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LA PEDAGOGÍA FEMINISTA COMO POSIBILIDAD DE TRANSFORMACIÓN _DESDE LA PRÁCTICA EMANCIPADORA - Tamara Fonte Cadiz

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RED TEJIENDO SUEÑOS Y REALIDADES 
 
VIII ENCUENTRO IBEROAMERIANO DE COLECTIVOS Y REDES DE 
MAESTROS Y MAESTRAS, EDUCACORES Y EDUCADORAS, QUE HACEN 
INVESTIGACIÓN E INNOVACIÓN DESDE LA ESCUELA Y COMUNIDAD. 
 
       
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Eje. Pedagogías emancipatorias desde los saberes pedagógicos. 
 
LA PEDAGOGÍA FEMINISTA COMO POSIBILIDAD DE TRANSFORMACIÓN 
DESDE LA PRÁCTICA EMANCIPADORA 
Por Gloria Bermúdez-Barrera 
Jessica Santiago 
Vanessa Muñoz 
Mujeres Entre Redes –Colombia 
 
RESUMEN 
 
“Participar de las angustias de las mujeres que intentan ser parte de transformaciones 
sociales profundas, me planteó preguntas para las que no tenía respuesta en mi práctica 
cotidiana” Korol -20091. 
 
Como educadoras populares que hacemos parte de la escuela y organizaciones sociales, 
hemos reflexionado sobre la siguiente pregunta con la que tratamos de guiar nuestra praxis 
educativa ¿Cómo la pedagogía feminista nos ha permitido proponer alternativas de 
formación entre mujeres que hacemos parte de la escuela y de las organizaciones sociales? 
 
Bajo este cuestionamiento la siguiente ponencia abordará tres aspectos claves. En la 
primera parte, queremos dar cuenta de las críticas que tiene la pedagogía feminista a la 
escuela como institución que reproduce las desigualdades de género y clase. 
 
En la segunda parte, hacemos un breve recuento de las diferentes experiencias 
latinoamericanas de construcción de conocimiento, vivencias, intercambio de saberes, 
formas alternativas de enseñanza-aprendizaje propias de la pedagogía feminista, que nos 
han nutrido en nuestro quehacer pedagógico y los aportes que estas experiencias hacen a la 
educación para la construcción de nuevas subjetividades bajo posturas de género no 
hegemónicas. 
 
En la tercera parte, exponemos nuestra experiencia de formación entre de mujeres que 
hacemos parte de la escuela y las organizaciones populares en el sur de Bogotá, desde lo 
que consideramos es pedagogía feminista, que se cuestiona en miras de proponer diferentes 
posibilidades de transformación hacia la práctica emancipadora. 
 
 
PALABRAS CLAVES. Pedagogía feminista, práctica, práctica emancipadora, educación 
popular. 
 
 
 
                                                            
1 Intervención en el Primer Coloquio Latinoamericano “Pensamiento y Praxis Feminista” (2009). 
Dianey
       
3 
Bases críticas para pensar la pedagogía feminista: 
 
En las décadas pasadas las mujeres lucharon por tener el mismo derecho de los hombres 
para acceder a la educación e ingresar a la educación formal. Posteriormente producto de 
estas luchas, los Estados y los organismos internacionales se comprometieron en eliminar 
las inequidades educativas entre hombres y mujeres. En la actualidad se puede decir que las 
mujeres tienen mayores posibilidades de acceso a la educación básica y secundaria, y cada 
vez más se gana en el acceso en la educación superior. Sin embargo, la inequidad de 
género en el campo educativo sigue persistiendo. 
La escuela en los últimos años no solo ha sido blanco de políticas neoliberales que 
precariza la profesión docente, desmejoran la calidad de la educación y refuerzan prácticas 
de reproducción de la desigualdad social, nos educan bajo estereotipos sociales 
discriminatorios. 
En este sentido, la pedagogía como “procedimiento social a través del cual un individuo 
aprende o transforma los componentes de su subjetividad” (García, 2004) profundiza en 
imaginarios hegemónicos de clase y género, naturaliza unas formas de interacción, 
participación, narrativas, lenguajes excluyentes y discriminatorios. 
 
En las instituciones educativas se estructura bajo una lógica dual de diferenciaciones 
sociales gorda/flaca, ricos/pobres, femenino/masculino, buenos estudiantes/malos 
estudiantes, juiciosos/desjuiciados, etc. Asimismo, establece tiempos y lugares donde 
gobierna la lógica masculina tradicional. Que se refuerza a través de discursos, contenidos 
curriculares, y prácticas escolares que perpetúan las discriminaciones sexuales y sociales, 
lo cual las feministas denominan prácticas patriarcales escolares2. 
Es así como la pedagogía feminista3 centra sus nuevas críticas a la escuela en los siguientes 
aspectos: 
● Posición de las mujeres como profesionales de la enseñanza: 
 
Este aspecto se centra en la feminización de la docencia4, llevado a la precarización de la 
labor docente, no solo confinando a docentes hombres y mujeres a labores en las que su 
saber no es reconocido, sino a situaciones más aberrantes de flexibilización y pérdida de 
condiciones laborales, sobrecargas en actividades de desgaste cotidiano. 
 
Como se expone en la investigación realizada por la maestra Imelda Aranda (s.f) titulada 
Las mujeres y el derecho humano a la educación en la perspectiva de la educación popular 
y las pedagogías feministas. Las prácticas pedagógicas se encuentran cargadas de 
                                                            
2 Ver Arango (2006, 2009), Lojo 2004, Ochoa 2007. 
3  La pedagogía feminista se alimenta epistemológica, política y pedagógicamente de las múltiples corrientes del 
feminismo que sostienen varias discusiones entre ellas.  
4  Se denomina feminización de la docencia al aumento en número de mujeres en la profesión docente en niveles 
educativos como primaria, básica. Aunque es menor la cantidad de maestras en la educación superior y en cargos de 
dirección. Asimismo este término da cuenta de los estereotipos y prejuicios como que las maestras al ser mujeres, son 
cuidadoras, maternales, etc. El sesgo no es solo para las maestras sino también para la pedagogía.  
Dianey
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estereotipos de género, que no sólo han llevado a la subvaloración de la pedagogía, sino a la 
precarización de la labor docente. 
A las mujeres se nos juzga en el ámbito educativo según unas expectativas en relación al 
sexo; se nos pide “virtudes como docilidad, maleabilidad, adaptación a las normas, esfuerzo 
y persistencia, que constituyen el substrato de una actitud de sumisión” (Lojo, 2004) Y si 
las mujeres (estudiantes-maestras) no se comportan de esta forma empiezan las 
frustraciones pues se considera que no han sido “bien educadas”. 
Si las mujeres son de clase popular, no solo tienen desventajas por ser mujeres sino por su 
condición subordinada de clase social, Luz Gabriela Arango afirma “las niñas de origen 
popular, que estarían doblemente penalizadas en la escuela, primero, por no tener acceso a 
formaciones profesionales como sus hermanos y, segundo, por no tener acceso a estudios 
prolongados como las niñas de origen social más favorecido.” (Arango, 2006) 
Lo que explica que pese a que las mujeres presentan excelentes calificaciones en sus 
estudios, no necesariamente llegan al éxito profesional. Pero estas prácticas pedagógicas no 
solo impactan a estudiantes sino también a maestros y maestras, por ejemplo, se espera que 
las maestras mujeres tengan comportamientos maternales con sus estudiantes y 
compañeros. Se ocupen en actividades relacionadas con la convivencia, cuidado, 
organización escolar y asuntos domésticos. 
● Androcentrismo en la ciencia y sus efectos en la educación: 
 
Se evidencia en los contenidos y metodologías trabajadas en las escuelas, que subordinan 
los saberes femeninos. El androcentrismo se caracteriza porque en la cultura y la ciencia, 
adquiere mayor relevancia el punto de vista masculino. Además la ciencia, la teoría y la 
epistemología se presentan como neutrales, sin postura ideológica o prejuicio sexista. 
 
Negando los aportes de las mujeres a la cultura, la historia y la ciencia; centrándose en 
exaltar solo los aportes masculinos. El aporte de las mujeres es invisibilizado en todas las 
asignaturas de la escuela, y las que son referenciadas son reconocidas por su 
comportamiento masculinizado, o estereotipadas como santas o reinas. 
 
● El androcentrismo en el lenguaje: 
 
No sólo hace referenciaal uso del masculino para designar al colectivo, bajo la falsa 
pretensión de neutralidad y universalidad. Sino al silenciamiento de la voz femenina, que 
no se nombra e invisibiliza en el ámbito escolar y académico, existe un prejuicio sexista en 
determinados significados de palabras que designa a las mujeres como perra, zorra, etc. 
 
● La interacción escolar: 
 
Dentro de estas interacciones se aprende a ser sujeto femenino y sujeto masculino. Se 
aprende que las mujeres deben usar un uniforme con falda para distinguirse de los varones, 
quienes deben usar pantalones. Se enfatiza en el buen comportamiento de las damas, 
mientras se justifica los abusos que realizan entre sí y hacia sus compañeros los varones. 
       
5 
La organización escolar estimula la competencia entre machos, poniendo a las mujeres en 
un juego con las reglas del patriarcado, en donde ellas tienen menores posibilidades de 
ganar. La escuela naturaliza a través del currículo oculto un código de conducta que hace 
que niños y niñas mantengan su lugar en este juego. 
Las críticas de las feministas que cuestionan de manera profunda el discurso patriarcal en la 
escuela, nos invita a buscar prácticas de emancipación5 de hombres y mujeres, para la 
construcción de una sociedad diferente. En este sentido la pedagogía feminista se 
constituye en un aporte más para empezar a ver el mundo de color violeta. 
Aportes de la pedagogía feminista a la educación: 
Siguiendo los diferentes cuestionamientos y críticas constantes al sistema educativo formal, 
la pedagogía feminista le interesa transformar las dualidades sexo-género, y de las formas 
en que estas se reproducen culturalmente. Desde este aspecto, es pertinente preguntarse 
¿qué entendemos por pedagogía feminista? 
 
Entendiéndose la pedagogía como la ciencia que incide en la forma en cómo se enseña y en 
cómo se aprende, dos aspectos que son inseparables en la práctica educativa. Entonces la 
pedagogía feminista busca articular diferentes corrientes educativas críticas como la 
educación popular, la pedagogía crítica y la teoría feminista. Intenta abordar los problemas 
estructurales de la enseñanza, como lo relacionado con las instituciones, los modelos 
educativos y la ideología sexista presente en cualquier espacio social. 
 
Según palabras de la feminista Ochy Curiel “La pedagogía feminista le apuesta a construir 
una pedagogía que dé impulso al trabajo educativo emancipador, que articule y dinamice 
su discusión teórica, filosófica, política y metodológica, que haga más claros y asequible 
sus principios, componentes, características y mediaciones educativas” (Ochoa:2007). De 
esta la pedagogía feminista busca que la teoría y la práctica en el aula se presenten 
indisolublemente unidas. 
 
Para dar cuenta de estos objetivos, busca que la construcción del conocimiento sea desde 
las subjetividades y reevalúe las explicaciones totalizadoras y universalistas de la ciencia. 
Cambiar por un conocimiento situado en donde las personas revelen explícitamente su 
posición frente a cualquier temática, en ultimas, analizar la realidad desde diferentes 
perspectivas. 
 
Para Paulo Freire e Ira Shor aportan a la discusión en la pedagogía feminista al llamar la 
atención en que el conocimiento se hace desde la reflexión construida a partir de la propia 
práctica, cimentando un modelo de análisis que permite identificar cómo las condiciones 
sociales afectan a los y las estudiantes en su proceso de conocimiento. 
 
                                                            
5 Para nosotras, la praxis emancipadora significa desde el sentido que le da Freire en su concepto de concienciación, esta 
es un proceso de reflexión -acción de largo alcance entre los colectivos e instituciones que se piensan en superar la 
situación alienante y deshumanizadora a partir del hacer conciencia de los condicionamientos históricos de clase, género, 
etnia y de condición sexual que impide el buen vivir de los pueblos desde el aspecto individual y colectivo. 
Dianey
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6 
La escuela formal reproduce dinámicas de desigualdad, y por ello, transformar esta 
estructura requiere soluciones estructurales, en este aspecto la pedagogía feminista tiene la 
oportunidad de transformar la escuela mediante el ejercicio pedagógico de los y las 
docentes comprometidos con la práctica cotidiana, y los procesos populares juegan un rol 
muy importante para la transformación, porque es en los espacios comunitarios y escolares 
como actores políticos nos cuestionamos la necesidad de cambiar las prácticas que 
promueven un modelo de desarrollo que ve la vida como una mercancía más. 
 
El colectivo Pañuelos en Rebeldía y el Frente Darío Santillán inciden en la construcción de 
la pedagogía feminista desde el constructo teórico de P. Freire (1979), planteando la 
necesidad de desarrollar estrategias y prácticas colectivas que busquen la transformación de 
las diversas opresiones, que reivindican la importancia de la alteridad para la construcción 
de un proyecto emancipador (Korol: 2007). 
 
Las mujeres indígenas del Colectivo Abya-Ayala6 en Bolivia y Guatemala realizan un 
contribución significativa desde el feminismo comunitario, su propuesta general cuestiona 
las relaciones de género a la luz de una propuesta anticolonial, que reconozca la diversidad 
de género y étnica, haciendo de los recursos naturales y de la madre tierra protagonista 
principal de las luchas y los procesos educativos en su comunidad y escuela. 
 
En este sentido, el feminismo comunitario da cuenta del patriarcado ancestral, la 
perpetuación de la dominación colonial y el entronque con el patriarcado eurocéntrico, con 
el fin de realizar procesos formativos que nos libere del racismo interiorizado, recuperar la 
defensa del cuerpo-territorio y vuelva a centrar sus conocimientos en las enseñanzas de las 
cosmovisiones ancestrales7. Desde estas perspectivas, se piensa la (de) construcción 
patriarcal a través de espacios y metodologías que generen confianza en sus participantes 
para hablar, sentir, expresar sus ideas, emociones y apuestas. 
 
En el Perú, diferentes colectivos y procesos que se encuentran trabajando alrededor de la 
lucha por los derechos de las mujeres en el trabajo doméstico, nos hablan de introducir en 
la escuela y las organizaciones el tema de las múltiples violencias hacia las mujeres. Por 
tanto, la pedagogía feminista se articula a la necesidad de comprender el fenómeno de la 
violencia mediante una práctica educativa que desnaturaliza lo que se considera como 
normal, legítimo y correcto. 
 
La pedagogía feminista en México ha generado profundas reflexiones en el ámbito 
institucional, al cuestionar la manera como se reproduce de la cultura patriarcal en la 
escuela, una de las mayores exponentes es Martha Lamas, enfocado principalmente en el 
cuestionamiento del orden natural de las desigualdades de los sexos, haciendo una revisión 
histórico-crítica del papel que desempeñamos las mujeres en la cultura de la humanidad. 
 
                                                            
6 Con quienes compartimos en el XIII Encuentro Feminista Latinoamericano” por la liberación de nuestros cuerpos” 
realizado en el año 2014 en la Ciudad de Lima- Perú. 
7 Para profundizar ver ACSUR (2014). Feminismos diversos: El feminismo comunitario. 
Dianey
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7 
En el caso Colombiano, los movimientos sociales se han preocupado por articular la 
formación con el ejercicio de incidencia en la agenda política nacional, sin embargo existe 
una falta de articulación de las necesidades y reivindicaciones de las mujeres con las 
reivindicaciones de las organizaciones sociales. Falta que pretende corregir la pedagogía 
feminista al unir la reflexión-acción-reflexión. 
 
Una de las dificultades que se tiene que enfrentar la pedagogía feminista es que ha quedado 
relegada del discurso oficial educativo y de la agenda organizativa de los movimientos 
sociales. Sin desconocer que existenprocesos de mujeres que se preocupan por estos temas, 
la dificultad que se evidencia es la poca incidencia de las reflexiones feministas a la 
sociedad en general, por ello es indispensable articular la consolidación de la pedagogía 
feminista en el proceso organizativo, unificando la práctica política y la práctica 
pedagógica. 
 
En ello vemos la necesidad de consolidar una pedagogía feminista oportuna, que reconozca 
el contexto en el cual nos desenvolvemos, esta pedagogía que problematiza las relaciones 
de género, la participación y la formación de las mujeres en los procesos organizativos, y 
en el aprendizaje reconociendo la diversidad en la escuela. 
 
Nuestra experiencia formativa desde la pedagogía feminista: 
 
Teniendo en cuenta los elementos esbozados anteriormente, concebimos la pedagogía 
feminista como la herramienta para transformar la cotidianidad. El cómo nos pensamos 
como mujeres populares y actuamos frente a prácticas sexuadas, desde la diversidad, 
pensando hacia la consolidación de un proyecto emancipador. 
La pedagogía feminista si bien intenta analizar las inequidades que viven las mujeres, 
también integra a los diferentes géneros y diversidades que se pueden encontrar en el 
desarrollo de la personalidad, el mito de que el feminismo únicamente se piensa en la 
situación de las mujeres, se ha desvirtuado al encontrarnos con múltiples análisis 
relacionados con otras formas de concebir la sexualidad, las relaciones con los otros y las 
otras, incluso el feminismo se ha preocupado por las exigencias patriarcales en el desarrollo 
de la masculinidad y ha concluido que los hombres también se encuentran afectados por el 
patriarcado, claramente desde posiciones diferenciadas y distintas8. 
Este proyecto emancipador relaciona a la educación como práctica de libertad para Freire 
(1979), hablamos de una educación que sea capaz de visibilizar las desigualdades, tomar 
conciencia sobre ellas, romper con los mecanismos de su normalización, crear, generar y 
construir alternativas de acción. 
                                                            
8 En este aspecto no se profundizará ya que no hace parte del objetivo del presente trabajo, sin embargo, es importante 
aclarar que la pedagogía feminista intenta reconocer las especificidades personales sin realizar exclusiones de género o de 
clase, en esta ocasión exponemos el trabajo realizado con mujeres jóvenes en el sur de Bogotá, haciendo énfasis en la 
necesidad que tenemos las mujeres de encontrarnos, formarnos, escucharnos y trabajar juntas, teniendo presente que el 
capitalismo y el patriarcado se han encargado de dividirnos en un sentido de competencia deshumanizada. Tenemos 
presente que existen otros trabajos realizados con personas diversas, hombres, mujeres adultas que también aportan a la 
consolidación de la pedagogía feminista. 
       
8 
Para una educación como práctica para la libertad se define también como feminista “en la 
medida que transforma y apoya las relaciones sociales, humanas, en igualdad y con 
justicia social. Siendo una educación que no reproduce los mecanismos que relegan a las 
niñas y a las mujeres a los espacios privados, al trabajo infantil doméstico, a los 
matrimonios y embarazos no deseados, a las tradiciones culturales dañinas y machistas, a 
los trabajos informales infravalorados, al abandono de las escuelas o a la dificultad de 
acceder a puestos de liderazgo” (Martínez: 2016). 
Las actividades que desarrolla la pedagogía feminista se fundamentan desde unas 
metodologías vivenciales9 que consiste en actividades que nos ayuden a empoderar y 
movilizar las diferentes situaciones con las que muchas y muchos nos encontramos por 
medio de herramientas participativas como recuperar la voz, la confianza al hablar en 
público, expresión corporal que nos posibiliten de nuevo pensar, sentir y soñar con una 
realidad diferente. 
Es así que la experiencia de Mujeres Entre Redes10 se constituyó como espacio autónomo 
de formación entre mujeres que hacemos parte de una organización del sur de la capital de 
Colombia. Se construye viendo la necesidad que tienen las mujeres de las organizaciones 
por recuperar, expresar y defender su palabra, ser capaces de apropiarse del espacio 
público, convertirse en lideresas sociales críticas. Nos encontramos para conspirar, 
formarnos y construir una propuesta para trabajar este enfoque en los diferentes espacios de 
los que somos parte, actuar en nuestra organización, el trabajo en los colegios y prepararnos 
para la lucha social. 
Nuestra ruta pedagógica está anclada a las realidades territoriales en las que nos 
encontramos y se fundamenta en dos ejes prácticos: 
 
 Eje de Autocuidado: el objetivo de este eje es tomar conciencia de nuestros 
cuerpos, sentires, pensamientos. Es una práctica que nos ha permitido hablar de 
nuestros bloqueos, miedos, enfermedades, tristezas producidas en los cuerpos de las 
mujeres por parte del patriarcado. Es un espacio para integrar nuestro cuerpo, 
mente, espíritu e intelecto, reflexionar sobre nuestro ser mujeres populares y 
fortalecernos para la lucha social. 
 
 Eje de formación: Desde el espacio de formación nos hemos sentado a discutir 
sobre temas relacionados con la despatriarcalización y el autocuidado, fortaleciendo 
el trabajo territorial por medio de talleres y cartillas que dieran cuenta de dichas 
discusiones. El espacio de formación ha servido para reflexionar sobre la manera 
                                                            
9 Las metodologías vivenciales se enfocan en la enseñanza- aprendizaje a partir de situaciones vividas por las 
participantes, sus memorias, relatos, recuerdos e historias de vida, son herramientas pedagógicas colectivas que aportan al 
aprendizaje grupal e individual. Reconocen la construcción de conocimiento mediante las memorias corporales y 
experiencias de vida. 
10 Pertenecemos a una organización popular denominada Entre Redes que se encuentra territorializada en las localidades 
de Bosa, Ciudad Bolívar, Rafael Uribe Uribe y Usme denominada esta la media luna sur de Bogotá, esta organización ha 
trabajado desde hace aproximadamente 12 años en la formación de jóvenes, las transformaciones culturales de los barrios, 
las luchas cívico populares, y nosotras (Mujeres Entre Redes) aportamos con la trasformación de las mujeres al interior de 
la organización y en la articulación del trabajo conjunto con otras organizaciones de mujeres en Bogotá. 
       
9 
como en que las organizaciones asumen prácticas de despatriarcalización y cómo 
maestras podemos abordar estos temas en el aula de clase. 
 
Para este eje se realizaron las siguientes prácticas pedagógicas: 
 
● Exploración del cuerpo: Consiste en autoreconocernos a partir de ejercicios de 
distensión y expresión corporal para dar respuesta a la necesidad de reconocer el 
cuerpo como primer territorio de transformación. 
● Pensarse/cuestionarse/estudiarse los principios ideológicos y políticos: Esta 
estrategia buscó debatir sobre la coherencia de los principios ideológicos, 
organizativos y políticos en la práctica cotidiana, analizando fundamentalmente las 
prácticas que reproducen el patriarcado en las organizaciones sociales. 
● Metodologías de investigación: Aplicación de cuestionarios con preguntas abiertas 
tomada del espacio de género del Frente Darío Santillán que a través de preguntas 
sencillas no llevaron a darnos cuenta del papel que desempeñamos las mujeres en 
las organizaciones e instituciones escolares de las que hacemos parte. De este 
ejercicio los compañeros hombres elaboraron un manifiesto antipatriarcal donde 
expresaron sus compromisos frente a la necesidad de cambiar las prácticas políticas 
sexistas al interior de la organización. 
● En cuanto a los contenidos: debatidos sobre lecturas contextualizadas de la historia 
de los feminismos; temas sobre la categoría género y orientación sexual. Diálogo de 
saberes y experiencias de vida como mujerespopulares diversas, trabajadoras, 
profesionales, lesbianas, heterosexuales, jóvenes, adultas, etc. Y el compartir 
experiencias de otras partes no han servido para motivarnos a seguir construyendo 
en dirección a una propuesta de educativa no sexista. 
● Participación en espacios públicos: como espacios de debate del papel de las 
mujeres en la construcción de paz con justicia social, la incidencia de nuestro 
trabajo comunitario y escolar en los territorios que habitamos. Llegamos a 
encontrarnos con otras mujeres en Colombia y en América Latina donde 
compartidos experiencias de trabajo con mujeres indígenas, campesinas, jóvenes de 
otras ciudades. Allí reflexionamos sobre lo plural y diverso de las apuestas 
feministas. 
 
Estos aprendizajes se han enfocado en fortalecer nuestra identidad como mujeres populares. 
Reanimar nuestra autoestima al aprender a querernos y valorarnos tal y como somos. A 
sentirnos en confianza en el trabajo entre mujeres, a defender un discurso que priorice la 
defensa por los más desfavorecidos del sistema y emprender acciones para acabar con esta 
doble condición de explotación de clase y género en el espacio privado como público. 
La pedagogía feminista nos permitió reconocer las prácticas patriarcales interiorizadas en 
nosotras mismas, en las organizaciones sociales y nuestras prácticas educativas. Ser 
conscientes de esto nos llevó a pensar acciones colectivas que permitan transformar los 
espacios, desde las estrategias de formación política feminista. Entonces, un primer 
momento importante en nuestro proceso fue el fortalecimiento de espacios para mujeres 
que permita reconocernos desde la diferencia y construir conjuntamente desde la 
       
10 
solidaridad, para avanzar en la construcción de pedagogías que nos involucren a todos y a 
todas. 
 
Por ello, la necesidad de formarnos colectivamente en esta ruta pedagógica surge desde la 
práctica y experiencia. Tomando los diferentes aportes ya mencionados con los que 
construimos colectivamente este camino, con la pedagogía feminista hemos logrado 
transformándonos continuamente para transformar la realidad social. 
Consideraciones finales 
 
Para nosotras que hacemos parte de una organización social y como educadoras, la 
pedagogía feminista nos ha permitido analizar la realidad desde una óptica diferente, idear 
una ruta de trabajo que se ha nutrido con las diferentes experiencias colectivas de labor 
académica, organizativa y política, y que consideramos nutren día a día nuestra práctica 
educativa, pensarnos la capacidad de transformación desde las alternativas pedagógicas y 
que esta misma transformación social empieza con nuestra propia práctica emancipadora 
desde la vida cotidiana. 
De esta manera, la pedagogía feminista es una oportunidad de interpelarnos sobre nuestras 
prácticas políticas y pedagógicas. Al tiempo que nos permite encontramos como mujeres, 
actuar sobre la construcción de nuestras subjetividades, fortalecer nuestras habilidades para 
intervenir en la realidad social, crear espacios para encontrarnos como mujeres, hacer de 
nuestros dolores, tristezas, saberes, experiencia una oportunidad de aprendizaje y 
formación. 
En esta apuesta hemos pasado por varias dificultades, entre las que contamos la resistencia 
de quienes no asumen al patriarcado como un sistema de dominación que nos oprime a 
todos y todas, aunque de diferentes maneras. El encontrarnos como mujeres y apostarle a 
construir desde otras lógicas que aprendimos en el pasado, asumir el reto de experimentar 
nuevas metodologías de trabajo comunitario y escolar, luchar por la inclusión de las 
mujeres en la historia de la humanidad, de las organizaciones y la lucha social, por un 
lenguaje incluyente y un conocimiento situado. 
Finalmente, una de las dificultades que nos encontramos diariamente es la jerarquía 
discursiva en los diferentes espacios donde participamos, del discurso oficial educativo y 
de la agenda organizativa de los movimientos sociales. Desde nuestro punto de vista, la 
dificultad que se evidencia es la poca incidencia de las reflexiones feministas a la sociedad 
colombiana, por ello es indispensable articular la consolidación de la pedagogía feminista 
(o pedagogías feministas) en el proceso organizativo, unificando la práctica política y la 
práctica pedagógica. 
 
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11 
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