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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA 
DE MÉXICO 
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES 
 
A R A G Ó N 
 
LOS TESOROS DE GUANAJUATO EN LA 
FIESTA DEL BICENTENARIO: CRÓNICA 
 
PRESENTA: 
PAOLA LORA SANTIAGO 
 
ASESORA: LIC. LETICIA ELISABET SANTA MARÍA GALLEGOS 
 
SAN JUAN DE ARAGÓN, ESTADO DE MÉXICO, OCTUBRE 2011 
P R O Y E C T O D E 
I N V E S T I G A C I Ó N P A R A 
T I T U L A C I Ó N C O N T R A B A J O 
P E R I O D Í S T I C O 
 
Q U E P A R A O B T E N E R E L T Í T U L O D E : 
 
 L I C . E N C O M U N I C A C I Ó N Y P E R I O D I S M O 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
 
Dedico este trabajo a mi familia y a la persona que 
siempre me acompañó en el largo trayecto que implicó 
llegar hasta aquí. 
 
 
 
 
 
Gracias a Dios por darme aliento y 
perseverancia para cerrar este 
importante ciclo en mi vida. 
Gracias papá y mamá por el cariño y el 
apoyo que siempre me han brindado. 
Gracias a mi compañero incondicional, 
por todos estos años de paciencia y de 
esfuerzo compartido. 
Gracias profesora Leticia por el apoyo y 
el impulso para la realización de este 
trabajo. 
Gracias a la UNAM por haberme dado 
cabida en sus aulas y por darme el 
orgullo y la satisfacción de ser uno de 
sus egresados. 
 
 
 
3 
 
ÍNDICE 
 
Introducción 
 
1. El inicio de la insurrección 
 
 Dolores Hidalgo: santuario de la patria 
 Atotonilco: toma del estandarte guadalupano 
 San Miguel de Allende: justicia al héroe olvidado 
 
2. Siguiendo los pasos de las huestes insurgentes 
 
 Celaya: origen del ejército mexicano 
 Salamanca: unión del pueblo con la insurgencia 
 Irapuato: al paso de los caudillos 
 
3. La victoria a sangre y fuego 
 
Guanajuato: un paso hacia la libertad 
Acámbaro: leal a la causa insurgente 
Pénjamo: cuna del libertador 
Recorrido por la Expo Bicentenario 2010 
 
Consideraciones finales 
 
Fuentes de consulta 
 
 
 
3 
 
 
 
 
Presentación 
 
 
 
 
Los tesoros de Guanajuato en la fiesta del Bicentenario es una crónica que 
desarrollo a partir de un viaje que realice al estado de Guanajuato en el mes de 
julio del año 2010, fecha en que iniciaron los festejos con motivo de los doscientos 
años del inicio de la lucha por la Independencia de México. El recorrido se realizó 
por diez de las ciudades que formaron el itinerario del ejército insurgente, las 
cuales fueron seleccionadas de acuerdo a la trascendencia de los hechos ahí 
ocurridos y a su importancia turística; dichas ciudades fueron: Dolores Hidalgo, 
Atotonilco, San Miguel de Allende, Celaya, Salamanca, Irapuato, León, 
Guanajuato, Acámbaro y Pénjamo. 
En el año 2010, en los diversos medios de comunicación, se habló mucho sobre 
los festejos del bicentenario del inicio de la lucha por la Independencia de México 
y a través de estos, se nos invitó, principalmente a los mexicanos, a acercarnos 
más a conocer sobre este periodo de la historia de nuestro país. 
La gran difusión que se le dio a esta celebración, despertó en mí el interés por 
conocer algunos de los sitios más emblemáticos donde se desarrolló el 
movimiento que culminó, con el nacimiento de un país y mostrar la imagen y vida 
actual que se desarrolla en estos lugares, a través de la presente crónica. 
Elegí visitar Guanajuato, ya que además de ser la cuna de la independencia, es un 
estado de gran riqueza arquitectónica, histórica y cultural, que vale la pena ser 
4 
 
recorrido a detalle, para disfrutar y aprovechar al máximo el amplio panorama que 
ofrece para todos sus visitantes. Durante la conmemoración del bicentenario, 
Guanajuato abrió sus puertas al turismo nacional e internacional, para acudir a 
varias de sus ciudades, las cuales presentaron exposiciones, espectáculos y 
eventos especiales con motivo de tal festejo. 
Durante el desarrollo de esta crónica, realicé una descripción detallada de los 
lugares y de sus habitantes, quienes a través de la entrevista me brindaron sus 
testimonios sobre la historia, costumbres y tradiciones de su ciudad. 
Debido a que la crónica está basada en hechos históricos reales, el lector se 
encontrará de pronto con una narración en retrospectiva que le permitirá conocer 
cómo se desarrolló la lucha por la Independencia de México en estos sitios y los 
pensamientos, temores, victorias y sufrimientos de sus principales actores. 
Cabe señalar que mi intención durante la realización de este trabajo, fue generar 
en el lector, a través de la descripción de estas diez ciudades, un sentimiento de 
nacionalismo, que despierte interés por conocer más acerca de nuestro país, de la 
gran diversidad de gente que se puede encontrar en un mismo estado, cada uno 
de ellos con creencias, costumbres e impresiones diferentes. Que pueda conocer 
de manera más humana a los principales personajes que formaron parte de la 
lucha por nuestra independencia, a través de anécdotas y datos poco conocidos. 
Esto, sin dejar de lado el contraste que inevitablemente existe entre los grandes 
gastos que se realizaron para llevar a cabo los festejos por el bicentenario, las 
fallas en su organización y la pobreza, desolación e indiferencia de algunos de los 
habitantes de Guanajuato. 
 En el capítulo uno, de manera paralela a la descripción de los lugares que visité 
durante mi recorrido, presento el relato de cómo fue el inicio de la insurrección a 
través de un paseo por Dolores Hidalgo, donde se llevó a cabo el famoso grito de 
Dolores, pasando por Atotonilco y la toma del estandarte de la Virgen de 
Guadalupe, para finalizar en San Miguel de Allende, hermosa ciudad de montaña 
5 
 
y cuna de Ignacio Allende, uno de los principales héroes de nuestra 
independencia. 
En el capítulo dos me enfoco básicamente en cómo fue el paso de los caudillos a 
través de algunas ciudades como Celaya, ciudad dulcera por tradición; 
Salamanca, importante sitio industrial; y la fértil y próspera ciudad de Irapuato, 
famosa por el cultivo de la fresa. 
En el capítulo tres realizo la narración de cómo fue tomada por los insurgentes la 
bella ciudad barroca de Guanajuato; el paso de estos por Acámbaro y sus 
tradicionales panaderías. En Pénjamo, describo el proceso de la elaboración del 
tequila y el lugar donde nació el cura Miguel Hidalgo. Por último, narro el 
recorrido realizado por la ostentosa y muy criticada Expo Bicentenario Guanajuato 
2010. 
Para la realización de la crónica, consulté libros de historia de México y revistas 
especializadas en turismo, mismos que sirvieron como fuentes de investigación 
documental. Esto con el fin de precisar datos referentes a personajes, fechas y 
sucesos ocurridos en Guanajuato, durante la lucha por la independencia de 
México y para poder definir una ruta de viaje donde se incluyeran las ciudades 
dentro del estado, que ofrecen el mayor atractivo turístico. Incluí la investigación 
de campo, al visitar los lugares donde se realizaron los festejos del bicentenario y 
se desarrollaron los eventos relacionados con el movimiento insurgente de 1810. 
 También se realizaron entrevistas para reunir opiniones y testimonios de los 
habitantes de Guanajuato y de algunoshistoriadores y cronistas. 
Este trabajo invita a conocer el Estado de Guanajuato desde todas sus 
perspectivas. Como un lugar cultural, lleno de historia, o bien, como un sitio 
cosmopolita, donde abundan los extranjeros y se encuentran todo tipo de 
diversiones. Sin embargo, también puede verse con tristeza, que es un sitio donde 
existe gente viviendo en pobreza extrema, esperanzada por unos festejos que tal 
vez les permitan ganarse un dinero extra, pero que por desgracia ello no les 
cambiará la vida. 
6 
 
 
 
 
Fotografía 1. Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores en Dolores Hidalgo, Guanajuato. 
Fuente: Paola Lora 
 
7 
 
 
 
 El inicio de 
la 
insurrección 
 
 
 
 
 
Dolores Hidalgo 
Santuario de la patria 
Me encuentro camino al lugar clave donde comenzaron los hechos que derivaron 
en nuestra libertad y nacimiento como nación. Son las 10:00 de la mañana y el 
pequeño auto en el que me transporto, va librando las sinuosas curvas de la 
carretera Dolores Hidalgo - Guanajuato. Estoy atravesando la sierra de Santa 
Rosa, hace bastante frío y la neblina dificulta mucho la visión; conforme sigo 
avanzando puedo ver los señalamientos colocados a un costado de la carretera 
que dicen Ruta del Bicentenario 2010. Siento emoción, orgullo de estar 
recorriendo Guanajuato, sobre todo en estas fechas en que se conmemoran los 
doscientos años de la gesta por la Independencia de México. A estas alturas del 
viaje, tengo la sensación de que ya formo parte de esa historia, me siento en las 
filas del ejército insurgente. 
Lo primero que veo al entrar a la ciudad, es una glorieta donde se encuentra el 
monumento dedicado a José Alfredo Jiménez. La escultura muestra al célebre 
compositor con un gabán y con su sombrero de charro en las manos. Por 
supuesto que visitaré la casa de José Alfredo, pues uno de los principales 
atractivos turísticos de este lugar. 
8 
 
Me dirijo a la Plaza Central de Dolores Hidalgo, Guanajuato. Me sorprende que 
este lugar esté considerado como un Pueblo Mágico de México, pues su imagen 
resulta bastante urbana. Roban mi atención las numerosas tiendas de ropa que se 
encuentran ubicadas sobre la Avenida Michoacán, pues no le piden nada a las de 
los centros comerciales de las grandes ciudades. 
Estaciono mi automóvil y comienzo a caminar. De pronto, mi mirada se ilumina y 
mi corazón comienza a latir rápidamente, pues a lo lejos ya puedo ver la Parroquia 
de Nuestra Señora de los Dolores. Siento que es como un imán que me jala y 
apresuro mis pasos para estar cuanto antes frente a ella. 
Con su fachada de cantera al estilo barroco, esta parroquia fue construida entre 
1712 y 1778. A los costados se encuentra enmarcada por dos torres y al centro 
está coronada por un bonito reloj. 
Antes de entrar a la parroquia, del lado izquierdo inferior del arco que enmarca el 
portón de madera, se encuentra una placa que tiene la siguiente inscripción: 
Desde este lugar arengó el Padre de la Patria al pueblo reunido en el atrio la 
mañana del 16 de Septiembre de 1810. 
Con motivo de las conmemoraciones del bicentenario del inicio de la lucha por la 
Independencia de México, la iglesia está siendo restaurada en algunas de sus 
partes. Sin embargo, eso no impide que pueda apreciarse su singular belleza y 
disfrutar de la sensación que produce encontrarse ahí dentro, respirando ese 
aroma indescriptible que tienen las cosas viejas y caminando por su antiguo piso 
de madera, que rechina de manera casi mística. 
En el altar principal se encuentra por supuesto la imagen de Nuestra Señora de 
Dolores, ataviada con un vestido color morado y una capa azul. También se 
pueden admirar dos bonitos retablos tallados en madera, uno dedicado a la Virgen 
de Guadalupe y otro a San José. Este último se encuentra sin la chapa de oro que 
recubre la madera del anterior y eso permite apreciar el maravilloso trabajo de 
tallado que se realizó para su elaboración. En los extremos del recinto hay un par 
9 
 
de capillas, donde se encuentra la imagen de la Santísima Trinidad y la del Señor 
de la Divina Misericordia. 
Salgo en silencio del lugar, pues no quiero interrumpir con mi presencia a las 
señoras que se reúnen ahí para rezar el rosario. 
Según el historiador y biógrafo de Miguel Hidalgo, Francisco Javier Luna, el pueblo 
de Dolores fue fundado en 1712 por un sacerdote de manera un tanto curiosa, ya 
que existían dos ranchos que colindaban en el lugar. Entonces el fundador Álvaro 
Ocio y Ocampo, había recibido unos terrenos para erigir una iglesia entre ambos 
ranchos, pero lo pensó mejor y decidió repartir parte de sus tierras entre los 
feligreses, para así constituir un pueblo. Precisamente por esto, se dice que Ocio y 
Ocampo en lugar de construir una iglesia para el pueblo, fundó un pueblo para la 
iglesia. 
Camino hacia el atrio de la iglesia. Ahí me percato de que junto a la parroquia se 
encuentra un reloj digital, que lleva la cuenta regresiva de los días y las horas que 
faltan para que aquí se lleve a cabo la ceremonia del grito de Dolores, justo como 
lo habría hecho el llamado Padre de la Patria hace doscientos años. 
Al morir José Joaquín Hidalgo, el curato de Dolores quedó vacante. Su hermano 
Miguel Hidalgo, se apresuró a solicitar el puesto de sacerdote del pueblo y lo 
obtuvo. 
Es así como en el año de 1803, la familia Hidalgo, integrada por Miguel a la 
cabeza, sus medios hermanos Mariano, Guadalupe y Vicente, su primo José 
Santos Villa, y sus dos hijas Micaela y Josefa, llegaron para establecerse y hacer 
su vida en el pueblo. Pronto Miguel comenzó a hacerse cargo de las obligaciones 
de la parroquia y así transcurrió tranquilo el tiempo entre su familia y el trabajo 
sacerdotal. Sin embargo, ocurrió algo que vendría a inquietarlo, pues desde 
España se dio la orden de incautar los fondos de la capellanías como parte de la 
política de los Borbones para quitarle poder a la iglesia en las posesiones 
españolas. Esta medida afectó mucho a los pequeños productores de la Nueva 
10 
 
España, pues la mayoría tenía prestamos hechos por la iglesia y al no poder 
pagarlos de improviso, comenzaron a perder sus propiedades. 
Es así como muchas personas perdieron todo su patrimonio, entre ellas el 
hermano de Hidalgo, Manuel Mariano. Esta situación lo llevó a sumirse en una 
grave depresión, que lo condujo a la locura y a la muerte. 
Son estos hechos, los que crearon en Miguel Hidalgo y Costilla un gran 
resentimiento contra el gobierno virreinal. 
Con el tiempo, la casa del cura se convierte en punto de reuniones sociales, de 
tertulias y de debates sobre progreso e ilustración. También empieza a enseñar 
oficios a los habitantes de Dolores, tales como la crianza de abejas y gusanos de 
seda. Les enseña el cultivo de uvas, a elaborar cera, tela de seda y vinos; todo 
esto con el fin de traer progreso a sus parroquianos. 
 Así es como comienza a desenvolverse en un círculo del que forman parte Josefa 
Ortiz de Domínguez y su marido el corregidor de Querétaro Miguel Domínguez; 
Manuel Abad y Queipo, obispo de Valladolid y quien más adelante excomulgará a 
Hidalgo antes de ser decapitado. También tiene tratos con el conde de Canal, 
coronel del Regimiento de la Reina en San Miguel el Grande y en cuya casa, por 
cierto, conoce en persona a Ignacio Allende, quien en un futuro no muy lejano, se 
convertiría en su principal aliado. 
Poco a poco el cura va estrechando relaciones con criollos ilustrados, partidarios 
de las nuevas ideas de libertad e igualdad. Cabe señalar que este sector de la 
población de la Nueva España, se sentía desplazado al no poder gobernar ellos 
mismos su nación, por el hecho de no tener sangre pura española. Estaban 
cansados de ocupar mandos medios y de no ser tomados en cuenta para cargos 
de mayor importancia; así que este sentimiento fue uno de los principales 
detonadores para que comenzara a florecerla idea de que ya era hora de 
revelarse ante los gachupines. 
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Las tertulias literarias en casa del cura pasaron a convertirse en juntas secretas. 
Se hicieron varias reuniones de conspiradores en las principales ciudades del 
país, como la de Querétaro, organizada por Josefa Ortiz de Domínguez. Aquí se 
reunían personajes como Ignacio Allende, Juan Aldama y el mismo Hidalgo. Pero 
al volverse la conspiración un movimiento activo, el secreto se terminó en poco 
tiempo y las autoridades comenzaron a investigarlos, con el fin de apagar 
cualquier indicio de rebelión. 
De acuerdo con lo escrito por Francisco Javier Luna en la biografía de Miguel 
Hidalgo y Costilla, el día que se inició la lucha por la independencia, los hechos se 
desarrollaron de la siguiente forma: 
En medio de todas las dudas, y con la lealtad dudosa de algunos de sus 
miembros, la conspiración sigue adelante. Piensan iniciar su revolución en 
diciembre de 1810, preferentemente en Jalisco, y quizás con el pretexto de la 
fiesta de San Juan de los Lagos, reunir partidarios y dar de improviso el primer 
golpe, pero una denuncia de un traidor pone sobre aviso a las autoridades. 
Esto ocurre el 10 de septiembre de 1810. El corregidor manda a su esposa a 
avisar a Allende, que está de paso en Querétaro. Allende sale furtivamente hacia 
San Miguel y pide permiso al conde de la Canal para ausentarse. Se va hacia 
Dolores, dejando a Aldama al mando del Regimiento de la Reina. Para este 
momento, la denuncia se ha convertido en una orden de aprehensión contra los 
conjurados. 
Es así como en la biografía de Hidalgo, se señala que la noche del 15 de 
septiembre del año de 1810, se reunieron en el pueblo de Dolores, Ignacio Allende 
y el cura Miguel Hidalgo, quien a pesar de estar enterado del riesgo que corrían, se 
mostró sereno e inclusive salió de su casa a jugar cartas con los vecinos. Esto con 
la finalidad de obtener noticias y sondear el ánimo. 
Al no enterarse de nada alarmante, el cura decide irse a su habitación y convida a 
Allende a hacer lo mismo. Sin embargo, cerca de las dos de la mañana del día 16 
de septiembre llega Juan Aldama a avisarles sobre el peligro que corren de caer en 
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prisión. Mientras toman una taza de chocolate caliente, escuchan atentos las 
noticias que les da Aldama. Durante la charla, se toma la decisión de convocar en 
ese instante a los pobladores, para que los sigan en la lucha. 
La actitud de valentía que mostró Miguel Hidalgo en esos momentos alentó a 
Ignacio Allende para continuar sin vacilaciones con el movimiento. 
De acuerdo con el libro titulado Charlas de café con Ignacio Allende, escrito por 
Sandra Molina Arceo, Hidalgo no se amedrentó. Al contrario, se puso de pie y 
dijo: 
“¡Caballeros, estamos perdidos, aquí no hay más remedio que ir a coger 
gachupines!” 
Esa madrugada, desde la ventana de su estudio, Hidalgo arengó a sus vecinos a 
unirse a la lucha y después con pistola en mano se dirigió a la cárcel a liberar a 
todos los presos; a quienes les prometió libertad a cambio de combatir por la 
patria. Por su parte, Aldama y Allende amagaron al encargado del diezmo de la 
iglesia, para extraer los fondos y ocuparlos en beneficio de la lucha. 
Los presos se armaron con palos y piedras y aunque Ignacio Allende no estaba 
de acuerdo en la manera de reclutar personas para conformar el que sería el 
ejército insurgente, no tuvo más remedio que obedecer a Hidalgo, quien estaba a 
cargo. 
El sol ya estaba saliendo. Además, por ser domingo y al enterarse las personas 
de lo que estaba aconteciendo, comenzaron a arribar a la plaza. Ahí fue donde el 
cura Hidalgo tomó la palabra en el atrio de la parroquia, mandó tocar la campana 
de la iglesia, como si estuviera llamando a misa de cinco y frente a la multitud, 
invitó al pueblo a luchar contra el mal gobierno. 
Al grito de: ¡Muera el mal gobierno! ¡Viva la santísima Virgen de Guadalupe! 
¡Viva Fernando VII! ¡Viva la religión católica!, la multitud lo aclamó y muchos se 
apresuraron a seguirlo, dirigiéndose a sus casas, despidiéndose de sus familias; 
y armándose improvisadamente con palos, piedras e instrumentos de labranza, 
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se reunieron con el cura para iniciar la lucha. Muchos tenían miedo; la mayoría 
no comprendía que estaba pasando, pero Hidalgo era su pastor, confiaban en él 
y lo siguieron. 
 De acuerdo a lo publicado en la página oficial del bicentenario, se supone que en 
estas fechas en Dolores Hidalgo, ya se tendría que estar proyectando un 
espectáculo de luces. También debería haber un museo interactivo multimedia y 
la recreación histórica del grito de Dolores. Sin embargo, en la oficina de turismo 
me informan que aún no se tiene fecha para la realización de tales eventos. 
Las calles empedradas de Dolores son angostas, rectas y cortadas en cuadrícula. 
El sol pega bastante fuerte durante el día. Se puede disfrutar del agradable clima 
reposando en una banca del Jardín de la Independencia. Desde mi lugar puedo 
ver claramente el monumento a Miguel Hidalgo, que se encuentra al centro. La 
obra es del reconocido escultor Miguel Noroña. El fue creador de la también 
célebre escultura ubicada en la Glorieta de Cuauhtémoc, en la Ciudad de México. 
La escultura de Hidalgo, se inauguró el 16 de septiembre de 1891. Es la imagen 
del cura con el estandarte guadalupano detenido en la mano izquierda, mientras 
su mano derecha se encuentra levantada. En la base de la escultura hay unas 
inscripciones que presentan de manera cronológica, las batallas que libró el 
ejército insurgente y que posteriormente derivaron en la independencia de nuestro 
país. 
En la esquina noreste del Jardín de la Independencia, me detengo a mirar un 
retoño del legendario árbol de la noche triste, que fue sembrado en 1921, con 
motivo de las fiestas del centenario de la consumación de la Independencia de 
México, para perpetuar la memoria de nuestros héroes nacionales. 
Me tomo el atrevimiento de interrumpir la lectura del periódico de un señor que se 
encuentra en la banca vecina. Pues noté que me observaba con curiosidad 
mientras narraba a mi grabadora de voz los detalles del jardín. Eso me anima para 
acercarme y preguntarle: 
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Disculpe Señor, ¿usted podría decirme qué otros sitios de interés puedo visitar 
aquí en Dolores?- 
Lo primero que hace aquel hombre es responderme con otra pregunta: 
¿Eres chilanga verdad? 
 
Por un momento titubeo y me pregunto si tendrá algo de malo en Guanajuato el 
ser originario del Distrito Federal. Pero no puedo negar mi origen y le contesto de 
manera afirmativa con la cabeza y con una sonrisa, para caerle menos mal, si así 
se diera el caso. Sin embargo, para mi gran alivio me devuelve la sonrisa y 
comienza a explicarme: 
 
Mira, después de la parroquia, el principal atractivo es la casa donde vivía José 
Alfredo Jiménez. Pero también te puedes ir al Museo Casa de Hidalgo, ahí vas a 
encontrar algunos muebles que le pertenecieron, pinturas, esculturas y demás 
objetos. Otro lugar que puedes visitar es la Presidencia Municipal, ahí vivió el 
insurgente Mariano Abasolo y ahí se encuentra una réplica exacta de la 
campana de Dolores. Por cierto la otra, la original ya se la adueñaron ustedes en 
el Palacio Nacional. 
 
Recorro los dos sitios y efectivamente encuentro todo lo que me indicó mi 
improvisado y algo malhumorado guía. 
 
Antes de llegar a la casa que vio nacer al gran compositor de música ranchera 
José Alfredo Jiménez, me llama la atención una botica muy antigua que se llama 
la Botica de San Vicente, donde se dice que trabajó el padre de José Alfredo, allá 
por el año de 1900. Esta fue la primer botica del pueblo y aún sigue en 
funcionamiento. 
 
 
 
15 
 
Ahí nomás tras lomita, se ve Dolores Hidalgo, 
Yo ahí me quedo paisano, ahí es mi pueblo adorado… 
 
Amenizado con fragmentos de las canciones de este gran cantautor, el recorrido 
por la Casa MuseoJosé Alfredo Jiménez, nos da la oportunidad de observar 
numerosas fotografías que de alguna manera relatan la vida del artista, diversos 
premios que le fueron otorgados a lo largo de su carrera; recibos de pago de los 
honorarios que cobraba por sus presentaciones; escritos originales con letras de 
algunas canciones e inclusive las cartas de amor que enviaba a su esposa e hijos. 
Definitivamente, al visitar esta casa, resulta imposible no cantar o tararear por lo 
menos un pedacito de alguna de sus canciones. 
 
Ya voy de salida de este bello pueblo de Dolores Hidalgo, Guanajuato. Hago 
escala en el Panteón Municipal, pues ahí se encuentra el mausoleo de José 
Alfredo Jiménez, que tiene una singular forma de sombrero de charro, del cual se 
despliega un zarape de colores y que tiene inscritos los nombres de sus canciones 
más famosas. 
 
Llega el momento de partir; así que abordo mi automóvil y tomo la carretera rumbo 
a mi siguiente destino. 
 
 
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Fotografía 2. Santuario de Jesús Nazareno en Atononilco, Guanajuato. 
Fuente: Google 
 
 
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Atotonilco 
Toma del estandarte Guadalupano 
Cuando llegué a Atotonilco, una sensación de tristeza invadió mi ser, el clima y la 
tierra es árida, el viento sopla lento y empuja una manta colgada a la entrada de la 
comunidad. Está doblada, pero haciendo un esfuerzo se puede leer lo que dice: 
Bienvenidos turistas México Bicentenario 2010. Pero no hay turistas, todo está 
solo. Me apena la idea de que la gente humilde del lugar, espera con ansias la 
llegada de los visitantes, que no se ven por ninguna parte. 
Atotonilco es una comunidad rural y pertenece al municipio de San Miguel de 
Allende. De acuerdo a lo escrito por la historiadora Graciela Cruz López, en el 
Folleto conmemorativo del 300 aniversario del natalicio del fundador de Atotonilco 
Luis Felipe Neri de Alfaro, el nombre de la localidad proviene del náhuatl atotonilli 
y puede traducirse como: en las aguas calientes o termales; ya que en sus 
alrededores, se encuentran aguas termales, cuyas propiedades curativas son 
valoradas desde la época prehispánica. 
En este sitio no hay cementerio y sólo existe una escuela primaria que fue 
construida en 1981. A simple vista, Atotonilco pudiera parecer una comunidad 
fantasma, similar a la descrita por Juan Rulfo en Pedro Páramo. Sin embargo, 
Atotonilco alberga un majestuoso tesoro en el santuario y casa de ejercicios de 
Jesús Nazareno. 
Corría el año de 1740, cuando el sacerdote Luis Felipe Neri de Alfaro, con parte 
de sus ahorros y de las limosnas de los fieles de San Miguel de Allende, logra 
comprar estas tierras pedregosas, cenizas y desoladas. Se dice que por el tipo de 
clima y por su ubicación, Alfaro encontró similitud entre Atotonilco y los santos 
lugares de Jerusalén y este es el motivo por el que decide fundar un centro de 
penitencia y meditación para los fieles. La construcción del Santuario de Jesús 
Nazareno de Atotonilco, culmina en 1748. 
18 
 
Al entrar a la llamada capilla sixtina Mexicana, formada por una nave principal, 
sacristía y siete capillas anexas; me sorprende el hecho de que su espléndido 
interior no tiene absolutamente nada que ver con la fachada que es un tanto 
modesta. Es como transportarse a otro sitio. Al fondo puedo ver el altar mayor, 
pero lo que resulta especial, es la cantidad de pinturas murales que adornan 
desde las bóvedas, cúpulas y muros, hasta el nivel del suelo. Las obras fueron 
realizadas por un oriundo del lugar de, nombre Miguel Antonio Martínez de 
Pocasangre, durante un periodo de treinta años y sólo trabajando con la luz del sol 
para alumbrarse. Estas pinturas representan infinidad de pasajes religiosos, sin 
respetar ningún orden y sin ningún espacio entre si. También en la superficie se 
pueden apreciar sonetos y poemas que se entrelazan con guirnaldas y que fueron 
de la inspiración del padre Alfaro. 
Samuel Rangel Robles en su libro Atotonilco, santuario de dios y de la patria, 
relicario del barroco mexicano; describe el santuario de la siguiente forma: 
Los fondos de paisaje, llenos de luz, las vestiduras de los santos, ángeles, 
hombres y diablos; las flores y miles de adornos que llenan todas las 
concavidades posibles, hacen de este santuario una admirable y rara gruta de 
policromía, ejemplo y joya de nuestra pintura popular, tan llena de 
espontaneidad y con un gran sentido del color. 
Aquí la arquitectura, la escultura y la pintura, se combinan para lograr un 
fenómeno de integración plástica ejemplar del arte barroco, que no tiene 
principio ni fin. 
Aparte de su gran valor artístico y religioso, este edificio está relacionado 
estrechamente con los caudillos de la guerra de Independencia de México. Pues 
como bien es sabido y como se indica en una placa colocada en el exterior del 
inmueble, de su interior fue tomada por los insurgentes, la imagen de la Virgen de 
Guadalupe, el día 16 de septiembre de 1810. 
19 
 
Basándome en el libro Charlas de café con Ignacio Allende, de la historiadora 
Sandra Molina Arceo, resulta un tanto controversial la toma de esta imagen 
religiosa como bandera de lucha del ejército insurgente. 
En el libro se contrapone la versión que todos conocemos, de que el cura Hidalgo 
tomó el estandarte y se presentó enarbolando la imagen ante la multitud. Según 
la autora, no fue el cura Hidalgo quien lo hizo y ni siquiera era un estandarte o una 
imagen al óleo como se piensa. Era una ilustración, que tomó cualquier otro 
integrante del movimiento y que colocó en un palo que encontró en el atrio, 
improvisando así una bandera, que causó euforia ante la multitud. 
Hidalgo y Allende, al percatarse de tan favorable reacción, decidieron que la 
imagen se convirtiera en su estandarte de lucha. Aunque eso les valiera críticas 
deshonrosas por mezclar sus ideas de rebelión con la religión. 
Del lado izquierdo del santuario, se encuentra una tienda de regalos, libros y 
recuerdos, atendido por las monjas del convento de las Hermanas Dominicas de 
María, ubicado aquí mismo en Atotonilco. La tienda es pequeña, pero resulta 
ostentosa si la comparamos con el resto de las construcciones de la comunidad. 
También el convento es una construcción moderna y enorme, que fue construido 
con las aportaciones de toda la gente que acude a los retiros espirituales que se 
llevan a cabo cada semana, en la Casa de Ejercicios de Jesús Nazareno. 
Me parece increíble, cuando me dicen que este paraje en realidad no es tan 
solitario y que cada domingo del año, el lugar se abarrota con miles de visitantes 
de todo el país, que vienen a recluirse por tandas, con la intención de encontrar 
serenidad y paz espiritual, a través de la meditación y la oración. Estos retiros son 
toda una tradición en la comunidad, pues Luis Felipe Neri fue su iniciador desde 
1765, tomando como modelo los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola. 
La economía del lugar gira en torno a estas actividades. Cuando llegan los 
penitentes, los pobladores aprovechan para venderles imágenes religiosas, 
estampas, petates, coronas de espinas, comida, entre muchas otras cosas. 
20 
 
 Eugenio Camargo, habitante de Celaya y quien ha participado varias veces en 
los retiros, explica que la mayoría de los participantes son personas de origen 
humilde y que actualmente hay treinta y tres tandas de ejercicios espirituales al 
año. 
Yo sé que por tanda llegan más o menos dos mil personas. Todos somos gente 
sencilla y yo me he encontrado aquí con indígenas de diferentes lugares del 
país. A mí me gusta mucho venir, porque durante los ocho días que dura el 
encierro, te explican lo que dice la biblia de una manera muy clara. Todos 
cantamos alabanzas y nos acercamos mucho más a Dios. Algunos de los 
compañeros se golpean las espaldas con lazos a manera de penitencia. La 
verdad si es ajetreado, por eso aquí afuera venden banquitos de madera, pues 
si no alcanzas lugar,te toca suelo. 
Según lo que me explica Eugenio, el objetivo de venir a los retiros espirituales es 
el de orar para lograr salvar algún alma que se encuentre perdida y si eso se 
logra, el alma propia encontrará la salvación. 
Termina mi recorrido por Atotonilco. El sol cae con tanto aplomo, que dificulta la 
visión en este páramo desierto de aspecto místico y mágico. Miro alrededor y no 
encuentro más que documentar, pues sólo hay silencio y quietud. Es momento de 
partir, me alejo por la carretera, mientras se pone lentamente el sol ante mis ojos. 
 
 
21 
 
 
Fotografía 3. Parroquia de San Miguel Arcángel en San Miguel de Allende, Guanajuato. 
Fuente: Paola Lora 
 
 
22 
 
San Miguel de Allende 
Justicia al héroe olvidado 
Me encuentro recorriendo los llanos arribeños del estado de Guanajuato. El clima 
me resulta un tanto árido y a lo largo de la carretera pueden observarse cactus y 
magueyes. De pronto el cielo se nubla, rodean mi cabeza enormes nubes negras 
que amenazan con iniciar la lluvia. 
Por fin, entre enormes gotas y el vaivén de los limpiadores de mi auto, logro 
visualizar la tan famosa y aclamada ciudad de San Miguel de Allende. Es 
sorprendente lo ordenado y lo limpio que se encuentra todo aquí. Por las calles 
húmedas y empedradas, logro ver a varios extranjeros de edad avanzada, que 
caminan sombrilla en mano, ataviados con bermudas, playeras casuales y tenis. 
Viene a mi mente el recuerdo de haber escuchado alguna vez, que este lugar se 
ha convertido en una especie de refugio para los extranjeros que ya están 
retirados y que muchos de ellos han adquirido propiedades en este sitio. Supongo 
que por eso, mientras manejo buscando hospedaje, me he encontrado con gran 
variedad de agencias de bienes raíces, las cuales en su mayoría, exhiben en 
pancartas cotizaciones en dólares y en euros. 
Al bajar del auto, me agrada el aroma que percibo. Una mezcla de frescura y tierra 
mojada. No cabe duda, esta ciudad es hermosa, sus calles empinadas invitan a 
recorrerlas sin prisas. 
De acuerdo a lo consultado en el libro Geografía e Historia de Guanajuato, del 
profesor Juan Guerrero Jaime. El antiguo pueblo de San Miguel el Grande, hoy de 
Allende, debe su nombre en parte a Fray Juan de San Miguel, su fundador en el 
año 1542. Este hombre fue uno de los misioneros franciscanos más activos en 
Guanajuato, durante la primera mitad del siglo XVI. Brindó gran apoyo y demostró 
su amor hacia los otomíes y chichimecas que habitaban la región. Posteriormente, 
en el año de 1826, el pueblo fue elevado a ciudad y su nombre cambió a San 
Miguel de Allende, en honor al héroe insurgente. 
23 
 
Del libro Charlas de café con Ignacio Allende, de la historiadora Sandra Molina 
Arceo, se desprende el siguiente fragmento: 
Era don Ignacio Allende 
alto, rubio bien plantado, 
cuello erguido, ancha la espalda, 
suelto y poderoso del brazo, 
crespa alborotada furia. 
Andar resuelto y con garbo, 
ver audaz, azules ojos, 
ardientes limpios y claros, 
jinete entre los jinetes, 
cual soldado, temerario, 
complaciente en los festines, 
comedido en los estrados, 
lidiando toros prodigio, 
de caballeros dechado. 
De la Reina el Regimiento 
le vio capitán bizarro, 
y a la par le festejaban 
las ciudades y los campos. 
 Guillermo Prieto 
24 
 
Ignacio José de Jesús Pedro Regalado de Allende y Unzaga, nació el 21 de enero 
de 1769. En esta misma y pintoresca ciudad. Fue el quinto de siete hermanos. Su 
madre María Ana Josefa de Unzaga y Menchaca, de origen español, murió 
cuando el sólo tenía dos años de edad, al dar a luz a su hermana menor. Su 
padre, Domingo Narciso de Allende y Ayerdi, murió cuando Ignacio ya era todo un 
joven de 18 años. Entonces quedó al cuidado de sus tíos y se desarrolló como 
cualquier otro muchacho criollo de su época. Es decir, tenía sus comodidades, 
aunque sin llegar a vivir como lo hacían los españoles peninsulares. 
Al encontrarme sentada en una de las bancas de la Plaza Allende, me pongo a 
pensar si el joven Ignacio Allende alguna vez imaginó que a los cuarenta y un 
años de edad, se convertiría en uno de los principales promotores de la 
insurrección de 1810. 
El ambiente en la Plaza Allende, es de verdad cosmopolita. Sigo viendo infinidad 
de personas de varias nacionalidades, mientras disfruto de la música de jazz que 
suena desde el quiosco, en el que se encuentra tocando un grupo. En el costado 
sur de la plaza, se encuentra el edificio más representativo de la ciudad, la 
hermosa Parroquia de San Miguel Arcángel, construida según indican los datos 
obtenidos en el Museo Casa Allende, en el año de 1564, por órdenes del primer 
obispo de Michoacán don Vasco de Quiroga. Pero la parroquia, fundada por los 
franciscanos, no siempre tuvo una vista tan espectacular de estilo neogótico, como 
la que luce ahora. Anteriormente fue una primitiva iglesia, hecha de adobe. A 
partir del año de 1685, comenzaron los cambios en su fachada y fue hasta 1880 
que llegó a tener el aspecto actual, cuando se le colocaron las torres a manera de 
ensamble. Es así como la hermosa fachada principal, se ha convertido en símbolo 
de la ciudad. Las dos torres, una más alta que la otra, flanquean el pórtico, el cual 
luce una ventana rectangular y sobre ella se posa airosa, la imagen de San Miguel 
Arcángel. 
En el interior de la parroquia se puede ver en el altar a San Miguel Arcángel, 
santo patrón de la ciudad y a quien se le celebra el día 29 de septiembre. La 
imagen se encuentra rodeada de varias pinturas, obras del pintor Juan Rodríguez 
25 
 
Juárez. Llama la atención en uno de los altares laterales, la figura del Señor de la 
Conquista, hecha de caña de maíz. La señora Socorro Mendiola, devota de la 
figura, tuvo la amabilidad de platicarme la historia de esta: 
En el tiempo de los virreyes, un grupo de chichimecas asesinó a dos 
franciscanos, cerca de Chamácuaro, lo que hoy es conocido como Comonfort. 
Entre las cosas de los difuntos, se encontraban dos cristos de caña, enviados 
especialmente para el pueblo de San Miguel, por Vasco de Quiroga. No sé por 
qué sólo tenemos uno, ni tampoco sé dónde habrá quedado el otro; pero al 
cristito le hacemos su fiesta cada primer viernes de marzo. Se le rezan 33 
credos seguiditos, como símbolo de los años que vivió el hijo de dios en la tierra. 
También vienen muchos danzantes y pues la verdad si se arma en grande la 
fiesta. 
La Parroquia de San Miguel Arcángel, ha sido escenario de sucesos que fueron 
notables en las vidas de nuestros héroes insurgentes. Por ejemplo, el día 21 de 
enero de 1769, recibió aquí las aguas del bautismo el niño Ignacio Allende y 
Unzaga. 
Al salir de la iglesia y caminar unos cuantos metros hacia el costado poniente del 
atrio, me parece curioso el contraste entre aquél ambiente colonial del sitio y una 
cafetería Starbucks ahí ubicada. No cabe duda que San Miguel de Allende es una 
extraña y agradable mezcla de culturas. 
Me dispongo a disfrutar del espectáculo de luces y sonido, que se proyecta sobre 
la bonita fachada de la parroquia, con motivo de los doscientos años del inicio de 
la lucha por la independencia. 
Terminado el espectáculo e intrigada y motivada por saber más acerca de la lucha 
por la Independencia de México, me encamino hacia el lado norte de la plaza, al 
ex Palacio Municipal, construido según indica la placa que se encuentra colocada 
en el recinto, entre 1736 y 1738. Fue aquí donde el 17 de septiembre de 1810, 
Ignacio Allende y Miguel Hidalgo, instalan el primer ayuntamiento del México 
Independiente, presidido por Ignacio Aldama. Inclusive, en el descanso de las 
26 
 
escaleras del recinto, se encuentran las figuras de los héroes, en la posición 
perfecta para poder fotografiarse con ellos. 
 Es importante mencionar que cuando los insurgentes llegaron a San Miguel, eranalrededor de mil doscientos hombres. La gente los recibió con vivas y fue durante 
su estancia aquí, que se les unió el Regimiento de Dragones de la Reina. Al 
momento de partir, la tropa había aumentado prodigiosamente a más de cinco mil 
personas, que se unieron voluntariamente. 
Después de pasar una muy agradable noche en San Miguel de Allende y de 
disfrutar de un rico chocolate con churros en la tradicional churrería San Agustín, 
negocio que se encuentra establecido en una antigua mansión del siglo XVIII, 
camino por las callecitas trazadas como si fueran un tablero de ajedrez y hecho un 
vistazo por las tiendas de ropa y las galerías de arte que aquí abundan. Llego a mi 
hotel, ansiosa porque amanezca. No siento cansancio, pues tengo necesidad de 
conocer más de este lugar. 
Muy temprano por la mañana, me dirijo al Museo Casa de Allende, el cual se 
estableció en la residencia donde nació Ignacio Allende. En una pequeña ventana 
que se encuentra al centro, se puede leer la siguiente inscripción Hic natus ubique 
notus, que significa: Aquí nació el conocido en todas partes. 
 Lo primero que se encuentra al entrar al museo, es una explicación del por qué 
aquí en San Miguel, Ignacio Allende es reconocido como el máximo héroe de la 
Independencia de México, incluso por encima de Miguel Hidalgo. En esta ciudad, 
siempre se ha reclamado para su ilustre hijo don Ignacio Allende y Unzaga, la 
gloria de haber sido el primer promotor de trabajos efectivos para realizar la 
independencia de la patria. 
En este museo se puede conocer la historia completa de la ciudad y se da una 
descripción muy bien detallada de cómo entre el siglo XVII y la primera mitad del 
siglo XVIII, la entonces llamada San Miguel el Grande, fue una de las villas más 
florecientes del Bajío. 
27 
 
 Su actividad comercial llegó a abarcar las principales rutas comerciales 
novohispanas y ultramarinas. La bonanza de las minas de Zacatecas y 
Guanajuato benefició a su población. Se multiplicaron las haciendas 
Sanmiguelenses y se desarrollaron sus industrias más importantes, derivadas de 
la cría de ganado. En aquellos tiempos se vendían mucho los productos como la 
lana, el cebo y el cuero. También se sacaba bastante provecho de la agricultura, 
pues se cultivaban cereales, frutas y legumbres. Pero en realidad lo que hizo 
famosa a la villa, fueron las manufacturas, como la elaboración de jabones, telas, 
monturas, sombreros, colchas y zarapes. 
Resulta interesante saber que el zarape fue creado aquí en San Miguel, a partir de 
las mantas que usaban los otomíes. En la Nueva España, los zarapes eran muy 
apreciados por su gran calidad y belleza. 
Sin lugar a dudas, el objetivo primordial de este Museo Casa de Allende, es el de 
enaltecer y hacer justa mención al héroe y principal iniciador del movimiento 
independiente, al cual, consideran que la historia ha tratado injustamente como un 
simple colaborador del cura Hidalgo, personaje en quien siempre ha recaído la 
gloria. 
De acuerdo a la información exhibida en el museo, se dice que Hidalgo declaró 
alguna vez haber tenido varias conversaciones con Allende, acerca de una 
hipotética organización del movimiento de independencia. Esto sin otro objeto más 
que el de una plática de amigos. Que él nunca consideró entrar en proyecto 
alguno, a diferencia de Allende, que siempre estaba dispuesto a hacerlo, y quien 
ya participaba en conspiraciones como la de la ciudad de Santo Santiago de 
Querétaro, al lado de Juan Aldama, el corregidor Domínguez y su esposa Josefa. 
El cura Miguel Hidalgo decide unirse a la conspiración, hasta la segunda vez que 
fue invitado por Ignacio Allende. 
Ignacio siempre fue valiente y atrevido, desde muy joven le encantaban los 
jaripeos, colear, lazar, jinetear y torear. Inclusive fue en un accidente con una 
vaquilla, que le quedó la nariz chueca por una fractura. El Historiador Lucas 
28 
 
Alamán lo definió como: Resuelto, precipitado, de valor, pero también muy 
inclinado al juego, a las mujeres y a toda clase de disipaciones. 
Con Antonia Herrera tuvo a su primogénito Indalecio en 1769. Se dice que 
reconoció a otro hijo de nombre José Guadalupe y posteriormente a los treinta y 
tres años, contrajo nupcias con María de la Luz Agustina de las Fuentes, pero ella 
murió poco tiempo después sin darle descendencia. 
En el libro Charlas de café con Ignacio Allende, se menciona un supuesto 
romance de Allende con la corregidora de Querétaro, Doña Josefa Ortiz de 
Domínguez. El cual en su momento, causó tremendo escándalo. Sin embargo, no 
existe ninguna prueba que sustente tales rumores. 
Allende siempre tuvo una natural inclinación por la carrera de las armas. En 1795 
se comenzó a organizar en Celaya, un regimiento de infantería, con cuadros de 
San Miguel, Dolores y San Felipe. Los vecinos sanmiguelenses, aportaron 
cuantiosos recursos para su formación y solicitaron al virrey, se concediera a la 
villa un cuerpo provincial independiente, petición que les fue concedida en el mes 
de octubre del mismo año. Algunos miembros de las familias criollas que 
financiaron la creación del regimiento Dragones de la Reina, ocuparon cargos 
importantes dentro del mismo. Así fue como Ignacio Allende obtuvo el cargo de 
segundo teniente. 
En 1801, bajo el mando del general español Félix María Calleja, Allende participó 
en las expediciones al norte del país, para combatir las incursiones de 
contrabandistas. Esas maniobras, le permitieron foguearse en las prácticas 
militares y obtener sus primeros ascensos. Ignacio nunca imaginó que tiempo 
después, Calleja se convertiría en uno de los principales detractores de los 
insurgentes y por ende, en uno de sus principales enemigos. 
A finales de 1808, recibe el grado de capitán del regimiento, por su antigüedad y 
mérito en el servicio del ejército. Es en ese mismo año, que Allende tuvo noticias 
de la abdicación de Carlos IV y de la invasión napoleónica a España. Al enterarse 
de la aprehensión del virrey Iturrigaray por parte de los europeos, surgieron en él 
29 
 
las ideas independentistas para la Nueva España. Incluso se dice que escribió en 
una de las paredes de su habitación la siguiente frase: Independencia cobardes 
criollos. 
Ignacio Allende decide invitar a Miguel Hidalgo a unirse a la conspiración en mayo 
de 1810; ya que veía en él grandes cualidades de líder, debido a su calidad 
eclesiástica y a su gran preparación intelectual. Pero sobre todo, porque inspiraba 
confianza a la gente del pueblo y eso serviría de mucho para convocarlos a la 
insurrección con éxito. Sin embargo, Allende e Hidalgo tuvieron diferencias desde 
el principio de la lucha por la independencia; ya que el cura toleró muchos actos 
de vandalismo por parte de la muchedumbre que se unió a las tropas insurgentes, 
mientras Allende se esforzaba por mantener el orden y la disciplina. 
De acuerdo con el libro de Sandra Molina; después de ganar la Batalla del Monte 
de las Cruces, el 30 de Octubre de 1810, al cura Hidalgo lo cegó la soberbia e 
inclusive se hacía llamar por los demás como: alteza serenísima. Esa situación y 
el hecho de que Hidalgo se negara a tomar la capital del país, cuando todo 
indicaba que el ejército insurgente lo lograría con éxito, terminaron con la 
paciencia de Ignacio Allende, llevándolo incluso a planear envenenar al cura, 
planes que por supuesto, no llevó a cabo. 
Después de la derrota en Puente de Calderón, Hidalgo es retirado del mando 
militar y este es tomado por Allende. 
Es en este momento de la historia, que Ignacio Allende vive uno de los últimos y 
más tristes capítulos de su vida. Después de haber perdido la batalla, deciden 
partir hacia Estados Unidos, para formar alianzas y regresar a la Nueva España a 
dar batalla fortalecidos. Durante el duro trayecto, a través de los estados del norte 
del país, la moral de todos los insurgentes se encontraba por los suelos;pues 
carecían de recursos y sufrían por falta de agua. De pronto, al llegar a Acatita de 
Baján, Coahuila, el 21 de marzo de 1811, fueron detenidos y amarrados. Ignacio 
Allende venía acompañado de su hijo Indalecio, quien resultó muerto cuando al 
intentar defender a su padre, una bala en el corazón le arrebató la vida. 
30 
 
Allende, con el cadáver de su hijo en brazos, dijo a su compañero insurgente 
Mariano Jiménez: 
Esta era la más preciosa víctima que yo tenía que inmolar en aras de mi patria, 
falta por último la de mi vida, de la que ya no hago ningún caso, voy a morir y 
consumar de una vez el sacrificio. 
Llevo una semana recorriendo el estado de Guanajuato y el cansancio ya 
comienza a manifestarse. Trato de imaginar, qué tanto habrán sufrido los 
insurgentes aprehendidos, después de casi un mes de terrible e infeliz viaje, en 
donde estuvieron expuestos al sol, sin tomar agua suficiente, comiendo cada 
veinticuatro horas y atados de pies y manos. Por supuesto nada comparado con 
mi agradable trayecto. 
Los insurgentes llegaron a Chihuahua el 23 de abril de 1811. Días después, 
Allende fue condenado a ser pasado por armas y a que su cabeza fuera separada 
de su cuerpo para ser exhibida como escarmiento público. El 26 de junio de 1811, 
se cumplió la sentencia. Sentado en un banquillo, vendado de los ojos y de 
espaldas a sus ejecutores, Ignacio Allende murió junto con otros compañeros 
insurgentes, a consecuencia de una certera bala, que el destino le tuvo reservada. 
Al salir de aquella casa que habitó uno de los personajes más sobresalientes en 
la lucha de independencia, descubrí que la percepción que siempre había tenido 
de la historia de la Independencia de México, cambió de manera radical. Nunca 
volveré a mirar al cura Hidalgo de la misma forma, tampoco lo haré con Allende, 
pues ahora se que son mucho más que aquellos personajes que conocemos a 
través de los libros de historia. También fueron seres humanos, con sentimientos, 
con miedos, con defectos, con virtudes y capaces de cometer errores. 
Caminando sobre la calle Corregidora, se encuentra una pequeña plaza, de 
ambiente fresco y relajado. Aprovecho la sombra de los árboles para cubrirme un 
poco del sol que brilla con todo su esplendor a esta hora del día. Tomo con las 
manos un poco de agua de la fuente y arreglo mi cabello alborotado, mientras 
contemplo una construcción de cantera, de elegante fachada. Se trata del Templo 
31 
 
Franciscano de la Tercera Orden. Su construcción se le atribuye al reconocido 
arquitecto guanajuatense Francisco Tresguerras. Una placa en la fachada 
asegura que la urna que contenía los cráneos de Hidalgo, Allende, Aldama y 
Jiménez, pasó en este lugar la noche del 2 al 3 de septiembre de 1823. 
Me dirijo hacia el norte de la ciudad y me encuentro con la Plaza Cívica y al centro 
de ésta, una estatua ecuestre de Allende. Esta es la plaza más grande de la 
ciudad y uno de los edificios que se encuentra en sus alrededores, es el del 
Colegio de San Francisco de Sales, en cuyas aulas estudiaron los hermanos 
Aldama y el mismo Ignacio Allende. A un lado se puede apreciar el Templo de 
Nuestra Señora de la Salud, en cuyo campanario se aloja la campana más 
antigua de la ciudad. También está el Oratorio de San Felipe Neri, con una 
hermosa fachada de piedra rosada. De espaldas a la plaza, se encuentra el 
Mercado Ignacio Ramírez El Nigromante. Aquí se puede disfrutar de ricos 
antojitos mexicanos, como gorditas de papa o de migaja, lo que comúnmente 
conocemos en el Distrito Federal como gorditas de chicharrón. También se 
pueden comprar artesanías, aunque la verdad el costo no es muy accesible. Sin 
embargo, vale la pena realizar el recorrido, pues resulta un regalo a la vista tan 
sólo observar la mezcla de colores y de materiales con que están hechas todas 
las cosas. 
 En una ciudad tan cosmopolita como San Miguel de Allende, no podían faltar los 
recintos culturales. Al pasar frente a un portón de madera, visualizo un enorme 
patio, rodeado de arcos y lleno de árboles que escoltan la pequeña fuente del 
centro, adornada con piedritas que le dan un aspecto aún más azul al agua. 
Titubeo un poco antes de entrar, pues podría ser una casa particular, aunque la 
puerta se encuentra abierta, así que sigo el impulso y cruzo el umbral. 
Mi sorpresa fue mayúscula cuando al caminar por tan bonito jardín, en uno de los 
pasillos laterales, casi oculto entre ramas y flores, pude observar un mural 
pintado por Siqueiros. Recorrí el lugar a mis anchas y curiosamente no encontré 
ninguna persona ahí dentro. Todo estaba tan solitario, tan en calma. Únicamente 
32 
 
se escuchaba aquel ruido que hacen las aves en las tardes, justo cuando van 
regresando a su nido y el cantar de los grillos, anunciando la llegada de la noche. 
 Salí de aquel bonito lugar, sin saber a ciencia cierta en dónde había estado. 
Después, consultando la revista que me sirvió como guía en el viaje, me enteré 
que se trataba del Centro Cultural Ignacio Ramírez y que aquel patio en el que 
estuve, es uno de los más grandes de todo el país. En el centro cultural se llevan 
a cabo diversas exposiciones artísticas; además de impartirse clases de danza, 
música, pintura, dibujo y escultura. 
Muy cerca del centro, se encuentra el Teatro Ángela Peralta, con sus hermosas 
columnas corintias y dóricas. Debe haber sido fascinante acudir a este recinto 
cuando los espectáculos operísticos estaban en su apogeo. 
Como despedida de la ciudad de San Miguel de Allende, me dirijo hacia el 
mirador. En el transcurso del camino se respira la serenidad y el aire limpio de la 
naturaleza de un asentamiento, que se encuentra ubicado al sureste y es 
conocido como Paseo del Chorro. El camino de subida es muy pesado, pero 
resulta agradable contemplar las bonitas y enormes casas ahí ubicadas. Además 
es curioso ver a la gente lavando su ropa, en unos lavaderos de cantera rosa, que 
contrastan con el lujo de algunas de las construcciones. 
Por fin, llego al mirador y puedo contemplar en todo su esplendor la hermosa 
ciudad de San Miguel de Allende, Guanajuato. Cabe señalar que fue nombrada 
en 2008 por la UNESCO, junto con el Santuario de Jesús de Nazareno en 
Atotonilco, patrimonio cultural de la humanidad. 
Nostálgicamente y con el viento pegando en mi rostro, miro la Parroquia de San 
Miguel Arcángel y le digo adiós, en mi mente, haciéndome el firme propósito de 
regresar pronto a este maravilloso lugar. 
 
 
33 
 
 
Fotografía 4. Columna de la Independencia en Celaya, Guanajuato. 
Fuente: Paola Lora 
 
 
 
34 
 
 
Siguiendo los 
pasos de las 
huestes 
insurgentes 
 
 
 
 
 
 
 
 
Celaya 
Origen del ejército mexicano 
Cuando se llega a la ciudad de Celaya, lo primero que llama la atención es su 
concurrida Plaza de Armas, la cual se encuentra rodeada de árboles y al centro un 
bonito quiosco. Sus costados, se encuentran marcados por cuatro portales y por 
bellos edificios, como la antigua casa de cabildo, construida en el siglo XVIII y en 
donde actualmente se encuentra la Presidencia Municipal. Al entrar a este lugar, 
en el costado de las escalinatas, se pueden apreciar las pinturas murales 
metamórficas del pintor y escultor celayense Octavio Ocampo, en las que se 
encuentran plasmadas las figuras de los héroes nacionales, disimuladas entre 
alegorías guerreras y actividades agrícolas y febriles. 
El Bajío comprende una amplia región de planicie en el centro del país, que 
abarca buena parte del actual estado de Guanajuato. En esta región geográfica se 
ubica la ciudad de Celaya. Su nombre viene de la palabra zalaya, de origen vasco 
y que significa tierra llana. La verdad es que no pudo ser elegido un mejor nombre 
para este sitio, pues Celaya es considerada como el granero de México, debido a 
que es una ciudad de gran actividad agrícola, ganadera y comercial. Se 
caracteriza por su llanuray fertilidad gracias a la cercanía del río Laja, que corre 
35 
 
de norte a sur por el oriente de la ciudad y posteriormente se une con el río Lerma 
al sur de la entidad. 
Al continuar recorriendo el centro de Celaya, me encuentro con el Templo y Ex 
convento de San Francisco, el cual es considerado uno de los más hermosos del 
país. La majestuosa construcción data del año 1683. El interior es de estilo 
barroco y la fachada de tipo neoclásico. La torre, fachada, altares y cúpula fueron 
diseñadas tiempo después, por el famoso arquitecto Eduardo Tresguerras. A un 
costado del templo franciscano, se encuentra la Catedral de la Purísima 
Concepción de Celaya. En este templo, se adora una bonita imagen de la 
Purísima Concepción, que fue traída de España, como obsequio de un matrimonio 
europeo al colegio de padres franciscanos entre 1577 y 1578. 
Eugenio Camargo, habitante de Celaya, me cuenta el porqué esta imagen es tan 
venerada: 
En el año de 1597, la ciudad fue abatida por una fuerte sequía y todos los 
habitantes se encomendaron a la imagen, pidiéndole salvara sus cosechas e 
intercediera por ellos, para que dios les mandara la lluvia. Finalmente cuando se 
les concedió el milagro, convirtieron a la Purísima Concepción en la patrona de 
Celaya, también conocida como la “patrona de las aguas” y a la cual le 
celebramos cada 8 de diciembre, bajándola de su altar y llevándola a recorrer el 
pueblo, para que los fieles la podamos sentir más cerquita. 
Al salir de la catedral y caminar por la calle del Carmen, esquina con Obregón, se 
puede admirar la obra maestra del arquitecto Tresguerras. El Templo del Carmen, 
hermosa joya arquitectónica de estilo neoclásico, diseñada, esculpida y pintada 
por este artista y que por lo extraordinario de su creación, alcanzó tal admiración y 
fama, al grado de llegar a ser conocido como El Miguel Ángel Mexicano. Fue tanto 
el amor de Tresguerras por esta construcción, que sus restos reposan en un 
mausoleo que ocupa la Capilla de la Dolorosa, anexa a dicho templo. 
Continuando con el recorrido, en la calzada de la Independencia, se ubica 
justamente la Columna de la Independencia, labrada en cantera y cuyo creador 
36 
 
nuevamente resultó ser el profeta en su tierra, Tresguerras. Originalmente esta 
escultura construida en el año de 1791, se realizó con la finalidad de homenajear 
al Rey Carlos IV y se encontraba ubicada cerca de lo que en la actualidad es el 
Palacio Municipal. En la obra original, coronando la columna se encontraba Carlos 
IV. Sin embargo, tiempo después en 1823, fue sustituido por un ícono mucho más 
representativo para los mexicanos, un águila parada en un nopal, devorando una 
serpiente. Para el año de 1910 y con la finalidad de conmemorar los festejos por el 
centenario del inicio de la lucha de Independencia de México, la columna es 
cambiada de lugar y es colocada en el que se encuentra actualmente. También, 
se le da espacio a lo que hoy es la calzada de la Independencia. Esta bonita, pero 
cambiante obra arquitectónica, fue el primer monumento en el país que fue erigido 
en conmemoración a la Independencia de México. Aún cuando ésta no había sido 
consumada y promulgada. 
Muy cerca de la columna, por la calle de Luis Cortázar, resulta extraño a la vista la 
presencia de una monumental esfera de metal, sobre una estructura también 
metálica, a la cual no logro atribuirle alguna función lógica e incluso llego a pensar 
que es cierto lo que me dice la persona que hace un rato entrevisté en la iglesia: 
 Esa bola sirve para almacenar la cajeta de Celaya. 
Sin embargo, después de leer una placa que explica que se trata de una torre 
hidráulica, caigo en cuenta de que me jugó una broma. 
 La torre hidráulica fue construida en 1910, con la finalidad de surtir del vital 
líquido al centro de la ciudad y aún a pesar del tiempo, sigue en funcionamiento. 
Tiene un diámetro de doce metros y una altura de treinta y cinco metros. Su 
capacidad de almacenamiento es de 904.77 metros cúbicos, todo el material y 
piezas fueron hechos en Alemania e inclusive vinieron a Celaya ingenieros 
alemanes para colocarla. El costo de su construcción fue de $161,520.84 y fue 
inaugurada el 15 de septiembre de 1910, también como parte de la celebración del 
primer centenario de la independencia, pues en esos momentos, se contaba con 
el visto bueno del entonces Presidente de la República Don Porfirio Díaz, para la 
37 
 
realización de obras importantes a lo largo del país, con la finalidad de dejar 
testimonio de tan importante fecha. 
En la época de la independencia, la ciudad de Celaya fue un paso más en el 
camino de la insurgencia, pues el cura Miguel Hidalgo y Costilla, acompañado de 
su ejército que ya enfilaba veinte mil hombres, estuvo aquí los días 21, 22 y 23 de 
septiembre de 1810. Durante su estancia, se hospedó en el mesón de Guadalupe, 
el cual aún se encuentra ubicado en el centro histórico. Entonces prácticamente 
todo el pueblo se le entregó incondicionalmente, salvo los españoles que ahí 
habitaban, pues al enterarse de la llegada de los insurgentes, decidieron huir hacia 
Querétaro con las pertenencias que pudieron reunir en el momento. 
El 21 de septiembre, cuando ingresó el ejército insurgente, se estableció su 
campamento afuera del Templo de San Antonio, se pasó revista a la tropa y todos 
se dispusieron a descansar. El cura Hidalgo venía acompañado de Ignacio 
Allende, Juan Aldama y Mariano Abasolo. 
Al día siguiente, la mañana del 22 de Septiembre de 1810, por aclamación popular 
Miguel Hidalgo y Costilla fue nombrado Capitán General de las fuerzas 
insurgentes e Ignacio Allende recibió el grado de Teniente General. 
Posteriormente el H. Ayuntamiento en sesión extraordinaria, confirmó los 
nombramientos, originando con este edicto el nacimiento del Ejército Mexicano. 
Después de tomar Celaya y pasar por Salamanca e Irapuato, Miguel Hidalgo 
detuvo su recorrido en la Hacienda de Burras, ahí redactó la intimidación de la 
plaza de Guanajuato y envió con Mariano Abasolo, los documentos donde le pedía 
al intendente de Guanajuato, Antonio de Riaño y Bárcenas, la rendición de la 
ciudad. También le decía que esta sería respetada con todo y los españoles, 
aunque los caudales serían confiscados por motivos de la lucha. Además le 
informaba con orgullo, del importante nombramiento que se le había otorgado seis 
días antes en la ciudad de Celaya. 
Tomando como referencia el libro Nueva Historia Temática de México, la carta 
decía lo siguiente: 
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Señor don Juan Antonio Riaño 
Cuartel General en la Hacienda de Burras. 28 de Septiembre de 1810 
El numeroso ejército que comando, me eligió por Capitán General y protector de 
la Nación en los campos de Celaya, la misma ciudad a presencia de 50,000 
hombres ratificó esta elección, que han hecho todos los lugares por donde he 
pasado, lo que dará a conocer a usted que estoy legítimamente autorizado por 
mi nación para los proyectos benéficos que me han parecido necesarios a su 
favor. 
Estos son igualmente útiles y favorables a los americanos y los europeos que se 
han hecho ánimo a residir en este reino que se reducen a proclamar la 
independencia y libertad de la nación; por consiguiente yo no veo a los europeos 
como enemigos sino solamente como un obstáculo que embaraza el buen éxito 
de nuestra empresa. V.S. se servirá manifestar estas ideas a los europeos, que 
se han reunido en esa alhóndiga, para que se resuelvan en quedar como 
enemigos o convienen en quedar en calidad de prisioneros recibiendo un trato 
humano y benigno como lo están experimentando los que traemos en nuestra 
compañía, hasta que se consiga la insinuada libertad e independencia, en cuyo 
caso entrarán en la clase de ciudadanos, quedando con derecho a que se les 
restituyan los bienes de que por ahora, para las exigencias de la nación, nos 
serviremos. Si por el contrario, no accedieren anuestra solicitud, aplicaré todas 
las fuerzas y ardides para destruirlos sin que les quede esperanza de cuartel. 
Dios guarde a V.S. muchos años, como desea su atento servidor. 
Miguel Hidalgo y Costilla, Capitán General de América. 
Han pasado ya doscientos años de que ocurrieron estos hechos y es 
precisamente para conmemorar las fiestas del bicentenario del inicio de la guerra 
de independencia, que en Celaya se organizaron algunos eventos, como la 
representación de la entrada del ejército insurgente a esta ciudad, en el jardín 
39 
 
principal y la tradicional ceremonia del grito de la independencia en el Palacio 
Municipal. 
También como parte de dichos festejos, en abril del 2010, fue inaugurado el primer 
Museo de Historia Regional de Celaya. El inmueble que ocupa este espacio 
cultural, data de fines del siglo XIX y originalmente funcionó como casa habitación, 
se donó al municipio en el año 2002, restaurándose posteriormente. El recorrido 
por el museo es a través de ocho salas y se hace especial énfasis en los 
acontecimientos y personajes del pasado que han sido representativos para la 
ciudad. Se enmarcan la historia y costumbres del lugar, diferenciándose de las 
leyendas o los mitos y concentrando el interés en la información que los objetos 
transmiten. Aquí en el museo, pude enterarme que antes de la conquista de los 
españoles, Celaya se llamaba Naa-Tha-Hi y habitaron grupos indígenas como los 
chichimecas, huachichiles y guamares. 
También se menciona que el origen de Celaya se remonta al año de 1571, cuando 
el virrey Martín Enríquez de Almanza expidió el permiso para fundar la villa de 
Nuestra Señora de la Concepción de Celaya, pero que sin embargo, es hasta el 
20 de Octubre de 1655 que Felipe IV concede a Celaya el título de muy noble y 
leal ciudad, confirmándose la calidad de tal nombramiento en 1668. 
Es muy notorio el entusiasmo que ha causado la inauguración de este recinto en 
los celayenses, pues hay bastante afluencia de personas, que muestran gran 
interés por conocer más acerca del lugar que los vio nacer. 
Recordemos que la primera vez que don Miguel Hidalgo y Costilla pisó Celaya, 
acompañado de su ejército insurgente, fue para ser vanagloriado, aclamado y 
seguido incondicionalmente por toda la población. Desgraciadamente, la última 
vez que Hidalgo, Allende y Aldama pasaron por suelo celayense el 3 de 
septiembre de 1823, estaban muertos, a bordo de una caravana que transportaba 
sus restos, rumbo a la Ciudad de México, para ser sepultados en la Catedral 
Metropolitana. 
http://es.wikipedia.org/wiki/Chichimecas
http://es.wikipedia.org/wiki/Huachichil
http://es.wikipedia.org/wiki/Guamares
40 
 
No se puede hablar de este lugar, sin hacer mención de la deliciosa cajeta y de los 
dulces de leche que aquí se fabrican. Si se camina un poco por la calle de Benito 
Juárez o por Manuel Doblado; en la zona centro, se pueden encontrar gran 
variedad de dulcerías que ofrecen deliciosos productos como chiclosos, obleas, 
alfajores, cajetas, borrachos y hasta mermelada de nopal; todos hechos de 
manera tradicional por los productores del lugar. 
De acuerdo a lo dicho por el señor Andrés López Gómez, propietario de la fábrica 
de cajetas La tradicional, en entrevista para el diario local Correo, los dulces de 
leche de Celaya se diferencian de los hechos en otros estados, debido a que 
están elaborados con leche de cabra, lo que les da un sabor muy singular: 
El proceso de la elaboración de la cajeta es algo tardado, pues se debe dejar 
hervir la leche de cabra durante cuatro horas aproximadamente. Posteriormente 
se le mezclan poco a poco azúcar y saborizantes, transcurriendo alrededor de 
once horas, para que por fin quede terminada. 
En la actualidad en Celaya hay más de trescientos productores de dulces 
tradicionales que han heredado el oficio desde el año de 1840, cuando se vendían 
los productos a un costado de las vías del tren dentro de los cajetes, que eran 
pequeñas cajitas de madera que servían para mantenerlos frescos. Precisamente 
de esa palabra, es que ese delicioso y suave dulce, que se deshace en el paladar 
de quien lo saborea, terminó llamándose cajeta. 
Ha llegado el momento de dejar Celaya, Guanajuato. Después de probar 
muchísimas muestras de chiclosos y cajetas, sólo me resta decir, que me retiro de 
aquí con un muy dulce sabor de boca. 
 
 
41 
 
 
Fotografía 5. Escultura de Miguel Hidalgo en Salamanca, Guanajuato. 
Fuente: Paola Lora Santiago 
 
42 
 
Salamanca 
Unión del pueblo con la insurgencia 
En el camino para llegar a Salamanca, la carretera federal se encuentra rodeada 
de industrias y de plantaciones de maíz y trigo. Llega un momento, en que la vista 
se cansa de mirar un panorama tan verde, el cual se debe a lo privilegiado de este 
lugar, que cuenta con un suelo fértil, propicio para la agricultura. Salamanca tiene 
gran importancia industrial y a sus alrededores se ubican fábricas, como la de las 
famosas pastas La Moderna, la cual tiene pegados a sus puertas, letreros que 
indican a los agricultores del rumbo, que ahí se les compra el trigo que siembran. 
Sin embargo, es gracias a la refinería Antonio M. Amor, una de las más 
importantes a nivel nacional, que la ciudad se convirtió en un pilar de la economía 
guanajuatense. 
Esta ciudad fue fundada en el año de 1603, por el virrey don Gaspar de Zúñiga y 
Acevedo y Quinto, conde de Monterrey, originario de Salamanca, España. Se 
encuentra al centro del estado de Guanajuato, tiene colindancia con gran número 
de municipios y tiene como límites naturales los ríos Temascatío y Lerma. Su 
nombre antiguo fue Xidoo, que en otomí significa: lugar de tepetate. 
Al llegar a la plaza principal de Salamanca, lo primero que destaca es una torre 
muy alta, perteneciente a la Parroquia del Señor del Hospital, donde se venera 
con gran fervor a un Cristo negro, que data del año 1560 y que anteriormente se 
encontraba en la capilla de un hospital, donde solamente se atendía a indios. 
La señora Teresa, habitante de salamanca, relata los motivos por los que se 
decidió construir un templo para esta imagen: 
Como la imagen era muy milagrosa, fue sacada del hospital, para construirle su 
propio santuario aquí. 
A la señora Teresa la conocí justo a la entrada de la parroquia. No pude evitar 
mirarla cuando llegué al lugar, pues se encontraba sentada en el suelo, rodeada 
de un halo de moscas, que recorrían su surcado y triste rostro. Recuerdo que me 
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acerqué a ella, con la intención de darle una moneda, fue entonces que me sujetó 
de la mano, tomándome por sorpresa y me preguntó mi nombre y de dónde venía. 
Cuando le respondí que era originaria del Distrito Federal, esbozó una pequeña 
sonrisa y me dijo: 
Te puedo pedir que por favor, cuando regreses a tú casa y si te queda cerca la 
villa, vayas con la Virgen morena y le digas que sigo aquí, que no me olvide, que 
soy Teresa, aquella que la fue a visitar hace ya muchos años. 
Las palabras de la señora me conmovieron profundamente, le dije que con gusto 
le daría su mensaje a la Virgen de Guadalupe y fue así, que comenzamos a 
platicar de muchas cosas. Me dijo que había nacido aquí, en Salamanca, hace ya 
ochenta y tres años. 
 De muy niña me dio sarampión, lo que me dejó con las piernas inmóviles. Yo 
vengo a rezarle diario al Señor del Hospital, porque así lo prometí desde hace 
muchos años y no me importa que tenga que arrastrarme para llegar hasta aquí, 
voy a cumplir con mi promesa mientras tenga fuerza. 
Después de terminar mi charla con doña Tere, me dirijo hacia la Plaza Hidalgo, 
para encontrarme frente al Templo y ex Convento de San Agustín, construido en el 
siglo XVII, el cual me deja impresionada con su hermoso púlpito de caoba labrada, 
con incrustaciones de marfil y los retablos que se encuentran en su interior, los 
cuales están cubiertos por una hoja de oro de 24 kilates. Es aquí, mientras sellevaba a cabo una misa, donde tengo el privilegio de conocer a Juan José 
Rodríguez Chávez, cronista de la ciudad de Salamanca desde el año de 1991. Es 
precisamente él quien me platica acerca de una bonita celebración, que ya se ha 
vuelto una tradición entre los estudiantes de primaria, secundaria y preparatoria 
del pueblo. Se trata de una marcha insurgente, la cual se lleva a cabo desde hace 
quince años, el día 24 de septiembre y es organizada precisamente por Juan 
José, con el apoyo del municipio y de la cual comenta emocionado: 
Esta celebración le gusta mucho a los jóvenes y niños que en ella participan. ¡Es 
una algarabía, un júbilo. Ahí se desfogan, es la locura! 
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Para la marcha insurgente se reúnen hasta cuatro mil alumnos, los cuales son 
invitados a participar, a través de un oficio que se turna a todas las escuelas de 
Salamanca hasta el nivel medio superior. Es así, que se junta un mar de 
chiquillos, todos caracterizados con atuendos de la época, vestidos de inditos e 
inditas, los varones con huaraches, calzón de faja de amarre, camisa de manta y 
sombrero de soyate de palma. Las inditas, con falda larga, huarachitos y 
rebozo, del cual la mayoría de las veces pende su muñeca favorita. También 
llevan un pequeño huacal de madera a cuestas. Todos llevan consigo 
instrumentos de labranza, que simulan ser las armas que utilizaron los 
salamantinos hace ya doscientos años, cuando decidieron apoyar al Padre de la 
Patria en la lucha por la independencia. 
El contingente parte a las cuatro treinta de la tarde, de la glorieta que se encuentra 
en la salida que conduce para Celaya, justo donde se encuentra el monumento a 
Miguel Hidalgo. Ahí, entre los niños, también se dejan ver los miembros del 
Instituto Nacional de la Personas Adultas Mayores (INAPAM). Es curioso lo que 
comenta el cronista de Salamanca de estos señores, pues dice que durante el 
recorrido, les tiene que llamar varias veces la atención, porque se ponen a cantar 
estrofas de canciones como: 
Si Adelita se fuera con otro, la seguiría por tierra y por mar, si por mar en un 
buque de guerra, si por tierra en un tren militar… 
Y como esas canciones pertenecen a la época de la Revolución Mexicana, pues 
les tiene que explicar varias veces, que se están adelantando a la época que se 
pretende representar. 
La amena plática que tuve con Juan José Rodríguez Chávez, concluye con el 
comentario de que a pesar de que la marcha insurgente ya es toda una tradición 
en Salamanca, únicamente dos presidentes municipales los han acompañado a lo 
largo de estos quince años. Pero que sin embargo agradece, le sigan permitiendo 
llevarla a cabo y espera poder seguir adelante con ella por mucho tiempo más. 
45 
 
Mi recorrido por Salamanca, continúa por la calle Juárez esquina Albino García, 
pues ahí se encuentra ubicada la Galería del Bicentenario Miguel Hidalgo. Recién 
inaugurada, con motivo de las celebraciones del bicentenario del inicio de la lucha 
por la Independencia de México. Aquí se exhibe la exposición titulada Tradición 
Salamantina, la cera figurativa en el Bicentenario y Centenario. Escenas de la 
Independencia y la Revolución, del maestro salamantino, Marco Antonio Miranda 
Razo y de otros artesanos de la cerería. Se muestran unas figuras hechas de cera 
de abeja, entre las cuales se encuentran personajes sobresalientes de la guerra 
de independencia, como el Pípila, Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, entre otros. 
El arte de la escultura en cera se remonta a la época colonial. Sin embargo, 
Salamanca en particular, cuenta con una tradición tan arraigada, que puede 
considerarse el principal artífice nacional en esta especialidad. 
La propiedad que ahora ocupa la galería del bicentenario, perteneció a un prior 
agustino llamado Fray Agustín Salvador Perea, quien tenía gran amistad con el 
cura Miguel Hidalgo; razón por la cual le brindó alojamiento en este mismo recinto 
al Padre de la Patria del 23 al 25 de septiembre de 1810, que fueron los días que 
permaneció en el pueblo. 
Es desde el balcón de ese lugar, que Hidalgo comienza a alentar a los habitantes 
de Salamanca a sublevarse contra el gobierno español y redacta la primer 
proclama de independencia, la noche del 25 de septiembre de 1810. En este 
documento, los caudillos dan respuesta al desprestigio que el gobierno virreinal le 
estaba dando al movimiento de independencia. 
Ya me dispongo a partir de la bella ciudad de Salamanca, Guanajuato; y por un 
momento me pregunto si el cura Hidalgo habrá sentido la misma nostalgia que yo, 
cuando se alejó de aquí. 
 
 
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Fotografía 6. Catedral de Nuestra Señora de la Soledad y Fuente de Aguas Danzarinas en 
Irapuato, Guanajuato. 
Fuente: Paola Lora 
 
47 
 
Irapuato 
Al paso de los caudillos 
Sobre la carretera Irapuato-La Piedad, además de la excelente vista de la presa 
La Galera, la cual impone por su tamaño, también se pueden observar letreros 
que invitan a detenerse, para saborear las deliciosas fresas que se cultivan en 
Irapuato. 
Detengo mi automóvil sobre el acotamiento y de inmediato me aborda un 
vendedor: 
Pásele señorita, hay cristalizadas, con chocolate, con chile, con crema o si 
prefiere, también se puede comprar una canasta de fresas al natural. 
No puedo resistir la tentación, sucumbo al disfrute de la deliciosa fruta bañada en 
crema y azúcar morena. 
El cultivo de la fresa es toda una tradición en Irapuato. Según el artículo de la 
revista Irapuato Turístico, titulado Recorriendo las fresas de Irapuato, esta frutilla 
llegó a México importada de Francia en 1849. Pero no fue hasta el año de 1880, 
cuando un alemán llamado Oscar Droege, enseñó a los agricultores locales el 
cultivo técnico de esta fruta. 
Las fresas que se cultivan en Irapuato, son consideradas unas de las mejores a 
nivel mundial, ya que debido a las excelentes condiciones climáticas de la región, 
se logra cosechar una fruta de excelente sabor, olor, color, textura y dulzura. 
Inclusive, las extensas áreas de cultivo, pueden ser visitadas por las personas 
interesadas en conocer de cerca cómo es que se realiza este proceso. 
Mi recorrido por Irapuato inicia en el Jardín Hidalgo, en el centro de la ciudad. Se 
antoja sentarse a descansar en este lugar rodeado de árboles de laurel y 
contemplar a los niños que juegan al rededor del quiosco. Sigo caminando por la 
calle de Álvaro Obregón y me encuentro con la Presidencia Municipal, la cual 
ocupa un hermoso edificio de estilo neoclásico de la época colonial, construido en 
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1804 y que con anterioridad fuera el antiguo Colegio de Enseñanza para niñas de 
la región. Enmarca la escalinata de la Presidencia Municipal, el Mural de las 
Revoluciones, realizado entre 1968 y 1969 por Salvador Almaraz López, artista 
nacido en Irapuato en el año de 1930. En este mural que mide quinientos metros 
cuadrados, se relatan los orígenes de la ciudad y su evolución en las etapas 
históricas de México. En una parte se muestran escenas de la conquista española 
y cómo es que surge una nueva raza al mezclarse los españoles con los 
indígenas. La evangelización es representada por Vasco de Quiroga. En otra parte 
se muestra la opresión colonial y la santa inquisición como controladora social de 
aquellos tiempos. En la parte central del mural, se puede observar la imagen del 
cura Miguel Hidalgo, rompiendo los lazos de la opresión española, seguido por el 
pueblo armado con lanzas, piedras y fuego. Después hay una imagen de Benito 
Juárez y las Leyes de Reforma y en la parte frontal derecha se ven los rostros de 
los personajes de la Revolución Mexicana tales como Villa, Zapata y Madero. 
Cabe señalar que además del Jardín Hidalgo, Irapuato cuenta con otra plaza y 
una plazuela, en las cuales el ambiente varía de acuerdo a lo que busque el 
visitante. Por ejemplo, cuando se llega a la Plazuela Hidalgo, se puede apreciar 
el espectáculo de

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