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UNIVERSIDAD NACIONAL 
AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES 
ACATLÁN 
 
La masacre de Texas: del asesino histórico al fílmico 
 
Seminario-Taller Extracurricular 
Interdiscursividad: cine, literatura, historia 
 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
Licenciado en Comunicación 
PRESENTA 
Carlos Israel Yerena Cruz 
 
Asesor: Dr. Jorge Olvera Vázquez 
Septiembre, 2016 
1 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
Agradecimientos 
Para mi abuelo, por acompañarme desde el principio y hasta su último suspiro, por enseñarme 
con su ejemplo a vivir como un hombre noble y entregado a su familia. A aquel hombre que me 
enseñó a nunca bajar la guardia en los momentos más difíciles y que me entregó todo su cariño y 
amor. Y aunque sé que una vida no basta para pagarte todo lo que me diste, espero honrarte con 
cada uno de mis logros, pues sé que habrías estado orgulloso de estar conmigo en cada uno de 
ellos. Gracias Patus. 
 
 
A Felipe, Teresa y Monse, por acompañarme en todo este camino, por todos los sacrificios que han 
hecho por mí, por nunca dejarme solo y regalarme más amor del que quizá merezco. Por todo esto 
y más, gracias papá, gracias mamá, gracias hermana. 
 
 
A María, por su amor incomparable e incondicional, por todo el cariño y cuidado con el que 
siempre me ha tratado. Gracias abuelita Mary. 
 
 
A Martha, Jorge, Lilia, Ramón y Brenda, por el apoyo que me han entregado durante tantos años 
pero, sobre todo, por demostrarme que en ellos tengo una segunda familia. 
 
 
Para Vicente y Guadalupe. Por apoyarme cuando lo necesité 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
2 
 
 
Índice 
Introducción……………………………………………………………………………...4 
Capítulo 1. Cine de terror……………………………………………………………….7 
1.1 Breve historia del cine de terror……………………………………8 
1.2 El slasher, del terror al horror……………………………………...18 
Capítulo 2. La verdadera masacre: Ed Gein…………………………………………21 
 2.1 Historia de un psicópata…………………………………………...22 
 2.2 Perfil del psicópata…………………………………………………25 
 2.3 De lo verídico a lo fílmico………………………………………….35 
Capítulo 3. La masacre de Texas: de Gein a Leatherface………………………....38 
 3.1 Construcción de un asesino: Leatherface………………...……..43 
 3.2 Leatherface: el asesino…………………………………………...44 
 3.2.1 El psicópata………………………………………………….50 
 3.2.2 La anciana…………………………………………………...52 
 3.2.3 La mujer bonita…………………………………………...…55 
 3.3 La familia que mata unida, permanece unida…………………..59 
 3.4 Canibalismo: de la piel a la carne……..………………………...65 
Conclusiones……………………………………………………………………………72 
Bibliografía………………………………………………………………………………77 
Anexo……………………………………………………………………………………..78 
 
3 
 
Introducción 
Durante mucho tiempo el cine de terror ha sido uno de los géneros más 
redituables en la industria cinematográfica pero, también, de los más criticados. 
Dos términos bastante contradictorios entre sí, pero, entonces ¿por qué el éxito de 
éste? La respuesta se podría encontrar en el mismo hombre y la sociedad en que 
radica pues, mientras el espectador busca, principalmente, experimentar un 
momento de miedo transmitido a través de la pantalla grande, son precisamente 
sus miedos los que alimentan al género ya no sólo económicamente, sino también 
sustancialmente. 
Lo curioso, entonces, es este juego de roles entre espectador y terror, entre 
sociedad y horror. Así, el espectador se mira sometido ante un terror que le 
causan ciertas cintas pero que, éstas, se encargan de transmitir el horror del 
contexto social en que se haya sumergido. De esta manera es que tanto cine de 
terror y sociedad no podrían sobrevivir el uno sin el otro. Asimismo, es importante 
comprender la diferencia entre el terror y el horror, pues estos conceptos, aunque 
suelen ser confundidos como uno mismo, sobre todo en el ámbito cinematográfico, 
tienen significados diferentes y, a su vez, despiertan sentimientos con diversas 
intensidades, lo mismo que hacen ciertos filmes. Es, precisamente por esto, que 
dependiendo de las emociones que una cinta de estos géneros despierte es como 
puede ser catalogada dentro del cine de terror o de horror. 
Aquellos temores, instintos y deseos, así sean inconscientes, que el 
psicoanálisis nos dice que el hombre tanto se esfuerza por evitar y reconocer 
como parte de él, necesitan ser liberados de vez en cuando, ser saciados de cierta 
manera, y qué mejor que aquella que permita mantener a salvo a su portador a 
través de una pantalla, la cual, será el recinto de aquellos deseos plasmados y 
transmitidos mediante este género. 
 Así, entonces, el hombre que, ya sólo por ser humano, se mira reflejado en 
el séptimo arte mediante distintos géneros, en éste también puede ver el mismo 
horror al que se ha condenado a sí mismo, plasmando su mundo en apenas 
4 
 
algunos encuadres y secuencias que terminan por revelar más de su propio ser de 
lo que quizá él se habría descrito con sus propias palabras. 
 Esto se da porque es precisamente en su mundo donde tales horrores 
acontecen, pues el horror habita en todos lados y en todo momento. El cine de 
terror y horror, entonces, son la vía de escape, pero también de creación, de 
aquellos miedos a los que el espectador rehúye. 
Estos miedos y situaciones no siempre son reflejados de manera directa, 
sino que se valen de distintas representaciones y simbolismos encarnados tanto 
en los protagonistas como antagonistas de los filmes que, a veces, y hasta cierto 
punto, llegan a extremos que se podría pensar sólo existen dentro del mundo 
cinematográfico. Sin embargo ¿qué sucede cuando este horror supera al que el 
celuloide proyecta? Se llega, entonces, a develar una terrible verdad sobre la 
naturaleza humana como lo es el gusto, justificado o injustificado, por la violencia y 
el sufrimiento de otros. 
Esta verdad suele presentarse en el llamado doble, y este doble del 
espectador bien puede estar representado tanto en las víctimas de las cintas como 
en el asesino, fantasma, demonio o criatura; aunque este papel recae sobre todo 
en estos últimos. Así, aquellos instintos y deseos que aún suelen ser considerados 
como tabú, el espectador los deposita pero también libera en la figura del 
antagonista, pues es él quien, a diferencia de la sociedad, puede saciar libremente 
sus instintos sádicos, sexuales, asesinos y demás prácticas que moral y 
socialmente son consideradas inaceptables para el hombre civilizado. 
 Si bien habrá quienes rechacen arduamente la idea de que en el hombre se 
encuentran albergados ciertos instintos de características casi animales, a veces 
es necesario que el cine recuerde que esta característica humana es una verdad 
innegable pero también sucede que en ocasiones, esas verdades se revelan aún 
más perturbadoras cuando se sabe que la violencia observada en aquella pantalla 
es reflejo -y esta vez sin representaciones ni simbolismos-, de la perturbada mente 
de un hombre que llegó a cometer una serie de atrocidades por amor a aquél ser a 
quien más amó en la vida: su madre. Éste es el caso de Edward TheodoreGein, 
5 
 
cuyo descubrimiento de los crímenes que llevó a cabo dieron muestra de los 
extremos a los que un hombre puede llegar, mismos extremos que quizá sólo se 
pensaba podían existir dentro de la más aterradora película de horror. 
Curiosamente, la historia de este hombre ha dado pie a grandes productos 
cinematográficos, tales como Psicosis, Deranged, El silencio de los corderos o La 
masacre de Texas. 
 Todos ellos son filmes que de cierta forma retratan la vida de Edward Gein, 
algunos desde un aspecto de vista más psicológico, como lo es Psicosis y, otros, 
desde un punto más visceral, como lo es La masacre de Texas. Sin embargo, es 
esta última cinta la que tiene como objeto de estudio el presente trabajo pues, si 
bien podría catalogarse como la que contiene más contenido de sadismo entre 
ellas, es también donde la figura de Ed Gein está implícita de principio a fin en 
toda la cinta, principalmente en aquel asesino llamado Leatherface, en quien esta 
investigación tratará de poner al descubierto, están inmersas todas aquellas 
causas y motivos aparentes por las que un hombre como él y Ed pudo llegar a 
cometer tales crímenes, haciendo referencia a las principales similitudes y 
diferencias que existen entre ambos personajes. Sin embargo, antes de llegar a 
ese punto, será necesario comprender por qué las atrocidades que Gein -el 
asesino histórico-, y Leatherface -el asesino fílmico-, llegaron a causar tanta 
controversia dentro y fuera del ámbito cinematográfico. Por esta razón, habrá que 
hacer un recorrido por las principales etapas del cine de terror, así como lo que 
significó y por qué surgió cada una de ellas y, de esta forma, comprender la 
importancia del género en la sociedad. 
 De igual forma, habrá de conocerse la historia y los actos que orillaron a 
Gein a convertirse en uno de los asesinos que más controversia causó al ser 
descubierto y, así, encontrar el punto de encuentro entre él y Leatherface, ambos, 
sin duda, son reflejo de una sociedad en decadencia que en aquella época ya 
había sufrido demasiado y que encontró una manera de escape en aquella 
experiencia llamada cine; después de todo, el género de terror no es más que el 
reflejo del horror diario en la vida cotidiana del hombre. 
6 
 
Capítulo 1. Cine de terror 
A lo largo de su historia cinematográfica, el género de terror ha 
evolucionado de diferentes maneras, todas ellas de acuerdo a la época y contexto 
social que, de cierta forma, representa. Así, en una sociedad siempre cambiante, 
el género contiene diversas etapas, etapas que bien pueden diferenciarse hasta 
cierto punto en la creación de los diversos subgéneros que se han derivado de él y 
de sus principales fases estéticas. 
De esta manera, desde sus inicios se pueden encontrar, principalmente, 
tres periodos. El primero de ellos data desde su surgimiento en la década de los 
veinte, con los principales exponentes alemanes: El gabinete del Dr. Caligari y 
Nosferatu. La segunda etapa iría de los cuarenta a finales de los sesenta, tiempo 
en que los llamados “monstruos de la Universal” acapararon el mercado 
cinematográfico de terror durante mucho tiempo, con filmes tanto excepcionales 
como, en ocasiones, lamentables. 
Sin embargo, es la tercera época de este género la que atañe 
principalmente al presente trabajo, es decir, la que corre desde los sesenta con 
Psycho, de Hitchcock y El fotógrafo del miedo, de Powell, y los setenta con 
Halloween (1978) de John Carpenter, las cuales, fueron las iniciadoras de las 
llamadas psychomovies que, poco a poco, se fueron derivando en obras cada vez 
más viscerales y explícitas, para dar lugar a uno de los subgéneros más rentables, 
el llamado slasher, el cual, tuvo su auge a inicios de esta última época y durante 
todos los ochenta, siendo La masacre de Texas (The Texas chainsaw massacre), 
del director Tobe Hooper la que iniciara con esta nueva tendencia en 1974, y que 
será el principal objeto de estudio del presente escrito. 
 
 
 
 
7 
 
1.1 Breve historia del cine de terror 
Si bien las principales obras precursoras del expresionismo alemán son El 
estudiante de Praga (1913) y El Golem (1915), el género de terror, como tal, 
comenzó también con dos obras: Nosferatu y El gabinete del doctor Caligari; pero 
el periodo clásico del cine de terror se marca principalmente con el director Tod 
Browning y su Drácula (1931), hasta El fantasma de la calle Morgue (1954), de 
Roy del Ruth. Asimismo, ya desde esta época los aspectos psicológicos del 
género quedaron definidos: “los fantasmas personales y sociales se proyectan 
hacia afuera, materializándose en distintos tipos de monstruos […] cuya 
aniquilación final restituye el orden en el cuerpo social”.1 
De esta forma, en el periodo clásico, estos monstruos y fantasmas habitan 
en el exterior debido a que la sociedad en la que se ven inmersos fija sus miedos 
en ellos para poder estigmatizarlos, combatirlos y eliminarlos, pues todo aquel 
sentimiento de temor, obsesiones y malignidad del hombre, residen en aquel ser 
extraño que necesita ser eliminado o, en otro sentido, que debe ser devuelto al 
inconsciente. Todo esto no resulta difícil de asimilar cuando se toma en cuenta 
que las raíces de lo monstruoso presentes en estas cintas son “rasgos 
imperceptiblemente neuróticos de los protagonistas, síntomas de una aguda crisis 
humana y social, una represión sexual latente que actúa sin cesar debajo de los 
actos más cotidianos”2 
Así, es en los treinta cuando el cine de terror estadounidense muestra sus 
verdaderas preocupaciones, principalmente por el declive económico y social de la 
época, poniendo al mal siempre en el exterior; ya sea que el monstruo invada el 
terreno de la sociedad o sea esta última la que se adentre en lo desconocido. Por 
tal motivo, éste es un claro ejemplo de la importancia que tiene el contexto social 
respecto a la psicología que alberga en el cine de terror, pues son estos miedos 
cotidianos y el miedo a un futuro los principales factores para la creación de estos 
1 Losilla, Carlos. El cine de Terror, una introducción. Barcelona. Paidós, 1993. P.71 
2 Op. Cit. p. 72 
8 
 
 
monstruos, siempre presentes en las pesadillas del hombre desde los inicios de la 
sociedad. 
Entonces, queda expuesto ahora que las características de los 
protagonistas y de los fantasmas o monstruos, en relación con el contexto en el 
que son creados, no son otra cosa que aquel lado oculto de la sociedad, mismo 
que, con ansias, busca mantener escondido bajo un manto de normalidad, 
proyectando todos sus defectos en cualquier figura maligna, una malignidad 
creada por el mismo hombre que, como se verá más adelante, terminará por 
explotar frente a él cuando ya no sea capaz de negar sus instintos y pulsiones. 
En su libro El cine de terror, una introducción, el autor Carlos Losilla 
comenta que poco a poco el hombre se dio cuenta que los monstruos a los que 
tanto temía y buscaba erradicar no eran más que un reflejo de sí mismo, de sus 
deseos más oscuros y latentes. Por esta razón, y como todo deseo reprimido, 
llegó un momento en que pasó del inconsciente a la parte consciente de su ser, 
pero el proceso fue lento, por lo que debieron pasar algunos años para que se 
percatara que el mal que intentaba erradicar no era otra cosa más que su propia 
persona. 
Sin embargo, antes tuvo que venir un periodo en que el individuo y los 
organismos sociales debieron actuar a la defensiva en contra del mal que ya no 
residía en el exterior. Lo curioso es que eran aquellos organismos los que 
dictaminaban los comportamientos tan arraigados en aquella época, mismos 
comportamientos que comenzaron a plasmarse en los filmes del género entre el 
periodo de 1957 a 1965, y que defendían de manera exacerbada los valores 
sociales tradicionalistas frente a aquellos que llegaban junto al progresoy la 
expresión de la sexualidad. 
Se trata, entonces, de violentar los códigos clásicos y tradicionales para 
reformarlos y profundizar en el mal que comienza a acechar al yo. Esto ocurre 
debido a que si en el periodo anterior el mal era externo, en éste, el monstruo, o 
bien, el inconsciente reprimido y alejado de la sociedad, pasa a formar parte de 
ésta misma, mezclándose con lo que se conoce como normalidad. Así, es que las 
9 
 
obras de esta época son “la expresión de un conflicto básico, el que lucha por la 
conservación de unas normas vigentes y simultáneamente busca su destrucción, 
todo ello expresado en el filme tanto en el nivel ideológico como en el formal”. 3 
 Ahora se puede ver claramente que dichas fuerzas malévolas que, 
anteriormente, eran representadas en monstruos o fantasmas, toman ya un 
cuerpo y forma mucho más peligrosos que los anteriores pues, ahora, dejan de ser 
entidades sobrenaturales para tomar la forma de un cuerpo de carne y hueso, un 
cuerpo humano. Específicamente nos referimos ya al personaje del psicópata. 
Si bien éstos podrán no transmitir a simple vista el temor u horror que 
causan los primeros, su lado monstruoso proviene precisamente de su 
humanidad. Ahora, el hombre se da cuenta que toda la podredumbre de su 
ambiente y contexto están representados en aquel personaje pero no sólo eso, 
pues es aquí cuando el género comienza a cuestionar la naturaleza de la violencia 
humana y cuando el mismo espectador teme a sí mismo, pues es en estos 
psicópatas donde el hombre no sólo mira sus temores, sino que, a la vez, se 
observa a sí mismo en un reflejo de locura a través de ese espejo que, a 
diferencia de él, puede llevar a cabo sin pena alguna todo aquello que se reprime. 
Lo anterior cobra cada vez más sentido cuando se toma en cuenta el 
siguiente periodo, aquel comprendido entre los años de 1965 a 1977. En estos 
años, las bases de los filmes de terror se concretan aún más, pues tanto los 
movimientos sociales, principalmente obreros y juveniles, que surgen a raíz de los 
conflictos de aquella época; la oposición a las formas culturales tradicionales pero, 
principalmente el malestar social, fueron la base que sirvió para confrontar la 
apariencia de los años pasados, “de manera que es como si la rigidez y la 
intolerancia hubieran salido al exterior y estuvieran penetrando en los 
fundamentos mismos del cuerpo social. Una situación, en definitiva, que hace 
imposible ya la defensa y anuncia una invasión en toda regla”.4 
 
3 Ibídem. p.79 
4 Ibídem. p. 142 
10 
 
 
Como consecuencia, las relaciones, las conexiones entre el concepto de invasión y el 
de modernismo no están tan ocultas. Como podría parecer: la ideología conservadora 
y retrógrada de la burguesía dominante – cuya moral establece siempre las pautas del 
cine de terror entendido como género – establece una lógica ligazón entre la 
claudicación de la mentalidad tradicional ante sus propios fantasmas, y la claudicación 
definitiva de las formas clásicas ante el empuje de los vanguardismos5 
 
A partir de este último periodo es cuando el cine de terror aborda 
mayormente las críticas a aquella sociedad sumida en la catástrofe e inmersa en 
la decadencia de los valores. De esta forma es que el género comienza a tratar 
ciertas tendencias en específico. 
Para Antonio Fabozzi, las principales tendencias son la inmanencia, donde 
se trata a la naturaleza como lo es en realidad y de los cambios que ha sufrido 
debido a la sociedad (opresión de género, maltrato infantil, etc.); la trascendencia, 
en donde esta vez es la especie humana la que se trata como tal y, finalmente el 
Apocalipsis, que no es otra cosa más que el fracaso de las relaciones humanas 
con su propia raza y con la naturaleza misma. 
Por su parte, Charles Derry habla de otras tres tendencias. La primera de 
ellas es muy parecida a la de Fabozzi, la del Armagedón, en donde se muestra el 
fin del mundo por fenómenos tales como enfermedades o ataques extraterrestres, 
que orillan a la extinción humana; la segunda de ellas es el terror de lo demoniaco, 
que doblegan al hombre frente a presencias malignas y sobrenaturales; y por 
último, está el terror de la personalidad, donde los psicópatas son el principal 
factor del miedo, siendo el retrato de una sociedad neurótica y violenta. 
Todo lo anterior se logra entender de mejor forma cuando, de igual manera, 
se comprende mejor las distintas fases estéticas del género, pues es en estas 
donde vemos reflejada la psique humana diluida en el mundo del terror. La 
estética que aquí se explica consta de cuatro fases, mismas que sirven para poner 
en contexto al género e ilustrar los aspectos del inconsciente social en el momento 
que surgen. 
5 Ibídem. p. 143 
11 
 
 
La primera de estas fases es el clasicismo. Esta fase se caracteriza por la 
proyección del mal en figuras que eliminan toda responsabilidad a la parte humana 
del hombre. En esta fase el mal niega una superposición con el inconsciente 
individual para amoldarse a lo colectivo, con lo que, impulsado por una fuerza 
social, los monstruos son capaces de proyectarse al exterior y mantenerse lejos 
de la psique. 
La segunda fase es el manierismo, cuya finalidad es la defensa de ciertas 
reglas sociales en contra de un mal abiertamente amenazador. Aquí los arquetipos 
-monstruos- se fragmentan y diluyen en su misma fuerza para alcanzar una 
indefinición más peligrosa. Esta fragmentación obliga a distintas partes de la 
psique a ponerse en guardia, defendiendo y fortificando los valores sociales que 
se ven amenazados. En el manierismo comienza la rebelión de los mismos 
arquetipos que el hombre creó para resistirse a la llamada del mal o, en otras 
palabras, de su naturaleza. 
En la penúltima fase, si bien el súper yo antes defendía ciertos valores, 
ahora ya ha sido derrotado, por lo que los arquetipos antes destruidos vuelven a 
tomar forma en una amenaza más peligrosa al ser latente e invisible. El súper yo 
se convierte ahora en el ello, que representa las pulsiones más primitivas del 
hombre y que ahora comienzan la invasión a la psique humana con el fin de 
destruirla. 
Y si bien se trata de un ataque, no es otra cosa más que una 
autodestrucción, pues son estas mismas defensas creadas para mantener alejado 
el mal las que regresan ahora a la ofensiva para plantear que, el mal que un 
principio se creía procedía del exterior, en realidad proviene del interior del hombre 
y sólo intenta regresar a su lugar de origen. 
Por último, se encuentra la fase posmodernista, que muestra una 
desintegración absoluta de los valores en un ser por completo maligno encarnado 
en la figura del psicópata. Esto ocurre precisamente cuando el ello ha derrotado al 
súper yo y deviene la desintegración de este último, provocando que la razón y la 
12 
 
reflexión sean aniquiladas por las pasiones del ello pues, a fin de cuentas, el 
psicópata no es más que aquellos instintos reprimidos del hombre al fin liberados. 
Estas cuatro fases representan, entonces, el derrumbe de la psique en sus 
distintos periodos debido a un mal que constantemente se encuentra al acecho de 
ésta y del cual no podrá liberarse al ser parte de ella misma. Peor aún es cuando 
se sabe que no hay salida, pues tanto convenciones políticas y sociales han 
cedido a este mal y, con ellas, la confianza en el ser humano: 
 
puesto que si todo mal procede en realidad del hombre mismo -y va a parar a él-, 
entonces ya ningún intento vale la pena, ya no hay opción para la utopía política o 
social -empezar de nuevo-, porque la humanidad como género está condenada de 
antemano y la civilización es únicamente un disfraz que oculta los horrores más 
aberrantes.6 
 
 
Son precisamente los psicópatas el tema en esencia del presente trabajo 
pues, con ellos,la sociedad se da cuenta que siempre ha estado y seguirá en 
contacto con un mal mayor que cualquier fuerza sobrenatural, ya que son estos 
mismo psicópatas la encarnación de la violencia y malignidad más pura que reside 
en cualquier persona. 
Estos asesinos pertenecen a la época posmodernista del cine, teniendo sus 
principales apariciones en el celuloide entre los años 1978 a 1991, y siendo tal vez 
sus mejores representantes Norman Bates (Psycho), Leatherface (The Texas 
chainsaw massacre), y Michael Myers (Halloween). Todos ellos son muestra de 
aquel virus del mal que ha transformado la condición humana en lo más profundo 
de su ser, llegando a su desquiciamiento absoluto. 
Como más adelante se explicará, si bien estos psicópatas son la 
representación de todos los males encarnados en la sociedad, también se verá 
que muchas veces es esta misma la que orilla a estos personajes a actuar de la 
manera tan violenta y sanguinaria de como los muestran en pantalla, por lo que 
podría decirse que esta locura no es otra cosa más que la misma sociedad 
violentándose a sí misma. 
6 Ibídem. p.196 
13 
 
 
Mientras tanto, el ejemplo de esto sería la época en la que surgió este 
subgénero del cine de terror. Dicho periodo es el de los años setenta en Estados 
Unidos, donde las ideologías y movimientos sociales se alzaron en contra de un 
sistema pero, también, estos movimientos e ideologías vieron su derrota, no 
quedándoles otra opción más que observar a la sociedad de aquella década 
regirse por las directrices contra las que se luchaba. 
Estos conflictos, tanto sociales como políticos, siendo el mejor ejemplo la 
derrota de EU en la guerra de Vietnam, fueron los que crearon un panorama 
desolador y lleno de los fantasmas y temores de aquella sociedad, la cual, se vio 
orillada a materializar tanto sus sueños como deseos reprimidos “en monstruos 
psicóticos capaces […] de vencer todas las resistencias mentales de la condición 
humana y provocarle la demencia absoluta y la desintegración de la 
personalidad”7 
Aquí, entonces, los males que aquejan al yo no son más que la 
representación del mal hospedado en la mente humana y que se convierte en 
reflejos neuróticos de sus más oscuras fantasías. Se trata de una doble 
aniquilación del yo: “la de su estallido en mil pedazos, con la consiguiente creación 
de formas monstruosas exteriores representativas de su carácter escindido […] y 
la de su aniquilación total por parte de esas mismas formas que se vuelven en 
contra de su creador, en venganza de la aberrante existencia a la que han sido 
condenadas”.8 
 Una vez hubo llegado la figura del psicópata al celuloide, con él, también 
surgió uno de los subgéneros más rentables y explotados en toda la historia del 
cine de terror, es decir, el slasher. Si bien el mayor atractivo de este subgénero se 
da visualmente al mostrar la fragilidad del cuerpo humano al ocasionarle graves 
daños, llevados a cabo por la figura de un asesino, es esta misma razón por la 
cual se ha valido de bastantes y duras críticas, pues muchos se preguntan qué 
tipo de valor puede tener un cine de esta clase. Pues bien, la respuesta está 
7 Ibídem p.166 
8 Ídem 
14 
 
 
inmersa dentro del mismo hombre y sociedad, pues de cierta forma el slasher le 
permite experimentar su humanidad y, a su vez, darse cuenta que es 
precisamente el entorno en que radica lo que dio pie a la creación de figuras 
psicóticas. 
Pero aunque el aspecto psicosocial del slasher, (también llamado cine de 
destazamiento) se vino a fundamentar mayormente en la década de los ochenta, 
fue 20 años antes que los dos cineastas ya antes mencionados, Hitchcock y 
Powell, con Psycho y Peeping Tom, respectivamente, dieron inicio a una nueva 
era del cine de terror. 
En estos, tanto Hitchcock como Powell muestran la figura de un hombre 
trastornado y atormentado por sus instintos, mayormente sexuales, que tienen 
como víctima siempre a mujeres jóvenes al ser éstas quienes despiertan en ellos 
algunos trastornos y perversiones creados a partir de los tabúes sociales. 
Así, tal vez sin pretenderlo, estos dos cineastas crearon una de las 
principales pautas del cine de destazamiento, pues tenemos ya la figura del 
asesino psicópata acechando a un grupo de jóvenes, de los cuales, siempre 
resalta en la mayoría de las veces la figura de una heroína. Se trata de la 
podredumbre de la sociedad encarnada en el psicópata al pelear contra la figura 
de la sobreviviente, quien representa el lado moral de la sociedad. 
Y si bien el gran iniciador Psycho aún no tiene presente otro de los 
elementos característicos del slasher como lo es el gore, es decir, el uso y 
muestra excesiva de sangre, ya también se comienza a introducir este factor poco 
a poco en los años consecutivos, siendo La masacre de Texas (1974) la que 
consolida un poco más el subgénero. 
Ahora bien, con el filme de Hooper ya se da muestra de que el terror no 
sólo puede provenir del exterior, sino también del interior y, más peligroso aún, del 
entorno familiar. Aun así, y tomando en cuenta la gran revolución y controversia 
que la familia de asesinos caníbales de La masacre de Texas generó en el 
público, se ve ya que el aspecto psicosocial del género comienza a aflorar cada 
15 
 
vez más, pero aún falta explorar ciertos terrenos que no dejarán duda de esto en 
los años siguientes. 
Por otro lado, es preciso mencionar que si bien La masacre de Texas puede 
ser considerado el primer filme slasher de la historia, esta cinta no es más que el 
arquetipo del subgénero, pues aunque tiene presentes ya todos los elementos 
característicos del cine de destazamiento, aún le falta consolidarse en ciertos 
aspectos, siendo cuatro años más tarde, en 1978, que el slasher alcanza su nota 
perfecta con la cinta Halloween, de John Carpenter, la cual, pasa a convertirse ya 
en el prototipo de los filmes slasher que vendrían después de ella y durante todos 
los ochenta. 
A partir de Halloween se da rienda suelta al cine de destazamiento, pues ya 
no hay manera de detener a los psicópatas contra sus creadores; así mismo, la 
sociedad buscará a toda costa defenderse de ellos, lo que formará un ciclo de casi 
una década de duración en una lucha que traerá consigo grandes filmes que no 
habrían sido posible sin la rendición de esta misma sociedad frente a sus 
fantasmas y temores. 
Es, precisamente por esto, que el slasher resultó ser tan rentable y 
aclamado en los ochenta, pues fue una época especialmente dura para la 
sociedad norteamericana y, de cierta forma, “estas películas siempre han sido algo 
así como el secreto sucio que todos quieren ignorar”.9 Ahora bien, antes se 
mencionó que el subgénero de destazamiento podía ser una muestra para 
experimentar la humanidad del hombre, pues aunque el uso de sangre y violencia 
pareciera no estar justificado, la verdad es que detrás de todo esto siempre hay un 
motivo que desata dicha violencia. 
Específicamente en este caso “con los filmes de destazamiento hay sangre, 
entrañas y tortura, lo cual a veces es muy molesto pero creo que con esto 
9 Going to pieces: rise and fall of the slahers Films. Bell J., Albert. Belofsky, Rachel. Bohusz, Michael Derek. 
Starz Entertainment. 2006, 88 min. (48:37 min). En adelante, en las referencias hacia este documental sólo se 
presentará entre paréntesis el tiempo en minutos y segundos en que se puede consultar la información 
mencionada. 
16 
 
 
alcanzamos más, se trata más bien del aspecto social, económico y psicológico de 
lo que pasa en la cultura en ese momento”. (1:01:57 min) 
Ahora Bien, tomando en cuenta que esta década trajo consigo varios 
estragos sociales en Norteamérica, no era de sorprenderse que las personas, de 
cierta manera, buscaran unrefugio ante todo el horror que vivían en ese entonces, 
refugio que encontraron eficazmente en el slasher, pues: 
 
“Quizá la gente tenía mucha incertidumbre del futuro, tal vez era un escapismo. Si vas 
a morir de muerte radioactiva, quizá quieras ver cómo le rebanan la cabeza a alguien 
en el cine […] Se enfoca en aspectos generacionales (el slasher). Fueron tiempos 
realmente turbulentos, es un reflejo de la sociedad como un todo. Estaba la guerra fría 
y la bomba atómica, y todos construían refugios. (1:02:00) 
 
Con estas condiciones sociales, no era de sorprenderse entonces que la 
gente buscara una salida en el cine de terror, ya sea porque necesitaba 
desahogarse al ver sufrir a alguien más, o bien, por la necesidad de saber que el 
mal podía ser vencido. 
Con esto llegamos ahora a otro de los grandes slashers de la historia: 
Viernes 13, de Sean S. Cunningham. Aquí, el director consigue la gracia de crear 
el primer filme de este subgénero con un gran uso del gore y mostrando grandes 
matanzas. Entonces, a partir de esta cinta, al final de 1980, el slasher al fin está 
bien establecido y siguiendo un patrón: adolescentes acechados, asesinados y 
mutilados por un asesino, el cual, la mayoría de las veces está enmascarado, lo 
que será otro de los grandes rasgos que caracterizarían a estos psicópatas; 
aunque, tal vez, también sea una manera de decir que aquel que se esconde bajo 
esa máscara podría ser cualquiera, alguien cercano, un familiar o, incluso, uno 
mismo. 
 
 
 
17 
 
1.2 El slasher, del terror al horror 
Aunque bien se dijo que el slasher es una forma de mostrar la humanidad del 
hombre, también es cierto que deja a flote la deshumanización de éste, pues ya 
“en los 80 se da a entender que el verdadero enemigo somos nosotros, otro ser 
humano cuyo motivo no es racional y que de repente podía matarte” (1:05:20). 
También es cierto que, ya sea por costumbre o por mero sadismo y voyerismo, 
conforme el cine de terror evoluciona también la sensibilidad del público pareciera 
disminuir, pues aunque muchas cintas no mostraban la consumación de los 
asesinatos, era este factor precisamente lo que hacía asustar a la gente, pues no 
había peor muerte que la que ellos mismos se imaginaban. Hoy en día, pareciera 
que si no se da muestra de un gore casi excesivo el espectador se mira 
decepcionado. 
 Estas reacciones no son raras e, incluso, podrían pasar hasta por normales, 
pues: 
 
El apetito humano por violencia es, en sí mismo, una deshumanización […] Tenemos un 
cerebro de reptil, y ese cerebro tiene sangre fría, esa parte del cerebro mata y no le 
importa […] Los humanos obtienen gratificación al matar a otro ser humano, es la 
oscuridad del alma humana (00:01:44 min) 
 
Por esta razón, al ser el slasher muestra de todos los instintos más bajos de la 
sociedad, es necesario enfatizar la distinción de este subgénero sobre su 
pertenencia al terror o al horror pues, aunque muchos suelen usar estos términos 
como sinónimos, sus significados albergan sentimientos completamente distintos, 
casi amenazadores. 
Quizá la mejor definición para entender estas diferencias la otorgue la 
novelista Ann Radcliffe, pues “el terror expande el alma, y despierta las facultades 
para alcanzar un nivel de vida más alto, mientras el horror contrae, entumece y 
casi destruye las facultades anímicas”10 
10 Zavala M., Iris. Erotismo y terror: el fantasma del texto o cuando los espejos tienen manchas. 
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/erotismo-y-terror-el-fantasma-del-texto-o-cuando-los-espejos-
tienen-manchas 24/12/15 
18 
 
 
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/erotismo-y-terror-el-fantasma-del-texto-o-cuando-los-espejos-tienen-manchas
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/erotismo-y-terror-el-fantasma-del-texto-o-cuando-los-espejos-tienen-manchas
En pocas palabras, el terror conlleva a lo sublime, mientras que el horror a 
lo grotesco. Por esto, los filmes pertenecientes a este género, gracias a su trama, 
sus imágenes, pero sobre todo, los sentimientos de los que se valen y más aún 
que crean en el espectador, dan a entender que más que fundamentar la maldad 
como producto del ambiente, como lo hace el terror, estas cintas encargan de 
mostrar al hombre bajo una mirada pesimista, en los cuales, el mal nace del 
mismo ser humano, lo cual, pertenece al horror. 
Ahora bien, antes de continuar, y ya hablando particularmente sobre La 
masacre de Texas al ser la obra de estudio en este escrito, es necesario aclarar 
que, si bien la cinta contiene los elementos que la hacen catalogarse en el cine de 
terror, dentro de éste último también contiene los parámetros que, de acuerdo a su 
crudeza y los sentimientos que despierta, los cuales pueden ir desde sensaciones 
de claustrofobia, incomodidad e, incluso hasta ciertas sensaciones de repulsión y 
dolor que el espectador pareciera sentir en su propia carne, estas características 
posicionan a esta cinta específicamente en el género del horror, pues, basándose 
en lo ya mencionado por Radcliffe respecto a la diferencia entre éste y el terror, La 
masacre de Texas no es un filme que ciertamente muestre un grado más elevado 
del hombre y un mejor estado de vida, sino que, pareciera, es la imagen de un 
retroceso en la evolución moral y social que termina por dar un terrible golpe, casi 
fatal, a una sociedad que ya de por sí se encontraba destrozada anímicamente. 
Asimismo, el filme va más allá, pues con el uso de ciertas tomas, planos, 
escenarios y características de sus personajes que se explicarán conforme 
avancen estas páginas, de la cinta brotan ciertas situaciones que la hacen 
presentar un terror psicológico gracias a ciertos temas que continúan siendo 
tabúes en distintas sociedades, los cuales, no sólo atormentarán a los 
protagonistas, sino que, a su vez, servirán para afectar directamente la emotividad 
de los espectadores, haciendo que éstos compartan, así, el dolor de las victimas 
pero, aún más, la locura de los antagonistas. 
Aun así, independientemente del gusto por el sufrimiento ajeno, también es 
cierto que la sociedad necesitaba ver que, al final de estas cintas, el mal debía ser 
19 
 
vencido para que el mundo regresara a la normalidad y, todo lo maligno y perverso 
que el psicópata representa, quede resguardado una vez más en las 
profundidades de la mente humana. 
Por esta razón, e independientemente de si el público está listo para un 
terror más extremo conforme pasan los años y cambia la cultura y la gente, el cine 
de terror y el de horror seguirán provocando miedo y angustia pues, éstos, 
inevitablemente continuarán alimentándose de estas emociones, las cuales, se 
encuentran y seguirán arraigadas en la vida de todos y cada uno de nosotros 
como una segunda piel. 
20 
 
Capítulo 2. La verdadera masacre: Ed Gein 
A menudo los filmes de horror se muestran como algo inimaginable, atroz e, 
incluso, fuera de la realidad; productos que muchos piensan sólo pueden ser 
concebidos por directores con una imaginación sádica y retorcida pero, también, 
consumidos en su mayoría, sólo por un público con las mismas características. Sin 
embargo, como se explicó en el capítulo anterior, la relación de este género con la 
sociedad tiene toda una función que va más allá del simple hecho de crear miedo 
por algunos instantes. 
Si en ese apartado se mencionó algunas de las características principales 
de La masacre de Texas, es preciso que antes de entrar con un análisis más 
profundo de esta cinta se conozca la sustancia principal gracias a la cual fue 
creada esta obra. Dicha sustancia a la que se hace referencia no es otra más que 
una historia real, que toma cuerpo y forma en un hombre: Edward Theodore Gein. 
Desde la creación de las ya mencionadas psycho-movies con Hitchcock y 
Powell que, a su vez, dieron pie al subgénero slasher, el género de terror hatenido entre su basta filmografía grandes obras pero, sobre todo, grandes 
antagonistas. Diversos de estos villanos se caracterizaron por ser sanguinarios y 
de una extrema violencia; otros, la mayoría, por la exquisita y trastornada 
personalidad que pueden llegar a poseer, tal como la del doctor Hannibal Lecter, 
encarnado por Anthony Hopkins en la cinta El silencio de los corderos (1991) del 
director Jonathan Demme. 
Y si bien Hitchcock adaptó la novela Psycho, de Robert Bloch, a la pantalla 
grande, regalándole al celuloide a Norman Bates, de alguna manera esta cinta se 
relaciona con la de Demme, en la cual, también se presenta otro gran antagonista 
junto a Lecter, llamado Jame Gumb, mejor conocido como Buffalo Bill. Así mismo, 
en el fondo, todos ellos guardan una profunda conexión con la cinta a analizar en 
esta investigación, pues junto con Leatherface, cada uno de ellos está ligado por 
lazos de la misma piel, carne y sangre. 
Esta piel, carne y sangre a la que se hace referencia son precisamente las 
de Edward Gein, cuyos crímenes y trastornada psique fueron la base principal 
21 
 
para la creación de cada uno de estos psicópatas, siendo Leatherface aquel que 
lleva al extremo los mayores rasgos de este hombre. Así, entonces, antes de 
entrar de lleno con la obra de Hooper, es necesario conocer el perfil del asesino 
histórico que dio origen al fílmico. 
 
2.1 Historia de un psicópata 
La historia de Edward Gein se ha convertido en una de las más celebres en 
cuanto a asesinos pues, su vida, ha sido un material muy explotado por escritores 
como por directores cinematográficos, principalmente, porque los crímenes que 
cometió fueron tan macabros, que sería imposible que pasaran desapercibidos11. 
De esta forma, un niño y su amorosa relación con su madre sería una de las más 
mórbidas historias que darían pie a todo un legado de horror dentro y fuera del 
ámbito cinematográfico. 
Edward Theodore Gein residía en el condado de Plainfield, Wisconsin, 
donde era conocido por todos como un tipo indefenso, tranquilo y solitario, aunque 
con un cierto misterio que rodeaba su ser, principalmente después de la muerte de 
la única persona que Edward tenía en el mundo, su madre Augusta Gein, quien 
sería el factor clave y detonante en la dañada psique de su hijo. 
Si bien todo aquel que lo conociera lo catalogaba como un hombre débil e 
inocente, tal vez su macabra obra no habría sido conocida sino hasta después de 
su muerte gracias a un error que cometió en vísperas de la temporada de caza 
que, año con año, se celebraba en Plainfield. 
Ya con una psique trastornada y tras 12 años después de la muerte de su 
madre, el nombre de Ed Gein figuraba en el libro de registros como el último 
comprador en la ferretería de Bernice Worden; ferretería en la cual se encontró un 
rastro de sangre pero ningún cuerpo fue hallado, haciendo que las sospechas 
apuntaran a que ahí había sido asesinada la dueña del local. Por supuesto, el 
asesino era Edward que, aprovechando la caza, entró al local bajo el pretexto de 
11 Ed Gein, american Psycho https://www.youtube.com/watch?v=YqAFEzMfwKk 25/11/15 
22 
 
 
https://www.youtube.com/watch?v=YqAFEzMfwKk
comprar un rifle de la tienda, el cual, cargó con balas que llevaba en su bolsillo 
para disparar a la propietaria quien, físicamente y a sus 58 años, era parecida a la 
madre de éste. 
Quizá, entonces, el hecho de que Worden fuera hasta cierto punto parecida a 
Augusta, no sea coincidencia respecto a los motivos que llevaron a Gein a 
cometer este crimen, pues es sabido que, frecuentemente: 
 
Las personas que no han recibido amor, las que han sido castigadas por la muerte 
prematura de uno de sus progenitores, o ambos, aquellos que han padecido la 
crueldad o la indiferencia durante sus primeros años: todos estos llevan consigo – al 
entrar a la edad adulta – una carga de resentimiento que pueden descargar a la 
menor oportunidad (…). Todos conocemos el mecanismo psicológico del 
desplazamiento, y no ignoramos que el resentimiento tiende a dirigirse contra 
sustitutos; o sea, ciertas personas inocentes suelen recibir agresiones que deberían 
haberse dirigido contra los padres del agresor.12 
 
A la siguiente noche, y tras las investigaciones necesarias después de 
haberse reportado la desaparición de la propietaria, el alguacil del condado fue a 
la granja de Gein, que era el único sospechoso en ese momento. Cuando llegaron 
a ésta, el hombre no se encontraba, pues había sido invitado a cenar con unos 
vecinos. Por esta razón y al no poder entrar, junto con su acompañante decidieron 
investigar el cobertizo de la granja, donde encontraron lo que sería tan sólo el 
primero de tan macabros descubrimientos. 
Lo que hallaron dentro era algo inimaginable: colgada boca abajo, desnuda, 
decapitada y con un gancho ensartado en el tobillo, además de estar abierta en 
canal desde el cuello hasta la parte genital, estaba el cadáver de Bernice Worden. 
Esa misma noche, el 16 de noviembre de 1957, Ed Gein fue puesto bajo custodia 
mientras los oficiales investigaban su hogar, donde encontraron todo un mar de 
horrores creados por este hombre. 
Cuando los policías entraron a la casa del granjero de 51 años, lo hicieron 
sólo bajo la luz de la luna, con linternas y bengalas, pues era un sitio donde no 
12 Storr, Anthony. Sobre la violencia. España. Kairos, 1973. p. 84 
23 
 
 
había electricidad; pero, claro, era el menor de los problemas, pues la suciedad, la 
basura, objetos y trastes viejos y sucios regados por doquier hacían de la 
residencia un lugar en extremo sofocante. Sin embargo, lo que terminó haciéndolo 
un lugar por completo insano para vivir, eran los restos de huesos y órganos 
humanos esparcidos por toda la casa. 
Algunos de los objetos que, entre otros y tal vez de no ser por los 
materiales con que estaban fabricados, podría decirse que eran obra de un 
hombre bastante habilidoso, no eran sino cráneos humanos cortados y usados a 
manera de tazones para comida; un cinturón hecho de pezones perfectamente 
confeccionado; una lámpara forrada de piel humana, nueve rostros humanos 
desollados a manera de ser usados como máscaras, y además, en una bolsa de 
papel estaba la cabeza de quien los policías reconocieron como Mary Hogan, la 
dueña de un bar desaparecida tres años antes. 
Finalmente, los oficiales decidieron llevar a Gein al lugar de los hechos e 
interrogarlo, a lo que él, de manera extraña, se mostraba feliz de cooperar. Y 
aunque todo parecía indicar que eran los restos de una masacre debido a todas 
las partes de cuerpos humanos encontrados, Gein sólo se adjudicó el asesinato 
de Worden y Hogan, diciendo haber obtenido todos los demás restos de cuerpos 
robados de cementerios. 
También se presumía que éste, muy probablemente, llevaba a cabo otras 
prácticas no menos perturbadoras con los cadáveres, tales como la necrofilia y el 
canibalismo. Gein nunca admitió ninguna de estas dos cosas; de hecho, dijo que 
los cadáveres “olían muy mal”, como para entrar en contacto sexual con ellos. 
De esta forma, el tranquilo pueblo de Plainfield no podía creer lo que 
sucedía, y más, cuando todo esto provenía de un hombre al parecer inofensivo 
con quien varios de ellos habían compartido la mesa e, incluso, que había cuidado 
a algunos de sus hijos. Sin embargo, no podría decirse que Gein carecía de 
razones para terminar convirtiéndose en el llamado carnicero de Plainfield pues, 
remontándose a su infancia, se pueden descubrir los factores por los que un 
tranquilo niño terminó por convertirse en un hombre trastornado. 
24 
 
Después de todo, la información que se ha acumulado respecto a los niños 
indica que “más allá de toda duda razonable, las primeras experiencias del bebé 
en relación con su madre tienen efectos de largo alcance, cosaque habían 
declarado los psicoanalistas a la luz del estudio de los psicóticos y psiconeuróticos 
adultos”.13 De igual forma, los analistas creen que “los primeros meses son de vital 
importancia; y que si un niño demuestra precozmente su ansiedad significa que la 
madre se ha convertido en un elemento importante durante un periodo crítico”.14 
Como bien se verá en seguida, Augusta Gein representó un papel 
importante no sólo en los primeros meses de vida de su hijo, sino durante más de 
30 años en los que ella fue el eje principal que condujo la vida de Edward desde el 
día en que éste nació hasta la muerte de ella. Por estas razones, las suposiciones 
anteriores encajarían a la perfección respecto a que la infancia de Ed encierra los 
motivos de su anormalidad. 
 
2.2 Perfil del psicópata 
Lo que se escondía en la casa de Edward Gein no sólo daba muestra de las 
atrocidades a las que el ser humano puede llegar, sino que, además, en ella se 
resguardaba el secreto y la clave de cómo la mente de este hombre llegó a estos 
límites, dicho secreto, como ya se mencionó, no era otro más que aquel ser a 
quien más amó Gein en la vida: su madre. 
Curiosa y contradictoriamente con el resto de los terribles descubrimientos 
de la casa, la habitación de Augusta era la única que Ed mantuvo cerrada y la cual 
se encontró de manera pulcra a comparación de las otras, como si el recinto de 
aquella persona que sembró la semilla de la locura en la cabeza de Edward, fuera 
lo único que mereciera estar a salvo de toda la perversión que invadía aquella 
casa o, en mayor medida, del mundo. 
13 Ibídem p. 99 
14 Ibídem p. 101 
25 
 
 
Fruto de un matrimonio en donde el padre, George Gein, era un alcohólico y 
la madre, Augusta Crafter, una fanática religiosa pero, sobre todo, una mujer 
dominante, en 1906 nació Edward Theodore Gein, en Lacrosse, Wisconsin; 
aunque, por caprichos de su madre, se mudaron a Plainfield cuando él tenía ocho 
años pues, según Augusta, su actual residencia estaba llena de lujuria y 
perversiones, y ella nunca permitiría que su pequeño hijo creciera lleno de lascivia 
y siendo ateo como los demás hombres a su alrededor. 
Eran precisa y principalmente este tipo de comportamientos “perversos” los 
que Augusta tanto temía que envolvieran a su pequeño hijo, por lo que desde su 
niñez hasta su vida adulta, la madre siempre crió a Ed bajo el supuesto de que 
todo contacto y pensamiento sexual hacia las mujeres era pecaminoso y debía ser 
castigado. Este tipo de crianza hizo de aquel niño una persona frágil y temerosa 
que siempre debió reprimir sus instintos tanto en obra como en pensamiento, 
teniendo así una infancia repleta de una violencia psicológica por parte de su 
madre que repercutiría en macabras y violentas consecuencias. 
 Por supuesto, las prohibiciones de la madre para con el hijo no eran sólo en 
este sentido, sino que le prohibía tener todo tipo de relaciones sociales, alejándolo 
de todo aquel que supusiera una amenaza moral para la pureza de su hijo, lo que 
terminó aislándolo de todo contacto humano que no fuera el de ella. 
Respecto a esto, cabe decir que tanto para Claire como para W.M.S. 
Russell, “la violencia no es el resultado de una propensión innata hacía la 
agresión, independiente de las condiciones, sino una respuesta a la tensión en las 
sociedades”15. Por estas razones, los Russell aseguran que tanto los asesinos 
masivos como los padres que golpean a sus hijos, por ejemplo, es debido a que 
ellos mismos experimentaron una dosis excesiva de violencia en su época infantil, 
por lo que “no podemos dudar que la propensión a la violencia resulta acentuada 
por los efectos perniciosos de una infancia infeliz”. 16 
15 Ibídem. p. 29 
16 Ibídem. p. 30 
26 
 
 
El cambio de residencia de esta familia sería el inicio del terrible fruto de la 
torcida mente de Gein, pues en su nuevo hogar en Plainfield, y al vivir en un lugar 
aislado, la relación con su madre se hizo aún más estrecha y cada vez más 
extraña, desarrollando así un sentimiento de amor-odio hacia ella. 
Este tipo de relación es un fenómeno común en la neurosis obsesiva, donde 
siempre está presente tanto un cariño desmesurado como una hostilidad 
inconsciente. Entonces, no es de extrañarse que tras vivir en un ambiente de 
extremos cuidados, pero también de una extrema severidad, Edward desarrollara 
estos sentimientos por su madre, pues: 
 
La hostilidad queda ahogada por un desmesurado incremento del cariño, el cual se 
manifiesta en forma de angustiosa solicitud y se hace obsesivo, pues de otro modo no 
sería capaz de cumplir su función de mantener reprimida la corriente contraria 
inconsciente.17 
 
Gein seguía y obedecía a su madre en todo lo que le dijera, pero no sólo la 
amaba, sino que la idolatraba, la veneraba fervientemente. Por su parte, Augusta 
era una mujer dispuesta a defender a su hijo menor del mal que envolvía al mundo 
a toda costa, principalmente de las mujeres a quienes ella se refería como 
“rameras” y que, decía, eran las causantes de todo lo malo. (00:16:30) 
En 1940, cuando él contaba con 34 años, murió su padre. En mayo de 1944 
se suscitó un incendio en la granja de los Gein, donde Henry, su hermano mayor, 
murió supuestamente a causa de este siniestro, aunque siempre se mantuvo la 
sospecha de que fue su hermano quien lo asesinó; dejándolo así a él y a Augusta 
solos. A partir de aquí la relación madre-hijo sería de una total dependencia del 
uno hacía el otro, principalmente cuando ella sufrió una embolia que la dejó 
semiparalizada, por lo que Edward la cuidó a partir de entonces hasta que murió 
en un diciembre de 1945, lo que destrozó al frágil hombre de 39 años de edad. 
17 Freud, Sigmund. Tótem y Tabú. México. Tomo, 2012. p. 90 
27 
 
 
 Frente a la pérdida de un ser amado, es normal diverso tipo de 
comportamientos, ya sea a modo de defensa o a modo de expiación por curar o 
evitar el sufrimiento que dicha muerte causa. Sin embargo, en su libro Sobre la 
violencia, Anthony Storr menciona que un tercio de los psicópatas revelan 
anormalidades en la actividad eléctrica del cerebro que, generalmente, ocasionan 
que rasgos infantiles se sigan presentando en la etapa adulta del hombre, 
existiendo así la posibilidad de una falta de control sobre los impulsos 
inmediatos.18 
Lo anterior se menciona al tener relación sobre el comportamiento de Ed 
ante la muerte de su madre pues, según se dice, en el funeral de Augusta, él se 
comportaba como un niño y no como un adulto que acaba de perder a su madre, 
“estaba histérico” y totalmente descontrolado, en esos momentos se comportaba 
como un niño. 
Como ya se mencionó antes, la llegada de la familia a Plainfield significó el 
inicio de la extraña relación entre madre e hijo. Después de 39 años que Gein 
estuvo al lado de su madre, no es de sorprenderse que cuando ella murió esto le 
afectara sobremanera, aun cuando durante todos esos años estuvo sometido al 
más estricto régimen, casi autoritario, que Augusta le impuso durante toda su vida, 
privándolo de tener una vida propia desde niño hasta su etapa adulta. 
Ahora bien, para Edward su madre era el ser más preciado y puro sobre la 
tierra, aun sin importar las privaciones que ella le imponía, privaciones que, 
inconscientemente, lo afectaron a un grado extremo. Por estas razones, pareciera 
un tanto extraño que la muerte de Augusta, a pesar del dolor que le causó, no 
significara ni la más mínima liberación en la vida de Ed. 
La verdad es que, en el fondo, tal vez la muerte de su madre pudo 
representar en su hijo una liberación mayor que él no quería aceptar ni demostrar. 
A esto, es a lo que se ha llamado la ambivalencia de los sentimientos que, como 
es sabido, son aquellas relaciones deltipo amor-odio, que es justamente lo que 
Edward sentía por Augusta. 
18 Storr, Anthony. Op. Cit. p. 110 
28 
 
 
Sin embargo, esta ambivalencia se muestra con más fuerza cuando se 
presenta la muerte de un ser amado. Los estudios de Freud mencionan que 
cuando muere un ser querido, se comienzan a sentir penosas dudas calificadas 
como reproches obsesivos, que harían preguntarse a la persona afectada si, por 
alguna razón –y aunque esto carezca de fundamentos– no habrán contribuido de 
cierta forma a la muerte de ésta. 
Por supuesto, esto no quiere decir que en verdad se haya colaborado para el 
deceso del ser amado, sino que: 
 
La muerte del ser querido procuró la satisfacción de un deseo inconsciente, y es 
contra este deseo contra lo que el reproche reacciona después de la muerte de la 
persona amada. En casi todos los casos de intensa fijación del sentimiento hacia una 
persona determinada, hallamos una hostilidad inconsciente, disimulada detrás de un 
tierno amor.19 
 
Este es, entonces, el caso de la ambivalencia de la afectividad humana, 
aunque, claro, no suele ser lo bastante fuerte como para provocar este tipo de 
reproches. Sin embargo, el caso de Ed con su madre es el ejemplo de estos 
reproches llevados al extremo, pues a pesar de todos los cuidados y del cariño 
desmesurado que presentaba por su madre, quizá el odio que sentía hacía ella 
era igual de fuerte, después de todo, “la disposición de la neurosis obsesiva […] 
nos parece caracterizada por un grado particularmente pronunciado de esta 
ambivalencia afectiva”. 20 
Fue entonces que cuando Augusta falleció, su deceso afectó aún más de lo 
que se podía notar a la persona de Edward, pues todo rastro de cordura que 
quedara en él murió y fue enterrado junto con el cadáver de su madre, dando 
inicio a su locura, pero no sólo eso, sino que hasta ese entonces “una madre 
dominante y fanática había definido el mundo de Ed Gein” (00:19:35), y ahora ese 
mundo había desaparecido, quedando completamente solo, sin nadie que lo 
guiara. 
19 Ibídem p. 108 
20 Ídem 
29 
 
 
La cordura de Edward comenzó a deteriorarse, podría decirse, desde su 
infancia, pues los constantes maltratos que sufría de su madre, lenta e 
inconscientemente, fueron acumulándose y plantándose en su mente, sólo que 
éstos, germinaron hasta el día en que ella murió. De esta forma, Augusta se 
convirtió en el explosivo y detonante de la enfermedad. 
Durante casi tres décadas, la madre de Edward se convirtió en su mundo, 
siendo prácticamente la única mujer con la que el hombre tuvo contacto. De esta 
forma, no fue raro que el llamado complejo de Edipo fuera el factor determinante 
en la creación de su neurosis que terminó por convertirse en psicopatía. 
La importancia aquí de este complejo es que, como el psicoanálisis lo ha 
demostrado, “el primer objeto en que recae la elección sexual del joven es de 
naturaleza incestuosa, y por tanto condenable, al ser la madre o la hermana”.21 
Ahora bien, como se sabe, esta elección sexual después de algún tiempo recae en 
el sexo opuesto o, en ocasiones, se queda fijada en el mismo, del cual, según esta 
teoría, se determina la preferencia del sujeto respecto al género masculino o 
femenino. 
Sin embargo, este complejo no sólo no desapareció en Edward, sino que se 
mantuvo fijado el resto de su vida en su madre. Ésta es otra de las razones por las 
cuales, Ed siempre mostró ciertos rasgos de infantilismo psíquico, pues se liberó 
de las condiciones infantiles de la psicosexualidad a una edad muy avanzada. 
 
Tal es la razón de que las fijaciones incestuosas de la libido desempeñen de nuevo o 
continúen desempeñando el papel principal en su vida psíquica inconsciente. De este 
modo, llegamos a ver en la actitud incestuosa con respecto a los padres el complejo 
central de la neurosis.22 
 
Aunque en el condado se seguía viendo a Gein como alguien inofensivo y 
siempre dispuesto a ayudar, la verdad era que en su mundo aún se encontraba 
luchando contra la muerte de Augusta. “Los psiquiatras que lo examinaron 
21Ibídem p.35 
22Ídem 
30 
 
 
concluyeron que en los años posteriores a la muerte de ésta, los problemas 
psicológicos de Gein le llevaron a la psicosis”. (00:21:40). 
En su libro La psicología del miedo, Jeffrey A. Gray menciona que la 
psicosis incluye, principalmente, la esquizofrenia y depresión. “La depresión 
psicótica consiste en una alternancia entre la depresión profunda, la euforia y una 
excitación extrema, la cual, puede ser considerada como manía; sin que tengan 
una aparente relación con la vida del enfermo”.23 
Fue así que los cuidados de su madre, lejos de proteger a Ed, terminaron por 
aislarlo del mundo real, donde le era en extremo difícil relacionarse con cualquier 
ser humano, principalmente con las mujeres y de esta forma, terminó por 
resguardarse en sus fantasías. Después de todo: 
 
Desde el punto de vista genético, la naturaleza social de la neurosis se deriva de su 
tendencia original a huir de la realidad, que no ofrece satisfacciones, para refugiarse 
en un mundo imaginario, lleno de atractivas promesas. En este mundo real, de que el 
neurótico huye, reina la sociedad humana con todas las instituciones creadas por el 
trabajo colectivo, y volviendo la espalda a esta realidad, el neurótico se excluye de la 
comunidad humana.24 
 
Augusta repercutió no sólo en la vida de Gein no sólo cuando ella seguía con 
vida, pues su muerte fue el detonante del inició de las fantasías de su hijo pues, 
aunque ella ya estaba muerta, Ed seguía escuchándola en ciertas ocasiones, 
imaginando su voz dentro de su cabeza y manteniendo conversaciones con ella. 
Aunque tal vez se pudiese llegar a pensar que, con la muerte de su madre, 
Edward al fin habría quedado libre para forjar su propia vida o, como mínimo, 
quitarse de encima todas aquellas prohibiciones a las que estuvo sujeto por 
Augusta durante 39 años, la verdad es que estas restricciones duraron en el 
hombre mucho más tiempo. El psicoanálisis explica que este tipo de situaciones 
se debe a que: 
23Gray, Jeffrey A. La psicología del miedo. Madrid. Ediciones Guadarrama, 1971 p.223 
24 Freud, Sigmund. Op. Cit. p.p. 129-130 
31 
 
 
 
La prohibición como la tendencia continuaron subsistiendo: la tendencia, por no haber 
sido suprimida, sino tan sólo reprimida, y la prohibición porque sin ella hubiera 
penetrado la tendencia en la conciencia y habría impuesto su realización. De este 
modo quedó creada una situación irresuelta, una fijación psíquica, y todo el desarrollo 
ulterior de la neurosis se deriva de este duradero conflicto entre la prohibición y la 
tendencia.25 
 
Aun así, para Edward estas fantasías no fueron suficientes pues, pronto, 
buscó sustituir la presencia de su madre con cadáveres que desenterraba del 
cementerio. Sin embargo, comenzó a llegar a extremos cada vez más atroces, 
como lo era el vestirse con la piel del torso y el rostro del cadáver desollado de 
alguna mujer. 
De esta forma, Ed pretendía no sólo verse como una mujer, sino ser una. 
Quizá, lo más escalofriante sea el hecho de que en noches de luna llena, confesó, 
salía a danzar alrededor de su hogar vestido con este peculiar traje, a fin de 
realizar una especie de conjuro que trajera de vuelta a la vida a su madre. Esta, de 
cierta forma, era la manera de compensar su idea acerca del cambio de sexo que, 
tras su detención, dijo haber tenido en mente realizarse (00:23:50). 
En Tótem y tabú, Freud explica que las prohibiciones obsesivas aportan a la 
vida del sujeto grandes privaciones y restricciones, algunas de las cuales pueden 
ser levantadas mediante ciertos actos a manera de arrepentimiento, expiación, 
purificacióno defensa. Asimismo, una parte de las prohibiciones tabúes puede ser 
sustituida en caso de transgresión por un ceremonial semejante. 
Lamentablemente, la psique de Gein terminó por encontrar un camino de 
liberación a sus represiones sexuales -cuya sexualidad fue tardía en desarrollarse-
, bastante mórbido. Así, el vestirse como mujer usando piel de mujeres de alguna 
forma bien podría representar este tipo de ceremonial a manera de sustitución, 
llevado al extremo, claro está, a que Freud se refiere. 
25Ibídem p. 57 
32 
 
 
A propósito, conviene recordar las palabras que el doctor Hannibal Lecter le 
menciona a Clarice en El silencio de los corderos cuando éste se dirige a Buffalo 
Bill que, como ya se dijo, también está inspirado en Gein: “Billy no es un 
transexual auténtico. Él cree que lo es, intenta serlo […] Billy odia su propia 
identidad y cree que eso lo convierte en transexual […] Billy se está cosiendo un 
vestido con la piel de las jóvenes asesinadas”.26 
Si bien tal vez Gein realizaba este “ritual” para él mismo, sin intenciones de 
ser visto, el hecho de andar desnudo vestido de mujer (también desnuda), podría 
catalogarse en cierta forma de exhibicionismo. Ahora bien, esta parafilia, 
mayormente practicada por hombres, es considerada por muchos como una 
imposición masculina en busca de poder al sentirse inferiores a los demás. 
En la vida de Gein, esto toma más importancia por el hecho de que “los 
exhibicionistas provienen, generalmente, de familias en las que la madre es 
superprotectora o superdominadora. Los que necesitan evidenciar su poder son, 
precisamente, aquellos que más desposeídos se sienten”.27 Asimismo, Storr 
comenta que tienen una gran dificultad en relacionarse con el sexo opuesto, 
además; suelen presentar una gran hostilidad encubierta contra las mujeres. 
Respecto a esto, se debe recordar el hecho de que Edward vivió toda su 
vida bajo estas características, pues los extremos cuidados y el carácter autoritario 
de Augusta para con él durante tantos años, ocasionaron que a su muerte, Ed se 
sintiera desvalido frente al mundo y frente a los demás, principalmente con las 
mujeres. 
La locura de Gein fue en aumento, pues el robar cadáveres ya no le 
bastaba, sino que comenzó a buscar cuerpos más frescos. De esta forma cometió 
lo que se sabe fue su primer asesinato, el de Mary Hogan (que tenía un 
comportamiento totalmente contrario a la madre de aquel granjero). Tal como años 
después pasaría con Worden, no se halló el cuerpo y tampoco hubo ningún 
sospechoso, con todo y que en cierta ocasión después de haberse cometido el 
26 Demme, Jonathan. El silencio de los corderos. Orion Pictures. 1991, 115 min. (00:46:30) 
27 Storr, Anthony. Op. Cit. p.65 
33 
 
 
crimen, Edward le comentó a algunos de los residentes que aquella mujer estaba 
en su casa, pues él se la había llevado; algo que todos tomaban como broma. 
Una vez que Ed fue aprehendido y estudiado por los médicos, éstos le 
diagnosticaron esquizofrenia, dijeron que “era propenso a alucinaciones y 
pensamientos delirantes, creyéndose instrumento de dios y con poderes para 
resucitar muertos”; además de que siempre se refirió a los actos que había 
cometido como si fuera lo más natural y sencillo que se puede hacer.28 
Como ya se mencionó antes en los estudios de Gray, la esquizofrenia es 
parte de la psicosis, pero también nos dice que presenta una variedad de 
síntomas, como desordenes del pensamiento, pérdida de relaciones emotivas con 
la realidad, incongruencia emocional, suspicacia paranoide, ilusiones y 
alucinaciones. Síntomas que, principalmente estos últimos, estaban presentes en 
Gein. 
De igual forma, se puede pensar que tanto el sadismo como la psicopatía 
van siempre de la mano, pero Storr hace una diferencia de gran importancia, pues 
deja en claro que el sadismo no siempre es parte esencial de la psicopatía y no 
todos los sádicos son psicópatas. 
Comenta que la diferencia entre el psicópata sádico y los no psicópatas, 
pero con tendencias sadomasoquistas, radica en que “el primero pone en práctica 
sus fantasías mientras que el segundo grupo no lo hace: eso ilustra […] el hecho 
de que una de las características básicas de la psicopatía es la falta de control 
sobre sus impulsos”.29 
Asimismo, en su manual de psiquiatría Mayer–Gross, Slater y Ross 
comentan que “el psicópata vive sólo en el presente. Sus deseos, afectos o 
depresiones inmediatas dirigen su conducta, es indiferente acerca del futuro, y 
nunca considera el pasado. El psicópata no tiene conciencia”.30 Por esta razón, 
28 Contreras Ennio. Ed Gein, american Psycho https://www.youtube.com/watch?v=YqAFEzMfwKk 25/11/15 
(00:29:10) 
29 Storr, Anthony. Op. Cit. p.53 
30 Gray, Jeffrey A. Op. Cit. p.p. 227-228 
34 
 
 
https://www.youtube.com/watch?v=YqAFEzMfwKk
podría decirse que fue el motivo por el cual Gein nunca presentó remordimientos 
por los actos que cometió. 
De igual forma, Anthony Storr también comenta que la falta de relaciones 
con otros seres humanos ocasiona en el psicópata la incapacidad de identificarse 
con otras personas y de preocuparse por el sufrimiento ajeno; otra característica 
de los niños. Por esta razón, el psicótico ignora el derecho de los demás, 
valorándolos únicamente en la medida en que éstos puedan satisfacer sus 
necesidades y mostrándose indiferente al dolor y sufrimiento que cause siempre y 
cuando logre sus cometidos. 
Tomando en cuenta estas explicaciones no es raro, entonces, que los 
médicos hayan asegurado que todos sus problemas mentales tenían que ver con 
el tipo de vida y restricciones con las que Augusta crió a Edward y el deseo de 
éste por traerla a la vida, por lo cual, viendo su dañada psique, no se le pudo 
mandar a juicio. Ed fue internado en un hospital psiquiátrico, en donde envejeció y 
pasó sus últimos días hasta que murió de un paro respiratorio el 26 de julio de 
1984. Al final, Edward logró su más anhelado deseo, volver a estar junto a 
Augusta; lo sepultaron a un lado de su madre. 
 
2.3 De lo verídico a lo fílmico 
Los tabúes siempre han marcado a la sociedad precisamente por su relación con 
lo profano, aquello que, se sabe, aquel que lo practica queda condenado a ser, a 
su vez, tabú, pues queda manchado con el estigma de lo prohibido. El tabú 
presenta dos significados completamente distintos uno del otro: 
 
La de lo sagrado o consagrado y la de lo inquietante, peligroso, prohibido o impuro 
[…] éstos, extraen de sí su propia autoridad, y se distinguen de la moral en que no se 
consideran normas necesarias para el fundamento social; de hecho, las prohibiciones 
que emanan del tabú carecen de todo fundamento […] Wundt dice que el tabú es el 
más antiguo de los códigos no escritos de la humanidad, y la opinión general no lo 
juzga anterior a los dioses y a toda religión.31 
31 Freud, Sigmund. Op. Cit. p.38 
35 
 
 
 
Si bien los tabúes no iniciaron como una ley escrita, fueron precisamente la 
tradición y las costumbres las que terminaron por convertirlos en leyes. Por esto, 
es que los actos cometidos por Edward Theodore Gein son considerados como 
algo de lo más despreciable a que un hombre puede llegar pues, no es sólo su 
relación con la muerte y el asesinato, algo que probablemente pase a segundo 
término cuando se habla de su tendencia, inconsciente, claro está, del incesto 
respecto a su madre. 
Pero, entonces, si son sentimientos que nadie quiere realizar ¿por qué 
prohibirlos?, la respuesta, quizá, sería debido a que aquel que infringe un tabú y, 
por ende, se convierte en uno, incita a los demás a cometer estos actos, pues: 
 
El peligro surge realmente cuando sustituimos los deseos inconscientes por impulsosconscientes, y consiste en la posibilidad de la imitación, que tendría por consecuencia 
la disolución de la sociedad. Dejando impune la violación, advertirían los demás de su 
deseo de hacer lo mismo que el infractor.32 
 
Cuando se descubrieron los crímenes de Gein, todo aquel que supiera de 
éstos quedaba impactado, no dando crédito a que semejantes actos pudieran ser 
llevados a cabo por ser humano alguno. Sin embargo, y en este punto del 
presente trabajo, al conocer un poco más la psique de este personaje, uno puede 
llegar a comprenderlo un poco mejor, o bien, a mirarlo con una luz aún más 
sombría de lo que ya se mostraba. 
 Esta luz, más clara o mortecina, dependerá, principalmente, de si los 
pensamientos y actos cometidos por este hombre se miran como algo proveniente 
de la más pura y primitiva naturaleza humana, o como algo que a través de los 
tiempos era preciso corregir entre la sociedad. 
 Ahora bien, hasta ahora se ha tratado de la vida y obra de Edward Gein, 
llegando el momento de indagar un poco más sobre la influencia que este 
32 Ibídem p.64 
36 
 
 
personaje tuvo para la creación de un filme que, precisamente por tratar los temas 
tan controversiales que se han visto hasta este punto y estar repleto de los más 
condenables tabúes como lo son el asesinato, la sexualidad anormal y el 
canibalismo, llegó a colocarse como una obra maestra en el cine de horror: La 
masacre de Texas. 
 
37 
 
Capítulo 3. La masacre de Texas: de Gein a Leatherface 
La masacre de Texas, dirigida por Tobe Hooper en el año de 1973, representa un 
parteaguas en el cine de horror; pues la violencia gráfica que mostraba para 
aquella época, la crudeza del filme y la historia en él narrada fueron causas para 
que, además de inaugurar el género slasher, la cinta estuviera rodeada de 
controversias que iban desde las ovaciones hasta las críticas más duras, incluso, 
antes de su estreno pues, debido a su explicites, su distribución y proyección 
tuvieron varios inconvenientes, siendo hasta un año después cuando Bryanston 
Distributing Company apostó por ella y fue proyectada en cines el 1º de octubre de 
1974. 
La historia es sencilla, pero aterradora. El filme narra la historia de cinco 
jóvenes, en quienes se representa la decadencia y la desesperanza de su 
sociedad, los cuales, tras la noticia de un reciente saqueo de tumbas en el 
condado de Texas, deciden viajar a éste para asegurarse que los restos de los 
abuelos de dos de ellos, Sally y su hermano Franklin, no hayan sido profanados. 
Sin embargo, en el camino este grupo de amigos se encontrará con una familia de 
antropófagos y asesinos que los harán experimentar un mundo de horror; estos 
últimos son, a decir de Losilla, “vestigios de un pasado más armónico y pleno 
obligados a recurrir a la violencia para sobrevivir como célula económica y 
estructura social”.33 
De esta forma, tras los casi 90 minutos de duración del filme, Hooper se 
encarga de retratar un ambiente desolado y aterrador, pues entre los tétricos 
escenarios y junto con los encuadres y planos que el director usa en cada una de 
las escenas a lo largo de la cinta, logra causar en el espectador una angustia y 
tensión como pocas lo consiguen. Más importantes resultan estos elementos 
cuando, siendo la primera película slasher, y tomando en cuenta que este género 
se caracteriza por su violencia y el uso desproporcionado de sangre para 
demostrar la fragilidad del cuerpo humano, Hooper genera horror, incomodidad y 
desesperación sin valerse de grandes cantidades de ésta. 
33 Losilla, Carlos. Op. Cit. p.158 
38 
 
 
Y si bien el filme estuvo repleto de controversias, disgustos y adulaciones 
en su estreno, principalmente por publicitarla falsamente como una historia 
"basada en hechos reales”, la verdad es que esto no está muy alejado de la 
realidad, pues tanto el director como el guionista Kim Henkel se inspiraron en 
diversos actos cometidos por distintos personajes históricos, siendo su principal 
inspiración Edward Theodore Gein. 
Sin embargo, es necesario aclarar que, aunque La masacre de Texas está 
libremente inspirada en la vida de Gein, el filme no se trata de un biopic, sino que 
sólo retoma algunos aspectos del personaje histórico para la creación de esta 
obra, lo cual, claramente se muestra tanto en la decoración de la casa, la 
atmosfera sofocante que el director crea y, principalmente, en las características 
de Leatherface. 
A su vez, mientras que los hechos ocurridos con Ed Gein se conocieron en 
los cincuenta, se deja en claro que si bien la cinta retoma los eventos de esa 
fecha, los sucesos narrados en La masacre de Texas transcurren exactamente en 
la misma época en que se filmó (1973), lo cual, tiene una vital importancia para 
comprenderla y, más importante aún, para entender por qué su estreno un año 
después causó el voraz impacto y las fuertes críticas que la rodearon. 
Es aquí, entonces, cuando entran en escena dos factores importantísimos, 
por un lado tenemos lo psicológico y a la sociedad misma, en donde cada hombre 
se ve inmerso no sólo en su inconsciente, sino también en el pensamiento 
colectivo, perteneciente a la sociedad en la que el individuo vive y de la que forma 
parte. Por el otro lado, tenemos el contexto histórico y social en el que Estados 
Unidos se encontraba en ese tiempo. 
Tenemos ya los dos factores clave. El primero de ellos se ha explicado en 
el primer capítulo, en el cual se dijo la importancia del género y su valor en la 
sociedad, pues de cierta forma, el uno no podría existir sin la otra. 
Asimismo, también se ha hablado de algunos tabúes y deseos que 
persisten en la sociedad, y aunque estos deseos y necesidades son variados, por 
39 
 
el momento nos ocuparemos únicamente de tres de ellos, principalmente por estar 
presentes tanto en Ed Gein como en Leatherface. Con esto nos referimos a ciertas 
tendencias sexuales, el canibalismo y el asesinato. 
El filme retrata ciertos aspectos de la vida de Gein y deja otros implícitos. 
En cuanto a los implícitos, la cinta nos muestra a una familia que, para sobrevivir a 
los estragos de su época, se ven orillados a recurrir al canibalismo, degustando la 
carne humana de aquellos a quienes han asesinado; en los explícitos, llegan 
momentos en los que Leatherface muestra los principales trastornos de Gein: 
psicopatía, sadismo y una tendencia transexual. 
Por esta razón es que La masacre de Texas causa tanto furor, emoción e, 
incluso, coraje y repulsión en quien la mire. Esta cinta nos muestra precisamente 
aquellos deseos reprimidos a los que el hombre debe enfrentarse, pero de los que 
el psicoanálisis dice que, inconscientemente, guarda un gusto por ellos y que, 
incluso, desea llevar a cabo. 
El segundo punto de interés que nos permitiría entender la razón de que 
esta cinta fuera tan controversial en su época es el contexto histórico-social, pues 
si bien La masacre de Texas es capaz de causar por sí misma tal impacto, los 
eventos ocurridos en Estados Unidos antes de su estreno fueron determinantes 
para que el filme generara tal reacción en los espectadores. 
Para esto, coincido cuando Leonardo García Tsao dice que el cine de 
horror: 
 
Narra lo que ocurre cuando lo normal es amenazado por lo anormal, que puede ser 
cualquier cosa: monstruos, demonios, vampiros, zombies, asesinos psicópatas, 
animales reales o imaginarios. Si el cine se compara con frecuencia con el sueño, el 
de horror es el equivalente a la pesadilla. 
Sociológicamente, es interesante comprobar cómo los miedos colectivos de 
una sociedad se reflejan en el cine de horror; no es casual que el género florezca en 
momentos de crisis social o económica. Muchas veces subestimado, el cine de horror 
es, quizá, el que consigue más a menudo fuerza lírica”34. 
 
34 García Tsao, Leonardo.

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