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Paz-y-Guerra-Entre-Las-Naciones-Raymond-Aron - Jessica MACIO

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Capitulo II 
EL PODER Y LA FUERZA 0 DE 
LOS MEDIOS DE LA POLITICA EXTERIOR 
Pocos conceptos son utilizados can mayor frecuencia y pocos son tan 
equivocos como el de poder (power, Macht). Los ingleses evocan la power 
politics y los alemanes la Macht Politik con un acento de critica a de resig­
nacion, de horror a de admiracion, En frances, la expresion politique de puis­
sance tiene una sonoridad extrafia, como si estuviera traducida de una lengua 
extranjera. Pocos autores franceses ban exaltado la polftica de poder, a la 
manera de algunos doctrinarios alemanes de la Macht Politik y pOC03 son 
tarnbien los que han ccndenado la politica de poder , de la manera en que 
algunos moralistas americanos han condenado la power politics. 
En su sentido mas general, el poder es la capacidad de bacer, praducir 
a destruir. Un explosive tiene una potencia mensurable e igualmente Ia tiene 
una marea. el viento a un temblor de tierra. EI poder de una persona 0 de 
una colectiv.dad no es mensurable can rigor, en razon misma de la diversi­
dad de finalidades que ella misma se asigna y de los medias que ernplea EI 
heche de que los hombres apliquen su poder esencialrnente a sus sernejantes, 
da al ccncepto, en politica, su significado autentico, El poder del individuo 
es la capacidad de hacer, perc, par encima de todo, de infhrir sabre la can­
ducta a los sentimientos de otras individuos. Yo lIamo potencia en la esfera 
internacional a la capacidad de una unidad polftica para irnponer su volun­
tad a las otras unidades. En resumidas cuentas, el poder politico no es un 
absoluto, sino una relacion humana. 
) Esta definicion sugiere diversas distinciones: distincion entre potencia 
delensiva (0 capacidad de una unidad politica para no dejarse imponer la 
voluntad de las otras) y potencia oiensiva (0 capacidad de una unidad poll-: 
tica para irnponer a los otros su voluntad) : distincion entre los recursos 0 /a 
[uerra militar de una colectividad, que pueden ser valorados objetivamente, 
y el poder que, eo tanto que es relacion hurnana, no depende solo de loS 
79 
--
f 
80i Teoria. Conceptos y sistemas , II. EI poder y la fuerza 81 
medias materiales a de los instrumentos; distinci6n entre la politica de !uerza 
y la politico de poder, Toda politica internac.onal implica un choque cons­
tante de voluntades. ya que esta constituida par relaciones entre Estados so. 
berarios. que pretenden determinarse libremente. En tanto que estas un ida­
des 110 esten sornetida, a lcyes a a un arbitro, seran, como tales, rivales 
puesto que ninguna de elias se ve afectada par la accion de las otras, cuvas 
inteneiones sospecha inevitablemente. Sin embargo. estas voluntades cnfren. 
tadas no ponen en rnarcha necesariamenrs una cornpetenc.a militar. potencial 
a real. EI comercio entre unidades politicos no siempre cs bclico y el co­
rnercio pacifico se ve influido -no determinado-s-, par las rcalizac.onc , mili­
tares, pasadas 0 futuras. 
1. FUNza, potentia, poder, 
EI frances. el ingle«, el aleman distinguen igualrnente entre dos nocories 
el poder y la jllcrza. power and strength, Much: lind Kraft, No me parece 
contrario al esplritu de las lenguas reservar el primer concepto para la re­
lacion hurnana. para la misrna acci6n, y el segundo para los medics. musculos 
::eI individuo 0 armas del Estado 
En el sentido fisico, eI hombre fuerte es el que, gracias a su peso a a Sll 
musculatura, posee los medias de resistir a los otros a de hacerles doblar la 
rodilla, Sin embargo. la fuerza no es nada sin el influjo nerv.oso, la ingcnio­
sidad a la decision. De 1a misma manera, nosotros proponemos a prop6sito 
de las co1ectividades una distinci6n entre las [uerzns militarcs, ccon6micas y 
hasta morales, y la palencia, que. es la ut.lizacion de esas fuerzas en circum­
tancias determinadas y can vista a objetivos tam bien deterrninados. Como 
quiera que las fuerzas son susceptibles de una valoraci6n apr oximada, la po­
tencia puede ser evaluada, con un margen crecido de error, par referericia 
a las fuerzas disponibles. Pero existe una separacion tan grande entre la po­
tencia defensiva y la potencia ofens iva. entre Ia potencia en tiempo de gue­
rra y la potencia en tiempo de paz, y entre la potencia en el interior de una 
determinada zona geogrifica y la potencia fuera de esta zona. que la medida 
de una cualquiera, supuesta como absoluta e intrfnseca, me parece mas no­
civa que uti I. Nociva para el hombre de Estado. que se creerla en posesion 
de Una informaci6n precisa, cuando en realidad no tenurfa en su poder mas 
que Una medida falsamente rigurosa de una r<:.sult:lllte de significaci6n equi­
Voca. Ncciva para el hombre de ciencia. que sustituirfa las relaciones entre 
los Estados, es decir, entre las colectividades humanas, par la crnfrontacion 
de masas, de.~pojando asi de su sentido autentico al objeto de nuestro estudio. 
A su vez. la ;]oci6n de fuerza suscita otras distinciones. Al meno,;. has­
ta 1a aparici6n de la era at6m:ca, la guerra tenia per esencia, par finalidad, 
e1 combate. Los choques entre soldados, cualquiera que fuese 1a distancia 
entre las lineas que impusiera el progreso de los armamentos,' continuaba 
siendo la prueba suprema. comparable al pago en especie can que terminan 
Dar resolverse todas las operaciones de credito. En el dia de su descnlace, es 
decir, en el de su confrontaci6n, s610 pesaban, sabre el destine, las fuerzas 
realmente rnovilizadas, las rnaterias prirnas transformadas en canones y en 
abuses. y los ciudadanos entreriados para cl cornbate. "No tenemas necesidad 
de carbon, de azufre y de salitre, de cobre y de zinc. destinados a hacer p61­
vera y canones, sino de arrnas total mente terrninadas y de sus efectos" '. 
Llarnernos [uerra potencial al conjunto de recursos rnateriales, hurnanos 
y rnorales, que cada unidad posee en el papel, y llarnernos [uer:a actual a 
aquellos de sus recursos que son rnovilizados para la direcci6n de la politica 
exterior en tiempo de guerra a de paz. En epoca de guerra, la [uer:a actual 
se apr oxima a la [uer;« militar (s.n confundirse con ella, par entcro, ya que 
el curso de las operacioncs esta deterrninado, tl1 parte, par la., modalidades 
no-militares de 1a luella). En epoca de paz, la fuerza actual no se confunde 
can la fuerza militar, porque las divisiones, las floras 0 la aviacion ill being, 
pero no utilizadas. no son sino uno de los instrumentos al servicio de Ia po­
Iftica exterior. 
La movilizacion se interpone entre las fuerzas potenciales y las fuerzas 
actualcs, Las fucrzas utilizable; par cada unidad pu!itica en su rivalidad can 
las dernas. son proporcioriales no al potencial, sino al potencial de movilira­
cion, A su vez. este depende de circunstancias multiples, que pueden reducir­
se ados terrninos abstractos : capacidad y voluntatl. Las condiciones de ca­
pacidad econornica a administrativa y de resoluci6n colectiva, afirmada por 
los jefes y sostenida par las masas, no son constantes a traves de la historia 
y varian de epoca en epoca, 
i.Tiene el rrusrno carticter la patencia de los hombres en el poder, que la 
potencia de las unidades politicas? 
E! lazo de union entre estas des nociones ' de poder, en el interior de 
una unidad polftica, y de palencia. de la llnidad polftica en sf. es facilmente 
perceptible. La unidad polftica se constituye en la opo<ci6n, es ella misma al 
hacerse capaz de una acci6n exterior. Ahara bien, no puede actuar como tal 
unidad polftica, sino par la interposici6n de uno a de varios hombres. Aque­
!los que llegan a la pOlellcia, para tr:lducir literalmente ]a expresi6n alemana 
(an die MachI Kommen). son los gUlas, los representantes de la unidad poli­
Lea c-n,u proyecci6n al e\tericr. Pero. al mismo tiempo, tienen a su cargo 
la movilizaci6n de las fuerzas de esa unidad, para permitirla sobrevivir en 
la jungla en que se debaten los "monstruos frios". En otras palabras. como 
quiera que las relaciones internacionales no han salida aun del estado de 
naturaleza, los hombres en el poder,es decir, los responsables de la naci6n 
en el exterior, son a1 mismo tiempo los hombres de la palencia 0, de otra 
O(l!lsewil:. II. 2, p. 139.
 
O"oi!!;T'ada" por e1 mismo VOCJblo. pOILU, Macht, en ingles v en alem:ill.
 
R _ 
• ] 
82 T coria. Concepros y sistemas 
rnanera. los detentadores de una arnplia capac.dad de influir sobre la con­
ducta de sus sernejantes 0 sobr e la existencia misma de la colectividad. 
Este analisis no nos lieva a la confusion de la palencia con el poder. La 
accion del hombre de Estado no tiene el mismo sentido, ni se sinia dentro 
del mismo universo, si esta orientada hac.a el interior 0 hacia el exterior. y 
si, aquf 0 alii, intenta determinar la conducta de otros hombres. Es indife­
rente que el soberano sea monarca hereditario 0 un jefe de partido, que 
proceda del nacimiento 0 de la eleccion ; en cualquier caso, se considera le­
gftirno y se hace obedecer con tanta mayor facilidad, cuanto mas arnpl.a­
mente reconocida sea est a su legitimidad. l.as condiciones en las que uno y 
otro acceden a la soberanfa tienden a ser codificadas de la misma rnanera 
que las modalidades segun las euales debe gobernar el soberano. La eleccion 
del jefe de Estado y el modo de eiercicio de su soberania estrin, cada veZ mas 
institucionalizadcs, La institucionalizacion reviste, en las sociedades rnoder­
nas, un caracter legal. que se expresa en formulas abstractas. Sin em bargo, 
en todas las epocas, la discriminacion entre las ordenes de un conquistador 
y las de un soberano legitime era. al menos, implfcita. Inicialmente, el con­
quistador emplea 0 invoca la fuerza pura, mientras que el soberano se con­
sidera interprete de 1a colect.vidad misma, de acuerdo con la tradicion 0 COD 
Ia ley que ha fijado las reglas de sucesion de los jefes y de acuerdo con la 
sentencia dada por el azar 0 por el sentimiento popular. 
Sin embargo, la confusion entre poder y palencia no viene solo explica­
da por eI papel que juegan 10, detenta dores del poder en el escenario inter­
nacional. En su origen. estos ultirnos son a menudo hombres de potencia que 
han triunfado. Las unidades poluicas, los regfmenes constitucionales, deben 
to.ios su origen do la violencia. Se les enseria a los nifios Iranceses en las es­
cuelas : que. en mil afios, los reyes hicieron a Francia. Nunca parecen sentirse 
incorncdos los autores de nuestros ma.iuales ni ante la evocacion de las 
guerras. a 10 largo de las cuales los reyes dieron fin a la unificacion nacional 
contra los senores feudales 0 el extranjero. ni ante el recuerdo de la v.olencia 
con que los revolucionarios. en 1789, en J830 y en 1848, derribar on al trono. 
Todavia en 1958 el voto de la Asamblea Nacional disirnulo la ilegalidad, mas 
Clue puso el sello de la legalidad, a la llegada del nuevo regimen. La arnenaza 
de la violencia -Ianzamiento de paracaidistas-> es tam bien una forma de la 
violeneia. 
Por medio de estos hechos inconrestablcs. nos deslizarnos Iacilmente hacia 
la interpretacion. que se llama a sf misma rcalista y euya expresion es la 
soeiologfa de Pareto. La lucha par el poder serfa. en tanto que tal. rivalidad 
de potencia, siendo las minorfas activas en cada instante los aetores de esta 
rivalidad. La legalizacion del poder no eambiarfa el sign:ficado del fenome­
no: las clases dirigentes se eombatirfan de la misma mailera que 10 hacen 
las unidades polfticas y la clase vietoriosa ejerceria el poder de la misma ma­
nera en que reina el conquistador. 
83Il. El poder y la fuerza 
Una interpretacion como esta altera en mi opnion el sentido de la poli­
t.ca " que es la busqueda de un orden justo, al mismo tiempo que es una 
lucha entre los individuos y los grupos por la accesion a los puestos de man­
do y para el reparto de los bienes escasos. No obstante. sigue siendo cierto 
que la lucha por el poder y el ejercicio de este ultimo en el interior de las 
colectiv;dade.s conservan ciertos rasgos en cormin con la rivalidad de poten­
cia entre unidades aut6nomas. 
EI que manda en virtud de las leyes es duefio, de hecho, de una potencia 
mayor 0 menor, es decir, de una capacidad de imponer su voluntad, de 
ncuerdo con el ascendclllc que tenga sobre sus cornpafieros, sus socios, sus 
rivales 0 sus subordinados. y de acuerdo con el prestigio de que goce cerca 
de las minorfas 0 de las mayorfas. Ahora bien, este poder, bien se trate 
de. gobernantes 0 de grupos de presion, no esta nunca exactamente definido 
por la dstribuci6n legal de los atributos 0 de las prerrogativas. El grado 
de influencia que poseen efectivamente los individuos 0 los grupos y el papel 
de unos Y de otros en las decisiones estatales, que eonciernen pur igual a las 
relaciones can los Estados cxtranjer os y a las relaciones entre los distintos 
sectores de la colectividad, dependen de los medios de accion a dis posicion 
de unos y otros, al mismo tiempo que del talento que manifiesta cada uno 
en el empleo de esos medios. La Constitucion excluye la violencia abierta, 
traza el marco en el interior del eual podra desarrollarse la lucha por el po­
der y precisa de reglas para e.sta ultima. No suprime en ella el elernento de 
"rivalidad de potencia". 
Los actores del juego polit.co interior estan tarnbien elias animados por 
un deseo de poder, al misrno tiernpo que por convicciones ideologicas. Los 
duefios del poder satisfacen sus conviccioncs, rara vez limpias de toda pre­
ocupacion personal, ni siquiera en aquellas ocasiones en que estan conven­
cidos de servir a la colectividad. Los term.nos de la Constitucion. la practica 
oficial de los parlamentos, de las administraciones y de los gobiernos no 
permiten todavfa conocer exactamente la distribucion real de poder en el 
interior del pals, (,Cual es la capacidad que poseen las gentes de dinero, los 
hombres de partido, los intelectuales 0 los intr.gantes, para convencer 0 for­
zar a los gobernantes a comprar la colaboracion de la prensa 0 de la admi­
nistracion, para suseitar devociones desinteresadas 0 para transformar las 
opiniones de las elites 0 de las muchedumbres? No existe una respuesta ge­
neral para esta pregunta. Lo que sf eS cierto, es que seria inocen te juzgarla 
remitiendonos a la letra de la Constitucion 0 a los proced mientos legales. 
Pero serfa cfnico, sin ser cierto, que considerasemos a la Constitucion como 
una simple ficcion y a los dctentadores legales de la autoridad como teS­
tafcrros 0 portavoces. No nos serviria de ejemplo que las reglas de un juego 
carecieran de influencia sobre las posibilidades de los jugadores, 0 que j 
intcrior Considerada como lin si"tema particular en el del conjunto social. j
1
 
I
 
85 84 Teoria. Conceptos y sistemas 
;'.... r los poseedores legales del poder consintieran en ejecutar las voluntades de 
(
LI. otros (ni aunque se tratase de aquellos a los que deben su ascension). 
Al mismo riernpo, descubrimos serneianzas y diferencias eMU: la d;recc;on 
~~ 
de la "pohtica interior" y la de la "politica exterior", asf como las razones 
I:" 
r 
pol' las que divergen las teorias de una y otra, al menos en un pr.rner a nali. 
sis. La teoria de la politica exterior esta autorizada a darse sus actores 
-las unidades politicas-i-, la ausencia de arbitro 0 de leyes, la referen'~:a a 
(j; la guerra como a una eventualidad posible y, por 10 tanto, el c:.ilculo de 
:~. fuerzas, a falta del cual la conducta de un actor amenazado por una agresion 
i.; 
no serfa raciorial. POl' el contraric, la teoria politica es equivoca, en el sen­
tido de que los conccptos fun Jarncntales no estan sustraidos a la ccntrover. 
sia. Para hacer desaparecer la incertidumbre de sus datos elcrnenta les, hab,ia 
que cons.derar a la poluica en terminos de cornpetencia permanente ('V ho 
gets what? How? When'l s. en terrninos de exigencia, a tad a precio, lie un 
orden pacifico (la guerra civil es el mal supremo y cualquier orden es pre. 
ferible), en terrninos de biisqueda de un orden mejor. y. en fin, en termirios 
de conciliaci6n entre aspiraciories cornple rnentarius y divergentes(igualdad y 
jerarqufa, autoridad y reconocirn.enro reciproco. etc.), 
Los Estados que se reconocen mutuamente su scberarua y su igualdad no 
tienen, par definicion, autoridad ninguna unos sobre otros. Los hombres de 
, <~ 
,. 
r Estado que rrr-ndan en la adrninistracion, en el ejercito a en la policra, se 
~', enCUt.ntl~'i en la cirna de una jerarquia legal. La distincion entre dos con­
ductas, dip]omatico-estrategica, por una parte, y polit.ca, por otra, me pa­
'1 rece esencial aun en el caso de que las sernejanzas sean multiples. EI poder 1 
f~~	 en la escena internacional difiere del poder en el escenario interno, porque 
no tiene la misma e!1vergadura, ni utiliza los mismos medios, ni se ejercef
'. t en el mismo terreno. 
2. Los elementos de! pader 
Muchos autores han enumerado tanto los elementos del pader como los 
de la fuerza, sin que podamos perc:bir siempre si tratan de la fuerza mili­
tar 0 de la capacidad global de accion. 0 si se refieren a epocas de paz 0 de 
guerra. A falta de estas distinciones, las enumeraciones parecen arbitrarias, 
heterogeneas, sin que ninguna lista nos parezca completa ni indiscutible. 
POl' ejemplo, el geografo americana Spykman enumera los diez facto res 
sigu'entes I: 
1) La superficie del territorio; 2) la naturaleza de las fronteras: 3) d vo­
lumen de la poblacion; 4) la ausencia 0 la presencia de materias primas; 
5) el desarrollo economico y tecnol6gico; 6) la patencia financiera; 7) la 
America'j	 Strategy In WorU/ Politics. 1942. p. 19. 
II. EI poder y la tuerza 
homogeneidad etnica ; 8) el grado de integracion social ; 9) la estabilidad 
poIH;ca; 10) el espiritu nacional. 
EI profesor H. J. Morgentbau, por su parte, encuentra echo 1: 1) gecgra­
fia; 2) recursos naturales; 3) capacidad industrial; 4) estado de preparacion 
militar: 5) poblacion : 6) caructer nacional ; 7) moral nacional ; 8) calidud 
de la diplornacia. 
Rudolf Steinmetz ~ encuentra igualrncnte ocho : I) poblacion ; 2) dirnen­
siones del territorio; 3) riquezas : 4) instituciones politicas ; 5) calidad de 
los mandos; 6) unidad y cohesion nacionales ; 7) respeto y arnistades sus­
citados en el extranjero ; 8) cualidades morales. 
PDf ultimo, un autor aleman J, Guido Fischer. en vlsperas de Ia segunda 
guerra del siglo xx, clasificaba los elementos del poder en tres categorias: 
1.' Factores politicos : posicion gecgrafica, dirnensioncs del Estado, vo­
lumen y densidad de la poblacion, capacidad de organizacion y n.vel cultu­
ral, tipos de fronteras y aptitudes de los paises vecinos, 
2.' Factures psicologicos : fiexibilidad econornica y capacidad de inven­
cion. Perseverancia y capacidad de adaptacion. 
3.' Facrores econornicos : fertilidad de la tierra y riquezas m.nerales. 
Organizacion industrial y nivel tecnologico Desenvolvirniento del cornercio 
y de las transacciones. Pctencia financiera. 
Todas estas tentativas rie clasificaciori se asernejan, salvo la ultima. Todas 
consideran sirnultanearnente datos gecgraficcs (tcrritorio) y rnateriales (rna­
terias prirnas), datos econornicos y tecnicos, y, en fin, datos hurnanos, tale : 
como la organizacion politica, la unidad mural del pueblo y la calidad de los 
rnandos. No hay duda de que todos estes elementos Innuycn, de una man.~ra 
a de otr:J., sobre la fuerza en palencia 0 en ac~o de las unidades politicas. Sin 
c[nbargo, n;nguna de estas enumeraciunes me parece responder a Lis exigr.:n­
cias que la tearia tiene el derecho de formular. 
Los elementos considerados deben ser homageneos 0, dicho de otra ma­
nera, deben situarse al mismo nivel de generalizacion con respecto a la 
historia: el numero de hombres, los caracteres del territorio. la calidad de 
los armamentos 0 de la organizaci6n, todos ellos inftuyen, en todas las epocas, 
sobre la fuerza de las naciones. Los recurscs financieros no sign:ficaban nada, 
en cambio, para los conquistadores mongoles y si muy poco para Alejandro. 
La lista debe ser campleta, 10 que implica que los elementos deben venir 
expresados pOl' conceptos que cubran 1a diversidad can creta de fenomeno<;, 
variables de una epoca a otra. Hasta las mismas implicaciones militares de 
una situaci6n geografica pueden mod:fic~rse con la tecnica de transporte y 
I	 Politics among nations, New York. 1949. p. 80 v siguicntes.
 
So:iologie des Krieges, 2.' edici6n, 1929. pp. 22~-260.
 
•	 Der wehrwirtscha/tliche Bedar/, Zeitschri/t fur die gesamle StaatslliissenKha!t. 
tomo Ie (939), p. 519. 
~
 
I 
86 T eo ria. Concertos y sistemas 
de cornbate ; perc la infiuencia de la situacion geogr.ifica sobre las posibili­
dades de accion de las unidade s politicas es una constante. 
Por ultimo. la clasificacion debe ser tal que permita comprendcr par que 
110 SOil los mismos los [actorcs del poder de uno a otro siglo , )' por que 
Sll medida cs, esencialmente, a proxiniada. Esta ultima observacion es. a la 
vez. evidente y, en relacion a la abundante Iiteratura. par adojica. Si leemas 
a los teoricos, creerernos a menudo que ellos poseen una balanza infalible 
para pesar can exactitud el poder de las unidades politicas. Si esta pesada 
[uer a posible, las guerra" no tcndrian lugar , Y1 que los resultados serian co­
nocidos por adclantado. 0, al menos, las gucrras no tendrian otra explicacion 
que la locura humana. No hay guerra en el mar, escribia Anatole France en 
su I.· a de los Pingiiinos. porque la jerar quia de las flotas esta fuera de toda 
duda. Como quieta que los ejercitos son todo s los prirneros del mundo. solo 
la cornprobacion en el campo de la lucha establece su autentica jerarquia. 
Volvamos una vez mas a Clausewitz. Nadie, rnejor que este teorico racio­
nalista , 'ia subrayado el papel que el azar juega en la guerra. "La guerra 
cs del dominic del azar. Ninguna otra esfera de actividad hurnana deja tanto 
margen a este extranjero, ya que ninguna se encue ntr a en ccntacto tan per­
rnarienternentc con el, dcsde todo punto de vista. Acentua la incertidumbre en 
todas las circunstancias y obstaculiza el curso de los acontecirnientcs" '. "eo 
la guerra, la diversidad. la delirnitacion incierta de todas las relaciones haccn 
entrar en el compute a un gran nurner o de Iactores. La mayo ria dc estes facto­
res no pue den ser evaluados sino de acuer do con el calculo de probabilidades, 
Bonaparte ha afirrnado con justcza, a este respecto, que rnuchas decisiones 
que pcr teuecen al jefe de guerra podr ian plantear a un Newton y a un Euler 
oroblernas matem.iticos dignos de ellos" '. Y. per ultimo. "la grnn incerti­
dumbrc de todos los dato , constituyc una especial dificultad de la guerra, 
ya que toda ac;;ilin se rcalJza. par decirlo asi. en una especie de crcpusculo. 
que da a menudo a las cosas un aire nebuloso 0 lunar, una dil1lensil'ln e\a­
gerada y un aspecto grote'co. En aUSenCI:l de un saber obJetivo. hara talta 
fiamos. por 10 tanto. tambien en este caso, del talento y hasta del favor de la 
fortuna" '. Al recurrir a la guerra, la politica acepta un grado bastante alto 
de incertidumbre, "se preocupa poco de las posibilidades ultimas y se limita 
a considerar las probabiliJades inmediatas". Sin duda, "todos los gabinetes se 
creen m:ls hibiles y mis perspicaces. en este juego. ql1e sus adversarios" '. 
Sin embargo, la confianza en si mismo no siempre se ve confjrmada par los 
acon tecimien tos. 
(,Imaginamos. quiza, que el tearico del poder podria suprimir la incerti­
dUl1lbre de la guerra y, sumando el peso de los diversos elementos. anunciar 
Orzusewil:. I. .3. p. Rn. 
CLrzlLsewif:. 1, .3, p. 101. 
, Jbidem. II. :2. p. ]3.3. 
• Jbidem, VIII, 6, p. 704. 
-J 
II. EI poder y la fuerza 87 
par adelantado el resultado de los combates? Ahora b.en, el poder 0 la ca­
pacidad de una colectividad para imponer su vcluntad a otra no se confunde 
can la capacidad militar, pero, si el resultado de las batallas es incierto, es 
parque la fuerza militar no es susceptible de una mediciori exacta y per que el 
poder global no 10 es mas que la fuerza militar 
Propongo distinguir tresfactores funda rnentales : en pr.rner lugar, el 
espacio que ocupan esas unidades politicas ; luego, los rnateriolcs disponibles 
y el saber que permite transformarlos en armas, el numero de hombres y el 
arte de transforrnarlos en soldados (0, aun, la cantidad y In calidad de los me­
dios y de 10.\ combatienres). '1, por ultimo. la capacidad de accion colectiva, 
que englcba a un mismo tiempo a la organzacion del ejercito, a la disci­
plina de los cornbatientes. a la calidad del mando civil y militar, en la gue­
rra y en la paz, y a la solidaridad de los ciudadanos cara a la pr ueba, tanto 
en tiernpos de buena fortuna como en los de suerte desfavorable. Esos tres 
terrninos, en su ex presion abstracta, cubren a la totalidad, ya que equivalen 
a la proposicion : el poder de una colectividad dependen del escenario de 
5U accion y de su capacidad para utilizar los recursos mareriales y huma­
nos que les sean entregados : media, recursos y accion colectiva. Estos son, 
evidentemente, los deter miriantes del poder, cualquiera que sea el siglo y 
cualquiera que sean las modalidades de la cornpetencia entre las unidades 
politicas. 
Estos tres term.nos son igualmente validos en el analisis del poder, a 
todos los niveles, desde el escalon tactico de las pequefias unidades hasta 
el nivel estr ategico, en el que se enfrentan ejercitos de miJlones de hombres, 
y hasta el nivel diplornatico, en el que los Estados rivalizan perrnanenternen­
teo El poder de una cornpafiia francesa del ejercito regular frente a una 
compafua del ejercito argelino de liberaci6n nacicnal. depende del terreno en 
que se desarrolla el choque. de los efectivos '1 de las armas. y. en fin, de 
la discipLna y del mando de al1lbas tropas. En el escalon superior de la 
estrategia 0 de la politica, la eapacldad para organizar el ejercito, movilizar 
a los elementos civiles y entrenar a los sold ados e,ta. por aSI decirlo, inte­
grada en las fuerzas militarcs y parece pertenecer al segundo termino. mien­
tras que la conducta de los jdes de la guerra, su talento estrategico-diploma· 
tico, al m:smo tiempo que la decision del pueblo. parecen representar en 
exclusiva al tercer elemento. 
Esta enumeracion sugiere, mas que principios generales. universal mente 
validos. la manera de dar cuenta de las modificaeiones hist6ricas. Solo el 
primer term:no escapa. parcial mente. a las vicisitudes de las tecnicas de 
producc:6n y de destrucci6n. 
Determinadas situaciones favorecen el poder defensivo l 0, en otras pa· 
Hay rl06 aspectos de 1a palencia defe.nsiva: en tiempo de guerra se limita a ; 
b capacidan de delener a1 invasor; en tiempo ric paz, depende de esta caDacidad i 
dcfenoiva y. lal~'bjtn. de lJ cf}he~i("n de 1a unidad. '1 
j
 
I 
88 Teoria. Conceptus y siSlcmas 
labras, levantan obstaculos en el campo de los conquistadores: montarias, 
nos. inmensidad de las distancias, desiertos. Frecuenternente. el terrene que 
ofrece una relativa pr otecciori para una colectividad reduce, 301 mismo tiernpo, 
sus posibilidades de intervencion en el exterior. Los "pcq uefios Estados" I 
consideran como una bendicion del cielo a las barreras creadas pur la Na. 
ruraleza, ya que ellos nu pretendcn represeritar el papel principal y se desin. 
tcresan de su potencia ofens iva. Ahora bien, la poterici.i defensiva : de una 
c.olectividad esta en funcion de las caracterlsticas del espac:o que ocupa, 
Suiza debe a su relieve su cxcepcional capacidad de defensa en tiern po de 
guerra, mientras que Rusia ha debido a las distancias la suerte de no ser 
nunca ocupada por entero, desde los tiernpos en que los duques de MOSCL! 
se sacudieron el yugo de los mongoles. Ni Napoleon ni Hitler. a pesar de 
sus exitos -aun mas sorprendentes l-os de este ultimo que los de aquel->, 
consiguieron veneer la resistencia del zar y de sus "rnujiks", ni la del estado 
comunista y de sus pueblos. La conquista de MOSCL! no doblego el coraje 
ni el valor de Alejandro, y Hitler no conquisto Moscu. En 19'+1-19.:\2, Rusia 
debio su salvacion a la gecgrafia y a la insuficiencia de su modernizacion 
(med.ocridad de su sistema de carreteras), igual que a las Iabricas edificadas 
o transferidas, antes del confticto, a los U rales. 
El Estado que alimente grandes arnbiciones debe estar seguro de sus 
propias barreras rerritoriales, a la vel que de guardar posibilidades de inter­
vencion en el exterior. Hasta una fecha reciente, las distancias privaban a 
la Rusia de los zares, 0 de los soviets, de una gran parte de su capac.dad 
ofens iva, a la vez que contribuian a su capacidad defensiva. Inglaterra ha I 
tenido durante siglos un territorio que, 10 bastante alejado del Con tinente 
para que su invasion fuera muy incornoda, constituia al mismo tiernpo una 
base ideal para expediciones alejadas y hasta para el salto 301 Contnente. Ni 
Venecia ni Holanda poseian una base territorial que disfrutase de una segu­
ridad semejante. Francia tenfa que distribuir sus recursos entre el ejercito 
y la marina y sufrfa una vulnerabilidad particular, debida a la relativa pro­
ximidad de su capital a la frontera abierta del Norte. Ninguno de estos tres 
terminos, ni siquiera el espacio, puede sustraerse a la Historia. Sigue siendo 
cierto que un territorio de dificil acceso aumenta la capacidad defensiva y 
disminuye la capacidad ofens iva de una un:dad polftica. Los pueblos que 
viven en Argelia no son menos capaces. con la ayuda del relieve, de res is­
tirse a la pacificacion francesa, hoy en dfa, de 10 que 10 fueron, ante ]a 
pacificacioo roman~, hace diecisiete siglos. Sin embargo, de acuerdo con la 
, Evitamos aqui la e:qJreSlOn corriente "pequeiias potencias" para no introducir 
una confusion dB yocabulario. EI empleo del termino potencia para designar a los 
actores Y no solamente a su capacidad, se explica. Siendo la fivalidad de pQtencia 
con.s.ustancial a la vida internacional, se confunde los actores y su capacidad de 
aCClOn y se restablece una jerarrruia de aqu~llos en fun cion de su capacidad. 
, Militar. 
II. El poder y la fuerza 89 
tecnica de la guerra, Inglaterra sera" ulnerable 0 invulnerable y 103 estrechos 
const:tuiran un nudo de rutas estrategicas 0 un estrechamiento irrisorio entre 
dos mares igualmente cerrados, rnientras que la tierra y el a ire ofreceran vias 
de comunicacion utilizables. 
Las proposiciones mas generales tendrian un interes reducido, 0 del todo 
inexistenle. pai a los otros dos terrnincs. Se puede decir que. siendo iguales 
rodos los dermis Iactores, es el numero el que triunf'a en la esfera diplo­
m,lt·ca. 301 igual que en el campo de batalla, pero como quiera que todos los 
faetores no son nunca iguales, este principio no nos ensefia nada. Podria 
considerarse como significative el orden de estos tres elementos: eficacia de 
las arrnas, accion colectiva y nurnero de soldados. Una desigualdad excesiva 
de Jrmamentos no puede co mpensarse ni par la disciplina ni por el numero 
de los soldados y una desigualdad excesiva de organ.zacion y de discipline. 
no puede tarnpoco co mpensarse por el numero. (or igen de la superioridad de 
los roruanos scbre los barbaros, 0 de los ejercitcs regulares sobre los cuer­
pos de rnilicias y sobre los reclutamientos ell masa). Sin embargo, seria de 
de-car. aunque sea imposible, una mayor precision en la medicion de I", 
desigualdad que no puede ser compensada. Los pueblos sin industria han 
encontrado en el siglo xx un metodo de combate, las guerrillas, que les per­
mite dcf'enderse de los pueblos equipados con todos los instrumentos mo­
demos, Aun en el choque entre unidades politicas, de las que una de ellas 
posea una super ioridad tecnica aplastante, el ingenio y la resoluci6n pueden 
Iacilitar al debil el secreto de una resistencia duradera, si no victoriosa. 
El estudio histor ico 0 sociolcgico de los facto res de la fuerza total de 
las unidades politicas irnplica dos eta pas principales. En primer lugar, inte­
resa establecer cuales son Ics factores de la fuerza mit tar. En cada epoca, 
un sistema de cornbatese revela como eficaz a traves de una combinacion 
'de ciertas arrnas, de una cierta organizacion y de un" cantidad suficiente de 
armas y de combatientes. 
La segunda elapa del an:ilisis se refiere a las relaciones entre la fuerza 
militar y la misma colectividad. i, En que medida es expres:on, la superio­
ridad de las armas 0 de organizacion, de una superioridad tecnica 0 social 
(suponiendo que estos dos ultimcs tipos de superioridad puedan ser deter­
minados objetivamente)? Un ejerc:to es siempre una organizacion social y 
expre,i6n de Ia colectividad en su totalidad. El coeficiente de movilizacion, 
es decir, la proporcion de hombres en estado de combatir efectivamente mo­
vilizadcs, depende de la estructura de la sociedad. del numero de ciudadanos 
en relacion a los no-ciudadanos (si solo los ciudadanos disfrutan del honor 
de ser llamados a las armas) y del numero de nobles, si es que se trata de 
una ')cciedad en que la participacion en el combate esta prohibida a los 
miembros de la plebe. 
En todas las sociedades y en todas las epocas ha habido un limite a la 
movilizacion: hay que dejar en el tnbajo un oumero suficiente de bombres 
i 
I" 
Tcoria. Conceptos y sistemas90 
para producir los recursos indispensables para la vida de la colectividad 
(el coeficiente teorico de movilizacion aumenta si existe un exceso de pobla. 
cion cam pesina y si se pueden obtener las misrnas cosechas con un nurnen, 
reducido de trabajadores), Empero, el coeficiente efectivo ha alcanzado rara 
vez el coeficiente teorico, ni s.quiera se ha acercado a el, sino en raras oca. 
siones, ya que el volumen de movilizaci6n viene determinado por las cir­
cunstancias sociales, el modo tradicional de combatir y el temor de dar 
armas a un sector de la poblacion considerado como inferior 0 como vjj-, 
tualmen te host]. 
En la medida en que la organizacion del ejercito y su modo de combatir 
sean una consecuencia de la costumbre, nos explicarernos con mayor facili­
dad que la superioridad de un ejercito a de un arma haya podido prolon­
garse durante decenios y hasta durante siglos. La minoria que detentaba 
en el interior el monopolio de las armas estaba en posesion de man tener, 
casi indefinidamente , su reinado, al menos que se corrompiera, es decir, que 
perdiera su coherencia y voluntad. La unidad politica que habia conseguido 
poner a punto una combinaci6n eficaz de las distintas arrnas (caballeria pe­
sada y Iigera. infanteria pesada y ligera, arrnas de choque y armas de lanza­
miento, pica y coraza, etc.) tenia la posibilida d de rnantener su superioridad 
durante largo tiempo. Era tentador atr.buir a la virtud la grandeza de los 
pueblos irnperiales y considerar la superioridad de las armas como prueba de . 
una superioridad total. de costumbres y de cultura. 
Sin entrar en un estudio detallado, es claro que la proporcionalidad entre 
los recursos de la colectividad y la fuerza rnilitar se hace cada vez mas 
rigurosa, a medida que la guerra se racionaliza y queIa movIizacion de los 
elementos civiles y de los rnedios de produccion es considerada como nor­
mal y es puesta en practica. Ha sido en el siglo xx cuando nos hemos heche 
faIsamente la ilusion de que, al medir los recursos, mediamos la fucrza 
militar y el misrno poder. Es cierto que en la era de la movil.zacion total, el 
aparato militar no puede carecer de una medida cormin con la rnasa de Ia 
colectividad. Sin embargo, la virtud de los merios puede todavia inclinar 
la balanza de un lado 0 de otro y, de multiples maneras, la calidad pone. 
limites al reino de la cantidad, La conquista de vastos imperios por un jefe 
y sus camaradas pertenece al pasado l 0, al menos, la pequefia tropa tendra 
que cornenzar por conquistar su propio pais, que ha de servirle de base. 
No obstante, hay que tener un gusto especial por las analogias historicas para 
relacionar la aventura de Gengis Khan can Ia del partido bolchevique de 
Lenin. Gengis Khan era. en primer lugar, un genic militar, rn.entras que 
Lenin era por encima de todo un genio politico. Uno reunia a sus ejercitos 
Todavia en el siglo xx Ybn Saud ha unificado las tribus iirabes a grandes 
gol pes de su espada. 
[I £1 poder y Ia fuerza 91 
al imponerse como jefe y al eliminar a sus rivales : el otro era. en principio, 
un profela sin ar mas, que adqu.rio los rnedios de dominar utilizando los 
medias de convencimiento. 
3. EI poder en tiempo de paz y en tiempo de guerra. 
EI poder de una unidad politica en tiempo de paz puede analizarse a 
partir de unas mismas catcgor ias -media gecgrafico. recursos, ca pacidad de 
acci6n-, pero rnientras que el poder en tiempo de guerra depende sobre 
todo de la fuerza militar y del empleo que de ella se haga, el poder, en 
t.ernpos de paz, a 10 que es 10 rnisrno, la capacidad de no dejarse imponer 
la voluntad de los dernas a de imponer a los otros la propia voluntad, 
depende tam bien de medias, cuyo empJeo es admitido como legiiimo, en cada 
epoca. por las costumbres internacionales. En lugar de considerar e1 aparato 
rniutar. tcnernos que considerar los medios no-violentos (0 los rnedios vio­
lcntos toler ados en epoca de paz). En cuanto a la ca pacidad de accion co­
leciiva, v.ene expresada, en un sentido ofensivo, por el arte de convencer 0 
de doblegar sin recurrir a la fuerza y, defcnsivarnente, par el arte de no 
dejarse engafiar, aterrorizar. impresicnar 0 dividir. 
Entre el "pcder en epoca de paz" y el "po der en epoca de guerra", la 
diplornacia tradicional europea suporiia, por principia, una vaga proparcio­
nalidad. Las unidades polit.cas, a las que se designaban como grandes po­
tcncias. veriian definidas, par encima de todo, por el volumen de sus recur­
50S (tcrritor io y poblacion) y por su Iuerza militar. Prusia en el siglo XVIII y 
e! Japon a pr incipios del X'X fueron recibidos, en un pie de igualdad , por el 
circulo de los "Grandes", por quc habian dado rnuestras de su valor en los 
campos de batalla. 
El estatuto de gran potencia conferia c.ertos derechos: nirigun asunto 
de importancia podia ser tratado en e] interior del sistema. sin que todas las 
grandes potcncias fuesen consultadas. Cuando uno de los Gra ndes habia can­
seguido una deterrninada ventaja, en algun punta, los otros Grandes, socios 
a rivales, hacian valer sus derechos a una cornpensacion, 
El estatuto de "Grande" era beneficioso en la medida en que los inter­
cam bios pacificos y los acuerdos negociados tendie.sen a reflejar las relacio· 
nes de fuerzas (supuestas, mas que realest, EI Pequeno se inc1inaba ante el 
Grande. porque este era el mas fuerte. El Grande, aislado en una conferencia, 
se inclinaba ante la voluntad de una coalicicn, cuyo potencial reunido era, 
superior al suyo. Se hacia referencia a la fuerza para concluir pacificamente 
un proceso, ya que esta referencia parecfa ofrecer un criteria relativamente 
objetivo y sustituia a la prueba de las armas, cuyo resultado se suponfa,' 
determinado por adelantado, dada La relaci6n de fuerzas. Progresivamente, 
92 93 r T eoria. Conceptos y sistemas y sabre todo despues de la Segunda Guerra Mundial, este comercio regu.If 
lado, este sabio rnaquiavelisrno, han desaparecido. 
Los diplornaticos cometieron tales errores, entre las dos guerras. sobre. 
estimando basta el absurdo la potencia de Italia y desconociendo la fuerza 
de la Rusia sovietica, que la nocion de "Grande" se ha hecho sospechosa. 
Los Grandes de la Europa de aycr, Gran Bretafia y Francia, quiere per­, manecer siendo los Grandes de la diplomacia del planeta y su pretension 
~ parece estar ratificada por un puesto permanente en el Consejo de Seguridad 
de la O. N. U. Sin embargo, el estatuto real de estos Grandes es, en realidad,~ . 
tan incierto, que Ill. designacion oficial ya no implica casi prestigio ni bene­
,t ficio algunos. Las armas atom.cas vuelven a poner en duda los conce pros 
tradicicnales : las armas son menos utilizables a medida que se hacen mas , monstruosas, La educacion y el cinismo de buena sociedad han abando­
I::i nado las cancillerias. La diplornacia, en el sentido tradicional de la palabra, 
i juega basta un cierto punta entre aliados, pero ya casi no 10 hace cuando se trata de enernigos, ni siquiera entre los bloques y los no-cornpromeridos. 
En fin, 10 que es mas importanre, nadie, ni Pequeno ni Grande, se cree 
obligado a ceder ante el mas Iuerte, desde el momento en que el mas fuerte 
.
I,~ no esta en situacion de poder emplear eficazmente su fuerza, La tactica del 
"desaffo" ("no te atrevertis a obligarme") pertenece al juego ordinaria de 
I
• 
las relaciones internacionales I. En realidad, los Estados practican perrnanen­
temente una especie de diplornacia total, que trae consigo el uso de proce­
dirnientos econornicos, politicos y psicologicos, y de medios violentos 0 se­
miviolentos. 
Para obligar a un Estado 0 para convencerle de que ceda, otro Estado,t o una coalicion de ellos, puede recurrir a la presion econornica. Por decision 
de la Sociedad de Naciones, se decretaron sanciones contra Italia : prohibi­
cion de cornprar deterrninadas mercancias y de vender otras, tam bien deter­
minadas. Este pseudobloqueo fue ineficaz, porque no fue general. Italia en­
cOntra un numero suficiente de clientes para procurarse el minimo de divisas 
extranjeras, sin el cual no hubiera podido pasarse. La prohibicion de que 
se Ie vendiera no se extendio a las materias primas, cuya penuria hubiera 
podido significarle un golpe morta\. EI bloqueo con el que el bloque sovic­
tico intento poner fin a la resistencia yugoslava no fue mas efectivo tampoco, 
ya que los occidentales vinieron en socorro del Estado, cuya misma existen­
cia testimoniaba Ia posible separaCil)n entre un regimen que 5C consider:1ba 
heredero del marxismo y 1a adhesion a un bloque dirigido por la Union 
Sovietica. Los Estados Unidos, a su vez, se esfuerzan vanamente en reducir 
a Fidel Castro a traves del bloqueo. 
Los medios economicos no son, sin embargo, siempre ineficaces. Los 
B I ~rae cansigo algunos "falli,los". En julio rJe 1961, al ser utilizada par el ,eiior 
Ourgulba, est a t;ictiea rrov[)co una replica Yioienta de ia.'l tropas [tancesas. 
:i..•.•.. 
~<::. ',"' 
[I. EI poder y la fuerza 
ejemplos que acabamos de tornar tienen un caracter especifico, pues se trata, 
en efecto, de tentativas de coaccion economica 0, attn. de utilizacion de medios 
economicos en sustitucion de medios militates. El fr acaso es significative, 
pero tiene por causa la irnpos.bilidad de una coalicion universal contra un 
Estado. EI arrna del bloqueo pod ria ser irresistible en nuestra epoca, pero 
aiin haria falta que el Estado considerado como criminal no encon trase 
aliados en el exterior. Hasta nuestros dias, una hipotesis sernejante no ha 
tenido nunca lugar. 
Por el contrario, en las relaciones bilaterales y para estrechar una amis­
tad 0 cirnentar una coalicion, los medios econornicos son titiles y hasta, 
podnarnos decir, indispensables. EI Plan Marshall ha llevado al Pacto del 
Atkintico. Un Estado que compra en un gran porcentaje en el exterior esta 
en situacion de influir sobre los Estados de quien es cliente principal (el 
huridimiento de la cotizacion de una materia prima constituye una catastrote 
para el pais que obtiene de la exportaciori de este producto la mayor parte 
de sus recursos en divisas). Un Estado puede tam bien influir en aquellos 
Estados que esperan de el una ayuda financiera 0 que se sienten depen­
dientes de su propio sistema econornico. Sobre todo en nuestra cpoca, el con­
sentirniento de los paises llarnados subdesarrollados a perrnanecer en el inte­
rior de una zona es funcion del concurso que pueJan encontrar en ella 
para su industrializacion. Desde ahora, un Estado tiene POC:lS probabilidades 
de rnantener su soberania sobre pueblos nurnerosos, si es inca paz de asumir 
la carga de las inversiones necesarias para la elevacion de su nive! de vida. 
Se irnpone, tarnbien en el plano econornico, la dist.ncion entre capacidad 
defensiva y ca pacidad ofens iva. Un pais subdesarrollado tiene a rnenudo una 
gran capacidad de resistencia a sanciones eventuales, ya que s610 una escasa 
fraccion de la poblacion se vera afectada por la interrupcion de los inter­
cambios exteriores. Por el contrario, un gran Estado que quiera crear y diri­
gir una coalicion con un empleo minimo de la fuerza, liene necesidad de 
recursos econ6micos (tecnicos, capitales disponibles para las inversiones ex­
teriores, etc.) 
Los medios politicos, de los que los Estados han becho uso a traves de 
Ia Histor:a en sus relaciones padficas, consisten en una accion sobre las 
elites 0 sobre las masas de las unidades politicas. En todos los siglos se han 
infiltrado los Grandes, por el intermedio de agentes y de dinero. en cl terri­
torio de los Pequefios. corrompiendo las conciencias 0 reclutando partidarios. 
Durante mucho ticmpo, Ia presencia de "partidos del extranjero" era consi­
derada como el efecto y el simbolo de la debilidad. Eran "balc:lOizados" 
aquellos Estados cuya politica exterior era objeto de disputa entre partidos, 
cada uno de los cuales podia ser acusado de servir a un duefio extranjao, 
porque reservaba sus preferencias para uno de los Grandes. 
En nuestro siglo, la novedad -novedad que implican nuestras costum­
bres democraticas- es que las masas no se sienten menos solicitadas que 
L
95 ';H T eoria, Conceptos y sistemas II. EJ pocier y la [uerza 
las minorias dirigentes par las man.festaciones y los portavoces de los Estados 
otensivos. Cada uno de los bandos, cada uno de los gigantes, se esfuerza en 
convencer a los goberriadcs del otro lado de la linea de dernarcacion, de 
que estan siendo explotados. oprimidos a sojuzgados. La guerra de las pro­
paga ndas y de las estaciones de radio pone de relieve la permanencia del 
conflicto entre los Estados y del recurso sin tregua a los medios de pre­
sian. En este juego. el pcder no guarda proporcion con la Iuerza militar 
ni can los recursos econornicos. Un cierto regimen se presta mejor a la 
exportacion publicitaria, mientras que otro esta mas capaciiado para reelu­
tar representantes desinteresados 0 gasta de rnejor grado dinero para con­
seguir la violaciori de las conciencias. 
Aqui tarnbien los factores de la capacidad defensiva son muy otros que 
los de la capacidad ofensiva. La condicion suprema, casi unica, de la poten­
cia defcnsiva es la cohesion de la colcctividad, la adhesion de las masas al 
regimen y el acuerdo entre los miernbros de la elite gubernamental respecto 
al interes naciorial. Suiza 0 Suecia, que no ticnen la posibilidad ni el deseo 
de in fluir en el pensarniento ni en la conducts de otras naciones, son muy 
poco vulnerables a las presiones exteriores. 
M as alia de los medics econornicos y de los medics psicopoliticos ---cada 
vez mas en nuestra epcca-s-. los Estados utilizan la violencia en tiernpo de 
paz. Yo distinguiria entre la violencia simbolica y la violencia clandest.na 0 
disperse. La viclencia sirnbolica es la que tenia su expresi6n en 10 que se 
sue:e Hamar drptomacia lie ios CW'IOIlL'l"OS. El ([1\ fo de un barco de guerra 
dl puerto de un pais que no pagaba sus deudas, que se negaba a aceptar 
sus obligaciones 0 que queria naciona1izar una concesion hecha a una com­
pania extranjera , sim bolizaba la capacidad y la resolucion de coaccionar, 
aunque fuese per la Iuerza de las arrnas. El simbolo era suficiente y el 
paso a la accion no era nunca . por ~si decirlo, necesario. Llamado 301 arden, 
el "debil" se encontraba sin apoyo y cedia. Desde el momenta eo que el 
paso a la accion corre el riesgo de ser norrnalmente necesario, la violencia 
simboLca ha caido en desuso. La expedic;on francobritanica a Suez, en 
1956, bubiera quiz3. sido 16gica si una oposicion interna hubiese estado 
dispuesta a derrocar a Nasser a si este ultimo. a la bora ,del peligro, se 
hubiera encontrado solo 0 hubiera perdido subitamente el valor. El simula­
cro de la violencia de bfa haber bastado para eonvencerle. 
Si Ia violencia sim b61ica perteneceal siglo XIX. la violencia, dispersa 0 
clandestina. pertenece al XX. La violencia clandestina -los atentados eo la 
sombra- se ve siempre d:spersa. mientras que la violencia dispersa de los 
partisanos es a menudo a plena luz. Las redes terroristas de las ciudades son 
elandestinas, las tropas ce partisanos se dispersan. pero llevan a veces uni­
forme y permanecen a pleno dfa en los "dgebels" 0 en los "maqui.s". Los 
Estados que no eSLin en guerra se combaten, en tiempo de paz, por medio 
de terroristas y de partisan os ioterpuestos. Egipto formaba equipos de terro­
ristas Y los enviaba 301 territorio israelita, Los partisanos argelinos han sdo 
instruidos en Egipto y en Marruecos y el "Ejercito de Libcracion" es abas­
tecido desde Tunez y Marruecos, Se admite ya que el ernpleo , en tiernpo de 
paz, de la palabra y de armas reducidas pan derribar un orden estatal. no 
esta en ccntradicc.cn con e1 derecho de gentes. Aqui tam bien e1 poder de­
fensivo depende de la unidad naeional: los revolueionarios no triunfan 
~i no encuentran un minimo de complicidad voluntaria en la poblacicn. La 
capacidad de violencia en la represion constituye tam bien un deterrninante 
de la potencia def'ens.va contra los intentcs de subversion. En Hungria, 1a 
Union Sovietica ha perdido en el plano del "prestigio de moralidad", peru 
ha ganado cn el plano del "prestigic de crueldad". Coma ha dicho Maquia­
velo, a veces es preferible para el soberano ser temido antes que amado. 
La capacidad de accion colectiva, en tiernpo de paz, se rnanifiesta tanto 
por el empleo de estos diversos medics como par la resistencia a esos mis­
mas medics puestos en accion por los rivales. La capacidad diplornatica, pro­
piarnente dicha, tienc un doble apecto: 0 bien. en un sentido global, la 
capacidad diplornatica consiste en la puesta en marcha del conjunto de esos 
medios y la clccciori de los apro piados, 0 bien, en un sentido limitative, 
Ia capacidad diplornatica es esa cualidad de la aceion gracias a 1a cual nos 
hacernos amigos y desarrnarnos a posiblcs adversarios. y pol' la que. par 
ultimo. las reuniones de los negociadores finalizan en felice; resultados. 
La diplomacia sin medios de presion econornica 0 pohtica, sin viclencia 
simb6lica 0 clandestina, seria pura persuasion: quiza no existe. Puede ser 
que la diplornacia que se qui ere a si rnisrna pura recuerdc sicmprc, aunque 
no sea mas que i mpllcitamente, que pod ria atemorizar si quisiera. Al me­
nos. la d.plornacia pura se ingenia par hacer creer al adversario y a los 
espectadores que quiere seducir 0 convcncer, perc no coaccionar. E1 adver­
sario debe tener el sentirniento de su libertad, aunque, en ultima instancia, 
ceda a la fuerza. 
La diplornacia se asemeja a la diplornacia pura cuando actua sobre 105 
neutrales y los independientes, cuando tiene por fin la obtencion de simpa­
Has 0 la destrucci6n de prejuicios Es en las discusiones diploI)1aticas. cuan­
do los negociadores estin uno frente al otro e intercambian argumentas, 
cuando la palabra cuenta, ya que los interlocutores hablan y se escllchan 
Ahara bien, la negociacion es, para la diplomacia, el equivalente del en­
cuentro para la estrategia: es la operaci6n al contado en que terminan las 
operaciones a credito. 
De todas fmmas, subsiste una diferencia funda mental. La preparaci6n 
dipJomatica lleva a la conferencia. de 1a misma forma que la preparaci6n 
militar a la prueba de las armas. Sin embargo, el margen de maniobra de 
[os negociadores se ve Jimitado por las fuerzas potenciales de las coaliciones 
(cuando no ha habido hostilidades) y por los hechos consumados de los com­
batcs (cuando la guerra ba tenido lugar): el negociador puede. a1 bacer 
97 
~:-----------------------­
Ii Teoria. Conceptos Y sistemas » 96 
I 
usa de los desacuerdos entre los adversaries. reparar en ocasiones el dafio de 
las arrnas. Pero, en este caso, es menos la discusion de la negociac.on que 
el juego diplomatico irnpuro (los reagruparnientos de fuerzas), el que ha trans­
farmado la coyuntura. Por el contrario, el dfa de la confrontacion, 10 esencia] 
esta en la balanza, es decir, la victoria 0 la derrota. EI dialogo diplornatico 
puro confirma la sancion de los acontecirnientos y estes juzgan de las pre­
tensiones rivales. 
4. Las incertidumbres de fa valoracion de /0 potencia. 
Quiza no fuese inutil considerar un caso particular con el fin de precisar 
los conceptos, rnenos abstractos, en que se proyectan las tres categorias 
fundamentales -s-medio ambicnte, medias, capacidad de aeei61! colectiva>- en 
un periodo historico dado: el perfodo 1919-1939. 
La tecnica cfe cornbate y la organizacion del ejercito, entre las dos gue­
rras, eran tales que la movilizacion total era Iegitima y posible. Todos los 
ciudadanos en estado de combatir podfan ser convertidos en soldados, can 
la condici6n de que la industria estuviera en situacion de poder equ.parlos, 
Como quiera que la rnovilizacion total era la regla general, el potencial de 
fuerza militar pasaba par ser proporciorial al potencial econornico. Esta 
proporcionalidad suscitaba, en realidad, multiples reservas, de orden tanto 
cuantitativo como cualitativo. 
Era diffcil determinar la unidad econornica por la que seria medido el 
potencial militar. Tanto si se escogfa el producto riacional bruto 0 la pro­
duccion industrial global, como determinadas estadisricas industriales, el 
Indice considerado llevaba consigo un margen de error. EI fndice del pro­
ducto naeional era una medida inexacta, porque la producci6n agricela 0 
los servieios no son movilizables para el esfuerzo belieD, de la misma manera 
que la industria siderurgica 0 la mecinica. Lo mismo ocurria con el indice 
de la produeei6n indusmal, ya que no se transfieren obreros y maqu:nas 
de la pasteleria a la aeronautica, tan facilmente como se pasa del autom6vil 
a la fabrieaci6n de carros de asalto. Por ultimo, si se utilizaba exclusivamen­
te la citra de la industria pesada 0 de la industria mecinica, se corria e1 
riesgo de eometer un error de sentido contrario. Las transferencias de obre­
ros y de maquinas pueden ir muy lejos, a condici6n de que se disponga de 
tiempo suficiente. EI esfuerzo industriJl de guerra realizado por Francia 
entre 1914 y 1918, a pesar de la ocupaci6n de una parte del territorio, fue 
sorprendente: el ejercito americano se servia tambien, al fin de las bosti­
lidades, de los canones y de los obuses salidos de las factorias francesas. 
Es cierto que en esa epoca, las armas, y hasta los aviones eran relativamente 
simples en relaeion a los conocimientos cientificos y a las posibilidades de u 
tecnica. 
II. £1 poder y la fuerza 
El paso del potencial econ6mico a la fuerza militar depende tam bien en 
'l1uestra epoca de la "capacidad de accion colect.va", bajo la forma de ca­
pacidad tecnico-administrativa. Un profesor aleman, cuyo nombre ha caido 
hoy en el olvido, J. Plenge I, habra publicado, en 19l6, un interesante libro, 
cuvo terna cen tral era la an tftesis en tre las ideas de 1789 y las de 1914. 
Anora bien, las ideas de 1914 se referian en ultima instancia a una palabra 
clave: organiiacion, Para que tcda nacion actue can vistas a la guerra, unos 
bajo el uniforrne, otros en las Iabr icas y en los despachos, y otros, en fin, 
en los campos, produciendo todo 10 que haga falta para abastecer a la po­
blacion y al campo de batalla, es necesario que la adrninistracion sea capaz 
de distribuir a la poblacion entre los diferentes ernpleos, de rcducir el rni­
mero de trabajadores que fabrican bienes no indispensables hasta el ma­
ximo y de atribuir a cada uno, tanto como sea posible, la labor para la 
cual estc rnejor dotado. En el curso de la ultima guerra, fue Inglaterra, entre 
los occidcntales, la que alcanzo el porcentaje mas clevado de movilizacion. 
La Alernania de Hitler desencadeno el conflicto sin haber movilizado ru 
teda su industr.a ni toda su mana de obra, y no se decidio a la rnovilizacion 
total ni despucs de la carnpafia de Pelonia. ni de la de Francia,ni siquiera 
despues de la entrada de la Wehrmacht en Rusia Hubo que esperar hasta 
Stalingrado, para que cornenzase la rnovilizacion total de los rccursos ale­
manes, a pesar de que se reclutaban millones de trabajadores en los terri­
torios ocupados. 
En tiempo de guerra, el coeficiente de rnovilizacion es Iuncion, sebre 
todo, de la capacidad adrninistrativa, pero tarnbien en parte, del consenti­
miento de las rnasas a los sacrificios, A partir de un cierto pun to, no se 
puede incrernentar el esfuerzo de guerra, si no es reducierido el nivel de 
v.da de la poblaci6n civil. i,Hasta que punto es pesible esta rcduccion, sin 
que se sienta afectado el sentido moral? Esta pregunta no tierie una respues­
la general. No obstante, parece que 103 pueblos habituados a un nivel de 
vida bajo aceptan las privaciones con mayor faeilidad que los pueblos habi­
tuados a un nivel de vida clevado. La que tiende a lraslcear esta propo­
sici6n, puramente te6rica, es que el margen de moviI:zaci6n es tanlo mas 
amplio. cuanto mas alto sea el nivel de vida de que goce la poblacion en 
tlempo de paz. En abstracto, la separaci6n entre la situaci6n real de las 
poblaciones y el minimo irreductiblc es mayor en los paises ricos, que en 
los pobres, perc los primeros no pueden siempre pasarse de aquello que los 
segundos cIasifican en la categoria de 10 superfluo. 
Par ultimo, los beligerantes hacen 1a guerra no can 3U potencial, sino 
can las [uerzas realmente movilizadas. Ahora bien, estas ultimas dependen 
del espacio y del tiempo, del mapa y del desarrollO' de las hostilidades. EI 
potencial global puede verse paralizado 0 amputado par la falta de una 
1 J. PI.ENGL 1;89 und 1914. Die symbolischen Jahre in Jer Geschichte des po· 
htischen Geistes. Berlin, Springer, 1916. 
99 
!: 
Teoria. Conceptos y sistemasn 
materia prima cualquiera. (i,Que significarian millares de carros de asalto, 
si sus depositos de esencia permaneciesen vados?) Por el contrario, el do­
rninio de los mares, cornbinado con reservas de divisas 0 prestarnos ex­
tranjeros, permite afiad.r al potencial propio el de paises legalmente neutra­
les (asi ocurrio con los Estados Unidos, de 1914 a 1917, en beneficio de los 
aliados), Sin embargo, la experiencia de la primera guerra habia dado a los 
franco-britanicos, en 1939, una scguridad sin fundamento. Se reservaban 
para si misrnos, por adeJantado. el beneficia de la duraci6n. Creian que. 
a Ja larga, la rnovilizac.on de los recursos del mundo occidental les garan­
tizarfa la superioridad y una victoria par desgaste. 
No obstante. era necesario aun que la derrota, desde las primeras fases de 
las hostilidades, no pusiera al servicio del enemigo el potencial industrial cl~ 
una parte de la coalicion. Sin la victoria del Marne, en 19i 4. no hubiera 
tenido lugar Ja rnovilizacion total del potencial frances. Sin la batalla de In­
glaterra, no hubiera tenido lugar. a partir de 1940, la rnovilizaciori total 
del potencial britanico y, luego, del arnericano. En 1939. el potencial fran­
co-britan .co no representaba otra cosa que cifras sobre el papel, si las dos 
dernocracias no disponian de tiernpo y de la libertad de los mares. Francia 
no tuvo tiempo pero Gran Bretatia. a pesar de todo, si pudo guardar la 
libertad de los mares. 
Como quieta que las fuerzas militares son conocidas en funci6n del po­
tencial hurnano e industrial, con la serie de reservas que acabamos de indi­
car, se plantea la cuestion de la cal.dad, i,Cual seria, en cad a rase. el valor 
relative de una division alernana, francesa, inglesa. italiana 0 americana? 
El unico pa tr6n verdadero es el propio combate. Par ello, en tiernpo de 
paz. la evaluacion, siernpre aleatoria. Se hace de acuerdo con la experienc.a 
de las batallas precedentes. Hasta la batalla de lena. el ejercito prusiario 
guard6 el prestig.o de las victorias de Federico el Grande. Hasta 1940. el 
ejercito frances parecia siempre como el de Verdun (1916) 0 el de Iii Cham­
paria (1918). 
Aunque se trate de canones 0 del ejercito, siernpre se plantea la rnisrna 
interrogante: i,en que medida era reflejo, la cali dad de las arrnas, de la 
calidad de la industria? ~En que medida era expresion, Ia eficacia de las 
tropas, del vigor marcial del pueblo? Dicho de otra manera, Gpodria valorar­
se la fuerza militar por el estado de la nacion? i.Dependia la fuerza rnilitar 
sabre tcdo de factores caracteristicos del sistema militar en si? 
Hitler no creia que los Estados Unidos pudieran conseguir durante el 
transcurso de las hostilidades un ejercito de primer orden. por falta de 
tradici6n y en razan de la ausencia de una clase que pudiera Ser comparada 
aI cuerpo aleman de oficiales. asi como por la actitud fundamentalmente 
pacifca y comercial de las masas americanas. El FUhrer, para su desgracia 
y para nuestra suerte, se equivoc6. Tuvo lugar una doble demostraci6n, de 
manera convincente: el encuadramiento de las tropas no es menos impor-
II. EI poder y la fuerza 
tante en el siglo xx que en el siglo XIX. pero este encuadramiento ya no exige 
una c1ase social, destin ada al servicio de las armas. Muchos de los problemas 
militares -organizacian. logistica- se aserncjan a problemas de la industria 
o del transporte. Los teen.cos aprenden ripidamente los deberes que tienen 
que cumplir dentro del aparato rnilitar , que se parecen a los de su empleo 
civil. Pero hay mas: los ciudadanos rices de un pais prospero facilitan 
soldadcs, suboficiales y oficiales capaces de soportar los rigores y los peli­
gros de una bat alia moderna. 
En otras palabras, el rnilagro de un conductor de hombres, consiguiendo 
un lugar honorable para su pais en el escenario del mundo exclusivamente 
por su gcn:o 0 par su buena fortuna -la aventura de un Mohamed Ali-, 
era todavia posible en el siglo pasado, pero ya no 10 es en este. Cuando se 
trata de ejercito s regulares, el potencial humano e industrial fija estrechos 
Iimites a la actividad de un jefe. No puede haber un gran ejercito moderno 
sin una gran industria y todo pais dot ado de una gran industria es capaz de 
poner en pie de guerra un gran ejercito, 
Puesto que las dos proposiciones, relativas a 10 que es y a 10 que no es 
posible, habian sido plante adas en un plano teorico, el error hubiera sido el 
de prestar a una relacion indiscutible un rigor que no tenia. Equipadas de 
una misma rnanera, dos divisiones no eran por ello equivalentes. El papel 
de una decena de divis.ones blindadas alernanas, de las que tomaron parte 
decisiva en Ja carnpafia de Polonia, en la de Francia y. despues, en las pri­
meras victorias en cl frente ruso. serviria para recordar. si fuera necesario, 
que las elites guerreras subsisten todavia en el siglo de la cantidad. En este 
,<lti rno caso, parece que el entrenamiento y la puesta a pun to tccnica se 
hubieran conjugado con la pas.on de los oficiales y de los soldados par crear 
un instrumento que. irremediablemente, se desgasto ante Moscu, en los 
rneses de noviembre y diciernbre de 1941. La Wehrmacht consiguio aun otros 
cxitos, tuvo nuevas tropas de cheque, pero no volvia a encontrar nunca el 
equivalente a eSe cuerpo blindado que habia sido, en el este, en el oeste y de 
nuevo en el este, la punta de lanza. 
i.Quien dud aria de que la calidad de la clase rnilitar y la eficacia del 
ejcrc.to esten influidas por el regimen politico y par la psicologia de la 
naci6n? Segun sea el prestigio del oficio de las armas y la situacion material 
y moral de los oficiales. dentro de la nacion, asi Sera rnejor 0 peor el reclu­
lamiento de los cuadros militares, y se dedicaran al estudio de la defensa 
nacional, 0 se desinteresaran de el. los mejores talentos. Es dudoso que se 
reproduzcan en la Republica Federal las circunstancias a las que debra el 
ejercito aleman la calidad de sus mandos. Ni la aristocracia del servicio 
publico, ni la fe en la grandeza de la patria. ni el prestigio del uniforme 
subsisten en la Republica Federal. sin tierras de colon:zaci6n al este, sin 
"junkers" y sin perspectivasimperiales. 
Hay opiniones, corrientes en ciertas epocas. que nos dan una idea cari­
--
,~ 
1 
i :, 
100 T eoria, Conceptos y sistemas 
caturizada de estas relaciones, tan complejas y sutiles. "No hay disciplina 
en el ejercito cuando no la hay en la nacion." Renan cita esta formula 
elogiosamente. En realidad, la aparente anarquia interna de las democra­
cias no excluye ni fa discipl ina de las Iactorias ni la de los cuarteles. Entre 
1945 y 1958, la IV Republica habra estado a la hiisqueda de un gobier no 
estable, todos los oficiales daban testimonio de la disciplina de los hombres 
del reernplazo. Par el contrario, los propagandistas de 130 derecha Iasc.sta 
nabian terminado por caer en sus propias Iicciones, irnaginando que el Duce 
habia transformado a los italianos err un pueblo de leones y dado a Italia 
(sin carbon ni acero) una fuerza militar de primer orden. Spengler habia 
ya conccdido a Mussolini el imperio de Africa del Norte, caido en las manes 
decadentes de 130 dernocracia Irancesa. 
De la misma rnanera, una industria de alto nivel tecnico Iacilitana nor­
malmente armas eficaces, pero la industria de Occidente intenta elevar , en 
tiempo de paz, el rendirniento del trabajo y, consecuenternente, producir 301 
precio mas bajo posible. Err cambio, el costa no nene cas I impor tuncia cuan­
do se fabrican armas. Un pais que consagre un gran volurnen de dinero y 
que emplee a sus mejores cerebros en las industrias directamente or ientadas 
bacia la produccicn de guerra, poscera, en ultima instanc.a, arrnas tan bue­
nas 0 rnejores, que 13.s de un rival cup industria muestra , sin embargo, por 
terrnino medio una proJuctividad superior (este es el caso de los Estados 
Unidos y de la Union Sovietica), 
No olvidemos, en fin, que cuando se trata de la calidad de las arrnas, 
nada, en nuestra epoca, est:i def'initivamente conseguido. La carrera del 
progreso continua durante las misrnas hostilidades. EI tiernpo necesario para 
la puesta a punto de ciertas arrnas era tal, que se terrnino la Prirnera Gue­
rra Mundial con los mismos modelos conocidos desde el cornienzo de las 
hostilidades (canones marinas de largo alcance). La artilleria era un arrna 
tradicional, que, basta la aparcion de 130 electronica y de las regulaciones 
autornaticas, no experiment6 sino lentas rnejoras durante la primera guerra 
y el periodo de la entre-guerra. Por el coritrario, la aviacion progre.s6 rapi­
damente desde 1914 a 1918 y, despues, de.sde 1919 a 1939 (sobre todo, en 
el curso de los ultimos all0s de la ante-guerra), asi como durante la Segunda 
Guerra. Aquel que hUbiera terminado la guerra con los aparatos disponibles 
o los modelos puestos a punto 301 principio de las hostilidade.s, se hub era 
visto inmediatamente dejado atris. Los japoneses poseian en 191~, con el 
Cera, el mejor avi6n de caza en acci6n, en Extremo Oriente. Pero no fueron 
capaces de mantenerse en la carrera: en 1945 se habian vista forzados a 
utilizar los aviones suicidas, mientras que su flota era destruida. La com­
petencia tecn'co-cientifica, que trae corrsigo desde ahora la rivalidad de las 
fuerzas militares, no se gana nunca. Cualitativa y cuantitativamente, la ven­
taJa pasa de un campo a otro. La aviaci6n francesa de la ultima guerra 
hUbiera sido muy otra si hubiera dispuesto de seis meses m:is 0, de otra mao 
II. EI poder y la fuerza 101 
nera. si la movilizaci6n industrial hubiera comenzado seis meses antes 0 si 
la batalla hubiera estallado seis meses mas tarde. De una manera general, 
una industria que sea tecnicamente superior, tiene mejores posibilidades de 
lriunEar. No obstante, no hay que olvidar que a traves de una concentra­
cion mayor en un deterrninado sector, una industria puede recuperar su re­
traso de conjunto, igualmente que para las fabrcaciones pacificas no hay 
que olvidar que el laurel de la victoria no siempre la cbtiene el mismo 
pais. 
Aparte de estes c:ilculos de fuerza, se hubiera debido tener en cuenta en 
uno y otro lado la inteligencia del alto mando, la manera de dirigir la gue­
rra de 109 estadistas y, por ultimo, la adhes.on de los pueblos a su regimen 
politico y 130 decision de los mismos cuarido llegara el momento de ser pues­
tos a prueba. (,Serian fieles las masas sovieticas al Estado y al partido, res­
ponsables ambos de la colectivizacion agr ar ia y de la gran purga? (,Segui­
nan las masas alernanas e italiana s can entusiasmo al Duce y al FUhrer? 
i.Er:ln rodavia capaces las masas dernocraticas de afr oruar los horrores de 
los com bates'! Las respuestas, tanto si se trata de jefes militarcs como de 
pueblos, si son formuladas por adelantado no son demostrables, ya que el 
saber sobre el que se basan no es cornunicable. 
La respuesta de los acontecirnientos cnnstituy6 sobre todo, una refuta­
ci6n de las pretendidas relaciones entre la conducta de los pueblos y 13. na­
turaleza de sus regirnenes. Los italianos no estuvieron nunca ccnvencidos 
de que la guerra al lado del III Reich fuese verdaderamente suya y justi­
Iicase sacrificios supremos: los partisanos que combatieron a las tropas ale­
manas en el norte de Italia, tras la caida del fascismo, hic.er on prueba de 
una moral muy diferente a la de los soldados (por 10 demas, mas equipados) 
de Libia. Las rnasas alernanas no abandoriaron a su FUhrer, perc el com plot 
del veinte de julio tenia rarnificaciones muy exterididas en los medios diri­
gentes: el regimen nacional-socialista estaba. en el fondo, mucho rnenos 
unido que la democracia br.tanica 0 americana. En la Union Sovietica, si 
bien no existia una conspiracion en los medios dirigentes, en el curso de 
la primera fase de las hostilidades, 5i ocurri6 que un sector de las masas, 
sabre todo al6genas, acogiera a los invasores sin hostilidad, de la misma 
forma que ciertas tropas manifestaran un escaso ardor. En re.sum"das cuen­
tas, los dos paises europeos en los que regimen y pueblo eran todo uno, 
eran. en 1939, 130 Alemania hitlerista y la Inglaterra democritica. con la reserva 
de que la unidad nacional era en Inglaterra mas capaz de resistir las derro­
tas que en Alemania. 
En funci6n de estos cilculos. (,cwiles son las observaciones que sugiere 
el anilisis a posteriori de los acontecimientos de los anos treinta? Los paises 
totalitarios eran en tiempo de paz, a igualdad de fuerzas, mas poderosos que 
los paises democraticos. Ofrecian una fachada de unidad, mientras que estos 
ultimos expontan a la luz publica sus culpas. Francia y Gran Bretana 
103 10~ T coria. Concertos v sistemas 
eran paises saturados, conservadores, mientras que ltalia y Alernania erao 
paises reivind.cadores, En los regirnenes en que ruanda una sola persona. 0 
en los que las deliberaeiones se desenvuelven en secrete. existe una mayo­
ca pacidad para hacer creer en una fuerza irresistible y en una resolucicn sin 
falla. que no en los regirnenes en los que la prensa es libre y en los que 
el Parlamento discute en publico. En el "poker" dipiornatico. el totalitario 
"far olea" a menudo y gana casi siempre -hasta que un dia u otro Ie 
yen el farol. 
La politica italiana, entre 1935 y 1941, estuvo constituida por una serie 
de "Iaroles" y de "e nvites". Cuando Mussolini proclarnaba que estaba dis­
puesto a hacer la guerra a Inglaterra y a Francia antes que renunciar J la 
conquisra de Etiopla, con toda probabilidad se vanagloriaba de 10 que hu­
biera sido ineapaz de hacer. Lo que ocurrio en 1943 hubiera probabJemente 
ocurrido tam bien en 1936, si es que Mussolini hubiese cometido la locura 
de haeer entrar a Jtalia en un confiicto, perdido por adelantarlo, contra la 
coalicion franco-britanica. Triunf6 porque los partidar ios de las sanciones 
no querian correr el riesgo de una guerra y porque los medics dir igerites de 
Francia e Inglaterra no se rnostraron unanirnes con respecto a la oportuni­
dad y a las consecuencias de un posible derrocarniento del fascismo. En 
1940 ya no se trataba de un "Iarol", sino de un envite -el dc que la gue­
rra estaba virtualrnente terminada y que,al intervenir, Italia recibiria una 
parte mayer del botin. 
La aventura alernana tenia un estilo muy diferente. Estaba subdividida 
en do s Iascs. Entre ener o de 1'):': y marzo de lQ,':; Alernania no huhera 
tenido la pote ncia necesaria para resistir una replica militar por park de 
Francia. Hitler corrfa un riesgo. al menos aparente, al vio[ar sucesivamc:nte 
todas las c1iusulas principales del tratado de Versalles. Su tecniea diploma­
tlCa era la del desaffo: Situaba a Francia ante la textura de emplear la 
fuerza par1 impedir a Alemania la adopcicin de deeisiones que tendian 
simplemente a suprimir las desigualdades surgidas del tratado de Versa lies. 
Desafiada, Francia se limitci a protestar, la peor de las solueiones entre 
los dos extremos (jgualmente inaceptables para la opin:on frances a) de la 
franca aceptaci6n y de la accicin militar. 
A partir de 1936 la tecnica de! desaffo continu6 siendo utilizada, pero 
de otra forma. Hitler habia desafiado a Francia y a Inglaterra a emplear suI 
medios militares. porque estos ultimos signifir:aban una guerra generaL que 
A1emania tenia aun muchas posibilidades de perdeL pero que constituia de 
todas formas una eatastrofe para los Estados saturados y conservajores. A 
partir de 1938 la Alemania de Hitler tenia una superioridad real de fuer­
zas, aunquc menos grande de 10 que ella queria hacer creer, segun se ha 
sabido despues. pero suficiente para vencer " Checoslovaquia en 1938 y a 
Polonia en 1939. En easo de guerra total, los oceidentales no podian trlunfar 
sino a la larga, a traves de una movilizaci6n de su superior potencial. Ya. 
;li"
II. EI poder y Ia [uerza 
no Ie quedaba a Hitler rn.is que una ultima etapa que franquear para tener 
una probabilidad aparente mente ser.a de veneer. Aun en el caso de guerra 
total: neutralizar al enemigo principal en el Este, la Union Sovietica, mien­
tras que destruia primero al enernigo secundario del Este, Po lon ia. y luego 
a! euernigo continental en el Oeste. 
A partir de este memento el calculo de los potenciales ya no significaba 
nada, puesto que ted a la ernpresa estaba fundada en la sucesion de las cam­
pafias y de los env.tes : batir a Polonia antes de que Francia intervinie.z , 
a Francia antes de que Inglaterra rnovilizasc y de que la Union Sovietica _ 
se convirtiera en beliger ante : y a la Union Sovietica antes de la Gran 
Bretaiia estuviera en situacion de desernbarcar en el Continentc. Todos estos 
envires fueron ganados, salvo el ultimo. Protegido por la garantia que los 
eccidentales habian concedido a Polon.a, Stalin prefirio reservar su-s fuerzas 
y firmar cl pacto con Hitler. Polonia fue elirninada , sin que el ejercito frances 
moviera un dcdo. Francia fuc puesta Iuera de combats. mientras lnglaterra 
no tenfa sino una decena de divisiones. Sin embargo, lnglaterra no fue ni 
invadida en 1940 ni paralizada par los bornbardcos EI ejerc.to so vietico, a 
pcsar de Ics desastres de J941. consiguio un restablecimiento del frente ante 
Moscu, La perdida de este ultimo envite detcrmin6 ya la continuacion. En 
diciernbre de 194l . los Estados Unidos erun arrastrados a la guerra por la 
invasion japonesa, La guerra en dos frentes, que Alcmania habia hecho y 
perdido. la msma que el Estado Mayor aleman no habra dcjado de tcmer 
en ningun momento y la que consideraba perdida por adelantado, surgfa 
como una negativa despiadada a las esperanzas del Fuhrer. Los alemanes 
de la oposrcion. que haoian anunciado pur adelantado la coalici.in Este­
Oeste. en casu de guerra total. y. por consiguiente, la derroia del III Reich, 
vefan confirmada's sus predicciones. Los envites y los bitos solo habian 
retrasado e1 fatal desen!:lce. 
La apllcsta japonesa de 19.+1 CD II/I·ell,mla. ya que ..sobre d pape!. el 
Imperio del Sol Nac:ente no tenia b mas minima posibilidad de veneer y 
no podia evitar ser derrotado, salvo en el caso de que los americanos hubie­
ran sido demasiado cobardes para vel1cer. EI envite hitler:sta era avcnlllrado, 
y un jefe legitimo de Estado no 10 hubiera hecho. mientras Alemania hu­
biese podido obtencr mas sin combatir. con la sola amenaza de Ia guerra, 
siendo tan desmedidos los peligros de la derrota. No obstante, el envite no 
estaba perd:do por adelantado. 
Hitler vencici en todas las oportunidades hasta el armisticio de junio 
de 1940. Este fue. para utilizar las palabras de Clausewitz, el plillto culmi­
nallle de ta victoria. A partir de este momenta multiplicci los errores. No se 
decidio a tratar a Francia ni en enemigo ;rreductible ni en aliado recupera­
ble. DUdo cn invadir a Inglaterra y escogi6. por ultimo, el emp]eo de la 
Wehrm~ch desocupada en una campana de Rusia. Responsable de la diploma­
cia. forj6 el mismo la gran alianza que habia intentado prevenir. Responsa­
http:ejerc.to
--
104 
I'!
 
Teoria. Conceptos y sistemas 
ble de la estrategia, no tuvo el ccraje de llevar hasta el fin la concentracioj, 
de fuerzas, concentracion que quiza Ie hubiera dado una ser.e de cxitos 
definitivos. Revporisable de la rnisma dircccion de los ejercitos, erigio en 
imperative categorico a la resistencia sobre el terre no. Como jefe de la gue. 
rra, espero hasta el final una disociacion de la alianza enerniga y terrnnn 
por rnor ir. en una catastrofe wagneriana, habiendo perdido desde hacia ya 
largo tiernpo el contacto can la realidad. 
Hitler no tuvo el monopolio de los errores. Si en ultima instancia Stalin 
jugo a ser el mas listo, no nos atrevemos a atribuirle a su geno el merito 
de ello. Una vez que Alerna nia estuvo elirninada, no se levantaba cbstaculo 
alguno ante la penerracion rusa, Hubiera bastado con que los arnericanos 
hubieran tenido conciencia , desde 1942. de la contradiccion de los inte.reses 
sovieticos y los intereses arnericanos, para que el duefio del Kremlin hubese 
tenido un difieil papel que jugar. No fue este el caso, In vitado a intervenir 
para dar el golpe de gr acia al Japan, v autorizado a ocupar la Europa del 
Este hasta la mitad de Alernania, ace pto, sin hacerse de rogar. 10 que tan gra­
ciosamente le era cfrecido. 
* * * 
~Cu;:\l es el papel del poder 0 de la Iuerza en las relaciones internacio­
nales? La pregunta se ha hecho ya clasca en las escuelas militares de los 
Estados Unidos, perc su respuesta no deja de prestarse a equlvoco, ya que 
el mismo concepto de power sirve p:H,a designar, como hemos visto, los 
t ecursos, las [uerzus militares y el poder. 
EI estatuto de una unidad politica, dentro de un sistema internacional, 
viene fijado por el YOrumen de sus recursos, materiales 0 hu mano" Ljue 
puede eonsagrar a la aecion diplomatico-estrategica. Las grandes potencias, 
en cad a cpoca, tienen la reputaci6n de ser capaces de consagrar cons:dera­
bles recursos a la accion exterior y, en particular, de movilizar cohortes 
numerosas. La sociedad internacional implica una jerarquia de prestigio que 
refleje, de una manera aproximada, la jerarquia establecida de acuerdo can 
las experiencias de los com bates precedentes. 
Las relaciones de fuerzas fijan tambicn, en una gran medida, la jerarquia ,. 
en el :nterior de las alianzas, perc esta jerarqufa no expresa necesariamente 
la relacion de poder, ya que el situado mas arriba impone su volunt::1d :l 
aquellcs que se encuentran por debajo de cl. Desde el momento que d 
superior no puede emplear la fuerza militar, se ve aboc:ldo a utilizar mediLls 
de presion indirectos, y muchas veces ineficaces, 0 bien pr{)cedimientos de 
persuasion. Las alianzas son siempre dirigidas por los Grandes, perc el Pe­
queno arrastra a veees al Grande hasta donde cste no hubiera querido if. 
Tiene la ultima palabra en cualquier discusi6n que concierna a sus propios 
intereses, porque situa al Grande ante la alternativa de la concesion 0 del 
II. £1 poder y la fuerza IDS 
empleo de la fuerza. La tactica de la negativa 0 de la obstrucci6n, tal y 
como fue pract:cada par el general De Gaulle entre 1940 y 1944, en relacion 
a la Gran Bretaila y a los Estados Unidos, ha permitido al debil irnponer

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