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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MÉXICO 
 
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES 
 
 
 
 
 
 
UNA TIPOLOGÍA DEL SILENCIO 
 
 
 
 
T E S I S 
 
 
 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
 
 
 
LICENCIADA EN SOCIOLOGÍA 
 
 
PRESENTA 
 
 
 
VARINIA LOYA RAMÍREZ 
 
 
 
ASESORA 
 
 
DRA. MÓNICA GUITIAN GALÁN 
 
 
 
 
 
 
MÉXICO, D.F. 2012 
 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
Agradecimientos 
 
 
Quiero agradecer especialmente a la mejor profesora que tuve durante 
mi paso por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales: Mónica Guitan 
Galán. Quién además accedió comprometidamente a dirigir esta tesis. 
Su acompañamiento sensible y contundente, me permitió darle fin a una 
deuda largamente pospuesta. 
 
Agradezco a mis lectores, Teresa Ordorika, Claudia Bodek, Saúl 
Gutiérrez y Luis Gómez, por ayudarme a mejorar el trabajo con sus 
certeras observaciones. 
 
Agradezco a mis profesores, Armando Martínez Leal y María Reyna 
Carretero Rangel por su entrañable y creativa forma de enseñar. 
 
Gracias a Foucault, por acompañarme en éste proceso y por ayudarme a 
entender un poco esa necesidad de exterioridad indagatoria que, pienso 
no sólo está detrás de mí, es en todo caso, una exigencia de nuestra 
época. 
 
Gracias a mi amada Universidad por abrir el tiempo y el espacio 
necesarios para mí. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Dedico este trabajo a mis padres, Irma Ramírez Orozco y Mario Loya 
Sepúlveda por sus juegos de palabras y silencios, que siempre 
alimentaron mi curiosidad. Porque los amo y por la libertad con la que 
me educaron. 
 
A Andrés Padilla Carpizo con todo mi amor y mi gratitud. Porque 
sostuvo amorosamente éste esfuerzo desde la agudeza y la suavidad 
que lo caracteriza. También porque sin él, muchos silencios indeseables 
seguirían conmigo. 
 
A mis amadas hermanas, Mónica y Valeria porque gracias a ellas crecí 
conociendo el sabor de la complicidad, de la solidaridad y de las 
alianzas. Porque son habitantes hasta de mi soledad. 
 
A la familia Padilla Carpizo por todo su apoyo, pero sobre todo, por sus 
oídos abiertos y sus sonrisas dispuestas. 
 
A mis hermanitas de la vida, Amanda de la Garza, Leticia Vélez, Yolotli 
Fuentes y Zulai Macias. Agradezco a la vida por dármelas. 
 
A mis viejos amigos, Eric Uribares, Marco Alcántara, Rodrigo Alcántara y 
Alberto Córdova. 
 
A los tontos de mi corazón, Lu, Akú y Onnis Luque. 
 
A mis amigos de la universidad, Alex Thor, Alf, Amaranta Jácome, 
Andrés Martínez, Bruno Bartra, Carlos Chávez, Diego Martínez, Diego 
Suárez Groult, Fabrizio Montenegro, Guayabo, Luis Yáñez Jacques, Mario 
Zermeño, Marisol Ruiz Ruvalcaba, Marlene Mendoza, Mauricio García, 
Miguel Leal, Pavel Fernández, Rodrigo Perera y Zazú Díaz. 
 
A mis amigas del diplomado, Liz Higareda, Paulina Mena, Anilú Zavala, 
Luz Jiménez, Andrea Ramírez, Claudia Ramírez, Aurora del Río, Paty y 
Coty. 
 
A los tepoztizos, porque los quiero y porque discutir con ustedes 
alimental mi alma. Daniel Villanueva, Carlos Cuellar, Adrián Galindo, 
Jorge Rosano y Almendra Ortiz. 
 
A Leslie Ortiz, Daniela Hernández y Daniela González. 
 
Gracias a todos ustedes por ser parte de mi vida todos estos años. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El silencio se acomodó en las sillas como queriendo apagar las 
palabras, pero estas llegaron bien claras a sus oídos. 
Mario Loya Sepúlveda. 
 
 
Escuché voces que nacían en el silencio; eran hilos viejos que se 
enredaban en mis pasos y no me dejaban caminar. 
Irma Ramírez Orozco 
 
 
	
   1	
  
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………….....1 
Una tipología del silencio 
 
I.- EL TIPO IDEAL EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA TIPOLOGÍA DEL 
SILENCIO 
 
La noción de tipo ideal de Max Weber………………………………………..12 
 
Una tipología del silencio………………………………………………...........19 
 
El silencio disciplinario como tipo ideal……………………………………...22 
 
La arqueología, la genealogía y el tipo ideal………………………………..24 
Las fuentes del trabajo…………………………………………………………..24 
La noción de arqueología………………………………………………………..27 
La noción genealógica……………………………………………………………29 
 
Conclusión………………………………………………………………………….32 
 
 
II.- EL SILENCIO COMO FENÓMENO DISCURSIVO EN EL CONTEXTO 
DE LAS SOCIEDADES DISCIPLINARIAS……………………………………...34 
 
Primera parte: Las sociedades disciplinarias y sus 
sujetos……………………………………………………………………………..36 
Las sociedades disciplinarias…………………………………………………..36 
La norma en los sistemas disciplinarios……………………………………..41 
El proceso de individualización………………………………………………..43 
El problema del orden……………………………………………………………47 
El biopoder………………………………………………………………………….50 
Sujeto………………………………………………………………………………..52 
El sujeto sujetado de las sociedades disciplinarias………………………..52 
El sujeto jurídico…………………………………………………………………..55 
 
Segunda parte: El discurso y los silencios………………………………..64 
El discurso…………………………………………………………………………..64 
Hipótesis represiva e incitación a los discursos……………………………68 
Los silencios………………………………………………………………………..72 
Los silencios como fenómenos del discurso………………………………..74 
 
 
III.- UNA TIPOLOGÍA DEL SILENCIO 
 
Silencio disciplinario……………………………………………………………84 
 
El silencio disciplinado como producto de la disciplina………………….84 
El papel de la ortopedia en el silencio disciplinario……………………….89 
	
   2	
  
La propagación de los métodos ortopédicos mediante la propagación de 
las nociones de desviación a partir del delincuente y del sexo 
patológico…………………………………………………………………………..90 
Las figuras institucionales para la corrección u ortopedia y los 
itinerarios institucionales del silencio………………………………………..93 
Ortopedias desde el encierro………………………………………………….93 
Del preso y la prisión…………………………………………………………….93 
De la milicia y el militar………………………………………………………….97 
Del alumno y la escuela………………………………………………………….98 
 
Silencio púdico……………………………………………………………….....101 
 
El origen del pudor y el silencio púdico…………………………………….106 
 
Silencio como borramiento………………………………………………….111 
 
El silencio de la norma……………………………………………………….115 
 
Silencio y confesión…………………………………………………………...122 
 
La sociedad confesante………………………………………………………...122 
La confesión como técnica de producción de la verdad………………..125 
Dos caminos hacía la confesión………………………………………………126 
La confesión en Vigilar y Castigar……………………………..……...…….126 
La confesión en La Voluntad de Saber………………………………………131 
La subversión del poder en las relaciones entre silencio y confesión.137 
 
 
CONCLUSIONES 
 
El sujeto sujetado y la represión……………………………………………..142 
La disciplina………………………………………………………………………146 
Tipo ideal y casos……………………………………………………………….150 
 
REFERENCIAS…………………………………………………………….............155 
 
ANEXO……………………………………………………………………………..161 
	
   1	
  
INTRODUCCIÓN 
 
 
 
UNA TIPOLOGÍA DEL SILENCIO 
 
La mayoría de las veces la sociología se me ha presentado como una 
afrenta contundente y poderosa frente al mundo, otras tantas cruel y 
cruda. Sin embargo, puedo decir que siempre es posible encontrar en 
ella visiones lúdicas e incluso poéticas de la realidad. 
 
Una ciencia de la sociedad, es intrusiva por definición pues está 
metida en tantos lados como se lo permita la vida en sociedad. Pensar 
la sociedad, vivir la sociedad se entrecruzan para conformar reflexiones 
que le dan forma a la sociología. En este sentido, la definición de un 
objetode estudio por parte de los estudiantes se aparece complicada 
ante la bastedad del mundo, de sus problemas y realidades. 
 
El mundo social, la realidad en la cual todos estamos insertos y 
que se nos presentan pidiendo una explicación acerca de algo que nos 
interese, uno solo de los muchos temas y problemas que de él surgen. 
¿Qué es posible de plantearse en términos sociológicos?. En el fondo de 
toda delimitación de un tema se encuentra una dilucidación personal, 
en este caso, del quehacer sociológico. Lo que producimos es una 
muestra de nuestra comprensión y sobre todo, de nosotros mismos en 
tanto sociólogos y actores que participan del mundo social. Somos lo 
que hacemos porque necesitamos hacerlo, porque movilizamos 
nuestras motivaciones, fuerzas e intereses para conseguirlo, porque en 
ese hacer están los conflictos que tejen nuestras vidas, que la ordenan, 
que le dan sentido. 
 
Toda tesis es producto de un conflicto permanente que ha vivido 
latente a través del hilo conductor de nuestras vidas. Desde mi 
	
   2	
  
perspectiva, el silencio siempre ha estado presente, calladito en los 
contornos de mi vida y por lo tanto en los de la vida social, sigiloso, 
acechante, personaje de una fiesta eterna de disfraces, escurridizo. 
Algunas veces vestido de tirano, de sanción, de escarnios, otras de 
suave complicidad, de deseo inconfesable, de sabía comprensión, de 
dolor, de incomprensión, de trinchera de la intimidad, de ingenua 
infantilidad. El silencio tiene muchas caras, son innumerables los 
silencios de nuestras vidas, resultantes divergentes del mundo, 
anclados en la realidad. 
 
Personalmente, este proyecto abre un espacio para preguntarle a 
la sociología, acerca de sus alcances, de hasta dónde y qué es posible 
esbozar desde ella. En ese sentido plantear una tesis sobre los silencios 
implica un reto y sobre todo una necesidad de exploración 
experimental acerca de la identidad sociológica, sus alcances y 
limitaciones e ineludiblemente de las mías. 
 
El silencio en la vida social puede pasar como un hecho natural o 
familiar, como algo necesario e intrínseco a cualquier conversación, 
como un poblador más del mundo social. Sin embargo, es importante 
señalar que incluso una pauta durante una comunicación, es decir; un 
silencio, tiene una explicación, o sea podría dejar de sernos familiar en 
la medida que podamos desnaturalizarla, al dotarla de sentido, al 
explicarla. Los silencios que surgen en la vida social tienen diversas 
raíces y en ese sentido son muestra de fenómenos diversos y de causas 
diferentes. El silencio constituye un fenómeno complejo que habita en 
las relaciones sociales. 
 
El silencio es producto de construcciones sociales y culturales, y 
es precisamente en función de esto que es posible observarlo como 
problema sociológico. Los silencios que producimos provienen de un 
conjunto de prácticas en las que intervienen tensiones entre lo que se 
dice y lo que se calla, entre lo que se puede decir y lo que no, está 
	
   3	
  
tensión tiene como sustrato, el poder. Ese del que habla Michel 
Foucault que no es claramente visible, que es sutil y al que el silencio 
opone cierta resistencia. 
 
El silencio hace constantes apariciones en las interacciones de la 
vida social, en las conversaciones y en las omisiones de todos los días. 
Por ello, la pretensión de este trabajo es pensar el silencio no desde el 
vacío o la nada sino más bien como una manifestación de los distintos 
mecanismos represivos del poder que actúan sobre el sujeto desde la 
sociedad misma y su contraparte, como posibilidad de resistencia. Todo 
ello con el matiz y la paradoja que conlleva: el silencio como 
manifestación de la represión o bien de la resistencia. En muchos casos 
el silencio es un mecanismo reflexivo y una estrategia de la que echan 
mano los seres sociales para diversos fines. 
 
Por otra parte, la sociedad occidental moderna vive una época de 
esplendor en cuanto a la producción de información, que como un 
imperio en plenitud conquista acuciosamente espacios, formas y 
tiempos. Reflejados en la profundidad de su arraigo en la vida 
cotidiana. Los sujetos sucumben ante distintos espacios oralizantes o 
verbalizantes y éstos se multiplican, ya no se encuentran más acotados 
a los tradicionales esquemas de la novela o la confesión. Los formatos 
biográficos encuentran en los reality shows, blogs, programas de radio, 
y novelas ventanas para expresar la singularidad de los sujetos que en 
ellos se exponen. La proliferación de los textos y de los medios es 
abundante en las grandes ciudades. Existe una sobrevaloración de la 
palabra, un boom de sus productos. 
 
Así pues es posible afirmar que conocemos a una sociedad 
gracias a lo que dice, a lo que expresa, a lo que produce y es capaz de 
nombrar, por otro lado, también, creo y esa es mi defensa, podemos 
conocerla por lo que calla, por aquello que reduce al silencio. Es por 
	
   4	
  
ello que puede tomársele como una herramienta sociológica capaz de 
hablar de nuestra sociedad. 
 
Originalmente, la intención metodológica para construir y abordar 
el tema, tuvo que ver con la relación entre el silencio y la palabra, en 
términos del silencio como la sombra moderna de la palabra, sin 
embargo poco después, resultó evidente que el problema se 
complejizaba y ampliaba demasiado, además de la existencia de una 
deficiencia real sobre el tratamiento del silencio en las ciencias sociales, 
que si bien existe no es tan amplia y profunda como la de la palabra. 
Debido a estas dificultades se tomó la decisión de acotar el tema y la 
balanza se inclino hacía explorar exclusivamente al silencio. 
 
Los acercamientos al silencio encontrados provienen de diversas 
disciplinas, sólo uno de ellos se origina en la sociología. Desde la 
filosofía tenemos el libro de Ramón Xirau llamado “Palabra y silencio”, 
en el indaga sobre la relación del silencio y la palabra a través de 
diversos filósofos. Posteriormente encontramos el trabajo de Max 
Colodro denominado, “el silencio en la palabra”, en donde el autor 
analiza al silencio frente a la palabra como una alteridad radical. 
Ninguno de ellos desarrolla una perspectiva particularmente 
significativa para la búsqueda que se llevaba a cabo. Desde la zona 
psicoanalítica Sigmund Freud abrevó indirectamente el espacio 
silencioso, con su libro: “Tótem y tabú” en donde aborda a través del 
tabú, un tipo de silencio. Desde la misma escuela de pensamiento 
encontramos el libro: “Del silencio a la palabra” de Alejandro 
Salamonovitz, en donde el autor explora la relación silencio y 
depresión. En el terreno de la antropología, es posible encontrar un 
libro llamado: “El lenguaje silencioso”, de Edward T. Hall en el que son 
exploradas formas de lenguaje no verbal. Sin embargo, la postura de 
este estudio no apunta hacía el terreno de la presente reflexión. 
Finalmente, en el ámbito de la sociología, encontramos una tesis 
elaborada en el 2006, llamada: “Entre la sumisión y la resistencia: El 
	
   5	
  
silencio paradójico como forma de socialidad contemporánea.” de Juana 
Janderine Garduño Espinosa. Podría decirse que este trabajo y el que 
pretendo realizar, tienen las mismas raíces, en tanto asume el carácter 
dual del silencio, cuando le atribuye la posibilidad de encontrar en él, 
sumisión y resistencia por parte del actor, al mismo tiempo, este 
trabajo, además aborda a Michel Foucault, sobre todo, su noción de 
sociedad disciplinaria y de poder. Sin embargo el proceder analítico 
mediante el cual la autora trabaja es diferente, elabora una distinción 
entre silencio voluntario, involuntario y paradójico. Utiliza además a 
autores diferentes. 
 
Si bien es cierto que los autores anteriores, aportan vitalidad al 
tema, no lo hacen en el sentido que ayude a sustentar 
consistentemente este trabajo. Desafortunadamente el libro del 
sociólogo David Le Breton, llamado el silencio, fue encontrado cuando 
se finalizaba la redacción del trabajo, igualmente el dePeter Burke, 
hablar y callar. 
 
Los textos mencionados anteriormente son de corte filosófico, 
antropológico, psicoanalítico o desde la historia, salvo por la tesis, que 
proviene de la sociología. Frente a esta variedad de disciplinas y de 
perspectivas a través de las cuales se aborda el silencio, mi propuesta 
es una interpretación sociológica hecha de los fragmentos y de los 
elementos indirectos que Michel Foucault nombra en dos de sus obras. 
Dicha interpretación estará sujeta y enmarcada en la propuesta teórica 
del autor durante su etapa genealógica. A lo largo de la búsqueda sobre 
el silencio que se llevó a cabo, tanto Vigilar y Castigar, como La 
Voluntad de Saber resultaron los libros más ricos sobre el tema, a pesar 
de que no lo abordan como tema central o explicito, sin embargo el 
silencio está presente fuertemente y entre líneas. 
 
En este sentido el silencio representa un intrincado espacio en el 
que se confrontan diversas lógicas de vivir lo social. Por un lado, existe 
	
   6	
  
una invitación o en términos de Michel Foucault, una incitación a los 
discursos, es decir, a la palabra, a nombrar, e exponerse públicamente 
y por otro lado existe el silencio como salvaguarda del derecho a la 
privacidad. 
 
En la lógica de la incitación a los discursos, el silencio es 
sospechoso, portador de secretos que hay que llevar a la luz, impone 
distancia, manifiesta ausencia, es primo de la desconfianza y esta 
presente en la violencia pasiva. El silencio se opone al régimen, somos 
lo que decimos o del somos porque decimos, se subleva ante él, lo 
niega. 
 
Aunque La Voluntad de Saber es un estudio dirigido 
completamente a la sexualidad, aporta elementos para discutir los 
silencios. A lo largo de la producción de Michel Foucault, los silencios 
cruzan como un fantasma amorfo, sin embargo, se parte del 
convencimiento de que es posible darles forma y estructura, utilizando 
como fuente principal dos de sus obras; La Voluntad de Saber, y Vigilar 
y Castigar a través de la elaboración de una tipología del silencio 
basada en las ideas del autor. 
 
Tanto en Vigilar y Castigar como en La Voluntad de Saber, es 
posible escuchar el murmuro de los silencios, indirectamente pero está 
ahí. Y ese es precisamente el reto de este trabajo, elaborar una 
tipología del silencio acompañada de ese rumor, de esa expresión sin 
forma que de pronto es posible observar. Los silencios en Michel 
Foucault, son las manifestaciones diversas de esas fuerzas que actúan y 
al hacerlo tensionan la vida cotidiana. Elaborar una tipología de los 
silencios implica necesariamente el reconocimiento de su diversidad. 
 
Se ha señalado ya que la mirada ha estado puesta, se ha jugado 
más en el terreno de lo que se dice, pero es tiempo de volver la mirada 
a lo que se calla, a sus formas y sus orígenes. La construcción de una 
	
   7	
  
tipología del silencio permitirá mostrar cómo éste contiene la historia 
de un comportamiento social aparentemente más cercano a lo 
represivo. El silencio no solamente tiene que ver con lo no dicho, 
también con las grandes ausencias, físicas y simbólicas. El silencio es 
producto de los hombres en sociedad. Los otros, el otro son sus 
elementos constitutivos, condiciones para su existencia, para su 
posibilidad. De alguna manera la palabra y lo que se dice encuentra su 
correlato en lo que se calla. 
 
En otro nivel de análisis, la modernidad supone una verdad, que 
es la de la razón, a través del espacio de lo dicho, entre otros, su 
maquinaria la impone como criterio válido para evaluar el actuar 
cotidiano del mundo social. En este sentido la palabra y lo dicho están 
íntimamente ligados al proceso civilizatorio que está implícito en la 
modernidad, mientras que el silencio se queda en la marginalidad de la 
principal promesa moderna, la emancipación del sujeto. La validación y 
reproducción del conocimiento a través de la palabra, de lo dicho, del 
imperativo somos lo que decimos, tiene como consecuencia que sólo lo 
dicho es sabido y respaldado por criterios de verdad. Lo que 
conocemos es, como ya se dijo, la historia de las palabras, de lo que se 
piensa, se dice y se reproduce, ese es el sustrato de la cultura. Eso que 
se piensa y no se dice o no se puede decir, es lo que constituye la 
marginalidad silenciosa de la modernidad, esos recovecos resguardados 
en el silencio, escondidos de los mecanismos modernos de extracción 
de la verdad, de la palabra, del deber de nombrar para analizar y 
conocer. La paradoja reside ahí en la posibilidad represiva de la palabra 
y de lo que se dice, ella ya no como portadora de gérmenes 
libertadores, sino como limitante y por el contrario, ahí en donde 
esperamos encontrar censura, dominio, poder, tenemos la posibilidad 
subversiva del silencio y lo que se piensa pero no se dice o no se puede 
decir, como un acto deliberado en aras de un derecho de privacidad, un 
ejercicio reflexivo y voluntario ante los sistemas disciplinarios de 
	
   8	
  
vigilancia, del poder que busca la homogeneización y aniquilación de la 
diferencia. 
 
El planteamiento de la modernidad y su promesa están 
íntimamente ligados a la racionalidad y a su vez a la posibilidad de que 
todo tenga respuestas, en su marco referencial, todo tiene un por qué, 
es decir, esta ligada a la búsqueda de la razón a través de respuestas 
que la acerquen a la verdad. En este sentido la posibilidad de nombrar 
otorga el fundamento para que las cosas existan, en tanto son 
formuladas y nombradas. 
 
Podemos decir también que el silencio en la modernidad es el 
espacio de la intimidad, de lo inconfesable, es la manifestación concreta 
de los temas marginales que están directamente relacionados con las 
diversas construcciones culturales y de censura que giran en el espacio 
social. 
 
El silencio como hecho social con múltiples facetas; violencia, 
distancia, defensa, tabú, sospecha, secreto, intimidad, privacidad, 
resistencia, refugio, reflexividad, protección, autocensura, prohibición, 
ausencia, creación, complicidad, contención, imposibilidad, 
incapacidad, olvido, autocontrol, represión, marginalidad, 
subversividad, ausencia. 
 
El silencio aquí planteado, es decir; como subversivo y en 
resistencia a la racionalidad moderna de las definiciones espaciales 
ordenadas, de la vida como un cálculo representa aquello que no debe 
o no puede ser dicho. Es decir, se muestra como un imperativo que 
encuentra su anclaje en relaciones sociales concretas de poder. El 
silencio que expresa un no querer decir y el que articula un no poder 
decir provienen de distintos lugares. 
 
	
   9	
  
La palabra y su correlato, el silencio reproducen la lógica poder-
resistencia. A través de la construcción social de la palabra, se van 
legitimando, temas, modos y modelos de actuar, de decir, de tal forma 
que a partir de esa palabra legítima se van construyendo islas 
silenciosas y marginales, relegados a no ser dichos. Esos temas y 
palabras van cambiando conforme la época, este cambio nos señala la 
raíz cultural del silencio. Cómo aquello qué se dice y la palabra ocupan 
un lugar central en la modernidad y cómo desde ella se respaldan 
silenciamientos sociales. En este sentido el silencio constituye un 
refugio frente a la racionalidad moderna. 
 
Los motivos por los cuales los sujetos efectúan múltiples y 
variados silencios en sus vidas cotidianas dan cuenta de la complejidad 
de este fenómeno en la vida social, que aunque al mismo tiempo pone 
en evidencia que los sujetos realizan valoraciones sobre sus 
circunstancias y la posibilidad de proferir o no una frase, una opinión, 
se encuentra no sólo dentro del flujo de la vida social sino también 
capacitado para evaluar y efectuar “convenciones del lenguaje”, detrás 
de ese bien actuar, está también la profundidad con la que la represión 
ejerce su poder. Una sola frase, una sola opinión no dicha, en algunos 
casos, es la manifestación de los mecanismos de poder sobre un sujeto 
que vive en determinados parámetrosculturales. 
 
De tal modo que el silencio no es unívoco, uniforme o uno solo. 
Por un lado, constituye la evidencia de los mecanismos de poder 
ejerciéndose sobre un sujeto y por el otro, nos muestra, en algunos 
casos, al sujeto ejerciendo su libertad frente a estos mecanismos 
sociales del poder. 
 
El silencio es una acción social y en tanto acción social constituye 
un tema importante para la sociología, en términos no sólo de la 
posibilidad del sujeto para decidir sobre sus circunstancias, sobre lo 
que dice o lo que calla. 
	
   10	
  
La importancia actual del silencio como tema sociológico se 
deriva del espacio problemático que implica la producción de los 
discursos y su relación con el poder, en términos de lo que los actores 
están dispuestos o no a silenciar a partir de tensiones derivadas de lo 
que Foucault define como las sociedades disciplinarias basadas en una 
tecnología que es a la vez, una forma de sometimiento y de dominio de 
las multiplicidades humanas. Las sociedades actuales mantienen una 
relación intima con la producción de los discursos y las posibilidades de 
manifestarlos. A la luz del espíritu de la época actual, en donde el 
imperativo más popular tiene que ver con emitir un texto, en su 
acepción más amplia, es decir; no solamente hablado o escrito, sino 
también visualmente, somos sujetos de discursos a través de textos, 
invitados a producirlos, compartirlos y exponerlos en las múltiples 
plataformas virtuales que invaden actualmente la vida en sociedad. 
 
De modo que, el primer capítulo es una reflexión de tono 
metodológico que pretende respaldar y dar respuesta al hecho de haber 
elegido como modo de proceder una tipología del silencio, 
inevitablemente la idea de tipología fue asociada con la noción de tipo 
ideal, en este sentido se exploran las posibilidades que dicha idea 
otorga a una exploración como la propuesta. 
 
El objetivo principal del segundo capítulo tiene que ver con 
presentar un panorama muy general del pensamiento de Michel 
Foucault, sobre todo de aquellas categorías que son fundamentales 
para la ulterior construcción de la tipología del silencio como lo son: el 
discurso, el sujeto, la disciplina, el poder y el saber. Para esclarecer las 
particularidades de las obras que comprenden la etapa genealógica de 
Foucault con el fin de anclarlas al cuerpo general de la propuesta y 
poder caminar de manera conjunta en la construcción de los silencios. 
 
Finalmente, el tercer capítulo contiene la elaboración de la 
propuesta principal del trabajo, por tratarse del espacio para abordar la 
	
   11	
  
hipótesis que lo guía, por lo tanto tiene como fin la construcción de una 
tipología del silencio basada sobre todo, en la disciplina, una de las 
categorías principales de Michel Foucault desarrollada en lo que hoy se 
conoce como su etapa genealógica, así como en la noción de tipo ideal 
de Weber. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
	
   12	
  
PRIMER CAPÍTULO 
 
EL TIPO IDEAL EN LA CONSTRUCCIÓN 
DE UNA TIPOLOGÍA DEL SILENCIO 
 
LA NOCIÓN DE TIPO IDEAL DE MAX WEBER 
 
La hermenéutica es una de las tradiciones de mayor importancia al 
interior de la sociología. Sus análisis enfocados a la acción social y en 
particular a la acción del sujeto, así como la comprensión de éste como 
reflexivo, constituyen algunos sus supuestos más polémicos, pues en 
realidad está discutiendo, frente a otras propuestas sociológicas, una 
concepción que podríamos sintetizar en función de los grados en que 
los sujetos se encuentran determinados parcial o totalmente por las 
estructuras y su libertad acotada ante estas, es decir, la discusión 
entorno a la relación entre el sujeto y el actor. 
 
Max Weber es uno de las máximos contribuyentes de la tradición 
hermenéutica, sus líneas generales de trabajo están relacionadas con el 
acento en la acción de los sujetos y en el sentido que le atribuyen éstos 
a su actuar. Esta centralidad de la acción, así como su constructo 
teórico conceptual de tipo ideal, constituye el rasgo característico de su 
pensamiento y es además el andamiaje analítico, metodológicamente 
hablando, a partir del que se hace posible esta propuesta. 
 
El acento en la acción de los sujetos que establecen los sociólogos 
interesados por el punto de vista interpretativo, implica el 
establecimiento de una distancia con otros puntos de vista sociológicos 
y sus procedimientos para abordar conceptualmente la realidad social. 
 
…el conocimiento mediante tipos ideales traduce 
intelectualmente los hechos históricos y sociales como 
	
   13	
  
“acciones”, no como “cosas”, a la Durkheim, y los concibe, los 
forma o construye, como “acciones racionales” puras,1 
 
En este sentido, los tipos ideales constituyen un esfuerzo 
metodológico que tienen como fin tomar la realidad en sus rasgos más 
característicos, es decir, aquellos que sobresalen, ya sea porque son 
altamente significativos, o porque poseen gran valor. La materia prima 
para estos constructos la constituyen los atributos más relevantes o 
rasgos esenciales de cierto fenómeno social. Los tipos ideales son 
métodos de abstracción de la realidad e instrumentos conceptuales 
elaborados para la contrastación. 
 
La ciencia no puede dar cuenta de la infinitud de los factores que 
intervienen en los fenómenos que intenta comprender. Conocer es 
seleccionar por lo que el criterio de selección se torna relevante, ya que: 
 
Cualquier conocimiento conceptual de la realidad infinita por 
la mente humana finita descansa en el supuesto tácito de que 
sólo una parte finita de esta realidad constituye el objeto de 
investigación científica, parte que debe ser la única “esencial” 
en el sentido de que “merece ser conocida”.2 
 
Los tipos ideales constituyen métodos de abstracción de la 
realidad. Esto parecería llevarnos equivocadamente por el camino de la 
generalización o de un promedio resultante de un cúmulo de 
observaciones, sin embargo los constructos típicos ideales se 
encuentran profundamente relacionados con las particularidades que lo 
ponen bajo cierta distancia de lo general, es decir, la singularidad y la 
particularidad, son elementos indispensables para definir un tipo ideal. 
 
Los tipos ideales derivan sobre todo de acciones racionales, 
porque para Weber es el sentido mentado de la acción el que debe de 
someterse a análisis. con mentado, el autor apunta a las intenciones 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
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que los sujetos imprimen en sus acciones, es decir, los motivos que los 
llevan a actuar de determinada manera. De tal modo que no se trata de 
cualquier acción, son acciones racionales las que resultan en tipos 
ideales. 
 
La formación del tipo ideal es entonces, en un primer 
momento, un proceso de análisis unilateralmente selectivo y 
resaltador de ciertos “rasgos singulares”, “significativos”, 
“esenciales, “específicos”, del hecho bajo estudio, y en un 
segundo momento es un proceso de síntesis que reúne estos 
elementos característicos en una conexión de acción 
intencional eficiente y generante.3 
 
Otro de los elementos que constituyen el tipo ideal tiene que ver 
con su carácter utópico, es decir, fuera de la realidad, ya que se trata de 
resultado de un realce unilateral de elementos que derivan de nuestros 
intereses cognitivos. El tipo ideal es una ficción apoyada en la realidad 
pero nunca encontrable empíricamente. 
 
La pureza lógica del tipo ideal, en tanto concepto de la acción 
racional históricamente determinada o contextualizada, 
satisface el requisito lógico de no contradicción. Si este 
requisito esindispensable, so pena la descalificación lógica 
del concepto y por tanto su inconsistencia teórica, entonces 
es igualmente indispensable aceptar que hay que construir 
“conceptos ideales”, “utopías empíricamente inhallables”, con 
el fin de poder apresar conceptualmente lo empírico. “La 
única manera posible de apropiarse del mundo”, 
parafraseando a Marx (1857), es “la elaboración de las 
intuiciones y representaciones en conceptos”.4 
 
Ya no entre las características, sino entre las funciones 
metodológicas del tipo ideal, se encuentra la producción de conceptos 
determinados de manera precisa, científicamente unívocos y no 
contradictorios desde el punto de vista de la lógica. La importancia de 
los conceptos es resultado, del lugar que estos ocupan al interior de la 
tradición a la que pertenece, en donde, los conceptos son formas de 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
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abstracción de la realidad, y por lo tanto, toda conceptualización 
constituye la base de cualquier conocimiento. 
 
Su “metodología” consistió entonces en responder a la 
pregunta: bajo cuáles condiciones era posible lograr 
conceptos y enunciados lógica y empíricamente válidos. En su 
opinión, la primera función del tipo ideal miraba a lograr el 
cumplimiento del requisito lógico (principio de no 
contradicción) de los conceptos y enunciados históricos: la 
segunda función consistía en hacer posible el cumplimiento 
del requisito científico (principio de causalidad) de los 
conceptos y enunciados históricos. A estas dos funciones, la 
de “exposición” y la de “investigación” de lo histórico, las 
llamó “heurística”: el tipo ideal propicia la invención, el 
hallazgo, de conceptos-enunciados (causales) empíricamente 
controlables. Esto es lo que quiso decir cuando 
reiteradamente afirmó que la construcción de tipos ideales no 
era una meta científica sino un medio de producción de la 
ciencia histórico-social, una estrategia para producir hipótesis 
cuyos términos de explicación estuviera dotados de un 
significado preciso y cuya correlación explicativa fuera, en 
principio, empíricamente demostrable (comprobable-
falseable). No se puede hacer ciencia, en sentido estricto, si 
no se precisa de qué habla y si de lo que se habla no es 
controlable intersubjetivamente. Y esto es exigencia igual 
tanto pasa las ciencias naturales como para las culturales.5 
 
El tipo ideal de Max Weber, se encuentra anclado en escudriñar 
detrás de un actuar históricamente determinado, es decir, en su 
intencionalidad correspondiente y los hechos particulares que le son 
correlativos. Además se encuentra basado en su carácter causal y sirve 
de guía al formular una hipótesis, de ninguna manera debe de ser 
confundido con la hipótesis misma. Así, en el trabajo de investigación, 
las construcciones típicas tienen como función central guiar el juicio de 
imputación causal, no se trata de una hipótesis, pues no se espera que 
la realidad se ajuste al tipo ideal, pero permite una orientación en la 
tarea de elaborar hipótesis. De esta forma no se trata de la exposición 
de la realidad, sino que está encaminada la construcción típica a la 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
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construcción de medios de expresión unívocos que den cuenta de ella. 
Weber deja claro lo que es un concepto típico-ideal: 
 
Constituye este (el tipo ideal) un cuadro conceptual que no 
es la realidad histórica, al menos no la “verdadera”, y que 
mucho menos está destinado a servir como esquema bajo el 
cual debiera subsumirse la realidad como espécimen, sino 
que, en cambio, tiene el significado de un concepto límite 
puramente ideal, respecto del cual la realidad es medida y 
comparada a fin de esclarecer determinados elementos 
significativos de su contenido empírico. Tales conceptos son 
formaciones en las cuales, por aplicación de la categoría de 
posibilidad objetiva, construimos conexiones a las que 
nuestra fantasía, disciplinada y orientada en vista de la 
realidad, juzga adecuadas. 6 
 
Así, Weber advierte el no confundir teoría y realidad, creer que 
con el tipo ideal se ha hallado la esencia del fenómeno o emplearlo para 
encajar a como dé lugar la realidad en él. Sin mediación conceptual no 
hay ciencia, pero la elaboración conceptual ideal, como ya lo señaló 
Weber, es guiar el juicio de imputación causal. 
 
Weber pertenece a la tradición historicista, que defiende la idea 
que afirma a grandes rasgos, las causas histórico-culturales de los 
fenómenos sociales, lo que en otras palabras, resaltar su carácter 
singular y único, en oposición a las explicaciones del tipo naturalistas, 
además de que señala que todo análisis de los fenómenos sociales está 
en relación de dependencia con puntos de vista especiales, que son el 
sitio desde el cual se seleccionan, analizan y organizan los fenómenos y 
se convierten en objeto de investigación. En este sentido en la presente 
tesis, los silencios constituyen fenómenos discursivos a los que es 
posible encontrarles una ubicación histórica y cultural, de tal modo que 
están determinados históricamente, es decir, en las relaciones que los 
soportan y que los hacen posible, así como particulares y diferentes. 
 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
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Es posible distinguir tipos ideales individuales y generalizantes, 
esta distinción está enmarcada en el tránsito del autor de la historia a la 
sociología, esa es la razón por la cual los tipos ideales de Weber varían 
a través de sus estudios. Sobre todo porque se comienza a preguntar 
en términos sociológicos y no históricos acerca de la sociedad. 
 
La historia supone la existencia de la sociedad pero no se 
pregunta sobre la constitución de la sociedad7 
 
Sin embargo, es importante señalar que la distinción entre tipos 
ideales individuales y generalizantes va más allá de la explicación 
biográfica, tiene un sentido metodológico que retoma de Rickert para 
posteriormente reformularlo. 
 
Rickert, quien articuló la naturaleza de esta distinción con 
mayor claridad, argumentó que hay dos clases de ciencias de 
la realidad empírica: las ciencias individualizantes (o 
ideográficas) que se preocupan por describir y explicar 
eventos individuales, y las ciencias generalizadoras (o 
nomotéticas) que se ocupan en formular leyes universales. 
Estos dos tipos de ciencias están identificados asimismo con 
dos tipos de métodos científicos: el método histórico o 
individualizante, que descansa en la formación de conceptos 
generales (Rickert, 1962:14-15). Por definición, ambos 
métodos de conceptualización descansan en la abstracción, 
sin embargo, el propósito de cada método es distinto 
respecto al propósito de la ciencia a la que sirven. El 
propósito de los conceptos individuales es retener la unicidad, 
mientras que el de los conceptos generales es sintetizar lo 
común.8 
 
Como ya se mencionó, Weber retoma esta distinción para salir de 
la lógica común de los científicos sociales, en términos de conceptos 
sintéticos, generalizanteso individuales. Ahí se encuentra el origen de 
su propuesta de tipo ideal que contiene la intención de no ser un 
concepto individual, ni general y ajustado al contexto de la 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
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investigación misma, es decir, con una especificación histórica y 
cultural claramente explicitada. 
 
De tal modo que, Weber transita del referente individual e histórico 
a la acción social como contenedor del concepto o aquello que le da 
sentido al tipo ideal. Esta acción social es compartida por toda la 
sociedad, es decir, tiene carácter de universalidad. De lo que se 
desprende que Weber buscó premeditadamente el vaivén de lo 
generalizante y la singularidad en la articulación del tipo ideal. 
 
…reconciliación entre lo singular y lo general, entre el 
individuo histórico y un concepto sin carga histórica 
determinada.9 
 
El tipo ideal surge pues de los hechos y del conocimiento 
precedente, sin embargo y como se menciono anteriormente, esos 
hechos son significativos para la construcción del tipo ideal si se 
refieren a los resultantes del sentido subjetivo de los actores sociales. 
 
El tipo ideal es un instrumento metodológico que tiene como 
función iluminar a partir de un juego de distancias y acercamientos con 
el fin de conocer la realidad. 
 
En caso de duda debe entenderse, sin embargo, siempre que 
se hable de casos “típicos”, que nos referimos al tipo ideal, el 
cual puede ser, por su parte, tanto racional como irracional, 
aunque las más de las veces sea racional (en la teoría 
económica, siempre) y en todo caso se construya con 
adecuación de sentido.10 
 
Algunas de las principales características del tipo ideal, son 
convenientes para el tipo de análisis que se pretende llevar a cabo en la 
propuesta presente, tanto en términos del acercamiento y del 
distanciamiento de la realidad a investigar cómo de la exaltación de las 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
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características que singularizan lo observado. En este sentido, 
inicialmente elaborar una tipología se vislumbró como el método más 
apropiado e inmediato para la conformación de una serie de 
distinciones entre las diversas formas analizadas de silenciar. 
 
 
 
UNA TIPOLOGÍA DEL SILENCIO 
 
Elaborar un constructo típico ideal sobre el silencio, estableciendo 
una serie de acercamientos y distanciamientos que rozan la realidad sin 
llegar a tocarla por completo, sin ser una calca fiel de ella sino producto 
de conceptualizaciones que de como resultado un retrato graduado del 
fenómeno, una imagen de sus contornos, una idea de sus matices, es la 
principal tarea que se espera lograr con este ejercicio. No se espera 
pues, la contundencia de las definiciones, sino la sutileza del 
acercamiento. 
 
El uso analítico que en este trabajo se da a la noción de tipo ideal, 
es decir, abordarlo en su calidad de instrumento metodológico proviene 
de la necesidad de darle respaldo metodológico, con el fin de aportar 
algunos elementos a las discusiones sobre los silencios, sus 
particularidades y sus diferencias. 
 
Si bien Foucault se siente atraído por las prácticas cotidianas, este 
interés tiene una fuerte carga de determinación histórica sobre el sujeto 
lo que da como resultado un sujeto sujetado. Por otra parte, el sujeto 
de Weber es más bien un actor, en donde la noción del tipo ideal está 
acorde a sus reflexiones que tienden a la movilidad y a la flexibilidad. 
¿En qué sentido?, en el que el tipo ideal no es una construcción definida 
de una vez y para siempre, no es inamovible y surge en el seno mismo 
de la investigación. 
 
	
   20	
  
Por tanto, la idea de hacer una tipología de los silencios y revisar la 
noción de tipo ideal como procedimiento, es una asociación casi 
inevitable, puesto que cualquier alusión, a tipo, tipología, tipicidad o 
tipificación inserta en la lógica de una reflexión de carácter sociológico 
nos lleva inmediatamente por el camino abierto por Max Weber al 
respecto. 
 
La noción de tipo ideal se vuelve útil para abordar una tipología 
de los silencios porque la conformación de un tipo ideal constituye un 
ejercicio de abstracción de la realidad en sus rasgos más relevantes, de 
tal modo que las afinidades entre los silencios se harán notables, al 
igual que las cosas que los hacen diferentes entre sí, así mediante un 
juego de afinidades y diferencias se lleva a cabo la contrastación con la 
realidad, mediante el tipo ideal, que en este caso es el silencio 
disciplinario. En la conformación de un tipo se encuentran los cursos y 
pautas de acción plasmados de manera muy general, de ahí que 
constituya una herramienta metodológica, en términos de que posibilita 
abstraer y generalizar, al mismo tiempo que observar aquellos rasgos 
que definen la singularidad de los hechos y la singularidad de cada 
silencio. 
 
Es a partir de dos características básicas, establecidas en la 
hipótesis guía de este trabajo, que comienza el acto analítico de 
distinguir entre un tipo de silencio y otro, la primera como vehículo de 
poder y la segunda de resistencia al mismo. Por lo tanto, es posible 
afirmar que existe un tipo de silencio que es la manifestación concreta 
del poder y otro, que implica una resistencia al mismo. Es precisamente 
esta duplicidad: manifestación-resistencia la que delata el abordaje de 
un fenómeno complejo. Ahí reside la paradoja, misma que lo 
singulariza. Cada tipo de silencio es un tipo ideal que permitirá 
aprender las características de cada uno para poder así, delimitar la 
particularidad de los silencios. 
 
	
   21	
  
Si partimos del hecho de que la conformación de tipos ideales 
exige la acentuación, exageración y amplificación como 
procedimientos para lograr observar o percibir aquello que buscamos 
en la realidad y lo llevamos al terreno de la tipología de los silencios, 
entonces, es posible decir que cada uno de los tipos de silencios 
propuestos constituirán únicamente un acercamiento que podría 
tildarse de tosco o brusco, pues no se encontrará nunca fiel a la 
descripción elaborada a partir del tipo idea. 
 
Toda tipología tiene en el fondo el deseo de ordenar la realidad, 
de ponerle un alto y apropiarla conceptualmente. Encontrar las 
relaciones causales y de sentido en donde aparentemente no las hay. Es 
además una afirmación de facto de la singularidad del fenómeno a 
tratar pues lleva implícitamente la noción de divergencia y unidad sobre 
un tema específico es por ello que no es posible hablar del silencio, 
sino de los silencios. 
 
En este sentido, como bien señala Giddens al respecto de 
Garfinkel, el lenguaje es indexical,11 por lo tanto los silencios como 
fenómenos discursivos, es decir, como parte del lenguaje pueden ser 
pasados por el mismo principio, puesto que los silencios tienen que ver 
con el contexto del que son parte o del que surgen. 
 
Si bien esta tipología implica un trabajo conjunto, pues tiene 
como base la dos libros de la etapa genealógica de Michel Foucault, sin 
embargo, en ella juega cierto grado de unilateralidad puesto que todos 
los silencios arrancados al autor fueron imputados externamente pero 
no sin el autor.En este sentido, es importante señalar que en el presente trabajo, 
todo silencio se encuentra marcado por una huella del poder, ya sea 
para expresarlo o para resistirlo. 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
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  Anthony	
  Giddens.	
  ETNOMETODOLOGÍA,	
  en;	
  La	
  teoría	
  social	
  hoy.	
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  321.	
  
	
   22	
  
EL SILENCIO DISCIPLINARIO COMO TIPO IDEAL. 
 
El hecho de que el tipo ideal sea un constructo conceptual, 
nos lleva inevitablemente a la reflexión que gira en torno a que no 
es posible encontrarlo de forma “pura” en la realidad. Es decir, 
tiene la función de ser un mero marco de referencia que posibilita 
construir una hipótesis sobre lo real y compararla con el 
instrumento conceptual construido, es decir, el tipo ideal. La 
realidad y el tipo ideal son contrastados y de esta forma se definen 
los matices, una especie de sistema de graduaciones entre lo 
típicamente ideal y la realidad que permite observar qué tanto se 
acerca o se aleja la realidad del constructo. Es un juego enmarcado 
entre la teoría y la realidad, debido a esto la consistencia le es 
dada por la lógica y no por la realidad. Permite observar qué tanto 
y de qué forma se aleja o se acerca a lo real. 
 
En este sentido, el silencio disciplinario en este trabajo es 
presentado como el tipo ideal a partir del cual van a ser 
contrastadas las diferentes formas de silenciar. Es decir, es el 
punto de referencia, cuyo sustrato fue sacado de la obra elaborada 
por Michel Foucault durante su etapa conocida como genealógica y 
utilizado a modo de material empírico. 
 
El silencio disciplinario como tipo ideal es contrastado 
mediante una serie de casos o formas que lo expresan, 
presentados de la siguiente manera: silencio púdico, silencio como 
borramiento, silencio de la norma y finalmente, la relación entre el 
silencio y la confesión que representan un conjunto de 
procedimientos, dispositivos, técnicas o mecanismos 
implementados socialmente para silenciar. Algunos son muy 
parecidos, otros totalmente opuestos, compuestos por 
características diferentes, representan todos formas diferentes de 
llegar al mismo procesos: el silenciamiento. Precisamente por esto 
	
   23	
  
posibilitan la comparación, además de que constituyen una 
expresión de las distintas instituciones. 
 
Como se puede observar la noción de tipo ideal extraída de 
Max Weber es utilizada en el presente trabajo de forma poco 
ortodoxa, ya que no cumple con el requisito de la contrastación 
empírica. Sin embargo, como ya se mencionó, el material que 
proporciona el trabajo de Michel Foucault en la etapa genealógica 
es utilizado como el material empírico debido a que se considera 
particularmente útil, su descripción sobre la disciplina y permite 
desarrollar un constructo relacionado con el silencio presentado 
como típico ideal, es decir, el silencio disciplinario. Si bien el tipo 
ideal parte de la realidad para generalizarla, al no haber constructo 
empírico, es posible partir de abstracciones para construirla. 
 
El silencio disciplinario contiene los rasgos más 
sobresalientes y característicos que componen cada uno de los 
casos presentados, sin embargo, cada caso es una mezcla singular 
e irrepetible, debido a esto es posible establecer diferencias entre 
uno y otro. Es por ello que al silencio disciplinario como constructo 
típico ideal es imposible encontrarlo en la realidad, por el 
contrario, los casos tienen más posibilidades de contar con 
correlatos reales. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
	
   24	
  
LA ARQUEOLOGÍA, LA GENEALOGÍA Y EL TIPO IDEAL 
 
LAS FUENTES DEL TRABAJO 
 
Como ya se ha dicho, se propone la construcción del silencio 
disciplinario como tipo ideal, tomando para ello por un lado, la noción 
de disciplina elaborada por Michel Foucault y por el otro, la de tipo 
ideal de Max Weber. Tanto la disciplina como el tipo ideal constituyen 
categorías analíticas importantes para cada uno de los autores, cuyos 
esfuerzos teóricos y metodológicos no se orientaron, al menos hasta 
donde este trabajo observa, hacía el mismo objetivo, es decir, son 
participes de tradiciones muy diferentes, por lo que más que una unión 
se establece un diálogo entre ambos autores. Debido a lo cual es 
importante recalcar que el presente esfuerzo no se encuentra orientado 
a la unión de dichas categorías sino a su más simple y llano aspecto 
utilitario o como Foucault mismo lo menciona, reflexionando acerca de 
su idea de teoría, aquí dichas categorías viven una suerte de caja de 
herramientas, de instrumento 12 . Esta propuesta constituye una 
exploración teórica y ensayística sobre el silencio, en donde la 
importancia que adquieren las categorías de tipo ideal y de disciplina 
está dada en función del silencio mismo, sin embargo, es posible 
diferenciar el aporte que cada autor ofrece de la siguiente forma: en 
tanto que la disciplina soporta la construcción teórica de la categoría 
silencio disciplinario, la noción de tipo ideal la apoya en términos 
metodológicos. 
 
La construcción del silencio disciplinario a través del tipo ideal 
ocupa un lugar central para el desarrollo de la presente reflexión y pone 
de manifiesto una intensa relación tanto con Michel Foucault como con 
Max Weber, ya que en el primer caso la noción de disciplina constituye 
uno de los más importantes desarrollos del autor durante su etapa 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
12	
  Michel	
  Foucault.	
  Poderes	
  y	
  Estrategias.	
  En:	
  Un	
  diálogo	
  sobre	
  el	
  poder	
  y	
  otras	
  conversaciones.	
  
Pág.	
  85.	
  
	
   25	
  
genealógica, que dicho sea de paso, tiene como elemento central al 
poder. Por otra parte, en el caso del tipo ideal, éste constituye una de 
las principales categorías de análisis de la producción intelectual de 
Max Weber y es el punto de partida para abordar metodológicamente al 
silencio disciplinario. La importancia de la relación entre Weber y 
Foucault o entre tipo ideal y silencio disciplinario queda plasmada a lo 
largo de la presente reflexión. En ese sentido, es difícil definir en qué 
proporción se expresa más fuertemente alguno de los dos autores a lo 
largo de la reflexión, en todo caso, la tendencia está orientada a 
imputarles cierta equivalencia. 
 
En función de esta suerte de equivalencia en cuanto a los valores 
de las categorías de disciplina y de tipo ideal para abordar el tema del 
silencio, es necesario insistir en que una construcción del silencio como 
tipo ideal como la que se pretende en este trabajo, no se efectúa en el 
orden estricto, sino que, como se mencionó anteriormente constituye 
un acercamiento exploratorio y experimental del mismo. El tipo ideal, 
es abordado de forma plástica, móvil, flexible e incluso ensayada, 
porque la presente propuesta como punto inicial para abordar el tema 
del silencio, lleva a cabo una contrastación de corte teórico y 
exploratorio, mientras que Weber elabora su noción de tipo ideal 
estrictamente como una contrastación necesariamente empírica. El uso 
que aquí se hace de la noción de tipo ideal y de la de disciplina están 
relacionadas con el manejo de Foucault sobre la teoría como una caja 
de herramientas. En todo caso, sería interesante adscribir la 
comprensión misma que Michel Foucault tenía acerca de la noción de 
tipo ideal: 
 
No pienso que tu comparación con Max Weber sea exacta. 
Podemos decir esquemáticamente que “el tipo ideal” es una 
categoría de la interpretación histórica, es una estructura de 
	
   26	
  
comprensión para la historia que busca ligar entre sí un cierto 
número de hechos: permite reconquistar una <esencia>.13 
 
En este sentido eltipo ideal cumple con las condiciones necesarias 
para elaborar una tipología del silencio con base en la distinción de 
diferentes tipos de relaciones que unen a los diferentes tipos de 
silencio existentes, sin negar cierta esencia que los une. 
 
Asimismo, desde los primeros momentos de esta investigación, el 
tipo ideal otorgó posibilidades para su desarrollo, debido en mayor 
medida a la imposibilidad de reflexionar sobre el silencio en singular, 
como resultado de esto, el silencio mismo fue buscando espacios de 
diferenciación, se fueron abriendo paso los matices que lo componen y 
con ellas los tipos. 
 
No obstante es necesario aceptar que una primera lectura del 
trabajo podría fácilmente confundir al lector, haciéndole pensar que se 
trata de un desarrollo únicamente relacionado con el entramado teórico 
foucualtiano, sin embargo, afirmar lo anterior, sería muy difícil en 
términos de lo dicho hasta ahora y del lugar que ocupa en la propuesta 
la categoría tipo ideal de Max Weber, así como la noción de silencio, 
que constituye la principal aportación de la presente reflexión. A pesar 
de que a lo largo del trabajo la presencia de Michel Foucault, con su 
noción de disciplina va adquiriendo más y más importancia, debido a 
que teóricamente hablando es con base en su categoría que se 
desarrolla el elemento central: el silencio disciplinario, elemento frente 
al cual los otros tipos de silencio propuestos son contrastados. 
Tampoco se trata, como ya se mencionó de una exploración del 
pensamiento de Max Weber. Esta tesis es sobre todo y con el apoyo de 
ambos autores en diferentes sentidos, una tesis sobre el silencio. 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
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  Michel	
  Foucault.	
  “Table	
  ronde	
  du	
  20	
  mai	
  1978”.	
  En:	
  Dits	
  et	
  écrits	
  1954-­‐1988.	
  Tomo	
  IV.	
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La	
  traducción	
  es	
  mía.	
  
	
  
	
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En resumen, se considera que tanto la noción de disciplina como la de 
tipo ideal aportan soporte teórico y metodológico en la misma 
proporción. El hecho de que el uso del tipo ideal que aquí se expresa no 
sea estricto corresponde a la lógica del ensayo, de corte más libre. Por 
otra parte, no está orientada a explorar el silencio en el pensamiento de 
Michel Foucault o de Max Weber, sino a explorar el silencio mismo con 
la ayuda de ambos pensadores. 
 
A continuación se intentará responder la pregunta, ¿por qué una 
tipología y no una arqueología o genealogía del silencio?, desde las 
nociones mismas de arqueología y de genealogía. 
 
 
 
LA NOCIÓN DE ARQUEOLOGÍA: 
 
Existen diferencias de orden teórico y metodológico en los intereses 
demostrados por Michel Foucault a lo largo de su pensamiento. 
Inicialmente su mirada está puesta en el discurso, en la literatura y en 
las reglas internas que posibilitan las formaciones discursivas, 
orientadas a la constitución del saber, de las reglas que a través del 
discurso indirectamente lo producen. Esta es la etapa conocida como la 
arqueología que además de centrarse en las temáticas mencionadas 
anteriormente, se caracteriza por tratarse de un: 
 
“método de análisis del discurso que investiga el conjunto de 
reglas generales las cuales, determinan las relaciones 
múltiples entre los enunciados que constituyen el saber de 
una época”14. 
 
Durante el periodo conocido como arqueológico, el análisis del 
discurso adquiere un orden de importancia tal que la subjetividad 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
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queda desvinculada de la producción que los sujetos llevan a cabo, es 
una propuesta de una especie de disociación del autor con su obra, 
debido a la imputación de supremacía de las estructuras discursivas, es 
decir, al hecho de que el discurso está más allá del sujeto. Esta es la 
razón por la cual, Foucault es considerado un estructuralista a pesar de 
su negación a serlo, porque con la muerte o desaparición del autor, 
sólo quedan discursos anónimos y desvinculados de quienes los 
producen. 
 
Sobre la arqueología y concretamente sobre el método 
arqueológico Foucault menciona que: 
 
“Mi objeto no es el lenguaje, sino el archivo, es decir, la 
existencia acumulada de discursos. La arqueología, como yo 
la entiendo, no es pariente de la geología (como análisis del 
subsuelo) ni de la genealogía (como descripción de los 
comienzos y las sucesiones), es el análisis del discurso en su 
modalidad de archivo”15 
 
Como él mismo afirma16, al respecto de la obra por la que se le 
imputa el adjetivo de estructuralista: las palabras y las cosas. Es un 
libro en donde intentó describir los tipos de discursos y sus 
transformaciones y acota diciendo que se trata tan sólo de un nivel de 
análisis, entre otros. Posteriormente, durante la misma entrevista señala 
otro cambio de nivel que surge precisamente después de haber 
analizado los tipos de discurso, analiza como esos tipos de discursos se 
formaron históricamente y sobre cuales realidades históricas se 
articularon, la arqueología del saber que es precisamente el rastreo y la 
descripción de los tipos de discursos, es así como podríamos resumir el 
método de la etapa arqueológica. Afinando añade que hacer la historia 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
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  Michel	
  Foucault.	
  Sur	
  les	
  façons	
  d´ecrire	
  l´histoire.	
  En:	
  Dits	
  et	
  écrits	
  1994-­‐1988.	
  Tomo	
  I.	
  Pág.	
  
595.	
  
16	
  Michel	
  Foucault.	
  “De	
  l´archéologie	
  à	
  la	
  dynastique”.	
  En:	
  Dits	
  et	
  écrits.	
  1976-­‐1988	
  .	
  Tomo	
  II.	
  Pág.	
  
405-­‐406.	
  
	
   29	
  
de ciertos tipos de discursos, portadores de saber, es necesario tener 
en cuanta las relaciones de poder que existen en la sociedad en donde 
esos discursos funcionan. 
 
El arqueólogo verifica sobre todo tipo de discurso y de saber, 
especialmente los nuestros, el mismo tipo de distanciamiento 
de verdad y de significado que se aplica materialmente a los 
informes médicos y a otras teorías de la Época Clásica. Pero 
existe aquí un aspecto positivo del registro arqueológico. En 
primer lugar, como tratamos el lenguaje y las prácticas de las 
disciplinas de otra época como meros objetos sin significado, 
podemos acceder a un nivel de descripción que demuestra 
que lo que permanece incomprensible no carece de su propio 
orden sistemático.17 
 
En suma, se optó por una tipología y no por una arqueología, 
porque la tipología del silencio propuesta no consiste en analizar el 
discurso sobre el silencio y relacionarlo con el saber. También porque el 
silencio no es abordado, metodológicamente hablando como un 
discurso en su modalidad de archivo y finalmente, si bien la tipología 
del silencio se plantea darle forma a los discursos silenciosos a partir 
de su rastreo y descripción, método fundamentalmente arqueológico, 
esto no se presento como una posibilidad a primera vista, aunque bien 
pudo ser así. 
 
 
 
LA NOCIÓN GENEALÓGICA: 
 
Siguiendo con la lógica del rastreo y la descripción, que si emplea 
la tipología desarrollada. La genealogía también se ubica en estos 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
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   allá	
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   estructuralismo	
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   la	
  
hermenéutica.	
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  39.	
  
	
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términos. Sin embargo no se trata de buscar regularidades, sino por el 
contrario, momentos de ruptura, de quiebre, singularidades. 
 
La genealogía se opone al método histórico tradicional: su 
propósito es “percibir la singularidad de los sucesos fuera de 
toda finalidad monótona”. Para el genealogista no hay 
esencias fijas, ni leyes subyacentes, ni finalidades metafísicas. 
La genealogía busca discontinuidades donde otros encuentran 
desarrollos continuos. Encuentra recurrencias y divertimentos 
allí donde otros hallaron progreso y seriedad. Registra el 
pasado de la humanidad para desenmascara el himno 
solemne del progreso. La genealogía evita la búsqueda de lo 
profundo. En cambio, busca en la superficie de los 
acontecimientos pequeños detalles, mínimos cambios y 
sutiles contornos.18 
 
Este periodo se encuentra vinculado con el interés foucaultiano 
más popular, el poder. Sin embargo, es difícil encontrar descripciones 
metodológicas sobre la genealogía. 
 
Por otro lado, el paso de la arqueología a la genealogía es una 
ampliación del campo de investigación para incluir de manera 
más precisa el estudio de las prácticas no-discursivas y, sobre 
todo, la relación no- discursividad/discursividad; dicho de 
otro modo: para analizar el saber en términos de estrategia y 
tácticas de poder.19 
 
Aunque es posible distinguir tres etapas en el pensamiento 
foucaultiano, también es posible afirmar que no existe una ruptura tal 
que nos lleve a pensar que no hay relación entre el autor y la primera 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
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   Rabinow.	
   Michel	
   Foucault:	
   más	
   allá	
   del	
   estructuralismo	
   y	
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hermenéutica.	
  	
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  El	
  vocabulario	
  de	
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  Foucault.	
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de sus producciones hasta la última, sobre todo porque lo que varia a 
lo largo de su obra son los temas prioritarios de sus reflexiones. En 
este sentido, la distinción entre una y otra no es una ruptura sino un 
paso más allá, una actualización, en tanto que mientras que toma de la 
arqueología el interés por el discurso y lo lleva a la genealogía para 
engarzarlo en términos de su relación con un resultado final, es decir, 
si el principal objetivo de la genealogía es la visualización de las 
tácticas y las estrategias de las que dispone el poder para producir 
discursos que posteriormente se instituyen como verdades. Entonces 
observamos, que tanto el saber como el discurso permanecen entre sus 
principales intereses. 
 
El tránsito de la etapa arqueológica a la genealógica comienza 
cuando Foucault moviliza su interés teórico y metodológico mucho más 
fehacientemente hacía el poder. La genealogía es comprendida como: 
 
 “Llamemos genealogía al acoplamiento de los conocimientos 
eruditos y las memorias locales, un acoplamiento que permite 
la constitución de un saber histórico de las luchas y la 
utilización de ese saber en las tácticas actuales”20. 
 
En este momento Foucault, está interesado en comprender cuáles 
tácticas y qué estrategias son las que permiten y promueven la 
existencia del poder. 
 
La genealogía aparece, pues, como aquella concepción que 
retoma el conjunto de saberes locales, fragmentados y 
ramificados en los cuales se atestigua la presencia del poder y 
de las formas de resistencia frente al mismo21 
 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
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  Garibay.	
  Foucault	
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En resumen, aunque en la hipótesis que guía el presente trabajo, el 
silencio es comprendido como un fenómeno discursivo, es decir: el 
silencio puede ser un discurso y no la nada, que puede constituir una 
manifestación concreta del poder, o por el contrario, resistirlo, se trata 
como se mencionó anteriormente únicamente de darle forma y 
consistencia a estos, no de demostrar cómo estas estrategias 
silenciosas constituyen a lo largo del tiempo saberes históricos o 
tácticas actuales de poder. En todo caso se intentó la construcción de 
un mapeo conceptual sobre el silencio. Por otro lado, si bien es cierto 
que los silencios en los términos que aquí se plantean cuentan con un 
alto componente y relación con el poder, ya sea para manifestarlo o 
resistirlo, es precisamente esta la razón por la cual la presente reflexión 
fue enmarcada en la etapa genealógica, sin embargo no constituye una 
razón suficiente para establecer un vinculo inmediato con el abordaje 
metodológico que el mismo Foucault plantea. 
 
 
 
CONCLUSIÓN: 
 
La construcción de una tipología del silencio cuenta con una relación 
más cercana con la etapa genealógica, primero porque el silencio se 
pensó en términos del poder. Una consecuencia casi natural fue el 
hecho de acudir para enriquecer este trabajo a las obras delimitadas 
como genealógicas, así fue como la noción de disciplina, emblemática 
de este periodo, adquirió un lugar central. Resultando así en la 
construcción de una tipología con varios silencios contrastados con el 
silencio típico ideal: silencio disciplinario (como constructo teórico sin 
contrastación empírica). De éste modo, se estableció el vinculo con la 
etapa genealógica. La disciplina constituye una tecnología del poder 
para producir, entre otras cosas, verdades, en este caso encarnada en 
sujetos obedientes. Es por ello que al llevar a cabo la breve revisión 
	
   33	
  
anterior, resulta evidente una relación profunda con la genealogía, sin 
que por ello deba de admitirse un vinculo metodológico inmediato. 
 
Tanto la arqueología como la genealogía constituyen temas e intereses 
centrales para Michel Foucault, sin embargo, en la exploración 
efectuada para la realización del presente trabajo no fue posible 
dilucidar puntualmente a qué se refiere Foucault y cómo se desarrolla el 
método arqueológico y el método genealógico. En este sentido, al no 
ser asequible, no fue posible plantearlo como un método apropiado 
para sobrellevar la carga metodológica que el presente trabajo implica. 
Por el contrario, la claridad del tipo ideal lo volvió la primera opción. En 
este sentido, fueron utilizadas las herramientas a mano, las conocidas, 
las más frescas y que por lo tanto resultaron más útiles a la hora de 
plantear un problema y una metodología para darle solución al mismo. 
 
Finalmente, la construcción de varios tipos de silencio, no supone 
necesariamente la construcción de una genealogía, ni de una 
arqueología, sino un primer acercamiento a los matices que contienen 
los silencios. Plantearse una genealogía del silencio o una arqueología 
significaría la elaboración de un trabajo de otro corte, y sobre todo de 
una complejidad mayor y de un compromiso univoco con Michel 
Foucault que no correspondería con el impulso inicial, relacionado con 
explorar al silencio, más que al autor. Si bien a lo largo del desarrollo 
del ensayo éste compromiso se fue evidenciando, no era la intención 
original. 
 
 
 
 
 
 
 
 
	
   34	
  
SEGUNDO CAPÍTULO 
 
El SILENCIO COMO FENÓMENO DISCURSIVO EN EL CONTEXTO DE LAS 
SOCIEDADES DISCIPLINARIAS. 
 
Los espacios a través de los cuales el silencio va a encontrar un asidero 
en la perspectiva de Michel Foucault son fundamentalmente tres, por un 
lado tenemos su noción de discurso, por el otro y como contexto, uno 
de sus desarrollos teóricos más importantes: la sociedad disciplinaria,finalmente entre sus intereses más populares y significativos: el poder. 
De tal modo que a partir de las nociones de discurso, disciplina y poder 
es posible establecer los parámetros generales del que está conformado 
el corpus teórico del autor, para lograr así un acercamiento al mismo, 
con el fin de anclar la hipótesis propuesta por este trabajo que gira en 
torno a la idea de que el silencio como fenómeno discursivo constituye 
una manifestación del poder o una forma de resistirlo en el contexto de 
las sociedades disciplinarias descritas por Foucault. Se entiende por 
fenómeno discursivo al conjunto de los intercambios comunicacionales 
entre los sujetos que generan sentido. 
 
Al autor le interesa retratar la forma en qué los sujetos están 
socialmente coaccionados por múltiples fuerzas, entre ellas, el 
discurso, la disciplina y el poder. Ahora bien, más que indagar sobre la 
composición de esas fuerzas, en los textos escogidos, da la impresión 
de que su objetivo principal es ilustrar los mecanismos y la formas que 
adoptan los sistemas de dominación en las sociedades modernas. 
Como corresponde a la etapa genealógica, también le interesa efectuar 
una descripción sobre el origen de ese nuevo sistema de opresión, de 
esa nueva técnica denominada por el disciplina. 
 
De tal forma que, tanto el discurso, como el poder y la disciplina 
conforman el cuerpo teórico que le permitirá al autor poner en el centro 
de la discusión su noción de sujeto, como ese que se encuentra 
	
   35	
  
profundamente influenciado, determinado y atravesado cotidianamente 
por el discurso, el poder y la disciplina, tanto que Foucault ve al sujeto 
moderno como producto de estas instancias, como un sujeto sujetado a 
ellas. 
 
Tanto discurso, como disciplina y poder se ven unidos por una 
serie de relaciones en constante tensión, en donde el discurso es un 
discurso disciplinario y por lo tanto estrechamente relacionado con el 
poder, así como las disciplinas se encuentran continuamente 
propagadas mediante discursos que tienen como fondo de desarrollo la 
relación entre el poder y el saber, porque para Foucault todo poder 
implica saber y la disciplina es una técnica moderna de poder que se 
expresa entre otros espacios, en el discurso. 
 
Desde la perspectiva foucaultiana el discurso aparece como esa 
estructura legitimada de lo que es correcto y apropiado decir. En este 
sentido, los silencios que acarrea consigo el discurso de alguna forma 
van definiendo grandes zonas de marginalidad, de tal modo que los 
silencios, son producidos también desde el discurso, en su calidad de 
deshechos, de aquello que el discurso no contiene. 
 
Este capítulo se divide en dos partes, la primera se encuentra 
orientada a aclarar el contexto teórico desde el que se plantea el 
desarrollo del conjunto general del trabajo, es decir: las sociedades 
disciplinarias. La segunda parte tiene como objetivo el establecimiento 
de los rasgos generales que adopta la relación entre silencio y discurso. 
 
 
 
 
 
 
 
	
   36	
  
PRIMERA PARTE: LAS SOCIEDADES DISCIPLINARIAS Y SUS SUJETOS 
 
LAS SOCIEDADES DISCIPLINARIAS 
 
La disciplina es un sistema general de dominación diferente de la 
esclavitud, de la domesticidad, del vasallaje, del ascetismo y de las 
disciplinas cercanas al modelo monástico. Debido a que en 
comparación con ellos, se encuentra profundamente marcada por la 
utilidad, la obediencia y el análisis, además de que se centra en el 
cuerpo. Según Foucault, la disciplina es: 
 
De forma global puede decirse que las disciplinas son unas 
técnicas para garantizar la ordenación de las multiplicidades 
humanas. Es cierto que no hay en esto nada de excepcional, 
ni aun de característico: a todo sistema de poder se le plantea 
el mismo problema. Pero lo propio de las disciplinas es que 
intentan definir respecto de las multiplicidades una táctica de 
poder que responde a tres criterios: hacer el ejercicio del 
poder lo menos costoso posible (económicamente, por el 
escaso gasto que acarrea; políticamente por su discreción, su 
poca exteriorización, su relativa invisibilidad, la escasa 
resistencia que suscita), hacer que los efectos de este poder 
social alcancen su máximo de intensidad y se extiendan lo 
más lejos posible, sin fracaso ni laguna; ligar en fin este 
crecimiento "económico" del poder y el rendimiento de los 
aparatos en el interior de los cuales se ejerce (ya sean los 
aparatos pedagógicos, militares, industriales, médicos), en 
suma aumentar a la vez la docilidad y la utilidad de todos los 
elementos del sistema.22 
 
El desarrollo del aparato disciplinario se da en el transcurso de los 
siglos XVII y XVIII. El vinculo que la disciplina establece con el cuerpo 
está orientado a la obediencia y a la utilidad, son estas las bases para la 
constitución de una política de la coerción sustentada en la 
corporalidad. 
 
Cuando hablamos de sociedades disciplinarias, lo hacemos 
refiriéndonos a un sistema general de dominación que produce sujetos 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
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  Michel	
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útiles y obedientes, utilizando ambas características como objetivos en 
la transformación de los cuerpos y de las conductas, proyecto de 
mutación hacía el que apunta la disciplina como técnica. Los orígenes 
de la tecnología disciplinaria se remontan al siglo XVII. La primera 
instancia en donde ejerce su dominio es en el cuerpo, sin embargo 
posteriormente con la propagación de la disciplina, una práctica que 
comenzó en el cuerpo gana territorio e inocula otros ámbitos de la vida 
social. 
 
El descubrimiento de la población es, al mismo tiempo que el 
descubrimiento del individuo y del cuerpo adiestrable [dressable], el otro 
núcleo tecnológico en torno al cual los procedimientos políticos de 
occidente se han transformado” (DE4, 193). • Hay que entender 
por “biopolítica” la manera en que, a partir del siglo XVIII, se buscó 
racionalizar los problemas planteados a la práctica gubernamental por los 
fenómenos propios de un conjunto de vivientes en cuanto población: salud, 
higiene, natalidad, longevidad, raza (DE3, 818). Esta nueva forma del 
poder se ocupará entonces de lo siguiente: 1) De la proporción de 
nacimientos, de decesos, de las tasas de reproducción, de la fecundidad de 
la población; en una palabra, de la demografía. 2) De las enfermedades 
endémicas: de la naturaleza, de la extensión, de la duración, de la 
intensidad de las enfermedades reinantes en la población; de la higiene 
pública. 3) De la vejez, de las enfermedades que dejan al individuo fuera 
del mercado del trabajo; también, entonces, de los seguros 
individuales y colectivos, de la jubilación. 4) De las relaciones con el medio 
geográfico, con el clima; del urbanismo y la ecología.23 
 
La disciplina produce y propaga técnicas de dominación, es decir, 
una nueva microfísica del poder: “La disciplina es una anatomía política 
del detalle.” 24 Que consiste entre otras cosas, en ordenar a los 
individuos en espacios conformados analíticamente, de ahí se deriva 
una de sus máximas, ordenar para analizar. Es pues, un procedimiento 
que atañe directamente tanto al espacio porque lo ordena y sistematiza, 
como al cuerpo en ese espacio, entre sus finalidades se encuentra la 
desaparición del caos de la masa. 
 
	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  	
  
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  Edgardo	
  Castro.	
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  Foucault.	
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  40	
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  Michel	
  Foucault.	
  Vigilar	
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  Castigar.	
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  prisión.	
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