boulch, J.: El movimiento en el desarrollo de la persona, Paidotribo, Barcelona, 1997, p. 797. 58 Guyton, A.C.: op. cit., 1988, p. 796. FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO - 32 - tema motor se encuentra situado en la parte sensorial del cerebro, si éste fra- casa se mandan señales a la corteza para avisar al sensorio del fracaso y, pos- teriormente se mandan señales correctoras a los músculos. Por ejemplo en el aprendizaje del recorte con tijeras, los movimientos que participan forman un patrón secuencial particular de impulsos propioceptivos que se registran en el área sensorial somática (somestésica), quedando aprendido este patrón en la corteza. Por lo tanto, cada vez que la persona,por ejemplo, quiera cortar utili- zará la memoria del engrama del patrón, si los movimientos manos y dedos no se corresponden, aparecerá el error y en consecuencia, se adaptarán las co- rrecciones necesarias para llevar al fin la tarea59. 1.3. NEUROFISIOLOGÍA Y APRENDIZAJE En el aprendizaje primitivo existe una adquisición de automatismos, para ello es necesario la grabación de un programa motor en el sistema nervioso; pero en este proceso hay un elemento que es fundamental para que ese pro- grama se conserve, estamos hablando del cerebelo; de él, comentaremos su función y su relación con el esquema corporal y la praxia. Por lo que respecta al aprendizaje, destacaremos que, en éste, las ad- quisiciones deben ser acumulativas, sin una pérdida de competencias adquiri- das, y por tanto, no es un proceso lineal. Pero si nos centramos en el aprendi- zaje de una praxis, nos encontraremos con un aprendizaje que pasa de un es- tadio global a otro cognitivo; éste último necesitará de la representación mental. El motivo de esta transformación es la evolución del esquema corporal, que ha pasado de ser inconsciente a ser consciente. Para llegar a este estadio cogniti- vo, el niño debe tener una imagen operativa de su cuerpo y, además necesita de la puesta en marcha de la función de interiorización que, como sabemos es decisiva para que exista una coordinación de movimientos. 1.3.1. Aprendizaje práxico-primitivo: bases neurofisiológicas La actividad refleja es el punto de partida del aprendizaje práxico- primitivo. Ahora bien, si existe una acomodación refleja se va a producir una respuesta adaptada, constituyendo, posteriormente, una conducta sensoriomo- triz o perceptiva. En el transcurso de estos hechos se ha pasado de no haber un programa motor a su adquisición. Por tanto, en el aprendizaje práxico- primitivo el programa motor no existe previamente, es la consecuencia del aprendizaje. La intencionalidad participa en la puesta en marcha de la conducta y en el conocimiento del objetivo a alcanzar, pero no interviene en la organiza- ción del programa motor. A continuación, señalamos unas bases neurofisiológicas que nos escla- recerán este proceso. 59 Cfr. Le Boulch, J.: op. cit., 1997, pp. 796-797. ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES - 33 - a. Módulo reflejo Se caracteriza por el tratamiento inicial de la información sensorial en el cerebro reptiliano de Mac Leans60. Los emplazamientos reflejos se extienden de la médula al tronco vertebral. La acomodación refleja puede reproducir un tipo de respuesta adaptada a una determinada situación, constituyendo una conducta denominada sensoriomotriz o perceptivomotor. Esta acomodación refleja puede observarse en múltiples situaciones como: • En un desplazamiento rápido para evitar un obstáculo imprevisto, ya que implica una modificación instantánea del desarrollo del automa- tismo locomotor. • Durante un desplazamiento en un terreno desigual, donde se deben realizar reajustes constantemente debido a las informaciones táctiles y cinestésicas recogidas. En estas situaciones no hay un programa motor anterior a la acción; es una improvisación puramente refleja con la intervención de las estructuras ner- viosas medulares o del tronco cerebral. La actividad refleja será el punto de partida del aprendizaje primitivo, que finalizará con la adquisición de programas motores centrales. En esta línea conviene fijarse en Piaget y sus reacciones circulares, expresión que denomi- naba inteligencia sensoriomotriz. Según Jean Le Boulch, en la situación de aprendizaje tendrá que haber una intencionalidad de la persona que se deriva de la relación del medio. En el aprendizaje primitivo hay una adquisición de “automatismos”, como consecuencia de la grabación del programa motor en el sistema nervioso. En la conservación de un programa necesita de la participación de un conjunto de centros nerviosos, destacando el cerebelo. Pero, el desarrollo del programa motor no es invariable ya que el control reflejo de la orden descendente puede ajustarse el debido a las condiciones periféricas que están en constante cam- bio61. b. Función del cerebelo en el aprendizaje motor El cerebelo integra todos los datos relacionados con el “esquema corpo- ral” inconsciente, informaciones propioceptivas, de la piel y las relativas a reac- ciones reflejas visuales. El cerebelo es un centro de integración que coordina la actividad refleja, con la intervención molecular de dos submódulos de equilibrio y de coordina- 60 Mac Lean: Les trois cerveaux de l’homme, Roland Guyot, Robert Laffont, 1990. (Citado por Le Boulch, J.: op. cit., 1997, p. 161). 61 Cfr. Le Boulch, J.: op. cit., 1997, pp. 160-163. FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO - 34 - ción óculo-segmentaria, relacionada con acomodaciones posturales. Para es- tas funciones hay un control de dos partes del cerebelo, el lóbulo flóculonodular y el vernis o paleocerebelo. El lóbulo flóculonodular coordina el movimiento del sistema vestibular, y se encuentra relacionado con la función equilibrio y movimientos asociados de la cabeza y ojos. El vernis cerebelo integra un conjunto de informaciones relativas a vías aferentes musculares como los receptores de tensión; y articulares como las que nos indican de la posición de los diferentes segmentos corporales, también de exteroceptivos cutáneos, destacando las informaciones relativas del contac- to del cuerpo con la superficie de apoyo; y, finalmente, los exteroceptivos visua- les, relacionando el esquema corporal en el espacio pericorporal. El cerebelo interviene en la integración sensoriomotriz y contribuye am- pliamente al control y a la regulación de la actividad motriz, pero, como la ma- yor parte de su acción es subcortical, escapa de esta forma a la conciencia. El cerebelo participa en la motricidad por sus núcleos, que ejercen una influencia facilitadora sobre las estructuras motrices a las que llegan. Además, forma par- te de diferentes bucles de punto de partida periférico o central; el primero le permite actuar sobre el desarrollo del movimiento y, en menor medida, sobre su frenado por el control de las actividades coordinadas de los músculos agonistas y antagonistas; por tanto, esta muy relacionado con la praxia al actuar sobre el desarrollo coordinado del movimiento. La comparación de estas eferencias con la copia de la orden motriz recibida por el cerebelo conducirá a la corrección del movimiento si éste no corresponde al resultado que se esperaba. Además, existen otros bucles internos que hacen que el cerebelo participe en la elabora- ción del programa motor por un circuito córtico-ponto-, córtico-olivo-, córtico- retículo-, cerebelo-tálamo-cortical. Estos bucles tienen la misión de asegurar la preparación de la postura y del equilibrio o influyen en la musculatura general y la de la mano en particular. Si existen lesiones cerebelosas habrá mayor perturbación en la ejecu- ción de los movimientos lentos que en la de los movimientos rápidos. Además, estas lesiones estarán acompañadas, dependiendo de su localización, de alte- raciones de equilibrio, de hipotonía, de temblor durante el movimiento, de dis- metría, de adiadococinesia (dificultad para efectuar rápidamente movimientos opuestos con el mismo miembro), de ataxia (movimiento incoordinado), de re- traso en la iniciación y en la parada del movimiento, de error de dirección, de velocidad, de sinergia muscular, de trastornos de la palabra. Existen unas relaciones particulares del cerebelo con las motoneuronas “y”, predisponiendo los husos neuromusculares para el movimiento. Por esa ra- zón, la anticipación del error en un movimiento se establecerá con mayor preci- sión en los movimientos habituales que en los movimientos nuevos62. Concretamente el cerebelo lateral, esta
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