Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MÉXICO FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES UNA TIPOLOGÍA DEL SILENCIO T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADA EN SOCIOLOGÍA PRESENTA VARINIA LOYA RAMÍREZ ASESORA DRA. MÓNICA GUITIAN GALÁN MÉXICO, D.F. 2012 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Agradecimientos Quiero agradecer especialmente a la mejor profesora que tuve durante mi paso por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales: Mónica Guitan Galán. Quién además accedió comprometidamente a dirigir esta tesis. Su acompañamiento sensible y contundente, me permitió darle fin a una deuda largamente pospuesta. Agradezco a mis lectores, Teresa Ordorika, Claudia Bodek, Saúl Gutiérrez y Luis Gómez, por ayudarme a mejorar el trabajo con sus certeras observaciones. Agradezco a mis profesores, Armando Martínez Leal y María Reyna Carretero Rangel por su entrañable y creativa forma de enseñar. Gracias a Foucault, por acompañarme en éste proceso y por ayudarme a entender un poco esa necesidad de exterioridad indagatoria que, pienso no sólo está detrás de mí, es en todo caso, una exigencia de nuestra época. Gracias a mi amada Universidad por abrir el tiempo y el espacio necesarios para mí. Dedico este trabajo a mis padres, Irma Ramírez Orozco y Mario Loya Sepúlveda por sus juegos de palabras y silencios, que siempre alimentaron mi curiosidad. Porque los amo y por la libertad con la que me educaron. A Andrés Padilla Carpizo con todo mi amor y mi gratitud. Porque sostuvo amorosamente éste esfuerzo desde la agudeza y la suavidad que lo caracteriza. También porque sin él, muchos silencios indeseables seguirían conmigo. A mis amadas hermanas, Mónica y Valeria porque gracias a ellas crecí conociendo el sabor de la complicidad, de la solidaridad y de las alianzas. Porque son habitantes hasta de mi soledad. A la familia Padilla Carpizo por todo su apoyo, pero sobre todo, por sus oídos abiertos y sus sonrisas dispuestas. A mis hermanitas de la vida, Amanda de la Garza, Leticia Vélez, Yolotli Fuentes y Zulai Macias. Agradezco a la vida por dármelas. A mis viejos amigos, Eric Uribares, Marco Alcántara, Rodrigo Alcántara y Alberto Córdova. A los tontos de mi corazón, Lu, Akú y Onnis Luque. A mis amigos de la universidad, Alex Thor, Alf, Amaranta Jácome, Andrés Martínez, Bruno Bartra, Carlos Chávez, Diego Martínez, Diego Suárez Groult, Fabrizio Montenegro, Guayabo, Luis Yáñez Jacques, Mario Zermeño, Marisol Ruiz Ruvalcaba, Marlene Mendoza, Mauricio García, Miguel Leal, Pavel Fernández, Rodrigo Perera y Zazú Díaz. A mis amigas del diplomado, Liz Higareda, Paulina Mena, Anilú Zavala, Luz Jiménez, Andrea Ramírez, Claudia Ramírez, Aurora del Río, Paty y Coty. A los tepoztizos, porque los quiero y porque discutir con ustedes alimental mi alma. Daniel Villanueva, Carlos Cuellar, Adrián Galindo, Jorge Rosano y Almendra Ortiz. A Leslie Ortiz, Daniela Hernández y Daniela González. Gracias a todos ustedes por ser parte de mi vida todos estos años. El silencio se acomodó en las sillas como queriendo apagar las palabras, pero estas llegaron bien claras a sus oídos. Mario Loya Sepúlveda. Escuché voces que nacían en el silencio; eran hilos viejos que se enredaban en mis pasos y no me dejaban caminar. Irma Ramírez Orozco 1 INTRODUCCIÓN………………………………………………………………….....1 Una tipología del silencio I.- EL TIPO IDEAL EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA TIPOLOGÍA DEL SILENCIO La noción de tipo ideal de Max Weber………………………………………..12 Una tipología del silencio………………………………………………...........19 El silencio disciplinario como tipo ideal……………………………………...22 La arqueología, la genealogía y el tipo ideal………………………………..24 Las fuentes del trabajo…………………………………………………………..24 La noción de arqueología………………………………………………………..27 La noción genealógica……………………………………………………………29 Conclusión………………………………………………………………………….32 II.- EL SILENCIO COMO FENÓMENO DISCURSIVO EN EL CONTEXTO DE LAS SOCIEDADES DISCIPLINARIAS……………………………………...34 Primera parte: Las sociedades disciplinarias y sus sujetos……………………………………………………………………………..36 Las sociedades disciplinarias…………………………………………………..36 La norma en los sistemas disciplinarios……………………………………..41 El proceso de individualización………………………………………………..43 El problema del orden……………………………………………………………47 El biopoder………………………………………………………………………….50 Sujeto………………………………………………………………………………..52 El sujeto sujetado de las sociedades disciplinarias………………………..52 El sujeto jurídico…………………………………………………………………..55 Segunda parte: El discurso y los silencios………………………………..64 El discurso…………………………………………………………………………..64 Hipótesis represiva e incitación a los discursos……………………………68 Los silencios………………………………………………………………………..72 Los silencios como fenómenos del discurso………………………………..74 III.- UNA TIPOLOGÍA DEL SILENCIO Silencio disciplinario……………………………………………………………84 El silencio disciplinado como producto de la disciplina………………….84 El papel de la ortopedia en el silencio disciplinario……………………….89 2 La propagación de los métodos ortopédicos mediante la propagación de las nociones de desviación a partir del delincuente y del sexo patológico…………………………………………………………………………..90 Las figuras institucionales para la corrección u ortopedia y los itinerarios institucionales del silencio………………………………………..93 Ortopedias desde el encierro………………………………………………….93 Del preso y la prisión…………………………………………………………….93 De la milicia y el militar………………………………………………………….97 Del alumno y la escuela………………………………………………………….98 Silencio púdico……………………………………………………………….....101 El origen del pudor y el silencio púdico…………………………………….106 Silencio como borramiento………………………………………………….111 El silencio de la norma……………………………………………………….115 Silencio y confesión…………………………………………………………...122 La sociedad confesante………………………………………………………...122 La confesión como técnica de producción de la verdad………………..125 Dos caminos hacía la confesión………………………………………………126 La confesión en Vigilar y Castigar……………………………..……...…….126 La confesión en La Voluntad de Saber………………………………………131 La subversión del poder en las relaciones entre silencio y confesión.137 CONCLUSIONES El sujeto sujetado y la represión……………………………………………..142 La disciplina………………………………………………………………………146 Tipo ideal y casos……………………………………………………………….150 REFERENCIAS…………………………………………………………….............155 ANEXO……………………………………………………………………………..161 1 INTRODUCCIÓN UNA TIPOLOGÍA DEL SILENCIO La mayoría de las veces la sociología se me ha presentado como una afrenta contundente y poderosa frente al mundo, otras tantas cruel y cruda. Sin embargo, puedo decir que siempre es posible encontrar en ella visiones lúdicas e incluso poéticas de la realidad. Una ciencia de la sociedad, es intrusiva por definición pues está metida en tantos lados como se lo permita la vida en sociedad. Pensar la sociedad, vivir la sociedad se entrecruzan para conformar reflexiones que le dan forma a la sociología. En este sentido, la definición de un objetode estudio por parte de los estudiantes se aparece complicada ante la bastedad del mundo, de sus problemas y realidades. El mundo social, la realidad en la cual todos estamos insertos y que se nos presentan pidiendo una explicación acerca de algo que nos interese, uno solo de los muchos temas y problemas que de él surgen. ¿Qué es posible de plantearse en términos sociológicos?. En el fondo de toda delimitación de un tema se encuentra una dilucidación personal, en este caso, del quehacer sociológico. Lo que producimos es una muestra de nuestra comprensión y sobre todo, de nosotros mismos en tanto sociólogos y actores que participan del mundo social. Somos lo que hacemos porque necesitamos hacerlo, porque movilizamos nuestras motivaciones, fuerzas e intereses para conseguirlo, porque en ese hacer están los conflictos que tejen nuestras vidas, que la ordenan, que le dan sentido. Toda tesis es producto de un conflicto permanente que ha vivido latente a través del hilo conductor de nuestras vidas. Desde mi 2 perspectiva, el silencio siempre ha estado presente, calladito en los contornos de mi vida y por lo tanto en los de la vida social, sigiloso, acechante, personaje de una fiesta eterna de disfraces, escurridizo. Algunas veces vestido de tirano, de sanción, de escarnios, otras de suave complicidad, de deseo inconfesable, de sabía comprensión, de dolor, de incomprensión, de trinchera de la intimidad, de ingenua infantilidad. El silencio tiene muchas caras, son innumerables los silencios de nuestras vidas, resultantes divergentes del mundo, anclados en la realidad. Personalmente, este proyecto abre un espacio para preguntarle a la sociología, acerca de sus alcances, de hasta dónde y qué es posible esbozar desde ella. En ese sentido plantear una tesis sobre los silencios implica un reto y sobre todo una necesidad de exploración experimental acerca de la identidad sociológica, sus alcances y limitaciones e ineludiblemente de las mías. El silencio en la vida social puede pasar como un hecho natural o familiar, como algo necesario e intrínseco a cualquier conversación, como un poblador más del mundo social. Sin embargo, es importante señalar que incluso una pauta durante una comunicación, es decir; un silencio, tiene una explicación, o sea podría dejar de sernos familiar en la medida que podamos desnaturalizarla, al dotarla de sentido, al explicarla. Los silencios que surgen en la vida social tienen diversas raíces y en ese sentido son muestra de fenómenos diversos y de causas diferentes. El silencio constituye un fenómeno complejo que habita en las relaciones sociales. El silencio es producto de construcciones sociales y culturales, y es precisamente en función de esto que es posible observarlo como problema sociológico. Los silencios que producimos provienen de un conjunto de prácticas en las que intervienen tensiones entre lo que se dice y lo que se calla, entre lo que se puede decir y lo que no, está 3 tensión tiene como sustrato, el poder. Ese del que habla Michel Foucault que no es claramente visible, que es sutil y al que el silencio opone cierta resistencia. El silencio hace constantes apariciones en las interacciones de la vida social, en las conversaciones y en las omisiones de todos los días. Por ello, la pretensión de este trabajo es pensar el silencio no desde el vacío o la nada sino más bien como una manifestación de los distintos mecanismos represivos del poder que actúan sobre el sujeto desde la sociedad misma y su contraparte, como posibilidad de resistencia. Todo ello con el matiz y la paradoja que conlleva: el silencio como manifestación de la represión o bien de la resistencia. En muchos casos el silencio es un mecanismo reflexivo y una estrategia de la que echan mano los seres sociales para diversos fines. Por otra parte, la sociedad occidental moderna vive una época de esplendor en cuanto a la producción de información, que como un imperio en plenitud conquista acuciosamente espacios, formas y tiempos. Reflejados en la profundidad de su arraigo en la vida cotidiana. Los sujetos sucumben ante distintos espacios oralizantes o verbalizantes y éstos se multiplican, ya no se encuentran más acotados a los tradicionales esquemas de la novela o la confesión. Los formatos biográficos encuentran en los reality shows, blogs, programas de radio, y novelas ventanas para expresar la singularidad de los sujetos que en ellos se exponen. La proliferación de los textos y de los medios es abundante en las grandes ciudades. Existe una sobrevaloración de la palabra, un boom de sus productos. Así pues es posible afirmar que conocemos a una sociedad gracias a lo que dice, a lo que expresa, a lo que produce y es capaz de nombrar, por otro lado, también, creo y esa es mi defensa, podemos conocerla por lo que calla, por aquello que reduce al silencio. Es por 4 ello que puede tomársele como una herramienta sociológica capaz de hablar de nuestra sociedad. Originalmente, la intención metodológica para construir y abordar el tema, tuvo que ver con la relación entre el silencio y la palabra, en términos del silencio como la sombra moderna de la palabra, sin embargo poco después, resultó evidente que el problema se complejizaba y ampliaba demasiado, además de la existencia de una deficiencia real sobre el tratamiento del silencio en las ciencias sociales, que si bien existe no es tan amplia y profunda como la de la palabra. Debido a estas dificultades se tomó la decisión de acotar el tema y la balanza se inclino hacía explorar exclusivamente al silencio. Los acercamientos al silencio encontrados provienen de diversas disciplinas, sólo uno de ellos se origina en la sociología. Desde la filosofía tenemos el libro de Ramón Xirau llamado “Palabra y silencio”, en el indaga sobre la relación del silencio y la palabra a través de diversos filósofos. Posteriormente encontramos el trabajo de Max Colodro denominado, “el silencio en la palabra”, en donde el autor analiza al silencio frente a la palabra como una alteridad radical. Ninguno de ellos desarrolla una perspectiva particularmente significativa para la búsqueda que se llevaba a cabo. Desde la zona psicoanalítica Sigmund Freud abrevó indirectamente el espacio silencioso, con su libro: “Tótem y tabú” en donde aborda a través del tabú, un tipo de silencio. Desde la misma escuela de pensamiento encontramos el libro: “Del silencio a la palabra” de Alejandro Salamonovitz, en donde el autor explora la relación silencio y depresión. En el terreno de la antropología, es posible encontrar un libro llamado: “El lenguaje silencioso”, de Edward T. Hall en el que son exploradas formas de lenguaje no verbal. Sin embargo, la postura de este estudio no apunta hacía el terreno de la presente reflexión. Finalmente, en el ámbito de la sociología, encontramos una tesis elaborada en el 2006, llamada: “Entre la sumisión y la resistencia: El 5 silencio paradójico como forma de socialidad contemporánea.” de Juana Janderine Garduño Espinosa. Podría decirse que este trabajo y el que pretendo realizar, tienen las mismas raíces, en tanto asume el carácter dual del silencio, cuando le atribuye la posibilidad de encontrar en él, sumisión y resistencia por parte del actor, al mismo tiempo, este trabajo, además aborda a Michel Foucault, sobre todo, su noción de sociedad disciplinaria y de poder. Sin embargo el proceder analítico mediante el cual la autora trabaja es diferente, elabora una distinción entre silencio voluntario, involuntario y paradójico. Utiliza además a autores diferentes. Si bien es cierto que los autores anteriores, aportan vitalidad al tema, no lo hacen en el sentido que ayude a sustentar consistentemente este trabajo. Desafortunadamente el libro del sociólogo David Le Breton, llamado el silencio, fue encontrado cuando se finalizaba la redacción del trabajo, igualmente el dePeter Burke, hablar y callar. Los textos mencionados anteriormente son de corte filosófico, antropológico, psicoanalítico o desde la historia, salvo por la tesis, que proviene de la sociología. Frente a esta variedad de disciplinas y de perspectivas a través de las cuales se aborda el silencio, mi propuesta es una interpretación sociológica hecha de los fragmentos y de los elementos indirectos que Michel Foucault nombra en dos de sus obras. Dicha interpretación estará sujeta y enmarcada en la propuesta teórica del autor durante su etapa genealógica. A lo largo de la búsqueda sobre el silencio que se llevó a cabo, tanto Vigilar y Castigar, como La Voluntad de Saber resultaron los libros más ricos sobre el tema, a pesar de que no lo abordan como tema central o explicito, sin embargo el silencio está presente fuertemente y entre líneas. En este sentido el silencio representa un intrincado espacio en el que se confrontan diversas lógicas de vivir lo social. Por un lado, existe 6 una invitación o en términos de Michel Foucault, una incitación a los discursos, es decir, a la palabra, a nombrar, e exponerse públicamente y por otro lado existe el silencio como salvaguarda del derecho a la privacidad. En la lógica de la incitación a los discursos, el silencio es sospechoso, portador de secretos que hay que llevar a la luz, impone distancia, manifiesta ausencia, es primo de la desconfianza y esta presente en la violencia pasiva. El silencio se opone al régimen, somos lo que decimos o del somos porque decimos, se subleva ante él, lo niega. Aunque La Voluntad de Saber es un estudio dirigido completamente a la sexualidad, aporta elementos para discutir los silencios. A lo largo de la producción de Michel Foucault, los silencios cruzan como un fantasma amorfo, sin embargo, se parte del convencimiento de que es posible darles forma y estructura, utilizando como fuente principal dos de sus obras; La Voluntad de Saber, y Vigilar y Castigar a través de la elaboración de una tipología del silencio basada en las ideas del autor. Tanto en Vigilar y Castigar como en La Voluntad de Saber, es posible escuchar el murmuro de los silencios, indirectamente pero está ahí. Y ese es precisamente el reto de este trabajo, elaborar una tipología del silencio acompañada de ese rumor, de esa expresión sin forma que de pronto es posible observar. Los silencios en Michel Foucault, son las manifestaciones diversas de esas fuerzas que actúan y al hacerlo tensionan la vida cotidiana. Elaborar una tipología de los silencios implica necesariamente el reconocimiento de su diversidad. Se ha señalado ya que la mirada ha estado puesta, se ha jugado más en el terreno de lo que se dice, pero es tiempo de volver la mirada a lo que se calla, a sus formas y sus orígenes. La construcción de una 7 tipología del silencio permitirá mostrar cómo éste contiene la historia de un comportamiento social aparentemente más cercano a lo represivo. El silencio no solamente tiene que ver con lo no dicho, también con las grandes ausencias, físicas y simbólicas. El silencio es producto de los hombres en sociedad. Los otros, el otro son sus elementos constitutivos, condiciones para su existencia, para su posibilidad. De alguna manera la palabra y lo que se dice encuentra su correlato en lo que se calla. En otro nivel de análisis, la modernidad supone una verdad, que es la de la razón, a través del espacio de lo dicho, entre otros, su maquinaria la impone como criterio válido para evaluar el actuar cotidiano del mundo social. En este sentido la palabra y lo dicho están íntimamente ligados al proceso civilizatorio que está implícito en la modernidad, mientras que el silencio se queda en la marginalidad de la principal promesa moderna, la emancipación del sujeto. La validación y reproducción del conocimiento a través de la palabra, de lo dicho, del imperativo somos lo que decimos, tiene como consecuencia que sólo lo dicho es sabido y respaldado por criterios de verdad. Lo que conocemos es, como ya se dijo, la historia de las palabras, de lo que se piensa, se dice y se reproduce, ese es el sustrato de la cultura. Eso que se piensa y no se dice o no se puede decir, es lo que constituye la marginalidad silenciosa de la modernidad, esos recovecos resguardados en el silencio, escondidos de los mecanismos modernos de extracción de la verdad, de la palabra, del deber de nombrar para analizar y conocer. La paradoja reside ahí en la posibilidad represiva de la palabra y de lo que se dice, ella ya no como portadora de gérmenes libertadores, sino como limitante y por el contrario, ahí en donde esperamos encontrar censura, dominio, poder, tenemos la posibilidad subversiva del silencio y lo que se piensa pero no se dice o no se puede decir, como un acto deliberado en aras de un derecho de privacidad, un ejercicio reflexivo y voluntario ante los sistemas disciplinarios de 8 vigilancia, del poder que busca la homogeneización y aniquilación de la diferencia. El planteamiento de la modernidad y su promesa están íntimamente ligados a la racionalidad y a su vez a la posibilidad de que todo tenga respuestas, en su marco referencial, todo tiene un por qué, es decir, esta ligada a la búsqueda de la razón a través de respuestas que la acerquen a la verdad. En este sentido la posibilidad de nombrar otorga el fundamento para que las cosas existan, en tanto son formuladas y nombradas. Podemos decir también que el silencio en la modernidad es el espacio de la intimidad, de lo inconfesable, es la manifestación concreta de los temas marginales que están directamente relacionados con las diversas construcciones culturales y de censura que giran en el espacio social. El silencio como hecho social con múltiples facetas; violencia, distancia, defensa, tabú, sospecha, secreto, intimidad, privacidad, resistencia, refugio, reflexividad, protección, autocensura, prohibición, ausencia, creación, complicidad, contención, imposibilidad, incapacidad, olvido, autocontrol, represión, marginalidad, subversividad, ausencia. El silencio aquí planteado, es decir; como subversivo y en resistencia a la racionalidad moderna de las definiciones espaciales ordenadas, de la vida como un cálculo representa aquello que no debe o no puede ser dicho. Es decir, se muestra como un imperativo que encuentra su anclaje en relaciones sociales concretas de poder. El silencio que expresa un no querer decir y el que articula un no poder decir provienen de distintos lugares. 9 La palabra y su correlato, el silencio reproducen la lógica poder- resistencia. A través de la construcción social de la palabra, se van legitimando, temas, modos y modelos de actuar, de decir, de tal forma que a partir de esa palabra legítima se van construyendo islas silenciosas y marginales, relegados a no ser dichos. Esos temas y palabras van cambiando conforme la época, este cambio nos señala la raíz cultural del silencio. Cómo aquello qué se dice y la palabra ocupan un lugar central en la modernidad y cómo desde ella se respaldan silenciamientos sociales. En este sentido el silencio constituye un refugio frente a la racionalidad moderna. Los motivos por los cuales los sujetos efectúan múltiples y variados silencios en sus vidas cotidianas dan cuenta de la complejidad de este fenómeno en la vida social, que aunque al mismo tiempo pone en evidencia que los sujetos realizan valoraciones sobre sus circunstancias y la posibilidad de proferir o no una frase, una opinión, se encuentra no sólo dentro del flujo de la vida social sino también capacitado para evaluar y efectuar “convenciones del lenguaje”, detrás de ese bien actuar, está también la profundidad con la que la represión ejerce su poder. Una sola frase, una sola opinión no dicha, en algunos casos, es la manifestación de los mecanismos de poder sobre un sujeto que vive en determinados parámetrosculturales. De tal modo que el silencio no es unívoco, uniforme o uno solo. Por un lado, constituye la evidencia de los mecanismos de poder ejerciéndose sobre un sujeto y por el otro, nos muestra, en algunos casos, al sujeto ejerciendo su libertad frente a estos mecanismos sociales del poder. El silencio es una acción social y en tanto acción social constituye un tema importante para la sociología, en términos no sólo de la posibilidad del sujeto para decidir sobre sus circunstancias, sobre lo que dice o lo que calla. 10 La importancia actual del silencio como tema sociológico se deriva del espacio problemático que implica la producción de los discursos y su relación con el poder, en términos de lo que los actores están dispuestos o no a silenciar a partir de tensiones derivadas de lo que Foucault define como las sociedades disciplinarias basadas en una tecnología que es a la vez, una forma de sometimiento y de dominio de las multiplicidades humanas. Las sociedades actuales mantienen una relación intima con la producción de los discursos y las posibilidades de manifestarlos. A la luz del espíritu de la época actual, en donde el imperativo más popular tiene que ver con emitir un texto, en su acepción más amplia, es decir; no solamente hablado o escrito, sino también visualmente, somos sujetos de discursos a través de textos, invitados a producirlos, compartirlos y exponerlos en las múltiples plataformas virtuales que invaden actualmente la vida en sociedad. De modo que, el primer capítulo es una reflexión de tono metodológico que pretende respaldar y dar respuesta al hecho de haber elegido como modo de proceder una tipología del silencio, inevitablemente la idea de tipología fue asociada con la noción de tipo ideal, en este sentido se exploran las posibilidades que dicha idea otorga a una exploración como la propuesta. El objetivo principal del segundo capítulo tiene que ver con presentar un panorama muy general del pensamiento de Michel Foucault, sobre todo de aquellas categorías que son fundamentales para la ulterior construcción de la tipología del silencio como lo son: el discurso, el sujeto, la disciplina, el poder y el saber. Para esclarecer las particularidades de las obras que comprenden la etapa genealógica de Foucault con el fin de anclarlas al cuerpo general de la propuesta y poder caminar de manera conjunta en la construcción de los silencios. Finalmente, el tercer capítulo contiene la elaboración de la propuesta principal del trabajo, por tratarse del espacio para abordar la 11 hipótesis que lo guía, por lo tanto tiene como fin la construcción de una tipología del silencio basada sobre todo, en la disciplina, una de las categorías principales de Michel Foucault desarrollada en lo que hoy se conoce como su etapa genealógica, así como en la noción de tipo ideal de Weber. 12 PRIMER CAPÍTULO EL TIPO IDEAL EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA TIPOLOGÍA DEL SILENCIO LA NOCIÓN DE TIPO IDEAL DE MAX WEBER La hermenéutica es una de las tradiciones de mayor importancia al interior de la sociología. Sus análisis enfocados a la acción social y en particular a la acción del sujeto, así como la comprensión de éste como reflexivo, constituyen algunos sus supuestos más polémicos, pues en realidad está discutiendo, frente a otras propuestas sociológicas, una concepción que podríamos sintetizar en función de los grados en que los sujetos se encuentran determinados parcial o totalmente por las estructuras y su libertad acotada ante estas, es decir, la discusión entorno a la relación entre el sujeto y el actor. Max Weber es uno de las máximos contribuyentes de la tradición hermenéutica, sus líneas generales de trabajo están relacionadas con el acento en la acción de los sujetos y en el sentido que le atribuyen éstos a su actuar. Esta centralidad de la acción, así como su constructo teórico conceptual de tipo ideal, constituye el rasgo característico de su pensamiento y es además el andamiaje analítico, metodológicamente hablando, a partir del que se hace posible esta propuesta. El acento en la acción de los sujetos que establecen los sociólogos interesados por el punto de vista interpretativo, implica el establecimiento de una distancia con otros puntos de vista sociológicos y sus procedimientos para abordar conceptualmente la realidad social. …el conocimiento mediante tipos ideales traduce intelectualmente los hechos históricos y sociales como 13 “acciones”, no como “cosas”, a la Durkheim, y los concibe, los forma o construye, como “acciones racionales” puras,1 En este sentido, los tipos ideales constituyen un esfuerzo metodológico que tienen como fin tomar la realidad en sus rasgos más característicos, es decir, aquellos que sobresalen, ya sea porque son altamente significativos, o porque poseen gran valor. La materia prima para estos constructos la constituyen los atributos más relevantes o rasgos esenciales de cierto fenómeno social. Los tipos ideales son métodos de abstracción de la realidad e instrumentos conceptuales elaborados para la contrastación. La ciencia no puede dar cuenta de la infinitud de los factores que intervienen en los fenómenos que intenta comprender. Conocer es seleccionar por lo que el criterio de selección se torna relevante, ya que: Cualquier conocimiento conceptual de la realidad infinita por la mente humana finita descansa en el supuesto tácito de que sólo una parte finita de esta realidad constituye el objeto de investigación científica, parte que debe ser la única “esencial” en el sentido de que “merece ser conocida”.2 Los tipos ideales constituyen métodos de abstracción de la realidad. Esto parecería llevarnos equivocadamente por el camino de la generalización o de un promedio resultante de un cúmulo de observaciones, sin embargo los constructos típicos ideales se encuentran profundamente relacionados con las particularidades que lo ponen bajo cierta distancia de lo general, es decir, la singularidad y la particularidad, son elementos indispensables para definir un tipo ideal. Los tipos ideales derivan sobre todo de acciones racionales, porque para Weber es el sentido mentado de la acción el que debe de someterse a análisis. con mentado, el autor apunta a las intenciones 1 Luis F. Aguilar Villanueva. Weber: La idea de ciencia social. Pág. 565. 2 Max Weber. Ensayos sobre metodología sociológica. Pág. 62. 14 que los sujetos imprimen en sus acciones, es decir, los motivos que los llevan a actuar de determinada manera. De tal modo que no se trata de cualquier acción, son acciones racionales las que resultan en tipos ideales. La formación del tipo ideal es entonces, en un primer momento, un proceso de análisis unilateralmente selectivo y resaltador de ciertos “rasgos singulares”, “significativos”, “esenciales, “específicos”, del hecho bajo estudio, y en un segundo momento es un proceso de síntesis que reúne estos elementos característicos en una conexión de acción intencional eficiente y generante.3 Otro de los elementos que constituyen el tipo ideal tiene que ver con su carácter utópico, es decir, fuera de la realidad, ya que se trata de resultado de un realce unilateral de elementos que derivan de nuestros intereses cognitivos. El tipo ideal es una ficción apoyada en la realidad pero nunca encontrable empíricamente. La pureza lógica del tipo ideal, en tanto concepto de la acción racional históricamente determinada o contextualizada, satisface el requisito lógico de no contradicción. Si este requisito esindispensable, so pena la descalificación lógica del concepto y por tanto su inconsistencia teórica, entonces es igualmente indispensable aceptar que hay que construir “conceptos ideales”, “utopías empíricamente inhallables”, con el fin de poder apresar conceptualmente lo empírico. “La única manera posible de apropiarse del mundo”, parafraseando a Marx (1857), es “la elaboración de las intuiciones y representaciones en conceptos”.4 Ya no entre las características, sino entre las funciones metodológicas del tipo ideal, se encuentra la producción de conceptos determinados de manera precisa, científicamente unívocos y no contradictorios desde el punto de vista de la lógica. La importancia de los conceptos es resultado, del lugar que estos ocupan al interior de la tradición a la que pertenece, en donde, los conceptos son formas de 3 Luis F. Aguilar Villanueva. Weber: La idea de ciencia social. Pág. 567. 4 Luis F. Aguilar Villanueva. Weber: La idea de ciencia social. Pág. 581. 15 abstracción de la realidad, y por lo tanto, toda conceptualización constituye la base de cualquier conocimiento. Su “metodología” consistió entonces en responder a la pregunta: bajo cuáles condiciones era posible lograr conceptos y enunciados lógica y empíricamente válidos. En su opinión, la primera función del tipo ideal miraba a lograr el cumplimiento del requisito lógico (principio de no contradicción) de los conceptos y enunciados históricos: la segunda función consistía en hacer posible el cumplimiento del requisito científico (principio de causalidad) de los conceptos y enunciados históricos. A estas dos funciones, la de “exposición” y la de “investigación” de lo histórico, las llamó “heurística”: el tipo ideal propicia la invención, el hallazgo, de conceptos-enunciados (causales) empíricamente controlables. Esto es lo que quiso decir cuando reiteradamente afirmó que la construcción de tipos ideales no era una meta científica sino un medio de producción de la ciencia histórico-social, una estrategia para producir hipótesis cuyos términos de explicación estuviera dotados de un significado preciso y cuya correlación explicativa fuera, en principio, empíricamente demostrable (comprobable- falseable). No se puede hacer ciencia, en sentido estricto, si no se precisa de qué habla y si de lo que se habla no es controlable intersubjetivamente. Y esto es exigencia igual tanto pasa las ciencias naturales como para las culturales.5 El tipo ideal de Max Weber, se encuentra anclado en escudriñar detrás de un actuar históricamente determinado, es decir, en su intencionalidad correspondiente y los hechos particulares que le son correlativos. Además se encuentra basado en su carácter causal y sirve de guía al formular una hipótesis, de ninguna manera debe de ser confundido con la hipótesis misma. Así, en el trabajo de investigación, las construcciones típicas tienen como función central guiar el juicio de imputación causal, no se trata de una hipótesis, pues no se espera que la realidad se ajuste al tipo ideal, pero permite una orientación en la tarea de elaborar hipótesis. De esta forma no se trata de la exposición de la realidad, sino que está encaminada la construcción típica a la 5 Luis F. Aguilar Villanueva . Weber: La idea de ciencia social. Pág. 587. 16 construcción de medios de expresión unívocos que den cuenta de ella. Weber deja claro lo que es un concepto típico-ideal: Constituye este (el tipo ideal) un cuadro conceptual que no es la realidad histórica, al menos no la “verdadera”, y que mucho menos está destinado a servir como esquema bajo el cual debiera subsumirse la realidad como espécimen, sino que, en cambio, tiene el significado de un concepto límite puramente ideal, respecto del cual la realidad es medida y comparada a fin de esclarecer determinados elementos significativos de su contenido empírico. Tales conceptos son formaciones en las cuales, por aplicación de la categoría de posibilidad objetiva, construimos conexiones a las que nuestra fantasía, disciplinada y orientada en vista de la realidad, juzga adecuadas. 6 Así, Weber advierte el no confundir teoría y realidad, creer que con el tipo ideal se ha hallado la esencia del fenómeno o emplearlo para encajar a como dé lugar la realidad en él. Sin mediación conceptual no hay ciencia, pero la elaboración conceptual ideal, como ya lo señaló Weber, es guiar el juicio de imputación causal. Weber pertenece a la tradición historicista, que defiende la idea que afirma a grandes rasgos, las causas histórico-culturales de los fenómenos sociales, lo que en otras palabras, resaltar su carácter singular y único, en oposición a las explicaciones del tipo naturalistas, además de que señala que todo análisis de los fenómenos sociales está en relación de dependencia con puntos de vista especiales, que son el sitio desde el cual se seleccionan, analizan y organizan los fenómenos y se convierten en objeto de investigación. En este sentido en la presente tesis, los silencios constituyen fenómenos discursivos a los que es posible encontrarles una ubicación histórica y cultural, de tal modo que están determinados históricamente, es decir, en las relaciones que los soportan y que los hacen posible, así como particulares y diferentes. 6 Max Weber. Ensayos sobre metodología sociológica. Pág. 82. 17 Es posible distinguir tipos ideales individuales y generalizantes, esta distinción está enmarcada en el tránsito del autor de la historia a la sociología, esa es la razón por la cual los tipos ideales de Weber varían a través de sus estudios. Sobre todo porque se comienza a preguntar en términos sociológicos y no históricos acerca de la sociedad. La historia supone la existencia de la sociedad pero no se pregunta sobre la constitución de la sociedad7 Sin embargo, es importante señalar que la distinción entre tipos ideales individuales y generalizantes va más allá de la explicación biográfica, tiene un sentido metodológico que retoma de Rickert para posteriormente reformularlo. Rickert, quien articuló la naturaleza de esta distinción con mayor claridad, argumentó que hay dos clases de ciencias de la realidad empírica: las ciencias individualizantes (o ideográficas) que se preocupan por describir y explicar eventos individuales, y las ciencias generalizadoras (o nomotéticas) que se ocupan en formular leyes universales. Estos dos tipos de ciencias están identificados asimismo con dos tipos de métodos científicos: el método histórico o individualizante, que descansa en la formación de conceptos generales (Rickert, 1962:14-15). Por definición, ambos métodos de conceptualización descansan en la abstracción, sin embargo, el propósito de cada método es distinto respecto al propósito de la ciencia a la que sirven. El propósito de los conceptos individuales es retener la unicidad, mientras que el de los conceptos generales es sintetizar lo común.8 Como ya se mencionó, Weber retoma esta distinción para salir de la lógica común de los científicos sociales, en términos de conceptos sintéticos, generalizanteso individuales. Ahí se encuentra el origen de su propuesta de tipo ideal que contiene la intención de no ser un concepto individual, ni general y ajustado al contexto de la 7 Luis F. Aguilar Villanueva. Weber: La idea de ciencia social. Pág. 647. 8 Susan J. Hekman. Max Weber, el tipo ideal y la teoría social contemporánea. Pág. 18. 18 investigación misma, es decir, con una especificación histórica y cultural claramente explicitada. De tal modo que, Weber transita del referente individual e histórico a la acción social como contenedor del concepto o aquello que le da sentido al tipo ideal. Esta acción social es compartida por toda la sociedad, es decir, tiene carácter de universalidad. De lo que se desprende que Weber buscó premeditadamente el vaivén de lo generalizante y la singularidad en la articulación del tipo ideal. …reconciliación entre lo singular y lo general, entre el individuo histórico y un concepto sin carga histórica determinada.9 El tipo ideal surge pues de los hechos y del conocimiento precedente, sin embargo y como se menciono anteriormente, esos hechos son significativos para la construcción del tipo ideal si se refieren a los resultantes del sentido subjetivo de los actores sociales. El tipo ideal es un instrumento metodológico que tiene como función iluminar a partir de un juego de distancias y acercamientos con el fin de conocer la realidad. En caso de duda debe entenderse, sin embargo, siempre que se hable de casos “típicos”, que nos referimos al tipo ideal, el cual puede ser, por su parte, tanto racional como irracional, aunque las más de las veces sea racional (en la teoría económica, siempre) y en todo caso se construya con adecuación de sentido.10 Algunas de las principales características del tipo ideal, son convenientes para el tipo de análisis que se pretende llevar a cabo en la propuesta presente, tanto en términos del acercamiento y del distanciamiento de la realidad a investigar cómo de la exaltación de las 9 Luis F. Aguilar Villanueva. Weber: La idea de ciencia social. Pág. 656. 10 Max Weber. Economía y Sociedad. Esbozo de sociología comprensiva. Pág. 17. 19 características que singularizan lo observado. En este sentido, inicialmente elaborar una tipología se vislumbró como el método más apropiado e inmediato para la conformación de una serie de distinciones entre las diversas formas analizadas de silenciar. UNA TIPOLOGÍA DEL SILENCIO Elaborar un constructo típico ideal sobre el silencio, estableciendo una serie de acercamientos y distanciamientos que rozan la realidad sin llegar a tocarla por completo, sin ser una calca fiel de ella sino producto de conceptualizaciones que de como resultado un retrato graduado del fenómeno, una imagen de sus contornos, una idea de sus matices, es la principal tarea que se espera lograr con este ejercicio. No se espera pues, la contundencia de las definiciones, sino la sutileza del acercamiento. El uso analítico que en este trabajo se da a la noción de tipo ideal, es decir, abordarlo en su calidad de instrumento metodológico proviene de la necesidad de darle respaldo metodológico, con el fin de aportar algunos elementos a las discusiones sobre los silencios, sus particularidades y sus diferencias. Si bien Foucault se siente atraído por las prácticas cotidianas, este interés tiene una fuerte carga de determinación histórica sobre el sujeto lo que da como resultado un sujeto sujetado. Por otra parte, el sujeto de Weber es más bien un actor, en donde la noción del tipo ideal está acorde a sus reflexiones que tienden a la movilidad y a la flexibilidad. ¿En qué sentido?, en el que el tipo ideal no es una construcción definida de una vez y para siempre, no es inamovible y surge en el seno mismo de la investigación. 20 Por tanto, la idea de hacer una tipología de los silencios y revisar la noción de tipo ideal como procedimiento, es una asociación casi inevitable, puesto que cualquier alusión, a tipo, tipología, tipicidad o tipificación inserta en la lógica de una reflexión de carácter sociológico nos lleva inmediatamente por el camino abierto por Max Weber al respecto. La noción de tipo ideal se vuelve útil para abordar una tipología de los silencios porque la conformación de un tipo ideal constituye un ejercicio de abstracción de la realidad en sus rasgos más relevantes, de tal modo que las afinidades entre los silencios se harán notables, al igual que las cosas que los hacen diferentes entre sí, así mediante un juego de afinidades y diferencias se lleva a cabo la contrastación con la realidad, mediante el tipo ideal, que en este caso es el silencio disciplinario. En la conformación de un tipo se encuentran los cursos y pautas de acción plasmados de manera muy general, de ahí que constituya una herramienta metodológica, en términos de que posibilita abstraer y generalizar, al mismo tiempo que observar aquellos rasgos que definen la singularidad de los hechos y la singularidad de cada silencio. Es a partir de dos características básicas, establecidas en la hipótesis guía de este trabajo, que comienza el acto analítico de distinguir entre un tipo de silencio y otro, la primera como vehículo de poder y la segunda de resistencia al mismo. Por lo tanto, es posible afirmar que existe un tipo de silencio que es la manifestación concreta del poder y otro, que implica una resistencia al mismo. Es precisamente esta duplicidad: manifestación-resistencia la que delata el abordaje de un fenómeno complejo. Ahí reside la paradoja, misma que lo singulariza. Cada tipo de silencio es un tipo ideal que permitirá aprender las características de cada uno para poder así, delimitar la particularidad de los silencios. 21 Si partimos del hecho de que la conformación de tipos ideales exige la acentuación, exageración y amplificación como procedimientos para lograr observar o percibir aquello que buscamos en la realidad y lo llevamos al terreno de la tipología de los silencios, entonces, es posible decir que cada uno de los tipos de silencios propuestos constituirán únicamente un acercamiento que podría tildarse de tosco o brusco, pues no se encontrará nunca fiel a la descripción elaborada a partir del tipo idea. Toda tipología tiene en el fondo el deseo de ordenar la realidad, de ponerle un alto y apropiarla conceptualmente. Encontrar las relaciones causales y de sentido en donde aparentemente no las hay. Es además una afirmación de facto de la singularidad del fenómeno a tratar pues lleva implícitamente la noción de divergencia y unidad sobre un tema específico es por ello que no es posible hablar del silencio, sino de los silencios. En este sentido, como bien señala Giddens al respecto de Garfinkel, el lenguaje es indexical,11 por lo tanto los silencios como fenómenos discursivos, es decir, como parte del lenguaje pueden ser pasados por el mismo principio, puesto que los silencios tienen que ver con el contexto del que son parte o del que surgen. Si bien esta tipología implica un trabajo conjunto, pues tiene como base la dos libros de la etapa genealógica de Michel Foucault, sin embargo, en ella juega cierto grado de unilateralidad puesto que todos los silencios arrancados al autor fueron imputados externamente pero no sin el autor.En este sentido, es importante señalar que en el presente trabajo, todo silencio se encuentra marcado por una huella del poder, ya sea para expresarlo o para resistirlo. 11 Anthony Giddens. ETNOMETODOLOGÍA, en; La teoría social hoy. Pág. 321. 22 EL SILENCIO DISCIPLINARIO COMO TIPO IDEAL. El hecho de que el tipo ideal sea un constructo conceptual, nos lleva inevitablemente a la reflexión que gira en torno a que no es posible encontrarlo de forma “pura” en la realidad. Es decir, tiene la función de ser un mero marco de referencia que posibilita construir una hipótesis sobre lo real y compararla con el instrumento conceptual construido, es decir, el tipo ideal. La realidad y el tipo ideal son contrastados y de esta forma se definen los matices, una especie de sistema de graduaciones entre lo típicamente ideal y la realidad que permite observar qué tanto se acerca o se aleja la realidad del constructo. Es un juego enmarcado entre la teoría y la realidad, debido a esto la consistencia le es dada por la lógica y no por la realidad. Permite observar qué tanto y de qué forma se aleja o se acerca a lo real. En este sentido, el silencio disciplinario en este trabajo es presentado como el tipo ideal a partir del cual van a ser contrastadas las diferentes formas de silenciar. Es decir, es el punto de referencia, cuyo sustrato fue sacado de la obra elaborada por Michel Foucault durante su etapa conocida como genealógica y utilizado a modo de material empírico. El silencio disciplinario como tipo ideal es contrastado mediante una serie de casos o formas que lo expresan, presentados de la siguiente manera: silencio púdico, silencio como borramiento, silencio de la norma y finalmente, la relación entre el silencio y la confesión que representan un conjunto de procedimientos, dispositivos, técnicas o mecanismos implementados socialmente para silenciar. Algunos son muy parecidos, otros totalmente opuestos, compuestos por características diferentes, representan todos formas diferentes de llegar al mismo procesos: el silenciamiento. Precisamente por esto 23 posibilitan la comparación, además de que constituyen una expresión de las distintas instituciones. Como se puede observar la noción de tipo ideal extraída de Max Weber es utilizada en el presente trabajo de forma poco ortodoxa, ya que no cumple con el requisito de la contrastación empírica. Sin embargo, como ya se mencionó, el material que proporciona el trabajo de Michel Foucault en la etapa genealógica es utilizado como el material empírico debido a que se considera particularmente útil, su descripción sobre la disciplina y permite desarrollar un constructo relacionado con el silencio presentado como típico ideal, es decir, el silencio disciplinario. Si bien el tipo ideal parte de la realidad para generalizarla, al no haber constructo empírico, es posible partir de abstracciones para construirla. El silencio disciplinario contiene los rasgos más sobresalientes y característicos que componen cada uno de los casos presentados, sin embargo, cada caso es una mezcla singular e irrepetible, debido a esto es posible establecer diferencias entre uno y otro. Es por ello que al silencio disciplinario como constructo típico ideal es imposible encontrarlo en la realidad, por el contrario, los casos tienen más posibilidades de contar con correlatos reales. 24 LA ARQUEOLOGÍA, LA GENEALOGÍA Y EL TIPO IDEAL LAS FUENTES DEL TRABAJO Como ya se ha dicho, se propone la construcción del silencio disciplinario como tipo ideal, tomando para ello por un lado, la noción de disciplina elaborada por Michel Foucault y por el otro, la de tipo ideal de Max Weber. Tanto la disciplina como el tipo ideal constituyen categorías analíticas importantes para cada uno de los autores, cuyos esfuerzos teóricos y metodológicos no se orientaron, al menos hasta donde este trabajo observa, hacía el mismo objetivo, es decir, son participes de tradiciones muy diferentes, por lo que más que una unión se establece un diálogo entre ambos autores. Debido a lo cual es importante recalcar que el presente esfuerzo no se encuentra orientado a la unión de dichas categorías sino a su más simple y llano aspecto utilitario o como Foucault mismo lo menciona, reflexionando acerca de su idea de teoría, aquí dichas categorías viven una suerte de caja de herramientas, de instrumento 12 . Esta propuesta constituye una exploración teórica y ensayística sobre el silencio, en donde la importancia que adquieren las categorías de tipo ideal y de disciplina está dada en función del silencio mismo, sin embargo, es posible diferenciar el aporte que cada autor ofrece de la siguiente forma: en tanto que la disciplina soporta la construcción teórica de la categoría silencio disciplinario, la noción de tipo ideal la apoya en términos metodológicos. La construcción del silencio disciplinario a través del tipo ideal ocupa un lugar central para el desarrollo de la presente reflexión y pone de manifiesto una intensa relación tanto con Michel Foucault como con Max Weber, ya que en el primer caso la noción de disciplina constituye uno de los más importantes desarrollos del autor durante su etapa 12 Michel Foucault. Poderes y Estrategias. En: Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones. Pág. 85. 25 genealógica, que dicho sea de paso, tiene como elemento central al poder. Por otra parte, en el caso del tipo ideal, éste constituye una de las principales categorías de análisis de la producción intelectual de Max Weber y es el punto de partida para abordar metodológicamente al silencio disciplinario. La importancia de la relación entre Weber y Foucault o entre tipo ideal y silencio disciplinario queda plasmada a lo largo de la presente reflexión. En ese sentido, es difícil definir en qué proporción se expresa más fuertemente alguno de los dos autores a lo largo de la reflexión, en todo caso, la tendencia está orientada a imputarles cierta equivalencia. En función de esta suerte de equivalencia en cuanto a los valores de las categorías de disciplina y de tipo ideal para abordar el tema del silencio, es necesario insistir en que una construcción del silencio como tipo ideal como la que se pretende en este trabajo, no se efectúa en el orden estricto, sino que, como se mencionó anteriormente constituye un acercamiento exploratorio y experimental del mismo. El tipo ideal, es abordado de forma plástica, móvil, flexible e incluso ensayada, porque la presente propuesta como punto inicial para abordar el tema del silencio, lleva a cabo una contrastación de corte teórico y exploratorio, mientras que Weber elabora su noción de tipo ideal estrictamente como una contrastación necesariamente empírica. El uso que aquí se hace de la noción de tipo ideal y de la de disciplina están relacionadas con el manejo de Foucault sobre la teoría como una caja de herramientas. En todo caso, sería interesante adscribir la comprensión misma que Michel Foucault tenía acerca de la noción de tipo ideal: No pienso que tu comparación con Max Weber sea exacta. Podemos decir esquemáticamente que “el tipo ideal” es una categoría de la interpretación histórica, es una estructura de 26 comprensión para la historia que busca ligar entre sí un cierto número de hechos: permite reconquistar una <esencia>.13 En este sentido eltipo ideal cumple con las condiciones necesarias para elaborar una tipología del silencio con base en la distinción de diferentes tipos de relaciones que unen a los diferentes tipos de silencio existentes, sin negar cierta esencia que los une. Asimismo, desde los primeros momentos de esta investigación, el tipo ideal otorgó posibilidades para su desarrollo, debido en mayor medida a la imposibilidad de reflexionar sobre el silencio en singular, como resultado de esto, el silencio mismo fue buscando espacios de diferenciación, se fueron abriendo paso los matices que lo componen y con ellas los tipos. No obstante es necesario aceptar que una primera lectura del trabajo podría fácilmente confundir al lector, haciéndole pensar que se trata de un desarrollo únicamente relacionado con el entramado teórico foucualtiano, sin embargo, afirmar lo anterior, sería muy difícil en términos de lo dicho hasta ahora y del lugar que ocupa en la propuesta la categoría tipo ideal de Max Weber, así como la noción de silencio, que constituye la principal aportación de la presente reflexión. A pesar de que a lo largo del trabajo la presencia de Michel Foucault, con su noción de disciplina va adquiriendo más y más importancia, debido a que teóricamente hablando es con base en su categoría que se desarrolla el elemento central: el silencio disciplinario, elemento frente al cual los otros tipos de silencio propuestos son contrastados. Tampoco se trata, como ya se mencionó de una exploración del pensamiento de Max Weber. Esta tesis es sobre todo y con el apoyo de ambos autores en diferentes sentidos, una tesis sobre el silencio. 13 Michel Foucault. “Table ronde du 20 mai 1978”. En: Dits et écrits 1954-‐1988. Tomo IV. Pág. 27. La traducción es mía. 27 En resumen, se considera que tanto la noción de disciplina como la de tipo ideal aportan soporte teórico y metodológico en la misma proporción. El hecho de que el uso del tipo ideal que aquí se expresa no sea estricto corresponde a la lógica del ensayo, de corte más libre. Por otra parte, no está orientada a explorar el silencio en el pensamiento de Michel Foucault o de Max Weber, sino a explorar el silencio mismo con la ayuda de ambos pensadores. A continuación se intentará responder la pregunta, ¿por qué una tipología y no una arqueología o genealogía del silencio?, desde las nociones mismas de arqueología y de genealogía. LA NOCIÓN DE ARQUEOLOGÍA: Existen diferencias de orden teórico y metodológico en los intereses demostrados por Michel Foucault a lo largo de su pensamiento. Inicialmente su mirada está puesta en el discurso, en la literatura y en las reglas internas que posibilitan las formaciones discursivas, orientadas a la constitución del saber, de las reglas que a través del discurso indirectamente lo producen. Esta es la etapa conocida como la arqueología que además de centrarse en las temáticas mencionadas anteriormente, se caracteriza por tratarse de un: “método de análisis del discurso que investiga el conjunto de reglas generales las cuales, determinan las relaciones múltiples entre los enunciados que constituyen el saber de una época”14. Durante el periodo conocido como arqueológico, el análisis del discurso adquiere un orden de importancia tal que la subjetividad 14 Héctor Ceballos Garibay. Foucault y el poder. Pág. 23. 28 queda desvinculada de la producción que los sujetos llevan a cabo, es una propuesta de una especie de disociación del autor con su obra, debido a la imputación de supremacía de las estructuras discursivas, es decir, al hecho de que el discurso está más allá del sujeto. Esta es la razón por la cual, Foucault es considerado un estructuralista a pesar de su negación a serlo, porque con la muerte o desaparición del autor, sólo quedan discursos anónimos y desvinculados de quienes los producen. Sobre la arqueología y concretamente sobre el método arqueológico Foucault menciona que: “Mi objeto no es el lenguaje, sino el archivo, es decir, la existencia acumulada de discursos. La arqueología, como yo la entiendo, no es pariente de la geología (como análisis del subsuelo) ni de la genealogía (como descripción de los comienzos y las sucesiones), es el análisis del discurso en su modalidad de archivo”15 Como él mismo afirma16, al respecto de la obra por la que se le imputa el adjetivo de estructuralista: las palabras y las cosas. Es un libro en donde intentó describir los tipos de discursos y sus transformaciones y acota diciendo que se trata tan sólo de un nivel de análisis, entre otros. Posteriormente, durante la misma entrevista señala otro cambio de nivel que surge precisamente después de haber analizado los tipos de discurso, analiza como esos tipos de discursos se formaron históricamente y sobre cuales realidades históricas se articularon, la arqueología del saber que es precisamente el rastreo y la descripción de los tipos de discursos, es así como podríamos resumir el método de la etapa arqueológica. Afinando añade que hacer la historia 15 Michel Foucault. Sur les façons d´ecrire l´histoire. En: Dits et écrits 1994-‐1988. Tomo I. Pág. 595. 16 Michel Foucault. “De l´archéologie à la dynastique”. En: Dits et écrits. 1976-‐1988 . Tomo II. Pág. 405-‐406. 29 de ciertos tipos de discursos, portadores de saber, es necesario tener en cuanta las relaciones de poder que existen en la sociedad en donde esos discursos funcionan. El arqueólogo verifica sobre todo tipo de discurso y de saber, especialmente los nuestros, el mismo tipo de distanciamiento de verdad y de significado que se aplica materialmente a los informes médicos y a otras teorías de la Época Clásica. Pero existe aquí un aspecto positivo del registro arqueológico. En primer lugar, como tratamos el lenguaje y las prácticas de las disciplinas de otra época como meros objetos sin significado, podemos acceder a un nivel de descripción que demuestra que lo que permanece incomprensible no carece de su propio orden sistemático.17 En suma, se optó por una tipología y no por una arqueología, porque la tipología del silencio propuesta no consiste en analizar el discurso sobre el silencio y relacionarlo con el saber. También porque el silencio no es abordado, metodológicamente hablando como un discurso en su modalidad de archivo y finalmente, si bien la tipología del silencio se plantea darle forma a los discursos silenciosos a partir de su rastreo y descripción, método fundamentalmente arqueológico, esto no se presento como una posibilidad a primera vista, aunque bien pudo ser así. LA NOCIÓN GENEALÓGICA: Siguiendo con la lógica del rastreo y la descripción, que si emplea la tipología desarrollada. La genealogía también se ubica en estos 17 Hubert L Dreyfius y Paul Rabinow. MichelFoucault: más allá del estructuralismo y la hermenéutica. Pág. 39. 30 términos. Sin embargo no se trata de buscar regularidades, sino por el contrario, momentos de ruptura, de quiebre, singularidades. La genealogía se opone al método histórico tradicional: su propósito es “percibir la singularidad de los sucesos fuera de toda finalidad monótona”. Para el genealogista no hay esencias fijas, ni leyes subyacentes, ni finalidades metafísicas. La genealogía busca discontinuidades donde otros encuentran desarrollos continuos. Encuentra recurrencias y divertimentos allí donde otros hallaron progreso y seriedad. Registra el pasado de la humanidad para desenmascara el himno solemne del progreso. La genealogía evita la búsqueda de lo profundo. En cambio, busca en la superficie de los acontecimientos pequeños detalles, mínimos cambios y sutiles contornos.18 Este periodo se encuentra vinculado con el interés foucaultiano más popular, el poder. Sin embargo, es difícil encontrar descripciones metodológicas sobre la genealogía. Por otro lado, el paso de la arqueología a la genealogía es una ampliación del campo de investigación para incluir de manera más precisa el estudio de las prácticas no-discursivas y, sobre todo, la relación no- discursividad/discursividad; dicho de otro modo: para analizar el saber en términos de estrategia y tácticas de poder.19 Aunque es posible distinguir tres etapas en el pensamiento foucaultiano, también es posible afirmar que no existe una ruptura tal que nos lleve a pensar que no hay relación entre el autor y la primera 18 Hubert L Dreyfius y Paul Rabinow. Michel Foucault: más allá del estructuralismo y la hermenéutica. Pág. 135. 19 Edgardo Castro. El vocabulario de Michel Foucault. Pág. 153. 31 de sus producciones hasta la última, sobre todo porque lo que varia a lo largo de su obra son los temas prioritarios de sus reflexiones. En este sentido, la distinción entre una y otra no es una ruptura sino un paso más allá, una actualización, en tanto que mientras que toma de la arqueología el interés por el discurso y lo lleva a la genealogía para engarzarlo en términos de su relación con un resultado final, es decir, si el principal objetivo de la genealogía es la visualización de las tácticas y las estrategias de las que dispone el poder para producir discursos que posteriormente se instituyen como verdades. Entonces observamos, que tanto el saber como el discurso permanecen entre sus principales intereses. El tránsito de la etapa arqueológica a la genealógica comienza cuando Foucault moviliza su interés teórico y metodológico mucho más fehacientemente hacía el poder. La genealogía es comprendida como: “Llamemos genealogía al acoplamiento de los conocimientos eruditos y las memorias locales, un acoplamiento que permite la constitución de un saber histórico de las luchas y la utilización de ese saber en las tácticas actuales”20. En este momento Foucault, está interesado en comprender cuáles tácticas y qué estrategias son las que permiten y promueven la existencia del poder. La genealogía aparece, pues, como aquella concepción que retoma el conjunto de saberes locales, fragmentados y ramificados en los cuales se atestigua la presencia del poder y de las formas de resistencia frente al mismo21 20 Guillaume Le Blanc. El pensamiento Foucault. Pág. 10. 21 Héctor Ceballos Garibay. Foucault y el poder. Pág. 31. 32 En resumen, aunque en la hipótesis que guía el presente trabajo, el silencio es comprendido como un fenómeno discursivo, es decir: el silencio puede ser un discurso y no la nada, que puede constituir una manifestación concreta del poder, o por el contrario, resistirlo, se trata como se mencionó anteriormente únicamente de darle forma y consistencia a estos, no de demostrar cómo estas estrategias silenciosas constituyen a lo largo del tiempo saberes históricos o tácticas actuales de poder. En todo caso se intentó la construcción de un mapeo conceptual sobre el silencio. Por otro lado, si bien es cierto que los silencios en los términos que aquí se plantean cuentan con un alto componente y relación con el poder, ya sea para manifestarlo o resistirlo, es precisamente esta la razón por la cual la presente reflexión fue enmarcada en la etapa genealógica, sin embargo no constituye una razón suficiente para establecer un vinculo inmediato con el abordaje metodológico que el mismo Foucault plantea. CONCLUSIÓN: La construcción de una tipología del silencio cuenta con una relación más cercana con la etapa genealógica, primero porque el silencio se pensó en términos del poder. Una consecuencia casi natural fue el hecho de acudir para enriquecer este trabajo a las obras delimitadas como genealógicas, así fue como la noción de disciplina, emblemática de este periodo, adquirió un lugar central. Resultando así en la construcción de una tipología con varios silencios contrastados con el silencio típico ideal: silencio disciplinario (como constructo teórico sin contrastación empírica). De éste modo, se estableció el vinculo con la etapa genealógica. La disciplina constituye una tecnología del poder para producir, entre otras cosas, verdades, en este caso encarnada en sujetos obedientes. Es por ello que al llevar a cabo la breve revisión 33 anterior, resulta evidente una relación profunda con la genealogía, sin que por ello deba de admitirse un vinculo metodológico inmediato. Tanto la arqueología como la genealogía constituyen temas e intereses centrales para Michel Foucault, sin embargo, en la exploración efectuada para la realización del presente trabajo no fue posible dilucidar puntualmente a qué se refiere Foucault y cómo se desarrolla el método arqueológico y el método genealógico. En este sentido, al no ser asequible, no fue posible plantearlo como un método apropiado para sobrellevar la carga metodológica que el presente trabajo implica. Por el contrario, la claridad del tipo ideal lo volvió la primera opción. En este sentido, fueron utilizadas las herramientas a mano, las conocidas, las más frescas y que por lo tanto resultaron más útiles a la hora de plantear un problema y una metodología para darle solución al mismo. Finalmente, la construcción de varios tipos de silencio, no supone necesariamente la construcción de una genealogía, ni de una arqueología, sino un primer acercamiento a los matices que contienen los silencios. Plantearse una genealogía del silencio o una arqueología significaría la elaboración de un trabajo de otro corte, y sobre todo de una complejidad mayor y de un compromiso univoco con Michel Foucault que no correspondería con el impulso inicial, relacionado con explorar al silencio, más que al autor. Si bien a lo largo del desarrollo del ensayo éste compromiso se fue evidenciando, no era la intención original. 34 SEGUNDO CAPÍTULO El SILENCIO COMO FENÓMENO DISCURSIVO EN EL CONTEXTO DE LAS SOCIEDADES DISCIPLINARIAS. Los espacios a través de los cuales el silencio va a encontrar un asidero en la perspectiva de Michel Foucault son fundamentalmente tres, por un lado tenemos su noción de discurso, por el otro y como contexto, uno de sus desarrollos teóricos más importantes: la sociedad disciplinaria,finalmente entre sus intereses más populares y significativos: el poder. De tal modo que a partir de las nociones de discurso, disciplina y poder es posible establecer los parámetros generales del que está conformado el corpus teórico del autor, para lograr así un acercamiento al mismo, con el fin de anclar la hipótesis propuesta por este trabajo que gira en torno a la idea de que el silencio como fenómeno discursivo constituye una manifestación del poder o una forma de resistirlo en el contexto de las sociedades disciplinarias descritas por Foucault. Se entiende por fenómeno discursivo al conjunto de los intercambios comunicacionales entre los sujetos que generan sentido. Al autor le interesa retratar la forma en qué los sujetos están socialmente coaccionados por múltiples fuerzas, entre ellas, el discurso, la disciplina y el poder. Ahora bien, más que indagar sobre la composición de esas fuerzas, en los textos escogidos, da la impresión de que su objetivo principal es ilustrar los mecanismos y la formas que adoptan los sistemas de dominación en las sociedades modernas. Como corresponde a la etapa genealógica, también le interesa efectuar una descripción sobre el origen de ese nuevo sistema de opresión, de esa nueva técnica denominada por el disciplina. De tal forma que, tanto el discurso, como el poder y la disciplina conforman el cuerpo teórico que le permitirá al autor poner en el centro de la discusión su noción de sujeto, como ese que se encuentra 35 profundamente influenciado, determinado y atravesado cotidianamente por el discurso, el poder y la disciplina, tanto que Foucault ve al sujeto moderno como producto de estas instancias, como un sujeto sujetado a ellas. Tanto discurso, como disciplina y poder se ven unidos por una serie de relaciones en constante tensión, en donde el discurso es un discurso disciplinario y por lo tanto estrechamente relacionado con el poder, así como las disciplinas se encuentran continuamente propagadas mediante discursos que tienen como fondo de desarrollo la relación entre el poder y el saber, porque para Foucault todo poder implica saber y la disciplina es una técnica moderna de poder que se expresa entre otros espacios, en el discurso. Desde la perspectiva foucaultiana el discurso aparece como esa estructura legitimada de lo que es correcto y apropiado decir. En este sentido, los silencios que acarrea consigo el discurso de alguna forma van definiendo grandes zonas de marginalidad, de tal modo que los silencios, son producidos también desde el discurso, en su calidad de deshechos, de aquello que el discurso no contiene. Este capítulo se divide en dos partes, la primera se encuentra orientada a aclarar el contexto teórico desde el que se plantea el desarrollo del conjunto general del trabajo, es decir: las sociedades disciplinarias. La segunda parte tiene como objetivo el establecimiento de los rasgos generales que adopta la relación entre silencio y discurso. 36 PRIMERA PARTE: LAS SOCIEDADES DISCIPLINARIAS Y SUS SUJETOS LAS SOCIEDADES DISCIPLINARIAS La disciplina es un sistema general de dominación diferente de la esclavitud, de la domesticidad, del vasallaje, del ascetismo y de las disciplinas cercanas al modelo monástico. Debido a que en comparación con ellos, se encuentra profundamente marcada por la utilidad, la obediencia y el análisis, además de que se centra en el cuerpo. Según Foucault, la disciplina es: De forma global puede decirse que las disciplinas son unas técnicas para garantizar la ordenación de las multiplicidades humanas. Es cierto que no hay en esto nada de excepcional, ni aun de característico: a todo sistema de poder se le plantea el mismo problema. Pero lo propio de las disciplinas es que intentan definir respecto de las multiplicidades una táctica de poder que responde a tres criterios: hacer el ejercicio del poder lo menos costoso posible (económicamente, por el escaso gasto que acarrea; políticamente por su discreción, su poca exteriorización, su relativa invisibilidad, la escasa resistencia que suscita), hacer que los efectos de este poder social alcancen su máximo de intensidad y se extiendan lo más lejos posible, sin fracaso ni laguna; ligar en fin este crecimiento "económico" del poder y el rendimiento de los aparatos en el interior de los cuales se ejerce (ya sean los aparatos pedagógicos, militares, industriales, médicos), en suma aumentar a la vez la docilidad y la utilidad de todos los elementos del sistema.22 El desarrollo del aparato disciplinario se da en el transcurso de los siglos XVII y XVIII. El vinculo que la disciplina establece con el cuerpo está orientado a la obediencia y a la utilidad, son estas las bases para la constitución de una política de la coerción sustentada en la corporalidad. Cuando hablamos de sociedades disciplinarias, lo hacemos refiriéndonos a un sistema general de dominación que produce sujetos 22 Michel Foucault. Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión. Pág. 251. 37 útiles y obedientes, utilizando ambas características como objetivos en la transformación de los cuerpos y de las conductas, proyecto de mutación hacía el que apunta la disciplina como técnica. Los orígenes de la tecnología disciplinaria se remontan al siglo XVII. La primera instancia en donde ejerce su dominio es en el cuerpo, sin embargo posteriormente con la propagación de la disciplina, una práctica que comenzó en el cuerpo gana territorio e inocula otros ámbitos de la vida social. El descubrimiento de la población es, al mismo tiempo que el descubrimiento del individuo y del cuerpo adiestrable [dressable], el otro núcleo tecnológico en torno al cual los procedimientos políticos de occidente se han transformado” (DE4, 193). • Hay que entender por “biopolítica” la manera en que, a partir del siglo XVIII, se buscó racionalizar los problemas planteados a la práctica gubernamental por los fenómenos propios de un conjunto de vivientes en cuanto población: salud, higiene, natalidad, longevidad, raza (DE3, 818). Esta nueva forma del poder se ocupará entonces de lo siguiente: 1) De la proporción de nacimientos, de decesos, de las tasas de reproducción, de la fecundidad de la población; en una palabra, de la demografía. 2) De las enfermedades endémicas: de la naturaleza, de la extensión, de la duración, de la intensidad de las enfermedades reinantes en la población; de la higiene pública. 3) De la vejez, de las enfermedades que dejan al individuo fuera del mercado del trabajo; también, entonces, de los seguros individuales y colectivos, de la jubilación. 4) De las relaciones con el medio geográfico, con el clima; del urbanismo y la ecología.23 La disciplina produce y propaga técnicas de dominación, es decir, una nueva microfísica del poder: “La disciplina es una anatomía política del detalle.” 24 Que consiste entre otras cosas, en ordenar a los individuos en espacios conformados analíticamente, de ahí se deriva una de sus máximas, ordenar para analizar. Es pues, un procedimiento que atañe directamente tanto al espacio porque lo ordena y sistematiza, como al cuerpo en ese espacio, entre sus finalidades se encuentra la desaparición del caos de la masa. 23 Edgardo Castro. El vocabulario de Michel Foucault. Pág. 40 (PDF). 24 Michel Foucault. Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión. Pág.
Compartir