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Digestibilidad-Degradabilidad

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Principios de nutrición y alimentación 
 
 
 
Digestibilidad – Degradabilidad 
2019 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Verónica De Luca Sarobe 
Nicolás Caggiano 
 
Digestibilidad de los alimentos 
 
Conocer el valor nutritivo de los alimentos es fundamental para la nutrición animal, y 
para ello el análisis químico de los alimentos no es suficiente, es también importante 
considerar los efectos de los procesos de digestión, absorción y metabolismo animal. 
Esto es importante ya que en estos procesos habrá pérdidas inevitables (Bondi 1989, 
Rodríguez 2007, Posada 2012, Mc Donald 2013). Mediante los análisis químicos 
podemos determinar la capacidad de un alimento para suministrar nutrientes, sin 
embargo, este es un valor potencial, el valor real para los animales será menor debido a 
las pérdidas que se producirán durante la digestión y el metabolismo de los mismos. La 
primera pérdida a considerar corresponde a la cantidad de alimento que, luego de ser 
expuesto a los procesos digestivos no es absorbido en el tracto gastrointestinal y es 
excretado como materia fecal. 
El valor nutritivo de los distintos componentes de la dieta dependerá del grado en que 
es digerido y del lugar de la digestión. En un rumiante, por ejemplo, el almidón puede 
ser convertido a AGV (y metano) y absorbido en el rumen, o puede ser digerido en 
intestino delgado y absorbido allí como glucosa. 
 
Por definición, digestibilidad de los alimentos es la cantidad de alimento que no se 
excreta en las heces y se considera absorbida por el animal. Se expresa como 
coeficiente o porcentaje en relación a la materia seca (Mc Donald, 2013) y corresponde 
a la proporción del alimento que no es excretada por heces y por tal motivo se supone 
que fue absorbida. Si recordamos los procesos fisiológicos que se producen en el tracto 
gastrointestinal luego de la ingesta de alimentos, el término digestibilidad nos indica en 
qué medida los productos de la digestión son absorbidos. 
 
 
¿Cómo se calcula el coeficiente de digestibilidad? 
Para realizar un ensayo de digestibilidad de un alimento es necesario saber cuánto 
ingirió el animal de dicho alimento y realizar la recolección total de la materia fecal 
producida. (Bondi, 1989) 
Por ejemplo, queremos conocer la digestibilidad del grano de maíz molido en un cerdo 
cuyo consumo en materia seca (MS) por día es de 3 Kg. Además del consumo 
debemos conocer la cantidad de MS excretada por día la cual es de 450 g. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En otras palabras, de los 3 Kg de MS, es decir, del 100% que ingresó como alimento, 
fueron excretados como materia fecal 0,45 Kg de MS, lo cual sería lo mismo que decir 
que se excretó un 15% por heces y por lo tanto, fue absorbido el 85%. 
De la misma manera y realizando los análisis químicos correspondientes podemos 
determinar el coeficiente de digestibilidad de los distintos componentes de la MS como 
proteína bruta (PB), fibra cruda (FC), lípidos (EE) y extracto libre de nitrógeno (ELN). 
 
La digestibilidad es variable, el mismo alimento consumido por el animal no es digerido 
siempre en la misma proporción. Son varios los factores que pueden alterar la cuantía 
de la digestión, por ejemplo, el nivel de consumo de alimentos, trastornos digestivos, 
deficiencias de nutrientes, frecuencia de las comidas, tratamiento a que se han 
sometido los alimentos y efectos asociativos de los alimentos. Además, existen 
diferencias notables en la capacidad de las distintas especies animales para digerir un 
determinado alimento, particularmente los groseros (Church y Pond, 1994). La primera 
y más importante pérdida de nutrientes, corresponde a la fracción no absorbida y 
excretada en las heces (Mc Donald, 2013). 
 
 
 
 MS consumida – MS excretada 
D% = x 100 
 MS consumida 
 
 3 Kg MS – 0,45 Kg MS 
D% = x 100 = 85% 
 3 Kg MS 
Digestibilidad aparente y verdadera 
Hay que tener en cuenta que las heces no están formadas exclusivamente por restos 
de alimentos no digeridos, dado que, parte del material fecal, son enzimas y otras 
sustancias segregadas al intestino que no se absorben así como células desprendidas 
de la mucosa intestinal (Mc Donald, 2013). Las heces son una importante vía de 
excreción de compuestos nitrogenados, grasas, minerales de origen metabólico se 
mezclan con las heces pero no existe secreción de carbohidratos en el intestino (Bondi 
1989, Church y Pond 1994), en este sentido podemos decir entonces que las heces 
contienen cantidades importantes de materiales de origen no dietético (Merchen, 1993). 
Es difícil poder cuantificar las cantidades de un determinado compuesto de origen 
endógeno presente en materia fecal, por esta razón a los coeficientes de digestibilidad 
se los denominan “aparentes” con una subestimación de la digestibilidad “verdadera 
o real”. 
Utilizando como ejemplo el nitrógeno, los coeficientes se calculan de la siguiente 
manera: 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Para determinar del nitrógeno metabólico excretado en heces es necesario considerar 
que la cantidad total está determinada por la cantidad total de alimentos ingeridos, y 
que es relativamente constante para las diferentes ingestiones de proteína. Para los 
cálculos de rutina se puede considerar como base para los animales que consumen 
raciones con bajo contenido de material indigestible como rata, perro, cerdo, hombre 
por ejemplo, el nitrógeno metabólico fecal representa en promedio 0,20 a 0,25 g cada 
 
 N consumido – N en heces 
D% aparente del nitrógeno = x 100 
 N consumido 
 
 N consumido – (N en heces – N metabólico) 
D% real del nitrógeno = x 100 
 N consumido 
100 g de MS consumida y, para los rumiantes, el nitrógeno metabólico es en promedio 
0,5 a 0,6 g cada 100 g de MS consumida (Bondi, 1989). 
 
Es importante considerar en rumiantes la ruta del metano, el mismo proviene de la 
fermentación microbiana que ocurre en los preestómagos y se elimina principalmente 
por eructo, por lo tanto no es ni absorbido ni excretado por materia fecal, en este caso, 
mediante el análisis de digestibilidad estamos sobrevalorando la calidad de los 
alimentos. Lo mismo sucede con la proteína, la cual en rumiantes luego de su ingesta 
es parcialmente degradada en rumen con liberación de amoníaco y síntesis de proteína 
microbiana, de esta manera podemos decir que la PB presente en las heces de los 
rumiantes proviene de distintos orígenes: dietario, microbiano y endógeno, y por lo 
tanto, no refleja cabalmente la digestibilidad de la proteína consumida. En menor 
medida sucede lo mismo con la grasa, ya que los microorganismos pueden sintetizarla 
a partir de hidratos de carbono fermentecibles o a partir de la proteína degradada. 
Para casi todos los fines, los coeficientes de digestibilidad aparente de los componentes 
orgánicos de los alimentos son adecuados, tienen la exactitud suficiente para la 
mayoría de las necesidades prácticas (Bondi, 1989), pero para algunos elementos 
minerales no tanto. No es adecuado utilizar coeficientes de digestibilidad para valorar 
las fuentes minerales. Esto es debido a que la excreción endógena, que procede de las 
secreciones que llegan al tracto digestivo, puede ser elevada, especialmente para 
minerales como el calcio, fósforo, magnesio y hierro. No hay que olvidar que el tracto 
digestivo es una ruta de excreción para la mayoría de los minerales que fueron 
consumidos en exceso. Así, por ejemplo, el exceso de cobre se excreta al tracto 
digestivo por bilis. Otro ejemplo se puede observar en rumiantes, donde la cantidad de 
fósforo que llega al tracto digestivo por la saliva, suele ser mayor a la cantidad existente 
en los alimentos (Mc Donald, 2013). 
En minerales la medida que interesa es la digestibilidad verdadera o “utilización” y se 
determina mediante isótopos marcados. 
 
 
Total de nutrientes digestibles 
El total de nutrientes digestibles(TND) es una unidad de expresión del contenido 
energético de los alimentos y constituye una medida aproximada de la digestibilidad 
(Brautigan, 2007). Se utiliza para describir energéticamente el valor alimenticio y se 
corresponde a la suma de la energía digestible de las fracciones orgánicas que 
componen dicho alimento determinadas por el análisis de Wendee. 
 
 
 
 
 
 
1 kg TND = 4,4 Mcal ED 
100% TND = 4,4 Mcal ED 
 
Ejemplo: 
 TND ED 
Grano de maíz 82% 3,6 Mcal / kg MS 
 
 
Si bien el TND ha sido ampliamente aceptado en circunstancias prácticas de 
alimentación, se trata de un sistema empírico de valoración energética, donde los 
valores asignados a los alimentos pueden carecer de precisión dependiendo del 
método de estimación. Debido a que los nutrientes tienen diferentes calores de 
combustión, el valor calórico del TND no es constante entre alimentos. De acuerdo con 
el NRC, cuando una alta proporción del TND de un alimento se deriva de la proteína, el 
valor calórico del TND supera las 4.409 Mcal; no obstante, cuando una alta proporción 
de su TND es provista por carbohidratos o grasa, la equivalencia energética será 
inferior a 4.409 Mcal/Kg TND. (Posada, 2012) 
 
Determinación de la digestibilidad 
Las pruebas de digestibilidad permiten estimar la proporción de nutrientes presentes en 
una ración que pueden ser absorbidos por el aparato digestivo del animal y que, por 
tanto, no se eliminan con las heces (Pond, 2002), quedando disponibles para el animal 
(Bondi, 1989). 
 
TND (kg o %) = (FC x D%) + (PB x D%) + (ELN x D%) + (EE x D%) x 2,25 
La digestibilidad de una dieta está en íntima relación con las distintas fracciones que 
componen el alimento: FC, PB, ELN, EE, FDN, FDA, lignina. La relación es más 
estrecha con las fracciones fibrosas, ubicadas analíticamente en FC si el análisis 
utilizado para su determinación es Wendee o en FDN, FDA y lignina si el análisis 
utilizado es el de Van Soest. 
Así, a continuación, veremos ejemplos de cómo distintos autores han encontrado 
diferentes fórmulas para determinar digestibilidades en base a fibra: 
 
Para determinar la digestibilidad de la materia orgánica (MO) en base a la FC: 
DMO% = 90,1 – 0,88 x FC% 
 
Para determinar la digestibilidad de la energía (ED) de dietas forrajeras en base a la 
FC: 
 ED% = 83,3 – 0,15 x FC% – 0,0151 x FC2 
 
Para determinar la digestibilidad de la MS en base al FDA%: 
 DMS% = 88,9 – 0,779 x FDA% 
 
Para determinar la ED de distintos forrajes, para herbívoros no rumiantes, y expresada 
en kcal / kg MS: 
 Leguminosas ED = 4340 – 68 x FC% 
 Gramineas ED = 4340 – 79 x FC% 
 
 
Como se dijo anteriormente, en rumiantes, no es correcto suponer que la cantidad de 
alimento digerido y absorbido puede determinarse restando la porción excretada en las 
heces, debido a que el metano producido por la fermentación de los hidratos de 
carbono no es absorbido sino que se pierde por el eructo. Esta pérdida determina la 
sobreestimación de los carbohidratos digestibles, así como la ED de los alimentos para 
los rumiantes (Mc Donald, 2013). 
La divergencia en las medidas de dispersión entre los métodos de estimación in vivo e 
in vitro conduce a recomendar a los primeros como el método de elección para la 
evaluación de alimentos. 
 
Para la determinación del coeficiente de digestibilidad in vivo, la colección total de 
heces es el método más confiable por involucrar directamente factores del alimento y 
del animal que afectan el aprovechamiento nutricional. Las desventajas son su 
laboriosidad, el costo, el tiempo e infraestructura que demanda (Lachmann, 1999). 
Dadas estas restricciones el método para la determinación in vitro es una alternativa por 
su rapidez y confiabilidad, siempre que se simulen adecuadamente los procesos de 
digestión (Alcalde, 2001). 
 
 
Ensayos con rumiantes 
Un dato de gran utilidad en rumiantes es que se sabe que el aporte de nitrógeno 
endógeno es de 0,5 a 0,6 g cada 100g de MS consumida (es decir que se corresponde 
aproximadamente a un 4% de la proteína de la ración), por lo que los coeficientes de 
digestibilidad aparente en raciones con un contenido de proteína inferior al 4% son 
negativos (Bondi, 1989). 
En rumiantes cuya dieta se basa en el consumo de forrajes, la digestibilidad in vivo es 
afectada por todo lo que afecte el consumo: la capacidad de selección del animal según 
la oferta forrajera, la disponibilidad de agua, la tasa de pasaje del alimento, la eficiencia 
metabólica individual, las condiciones ambientales. Todos estos factores hacen suponer 
que difícilmente la técnica in vitro pueda reproducir las transformaciones ocurridas en la 
digestibilidad in vivo (Cochran, 1986) 
 
- Métodos para determinar digestibilidad 
El consumo y la digestibilidad han sido áreas de gran interés para los nutricionistas. 
Para la determinación in vivo del coeficiente de digestibilidad de alimentos forrajeros y 
concentrados pueden utilizarse varias técnicas, entre ellas se destacan la colección 
total de heces y el método de las proporciones utilizando marcadores. Debido a las 
dificultades de realizar la recolección total de las heces excretadas en los animales que 
se encuentran en pastoreo, la técnica que utiliza indicadores o marcadores totalmente 
indigestibles, ha contribuido notablemente (Kotb, 1972). 
 
 
Método de colección total de heces 
Es el método más confiable para medir digestibilidad, ya que involucra directamente 
factores tanto del alimento como del animal, incluye la medición de la ingestión de una 
determinada ración de composición conocida y la colecta total de la excreción fecal. 
La digestibilidad de los nutrientes es normalmente representada por un coeficiente de 
digestibilidad o como porcentaje (D%) el cual se calcula mediante la siguiente fórmula 
(Bondi, 1989): 
(1) 
 D% = [(NI - NH) / NI] x 100 
Dónde: 
 NI = nutriente ingerido 
 NH = nutriente en heces 
 
Las limitaciones de esta técnica están representadas, además de por las desventajas 
desde el punto de vista práctico, por las pérdidas de metano por medio del eructo, el 
cual es producto de la fermentación ruminal de los carbohidratos, y los coeficientes de 
digestión no siempre reflejan su disponibilidad (Bondi, 1989). 
 
Utilización de indicadores o marcadores 
El uso de indicadores en nutrición animal representa un avance en la comprensión del 
proceso digestivo, siendo cada vez más usados en lugar del tradicional método de 
recolección de heces por ser menos laboriosos y no requerir de la medición del 
consumo del alimento a evaluar y su excreción fecal, ya que las determinaciones 
pueden ser realizadas directamente sobre muestras del alimento y de las heces 
(Rodriguez 2007, Van Soest 1994, Bondi 1989), la relación existente entre las 
concentraciones de ambas muestras proporcionará una estimación de la digestibilidad. 
Por ejemplo, si la cantidad del indicador aumenta desde 10 g/kg en la MS del alimento a 
20 g/kg en la MS de las heces, indica que se ha digerido y absorbido el 50% de la MS 
(Mc Donald, 2013). 
Los indicadores son compuestos de referencia usados para monitorear aspectos 
químicos y físicos de la digestión, y así poder estimar la tasa de pasaje, la digestibilidad 
parcial o total y la producción de heces entre otras cosas. 
Para que una sustancia sea considerada indicador o marcador ideal debe: ser inerte, no 
tóxica, no ser absorbida ni metabolizada en su paso por el tracto digestivo, no poseer 
función fisiológica, debe mezclarse bien con el alimento, no debe influenciar la flora 
microbiana del TGI, debe poseer un método específico para su determinación analítica 
y debe ser económico. Reunir todos estos requisitos es prácticamente imposible por lo 
que en ensayos de digestibilidad se han considerado la indigestibilidad, la recuperación 
completa y la fácil medición como las principales características que debe cumplir unmarcador. Entre los disponibles la elección debería realizarse según la variable a ser 
medida (Owens 1992). Independientemente del tipo de indicador, el objetivo es que se 
distribuya uniformemente, que se mantenga constante la cantidad ingerida y alcance el 
estado de equilibrio lo más rápido posible (Rodríguez 2007). 
El uso de indicadores exige su cuantificación en las heces. A medida que el alimento 
avanza por el TGI su concentración va aumentando debido a remoción de otros 
componentes del alimento por digestión y absorción. El aumento en la concentración es 
proporcional a la digestibilidad (Rodríguez 2007). 
Varios métodos han sido propuestos, siendo el más popular el de las proporciones 
usando marcadores, para lo cual se han descripto algunas fórmulas en función de la 
relación de las concentraciones de los nutrientes y el marcador, tanto en la ración como 
en las heces. 
La fórmula para conocer la digestibilidad (D%) de un alimento es: 
 
D%MS= [IH (g/kg MS) – IA (g/kg MS)] / IH (g/kg MS) 
Donde: 
D%MS = digestibilidad de la materia seca. 
IA = concentración del indicador en el alimento. 
IH = concentración del indicador en las heces. 
 
- Los indicadores se clasifican en: 
• Internos: son componentes naturales de los alimentos no digeridos ni absorbidos por 
el animal (Pond 1987, Van Soest 1994) o que se digieren en muy poca cantidad 
(Curch y Pond 1994) como lignina, nitrógeno fecal, cromógenos, FDN y FDA 
indigestibles, cenizas insolubles en ácido (principalmente sílice) y N-alcanos. Su 
utilización es ventajosa gracias a que por ser componentes indigeribles, no es 
necesaria la preparación del marcador (Huhtanen 1994). La mayor limitación de los 
marcadores internos es su recuperación variable en las heces (Fahey 1983). 
 
• Externos: son compuestos inertes como óxido de cromo, las tierras raras como el 
Lantano, la rutenio fenantrolina, el cromo mordante, utilizados para fase sólida y 
cobalto-EDTA, cromo-EDTA y polietilenglicol, utilizados para fase líquida (Moore 
1997). Son sustancias químicas que se suministran al animal directamente con la 
ración, en cápsulas o en soluciones (Curch y Pond 1994) y que al igual que los 
internos no son digeridos ni absorbidos (Pond 1987, Owens 1992, Van Soest 1994). 
La mayor limitación de los indicadores externos es que no se comporten como las 
partículas del alimento y puedan alterar algunas características químicas y físicas 
(Fahey 1983). 
 
 
Ejemplos de indicadores: 
- Óxido crómico (Cr2O3): es propuesto como indicador desde 1918 luego de un 
estudio realizado en vacas lecheras y desde entonces es extensamente utilizado 
como indicador externo en ensayos de digestibilidad. Es de color verde oscuro, 
insoluble en agua, alcohol y acetona. Su concentración en los alimentos es baja 
(Kotb 1972). Es dado a los rumiantes mediante cápsulas de gelatina, impregnado 
en papel de filtro o en forma de pellets (Elam 1962), 1 a 10 g/ 1-2 veces al día. 
Se alcanza la concentración de equilibrio 6 a 7 días después de iniciada su 
administración. 
- N-alcanos (CnH2n+2): son componentes naturales de la cera cuticular de 
vegetales, formados predominantemente por cadenas impares de 25 a 35 
átomos de carbono, también existen alcanos sintéticos de cadena par de átomos 
de carbono. Su uso fue propuesto en 1986 como método para estimar consumo 
(Mayes 1986), concomitantemente también puede ser estimada la digestibilidad 
del forraje consumido. Para una estimación precisa del consumo de forraje se 
recomienda que la concentración de alcanos naturales en la planta sea superior 
a 50 mg/kg MS (Casson 1990). 
- Lignina: la palabra lignina viene del latín “lignum”, que significa madera. Es uno 
de los principales componentes de los tejidos de gimnospermas y angiospermas, 
presente en tejidos vasculares de vegetales. La lignina es responsable de la 
resistencia mecánica y protege los tejidos contra ataque de microorganismos 
(Fengel 1984). Se encuentra naturalmente en la pared celular y está formada por 
tres polímeros condensados que se entrecruzan en una malla compleja, 
resistente a la hidrólisis ácida y alcalina y a varios complejos enzimáticos 
(Fukushima 2003). Ha sido utilizada como indicador interno debido a que no es 
digerida por los animales y porque es cuantificable en heces, sin embargo, hay 
trabajos que demuestran que ese polímero fenólico puede ser degradado o tener 
su estructura primaria modificada después de pasar por el TGI. Se cuestiona su 
utilización como indicador desde que su digestibilidad ha variado de 28 a 53% 
(Fahey 1983). Van Soest recomienda el uso de lignina como indicador en 
raciones con concentración superior a 5% en la MS, ya que en gramíneas 
jóvenes y especies vegetales con bajas concentraciones de lignina, su menor 
grado de polimerización puede ocasionar una digestibilidad de entre 20 y 40% 
(Van Soest 1994). También se ha observado que la elección del método analítico 
puede alterar la interpretación de los resultados (Fahey 1983). Por estas razones 
entre otras se sugiere que la utilización de la lignina como marcador interno sea 
visto con cautela (Rodríguez 2007). Se avanzó entonces con las primeras 
investigaciones relacionadas con la lignina purificada y enriquecida (LIPE), se 
utilizaron residuos del cultivo de maíz y de soja para aislar la lignina por medio 
solventes orgánicos. Las ligninas aisladas incubadas en el rumen por 24 hs no 
sufrieron alteraciones y no fueron colonizadas por bacterias por lo que se 
concluyó que son indigestibles (Saliba 1999). En base a esta información 
comenzó a utilizarse a la lignina aislada como indicador externo de digestibilidad. 
 
 
Factores que modifican la digestibilidad 
La digestibilidad y el consumo son parámetros importantes que definen la calidad de un 
alimento. La digestión incompleta representa la mayor pérdida en el proceso de 
utilización de la energía consumida (Rodríguez 2007). 
Si bien la energía bruta puede ser medida de forma simple a través del empleo de una 
bomba calorimétrica, su validez en nutrición animal es cuestionable por la variabilidad 
que registran los alimentos en digestibilidad y metabolismo (Posada 2012). 
Ensayos de digestibilidad que permitan cuantificar las pérdidas fecales darán una mejor 
aproximación de la energía realmente disponible para el animal luego de consumida 
(Posada 2012). 
La digestibilidad puede ser afectada por factores del alimento y por factores del 
animal: dentro de los factores dependientes del alimento se encuentran su composición 
(contenido de celulosa y grasa, concentración mineral), el tratamiento al que ha sido 
sometido (secado, molienda) y el efecto asociativo entre los alimentos que componen la 
ración y dentro de los factores del animales se encuentran el nivel de consumo, la 
capacidad de selección según la oferta, la disponibilidad de agua, la tasa de pasaje del 
alimento y la eficiencia metabólica de los animales, sin olvidar las condiciones 
ambientales en las que se encuentren (Pond 2002, Lachmann 1999). 
 
• Factores del alimento 
La digestibilidad de los alimentos está relacionada con su composición. Así, en los 
granos de cereales como la cebada, la composición química es poco variable de una 
partida a otra y la digestibilidad presenta ligeras variaciones. En otros alimentos como 
los forrajes, frescos o conservados, las variaciones en la digestibilidad pueden ser de 
importancia debido a que presentan una composición química menos constante. De los 
alimentos, la fracción fibra es la que más influye en la digestibilidad tanto por la cantidad 
como por su composición química (lignina, celulosa, hemicelulosa, etc). La fracción 
FDN incluye a la totalidad de la pared celular, la fracción FDA representa a la celulosa y 
a la lignina y la fracción LDA corresponde a la lignina (Mc Donald, 2013) 
El contenido celular se digiere casi en su totalidad, pero la pared celular presentauna 
digestión más lenta y parcial, dependiendo del grado de lignificación. La lignina actúa 
como barrera química y física impidiendo el acceso a las enzimas. 
 
 
 
 
 
 
 De aquí se desprenden las siguientes ecuaciones de regresión (Bondi): 
• Para rumiantes: Y = 90 – 0,85 X 
 
DMO% = a – b x contenido de lignina 
• Para caballos y cerdos: Y = 90 – 1,60 X 
• Para aves: Y = 90 – 2,30 X 
Donde X = % de FC en la MS. 
 
 
La composición química de los forrajes puede variar según la especie vegetal de la 
que se trate y según su estado vegetativo. Las gramíneas, en un mismo estado 
cronológico, presentan mayor pared celular respecto a las leguminosas, y las 
leguminosas presentan menor contenido de pared celular pero más lignificada que las 
gramíneas. 
Ambas, leguminosas y gramíneas, disminuyen su digestibilidad a medida que van 
madurando, y variará en la medida que cambian las proporciones del forraje. En 
gramíneas, la madurez del forraje llevará afectará principalmente la digestibilidad del 
tallo y de las hojas, en cambio en las leguminosas, la digestibilidad de las hojas tiende a 
permanecer constante. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
De manera simplificada se puede afirmar que la lignificación tiene relación directa con la 
digestibilidad y el contenido celular con el consumo de alimento. La combinación de 
consumo voluntario y digestibilidad definen la calidad de un forraje (Coleman y Moore 
2003). 
El contenido celular es la fracción de mayor velocidad de digestión, por lo tanto se verá 
favorecido el consumo, de esta manera podemos observar que la composición química 
no solo afectará la digestibilidad sino que también tendrá influencia sobre la tasa de 
digestión o velocidad con que se digiere el alimento. 
Tiempo 
D% 
Estado vegetativo del forraje 
Principalmente en rumiantes, la digestibilidad de los alimentos de una ración puede ser 
modificada por deficiencias o excesos de nutrientes, por ejemplo, el déficit de proteína 
degradable en rumen puede limitar la síntesis de proteína microbiana y por lo tanto se 
verá afectada la digestibilidad de la fibra. Por otra parte, el exceso de lípidos en la 
ración inhibe a los microorganismos del rumen, lo mismo sucede con el alto contenido 
de sílice que presenta la paja de arroz. Los taninos reducen la digestibilidad de las 
proteínas (Mc Donald, 2013) 
 
Procesamiento de los alimentos 
Una forma de incrementar la disponibilidad y utilización de alimentos es el desarrollo de 
alternativas de utilización de forrajes de baja calidad mediante procesamientos 
previos, físicos o químicos, que pueden realizarse sobre algunos alimentos para 
mejorar su digestibilidad. 
Los tratamientos o procesamientos más comunes son picado, troceado, aplastamiento 
y molienda. La elección de los mismos debe tener en cuenta la especie animal a la cual 
estará destinado el alimento. Normalmente para el ganado vacuno es necesario 
aplastarlos mientras que para el porcino se requiere la molienda. En el caso de los 
ovinos, en general no es necesario el tratamiento de los granos porque los mastican 
bien durante la rumia. 
La molienda de los granos o semillas no suelen mejorar la digestibilidad en los animales 
que mastican intensamente los alimentos (Bondi, 1989). 
Por el contrario, los forrajes son bien masticados por todos los rumiantes lo suficiente 
como para desgarrarlos, permitiendo el ingreso de jugos digestivos 
Los forrajes de baja calidad son universalmente abundantes, de bajo costo y son 
principalmente residuos de cosecha. Algunos ejemplos de ellos son: pasto llorón 
diferido, agropiro diferido, pajas de cereales (residuos de cosecha), henos de plantas 
maduras, cáscaras de girasol, entre otros. Tienen como característica poseer alto 
contenido de componentes estructurales de la planta, y la celulosa, hemicelulosa y 
lignina son los principales componentes químicos. Sus proporciones relativas dependen 
de la especie vegetal y de su estado de madurez. El bajo contenido de PB y el elevado 
contenido de FDN hacen que los forrajes de baja calidad tengan un efecto directo sobre 
el consumo voluntario y la digestibilidad. Estos forrajes pueden ser mejorados por 
tratamientos físicos (molido, pelleteado, irradiación, presión de vapor), químicos (NaOH, 
NH3 anhidro) y microbiológicos (Bravo 2008). 
 
Procesamientos físicos: 
• Calor: mejora la digestibilidad de algunos componentes del alimento, de preferencia 
el almidón debido a la modificación de la forma cristalina del mismo, 
transformándose en una estructura amorfa la cual es más fácilmente accesible por 
los fermentos digestivos. 
Por ejemplo: papa para cerdos y aves o harinas de soja y algodón para rumiantes y 
no rumiantes. 
• Picado o molido: produce un aumento de la superficie de ataque de las enzimas 
pero también disminuye el tiempo de permanencia del alimento en el tracto 
digestivo. Así, el picado de alimentos voluminosos como el heno de alfalfa 
prefloración, reduce el tiempo de retención en rumen, afectándose sobre todo a los 
forrajes de menor calidad, los cuales necesitarían mayor tiempo de permanencia en 
rumen para ser degradados, por lo tanto en voluminosos predomina el aumento de 
velocidad de pasaje por sobre el aumento en la superficie de contacto disminuyendo 
la digestibilidad o no afectándose de manera significativa. En cambio, a diferencia 
de lo que sucede con los alimentos voluminosos, el picado o molido en los alimentos 
concentrados aumenta la superficie de ataque de las enzimas mejorando la 
digestibilidad. Sobre todo en el caso del sorgo cobra importancia la molienda debido 
a que es un grano muy pequeño y de gran dureza. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Entero picado molido 
D% 
Alimento voluminoso 
Entero picado molido 
D% 
Alimento concentrado 
Procesamientos químicos: 
• NaOH: disminuye el porcentaje de FDN y aumenta la digestibilidad. La lignina se 
elimina, la pared celular se destruye y de esta manera la digestibilidad de los demás 
componentes mejora (Bondi, 1989). 
• NH3 anhidro: por medio de la amonificación se aumenta la disponibilidad energética 
de los forrajes mediante una reacción que se produce con la lignina produciendo 
una predigestión del material, de esta manera aumenta la digestibilidad. 
 
Composición de la ración: 
La cantidad de nutrientes que un rumiante puede extraer de un alimento puede ser 
modificada por el tipo y cantidad de otros alimentos consumidos el mismo día. La 
combinación de dos o más elementos o, el agregado de un suplemento a la dieta basal, 
afecta a la digestibilidad de uno de ellos o de ambos, a esto se lo denomina “efecto 
asociativo” y ocurre cuando, como resultado de la interacción entre ellos, el valor 
nutritivo de la mezcla no es igual a la suma de sus componentes individuales. Los 
efectos pueden ser positivos o negativos, será positivo cuando la digestibilidad de un 
componente de la ración mejora al ser administrado combinado con otro, por ejemplo, 
la digestibilidad de la paja mejora si se da junto con un suplemento proteico. Un efecto 
negativo se puede ejemplificar con una ración que contiene un forraje con una fuente de 
hidratos de carbono fácilmente degradables, estos últimos producirán un descenso del 
pH ruminal que se contrapone con el pH óptimo de las bacterias celulolíticas 
encargadas de degradar el forraje, por lo tanto la digestibilidad de la fibra disminuye. 
Igualmente, este efecto pH no se solucionaría totalmente con el agregado de un buffer 
como el bicarbonato de sodio porque, además, hay algunas bacterias celulolíticas que 
si tienen la posibilidad de elegir, prefieren degradar el almidón y no la celulosa. (Mc 
Donald) 
 
• Factores del animal 
Especie animal: 
Se observan diferencias en la digestibilidad de un mismo alimento cuando se compara 
entre especies distintas. Si bien los alimentos de bajo contenido en fibra son bien 
digeridos por rumiantes como por norumiantes, los alimentos fibrosos son mejor 
digeridos por los rumiantes. Por ejemplo si comparamos la digestibilidad de la energía 
(%): 
 
 Grano de maíz Heno de alfalfa 
Cerdo 86,5 32,4 
Novillo 82,0 56,4 
 
Teniendo en cuenta un mismo alimento, en ovinos se obtienen mayores coeficientes de 
digestibilidad respecto a los bovinos, para alimentos con digestibilidades mayores al 
66%, esto refleja las menores pérdidas metabólicas por parte de los ovinos. Pero, 
cuando las digestibilidades de los alimentos son menores al 66% son los bovinos 
quienes presentan mayores coeficientes de digestibilidad, reflejando la mayor 
capacidad de los bovinos para digerir la fibra (Bondi, 1989). 
 
Edad: 
Este factor es importante cuando se tiene en cuenta la madurez del sistema digestivo 
en animales en desarrollo respecto al de los adultos. Un rumiante al nacimiento 
presenta un tracto digestivo similar al de un no rumiante, es la etapa de prerumiante y 
su duración dependerá del tipo de alimento consumido y la digestibilidad de los forrajes 
dependerá del desarrollo de los preestómagos. 
 
Selectividad: 
Este factor se observa principalmente en el pastoreo, allí el animal consume 
preferentemente las hojas tiernas y los rebrotes, es decir, las porciones de mayor 
digestibilidad. En asociación con el factor especie animal se observa que los ovinos son 
más selectivos que los vacunos. 
 
Nivel de alimentación: 
Se observa que a mayor consumo de un determinado alimento se produce un paso más 
rápido del mismo por el tracto digestivo, como consecuencia, al estar menos tiempo 
expuesto a las enzimas digestivas se produce una disminución de la digestibilidad 
(Bondi, 1989). 
Si los rumiantes sólo consumen forrajes esta disminución por aumento del consumo no 
es considerable, pero a medida que se incorporan concentrados en la ración total, sí se 
hace significativa la disminución en la digestibilidad. 
 
• Factores del medio ambiente: 
Luz: 
El producto final de la fotosíntesis es la glucosa, es decir que la luz estimula la 
producción de hidratos de carbono solubles de mayor digestibilidad. 
 
Temperatura: 
El aumento de la temperatura ambiente promueve la actividad metabólica vegetal y de 
esta manera el producto de la fotosíntesis se convierte rápidamente en pared celular en 
detrimento de nitratos, proteína y carbohidratos solubles, además se ve estimulada la 
actividad enzimática que conduce a la síntesis de lignina. 
Por lo tanto, las altas temperaturas favorecen el crecimiento y producción de materia 
seca, que en exceso atenta con la calidad y digestibilidad del forraje. 
 
 
 
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Degradabilidad de los alimentos 
 
Podemos resumir en tres procesos a la digestión ruminal de los alimentos: la 
degradabilidad de los sustratos, la actividad microbiana y la dinámica de las partículas. 
La actividad microbiana es esencial para la subsistencia de los rumiantes, ya que 
gracias a ella pueden aprovechar sustratos, como la celulosa, que no pueden ser 
utilizados por otros animales. Pero en este momento nos vamos a centrar 
principalmente en la degradabilidad de los sustratos y la dinámica de las partículas. 
La degradabilidad es un proceso que se define como la desaparición de los distintos 
componentes de los alimentos a nivel ruminal causada principalmente por la acción de 
enzimas microbianas, en función del tiempo. 
La mayor cantidad de datos experimentales de modelos de degradabilidad fueron 
provistos por estudios de cinética que determinaban la desaparición del nitrógeno en el 
rumen. Estos, como los estudios de Orskov y McDonalden la década del 70, fueron 
desarrollados para la evaluación de alimentos y fuentes proteicas para ser 
suministrados a los rumiantes. Sin embargo, la cinética de degradabilidad de otros 
componentes de los alimentos, particularmente de los carbohidratos estructurales, 
exhiben una gran variedad de formas distintas a lo observado con el nitrógeno 
(Sauvant, 1997). 
La utilización de nuevos sistemas de formulación de raciones requiere aspectos 
dinámicos de la degradación de los compuestos que forman parte de los alimentos y 
por eso han elegido al método in situ como técnica para caracterizarlos. A lo cual 
vamos a dedicarnos a explicar en este momento porque facilita la comprensión del 
proceso que estamos tratando, que es la degradabilidad. 
 
Evaluación de la degradabilidad de los alimentos 
 
El método de degradabilidad in situ consiste en tomar una porción de alimento, o una 
fracción del mismo, y colocarla en una bolsa porosa dentro del rumen de un animal 
fistulizado (figura 1). Pasado un tiempo determinado se quita la bolsa y se determina 
cuanto material queda contenido en la misma, el material que ya no se encuentra 
dentro se considera degradado. Al utilizar una bolsa como medio de soporte y de 
intercambio, esta técnica también puede denominarse in sacco. A continuación, 
desarrollaremos algunos puntos claves para que dicha técnica se efectúe 
correctamente y arroje resultados significativos. 
 
Bolsas 
Las bolsas comúnmente usadas son de poliéster, nylon o dacrón, las dos últimas son 
las más utilizadas y pueden ser multi o monofilamento. Las bolsas monofilamento 
tienen un poro definido con mayor precisión y no cambian su diámetro ante estrés 
mecánico. Con respecto a los poros, hay que tener en cuenta que tienen que permitir el 
influjo de factores digestivos y buffers pero prevenir el flujo de material sin degradar, 
dejando pasar solamente el material degradado (figura 2) (Noziere y Michalet-Doreau, 
2000). 
 
 
Figura 1. Animal fistulizado (Domínguez e Ingentron, 2010). 
 
 
Figura 2. Bolsas con alimento para la determinación de la degradabilidad 
in situ (Domínguez e Ingentron, 2010). 
 
Muestra 
El procesamiento de la muestra influye sobre la elección de la porosidad de la bolsa. La 
molienda del alimento, por ejemplo, favorece la homogeneización de la muestra y 
mimetiza la acción de la masticación, se expone del material una mayor área digestible 
permitiendo la ruptura de las barreras anatómicas y tisulares de los vegetales. El 
tamaño de la partícula puede influenciar el proceso de degradabilidad, con lo cual 
debemos tener cuidado a la hora de procesar el alimento. 
Otro aspecto a tener en cuenta es que la masticación del alimento aumenta la humedad 
del mismo y por ende la solubilización y la accesibilidad de los componentes del 
alimento a los microorganismos. Para facilitar este proceso algunos investigadores 
humedecen previamente en agua el alimento a analizar. Lo importante en la 
preparación de la muestra es simular la distribución que las partículas hubiesen logrado 
con la masticación. Por lo tanto, es necesario controlar la extensión de la pérdida de 
partículas que a veces puede ser importante sobreestimando la degradación. Es decir, 
que más allá de tener en cuenta todas estas salvedades a la hora de preparar las 
muestras, es necesario contar con protocolos de preparación de las mismas para 
tratarlas a todas de forma similar y así poder comparar y confiar en los resultados 
obtenidos (McDonald, 2013). 
 
Intercambio entre el rumen y la bolsa 
La bolsa debe ser situada, dentro del rumen, en un lugar que permita su libre 
movimiento en el licor ruminal y que pueda ser estrangulada durante las contracciones 
musculares, facilitando de esta manera el intercambio de fluidos entre la bolsa y el 
rumen. Las bacterias presentes en las regiones más acuosas del rumen, como es el 
caso del saco ventral, pueden colonizar y atacar el alimento expuesto más fácilmente 
que la microflora que se encuentra en el saco dorsal. Es por ello que la mayoría de los 
autores incuban las bolsas en el saco ventral. Esto es importante porque el sitio de 
incubación de la bolsa y la secuencia de incubación en relación a la alimentación del 
animal, pueden influir sobre las tasas de degradabilidad. Una cuerda de 25 cm es 
suficiente para permitir el libre movimiento de la bolsa en el rumen y ubicarla en el saco 
ventral (Noziere y Michalet-Doreau, 2000). 
 
 
Colonización microbiana de las bolsas 
Como ya se mencionó, los poros de las bolsas tienen que permitir el influjo de enzimas 
digestivas y agentes buffer. Para ello hay investigadores que utilizan aperturas de poro 
mayor a 35 micras y otros que utilizan poros menores a 15 micras. Esto sugiere dos 
opciones de trabajo: por un lado, los autores que prefieren minimizar las pérdidas de 
partículas no degradadas de la bolsa y por otro lado los autores que prefieren equilibrar 
el ambiente ruminal con el ambiente dentro de la bolsa. El tamaño de los poros tiene 
varios puntos de impacto dentro de la evaluación de la degradabilidad in situ, por 
ejemplo, el número de protozoarios aumenta si aumenta el tamaño de los poros. Aun 
cuando los protozoarios pueden ingresar, se encuentran diferencias entre la población 
bacteriana dentro y fuera de la bolsa, sobre todo con relación a la flora celulolítica. La 
flora que necesita adherirse a una fase sólida se ve afectada y su actividad dentro de la 
bolsa es menor que en el medio ambiente ruminal circundante, debido a un menor pH. 
La disminución del pH se debe a que la posibilidad de intercambio entre el líquido 
ruminal y las partículas de alimento, están limitadas por la superficie de exposición dada 
por los poros, lo que impacta en la acidificación del contenido dentro de la bolsa por la 
acumulación de los ácidos grasos volátiles. 
Las bolsas luego de ser extraídas del rumen deben lavarse. El lavado tiene dos 
objetivos: finalizar la actividad microbiana y liberar de microorganismos a las partículas 
de alimento. Es importante este paso ya que la contaminación bacteriana de la muestra 
de las bolsas lleva a una considerable subestimación de la degradabilidad del nitrógeno 
de los alimentos. Esta subestimación es mayor cuando el contenido de nitrógeno de los 
alimentos es bajo (Noziere y Michalet-Doreau, 2000). 
 
 
Cinética de degradabilidad 
 
Teniendo en cuenta todos los aspectos metodológicos expuestos previamente, al 
finalizar las experiencias de degradabilidad in situ vamos a obtener resultados que 
tendrán que ser volcados a modelos matemáticos para poder ser evaluados. 
 La cinética de degradabilidad ruminal de la dieta de un rumiante o de un ingrediente de 
la misma, va a contener una regresión curvilínea de acuerdo al tiempo de incubación. El 
modelo exponencial propuesto por Orskov y McDonald en 1979 para la degradabilidad 
de los compuestos nitrogenados es el más común. 
 
El modelo exponencial. 
Este modelo se basa en la presencia de tres fracciones de los alimentos: 
1. Fracción indegradable: es aquella que permanece en la bolsa luego del tiempo de 
incubación. 
2. Fracción potencialmente degradable: es aquella que puede ser degradada por los 
microorganismos. Implicando que el material degradado a un tiempo determinado es 
proporcional a la cantidad de material potencialmente degradable remanente a dicho 
tiempo. 
3. Fracción soluble: incluye el material que rápidamente desaparece de la bolsa por ser 
soluble o porque sus partículas son muy pequeñas y escapan por los poros. 
 
La cinética de degradabilidad de la materia seca debe ser descripta como una regresión 
curvilínea de la cantidad de material que ha desaparecido de la bolsa: 
 
D(t)= a+ b x (1- e-ct) 
 
En esta fórmula: D es la cantidad de alimento que se degradó en función del tiempo (t), 
a es la fracción soluble, b es la fracción potencialmente degradable, c es la constantede degradabilidad de la fracción b. En la figura 3 se puede observar un ejemplo de 
gráfico de la degradabilidad de una determinada proteína. 
Figura 3. Degradabilidad proteica a nivel ruminal (Modificado de McDonald, 2013). 
 
Si en el gráfico de la figura 3 tuviésemos que delimitar la fracción indegradable, sería 
aquella que se encuentra por encima de la línea punteada superior. 
Hay alimentos que tienen un período en el cual no se lleva a cabo fermentación o, si la 
hay es muy leve, a este período se lo denomina lag time. Algunos autores hacen 
referencia a este período como el retardo producido por la colonización y la adhesión de 
los microorganismos al sustrato (Sauvant, 1997). Se observa principalmente en 
alimentos con alto contenido de FDN, de estar ante la presencia de esta situación, a la 
fórmula previamente descripta se la debe modificar de la siguiente manera: 
 
D(t)= a+ b x (1- e-c (t-θ)) 
 
Los elementos de esta fórmula son los mismos que en la anterior salvo que se agrega 
el lag time (Θ). Este último es restado del tiempo de evaluación de la degradabilidad ya 
que es un período en el cual dicho proceso no ha comenzado. Por lo citado 
anteriormente esta fórmula suele utilizarse para determinar la degradabilidad de los 
forrajes o de las paredes celulares. En la figura 4 podemos observar un gráfico que 
analiza la degradabilidad de uno de estos alimentos. 
 
Figura 4. Degradabilidad de un forraje con lag time (Modificado de Noziere y Michalet-
Doreau, 2000). 
 
 
 
Degradabilidad efectiva 
 
Hasta el momento hemos observado qué sucede con un material a analizar, contenido 
dentro de una bolsa y que está en permanente intercambio con el medio ruminal 
circundante, y cómo, un modelo que simplifica los procesos digestivos a nivel ruminal, 
no nos alcanza para terminar de comprender lo que sucede con los alimentos que se 
suministran a los rumiantes en las dietas. Es por ello que, al modelo previamente 
descripto, se le agregará el concepto de tasa de pasaje, que es el tiempo que una 
partícula transcurre en el rumen para luego abandonarlo y continuar su paso por el 
resto del tracto digestivo. 
La tasa de pasaje afecta de forma crítica a la tasa de degradabilidad. Es así que, 
componentes no estructurales pueden degradarse entre 3 a 10 veces más rápido que la 
tasa de pasaje y generalmente los componentes de la pared tienen la misma velocidad 
de degradabilidad que la tasa de pasaje. Por lo tanto, como las partículas de alimento 
pueden pasar a través del rumen sin degradarse, el método de la bolsa no sería 
adecuado para evaluar la degradabilidad efectiva y representar así más 
fehacientemente las condiciones ruminales. Es así que hay que considerar la tasa de 
degradabilidad y la renovación de las partículas en el rumen (McL. Dryden 2008). 
 
a + (b x c x e(-c x θ)) 
DE = 
C + k 
 
En esta fórmula de degradabilidad efectiva (DE) se combinan factores presentes en 
modelos anteriores como la fracción soluble, la potencialmente degradable, el lag time, 
pero en este caso todos son relacionados con la tasa de pasaje (k). 
 
A modo de conclusión de estos modelos estudiados se plantea el siguiente esquema: 
 
 
 
Digestión de la materia seca en el rumen (Modificado de McL. Dryden 2008). 
 
 
 
Evaluación de la degradabilidad de las distintas fracciones de los alimentos 
 
Degradabilidad de los compuestos nitrogenados 
El factor que principalmente afecta a la degradabilidad proteica es la secuencia de 
aminoácidos que contiene la molécula de proteína. La extensión con la cual la fracción 
nitrogenada es degradada en el rumen depende de su degradabilidad innata y del 
tiempo que esta pasa en el rumen, es decir de la tasa de pasaje. Cuando la tasa de 
pasaje aumenta la degradabilidad ruminal disminuye. 
Dentro de los compuestos nitrogenados existe una gran variedad de elementos dentro 
de los cuales podemos encontrar péptidos, albúminas, prolaminas y nitrógeno unido a 
lignina entre otros. Como se puede observar en la tabla 1, estos compuestos se 
degradan de distinta forma y a distinta velocidad, lo cual es de vital importancia a la 
hora de formular dietas para generar una armonía entre los aportes proteicos y los 
energéticos que van a favorecer la síntesis de proteína microbiana (McDonald et al., 
2013). Se debe tener en cuenta que la industria puede modificar la degradabilidad de 
dichos compuestos para mejorar la introducción de un ingrediente a una dieta. Así, en 
la figura 5 vemos que la urea protegida tiene fracción degradable, cuando normalmente 
es en su totalidad soluble (Marichal et al., 2009). 
 
FRACCIÓN COMPOSICIÓN DEGRADABILIDAD 
(%/h) 
A Amonio, nitritos, Instantánea 
 
aminoácidos, 
péptidos 
B1 Globulinas 200-300 
B2 Albúminas, glutelinas 5,0- 15 
B3 
Prolaminas, proteínas 
de 0,1-1,5 
 la pared celular 
C 
Productos de la 
reacción 0 
 de Maillard 
 
Tabla 1. Degradabilidad de distintos compuestos proteicos a nivel ruminal (Modificado 
de McDonald et al., 2013). 
 
 
Figura 5. Degradabilidad de distintos concentrados proteicos (Modificado de Marichal et 
al., 2009). 
 
 
Degradabilidad del almidón 
Aunque el almidón de los granos de cereales es completamente digerido en su totalidad 
en el tracto digestivo, la tasa y la magnitud de la fermentación a nivel ruminal varían 
ampliamente dependiendo del grano y de su procesamiento. El análisis de la 
degradabilidad del almidón de los granos es fundamental para evitar procesos de 
acidosis ruminal en aquellos granos de gran degradabilidad. Para su análisis hay que 
tener muy en cuenta el efecto que tiene la masticación de los mismos. Esto es 
importante sobre todo en los granos de baja degradabilidad, donde el tamaño de la 
partícula afecta negativamente el porcentaje de degradabilidad. De esta manera, el 
procesamiento del grano a analizar es crucial para no subestimar los resultados de 
degradabilidad (Noziere y Michalet-Doreau, 2000). Veamos el comportamiento de 
distintos granos con respecto a su degradabilidad en la tabla2. 
 
ALIMENTO DEGRADABILIDAD 
EFECTIVA (%) 
Maíz 
Grano entero 60 
Grano molido 68 
Sorgo 
Grano entero 60 
Grano molido 76 
Cebada 
Grano entero 91 
Grano molido 86 
Trigo 
Grano entero 94 
 
Tabla 2. Degradabilidad efectiva de distintos concentrados energéticos (Modificado de 
Calsamiglia, 2015). 
 
 
Generalmente, la diversidad en cuanto a degradabilidades de los distintos almidones de 
los cereales se debe principalmente a la organización que este tiene dentro del grano, 
la cual suele estar ligada a compartimentos proteicos que dificultan el ataque 
microbiano. 
Teniendo en cuenta las degradabilidades descriptas, se puede tener una noción de la 
seguridad de un grano para alimentar rumiantes, con respecto al desarrollo de acidosis 
ruminal, pudiendo decir que el maíz entero es un grano seguro comparándolo con 
respecto al trigo (Calsamiglia, 2015). 
 
 
Otros métodos de evaluación de la degradabilidad 
 
Determinación in vitro de la degradabilidad 
Para determinar la degradabilidad in vitro se toma una muestra del alimento a analizar y 
se le agrega líquido ruminal. Esta muestra junto con el líquido ruminal se incuba por 48 
horas en un tubo, en condiciones de anaerobiosis y a 37°C. Luego se le agrega pepsina 
junto con ácido clorhídrico y se lo incuba 48 horas a 37°C. El residuo obtenido se filtra, 
deseca y se incinera, obteniendo finalmente la materia seca que será comparada con la 
del alimento previo al proceso. Esta determinación genera resultados inferiores a la 
obtenida in situ. Por otro lado, tiene algunas dificultados como la obtención del líquido 
ruminal y las variaciones entre los líquidos ruminales obtenidos. Es por ello que se 
sustituyó la utilización del líquido ruminal por células fúngicas (Pond et al., 2002). 
Otro método de determinación in vitro es según la magnitud de la fermentación.Es una 
estimación indirecta a partir del volumen de gases producidos (figura 6). Se puede 
hacer tanto a nivel ruminal como en el laboratorio mediante tubos. Como ventaja tiene 
que se puede aplicar a una gran cantidad de alimentos y como desventaja, que la 
producción de gases solo refleja la producción de ácidos grasos volátiles y no la 
síntesis de biomasa microbiana (McDonald y Greenhalgh, 1999). 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 6. Evaluación de la degradabilidad según la producción de gas (Modificado de 
López, 2005). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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https://dialnet.unirioja.es/ejemplar/413259
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