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Libertad-positiva--una-alternativa-en-aras-de-una-sociedad-mas-justa

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE DERECHO 
 
 
 
 
 
 
LIBERTAD POSITIVA: UNA ALTERNATIVA 
 EN ARAS DE UNA SOCIEDAD MÁS JUSTA 
 
 
 
TESIS 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
LICENCIADO EN DERECHO 
P R E S E N T A 
PABLO ENRIGUE PEÑALOZA 
 
 
Asesor: Dr. Javier Romo Michaud 
 
 
 
 
 
 
CIUDAD DE MÉXICO MARZO DE 2013 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
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FACULTAD DE DERECHO 
SEMINARIO DE FILOSOFíA DEL DERECHO 
VNPI[JR.i'i¡[lAJl) NAqONAL 
AV1"N°MA [l[ 
M[~][c,o 
DR.ISIDRO AVILA MARTíNEZ 
DIRECTOR GENERAL DE LA ADMINISTRACiÓN 
ESCOLAR DE LA UNAM 
PRESENTE 
Distinguido Señor Director: 
OFICIO NO. SFD/019111/2013 
ASUNTO: Aprobación de tesis 
Me permito informar que la tesis para optar por el título de Licenciado en Derecho, 
elaborada en este seminario por el pasante en Derecho, Pablo Enrigue Peñaloza, con 
número de cuenta 306528877, bajo la dirección del Dr. Javier Romo Michaud 
denominada "Libertad positiva: una alternativa en aras de una sociedad más justa", 
satisface los requisitos reglamentarios respectivos, por lo que con fundamento en la 
fracción VIII del artículo 10 del Reglamento para el funcionamiento de los Seminarios de 
esta Facultad de Derecho, otorgo la aprobación correspondiente y autorizo su 
presentación al jurado recepcional en los términos del Reglamento de Exámenes 
Profesionales y de Grado de esta Universidad. 
El interesado deberá iniciar el trámite para su titulación dentro de los seis meses 
siguientes (contados de día a día) a aquél en que le sea entregado el presente oficio, en 
el entendido de que transcurrido dicho lapso sin haberlo hecho, caducará la autorización 
que ahora se le concede para someter su tesis a examen profesional. 
Sin otro particular, reciba un cordial saludo. 
A TENTAM~u¡¡¡¡ 
"POR MI RAZA HAB 
/" 
Ciudad Universitaria, D.f., 
DRA. SOCO 
SAS* 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La Eternidad está enamorada 
de las producciones del tiempo.1 
William Blake 
 
 
1
 BLAKE, William. Las bodas del cielo y el infierno. Editorial Verdehalago. México. 2010. p. 29. 
I 
 
Índice de contenido……………………………………………………...………………I 
 
Introducción .......................................................................................................... III 
 
Capítulo primero: ser humano y libertad ............................................................ 1 
1. Antropología filosófica ¿Qué es el ser humano? ........................................... 2 
2. Determinismo e indeterminismo. ................................................................. 10 
3. El libre albedrío. ........................................................................................... 15 
4. La libertad. ................................................................................................... 18 
5. Libertad positiva y negativa. ........................................................................ 23 
 
Capítulo segundo: el Estado y el orden jurídico .............................................. 28 
1. La dimensión social del ser humano y su organización. .............................. 29 
2. El orden jurídico estatal. .............................................................................. 34 
3. Legitimidad y justificación del Estado. ......................................................... 41 
4. El Estado como garante de las condiciones necesarias para la existencia de 
la libertad positiva. ............................................................................................. 49 
 
Capítulo tercero: derechos sociales y el espectro político económico ......... 54 
1. Panorama general de los derechos sociales. .............................................. 55 
2. Derechos sociales y economía. ................................................................... 65 
3. Derechos sociales y política. ...................................................................... 76 
 
Capítulo cuarto: justicia y libertad positiva ...................................................... 80 
1. Subjetivismo y objetivismo axiológicos. ......................................................... 81 
2. La justicia. ...................................................................................................... 86 
3. Justicia real. ................................................................................................... 96 
4. Libertad positiva, oportunidades, derechos sociales y justicia ....................... 98 
 
Conclusiones ..................................................................................................... 103 
 
II 
 
Fuentes consultadas ......................................................................................... 109 
Bibliográficas .................................................................................................... 109 
Hemerográficas y electrónicas ......................................................................... 113 
Diccionarios ..................................................................................................... 115 
Estadísticas ...................................................................................................... 115 
 
 
III 
 
Introducción 
Podría parecer una obviedad defender el derecho a la salud o a la educación, 
apelar a la justicia, o expresar la pertinencia de promover condiciones de vida 
dignas e igualdad de oportunidades para las personas en nuestros días. Pero 
basta echar un vistazo al escenario internacional para percatarse de que en un 
sinnúmero de ocasiones la desigualdad y la carencia de condiciones básicas, no 
sólo son una realidad sino que se encuentran además, sorprendentemente 
justificadas. 
 
Acciones y posturas contrarias coexisten y se encuentran en una constante pugna. 
La libertad, por ejemplo, es algo deseable en general, la discrepancia se 
encuentra en el contenido que se le otorga. En este sentido, es una idea muy 
difundida en la actualidad que el propio mérito lo justifica todo, incluso la libertad. 
"De ninguna idea se sabe de manera tan general que es indeterminada, ambigua y 
susceptible de los más grandes malentendidos como de la idea de libertad, y 
ninguna otra circula con tanta inconsciencia"2, afirmó Hegel hace casi doscientos 
años¸ y lo sigue siendo. La libertad, hablando específicamente, no es un concepto 
terminado y exhaustivo. 
 
En términos generales, dotar de contenido a palabras como justicia, libertad, o ser 
humano deriva en la promoción de ideales diametralmente opuestos sin que dejen 
de estar justificados. La incompatibilidad de las ideas siempre ha existido, nuestro 
papel consiste en tirar en uno u otro sentido. 
 
Peter Singer sostiene, por ejemplo, que la doctrina de la santidad de la vida 
humana se debe a una falsa concepción de los límites del concepto de “humano” 
derivando en una forma de especieísmo: una diferencia de especie no puede 
 
2
 En JAHANBEGLOO, Ramin ¿Cómo ser filosofo hoy en día? 
http://elpais.com/elpais/2012/12/17/opinion/1355762736_732197.html , Idimoa: Español. El País, 
versión digital. Consultado el 3 de enero de 2013. 
 
IV 
 
justificarun tratamiento distinto por lo que, o dejamos de experimentar con 
animales, o comenzamos a hacerlo con recién nacidos, sin que esto constituya un 
acto inmoral.3 
 
Tal y como ocurre en el ejemplo anterior, justicia, libertad o ser humano son ideas 
que dependiendo de su contenido pueden encaminar a conclusiones e idearios 
incompatibles. Todas estas son, como he mencionado, ideas nunca terminadas ni 
definitivas, siempre en construcción y susceptibles de ser perfeccionadas (en uno 
u otro sentido). 
 
Así, partiendo del valor del ser humano, es necesario edificar sistemas 
conceptuales que refuercen o promuevan nociones que una vez aterrizadas 
impacten de manera benéfica las vidas realmente existentes de las personas. 
 
Mi hipótesis se centra en el contexto contemporáneo internacional, en el que 
existen ideas (dogmas, dicen algunos) que derivan en la valoración de las 
personas únicamente por su capacidad de responder a las exigencias de la 
competitividad, provocando (y justificando) el aumento de las desigualdades, a la 
luz de la libertad entendida únicamente como no interferencia. Actualmente –
sentencia Benedicto XVI– son muchos los que reconocen que es necesario un 
nuevo modelo de desarrollo, así como la reestructuración de la escala de valores 
que rigen nuestro ir y venir cotidianos.4 Es posible agregar que, además de este 
redefinimiento de prioridades, es necesario dotar de sentido y de contenido una y 
otra vez a ideas como libertad o justicia, generando un debate constructivo y 
pensando siempre en una trascendencia benéfica al mundo real. 
 
Independientemente de las previsiones en ley o de los esfuerzos que realice el 
Estado para promover la igualdad de oportunidades entre los individuos (distinta 
 
3
 SINGER, Peter. Desacralizar la vida humana. Cátedra. Madrid. 2003. pp. 284. 286 287. 
4
 Cfr. BENEDICTO XVI. Mensaje para la jornada mundial de la paz. 
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/messages/peace/documents/hf_ben-
xvi_mes_20121208_xlvi-world-day-peace_sp.html Idioma: español. Portal en línea del Vaticano. 
Consultado el 4 de enero de 2013. 
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/messages/peace/documents/hf_ben-xvi_mes_20121208_xlvi-world-day-peace_sp.html
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/messages/peace/documents/hf_ben-xvi_mes_20121208_xlvi-world-day-peace_sp.html
V 
 
de la igualdad material), el objetivo del presente trabajo es subrayar la importancia 
de ver la libertad como un poder hacer en contraposición a la libertad como la 
mera ausencia de obstáculos o limitaciones, resultando en preceptos cuyo 
contenido pretende la igualdad de oportunidades reales para que las personas 
puedan perseguir el proyecto vital que tengan en mente (con independencia de los 
resultados y nunca en perjuicio de los demás). Esto se hará a través de un método 
deductivo, creando una construcción racional y autosostenible, lógica hacia el 
interior. De esta manera, el primer capítulo parte del ser humano y su vínculo con 
la libertad, el segundo aborda la cuestión de Estado y el orden jurídico como 
creaciones del hombre, así como su legitimidad, su justificación y su contenido. En 
el tercer capítulo, se analizan de cerca los derechos sociales como parte de este 
contenido, su razón de ser y su vínculo con la política y la economía, todo esto 
apuntando en última instancia, al capítulo cuarto, en el cual se abordan la justicia 
como objetivo final y la libertad positiva, como una alternativa conceptual. 
 
Escribir sobre justicia y libertad refuerza la posición prioritaria de ambas y pone un 
alto a las tendencias contrarias y que suscriben diferentes visiones. Al tratarse de 
ideas inacabadas y prefectibles, abordarlas una y otra vez, permite fortalecer un 
discurso que no por gozar de aceptación se encuentra exento de riesgos y 
amenazas. Un debate incluyente de ambas nociones constituye una renovación de 
votos (cuyo contenido es definido a través de este proceso) y dota de sentido el 
accionar del Estado y de la población en general; sentido necesario, o 
recomendable, en un mundo tan carente de referentes y de asideros como lo es el 
actual. 
 
Aunado a esto, cualquier cosa puede ser vista de diversas maneras incluso por 
una misma persona; es por esto que hay que apelar a crear sistemas de 
pensamiento que promuevan y fomenten nuestros más arraigados ideales, que 
aunque sean inalcanzables en su integridad, existen: existen porque nosotros los 
construimos. 
 
VI 
 
“Cuando miro hacia abajo desde esta trascendencia, ¡qué hermosos son incluso 
los restos del pan en migajas. Qué bien trazadas espirales forman las mondas de 
la pera, tan finas, y moteadas como los huevos de un pájaro marino” dice Bernard 
en Las Olas de Virginia Woolf y momentos después repara: “Nos hemos llevado a 
la boca cuerpos de pájaros muertos. Es con esas grasientas migas, con babas en 
las servilletas, con estos diminutos cadáveres, con lo que tenemos que 
construirnos. Esto siempre vuelve a empezar.”5 
 
La justicia y la libertad pueden ser algo tan deseable como indefendible; la pugna 
práctica y teórica, siempre vuelve a empezar, es decir, nunca podrá proclamarse 
un triunfo absoluto ni de una ni de otra postura. La tensión entre justicia e 
injusticia, libertad y carencia de medios, son antinomias alimentadas por unos y 
otros, por esquemas de pensamiento o acciones contradictorias, y se 
desenvuelven de manera paralela al devenir de los hombres. 
 
En el mundo de hoy – hace un llamado Vargas Llosa – debemos descifrar “el 
contenido real de la libertad, cómo conciliar ésta con la justicia e impedir que sea 
sólo una abstracción metafísica.”6 Este trabajo pretende propone precisamente un 
cambio de concepción, constituyendo una apuesta para los tiempos que corren y 
pensando en los que están por venir. 
 
“Puedes ser pobre, pero lo único que nadie te puede quitar es la libertad de joderte 
la vida como te dé la gana,”7dice Jonathan Franzen no sin sarcasmo. Esa es la 
idea que pienso erradicar. 
 
 
 
5
 WOOLF, Virginia. Las Olas. Lumen. Barcelona. 2010. pp. 297 y 299. 
6
 VARGAS LLOSA, Mario. Sartre y sus examigos. El País, Edición impresa. México. 30 de 
diciembre. p. 25. 
7
 FRANZEN, Jonathan. Libertad. Salamandra. Villatuerta. 2011. p. 433. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO PRIMERO 
Ser humano y libertad 
 
El misterio final es uno mismo. 
Cuando se ha pesado el sol en una 
balanza, y medido los pasos de la 
luna, y trazado el mapa de los siete 
cielos estrella por estrella, aún 
queda uno mismo ¿Quién puede 
calcular la órbita de su propia 
alma?8 
 
 Oscar Wilde 
 
 
8
 WILDE, Oscar. De Profundis. Ediciones Siruela. Madrid. 2008. p. 96. 
2 
 
Capitulo primero. Ser humano y libertad. 
 
Ambos conceptos, tanto el de ser humano como el de libertad han sido abordados 
desde las más diversas perspectivas, llevando a conclusiones muy variadas y 
muchas veces incompatibles, por lo que resultará indispensable primero, mostrar 
los distintos acercamientos que se han dado tanto a uno como a otro y, 
posteriormente, acotarlos en función de lo que se intentará proponer y sostener a 
lo largo de este trabajo. 
 
¿Qué es el ser humano?, ¿Qué características lo definen y lo hacen único?, 
¿Labramos nosotros nuestro propio destino?, ¿Somos libres? y si sí, ¿De qué y 
para qué? Al abordar estas preguntas, sentaré los presupuestos básicos de la 
presente investigación. 
1. Antropología filosófica ¿Qué es el ser humano? 
 
Esta es una interrogante que ha acompañado al hombre a lo largo de miles de 
años, y por tanto durante distintas épocas, sin que se haya llegado jamás a alguna 
respuesta concluyente y del todo satisfactoria. 
 
Los acercamientos van desde el evolucionistahasta el religioso, pasando por el 
filosófico y el político. Es de imaginarse que de tan diversos enfoques se saquen 
conclusiones distintas e incluso, muchas veces opuestas. La Biblia sostiene, por 
ejemplo, que el hombre fue creado “a imagen y semejanza”9 de Dios y hay en 
cambio quien sostiene que el hombre es “un mono infantil con perturbaciones en 
la secreción interna.”10 
 
 
9
 La Biblia, Génesis. Edit. Verbo Divino, Ediciones Paulinas. Madrid. 1995. p.8. 
10
 SCHELER, Max. La idea del hombre y la historia. Edit. Fausto. Buenos Aires. 1996. p. 52. 
3 
 
De cada concepto de ser humano se derivan condiciones inherentes al mismo, es 
decir, definir al hombre conlleva necesariamente, atribuirle rasgos distintivos y 
especificar las consecuencias que implica dicha condición. Hacer un recorrido 
histórico a través de la noción de ser humano, equivale a visitar el centro mismo 
de las distintas culturas y su sentir en determinado momento histórico. 
 
Respecto del origen del hombre, es decir, de dónde venimos, Fernando Savater 
afirma que existen dos respuestas: la primera hace que el hombre provenga de 
Dios, la otra del animal y, en todo caso, continúa, ambas parten de categorías 
extrahumanas, “o bien el hombre es un pariente divino de Dios…o un mono con 
éxito sobre sus congéneres”.11 
 
Cada versión implica una visión distinta del mundo y por lo tanto del hombre y de 
su papel en la Tierra. Por ejemplo, la creencia de que nuestro origen deriva 
directamente de Dios, acoge la idea de “comer del árbol de la vida en el paraíso”12 
después de la muerte, mientras que una postura ateísta y por tanto contraria como 
la de Emmanuel Lévinas, afirma que la muerte es esa situación “donde el sujeto 
no puede agarrarse a ninguna posibilidad”13. 
 
Como veremos más adelante, dependiendo del origen que asignemos al hombre y 
de su respectivo “puesto en el cosmos” (alusión a la famosa obra de Max Scheler), 
podremos desprender su naturaleza libre o su eterna sujeción a un orden 
preestablecido de las cosas. De dónde venimos determina en gran medida hacia 
dónde vamos. 
 
Scheler llama “judeocristiana” a la idea religiosa del origen del hombre. “Su apoyo 
histórico es el Antiguo Testamento” e implica la creencia en “la inmortalidad del 
alma y el juicio final.”14 Y la diferencia de la idea griega del hombre como una 
 
11
 SAVATER, Fernando. El valor de elegir. Editorial Ariel. Barcelona. 2003. pp. 17 y 18. 
12
 La Biblia, Apocalipsis Op. Cit. p. 580. 
13
 SARTRE, Jean-Paul y Lévy, Benny. La esperanza ahora. Las conversaciones de 1980. Edit. 
Arena Libros. Madrid. 2006. p. 89. 
14
 SCHELER Op. Cit. p. 19. 
4 
 
especie a la que corresponde un agente específico: la razón; agente que lo define 
y lo hace ser lo que es. 
 
En este sentido los clásicos destacaban la razón como un rasgo único y 
determinante del ser humano en contraposición a los demás animales. “El hombre 
es el animal capaz de ciencia”15 sostuvo en este sentido Platón, y Aristóteles 
redondeó: “el hombre es el único animal que posee razón”16. En este sentido la 
razón cumple, a mi modo de verlo, una doble función: por un lado, diferenciar al 
hombre de los demás animales a partir de un elemento que sólo él posee y por 
otro, constituirse como característica sine qua non del ser humano. Para efectos 
de esta proposición entenderemos razón como “la guía autónoma del hombre en 
todos los campos en los que es posible una indagación”17 y “la capacidad de 
abstraer o pensar nociones universales y abstractas”.18 
 
A partir de esto se concluye que el hombre es hombre en tanto que goza de esa 
autonomía de indagación, siendo capaz de aprehender o intuir la esencia de las 
cosas, estableciendo así, criterios universales. De ahí que el hombre sea “capaz 
de adquirir conocimiento, de pensar y de calcular”19. 
 
Veremos que la razón, entendida como aquí lo he señalado, es un elemento que 
se mantiene constante en casi todas las aproximaciones que se han hecho al 
concepto de ser humano. 
 
Aunado a esto, Aristóteles agregaría complejidad a la idea del hombre al afirmar 
que es “un animal social, capaz de escoger entre lo bueno y lo malo y… el único 
de la naturaleza dotado de lenguaje”20, abarcando otras dimensiones del hombre 
 
15
 En ABBAGNANO, Nicola. Diccionario de Filosofía. Fondo de Cultura Económica. México. 1993. 
p. 622. 
16
 Idem. 
17
 Ibidem. p. 979. 
18
 FRONDIZI, Risieri. Introducción a los problemas fundamentales del hombre. Primera Edición 
Fondo de Cultura Económica. Madrid. 1977. p. 335. 
19
 Ibidem. p. 334. 
20
 En Idem. 
5 
 
distintas a la meramente racional, o quizás derivadas de la misma, pero que 
constituyen desde su perspectiva, características inseparables del ser humano. Es 
posible deducir las dimensiones ética y política del hombre a partir de estas líneas; 
o en otras palabras, su tendencia a la vida en sociedad y su capacidad de 
discernimiento entre el bien y el mal. Estos dos rasgos implican consecuencias 
definitivas en la existencia del hombre. Por un lado en su faceta política y por otro 
en la de ser moral, mismas que analizaré llegado el momento en el presente 
trabajo. 
 
El lenguaje, siguiendo con Aristóteles, es un elemento esencial al momento de 
definir al hombre, y se puede entender como tal, todos aquellos “signos 
intersubjetivos que hacen posible la comunicación… por los cuales el hombre 
puede dar a conocer sus pensamientos a otros hombres.”21 O sea, el lenguaje 
hace posible el intercambio y la creación de ideas a partir de estos signos dotados 
de significado. Es una herramienta racional que constituye, en palabras de Ludwig 
Wittgenstein, “una configuración pictórica del mundo”.22 
 
De acuerdo con lo sostenido hasta este punto, la razón se presenta como un 
rasgo esencial y sobresaliente del ser humano, haciendo posible entre otras 
cosas, la capacidad de discernimiento y la creación del lenguaje. Pero no todo han 
sido elogios para la razón y sus manifestaciones; Friedrich Nietzsche, por poner 
un ejemplo, hizo una crítica demoledora a la fe ciega y al fanatismo por la razón en 
El crepúsculo de los ídolos, según el cual las categorías de la razón y el raciocinio 
son “telas de araña” producto de “las dolencias cerebrales de enfermos 
urdidores”23 y “los conceptos más universales, el último humo de la realidad que 
se evapora.”24 Desde mi punto de vista, esto podría interpretarse como que las 
construcciones racionales, en última instancia, descansan sobre la nada, (claro 
está que habrá que prescindir de esta opinión en lo referente a este trabajo ya que 
 
21
 ABBAGNANO, Op. Cit. pp. 722 y 724. 
22
 Ibidem. p. 729. 
23
 NIETZSCHE, Friedrich. El crepúsculo de los ídolos. Editorial Edaf. Madrid. 2002. pp. 60 y 61. 
24
 Ibidem. p. 60. 
6 
 
las nociones de libertad, derechos sociales y justicia son construcciones 
eminentemente racionales y sin la validez apriorística de la razón y el lenguaje, 
todo lo aquí escrito equivaldría al vacío) y concluye uno de los capítulos 
pulverizando a la razón, al lenguaje y a la más vacía de todas las producciones 
racionales: Dios. 
 
“La razón en el lenguaje: ¡oh, qué vieja hembra estafadora! Me temo que no nos 
libraremos de Dios mientras sigamos creyendo en la gramática”.25 
 
Prosiguiendo con el recorrido histórico-conceptual a través de la idea de ser 
humano, corresponde pasar de la noción clásica a una visión que, buscando 
legitimar y fortalecer los argumentos centrales de las creencias cristianas a la luz 
de la razón, reunió las teorías del origen divino del hombre y la de la razón como 
su elemento esencial. Provenir del soplo de Dios no excluye la idea de que el 
hombre sea un ser racional.Nuestro origen no es lo mismo que nuestra 
configuración y por tanto, ser hijos de Dios y estar dotados de razón pueden 
coexistir. Esto es: “el hombre tiene un alma racional”.26 
 
En La Ciudad de Dios, San Agustín, sostuvo que “Dios formó al hombre a su 
imagen. Dotó su alma de cualidades tales que por su razón e inteligencia fuera 
superior a todo animal terrestre, acuático y volador, desprovistos de un espíritu 
como el suyo”.27 El hecho de que Dios dote al hombre de un alma racional, vincula 
su existencia y por tanto su devenir con la idea de un ser supremo, eterno y 
omnipotente, anterior a todos los tiempos. La implicación de este vínculo no es 
menor: el hombre no está solo, sus acciones y en general su paso por este 
mundo, obtienen sentido al estar referidas a un Dios que lo creó. De Él proviene, y 
después de la muerte, con Él regresa. Lo que conocemos como vida es sólo una 
parte de este ciclo. Sin Dios, la existencia del hombre sería imposible. 
 
 
25
 Ibidem. p. 63. 
26
 FRONDIZI Op. Cit. p. 336. 
27
 SAN AGUSTÍN. La ciudad de Dios. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid. 2009. p. 500. 
7 
 
Hegel abonaría en la idea al afirmar que éste: “es esencialmente Espíritu, es 
imagen de Dios y fuente de la infinitud… el hombre tiene el destino a la eternidad 
en sí mismo.”28 
 
Posterior a este enfoque encontramos a Descartes. Alguien que sostuvo “pienso 
luego existo”, únicamente podía definir al hombre como “una sustancia 
pensante”.29 Esta es su única certeza, saberse pensante. Fuera de esto, todo 
puede ponerse en tela de juicio a través de su famosa duda metódica, desde el 
contenido de la conciencia hasta las cosas que vemos. 
 
Descartes por su parte, define al hombre al calificarse: “soy una cosa que 
piensa”,30 y sostiene todavía la existencia de Dios, a través del siguiente 
razonamiento: “yo como ser finito no puedo haber producido la idea de un Ser 
Infinito, pues lo más no se puede derivar de lo menos. Por tanto, Dios existe”.31 
Persisten en esta visión el vínculo entre Dios, el hombre y la razón como elemento 
fundamental de su naturaleza. 
 
Más de un siglo después Immanuel Kant mantuvo la racionalidad como 
componente fundamental del ser humano. Gracias a ella el hombre se impone a 
los mecanismos y a las leyes de la naturaleza erigiéndose como un fin en sí 
mismo. El hombre es un ser autónomo capaz de contraponer el deber ser a la 
aparente necesidad del ser, esto es, un ser moral, un ser que discierne y que 
puede concebir la dimensión del deber ser y orientar su vida conforme a sus 
mandatos32, en otras palabras: “sabe perfeccionarse… y tiene el carácter que él 
mismo se hace.”33 
 
 
28
 ABBAGNANO Op. Cit. p. 622. 
29
 En FRONDIZI Op. Cit. p. 339. 
30
 Ibidem. p. 340. 
31
 Ibidem p. 343. 
32 Cfr. RECASÉNS SICHES, Luis. Tratado General de Filosofía del Derecho. 1ª Edición. Porrúa. 
México. 1959. pp. 246 y 247. 
33
ABBAGNANO Op. Cit. p. 625. 
8 
 
Siguiendo esta línea argumental, encontramos a Johann Fichte que radicaliza las 
ideas de Kant al afirmar que somos individuos y como tal nos encontramos 
limitados, pero también somos infinitos en tanto que somos “libertad que se 
propone fines”,34 es muy claro cuando afirma que: “yo no soy un ser ya hecho, 
sino que soy aquél que en mi mismo hago… mi ser es libertad… somos 
movimiento vital”,35 es decir, somos directrices latentes, infinitud potencial, sobre 
todo al momento de elegir, pero una vez que lo hacemos, regresamos a la 
concreción unívoca de la realidad. Fichte sentaría sin saberlo las bases de la 
angustia del existencialismo. 
 
Posteriormente Scheler en La idea del hombre y de la historia enlistaría las cinco 
ideas de hombre que han tenido relevancia en la historia de Occidente, dos de las 
cuales ya he mencionado: la judeocristiana y el hombre como animal racional. En 
tercer lugar se encuentra el homo faber, el hombre como animal complejo, dotado 
de razón como resultado del proceso evolutivo36 seguido por el hombre como 
desertor de la vida. En este caso, la decadencia es inherente a su naturaleza y 
niega la vida por instinto. Scheler cita en este sentido a Theodor Lessing: “el 
hombre es un simio fiero que poco a poco ha enfermado de megalomanía.”37 
Dentro de esta concepción, la vida del hombre es una sucesión de mecanismos 
para escapar de la misma. Encuentro posible identificar esta visión pesimista en la 
tradición brahmánica, que en el Código de Manú, sostiene que la humanidad ha 
pasado por cuatro grandes edades, incrementando a su paso la degradación 
moral del hombre, culminando el proceso en el presente.38 
 
Finalmente, Scheler menciona la idea del ser humano inspirado en el 
superhombre de Nietzsche, un hombre con cualidades divinas, que no se apoya 
en ningún Dios, y es absolutamente responsable de sus actos libres. 
 
34
 En RECASÉNS SICHES Op. Cit. p. 247. 
35
 Idem. 
36
 Cfr. SCHELER Op. Cit. pp. 35-49. 
37
 Ibidem. p. 52. 
38
 Cfr. TRUYOL Y SERRA, Antonio. Historia de la Filosofía del Derecho y del Estado. Alianza 
Editorial. Séptima Edición. Madrid. 1982. p. 81. 
9 
 
A pesar del análisis realizado, Scheler omite su propia concepción del hombre en 
esta obra, sin embargo Recaséns Siches recoge por su lado el concepto del 
alemán: el ser humano es unidad concreta real, es decir, un ser fáctico, aunque 
consciente del deber ser; es también un ser moral. Es por tanto, el punto de 
intersección entre dos dimensiones que entran en conflicto y se contraponen, “de 
ahí que el ser del hombre consista en un no descansar.”39 
 
Dentro de este recorrido, un acercamiento original a la idea del ser humano es el 
realizado por Ernst Cassirer que se esfuerza por lograr una definición 
referenciándolo a la cultura. Para Cassirer, el hombre vive en una dimensión 
simbólica, creada por sí mismo, conformada entre otros por el lenguaje, el arte o la 
religión, restando así protagonismo a la razón. Esto es: el hombre como animal 
simbólico.40 
 
Años después, surge la idea de hombre a la luz del existencialismo, Jean-Paul 
Sartre parte de un ateísmo extremo y de la idea heiddegeriana de que la 
existencia precede a la esencia, de ahí que el hombre no esté terminado, el 
hombre es un proyecto, “no es nada más que lo que él mismo se hace”41, se va 
construyendo con sus actos y decisiones. Al ser incompletos, la nada y el futuro 
forman parte de nuestro ser. De ahí que el hombre “no es lo que es y es lo que no 
es.”42 Juliana González es muy clara al decir que “el ser posible no es ninguna 
realidad definitiva y acabada. El hombre es lo que todavía no es y nunca llega a 
ser cabalmente.”43Somos nada y Dios no existe; de ahí el sentimiento de 
angustia. 
 
 
39
 Cfr. RECASÉNS SICHES Op.Cit. pp. 247 y 248. 
40
 Cfr.FRONDIZI Op. Cit. pp. 268-370. 
41
 En Ibidem. p. 243. 
42
 Idem. 
43
 GONZÁLEZ, Juliana. Ética y Libertad. Fondo de Cultura Económica. Segunda Edición. México. 
1997. p. 226. 
10 
 
En este sentido, Kierkegaard sostuvo que “el no-ser existe en todas partes, como 
la temporalidad olvidada de la eternidad”.44 Lo que angustia es la posibilidad, y es 
la muerte la posibilidad más inminente de nuestra existencia temporal, es el fin del 
ser en el tiempo. Nunca sabemos lo que puede ocurrir en cualquier momento. 
 
Tras haber analizado al ser humano desde distintas perspectivas, concluyo que, 
para efectos de este trabajo, el hombre será entendido como un ser racional e 
individual, que constituye un fin en sí mismo, “que tiene la capacidad de 
realizarse”45, autónomo, “creador de sí mismo”46 y capaz de discernir, esto es, un 
ser moral. “Es pues, una persona, y como tal es ya un fin.”47 
 
El hombre se presenta así, y en esas condicionesse desenvuelve en la vida. Pero, 
¿estaba todo escrito, o es el ser humano quien forja su propio destino? En el 
siguiente apartado intentaré dar respuesta a tan trascendentes cuestiones. Por el 
momento, concluyo con Savater: “ser humano consiste en buscar la fórmula de la 
vida humana una y otra vez.”48 
 
2. Determinismo e indeterminismo. 
 
Antes de hablar de la libertad, es cuestión fundamental determinar si el hombre 
tiene la posibilidad de construir su propio destino a través de sus acciones 
autónomas e independientes o si únicamente se apega a un libreto cósmico 
preestablecido, ya que de una respuesta u otra depende directamente la libertad 
del hombre de actuar y de elegir. 
 
En general, el determinismo establece que todo lo que ocurre tiene una causa, es 
decir, “no hay ningún hecho, cualquiera que sea su naturaleza que escape al 
 
44
 KIERKEGAARD, Søren. El concepto de la angustia. Edit. Austral. México. 1952. p. 88. 
45
 GONZÁLEZ URIBE, Héctor. Teoría Política. Edit. Porrúa. Séptima Edición. México. 1989. p. 260. 
46
 SAVATER Op. Cit. p. 27. 
47
 GONZÁLEZ URIBE Op. Cit. p.260. 
48
 SAVATER Op. Cit. p. 33. 
11 
 
principio causal y, por lo tanto, no esté determinado por el conjunto de 
circunstancias y factores que lo producen… y lo preceden.”49 Todos los hechos y 
acontecimientos pretéritos, apuntaban inevitablemente al presente y al estado de 
ser actual de las cosas. La configuración del mundo responde a una gestación 
milenaria e inevitable. El pasado es la causa y el presente (así como el futuro) su 
ineludible desenlace. “Todo lo que ocurre no podría dejar de ocurrir.”50 
 
Para ilustrarlo, en un pasaje de la Odisea, ante el peligro de una tormenta en 
altamar, Odiseo es consciente de que, en última instancia, nada puede hacer por 
su propio destino. “Batid con los remos las grandes olas del mar, por si acaso 
Zeus nos concede escapemos de esta desgracia, librándonos de la muerte.”51 En 
Babilonia, por su parte, también se creía en la influencia directa y constante de los 
dioses sobre las relaciones humanas.52 En este sentido, David Hume afirmaría 
que el Creador “colocó a todos los seres en la posición particular de la cual todo 
suceso subsiguiente habría de resultar por inevitable necesidad”.53 Cada cual tiene 
un puesto previamente asignado. El curso de los hechos es ineluctable. 
 
He hablado hasta aquí del determinismo en general, pero en función de las causas 
que lo subyacen puede ser clasificado, como lo hizo Frondizi, de la siguiente 
manera:54 
 
a) Determinismo genético: estamos genéticamente determinados a ser lo 
que somos, los genes determinan los rasgos físicos e incluso conductuales de las 
personas. “El ADN es responsable del desarrollo de estructuras únicas que 
conforman un tipo particular de organismo”55y por lo tanto, de seres humanos. 
 
49
 FRONDIZI Op. Cit. p. 207. 
50
 Idem. 
51
 HOMERO. La Odisea. Edit. Porrúa. Trigésima Edición. México. 2010. p. 130. 
52
 Cfr. TRUYOL Y SERRA Op. Cit. 35 y 68. 
53
 En SCHOPENHAUER, Arthur. La libertad. Ediciones Coyoacán. México. 1996. p. 108. 
54
 Cfr. FRONDIZI. Op. Cit. pp. 209-218. 
55
 MADER, Sylvia. Biología. Edit. McGraw Hill. Novena Edición. China. 2008. p. 237. 
12 
 
Aunado a esto, en los últimos años, la epigenética ha ido todavía más allá al 
establecer que es la interacción entre los genes y el ambiente lo que determina 
nuestra forma de ser.56 
 
b) Determinismo biológico: Nos encontramos predispuestos y por tanto 
determinados por factores inherentes a nuestra condición de seres vivos. En este 
sentido, la determinación es alimenticia, glandular y bioquímica. Nuestras 
decisiones están condicionadas en gran medida por estas demandas y 
manifestaciones de nuestro cuerpo como una maquinaria con voluntad propia. 
Directamente, “el cerebro nos permite pensar, aprender, amar, imaginar, recordar 
y todas las demás cosas que nos convierten en las personas que somos.”57 
 
c) Determinismo psicológico: de acuerdo con Sigmund Freud muchas de 
nuestras preferencias, decisiones y formas de conducta responden a factores 
inconscientes que escapan a nuestra voluntad y determinan nuestra forma de ser 
y por tanto nuestras acciones. “Lo consciente queda libre y lo inconsciente recibe 
su determinación, de índole fatal o necesaria. La supuesta libertad no es entonces 
sino destino interior, ciego y subterráneo”.58 Somos prisioneros de factores 
inconscientes que escapan a nuestro control. “La realidad es tiranizada por 
pulsiones poderosas y oscuras”.59 
 
d) Determinismo sociocultural: Nuestra conducta depende directamente de 
los valores, las normas y las estructuras predominantes en el entorno social en 
que vivimos, ubicado en un tiempo y un lugar determinados, es decir, y usando la 
terminología de Oswald Spengler, estamos determinados por la cultura así como 
sus diversas pautas y manifestaciones. 
 
 
56
 Cfr. GARCÍA-GIMÉNEZ, José Luis. Epigenética, La Gramática Del Código Genético. 
http://feelsynapsis.com/jof/004/index.html?pageNumber=34 Idioma: Español. Revista de 
Divulgación Científica. Consultado el 8 de septiembre de 2012. 
57
 WALKER, Richard. El cerebro. Edit. Planeta. Italia. 2002. p. 7. 
58
 En. GONZÁLEZ Op. Cit. p. 15. 
59
 SAVATER Op. Cit. p. 78. 
http://feelsynapsis.com/jof/004/index.html?pageNumber=34
13 
 
e) Determinismo teológico: Sin duda esta es la versión del determinismo que 
más discusión ha suscitado a lo largo de los siglos por ser tan antigua como la 
religión misma. Éste sostiene que nuestras elecciones y por tanto nuestro destino 
ya estaban anticipados en la mente de Dios, que sabe todo lo que sucede y 
sucederá. 
 
Voltaire, en Zadig o el Destino, un cuento en el que libertad y destino se baten en 
el devenir sin orden de un hombre que simboliza a la humanidad, pone las 
siguientes palabras en la boca de un ángel: “todo lo que ves en el pequeño átomo 
en el que has nacido debía estar en su lugar y en su tiempo fijados, según las 
órdenes inmutables de Aquel que lo abarca todo.”60 El universo es inmutable y 
está sometido a mandatos eternos. 
 
Dentro de esta creencia, Dios es incluso quien se encuentra detrás de nuestra 
voluntad, siendo la causa última y suprema de absolutamente todo, dejando poco 
espacio al discernimiento y a la libertad del hombre. “A Dios hay que imputar todas 
las operaciones de la voluntad… ya que no es más que un instrumento en sus 
manos”61 afirmó Giulio Cesare Vanini, y Kant replicaría que, en este supuesto, “el 
hombre sería un muñeco o un autómata de Vaucanson,62 construido y puesto en 
movimiento por el obrero supremo.”63Cabe concluir que todos los tipos de 
determinismo tienden al reduccionismo, dejando a un lado, todos los ámbitos que 
no están sometidos a su campo de acción. 
 
Una vez analizado el determinismo y sus vicisitudes y antes de proceder a analizar 
el indeterminismo, me parece conveniente hacer alusión a un elemento al que 
siempre se le ha atribuido la posibilidad de definir de forma aleatoria los destinos 
de los seres humanos. Me refiero al azar, esa “accidentalidad sin reglas y 
 
60
 VOLTAIRE. Cuentos. Edit. Hyspamérica. Barcelona. 1987. p. 76. 
61
 En SCHOPENHAUER Op. Cit. p. 106. 
62
 Esta expresión se refiere al primer robot inventado en 1737 por el ingeniero francés Jacques de 
Vaucanson. 
63
 Ibidem. p. 107. 
14 
 
desenfrenada”64 responsable de un desenvolvimiento caprichoso e imprevisible de 
la vida del hombre. El azar no está sujeto a reglas ni a probabilidades, y no actúa 
en función de nada ni de nadie. “And Fortune, on his damned quarrel smiling, 
showed like a rebel’s whore”65, apuntó William Shakespeare en Macbeth, 
refiriéndose a su carácter volubley a su “repartición arbitraria de favores.”66 La 
fortuna no se ciñe a los mandatos eternos del determinismo, pero tampoco deja 
opción al hombre, como veremos a continuación, de ser él mismo el artífice 
absoluto de su porvenir. En este supuesto, puede ocurrir cualquier cosa. 
 
Llega el momento de analizar el indeterminismo que es la negación lógica del 
determinismo. Está vinculado con una constante construcción autónoma de la 
propia vida que “no es un ser ya hecho, ni tampoco un objeto con trayectoria 
determinada. La vida no tiene una realidad ya hecha como la piedra, ni tampoco 
una ruta prefijada como la órbita del astro”67, el hombre es co-creador de sí mismo 
junto con Dios68, (en caso de que exista, o se crea que exista), el hombre actúa 
por sí mismo y no en función de un libreto preestablecido. 
 
Pico della Mirandolla en su Oratio pro hominis dignitate, pone en escena un 
mensaje de Dios para el hombre: “La naturaleza determinada de los demás seres, 
está contenida en las leyes por mí prescritas. Tú te la determinarás a ti mismo… 
libre y soberano artífice, te plasmarás y esculpirás en la forma por ti elegida.”69 El 
hombre, al poderse determinar, es libre. Es aquí donde se tiende un puente entre 
la posibilidad del hombre de hacerse a sí mismo y el libre albedrío (posibilidad de 
elegir), presupuestos, a su vez, de la forma de libertad que busco plantear en este 
trabajo, la libertad positiva. 
 
 
64
 ABBAGNANO Op. Cit. p. 123. 
65
 SHAKESPEARE, William. England in Literature, Macbeth. Medallion Editions. Estados Unidos. 
1979. p. 137. (Y la maldita Fortuna, sonriendo en reto, se reveló como la prostituta de un rebelde. 
La traducción es mía.) 
66
 Idem. 
67
 RECASENS SICHES Op. Cit. 74. 
68
 SAVATER Op. Cit. p. 27. 
69
 En Idem. 
15 
 
 “Un hombre que se encuentra ante diversas alternativas, opta por una y elimina 
las otras… crea así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también proliferan 
y se bifurcan... El porvenir ya existe.””70 
 
3. El libre albedrío. 
 
El libre albedrío es una facultad humana, consistente en la capacidad de “elegir o 
inventar acciones, de querer o no querer.”71 San Agustín, patentó el concepto, 
haciendo posible la coexistencia de un Dios omnisapiente y la libre voluntad de los 
hombres. Dios reconoce nuestras voluntades como causas de nuestros actos. Ni 
el destino, ni la fortuna, sino el hombre mismo actúa por virtud de su libre albedrío. 
“Nuestra voluntad, causa de nuestro mal o buen vivir, no está sometida a la 
necesidad.”72 
 
Este vínculo entre el libre albedrío y el dualismo moral entre el bien y el mal, se 
presenta también, aunque en forma de mito, en el mazdeísmo reformado por 
Zoroastro, y conservado en el Avesta, representado por la oposición entre 
Ormuzd, el dios de dioses y principio del bien y Ahrimán, el príncipe de las 
tinieblas, principio del mal. Ambos libran una batalla de dimensiones cósmicas, 
mientras que el hombre, espectador mortal, interioriza la contienda y debe 
decantarse por uno u otro principio, adquiriendo mérito o demérito, en función de 
lo que haya elegido.73 
 
Por su parte en la Biblia, según Isaías, Dios otorga al hombre la misma posibilidad 
de elegir: “Si ustedes quieren obedecerme, comerán los productos de su tierra; 
pero si ustedes insisten en desobedecerme, será la espada la que los devore.”74 El 
hombre decide qué camino tomar. Es moral en tanto que es libre y puede elegir 
 
70
 BORGES, Jorge Luis. Ficciones. Edit. Joaquín Mortiz. México. 2006. pp. 139 y 140. 
71
 Ibidem. p. 83. 
72
 SAN AGUSTIN Op. Cit. pp. 203-206. 
73
 Cfr. TRUYOL Y SERRA Op. Cit. p.40. 
74
 LA BIBLIA, Op. Cit. p. 609. 
16 
 
entre una opción u otra, incluso por la peor a sabiendas de que hay una mejor 
(idea de la akrasia).75 
 
El hombre oscila entre lo bueno y lo malo, pero nunca se gradúa de uno o de otro, 
ya que nos construimos con nuestros actos y decisiones constantemente, estamos 
en cierto modo, inacabados y en proceso de formación. La vida es una secuencia 
de posibilidades y por lo tanto de actos y de decisiones. El libre albedrío, aclara 
Schopenhauer, es la libertad moral y más concretamente, el poder querer.76Es 
esta condición la que permite que el hombre se revuelva entre el bien y el mal 
siendo “lo más maravilloso y terrible que hay en el mundo, creador tanto del bien 
como del mal.”77 
 
Concluyo en este punto, antes de tratar de lleno el tema de la libertad, que el 
hombre no es absolutamente libre ni está completamente determinado. En el 
hombre se confunden libertad y necesidad, ambos confluyen en él y lo definen. No 
estamos absolutamente determinados, pero tampoco tenemos la capacidad de ser 
siempre libres en última instancia. Es innegable que somos lo que somos en parte 
por nuestra carga genética, nuestros impulsos de seres vivos, las pulsaciones 
inconscientes y el entorno que nos rodea, sí, pero no sólo; somos lo que somos, 
también, por las decisiones y actos autónomos que realizamos, y recorremos, en 
cierta medida, el camino que decidimos recorrer (o a esto debe aspirarse). “La 
libertad es dialécticamente complementaria de la necesidad, tanto como son 
complementarios lo permanente y lo cambiante”78o la luz y la oscuridad. Ambas, 
sostuvo el mexicano-catalán Eduardo Nicol, “dependen en el hombre la una de la 
otra, se conjugan la una con la otra”, tenemos una doble causalidad: necesaria y 
libre, que coexisten en nosotros y nos definen. Efectivamente hay “fuerzas 
 
75
 Cfr. SAVATER Op. Cit. p. 76. 
76
 Cfr. SCHOPENHAUER Op. Cit. pp. 10-13. 
77
 SOFOCLES En GONZÁLEZ JULIANA. El ethos, destino del hombre. Fondo de Cultura 
Económica. México. 1997. p. 17. 
78
 GÓNZALEZ. Etica y Libertad. Op. Cit. 304. 
17 
 
tumultuosas que operan en la realidad”, pero al mismo tiempo, “el hombre es 
agente de acontecimientos.”79 
 
Además de las formas de determinismo ya mencionadas, nuestras acciones están 
enmarcadas y delimitadas por el destino: lo no elegido que elige por nosotros, el 
tiempo y la muerte. En este sentido, Marcel Conche, en Tiempo y destino, arroja 
un razonamiento lapidario: “No voy a morir voluntaria ni libremente, porque si 
pudiese elegir no es eso lo que elegiría. Pero tampoco es libremente como paso 
de un instante a otro y me aproximo así, inexorablemente, al instante de la 
muerte.”80 
 
Somos víctimas de lo irremediable, y podemos centrarnos únicamente en esto, en 
el no-ser como nuestra última parada y en los diversos factores que nos delimitan, 
o podemos aceptarlo y complementarlo con el margen de acción que nos es dado, 
ese espacio en el que somos nosotros quienes construimos, decidimos y 
actuamos, esa esfera de posibilidades que nos permite deliberar y elegir, no 
exentos de fatalismo y factores externos, pero tampoco de libertad. “El ser-libre es 
determinado e indeterminado, real y posible a la vez.”81 
 
“Quienes afirman que el hombre es libre no sostienen que lo sea en todo lo que 
hace” 82afirma Frondizi. No nos es dado escoger el mundo en que va a hacerse 
nuestra vida, y en ese sentido algo tenemos de fatalidad, pero siempre contamos 
con un margen, con un horizonte vital de posibilidades: esta es nuestra dimensión 
de la libertad.83 
 
Hay cosas ya dadas, pero hay cosas que nosotros creamos, modificando así el 
mundo a partir de nuestra condición de seres libres. “El paisaje de nuestra libertad 
presente y futura, está configurado a partir de las obras de la libertad ya 
 
79
 SAVATER Op. Cit. 44. 
80
 En. Ibidem. p. 85. 
81
 GÓNZALEZ. Etica y Libertad. Op. Cit. 300. 
82
 FRONDIZI, Op. Cit. p. 224. 
83
Cfr. RECASÉNS SICHES, Op. Cit. p. 74. 
18 
 
ejercida”84, nos dice Savater, como evidenciade que muchas veces, no todas, la 
libertad del hombre y sus manifestaciones se imponen al devenir de los 
acontecimientos naturales. Concluyo: 
 
“Cada mañana vengo para ver 
que todo está servido” 
 
Dice Gil de Bidema, y agrega: 
 
“Cada mañana vengo, 
cada mañana vengo para ver 
lo que ayer no existía.”85 
 
4. La libertad. 
 
El problema de la libertad ha sido central dentro de los cuestionamientos acerca 
de la naturaleza humana. Nos interesa saber si somos libres, no solo por el afán 
de conocimiento, sino porque la solución dada influye sobre nuestras acciones. Si 
el hombre es libre, se esforzará por encontrar la solución o el encauzamiento 
adecuado de dicha condición, siendo así dueño de la dirección de su vida. En 
cambio, si su conducta y decisiones están determinadas, la actitud será de 
resignación ante los hechos.86 
 
Dice Isaiah Berlin que “la concepción que se tenga de libertad se deriva 
directamente de las ideas que se tengan sobre lo que constituye el yo, la persona, 
el hombre.”87 De ahí que haya tantos acercamientos a la libertad, como los haya al 
ser humano. Al ser una palabra o un concepto nunca terminado ni definitivo, la 
libertad ha servido para abanderar causas distintas y para justificar posiciones 
 
84
 SAVATER Op. Cit. p. 88. 
85
 GIL DE BIDEMA, Jaime. Las personas del verbo. Seix Barral. Barcelona. 2010. p. 55. 
86
 Cfr. FRONDIZI Op. Cit. p. 19. 
87
 BERLIN, Isaiah. Cuatro Ensayos sobre la Libertad. Alianza Editorial. Madrid. 2000. p. 233. 
19 
 
completamente contradictorias. Pongo dos ejemplos: En la Guerra Civil de 
Estados Unidos el norte pelaba por la libertad de los esclavos y el sur por la de 
cada estado de decidir por sí mismo.88 
 
El segundo es contemporáneo: la Constitución Siria vigente, que “ampara” al 
gobierno de Bashar Al-Assad y sus crímenes en contra de la población civil, 
establece en su artículo 25, encubriendo lo que realmente ocurre, que la libertad 
“es un derecho sagrado.”89 Nada más alejado de la realidad, la libertad como 
simulación y como apariencia. 
 
 Al respecto Tzvetan Todorov, afirma que “ya no nos preocupamos por cuestionar 
la realidad que se esconde detrás de las palabras… la libertad ¿no corre el peligro 
de encubrir un simple deseo de poder?” 90La dificultad de definirla es resbaladiza 
precisamente porque no existe identidad entre las palabras y la realidad que 
esconden. Por eso, resulta esencial analizar y acotar lo que se entenderá por 
libertad para efectos de lo pretendido en este trabajo. 
 
En el mundo moderno, los problemas de la libertad no pueden ser resueltos por 
fórmulas simples y totalitarias, sino por el estudio de los límites y de las 
condiciones, en un campo y en una situación determinada.91 La libertad no puede 
concebirse como un algo absoluto y puro, opuesto y excluyente de la necesidad y 
la determinación, la libertad siempre es relativa y situacional y varía por tanto en 
sus grados y en sus modos concretos.92 No hay hombre absolutamente libre y la 
libertad no es una cualidad permanente. 
 
 
88
 Cfr. FRONDIZI Op. Cit. p.166. 
89
 Syrian Constitution (2011) http://karari.org/it/node/26490 Idioma: Inglés. Karari, Participative 
Democracy Plataform. Consultado el 11 de septiembre de 2012. 
90
 TODOROV, Tzvetan. La fascinación ante la guerra. El País, Edición Impresa. México. 
Consultado el 11 de septiembre de 2012. p. 21. 
91
 Cfr. ABBAGNANO Op. Cit. p. 747. 
92
 Cfr. GONZÁLEZ, Etica y Libertad. pp. 226 y 313. 
http://karari.org/it/node/26490
20 
 
Al poder ser abordada desde diferentes frentes, el análisis de la libertad ha 
arrojando resultados incompatibles. Por ejemplo, para Robert Filmer93, es 
anárquica, la libertad consiste en hacer cada uno lo que le parezca y vivir como le 
guste sin vinculación por ley alguna, mientras que para Kant “la voluntad libre y la 
voluntad sometida a las leyes morales, son una y la misma cosa”94 ya que la ley 
moral no se basa en elementos pasajeros y circunstanciales sino en la razón, que 
es común a todos los hombres y constituye por tanto un fundamento de validez 
universal. Así de divergentes pueden ser los resultados de someter a la libertad a 
exámenes tan diferentes. Construir esquemas a partir de la libertad, implica 
necesariamente establecer u optar de antemano por un significado del cual derivar 
sus implicaciones y manifestaciones. 
 
A pesar del carácter ambivalente de la libertad, es importante señalar que, 
concebida en sentido ontológico, la libertad implica algo universal y permanente, 
abarcando y fundamentando todas las modalidades en que deriva. El ser-libre es 
la propiedad fundamental y distintiva del ser humano, independientemente de 
cómo y qué tanto la ejerza.95Todo hombre es libre en su medida y posee, además, 
un ser-libre en potencia, esto es, libertad latente o realizable, y aplicable en 
diversos campos. La libertad es un atributo del hombre. 
 
A continuación analizaré a grandes rasgos y para dibujar un panorama amplio y no 
unidireccional de la libertad: la liberad como asimetría social de Bauman, la 
libertad absoluta del existencialismo y la libertad moral en general, para 
finalmente, desembocar en la distinción que será crucial para el desarrollo y 
desenlace de esta tesis, la libertad negativa y la libertad positiva. 
 
 
 
 
93
 Cfr. ABBAGNANO Op. Cit. 742. 
94
 FRONDIZI Op. Cit. p. 83. 
95
 Cfr. GONZÁLEZ, Etica y Libertad. p. 300. 
 
21 
 
Libertad como asimetría social: Bauman96 
 
La libertad nació como un privilegio y mantiene ese carácter hasta la actualidad. 
Ser libre significa escalar de una condición social inferior a una superior, 
segregando a los demás y propiciando diferencias sociales. Se es libre sólo en 
contraposición a los no libres. 
 
El origen sociológico o sociogénesis de la libertad se refiere a las dislocaciones, o 
problemas sociales no resueltos que, a través del tiempo, modificaron la red de 
dependencias entre unos hombres y otros, articulando un nuevo discurso de la 
libertad que es a su vez, un correlato de redefiniciones sociales y luchas de poder. 
Por ejemplo: la Carta Magna de Juan sin Tierra, la “gran carta de las libertades”, 
liberaba a los barones terratenientes del poder superior del monarca (no 
determinación de impuestos arbitrarios o establecimiento de un juicio ante 
iguales), representando el desenlace y la conquista de una lucha de poder. La 
libertad se transforma así en un privilegio ganado al rey por parte de una categoría 
relativamente pequeña de súbditos ricos y poderosos, segregando a todos los 
demás. De ahí que la libertad suponga e implique diferencia social, aún en el 
mundo contemporáneo, como veremos en el capítulo tercero. 
 
Libertad existencialista97 
 
Al no existir un Dios y preceder la existencia a la esencia, no hay nada que nos ate 
y somos por tanto, libres de actuar como prefiramos. Como había mencionado, 
para Sartre la nada forma parte de nuestro ser ya que somos posibilidad. Sólo 
nuestra libertad es irrenunciable, es ella el fundamento de nuestra vida y del 
proyecto que orienta nuestra existencia. “Estamos condenados a la terrible 
necesidad de ser libres”98, sostuvo sin contradicción. Hemos sido arrojados a la 
 
96
 Cfr. BAUMAN, Zygmunt. Libertad. Editorial Nueva Imagen. México. 1991. pp. 19-91. 
97
 Cfr. FRONDIZI Op. Cit. pp. 242-246. 
98
 SARTRE, Jean-Paul. El ser y la nada. Editorial Losada. Novena Edición. Buenos Aires. 1993. p. 
475. 
22 
 
libertad, el hombre es libre pero no ha elegido serlo. No tenemos más opción que 
escoger y vernos sometidos a un constante bombardeo de posibilidades. La 
libertad es autonomía de elegir y no podemos evitarla. Incluso cuando escogemosno escoger, hemos escogido. Por lo tanto, el hombre es siempre libre, sin 
excepción. 
 
Ser libre y temporal implica posibilidades, las posibilidades indeterminación, la 
indeterminación vacío, y el vacío angustia. Esto genera, en palabras de Søren 
Kierkegaard, que “la angustia sea el vértigo de la libertad” cuando ésta, “fija la 
vista en el abismo de su propia posibilidad.”99 Para el existencialismo la libertad es 
irrestricta, y por tanto no admite la existencia de valores o normas reguladoras de 
nuestra conducta, ya que si ellas existieran, conformarían un límite, y como se ha 
sostenido, para Sartre la libertad carece de ellos. 
 
Libertad Moral100 
 
El ámbito de la libertad moral, es sin duda, el ámbito de la interioridad, aunque la 
libertad moral, implica también la dimensión práctica o de las acciones. Es por 
tanto praxis y conocimiento; consciencia. La libertad moral se ejerce, no sólo 
cuando se delibera sino también cuando la interiorización cristaliza en acción. 
 
La libertad moral no implica la restricción del hombre, sino que al contrario, al 
ejercerla se adueña de sí y es realmente autoconsciente, venciendo la 
enajenación. Es él mismo y pone su propio designio. La libertad moral genera 
autarquía “siempre en la alternativa de ascenso o de caída.”101 En el orden ético 
no hay nada que sea rigurosamente fijo y estable, y precisamente por eso es libre 
y por lo tanto, moral. 
 
 
99
 KIERKEGAARD Op. Cit. p. 66. 
100
 Crf. GONZÁLEZ, Ética y Libertad Op. Cit. pp. 312-318. 
101
 GONZALEZ. Ética y Libertad. Op. Cit. p. 217. 
23 
 
Esta idea de autarquía y de vencer a la enajenación, concuerda con la idea de 
“Ilustración” de un filósofo eminente y categóricamente moral: Kant. Para él, ser 
ilustrado es servirse del propio entendimiento, es decir, el libre pensar sin estar 
sujeto a la guía de otro. Esta libertad, a la larga, facilita la libertad de actuar. Así, el 
hombre es algo más que una máquina.102 
 
Finalmente, la importancia de la libertad en la vida del hombre radica en su 
facultad de elegir, pero además, en su función de dirigir la voluntad, de encauzar 
la acción.103 Eso nos lleva al siguiente apartado, soporte fundamental de la que 
será la propuesta final de esta tesis. 
 
5. Libertad positiva y negativa. 
 
Dentro de los muchos acercamientos que se han hecho a la libertad, este resulta 
especialmente importante para efectos de lo que busco proponer. No es el único, 
ni es, como hemos visto, un enfoque absoluto y exento de fisuras. Dentro de la 
amplia gama de “libertades”, la libertad positiva justifica lo que intentaré plantear, 
por lo que, para efectos de este trabajo y sin desconocer que fuera de éste hay 
muchísimas “libertades” en un forcejeo, seguramente interminable, me basaré en 
ella y daré por presupuestos sus postulados. He aquí pues, en qué consiste. 
 
Isaiah Berlin fue quien estableció la diferencia entre la libertad positiva y la libertad 
negativa en su ensayo titulado Dos conceptos de libertad. La libertad negativa 
quiere decir la ausencia de restricciones, que otros no se interpongan en mi 
actividad, “poder actuar sin ser obstaculizado a través de la intervención 
deliberada de otros seres humanos.”104La libertad negativa es la “no interferencia”. 
Esto significa que “los mudos son libres de hablar, los sordos de oír y los 
 
102
 Cfr. KANT, Emmanuel. ¿Qué es ser ilustrado? Universidad Nacional Autónoma de México. 
México. 2010. pp. 13-28. 
103
 Cfr. KURI BREÑA, Daniel. Introducción Filosófica al Estudio del Derecho. Editoral Jus. México. 
1978. p. 179. 
104
 Cfr. BERLIN Op. Cit. pp. 220-228. 
24 
 
analfabetas de leer.”105 Este sentido de libertad representa la falta de todo 
obstáculo o la ausencia de fuerzas necesitantes en palabras de Schopenhauer. Es 
estar libre de coerciones. 
 
Es en virtud de este enfoque que muchos han pretendido reducir el problema de la 
libertad al de la elección: soy libre siempre y cuando pueda elegir entre diversas 
alternativas. Y sí, pero no sólo. 
 
John Stuart Mill en su famoso ensayo On Liberty, desarrolla una idea de libertad 
eminentemente negativa. El hombre ante la sociedad, es responsable de sus 
actos, pero en lo que concierne a él mismo su independencia debe ser absoluta, 
ya que cada hombre es soberano sobre sí mismo. Podemos hacer lo que 
queramos siempre que no perjudiquemos a nuestros semejantes. La única 
intervención que se justifica es aquella que se hace en propia defensa, pero no 
hay derecho alguno para intervenir en la esfera de libertad de un individuo para 
obligarlo a hacer algo, ni siquiera por su propio bien físico o moral. 
 
Así, nuestra libertad de pensamiento, de opinión, de gustos e inclinaciones deben 
ser absolutas, ya que nuestra libertad de buscar el propio bien por nuestros 
propios medios, es ilimitada. Como es de esperarse, Mill exalta el individualismo 
como una de las condiciones esenciales del bienestar; se debe enaltecer a los 
individuos excepcionales y desalentar los comportamientos de masas ya que 
ahora, “todos leen lo mismo, escuchan lo mismo, van a los mismos sitios e incluso 
sus temores y esperanzas se relacionan con los mismos objetos.”106 
 
La libertad concebida únicamente como no intervención sugiere que todos 
podemos ser igualmente libres siempre y cuando no interfiramos en la esfera de 
libertad de los demás. En este sentido, una sociedad puede llamarse libre 
 
105
 MANRIQUE GARCÍA, Ricardo. Los enemigos ocultos de los Derechos Sociales. (2009) 
http://www.portalfio.org/inicio/archivos/cuadernos_electronicos/numero_5/4_%20Los%20enemigos
%20ocultos%20de%20los%20derechos%20sociales.pdf Idioma: Español. Consultado el 2 de 
septiembre de 2012. 
106
 MILL, John Stuart. Sobre la Libertad. Editorial Diana. Primera Edición. México. 1965. 
http://www.portalfio.org/inicio/archivos/cuadernos_electronicos/numero_5/4_%20Los%20enemigos%20ocultos%20de%20los%20derechos%20sociales.pdf
http://www.portalfio.org/inicio/archivos/cuadernos_electronicos/numero_5/4_%20Los%20enemigos%20ocultos%20de%20los%20derechos%20sociales.pdf
http://www.portalfio.org/inicio/archivos/cuadernos_electronicos/numero_5/4_%20Los%20enemigos%20ocultos%20de%20los%20derechos%20sociales.pdf
25 
 
cumpliendo solamente con esta condición. Pero en la realidad, es evidente que 
esto no es suficiente para que una persona pueda actuar libremente en un sentido 
o en otro. Atendiendo sólo a la libertad negativa, un indigente y un banquero son 
igualmente libres de acudir a un hospital particular. Estas imposibilidades reales 
no pasan desapercibidas para la libertad positiva. 
 
Para Berlin, ésta consiste en que nuestras decisiones dependan de nosotros 
mismos y podamos actuar en consecuencia, concebir los propios fines y 
realizarlos. De ahí que podamos distinguir dos elementos: estar en posesión de la 
razón y poder actuar en función de la misma. 
 
En el ensayo citado, Berlin, enfatiza en el primer elemento, es decir, la parte del 
autodominio y de ser dueño de la razón por la que se actúa, pero para efectos de 
esta tesis, el énfasis se hará en el segundo: la libertad es el poder para actuar. Es 
fundamental destacar que para que se dé la libertad positiva, debe coexistir con la 
negativa. Para que sea posible orientar la voluntad hacia un objetivo actuando, es 
necesario que estemos libres de obstáculos y restricciones. “La posibilidad 
efectiva de actuar y escoger es la característica fundamental del acto libre.”107Es 
así como la libertad positiva abarca a ambas, otorgando al ser humano una esfera 
de libertad mucho más amplia y sobre todo, ejercible y real (o a eso aspira). 
 
 Se puede resumir que se es libre cuando se tiene el poder de hacer. Savater 
apunta que la libertad no se refiere a lo que queremoshacer sino a lo que 
podemos hacer. 108 
 
Un concepto similar y que encontraremos útil es el de libertad real, propuesto por 
Philippe Van Parijs. Para él, la libertad positiva es un asunto de poder y de 
capacidad, por lo que la libertad real consiste en poseer los medios, no solo el 
derecho, para hacer cualquier cosa que uno pudiera querer hacer en aras de las 
 
107
 FRONDIZI Op. Cit. p.271. 
108
 Op. Cit. SAVATER p. 97. 
26 
 
vidas que uno puede querer desarrollar.109 Para que esto sea posible, es 
necesario “desarrollar una serie de esquemas que hagan de la libertad algo más 
que una mera proclamación teórica, que no significa nada concreto para millones 
de personas que no tienen los medios para hacer que su existencia cotidiana sea 
realmente libre.”110 
 
Estos medios, son lo que Amartya Sen denomina oportunidades y son 
indispensables para el desarrollo de la capacidad, o en otras palabras, la libertad 
para la capacidad de acción. Para la teoría de la justicia de Sen es indispensable 
atender a la categoría de libertad positiva, definida por lo que una persona puede 
conseguir, preocupándonos por la oportunidad real que tenemos para realizar lo 
que valoramos. 
 
La capacidad se concentra especialmente en las oportunidades sustantivas y en 
los fines que una persona tiene razón para adoptar, es decir, “la capacidad no es 
solo lo que la persona realmente termina por hacer, sino también lo que ella es de 
hecho capaz de hacer, elija o no aprovechar esa oportunidad.”111 
 
La libertad positiva es así, valiosa al menos en dos sentidos: primero porque nos 
da la oportunidad real de perseguir esas cosas que valoramos y segundo, porque 
atribuye también importancia al proceso de elección como tal. “El foco aquí es la 
libertad que una persona realmente tiene para hacer esto o aquello.”112 
 
Cabe destacar que la capacidad de acción se tiene, independientemente de que 
se obtengan o no los fines u objetivos proyectados, o como los denomina Sen, los 
efectos de culminación. Por lo tanto, garantizar la libertad positiva implica el 
aseguramiento de los medios, igualando la capacidad y por lo tanto la libertad 
 
109
 VAN PARIJS, Philippe. Libertad real para todos. Paidós. Barcelona. 1996. pp. 42 y 53. 
110
 Libertad como no dominación: Philippe Van Parijs. 
www.biblio.juridicas.unam.mx/libros/6/2570/9.pdf Idioma: Español. Biblioteca Jurídica Virtual del 
Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Consultado el 4 de septiembre de 2012. 
111
 Cfr. SEN, Amartya. La idea de Justicia. Editorial Taurus. México. 2010. pp. 258-320p. 265. 
112
 Ibidem. p. 261. 
http://www.biblio.juridicas.unam.mx/libros/6/2570/9.pdf
27 
 
positiva de las personas, pero no garantiza (por ser ajeno a ella) la realización de 
los fines, sea por factores externos o por la decisión del actor de no ejercerla. 
 
La libertad positiva se concentra, pues, en las oportunidades y capacidades que 
permiten a las personas poder cristalizar sus elecciones libres en realidad. 
Habiendo definido la libertad positiva, concluyo este capítulo y encauso el 
siguiente: “los hombres que están medio desnudos, mal alimentados, enfermos y 
que son analfabetos”, dice Berlin, “necesitan ayuda médica y educación antes de 
que puedan entender qué significa un aumento de su libertad.”113 No hay libertad 
positiva sin medios y esos medios suponen decisiones políticas, de eso trataré en 
el capítulo siguiente. 
 
113
 BERLIN, Op.Cit. p. 223. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO SEGUNDO 
El Estado y el orden jurídico 
 
La leyes, los tribunales, la organización 
de los estados, los estatutos de las 
ciudades son todos para vosotros… 
Si vosotros no respiraseis y caminaseis 
aquí ¿dónde estarían todos ellos? 
Los poemas más famosos serían 
cenizas. 
Las oraciones y las obras teatrales 
estarían vacías.114 
Walt Whitman 
 
114
 WHITMAN, Walt. Hojas de Hierba. Editorial Austral. Barcelona. 2011. p. 198. 
29 
 
Capítulo segundo. El estado y el orden jurídico. 
 
Habiendo abordado el origen y la condición del ser humano, queda por resolver la 
cuestión de sus fines y los medios que utiliza para perseguirlos. Está claro que 
todo intento o toda construcción tendiente a la búsqueda de sus propósitos, tiene 
un origen y un componente inevitablemente humano; son por tanto perfectibles y 
nunca definitivos. El Estado y el orden jurídico son expresiones de este intento; 
por lo tanto no descansan en el vacío y actúan en función de algo. 
 
Ambos constituyen en última instancia una apuesta del hombre para perseguir, en 
palabras de Amartya Sen, “aquellas cosas que le resulta valioso ser o hacer”115, o 
en términos de John Rawls, “el sistema de fines que para él es racional 
conseguir.”116 El análisis de estas cuestiones marcará la pauta de este segundo 
capítulo. 
1. La dimensión social del ser humano y su 
organización. 
 
Además de libres y racionales, somos seres sociales, animales políticos 
tendientes a interactuar en una compleja red de relaciones mutuas. Estamos 
llamados a vivir en la polis por exigencia de nuestra propia esencia, es de dioses o 
de bestias no asociarse. 117 
 
El hombre, en función de esta naturaleza libre y racional, se agrupa “apuntando al 
bien mayor de la comunidad.”118Nos asociamos por naturaleza y al mismo tiempo, 
 
115
 SEN, Amartya. Op. Cit. p. 262. 
116
 RAWLS, John. Teoría de la Justicia. Fondo de Cultura Económica. México. 2010. p. 25. 
117
Cfr. ARISTÓTELES. Política. Editorial Porrúa. México. 1998. p.159. 
118
 Ibídem. p. 157. 
30 
 
impulsados por la razón. En palabras de John Hooker “nos sentimos naturalmente 
inducidos a buscar la comunión y la asociación con otros.”119 Este proceso social 
implica necesariamente, el surgimiento y la transformación de distintas formas de 
organización política o modalidades del ejercicio del poder. 
 
El poder se refiere a “la relación entre varios actores, en virtud de la cual uno de 
ellos conduce a los demás a actuar de manera distinta a como lo habrían hecho 
de no existir ella”120 y como veremos, detentarlo implica una justificación. Para los 
antiguos por ejemplo, era teocrático, derivaba de dios. En Babilonia el rey era un 
representante del dios Baal, en Egipto los faraones eran dioses vivientes, faraón 
significa literalmente “Puerta del Cielo.” Incluso en la actualidad, la concepción 
islámica sostiene que no hay más autoridad que la de Alá, de quien los 
gobernantes en la tierra son como la sombra.121 
 
El surgimiento de las diversas formas de ejercicio del poder, o del Estado lato 
sensu, son producto de un proceso social, connatural al hombre que puede 
resumirse de la siguiente manera: la primera forma de sociedad fue la tribu, una 
pequeña comunidad regida por lazos familiares y sin clases sociales. 
Posteriormente, con el descubrimiento de la agricultura, esas tribus se asentaron 
en un territorio determinado y poco a poco, se fueron formando las ciudades y con 
ellas la división de trabajo: en Atenas del siglo V a.C. únicamente la décima parte 
de la población estaba formada por ciudadanos y el resto por esclavos. Con el 
surgimiento de las ciudades “la organización política se torna más compleja 
porque la población es más numerosa; e implica necesariamente una 
administración.”122 
 
Tras la caída del Imperio Romano de Oriente, las ciudades caen en decadencia, 
derivando en el feudalismo. Los señores feudales eran propietarios de las tierras, 
 
119
 En LOCKE, John. Ensayo sobre el Gobierno Civil. Editorial Porrúa. México. 1997. p. 9. 
120
 DUVERGER, Maurice. Sociologíade la Política. Editorial Ariel. México. 1983. p. 172. 
121
 Cfr. TRUYOL Y SERRA, Antonio .Op. Cit. Tomo I. pp. 25, 35, 65 y 292. 
122
 DUVERGER, Maurice. Op. Cit. p. 43. 
31 
 
jefes militares y jefes políticos, categorías justificadas por los lazos de sangre, el 
honor militar, la religión y la fidelidad personal. En este contexto, surge el 
monarca, esbozando la idea de Estado y fundando su jerarquía en el honor, es 
decir, que “el preconcepto de cada persona y de cada clase toma el lugar de la 
virtud política y la representa.”123Tras el desenlace de tensiones políticas y el 
desarrollo del comercio y la industria surge en sentido sociológico y a grandes 
rasgos, el estado-nación.124Este breve recuento, nos permite observar que el 
Estado es un fenómeno a la vez natural y voluntario. 
 
La sociedad como “suma de individuos vinculados por una multiplicidad de 
interacciones”125ha instaurado, entonces, distintas formas de organización del 
poder culminando con la creación del Estado tal y como lo conocemos hoy, 
aunque, respecto de su origen exacto “es imposible determinar el cuándo.”126 
 
Como producto de esta naturaleza racional, se crea, en términos hobbesianos, 
“ese gran Leviatán que llamamos Estado, que no es sino un hombre artificial, 
aunque de mayor estatura y corpulencia que el natural”127destinado a la protección 
y defensa de sus miembros. 
 
El Estado es visto como un bien o como un mal necesario, como opresor o como 
liberador. Ha sido desde hace siglos “una de las creaciones humanas más 
extraordinarias y también de las más temibles”, en palabras de Michel 
Foucault.128Su definición no ha sido nunca definitiva y unívoca. Se le ha visto de 
una u otra manera dependiendo del contenido que se le dé, pudiendo divergir en 
lo referente a su naturaleza, sus finalidades o su fundamento. 
 
 
123
 MONTESQUIEU, Charles Louis de Secondant. Del Espíritu de las Leyes. Edit. Porrúa. México. 
1998. p. 19. 
124
 Cfr. DUVERGER, Maurice. Op. Cit. pp. 40-46. 
125
 ROCHER, Ruy. En SERRA ROJAS, Andrés. Ciencia Política. Edit. Porrúa. México. 1985. p. 35. 
126
 Op. Cit. GONZÁLEZ URIBE, Héctor. p. 443. 
127
 HOBBES, Thomas. Leviatán. Fondo de Cultura Económica. México. 1998. p. 3. 
128
 FOUCAULT, Michel. La vida de los hombres infames. Editorial Altamira. Buenos Aires. 1996. p. 
205. 
32 
 
En este sentido, para Kant “el Estado es la unión de hombres bajo la ley”129 y para 
Hugo Grocio “la asociación perfecta de hombres libres, unidos para gozar sus 
derechos y la utilidad común.” 130 El Estado está vinculado en estos casos, con las 
leyes como medio y con el bien común como finalidad. 
 
Por otro lado, el Estado para Karl Marx “es un órgano de coacción de clases, 
inventado por unos cuantos opresores”131 y para Max Weber “es una relación de 
dominación de hombres sobre hombres, que se sostiene por medio de la violencia 
legítima.”132 Coacción y violencia legítima, son en estos casos los rasgos 
característicos del Estado. Es por tanto evidente, que no es posible unificar los 
criterios y que cada autor asienta su teoría sobre bases y convicciones diferentes. 
Es por esto que dotar de contenido al Estado y sus finalidades constituye, en 
última instancia, un acto de fe. Fe en las propias convicciones y en los conceptos 
primeros sobre los que se edifica un sistema de pensamiento. Fe en el sentido de 
un “compromiso en relación con una noción cualquiera”133 ya que el Estado no es 
un ser indiscutible y terminado. 
 
Se puede afirmar y creer que “el Estado sólo se justifica en cuanto aspire a una 
ordenación justa”134, o se puede por otro lado, afirmar de tajo que no existen los 
valores y que nada se puede comparar ni juzgar, librándonos así de una causa 
primera y de cualquier tipo de responsabilidad.135 
 
Ante la inevitable variedad de visiones, la idea es crear una teoría o un sistema 
coherente hacia el interior que permita justificar las conclusiones a las que se 
piensa llegar. Es innegable la incompatibilidad respecto de las distintas formas y 
contenidos tanto del Estado como del Derecho y sus finalidades, pero de lo que se 
 
129
 STRAUSS, Leo (compliador). Historia de la Filosofía Política. Fondo de Cultura Económica. 
México. 2010. p. 569. 
130
 Ibidem. p. 370. 
131
 Ibidem. p. 759. 
132
 WEBER, Max. El político y el científico. Editorial Colofón. México. 2002. p. 9. 
133
 ABBAGNANO, Nicola. Op. Cit. p. 524. 
134
 HELLER, Hermann. Teoría del Estado. Fondo de Cultura Económica. México. 1992. p. 236. 
135
 Cfr. NIETZSCHE, Friedrich. Op. Cit. p. 87. 
33 
 
trata es de construir una visión lógicamente sustentable, aunque de forma 
inevitable, cargada de pulsiones ideológicas. La cuestión del Estado y en última 
instancia de las finalidades del hombre, no son susceptibles de resultados 
científicos irrefutables, si no de acercamientos y acotaciones. Pongo tres 
ejemplos: 
 
Escribió Pablo el apóstol: “Que todos se sometan a las autoridades que nos 
dirigen. Porque no hay autoridad que no venga de Dios, y todas las que existen 
han sido establecidas por Dios”.136 
 
Por su parte Friedrich Engels sostuvo que “el Estado es un producto de la 
sociedad cuando ésta se ha enredado en una irremediable contradicción consigo 
misma y se hace necesario un poder para amortiguar el choque.”137 
 
Finalmente, Nicolás Maquiavelo estableció que la preservación del Estado justifica 
cualquier acción del soberano y menciona dos formas de hacerlo, a través de las 
leyes y a través de la fuerza. Muchas veces la primera no es suficiente y resulta 
necesario recurrir a la segunda. “Un príncipe debe ser medio animal medio 
hombre.”138 
 
Por mi parte intentaré demostrar que el Estado y el Derecho al ser creaciones de 
hombres racionales y libres, valiosos en sí mismos, deben responder a sus 
intereses y procurar las condiciones necesarias para que los individuos sean igual 
y realmente libres. 
 
 
 
 
 
 
136
 La Biblia. Op. Cit. pp. 367 y 368. 
137
 En GONZÁLEZ URIBE, Héctor. Op. Cit. p. 449. 
138
 MAQUIAVELO, Nicolás. El Príncipe. Editorial Austral. México. 2006. p. 119. 
34 
 
2. El orden jurídico estatal. 
 
Hablar del Estado, tarde o temprano implica hablar del Derecho. Uno y otro en 
tanto que productos (necesarios o voluntarios) del hombre, responden a una 
finalidad y no existen sin una razón de ser, independientemente de su contenido. 
“Toda actividad humana –nos dice Eduardo García Máynez– responde a un 
sentido teleológico, es decir, ineludiblemente se dirige hacia la consecución de 
ciertas finalidades”139 mismas que por lo general se plantean en función de su 
valía. Las actividades o productos humanos se desarrollan dentro del cauce 
previamente establecido por la finalidad, o a eso deben aspirar. 
 
Nietzsche en su afán de “contradecir como nunca se ha contradicho”140 sostiene 
que es “absurdo achacar la propia forma de ser a un fin. El concepto de fin es un 
invento del hombre, en la realidad falta el fin… se es necesariamente un pedazo 
de fatalidad.”141 
 
Tomando en cuenta esta aseveración, aunque sin darle completamente la razón, 
es que el fin debe ser visto como una aspiración o una meta que es posible 
plantear y perseguir, independientemente de su consecución, y que puede ser 
modificada sobre la marcha, pero nunca como un desenlace necesario e 
irrenunciable del devenir del hombre y de la sociedad, ya que eso dejaría poco 
espacio a la libertad y a la autodeterminación. Tanto el Estado como el Derecho 
tienen por tanto una razón de ser o un fin. La justificación del Estado –sostiene 
Georg Jellinek – implica “valores indiscutibles que lo dominen en consideraciones 
de índole racional y filosófica.”142 
 
 
139
 GARCÍA

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