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1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES A R A G Ó N LOS TESOROS DE GUANAJUATO EN LA FIESTA DEL BICENTENARIO: CRÓNICA PRESENTA: PAOLA LORA SANTIAGO ASESORA: LIC. LETICIA ELISABET SANTA MARÍA GALLEGOS SAN JUAN DE ARAGÓN, ESTADO DE MÉXICO, OCTUBRE 2011 P R O Y E C T O D E I N V E S T I G A C I Ó N P A R A T I T U L A C I Ó N C O N T R A B A J O P E R I O D Í S T I C O Q U E P A R A O B T E N E R E L T Í T U L O D E : L I C . E N C O M U N I C A C I Ó N Y P E R I O D I S M O UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 Dedico este trabajo a mi familia y a la persona que siempre me acompañó en el largo trayecto que implicó llegar hasta aquí. Gracias a Dios por darme aliento y perseverancia para cerrar este importante ciclo en mi vida. Gracias papá y mamá por el cariño y el apoyo que siempre me han brindado. Gracias a mi compañero incondicional, por todos estos años de paciencia y de esfuerzo compartido. Gracias profesora Leticia por el apoyo y el impulso para la realización de este trabajo. Gracias a la UNAM por haberme dado cabida en sus aulas y por darme el orgullo y la satisfacción de ser uno de sus egresados. 3 ÍNDICE Introducción 1. El inicio de la insurrección Dolores Hidalgo: santuario de la patria Atotonilco: toma del estandarte guadalupano San Miguel de Allende: justicia al héroe olvidado 2. Siguiendo los pasos de las huestes insurgentes Celaya: origen del ejército mexicano Salamanca: unión del pueblo con la insurgencia Irapuato: al paso de los caudillos 3. La victoria a sangre y fuego Guanajuato: un paso hacia la libertad Acámbaro: leal a la causa insurgente Pénjamo: cuna del libertador Recorrido por la Expo Bicentenario 2010 Consideraciones finales Fuentes de consulta 3 Presentación Los tesoros de Guanajuato en la fiesta del Bicentenario es una crónica que desarrollo a partir de un viaje que realice al estado de Guanajuato en el mes de julio del año 2010, fecha en que iniciaron los festejos con motivo de los doscientos años del inicio de la lucha por la Independencia de México. El recorrido se realizó por diez de las ciudades que formaron el itinerario del ejército insurgente, las cuales fueron seleccionadas de acuerdo a la trascendencia de los hechos ahí ocurridos y a su importancia turística; dichas ciudades fueron: Dolores Hidalgo, Atotonilco, San Miguel de Allende, Celaya, Salamanca, Irapuato, León, Guanajuato, Acámbaro y Pénjamo. En el año 2010, en los diversos medios de comunicación, se habló mucho sobre los festejos del bicentenario del inicio de la lucha por la Independencia de México y a través de estos, se nos invitó, principalmente a los mexicanos, a acercarnos más a conocer sobre este periodo de la historia de nuestro país. La gran difusión que se le dio a esta celebración, despertó en mí el interés por conocer algunos de los sitios más emblemáticos donde se desarrolló el movimiento que culminó, con el nacimiento de un país y mostrar la imagen y vida actual que se desarrolla en estos lugares, a través de la presente crónica. Elegí visitar Guanajuato, ya que además de ser la cuna de la independencia, es un estado de gran riqueza arquitectónica, histórica y cultural, que vale la pena ser 4 recorrido a detalle, para disfrutar y aprovechar al máximo el amplio panorama que ofrece para todos sus visitantes. Durante la conmemoración del bicentenario, Guanajuato abrió sus puertas al turismo nacional e internacional, para acudir a varias de sus ciudades, las cuales presentaron exposiciones, espectáculos y eventos especiales con motivo de tal festejo. Durante el desarrollo de esta crónica, realicé una descripción detallada de los lugares y de sus habitantes, quienes a través de la entrevista me brindaron sus testimonios sobre la historia, costumbres y tradiciones de su ciudad. Debido a que la crónica está basada en hechos históricos reales, el lector se encontrará de pronto con una narración en retrospectiva que le permitirá conocer cómo se desarrolló la lucha por la Independencia de México en estos sitios y los pensamientos, temores, victorias y sufrimientos de sus principales actores. Cabe señalar que mi intención durante la realización de este trabajo, fue generar en el lector, a través de la descripción de estas diez ciudades, un sentimiento de nacionalismo, que despierte interés por conocer más acerca de nuestro país, de la gran diversidad de gente que se puede encontrar en un mismo estado, cada uno de ellos con creencias, costumbres e impresiones diferentes. Que pueda conocer de manera más humana a los principales personajes que formaron parte de la lucha por nuestra independencia, a través de anécdotas y datos poco conocidos. Esto, sin dejar de lado el contraste que inevitablemente existe entre los grandes gastos que se realizaron para llevar a cabo los festejos por el bicentenario, las fallas en su organización y la pobreza, desolación e indiferencia de algunos de los habitantes de Guanajuato. En el capítulo uno, de manera paralela a la descripción de los lugares que visité durante mi recorrido, presento el relato de cómo fue el inicio de la insurrección a través de un paseo por Dolores Hidalgo, donde se llevó a cabo el famoso grito de Dolores, pasando por Atotonilco y la toma del estandarte de la Virgen de Guadalupe, para finalizar en San Miguel de Allende, hermosa ciudad de montaña 5 y cuna de Ignacio Allende, uno de los principales héroes de nuestra independencia. En el capítulo dos me enfoco básicamente en cómo fue el paso de los caudillos a través de algunas ciudades como Celaya, ciudad dulcera por tradición; Salamanca, importante sitio industrial; y la fértil y próspera ciudad de Irapuato, famosa por el cultivo de la fresa. En el capítulo tres realizo la narración de cómo fue tomada por los insurgentes la bella ciudad barroca de Guanajuato; el paso de estos por Acámbaro y sus tradicionales panaderías. En Pénjamo, describo el proceso de la elaboración del tequila y el lugar donde nació el cura Miguel Hidalgo. Por último, narro el recorrido realizado por la ostentosa y muy criticada Expo Bicentenario Guanajuato 2010. Para la realización de la crónica, consulté libros de historia de México y revistas especializadas en turismo, mismos que sirvieron como fuentes de investigación documental. Esto con el fin de precisar datos referentes a personajes, fechas y sucesos ocurridos en Guanajuato, durante la lucha por la independencia de México y para poder definir una ruta de viaje donde se incluyeran las ciudades dentro del estado, que ofrecen el mayor atractivo turístico. Incluí la investigación de campo, al visitar los lugares donde se realizaron los festejos del bicentenario y se desarrollaron los eventos relacionados con el movimiento insurgente de 1810. También se realizaron entrevistas para reunir opiniones y testimonios de los habitantes de Guanajuato y de algunoshistoriadores y cronistas. Este trabajo invita a conocer el Estado de Guanajuato desde todas sus perspectivas. Como un lugar cultural, lleno de historia, o bien, como un sitio cosmopolita, donde abundan los extranjeros y se encuentran todo tipo de diversiones. Sin embargo, también puede verse con tristeza, que es un sitio donde existe gente viviendo en pobreza extrema, esperanzada por unos festejos que tal vez les permitan ganarse un dinero extra, pero que por desgracia ello no les cambiará la vida. 6 Fotografía 1. Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores en Dolores Hidalgo, Guanajuato. Fuente: Paola Lora 7 El inicio de la insurrección Dolores Hidalgo Santuario de la patria Me encuentro camino al lugar clave donde comenzaron los hechos que derivaron en nuestra libertad y nacimiento como nación. Son las 10:00 de la mañana y el pequeño auto en el que me transporto, va librando las sinuosas curvas de la carretera Dolores Hidalgo - Guanajuato. Estoy atravesando la sierra de Santa Rosa, hace bastante frío y la neblina dificulta mucho la visión; conforme sigo avanzando puedo ver los señalamientos colocados a un costado de la carretera que dicen Ruta del Bicentenario 2010. Siento emoción, orgullo de estar recorriendo Guanajuato, sobre todo en estas fechas en que se conmemoran los doscientos años de la gesta por la Independencia de México. A estas alturas del viaje, tengo la sensación de que ya formo parte de esa historia, me siento en las filas del ejército insurgente. Lo primero que veo al entrar a la ciudad, es una glorieta donde se encuentra el monumento dedicado a José Alfredo Jiménez. La escultura muestra al célebre compositor con un gabán y con su sombrero de charro en las manos. Por supuesto que visitaré la casa de José Alfredo, pues uno de los principales atractivos turísticos de este lugar. 8 Me dirijo a la Plaza Central de Dolores Hidalgo, Guanajuato. Me sorprende que este lugar esté considerado como un Pueblo Mágico de México, pues su imagen resulta bastante urbana. Roban mi atención las numerosas tiendas de ropa que se encuentran ubicadas sobre la Avenida Michoacán, pues no le piden nada a las de los centros comerciales de las grandes ciudades. Estaciono mi automóvil y comienzo a caminar. De pronto, mi mirada se ilumina y mi corazón comienza a latir rápidamente, pues a lo lejos ya puedo ver la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores. Siento que es como un imán que me jala y apresuro mis pasos para estar cuanto antes frente a ella. Con su fachada de cantera al estilo barroco, esta parroquia fue construida entre 1712 y 1778. A los costados se encuentra enmarcada por dos torres y al centro está coronada por un bonito reloj. Antes de entrar a la parroquia, del lado izquierdo inferior del arco que enmarca el portón de madera, se encuentra una placa que tiene la siguiente inscripción: Desde este lugar arengó el Padre de la Patria al pueblo reunido en el atrio la mañana del 16 de Septiembre de 1810. Con motivo de las conmemoraciones del bicentenario del inicio de la lucha por la Independencia de México, la iglesia está siendo restaurada en algunas de sus partes. Sin embargo, eso no impide que pueda apreciarse su singular belleza y disfrutar de la sensación que produce encontrarse ahí dentro, respirando ese aroma indescriptible que tienen las cosas viejas y caminando por su antiguo piso de madera, que rechina de manera casi mística. En el altar principal se encuentra por supuesto la imagen de Nuestra Señora de Dolores, ataviada con un vestido color morado y una capa azul. También se pueden admirar dos bonitos retablos tallados en madera, uno dedicado a la Virgen de Guadalupe y otro a San José. Este último se encuentra sin la chapa de oro que recubre la madera del anterior y eso permite apreciar el maravilloso trabajo de tallado que se realizó para su elaboración. En los extremos del recinto hay un par 9 de capillas, donde se encuentra la imagen de la Santísima Trinidad y la del Señor de la Divina Misericordia. Salgo en silencio del lugar, pues no quiero interrumpir con mi presencia a las señoras que se reúnen ahí para rezar el rosario. Según el historiador y biógrafo de Miguel Hidalgo, Francisco Javier Luna, el pueblo de Dolores fue fundado en 1712 por un sacerdote de manera un tanto curiosa, ya que existían dos ranchos que colindaban en el lugar. Entonces el fundador Álvaro Ocio y Ocampo, había recibido unos terrenos para erigir una iglesia entre ambos ranchos, pero lo pensó mejor y decidió repartir parte de sus tierras entre los feligreses, para así constituir un pueblo. Precisamente por esto, se dice que Ocio y Ocampo en lugar de construir una iglesia para el pueblo, fundó un pueblo para la iglesia. Camino hacia el atrio de la iglesia. Ahí me percato de que junto a la parroquia se encuentra un reloj digital, que lleva la cuenta regresiva de los días y las horas que faltan para que aquí se lleve a cabo la ceremonia del grito de Dolores, justo como lo habría hecho el llamado Padre de la Patria hace doscientos años. Al morir José Joaquín Hidalgo, el curato de Dolores quedó vacante. Su hermano Miguel Hidalgo, se apresuró a solicitar el puesto de sacerdote del pueblo y lo obtuvo. Es así como en el año de 1803, la familia Hidalgo, integrada por Miguel a la cabeza, sus medios hermanos Mariano, Guadalupe y Vicente, su primo José Santos Villa, y sus dos hijas Micaela y Josefa, llegaron para establecerse y hacer su vida en el pueblo. Pronto Miguel comenzó a hacerse cargo de las obligaciones de la parroquia y así transcurrió tranquilo el tiempo entre su familia y el trabajo sacerdotal. Sin embargo, ocurrió algo que vendría a inquietarlo, pues desde España se dio la orden de incautar los fondos de la capellanías como parte de la política de los Borbones para quitarle poder a la iglesia en las posesiones españolas. Esta medida afectó mucho a los pequeños productores de la Nueva 10 España, pues la mayoría tenía prestamos hechos por la iglesia y al no poder pagarlos de improviso, comenzaron a perder sus propiedades. Es así como muchas personas perdieron todo su patrimonio, entre ellas el hermano de Hidalgo, Manuel Mariano. Esta situación lo llevó a sumirse en una grave depresión, que lo condujo a la locura y a la muerte. Son estos hechos, los que crearon en Miguel Hidalgo y Costilla un gran resentimiento contra el gobierno virreinal. Con el tiempo, la casa del cura se convierte en punto de reuniones sociales, de tertulias y de debates sobre progreso e ilustración. También empieza a enseñar oficios a los habitantes de Dolores, tales como la crianza de abejas y gusanos de seda. Les enseña el cultivo de uvas, a elaborar cera, tela de seda y vinos; todo esto con el fin de traer progreso a sus parroquianos. Así es como comienza a desenvolverse en un círculo del que forman parte Josefa Ortiz de Domínguez y su marido el corregidor de Querétaro Miguel Domínguez; Manuel Abad y Queipo, obispo de Valladolid y quien más adelante excomulgará a Hidalgo antes de ser decapitado. También tiene tratos con el conde de Canal, coronel del Regimiento de la Reina en San Miguel el Grande y en cuya casa, por cierto, conoce en persona a Ignacio Allende, quien en un futuro no muy lejano, se convertiría en su principal aliado. Poco a poco el cura va estrechando relaciones con criollos ilustrados, partidarios de las nuevas ideas de libertad e igualdad. Cabe señalar que este sector de la población de la Nueva España, se sentía desplazado al no poder gobernar ellos mismos su nación, por el hecho de no tener sangre pura española. Estaban cansados de ocupar mandos medios y de no ser tomados en cuenta para cargos de mayor importancia; así que este sentimiento fue uno de los principales detonadores para que comenzara a florecerla idea de que ya era hora de revelarse ante los gachupines. 11 Las tertulias literarias en casa del cura pasaron a convertirse en juntas secretas. Se hicieron varias reuniones de conspiradores en las principales ciudades del país, como la de Querétaro, organizada por Josefa Ortiz de Domínguez. Aquí se reunían personajes como Ignacio Allende, Juan Aldama y el mismo Hidalgo. Pero al volverse la conspiración un movimiento activo, el secreto se terminó en poco tiempo y las autoridades comenzaron a investigarlos, con el fin de apagar cualquier indicio de rebelión. De acuerdo con lo escrito por Francisco Javier Luna en la biografía de Miguel Hidalgo y Costilla, el día que se inició la lucha por la independencia, los hechos se desarrollaron de la siguiente forma: En medio de todas las dudas, y con la lealtad dudosa de algunos de sus miembros, la conspiración sigue adelante. Piensan iniciar su revolución en diciembre de 1810, preferentemente en Jalisco, y quizás con el pretexto de la fiesta de San Juan de los Lagos, reunir partidarios y dar de improviso el primer golpe, pero una denuncia de un traidor pone sobre aviso a las autoridades. Esto ocurre el 10 de septiembre de 1810. El corregidor manda a su esposa a avisar a Allende, que está de paso en Querétaro. Allende sale furtivamente hacia San Miguel y pide permiso al conde de la Canal para ausentarse. Se va hacia Dolores, dejando a Aldama al mando del Regimiento de la Reina. Para este momento, la denuncia se ha convertido en una orden de aprehensión contra los conjurados. Es así como en la biografía de Hidalgo, se señala que la noche del 15 de septiembre del año de 1810, se reunieron en el pueblo de Dolores, Ignacio Allende y el cura Miguel Hidalgo, quien a pesar de estar enterado del riesgo que corrían, se mostró sereno e inclusive salió de su casa a jugar cartas con los vecinos. Esto con la finalidad de obtener noticias y sondear el ánimo. Al no enterarse de nada alarmante, el cura decide irse a su habitación y convida a Allende a hacer lo mismo. Sin embargo, cerca de las dos de la mañana del día 16 de septiembre llega Juan Aldama a avisarles sobre el peligro que corren de caer en 12 prisión. Mientras toman una taza de chocolate caliente, escuchan atentos las noticias que les da Aldama. Durante la charla, se toma la decisión de convocar en ese instante a los pobladores, para que los sigan en la lucha. La actitud de valentía que mostró Miguel Hidalgo en esos momentos alentó a Ignacio Allende para continuar sin vacilaciones con el movimiento. De acuerdo con el libro titulado Charlas de café con Ignacio Allende, escrito por Sandra Molina Arceo, Hidalgo no se amedrentó. Al contrario, se puso de pie y dijo: “¡Caballeros, estamos perdidos, aquí no hay más remedio que ir a coger gachupines!” Esa madrugada, desde la ventana de su estudio, Hidalgo arengó a sus vecinos a unirse a la lucha y después con pistola en mano se dirigió a la cárcel a liberar a todos los presos; a quienes les prometió libertad a cambio de combatir por la patria. Por su parte, Aldama y Allende amagaron al encargado del diezmo de la iglesia, para extraer los fondos y ocuparlos en beneficio de la lucha. Los presos se armaron con palos y piedras y aunque Ignacio Allende no estaba de acuerdo en la manera de reclutar personas para conformar el que sería el ejército insurgente, no tuvo más remedio que obedecer a Hidalgo, quien estaba a cargo. El sol ya estaba saliendo. Además, por ser domingo y al enterarse las personas de lo que estaba aconteciendo, comenzaron a arribar a la plaza. Ahí fue donde el cura Hidalgo tomó la palabra en el atrio de la parroquia, mandó tocar la campana de la iglesia, como si estuviera llamando a misa de cinco y frente a la multitud, invitó al pueblo a luchar contra el mal gobierno. Al grito de: ¡Muera el mal gobierno! ¡Viva la santísima Virgen de Guadalupe! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva la religión católica!, la multitud lo aclamó y muchos se apresuraron a seguirlo, dirigiéndose a sus casas, despidiéndose de sus familias; y armándose improvisadamente con palos, piedras e instrumentos de labranza, 13 se reunieron con el cura para iniciar la lucha. Muchos tenían miedo; la mayoría no comprendía que estaba pasando, pero Hidalgo era su pastor, confiaban en él y lo siguieron. De acuerdo a lo publicado en la página oficial del bicentenario, se supone que en estas fechas en Dolores Hidalgo, ya se tendría que estar proyectando un espectáculo de luces. También debería haber un museo interactivo multimedia y la recreación histórica del grito de Dolores. Sin embargo, en la oficina de turismo me informan que aún no se tiene fecha para la realización de tales eventos. Las calles empedradas de Dolores son angostas, rectas y cortadas en cuadrícula. El sol pega bastante fuerte durante el día. Se puede disfrutar del agradable clima reposando en una banca del Jardín de la Independencia. Desde mi lugar puedo ver claramente el monumento a Miguel Hidalgo, que se encuentra al centro. La obra es del reconocido escultor Miguel Noroña. El fue creador de la también célebre escultura ubicada en la Glorieta de Cuauhtémoc, en la Ciudad de México. La escultura de Hidalgo, se inauguró el 16 de septiembre de 1891. Es la imagen del cura con el estandarte guadalupano detenido en la mano izquierda, mientras su mano derecha se encuentra levantada. En la base de la escultura hay unas inscripciones que presentan de manera cronológica, las batallas que libró el ejército insurgente y que posteriormente derivaron en la independencia de nuestro país. En la esquina noreste del Jardín de la Independencia, me detengo a mirar un retoño del legendario árbol de la noche triste, que fue sembrado en 1921, con motivo de las fiestas del centenario de la consumación de la Independencia de México, para perpetuar la memoria de nuestros héroes nacionales. Me tomo el atrevimiento de interrumpir la lectura del periódico de un señor que se encuentra en la banca vecina. Pues noté que me observaba con curiosidad mientras narraba a mi grabadora de voz los detalles del jardín. Eso me anima para acercarme y preguntarle: 14 Disculpe Señor, ¿usted podría decirme qué otros sitios de interés puedo visitar aquí en Dolores?- Lo primero que hace aquel hombre es responderme con otra pregunta: ¿Eres chilanga verdad? Por un momento titubeo y me pregunto si tendrá algo de malo en Guanajuato el ser originario del Distrito Federal. Pero no puedo negar mi origen y le contesto de manera afirmativa con la cabeza y con una sonrisa, para caerle menos mal, si así se diera el caso. Sin embargo, para mi gran alivio me devuelve la sonrisa y comienza a explicarme: Mira, después de la parroquia, el principal atractivo es la casa donde vivía José Alfredo Jiménez. Pero también te puedes ir al Museo Casa de Hidalgo, ahí vas a encontrar algunos muebles que le pertenecieron, pinturas, esculturas y demás objetos. Otro lugar que puedes visitar es la Presidencia Municipal, ahí vivió el insurgente Mariano Abasolo y ahí se encuentra una réplica exacta de la campana de Dolores. Por cierto la otra, la original ya se la adueñaron ustedes en el Palacio Nacional. Recorro los dos sitios y efectivamente encuentro todo lo que me indicó mi improvisado y algo malhumorado guía. Antes de llegar a la casa que vio nacer al gran compositor de música ranchera José Alfredo Jiménez, me llama la atención una botica muy antigua que se llama la Botica de San Vicente, donde se dice que trabajó el padre de José Alfredo, allá por el año de 1900. Esta fue la primer botica del pueblo y aún sigue en funcionamiento. 15 Ahí nomás tras lomita, se ve Dolores Hidalgo, Yo ahí me quedo paisano, ahí es mi pueblo adorado… Amenizado con fragmentos de las canciones de este gran cantautor, el recorrido por la Casa MuseoJosé Alfredo Jiménez, nos da la oportunidad de observar numerosas fotografías que de alguna manera relatan la vida del artista, diversos premios que le fueron otorgados a lo largo de su carrera; recibos de pago de los honorarios que cobraba por sus presentaciones; escritos originales con letras de algunas canciones e inclusive las cartas de amor que enviaba a su esposa e hijos. Definitivamente, al visitar esta casa, resulta imposible no cantar o tararear por lo menos un pedacito de alguna de sus canciones. Ya voy de salida de este bello pueblo de Dolores Hidalgo, Guanajuato. Hago escala en el Panteón Municipal, pues ahí se encuentra el mausoleo de José Alfredo Jiménez, que tiene una singular forma de sombrero de charro, del cual se despliega un zarape de colores y que tiene inscritos los nombres de sus canciones más famosas. Llega el momento de partir; así que abordo mi automóvil y tomo la carretera rumbo a mi siguiente destino. 16 Fotografía 2. Santuario de Jesús Nazareno en Atononilco, Guanajuato. Fuente: Google 17 Atotonilco Toma del estandarte Guadalupano Cuando llegué a Atotonilco, una sensación de tristeza invadió mi ser, el clima y la tierra es árida, el viento sopla lento y empuja una manta colgada a la entrada de la comunidad. Está doblada, pero haciendo un esfuerzo se puede leer lo que dice: Bienvenidos turistas México Bicentenario 2010. Pero no hay turistas, todo está solo. Me apena la idea de que la gente humilde del lugar, espera con ansias la llegada de los visitantes, que no se ven por ninguna parte. Atotonilco es una comunidad rural y pertenece al municipio de San Miguel de Allende. De acuerdo a lo escrito por la historiadora Graciela Cruz López, en el Folleto conmemorativo del 300 aniversario del natalicio del fundador de Atotonilco Luis Felipe Neri de Alfaro, el nombre de la localidad proviene del náhuatl atotonilli y puede traducirse como: en las aguas calientes o termales; ya que en sus alrededores, se encuentran aguas termales, cuyas propiedades curativas son valoradas desde la época prehispánica. En este sitio no hay cementerio y sólo existe una escuela primaria que fue construida en 1981. A simple vista, Atotonilco pudiera parecer una comunidad fantasma, similar a la descrita por Juan Rulfo en Pedro Páramo. Sin embargo, Atotonilco alberga un majestuoso tesoro en el santuario y casa de ejercicios de Jesús Nazareno. Corría el año de 1740, cuando el sacerdote Luis Felipe Neri de Alfaro, con parte de sus ahorros y de las limosnas de los fieles de San Miguel de Allende, logra comprar estas tierras pedregosas, cenizas y desoladas. Se dice que por el tipo de clima y por su ubicación, Alfaro encontró similitud entre Atotonilco y los santos lugares de Jerusalén y este es el motivo por el que decide fundar un centro de penitencia y meditación para los fieles. La construcción del Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco, culmina en 1748. 18 Al entrar a la llamada capilla sixtina Mexicana, formada por una nave principal, sacristía y siete capillas anexas; me sorprende el hecho de que su espléndido interior no tiene absolutamente nada que ver con la fachada que es un tanto modesta. Es como transportarse a otro sitio. Al fondo puedo ver el altar mayor, pero lo que resulta especial, es la cantidad de pinturas murales que adornan desde las bóvedas, cúpulas y muros, hasta el nivel del suelo. Las obras fueron realizadas por un oriundo del lugar de, nombre Miguel Antonio Martínez de Pocasangre, durante un periodo de treinta años y sólo trabajando con la luz del sol para alumbrarse. Estas pinturas representan infinidad de pasajes religiosos, sin respetar ningún orden y sin ningún espacio entre si. También en la superficie se pueden apreciar sonetos y poemas que se entrelazan con guirnaldas y que fueron de la inspiración del padre Alfaro. Samuel Rangel Robles en su libro Atotonilco, santuario de dios y de la patria, relicario del barroco mexicano; describe el santuario de la siguiente forma: Los fondos de paisaje, llenos de luz, las vestiduras de los santos, ángeles, hombres y diablos; las flores y miles de adornos que llenan todas las concavidades posibles, hacen de este santuario una admirable y rara gruta de policromía, ejemplo y joya de nuestra pintura popular, tan llena de espontaneidad y con un gran sentido del color. Aquí la arquitectura, la escultura y la pintura, se combinan para lograr un fenómeno de integración plástica ejemplar del arte barroco, que no tiene principio ni fin. Aparte de su gran valor artístico y religioso, este edificio está relacionado estrechamente con los caudillos de la guerra de Independencia de México. Pues como bien es sabido y como se indica en una placa colocada en el exterior del inmueble, de su interior fue tomada por los insurgentes, la imagen de la Virgen de Guadalupe, el día 16 de septiembre de 1810. 19 Basándome en el libro Charlas de café con Ignacio Allende, de la historiadora Sandra Molina Arceo, resulta un tanto controversial la toma de esta imagen religiosa como bandera de lucha del ejército insurgente. En el libro se contrapone la versión que todos conocemos, de que el cura Hidalgo tomó el estandarte y se presentó enarbolando la imagen ante la multitud. Según la autora, no fue el cura Hidalgo quien lo hizo y ni siquiera era un estandarte o una imagen al óleo como se piensa. Era una ilustración, que tomó cualquier otro integrante del movimiento y que colocó en un palo que encontró en el atrio, improvisando así una bandera, que causó euforia ante la multitud. Hidalgo y Allende, al percatarse de tan favorable reacción, decidieron que la imagen se convirtiera en su estandarte de lucha. Aunque eso les valiera críticas deshonrosas por mezclar sus ideas de rebelión con la religión. Del lado izquierdo del santuario, se encuentra una tienda de regalos, libros y recuerdos, atendido por las monjas del convento de las Hermanas Dominicas de María, ubicado aquí mismo en Atotonilco. La tienda es pequeña, pero resulta ostentosa si la comparamos con el resto de las construcciones de la comunidad. También el convento es una construcción moderna y enorme, que fue construido con las aportaciones de toda la gente que acude a los retiros espirituales que se llevan a cabo cada semana, en la Casa de Ejercicios de Jesús Nazareno. Me parece increíble, cuando me dicen que este paraje en realidad no es tan solitario y que cada domingo del año, el lugar se abarrota con miles de visitantes de todo el país, que vienen a recluirse por tandas, con la intención de encontrar serenidad y paz espiritual, a través de la meditación y la oración. Estos retiros son toda una tradición en la comunidad, pues Luis Felipe Neri fue su iniciador desde 1765, tomando como modelo los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola. La economía del lugar gira en torno a estas actividades. Cuando llegan los penitentes, los pobladores aprovechan para venderles imágenes religiosas, estampas, petates, coronas de espinas, comida, entre muchas otras cosas. 20 Eugenio Camargo, habitante de Celaya y quien ha participado varias veces en los retiros, explica que la mayoría de los participantes son personas de origen humilde y que actualmente hay treinta y tres tandas de ejercicios espirituales al año. Yo sé que por tanda llegan más o menos dos mil personas. Todos somos gente sencilla y yo me he encontrado aquí con indígenas de diferentes lugares del país. A mí me gusta mucho venir, porque durante los ocho días que dura el encierro, te explican lo que dice la biblia de una manera muy clara. Todos cantamos alabanzas y nos acercamos mucho más a Dios. Algunos de los compañeros se golpean las espaldas con lazos a manera de penitencia. La verdad si es ajetreado, por eso aquí afuera venden banquitos de madera, pues si no alcanzas lugar,te toca suelo. Según lo que me explica Eugenio, el objetivo de venir a los retiros espirituales es el de orar para lograr salvar algún alma que se encuentre perdida y si eso se logra, el alma propia encontrará la salvación. Termina mi recorrido por Atotonilco. El sol cae con tanto aplomo, que dificulta la visión en este páramo desierto de aspecto místico y mágico. Miro alrededor y no encuentro más que documentar, pues sólo hay silencio y quietud. Es momento de partir, me alejo por la carretera, mientras se pone lentamente el sol ante mis ojos. 21 Fotografía 3. Parroquia de San Miguel Arcángel en San Miguel de Allende, Guanajuato. Fuente: Paola Lora 22 San Miguel de Allende Justicia al héroe olvidado Me encuentro recorriendo los llanos arribeños del estado de Guanajuato. El clima me resulta un tanto árido y a lo largo de la carretera pueden observarse cactus y magueyes. De pronto el cielo se nubla, rodean mi cabeza enormes nubes negras que amenazan con iniciar la lluvia. Por fin, entre enormes gotas y el vaivén de los limpiadores de mi auto, logro visualizar la tan famosa y aclamada ciudad de San Miguel de Allende. Es sorprendente lo ordenado y lo limpio que se encuentra todo aquí. Por las calles húmedas y empedradas, logro ver a varios extranjeros de edad avanzada, que caminan sombrilla en mano, ataviados con bermudas, playeras casuales y tenis. Viene a mi mente el recuerdo de haber escuchado alguna vez, que este lugar se ha convertido en una especie de refugio para los extranjeros que ya están retirados y que muchos de ellos han adquirido propiedades en este sitio. Supongo que por eso, mientras manejo buscando hospedaje, me he encontrado con gran variedad de agencias de bienes raíces, las cuales en su mayoría, exhiben en pancartas cotizaciones en dólares y en euros. Al bajar del auto, me agrada el aroma que percibo. Una mezcla de frescura y tierra mojada. No cabe duda, esta ciudad es hermosa, sus calles empinadas invitan a recorrerlas sin prisas. De acuerdo a lo consultado en el libro Geografía e Historia de Guanajuato, del profesor Juan Guerrero Jaime. El antiguo pueblo de San Miguel el Grande, hoy de Allende, debe su nombre en parte a Fray Juan de San Miguel, su fundador en el año 1542. Este hombre fue uno de los misioneros franciscanos más activos en Guanajuato, durante la primera mitad del siglo XVI. Brindó gran apoyo y demostró su amor hacia los otomíes y chichimecas que habitaban la región. Posteriormente, en el año de 1826, el pueblo fue elevado a ciudad y su nombre cambió a San Miguel de Allende, en honor al héroe insurgente. 23 Del libro Charlas de café con Ignacio Allende, de la historiadora Sandra Molina Arceo, se desprende el siguiente fragmento: Era don Ignacio Allende alto, rubio bien plantado, cuello erguido, ancha la espalda, suelto y poderoso del brazo, crespa alborotada furia. Andar resuelto y con garbo, ver audaz, azules ojos, ardientes limpios y claros, jinete entre los jinetes, cual soldado, temerario, complaciente en los festines, comedido en los estrados, lidiando toros prodigio, de caballeros dechado. De la Reina el Regimiento le vio capitán bizarro, y a la par le festejaban las ciudades y los campos. Guillermo Prieto 24 Ignacio José de Jesús Pedro Regalado de Allende y Unzaga, nació el 21 de enero de 1769. En esta misma y pintoresca ciudad. Fue el quinto de siete hermanos. Su madre María Ana Josefa de Unzaga y Menchaca, de origen español, murió cuando el sólo tenía dos años de edad, al dar a luz a su hermana menor. Su padre, Domingo Narciso de Allende y Ayerdi, murió cuando Ignacio ya era todo un joven de 18 años. Entonces quedó al cuidado de sus tíos y se desarrolló como cualquier otro muchacho criollo de su época. Es decir, tenía sus comodidades, aunque sin llegar a vivir como lo hacían los españoles peninsulares. Al encontrarme sentada en una de las bancas de la Plaza Allende, me pongo a pensar si el joven Ignacio Allende alguna vez imaginó que a los cuarenta y un años de edad, se convertiría en uno de los principales promotores de la insurrección de 1810. El ambiente en la Plaza Allende, es de verdad cosmopolita. Sigo viendo infinidad de personas de varias nacionalidades, mientras disfruto de la música de jazz que suena desde el quiosco, en el que se encuentra tocando un grupo. En el costado sur de la plaza, se encuentra el edificio más representativo de la ciudad, la hermosa Parroquia de San Miguel Arcángel, construida según indican los datos obtenidos en el Museo Casa Allende, en el año de 1564, por órdenes del primer obispo de Michoacán don Vasco de Quiroga. Pero la parroquia, fundada por los franciscanos, no siempre tuvo una vista tan espectacular de estilo neogótico, como la que luce ahora. Anteriormente fue una primitiva iglesia, hecha de adobe. A partir del año de 1685, comenzaron los cambios en su fachada y fue hasta 1880 que llegó a tener el aspecto actual, cuando se le colocaron las torres a manera de ensamble. Es así como la hermosa fachada principal, se ha convertido en símbolo de la ciudad. Las dos torres, una más alta que la otra, flanquean el pórtico, el cual luce una ventana rectangular y sobre ella se posa airosa, la imagen de San Miguel Arcángel. En el interior de la parroquia se puede ver en el altar a San Miguel Arcángel, santo patrón de la ciudad y a quien se le celebra el día 29 de septiembre. La imagen se encuentra rodeada de varias pinturas, obras del pintor Juan Rodríguez 25 Juárez. Llama la atención en uno de los altares laterales, la figura del Señor de la Conquista, hecha de caña de maíz. La señora Socorro Mendiola, devota de la figura, tuvo la amabilidad de platicarme la historia de esta: En el tiempo de los virreyes, un grupo de chichimecas asesinó a dos franciscanos, cerca de Chamácuaro, lo que hoy es conocido como Comonfort. Entre las cosas de los difuntos, se encontraban dos cristos de caña, enviados especialmente para el pueblo de San Miguel, por Vasco de Quiroga. No sé por qué sólo tenemos uno, ni tampoco sé dónde habrá quedado el otro; pero al cristito le hacemos su fiesta cada primer viernes de marzo. Se le rezan 33 credos seguiditos, como símbolo de los años que vivió el hijo de dios en la tierra. También vienen muchos danzantes y pues la verdad si se arma en grande la fiesta. La Parroquia de San Miguel Arcángel, ha sido escenario de sucesos que fueron notables en las vidas de nuestros héroes insurgentes. Por ejemplo, el día 21 de enero de 1769, recibió aquí las aguas del bautismo el niño Ignacio Allende y Unzaga. Al salir de la iglesia y caminar unos cuantos metros hacia el costado poniente del atrio, me parece curioso el contraste entre aquél ambiente colonial del sitio y una cafetería Starbucks ahí ubicada. No cabe duda que San Miguel de Allende es una extraña y agradable mezcla de culturas. Me dispongo a disfrutar del espectáculo de luces y sonido, que se proyecta sobre la bonita fachada de la parroquia, con motivo de los doscientos años del inicio de la lucha por la independencia. Terminado el espectáculo e intrigada y motivada por saber más acerca de la lucha por la Independencia de México, me encamino hacia el lado norte de la plaza, al ex Palacio Municipal, construido según indica la placa que se encuentra colocada en el recinto, entre 1736 y 1738. Fue aquí donde el 17 de septiembre de 1810, Ignacio Allende y Miguel Hidalgo, instalan el primer ayuntamiento del México Independiente, presidido por Ignacio Aldama. Inclusive, en el descanso de las 26 escaleras del recinto, se encuentran las figuras de los héroes, en la posición perfecta para poder fotografiarse con ellos. Es importante mencionar que cuando los insurgentes llegaron a San Miguel, eranalrededor de mil doscientos hombres. La gente los recibió con vivas y fue durante su estancia aquí, que se les unió el Regimiento de Dragones de la Reina. Al momento de partir, la tropa había aumentado prodigiosamente a más de cinco mil personas, que se unieron voluntariamente. Después de pasar una muy agradable noche en San Miguel de Allende y de disfrutar de un rico chocolate con churros en la tradicional churrería San Agustín, negocio que se encuentra establecido en una antigua mansión del siglo XVIII, camino por las callecitas trazadas como si fueran un tablero de ajedrez y hecho un vistazo por las tiendas de ropa y las galerías de arte que aquí abundan. Llego a mi hotel, ansiosa porque amanezca. No siento cansancio, pues tengo necesidad de conocer más de este lugar. Muy temprano por la mañana, me dirijo al Museo Casa de Allende, el cual se estableció en la residencia donde nació Ignacio Allende. En una pequeña ventana que se encuentra al centro, se puede leer la siguiente inscripción Hic natus ubique notus, que significa: Aquí nació el conocido en todas partes. Lo primero que se encuentra al entrar al museo, es una explicación del por qué aquí en San Miguel, Ignacio Allende es reconocido como el máximo héroe de la Independencia de México, incluso por encima de Miguel Hidalgo. En esta ciudad, siempre se ha reclamado para su ilustre hijo don Ignacio Allende y Unzaga, la gloria de haber sido el primer promotor de trabajos efectivos para realizar la independencia de la patria. En este museo se puede conocer la historia completa de la ciudad y se da una descripción muy bien detallada de cómo entre el siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII, la entonces llamada San Miguel el Grande, fue una de las villas más florecientes del Bajío. 27 Su actividad comercial llegó a abarcar las principales rutas comerciales novohispanas y ultramarinas. La bonanza de las minas de Zacatecas y Guanajuato benefició a su población. Se multiplicaron las haciendas Sanmiguelenses y se desarrollaron sus industrias más importantes, derivadas de la cría de ganado. En aquellos tiempos se vendían mucho los productos como la lana, el cebo y el cuero. También se sacaba bastante provecho de la agricultura, pues se cultivaban cereales, frutas y legumbres. Pero en realidad lo que hizo famosa a la villa, fueron las manufacturas, como la elaboración de jabones, telas, monturas, sombreros, colchas y zarapes. Resulta interesante saber que el zarape fue creado aquí en San Miguel, a partir de las mantas que usaban los otomíes. En la Nueva España, los zarapes eran muy apreciados por su gran calidad y belleza. Sin lugar a dudas, el objetivo primordial de este Museo Casa de Allende, es el de enaltecer y hacer justa mención al héroe y principal iniciador del movimiento independiente, al cual, consideran que la historia ha tratado injustamente como un simple colaborador del cura Hidalgo, personaje en quien siempre ha recaído la gloria. De acuerdo a la información exhibida en el museo, se dice que Hidalgo declaró alguna vez haber tenido varias conversaciones con Allende, acerca de una hipotética organización del movimiento de independencia. Esto sin otro objeto más que el de una plática de amigos. Que él nunca consideró entrar en proyecto alguno, a diferencia de Allende, que siempre estaba dispuesto a hacerlo, y quien ya participaba en conspiraciones como la de la ciudad de Santo Santiago de Querétaro, al lado de Juan Aldama, el corregidor Domínguez y su esposa Josefa. El cura Miguel Hidalgo decide unirse a la conspiración, hasta la segunda vez que fue invitado por Ignacio Allende. Ignacio siempre fue valiente y atrevido, desde muy joven le encantaban los jaripeos, colear, lazar, jinetear y torear. Inclusive fue en un accidente con una vaquilla, que le quedó la nariz chueca por una fractura. El Historiador Lucas 28 Alamán lo definió como: Resuelto, precipitado, de valor, pero también muy inclinado al juego, a las mujeres y a toda clase de disipaciones. Con Antonia Herrera tuvo a su primogénito Indalecio en 1769. Se dice que reconoció a otro hijo de nombre José Guadalupe y posteriormente a los treinta y tres años, contrajo nupcias con María de la Luz Agustina de las Fuentes, pero ella murió poco tiempo después sin darle descendencia. En el libro Charlas de café con Ignacio Allende, se menciona un supuesto romance de Allende con la corregidora de Querétaro, Doña Josefa Ortiz de Domínguez. El cual en su momento, causó tremendo escándalo. Sin embargo, no existe ninguna prueba que sustente tales rumores. Allende siempre tuvo una natural inclinación por la carrera de las armas. En 1795 se comenzó a organizar en Celaya, un regimiento de infantería, con cuadros de San Miguel, Dolores y San Felipe. Los vecinos sanmiguelenses, aportaron cuantiosos recursos para su formación y solicitaron al virrey, se concediera a la villa un cuerpo provincial independiente, petición que les fue concedida en el mes de octubre del mismo año. Algunos miembros de las familias criollas que financiaron la creación del regimiento Dragones de la Reina, ocuparon cargos importantes dentro del mismo. Así fue como Ignacio Allende obtuvo el cargo de segundo teniente. En 1801, bajo el mando del general español Félix María Calleja, Allende participó en las expediciones al norte del país, para combatir las incursiones de contrabandistas. Esas maniobras, le permitieron foguearse en las prácticas militares y obtener sus primeros ascensos. Ignacio nunca imaginó que tiempo después, Calleja se convertiría en uno de los principales detractores de los insurgentes y por ende, en uno de sus principales enemigos. A finales de 1808, recibe el grado de capitán del regimiento, por su antigüedad y mérito en el servicio del ejército. Es en ese mismo año, que Allende tuvo noticias de la abdicación de Carlos IV y de la invasión napoleónica a España. Al enterarse de la aprehensión del virrey Iturrigaray por parte de los europeos, surgieron en él 29 las ideas independentistas para la Nueva España. Incluso se dice que escribió en una de las paredes de su habitación la siguiente frase: Independencia cobardes criollos. Ignacio Allende decide invitar a Miguel Hidalgo a unirse a la conspiración en mayo de 1810; ya que veía en él grandes cualidades de líder, debido a su calidad eclesiástica y a su gran preparación intelectual. Pero sobre todo, porque inspiraba confianza a la gente del pueblo y eso serviría de mucho para convocarlos a la insurrección con éxito. Sin embargo, Allende e Hidalgo tuvieron diferencias desde el principio de la lucha por la independencia; ya que el cura toleró muchos actos de vandalismo por parte de la muchedumbre que se unió a las tropas insurgentes, mientras Allende se esforzaba por mantener el orden y la disciplina. De acuerdo con el libro de Sandra Molina; después de ganar la Batalla del Monte de las Cruces, el 30 de Octubre de 1810, al cura Hidalgo lo cegó la soberbia e inclusive se hacía llamar por los demás como: alteza serenísima. Esa situación y el hecho de que Hidalgo se negara a tomar la capital del país, cuando todo indicaba que el ejército insurgente lo lograría con éxito, terminaron con la paciencia de Ignacio Allende, llevándolo incluso a planear envenenar al cura, planes que por supuesto, no llevó a cabo. Después de la derrota en Puente de Calderón, Hidalgo es retirado del mando militar y este es tomado por Allende. Es en este momento de la historia, que Ignacio Allende vive uno de los últimos y más tristes capítulos de su vida. Después de haber perdido la batalla, deciden partir hacia Estados Unidos, para formar alianzas y regresar a la Nueva España a dar batalla fortalecidos. Durante el duro trayecto, a través de los estados del norte del país, la moral de todos los insurgentes se encontraba por los suelos;pues carecían de recursos y sufrían por falta de agua. De pronto, al llegar a Acatita de Baján, Coahuila, el 21 de marzo de 1811, fueron detenidos y amarrados. Ignacio Allende venía acompañado de su hijo Indalecio, quien resultó muerto cuando al intentar defender a su padre, una bala en el corazón le arrebató la vida. 30 Allende, con el cadáver de su hijo en brazos, dijo a su compañero insurgente Mariano Jiménez: Esta era la más preciosa víctima que yo tenía que inmolar en aras de mi patria, falta por último la de mi vida, de la que ya no hago ningún caso, voy a morir y consumar de una vez el sacrificio. Llevo una semana recorriendo el estado de Guanajuato y el cansancio ya comienza a manifestarse. Trato de imaginar, qué tanto habrán sufrido los insurgentes aprehendidos, después de casi un mes de terrible e infeliz viaje, en donde estuvieron expuestos al sol, sin tomar agua suficiente, comiendo cada veinticuatro horas y atados de pies y manos. Por supuesto nada comparado con mi agradable trayecto. Los insurgentes llegaron a Chihuahua el 23 de abril de 1811. Días después, Allende fue condenado a ser pasado por armas y a que su cabeza fuera separada de su cuerpo para ser exhibida como escarmiento público. El 26 de junio de 1811, se cumplió la sentencia. Sentado en un banquillo, vendado de los ojos y de espaldas a sus ejecutores, Ignacio Allende murió junto con otros compañeros insurgentes, a consecuencia de una certera bala, que el destino le tuvo reservada. Al salir de aquella casa que habitó uno de los personajes más sobresalientes en la lucha de independencia, descubrí que la percepción que siempre había tenido de la historia de la Independencia de México, cambió de manera radical. Nunca volveré a mirar al cura Hidalgo de la misma forma, tampoco lo haré con Allende, pues ahora se que son mucho más que aquellos personajes que conocemos a través de los libros de historia. También fueron seres humanos, con sentimientos, con miedos, con defectos, con virtudes y capaces de cometer errores. Caminando sobre la calle Corregidora, se encuentra una pequeña plaza, de ambiente fresco y relajado. Aprovecho la sombra de los árboles para cubrirme un poco del sol que brilla con todo su esplendor a esta hora del día. Tomo con las manos un poco de agua de la fuente y arreglo mi cabello alborotado, mientras contemplo una construcción de cantera, de elegante fachada. Se trata del Templo 31 Franciscano de la Tercera Orden. Su construcción se le atribuye al reconocido arquitecto guanajuatense Francisco Tresguerras. Una placa en la fachada asegura que la urna que contenía los cráneos de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez, pasó en este lugar la noche del 2 al 3 de septiembre de 1823. Me dirijo hacia el norte de la ciudad y me encuentro con la Plaza Cívica y al centro de ésta, una estatua ecuestre de Allende. Esta es la plaza más grande de la ciudad y uno de los edificios que se encuentra en sus alrededores, es el del Colegio de San Francisco de Sales, en cuyas aulas estudiaron los hermanos Aldama y el mismo Ignacio Allende. A un lado se puede apreciar el Templo de Nuestra Señora de la Salud, en cuyo campanario se aloja la campana más antigua de la ciudad. También está el Oratorio de San Felipe Neri, con una hermosa fachada de piedra rosada. De espaldas a la plaza, se encuentra el Mercado Ignacio Ramírez El Nigromante. Aquí se puede disfrutar de ricos antojitos mexicanos, como gorditas de papa o de migaja, lo que comúnmente conocemos en el Distrito Federal como gorditas de chicharrón. También se pueden comprar artesanías, aunque la verdad el costo no es muy accesible. Sin embargo, vale la pena realizar el recorrido, pues resulta un regalo a la vista tan sólo observar la mezcla de colores y de materiales con que están hechas todas las cosas. En una ciudad tan cosmopolita como San Miguel de Allende, no podían faltar los recintos culturales. Al pasar frente a un portón de madera, visualizo un enorme patio, rodeado de arcos y lleno de árboles que escoltan la pequeña fuente del centro, adornada con piedritas que le dan un aspecto aún más azul al agua. Titubeo un poco antes de entrar, pues podría ser una casa particular, aunque la puerta se encuentra abierta, así que sigo el impulso y cruzo el umbral. Mi sorpresa fue mayúscula cuando al caminar por tan bonito jardín, en uno de los pasillos laterales, casi oculto entre ramas y flores, pude observar un mural pintado por Siqueiros. Recorrí el lugar a mis anchas y curiosamente no encontré ninguna persona ahí dentro. Todo estaba tan solitario, tan en calma. Únicamente 32 se escuchaba aquel ruido que hacen las aves en las tardes, justo cuando van regresando a su nido y el cantar de los grillos, anunciando la llegada de la noche. Salí de aquel bonito lugar, sin saber a ciencia cierta en dónde había estado. Después, consultando la revista que me sirvió como guía en el viaje, me enteré que se trataba del Centro Cultural Ignacio Ramírez y que aquel patio en el que estuve, es uno de los más grandes de todo el país. En el centro cultural se llevan a cabo diversas exposiciones artísticas; además de impartirse clases de danza, música, pintura, dibujo y escultura. Muy cerca del centro, se encuentra el Teatro Ángela Peralta, con sus hermosas columnas corintias y dóricas. Debe haber sido fascinante acudir a este recinto cuando los espectáculos operísticos estaban en su apogeo. Como despedida de la ciudad de San Miguel de Allende, me dirijo hacia el mirador. En el transcurso del camino se respira la serenidad y el aire limpio de la naturaleza de un asentamiento, que se encuentra ubicado al sureste y es conocido como Paseo del Chorro. El camino de subida es muy pesado, pero resulta agradable contemplar las bonitas y enormes casas ahí ubicadas. Además es curioso ver a la gente lavando su ropa, en unos lavaderos de cantera rosa, que contrastan con el lujo de algunas de las construcciones. Por fin, llego al mirador y puedo contemplar en todo su esplendor la hermosa ciudad de San Miguel de Allende, Guanajuato. Cabe señalar que fue nombrada en 2008 por la UNESCO, junto con el Santuario de Jesús de Nazareno en Atotonilco, patrimonio cultural de la humanidad. Nostálgicamente y con el viento pegando en mi rostro, miro la Parroquia de San Miguel Arcángel y le digo adiós, en mi mente, haciéndome el firme propósito de regresar pronto a este maravilloso lugar. 33 Fotografía 4. Columna de la Independencia en Celaya, Guanajuato. Fuente: Paola Lora 34 Siguiendo los pasos de las huestes insurgentes Celaya Origen del ejército mexicano Cuando se llega a la ciudad de Celaya, lo primero que llama la atención es su concurrida Plaza de Armas, la cual se encuentra rodeada de árboles y al centro un bonito quiosco. Sus costados, se encuentran marcados por cuatro portales y por bellos edificios, como la antigua casa de cabildo, construida en el siglo XVIII y en donde actualmente se encuentra la Presidencia Municipal. Al entrar a este lugar, en el costado de las escalinatas, se pueden apreciar las pinturas murales metamórficas del pintor y escultor celayense Octavio Ocampo, en las que se encuentran plasmadas las figuras de los héroes nacionales, disimuladas entre alegorías guerreras y actividades agrícolas y febriles. El Bajío comprende una amplia región de planicie en el centro del país, que abarca buena parte del actual estado de Guanajuato. En esta región geográfica se ubica la ciudad de Celaya. Su nombre viene de la palabra zalaya, de origen vasco y que significa tierra llana. La verdad es que no pudo ser elegido un mejor nombre para este sitio, pues Celaya es considerada como el granero de México, debido a que es una ciudad de gran actividad agrícola, ganadera y comercial. Se caracteriza por su llanuray fertilidad gracias a la cercanía del río Laja, que corre 35 de norte a sur por el oriente de la ciudad y posteriormente se une con el río Lerma al sur de la entidad. Al continuar recorriendo el centro de Celaya, me encuentro con el Templo y Ex convento de San Francisco, el cual es considerado uno de los más hermosos del país. La majestuosa construcción data del año 1683. El interior es de estilo barroco y la fachada de tipo neoclásico. La torre, fachada, altares y cúpula fueron diseñadas tiempo después, por el famoso arquitecto Eduardo Tresguerras. A un costado del templo franciscano, se encuentra la Catedral de la Purísima Concepción de Celaya. En este templo, se adora una bonita imagen de la Purísima Concepción, que fue traída de España, como obsequio de un matrimonio europeo al colegio de padres franciscanos entre 1577 y 1578. Eugenio Camargo, habitante de Celaya, me cuenta el porqué esta imagen es tan venerada: En el año de 1597, la ciudad fue abatida por una fuerte sequía y todos los habitantes se encomendaron a la imagen, pidiéndole salvara sus cosechas e intercediera por ellos, para que dios les mandara la lluvia. Finalmente cuando se les concedió el milagro, convirtieron a la Purísima Concepción en la patrona de Celaya, también conocida como la “patrona de las aguas” y a la cual le celebramos cada 8 de diciembre, bajándola de su altar y llevándola a recorrer el pueblo, para que los fieles la podamos sentir más cerquita. Al salir de la catedral y caminar por la calle del Carmen, esquina con Obregón, se puede admirar la obra maestra del arquitecto Tresguerras. El Templo del Carmen, hermosa joya arquitectónica de estilo neoclásico, diseñada, esculpida y pintada por este artista y que por lo extraordinario de su creación, alcanzó tal admiración y fama, al grado de llegar a ser conocido como El Miguel Ángel Mexicano. Fue tanto el amor de Tresguerras por esta construcción, que sus restos reposan en un mausoleo que ocupa la Capilla de la Dolorosa, anexa a dicho templo. Continuando con el recorrido, en la calzada de la Independencia, se ubica justamente la Columna de la Independencia, labrada en cantera y cuyo creador 36 nuevamente resultó ser el profeta en su tierra, Tresguerras. Originalmente esta escultura construida en el año de 1791, se realizó con la finalidad de homenajear al Rey Carlos IV y se encontraba ubicada cerca de lo que en la actualidad es el Palacio Municipal. En la obra original, coronando la columna se encontraba Carlos IV. Sin embargo, tiempo después en 1823, fue sustituido por un ícono mucho más representativo para los mexicanos, un águila parada en un nopal, devorando una serpiente. Para el año de 1910 y con la finalidad de conmemorar los festejos por el centenario del inicio de la lucha de Independencia de México, la columna es cambiada de lugar y es colocada en el que se encuentra actualmente. También, se le da espacio a lo que hoy es la calzada de la Independencia. Esta bonita, pero cambiante obra arquitectónica, fue el primer monumento en el país que fue erigido en conmemoración a la Independencia de México. Aún cuando ésta no había sido consumada y promulgada. Muy cerca de la columna, por la calle de Luis Cortázar, resulta extraño a la vista la presencia de una monumental esfera de metal, sobre una estructura también metálica, a la cual no logro atribuirle alguna función lógica e incluso llego a pensar que es cierto lo que me dice la persona que hace un rato entrevisté en la iglesia: Esa bola sirve para almacenar la cajeta de Celaya. Sin embargo, después de leer una placa que explica que se trata de una torre hidráulica, caigo en cuenta de que me jugó una broma. La torre hidráulica fue construida en 1910, con la finalidad de surtir del vital líquido al centro de la ciudad y aún a pesar del tiempo, sigue en funcionamiento. Tiene un diámetro de doce metros y una altura de treinta y cinco metros. Su capacidad de almacenamiento es de 904.77 metros cúbicos, todo el material y piezas fueron hechos en Alemania e inclusive vinieron a Celaya ingenieros alemanes para colocarla. El costo de su construcción fue de $161,520.84 y fue inaugurada el 15 de septiembre de 1910, también como parte de la celebración del primer centenario de la independencia, pues en esos momentos, se contaba con el visto bueno del entonces Presidente de la República Don Porfirio Díaz, para la 37 realización de obras importantes a lo largo del país, con la finalidad de dejar testimonio de tan importante fecha. En la época de la independencia, la ciudad de Celaya fue un paso más en el camino de la insurgencia, pues el cura Miguel Hidalgo y Costilla, acompañado de su ejército que ya enfilaba veinte mil hombres, estuvo aquí los días 21, 22 y 23 de septiembre de 1810. Durante su estancia, se hospedó en el mesón de Guadalupe, el cual aún se encuentra ubicado en el centro histórico. Entonces prácticamente todo el pueblo se le entregó incondicionalmente, salvo los españoles que ahí habitaban, pues al enterarse de la llegada de los insurgentes, decidieron huir hacia Querétaro con las pertenencias que pudieron reunir en el momento. El 21 de septiembre, cuando ingresó el ejército insurgente, se estableció su campamento afuera del Templo de San Antonio, se pasó revista a la tropa y todos se dispusieron a descansar. El cura Hidalgo venía acompañado de Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Abasolo. Al día siguiente, la mañana del 22 de Septiembre de 1810, por aclamación popular Miguel Hidalgo y Costilla fue nombrado Capitán General de las fuerzas insurgentes e Ignacio Allende recibió el grado de Teniente General. Posteriormente el H. Ayuntamiento en sesión extraordinaria, confirmó los nombramientos, originando con este edicto el nacimiento del Ejército Mexicano. Después de tomar Celaya y pasar por Salamanca e Irapuato, Miguel Hidalgo detuvo su recorrido en la Hacienda de Burras, ahí redactó la intimidación de la plaza de Guanajuato y envió con Mariano Abasolo, los documentos donde le pedía al intendente de Guanajuato, Antonio de Riaño y Bárcenas, la rendición de la ciudad. También le decía que esta sería respetada con todo y los españoles, aunque los caudales serían confiscados por motivos de la lucha. Además le informaba con orgullo, del importante nombramiento que se le había otorgado seis días antes en la ciudad de Celaya. Tomando como referencia el libro Nueva Historia Temática de México, la carta decía lo siguiente: 38 Señor don Juan Antonio Riaño Cuartel General en la Hacienda de Burras. 28 de Septiembre de 1810 El numeroso ejército que comando, me eligió por Capitán General y protector de la Nación en los campos de Celaya, la misma ciudad a presencia de 50,000 hombres ratificó esta elección, que han hecho todos los lugares por donde he pasado, lo que dará a conocer a usted que estoy legítimamente autorizado por mi nación para los proyectos benéficos que me han parecido necesarios a su favor. Estos son igualmente útiles y favorables a los americanos y los europeos que se han hecho ánimo a residir en este reino que se reducen a proclamar la independencia y libertad de la nación; por consiguiente yo no veo a los europeos como enemigos sino solamente como un obstáculo que embaraza el buen éxito de nuestra empresa. V.S. se servirá manifestar estas ideas a los europeos, que se han reunido en esa alhóndiga, para que se resuelvan en quedar como enemigos o convienen en quedar en calidad de prisioneros recibiendo un trato humano y benigno como lo están experimentando los que traemos en nuestra compañía, hasta que se consiga la insinuada libertad e independencia, en cuyo caso entrarán en la clase de ciudadanos, quedando con derecho a que se les restituyan los bienes de que por ahora, para las exigencias de la nación, nos serviremos. Si por el contrario, no accedieren anuestra solicitud, aplicaré todas las fuerzas y ardides para destruirlos sin que les quede esperanza de cuartel. Dios guarde a V.S. muchos años, como desea su atento servidor. Miguel Hidalgo y Costilla, Capitán General de América. Han pasado ya doscientos años de que ocurrieron estos hechos y es precisamente para conmemorar las fiestas del bicentenario del inicio de la guerra de independencia, que en Celaya se organizaron algunos eventos, como la representación de la entrada del ejército insurgente a esta ciudad, en el jardín 39 principal y la tradicional ceremonia del grito de la independencia en el Palacio Municipal. También como parte de dichos festejos, en abril del 2010, fue inaugurado el primer Museo de Historia Regional de Celaya. El inmueble que ocupa este espacio cultural, data de fines del siglo XIX y originalmente funcionó como casa habitación, se donó al municipio en el año 2002, restaurándose posteriormente. El recorrido por el museo es a través de ocho salas y se hace especial énfasis en los acontecimientos y personajes del pasado que han sido representativos para la ciudad. Se enmarcan la historia y costumbres del lugar, diferenciándose de las leyendas o los mitos y concentrando el interés en la información que los objetos transmiten. Aquí en el museo, pude enterarme que antes de la conquista de los españoles, Celaya se llamaba Naa-Tha-Hi y habitaron grupos indígenas como los chichimecas, huachichiles y guamares. También se menciona que el origen de Celaya se remonta al año de 1571, cuando el virrey Martín Enríquez de Almanza expidió el permiso para fundar la villa de Nuestra Señora de la Concepción de Celaya, pero que sin embargo, es hasta el 20 de Octubre de 1655 que Felipe IV concede a Celaya el título de muy noble y leal ciudad, confirmándose la calidad de tal nombramiento en 1668. Es muy notorio el entusiasmo que ha causado la inauguración de este recinto en los celayenses, pues hay bastante afluencia de personas, que muestran gran interés por conocer más acerca del lugar que los vio nacer. Recordemos que la primera vez que don Miguel Hidalgo y Costilla pisó Celaya, acompañado de su ejército insurgente, fue para ser vanagloriado, aclamado y seguido incondicionalmente por toda la población. Desgraciadamente, la última vez que Hidalgo, Allende y Aldama pasaron por suelo celayense el 3 de septiembre de 1823, estaban muertos, a bordo de una caravana que transportaba sus restos, rumbo a la Ciudad de México, para ser sepultados en la Catedral Metropolitana. http://es.wikipedia.org/wiki/Chichimecas http://es.wikipedia.org/wiki/Huachichil http://es.wikipedia.org/wiki/Guamares 40 No se puede hablar de este lugar, sin hacer mención de la deliciosa cajeta y de los dulces de leche que aquí se fabrican. Si se camina un poco por la calle de Benito Juárez o por Manuel Doblado; en la zona centro, se pueden encontrar gran variedad de dulcerías que ofrecen deliciosos productos como chiclosos, obleas, alfajores, cajetas, borrachos y hasta mermelada de nopal; todos hechos de manera tradicional por los productores del lugar. De acuerdo a lo dicho por el señor Andrés López Gómez, propietario de la fábrica de cajetas La tradicional, en entrevista para el diario local Correo, los dulces de leche de Celaya se diferencian de los hechos en otros estados, debido a que están elaborados con leche de cabra, lo que les da un sabor muy singular: El proceso de la elaboración de la cajeta es algo tardado, pues se debe dejar hervir la leche de cabra durante cuatro horas aproximadamente. Posteriormente se le mezclan poco a poco azúcar y saborizantes, transcurriendo alrededor de once horas, para que por fin quede terminada. En la actualidad en Celaya hay más de trescientos productores de dulces tradicionales que han heredado el oficio desde el año de 1840, cuando se vendían los productos a un costado de las vías del tren dentro de los cajetes, que eran pequeñas cajitas de madera que servían para mantenerlos frescos. Precisamente de esa palabra, es que ese delicioso y suave dulce, que se deshace en el paladar de quien lo saborea, terminó llamándose cajeta. Ha llegado el momento de dejar Celaya, Guanajuato. Después de probar muchísimas muestras de chiclosos y cajetas, sólo me resta decir, que me retiro de aquí con un muy dulce sabor de boca. 41 Fotografía 5. Escultura de Miguel Hidalgo en Salamanca, Guanajuato. Fuente: Paola Lora Santiago 42 Salamanca Unión del pueblo con la insurgencia En el camino para llegar a Salamanca, la carretera federal se encuentra rodeada de industrias y de plantaciones de maíz y trigo. Llega un momento, en que la vista se cansa de mirar un panorama tan verde, el cual se debe a lo privilegiado de este lugar, que cuenta con un suelo fértil, propicio para la agricultura. Salamanca tiene gran importancia industrial y a sus alrededores se ubican fábricas, como la de las famosas pastas La Moderna, la cual tiene pegados a sus puertas, letreros que indican a los agricultores del rumbo, que ahí se les compra el trigo que siembran. Sin embargo, es gracias a la refinería Antonio M. Amor, una de las más importantes a nivel nacional, que la ciudad se convirtió en un pilar de la economía guanajuatense. Esta ciudad fue fundada en el año de 1603, por el virrey don Gaspar de Zúñiga y Acevedo y Quinto, conde de Monterrey, originario de Salamanca, España. Se encuentra al centro del estado de Guanajuato, tiene colindancia con gran número de municipios y tiene como límites naturales los ríos Temascatío y Lerma. Su nombre antiguo fue Xidoo, que en otomí significa: lugar de tepetate. Al llegar a la plaza principal de Salamanca, lo primero que destaca es una torre muy alta, perteneciente a la Parroquia del Señor del Hospital, donde se venera con gran fervor a un Cristo negro, que data del año 1560 y que anteriormente se encontraba en la capilla de un hospital, donde solamente se atendía a indios. La señora Teresa, habitante de salamanca, relata los motivos por los que se decidió construir un templo para esta imagen: Como la imagen era muy milagrosa, fue sacada del hospital, para construirle su propio santuario aquí. A la señora Teresa la conocí justo a la entrada de la parroquia. No pude evitar mirarla cuando llegué al lugar, pues se encontraba sentada en el suelo, rodeada de un halo de moscas, que recorrían su surcado y triste rostro. Recuerdo que me 43 acerqué a ella, con la intención de darle una moneda, fue entonces que me sujetó de la mano, tomándome por sorpresa y me preguntó mi nombre y de dónde venía. Cuando le respondí que era originaria del Distrito Federal, esbozó una pequeña sonrisa y me dijo: Te puedo pedir que por favor, cuando regreses a tú casa y si te queda cerca la villa, vayas con la Virgen morena y le digas que sigo aquí, que no me olvide, que soy Teresa, aquella que la fue a visitar hace ya muchos años. Las palabras de la señora me conmovieron profundamente, le dije que con gusto le daría su mensaje a la Virgen de Guadalupe y fue así, que comenzamos a platicar de muchas cosas. Me dijo que había nacido aquí, en Salamanca, hace ya ochenta y tres años. De muy niña me dio sarampión, lo que me dejó con las piernas inmóviles. Yo vengo a rezarle diario al Señor del Hospital, porque así lo prometí desde hace muchos años y no me importa que tenga que arrastrarme para llegar hasta aquí, voy a cumplir con mi promesa mientras tenga fuerza. Después de terminar mi charla con doña Tere, me dirijo hacia la Plaza Hidalgo, para encontrarme frente al Templo y ex Convento de San Agustín, construido en el siglo XVII, el cual me deja impresionada con su hermoso púlpito de caoba labrada, con incrustaciones de marfil y los retablos que se encuentran en su interior, los cuales están cubiertos por una hoja de oro de 24 kilates. Es aquí, mientras sellevaba a cabo una misa, donde tengo el privilegio de conocer a Juan José Rodríguez Chávez, cronista de la ciudad de Salamanca desde el año de 1991. Es precisamente él quien me platica acerca de una bonita celebración, que ya se ha vuelto una tradición entre los estudiantes de primaria, secundaria y preparatoria del pueblo. Se trata de una marcha insurgente, la cual se lleva a cabo desde hace quince años, el día 24 de septiembre y es organizada precisamente por Juan José, con el apoyo del municipio y de la cual comenta emocionado: Esta celebración le gusta mucho a los jóvenes y niños que en ella participan. ¡Es una algarabía, un júbilo. Ahí se desfogan, es la locura! 44 Para la marcha insurgente se reúnen hasta cuatro mil alumnos, los cuales son invitados a participar, a través de un oficio que se turna a todas las escuelas de Salamanca hasta el nivel medio superior. Es así, que se junta un mar de chiquillos, todos caracterizados con atuendos de la época, vestidos de inditos e inditas, los varones con huaraches, calzón de faja de amarre, camisa de manta y sombrero de soyate de palma. Las inditas, con falda larga, huarachitos y rebozo, del cual la mayoría de las veces pende su muñeca favorita. También llevan un pequeño huacal de madera a cuestas. Todos llevan consigo instrumentos de labranza, que simulan ser las armas que utilizaron los salamantinos hace ya doscientos años, cuando decidieron apoyar al Padre de la Patria en la lucha por la independencia. El contingente parte a las cuatro treinta de la tarde, de la glorieta que se encuentra en la salida que conduce para Celaya, justo donde se encuentra el monumento a Miguel Hidalgo. Ahí, entre los niños, también se dejan ver los miembros del Instituto Nacional de la Personas Adultas Mayores (INAPAM). Es curioso lo que comenta el cronista de Salamanca de estos señores, pues dice que durante el recorrido, les tiene que llamar varias veces la atención, porque se ponen a cantar estrofas de canciones como: Si Adelita se fuera con otro, la seguiría por tierra y por mar, si por mar en un buque de guerra, si por tierra en un tren militar… Y como esas canciones pertenecen a la época de la Revolución Mexicana, pues les tiene que explicar varias veces, que se están adelantando a la época que se pretende representar. La amena plática que tuve con Juan José Rodríguez Chávez, concluye con el comentario de que a pesar de que la marcha insurgente ya es toda una tradición en Salamanca, únicamente dos presidentes municipales los han acompañado a lo largo de estos quince años. Pero que sin embargo agradece, le sigan permitiendo llevarla a cabo y espera poder seguir adelante con ella por mucho tiempo más. 45 Mi recorrido por Salamanca, continúa por la calle Juárez esquina Albino García, pues ahí se encuentra ubicada la Galería del Bicentenario Miguel Hidalgo. Recién inaugurada, con motivo de las celebraciones del bicentenario del inicio de la lucha por la Independencia de México. Aquí se exhibe la exposición titulada Tradición Salamantina, la cera figurativa en el Bicentenario y Centenario. Escenas de la Independencia y la Revolución, del maestro salamantino, Marco Antonio Miranda Razo y de otros artesanos de la cerería. Se muestran unas figuras hechas de cera de abeja, entre las cuales se encuentran personajes sobresalientes de la guerra de independencia, como el Pípila, Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, entre otros. El arte de la escultura en cera se remonta a la época colonial. Sin embargo, Salamanca en particular, cuenta con una tradición tan arraigada, que puede considerarse el principal artífice nacional en esta especialidad. La propiedad que ahora ocupa la galería del bicentenario, perteneció a un prior agustino llamado Fray Agustín Salvador Perea, quien tenía gran amistad con el cura Miguel Hidalgo; razón por la cual le brindó alojamiento en este mismo recinto al Padre de la Patria del 23 al 25 de septiembre de 1810, que fueron los días que permaneció en el pueblo. Es desde el balcón de ese lugar, que Hidalgo comienza a alentar a los habitantes de Salamanca a sublevarse contra el gobierno español y redacta la primer proclama de independencia, la noche del 25 de septiembre de 1810. En este documento, los caudillos dan respuesta al desprestigio que el gobierno virreinal le estaba dando al movimiento de independencia. Ya me dispongo a partir de la bella ciudad de Salamanca, Guanajuato; y por un momento me pregunto si el cura Hidalgo habrá sentido la misma nostalgia que yo, cuando se alejó de aquí. 46 Fotografía 6. Catedral de Nuestra Señora de la Soledad y Fuente de Aguas Danzarinas en Irapuato, Guanajuato. Fuente: Paola Lora 47 Irapuato Al paso de los caudillos Sobre la carretera Irapuato-La Piedad, además de la excelente vista de la presa La Galera, la cual impone por su tamaño, también se pueden observar letreros que invitan a detenerse, para saborear las deliciosas fresas que se cultivan en Irapuato. Detengo mi automóvil sobre el acotamiento y de inmediato me aborda un vendedor: Pásele señorita, hay cristalizadas, con chocolate, con chile, con crema o si prefiere, también se puede comprar una canasta de fresas al natural. No puedo resistir la tentación, sucumbo al disfrute de la deliciosa fruta bañada en crema y azúcar morena. El cultivo de la fresa es toda una tradición en Irapuato. Según el artículo de la revista Irapuato Turístico, titulado Recorriendo las fresas de Irapuato, esta frutilla llegó a México importada de Francia en 1849. Pero no fue hasta el año de 1880, cuando un alemán llamado Oscar Droege, enseñó a los agricultores locales el cultivo técnico de esta fruta. Las fresas que se cultivan en Irapuato, son consideradas unas de las mejores a nivel mundial, ya que debido a las excelentes condiciones climáticas de la región, se logra cosechar una fruta de excelente sabor, olor, color, textura y dulzura. Inclusive, las extensas áreas de cultivo, pueden ser visitadas por las personas interesadas en conocer de cerca cómo es que se realiza este proceso. Mi recorrido por Irapuato inicia en el Jardín Hidalgo, en el centro de la ciudad. Se antoja sentarse a descansar en este lugar rodeado de árboles de laurel y contemplar a los niños que juegan al rededor del quiosco. Sigo caminando por la calle de Álvaro Obregón y me encuentro con la Presidencia Municipal, la cual ocupa un hermoso edificio de estilo neoclásico de la época colonial, construido en 48 1804 y que con anterioridad fuera el antiguo Colegio de Enseñanza para niñas de la región. Enmarca la escalinata de la Presidencia Municipal, el Mural de las Revoluciones, realizado entre 1968 y 1969 por Salvador Almaraz López, artista nacido en Irapuato en el año de 1930. En este mural que mide quinientos metros cuadrados, se relatan los orígenes de la ciudad y su evolución en las etapas históricas de México. En una parte se muestran escenas de la conquista española y cómo es que surge una nueva raza al mezclarse los españoles con los indígenas. La evangelización es representada por Vasco de Quiroga. En otra parte se muestra la opresión colonial y la santa inquisición como controladora social de aquellos tiempos. En la parte central del mural, se puede observar la imagen del cura Miguel Hidalgo, rompiendo los lazos de la opresión española, seguido por el pueblo armado con lanzas, piedras y fuego. Después hay una imagen de Benito Juárez y las Leyes de Reforma y en la parte frontal derecha se ven los rostros de los personajes de la Revolución Mexicana tales como Villa, Zapata y Madero. Cabe señalar que además del Jardín Hidalgo, Irapuato cuenta con otra plaza y una plazuela, en las cuales el ambiente varía de acuerdo a lo que busque el visitante. Por ejemplo, cuando se llega a la Plazuela Hidalgo, se puede apreciar el espectáculo de
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