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Esquema corporal y praxias conceptos - Francis TheMidle

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EDIT000149/-/PUB0147134/-/J.J.
 
 
 
 
 
 
ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: 
BASES CONCEPTUALES 
 
Francisco Gallego del Castillo 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Título: EXQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES 
 
Autor: FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO 
 
Ilustración de portada: PALOMA GONZALO LARA 
 
Editorial: WANCEULEN EDITORIAL DEPORTIVA, S.L. 
 C/ Cristo del Desamparo y Abandono, 56 41006 SEVILLA 
 Tlfs 954656661 y 954921511 - Fax: 954921059 
 www.wanceulen.com infoeditorial@wanceulen.com 
 
I.S.B.N.: 978-84-9823-718-4 
©Copyright: WANCEULEN EDITORIAL DEPORTIVA, S.L. 
Primera Edición: Año 2010 
Impreso en España: Publidisa 
 
Reservados todos los derechos. Queda prohibido reproducir, almacenar en sistemas de recuperación de 
la información y transmitir parte alguna de esta publicación, cualquiera que sea el medio empleado (elec-
trónico, mecánico, fotocopia, impresión, grabación, etc), sin el permiso de los titulares de los derechos de 
propiedad intelectual. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transforma-
ción de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista 
por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita 
fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. 
Dep. Legal: SE-6857-2010 
DATOS DEL AUTOR 
 
 
FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO, es Licenciado en Educación Física 
y Doctor por la Universidad de Alcalá, desempeña funciones docentes como 
Profesor Numerario de Educación Física en Educación Secundaria y Profesor 
Asociado en la Universidad de Alcalá. 
 
Al margen de su trayectoria docente dentro del sistema escolar posee una gran 
experiencia en otros ámbitos profesionales relacionados con la preparación fí-
sica y la tercera edad. Fruto de ello, han sido las diversas investigaciones psi-
comotrices realizadas en estos campos y con comunicaciones a nivel interna-
cional. 
 
Ha participado con sus aportaciones en distintas publicaciones derivadas de la 
labor investigadora desarrollada en el Área de Didáctica de la Expresión Corpo-
ral de la Universidad de Alcalá. Entre ellas destacan las tituladas: Salud, Esta-
do de Bienestar y Actividad Física, La presencia del cuerpo en la escuela y la 
Educación Física en la Enseñanza Primaria. 
 
• Título de Doctor: Doctor por la Universidad de Alcalá desde el año 2009. 
Calificación de «Sobresaliente Cum laude». 
• Categoría Académica/Profesional: Profesor Asociado con dedicación a 
tiempo parcial de 4 horas. 
• Título: Licenciado en Educación Física por la Universidad Politécnica de 
Madrid. 
• Departamento: DIDÁCTICA 
• Área: Didáctica de la Expresión Corporal 
• Universidad/Organismo: UNIVERSIDAD DE ALCALÁ. 
 
DOCENCIA 
 
• Profesor de Enseñanzas Medias en el curso 1991/1992. 
• Profesor de Enseñanza Secundaria desde el año 1992 hasta el actual. 
• Profesor Asociado a tiempo parcial de 4 horas desde el curso 2000/2001 
hasta el actual. 
• Profesor de la Escuela de Entrenadores de Fútbol desde el año 2000 al ac-
tual. 
• Profesor del Centro de Alto Rendimiento Taurino desde el curso 2009/2010. 
 
INVESTIGACIÓN 
 
• Proyectos de investigación: “Proyecto e Innovación de Educación Afectivo 
Sexual”, entidad financiadora: M.E.C.; “Construcción de un fondo bibliográfico 
antiguo sobre documentación española relacionada con las ciencias de la acti-
vidad física y el deporte”, entidad financiadora: Dirección General de Universi-
dades del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte Referencia; “Recupera-
ción del fondo documental y bibliográfico de la Educación Física Española, en-
tidad financiadora: Delegación Provincial del Consejo de Colegios Oficiales de 
Licenciados en Educación Física y en Ciencias de la Actividad Física y del De-
porte; “Diseño de un modelo de intervención psicomotriz para personas mayo-
res I”, entidad financiadora: Concejalías de Bienestar Social y de Deportes del 
Ayuntamiento de Guadalajara y la Federación de Jubilados y Pensionistas; “Di-
seño de un modelo de intervención psicomotriz para personas mayores II”, En-
tidad financiadora: Concejalías de Bienestar Social y de Deportes del Ayunta-
miento de Guadalajara y la Federación de Jubilados y Pensionistas; “Diseño de 
un modelo de intervención psicomotriz para personas mayores III”, Entidad fi-
nanciadora: Concejalía de Deportes del Ayuntamiento de Guadalajara y la Fe-
deración Alcarreña de Jubilados y Pensionistas; y “Preparación Psicomotriz del 
Torero”, Entidad financiadora: Centro de Alto Rendimiento Taurino y Escuela 
Taurina de Guadalajara (2010). 
 
• Publicaciones: comunicaciones en actas de Congresos Nacionales e Inter-
nacionales; capítulos en varios libros, artículos en revistas, participación en la 
edición de un libro. 
 
- Comunicación: La Transferencia de Valores I.S.B.N: 84-8138-502-6. 
- Comunicación: Claves para la comprensión de la Cultura Física Fe-
menina primer tercio de siglo I.S.B.N: 84-8138-502-6. 
- Comunicación Internacional: La Percepción Espacial como condicio-
nante de la Coordinación Dinámica General en la Tercera Edad. 
- Comunicación Internacional: La Percepción Temporal como condi-
cionante de la Praxia en la Tercera Edad. 
- Libro: La presencia del cuerpo en la escuela. Actas del XX Congreso 
Nacional de Educación Física: I.S.B.N: 84-8138-502-6 (Servicio de 
Publicaciones de la Universidad de Alcalá). 
- Libro: La Educación Física en la Enseñanza Primaria, tema 7: el jue-
go I.S.B.N: 84-8138-581-6. (Servicio de Publicaciones de la Universi-
dad de Alcalá). 
- Libro: Salud, estado del Bienestar y Actividad Física, capitúlo: Terce-
ra Edad, Actividad Física y Salud. I.S.B.N. 978-84-9823-182-3 (Wan-
ceulen editorial deportiva). 
- Revista: Revista Española de la Educación Física y Deportes, artícu-
lo: Esquema Corporal e Imagen Corporal, ISSN. 1133-6366. 
 
OTROS MÉRITOS 
 
• Participación como relator en la Mesa Redonda en el Congreso del año 
2002. 
• Organizador de eventos: miembro del Comité Organizador del XX Congreso 
Nacional “Educación Física y Universidad”. 
• Tutor de prácticas de la Licenciatura de Ciencias de la Actividad Física y del 
Deporte. 
• Ponente en la actualización científico didáctica para maestros en prácticas 
organizado por el CEP de Guadalajara. 
• Secretario de tribunal de tesis doctoral año 2009. 
 
ÍNDICE 
 
 
I. FUNDAMENTOS NEUROFISIOLÓGICOS Y PSICOLÓGICOS 
EN EL ESTUDIO DE LAS PRAXIAS Y ESQUEMA CORPORAL ................. 11 
 
1. FUNDAMENTOS NEUROFISIOLÓGICOS................................................. 13 
 1.1. El sistema nervioso.......................................................................... 14 
 1.1.1. Descripción anatómica del SNC............................................... 15 
 1.1.2. Diferenciación funcional del SNC............................................. 16 
 1.1.3. El cerebro ................................................................................. 17 
 1.1.4. La neurona ............................................................................... 18 
 1.1.5. La praxia global y fina, y su integración en la tercera unidad 
de Luria. ................................................................................... 18 
 1.2. El movimiento voluntario y automático ............................................ 20 
 1.2.1. Actividad muscular ................................................................... 20 
 1.2.2. Sistemas motores..................................................................... 21 
 1.2.3. Principales regiones del SNC que intervienen en la 
motricidad voluntaria y automática........................................... 23 
 1.2.4. Del movimiento voluntario al automático.................................. 27 
 1.2.5. Engrama sensomotor ............................................................... 31 
 1.3. Neurofisiología y aprendizaje ..........................................................32 
 1.3.1. Aprendizaje práxico-primitivo: bases neurofisiológicas ............ 32 
 1.3.2. Metodología del aprendizaje cognitivo y fundamentos 
neuropsicológicos .................................................................... 38 
 1.3.3. La conducta, el aprendizaje motor y el procesamiento 
de la información...................................................................... 40 
 1.3.4. El control motor ........................................................................ 43 
 1.3.5. La explicación neurofisiológica del control de los 
movimientos............................................................................. 46 
 1.3.6. El almacenamiento de la información: la memoria................... 50 
 1.4. Trastornos de la organización de la actividad ................................. 52 
 
2. FUNDAMENTOS PSICOLÓGICOS............................................................ 55 
 2.1. Psicología genética.......................................................................... 55 
 2.1.1. Los estadios de la personalidad según Wallon ........................ 55 
 2.1.2. Los estadios según Piaget ....................................................... 58 
 2.2. Psicología de la percepción............................................................. 65 
 2.2.1. El cuerpo según Wapner y Werner .......................................... 65 
 2.2.2. El cuerpo según Witkin............................................................. 66 
 2.3. Psicología dinámica......................................................................... 67 
 2.4. La conciencia................................................................................... 68 
 2.4.1. Concepto de conciencia ........................................................... 69 
 2.4.2. Conciencia y praxis. ................................................................. 70 
 2.4.3. Clasificación de los diferentes términos de conciencia. ........... 73 
 2.4.4. El enfoque cognitivo de la conciencia. ..................................... 76 
 2.4.5. Diferentes enfoques de la conciencia....................................... 77 
 2.5. Aprendizaje de las habilidades práxicas.......................................... 80 
 2.6. Función de interiorización en el esquema corporal y las 
praxias ..............................................................................................81 
 2.7. La coordinación de las acciones en la formación de 
conocimientos...................................................................................84 
 2.7.1. Los niveles sensoriomotores.....................................................84 
 2.7.2. El primer nivel de pensamiento preoperatorio...........................86 
 2.7.3. El segundo nivel preoperatorio..................................................87 
 2.7.4. El primer nivel del estadio de las operaciones concretas .........87 
 2.7.5. El segundo nivel de las operaciones concretas ........................88 
 2.7.6. Las operaciones formales .........................................................89 
 
II. CONCEPTOS FUNDAMENTALES..........................................................91 
1. PRAXIA........................................................................................................93 
 1.1. Nociones: praxia, praxis y melodía cinética. ....................................93 
 1.1.1. Nociones de praxia y praxis ......................................................93 
 1.1.2. Melodía cinética ......................................................................101 
 1.2. Las praxias y Piaget .......................................................................103 
 1.2.1. Etapas de formación de las praxias elementales 
propias del período sensoriomotor de Piaget .........................103 
 1.2.2. El problema de las relaciones entre las praxias 
sensoriomotrices y la inteligencia ...........................................105 
 1.2.3. Desarrollo de las praxias después de la función simbólica.....106 
 1.2.4. Relaciones entre las praxias y las imágenes mentales...........109 
 1.2.5. Relación entre las praxias de Piaget y el análisis de las 
apraxias ..................................................................................111 
 1.3. La adquisición de la praxis .............................................................112 
 1.4. Las praxias y dispraxias en el estudio psicomotor .........................113 
 1.4.1. Praxis y dispraxis en el estudio psicomotor de Da Fonseca ...113 
 1.4.2. Relación entre la lateralidad y la dispraxia..............................117 
 1.4.3. Praxia y afectividad .................................................................118 
 1.4.4. Las praxias en la batería psicomotora de Da Fonseca ...........119 
 1.5. Clasificación de las praxias ............................................................123 
 1.6. La gnosopraxis y la praxiología ......................................................124 
 1.6.1. La gnosopraxis de la escritura ................................................124 
 1.6.2. Praxiología y praxis. ................................................................125 
 1.7. Las alteraciones de las praxias: las apraxias .................................126 
 1.7.1. Reseña histórica......................................................................126 
 1.7.2. Concepto de apraxia. ..............................................................128 
 1.7.3. Clases de apraxia....................................................................132 
 1.7.4. Otras clasificaciones de apraxias............................................136 
 1.7.5. Apraxia e inteligencia. .............................................................141 
 1.7.6. Las dispraxias infantiles. .........................................................142 
 1.8. El salto considerado como praxia...................................................143 
 
2. ESQUEMA CORPORAL............................................................................149 
 2.1. Autopercepción...............................................................................149 
 2.1.1. Evolución del concepto de esquema corporal: 
problemas terminológicos .......................................................149 
 2.1.2. Concepto de Esquema corporal..............................................154 
 2.1.3. Imagen corporal. .....................................................................165 
 2.1.4. Cenestesia. .............................................................................172 
 2.1.5. Yo corporal, imagen del Yo corporal ...................................... 174 
 2.1.6. Psicosoma.............................................................................. 176 
 2.1.7. Concepto corporal .................................................................. 177 
 2.1.8. Somatognosia ........................................................................ 178 
 2.1.9. Modelo postural, esquema postural ....................................... 179 
 2.1.10. Somatopsique ...................................................................... 180 
 2.1.11. El “ego”, imagen corporal del “ego” ...................................... 180 
 2.1.12. El Self o sí mismo................................................................. 183 
 2.1.13. Imagen de sí mismo ............................................................. 185 
 2.1.14. Esquema de nuestro cuerpo ................................................ 185 
 2.1.15. Esquema del propio cuerpo.................................................. 186 
 2.1.16. Conciencia corporal.............................................................. 186 
 2.2. Evolución del esquema corporal.................................................... 187 
 2.3. De la organización motriz al esquema corporal............................. 191 
 2.4. Formación, adquisición, construcción, elaboración y 
estructuración del esquema corporal.............................................191 
 2.5. Factores, aspectos, componentes y elementos del esquema 
corporal. ........................................................................................ 196 
 2.5.1. La tonicidad. ........................................................................... 198 
 2.5.2. El control postural................................................................... 200 
 2.5.3. El control respiratorio. ............................................................ 201 
 2.5.4. La estructura espacial y temporal........................................... 201 
 2.5.5. La lateralización ..................................................................... 202 
 2.5.6. El control motor práxico.......................................................... 203 
 2.6. Trastornos, patología, perturbaciones, alteraciones 
 desintegración del esquema corporal. .......................................... 204 
 2.7. Las agnosias. ................................................................................ 209 
 2.7.1. Concepto de agnosia. ............................................................ 209 
 2.7.2. Clases o variedades de agnosias........................................... 210 
 2.7.3. Desórdenes del esquema corporal......................................... 212 
 2.7.4. Relación entre las apraxias y las agnosias ............................ 212 
 2.8. Metodología psicomotriz y reeducación en el esquema corporal. . 213 
 2.8.1. De la educación psicomotriz a la educación del 
esquema corporal. ................................................................. 213 
 2.8.2. Reeducación en el esquema corporal. ................................... 217 
 
III. CONCLUSIONES................................................................................. 219 
1. La conceptualización: Esquema Corporal y Praxia................................... 221 
2. Relación entre praxia y esquema corporal................................................ 224 
 
BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................ 227 
 
GLOSARIO................................................................................................... 239 
 
- 11 - 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
I 
 
 
FUNDAMENTOS NEUROFISIOLÓGICOS 
Y PSICOLÓGICOS EN EL ESTUDIO DE 
LAS PRAXIAS Y ESQUEMA CORPORAL 
 
 
ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES 
- 13 - 
 
 
1. FUNDAMENTOS NEUROFISIOLÓGICOS 
 
 
 En estos fundamentos neurofisiológicos nos centraremos en analizar la 
mayor información relativa a los dos conceptos que nos interesan, y que son la 
praxia y el esquema corporal. Fundamentaremos en que zonas del cerebro se 
encuentran localizados y sus posibles relaciones a nivel neurológico. 
 
En nuestro objeto de estudio vemos necesario realizar una breve des-
cripción anatómica del sistema nervioso, pasando posteriormente a comentar 
las principales regiones que intervienen en la motricidad voluntaria y automáti-
ca. De ellas destacaremos, principalmente, el cerebelo, ya que podría contribuir 
en el aprendizaje motor al integrar la imagen del movimiento que resulta de la 
toma de conciencia de la situación y de experiencias anteriores, de la orden 
motriz (o copia de eferencia) y de la información (somestésica, visual, auditiva) 
que viene de la ejecución del movimiento. Además, ciertos estudios parecen 
confirmar que una lesión en el cerebelo va a provocar la aparición de síntomas 
como la incoordinación motora. Todo ello, nos dará una visión más clara del 
desarrollo del movimiento voluntario, fundamentalmente al estar relacionado 
con la praxia, sin olvidar al movimiento automático. 
 
Sabemos por Luria que la organización cinética del movimiento es elabo-
rada por sistemas cerebrales distintos, como son los ganglios basales en las 
primeras etapas de filogénesis y las áreas premotoras del córtex en las últimas 
etapas de formación de los hábitos motores complejos1. Consideramos que los 
elementos indicados anteriormente deben ser señalados en nuestro estudio por 
su importancia en la formación del hábito motor, así como las lesiones que se 
pudieran generar; por ejemplo, si las áreas del córtex son afectadas por lesio-
nes patológicas aparecería la apraxia. 
 
 No obstante, también analizaremos otros aspectos que nos interesan 
como son el procesamiento de la información, la construcción del programa 
motor y la intencionalidad en la realización de los movimientos (última condi-
ción para que la correcta ejecución del movimiento). Estas combinaciones de 
aspectos serán útiles para alcanzar ese aprendizaje cognitivo consciente, don-
de irá incluida una representación mental. 
 
 En consecuencia, en la realización de un movimiento intencionado, el 
sistema nervioso puede controlar las características espaciales, temporales y 
cuantitativas; y transformar esa intención en actividad muscular. Siendo para 
ello necesario tener un conocimiento y control del cuerpo en la realización de 
las acciones. 
 
 En nuestro criterio, por lo que en esta investigación se refiere, vemos 
 
1 Cfr. Luria, A.R.: El cerebro en acción, Fontenella, Barcelona, 1979, p. 36. 
FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO 
- 14 - 
imprescindibles la descripción de aquellos aspectos o elementos intervinientes 
o relevantes para describir la relación existente entre el esquema corporal y la 
praxia, el sistema nervioso, etc. 
 
 
1.1. EL SISTEMA NERVIOSO 
 
 El sistema nervioso está constituido por las siguientes partes: 
 
• Sistema nervioso central. Formado por el encéfalo y médula espinal. 
Es la parte ocupada de la elaboración, conservación y ejecución de la 
información. 
 
• Sistema nervioso periférico. Formado por las fibras nerviosas, que 
constituyen los nervios, éstas se dividen en aferentes o sensitivas, 
son las que llevan la información a las estructuras superiores; y efe-
rentes o motoras, son las que ejecutan la información cuando se ha 
analizado. 
 
• Sistema nervioso autónomo. Formado por el sistema nervioso vege-
tativo que dirige las funciones orgánicas (vísceras, vasos, esfínteres, 
glándulas, etc.). También participa en la formación de conductas de 
adaptación y protección del organismo. Se divide en simpático y pa-
rasimpático2. 
 
 Entre las funciones principales del sistema nervioso destacan, la de ase-
gurar: 
 
• La vida vegetativa, que es todo lo vinculado con el mantenimiento del 
equilibrio del medio interior; y en la vida interna, de los órganos res-
ponsables de las funciones de respiración, circulación, digestión, etc. 
 
• La vida de relación, que es todo lo relacionado con la toma de con-
tacto y la acción del individuo sobre el mundo exterior, que se inter-
preta por las actividades motrices de comportamiento. 
 
Tanto la vida vegetativa como la vida de relación, descansan sobre la 
acción recíproca de las funciones de sensibilidad y motricidad3. 
 
 El sistema nervioso actúa, por un lado, regulando la relación del cuerpo 
con el mundo que le rodea, a través del movimiento; y por otro, regulando las 
vísceras y manteniendo la homeostasis. 
 
 El sistema nervioso opera de forma siguiente: 
 
• Sistema de recepción o recogida de la información procedente del 
 
2 Cfr. Calderón Montero, F.J.: Neurofisiología aplicada a la Educación Física, ADELEF, Madrid, 1987, pp. 
5-8. 
3 Cfr. Paoletti, R.: “Elementos de anatomía y fisiología del S.N. de la vida de relación”, En Rigal, R; Paolet-
ti, R. Y Portmann, M.: Motricidad: Aproximación psicofisiológica, Pila Teleña, Madrid, 1979, p.13. 
ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES 
- 15 - 
mundo exterior por medio de los órganos de los sentidos y receptores 
somestésicos, y también del propio organismo a través del sistema 
nervioso autónomo. 
 
• Sistema de elaboración e integración de la información. 
 
• Sistema de ejecución o fase efectiva de la información analizada. 
 
Otro planteamiento de la formade operar del sistema nervioso, visto 
desde un punto de vista estructural y con cierta significación psicológica para 
José Luis Pinillos, sería4: 
 
• Una primera fase de “entrada” o de recepción de estímulos y de co-
municación de los estímulos hacia el centro del sistema, a la que de-
fine como “momento de la aferencia”. 
 
• Un periodo de transformación central de las aferencias a diferentes 
niveles de complejidad, al que denomina como “momento de la inte-
gración”. 
 
• Una fase final en la que, casualmente, el cerebro comienza los im-
pulsos de “salida” que deben de inervar los momentos glandulares o 
musculares convenientes a la acción; al que llama “momento de la 
acción”. 
 
1.1.1. Descripción anatómica del SNC 
 
 Dentro de la descripción anatómica del sistema nervioso central, desta-
can5: 
 
• Hemisferios cerebrales y núcleos grises centrales o cuerpos opto-
estriados. La superficie de cada hemisferio está compuesta por unas 
excavaciones que forman unos sillones irregulares; las más profun-
das se llaman cisuras y delimitan los cuatro lóbulos principales: fron-
tal, parietal, occipital y temporal y las menos marcadas son las que 
dividen estos lóbulos en circunvalaciones. Los dos hemisferios están 
formados de materia gris en su periferia o “córtex cerebral” y de sus-
tancia blanca en su interior. El córtex tiene una serie de áreas bien 
localizadas y que corresponden a funciones sensitivas y motrices es-
pecíficas; las áreas 1, 2, 3 son sensitivas y están localizadas en la 
circunvolución parietal ascendente y las áreas 4 y 6 se denominan 
motriz y premotriz y se encuentran en el lóbulo frontal. 
 
• Los núcleos grises centrales se encuentran en la zona inferior y cen-
tral de los dos hemisferios cerebrales. Estas estructuras subcorticales 
se componen del: tálamo, hipotálamo y los cuerpos estriados o nú-
cleos grises. 
 
4 Cfr. Pinillos, J. L.: La mente humana, Fin de Siglo, 1991, p. 88. 
5 Ibid., pp. 17-22. 
FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO 
- 16 - 
• El tronco cerebral se encuentra en la parte intermedia entre los nú-
cleos grises y la médula espinal; el tejido que se encuentra dentro de 
él constituye la formación reticular. 
 
• El cerebelo está en la cara dorsal del tronco cerebral, es un órgano 
de control entre el encéfalo y la médula espinal. 
 
• La médula espinal está situada en el canal vertebral y emite 31 pares 
de series raquídeas que se dirigen a todas las partes del cuerpo. 
 
1.1.2. Diferenciación funcional del SNC 
 
 Atendiendo a su diferenciación funcional, se encuentra6: 
 
• El córtex (corteza cerebral): lóbulos parietales, occipitales y tempora-
les; y lóbulo frontal. En el córtex se encuentra el origen de la vida de 
relación consciente y reflexionada; dentro de sus funciones están la 
recepción, el análisis y la interpretación de las informaciones. Los ló-
bulos parietales, occipitales y temporal intervienen principalmente en 
la recepción, análisis y descodificación de la información, junto con 
su almacenaje. 
 
• Los núcleos grises centrales: tálamo y cuerpos estriados. El tálamo 
juega un papel fundamental en la selección de las informaciones en 
relación con los fenómenos de la atención. Los cuerpos estriados en 
unión a otras áreas corticales formarán un conjunto llamado “sistema 
motor extrapiramidal”. 
 
• El tronco cerebral. Los núcleos de esta región contienen un gran nú-
mero de centros de regulación de la vida vegetativa (regulación car-
diaca, circulatoria y respiratoria). 
 
• El cerebelo. Le son atribuidas tres grandes funciones: controlar y re-
gular el tono muscular por la vía de la formación reticular; controlar la 
estática y la equilibración en la posición de pie y en marcha; y permi-
tir, debido a su relación con el córtex, la ejecución de movimientos 
voluntarios y automáticos, regulando la coordinación de las sinergias 
musculares. 
 
• La médula espinal servirá de conductor de los influjos nerviosos afe-
rentes y es el asiento de la motricidad refleja. 
 
 Para nuestro estudio, interesa que quede claro una serie de aspectos, 
como que el lóbulo que más está relacionado con esta investigación es el lóbu-
lo frontal, al ser el asiento de las intenciones, de la atención y sobre todo, de la 
programación, iniciación y control voluntario de los comportamientos intencio-
nales; como que los núcleos grises de base mantienen la coordinación de los 
movimientos generalizados, pudiendo ser el lugar de ciertos esquemas motores 
 
6 Ibid., pp. 22-24. 
ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES 
- 17 - 
y automatismos en relación con las “praxias”; así como que una de las funcio-
nes del cerebelo, debido a su relación con el córtex, es la ejecución de movi-
mientos voluntarios y automáticos regulando la coordinación de las sinergias 
musculares. 
 
1.1.3. El cerebro 
 
 Barizet piensa que “el cerebro de un sujeto deber ser considerado como 
un órgano que adquiere y conserva experiencias vividas por este sujeto y le 
permite utilizarlas para hacer frente a cada situación nueva en función de lo 
que ya ha adquirido” 7. 
 
 Estas experiencias quedarán grabadas en las distintas regiones del ce-
rebro. Las zonas de asociación son las más importantes y están formadas por 
neuronas corticales y subcorticales que pueden tener un papel fundamental en 
la vida de relación. Éstas forman además de una zona de asociación otra de 
depósito, donde se almacena cierta información obtenida en las experiencias 
vividas, y que son empleadas generalmente durante el curso de nuestras con-
ductas cotidianas. 
 
 Existen fundamentos para diferenciar tres unidades funcionales del ce-
rebro, que son indispensables para todo tipo de actividad mental; la primera, 
regula el tono o la vigilia; la segunda, es para obtener, procesar y almacenar la 
información que llega del exterior; y la tercera, es para programar, regular y ve-
rificar la actividad mental. En los procesos mentales conscientes participan las 
tres unidades, aunque cada una tiene su misión y contribuye de diferente for-
ma. Como describe Luria, otra característica es su estructura jerárquica que se 
basa en tres zonas corticales, una sobre la otra; el “área primaria” (de proyec-
ción) que va a recibir impulsos de, o los manda a, la periferia, la “secundaria” 
(de proyección-asociación), en la cual la información que recibe es procesada, 
o en la cual se preparan los programas; y finalmente, la “terciaria” (zonas de 
superposición), son los últimos sistemas en desarrollarse en los hemisferios ce-
rebrales, y responsables de las más complejas formas de actividad mental en 
el hombre, requiriendo la participación concertada de muchas áreas corticales8. 
 
El elemento más investigado por Luria es el papel que desempeñan las 
diferentes regiones del cerebro en la formación de la actividad consciente9; sin 
olvidar la diferenciación entre los dos hemisferios, es decir la “dominancia ce-
rebral”; un término dudoso, pero que recoge la idea de que “una mitad del ce-
rebro recoge la conducta”10. Aunque esto implica para los diestros que es infra-
valorado el hemisferio derecho, dado qué cada mitad controla el lado opuesto 
del cuerpo y con un aporte sanguíneo diferente. Un estudio significativo fue el 
de Hugo Liepmann sobre la “apraxia”, al aportar nuevas pruebas que respaldan 
que el hemisferio izquierdo posee funciones no compartidas por el derecho11. 
 
7 Barizet. (Citado por Masson, S.: La reeducación psicomotriz y el examen psicomotor, Gedisa, Barcelona, 
1985, p. 30). 
8 Luria, A.R.: El cerebro en acción…, 1979, p. 43. 
9 Luria, A.R.: El cerebro humano y los procesos psíquicos, Fontenella, Barcelona, 1979, p.76. 
10 Springer, S. P. y Detsch, G.: Cerebro izquierdo-Cerebro derecho, Ariel, Barcelona, 2001, p. 22. 
11 Cfr. Springer, S. P. y Detsch, G.: op. cit., 2001, pp. 17-22. 
FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO 
- 18 - 
1.1.4.La neurona 
 
 Señalamos la neurona por la importancia que tiene al engendrar o 
transmitir los influjos nerviosos. Ésta, como sabemos es la unidad funcional del 
sistema nervioso. Se compone de un cuerpo celular formado por un núcleo ro-
deado de citoplasma y de ramificaciones cortas, las dentritas y de una larga 
expansión, el axón. 
 
 Un proceso que es vital en el desarrollo del niño es la mielinización o 
mielogénesis, ésta es un proceso de recubrimiento progresivo de los axones 
por mielina, es un factor fundamental para la maduración funcional del sistema 
nervioso, y será un proceso que durará varios años después del nacimiento. 
 
 Los cuerpos celulares de las neuronas, están dentro de la estructura de 
la sustancia gris del cerebelo, del cerebro y de la médula espinal, en cambio los 
axones forman la sustancia blanca y los nervios12. 
 
1.1.5. La praxia global y fina, y su integración en la tercera unidad de 
Luria. 
 
 Según Luria, existen unos fundamentos sólidos para diferenciar tres 
principales unidades funcionales del cerebro cuya intervención es obligada pa-
ra todo tipo de actividad mental. Estas unidades podemos cifrarlas en13: 
 
• Una primera unidad para regular el tono o la vigilia. 
• Una segunda unidad para obtener, procesar y almacenar la informa-
ción que llega del mundo exterior. 
• Una tercera unidad para programar, regular y verificar la actividad 
mental. 
 
Estas unidades se organizarían en una estructura jerarquizada y com-
puesta de tres áreas14: 
 
• Área primaria o de proyección encargada de recibir los impulsos sen-
soriales y remitirlos a la periferia cortical. Su principal función se cen-
tra en regular funciones tan fundamentales como el tono o la vigilia. 
Se rige por la “ley de fuerza” cuyo enunciado propone que todo estí-
mulo fuerte o biológicamente significativo evoca una respuesta fuerte 
y todo estímulo débil genera una respuesta débil. Las fuentes prima-
rias de esta estimulación estarían compuestas por los procesos me-
tabólicos, los estímulos procedentes del exterior y, finalmente, por las 
intenciones o planes, los proyectos o programas, que se forman du-
rante toda la vida consciente del hombre y que son sociales en su 
motivación. 
 
• Área secundaria, de proyección-asociación, donde la información que 
 
12 Ibid., pp. 14-15. 
13 Luria, A.R.: El cerebro en acción..., 1979, p. 43. 
14 Ibid., pp. 43-78. 
ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES 
- 19 - 
se recibe es procesada y donde se preparan los programas. La se-
gunda unidad funcional se especializa en la obtención, procesamien-
to y almacenaje en la memoria de la información exógena. Estas ope-
raciones las realiza siguiendo tres leyes fundamentales: la “ley de la 
estructura jerárquica de las zonas corticales” que irá cambiando en el 
curso del desarrollo; la “ley de la especificidad decreciente” de las 
zonas corticales jerárquicamente organizadas que la componen, se-
gún la cual las zonas primarias poseen mayor especificidad que las 
siguientes; y, por último, la “ley de la lateralidad progresiva de las 
funciones” que describe como áreas corticales primarias poseen 
idénticos roles y, progresivamente, van diferenciándose como conse-
cuencia del establecimiento de una predominancia lateral en sus fun-
ciones. 
 
• Área terciaria o zona de superposición, que se responsabiliza de las 
más complejas formas de actividad mental y que requiere la partici-
pación de muchas áreas corticales. Se especializa en programar, re-
gular y verificar la actividad mental. 
 
Este planteamiento lo aplica Luria a la motricidad cuando advierte que el 
movimiento organizado no puede ser controlado, únicamente, por impulsos efe-
rentes sino que, por el contrario, requiere un flujo constante de impulsos afe-
rentes que proporcionen, ante todo, información kinestésica. Este movimiento 
voluntario se basaría en la acción combinada de estas tres unidades cerebra-
les. 
 
 La organización de la función de la actividad consciente, es un aspecto 
del proceso cognitivo que implica a la tercera unidad en el modelo de organiza-
ción cerebral de Luria15. Dentro de esta unidad se encuentran dos áreas de 
Brodmann que son principales en nuestro estudio, además de la capacidad de 
crear intenciones. 
 
 Esta tercera unidad es la responsable de la programación, regulación y 
verificación de la actividad, y se encuentra situada en las regiones anteriores 
del córtex, concretamente entre el hueco central formado por los lóbulos cen-
trales. Además, incluye la región precentral y la región frontal. Destacando la 
región precentral, donde se encuentra la zona motora del córtex (4 de Brod-
mann) y las zonas pre-motoras o psicomotoras (6 y 8 de Brodmann); formando 
así, un “complejo Kinestésico” único en el córtex que es responsable de los sis-
temas extrapiramidales y subcorticales, y de los sistemas cerebelo-córtico-
cerebelosos. De esta manera, la persona dispone de la “capacidad de regir ac-
tivamente a la información de entrada y, simultáneamente de la capacidad de 
crear intenciones, formar planes y estrategias y programar sus acciones, ins-
peccionando su realización y, en consecuencia regulando su comportamiento 
de forma que esté conforme con los fines para los que fue estructurado y orga-
nizado”16. 
 
 
15 Luria. (Citado por DA Fonseca, V.: Manual de observación psicomotriz, Inde Publicaciones, Zaragoza, 
1998, p. 87). 
16 Da Fonseca, V.: op. cit., 1998, p. 89. 
FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO 
- 20 - 
 El área 4 contiene células piramidales gigantes, de ahí su relación con el 
sistema piramidal que regulará los movimientos voluntarios. Además, presenta 
condiciones especiales para la conducción rápida del córtex a la periferia; exis-
tiendo por ello, un alto grado de diferenciación motora, hasta el nivel muscular 
individualizado. 
 
 El área 6 contiene células piramidales más pequeñas, debido sus co-
nexiones con los núcleos subcorticales forman una parte importante de los sis-
temas parapiramidales y extrapiramidales. Tiene como principal función la rea-
lización y automatización de los movimientos coordinados más complejos, 
aquellos que se realizan en un periodo de tiempo y que necesitan la participa-
ción conjunta de varios grupos musculares. 
 
 El área 8 está relacionada con los movimientos de los ojos durante la 
atención y todas las manipulaciones de los objetos que impliquen un control vi-
sual17. 
 
 
1.2. EL MOVIMIENTO VOLUNTARIO Y AUTOMÁTICO 
 
 El “movimiento voluntario” es el resultado de la intervención consciente y 
de control continuo, de una serie de coordinaciones musculares complejas se-
gún un programa de organización o de imaginación motriz, para alcanzar un 
objetivo. Esto afecta a la actividad del córtex cerebral y en particular al sistema 
motor piramidal. En cambio el “movimiento automático”, es el resultado de la 
transformación de la actividad primitiva voluntaria de forma repetida, en una ac-
tividad cada vez más coordinada y que no necesita de forma imprescindible la 
intervención de la conciencia y atención18. 
 
1.2.1. Actividad muscular 
 
 No podemos hablar de praxia, ni mucho menos de coordinación, sin que 
exista una actividad muscular. Para Scherrer, ésta representa el “resultado de 
la transformación del impulso nervioso en energía mecánica, que se traduce, 
bien en una fuerza, bien en un movimiento, tanto en la vida vegetativa como en 
la vida de relación”19. 
 
 Una unidad motriz, es el conjunto formado por el cuerpo celular de la 
neurona motora medular o motoneurona alfa, su axón y las fibras musculares 
que ordenan. Dependiendo del esfuerzo, cuanto más intenso es, mayor es el 
número de unidades motrices que intervienen. 
 
 Cuando la intensidad de contracción del músculo es equivalente a la 
fuerza de oposición, en el músculo la longitud no varía, esta activación corres-
ponde a una actividad muscular estática, como ocurre a través del tono y man-17 Cfr. Da Fonseca, V.: op. cit., 1998, pp. 87-89. 
18 Cfr. Paoletti, R.: “Elementos de anatomía y fisiología del S.N. de la vida de relación”, En Rigal, R; Pao-
letti, R. y Portmann, M.: op. cit., 1979, pp. 28-29. 
19 Sherrer, J.: Physiologie du travail, t. I. Masson, Paris, 1967. (Citado por Paoletti, R.: op. cit., 1979, p.24). 
ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES 
- 21 - 
tenimiento de la postura. En cambio cuando la intensidad de contracción del 
músculo es mayor que la fuerza de oposición, se produce un acortamiento, 
dándose una actividad muscular dinámica o cinética. 
 
 Los movimientos se pueden clasificar en dos categorías20: 
 
• Primera, los “movimientos reflejos” (o aun calificados de instintos 
primarios, innatos, absolutos, incondicionales), inscritos en el patri-
monio filogenético y que constituyen el fundamento del comporta-
miento de las especies animales inferiores. 
 
• Segunda, los “movimientos voluntarios y automáticos” son los que 
caracterizan la motricidad humana” y son definidos como el resultado 
del aprendizaje. 
 
1.2.2. Sistemas motores 
 
 Como sabemos, el mayor desarrollo experimentado por el niño en su 
motricidad sería el aumento de control de sus movimientos voluntarios, esto se-
rá posible gracias al aumento creciente de sus automatismos, que deriva en 
una complicación de las posibilidades de creación y de las modificaciones mo-
trices. 
 
 Por ello, es necesario la intervención de la educación en la obtención de 
automatismos que posibiliten al niño alcanzar formas de comportamiento motor 
autónomo y plástico, ya que, cuanto mayor es su bagaje en automatismos, ma-
yores posibilidades tiene en donde escoger, y habrá una mayor abundancia de 
posibilidades de adaptación y de creación. 
 
 Sobre este tema, Paoletti habla de praxias, cuando la “interacción inicia-
ción -control voluntario - automatismos está en el origen del movimiento más o 
menos complejo, adaptado a un fin específico”21. Esta definición, sin obviar 
otras, la consideramos como la más relacionada con el movimiento voluntario-
automático; en la cual hace referencia al aspecto consciente. 
 
 a. Sistema motor piramidal 
 
 El sistema piramidal, es generalmente el responsable de la motricidad 
voluntaria. Para De Ajuriaguerra y Angelergues, el sistema piramidal, es el sis-
tema efector del movimiento voluntario. Estos autores Indican que la vía pira-
midal nace en la corteza cerebral, y simboliza el sistema motor más joven y 
evolucionado22. 
 
 Como señala Paoletti, para Guyton en caso de sección de las vías corti-
coespinales del sistema motor piramidal de un hemisferio, desaparecen los 
 
20 Cfr. Paoletti, R.: op. cit., 1979, p. 27. 
21 Paoletti, R.: “Procesos de adaptación del acto motor y el estudio de las praxias”, En Rigal, R; Paoletti, 
R. Y Portmann, M.: op. cit., 1979, p. 34. 
22 Cfr. De Ajuriaguerra, J. y Angelergues, R.: “De la psicomotricidad al cuerpo en relación con el otro. A 
propósito de la obra de Henri Wallon”, Psicomotricidad, nº 45, 1993, p. 7. 
FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO 
- 22 - 
movimientos finos y discretos del lado opuesto del cuerpo, pero se mantienen 
las contracciones, posturales y los movimientos de coordinación dinámica ge-
neral23. En consecuencia; sigue existiendo una coordinación de movimientos 
generales, pero los movimientos finos desaparecen. 
 
 La estimulación de la corteza piramidal, siempre crea un patrón de mo-
vimiento y no una respuesta muscular aislada, y modula la entrada sensorial 
somestésica24. 
 
 Según Leukel, la composición anatómica de este sistema es del 31% de 
fibras que vienen del área frontal 4 de Brodman, 29% del área frontal 6 de 
Brodman, y el 40% de las áreas parietales 1, 2, 3, 4, 5 y 7 25. 
 
b. Sistema motor extrapiramidal 
 
 El sistema motor extrapiramidal es el responsable de la motricidad au-
tomática o automatizada, asegurando sin saberlo, su voluntad y habitualmente 
su consciencia, y la adaptación motriz de base de la persona a la diversidad de 
situaciones. En un sistema más antiguo y de nivel subcortical, y está constitui-
do sus centros esenciales por formaciones grises de base del cerebro y del 
tronco cerebral26. 
 
Siguiendo con la composición anatómica de este sistema, este conjunto 
funcional reagrupa las áreas frontales 6 y 8 de Brodman, el área 5 parietal su-
perior, el área temporal 22, algunos puntos de las áreas sensitivas 1, 2, 3 y los 
núcleos grises de la base27. 
 
Este sistema se divide en dos grandes aparatos28, como son: 
 
• El vestíbulo cerebral y su densa salida a formación reticulada del ta-
llo. Este sistema ordena y ajusta el equilibrio del cuerpo y también 
programa la coordinación de los múltiples sistemas motores. A medi-
da que el cuerpo avanza este sistema anticipa los movimientos com-
pensatorios del cuerpo, cabeza y ojos. 
 
• El córtico-estriado, que contiene, además de las fibras de origen cor-
tical, los ganglios basales y las proyecciones encefálicas de éstos 
(sustancia negra y el núcleo rojo), y sus proyecciones a formación re-
ticulada. Este sistema constituye un circuito cerrado con el sistema 
inespecífico del tálamo por el cual se devuelve la información a la 
 
23 Guyton, A.C.: Basic Human Physiology: Normal Function and Mechanisms of Disease, Saunders, 
Philadelphie, 1971. (Citado por Paoletti, R.: “Procesos de adaptación del acto motor y el estudio de las 
praxias”, En Rigal, R; Paoletti, R. y Portmann, M.: op. cit., 1979, p.37). 
24 Cfr. Guzmán C.E.: Neurofisiología, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1983, p. 56. 
25 Leukel, F.: Introduction to physiological Psychology, Mosby, Saint-Louis, 1968. (Citado por Paoletti, R.: 
“Procesos de adaptación del acto motor y el estudio de las praxias”, En Rigal, R; Paoletti, R. y Port-
mann, M.: op. cit., 1979, p. 35). 
26 Cfr. De Ajuriaguerra, J. y Angelergues: op. cit., 1993, p. 7. 
27 Cfr. Paoletti, R.: “Procesos de adaptación del acto motor y el estudio de las praxias”, En Rigal, R; Pao-
letti, R. y Portmann, M.: op. cit., 1979, p. 37. 
28 Cfr. Guzman C. E.: op. cit., 1983, p. 57. 
ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES 
- 23 - 
corteza, de este modo los impulsos originados en la corteza no salen 
a la periferia sin el control y confrontación de los demás sistemas mo-
tores y sensoriales. 
 
1.2.3. Principales regiones del SNC que intervienen en la motricidad 
voluntaria y automática 
 
 El conocimiento de las principales regiones del SNC (las áreas motoras 
y los núcleos grises de base), nos ayudarán a explicar, por un lado, la localiza-
ción de la praxia y esquema corporal y, por otro, la motricidad voluntaria y au-
tomática. 
 
a. Nivel cortical: Áreas motoras de la corteza 
 
 La corteza sensitivo-motora, está relacionada con las sensaciones de las 
áreas somáticas del cuerpo o control de su movimiento. Dentro de esta corteza 
se encuentra la corteza somestésica, que constituye la porción posterior, y la 
corteza motora que constituye la porción anterior29. 
 
 En la corteza somestésica o área sensitiva o área somestésica , se en-
cuentran localizadas las áreas 1, 2, 3 en la circunvolución parietal ascendente; 
y en la “corteza motora” o áreas motriz y premotriz, se encuentran localizadas 
las áreas 4 y 6 del lóbulo frontal30. De manera más concreta, en la corteza mo-
tora se encuentran31: 
 
• La corteza motora primaria o área piramidal, que corresponde al área 
4 de Broadman. 
 
• La corteza motora de asociación o área premotora, que corresponde 
a la porción anterior de la corteza motora, y que se denomina área 6 
de Broadman. 
 
El área motriz 4 de Broadman o área motriz primaria simboliza el lugar 
de proyección cortical de la mayor parte de la motricidad piramidal. Están re-
presentadas las diferentes partes del cuerpo, con una localización particular su 
homúnculus motor32. La superficie ocupada por un segmento, dentro de esta 
área, no se corresponde con susuperficie real corporal, sino que es proporcio-
nal a la importancia funcional del mismo, por tanto, es característico y diferen-
ciado de los movimientos que permite. Hay que destacar que cada área motriz 
primaria controla el hemisferio opuesto33. 
 
 
29 Cfr. Guyton, A.C.: op. cit., 1988, p. 778. 
30 Cfr. Paoletti, R.: “Elementos de anatomía y fisiología del S.N. de la vida de relación”, En Rigal, R; Pao-
letti, R. y Portmann, M.: op. cit., 1979, p. 18. 
31 Cfr. Guyton, A. C.: op. cit., 1988, p. 778. 
32 Se diferencian un homúnculo sensitivo localizado en la circunvolución parietal ascendente y otro 
homúnculo motor en la circunvolución frontal ascendente. Penfield y Rasmussen: The Cerebral Cortex 
of Man, New York, Macmillan, 1950, pp. 214-215. (Citado por Rigal, R.: Motricidad humana, E. Pila Te-
leña, Madrid, 1987, p. 40). 
33 Cfr. Paoletti, R.: “Procesos de adaptación del acto motor y el estudio de las praxias”, En Rigal, R; Pao-
letti, R. y Portmann, M.: op. cit., 1979, p. 38. 
FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO 
- 24 - 
 En caso de lesión del área 4 se percibe una hemiplejía cruzada en lo 
que atañe a la motilidad voluntaria o consciente. Según Guyton, en caso de ex-
tirpación, el animal pierde el control voluntario de los movimientos discretos, es 
decir, desaparece en el animal la capacidad de controlar los movimientos finos, 
pero los músculos pueden contraerse34. 
 
El área 6 de Broadman, llamada premotriz o psicomotriz, está asociada 
al sistema motor piramidal por fibras que vienen de la parte posterior y, al sis-
tema motor extrapiramidal, por fibras que vienen de la parte anterior. Cuando 
se excita la parte anterior, produce movimientos del ojo del lado contrario e in-
clinación y rotación de cabeza y tronco hacia el lado opuesto y, cuando se exci-
ta la parte media, ocasiona movimientos de los músculos aislados del lado 
opuesto35. 
 
 Según Guyton, la lesión en la zona señalada anteriormente desencade-
na la pérdida de algunos movimientos de destreza, como los siguientes36: 
 
• Zona de Broca y palabra. La lesión no impide vocalizar, pero si pro-
voca la imposibilidad de emisión de ciertas palabras completas. 
 
• Movimiento voluntario del campo visual. Impide que una persona 
mueva voluntariamente los ojos hacia objetos diferentes. 
 
• Área de rotación de la cabeza. Guarda relación con los movimientos 
visuales y puede estar relacionada con dirigir la cabeza hacia objetos 
distintos. 
 
• Área de destreza manual. Cuando hay destrucción por tumores o le-
siones, originan movimientos de manos incoordinados, llamados 
“apraxia motora”. 
 
Por consiguiente, esta área puede causar movimientos coordinados 
complejos, como los necesarios para hablar, mover los ojos, la cabeza, y pue-
de que hasta para las destrezas manuales. 
 
 Hay que tener en cuenta, que las áreas están estrechamente conecta-
das, en consecuencia, los “movimientos coordinados complejos” se mostrarán, 
casi seguro, de un esfuerzo cooperativo de todas estas subestructuras. 
 
 Muchos autores consideran que el área 6 es el asiento de las “praxias”. 
Para Delmas-Marsalet, en la región del área 6 se encuentra la praxia del len-
guaje, por el contrario en el área 4 se sitúan la de la boca, la lengua y la farin-
ge. También, las praxias gráficas, que implican a los dedos, y la praxia de la 
marcha, o las piernas37. 
 
34 Cfr. Guyton, A.C.: op. cit., 1988, p. 783. 
35 Cfr. Paoletti, R.: “Procesos de adaptación del acto motor y el estudio de las praxias”, En Rigal, R; Pao-
letti, R. y Portmann, M.: op. cit., 1979, pp. 40-41. 
36 Cfr. Guyton, A.C.: op. cit., 1988, p. 783. 
37 Delmas-Marsalet, P.: Précis de bio-psychologie. Maloine, Paris, 1961. (Citado por Paoletti, R.: “Proce-
sos de adaptación del acto motor y el estudio de las praxias”, En Rigal, R; Paoletti, R. y Portmann, M.: 
ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES 
- 25 - 
 Hay que considerar que el área 6 desempeña su acción motriz de forma 
directa o indirecta, pasando por el área 4. Por mediación del área 4, el área 6 
puede ser la responsable de la organización (o coordinación) secuencial de 
múltiples acciones musculares, que colaboran completando las acciones espe-
cializadas; Por lo tanto, sería el asiento de la programación de la acción. Sin 
embargo, conviene precisar que se extirpa las áreas 4 y 6, tiene como conse-
cuencia la desaparición de todos los movimientos finos. 
 
 Otras áreas que nos interesan en nuestro estudio, son las áreas parieta-
les 5 y 7 que participan en la programación de actividades motrices, principal-
mente en aquéllas que son necesarias para la proyección del brazo hacia un 
blanco visual y en las manipulaciones. Estas áreas forman un sistema de refe-
rencia espacial para conducir movimientos del cuerpo uniendo las informacio-
nes visuales y somatosensitivas. Además, participan en la elaboración del “es-
quema corporal”38. De hecho, hay investigaciones sobre la existencia de poten-
ciales corticales encontrados en el mono despierto durante el manejo de su 
brazo en las áreas somestésicas y motrices, mostrando que las aferencias 
musculares y articulares alcanzan al córtex y pueden servir a los fines que van 
del control muscular a la construcción del esquema corporal39. 
 
b. Nivel subcortical: los núcleos grises de la base 
 
 El nivel subcortical está formado por, el núcleo lenticular que engloba al 
putamen, el palidum que engloba al núcleo caudado, el cuerpo de Luys, el nú-
cleo rojo y el locus niger. 
 
 La destrucción de esta zona provoca una rigidez generalizada del cuer-
po. Esta zona representa la base de ciertos automatismos globales o de coor-
dinación general, lo que se llama “función motriz gruesa”. En esta zona desta-
camos los siguientes: 
 
• El estriatum (núcleo caudado y putamen) es el que inicia y regula los 
movimientos globales del cuerpo. Por lo tanto, tiene una función de 
control de los movimientos intencionales de coordinación y de los 
movimientos que se realizan inconscientemente. 
 
• El palidum afecta a un sistema de control, capaz de colocar las distin-
tas partes de los segmentos en posiciones específicas durante los 
movimientos coordinados globales y finos. Si hay destrucción en esta 
zona, se produce la desaparición de la “tonicidad de fondo”40. 
 
 
op. cit., 1979, p. 41). 
38 Cfr. Rigal, R.: op. cit., 1979, p. 68. 
39 Las investigaciones realizadas por diversos autores como Brooks y Stoney, 1971; Lemon y Porter, 
1976; McCloskey, 1978; y Wiesendanger y Miles, 1982. (Cfr. Rigal, R: op. cit., 1979, p. 245). 
40 Cfr. Paoletti, R.: “Procesos de adaptación del acto motor y el estudio de las praxias”, En Rigal, R; Pao-
letti, R. y Portmann, M.: op. cit., 1979, pp. 41-42. 
FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO 
- 26 - 
c. El cerebelo: Intervención y función en la motricidad voluntaria y auto-
mática 
 
 El cerebelo en la motricidad voluntaria, obtiene informaciones de la cor-
teza motora, de los núcleos grises de la base, de la sustancia reticulada, de to-
dos los receptores propioceptivos (órganos de Golgi en particular) y de las fi-
bras sensitivas de los husos musculares. 
 
Debido a su amplia red de eferencias, el cerebelo es comunicado del 
desarrollo de movimientos automáticos, interviniendo de igual forma que en el 
movimiento voluntario. La diferencia está en el empleo de diferentes vías ner-
viosas, los efectos producidos viajan hacia los núcleos grises de la base, el 
tronco cerebral y la médula, lo que representa la vía extrapiramidal41. 
 
 Entre sus funciones se encuentran las siguientes: 
 
• El control del equilibrio entre las contracciones de los músculos ago-
nistas y antagonistas. Esto se produce gracias a que la información 
del aparato vestibular es conducida con gran rapidez, y utilizada en 
un circuitode control de retroalimentación. Estas señales de retroali-
mentación pueden calcular posiciones de las partes respectivas del 
cuerpo en cualquier momento. 
 
• La de apreciar automáticamente la velocidad de movimiento y com-
putar el tiempo necesario para alcanzar el punto necesario, en con-
secuencia, se dispone de un freno para detener al movimiento en un 
punto preciso. 
 
• Predecir las posiciones de las futuras partes móviles, debido a que, 
sino se perderían en movimientos rápidos. 
 
• La capacidad de pasar de un movimiento a otro en sucesión ordena-
da y controlar el inicio del movimiento. Si se pierde esta capacidad es 
un mal comienzo de los ejercicios, y los movimientos se vuelven in-
coordinados. 
 
• La realización adecuada de los movimientos balísticos. 
 
Las anomalías clínicas del cerebelo, cuando se producen destrucciones 
de la corteza cerebelosa son, la dismetría y ataxia, hipermetría, adidococinesia 
(falta de progresividad), disartria, temblor intencional, nistagmo cerebeloso, re-
bote, hipotonía42. 
 
Si nos centramos en los efectos de una lesión del cerebelo (lesión corti-
cal), encontramos los siguientes síntomas43: 
 
 
41 Ibid., p. 43. 
42 Cfr. Guyton, A.C.: op. cit., 1988, pp. 790-796. 
43 Cfr. Delgado, J.M.; Ferrús, A.; Mora, F. y Rubia, F.J. (Edit.): Manual de Neurociencia, Síntesis, Madrid, 
1998, p. 711. 
ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES 
- 27 - 
• Disminución del tono muscular (hipotonía) de los grupos musculares 
afectados, acompañada de una pérdida de fuerza (astenia) y de una 
fatigabilidad muscular. 
 
• Desorganización en las contracción de grupos musculares agonistas, 
sinergistas y antagonistas, porque inician su contracción de modo 
más lento que los normales, alcanzan más tarde su máxima actividad 
contráctil y terminan con retraso su contracción. Esto explica la apari-
ción de síntomas como la incoordinación motora, imposibilidad de 
hacer movimientos repetitivos y rítmicos (adiocinesia), y errores en el 
cálculo de la distancia a un blanco (dismetría) y del tiempo de la se-
cuencia motora (discronometría). También se encuentra el temblor 
ocasional, debido a una diferencia entre el tono y fuerza de los gru-
pos motores implicados. Del mismo modo, que la ataxia que es un 
error en el ritmo. 
 
Un dato que hay que destacar, es que en los déficits motores que siguen 
a una lesión del cerebelo van a depender de la zona afectada, por lo tanto, po-
demos encontrarnos con44: 
 
• Lesiones en el arquicerebelo que provocarán síntomas relacionados 
con el mantenimiento de la mirada (nistagmo), o con los reflejos pos-
turales. 
 
• Lesiones en el paleocerebelo que afectarán a la coordinación motora, 
a la marcha, a la realización de secuencias de actos motores coordi-
nados o la localización de las distintas partes del cuerpo en su entor-
no físico inmediato. 
 
• Lesiones en los hemisferios cerebelosos afectarán a funciones moto-
ras menos estereotipadas y de más compleja ejecución, como el de-
sarrollo de nuevas habilidades motoras o, incluso, la elaboración 
mental de actos motores en proceso de generación y/o aprendizaje. 
 
 
 
1.2.4. Del movimiento voluntario al automático 
 
 En nuestra actividad motriz hay una parte de movimientos voluntarios y 
otra de automáticos, no obstante, no existe el movimiento voluntario puro, que 
no precise de algún automatismo a lo largo de su ejecución. 
 
 La base de construcción del movimiento voluntario o acción consciente 
es el sistema del lóbulo frontal, ya que mantiene y ejerce el control del tono ge-
neral del córtex o corteza cerebral y, además, formula la “intención” o “tarea 
motora”, asegurando su mantenimiento y su papel regulador, posibilitando la 
ejecución del programa de acción y protegiendo con su vigilancia su curso45. 
 
 
 
44 Ibidem. 
45 Cfr. Luria, A.R.: El cerebro en acción..., 1979, pp. 248-252. 
FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO 
- 28 - 
 Para Guyton, el modelo teórico de la génesis del movimiento voluntario 
sería46: 
 
• Origen del pensamiento del acto motor a cumplir. 
• Determinación de las secuencias de los movimientos necesarios a la 
ejecución del acto. 
• Control de los movimientos. 
 
 Como se ha visto anteriormente, en el área 6 se inicia la programación 
del acto y se clasifica la actividad de los músculos según sus secuencias tem-
porales. El impulso motriz se crea en el área 4, y serán los músculos que inter-
vengan en el movimiento los que engendrarán el impulso nervioso eferente. En 
el movimiento se produce un estiramiento activo de los tendones y acortamien-
to de las fibras agonistas y un estiramiento pasivo de las antagonistas, que es-
tán en estado de relajación. Sin olvidar, a los órganos sensoriales tales como el 
ojo, y receptores táctiles, si es que son necesarios en el movimiento, como en 
el acto de precisión. 
 
 Cuando el niño quiere coger un objeto, primero la palma y los dedos to-
man contacto con el objeto, y los receptores emitirán impulsos nerviosos efe-
rentes de ese contacto y de esa parada de los flexores; si el niño afloja esta 
acción experimenta a nivel visual y táctil que no coge el objeto, ya que precisa 
de cierto esfuerzo muscular para mantenerlo. 
 
 En la acción anterior, el niño “aprende a coger”, y desarrolla el “hábito de 
la flexión”, hablándose posteriormente de automatismo o aun esquema de 
prensión y finalmente de “praxia” en el sentido más amplio. 
 
 Por lo tanto, en el paso del movimiento voluntario al automático, se cues-
tionan aspectos como los relacionados con la retención y memorización de la 
acción motriz intencional y, otras, como las relacionadas en la forma en que los 
automatismos intervienen y se desarrollan en actos complejos de adaptación47. 
 
Pero para que se produzca el movimiento voluntario y automático se de-
berá producir un desarrollo motor que, en opinión de J. De Ajuriaguerra, discu-
rre por varias fases48: 
 
• Primera fase: organización del esqueleto motor, la organización tóni-
ca de fondo, la organización propioceptiva y la desaparición de las 
reacciones primitivas. La actualización de las reacciones reflejas es-
tablecería una modalidad asimiladora que se acomoda al medio en 
cuanto se pone en funcionamiento49. 
 
 
46 Guyton, A.C. (Citado por Paoletti, R.: “Procesos de adaptación del acto motor y el estudio de las 
praxias”, En Rigal, R; Paoletti, R. y Portmann, M.: op. cit., 1979; pp. 48-49) 
47 Ibidem. 
48 Cfr. De Ajuriaguerra, J.: Manual de Psiquiatría infantil, Masson, Barcelona, 1977, pp. 211-213. 
49 Rey, A.: Études des insuffisances psichologiques, Delachaux et Niestlé, Neuchâtel, 1947. (Citado por 
De Ajuriaguerra, J.: op. cit., 1977 p. 211). 
ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES 
- 29 - 
• Segunda fase: organización del plano motor pasando de la integra-
ción sucesiva a la integración simultánea. La “melodía cinética” que 
se caracteriza por una movilidad -perfeccionada espacio-
temporalmente- de formas que crean al deshacerse y rehacerse. Se 
pasa del plano metamérico a una labilidad funcional que al desarro-
llarse pone sus propios cimientos en relación con el funcionamiento 
plástico de las formas anatómicas y con un plano gnósico y social 
descubierto y progresivamente creciente”50. 
 
• Tercera fase: automatización de los comportamientos motores adqui-
ridos. 
 
 En este proceso psicomotor, el tono y la motilidad no son fenómenos ais-
lados sino que se irán enriqueciendo mediante condicionamientos e inhibicio-
nes de origen diverso y, especialmente, dependerá, de las condiciones en que 
se realice la maduración motora en su sentido neurológico y de la forma en que 
se desarrolle lo que De Ajuriaguerra califica de “sistemas de referencia”: el pla-
no constructivo espacial originado por la sensoriomotricidad, y que a su vez 
configura la psicomotricidad; así como, la evolución de los planosperceptivog-
nósticos, gnosoconstructivo y corporal51. 
 
Para este autor, entre la ejecución de un acto motor complejo y su re-
presentación hay todo un período de transición que irá de la simple imitación al 
plano operativo, coincidiendo así con Piaget, que señala que se pasa del juego 
simbólico (representación de objetos mediante la acción y los gestos) a la imi-
tación gráfica (con sus múltiples variantes) y la imagen mental resultante de 
imágenes interiorizadas52. No obstante, Piaget diferencia dentro del pensa-
miento representativo dos aspectos diferentes: el figurativo y el operativo. 
 
 En consecuencia, se hablaría de “praxia” en el instante en que el movi-
miento incidiera en el marco de una actividad simbólica resultante de una dife-
renciación entre significante y significado. La acción práxica solo sería determi-
nable por sus implicaciones figurativas operativas que, por otra parte, coincidi-
rían con las que Jean Piaget señala como características del pensamiento re-
presentativo. Por estas razones sería un error abordar el estudio del movimien-
to sólo desde un plano exclusivamente motor. Esta decisión nos obligaría a 
considerar la motricidad como una simple función instrumental puramente eje-
cutora que únicamente se moviliza por efecto de fuerzas exógenas a ella mis-
ma53. 
 
Pero en el estudio del acto motor voluntario no siempre ha sido aborda-
do desde idénticas perspectivas. Dependiendo de cuales han sido en cada 
momento los paradigmas empleados, podrían destacarse los siguientes mode-
los de movimiento54: 
 
50 De Ajuriaguerra, J.: op. cit., 1977 p. 212. 
51 Ibidem. 
52 Piaget, J. (Citado por De Ajuriaguerra, J.: op. cit., 1977 p. 213). 
53 Cfr. De Ajuriaguerra, J.: op. cit., 1977, pp. 212-213. 
54 Raimondi, P.: Cinesiología y Psicomotricidad, Paidotribo, Barcelona, 1999, pp. 9-11. 
FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO 
- 30 - 
• Mecánico: comenzó como un modelo de anatomistas que se estudia-
ba en cadáveres. 
 
• Biomecánico: se rehace con las leyes físicas y de la mecánica apli-
cada al cuerpo humano. 
 
• Neuropsicológico: sitúa el énfasis de su descripción en el papel que 
desempeñan las aferencias en los distintos niveles del Sistema ner-
vioso. 
 
• Y cibernético: que explica la organización del movimiento, de la res-
puesta, desde la intervención de los mecanismos de autorregulación 
y de la información de retorno. Este modelo demostrará cómo en la 
regulación coordinada de los movimientos intervienen una serie de 
correcciones a varios niveles, respecto a la cantidad y calidad de los 
estímulos y al feedback producidos por las informaciones. 
 
Por otra parte, Luria, desde una perspectiva neuropsicológica, afirmará 
que cualquier movimiento voluntario esta constituido por un sistema funcional 
complejo compuesto por un cierto número de condiciones sin las cuales es im-
posible su ejecución55: 
 
• La aferentización kinestésica: sistema de impulsos kinestésicos que 
llegan al cerebro desde el miembro o miembros en movimiento 
transmitiendo informaciones referentes al tono muscular y a la situa-
ción funcional de las articulaciones que intervienen. 
 
• La secuenciación práxica: cada acción o conducta motora esta com-
puesta de una cadena de movimientos consecutivos, ordenados se-
cuencialmente. Esta organización funcional exige que cada una de 
estas praxias deba ser desactivada, denervada, tras su realización 
para así permitir la realización de la siguiente. Durante la construc-
ción de estas cadenas o melodías cinéticas, cada praxia requiere un 
impulso activador específico; más tarde, estos complejos práxicos 
empezarán a ejecutarse como una unidad, como una única secuen-
cia que se desencadena de forma global ante una estimulación ini-
cial. 
 
• Intencionalidad de la conducta: todo movimiento o praxia esta orien-
tado por un determinado resultado, se diseña en función de un resul-
tado o lo desencadena una finalidad y, como consecuencia trata de 
desarrollar una tarea motriz. Cuando se trata de comportamientos 
instintivos o reflejos estas tareas estarían dictadas por programas in-
natos; sin embargo, cuando se trata de acciones complejas y cons-
cientes, producto del aprendizaje, el acto voluntario y el comporta-
miento humano se organiza en función de unas determinadas inten-
ciones. 
 
 
55 Luria A.R.: El cerebro en acción..., 1979, pp. 35-36. 
ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES 
- 31 - 
Por tanto, concebido así, el movimiento voluntario estaría determinado, 
ante todo, por lo que Luria denomina la “tarea motriz”56. Este tipo de movimien-
to ya no podrá considerarse como el resultado exclusivo de la función cortical 
sino que la intención se convierte en el factor necesario que posibilite la activa-
ción de la acción y los sistemas aferentes que proporcionan la información ne-
cesaria se constituirán en la base del movimiento. 
 
1.2.5. Engrama sensomotor 
 
 Para que los movimientos de las praxias sean coordinados, principal-
mente, en su desarrollo van a necesitar de los engramas. Esto sucede porque 
los engramas, patrones o modelos teóricos son traducidos, punto por punto, 
bajo forma de movimientos y, se convierten, posteriormente, en automatismos. 
A continuación, señalamos los dos tipos de engramas, éstos son el sensorial y 
el motor. 
 
a. Engrama sensorial 
 
 El engrama sensorial se puede aplicar a algunas formas de movimiento 
adquirido, pero no puede explicar todo. Por este motivo Guyton afirma que hay 
actividades que se realizan tan rápidamente que no da tiempo para que las se-
ñales sensoriales (feed-back) las puedan controlar. Cree que el control de es-
tos movimientos coordinados rápidos se establece en el mismo sistema motor, 
siendo probable que incluyan circuitos complejos de la corteza motora primaria, 
la llamada área premotora de la corteza, los ganglios basales, incluso el cere-
belo. Por lo tanto una actividad motriz especializada se puede realizar por pri-
mera vez si se realiza muy lentamente, pero así no puede sernos útil, siendo 
necesario de la repetición de la misma actividad hasta que al final se establece 
un engrama motor de la misma en el sistema motor, como en el sensorial. El 
engrama sensorial se afirma, ya que, al mismo tiempo un engrama motor se 
desarrolla en las áreas motrices que en las sensoriales; a este engrama motor 
Guyton lo llama “imagen de función motora hábil” y generalmente se relaciona 
con las zonas motoras y premotoras57. 
 
b. Engrama motor 
 
 Para Guyton, representa una zona donde “una persona experimenta los 
efectos de los movimientos motores y registra los ‘recuerdos’ de los diferentes 
tipos de movimientos”58. Estos tipos de movimientos son realmente los patro-
nes o modelos de movimiento. Cuando se quiere realizar un acto determinado 
se recurre a estos engramas, y después se pone en marcha el sistema motor 
del cerebelo para reproducir aquella sensación que ha quedado grabado en el 
engrama. 
 
 El sistema motor actúa como un servomecanismo, en consecuencia, no 
es la corteza la que controla el tipo de actividad que se llevará a cabo. El sis-
 
56 Luria, A.R. (Citado por RAIMONDI, P.: op. cit., 1999, p. 13). 
57 Cfr. Le Boulch, J.: El movimiento en el desarrollo de la persona, Paidotribo, Barcelona, 1997, p. 797. 
58 Guyton, A.C.: op. cit., 1988, p. 796. 
FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO 
- 32 - 
tema motor se encuentra situado en la parte sensorial del cerebro, si éste fra-
casa se mandan señales a la corteza para avisar al sensorio del fracaso y, pos-
teriormente se mandan señales correctoras a los músculos. Por ejemplo en el 
aprendizaje del recorte con tijeras, los movimientos que participan forman un 
patrón secuencial particular de impulsos propioceptivos que se registran en el 
área sensorial somática (somestésica), quedando aprendido este patrón en la 
corteza. Por lo tanto, cada vez que la persona,por ejemplo, quiera cortar utili-
zará la memoria del engrama del patrón, si los movimientos manos y dedos no 
se corresponden, aparecerá el error y en consecuencia, se adaptarán las co-
rrecciones necesarias para llevar al fin la tarea59. 
 
 
1.3. NEUROFISIOLOGÍA Y APRENDIZAJE 
 
 En el aprendizaje primitivo existe una adquisición de automatismos, para 
ello es necesario la grabación de un programa motor en el sistema nervioso; 
pero en este proceso hay un elemento que es fundamental para que ese pro-
grama se conserve, estamos hablando del cerebelo; de él, comentaremos su 
función y su relación con el esquema corporal y la praxia. 
 
 Por lo que respecta al aprendizaje, destacaremos que, en éste, las ad-
quisiciones deben ser acumulativas, sin una pérdida de competencias adquiri-
das, y por tanto, no es un proceso lineal. Pero si nos centramos en el aprendi-
zaje de una praxis, nos encontraremos con un aprendizaje que pasa de un es-
tadio global a otro cognitivo; éste último necesitará de la representación mental. 
El motivo de esta transformación es la evolución del esquema corporal, que ha 
pasado de ser inconsciente a ser consciente. Para llegar a este estadio cogniti-
vo, el niño debe tener una imagen operativa de su cuerpo y, además necesita 
de la puesta en marcha de la función de interiorización que, como sabemos es 
decisiva para que exista una coordinación de movimientos. 
 
1.3.1. Aprendizaje práxico-primitivo: bases neurofisiológicas 
 
 La actividad refleja es el punto de partida del aprendizaje práxico-
primitivo. Ahora bien, si existe una acomodación refleja se va a producir una 
respuesta adaptada, constituyendo, posteriormente, una conducta sensoriomo-
triz o perceptiva. En el transcurso de estos hechos se ha pasado de no haber 
un programa motor a su adquisición. Por tanto, en el aprendizaje práxico-
primitivo el programa motor no existe previamente, es la consecuencia del 
aprendizaje. La intencionalidad participa en la puesta en marcha de la conducta 
y en el conocimiento del objetivo a alcanzar, pero no interviene en la organiza-
ción del programa motor. 
 
 A continuación, señalamos unas bases neurofisiológicas que nos escla-
recerán este proceso. 
 
 
59 Cfr. Le Boulch, J.: op. cit., 1997, pp. 796-797. 
ESQUEMA CORPORAL Y PRAXIA: BASES CONCEPTUALES 
- 33 - 
a. Módulo reflejo 
 
Se caracteriza por el tratamiento inicial de la información sensorial en el 
cerebro reptiliano de Mac Leans60. Los emplazamientos reflejos se extienden 
de la médula al tronco vertebral. La acomodación refleja puede reproducir un 
tipo de respuesta adaptada a una determinada situación, constituyendo una 
conducta denominada sensoriomotriz o perceptivomotor. 
 
 Esta acomodación refleja puede observarse en múltiples situaciones 
como: 
 
• En un desplazamiento rápido para evitar un obstáculo imprevisto, ya 
que implica una modificación instantánea del desarrollo del automa-
tismo locomotor. 
 
• Durante un desplazamiento en un terreno desigual, donde se deben 
realizar reajustes constantemente debido a las informaciones táctiles 
y cinestésicas recogidas. 
 
En estas situaciones no hay un programa motor anterior a la acción; es 
una improvisación puramente refleja con la intervención de las estructuras ner-
viosas medulares o del tronco cerebral. 
 
 La actividad refleja será el punto de partida del aprendizaje primitivo, que 
finalizará con la adquisición de programas motores centrales. En esta línea 
conviene fijarse en Piaget y sus reacciones circulares, expresión que denomi-
naba inteligencia sensoriomotriz. 
 
 Según Jean Le Boulch, en la situación de aprendizaje tendrá que haber 
una intencionalidad de la persona que se deriva de la relación del medio. 
 
 En el aprendizaje primitivo hay una adquisición de “automatismos”, como 
consecuencia de la grabación del programa motor en el sistema nervioso. En la 
conservación de un programa necesita de la participación de un conjunto de 
centros nerviosos, destacando el cerebelo. Pero, el desarrollo del programa 
motor no es invariable ya que el control reflejo de la orden descendente puede 
ajustarse el debido a las condiciones periféricas que están en constante cam-
bio61. 
 
 
b. Función del cerebelo en el aprendizaje motor 
 
 El cerebelo integra todos los datos relacionados con el “esquema corpo-
ral” inconsciente, informaciones propioceptivas, de la piel y las relativas a reac-
ciones reflejas visuales. 
 
El cerebelo es un centro de integración que coordina la actividad refleja, 
con la intervención molecular de dos submódulos de equilibrio y de coordina-
 
60 Mac Lean: Les trois cerveaux de l’homme, Roland Guyot, Robert Laffont, 1990. (Citado por Le Boulch, 
J.: op. cit., 1997, p. 161). 
61 Cfr. Le Boulch, J.: op. cit., 1997, pp. 160-163. 
FRANCISCO GALLEGO DEL CASTILLO 
- 34 - 
ción óculo-segmentaria, relacionada con acomodaciones posturales. Para es-
tas funciones hay un control de dos partes del cerebelo, el lóbulo flóculonodular 
y el vernis o paleocerebelo. 
 
El lóbulo flóculonodular coordina el movimiento del sistema vestibular, y 
se encuentra relacionado con la función equilibrio y movimientos asociados de 
la cabeza y ojos. 
El vernis cerebelo integra un conjunto de informaciones relativas a vías 
aferentes musculares como los receptores de tensión; y articulares como las 
que nos indican de la posición de los diferentes segmentos corporales, también 
de exteroceptivos cutáneos, destacando las informaciones relativas del contac-
to del cuerpo con la superficie de apoyo; y, finalmente, los exteroceptivos visua-
les, relacionando el esquema corporal en el espacio pericorporal. 
 
 El cerebelo interviene en la integración sensoriomotriz y contribuye am-
pliamente al control y a la regulación de la actividad motriz, pero, como la ma-
yor parte de su acción es subcortical, escapa de esta forma a la conciencia. El 
cerebelo participa en la motricidad por sus núcleos, que ejercen una influencia 
facilitadora sobre las estructuras motrices a las que llegan. Además, forma par-
te de diferentes bucles de punto de partida periférico o central; el primero le 
permite actuar sobre el desarrollo del movimiento y, en menor medida, sobre su 
frenado por el control de las actividades coordinadas de los músculos agonistas 
y antagonistas; por tanto, esta muy relacionado con la praxia al actuar sobre el 
desarrollo coordinado del movimiento. La comparación de estas eferencias con 
la copia de la orden motriz recibida por el cerebelo conducirá a la corrección del 
movimiento si éste no corresponde al resultado que se esperaba. Además, 
existen otros bucles internos que hacen que el cerebelo participe en la elabora-
ción del programa motor por un circuito córtico-ponto-, córtico-olivo-, córtico-
retículo-, cerebelo-tálamo-cortical. Estos bucles tienen la misión de asegurar la 
preparación de la postura y del equilibrio o influyen en la musculatura general y 
la de la mano en particular. 
 
Si existen lesiones cerebelosas habrá mayor perturbación en la ejecu-
ción de los movimientos lentos que en la de los movimientos rápidos. Además, 
estas lesiones estarán acompañadas, dependiendo de su localización, de alte-
raciones de equilibrio, de hipotonía, de temblor durante el movimiento, de dis-
metría, de adiadococinesia (dificultad para efectuar rápidamente movimientos 
opuestos con el mismo miembro), de ataxia (movimiento incoordinado), de re-
traso en la iniciación y en la parada del movimiento, de error de dirección, de 
velocidad, de sinergia muscular, de trastornos de la palabra. 
 
Existen unas relaciones particulares del cerebelo con las motoneuronas 
“y”, predisponiendo los husos neuromusculares para el movimiento. Por esa ra-
zón, la anticipación del error en un movimiento se establecerá con mayor preci-
sión en los movimientos habituales que en los movimientos nuevos62. 
 
Concretamente el cerebelo lateral, esta

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